#cocina cerrada
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Nos hemos encargado de actualizar esta cocina en Barcelona. Ahora tiene una disposición más funcional y cuenta con un equipamiento muy completo para empezar a usarse desde el primer día.
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¿¡QUÉ TÚ QUÉ ...!?
Unas cuántas horas después, Bruce y su fiel mayordomo Alfred Pennyworth, regresaban a la mansión. Primero fueron a ver a Grayson en la prisión, en primera para saber su situación actual y después para decirle sobre el estado de salud de sus dos hermanos menores. Luego de tardar más de veinte minutos en tranquilizarlo, le prometió que haría hasta lo imposible para sacarlo de ahí con su nombre limpio, y que lo mantendría al tanto de la salud de sus hermanos.
Por fortuna, tanto Jason como Tim Drake sólo estarían una noche en observación en el Hospital General de Gotham. Jason sólo tenía algunos raspones y una contusión media por aventarse de la motocicleta en la que viajaba para evitar ser aplastado. Y Tim había sido empujado sin querer de las escaleras por un par de estudiantes que estaban corriendo, logrando sólo obtener una fractura en el tobillo derecho. Cosa que pudo haber evitado de no estar caminando dormido.
Así que lo único que Bruce Wayne deseaba en ese momento, era tener una cena confortante y dormir hasta la mañana siguiente, sin preocupación alguna...
- Padre.-
Oh, no. Alzó la mirada sorprendido. Se había olvidado de su hijo menor. De Damian.
- Damian.-
Por la postura de su hijo biológico, Bruce sabía que se avecinaba una catástrofe, con la cuál no quería lidiar. Se hallaba cansado, preocupado por la situación del resto de sus muchachos, sólo quería comer y dormir.
*PAS*
Una puerta recién cerrada le hizo darse cuenta de que había una persona más.
- ¡Buenas tardes, señor Wayne!- Saludó muy animado el recién llegado.
- Jon.- Le sonrió muy apenas, mientras intentaba recordar si su hijo había mencionado algo sobre su visita.- Buenas tardes.-
- Ejem, ahora que ya intercambiaron cortesías.- Damian sacó una carpeta y se la entregó a su padre, a la vez que tomaba de la mano a su mejor amigo.- En vez de enfrascarnos en una inútil conversación, dejaré en claro que hace aproximadamente hora y media recién cumplida.- Miró el reloj de su muñeca.- Jonathan y yo hemos formalizado y consumido nuestro matrimonio por la vía civil.-
Decir que la boca se le cayó hasta el suelo era poco. Miró a su hijo de 16 años, cuya etapa de rebeldía iniciara apenas tuviera conciencia, luego revisó los documentos hallándolos en regla (Y por lo tanto, legales y legítimos), para por último ver de manera incrédula al amigo de su dolor de cabeza, de apenas 13 años.
Quién retrocedió un par de pasos ante aquella mirada, y se puso nervioso a jugar con sus dedos índices.
- Dami me dijo que me daría una caja de sopa instantánea si le decía que sí.- Se justificó el menor de los Kent.- ¿Estoy en problemas?-
Sólo había una pregunta rondando en la cabeza del hombre.
¿Porqué?
- Padre, ante tu insistente recordatorio sobre los límites de mis acciones en esta tu casa, he optado por cumplir una de las cláusulas que impusiste: ser mayor de edad, o cambiar mi estado civil de soltero a casado.- Respondió el joven Wayne recién casado a la pregunta silenciosa.
- ¡Les trajimos un poco de pastel!- Habló de la nada Jonathan, quien no parecía estar leyendo el ambiente del cuarto.- Dami quería de coco, pero el de limón estaba riquísimo.- Soltó la mano de Damian para dirigirse a la cocina.- De hecho, voy a comer un poquito más.-
Una vez que se quedaron solos, Bruce sólo pudo decir una cosa, que expresaba todo lo que tenía dentro.
- ¡DAMIAAAAAAAAAAN!-
Momentos después, una ambulancia se alejó de la Mansión Wayne.
- ¿Crees que tu papá se pondrá bien, Damian?- Preguntó algo preocupado Kent.
- Sí, no te preocupes, Habibi.- Le tomó de la mano y se la besó.- Ahora regresa a tu casa y vete a dormir. Nos veremos mañana.-
- De acuerdo.- Alzó el vuelo y se despidió agitando el brazo.- ¡Hasta mañana, Dami!-
- No olvides cepillarte los dientes.-
~*~BONUS~*~
Al día siguiente se reunieron ambas familias para discutir sobre la situación actual de sus hijos menores. Claro, si eso se le puede llamar a la pelea de perros y gatos entre Bruce Wayne y Lois Lane.
- Lois, Bruce. ¿No sería mejor tranquilizarnos?-
- ¡CÁLLATE CLARK/SMALLVILLE!- Le gritaron los dos.
El mencionado sólo se encogió en su asiento, viendo como se seguían gritando. Mientras Alfred se ponía a un lado de donde estaba sentado Damian, con una charola con té.
- ¿Está disfrutando el espectáculo, joven Damian?-
- Es una reunión familiar, Pennyworth.- Respondió en lo que se llevaba una taza de té a los labios.- La primera de muchas más.-
Jonathan, que se estaba devorando unas galletas, se volteó a todas partes y le susurró en voz baja a su esposo.
- ¿De qué espectáculo están hablando?-
~*~*~*~*~*~*~
Pasen un feliz inicio de año y les envío mis mejores deseos. 😃 No les envío dinero porque no tengo. 😅
:3 Fuera de eso, hoy es mi cumpleaños, 🎂 así que les dejo un cacho de pastel.🍰 No hay necesidad de nada ya que no sueño festejarlo porque literalmente nadie fuera de mi familia cercana y un amigo se acuerda. 🤣
¡Buen día! ;3
#damian wayne#jonathan samuel kent#jondami#dick grayson#fanfiction#jason todd#humor#bruce wayne#tim drake#alfred pennyworth#¡Jon y Damian están casados!
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Task Force 141 + König, Alejandro y Rudy x Lectora Hebria
Estás en la fiesta de Año Nuevo y has bebido demasiado… pero eso resultó en algo positivo.
Capitán Jhon Price.
Como es el líder, siente que su deber es llevarte a salvo, lo ve casi como una misión, “Escolta a T/n a casa”.
El dolor de cabeza es mínimo pero está allí, te mueves inquieta en la cama, no debiste tomar tanto, pero rara vez haces este tipo de cosas así que… ¿por qué no?, giraste otra vez tratando de encontrar una posición cómoda, pero era inutil, la claridad del día ya no te permitirá dormir.
-¿Cuanto más vas a retorcerte dormilona?- abres los ojos sorprendida.
-¡¿Capitan Price?!- te incorporas. Tu capitán está en tu casa… en tu habitación, en tu cama.. y sin camisa, pronto te das cuenta de que estás desnuda.
-¿Qué pasó anoche?- chillas levantando la sábana para cubrir tus pechos.
Price te mira con algo de diversión- ¿No te acuerdas?- una de sus manos viaja y se posa sobre tus labios, que están sensibles, no quieres ni sospechar porque.
Haces fuerza mental… y los recuerdos vienen en tropel, Price cargando tu cuerpo hasta tu apartamento, tu coqueteo descarado, la forma en la que le dijiste que te gustaba y qué querías que te jodiera toda la noche.
Con horror llevas las manos a tu cara, lo miras -Presentaré mi renuncia Señor, esto fue mi culpa, no hay necesidad de que los altos mandos se enteren.- Estás planeando a mil por hora cómo resolver este problema.
-Calmese soldado, acaso me ves molesto por lo que pasó… Era cuestión de tiempo para que la tensión sexual explotara.
-Capitán ¿no está molesto?- lo ves negar con la cabeza, su mirada baja a tus pechos cubiertos, -Anoche me llamabas Price, creo que aquí podemos saltarnos el formalismo del ejército no crees bombón.- Y con eso vuelven a tener una ronda de sexo, en la cual dijiste su nombre varias veces.
Que gran forma de comenzar el año.
Jhon “Soap” McTavish
-T/n deberías dejar de tomar, ya estás bastante borracha- Soap te quita la cerveza de la mano. Molesta se la quitas y tomar otro sorbo, -¡Oblígame Lavandina!- Alguien explota en risas detrás de ti y no puedes evitar reír, “Gaz tiene una risa contagiosa”
-Soap llévela a casa y cuide de que nuestra chica no haga estupideces- Price niega con la cabeza.
-Capitán noooo- te quejas. -Ya escuchaste las órdenes- Soap te saca del bar casi a rastras.
Abres los ojos viendo la luz del día filtrarse por las ventanas, te levantas y al sentarte das un pequeño jadeo, estas desnuda, no recuerdas quitarte la ropa anoche, pero estabas borracha así que, no importa, aun asi te parecio extraño.
El olor de panqueques hace que mires hacia la puerta de tu habitación, está abierta.. siempre duermes con la puerta cerrada y con llave, “¿otro error de borracha?” Miras la habitación todo parece normal, salvo que la cama está muy desordenada, y entonces lo ves en tu mesita de luz, un paquete de condones abierto.
Con solo la sábana sales disparada hacia donde sientes ruido y para tu sorpresa Jhon está en tu cocina, preparando el desayuno, lo miras y él se percata de tu presencia. -¡Ya despertaste!- viene a tu encuentro y te besa apasionadamente entonces lo recuerdas, anoche… todo lo que hicieron juntos.
-¿Qué está mal hermosa?- Soap pregunta.
-¿Sigo dormida? creo que estoy soñando, no pensé que te sintieras igual que yo-
Soap sonríe y te levanta dejando sobre la mesa -Sabes tengo hambre, creo que voy a conseguir una ración extra de miel antes de comer los panqueques- con eso hundió la cara entre tus piernas. Jadeas por que es como un fuego forestal disparandose en tu núcleo -Toda la que quieras- gritas entre jadeos.
Simon “Ghost” Riley
-¿Estás segura?, si comienzo no voy a detenerme y no hay vuelta atrás, recuerda que…
-Las elecciones tienen consecuencias, lo sé, quiero esto, ¡te he deseado desde hace mucho tiempo!- jadeas aferrándote a un hombre grande en una oscura habitación.
Con esas palabras en la mente despiertas, la luz apenas visible se cuela por una hendidura en la ventana. Te sentaste de golpe jadeante por el dolor que sentiste entre las piernas, era extraño, pero a la vez un dolor placentero. Tu mente está muy confundida, te quitas la sábana de encima, pronto ves marcas rojas por todo tu cuerpo, -¡¿Son mordidas?!- jadeas. De la nada alguien está encima tuyo, cuando giras y ves la máscara de Ghost, lo sabes, sabes lo que sucedió.
Pues bien, era un amante rudo y muy pasional.
-¿Y bien, continuamos donde lo dejamos anoche?- sientes su miembro duro contra tus nalgas.
-¡Si!- te dio una palmada fuerte en tu trasero- ¿Si… qué?- jadeas por el escozor y pronto te pones húmeda.
-¡Si, Teniente Ghost!- sus dedos viajan hasta tus húmedos pliegues y comienzan un masaje lento- Buena Chica- te encuentras jadeando y suplicando por su toque, y te lo da, no es nada mezquino cuando se trata de darte placer.
Kyle “Gaz” Garrik
Te despiertas acostada sobre algo cálido pero a la vez algo duro. Entonces siento unos brazos fuertes rodearte. Abres los ojos y ahí está, tu compañero de equipo Gaz, mirándote somnoliento y feliz. -Buen dia dulce- deja un beso en tu boca y te derrites contra el- Entonces… quieres que continuemos con esto… ver hasta dónde llegamos?- estás un poco demasiado felíz.
-Quiero que lleguemos hasta el final dulce, no soy de los que solo tienen cosas casuales, ¿qué dices?- Te levantas y te pones a horcajadas sobre su regazo- Digo que esta será mi nueva forma de iniciar el día, si es que te parece bien Gaz- sus manos aprietan tu cintura y comienza a moverse par sentir el calor de tu apretado núcleo- Kyle, aquí me llamaras Kyle- pone énfasis en sus palabras embistiendo más duro.
-Kyle… jodeme como anoche- -Copiado cielo- y lo hizo, tanto que tuvo que ayudarte a llegar al baño después.
König
Aunque estas borracha te das cuenta que a König no le gusta ni un poco el ambiente, se mantiene estoico, pero sabes que se está volviendo loco por dentro, lo tomas de la mano y lo sacas de la fiesta, el pobre hombre accede a tu capricho de ir a una fiesta, pero no podías quedarte ahí sabiendo que él era muy infeliz.
-Creí que querías quedarte ahí- te mira un poco confundido, pero no tenso como lo estaba dentro.
-No si eso te hace sentir incómodo, somos un equipo, ¡buenas y malas!- el alcohol sigue trabajando en tu sistema, te golpeas el pecho justo en el corazón dos veces, un saludo usual entre ustedes, pero te tambaleas y el te agarra antes de caer. Suspira, -Te llevaré a casa- tus pequeños pasos estaban empezando a molestarlo, ya que los suyos eran tremendamente más largos. Sin decirte nada, te levanto de golpe y te cargo sobre tu espalda.
Chillas por la altura, -No me sueltes o estaré muy enojada- pero no ayudas mucho ya que pataleas mientras ries.
-Nunca… voy a soltarte- König se ahoga un poco debajo de su barbijo y sudadera con capucha.
Llegas a casa donde él se encarga de que tomes algo de agua fría, busca una camiseta y pantalones para que te cambies.
-Wos, si así eres como amigo no me imagino como Novio…- tropezaste con tus palabras -¿cómo es que sigues soltero?, o ¿tienes una novia?, me pondré celosa porque te quiero pero soy cobarde para decirlo- te adheriste a él como un chicle al pavimento caliente- No tengas novia König, deja que haga mis movimientos para seducirte!!- antes de pensar un poco más ya estabas agarrandolo de los hombros para besarlo.
König estaba petrificado, si bien T/n estaba muy borracha, él creía cada palabra de lo que decía, las señales habían estado ahí desde hace mucho tiempo, pero nubladas por pensamientos negativos, el nunca se había atrevido a creer que podría tener una oportunidad con esta increíble mujer, dura como el acero en los combates y misiones en las que habían participado juntos, y al siguiente dulce y gentil cuando encontraban a un civil o aún rehén asustado que había quedado atrapado en el fuego cruzado.
No dejaría ir esta oportunidad. Abrazo la pequeña figura de T/n y la estrelló contra su pecho, el olor de su shampoo floto e hizo cosquillas en su nariz. Sus ojos fríos como el hielo se abrieron con una nueva determinación. La levantó en brazos y la acostó en la cama y se acostó a su lado tapándose con la manta. T/n se quedo dormida, König dejo una caricia en su mejilla, -No te preocupes Liebe,(amor) no podría enamorarme de alguien más, tu ya eres der Besitzer meines Herzens- (la dueña de mi corazón)
A la mañana siguiente, - ¡Lo siento!- T/n se disculpó con König -Tuviste que quedarte aquí viendo que no hiciera ninguna estupidez en mi estado ebrio, ¡Te recompensare!- König sonreía, apenas ya que no lo hacía a menudo, pero era una sonrisa genuina. -No te preocupes por eso klein (pequeña)- su mano grande dejó una caricia sobre su cabello.
Sonrojada T/n asintió -Ven preparemos el desayuno, es lo minimo que puedo ofrecerte- con el pasar de las horas König aprende a sonreír de manera más natural.
Alejandro Vargas
-¡Dame otro Tequila!- gritas extasiada, la felicidad proporcionada por el alcohol rugiendo en tus venas.
-Tranquila dulce- Alejandro trata de hacer que te sientes - Fue suficiente por esta noche- . Alejandro te llevo a tu habitación, como eras la única mujer en el equipo, tenías el privilegio de que tu habitación estaba separada de las otras.
Pero no lo era querías más alcohol, pero se te negaba, sin embargo tenías a este hombre contigo, y eso no lo ibas a desaprovechar, te quitaste la camiseta-
-¿Qué haces?- Te ríes por su cara de sorpresa.
-Se como me miras Alejandro, vamos dame una noche inolvidable- tus manos viajaron a su cinturón.
-No, señorita cálmese, te arrepentirás de esto por la mañana- Sigues tratando de hacer que se quite el cinturón.
-Se lo que quiero- -Estas ebria, ni hablar, duérmete, te veré en la mañana-
Decepcionada por ser rechazada te encuentras furiosa -¡Ni que estuvieras tan bueno!- Te acuestas enojada, y de algún modo te duermes.
Hay un ruido ensordecedor, como si los truenos chocaran contra tu puerta, te levantas, la bruma del alcohol desvanecida ahora, miras el reloj 7 de la mañana, marcan sus número rojos. "Será mejor que valga la pena es mi día libre" te quejas.
Cuando abres la puerta Alejandro se metió como un vendaval te agarro de las muñecas y te enjauló contra la pared con su cuerpo duro, pateó la puerta encerrandolos.
-¿Lo de anoche era verdad era producto del alcohol?
-Uh… lo de ¿anoche?- te acuerdas de tu patético intento de seducirlo -Bueno, el alcohol me dio valor para expresarlo de una forma torpe… pero no era broma- tus mejillas están rojas, te mueres de vergüenza.
-Gracias a Dios- con eso te besa como un hombre muerto de hambre, sus manos tocan todos los lugares correctos y tu te derrites contra el. “Gracias Tequila”
Rodolfo “Rudy” Parra
-Hey Cielito Lindo- Rudy toca tu hombro suavemente, estabas algo adormilada, la euforia del alcohol te abandono drenando tus energías.
-Umm Rudy?- apenas mantienes los ojos abiertos.
-Si, bonita, creo que estas fuera de combate, los chicos se fueron buscando más fiesta alentados por Alejandro- escuchas a Rudy moverse pero no puedes abrir los ojos para ver que hace.
En un momento te sientes pesada y al siguiente es como si flotaras en las nubes, confundida abres los ojos, tal vez así se siente entrar en coma etílico.
Pero nada de eso, Rudy estaba cargando en su brazos. -Rudy no!- lo miras con la boca abierta- Te lastimaras la espalda, bajame caminaré- te mueves un poco, pero te mareas y tu cabeza cae contra su hombro. Lo escuchas reír, y puedes oler su aroma, sudor, pero no desagradable, una esencia masculina, no puedes describirlo, pero ahí está.
-Eres tan ligero como un tamal- rie.
-¿Me estás comparando con una comida?- quieres parecer ofendida pero fallas.
-Los tamales son mis favoritos- te mira a los ojos y hay algo que se te escapa en su mirada.
-¿Acaso quieres devorarme como a un tamal Rudy?- una pregunta pícara escapa antes de que pudieras censurarla.
-Con todo mi ser Cielito Lindo- se para en seco… te mira y sus ojos están tan abiertos como los tuyos, de repente no tienes sueño, un oscuro deseo lo ha reemplazado.
-¿Es una broma?- preguntas sin aliento.
-¡Si!... pero si quieres no es una broma- traga con dificultad, nervioso por tu respuesta.
Rodeas su cuello con tus brazos- Muéstrame entonces cómo vas a devorarme- dejas un beso en sus labios, apenas un picotazo.
Rudy sonríe, muestra todos sus dientes en el proceso, te arroja sobre su hombro y sale corriendo en direcciona a su habitación
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"no, you can stay, I don't mind." con pedriii
“sólo por esta noche.” con pedri:
prompt: [no, you can stay, i don’t mind]
advertencia: lectora fem y un fluff re rancio.
odiabas los apagones.
y bien podría ser porque tenías un miedo incierto a la oscuridad, pero te costaba aún cuando ya eras algo grande para tener esa fobia en particular.
te encontrabas a ti misma mirando videos de horror en tu habitación, tenías todas las luces encendidas porque sabías que te daban miedo, pero no demasiado porque también sabías que tu roomie estaba ahí para ti.
aunque no todo podía recaer en tu compañero de apartamento, pedri, pues era un tanto frío y distante de vos.
así que cuando las luces de tu pieza se cortaron repentinamente y tu laptop se apagó de la nada, no dudaste en pegar un grito pequeño por culpa de la sorpresa.
tu habitación se sentía fría y solitaria, y comenzaste a recordar todo el contenido de los videos que habías visto hace unos momentos.
odiabas sentir miedo, pero era adictivo ver contenido de horror.
“¿qué hago ahora?” dijiste en voz baja más para vos que para alguien más. pensaste en ir a buscar velas pero te aterraba pasar por el pasillo de la cocina hasta la sala, donde se encontraban las velas.
así que hiciste lo más maduro que pudiste hacer. ir a buscar a pedri para que él te acompañara por las velas. si, eso era lo ideal.
por suerte sus piezas estaban una frente a la otra, así que te encaminaste con todo el valor que tenías y tocaste dos veces la puerta para ver si te abría.
“pasa” dijo sin más, y vos abriste para encontrarte con pura oscuridad.
lo único que iluminaba era la luz de la luna colándose por la ventana cerrada, pues el frío que hacía estaba tremendo.
“hola” dijiste aún parada bajo el marco de la puerta.
“hola.” su voz tan apagada y sin emoción te heló la sangre.
no sabías que decir, no sabías como confesar que le tenías un miedo terrible a la oscuridad.
“se ha ido la luz”
“si, lo sé, yo también tengo ojos”
por su contestación supiste que no estaba de joda, así que entraste de una vez por todas al cuarto y cerraste la puerta detrás de ti.
“quería saber si me podías acompañar a buscar unas velas…”
pedri te miró, luego miró al suelo y después otra vez a vos.
“están en el gabinete debajo de la televisión.”
pedri era tonto, pensabas, porque no entendía indirectas.
“si pero quería saber si vos podías venir conmigo para buscarlas.” le dijiste ahora en un tono más directo.
él solo parpadeó.
“¿por qué no vas tú sola?”
suspiraste pesadamente. “es que quiero que vayas tú conmigo.”
“¿por qué tan insistente? solo son velas, están a menos de cinco metros de ti, tan solo podrías dejar de perder el tiempo estando acá e ir a buscarlas de una vez por todas.”
tu paciencia estaba por acabarse. claramente tu compañero no quería ir contigo, pero tenías tanto miedo de que te saliera un scp que no dudaste en renegar en tu sitio.
“¿por favor?”
entonces notaste la sonrisa que se formó en su rostro cuando pronunciaste aquellas palabras.
“viste, era tan facil como decir ‘por favor’, andando.” se levantó de su cama para caminar junto a vos hasta la sala de estar.
todo estaba oscuro y tu mente no dejaba de imaginarse sombras y formas tétricas.
“¿puedo tomar tu mano?” preguntaste con la voz temblorosa. te daba vergüenza pero la dejabas a un lado por el miedo que tenías.
“no seas ridícula.” dijo y tu miraste al suelo por el rechazo que habías vivido.
pedri era un chico de pocas palabras y emociones duras. recuerdas la primera vez que lo viste en la facultad, él era del equipo de fútbol y vos tan solo eras nueva en la clase de fotografía. cuando te dejaron el deber de tomarle fotos a los deportistas, notaste a pedri como uno de los mejores en su área. luego buscaste un apartamento cerca de la universidad, y casualmente pedri estaba en busca de un roomie. al principio todo era difícil porque rara vez te dirigía la palabra, pero cuando comenzaste a cocinar para dos y no solo para vos, notaste que de a poco te agarraba confianza.
aún así no hablaba mucho.
“listo.” escuchaste la manera en la que cerró el gabinete, lo seguiste por su sombra hasta su habitación.
al entrar todo estaba nuevamente oscuro. esperaste parada a que pedri encendiera la vela y pronto, se hizo la luz.
“gracias” dijiste. ahora tenías luz para irte a tu habitación tranquilamente, pero no querías irte, ese era el problema.
aún con la vela te daba miedo, así que te hiciste un espacio en la cama de tu roomie.
“¿qué haces?” preguntó mirándote.
“me estoy sentando.”
“eso es obvio, pero, ¿por qué en mi cama? ya te encendí la vela…”
pensaste rápidamente en una excusa para quedarte. bien podrías haber dicho la verdad y decirle que necesitabas pasar más tiempo con él porque se te hacía la persona más interesante, inteligente y, bueno, atractivo.
pero no ibas a decir eso.
“uhm… es que hace como frío…”
entonces pasó lo que nunca te imaginaste que pasaría.
pedri te tomó por el brazo y te jaló hasta su costado, te acostó justo a su lado con una almohada bajo tu cabeza y te subió una de sus piernas sobre las tuyas. también aprovechó a taparte con su manta.
ahora estaban literalmente abrazados.
pasaron de 0 contacto a 100 de contacto. justo cuando pensabas que él te odiaba, los lugares cambiaron rápidamente.
“¿q-qué haces?” preguntaste en voz baja porque si hablabas normal estabas segura de que por la cercanía que tenían, lo dejarías sordo.
“dijiste que tenías frío.”
“oh.” te acurrucaste más en su pecho solamente aprovechando el abrazo. “gracias”
no te respondió, pero estabas nerviosa.
y cuando estabas con los nervios al tope, no sabías como cerrar la boca.
“¿sabes? pensé que me odiabas cuando llegue al apartamento pero ahora no siento eso, pienso que podríamos ser buenos amigos, digo, estamos todo el día acá y a ti te gusta la comida que hago, así que un día podríamos cocinar juntos…”
“deja de hablar”
“si, perdón”
entonces se hizo el silencio. lo único que podrías escuchar era la respiración de pedri mezclándose con la tuya. sus brazos medianamente fuertes te apretaban con fervor y su pierna un tanto pesada se enredaba con la tuya.
no podías cerrar los ojos.
pasaron unos cuantos minutos donde mirabas el techo buscando formas, pedri parecía estar tan tranquilo o bien, dormido.
entonces escuchaste como el microondas sonó, y luego la luz de la habitación se encendió por si sola.
sabías que era hora de volver a tu pieza, pues la luz había regresando.
“pedri” lo moviste, pero él solo se quejó. “hey, pedri” picaste su mejilla con tu mano libre y lo viste abrir los ojos un tanto perdido.
“¿qué pasa?” su voz ronca era sumamente atractiva. no pudiste dejarla pasar, y sabías que reinaría en tu mente todo el jodido mes.
“regresó la luz.”
“¿y eso qué? déjame dormir, estas cómoda.” dijo mientras se acomodaba en tu pecho, su cabeza justo en donde latía tu corazón tan fuerte por la cercanía.
“debo regresar a mi habitación, no quiero molestar.”
tomo tu mano congelada y la guardó en la suya más bien tibia. nunca rompió contacto contigo, su piel caliente irradiaba paz.
“no. puedes quedarte, no me molesta.”
asentiste sorprendida, su agarre se intensificó y podías escuchar su corazón latiendo tan fuerte y rápido que por un momento pensaste que los sentimientos eran mutuos.
lo más importante era que te dejó quedarte junto a él sin importarle que la luz había llegado.
“bien, gracias.” sonreíste. “tu también estás cómodo.”
“pero sólo por esta noche.”
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⛄Día Nevado⛄
Son las 9:03 am en el departamento. Hiro y Miguel están alistando sus cosas para un viaje de carretera que en palabras de Miguel "es para iniciar la búsqueda de la nieve que le robaron a San Fransokyo".
Hiro:- Miguel ¿Qué más nos falta?
A voltear hacia la cocina ve a Miguel que tiene un suéter esponjoso color crema y un dije dorado en forma de una flor de sakura colgando de su cuello... casi no se dió cuenta del trozo de queso en su boca.
Miguel:- Mmm.. creo que con estos burritos bastarán... Uuh te ves muy bien-.
Hiro también tiene un suéter café liso, un collar similar pero de forma de dahlia y una chamarra azúl oscuro. Al escuchar las palabras de Miguel sus mejillas se enrojecieron al instante.
Después se subieron al auto para comenzar su viaje. Cruzando las calles iluminadas por luces navideñas el cielo brilla por toda la ciudad hasta llegar a la carretera rodeada de maleza seca.
Miguel:- ¿Entonces iremos a Oregon?-.
Hiro:- Sip, son como 400 millas hasta allá-.
Miguel:- ¿Y porqué no hay nieve en San Fransokyo?-.
Hiro:- Es porque estamos cerca del océano pacifico, la zona nos juega en contra y además es un clima bastante húmedo por la bahía-.
Fueron 7 horas de camino pero finalmente llegaron al cruce a Oregon pero su alegría se vio interrumpida pues la carretera estaba cerrada por la nieve, esto jamás pasa en San Fransokyo pensó Hiro, pero eso no significaba que se irían sin tocar un poco de nieve así que se orillan rápidamente y salen abrigados.
Hiro ve el cielo, que a pesar de hacer frío el sol da un calor ligero. Él estaba apunto de tomar una foto pero recibe un golpe de una bola de nieve de parte de su novio mientras le sonríe de manera retadora algo que Hiro entendió rápido y se preparó para eso.
:- ¡Si te doy otra vez limpiarás el departamento por un mes!
Miguel:- A la cuenta de tres-.
Hiro:- Uno..-.
Miguel:- ¡Dos!...-.
Miguel y Hiro:- ¡TRES!
Ellos empiezan a aventar las bolas de nieve y esquivando las del otro hasta que Hiro se avalanza contra Miguel mientras se reían llenándose de nieve.
Miguel:- Chino eso es trampa-.
Hiro:~ ¿Y qué harás?~. Él lo besa sin dejarle responder, Miguel lo abraza con uno de sus brazos profundizando el beso mientras Hiro mete sus manos dentro de la chamarra ocasionando que Miguel lo bese con más intensidad. Saben bien que ya se han besado antes pero cada momento para ellos es especial desde el más simple al más sensual, pero se detuvieron para recobrar el aliento.
Al ver que empezaba a oscurecer regresaron al carro para volver a su hogar.
Hiro:- ¿Quién perdió la pelea?
Miguel:- Bueno tu fuiste el primero que recibió la bola.. así que tú perdiste-.
Hiro:- ¿Enserio? Pero ni siquiera habíamos empezado-.
Miguel:- (ríe) Empieza desde que te la aventé, pero ¿Porqué no lo hiciste cuando me besaste?
Hiro:- Digamos que me dejé llevar.. pero bueno, acepto el castigo-.
Miguel:- O lo puedes repetir y solo tendrías que hacerlo por una semana... Sí quieres
Ellos se vieron de forma coqueta mientras suena Never Apart de Benny en la radio. Llegaron tarde a casa y Miguel estaba hambriento, nada que una pasta a la boloñesa con verduras para apaciguarla y en unos minutos están comiendo durante ven películas.
Más tarde se oye los fuegos artificiales, ya es navidad. Miguel y Hiro terminaron de desearle felices fiestas a sus familiares y colgaron la llamada. Ya no quedaba más por hacer.
Hiro se acerca entrelazando sus brazos en su nuca y Miguel en su cintura.
Hiro:- Feliz navidad Miguel-.
Miguel:- Feliz navidad-.
Él comienza a besar uno de sus ojos y lo carga hasta que escucha a Hiro en su oído.
Hiro:~¿Aún quieres que te bese?
Miguel asiente que empieza a besar su boca y el cuello donde al mismo tiempo se dirige a la habitación para seguir con la noche.
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En diciembre de 2003 ofrece esta imagen en la cocina de su casa, mientras sostiene un trapo en sus manos. Ella viste una camisa de lunares, escotada y cerrada por un nudo, unos jeans, que combina dos tipos de tejidos, con el pelo recogido y mirada un poco triste.
Milena en agosto del 2003 fue madre por segunda vez, toda una gran noticia, y ofrecerle la más importante de las enhorabuenas.
Su imagen muestra lo orgullosa de la situación, y su cuerpo es una muestra de ese periodo, con la tensión de sus pechos y las estrias de su vientre, pero ella mantiene una fuerte personalidad.
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quiero tomar la manaos de pomelo que está en la heladera, pero lo que pasa es que yo tengo una pieza aparte y para ir al resto de la casa normalmente tengo que cruzar el patio trasero y abrir la puerta que está cerrada con llave que da a la cocina (que da al patio trasero). Bueno, pasa que la cerradura de esa puerta se rompe 2 veces al año, y justamente esta es una de ellas, así que para entrar a mi casa, ahora tengo que ir por el pasillo que da a la calle y entrar por la puerta principal (una de las puertas principales, las que dan a la calle, por lo tanto me tengo que vestir no vaya a ser que me vean los vecinos), caminar por 2 piezas vacías hasta la cocina, y ahí recién puedo tomar mi manaos de pomelo. Tengo que hacer todo esto a las 3 AM.
como les dije, mi casa fue construida por minotauros
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Oviedo
Después de Lugo, con un pasajero menos, dejamos finalmente Galicia y partimos rumbo a Asturias, precisamente, a Oviedo. El viaje fue largo, o al menos así se sintió, quizás por la recién adquirida ausencia de Harshil. La llegada a la ciudad fue fácil, al igual que encontrar un parking cercano al alojamiento. Llegamos, dejamos el equipaje y enfilamos hacia el parque, donde nos esperaba el guía del free tour que reservamos sobre historias misteriosas de la ciudad.
Las historias que nos contó fueron variadas, y en líneas generales estuvo muy bueno. Mi parte favorita fue la de la breve historia sobre mitología asturiana. Según comentó el guía, la región asturiana forma parte del denominado arco atlántico europeo, área donde se pueden encontrar rasgos fuertes de la cultura celta. Este dato probablemente bien sabido por usted, querido lector, fue bastante novedoso para mí, nieta de un hijo de Andalucía, tierra esencialmente unificada y española; y alumna de un colegio que orientaba la enseñanza a partir de la historia del imperio romano "el que se extendió hasta bretaña y cayó ante los bárbaros" (sin mucho más detalle) y me llevó a saltar de occidente a oriente en el 346, para después volver, cuando cae este último, a retomar un proceso consolidado de más de mil años. En este contexto, nada aprendí sobre la cultura del norte de España, los pueblos que habitaron la Galia, ni mucho menos sobre la cultura celta. Por eso en mi marco teórico celta era sinónimo de tres cosas: irlandeses, gaitas y el equipo de Larry Bird. Jamás lo había relacionado con España, tierra de romanos, de moros y cristianos y de conquistadores. Pero claro, después uno recuerda a Julio César y la Galia, de ahí salta a Gales, un paso más allá se encuentra con Galicia y de repente todo empieza a cobrar sentido. Lo que se dice atar cabos, vamos. Lo cierto es que esta obviedad para muchos me generó una gran sorpresa, porque la España católica, heredera del imperio, defensora de una de las más potentes lenguas romances, nemesis de los moros, inquisidora e imperialista, se transformó en un reino multicultural, con dialectos complejos, druidas, desembarcos vikingos y celebraciones paganas. Y así fue como comprendí que el recorte del plan de estudios de mi educación secundaria me generó menudo bache y yo ni enterada jaja (un bache, además, bastante funcional a la visión franquista de la historia española). En fin, más vale aprender tarde que nunca.
Entre los aspectos más relevantes de los rasgos celtas presentes en Asturias, el guía nombró la antigua adoración de dioses como Taranu (Thor), Beleno y Ñuberu; la celebración de festividades paganas, como el Samaín, un antecedente del actual Halloween; la creencia en simbología y talismanes de protección; y la música tradicional con gaitas y violines. Un mundo nuevo que me gustaría investigar más adelante.
Cerca de la una de la madrugada terminamos el recorrido y quisimos ir a comer porque estábamos famélicas, además yo estaba obsesionada con tomar sidra escanciada en una sidreria, así que arrancamos para el polo gastronómico del centro del casco antiguo. Tamaña decepción cuando nos rebotaron barcito tras barcito a la voz de "está cerrada la cocina". Cansadas, hambrientas y, en mi caso por consiguiente un poco chinchuda, decidimos insistir en una hamburguesería antes de rajar para McDonalds, con el mismo resultado. Sin embargo, un grupo de chicas mayoritariamente colombianas nos escuchó implorando referencias de un lugar para comer y se apiadó de nosotras. Nos dijeron que en Tierra Astur la cocina cerraba a la 1.30, por lo que podíamos probar suerte allí. Tras un par de intentos fallidos de indicarnos como llegar, decidieron acompañarnos. Estaban vestidas para salir y se notaba que tenían mas giras que los rolling stones, fiel a sus raices paisa. Al llegar al lugar, nos acompañaron a hablar con el personal de la entrada y haciendo uso de sus contactos nocturnos nos consiguieron una mesa sin reserva. Les agradecimos con el corazón y el estómago y nos sentamos rapidito en la última mesa disponible para comer a esa hora. Los mozos tendieron la mesa de mal humor y nos tomaron el pedido más rápido que inmediatamente. A los cinco minutos cayeron con la sidra y nos la escaciaron; a los siete trayeron la comida y por poco nos la cortan y nos la dan de comer en la boca para que terminaramos rápido. A los treinta, ya habíamos terminado todo. Del 1 al 10, comimos un 6,50...7. Nada del otro mundo, los sabores demasiado fuertes, en fin, para nuestro gusto, Asturias salió perdiendo por goleada la batalla gastronómica con Galicia.
Agotadísimas volvimos al hostel y nos acostamos a dormir. Al día siguiente desayunamos en un cafecito divino y exquisito frente al parque, llamado Santagloria, y partimos hacia Santillana del Mar.
Mañana les cuento cómo siguió la jodita.
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§ 3.186. Lola (Bigas Luna, 1986)
Obsesivo viaje al fondo de la depravación personal de una mujer que se cree enamorada pero sólo está subyugada por el sexo con una violento y borracho hijo de puta. Su liberación personal traerá consecuencias.
Temática luego repetida por el cine español, con mayores o menores variaciones, con desigual fortuna. Pero Luna ya ensayaba esta vía, luego tan fructífera, aunque le da un aire de thriller moderno que hace más ligera la cinta, menos espesa, convirtiéndola, en definitiva, en una cinta más. No le falta personalidad, pero no tiene el impacto que tienes otras cintas suyas.
Violenta y por momentos salvaje, con un gusto desagradable. Me sorprende que Ángela Molina se brindase a realizar esta cinta. Ella, gran señora del cine, musa de tantos directores y espectadores. Pero supongo que sería un reto.
Lo que es inconfundible en Luna es la narración costumbrista y esos detalles que hacen reconocible a España en cualquier película: el vaso de café, las gordas paseando, los paisajes cerrados y poco arbolados, secos e inmanejables, la cocina salvaje y descarnada a la plancha, las cafeterías alicatadas desde el suelo al techo en azulejos oscuros, etc. Muy reconocible. Un retrato algo provinciano de una ciudad que adquirió su cosmopolitismo por esa época. Ahora, en el tiempo en que se sitúa la película, estaba a medio camino entre esa tradición cerrada y postfranquista y la modernidad absoluta que más tarde adquiriría.
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El sujeto que sólo contaba historias tristes
Capítulo 4: Borrador
El apartamento de Alex podría describirse cómo cualquier apartamento de soltero. Tenía un enorme sofá en medio de la sala adornado con dos sillones pequeños a los costados; un televisor enorme que parecía que en cualquier momento iba a quebrar el pequeño taburete de madera que lo sostenía; una pequeña mesa al centro, que servía como comedor las veces en las que se quedaba ahí; un baño pequeño pero que al mismo tiempo se veía demasiado lujoso; una habitación un poco desordenada y una cocina que abarcaba casi la mitad del lugar.
Lo que me gustaba de su apartamento es que en la sala había un gran ventanal con vista hacia la calle. Para Alex no era la gran cosa e incluso hubo un tiempo en donde mantenía las cortinas cerradas, pero en cuanto mencioné la espléndida vista que había al atardecer, dejó de cubrir la ventana. Si bien todas estas cosas suenan un poco caóticas al momento de describirlas, lo cierto es que todo ese ambiente guardaba cierta armonía gracias a qué él es un maniático del orden. Incluso el más insignificante envoltorio de chocolate estaba correctamente depositado en la basura. Me da un poco de vergüenza admitirlo pero yo no soy ese tipo de persona; mi departamento, por otro lado, es un laberinto para llegar a la puerta de entrada desde mi habitación. Por supuesto que sí procuro mantenerlo limpio, pero mi estilo de vida ajetreado no me permite enfocarme completamente a los cuidados del hogar. Para ello de vez en cuando contrato un servicio de limpieza que ofrece mi casero.
-¿Quieres algo de beber?- La voz de Alex, quién estaba en la cocina, me trajo de vuelta a la realidad. - Un poco de agua estaría bien- respondí titubeante, ya que me había tomado completamente desprevenido.
Después de un rato, Alex se acercaba con dos vasos, uno con agua y otro con wisky. -Entonces... ¿Qué te pareció la señorita Sylvia?- Dijo a medida que se acomodaba en un sillón. Yo no entendí esa pregunta, y por lo visto se reflejaba en mi cara, ya que volvió a replantear la pregunta. -Dime, ¿Cuál fue tu primera impresión de ella?- Al oír eso, mil imágenes pasaban por mi mente pero ninguna se concretaba en palabras, creo que las más precisa fue... -Dominante.- respondí. Las cejas de Alex se arquearon -¡Vaya!... Esa no era la respuesta que esperaba, jaja- -¿Pues qué quieres que te diga? Ella llegó ordenando aquí, ordenando allá y luego clavó sus ojos en mi... Poco faltaba para que me apuntara con un arma.- Ante ésto se echó a reír. -Hombre, te estoy diciendo la verdad, otro ya hubiera corrido despavorido.- -Y supongo que TÚ no tuviste miedo.- -Obviamente no.- Sólo un poco. -¿Pero entonces que tal te fue? ¿Vas a aceptar firmar con la editorial?- -Agh déjame en paz, apenas acabo de salir de ahí.- -Yo sólo te advierto que ellos no son del tipo de personas que puedes dejar en espera por mucho tiempo... Y menos a Sylvia.- -¿Por qué lo dices?- -... -¡Oye respóndeme!- -Mejor veamos el partido de ésta noche, hoy juega el equipo local.- -¡Alex Summers responde!.- Después de eso pasamos el resto de la tarde los 3 viendo el partido de fútbol. Si bien todo fue muy alegre y tranquilo, noté cierta distancia del chico hacia mí, probablemente porque pensó que era el verdadero hermano de Alex y se sentía apenado por aquel momento bochornoso.
El partido terminó y cuando menos esperé ya era de noche. Me despedí de Alex y Damian y salí a tomar un taxi.
Llegando a mi departamento tomé una ducha y me puse la pijama, pero no tenía sueño. Me quedé acostado en la cama viendo hacia el techo, analizando los eventos ocurridos el día de hoy. No estaba seguro de qué decisión tomar y eso me provocaba una enorme ansiedad. ¿Y si no es lo que esperaba? ¿Y si resulta ser una perdida de tiempo? ¿Y si lo termino odiando? Eran pensamientos que daban vueltas por mi cabeza. Nunca había tenido un sentimiento de indecisión tan grande. Mi futuro dependía de una sola respuesta y eso me aterraba. Una parte de mí quería seguir en la seguridad de la monotonía, pero otra parte quería saber qué es lo que podría suceder si accedía a firmar. Nunca pensé que mis historias podrían llegar a interesarle a alguien más que no sean mis amigos o mis familiares. - Que patético eres Aaron, incluso Alex se dio cuenta que tienes miedo.- Repetí para mí mismo.
Honestamente la escritura no es para mí nada más que un hobby. Me gusta crear historias tomando como inspiración la cotidianidad, las charlas de la ciudad. El llevar esas historias a un libro es algo que nunca me cruzó por la mente. Ahora que tenía que enfrentar los frutos de mis actos, me quedé paralizado. Todo aquello de lo que tenía control se ha descontrolado.
Sabía que ésta era una oportunidad que tal vez no volvería a ver en mi vida pero también era consciente de las posibles consecuencias una vez tomada mi decisión; pero estaba horrorizado, el fracaso es algo que no me podía permitir.
Siempre he sido alguien extremadamente perfeccionista. Incluso para conseguir mi empleo, tuve que competir contra muchas personas.
Perfecto... Todo debía ser perfecto; sin eso mi mundo se iba al carajo. A pesar de ser consciente de mi actitud nociva hacía mí mismo, no me importaba. Dependía de la perfección para no derrumbarme. Es lo único que me mantuvo de pie como adulto funcional durante mucho tiempo.
Es casi irónico el hecho de que en la mayoría de mis historias, mis personajes son seres imperfectos; llenos de demonios y de moralidad dudosa. Tal vez sea porque en el fondo eso es lo que quiero para mí: imperfección. Estaba cansado y agotado de hacer las cosas perfectamente... Siguiendo las reglas. Quería salirme del molde, pero mi miedo hacia lo desconocido se apoderaba más de mí.
Cuando pensaba más en ésto, pude sentir como un gran peso oprimía mi pecho. Por más que me cubría con las cobijas, seguía sintiendo frío. Mis dientes castañeaban y mi cuerpo no paraba de temblar. Cada vez me costaba respirar, sentí que iba a morir. De pronto, una lágrima rodó por mi mejilla, seguido de ésta, un caudal comenzó a fluir.
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SUEÑO 08/12/2023
Ya estoy en medio de grabaciones, pensamientos, estudios y demás...y creí que podría guardar este sueño para mí, aunque la verdad mejor lo comparto:
Al principio fue algo raro, como una sucesión de salir y visitar muchos lugares, mucho recorrido, muchas personas, con lo cual no estoy acostumbrada a socializar, y muchísimo menos en los últimos largos años, así que estaba como en una situación de aprieto incluso. Recordé que no tenía donde vivir, y estaba tan estresada, sin fuerzas ni esperanzas de encontrar algo que realmente me gustara, que simplemente opté por el último lugar que ví. Era un monoambiente recién pintado, que tenía unos muebles de estante, mesa y una silla muy viejas, con las cosas bastante rotas, no tenía ni cocina ni heladera ni cama, pero era el lugar menos sucio que había visto. Y como tampoco iba a tener para siquiera adquirir una escoba y así, decidí por pagarlo en el momento y el señor se fue rápidamente, dejándome la llave. Había luz, y algo de internet, no llegaba muy bien la señal pero estaba funcional. El baño no siquiera llegué a entrar a verlo, sólo quería llevar mis cosas y estar tranquila de una buena vez.
Entonces, noté que era amplio, pero era todo un sólo ambiente, y había un ventanal con ventanas divididas en cuadrados de vidrio, que se abrían de a dos partes. Y una pequeña al costado donde estaba la bacha como quien diría, de la cocina, pero no se notaba porque no había mucho más que eso. El lugar estaba en un primer piso y daba hacia el patio de una casa interna, y ese edificio no tenía muchos pisos, eran 2 o 3 como mucho. Habían algunos perros que cada tanto, se los oia o desde medio lejos, cómo casi que desde el techo superior. Y unos gatos en el patio de abajo, dónde también había un árbol en un costado junto a la galería. Realmente no había acceso allí, sólo la vista. Entonces, ya teniendo mí valija ahí, no tenía más, y entrando la noche, decidí querer salir por provisiones, al menos sentí que debía comer, pero realmente no tengo hambre física. Entonces noté que como había dejado la luz apagada, entraba el reflejo de la luz de la casa justamente alado, no necesito mucha luz y además porque no tenía cortinas. Entonces, me acerco a la puerta, y noté que la había dejado mal cerrada, la empujó y estaba abierta. Meto la llave y está gira y gira y gira...pero no cierra. Honestamente, empecé a perder más que la cabeza. No iba a tener ningún tipo de privacidad..? Cómo no me di cuenta que no cerraba bien eso, antes..?? Tan tonta soy...blablabl...
Y en eso, recibo un mensaje, alguien importante para mí. Estás ahí, te sueño constantemente. Y me dice que va a venir a cuidarme hasta que arregle eso. Me quedo tranquila. Lo espero. Prendí la luz para buscar unas cosas y bañarme, y cuando estaba por meterme a la ducha, explota el foco. Me quedo en penumbras, pero no me molesta porque como el departamento era el único en ese subpiso, nadie más estaba en ese piso realmente, y se escuchaba todo debido al eco que genera el vacío.
Entiendes? Nuestros vacíos generan ecos: por eso te oigo, te escucho dormida, te siento, te percibo. Esto no es paranoia. Es conexión con esos latidos que tajantes, retumban en medio de dos pechos perdidos y abrumados. Entonces, llegaste, y...
Ya sabes
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Cap 24
25/3/2018, 4:43, Yecla [Domingo]
Jorge se despertó en mitad de la noche, había escuchado un ruido que venía del pasillo, el hombre se levantó de su cama y se puso las gafas que descansaban sobre la mesita de noche
El hombre de pelo castaño y poco más de cuarenta años se levantó y caminó por el pasillo, tan oscuro como la boca del lobo, al otro lado del pasillo podía ver la puerta de cristal y madera cerrada, con una luz tenue encendida dentro de la habitación
Jorge suspiró mientras abría la puerta con cuidado, entrando al salón, la gran televisión estaba encendida, o más bien el ordenador lo estaba, mostraba una pestaña de Google abierta, sin nada escrito en la barra de búsqueda, pero podía ver que las pestañas abiertas estaban plagadas con las palabras leyes, juicio y declarar
El hombre miró el sofá, sentado en él y con los ojos cerrados se encontraba un chico de pelo castaño oscuro, no muy alto, con algo de peso extra en sus caderas debido al poco ejercicio que hacía normalmente, Jorge sonrió al ver a su hijo durmiendo, sabía lo nervioso que había estado después de la visita de aquella mujer la tarde anterior, también le parecía demasiado apresurado
Es decir, ¿qué clase de abogado va a hablar con uno de sus testigos para preparar una defensa el día antes de que el juicio empiece? Pues parecía que Isabel era ese tipo de abogada
Jorge apagó la televisión usando el mando y con cuidado levantó a su hijo, decidiendo en ese mismo momento que lo volvería a apuntar a natación cuando todo lo de sus amigos pasara, seguía preguntándose como es que su prima Marina se había casado con ese monstruo
El hombre dejó al chico en su habitación antes de irse a dormir de nuevo
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Tobías abrió los ojos para encontrarse en la cocina, el olor de la comida en la vitrocerámica se esparcía por toda la casa, en su mano, un libro cerrado y frente a él, una mujer cocinaba, el chico podía reconocer su espalda en cualquier lugar
Pelo rizado y castaño, corto pero que brillaba gracias a la luz que entraba por la ventana y una figura que a pesar de haber dado a luz tres veces seguía igual que en las fotos antiguas que había visto, Tobías no pudo evitar que sus ojos se humedecieran antes de dejar el libro en la bancada para abrazar a la mujer mientras cocinaba
María se puso rígida cuando notó el contacto inesperado, pero al notar las manos de su hijo rodeándola sonrió antes de acariciarle el pelo
-Mamá-dijo Tobías, sintiendo los dedos de su madre enredarse con su pelo largo tras meses sin cortarlo- te echo de menos - murmuró el chico, la mujer dejó la sartén en el fuego y se agachó para mirar a su hijo a los ojos, una sonrisa triste adornando su rostro
-Has crecido mucho - dijo la mujer, secando la lágrima que se deslizaba por la mejilla de su hijo, pero Tobías estaba seguro de que no había crecido nada en el tiempo que llevaba sin sus padres y hermanas, quería hablar, pero las palabras no salían de su boca
La mujer acomodó un mechón de pelo de su hijo tras su oreja antes de darle un beso en la frente
-Tus amigos son tu nueva manada- susurró la mujer a los oídos de su hijo - Cuídalos- Tobías asintió, lágrimas cayendo de sus ojos enrojecidos -Y trae a Helena, quiero conocer a mi Nuera- la mujer sonrió antes de que todo se volviera negro alrededor del chico
Una luz iluminaba la oscuridad desde arriba, como si fuera el actor principal de una obra de teatro, Tobías miró a su alrededor en busca de su madre, aún notaba la humedad de las lágrimas en sus mejillas
Otra luz se iluminó tras un ruido mecánico y Tobías pudo ver una cadena plateada flotando bajo la luz del segundo foco, el chico extendió su mano para agarrarla, pero antes de que pudiera tocarla todo desapareció
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7:21, Yecla
Tobías se llevó su mano a las mejillas, aún mojadas, notaba sus ojos cansados, el chico se incorporó en la cama y se destapó, una mirada a su teléfono le comunicó que le faltaban diez minutos para despertar
El chico suspiró, sopesando en la oscuridad si volvía a dormir por el tiempo que le quedaba o se levantaba, la ganadora fue esta última opción, así que puso sus pies descalzos en el suelo frío y se puso en pie, Tobías solo recordaba la cadena flotando, no sabía que significaba, mucho menos porqué había despertado llorando, pero sabía que era un día muy importante, no podía permitirse fallos, Lukas y José dependían de ello
El chico encendió la luz de la habitación y miró a la estantería al otro lado de la habitación en busca de su kwami, el pequeño halcón había empezado a dormir en una cesta de mimbre que su abuela le había traído, pero había desaparecido, no es que fuera raro, de hecho lo raro era estar levantado tan pronto en un domingo
Tobías se acercó a la silla y tomó la ropa que había doblada sobre ella, eran unos pantalones negros y una camisa granate que su abuela habia desenterrado de algún armario el dia anterior al enterarse de lo que pasaría ese domingo
Isabel había aparecido el día anterior con una noticia importante, el juicio de Pedro, el padre de Lukas y José sería al día siguiente y necesitaba que tanto su abuelo como él testificaran en su contra, Tobías había aceptado sin pensarlo, no iba a dejar que la persona que había hecho daño a sus amigos se fuera de rositas
Su abuelo llegó a preguntar a la mujer Porqué no había aparecido antes para avisarles, resultó ser que la jueza solo había convocado el juicio el miércoles de la semana anterior, dejando que todos sus planes anteriores se paralizaran para preparar este caso en especial
Cuando su explicación terminó, la pareja abuelo-nieto comenzó su entrenamiento sobre cómo contestar a las preguntas que les hiciera el abogado de Pedro, acabaron cerca de la una y media y la mujer tuvo que irse para hablar con Diego, Tobías no gastó tiempo antes de mandar un mensaje a todo el grupo con la información que acababa de recibir
[El juicio de Pedro será en el juzgado a las 12 mañana, que vengan los que puedan]
Tobías recordó con una sonrisa la avalancha de mensajes con preguntas y todas las respuestas que tuvo que dar mientras se ponía la camisa granate y doblaba el cuello para que este quedara decente
El chico se puso los zapatos negros que solía usar para ir a misa y salió de la habitación mientras intentaba acomodar su muñequera bajo la manga de la camisa, misión que le estaba costando debido a la rigidez de esta ultima
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7:57
Diego se levantó preguntándose donde estaba, estaba seguro de que se había quedado dormido en el sofá mientras investigaba sobre como funcionaba un juicio de este tipo
Cuando la abogada de los gemelos había aparecido llamando a su timbre la tarde del día anterior ya estaba nervioso, no porque no supiera que fuera a ir a hacerle preguntas y prepararlo como testigo, Tobías había dejado claro que la abogada iría a verlo, sino porque la sesión de preguntas y respuestas en el grupo de WhatsApp lo había dejado excepcionalmente nervioso por toda la situación, sobretodo por sus amigos
Diego se levantó de su cama, le dolía el cuello, no era nuevo, su postura no siempre era la mejor, ni al dormir ni para nada, aunque solía molestar a Tobías sobre la suya cuando se olvidaba de sentarse bien en la silla, abrió la puerta de su habitación y salió, aún llevaba puesta la ropa del día anterior, no se había cambiado para hacer su investigación personal y su padre tampoco lo habría hecho después de llevarlo a la cama
-Buenos días- dijo el chico saliendo al salón para entrar en la cocina, donde podía escuchar los ruidos de su padre haciendo el desayuno, normalmente solo hacía tostadas, pero cuando el chico miró la encimera se dió cuenta de que su padre estaba haciendo crepes
-Buenos días - saludó Jorge, mirando a su hijo con sus ojos marrones, el hombre de pelo castaño llevaba sus gafas de pasta negra puestas, su pijama aún colgaba de su cuerpo y el delantal negro que llevaba estaba salpicado con pequeñas manchas de harina y aceite -¿Dormiste bien?- preguntó el hombre, Diego se sentó en la una silla de la pequeña mesa de la cocina con un suspiro
-Si- dijo el chico, mirando el tarro de cristal medio lleno de almendras que había sobre la mesa -¿No es muy pronto para hacer los crepes?- preguntó el chico, Jorge lo miró y sonrió
-Tienes que empezar bien el día -dijo el hombre -Además, yo no dormí bien y quería hacer algo que me despejara la cabeza, el hombre con ayuda de una paleta de madera quitó el crepe de la sartén y lo dejó sobre un plato, Diego no pudo evitar ver que el plato estaba ya lleno a rebosar de los deliciosos crepes de su padre
-Te estás pasando otra vez - dijo el chico, viendo que la jarra de cristal que contenía la masa líquida para hacer los crepes aún estaba por los tres cuartos
-Lo sé, pero no quiero dejar esto así - contestó Jorge
-Entonces haz dos más, si faltan haces más, y si no pues las guardamos , después de todo no tenemos clase esta semana, seguro que Alberto querrá algo bueno para desayunar- dijo el chico - por cierto, ¿Cuándo viene?
-Como esta semana santa empieza y acaba domingo el jueves vendrá - dijo el hombre, antes de mirar a su hijo- deberías ducharte y ponerte algo arreglado para ir al juicio - dijo Jorge
-No se si me vendrá algún polo de los del año pasado - dijo el chico, jorge suspiró
-Yo te dejaré uno mío - dijo el hombre - pero ve a arreglarte anda, lo de hoy es importante
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El Codelo llevaba tres años viviendo en la calle Festival, aunque en aquel entonces todavía no era el Codelo, en ese departamento alfombrado y con aire acondicionado y cocina totalmente equipada, adaptable a las necesidades del hombre genérico de mediana edad que era el Codelo pero que podría haber sido otro, cualquier médico, ingeniero, piloto o agente fronterizo, un departamento decorado en tonos grises, cafés, marrones y beige, sobre todo beige, con persianas americanas, a las cuales por supuesto el Codelo no llamaba americanas, y ventanas antirreflejantes.
¿Qué les pareció mi uso de las subordinadas? Estoy experimentando en técnica, ahorita le paso un trapito al párrafo.
(“Ahorita”, “trapito”, recursos que relajan y distienden, que abonan a la oralidad).
Llevaba tres años viviendo en Festival, de los cuales uno entero lo había pasado encerrado por la pandemia, siendo sus únicas salidas del cuarto al baño y del baño a la mesita que había acondicionado como oficina, persianas cerradas y focos encendidos, cuando me invitó a pasar con él una semana que se convirtió en dos años; así es como me gusta relatarlo aunque en estricto sentido es una mentirota: en Festival no duramos ni dos semanas, de inmediato comenzamos la búsqueda de un departamento acorde con las necesidades nuevas, las mías, y las nuevas suyas que eran complacer las mías; así son siempre las cosas en los inicios, mi casa tu casa, mi felicidad tu felicidad. Mis necesidades, cabe decir, eran bastante sencillas: básicamente luz natural y que el departamento no estuviera alfombrado y mucho menos decorado en tonos beige.
Esa semana en Festival yo me la pasé de vacaciones, a toda madre, dando brincos descalza en la alfombra que decía odiar y más fresca que una lechuga del Albertson’s bajo el ventilador de techo que accedí a usar a cambio de que el Codelo apagara el aire acondicionado, cosa que por supuesto ocurrió. De vacaciones en un sentido doble, porque, si bien estaba comodísima, desayunaba galletas con leche y miraba caricaturas como si el verano no fuera el del 2021 sino el de 1996, también dirigía esfuerzos conscientes y no tan conscientes a convencerme a mí misma y al mundo, es decir al Codelo, de que Festival no era ni sería nunca mi casa.
No diré que me comportaba como en un hotel, acaso porque no he estado en suficientes hoteles, pero sí diré que me comportaba como si mi paso por el departamento no tuviera consecuencias. Por ejemplo, cuando el Codelo por primera vez me vio tirando la borra del café en el triturador de alimentos, me sugirió que no lo hiciera, en ese tono exageradamente amable que él tenía y todavía tiene conmigo, un tono carente de malicia, carente de exigencia, más bien como un imploro, un ruego, un si te parece bien pero si no no importa te amo. Me dijo que la tarjea podría taparse. (Aquí abandoné las subordinadas porque aparece la acción concreta en pretérito simple. Ya no estamos ante el desarrollo del contexto, en el cómo habían transcurrido las cosas, sino ante el cómo fueron, qué detonó el estallido). Me dijo que podía taparse. Yo le dije que okay, por supuesto. Y no me volvió a ver hacerlo. Pero lo seguí haciendo. Seguí tirando la borra en el vertedero hasta que un viernes por fin se tapó.
Era un olor horrible, a ratos agua estancada, a ratos cañería, a ratos animal muerto. Y así también era el aspecto de la sustancia que el departamento regurgitaba en la tarjea, algo como restos de excremento y cadáveres. Como estábamos en fin de semana, el de mantenimiento llegó hasta el lunes; por muy agringado que fuera Festival, seguía siendo El Paso.
El Codelo ya para ese entonces se había convencido a sí mismo, por no decir que lo había convencido yo, de que Festival era un lugar lleno de inconveniencias, el agua no tenía presión suficiente, el sol salía por el lado equivocado, hasta el ventilador de techo parecía un poco inestable y, para colmo, estaba el asunto del triturador.
Total que el lunes vino el de mantenimiento, que era uno de esos señores que intentan primero con el español, como tanteando a ver si de pura casualidad el cliente es mexicano, y que luego luego desistió porque el Codelo en aquel entonces en español no sabía ni cómo pronunciar su propio apellido y yo, situada, como he dicho, a medias en un hotel y a medias en una especie de limbo, decidí no entrometerme, mucho menos cuando el señor explicó que lo más probable es que la tapazón hallara su causa en los residuos de café.
Pero no tiramos residuos de café, dijo el Codelo en inglés, mirándome, ¿verdad, amor? Porque para entonces yo ya era amor.
No, amor, nunca.
Nunca, señor. Never, sir.
(Este post ya se extendió muchísimo y ni siquiera he llegado a lo que yo quería contar de inicio).
Pero, bueno, el chiste es que de la historia del café me quedé con dos ideas, la primera, que ya no quería mentirle al Codelo, que la siguiente vez que tuviéramos un triturador lo cuidaría porque estaría en mi casa, y la segunda, que tenía que honrar la confianza ciega que ponía Codelo en mí etcétera.
A los pocos días me fui al DF y le conté a Ale la historia completa de cómo había tapado el triturador de Festival, y nos reímos estruendosamente, de mí, antes que nada, del cochinero que había ocasionado, y de mi corazón de piedra que el Codelo había suavizado con su bondad. Luego, a la mañana siguiente, Ale me cachó lavando la cafetera que tengo en su casa y se me quedó mirando fijo, bien fijo, y también se le quedó mirando a la tarjea, y yo le juré amiga, no me atrevería, te lo juro, amiga, además tú ni siquiera tienes triturador.
Pero sí me atreví.
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¡El “gusto” de mi primera salida pospandemia!
¡Que hay de nuevo Skylets!
Hoy les traigo lo que escribí hace unos meses para un concurso gastronómico de la revista "Asomarte".
Esta travesía tomó lugar después de unos largos 18 meses en los que pensé que perdería la cabeza por el encierro, la preocupación y la desesperación que me generó tan horrible época que nos tocó vivir: la pandemia por COVID-19. Considerando estas condiciones era evidente que mis expectativas y emoción se encontraban por los cielos por mi primera salida pospandemia, así fue como mi salón y yo nos adentramos al suroeste del estado de Querétaro, en una comunidad otomí llamada Villa Progreso, localidad del municipio de Ezequiel Montes, a una hora aproximadamente de la capital.
Visitamos unos talleres de ixtle en donde conocimos el trabajo que conlleva la obtención de este material y cómo realizan de diferentes colores y tamaños las variadas artesanías: estropajos, cepillos de exfoliación, cinturones, además de las reatas ocupadas cotidianamente en la charrería, cabe destacar que dicho proceso es sumamente complejo y tardado.
Posteriormente, paseamos de forma breve por las magníficas calles de Villa para así encaminarnos a la Bodega “Bothë” en donde elaboran una gran variedad de excelente vino artesanal y de ahí pasamos por fin a la añorada y más importante parte de nuestra aventura: comer en la cocina tradicional “Los Yugos”.
Este lugar tan pintoresco está decorado con objetos antiguos, además, una vibra rústica me hizo recordar los tiempos más entrañables de mi vida en los que solía comer en casa de mis abuelos (muy lejos de donde me encontraba en ese momento). Quizá ese sentimiento de familiaridad le dio ese último empujoncito que necesitaba la experiencia para volverla mágica.
Aquel día se presentó la oportunidad de experimentar un buffet basado en productos de temporada, dentro de los cuales tuvimos el placer de degustar nopales de santo, mole de xoconostle con carne de cerdo, tortitas de cilantro con queso, ensalada de nopales con chapulines, arroz, tortillas del comal, agua de sabor que compartía el mismo ingrediente principal que nuestro segundo plato (xoconostle) y un exquisito postre para nada convencional, del cual quedé fascinada: gelatina de garambullo con queso. ¡Uuh!, una maravilla de sabores y olores que te abrazan y apapachan el alma y por supuesto que también satisfacen nuestros gustos.
La chef, María de los Ángeles Esperanza Pérez, es la genio culinaria encargada de dicha comida tan especial y majestuosa, la misma que recibió una constancia por parte de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, una Escuela de Gastronomía, por su participación en el evento “Zimatlán Gastronómico 2022”, lo cual incrementa el estatus y la jerarquía con la que cuenta tan delicada e inspiradora mujer.
Toda esta experiencia fue cerrada con broche de oro en aquel magnífico lugar, me hizo sentir que tanta espera encerrada valió toda la pena del mundo. Cierto, no fue el viaje más largo, ni visité el lugar más exótico del mundo, pero Villa Progreso y su gente tienen una facilidad para hacer sentir a uno en casa, aspecto que no cambio por nada. Para mí, todo ese recorrido es súper recomendado.
Fotografías de autoría propia.
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5 noches en la pizzería de Alfredo
Por ChatGPT
Hace unos años, Alfredo abrió una pequeña pizzería en la calle principal del pueblo. La gente adoraba su pizza y, pronto, el pequeño local se convirtió en el lugar favorito de muchos habitantes del pueblo. Pero, con el tiempo, comenzaron a surgir rumores sobre extraños sucesos en la pizzería durante las noches.
Unos cuantos empleados habían renunciado después de pasar algunas noches en la pizzería. Decían haber visto sombras moverse detrás de ellos y escuchado voces susurrantes. Pero nadie les creyó, y los rumores se desvanecieron con el tiempo.
Eso fue hasta que un grupo de cinco amigos decidió pasar cinco noches en la pizzería para comprobar si las historias eran ciertas. Los amigos se rieron de los rumores y aceptaron el desafío, ansiosos por disfrutar de la pizza de Alfredo y pasar una noche divertida juntos.
La primera noche fue tranquila y sin problemas, los amigos disfrutaron de la pizza y se divirtieron jugando a juegos de mesa en el comedor. Pero, cuando llegó la hora de cerrar, comenzaron a notar cosas extrañas. Escucharon ruidos extraños y las sombras parecían moverse detrás de ellos. A pesar de sus nervios, decidieron quedarse y terminar la noche.
La segunda noche, los amigos decidieron explorar la pizzería en busca de alguna explicación para los extraños sucesos. Descubrieron una puerta detrás de la cocina que llevaba a un sótano. Aunque la puerta estaba cerrada con llave, encontraron una forma de abrirla y explorar el sótano. Pero, cuando llegó la hora de salir, encontraron la puerta cerrada y no pudieron abrirla por más que lo intentaron. Los amigos comenzaron a sentir pánico, ¿cómo podrían salir de allí?
La tercera noche, los amigos estaban más nerviosos que nunca. No podían explicar lo que estaba sucediendo en la pizzería y comenzaron a dudar de su propia cordura. A media noche, escucharon voces susurrantes y gritos desde el sótano. Los amigos sabían que debían hacer algo, así que decidieron bajar al sótano y ver qué estaba sucediendo. Allí encontraron una habitación secreta donde Alfredo guardaba recuerdos de su pasado. Pero también encontraron una caja con documentos que revelaban que Alfredo había sido acusado de un crimen en el pasado y que había escapado de la cárcel.
Los amigos se dieron cuenta de que estaban en peligro y trataron de escapar de la pizzería. Pero las puertas estaban cerradas y no había forma de salir. Comenzaron a sentir que el tiempo se les acababa y que Alfredo estaba a punto de descubrirlos.
Finalmente, en la quinta noche, los amigos lograron escapar de la pizzería y contar su experiencia a la policía. Alfredo fue detenido y se descubrió que estaba vinculado a varios crímenes en el pasado. La pizzería cerró y, con el tiempo, se convirtió en un lugar abandonado y oscuro, donde nadie se atrevía a entrar.
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