Tumgik
#chico moreno
cristinabcn · 7 months
Text
Festival de Jerez: Pinceladas
Jerez Festival: Pinceladas TERESA FERNANDEZ HERRERA. Periodista, Escritora. Directora Gral. Cultura Flamenca de LaAMdP. Prensa Especializada Muchos días. Muchos eventos. Poco tiempo para escribir una crónica larga de cada uno de ellos. Así que me atengo al certero refrán de “Una imagen vale más que mil palabras”. Aquí pondremos pocas palabras y muchas imágenes; los vimeos oficiales del…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
zemaribeiro · 8 months
Text
O talento, o sucesso, as contradições e a decadência de Nelson Ned
A fama de Nelson Ned era tão grande que, em 1985, quando foi levar os filhos para pedir autógrafos para os Menudos, Ricky Martin disse “minha mãe te ama” e ele deu autógrafos aos porto-riquenhos. Foto: Acervo pessoal de Monalisa Ned/ Reprodução “Ponha-se no lugar do Nelson. Imagina como é acordar todo dia e ter os problemas dele. Não deve ser fácil ser Nelson Ned [1947-2014]”, disse o cantor e…
Tumblr media
View On WordPress
1 note · View note
altamontpt · 9 months
Text
O que aí vem - alguns dos discos da nossa banda sonora de 2024
Nos próximos doze meses, muitos e bons discos vão fazer-se ouvir. Estamos à espera deles, pois claro, de coração e ouvidos bem abertos. Esta é apenas uma primeira aproximação sonora ao ano de 2024.
Nos próximos doze meses, muitos e bons discos vão fazer-se ouvir. Estamos à espera deles, pois claro, de coração e ouvidos bem abertos. Esta é apenas uma primeira aproximação sonora ao ano de 2024. A máquina destruidora do tempo foi consumindo, um a um, todos os instantes do ano que finda. Não faltará muito para que de 2023 só venha a restar a memória dos dias passados e a banda sonora que os foi…
Tumblr media
View On WordPress
1 note · View note
olee · 8 months
Text
Boludo | Enzo Vogrincic
Tumblr media
Para mis hispanas/hispanos: en español completito.
-
Mientras caminas por las calles de Tlaquepaque en Guadalajara, decides acudir a una pizzería llamada La Valentina. Es de noche y llevas puesto un vestido negro hecho a mano, te sientes supercómoda y segura de ti misma. El mesero te pregunta si quieres ir a una mesa o al bar, y le dices que prefieres el bar. Al llegar, te sientas y le pides al bartender un Moscow Mule. Lo tomas tranquila y feliz, entablas una conversación con él, y le cuentas que eres de (tu país) con una gran sonrisa.
A medida que pasa el tiempo, te das cuenta de que el bartender está muy ocupado. Miras a tu alrededor y ves a tres chicos guapos, pero hay uno en particular que llama más tu atención. Te das cuenta de que no son mexicanos; tienen un acento argentino. Sin embargo, el chico que estás mirando tiene un acento muy peculiar.
Sigues disfrutando de tu trago, y el chico se acerca a ti, diciendo: "Disculpa, eh... es que mis amigos me retaron a que te hablara, porque te ves hermosa y, en realidad, no sé cómo hablarte. Ah... ¿te apetece un trago en la terraza y una pizza? Veo que no has ingerido ningún alimento", dice con timidez.
Sonríes y le respondes, repitiendo sus palabras: " 'No has ingerido ningún alimento', suena muy formal, ¿no? Es que cuando estás tomando un trago, la comida va al final, like the end," dices, terminando en inglés.
"Bueno... arrancamos con un traguito, supongo que eso es un Moscow Mule, y al final nos mandamos una pizza," dice con un toque coqueto.
"¡Vale! Nos vamos pa' la terraza y charlamos," le dices, esbozando una sonrisa pícara.
Cuando suben las escaleras hacia la terraza de La Valentina, te quedas asombrada al contemplar el paisaje nocturno, con una iglesia colonial antigua como telón de fondo y las coloridas calles de Tlaquepaque. Las luces de la terraza crean un ambiente relajante y romántico, y a tu lado está el chico, y comienzas a admirarlo. Sus ojos tienen un toque de caramelo, pero debido a la oscuridad de la noche, se ven intensamente cafés puya. Su nariz es prominente, al estilo de Adam Driver, y su piel tiene un tono moreno, como café con un toque de leche. Alto y hermoso. Era simplemente perfecto.
Entonces, él te mira y se presenta diciendo: "Che, creo que debería presentarme. Soy Enzo, de Montevideo. Resulta que acabo de laburar en una película, o mejor dicho, soy actor, y..."
Sin embargo, lo interrumpes diciendo sorprendentemente: "¡Oh! Con razón ese acento. Me preguntaba de dónde eras. Anyway, me llamo (tu nombre) y soy de (tu país), pero llevo casi toda una vida viviendo en los Estados Unidos".
"Y... ¿por qué estás aquí?" él dice intrigado.
"Amo viajar, y la verdad es que no soy tan amante de Estados Unidos, así que decidí recorrer América Latina. Pronto me iré a España, ya que tengo amistades en Madrid. Quizás me quede allí y trabaje como maestra de inglés," respondes.
Enzo te mira con interés y te dice: "Me encanta que hagas eso— viajar y conocer el mundo. De verdad que sos muy afortunada. Ojalá te vea en Madrid, ya que laburo bastante por allá."
"Gracias, y tú, eres muy afortunado. Yo pienso que la actuación es un trabajo de talento y valentía," le decís orgullosamente, dejando un toque de coqueteo en tus palabras.
Mientras Enzo y tú están inmersos en una conversación sobre logros y conociéndose, entran los amigos de Enzo, visiblemente tomados. Un chico guapo y argentino le dice a Enzo: "Che, yo pensé que te habías desaparecido con la boluda," mientras otro chico le pregunta a Enzo: "Pero, ¿quién es esta chica, Enzo? Preséntela." Tú te ríes ante sus comentarios disparatados.
Enzo te mira medio avergonzado y suelta: "(Tu nombre), estos son mis amigos del alma y compatriotas, Matías, Agustín y Simón. Son más locos que una cabra en patines, pero los banco a muerte".
"Un placer," decís tímidamente, mientras Matías suelta con su típico humor: "Che, vos sos muy guapa, Enzo, me la cogiste, pero como amigo te la doy." Agustín te dice: "(Tu nombre), te dejamos a vos y a Enzo tranquilo, nosotros nos vamos para una discoteca. Enzo, me mandás un mensaje para saber que vos estás vivo. Y sí, vente chico’, que nos vamos, ciao." Todos se despiden de manera cómica y se encaminan hacia la discoteca.
Tú miras a Enzo riéndote, y él, medio avergonzado, te dice: "Los quiero, pero a veces se pasan." Tú te ríes aún más y le dices que no te preocupes. Después, Enzo te dice: "Vos tenés una sonrisa hermosa," y luego, como disculpándose, agrega: "Es que es verdad."
Después de la risueña conversación, Enzo te mira y sugiere: "¿Qué te parece si caminamos un poco por la calle? Seguro encontramos algo interesante." Asientes con entusiasmo, y juntos se aventuran por las coloridas calles de Tlaquepaque.
Enzo y tú se encuentran con unos mariachis que entonan “Y…” de Javier Solís. Sin dudarlo, Enzo te toma de la mano y te invita a bailar cómicamente en plena calle, siguiendo el ritmo apasionado de la música mexicana. Ríen y se divierten, creando un momento inolvidable mientras los mariachis continúan su serenata. La noche se llena de risas, música y la magia de ese encuentro espontáneo en las coloridas calles de Tlaquepaque.
Mientras caminan, se cruzan con una parada animada de tacos. Enzo sonríe y te propone: "(Tu nombre), ¿qué te parece si paramos acá y nos mandamos unos tacos? Y, obvio, los acompañamos con una Coronita." La idea te parece re buena, y los dos se acomodan en la parada, compartiendo risas y sabores locales.
Son las dos de la mañana y de repente llegan los tres amigos de Enzo, caminando en zigzag debido a la borrachera, y le gritan a los dos: "¡Enzoooo, boludo! ¿Nos vamos?" Enzo te mira y tú le dices: "No te preocupes, ya tienes mi número." Él te dice: "Me escribís cuando llegues a casa, y nos vemos mañana por un café, ¿vale?" Tú le respondes: "Claro, ¿cómo no?" y le das un beso, a lo cual Enzo responde profundamente. Mientras tanto, los chicos están gritando: "¡Enzoooo, ya cásate, cabrón!" La noche termina con risas, besos y la promesa de un encuentro al día siguiente.
Tumblr media
253 notes · View notes
chiquititamia · 6 months
Text
Lo más dulce
Tumblr media
Enzo Vogringic x female oc +18
Este es mi primer fanfic, he intentado muchas veces pero esta es la primera que logro terminarlo. Seguramente tenga muchos errores, pero ahí les va. Les pido que me digan qué les pareció y si quieren una segunda parte, sí? Disfruten :)
warnings: sexo oral, todo muy explícito
Era un hermoso día de primavera, de esos en los que de repente te das cuenta de que el viento ya no es frío. Un dulce olor a flores inundaba las calles empedradas del pequeño pueblo de montaña en el que el cast de La sociedad de la nieve se había instalado durante el rodaje.
Tenían el día libre, así que Enzo había decidido dar una vuelta al mediodía. Su bicicleta rodaba por las calles bajo el sol, había olvidado lo agradable que es pasear de esa manera. Tan sólo el sonido de la cadena de la bici y de las cigarras llenaban el aire, al fin y al cabo, era la hora de comer y la gente se encontraba en sus casas protegiéndose del sol.
Hablando de eso, Enzo notó un pequeño gruñido en su estómago, el hambre comenzaba a formarse, sería mejor que encontrase un sitio donde comer.
Dejaba que la bicicleta le llevase pasivamente, sin pedalear, aprovechando una ligera cuesta hacia abajo.
Al doblar una esquina, no podía creer sus ojos: ¡un restaurante vegetariano! En un pueblo tan pequeño no esperaba algo como eso. No se lo pensó dos veces. Apoyó su delgada bicicleta en la puerta del humilde establecimiento, sin sentir la necesidad de atarla, ya que la honestidad y amabilidad de la gente no habían hecho más que acompañarlos durante su estadía allí. De todas formas, no había nadie a la vista.
Nada más entrar al pequeño restaurante, sintió el alivio inmediato de la sombra en su piel, caliente por el sol. Dentro se estaba fresco, y un maravilloso olor a comida le enamoró, no podía creer su suerte.
Tan sólo había cuatro mesitas de madera en ese local tan lindamente decorado. Junto a la barra, una vitrina albergaba deliciosos postres caseros: lo que parecía ser una tarta de zanahoria, una de chocolate y pequeños pasteles de manzana y crema. Los ojos de Enzo brillaban devorando los manjares ante él.
Una dulce voz le sacó de sus pensamientos.
¿Hola, puedo ayudarte?
Una hermosa chica de melena larga y negra le miraba con ojos curiosos, sonriendo. Llevaba una camiseta de tirantes y una falda debajo de un pequeño delantal. Ella debía ser la dueña del local, pensó Enzo.
Buenas, sí, eh…
¿Qué le pasaba? ¿Desde cuando era así de tímido frente a una mujer? Las palabras no le salían, lo que le hizo patearse a sí mismo mentalmente por que tenía que estar quedando como un tonto ante ella.
Ella se rio ante la falta de palabras del moreno.
¿Tienes hambre?
Soltó una risa.
Sí, sí… muchísima, vengo de pasear con la bici…yo… - explicó casi tartamudeando, con media sonrisa.
Bien, ¿por qué no tomas asiento y te traigo una carta y algo de beber?
Enzo tragó duro, y asintió mirándola fijamente. Ella, se dio la vuelta grácilmente provocando un soplo de aire perfumado con su melena. El olor a coco y mango de su champú no hizo si no despertar aún más su hambre, aunque quizás no tanto la que aquejaba su estómago.
Cuando se sentó, el uruguayo dejó su mochilita de tela en el asiento libre que tenía al lado. Sacó su móvil y comprobó sin mucha sorpresa que no tenía nada de cobertura y apenas batería, pero tampoco le importó, no tardaría en comer y volvería con los chicos a su residencia.
Antes de que se diera cuenta, la chica había regresado con un menú y un vaso de agua helada, lo cual él agradeció profusamente.  Si bien no había muchos platos entre los cuales elegir, todos sonaban estupendamente para su estómago vacío, con el plus de que no tenía que limitarse entre una o dos opciones como normalmente, ya que casi todos los platillos eran veganos o vegetarianos. Se decidió por lo que más le apetecía: Wok de noodles con vegetales, salsa teriyaki y aceite de chile tostado. “Suena bárbaro”, pensó.
Enzo observaba discretamente a la que parecía ser la dueña, la camarera y la cocinera, todo en la misma persona.  La chica danzaba en la cocina entre los fogones, manejando con soltura los utensilios; alguna llamarada ocasional salía de debajo del wok, alarmándole, pero ella parecía esgrimirlas como una hechicera, sin miedo.  
No puede evitar reparar en como sus caderas y su trasero se contonean con los movimientos. “Quizá esté escuchando música” se dijo Enzo, no comprendiendo si no, el ritmo hipnótico de su cuerpo.
Y aquí está – dijo ella depositando el plato humeante frente a él.
Muchas gracias, tiene una pinta buenísima…
La camarera volvió detrás de la barra tras desearle buen apetito a su único comensal y él comenzó a devorar el plato con gusto.
Las miradas entre ambos no eran directas, si no veladas e intermitentes. Ella fingía no prestarle atención y dedicarse a sus tareas, mientras que él trataba de limpiarse constantemente la boca con la servilleta para no tener además de todo, pinta de boludo con la cara manchada de salsa.
¿Estaba loco o ese era el mejor plato que había comido en su vida? Quizás tan solo estaba hambriento… ¿O era porque ella lo había preparado?
Cuando hubo terminado el plato se levantó tomándolo y lo llevó a la barra junto con su vaso, también vacío, para ahorrarle a la chica el viaje hasta la mesa, siempre tan galante.
Ella sonrío y sacó el ticket de la caja registradora. Él le devolvió la sonrisa y le sostenía la mirada mientras buscaba su billetera en la pequeña mochila de tela.
Más pronto que tarde, su rostro se tornó preocupado. No puede ser. Su cartera no estaba más ahí. Un pensamiento le cruzó la mente como un rayo. Esa misma mañana la había cambiado de sitio a una riñonera nueva. Lo había olvidado completamente. ¿Qué carajo iba a hacer ahora?
No era muy difícil adivinar qué estaba sucediendo, él dirigía su mirada al fondo de la maldita mochila y después a los ojos de la chica, frenéticamente.
Te juro que no sabía, yo… A-ahora mismo voy a buscar mi bille-
Es que estaba por cerrar -dice la camarera sin perder la sonrisa, como divertida por la situación.
Entonces esta noche, y-yo … mierda, lo siento mucho­­- Enzo notaba sus mejillas y todo su rostro ardiendo por la vergüenza, se sentía como un idiota.
¿No se te ocurre otra forma de pagarme? - ronroneó ella.
Enzo se quedó congelado, aunque a decir verdad estaba totalmente acalorado. No podía ser que estuviera escuchando lo que acababa de escuchar. Pero tampoco cabía la posibilidad de que se estuviera refiriendo a ninguna otra cosa, ¿no?
Todas sus dudas se derritieron cuando ella paseó su mano por el pecho de él, acariciando el borde de su camisa.
¿Eso querés? -trató de sonar confiado.
Ella se mordió el labio, respirando el aliento cálido de él.
Enzo no esperó a que ella respondiera, pues sus ojos ya le estaban dando la respuesta que buscaba, y que en el fondo había anhelado desde que entró en el pequeño restaurante.
La verdad que me he quedado con ganas de algo dulce… ¿sabés, chiquita?, como con hambre de algo vegano ¿entendés?
En ese momento él lanza una rapidisima mirada por la ventana del local para comprobar que no haya nadie cerca que vaya a interrumpirles. No hay nadie. Entonces, como si algo en su cuerpo y mente hubieran mutado repentinamente, Enzo toma su rostro entre las manos con una firmeza que ella había intuido, pero que no había experimentado hasta ahora. Se lanza a besarla sin ambajes, como si no fuera la primera vez que lo hace con ella, como si ya supiera qué es lo que le gusta, qué tiene que hacer para derretirla. Su lengua entra en su boca de forma imparable, la diferencia de tamaños entre sus cuerpos cobra importancia desde ese mismo momento, siente que la va a devorar. Si bien hasta ese momento ella había llevado la voz cantante con su actitud de femme fatale, eso ahora no le servía más. Él era el que estaba al control, sus labios guiaban a los suyos, contenía su mandíbula como una pequeña jaula donde introducir su lengua como una serpiente. Lo único que ella podía hacer era intentar seguir su ritmo y disimular lo muchísimo que le costaba no empezar a gemir.
Sin casi darse cuenta, él la había ido empujando hacia el interior de la cocina, habían caminado al unísono enredados en un nudo de cuerpos en el que ya casi no quedaba ninguna pena.
Pasó sus grandes manos por su cintura mientras seguía besándola, redondeando sus formas. Agarró sus gluteos por debajo de la falda. Ella se felicitó a sí misma por haber escogido sus braguitas negras de encaje para ese día, por ninguna razón en especial. Enzo metió sus dedos por debajo del elástico que abrazaba sus caderas, amenazando con bajarlas en cualquier momento.
Me estabas poniendo malo, nena, ¿sabías?
Ella aprovechó el pequeño respiro que le dio a su boca para contestar un leve “sí”
Ah, sí, eh? Mirá vos… - sonaba divertido, pero también desafiado.
Sin ningún esfuerzo colocó sus brazos debajo de sus muslos y la subió a la encimera, junto a los fogones. Ante eso, ella no pudo contenerse más y gimió sin poder evitarlo, mientras clavaba sus uñas bien cuidadas en la nuca de él, de donde se estaba agarrando.
Me vas a dar algún dulce, gatita? Mirá que tengo mucha hambre…
Ella asintió rápidamente, como una niña obediente.
Sí…? - Decía mientras depositaba besos húmedos por su cuello, ¿qué me vas a dar? – ronrroneaba entre cada lamida.
Ahh…yo…
No podía parar de gemir, ninguna palabra, y mucho menos frase coherente iba a salir de su boca, simplemente no podía pensar, no mientras su lengua caliente recorría su cuello, no mientas sus manos invadieran el interior de sus muslos como si fuera el pan que ella misma había amasado esa mañana, sobre esa misma superficie. Sentía que estaba arruinando su ropa interior, no recordaba haber estado así de húmeda jamás.
 ¿Y? ¿qué me vas a dar? -comenzó a bajarle las bragas por la cintura ¿Una frutilla? ¿Eso tenés? – en lugar de pedirle que se levantara para poder sacarle la ropa interior la recostó en la encimera, tumbándola ligeramente, deslizando la prenda ya empapada por sus piernas.
Sin pedir permiso, abrió sus piernas para contemplar lo que sus bragas, ya tiradas por el suelo escondían. Enzo tragó saliva, provocando que su nuez se moviera por su garganta deliciosamente. De forma involuntaria apretó la mandíbula, había encontrado el postre más rico del restaurante.
¿Esta frutilla es tuya?- la miró a los ojos mientras un pulgar delíneaba sus labios ahora expuestos, como si nada.
Ella atinó a asentir con ojos suplicantes.
No,… no es tuya, es mía, chiquita. Es mía y me la voy a comer, ta? ­­– nunca una corrección le había parecido tan bien.
Sin más preámbulos bajó su cabeza hasta enfrentar su centro, que estaba húmedo estaba claro, pero es que además emanaba calor, parecía palpitar con deseo.
Y entonces empezó a comer.
Empezó a comer, comer y comer.
Abría la boca y manejaba su lengua como si en realidad le estuviera dando un beso francés, solo que en una boca distinta. Se introducía en ella como si no dispusiera de nada más que esa parte de su cuerpo para satisfacerla, con avidez.
Ella se deshacía en gemidos, no se retenía más, le daba igual gritar, sabía que nadie podía oirla, a esas horas no había nadie en la calle, no bajo ese sol abrasador. Pero, si así fuera, ¿sería capaz de parar?
Claro que no, aunque quisiera no podría pararle. Su boca mamaba de ella como un cachorro hambriento, no podría apartarle. Y sinceramente no querría por nada del mundo.
Qué rica que estás nena, sabes a miel … - dijo mientras introducía su dedo corazón en su vagina, con maestría, sin parar de lamer, en perfecta sincronía, como si su lengua y su mano fueran entes separados que sabían actuar de forma perfecta e independiente.
No faltaba mucho tiempo para que llegara a su clímax, lo notaba formándose en su bajo vientre, si seguía así no iba a durar nada.
Me voy a…!
A venir? Venite, princesa, vamos…- paró dolorosamente un par de segundos para pronunciar esas palabras, y al volver a tocarla con su lengua ella no pudó más y explotó en su boca como un fuego artificial. Grandes oleadas de placer arrasaban en ella, que gritaba y gemía. Él notaba como el único dedo que le había introducido quedaba aprisionado y recibía apretones entre sus paredes que pulsaban en su orgasmo. No lo sacó hasta que ella le hizo un gesto, recostándose ,agotada y sudorosa en la superficie donde normalmente trabajaba.  
Aún le costaba recuperar el ritmo normal de su respiración, y por una vez, su mente no se encontraba preocupada por tonterías como si estaba despeinada, o qué le había parecido al otro su ropa interior o si había gemido suficientemente sexy. Esta vez su cuerpo simplemente estaba anegado por el placer tan animal que Enzo le había provocado. Todo lo demás no importaba.
Él se había parado y se estaba echando el pelo hacia atrás, también estaba sudando. Gracias a Dios que un pequeño ventilador metálico les estaba apuntando a los dos, de lo contrario habrían muerto de calor.
Qué linda que sos, muñeca.
119 notes · View notes
lacharapita · 3 months
Text
JORGE MARAVILHA
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Matias Recalt x leitora
??? - palavrões, smutizinho [sexo oral, sexo sem proteção (nem inventa), fingering...], pai da leitora não gosta de pobre, marijuanaaaa
N.A - você não goxta de mim, masss sua filha goxxxta. We love Chico Buarque. Leiam ouvindo Jorge Maravilha amém bençõe obrigada vsf tmj
Tumblr media
          — Matias que parecia querer ser pego pelo seu pai quando ia te visitar. — "É sério, Mati! 'Cê precisa ir agora. Se meu pai acordar e ver a gente ele me deporta p'ra casa do caralho." — Você dizia, as palavras em tom baixo saiam de seus lábios mas o olhar de Matias não saía de lá.
          — "E nessa tal de "casa do caralho" eu vou poder te comer em paz?" — Seus olhos se arregalaram com o palavreado do argentino. Colocava as mãos sobre o peito dele e o empurrava pelo jardim da enorme casa em que morava.
          — "Matias, rala!" — Você disse em alguns tons mais altos do que antes. Correu de volta para dentro da casa e sorriu observando o corpo magro de Matias pulando o muro coberto de folhas verdes de alguma planta cujo o nome não fazia ideia. Na ponta dos pés, caminhou até seu quarto e se jogou na cama macia, olhando o lustre logo acima de você e sorrindo boba lembrando da formiga que tinha arrumado para te incomodar.
— Matias que era um menino simples que você conheceu quando foi "dormir na casa de uma amiga" e acabaram parando em uma pista de skate rodeadas de maconha, bebidas duvidosas e outros garotos e garotas. Estava desesperadamente procurando por um banheiro, sentia a bexiga se contorcer, caminhando com as pernas cruzadas e rezando para que encontrasse logo o que tanto queria. Lembrou claramente de quando Matias apareceu na sua frente com um cigarro de palha entre os lábios e uma cerveja na mão.
          — "Não tem banheiro aqui não, lindeza." — Ele sorriu enquanto olhava para seu rosto de desespero, quase sentiu lágrimas de formando em seus olhos quando ouviu as palavras dele. — "Tem um carro ali oh." — Ele apontou para o carro estacionado a poucos metros de distância de onde vocês estavam. — "Vai lá que eu fico de olho p'ra ninguém chegar perto." — O desespero e a dor em sua bexiga falaram mais alto, agarrou a mão do argentino de pequeno porte e o levou até que estivesse perto do carro, correu para traz do veículo e sem pensar muito puxou a calcinha pelas pernas, se agachou e suspirou alto quando finalmente pode aliviar a pressão terrível em seu ventre.
          — "Puta que pariu." — Você praticamente gemeu enquanto arrumava a calcinha preta no lugar e caminhava até o argentino. — "Obrigada mesmo, eu 'tava morrendo já." — Ele acenou com a cabeça, sorrindo para a forma como você agradecia ele.
          — "Relaxa, nena. Quer fumar um?" — Você fingiu pensar antes de responder um "sim" e seguir o moreno até um banco de pedra em que um skate estava apoiado.
          — "É seu?" — Você perguntou enquanto se sentava na rocha fria e Matias tirava o baseado do bolso na bermuda comprida, logo se sentando ao seu lado.
          — "É sim! Ele é novo, comprei não tem nem uma semana." — Ele riu, dando uma tragada enquanto admirava o brinquedo novo e te entregava o baseado.
          — Matias que naquela noite, ali naquele banco, te deu o melhor beijo da sua vida. Te colocou sentada no colo dele e passava as mãos por todas as partes do seu corpo. Quando sua amiga te chamou, avisando que já estavam indo embora, Matias te passou o número dele e fez você jurar que mandaria mensagem para ele. Entretanto o maior problema era o seu pai, um homem rico, rígido e que odiava meninos como Matias. Fez questão de proibir você de ver o rapaz quando avistou vocês dois conversando na quadra de tênis do condomínio em que você morava. Sua maior sorte era que José Carlos, um dos porteiros, era um ótimo amigo e gostava muito de Matias, então nunca contou sobre as visitas que Matias fazia a você e fazia questão de te avisar que seu pai estava voltando quando o argentino estava contigo.
          — Matias que sempre que tinha a chance provocava você sobre sua mudança de comportamento de quando estava com seu pai e de quando estava com ele. — "Tu padre não faz ideia da perrita que 'cê é hm? Gosta de levar pau até essa porra de bucetinha chorar." — O gemido que saiu de seus lábios foi abafado pela mão de Matias. Já era tarde da noite, seu pai provavelmente já estava no décimo terceiro sono e não acordava fácil, a chuva lá fora caía em gotas grossas e pesadas enquanto Matias se enterrava dentro de você devagar. — "Posso dentro?" — O argentino sussurrou no seu ouvido, as palavras sendo um bolo de letras para você.
— "Não. Goza na minha- porra Matias! Na minha boca." — O sorriso que ele te deu foi inacreditável, se retirou de dentro de você com um gemido baixo e observou seu corpo nu se ajoelhando no chão entre as pernas dele. Seu olhar bagunçado, bochechas coradas e sorriso convencido antes de abaixar a cabeça para que a ereção dolorida fizesse caminho para dentro da sua boca, fez o cérebro de Matias derreter. Jogou a cabeça para trás e apertou os olhos com força, deixou os lábios entre abertos mas nenhum som saia dali. Sentia sua garganta se contrair quando a pontinha dele chegava no fundinho da sua boca, os lábios macios se enrolavam perfeitamente na circunferência molhada. Tirava de sua boca apenas para deixar beijinhos convencidos na cabecinha latejante. A cena final para Matias foi ver você com a boca aberta, língua razoavelmente para fora e pedindo por porra com o olhar.
— "Boquinha gostosa 'cê tem hm? Porra!" — Palavras baixas que anteciparam as cordas do líquido viscoso e esbranquiçado que atingiram sua língua e bochechas quando o argentino gozou. Você riu enquanto arrastava a pontas dos dedos pelas bochechas e levava a porra dele direto para sua boca, deixando um pop suave enquanto erguia os joelhos e aproximava o rosto do de Matias. O beijo que ele te deu foi o suficiente para tudo, as mãos dele agarravam sua cintura com força e as suas se enroscavam nos fios de cabelo dele.
          — Matias que achava uma graça o seu dengo excessivo. Invadia seu quarto durante a noite e dormia com você, de vez em quando você tinha sorte e ele te deixava ser a conchinha menor. Nesses dias de sorte os lábios dele escorriam beijos pelo seu pescoço doce, as mãos te apertavam contra o corpo magro e te aqueciam nas noites frias. Assistia filmes horríveis com você porque você gostava e então tecnicamente ele também teria que gostar. Quando seu pai viajava, aproveitavam para ficarem agarradinhos na rede que ficava no quintal da casa, abraçados, trocando carícias sinceras e na maioria das vezes acabava com ele socando os dedinhos magros dentro de você, tapando sua boca com a outra mão. — "Putinha escandalosa da porra! Assim aquele boludo do seu vizinho vai te ouvir, morena." —
          — Matias que sempre fazia questão de juntar um dinheirinho suado para comprar alguma coisinha boba para você. Ele adorava ver suas bochechas coradas e seu rosto sem graça enquanto ele te entregava a caixa de bombons e o livro que você estava procurando. — "Poxa mati, não precisava vida." — Ele sorria olhando para você, parando em sua frente com o rosto tão próximo do seu que podia sentir o calor de suas bochechas.
          — "Nena, se eu pudesse eu te daria até um pai menos otário." — você deixou um tapa no braço dele e riu. Matias deitou com a cabeça nas suas coxas, olhando para você fixamente antes de continuar falando — "Mas sério, só não te dou um planeta porque não tenho grana agora, mas quando eu tiver prometo que te dou qualquer um dos sete que tem em volta do sol." — Você se sentiu em pedaços com as palavras dele. Como podia uma alma ser tão boa e tão insuportável? A mordida que o argentino deixou na sua coxa te tirou dos teus devaneios, te fazendo gemer de dor e olhar para ele com repreensão.   
— Matias que um dia, enquanto saia da sua casa escondido, ouviu seu pai gritando com você, falando as piores coisas possíveis para você e então resolveu acabar com a palhaçada toda. — "Ai coroa, não vale a pena ficar chorando e resmungando "não não não não"." — As palavras saíram em tom de choro, Matias claramente debochando da cara de seu pai. — "'Cê não gosta de mim mas tua filha gosta e 'tá tudo certo! Quem tem que gostar de mim é ela, não o senhor." — Matias disse firmemente. Seu pai não movia um único dedo, observando seu rosto de espanto que claramente segurava uma risada. — "Sou fodido mas não sou vagabundo não. Trato a filha do senhor muito melhor do que qualquer um desses pé de galinha que tem por aqui." �� Dessa vez não se conteve e um pequeno riso escapou de você. — "E se me der licença, 'tô saindo. Beijo nena." — Matias deixou um beijo em sua testa, você sussurrou um "te vejo depois" e ele apenas acenou com a cabeça. De qualquer maneira, Chico Buarque já dizia: "Você não goxta de mim, mas sua filha goxta.".
138 notes · View notes
timeagainreviews · 5 months
Text
The Twist of a Stiletto
Tumblr media
Back in the ‘90s there was a very famous TV show. 120 Minutes, don’t act like you don’t know. But for those of you not in the know, “120 Minutes,” was a show on MTV hosted by Matt Pinfield. There were other hosts, but Matt was my guy. Being a showcase of music videos from artists MTV wouldn’t dare play during the day, it was relegated to a late Sunday evening timeslot. Growing up, I never really had a personal relationship with music. It was the stuff in the background of movies. My dad would play CDs of his faves. Kansas, Jethro Tull, Chicago, Led Zepplin, The Beatles. Music could be fun or cool, but I could take it or leave it. That is until April 14, 1996, when 120 Minutes aired Rage Against the Machine’s “Bulls on Parade,” and my 12-year-old brain erupted. A fire was lit inside me that day and Zach de la Rocha was more than happy to pour gasoline on it. I was suddenly, without any kind of warning, in love with music.
The spontaneous combustion of music hits us all differently, but I’m sure my story made you remember yours. How could it not? Music is a part of our lives. We wrap our memories in song. As such, some songs become painful. We then lock those songs in our past where they can’t hurt us, but a passing car with its windows down can bring us back. Music is personal. “The Devil’s Chord,” is a story about our relationship with music. How we hold music inside and when we let it out. It is a celebration of song as well as a lament. While the episode often achieves harmony, it also falls a bit flat. Are you picking up on a theme? Is this striking a chord with you? Ok I’ll stop. Probably.
I’ll get the obvious out of the way first. “The Devil’s Chord,” is precariously close to “The Giggle,” plot-wise. The TARDIS lands. The Doctor finds the world behaving oddly. He discovers it’s all to do with a magical gay American who chews scenery for breakfast. The American sends the Doctor through a themed gauntlet of insanity. The Doctor banishes the American using their own tricks against them. The American disappears with a warning about the next guy. Bish bash bosh. I’m getting that all out of the way ahead of time, because that would be a really boring article to read. But I will say this- if this is the Pantheon’s only gambit, I’ll be disappointed.
Ruby’s explanation of how she discovered the Beatles through her mum’s girlfriend’s vinyl collection was charming and didn’t make me feel old at all. Not to be all “kids these days only care about Tik Tok and Roblox,” but I was fairly certain most young people hate the Beatles. That is, if my Facebook feed is anything to go by. It really shows you just how on the pulse Russell T Davies is these days. Hello fellow kids. Have some trans inclusion while I court problematic people on social media. Kids like Deftones, Russell. Do a Deftones episode. Have the Doctor fight robot pigs with Chico Moreno. (Man, nü metal is having a moment in this article.) My point being, it’s weird to choose The Beatles now.
Tumblr media
I harp on a lot about how metatextual Doctor Who can be and how it’s the secret of its longevity. They need to replace their actor? Regeneration. They need to get the Doctor into a building? Psychic paper. But I think I’ve found the exception that proves the rule. Russell T Davies said in an interview “...The Beatles music is so expensive. Even on a Disney budget, we couldn’t afford that…And so I thought imagine you’re visiting The Beatles, and you couldn’t have The Beatles music. What would you do? And that’s the story. It kind of created itself”. In true Doctor Who fashion, Russell T Davies saw a limitation and folded it into the narrative. It’s a shame then, that it doesn’t work at all.
It started with their shots of Abbey Road and EMI Studios. The zebra crossing at Abbey Road isn’t that wide. I’ve been there. And since when did EMI Studios have a red brick entrance? Where are its classic Georgian-style box frame windows? It’s one of the most visited tourist spots in London, and you’re not going to actually go there? You can’t get the music. Ok. That’s sort of understandable. But they couldn’t film on location? What exactly is the Disney budget doing here? Remember when they flew the whole TARDIS crew to Utah? And then the next season to New York City? They managed to shoo tourists and locals away from Umpire Rock. You mean to tell me they couldn’t hold back traffic on Abbey Road for a few hours? Hell, just composite it. Shoot it on a soundstage. You don’t have to go “Angels Take Manhattan,” when you could go “Daleks Take Manhattan.”
Tumblr media
This may seem like a weird gripe from a person who said it would be boring to complain about how two episodes are similar, but it is the crux of the matter. Why use The Beatles in an episode about The Beatles if you do nothing with them? Why highlight edifice in a story about being vulnerable? Yes, the episode is predicated on the very idea of not having the rights to The Beatles music catalog, but this also denies the audience a payoff. Let me explain. Ruby and the Doctor get dressed to the nines to go back to 1963 and watch the Beatles record their first album. Great so far. They have a cute little moment with the tea lady while they sneak into EMI studios. Still great. However, as they roll record for the Fab Four, it’s immediately apparent that something is very wrong. The Beatles' music sounds awful. Like how I imagine my friends on Facebook think they sound all the time. And still, things are going great. What this does, however, is set up expectations for the moment when The Beatles' music is finally back in its full glory. I’ve seen the shot from the trailer of Ncuti in the recording studio full of smiling perfects. It’s gonna be high energy. What a payoff. Right?
Tumblr media
The Doctor and Ruby also pop in to listen to Cilla Black lay down a track. It’s the same crappy atonal music that only a trans woman with a collection of circuit-bent instruments could love. Something is amiss. The Doctor and Ruby do a bit of digging. It’s time to go talk to The Shitty Beatles. This time, it’s more than a clever name. With as much respect as I can muster, these have got to be some of the worst Beatle lookalikes I’ve ever seen. Except Paul who was spot on as the real Paul McCartney before he died and 1966 and was replaced with Faul. See my 9-11 Truther Anti-Vaxx Birds Aren’t Real grouphat for more information. The Doctor takes Paul and Ruby takes John. George and Ringo get zero lines, which tracks with history. They learn that both Paul and John don’t actually know why they play music. It feels silly, really. They should just pack it up. But something deep in them is still drawn to music, even if what comes out is a song about a dog that was only slightly better than “Rocky Raccoon.” But before they can slap them out of it like John with his first wife, they’re interrupted by visions of the Maestro.
Enter Jinkx Monsoon, who actually opens the episode but I’m using time travel to talk about things as they become relevant. Now, before they were cast in Doctor Who, I knew nothing about Jinkx Monsoon. I know she was on Drag Race, but I don’t watch that shit. No shade if you do. Ru Paul is totally not problematic and has never done anything weird. Everything I skimmed in Jinkx Monsoon’s Wikipedia page indicates they’re pretty cool. They relish in the role in a way that will make midwest dads shift in their chairs, and I’m here for it. They’ve got an oral fixation that’s impossible not to notice. When they eat the music from Timothy Drake’s soul, they let out a moan that sounds a lot like a climax, and not in the musical sense. Also, how sad is it for Tim Drake that he’ll never meet Batman? RIP Robin. 1925 was too early. Speaking of 1925, isn’t it interesting that the Maestro appears right around the same time as the Toymaker sold the Stooky Bill puppet to Charles Banerjee? Is there some significance with that year? Handily, no World Wars were happening at the time. The Scopes Monkey Trial occurred. Babe Ruth received surgery for an ulcer. They broke ground on defacing Mount Rushmore. But really, kind of tame considering the bookends of the era. The Lorcano treaty was doing a lot of the heavy lifting though.
Tumblr media
The Maestro’s whole deal is a sort of crazed sense of ownership over music. To hear them describe it, music belongs to them. They are music. In this way, I was pleasantly surprised that they didn’t song and dance people to death. It’s nice to be surprised. I rather liked their motivation. Monsoon doesn’t need to do a whole lot of acting. It’s all very panto. Very drag. It’s the kind of performance you hope you get. I’m not saying it’s a bad performance, just an elevated one. Both Jinkx and Ncuti get a chance to overact a bit in this story. Once again, I don’t mean overact in a bad way. David Tennant is the biggest overactor in Doctor Who save for Soldeed in “The Horns of Nimon,” and he’s consistently voted favourite among Doctor Who fans. Add “tendency to overact,” to the pile of personality traits I’m beginning to love about the Fifteenth Doctor. I love it when the Doctor really sells the energy of a scene, even if it requires him to speak forlornly into the middle distance.
Tumblr media
Attempting to get the world’s groove back, the Doctor has a piano hoisted to the roof of a building. This is, of course, a reference to The Beatles’ final public performance from the rooftop of Apple headquarters in Central London. Only instead of Billy Preston on the keys, it’s Ruby Sunday. As she plays a Ruby original, the inhabitants of neighbouring buildings begin to shake out of their fog as music descends on them like sunshine. It even inspires a granny played by Doctor Who legend Laura June Hudson to dust off her piano to play Debussy’s “Clair de Lune.” It’s a lovely moment which is about to get stomped on by the Maestro’s honking drag boots, but for a brief moment, music swells.
Tumblr media
I was glad to see them taking time to slow things down a little in this episode. The Doctor even talks a bit about himself and Susan over on Totter’s Lane. Couple that with Carole Ann Ford’s presence at the Doctor Who premiere last year, and it feels like it might be more than a reference. I’ve seen Whovians of weak faith construe this to mean Susan is dead, but in my experience, when a writer says something isn’t, it is. That’s just my two cents. Who knows if any of it means anything. It could just be that it would be weird for the Doctor to visit London in 1963 and not mention him living there with his granddaughter. Or it could be that Doctor Who is finally getting a better Doctor/Susan reunion than “The FIve Doctors.” Who could forget the moment when they’re reunited? 
First Doctor: "Oh, er, this is Susan."
Fifth Doctor: "Yes I know."
How could you not get choked up? What a reunion. I can’t imagine why people would want something more. The Doctor told her all those years ago “Someday I’ll come back,” and he did. It was brief and without any of that pesky emotional connection we usually get from television.
Ruby pulls the classic “But the world didn’t end in 1963, I exist,” so the Doctor shows Ruby what the world would look like without music and it’s grim. It was nice of them to show us a bombed-out London as many of us are still feeling the sting from Fallout: London’s delayed release. Thanks, Doccy Who. But the two are not alone as they’re interrupted by the Maestro and their Looney Tunes brand of scary sexy. As with their first interaction, the Doctor runs. I love that aspect because it’s very Davies Doctor Who. The Doctor runs from the Time Vortex. The Doctor runs from Gallifrey. The Ninth Doctor refers to himself as cowardly, but what it really is is he hasn’t anything to prove. He’ll live today to fight again tomorrow, and yesterday. Timey wimey.
Tumblr media
While the Maestro finds the Doctor both hot and timey wimey, they are still very much a threat to him and the Doctor knows this. You can’t fight the Pantheon. You have to abide by their rules. How do you fight someone who can control the TARDIS with music? The Doctor rips the TARDIS console a new one in order to flee back to 1963, where the world has yet to end. I found it cute the way he kisses the console to say sorry for the way he treated her. It not only suits the Doctor, but this Doctor with his brand of compassion. The TARDIS gets it, but you’ve gotta kiss a boo-boo or it won’t get better, everyone knows that.
The Doctor’s only plan with his limited resources is to somehow find the opposite of the Devil’s Chord, a sort of lost chord, if you will. Of course, this draws the Maestro to the Doctor like my cats to the sound of the tin opener. The Maestro captures Ruby, wrapping her up in sheet music. The Doctor stares down the Maestro as they allow him the opportunity to prove his musical genius. Can the Doctor find the lost chord? With each new note appearing above the piano, the Maestro writhes in twisted agony. But the Doctor hits a bum note and the Maestro is back on their feet ready to suffocate the Doctor in a drum and choke the life out of Ruby. But the song within Ruby’s soul from the Christmas Eve where she was left on that church stoop is stronger than anything the Maestro can muster. The Maestro may own music, but Ruby owns this song in that moment. Like before in “Space Babies,” the snow begins to fall indoors and the Maestro recoils in horror.
Tumblr media
This gives the Beatles enough time to discover the piano and play that final note. Alone, they may not be geniuses, but the combination of McCartney and Lennon is enough to find the lost chord and banish the Maestro. They could have also achieved this with Harrison alone. He wrote “Here Comes the Sun,” after all. With the lost chord now found, the Maestro gets sucked off back where they came. Was the note they found the same one from the end of “Day in the Life?” RTD said they used a single Beatles chord. Was that it? I don’t know enough about music to answer that. After a quick re-listen, I'm going to say yes.
Tumblr media
London is once again filled with music. Now, we’ll finally get the chance to see the Beatles play their actual music, right? They fixed music, right? God I wish. After cryptically looking into the camera and saying “There’s always a twist in the end,” the Doctor and Ruby are suddenly thrust into what I can only describe as the worst song possible. I’ve said in the past that I am not a huge fan of Murray Gold’s music. There’s nothing wrong with it, it’s just a bit safe for my tastes. But this song… I loathe it with every fibre of my being. It’s cloying, it’s corny, and it’s a repetitive ear worm you don’t want stuck in your head. I’ve said I was interested in Doctor Who doing a musical number, but this was god awful. I try to be as fair as possible when it comes to my reviews, so I think I’ve earned enough good faith to openly say this song is terrible. I would rather listen to the crappy dog song from earlier in the episode, and I don’t even own any circuit-bent instruments, and therein lies the problem.
How can you say the Doctor saved music when the way you present it is with a song that is simply not good? We need a good song in this moment, and that was not it. If ever there was a time to reach into the coffers and pay for a song, it was this. I mean, he said “There’s always a twist in the end,” and “Twist and Shout,” was right there. It wasn’t even written by the Beatles so it might have even been cheaper. They could even re-record it in the same Glee style in which they filmed the big song and dance routine. Hell, how expensive are Cilla Black songs? Do one of those. Instead, we get another fake Beatles song, in fake EMI studios, on fake Abbey Road to imply that we saved the future from a world of fake Beatles songs. By the time this insipid tune wears out its welcome, the Doctor and Ruby skip away across Abbey Road, lighting up the zebra crossing like piano keys. But instead of it being charming, it caused both my wife and I to say “Oh God, it’s still going.” 
Tumblr media
After the episode, I did a little bit of reading. I figured the two people dancing with the Doctor and Ruby were guest stars as they singled them out over the other background dancers. Evidently, they’re judges or competitors on Strictly. I dunno, I don’t watch that shit. So I really have no idea if that song was written to be in the style of something you would see on Strictly. But what I do know, is that it was brave of Murray Gold to show his face during that exquisite train wreck. I guess this episode really did pull a “Daleks in Manhattan,” à la “My Angel Put the Devil In Me.” In that respect, you can add contemporary music to the list of things Doctor Who should do well, but can’t seem to get right. It’s in good company with pirates and westerns. “The Gunfighters,” even fails at two out of three. Impressive!
Tumblr media
I do admire the hell out of RTD and company for throwing their whole ass into that ending. It takes real chutzpah to fail so spectacularly. And honestly, as harsh as I’ve been, I didn’t totally hate the scene. In some ways, it's a clever pastiche to '60s music. In that light, I could maybe come around to it, over time. They’re also trying new things. But I think we found the ceiling pretty fast. I can’t say I’d like to see that sort of thing a lot more in the future, but here and there? Sure. As it is, it feels unrestrained and masturbatory. And truthfully, I would have preferred an actual musical like Buffy’s “Once More, With Feeling,” or Star Trek: Strange New Worlds’ “Subspace Rhapsody.” They somehow gave me what I wanted while simultaneously failing to deliver.
Now of course, the real question is- what was the twist at the end? Was it the appearance of the Maestro’s “son,” Henry “Harbinger,” Arbinger?  Or maybe it was a meta-reference to actress Susan Twist, the woman who once again has shown up in the background. I find it even more interesting that in every episode where she’s appeared, they give her a line to read. Or maybe it’s a Susan twist, as in the Doctor’s granddaughter. They mention Susan in the same episode with an actress named Susan Twist where they sing about twists while doing the twist. It’s like “Who’s on second?” or “The Doctor’s daughter who plays the Doctor’s daughter in ‘The Doctor’s Daughter,’ marries the Doctor.” 
Tumblr media
Despite the ending and the rehashed story, I rather liked this episode. Jinkx Monsoon and Ncuti Gatwa had great chemistry. The mysteries continue to unfold. Along with my hope for the Rani, I can now add hope for Susan into the mix, and as with the Rani, I won’t get my hopes up. In the same vein, I'm grateful that Maestro wasn't a code name for the Master. We've seen enough of him for a while, thanks. Ncuti and Millie continue to impress as the Doctor and Ruby. I also admired Ruby's restraint in not telling John Lennon to avoid chubby guys in glasses. I loved the Maestro and the fact that their laugh was vocal warm-up. So much fantastic attention to detail. But that ending is not my bag. It felt tacked on, poorly paced, and obnoxious. It reminded me of that line from Fight Club- “We are the all-singing, all-dancing crap of the world.” Emphasis on the crap.
14 notes · View notes
spanishskulduggery · 10 months
Note
Ohi there!
I made this u/n forever ago so ill probably keep it no matter the answer to this, but I've always wondered if it should be 'chic@ con pelo rosado'? Or maybe better 'de pelo rosa(do)'? It just feels... awkward to me, but I can't place my finger on it.
I know there are words for the 'hairèdness' of someone (e.g. moren@, rubi@, etc.), for lack of a better term, but since it's not a natural color (on hair or in general), I'm not sure how that would work. I've always wondered how accurate it was lmao
(Also side note, which article do you use for gender neutral lmao is it 'l@'?)
First, it could be either
chico con pelo rosa / rosado is "boy with pink hair"; and chico de pelo rosa / rosado is "the pink-haired boy"
Both are acceptable, but the de kind of makes you think of using a hyphen
Note: You may also see el cabello used for "hair" when it's specifically hair on the head
But you're right that there are certain words for hair colors:
rubio/a = blond
pelirrojo/a = red-head, "ginger"
moreno/a = dark-haired / brunette de/con cabello/pelo castaño = brown-haired
de/con pelo/cabello caoba = auburn-haired
cano/a = white-haired, gray-haired [as opposed to pelo cano or pelo blanco / gris]
de/con pelo/cabello negro = black-haired pelinegro = black-haired [less common still used sometimes]
This also applies to hair texture/length... corto/a "short", largo/a "long", liso/a "smooth/straight (hair)", rizado/a "curly/wavy", and calvo/a "bald"
-
Two options for gender neutral - the @ makes the most sense in writing when you're including everyone not specifically talking about a particular person like tod@s is "everyone (male and female)", or el/la chic@ maybe
The way a company might do it is to include both: un/una alumno/a "a student" for example, or se busca un/una empleado/a "looking for an employee"
The other way a company or someone official might do it is to include both options; damas y caballeros "ladies and gentlemen" or todos y todas "everyone"
-
Less official but still used especially by the younger generation and for times when you are really talking about one person in particular: the general idea for gender neutral is the use of -e
So it would be le chique "the young person" gender neutral
For non-binary groups, it would probably be les chiques or saying todes "everyone". I would tend to assume it works like feminine does that nosotras "we" is for only women in the group, nosotros is either a mixed group or all men... so nosotres would be like everyone NB, but in a mixed group I would expect to see nosotros
And so it would be rubie, pelirroje, morene, cane etc.
But be really careful because depending on where you're saying/using it, it might not be regarded as correct or you might be mistaken for using French or Italian
The "default" way to talk about someone non-binary or gender neutral is either to assume masculine until proven otherwise, or to use gender neutral language that's a bit impersonal... such as la persona que tiene (el) pelo/cabello negro "the person that has black hair", or alguien con (el) pelo/cabello azul "someone with blue hair"
-
Side Note just in case you were confused rosa can be used as "pink", rosado/a is more explicitly the adjective form "pink" or "rosy". They are both correct as adjectives, just that rosa doesn't change for gender so it could confuse some people
I know in my textbooks for colors they wrote anaranjado/a "orange" [lit. "orange-y"] instead of naranja "orange", and they wrote rosado/a "pink" instead of rosa
When using an actual noun as an adjective, they don't change gender; so la rosa is "rose", el rosa is "the color pink", rosa is just pink
You can also see this with caoba "mahogany" or "auburn", plata "silver" [as opposed to plateado/a], oro "gold" [instead of dorado/a "golden"], bronce "bronze" [instead of bronceado/a "bronzed / tanned"]
And some other words like márfil "ivory", ébano "ebony", castaño "brown/chestnut", café or color café "coffee colored" aka "brown", or something like lila "light purple" and turquesa "turquoise"
All colors are masculine when talking about them; all colors taken from nouns will not change as adjectives - la camisa turquesa "turquoise shirt" vs. el abrigo turquesa "turquoise coat" for example... And la turquesa means "turquoise" often the gemstone, and el turquesa means "the color turquoise"
29 notes · View notes
mithrilpen · 9 months
Text
Mi erección ya estaba gritando - Relato erótico gay
Un día llegas al gimnasio como otro día cualquiera y en las duchas acabas más mojado que nunca. Y no sólo de agua.
Nota: un día fui al gimnasio a entrenar y vi el mejor culo que he visto en mi vida. Este relato se lo dedico a ese chico que me dejó babeando todo el día. Cualquier parecido con la realidad (por favor que alguien me avise. Es para un amigo...), es mera coincidencia.
----
Después de aparcar, saqué las llaves de la ranura del coche y me quité el cinturón de seguridad. Cuando salí por la puerta noté el ambiente fresco de la mañana aun cuando el sol se sentía cálido. Como siempre que voy al gimnasio, me puse los AirPods y después de sacar la mochila del asiento trasero, fui caminando hasta la entrada del gimnasio. 
Durante el camino, como cada vez que vengo, lo primero que pensé fue que ojalá no hubiera tanta gente entrenando. Me da una pereza terrible tener que esperar para poder usar las máquinas. Recuerdo que cuando estaba apuntado en otro gimnasio se formaban colas largas para usar máquinas. Parece que esto es algo usual en los gimnasios de Madrid y no debería sorprenderme, pero joder, es horrible. Menos mal que el último al que me apunté abrió hace poco y por ahora no se está mal: parece que hoy no habrá tantas personas. 
Después de guardar la mochila y terminar de prepararme, comencé a calentar en la cinta de correr. Fue entonces cuando miré hacia delante y ví el mejor culo que he visto en mi vida. Su dueño era un chico alto, pelo moreno, tenía un cuerpo muy bien esculpido y trabajado, más o menos de mi altura, y aparentaba unos 30 o 35 años. Llevaba puestas unas mallas con las que se le marcaba todo. Parecía que también acababa de llegar y se disponía a usar la bicicleta estática. Mientras se me caía la baba, le ví mover sus piernas bien esbeltas caminando de un lado a otro: iba, hablaba con la chica de administración y volvía. Al cabo de un rato, se subió a la bicicleta y comenzó a pedalear. 
Joder. 
No podía apartar mi mirada de su trasero redondo y respingón cada vez que caminaba. Miré hacia los lados disimulando para que nadie se diera cuenta de que me estaba muriendo por dentro, pero de vez en cuando era inevitable mirarle de nuevo.
Acabé mi calentamiento en la cinta, maldije para mis adentros al tener que alejarme de mi crush instantáneo y comencé mi tabla de ejercicios de hoy: pectorales, hombros y tríceps.
La mañana fue transcurriendo sin ninguna novedad hasta que me tocó la parte que más pereza me daba, los hombros. Miré la tabla de ejercicios y decidí comenzar por el ejercicio press militar con barra, que consiste en levantar una barra pesada por encima de la cabeza. 
Cuando fui a buscar la que me interesaba, me di cuenta de que alguien se la había llevado, así que decidí buscar quién la tenía y preguntarle si le quedaba mucho. Y es entonces cuando le vi a él usándola. Por supuesto, no pude evitar mirarle ese melocotón celestial otra vez. 
Por favor, que alguien me quite los ojos y me salve de esta tortura.
No dudé en acercarme:
– Perdona, ¿cuánto te queda con la barra? – Si no supiera disimular, mis babas estarían encharcando el suelo hace rato.
Cuando se giró y me miró, de repente me vino la sensación extraña, súper ligera, de que conectamos. Noté que su mirada recorría mis labios y, por un momento muy rápido, le vi morderse el labio inferior. Algo se había estremecido en mis adentros. 
– Me queda un rato, porque la necesito para otro ejercicio – me respondió, agitado por el ejercicio.
Por cierto, tenía los ojos de color marrón claro y facciones marcadas. Era posible que mi juicio estuviera nublado por la primera impresión que tuve de él y su impresionante trasero, pero joder, qué guapo me parecía.
– ¿Podríamos turnarnos? – Le pregunté.
De repente, lo que noté antes se esfumó porque junto al sudor que le caía por la cara, le vi expresión de fastidio.
– Venga, vale – me dijo, agitado.
Y así de fácil el culo perfecto que tenía en un altar, se cayó a lo más profundo del infierno. 
Menudo idiota, pensé.
Le di las gracias algo molesto, cogí la barra y comencé mi ejercicio. Me di cuenta de que me estaba mirando cuando le miré de reojo e inmediatamente me dijo:
– No lo estás haciendo bien, porque la barra tiene que quedar por encima de tu cabeza – dijo suspirando impaciente.
– Pues venga, hazlo tú y veo cuál es la técnica – no pude evitar decirlo con cierto mal humor.
Quizás fui muy directo, porque de repente se puso en pie, dispuesto a ayudarme.
– Mira – fue entonces cuando cogió la barra e hizo el ejercicio tal y como me había corregido, para demostrarme cómo se hacía –. Ahora tú. A ver, que te vea.
Dejó la barra en el suelo, la cogí y me dispuse a hacer el ejercicio otra vez, cansado de la repetición anterior. Debió notar mi cansancio, porque se puso detrás de mí (demasiado cerca, diría) y empezó a ayudarme a levantar los brazos en la dirección indicada. 
– Así, ¿ves? – Me susurró.
A pesar del esfuerzo y cansancio, no pude evitar sentir un chispazo por todo mi cuerpo. Era una locura: por un lado, me había fastidiado su reacción y por otro, todo me ponía a cien. No estaba entendiendo nada, pero menos mal que llevaba puesta una camiseta larga y ancha, porque mi erección ya estaba gritando.
Después de eso, seguí haciendo el ejercicio con sus correcciones y, muy a mi pesar, noté la diferencia. Pero mi orgullo iba por delante, no lo podía admitir. 
Durante su turno, no parábamos de intercambiarnos miradas. Si no hubiera tenido esa reacción de fastidio al principio, juraría que me estaba haciendo una radiografía a todo el cuerpo. Así como yo no podía apartar mis ojos de ese trasero de los dioses.
Acabé de usar la barra, se la dejé, me despedí fríamente y me fui para continuar con mi entrenamiento. 
Al contrario de lo que se pueda pensar, el malhumor que me había provocado me motivó con los siguientes ejercicios y, cuando ya había acabado toda la tabla y el estiramiento, me dirigí a las duchas. 
Cuando llegué a la puerta del baño tenía todo el cuerpo cubierto de sudor y me encontraba agitado. Al entrar, vi que sólo estaba él, sentado y sin camiseta, justo antes de las duchas. Le vi mirarme y sacó una media sonrisa. Esto me enervó porque ya no sabía qué estaba pasando, me estaba sintiendo muy confundido. Me puse en el banco opuesto al suyo y de espaldas porque si le seguía mirando, el grito de mi erección se haría visible y lo último que quería en ese momento era pasar vergüenza. Y menos por él. 
Preparé mi ropa limpia en el banco, saqué mi toalla, el champú y el jabón y comencé a desvestirme. No pude evitar sentir su mirada clavada en mi dirección. Me bajé los calzoncillos, me puse la toalla alrededor y cogí lo que necesitaba para irme a la ducha lo antes posible. 
Debido a que soy de erección fácil, uno de mis requisitos para apuntarme a un gimnasio es que las duchas sean individuales y cerradas y este las tenía. Es por eso que me sentí aliviado de haber tomado esa decisión. 
Cuando abrí el agua escuché que alguien estaba hablando del otro lado de la puerta:
– Oye, perdona, me he dejado mi jabón ahí dentro.
No cabía duda, era él. Al escucharle se me aceleró todavía más el corazón. Con los nervios, no me había fijado que se habían dejado un bote de jabón en una de las repisas de la ducha. Lo cogí y cuando estaba abriendo la puerta, de repente la empujó rápido para meterse conmigo dentro.
– ¿Qué coño haces? –le grité en susurros, aunque en el vestuario no había nadie más. 
En el fondo me está encantando.
Había entrado tal y como le vi fuera de la ducha, todavía no se había quitado las mallas cortas de hacer ejercicio.
– ¿Te crees que no me he dado cuenta de que te la he puesto dura?
Bajé la mirada para ver su paquete y yo también debí provocarle el mismo efecto: la tenía tan dura y apretada en sus mallas que era imposible no verla. Me resultó muy difícil no reírme, de lo nervioso que me encontraba.
– ¡Pero qué dices!
– Deja de disimular, guapo. No me has quitado el ojo desde que estabas calentando.
Estaba ocurriendo todo tan rápido y había tanta tensión, que el único impulso que me salió fue el de besarle. Ya habría tiempo para arrepentirnos.
Mi beso fue bien recibido, porque no opuso resistencia. Es más, me empujó hacia la pared mientras nos besábamos. Nuestras lenguas estaban enfrascadas en una lucha de la que ninguno de los dos iba a ganar. Estaba alucinando. De repente, noto su mano acariciando mi erección y no pude evitar gemir.
– Espera, que aquí nos van a pillar – le dije entre susurros y jadeos.
– Puf, estamos muy cachondos…
Se pegó todavía más a mí y noté cómo nuestras pollas se rozaban cada vez más. Sin dudarlo, llevé mis manos a su culo. Si ya era un manjar a la vista, tocárselo fue indescriptible. 
Joder, estoy tan caliente que me da igual lo que ocurra fuera. 
De repente, escuchamos que alguien entraba al vestuario y nos quedamos inmóviles. Se llevó el dedo índice a sus labios, haciendo el gesto de silencio y nos quedamos atentos a los sonidos de fuera. Le vi abrir un poco la puerta para mirar y escuché la puerta de fuera volviéndose a abrir.
– Se han ido. Vente conmigo – me dijo, susurrando.
Salimos de la ducha, cogió unas llaves que tenía en su mochila y me agarró de la mano. Cruzamos todo el vestuario y me dirigió a una puerta que ponía “Privado” en rojo. Abrió la puerta con las llaves y, cuando entramos, vi que dentro había más duchas. Supuse que son las que utilizan las personas que trabajan aquí.
– ¿Qué es esto? ¿Cómo puedes entrar aquí? – Le pregunté mientras volvía a cerrar la puerta.
– No importa – y me plantó otro beso. 
Otra vez me llevó hacia una de las duchas y cuando llegamos, decidí encender el agua para quitarnos el sudor.
Mientras nos besábamos, sus manos recorrieron mi cuerpo, así como yo hice con el suyo. Estaba tan cachondo que incluso acariciar sus músculos era placentero de por sí. Llegué con mis manos a su culo y aproveché que tenía los dedos húmedos para jugar con su agujero y empezar a dilatarle. Pero me apartó la mano con suavidad y cerró el agua de la ducha.
Decidí ir un paso más allá: empecé a recorrer su cuello con mis labios con suavidad y fui bajando poco a poco por su pecho. A pesar de que estábamos dejándonos llevar por la lujuria, me tomé mi tiempo en besar cada rincón de su cuerpo. Cuando comencé a lamer sus pezones, le escuché gemir. De vez en cuando le daba pequeños mordisquitos porque me encantaba oírle disfrutar. Después fui bajando tranquilamente por sus abdominales y su pelvis, como si quisiera imprimir en 3D todo su cuerpo, hasta que llegué a mi objetivo.
Le bajé las mallas hasta quitárselas y tenía su mástil enfrente de mi cara. Se la cogí de la base, apretando, separé mis labios y con su mano fue guiando mi cabeza hasta metérmela entera en la boca.
– Joder – suspiró, mientras me empujaba lentamente hasta llegar al fondo de mi garganta.
Empecé a subir y bajar con mis labios una y otra vez por su erección. Noté que le temblaban un poco las piernas, así que se apoyó en la pared. Fue entonces cuando sus caderas comenzaron a moverse al ritmo de mis movimientos. A lo largo de mis 30 años he comido muchas pollas, pero no recordaba ninguna que me hubiera gustado tanto como la suya.
– Eres bueno chupando pollas… Si sigues así, no aguantaré mucho…
Solté su miembro haciendo un chasquido con mis labios y subí a besarle de nuevo. 
– Necesito follarte – le dije con labios hambrientos.
– Vas a tener que ganártelo…
– ¿No te parece suficiente ya?
Se quedó mirándome por un momento, sin poder disimular, mordiendo su labio inferior como había hecho antes, cuando cruzamos nuestras primeras palabras.
– Venga, dilátame – era todo lo que necesitaba oír.
Se giró y aproveché para frotar mi polla entre sus nalgas mientras fui besando cada músculo de su cuello y espalda, como si quisiera conocerle a través de mis labios. Después, fui bajando poco a poco y cuando llegué, mis ojos no podían creer la semejante maravilla que tenían delante. Debí quedarme mirando su culo con cara de tonto bastante rato porque me dijo:
– ¿Te gusta lo que ves?
– Tío, me pones muchísimo… 
Recorrí sus nalgas con mis labios, dándole besos cortos por donde pillaba, deseando que ese momento no acabara nunca. No soporté más esa tortura, así que se las abrí y empecé a lamerle con suavidad. Escuchar sus gemidos era placer para mis oídos, así que decidí aumentar el ritmo.
Después de un rato, me levanté y volví a subir hasta su cuello. 
– Voy a empezar con un dedo, ¿vale? – Le susurré.
– Haz lo que sea, pero date prisa porque no sé si podré soportarlo mucho más…
Mientras introducía el primer dedo, fui recorriendo su cuello a besos. Empecé a jugar con mi dedo para que su esfínter se fuera dilatando poco a poco y cuando fui notando que estaba menos apretado, le metí dos. Parecía que le estaba encantando la forma en la que jugaba con su próstata, porque me dijo: 
– Ya estoy listo, pero espera.
Salió de la ducha y se dirigió hacia una repisa donde había muchas cosas. Cogió una caja, sacó un condón y luego un lubricante. Yo estaba sorprendido.
– Veo que lo tienes todo preparado… 
Me sonrió mientras abría el envoltorio y volvía de nuevo a la ducha. Me dio un beso y me puso el condón con suavidad. Cogí el lubricante, me eché un chorro en la mano y, tras lubricarle a él, me eché más para lubricar el látex de mi polla hasta que quedara bien resbaladiza.
– Venga, deprisa… – En ese momento ya no me importaba nada más, sólo necesitaba meter mi polla palpitante en ese culo que tanto deseaba.
Se giró de cara a la pared, arqueando su espalda, le cogí de la cintura y empecé a empujar muy lentamente la punta para que su culo se acomodara poco a poco a mi polla. Cuando noté que se relajaba, comencé a meterla un poco más, hasta que pude llegar al final.
– Oh, Dios… – jadeó, cuando comencé a embestirle más y más. 
Al principio fueron movimientos suaves, pero cuando le vi moverse hacia atrás buscando más, empecé a penetrarle con más fuerza y profundidad. El sonido de nuestras respiraciones era tan fuerte que se podían oír por toda la habitación. Menos mal que en el vestuario de fuera también se escuchaba la música del gimnasio porque si no, nos hubieran pillado.
Miré hacia abajo donde se unían nuestros cuerpos y vi cómo mi polla se metía en tremenda maravilla.
– Puf, no te imaginas lo que me excita ver mi polla hundiéndose en tu culo… – Le dije, y aceleré mis embestidas.
Al decirle eso su cuerpo se tensó y mientras lo follaba, comenzó a masturbarse. Parecía que estaba tan caliente que no pudo durar mucho más, y vi que su polla empezó a eyacular semen por toda la pared.
– ¡Joder! No puedo aguantar más… – dije entre jadeos.
En cuestión de segundos no tardé en eyacular y llenar el condón dentro de él mientras jadeaba con fuerza. 
Apoyé mi cabeza en su marcada espalda mientras le tenía agarrado de su cintura. Necesitábamos recuperar nuestro aliento. Mi cabeza no paraba de dar vueltas después de tanto placer.
Una vez mi polla estaba fuera de él, me saqué el condón y volvimos a abrir el agua de la ducha para limpiarnos.
– ¿Trabajas aquí? – le pregunté. De repente recordé que estábamos en una habitación de uso privado del gimnasio.
– Soy el gerente que lo dirige – responde, guiñándome un ojo.
No me esperaba esa respuesta así que no supe qué responderle. Debió darse cuenta porque siguió hablando:
– Por cierto, ¿cómo te llamas?
– Martin, ¿y tú?
– David – sonríe.
– Pues David, he tenido el mejor sexo desde hace mucho tiempo… – y le planté un beso mientras envolvía su culo entre mis manos. 
Si hubiese sido por mí, no lo hubiera soltado nunca jamás.
20 notes · View notes
espejoobsidiana · 1 month
Text
Viva la Música (Ao3)
Día 1: Au Historico
Pareja Ecuchi
Advertencias Menciones implicitas de situacion politica, homofobia, uso recreativo de drogas y racismo
Resumen De Lima a París, de San Francisco a Viña, Manuel y Francisco tocan y se enamoran. De los 60s a 90s, el show debe continuar.
Playlisting (no son todas las canciones, más las vibes)
Lima, 1970
Cuando se conocen suena, de fondo “Virgenes del Sol” la voz gorjeante de Yma Sumac, la soprano Inca. Al oír la canción Francisco sonrié. Está esperando que comience el concierto de los “Los Jairas”, nunca había pensado ver tanta gente para escuchar música andina, y peor en Lima. Cuando le invitaron a la radio de Machachi por fiestas de pueblo a que toque su charango, él ya se sentía Elvis Presley más o menos o Julio Jaramillo. Cuando fue a Quito no lo podía creer. Pero Julio le asegura que la música andina estña triunfando en Europa. “Los Jairas”, tocan con un gringo que toca la quena. Julio, le dice que hay productores gringos que pueden contratarles, Francsico no sabe si le cree pero cuando le conoce en fiestas de Quito sabe que es el mejor charanguista que ha visto nunca. Así que acepta la locura de venir a Lima a ver un grupo boliviano tocar porque van a hacer unas tocadas de música andina. Franciso llevaba el pelo un poco largo de guagua pero desde que fue a Quito se lo cortó. Hoy, pero, se puso sombrero para que sepan que es indio y a recibido sonrisas de alguna gente, saludos en quechua.
Ahora, los hippies tienen el pelo largo, como el tipo alto a su lado que parece también medio perdido. Es blanco, alto y muy flaco con un bigote que le queda mal y el pelo lacio. Lleva un jean y una camisa blanca se ve moderno, unas gafas que le cubren media cara de marco de abuelita, seguramente limeño con plata. Francisco es callado, pero no es tímido. El otro chico tendrá su edad y está solo.
- Que bien que por lo menos nos pongan Yma Sumác para esperar, ¿no?
El tipo alto no dice nada. Francisco siente un poco de vergüenza pero luego ve que asiente.
- Sí… muy peruano. - Dice con algo de burla en la voz. Le dedica una sonrisa y Francisco quisiera preguntarle si no es peruano pero la musica comienza. El rondado suena un poco como la voz de Yma Sumac, como los pájaros de la cordillera. El hippie se quita las gafas.
El concierto dura dos horas. Francisco no puede despegar los ojos, de los artistas. El estadio se comienza a llenar y el hippie está tan cerca de él que sus brazos se tocan un poco, a su otro lado hay una familia con niños morenos. A Francisco no le molesta, suena el charango y a veces le no puede evitar poner los dedos en las posiciónes para tocarlo despues. El hippie mira tambien concentradísimo. Es una comunión con el público, cuando comienzan a cantar “La vida que me ha tocado” no puede evitar volover a mirar al hippie, los ojos marrón claro brillan, sus labios son delgados pero se extienden en una sonrisa. Los dos asienen.
Cuando para cerrar el concierto tocan “Las Virgenes del Sol” Francisco y su vecino comienzan a aplaudir y se sonrien de nuevo. Con las últimas notas siente una mano en su brazo. Un acento, decididamente no peruano.
- Soy Manuel Gonzalez, mucho gusto.
- Francisco Burgos. ¿Chileno?
Asiente con cuidado, la gente se comienza a ir.
- Yo soy de Ecuador.
Le mira a los ojos y aunque no saben que más decir se sonrién de nuevo, en el estadío aplauden para que toquen la última. Las luces se vuelven a apagar. Suena la de “Chapaco Preguntón” pero los dos se siguen mirando. Francisco se pregunta sí… Sería fácil rozarle la mano con los nudillo, si le quita es que nada, pero si se deja… así hizo con el Segundo Morales, el primero chico al que besó cuando fue a tocar a Cuenca al Corpus Cristi.
Pero no se atreve. Al final encuentra a Julio que le presenta a los músicos y Francisco se olvida de todo. Toman pisco y al final van a una fiesta a unas casas grandes del centro. Hay hartos indios, quichuas aymaras, gringos tambien, gente bien y gente rara. De repente se van hacía una salita donde están fumando y un hombro, de pelo largo, bigote feo, afina una guitarra.
- Franscisco, te presento a Manuel Gonzalez, ahí donde le ves con sus pintas de gringo es chileno y canta tonada, como Violeta Parra. Pero a veces le coge la locura y toca guitarra electrica. Es un huaso sicodelico.
Manuel parece anonadado un segundo. Luego le sonrié.
- Como Violeta tampoco. A mí aún no me invitan a París. Un placer verle de nuevo Francisco.
No explica nada más y comienza a tocar “Yo vendo unos ojos negros”. Francisco no puede dejar de mirarle. Manuel tampoco. Esa noche en Lima a Francisco le ofrecen LSD y no toma, whisky y agradece, pero solo se moja los labios. Manuel le ofrece ir a la terraza y acepta con gusto. Cuando se besan la boca del chileno está seca y se oye solo el mar.
***
San Francisco, 1966
En otra vida, Manuel hubiera sido ingeniero o economista. Es un chico brillante, de familia bien de Santiagon y aunque le gustaba la guitarra y los boleros un poco moridores y las tonadas de fiestas patrias el rock un poco muy ruidoso creían sus padres que se le pasaría cuando fuera a estudiar a Caltech ingenieria en minas.
Manuel siempre ha sido raro. Lee mucho y habla muy poco. Está esperando, ha estado leyendo y escribiendo y esperando. Tocando la guitarra, guardandose para algo que no sabe que es. Cuando se da cuenta que prefiere a los hombres no le choca, ha leido suficientes gringos y franceses para saber que asi pasa. Cuando entiende que no quiere ser ingeniero no se preocupa, sabe que uno puede siempre comenzar tarde.
En San Franscisco, eran los 60s, Manuel nunca ha sido bueno para hacer amigos pero es inteligente y entiende lo que pasa. Fue solo a conciertos de rock y solo a conciertos de funk. Fue solo a la playa y vio de reojo a los hippies. Solo se acerco a uno de sus compañeros cuando le vio tocando una canción que parecía un corrido o una tonada en la universidad. Un gringo rubio, con un tipo que parecía mexicano mirandolo.
- ¿Qué canción es esa? - Preguntó en inglés.
El moreno le sonrió, mirandolo de arriba abajo. Lleva un pantalon de tela y un chaleco con motivos que ha visto en los tejidos mexicanos de las pelicas que veia su abuela. El rubio solo estám comenzando a tocar un country más melodico, como una polka.
- Tantito de folk nomás. ¿Has oido hablar de Woodie Gutrie?
Woodie Gutrie, cantaba canciones viejas americanas que decían en la universidad que eran de campesinos incultos. Manuel era mucho de leer y una cosa le llevó a la otra y seis meses después estaba dejando ingenieria y comenzando literatura americana. Antesa de darse cuenta Manuel estaba escribiendo ensayos comparandon Neruda con la Beat Generation, teniendo opiniones sobre la Guerra de Vietnam, acompañando a Pedro a las reuniones de la la Mexican American Political Association y tomando LSD, mucho LSD en la playa de California que hacía que el cielo se uniera con el mar en una explosión roja. Las guitarra a la que alguien le intentaba sacar sonoridades indias le hacñia pensar en el sonido extraño, del guitarrón, en los tambores de los mapuches.
Cuando se graduó volvió con el pelo largo, un matón mexicano, y la representación de sintetizadores americanos. Sus padres casi se mueren.
- ¿Que vas a hacer Manuel?
- Ir a Viña. Allá necesitan de estos. - Dijo como si fuera evidente, y una semana después, alla fue.
***
Viña del Mar, 1972
Francisco se siente profundamente rídiculo con la dirección en un papelitop ahora destrozando en la mano. Él siempre ha sido callado pero valiente. Voluntarioso dice su abuelita. No le importo cuando le dijeron que vaya a aprenden una profesión y el decidió ser cantante. Pero gastarse casi todos los ahorros para ir a Chile porque le llamó un tipo al que besó una vez es ser ya shunsho. Pero no puede evitarlo, hay algo en Manuel, algo cercano. Cuando le llama siempre hay un momento que su corazón late “cual caballo desbocao” como diría la copla venezolana, al oír las entonaciones de su acento chileno, su voz grave. Se enamora más cada vez que se gasta la fortuna al telefono, le falta prender una vela para poder que la operadora pueda conectarles.
Nunca ha sido él de escribir pero con Manuel han intercambiado decenas de cartas, recortes de poemas y sobretodo canciones. Franscisco le habla a Manuel de sus animales y del campo, siente que le escucha, le habla de como los grupos andinos se están haciendo conocidos como ahora llenan estadios y tienen músicos acompañantes. Manuel le habla de la industria de la musica en la que está entrando más como productor y técnico de sonido.
Siguieron con indignación y luego tranquilidad el proceso por el copyright de “El Condor Pasa”.
Hablaban tambien de otras cosas :
“a veces cuando miro el mar me acuerdo de la noche que pasamos, hay lugares donde los hombres se encuentran en Santiago, pero me parece vacío no saber que puedo después hablar con alguien.”
“El otro día mi perro el Humberto se comió una flores que se llaman acá floripondio y estaba enfermo porque son flores que duermen, me acorde de que usted que tambien se come flores raras. A mí me han ofrecido floripondio, hasta la yagé que le dicen pero no quiero, quiero tener los ojos bien abiertos. No sé como explicar”
Manuel abre la puerta y parece algo molesto. Cuando le ve parece calmarse, coge su maleta y cierra la puerta.
- Señor Francisco.- Saluda, cómo si no lo conociera. Se ha cortado el pelo y por consejo suyo el bigote, pero aún tiene una melena. Las gafas de sol chocan con los parpádos largos de Francisco cuando se besan.
- Manuel González. - Lo dice con un cariño que al chileno haría suspirar.
Cada vez que escribe, cada vez que le habla a Francisco, siente por un segundo que no es enserio. Que se está inventando todo y que se va a disipar todo como una alucinación de las que tenía en la universidad bajos los efectos del LSD. No sabe bien que hacer pero quiere tocarle, deja la mano en su hombro y luego le coge la muñeca delicadamente. No se acuestan ese día, no directamente, pasan más tiempo mostrandose los ultimas discos que han adquirido con el sudor y haciendo llorar a sus respectivos instrumentos. Cuando el sol se está acostando comen pan y con paté. Francisco ha hecho 56 horas de bus con una parada en Lima de una noche asi que Manuel pone un vinil de música india y le masagea la espalda un largo tiempo.
Está vivo se da cuenta, el hombre que le hace reír, que toca el charango con un toque saltarín de sanjuanito está realmente con él, su piel caliente bajo sus manos.
- Con esta música se cogían todos los hippies de mi universidad gringa. - Le murmura cerca del oído, intenta que sea sensual pero Francisco se ríe. Se ríe y se ríe, alegre.
- Shunsho eres Manuel.- Le besa todavía sonriendo. - Yo me acuesto con usted hasta con el himno nacional.
Esta vez es Manuel quién no puede dejar de reirse hasta que comienzan a besarse, se oye afuera, también el mar.
Francisco es serrano y si no confía en bañarse en mar abierto, no puede dejar de mirar al mar. Van al mar casi todos los días y escuchan todos los vinilos que tiene. A los tres días de llegar, Manuel le pide que toque el charango y comienza a tocar, en algunas partes rasgasdos largos en su guiterra electrica.
- Deberíamos ir a París. Usted toca el charango, y yo le hago arreglos sicodelicos. Algo nos han de dar.
Francisco no dice nada. No se ríe, solo piensa, piensa como cuando decidió ir a tocar de pueblo en pueblo, piensa en una vida tan lejos de su tierra.
- No. Muy lejos París, pero si fuera más cerca…
Francisco se da cuenta que nunca ha escrito en Kichwa, pero trata para escribirle una carta a su abuelita y su mamás que habla del destino, de la vida, de que hay aviones, de buscar buenas cosas. Cuando habla con su mamá por telefono, ella llora pero le dice que sabía que es culpa suya porque le dejo hacerse cantante y ellos siempre cogen camino.
***
París, 1991
Los 90s eran otro tiempo, si hubieran sido los 1890, Mario hubiera estado probablement feliz de ir a estudiar a París, porque él era un pianista arrecho, y en ese tiempo París y Vienna eran todo. Pero los tiempos han cambiado y a donde quería haberse ido a Mario, era a Miami, lamentablemente por culpa de Miami Vice, y seguramente por prestigio antes los vecinos lo mandaron a París.
En ese tiempo, solo se hablaba con la casa una vez a la semana. Treinta minutos que le costaban un ojo de la cara. Hablaba más con su mamá que le recomendaba que comiera bien; él decía que por suerte comía como alquilado y que si le gustaba en pan. Hablaba con su papá que le decía que tenía que estudiar, y los estudios del conservatorio, que por cierto, iban muy bien. A quién les mentía era a los primos, que solo le prguntaban las francesas, las parisinas, que dicen que son….
“Sí, sí!” Mentía Mario, porque no tenía como decirles que desde que llegó a Paris, estaba persiguiendo a una colombiana.
Al comienzo no sabía de dónde era Catalina. Tenía compañeros de todo el mundo. Era una morena preciosa, se vestía a la moda, jeans de corte clásico y material bueno y un cintillo, muchas veces azul en el pelo con chaquetas de tela colorida y tacones cuadrados. Moderna y elegante.
- Te juro, Sebas, que la Cata es latina. Latina caribeña, yo conozco a mi gente.- Afirmaba, con la seguridad con la que a los catorce había decidido que sería músico y con la que hablaba en el peor francés del mundo.
Sebastían, su mejor amigo un uruguayo de ascendencia italian que hablaba mejor francés que él le dijo que si parecía latina, pero nunca le oido hablar español.
- Pero puedes preguntar, tiene muchos amigos, es popular en el conservatorio. - Le explica.
- Sí, tercer violín y el cuerpo que acompaña.- dice en voz baja para que las chicas no lo oiga. Sebastían no se lo espera y le mata de la risa.
- No, osea sí. Pero ahí dónde la vez Cata hace mezclas de techno.
Mario ha oido, porque no es por nada pero saber, un poco de música de los USA, el es un hombre de rock, house, salsa y Chopín, Falla y Teresa Carreño. Pero sabe que desde los 50’s están conectado todo a un parlante electrico. Y ahora nisiquiera hay intrumento, y aún así ha conquistado a europa.
- ¿Tecno casero, en París? - Pregunta porque las calles empredradas al borde del Sena y el europop no le parece que va mucho con eso, él diría mas que eso es cosa de alemanes o de gringos.
- Hay todo en París, pero su familia tiene un almacén de discos de vinil y Cds, “L’Ima” calle de Turbigo, en el Marais, unos barrios interesantes.- Explica Sebastían.
- Habrá que ir.
***
Catalina no es tonta, tiene muchos amigos, es el tercer violín de la orquesta joven del conservatorio nacional así que por cariño o interés le han estado ya diciendo que el pianista venezolano, guapo y talentoso pregunta a todos si ella es latina.
Catalina tiene la suerte de serlo, cuando en los 80s se puso de moda adoptar niños colombianos muchos terminaron lejos de su tierra, siendo de otra parte. No soy de aquí ni soy de allá, como dice Facundo Cabral. A veces se acuerda de su madre, pero si la busca quiere que sea después. Cuando de mi primer concierto de solista se ha prometido. No quiere presentarse con menos.
Su identidad está estrechamente ligada a la música, sus padres tenían en la tienda cumbia y vallenato. Compraron dos viniles del Festival de Bambuco, Cantares de Colombia y Sonidos del Pacífico. Junto a las canciones de Maria Elena Wash habían movido cielo y tierra para conseguir Cds de niños de la editora Lexus con hits del tamaño de la Iguana que tomaba café y La Serpiente de Tierra Caliente. En la casa hablan solo español, pero su lengua materna es la música.
Francisco es cantante de música andina, un tiempo fue su actividad principal y su Manuel tiene una negocio de alquiler de equipo de sonido. Pero la familia se dedica sobretodo a “L’Ima” es lugar de peregrinación de trabajadores de las embajadas que se olvidaron de traer música patria, los casados que pasaron su luna de miel en Acapulco, Cartagena o por alguna razón, Lima, de estudiantes latinos nostálgicos y antropologos americanistas. Tienen una pared entera de música andina, más que cualquier disquera de París. Hay unos antilleses que tienen una tienda de música caribeña con más salsa en Colombes, sí, y un argentino que tiene una milona en el distrito 10mo de París con todo el tango habido y por haber dónde a veces van a comer empadas, porque claro que las venden. Pero ellos tiene tonadas chilenas, una buena selección de Salsa y Merengue, Boleros, Bossa Nova, Rancheras y Música del recuerdo. Sobretodo tienen las últimas cumbias y chichas sicodelicas que gustán tanto a los alternativos. Y una sección North American Folk que tiene el disco preferido de Catalina de Rancheras de Linda Ronstand que cree que fue lo que hizo que se enamorara del violín.
El acento de Catalina es raro, usa expresiones que aprende en libros del siglo XIX y en revistas actuales, trata a veces de imitar las novelas y peliculas que compraron en VHS la última vez que fueron a Bogotá. Pero prefiere hablar en la mezcla de acentos que es la suya, le dicen que parece peruana, de los Andes. No ayuda que a veces dice cosas que Francisco ha dicho toda su vida y luego, después de años Manuel le dice, “pero eso es quechua, tus amigos no te van a entender”.
Cata sabe que es privilegiada, mimada, que sus padres tuvieron que luchar para dedicarse a la música. Para estar juntos también, pero eso hasta en París no es lo más común. Esto le dice a Mario cuando le acepta una cita mientras se come una crepe que no dejó que pagara.
Parece que pudiera ver como los engrenages en el cerebro del chico giran como trata de entender lo del charango y la adopción, Viña del Mar y París, la politíca que los obligo a irse y la música que les hizo quedarse juntos. Y sobretodo….
- Mis papás. - dijo con una pausa que trataba que fuera más casual que dramática - Francisco, que toca el charango es un instrumento andino como el cuatro de ustedes. Y Manuel que toca la guitarra pero está más en el sonido. Los dos se conocieron en un concierto, ¿no? Así que yo me crié en la música.
Es una especie de prueba, sabe que lo sabe. El deseo de Mario esta luchando con sus concepciones de la familia y la sexualidad en tiempo real. Quiera saber porque se vinieron a París y si no tenían problemas con eso, si es legar adoptar niños entre dos… lo que más quiere sin embargo es que la colombiana le pare bola.
- ¡Chévere!- Se atreve finalmente. - Qué…. Interesante.
- Sí ¿verdad? - La sonrisa de Catalina parece iluminar la tarde gris de París.
5 notes · View notes
yrandsims · 6 months
Text
Tumblr media
Después de peinar hasta el ultimo rincón de la orilla, encontraron algunos trapos, restos de velas de barco que les sirvieron para improvisar una cama sobre la arena.
No era la gran cosa, pero era un indicio mas, de que había gente cerca. ¿Un puerto pesquero tal vez?
Tumblr media
Ambos se durmieron como niños. Aunque poco pudieron disfrutar de aquel descanso, ya que la lluvia les despertó.
Tumblr media
Por fin algo de agua dulce. Era lo que ambos necesitaban, la piel estaba tirante del calor y la salitre, aquel aguacero seria lo mas parecido a una ducha que podrían disfrutar. Así que ambos, uno a cada esquina, se despojaron de sus ropas y comenzaron a frotar.
"Mmm ... y si echaba tan solo una miradita ?, seguro que mirar aquel cuerpo serrano de reojo no le haría daño a nadie , verdad?
Tumblr media Tumblr media
Enzo se sentía renovado. Que bien que le había venido aquella duchita.
Tal vez era el momento de tratar de cubrir alguna de sus otras necesidades. 😏
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Enzo : Oye rubia ¿Qué tal la duchita? yo me siento como nuevo
Emma: Si claro, se agradece, pero Emm, me llamo Emma, no rubita.
Enzo: Bueno Emma, me preguntaba que ahora que ya estamos los dos ya mas agustito tras la ducha y la tarde quedo despejada, pues no se que tal vez podriamos divertirmos un rato...
Emma: Mira.. Esto.. ¿Cómo decías que te llamabas? (ella disimulando🤣)
Enzo: Enzo
Emma: Eso Enzo, en este momento lo que tengo es hambre y ganas de salir de esta dichosa isla, si tienes interés en divertirte te aconsejo que te des una alegría tu mismo y te lo soluciones. Y si no quieres volver a tener que comer comida medio podrida, te aconsejaría que te pusieras a pescar conmigo.
Enzo: Esta bien Rubia, pero en algún momento tambien tendrás necesidades, para cuando llegue ese momento ... me avisas.
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
En otras circunstancias se habría pirado de allí y la hubiera mandado a la mierda, pero estaban tirados en una isla y ni idea de cuando podrían salir de allí.
Iba a tocar tragarse el orgullo, por si el "hambre" llegaba a agobiar.
Y como aun no conseguían montar la fogata, el orgullo no fue lo único que se tuvo que comer Enzo😂
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Despues indigestarse comiendo el ultimo trozo de basura, y despues de un dia peinando la playa y pescando, los chicos se regalaron un momento de relax.
Enzo: ¿Te han dicho alguna vez que eres una rubia muy borde?
Emma: ¿Y a ti que eres un moreno muy baboso?
Enzo: Venga ¿no vamos a tener ni una pequeña tregua? piensa que vamos a estar aquí por largo tiempo. Además, ¿Qué quieres?¿ tu no te apuntaste al crucero para conocer tíos o que?
Emma: Pues si, pero...
Enzo: ¿Esperabas encontrar el amor? 🤣 Venga rubia, a estos cruceros se viene, a lo que se viene.
Emma: A ver no vengo buscando amor, pero me imaginaba mas bien tomándome un cubata en la terraza de un barco, y acabando la noche en el jacuzzi con un morenazo. No tirada en la arena de una playa desierta quemada por el sol, apestando a pescado y al lado de un tío que ante un momento como el que estamos viviendo, se preocupa mas de echar un polvo que de conseguir algo que comer, no se.
Enzo : A ver, que la comida es importante🤣🤣🤣, pero ... - sonríe -Venga soy un capullo, esta bien, me quedo ese premio, pero y tu Doña borde, dime y ¿antes de convertirte en la nueva Robinson Crouse a que te dedicabas? ¿Dónde vivías? , cuéntame, ¿por que este viaje?
Emma: ¿Yo? Pues soy actriz, o eso trato, aunque las cosas no estan saliendo como esperaba. Me mude hace unos meses a Sol Valley, pero solo consigo papeles enanos de anuncios de detergentes, una mierda vaya, y este viaje se trataba de darme un respiro.
Enzo : Mmm actriz ,nada mal rubia, pues yo soy de San Myshuno y trabajo de Dj en una de las discotecas mas importantes de la ciudad. No puedo quejarme. Y el viaje pues ya te puedes imaginar para que 😏
Charlaron por un rato, era la primera vez que Enzo era un poco menos imbecil. A ver imbecil era un rato, pero el oyuelo que le salia cuando sonreia era muy mono..
"Emma concéntrate"
Y al final después de un día agotador cayeron dormidos bajo el cielo estrellado.
Tumblr media Tumblr media
✨INICIO - ANTERIOR - SIGUIENTE✨
7 notes · View notes
athenalynx98 · 27 days
Text
Tumblr media
SINOPSIS
El amor a primera vista existe y William lo sabe. El problema es el chico del cual se enamora.
No todas las historias tienen finales felices y esta puede ser una de ellas.
ADVERTENCIAS
Contiene abuso psicológico.
Hay muerte. No de forma explícita pero la hay.
Escribí esto en 2019, cuando tenía 18/19 años. Lo he corregido varias veces, pero, por si acaso, pido perdón por adelantado xd
Me he basé en el título de las canciones del álbum You Made My Dawn de Seventeen para cada capítulo (sin contar prólogo y epílogo) y para el título de la obra.
Eso es todo 💞
Tumblr media
YOU MADE MY DAWN
Prólogo. Café solo
I
Pasabas por delante de esa cafetería cada día, cuando volvías de la universidad. Nunca habías entrado ni te habías fijado en ella. Hasta ese día.
Aquel día te habías dejado las llaves de casa y tenías que esperar a que tu madre volviese del trabajo. Había sido un mal día: habías llegado tarde a la universidad, te habían puesto una nota baja en un trabajo y para colmo te había tocado ir de pie en el metro.
Empujaste la puerta de cristal y saludaste con un gesto de cabeza al camarero. Echaste un vistazo rápido a tu alrededor y reparaste en que el lugar estaba casi vacío. Había una señora mayor sentada en una mesa, que removía su café distraídamente mientras miraba a través de la ventana, y dos chicos algo mayores que tú sentados en otra de las mesas, en la más alejada de la puerta.
Fuiste hacia la barra y pediste un café solo. Pagaste, te acercaste a una de las mesas y te dejaste caer en la silla, exhausto. El camarero te trajo el café y le diste las gracias. Sacaste tu desgastado ejemplar de Orgullo y prejuicio y retomaste la lectura por donde lo habías dejado.
Llevabas media hora leyendo cuando la puerta de la cafetería se abrió y entró él. Se acercó alegremente a la barra y pidió, con voz grave pero dulce, un batido de vainilla. Tú alzaste la vista del libro y lo miraste detenidamente.
Era alto, moreno y tenía el cabello negro. Cuando pudiste verle la cara te quedaste sin respiración durante unos segundos. Era hermoso. Tenía unos ojos oscuros preciosos y al sonreír pudiste ver que tenía unos pequeños colmillos. Se sentó en uno de los taburetes y sacó de su mochila una pequeña libreta y un bolígrafo.
El camarero le dio el batido y él se lo agradeció mientras esbozaba una sonrisa. Miró a su alrededor y te vio. Rápidamente apartaste la vista y fijaste tu mirada en el libro, turbado.
Esperaste unos minutos para volver a mirarlo y viste como escribía en la libreta. Tenía el ceño fruncido, en un gesto de concentración, y de vez en cuando paraba de escribir, se daba golpecitos con el bolígrafo en la sien y volvía al trabajo. Intentabas apartar la vista de él, pero te resultaba imposible. Te tenía fascinado y no sabías porqué.
De repente, el móvil sonó en el bolsillo de tu abrigo y lo sacaste apresuradamente. Era tu madre, que había enviado un mensaje diciéndote que ya llegaba y que te esperaba delante de casa.
Te guardaste el móvil en el bolsillo de nuevo y terminaste de un trago el café que quedaba. Limpiaste tus gafas en el borde de la camisa y te levantaste de un salto. Cogiste la mochila del suelo y te la cargaste a un hombro mientras agarrabas el libro con fuerza. Te despediste del camarero y saliste de la cafetería, echando un último vistazo al joven.
II
Desde entonces fuiste cada día a la cafetería. Pedías un café solo, te sentabas en la misma mesa y leías el mismo libro. Esperabas hasta que llegaba él. Cuando la puerta se abría alzabas la vista un poco y lo mirabas por encima de la montura de tus gafas. Él se dirigía a la barra y pedía siempre lo mismo; un batido de vainilla. Sacaba de su mochila el mismo bolígrafo y se ponía a escribir. Tú bajabas la vista y seguías leyendo.
Nunca os poníais de acuerdo para miraros. Cuando él te miraba tu leías y cuando tú lo mirabas él escribía.
Cuando el reloj marcaba las seis menos cinco el chico dejaba de escribir, se guardaba la libreta en la mochila, pagaba y se iba. Tú lo veías salir y cuando la puerta se cerraba tras él dabas un largo suspiro. Cuando eran las seis y diez cerrabas tu libro, te terminabas el café, limpiabas tus gafas y te ibas. Así día tras día.
III
Ya había pasado un mes y tú todavía no habías reunido el valor suficiente para hablar con él. Te habías imaginado un montón de veces como sería; que le dirías, cómo reaccionaría, que te contestaría, como te sentirías al ver su sonrisa de hermosos colmillos de nuevo… pero nunca te atrevías a dar el paso.
Siempre se repetía la misma rutina. Día tras día, libro tras libro, café tras café. Lo mirabas. Apartabas la vista. Te miraba. Y apartaba la vista.
Tú leías y él escribía. A veces era al revés. Sea como fuere, nunca os poníais de acuerdo.
Un día reuniste el valor necesario para hablarle. Para conocerlo, dar paso a las palabras y que pasara lo que tuviera que pasar. Pero llegaste tarde. Él no fue aquel día. Lo esperaste hasta las seis y diez, pero no apareció. Al día siguiente volviste a ir, pero tampoco fue. Ni al otro tampoco. No volvió a aparecer por aquella cafetería por una larga temporada.
Las palabras no llegaron a tiempo.
4 notes · View notes
f-a-k-e-love · 4 days
Text
Entre el 26 de septiembre y el 2 octubre del 2014.
Regresaba de la universidad con mi hermana, estábamos en el paradero de Taxqueña esperando el camión a casa. En la misma fila, estaba formado un chico de aproximadamente 20 años que no tenía apariencia de citadino. ¿Un campesino?
El chico tenía una camisa vieja amarillenta que no era de su talla y unos pantalones viejos y zancones de vestir, eran los de un niño, pero aún le quedaban por la delgadez. Él era muy moreno, de rasgos indígenas, de aspecto deshidratado, se veía que había estado bajo el Sol largas horas. Lo más llamativo eran sus zapatos, formales rotos, le quedaban grandes, muy viejos, salpicados de lodo, probablemente le lastimaban. No traía calcetines.
Se subió al camión, era un chico casi de mi edad que se veía muy pobre, cansado y solo. Su apariencia me apachurró el corazón. Además, se veía algo desorientado en la ciudad. Se sentó cerca de nosotras y luego nos preguntó que si ya iba a llegar al ESIME Culhuacán. Le dijimos que sí.
De pronto contestó una llamada en un celular viejo, decía algo así como: "No señorita ahorita no puedo contestarle, los padres, yo, estamos muy dolidos con lo de mis compañeros de Ayotzinapa, ahorita voy al poli a ver qué podemos hacer los estudiantes".
En ese momento, no sabíamos la magnitud de lo que había pasado en el país. No había, claridad, solo se sabía de que por ahí había habido un enfrentamiento con jóvenes. Pero después pude entender la desesperación del muchacho y lo doloroso de su circunstancia.
2 notes · View notes
etherealreaperr · 1 year
Text
Leon x Luis: alguien con quien desnudarse
Luis tenía bastante experiencia en las relaciones sexuales, se había acostado tanto con mujeres como con hombres y al final se dio cuenta de que se decantaba mucho más por los últimos. Leon, por su parte, no tenía tanta experiencia, no era virgen pero tampoco había experimentado demasiado. Por eso se dejó guiar por su pareja. Ese era el motivo que quería creerse pero la realidad era que sentía una gran debilidad por el español, lo cual ocultaba con su actitud estoica e independiente.
Pero lo cierto era que le necesitaba. Con urgencia. 
Llevaban un buen rato intercambiando besos húmedos en la encimera de la cocina y Leon podía sentir como sus piernas se contraían ligeramente, dejándole claro que necesitaba más.
Las manos de Luis se deslizaron lentamente hasta su cintura y hurgaron hasta encontrar los pliegues de la ropa de su novio, sus manos calientes recorriendo el torso contrario con una devoción innata.
El más alto le admiraba como si de una obra de arte se tratase, tenía cuidado y mimo, procurando dedicarle una buena parte de tiempo a cada trozo de piel de su cuerpo. Besando, lamiendo, mordiendo, apretando. 
El rubio estaba perdiendo la cabeza, Luis sabía cómo hacerle perder los estribos en todos los aspectos y ese era probablemente su mejor juego. Se bajó de la encima sin separar su cuerpo del contrario, agarrando las solapas de su chaqueta con fuerza, como si temiese que se apartase más de dos centímetros.
Los dos hombres se dirigieron hacia su habitación mientras tenía lugar un baile de besos. Ninguno de los dos pretendía ceder pero se tuvieron que separar cuando los gemelos de Leon se chocaron contra su cama.
Se quitó rápidamente la camiseta y el cinturón mientras que Luis tenía los labios anclados a cualquier parte de su cuerpo: primero los muslos y después el cuello. No parecía tener ninguna prisa por desnudarse. Pero el americano sí. Le intentó sacar la chaqueta y después la camisa, pero el moreno no hacía ningún esfuerzo por colaborar, como era típico en él.
-¿Qué prisa tienes, cielo?
-Que no lo aguanto más, ese es mi problema.
-A los chicos impacientes no les llega su recompensa.
Luis era un amante lento, se tomaba el amor con calma pero con la suficiente intensidad como para abrasar a cualquier hombre y Leon no estaba del todo seguro de si le encantaba o le enloquecía. Ambas. El castaño se quitó la camisa, por fin, y el rubio aprovechó para quitarse todo menos la ropa interior. La protuberante erección le molestaba, quería sacarse esa sensación y sustituirla por algo mejor...algo que sólo podía experimentar con su pareja. El sexo que tenía con Luis era incomparable a las experiencias anteriores, él simplemente sabía cómo amar.
El rubio decidió tranquilizarse, intentar disfrutar del momento aunque todo su cuerpo se volcase de manera instintiva hacia el contrario. Este le besó todo el pecho, arrastrando sus manos por su columna vertebral, perfilando todas sus vertebras. Su espalda se arqueó ante el ardiente contacto pegando más aun su pecho a la boca del otro. Las manos pasaron de la espalda a los pectorales, donde acarició y apretó juguetonamente, dejando surcos con su lengua por el estómago del rubio. No era capaz de contener las exhalaciones que salían de su boca, sabía que Luis lo adoraba pero intentaba contenerse. Todavía le quedaba algo de orgullo para no darle todo lo que el castaño desease. Pero todo su orgullo se fue a la mierda cuando apretó sus pezones, ese gesto tan repentino le hizo inhalar una bocanada de aire entrecortada.
-Déjame escucharte, precioso, deja de hacerte el duro cuando los dos sabemos que lo amas.
Esa era la parte que más odiaba de él: en todo momento sabía lo que le pasaba por la mente. Era imposible ocultarle algo. Leon agarró de los hombros a Luis y acercó su boca a la suya, robando un beso profundo y apasionado. Leon pudo sentir como Luis suspiraba pesadamente entre sus besos, significaba que él también se estaba enloqueciendo poco a poco. Luis bajó sus manos hasta las nalgas del rubio y las agarró con firmeza al mismo tiempo que separaba las piernas del contrario para dejar espacio. Sabía lo que eso significaba.
-Por fin nos hemos decidido, ¿eh?
-Es imposible resistirse a tus encantos, príncipe.
-Lo sé.
Luis terminó de desnudarse y de paso a su pareja, su pene completamente duro y preparado para tomar al contrario. El rubio no se perdía ni un sólo movimiento del otro, atento a sus ojos, su sonrisa, sus hombros, sus caderas...Durante tanto tiempo se había preguntado si de verdad existía un sentimiento como ese, y ahí estaba la prueba viviente. Incendiado de amor, dejó de oponer resistencia, dejó que el moreno hiciese su magia, aceptando todo lo que tenía que ofrecerle. Luis se metió el dedo corazón y el anular en la boca, dejando un rastro de saliva que caía encima de los muslos del rubio. Sin dilación, metió sus dedos dentro del agujero de su novio, notó como su interior se contraía ante el inesperado movimiento pero rápidamente lo aceptó.
-¿Subimos la intensidad?
-¿En serio tienes que preguntarlo?
Luis sacó sus dedos para reemplazarlos con su pene, fue poco a poco, dejando que el contrario aceptase y desease más a cada segundo. Aprovechando cada momento al máximo, Luis dejó chupetones y mordiscos haya donde su boca se posase, es decir, el cuello de Leon. Este último exhalaba violentamente, su respiración agitada hacía que su pecho subiese y bajase sin cesar, y las uñas de sus manos se anclaban a los tríceps de su amante. 
Los movimientos de cadera no se hicieron de esperar, empezando con un ritmo lento y fácil de seguir, aunque a cada segundo aumentaba ligeramente la velocidad y la fuerza. El español tenía resistencia para lo que quería, cuando se trataba de sexo, encima con Leon, podía aguantar horas y horas si su príncipe se lo pedía. El príncipe en cuestión se encontraba gimiendo, gruñendo suavemente y aferrándose a cada minúsculo espacio de piel española que encontraba. Su vista estaba prácticamente nublada, solo sintiendo las potentes estocadas en su interior, frenéticas y desesperadas, intentando abrirse paso dentro de todos sus sentidos. Estaba sudando, joder que si estaba sudando, quizá hasta estaba llorando y babeando un poco pero le importaba una mierda. Tenía asuntos más importantes a los que prestar atención.
Siendo medio consciente de ello, notó como Luis bajaba el ritmo gradualmente, ¿por qué? Ninguno de los dos había llegado al clímax, ¿entonces qué era? Miró a su novio a través de las lágrimas y se encontró con la cara que tanto amaba con una mueca de preocupación.
-Leon, ¿estás bien, mi amor?-La mano que antes agarraba firmemente sus nalgas se posó en su mejilla izquierda.
"Claro que sí" Quiso responder, pero se encontró con que las palabras no salían de su boca porque no podía respirar, sus exhalaciones eran incontrolables, al igual que sus lágrimas. De un momento a otro, el éxtasis que estaba sintiendo fue sustituido por una angustia asfixiante. Luis sacó su pene de su agujero y recolocó rápidamente a su amado, sentándole sobre sus muslos. 
¿Por qué no podía dejar de llorar, qué le estaba pasando? Se tapó la cara con las manos, avergonzado. No obstante, el contrario sujetó sus manos con delicadeza pero con firmeza.
-No pasa nada, mi vida, estoy aquí.-El agente pudo apreciar como le miraba a través del llanto y se lanzó a sus hombros, en busca de un abrazo que pudiese esconderle del mundo real.
-Lo siento, lo siento, lo siento mucho, no sé qué me pasa, algo tiene que estar...-Las palabras y los pensamientos sin sentidos fueron callados rápidamente.
-No pidas perdón. Sé lo que te pasa, estás sobreestimulado, eso es todo. No hay nada malo contigo, de verdad.
-Pero...estaba disfrutando mucho...
-Sólo estabas disfrutando demasiado. Esto ya lo he vivido antes y te prometo que es perfectamente normal. A veces nos sentimos desbordados por nuestros propios sentidos, eso es todo.
A Leon todavía le estaba costando coger el aire, aunque más bien era expulsarlo. Necesitó varios segundos hasta poder formar una frase con sentido.
-¿Me prometes que es normal?
-Pongo mi vida en el fuego, Leon.-Trazó líneas por toda su espalda, intentando que ninguna parte de su cuerpo se quedase fría.
-¿Estás enfadado?
-Si sigues haciendo preguntas estúpidas sí que me enfadaré.-Cogió la cara de Leon entre sus manos y se separó unos centímetros.-Estoy bien, no ha pasado nada. Te sigo amando tanto como antes, así que, por favor, no llores más. Detesto verte llorar así.
El rubio se limpió sus lágrimas con el dorso de sus manos y trató de controlar al completo su respiración.
-Te quiero, mi caballero.-Tras eso, los dos hombres se tumbaron en la cama compartida y hablaron de temas sin importancia, tratando de relajar el ánimo del americano. 
El sexo no era idílico casi nunca, en ocasiones ocurrían cosas como esas pero la clave estaba en tener a alguien con quien poder mostrarse desnudo en todos los sentidos de la palabra.
26 notes · View notes
revistapipazo · 1 month
Text
República Dominicana, paraíso de mierda. [Cap. 1]
En unas maravillosas vacaciones que tuvimos con mi esposito hermoso a República Dominicana, y donde todo apuntaba a  ser una de las mejores, conocimos de una manera bastante inusual a Michael. Un policía pendejo, moreno-moreno [no alcanzaba a ser negro], de 2 metros, gordo a reventar, y de dientes separados.
Este “paco”, pa’ puro huevearnos, nos paró en el auto que habíamos arrendado, en una ruta cualquiera junto a su compañero.  El partner, más que respeto, inspiraba lástima, ya que su condición física dejaba bastante que desear. Para empezar, era más flaco que una espina, carecía de un incisivo superior, y a pesar de comentarnos que tenía 36 años, nosotros le echábamos mínimo, 50. El adorable compañero, llamado Justo –irónico-,  nos dice sin arrugársele si quiera el rostro, y mostrando su arma, intimidando, “Que podíamos arreglarnos de alguna manera, ya que al ser turistas, nada nos costaría.”
Michael, muy desatendido de la situación, se paró atrás del vehículo, “haciendo” como que revisaba papeles.
“Conchetumare! Estos culiaos nos van a desbancar.” –Fue lo que pensé al instante.-
Entonces, sin más, Ramón, mi esposito, pregunta:
“¿Y cuál sería en este caso el trato?”
“Bueno, ya tú sa’e, la vida en este país es cara. Uno no gana  suficiente, y hay que comprarle leche a los chicos, hay que bebel –chupar-, hay que jugal –apostar-, hay que mantener a la doña y hay que paseal con la querida –amante-… con 5 gringos -dólares-, se van calmaditos y aquí no ha pasado nada.”
Obviamente, casi me meo de la risa, porque consideré una burla pedir como 3 lucas en plata chilena y con tal escándalo. La hueá, es que les pasamos como 12 dólares, “para que se las reparta con el amigo” y fufú, volamos.
Increíblemente, en la discotec del resort en que estábamos, nos encontramos el mismo día, con un renovado Michael, que andaba con su novia, Luzdimy. Todo intento de hacernos los lagis, para que no nos identificara el guatón culiao, fueron en vano. Salió a nuestro encuentro como si fuéramos grandes amigos.
“Mis helmanos! Me recuerdan? Soy el “poli” que los capturó en la ruta con Justo! Qué agradable encontrarlos acá! Ella es Luzdimy, mi novia.”
La primera hueá que se me pasó por la mente, fue que Michael nos tendría de caseros y nos sacaría hasta el último centavo esa noche y las noches posteriores, ya que teníamos la experiencia previa, grabada a fuego en nuestras retinas.
Error! Michael resultó ser un tipo muy muy simpático, y sin más, nos invitó gratamente a irnos a otra parte “mejor”, para conocer realmente lo que es el “espíritu Dominicano”.
República Dominicana, es una país de mierda, al igual que Cuba. Lo lindo para el turista y el resto, BASURA.  Pero confiamos en nuestro anfitrión y partimos a una hueá que se llama “A quién chucha le importa”; en un barrio que se veía bastante decente.  La primera sorpresa, fue que había una fila enorme de hueones esperando entrar, todos simil Daddy Yankee, y las minas, cual putazas de sus videos, hasta decir basta.
Al llegar, como íbamos con Michael, “el poli”, nos dejaron entrar de una, y grande fue mi sorpresa, al ver que en vez de hacer la revisión de rigor en todo antro nocturno como cualquiera, nos pidieron que nos dirigiéramos directamente a una especie de “guardarropía de armas”…
CUECK!
Qué chucha!
“Ah, mi helmanita, es que en tu país no me  diga que la gente anda desalmá?” –Me pregunta Michael como si fuera la hueá más normal del mundo, andar cargado hasta los dientes.-
“O sea, de seguro que más de alguno anda armado, pero sorry… ‘guardarropía de armas’? Qué mierda!”
“Bueno, acá nadie sale si su arma. Entonces pol seguridad, y evital matanza, se está obligado a dejar a resguardo el arma.”
Ahí mismo me sentí completamente desubicada, y temerosa de mi triste destino. Snif.
Asombroso, era ver como hombres y mujeres, cual desfile, dejaban sus “fierros” en la caseta culiá, como uno deja por $500 una simple chaqueta.
Después de quedar como zanja con ron Brugal, andar cagaos de miedo, porque se armaron las más grandes trifulcas en la hueá, y no moverme por ningún motivo del rincón en el que estábamos, todo gratis, porque Michael subvencionó  todo esa noche, nos percatamos que venía de una buena familia, y que además era dentista y trabajaba para la policía por opción, ya que su padre era paco,  a pesar de ganar al cambio nacional, míseras 80 lucas.
Fue tanta la cagaera de miedo “amistad” que formamos, que esa noche seguimos en su casa el mambo, junto a su caribeña familia, los que se levantaron a agasajarnos con carne de puelco, y ñames asados.
Nos dedicamos a bailar merengue, vallenato, salsa, -mierda de bailes- a conversar con la familia y con los dos hueones borrachos, cómo si el mundo se fuera a acabar.
Entre medio de la amena charla, salió el tema de la postulación a una beca de Michael, en la especialización de periodoncia para el año ’07, auspiciada íntegramente por la POLICÍA CHILENA, en la UNIVERSIDAD DE CHILE, durante 3 largos años.
CONCHETUMARE!
El fiestón terminó tipín 11 am, y previo intercambio de correos electrónicos y vernos un par de noches más. –Siempre en el resort, seguridad ante todo.- Nos devolvimos a Chilito, el paraíso de la seguridad, rogando que Michael no tuviera en recuerdo nuestras caras, ni nuestro paradero.
NOT! Después de casi un año de contacto constante, y conseguir nuestra infinita e incondicional amishtá. Michael terminó viviendo en nuestra casa, un semestre de su putaza beca.
MÁTENME, ARGH!
 
(Continuará…)
*Nota: La imagen es casi exactamente igual a la del antro.
Tumblr media
2 notes · View notes
madeof-outerspace · 2 months
Text
"no sé por qué pero siempre se me pone dura cuando hablo contigo" creo que me lo han dicho ya más de 3 personas. Ser deseada se volvió mi interés especial desde que mi papá se murió, y me volví demasiado buena en eso. Tanto que me hartó. Creo que estaba completamente delulu cuando negué ser adicta al sexo porque lo soy, quizás no tengo sexo todos los días ni con mil personas, pero como puede ser que sextee con más de una persona al mismo tiempo casi a diario? mi dm está casi siempre llenos de fotos de picos, en mi cel aún tengo algunos que me enviaron al WSP, hasta tengo un video por*o guardado por si algún día el internet no me carga y estoy caliente. Tengo un problema, claramente. A veces pienso, si encontrara a un chico que me guste sería muy fácil para mí deshacerme de todo eso sí el quisiera la monogamia, porque soy así, ese tipo de persona. Pero realmente podría renunciar a la aprobación masculina de tantos, tantos hombres, de todos los colores de todos los tamaños, lindos, feos, musculosos, flaquitos, blancos, morenos, cuicos, flaites. Podría? a veces pienso si los hombres que se fijan en mi se hacen la misma pregunta, podría ella renunciar a eso por mi? y quizás se responden solos y se alejan, quizás por eso me dejó de hablar antes de incluso juntarnos cuando estoy más que segura que mi personalidad lo tiene loco
2 notes · View notes