#ciber chamanismo

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“De esos momentos en los que mientras trabajas, en un arrebato de inspiración totalmente inconexo; de repente se te ocurre una infografía sobre el concepto básico que crees que cualquier español debería asimilar antes de posicionarse ante una nueva ideología”.  Reflexión tras haber visto el siguiente vídeo sobre el líder de VOX: https://www.youtube.com/watch?v=P_j7baLjx28

- Sigo currando. Que alguien me pare...

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Chamanismo y magia en el arte contemporáneo

Publicado en septiembre de 2017 en el suplemento cultural del Diario de Tarragona

La tendencia chamánica en la práctica contemporánea busca abrir una ventana a la espiritualidad y al cambio social

El chamanismo, así como la magia y la brujería, no está tan alejado del arte contemporáneo aunque parezcan prácticas totalmente anacrónicas. A pesar de que en occidente la palabra chamán está asociado a charlatanería, a cierto espíritu hippy o pseudo-ciencia trasnochada, algunos artistas contemporáneos han tomado el chamanismo, su historia y sus rituales como punto de partida para la producción de sus obras. De hecho, sin ir más lejos, este año la Biennale di Venezia se ha hecho eco de esta tendencia chamánica, contando con la participación de varios artistas, como Ernesto Neto y Rina Banerjee, siendo representados en el llamado Pabellón de los Chamanes, donde se exhiben obras influenciadas por los espacios sagrados y las ceremonias de Ayahuasca de algunos habitantes del Amazonas. Otro artista participante de la Biennale ha sido Jeremy Shawn, que trabaja con experiencias trascendentales a partir del estado alterado de la consciencia mediante alucinógenos, u otras obras donde mezcla temática futurista con estética chamánica haciendo alusión a antiguos ritos y creencias. 

El origen del chamanismo y sus prácticas espirituales tienen sus raíces fuera de occidente, situando su origen en el Ártico, incluyendo partes de Escandinavia, Rusia, Siberia y Estados Unidos. El chamán se considera como un líder espiritual capaz de viajar a través de otros mundos no físicos, mediante experiencias extracorporales y capaz de comunicarse con los animales o con lo sobrenatural, siendo una de sus principales características la capacidad de sanar mediante ritos. El vínculo entre estas creencias ancestrales y el Arte contemporáneo no es una novedad. Uno de los artistas considerado una figura mítica y rodeado de un poderoso halo transcendental es el alemán Joseph Beuys, cuya biografía se ve salpicada de historias personales (algunas verdaderas, otras falsas) cargadas de espiritualidad y misticismo. Después de su participación en la Segunda Guerra Mundial, tras haber sido disparado y resultar gravemente herido en el rostro y el cráneo, Beuys se dedicó a las ciencias naturales y de allí pasó a la pintura, con la que pretendía expresar la totalidad de la existencia capaz de transformar a los seres humanos. El arte debía, no solo vincularse al espíritu, también a lo social y lo político y alejarlo del ego del artista. Para Beuys, Arte y Vida eran un binomio inseparable, convirtiendo su propia existencia en una performance infinita. Su trabajo artístico, tal como apuntaba Ursula Meyer en el artículo que escribió tras las entrevistas que derivaron en la conocida performance de “Cómo explicar el arte contemporáneo a una liebre muerta”, “la idea de salvación mediante el amor reverbera en toda la obra de Beuys”.  Su corpus artístico está cargado de creencias místicas e insiste en la idea del arte como algo mágico, vinculando la idea de artista a la de chamán con poder para curarse a “él mismo y a las enfermedades del mundo”. El uso de materiales poco ortodoxos como el fieltro, la grasa, el alambre o el cartón también están cargados de simbolismo. En sus llamadas “Acciones” Beuys es capaz de prepararse tanto física y espiritualmente, como si se tratara de un monje, para llevar a cabo performances extremas como “24 horas” o la más conocida de sus Acciones en las que llega a encerrarse durante tres días en la galería René Block de Nueva York con un coyote, cubierto con una capa de fieltro y rodeado de diversos objetos. En “I like America and America likes me” hay un claro eco de la figura del chamán representado por el artista, encontrando la manera de comunicarse e interactuar con el animal salvaje y en símbolo de comunión e incluso sanación del decadente espíritu norteamericano, en oposición a la figura ancestral y mística de los nativos americanos representada por el coyote.   La fuerza transcendental del arte es tan poderosa en la obra y vida de Beuys que llegó a afirmar claramente que todo el mundo puede ser artista. La sombra de Beuys es alargada y actualmente, como comentábamos al principio, se empieza a desestigmatizar el uso de prácticas chamánicas, algunas de ellas popularizandose a lo largo de Estados Unidos (sobre todo en Nueva York) como las ceremonias de Ayahuasca. El interés por estas prácticas de alteración de la consciencia, por el folklore y culturas ancestrales, los rituales o los modos alternativos de espiritualidad aplicados a la práctica artística sumados a una decepción del estilo de vida occidental lleva a algunos artistas a pensar en el chamanismo como una herramienta de cambio y transformación, no solo del espíritu individual sino de toda la comunidad, que permitan la creación de una sociedad más humana y concienciada. Otros artistas contemporáneos, además de los anteriormente citados, influenciados por prácticas chamánicas son Dineo Seshee Bopape, con sus instalaciones compuestas de objetos cargados de simbología como rocas, plumas o velas, cosmogramas o espacios sagrados inspirados en ritos chamánicos de pueblos del Sur de África, o el llamado “ciber-chamán”  Guillermo Gómez Peña, director artístico del colectivo La Pocha Nostra, con sus “misas paganas” de fuerte contenido sexual pero con una clara intención de transformación social. Pero no solo el chamanismo es tendencia en el arte contemporáneo. Obras como las que Tony Oursler presentó el año pasado en el MoMA con su exposición “Imponderable”, mezclan las innovaciones tecnológicas con el ocultismo y la magia: fotografías de entes sobrenaturales, médiums telequinéticos, espiritismo, pseudociencia o manifestaciones paranormales se dan cita en su producción artística que mezcla con humor macabro y surrealista para “reflejar la relación irracional entre el sistema de creencias y la autenticidad de las imágenes”. Incluso la brujería ha vuelto, esta vez convertida en manifestación de prácticas artísticas contemporáneas vinculadas al feminismo, la teoría queer y post-género. La bruja como símbolo de la supresión del poder y del cuerpo femenino, reforzando la teoría de Silvia Federici de que las brujas eran sanadoras que fueron sistemáticamente exterminadas por el establishment médico. Colectivos como WITCH utilizan la performance/ritual inspiradas en movimientos de liberación feministas para protestar sobre acciones inmobiliarias abusivas en barrios de Chicago. O Juliana Huxtable, que en sus retratos híbridos utiliza el imaginario de la secta Nuwaubian que fusiona ideas de nacionalismo negro, teorías extraterrestres e iconografía Egipcia o el artista queer Stupart, que junto a Travis Alabanza creó una instalación a modo de espacio seguro para la comunidad LGBTQ, ofreciendo talleres, clases, amuletos y hechizos para defenderse de artistas hombres cisgénero.

[nadaenalgo]

Asomo a la verdad

Yo soy tú. Así que escribiré en primera persona y tú te identificarás con lo escrito aunque a primera vista no lo reconozcas como tuyo. 

- Le voy a dar una oportunidad por el simple hecho de encontrarme ya leyendo, pensaste.

- Bueno, ya estoy aquí.

- Concedo a quien escribe, el permiso de capturarme en su palabras a fin de descifrar algo, me sirva o no. De alguna manera también lo pensaste, si no no estarías aquí...

He venido a escribir algo agitado por la convicción de que somos un ser capaz de crear ideas irrefutables. Y al decir somos, os reconozco. Pero repito que yo soy tú. Lo intuyo igual que tú. Puedo negarlo y seguir viviendo sin destapar el abismo que pueda ocultar esta sospecha, y además debo hacerlo, para que mi mente no encuentre un bucle en el que perderse para siempre. Pues desvelar la verdad es eso, es partir hacia un rumbo infinito, a través del fractal por el que hayas decidido desplegar tu conocimiento. En fin, todo esto es una locurita más. Pero no nos hagamos los locos por más tiempo. Yo soy tú, como bien relata la filosofía oriental; somos parte de la misma sustancia. Viviré lo que tenga que vivir y algún día viviré lo que tú hayas tenido que vivir. Compartimos el destino, porque aunque éste sea múltiple, es único. Y ésto hay que comprenderlo para quién sabe qué. 

La intuición de que la perfección a la que pertenecemos es algo tan vivo como nosotros nos aporta serenidad. La fiel y ciega confianza de que igual que nosotros mismos no queremos nuestro propio mal, esta perfección tampoco. Somos parte de un gran instrumento cuya música es la vida. Te juro que yo soy tú, y que algún día te descubrirás en esta silla escribiendo para tí mismo. ¿Quién se atreve a demostrar lo contrario? Yo no, así que tú tampoco. Elegimos vivir. Porque la muerte ya se encargará de reunirnos con la verdad.

- C.H.A.