#cerámica fría
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mariatenorio · 3 months ago
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Apuntes para hacer aritos de cerámica fría
Estoy haciendo aritos de cerámica fría o pasta de modelar. Aquí cuento los pasos que sigo y algunos trucos.
Para hacer aritos con cerámica fría, elegí la pasta para modelar marca Das y uno de los diseños más repetidos en mi Gineceo: los corazones con llamas, milagritos o sagrados corazones, aunque también resucité las matrioskas y las calaveras mexicanas. Lo primero es dibujar los diseños en el tamaño deseado y pasarlos a cartulina (la de tarjetas de presentación o la de empaques de cereal suele…
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deepinsideyourbeing · 5 months ago
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Delirio de Condenados
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Cap I. Cap II. Cap III. +18! MeanDom!Mati, SoftDom!Enzo, Sub!Santi & Sub! Reader. Age gap, begging, biting, choking, degradation, face slapping, fingering, penetración doble, (hints of) Possessive!Mati, sexo anal, sexo oral, sexo con/sin protección, (alusión a) subspace. Uso de español rioplatense.
Matías coloca el plato de medialunas frente al rostro de Santiago y juega con sus rulos dorados para molestarlo. No podés precisar si el movimiento que percibís es producto de los dedos de tu novio tirando del cabello del rubio o si este último persigue el contacto físico.
-Dale, agarrá que no estás comiendo nada.
-Matías- decís entre dientes-. Santi, ¿querés otra cosa? Te puedo preparar…
-No- dice rápidamente-. No, está bien, gracias.
Matías hace una mueca a sus espaldas y deja el plato sobre la mesa. Toma asiento junto a Santiago –en su rostro una sonrisa para nada inocente que no se molesta en ocultar- y cuando enciende la televisión comienza a cambiar de canal con rapidez, bebiendo de su taza y fingiendo no notar el nerviosismo de su amigo.
Intentás concentrarte en tu propio desayuno e ignorás las miradas furtivas que te dirige Santiago o la forma en que Matías se aclara la garganta cada cinco minutos, consciente de que el sonido sólo empeora la tensión en el aire. Ignorás también los pasos de Enzo y el ritmo dubitativo de estos cuando llega a la habitación y contempla el panorama que le espera.
-Buen día- dice con voz ronca, sentándose en la silla ubicada junto a la tuya.
Los secretos son un peligro, ¿no? Enzo escondiéndose detrás del árbol, el semen de tu novio escapando de tu interior cuando ambos regresaron al jardín, el intento de ambos hombres por calmarte cuando llorabas desconsolada en las cerámicas frías del baño, con la mente alterada por las endorfinas y la adrenalina y angustiada luego de saber que Santiago los había visto.
Una sucesión de imágenes de la noche previa cruza tu mente y un escalofrío sacude tu cuerpo con fuerza; tus dedos se vuelven débiles y la pequeña taza de porcelana que sostenías cae sobre la mesa, rompiéndose y permitiendo que el líquido caliente en su interior se escape. Tu cerebro tarda en procesar la situación y tu reacción parece desarrollarse casi en cámara lenta.
-La concha de la lora.
-La boca- advierte tu novio cuando se pone de pie, molesto por tu lenguaje-. No lo agarres con la mano, boluda, ¿te querés volver a cortar…?
-Matías- interrumpe Enzo-. Traeme algo para limpiar la mesa, por favor… ¿Vos estás bien?
Intentás ignorar la mirada en los ojos de Matías cuando abandona la habitación y observás los labios del mayor cuando repite esa pregunta que no estás segura de comprender. ¿Habla de la taza, de la noche que compartieron, de Santiago, de Matías corrigiéndote frente a ellos? ¿No preguntó lo mismo hace menos de ocho horas, cuando se quedaron solos unos minutos?
-Estoy bien.
Tus palabras no son convincentes y aunque Enzo sabe que hay algo molestándote, también sabe que no sería correcto cuestionarte o dirigirse a Matías –porque él debería saber cómo y cuándo actuar si sus sospechas son ciertas, ¿no?- para tratar el asunto. Decide centrarse en Santiago, quien jamás le devolvió el saludo y no se atreve a mirarlo, sólo para encontrarlo inmóvil.
-Maleducado- bromea para sacarlo de su trance-. No me dijiste ni hola y ahora no ayudás.
Santiago ríe  y ese simple gesto basta para cortar la tensión. Coloca el resto de tazas y la comida en el extremo opuesto de la mesa, ayudándose de unas servilletas de papel para tomar los trozos de porcelana rota y ofreciéndote –todavía sin hacer contacto visual- un par de las mismas para que puedas contener el líquido que amenaza con caer de la mesa.
Matías regresa y te aleja del desastre.
-Buscate otra taza- señala la puerta como si desconocieras el camino y, para mayor humillación, agrega:- Y no la rompas.
Tu rostro se transforma en cuanto volteás -sólo porque sabés que no puede verte- y te dirigís hacia la cocina en silencio para encontrar allí la cafetera de nuevo encendida y esperándote. Tu taza, esa que Matías te regaló cuando te mudaste con él, está aún sepultada bajo tantas otras en el fregadero: permanecen allí desde la tarde del día anterior y creés recordar cuál utilizó Rafael y cuál peligró en manos de Felipe, así como tantos otros detalles de la velada.
Tomás otra taza que jamás habías visto, completamente negra por fuera y blanca por dentro, y esperás que el café esté listo para servirte más. Mientras oís la conversación que llega desde el comedor y la carcajada estrepitosa de Enzo, provocada por algún chiste que no captaste, el líquido caliente ayuda a revelar la imagen oculta en la taza. ¿Es una foto? ¿Es lo que creés?
Te mordés el labio, molesta por pensar que Matías todavía conserva un objeto relacionado con su ex y también molesta por sentirte celosa por algo tan insignificante. Es sólo una taza, ¿no? Beber de ella no debería generarte tanto conflicto, repetís una y otra vez para convencerte, aunque de todas formas tomás otra del fregadero para llenarla con tu bebida.
Unas gotas queman tu mano y en un movimiento más que calculado dejás caer la taza con la foto al suelo, deshaciéndote de la imagen en ella. No debería tener importancia, ¿no? Quién sabe cuántos años tenía y nadie la habría encontrado de no ser porque no había más opciones secas.
Los pasos de tu novio y de los invitados no tardan en llegar a tus oídos y por un momento planeás fingir que fue otro accidente, pero en cuanto los ojos de Matías encuentran los tuyos tomás un sorbo de café y alzás ambas cejas. Sus ojos van de tu rostro hacia el desastre en las cerámicas y su mandíbula se tensa tanto o más que sus labios apretados.
-Arriba. Ya.
-Todavía no desayuné.
-No te lo voy a decir dos veces.
Cuando pasás a su lado no esquivás su cuerpo y lo golpeás, molesta y sin importarte las miradas que los otros presentes en la habitación te dirigen. Te gustaría fingir que tu enojo es más grande que el temor que sentís y que tu cuerpo no se sacude cuando cerrás la puerta de la habitación.
Ignorás qué explicaciones estarán oyendo los invitados y no estás segura de querer saber, solamente pensás en cómo vas a disfrazar tus gritos cuando tu castigo tenga lugar.
Esperás a Matías de pie junto a la cama con tus manos entrelazas en tu espalda y cuando abre la puerta te sobresaltás más que cuando la cierra de un golpe. Tu mirada permanece fija en el suelo mientras se acerca a tu figura inquieta y tus ojos arden cuando comienza a estudiarte; una única lágrima cae por tu mejilla cuando se agacha para quedar a la altura de tu rostro.
-¿Me vas a decir qué pasó?
-Fue un accidente.
-Ayer, seguro- toma tu mandíbula entre sus dedos-. Y en la mesa fue un descuido, ¿pero esto último…?
-No sé por qué lo hice.
-No sabés…- repite y te suelta de manera brusca, haciéndote retroceder un par de pasos-. ¿Estás segura?
-Sí.
-Cuidadito con mentirme.
-No te…
Te interrumpen sus dedos cerrándose sobre tu garganta y presionando para privarte del oxígeno. Tomás su muñeca y tirás de su brazo para que te libere pero no cede, como era de esperarse, porque espera sacarte la verdad y es así como lo logra cuando es necesario. Mirás la puerta, todavía cerrada y sin rastros de oyentes del otro lado, y sabés que no tenés salida.
-Tenías una foto con…- tosés-. ¿Por qué la tenías?
-No sabía que estaba ahí.
-¿Te pensás que soy boluda?
-¿Y vos te pensás que porque hay gente no voy a hacer nada?- su rostro está a milímetros del tuyo y sus ojos son más oscuros de lo usual-. ¿Te pensás que podés romper todo y que no te voy a hacer nada?
-Ah, entonces te importaba…
-No, pelotuda- con su otra mano golpea tu mejilla-. ¿Qué te pasa?
Sólo cuando lo empujás te deja ir y permite que te recuperes un poco. Espera oír cualquier explicación que tengas para ofrecerle y ruega porque la palabra que le permita comprender tu comportamiento no sea celos, porque eso significaría que es él quien merece un castigo por hacerte sentir insegura.
-Te fuiste a la mierda- reclamás- Me trataste como una pelotuda en frente de…
-Si necesitás usar una palabra de seguridad lo vas a hacer ahora- cruza sus brazos-. Porque ya sabés lo que va a pasar si esto es un berrinche, ¿no?
Tus labios permanecen sellados y cuando Matías deshace la distancia entre ambos el pánico se apodera de tu cuerpo e intentás retroceder, aterrada, pero él es mucho más rápido que vos y te atrapa sujetando tu cabello.
Tira de tu ropa y te esforzás por permanecer quieta, respirando lenta y profundamente mientras sus dedos se adentran en tu ropa interior para acariciarte. Sentís las yemas de sus dedos deslizándose entre tus pliegues húmedos y evitás sus ojos cuando escanean tu rostro.
-Matías, no…
-Yo sabía- te empuja contra la cama-. ¿Cómo era eso que dijiste anoche? ¿Qué no querías que Santiago piense que hiciste algo malo?
Rebusca en los cajones de la cómoda y te preguntás cuál ser�� el objeto que escogerá para tu castigo: pueden ser las cuerdas, con suerte alguna mordaza, tal vez utilice el vibrador que detestás por la intensidad y los patrones que siguen las vibraciones o el pesado cepillo de madera.
Cuando por fin voltea, revelando nada más que el lubricante en su mano, arrugás las sábanas entre tus palmas.
Ocupa el espacio libre en la cama y con un gesto señala su regazo para indicarte que te recuestes. Obedecés inmediatamente, ya que lo último que querés es empeorar las consecuencias de tu mal comportamiento, pero cuando acomodarte sobre sus piernas se te dificulta sus dedos se enredan en tu cabello para facilitarte el trabajo.
-Ya sé que hablamos muy poco de esto- se deshace de tu ropa y acaricia la parte posterior de tus muslos-, así que si tenés miedo podemos hacer otra cosa.
-¿Va a doler?
-Es un castigo.
-No me digas.
Te sacude por el cabello.
-No va a doler más de lo necesario- promete-. ¿Confiás en mí?
-Sí, pero…- volteás a verlo-. Van a escuchar.
Presiona tu rostro contra el colchón y escuchás el sonido del lubricante cuando lo abre.
-Sí- deja caer el producto frío sobre tu piel y temblás cuando cae hasta tus pliegues-. Ese va a ser tu castigo.
Te llevás una mano a la boca cuando sentís sus caricias sobre tu intimidad, mezclando tu excitación con el lubricante y manchando también tus muslos. Convencida de que Matías va a ser compasivo suspirás, entre aliviada y agradecida, cuando traza círculos sobre tu clítoris y posiciona su pulgar sobre tu entrada, pero el alivio y placer duran sólo unos segundos.
Deja atrás tu centro y se dirige hacia tu otra entrada sin vacilación, rodeándola delicadamente y ejerciendo una presión casi inexistente con su pulgar. Suspirás, recordando aquella conversación que tuvieron hace tiempo y en la cual recalcó la importancia de estar relajada en este preciso momento, pero resulta más sencillo decirlo que hacerlo.
Confiás en tu novio, por supuesto que sí, porque sabés que ya conoce tu cuerpo mejor que vos. Sabe cuando detenerse en caso de que seas incapaz de comunicarlo, sabe cuánto dolor podés soportar y jamás toma el riesgo de cruzar esa línea, es consciente de hasta qué punto puede humillarte, con qué hacerlo, y también sabe cómo cuidarte para evitar que esas hirientes palabras no permanezcan en tu cerebro más de lo necesario.
Su pulgar juega sobre tu pequeño agujero mientras sus dedos medio y anular se deslizan entre tus pliegues, sin otorgarte alivio y mucho menos placer. Intentás mover tu cadera en busca de más contacto y sólo comprendés que es un error cuando su otra mano golpea tu piel con fuerza, haciéndote ahogar un grito en la palma de tu mano.
Continúa con su juego durante largo rato y aumenta la presión sobre tu entrada de manera progresiva, entreteniéndose con tus suspiros y tu cuerpo tembloroso, deleitándose también cuando baja un poco más la mirada y ve tus pliegues brillando más y más. Tus músculos comienzan a relajarse luego de muchos minutos y es entonces que susurra:
-Respirá.
Tomás aire hasta que continuar haciéndolo te es imposible y cuando exhalás la punta de su pulgar logra penetrar en tu interior sin mucha dificultad. La ausencia de dolor te sorprende y volteás a verlo con una pequeña sonrisa de satisfacción, contenta por estar recibiendo tu castigo con tanta facilidad. Cuando Matías imita tu expresión no parece compartir del todo tu entusiasmo y creés que le molesta tu falta de lágrimas.
-No duele- decís sólo para restregar tu victoria en su rostro.
No habla pero aún así su voz resuena en tu cabeza (“Vos no aprendés nunca, ¿no?”) cuando en un arrebato introduce el resto del dígito entre tus músculos, tensos por la incertidumbre que provocó su súbita acción. La sensación es extraña, ligeramente incómoda, pero aún no hay indicio de dolor y de tus labios escapa un gran suspiro de alivio.
Mueve su pulgar con lentitud mientras ambos fingen que su erección no golpea tu costado y cuando un particular sonido resuena en tu garganta en su rostro se dibuja una sonrisa. No es exactamente un gemido y vos no estás segura de sentir placer, pero… ¿Por qué de repente necesitás descansar tu frente en tus brazos y cerrar los ojos? ¿Y qué es eso que está deslizándose más allá de tus pliegues y mojando tu piel? Seguro es sólo el lubricante.
-Así, ¿no?
Tu respuesta es un sí debilitado por las reacciones involuntarias de tu cuerpo, las cuales empeoran cuando Matías decide ocupar tu otra entrada –que resplandece con tu excitación- con sus largos dedos. Tu gemido es escandaloso y sentís tu rostro en llamas por la vergüenza que te genera pensar que Enzo o Santiago, sobre todo Santiago, pudieron haberlo oído.
Mordés tu brazo para evitar que los sonidos de tu boca sean todavía más evidentes que los sonidos de tu cuerpo y a tu novio parece no agradarle del todo: tira de tu cabello hasta que tu espalda se arquea en un ángulo doloroso y se inclina sobre vos lo suficiente para poder ver todas las expresiones que transforman tu rostro. El placer y la vergüenza que encuentra en tus facciones, combinados con el pánico, no hacen más que empeorar su erección.
Sus dedos comienzan a atacarte con mucha menos suavidad que antes, en movimientos rápidos y cortos que te roban la respiración y amenazan con hacerte gritar. Matías te suelta y caés sobre el colchón de manera brusca, quejándote y luego jadeando con fuerza. Te aferrás a las sábanas en un intento de contenerte pero, Dios, ¿cómo podrías cuando todo tu interior quema?
-Es mucho.
-¿Color?- pregunta sin dejar de abusar de tu cuerpo.
-Verde, pero…
-Callate entonces.
Tu lamento se mezcla con un gemido y cuando este último se prolonga como resultado de las acciones de Matías, morder tu brazo vuelve a ser tu única opción para apagar tus gritos… pero es inútil, porque no hay nada que pueda amortiguar todos esos sonidos indecentes que surgen en tu boca y tampoco detener la saliva que corre por tu piel.
Tu respiración agitada es ruidosa y tu cuerpo se mueve en busca de más, ignorando que tu cerebro parece rehusarse a tolerar tanto placer y que tu mente quiere obligarte a batallar con el autor del mismo: en algún lugar de tu ser todavía hay algún pequeño remanente de coherencia y te permite saber que estás hecha un desastre, completamente a merced de Matías, pero tu orgullo aún no te permite admitirlo.
Cuando su pulgar se libera de tu interior la sensación de vacío te hace suspirar y te esforzás por recuperarte mientras podés. Sólo un par de pulsaciones más tarde tu novio decide conducir sus otros dedos, que hasta entonces habían permanecido enterrados en tus paredes imposiblemente húmedas, hacia tu entrada.
Esta vez sí duele y aunque intentás disimular para no darle la satisfacción, tu cuerpo tensándose te delata.
El sonido de la puerta los distrae a ambos.
-¿Quién es?- pregunta Matías.
Es innecesario oír la voz del otro lado para saber de quién se trata y pronto te encontrás sacudiendo la cabeza en negación, volteando para ver a Matías y hacerle saber que estás en contra de que alguien te observe en este catastrófico estado. Su sonrisa de satisfacción, ya sea por tu vulnerabilidad o por la imagen que le regalás, te hace temblar más que la confirmación de tus miedos cuando oís:
-Enzo.
Matías está dándole la espalda a la ventana y es por eso que no encontrás explicación a la luz que ilumina sus ojos, resaltando el color miel en ellos y también la malicia que oculta su mirada cuando mueve los labios –junto con sus dedos- para contestar.
-Pasá.
Evita que abandones tu posición y cuando Enzo abre la puerta ocultás tu rostro entre tus brazos, avergonzada por los sollozos y los espasmos que recorren tu cuerpo cuando tu novio logra que tu entrada ceda para dar más lugar a sus dedos. Pateás el colchón cuando continúa presionando, deteniéndose sólo cuando sus segundas falanges están por desaparecer dentro tuyo.
-¿Qué querés?
-Santiago…- es lo único que contesta el otro.
Ante la mención del rubio dejás tu escondite y centrás tu visión nublada en Enzo. No parece sorprendido en lo absoluto por la escena que lo recibió cuando abrió la puerta, aunque sí se ve afectado, pero es un detalle que ignorás para concentrarte en su palma, la cual mantiene extendida hacia Matías para permitirle apreciar lo-que-sea que brilla en ella.
-Qué pibe- reniega tu novio- Andá, decile.
Está a punto de marcharse para comunicar quién-sabe-qué al cordobés, pero se detiene antes de cerrar la puerta.
-¿Y acá cómo estamos?- pregunta, deslizándose dentro de la habitación y acercándose a la cama. Se arrodilla para quedar cerca de tu rostro y toma tu brazo cuando nota las marcas de tus dientes, acariciándolas con su pulgar para calmar la irritación-. Mirá cómo te marcaste.
-No fue mi culpa, no…- te interrumpen tus propios gemidos-. Enzo, no fue…
-¿Por qué rompiste la taza? ¿Y si te lastimabas otra vez?
-Tenía una foto…- otro gemido y la brutalidad de los dedos de Matías entorpecen tus palabras-. Por favor, Enzo.
-¿Qué querés? ¿Qué necesitás?
-¿Me besás?
Antes de que tenga oportunidad de tocarte Matías te aleja de él, arrojándote sobre tu espalda contra las almohadas y posicionándose entre tus piernas: sus labios se adhieren a tu piel y sus dedos regresan a su lugar para continuar preparando tu entrada. Se deslizan en tu interior, ignorando la resistencia de tus músculos y haciéndote gritar.
Tus lágrimas caen libremente mientras Matías curva sus dígitos y muerde tus muslos sin piedad. Ante tu desesperación Enzo decide recostarse a tu lado y te entretiene rozando tu labio inferior con su pulgar, tirando suavemente hasta que permitís que lo introduzca en tu boca y lo deslice sobre tu lengua. Notás un sabor particular y lo mirás, entre confundida y curiosa.
-De Santi- explica.
Tu gemido oscila entre la excitación y la sorpresa. Succionás con entusiasmo y tu lengua acaricia descaradamente su yema poder probar mejor la esencia del otro, pero esto molesta a Matías y vuelve a morderte con más fuerza que antes, sin limitarse a un solo lugar para hundir sus dientes: tus muslos tiemblan por el dolor y cuando se contraen son tus pliegues los que se transforman en el blanco de sus mordidas.
-Duele.
-No pasa nada- intenta convencerte Enzo. Te ofrece su palma aún manchada por la excitación de Santiago y no hace comentarios cuando tus manos aprisionan su muñeca o cuando tu lengua humedece aún más su piel-. ¿Qué decís? ¿Querés que él también suba?
-Sí, sí, sí.
Otra mordida, otra falange y otro grito.
Los contornos de tu mente se desdibujan más y más y tu sensibilidad en aumento, combinación de todas tus terminaciones nerviosas encendiéndose gracias a tu novio, te lleva a buscar consuelo en el mayor: sostiene tu mano con firmeza y besa tu frente para contrarrestar el agresivo ataque de Matías.
Tu piel sufre con otra mordida y cuando te quejás notás en el rostro de Enzo una mueca de hartazgo, breve pero lo suficiente obvia para que aún en tu alterado estado te preguntes: “¿Es por vos?” y “¿Le molesta que grites?”. Tus ojos se llenan de lágrimas y no estás muy segura de cuál es el motivo que hace que acompañes tu renaciente llanto con un puchero en tus labios.
Cerrás los ojos con fuerza cuando Enzo toma tu rostro y te sorprenden sus labios rozando los tuyos con algo muy similar al cariño antes de besarte, las palabras que susurra para calmarte y el calor de su piel cuando descansa su frente sobre la tuya. Acomoda tu cabello despeinado y acaricia tus mejillas ardientes con sus nudillos una y otra vez para distraerte del dolor.
-Tranquila- dice sin dejar de mirarte a los ojos-. Ya va a terminar, ¿sí?
La risa del otro presente en la habitación llama la atención de ambos y voltean a verlo. Como si no fueran suficientes la burla y la mirada en sus ojos para dejar en claro lo que Matías quiere comunicarles, se asegura de acentuar sus intenciones mordiendo peligrosamente cerca de tu clítoris.
Negás y el miedo en tus ojos es la única motivación que le hace falta para arrojarse sobre tu punto más sensible, sin dejar de mover sus dedos con rapidez. El sonido que deja tu garganta es indescriptible.
Entrás en pánico cuando las manos que te ofrecían contención abandonan tu cuerpo y llorás con fuerza cuando Enzo se aleja de vos, pero tu inquietud no tarda en disiparse una vez que entendés el motivo por el cual se dirige hacia Matias. Lo aleja de tu centro tirando de su cabello, acerca su rostro al suyo y tu novio, sin palabras, lo mira a los ojos con una actitud desafiante.
-¿No te cansás de ser tan forro, pendejo?- pregunta Enzo.
-¿No te dije que traigas a Santiago?
La insolencia de Matías es retribuida con un golpe en la mejilla que resuena por toda la habitación y hace arder tu piel por pura simpatía. Te llevás una mano a la boca y mordés tus uñas, confundida y también ansiosa por la escena desarrollándose frente a vos.
-¿Y yo no te dije que seas más delicado, pelotudito? Mirá como la tenés.
-Para que aprenda.
Otro golpe, esta vez más fuerte. Matías masajea su mejilla adolorida.
-Vos tenés que aprender- asegura Enzo-. Voy a ir a buscar a Santiago y cuando vuelva no te quiero ver haciéndola llorar, ¿está?
-Seh, andá.
-Contestame bien- ordena tomándolo del cuello-. ¿Estamos?
-Sí, Enzo.
La puerta se cierra a espaldas del mayor y soltás una risa nerviosa que se desvanece en el aire cuando Matías fija sus ojos en tu rostro, sus cejas arqueadas mientras espera otra reacción de tu parte y sus dientes capturando el interior de sus mejillas como señal de ira reprimida. Temblás y estás a punto de disculparte, ofrecer alguna explicación, pero sus movimientos no lo permiten.
Intentás escapar pero es más rápido que vos y sus dedos capturan tus tobillos: te arrastra sobre el colchón y aprisiona tu cuerpo con el propio, dirigiendo sus dedos nuevamente hacia tu entrada para continuar con su trabajo. Tus gritos no son producto del dolor pero sí del sorpresivo y abrumador placer que logra cegar el resto de tus sentidos por unos instantes.
Matías muerde con fuerza tu hombro y esta vez tu grito es agudo, propio de una presa.
-Duele.
-Callate- ordena-. Esto no es nada comparado con lo que te voy a hacer cuando estemos solos otra vez.
-No es mi culpa que...
-¿No? ¿Y de quién es?- pregunta mientras deja caer más y más lubricante. Contenés la respiración cuando sentís tres dedos entrar en tu cuerpo y tus párpados se cierran con fuerza por el ardor-. Ya vas a ver cuando se vayan.
Lo mirás por un segundo y sabés muy en lo profundo de tu ser que tu siguiente acción sólo va a empeorar la situación. Los invitados se marcharán y tendrás que enfrentarte a uno, dos o tres mil castigos para compensar la humillación que vivió tu novio a manos del uruguayo, pero hasta entonces tenés un protector y no hay motivo para desaprovecharlo.
-¡Enzo!
Es una tormenta de emociones la que cruza los ojos de Matías.
-Qué puta que sos- se posiciona sobre tu cuerpo y escupe entre tus glúteos sólo para humillarte. La lubricación extra le permite alcanzar más profundidad en tu interior y ahogás un grito contra las sábanas arrugadas-. Dale, llamalo ahora.
Todo lo que lográs es balbucear un hilo de palabras rotas e inconexas que sólo interrumpís cuando la puerta vuelve a abrirse. Enzo arrastra a Santiago dentro de la habitación y el rubio, con las mejillas rojas y una mancha de humedad en los pantalones, no suelta su mano en ningún momento. Gemís por todo y por nada a la vez y ocultás tu rostro, pero Matías tira de tu cabello para evitar que te escondas.
-Andá- ordena Enzo antes de conducir a Santiago hacia la cama y hacer un gesto en tu dirección. Luego toma a Matías por la ropa y sin dar importancia a sus protestas agrega:- Vení vos, serví para algo.
Contemplás, en extremo aturdida, la nula dificultad con que maneja su cuerpo y lo deja sobre sus rodillas mientras se deshace de su cinturón para arrojarlo no muy lejos. Matías permanece en el suelo, para sorpresa de todos, y cuando Enzo toma su mentón entre sus dedos lo mira fijamente y sin hacer ningún comentario.
Buscás apoyo en Santiago y sujetás con fuerza su mano mientras tu novio acepta que el otro guíe su erección a sus labios, golpeándolos y delinéandolos con su punta goteante y desesperada por atención hasta hacerlos brillar bajo las luces de la habitación. Matías no parece sorprenderse por las acciones de Enzo y tampoco muestra duda alguna cuando lo recibe en su boca, ambos aún sosteniéndose la mirada.
Santiago tira de tu brazo para llamar tu atención y, cuando por fin apartás la mirada del espectáculo protagonizado por los otros dos hombres, te encontrás con su sonrisa casi pícara y sus ojos resplandecientes. Acariciás su mejilla y él imita tu acción, explorándote de manera tímida y temerosa.
Te ayuda a recostarte sobre las almohadas y aún sin mediar palabra se arroja sobre el colchón para situarse entre tus piernas, separándolas de manera delicada y tomando una muy profunda respiración cuando divisa  tu intimidad brillante. Te mira provocativamente y cuando su lengua entra en contacto con tu clítoris gemís, permitiéndole ver una de las muchas expresiones que también presenció desde su escondite durante la madrugada.
Tus dedos se pierden entre sus rulos dorados y sin ser consciente de ello comenzás a tirar de su cabello para obtener más contacto con su boca, que pronto cubre por completo tu centro: sus gemidos desesperados, que son una mezcla entre placer y el dolor provocado por tus manos, estimulan aún más tus nervios y en pocos minutos ya estás jadeando.
Santiago se ve y también es un ángel, estás segura desde que lo conociste, pero lo confirmás luego de sentir que uno de sus dedos recorriéndote suavemente para luego deslizarse por tu entrada húmeda. Estudia tus reacciones y cuando tus labios se separan para dar paso a un suspiro sonríe contra tus pliegues, feliz de poder complacerte con tanta facilidad.
En algún lugar de la habitación la boca de tu novio está aún ocupada y sólo lo recordás cuando  una voz grave resuena entre las cuatro paredes. Matías parece perdido en su tarea, con su saliva corriendo por su mentón y sus pestañas brillando con lágrimas que sólo pueden ser resultado de la humillación que siente o del ardor que los dedos del mayor generan en su cuero cabelludo.
-¿Por qué vos no te portás así con tu novia?- pregunta Enzo-. ¿Por qué siempre la hacés llorar?
Mueve sus caderas sin consideración, golpeando repetidamente con la punta de su miembro la garganta de Matías, ignorando cuando este araña sus muslos para rogarle que se detenga y su piel enrojeciéndose por la falta de oxigeno. Jamás habías visto a tu novio tan indefenso y vulnerable, pero mentirías si dijeras que no te excita verlo doblegarse ante Enzo.
Regresás tu atención al cordobés entre tus piernas y él te premia con otro de sus dedos. Su lengua dibuja figuras rápidas en tu clítoris y sus yemas acarician tu interior con movimientos circulares, rozando una y otra vez el punto que te hace arquear la espalda y sacudir la cabeza por lo intolerable del placer, magnificado por la espera y la tortura previa.
-¿Mati…?
-Sí- contesta Enzo en su lugar-, podés.
Esperar otro segundo o buscar en el rostro de tu novio más confirmación te resulta imposible. No estás segura de cuál es la última imagen que te empuja hacia tu orgasmo: los ojos azules de Santiago y su devoción hacia tu cuerpo evidente en sus embestidas contra el colchón o Enzo apartando los cabellos del rostro de Matías y las lágrimas de sus ojos mientras aún está utilizando su boca despiadadamente.
Tu visión se nubla por el placer y Santiago, en un intento de prolongar tu orgasmo, te inmoviliza rodeando tu pierna con un brazo: sus movimientos no fallan ni por un segundo y sólo se da el lujo de bajar el ritmo una vez que tus uñas arañan sus hombros en señal de advertencia. Está tentado a continuar y Dios, adoraría hacerlo sólo para verte luchar contra el placer, pero conoce a la perfección lo desesperante que es la sobre estimulación y no quiere someterte a algo así.
Cuando las últimas lágrimas que inundaban tus ojos caen, humedeciendo tus mejillas y todo lo que encuentran en su camino, te permitís respirar lentamente para calmar tus pulsaciones. Te llevás una mano al pecho y por unos instantes jurás que en lugar de sentir tus latidos los oís, pero se trata del sonido rítmico producido por otro cuerpo.
Otros, mejor dicho.
Matías golpea las piernas de su amigo hasta que este se detiene para permitirle respirar y cuando lo libera ambos permanecen conectado por varios hilos de saliva. En un gesto casi dramático, ante el cual el otro pone los ojos en blanco, tu novio se deja caer y se lleva ambas manos al cuello mientras tose y respira de manera agitada.
Preocupada y también menos coherente de lo que te gustaría admitir saltás de la cama para auxiliar a Matías. Tus piernas carecen de la fuerza necesaria y cuando caes a su lado él te atrapa entre sus brazos, permitiendo (y disfrutando, aunque no va a decirlo en voz alta) que tus manos recorran su rostro para asegurarte de que se encuentra bien.
-No pasa nada- intenta calmarte e ignorar el sonido de las prendas ajenas cayendo sobre el suelo-. Andá a la cama, dale.
-Pero…
-Estoy bien, de verdad.
Creerle es difícil porque su respiración todavía suena rápida y superficial, pero cuando Enzo te toma por los brazos y te lleva de nuevo hacia la cama no tenés más opción que permanecer allí. Regresa por Matías y su trato más es delicado cuando lo ayuda a ponerse de pie, sosteniéndolo por la cintura e ignorando todos los fluidos en su ropa cuando la retira para descubrir su cuerpo.
Una extraña sensación de celos te ataca cuando observás que se toma el atrevimiento de tocar a tu novio, llenando su cuello de besos húmedos y masajeando su miembro con una lentitud que hace temblar sus rodillas. Matías se muerde los labios para contener algún que otro suspiro, aferrándose a los hombros del más alto para no desmoronarse y permitiéndole continuar su recorrido hasta que este último decide que es suficiente.
El hormigueo entre tus piernas se reaviva con la escena y también tu excitación manchando tus muslos. Las manos de Santiago se aventuran nuevamente sobre tu figura, acariciando tus pechos sobre tu camiseta mientras frota su bulto contra tu espalda baja y sus dientes rozan tu oreja, sacándote un gemido que llama la atención de tu novio.
Cuando se separan Matías sonríe, estúpido por la situación, y se dirige hacia la mesita de luz para buscar algo. Es un momento que Enzo decide aprovechar mimándote, besando tus labios hasta que ambos se quedan sin oxígeno, acariciando tus mejillas y peinando tu cabello como si intentara así recomponer tu apariencia desaliñada. Luego juega con los rulos de Santiago y le regala, sumados  a unos besos en la mejilla, varios cumplidos sobre su buen comportamiento.
Te acomoda sobre su regazo y su erección más que húmeda roza tu centro, sensible por tu interminable necesidad y por la estimulación que recibió hasta hace algunos minutos: gemís y él sonríe, luciendo calmado e inamovible como siempre, mientras una de sus manos acaricia tu cadera y la otra el bulto de Santiago, que comienza a gemir con la primera caricia.
El colchón se hunde con el peso de Matías, que se posiciona a tus espaldas y besa tu hombro mientras le arroja –entre divertido y un poco molesto por tener que compartirte otra vez- los preservativos a los otros dos.
-Acordate- dice contra tu piel:- si tenés que parar, paramos.
-Y vos acordate también- tocás el envoltorio sobre su palma-. Soy tuya y de nadie más.
Su erección palpitante te golpea y es la única orden que necesitás para dejarte caer sobre Enzo. Buscás apoyo en su pecho mientras él sostiene tu cintura y guía su miembro hacia tu centro, su punta jugando con tu clitorís y deslizándose repetidamente entre tus pliegues antes de hallar su lugar definitivo en tu entrada. Su tamaño te hace gemir y arañar su piel.
Santiago se acerca a tu rostro, tocando la comisura de tus labios y dejando un rastro tráslucido de líquido preseminal en tu mejilla, y estás a punto de recibirlo en tu boca cuando la mano del mayor los detiene a ambos.
-No querés que te muerda, ¿no? Aguantá un poco.
Santiago suelta una risa tan encantadora como su expresión y pronto Enzo también comienza a reírse. Por su parte Matías, que está aislado de los otros dos pero siempre en contacto con vos, intenta contenerse al ver la forma en que tu entrada trasera se contrae sobre la nada misma con cada nuevo centímetro de Enzo que tu interior acepta. No comprende cómo puede encantarle tanto verte de esta manera con su amigo, pero…
-Respirá.
Masajea tu cadera con una mano mientras con la otra conduce su erección desnuda hacia tu entrada. Sentís su glande ardiendo contra tu piel y te esforzás por dejar de lado el terror y los nervios que desestabilizan tu cuerpo y tu respiración, pero el arduo trabajo deja de ser necesario cuando los primeros centímetros son muy bien recibidos y te relajás.
Luego de unos segundos la figura temblando bajo la tuya llama tu atención y abrís los ojos: Enzo se muerde el labio con fuerza, tiene los párpados cerrados y su expresión cuando arroja la cabeza hacia atrás parece ser ocasionada por un dolor inexplicable. Estás a punto de gritarle a Matías para que se detenga pero te interrumpe un gemido gutural y grave, claramente de placer.
Un par de centímetros más y en tu cuerpo también se desata un tremor incontrolable. Matías es cuidadoso y los movimientos de su cadera son lentos, prácticamente imperceptibles, pero eso no evita que te estremezcas violentamente cuando la mezcla de placer y dolor comienza a superarte. Tus dedos comienzan a jugar con tu clítoris para aliviar tu desesperación.
Matías jadea a tus espaldas y arranca el mismo sonido de tu boca cuando arroja más lubricante sobre su miembro, permitiendo con sus embestidas que el producto se deslice por tu entrada y hacia las profundidades de tu cuerpo. Tus labios se separan para dar paso a una infinidad de sonidos y también al hilo de saliva que cae por tu mentón hasta llegar al pecho de Enzo.
Santiago, que hasta entonces esperaba pacientemente y recibía las ocasionales caricias del Enzo como una bendición, emite un sonido de protesta para llamar la atención de quien sea que esté dispuesto a escucharlo. Lo mirás sin dejar de gemir y resulta ser un error, ya que toma tu mentón y penetra tu última entrada disponible.
Un río de lágrimas corre por tu piel y la esencia de Santiago por tu boca, sus ojos se mantienen firmes sobre los tuyos y no comprendes el origen de la sonrisa que adorna sus labios. ¿Disfruta verte en esta posición, con tu cuerpo a merced de todos ellos y tu consciencia resquebrajándose? ¿Es un tierno intento de calmarte, pretende transmitirte un poco de su usual serenidad? No podés saberlo.
Es una locura. Todo esto es una completa locura, todos están locos, pero eso no detiene a ninguno de tus acompañantes. Tampoco a vos.
Santiago utiliza tu boca, deleitándose cuando tus gemidos vibran en torno a su extensión y sosteniéndote por la mejilla para mantenerte firme en tu lugar; Matías continúa empujándose hacia tus profundidades, llenándote hasta que jurás no poder tomar más, y volviendo loco a Enzo en el proceso, cuyas uñas dibujan formas en tu cadera.
Para cuando tu novio se detiene, regalándote un momento para permitirte acostumbrarte a la sensación, ya es tarde: no podés controlar los gemidos que mueren en tu boca y estos provocan que te ahogues con el miembro de Santiago, tu garganta contrayéndose sobre él hasta que lo llevás imposiblemente cerca de su orgasmo.
Tus músculos se contraen con tu clímax, arrancando maldiciones de todo tipo de los labios ajenos y especialmente de los de Matías, para quien tu entrada hasta ahora desconocida e imposiblemente apretada resultaba ya demasiado. Intenta darte el tiempo y la quietud que necesitás para disfrutar de tu inesperado orgasmo, de verdad lo intenta, pero su cuerpo lo traiciona.
El primero en ordenarle detenerse es Enzo, abrumado por el placer que siente cada vez que Matías se desliza en tu interior, y cuando te separás de Santiago también se suman tus gritos, mezclados con gemidos rotos y sollozos desesperados. Matías los ignora se y ríe, disfrutando utilizar tu cuerpo y también de poder vengarse de ambos.
Tus brazos pierden la fuerza y te derrumbás: el nuevo ángulo, muy lejos de traer alivio para tu cuerpo o para tu mente cada vez más nublada, provoca que ambos te penetren con mayor profundidad y rocen todos los puntos necesarios para hacerte delirar.
Gritás con los movimientos de Enzo, que siguen un ritmo opuesto a los de Matías, y llorás sobre su pecho mientras él besa tu frente. Sus palabras pueden ser tranquilizadoras o alentadoras, no lo sabés ya que jamás llegan a tus oídos y todo lo que percibís es tu llanto descontrolado junto con los quejidos de Santiago.
Cuando estirás tu brazo para consolarlo cierra la boca, satisfecho, pero es un silencio efímero. Lo masturbás con movimientos rítmicos y girás tu muñeca de vez en cuando, no tenés dudas de que le brindás el placer que merece, pero lo que en realidad logra hacerlo suspirar y gemir es la mano de Enzo ubicada entre sus piernas, más específicamente su dedo medio deslizándose dentro y fuera de su entrada.
Te girás para poder observar a Matías y la visión que encontrás te deslumbra: está luchando para no dejar caer sus párpados, pesados por el placer que lo ahoga, porque no quiere perderse ni un segundo del show que estás protagonizando. No sos consciente de cómo se ven tus pequeños agujeros, brillantes y en extremo dilatados, tampoco de cómo se ven en esta posición los ángulos y las curvas de tu cuerpo, así que sólo te dedicás a tomar lo que te ofrecen.
No cree que haya una palabra para describir cuánto ama poder verte de esta manera, completamente ida y presa del placer, la coherencia abandonando tu mirada y tu cuerpo entregándose más y más a la condena que te fue impuesta.
Sin dejar de mirarte lleva su pulgar a sus labios y lo humedece con su lengua para luego acercarlo a tu entrada en un gesto amenazante.
-Sos una putita, ¿no?
Tu respuesta es un gemido, patético y desesperado, propio del porno.
-Decilo.
-No…
Ejerce presión con su pulgar y gritás, aterrada; sabés que da igual si tu cuerpo no resiste más, Matías va a encontrar la forma de hacer que eso que él desea suceda de todas formas.
-Decilo- te sorprende la voz de Enzo y su respiración golpeando tu piel-. Decí que sos una putita.
Escondés tu rostro en su pecho, empapado con tu saliva y tus lágrimas, y cumplís con lo que te piden. Tu voz es apenas audible y estás segura de que Matías -tan sádico como siempre- te ordenará que lo repitas, pero en su lugar hace otra pregunta que acentúa con una fuerte embestida:
-¿De quién sos?
-Tuya.
-¿Sí?- y golpea tus entrañas.
-Sí, tuya y de nadie más- asentís-. Por favor, amor, por favor.
-¿Qué querés?
-Llename toda.
No se molesta en ocultar el efecto que tienen en él tus palabras y tampoco oculta el sonido animal que brota de su pecho cuando se derrama en tu interior. Su miembro palpita con fuerza y su semen caliente que te marca, reclamando el último lugar intacto de tu cuerpo, te arroja hacia otro desgarrador orgasmo que llena tus ojos de cristales. Cubrís tu boca con tus manos, creyendo que servirá de algo, pero todos te oyen caer de ese precipicio.
Los espasmos de tu cuerpo son incontrolables, crueles e intensos, tan agresivos que provocan también el orgasmo de Enzo. Busca tus labios desesperado, los movimientos de sus caderas empujándote dificultándole el besarte, y cuando logra llegar a tu boca te muerde hasta que ambos saborean en sus lenguas tu sangre.
No se detiene hasta que tus paredes reclaman la última gota de su liberación ardiente… y luego se da el lujo de continuar abusando de tu entrada con movimientos lentos que sólo se extinguen cuando sus respiraciones se estabilizan.
-Nos olvidamos de un detallito, ¿no?- dice Matías, ya recuperado de su orgasmo, con un tono despiadado. Se posiciona detrás de Santiago, que no deja de tocarse con movimientos frenéticos y desacertados, y aparta su mano de un golpe para encargarse del rubio-. Te gustó ver a mi novia, ¿no? Te gustó que te la chupe y que te toque.
Santiago arroja la cabeza contra el hombro de Matías. Sus mejillas están rojas y muerde sus labios con fuerza, pero lo que más te impresiona es ver cómo entierra sus dedos en la carne de sus muslos para no desfallecer por el súbito placer que los movimientos expertos de tu novio le hacen sentir.
Estás rodeada por el cálido y reconfortante abrazo del uruguayo, tus músculos protestan y tu mente todavía le pertenece a alguien más, pero eso no impide que estires un brazo y dirijas tus dedos cuidadosamente hacia la entrada del rubio. Su gemido de sorpresa y sus ojos azules mirándote con una intensidad sofocante son tu recompensa.
Su entrada cálida no opone resistencia alguna y sospechás que la lubricación que encontrás allí son tus propios fluidos. Deslizás un único dígito en su interior para no abrumarlo o herirlo, sin saber hasta dónde llegó Enzo, y su reacción es inmediata. Tiembla entre los brazos de Matías antes de llevar sus dedos hacia su cabello.
Una mano bronceada toma tu muñeca y gira tu brazo.
-Así- explica Enzo-. Ahora con la punta del dedo hacé…
Santiago grita, incapaz de tolerar el placer que vos y tu novio provocan con sus manos, y en un parpadeo los hilos de semen que brotan de su punta caen sobre tu rostro y tu cabello. Continuás moviendo tu dedo contra su próstata hasta que se queja por la sobre estimulación y tus dedos lo abandonan junto con las manos de Matías.
-La próxima lo tenemos que tratar mejor, ¿no?- sugiere tu novio, plantando besos húmedos en el hombro del rubio y deslizando sus dedos por sus rulos despeinados. La carcajada de Enzo resuena entre las cuatro paredes y se lleva una mano al rostro-. No te rías, boludo, es verdad…
Abandonás tu lugar sobre el mayor y te sentás en el colchón, desorientada, con una expresión que hace sonar las alarmas en el cerebro de Matías. Toma asiento a tu lado y acaricia tus muslos con fuerza, estudiando tus reacciones.
-¿Qué pasa?- sigue tus movimientos cuando bajás la mirada, observando los fluidos que caen desde tus entradas y oscurecen las sábanas-. No pasa nada, ¿sí? Ahora nos bañamos y después limpiamos todo.
-Sí.
Matías le dirige una mirada a sus amigos, haciéndoles saber que necesita unos minutos sólo con vos, por lo que ambos abandonan la cama rápidamente y toman la ropa que arrojaron por ahí muchos minutos atrás. Santiago besa tu mejilla cariñosamente antes de dirigirse hacia la puerta.
Enzo intenta no entrometerse, sabe que no le corresponde, pero aún así no puede evitar tomar tu mentón y buscar tu mirada. Te sonríe y cuando le devolvés el gesto besa tu frente, susurrando:
-Lo hiciste bien.
Ambos abandonan la habitación y una vez en el pasillo el mayor arrastra a Santiago en dirección al baño, ignorando sus protestas y explicándole que tiene que asegurarse de que también se encuentra bien.
-Estás bien, ¿no?- pregunta Matías.
-Sí, tonto.
-Y Enzo tiene razón, ¿sabés?- besa tus labios-. Lo hiciste bien, muy bien.
-¿De verdad?
-De verdad.
Jugás con sus dedos y sonreís.
-No fue un castigo.
-No- te sonríe con dulzura-. Para castigarte voy a esperar a que no haya nadie que pueda ayudarte.
Me hace inmensamente feliz haber concluido la historia de esta forma y... nada, no sé qué decirles, vayan todas a la iglesia el domingo porque seguramente después de leer esta película porno lo necesitan más que nunca. Muchísimas gracias por leer este capítulo y también los otros si es que vienen siguiendo toda la historia, soy extremadamente feliz sabiendo que pude entretenerlas un ratito 🫶🏻❤️
Mención honorífica a @recaltiente porque sin ella no habría encontrado la hermosa foto de los chicos para la portada y además soportó leerme con mis millones de ideas para la historia y todos mis desvaríos. Te adoro infinitamente nena.
taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @delusionalgirlplace @llorented @lastflowrr. Si alguien quiere que la agregue a la lista me avisa ♡
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chiquititamia · 6 months ago
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Calmar tu sed pt.2
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Mis queridaaaas, les vengo con una segunda parte del fic que tantó le gustó (gracias por hacérmelo saber)
Mucho más desvergonzada que la primera, quedan advertidas.
probablemente el banner más feo que he hecho jamás, perdón
💕Sub!Blas Polidori x f!reader
❤️‍🔥+18 sexo explícito, blas es aún más insaciable, masturbación, sexo oral, mommy kink
Después de una mañana intensa de trabajo por fin podías relajarte en casa. Bendito horario de verano; la jornada empezaba antes y tenías que madrugar bastante más, pero el paseo hasta la estación al comienzo del amanecer con la brisa de la mañana te daba una tregua respecto al calor sofocante de la ciudad.
Hoy habías picado algo con tus compañeras, así que al llegar a casa ni siquiera tenías que pensar en qué comer. Después de una más que necesaria ducha fría te vestiste únicamente con una fina camiseta de tirantes y unas bragas de encaje, asegurándote de que todo fuera lo más fresco posible.
Recordaste al pasar por delante de la mesa del comedor que tenías que leer un manuscrito antes de que llegase el fin de semana. Habías prometido corregir la gramática del texto para una amiga que estaba iniciando sus andanzas en la escritura, y ya que tú habías hecho una carrera de letras, disfrutabas con ello.
Sin más, te recogiste el pelo aún húmedo por la ducha con una pinza de plástico y amontonaste unos cojines en el cabecero de la cama para leer recostada pero no totalmente tumbada.
La camiseta, además de ser de tirantes era bastante suelta e incluso un poco grande para ti, así que tus pechos amenazaban con fugarse de la tela y las tiras se caían de tus hombros constantemente, pero no le diste demasiada importancia, total, era tu casa.
El sonido de la puerta de la calla abriéndose y cerrándose.
¿Blas había llegado tan pronto?
-¿Amor? – preguntaste alzando la voz
-Sí, mi vida, llegué.
En realidad, habías reconocido el sonido de la forma particular que Blas tenía para entrar, y después, el sonido de sus llaves cayendo sobre el platito de cerámica que teníais junto a la puerta.
A continuación, sus pasos pesados por el pasillo. A Blas le afectaba el calor todavía más que a ti, le agotaba.
Cuando asomó por la puerta quitándose la mochila de la espalda ya te hizo reír con su expresión de sorpresa y su sonrisa.
-Pensaba que los bombones se guardaban en la heladera en verano, che.
Tú reíste ante su comentario-intento-de-chiste.
-¿Qué tal el día, bebé?
-Tch, tch, tch – te quiso silenciar de forma humorística, y, con exageración se pellizcó el puente de la nariz y cerró los ojos a la vez que levantó el índice de forma dramática – no vas a fingir que no te estoy viendo hasta el carnet de conducir desde aquí.
Riendo te tapaste un poco los pechos subiendo tu camiseta, pero uno de los tirantes se deslizó por tu hombro otra vez, dejándote claro que esa prenda ya no servía demasiado para cubrirte, quizás deberías reutilizarla para trapos.
-Y, hace un calor de mil demonios, nene, ¿qué querés?
-Bueno, si me preguntás… - dijo él con media sonrisa sentándose en el borde de la cama y acariciando tu pierna suave.
La verdad es que estaba tan guapo con la camiseta blanca que llevaba…
-Nah, nah, nah – le quitaste la mano de tu pierna como si fuera una mosca de las que molestan en esa época – quietito ahí que nos conocemos y tengo que leer esto, amor.
Blas hizo caso omiso a lo que le dijiste y empezó a juguetear con el elástico de tu ropa interior, pasando el dedo por debajo tentado de bajarlo.
-Blaaaas, sólo dame un par de horas que acabe de leer esto y soy tuya ¿sí? – pediste en tono de súplica.
-¿¡Dos horas!? ¡Pero…!
-Blas – dijiste intentando ponerte seria. En realidad, te estaba costando mucho no reírte ante las pataletas de tu novio. Este se cruzó de brazos y te miró enfurruñado resoplando.
Fingiste no mirar por encima de la pila de folios que sostenías, haciendo como si ya hubieses vuelto sin problema a tu momento de concentración en la lectura. Viste cómo tu novio se acomodaba un poco el pantalón, probablemente ya tenía una incómoda erección; eso te aceleró el pulso. No es que no quisieras, pero estabas muy ocupada y no ibas a adelantar trabajo si te la pasabas en la cama con ese pendejo toda la tarde. Este chico…
Cuando se levantó asumiendo su derrota e iba rumbo a la ducha le paraste.
-Blas, amor.
-¿Sí? – dijo con un tono menos lastimero que antes; a veces tenía que asumir que los adultos con responsabilidades hacían otras cosas a parte de coger, se dijo.
-Podés comer, pero… dejáme leer, ¿ta?
Blas te miró con los ojos muy abiertos como si le hubieses dicho que le esperaba su comida favorita después de estar toda la mañana pasando hambre. Bueno, en realidad, así era.
No perdió tiempo y se quitó la camiseta, dejándote ver ese torso delgado que a ti tanto te encantaba.
Si fuera un dibujo animado ahora mismo se estaría anudando una servilleta al cuello, pensaste divertida.
Se tumbó entre tus piernas poniéndose cómodo. La gran estatura de Blas os había obligado a comprar una cama de gran tamaño para que ambos pudieseis caber en ella.
Como si se tratase de un bombón exquisito, así como te había dicho nada más entrar en la habitación, comenzó a deshacerse de tus braguitas de encaje como si fuera el papel plateado que envolvía su dulce preferido. Las tiró a un costado ganándose una mirada reprobatoria de tu parte, la cual mitigó rápidamente con esa media sonrisa de nene que no ha roto un plato en su vida y por la cual se libraba de todas las veces que querías reprenderle.
Al retirarlas se había dado cuenta de cierta húmeda mancha, pero decidió no decir nada tal y como le habías pedido. Esta vez iba a ser obediente.
Tuviste que hacer uso de toda tu concentración para no gemir cuando sus dedos apenas comenzaron a rozar el interior de tus muslos. Y un carajo ibas a leer tú.
Escondiste tu rostro detrás de los papeles y cerraste los ojos con fuerza. Era un gemido profundo lo que querías dejar salir cuando su lengua caliente dio una primera pasada de cortesía por encima de tu sexo. Sin embargo, sólo te permitiste soltar un suspiro, que esperabas quedase ahogado por el sonido del ventilador del techo sobre vosotros.
Él hizo un ruido de placer al besar y lamer ya sin titubeos tus otros labios.
-Mmmmhhh…
Con una mano, sujetabas la pila de folios, pero con la otra decidiste ordenar los rizos de la cabeza de tu novio, no para marcar el ritmo ni nada de eso, qué va.
La sensación de su lengua era deliciosa, tan húmeda que cualquiera diría que había bebido agua justo antes, aunque que tú supieras, no lo había hecho.
Se introducía en ti con el músculo de su boca, con una fuerza y destreza que te hacía ver las estrellas. No creías engañar a nadie fingiendo leer a estas alturas, pero creíste que era necesario no romper la magia del juego y seguir sin mirar a tu novio.
-¿Está rico, nene?
Blas, que parecía temer que se agotase la fuente de su placer, lamía con auténtica sed entre tus piernas. Pero salió para tomar aire y responder, con los labios  y la barbilla húmedos de su propia saliva y tu excitación.
-Sí, mami…
Dios, cómo querías tirar los documentos al mismo sitio donde Blas había tirado tu ropa interior. Doblaste tus rodillas y abriste más las piernas para darle aún mejor acceso.
Notaste - aunque intentabas mirar lo mínimo por si subía la vista hacia ti – como sus caderas se movían, probablemente de forma involuntaria, contra el colchón. Pobrecito.
-¿Y ya estabas muy cachondo? – preguntaste intentando fingir desinterés y casualidad.
Blas asintió con la cabeza, provocando con ese movimiento un pequeño gemido de tu parte.
- Y sí, mami, ya me iba a hacer una paja en la ducha, sabés – dijo rápidamente antes de continuar con su festín, así como uno sale del agua para tomar aire y vuelve a sumergirse.
-Pobrecito… - dijiste en tono de compasión, pasando una página que obviamente no habías leído del manuscrito, habrá que disimular, ¿no?- Pero ya hemos dicho que eso no, mi nene… mami te da lo que vos necesitás, ¿verdad?
Asintió de manera más enérgica y comenzó a dar estocadas en el colchón ya de forma voluntaria, de forma salvaje. Se estaba follando vuestra cama. Gemiste al imaginar como su ropa interior y sus jeans, que no le había dado tiempo a quitarse, se estarían humedeciendo bajo él, eso siempre te había parecido de alguna manera adorable. Soltaba pequeños gemidos mientras se agarraba a tus dos muslos como si su vida dependiese de ello.
-Blasito… la tenés muy dura? – preguntaste como si no lo supieras.
-Sí… - lloriqueó.
-Podés tocarte si querés…
Él te dedicó una mirada rápida como teniendo cuidado de no hacer que te replanteases tu decisión. Después se levantó de un salto y comenzó a bajarse el cierre del pantalón.
Cuando se bajó el bóxer intentaste concentrarte en las palabras escritas que tenías delante, pero fallaste miserablemente. Era un pecado no ver semejante obra de arte de la naturaleza.
Con la mano derecha agarró su miembro y, usando el líquido preseminal que llevaba un rato manchando su ropa, lubricó su punta con alivio, comenzando a masturbarse mientras te observaba aún a los pies de la cama.
Cuando volvió en sí, retornó a su posición, tumbado entre tus piernas, sin embargo, esta vez no lo hizo boca abajo, si no que se recostó de lado, para dar espacio a lo que tenía entre manos.
Aún así no había olvidado su cometido, y apoyó la mejilla en tu muslo, lo suficientemente cerca para poder seguir lamiendo cómodamente mientras conseguía aliviarse con su mano.
-¿Cómo decías vos? Estos adolescentes siempre con la pija dura, ¿no? – dijo con la respiración entrecortada entre lamida y lamida – ¿y que querés mamita? No podés poner a dieta a alguien y después prepararle tremendo dulce…
-Vos ya no sos ningún adolescente, Blasito …tenés- Ahhh!! … un… problema – gemiste sin poder evitarlo.
Él no hizo caso a tu comentario y siguió bebiendo de ti mientras se masturbaba desesperadamente.
Te agarrabas con fuerza a los papeles con una mano y a la almohada debajo de tu cabeza con la otra, no podías más del placer. Si seguía así un par de minutos, ya fue, pensaste.
-¿Puedo, mami? – dijo con voz ronca. No te dijó qué, pero la forma rápida y errática en la que movía su mano y su lengua te dio una idea de qué era lo que quería hacer.
-Sí…. ¡Sí! – gemiste casi gritando.
En un movimiento que ni viste, Blas se incorporó y se colocó entre tus piernas para penetrarte. La exagerada humedad que te había provocado hizo que no tuviese que prepararte primero con sus largos dedos. Antes de que pudieras darte cuenta ya se estaba moviendo dentro de ti, llegando muy profundo y haciendo sonidos que sonaban casi a una queja. Pareciese que no podía ir tan rápido como su miembro necesitaba.
-Mami….!!!
-Venite, mi niño…venite dentro de mami,…todo dentro….
-¡Mami, no puedo más! – gimió y encontró un patrón de embestidas más rápido todavía. Parecía un conejito desesperado entre tus piernas.
Notaste tu orgasmo arrasar dentro de ti, haciendo que te aferrases a su espalda clavándole las uñas.
Un buen grito salió de tu garganta, barriendo consigo todas las tensiones acumuladas de ese día con cada pulsación de tu sexo.
Blas te miró y abrió la boca, como si no pudiese creer lo mucho que le estabas apretando mientras te sostenía entre sus brazos.
-Me vengo, nena… me vengo… - cerró los ojos con fuerza y dejó salir un sonido casi gutural de su pecho.
Después de eso, solo pudiste notar como la corrida que llevaba guardando para ti desde… ¿anoche? ¿no hacía ni doce horas que habían cogido? Llenaba tu interior con fuerza.
Gimió mientras se venía, hundiendo su cara en tu pelo, desparramado por la almohada.
Os tomó un buen rato recuperar el aliento. Ahora ambos estabais empapados en sudor y hechos un completo desastre.
No hacían falta palabras, cuando intercambiasteis la mirada supisteis lo que queríais decir: a la ducha.
Te levantaste con esfuerzo de la cama, como quien se levanta de un viaje muy loco en los toros mecánicos; despeinada, con la ropa movida y sin aliento. Tuviste cuidado de no derramar lo que tu novio había derramado en ti antes de llegar al baño, aunque un poco escapó inevitablemente por tus piernas.
Ya desde la ducha gritaste para que te escuchase en la habitación.
-Si aún querés más vení a la ducha por que luego me tengo que poner a leer sí o sí, ¿ta?
Blas sonrió mientras recogía tus bragas del suelo
-¡Voy!
Agradezco mucho sus comentarios 💕
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@lastflowrr @iamjustadoll (como siempre, diganme si quieren que las incluya en la taglist o las borre <3)
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malenitalovesreiji · 1 year ago
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~Dark 02: Collectors!~
Malena se había despertado bastante temprano ese día, todavía no sabía cómo es que su horario de sueño después de tanto tiempo no se acomodaba correctamente.
[Sonidos de vajillas se escucharon en el salón, el lugar más cercano a la habitación en donde ella mayormente pintaba sus cuadros]
Male: ¿Hm? ¿Reiji-san estará despierto?
Dicen que la curiosidad mata el gato, por lo que esta 'gata' iba con completa cautela hasta el salón, viendo si esa persona era en quien ella verdaderamente estaba pensando. Efectivamente, lo era, él logró que Malena saliese de su estudio de arte un minuto para ir a verlo.
Reiji: ¿Hm…?
Reiji: Ah, eres tú. Buenos días.
Male: Buenos días…
Reiji: Parece que te has levantado bastante temprano.
Reiji: ¿Pasa algo? Si no es nada, intenta molestar lo menos posible.
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Se acostumbró un poco a ese trato, pero solamente suspiró antes de proceder con una pequeña disculpa y retirarse.
Male: Disculpeme, solo sentí ruidos y quería confirmar si era usted. Permiso, me retir—
Reiji: Ah, no… espera.
Male: dígame.
Reiji: Ya que estás aquí, podría permitirte ver mi colección.
Male: ¿Su colección dice?
Reiji: Sí.
Reiji se levantó de su sillón y se dirigió a unas estanterías con Malena, el plan era mostrarle todas las vajillas que él tenía ahí, las cuales coleccionaba con mucho gusto
Reiji: Esta vajilla.
Male: Woah, son muchas, y están muy bien cuidadas.
Male: Yo no podría tener cosas tan frágiles, por eso colecciono CDs de música.
Reiji: ¿CDs? Suena infantil.
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Male: Lo suyo suena bastante... anciano.
Dijo para rematar, en tanto tiempo Reiji habría encontrado a alguien que lo desafiase de esa forma. El oji-magenta suspiró y acomodó sus lentes antes de decir su frase
Reiji: ...¿Sabes? Como una ocasión especial, te dejaré pulir este plato.
Male: Eh… Si usted dice.
Reiji: Bueno, aquí tienes.
Él le entregó el plato junto al pañuelo con el cual suele pulir siempre sus vajillas. Ella tomó ambas cosas educadamente.
Reiji: Ah… aunque probablemente no es necesario decirlo, creo que debería recordártelo.
Reiji: Recuerda que todos ellos poseen mucho más valor que tu vida.
Male: Lo sé, Reiji-san.
Reiji: ¿Qué sientes cuando lo tocas?
Male: Eh... ¿la textura fina de la cerámica?
La chica no sabía que responder, pues sentía la textura de la cerámica fría y fina con la cual estaba hecha. Temía por el hecho de que esa no fuese respuesta correcta.
Reiji: Así es. Es de la mejor calidad.
Male: También está... frío?
Reiji: ... ¿Qué es esa respuesta? Es muy vulgar.
Reiji: Oh, bueno. Supongo que esto es lo máximo que puedo esperar de una niñata cómo tú.
Male: ...No es eso lo que quise decir.
Ella volvió a suspirar, tomando el plato con cuidado y dejándolo en su lugar una vez que terminó de pulirlo, estaba completamente reluciente.
Reiji: Aunque... ese plato quedó bastante brillante. Te agradezco, aunque nunca lo harías mejor que yo.
Male: Nunca escucho que me agradezca, atesorare ese momento.
Reiji: Qué exagerada.
Reiji: Volviendo a un tema pasado ¿No dijiste que coleccionabas CDs?
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Male: Así es. ¿Por qué? ¿Le interesa?
Reiji: Sí. Quiero ver qué es lo que escuchas con frecuencia.
Acomodo un poco su uniforme y se devolvió hasta la mesita de la sala, buscando su taza de té para brindarle un sorbo delicado.
Male: Si le confieso algo, mayormente es música que no es de su agrado.
Male: Creo que usted está enterado, pero no escucho música clásica.
Reiji: Hmm, pero si eres coleccionista algo debes tener ¿me equivoco?
Male: Sí, pero... no creo que le guste.
Reiji: Pues si no hecho un vistazo, nunca lo sabré.
Así fue cómo ambos se dirigieron hasta el cuarto de la menor para contemplar su estantería llena de CDs musicales, es verdad que Malena escuchaba de todo tipo de música.
Male: Aquí están. Siéntase libre de observar el que más le guste.
Reiji: Bien. Veamos...
Reiji comenzó a husmear entre los CDs de Malena, buscando algún título que llamase su atención. Sin siquiera darse cuenta, los dos compartían cosas del otro, Malena habría descubierto la colección de vajillas de Reiji, Mientras que él había descubierto la colección de CDs de ella, algo que dice mucho de cada uno.
De tanto husmear, encontró un CD el cual parecía más especial y a su vez antiguo, pues estaba guardado en una bolsa en donde no le llegara el polvo.
Reiji: Vaya... ¿Qué tenemos aquí?
Reiji: ¿'The Piano Sonatas'? ¿No era que no tenías música clásica, señorita?
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Male: Ese en particular es de mi madre. Cuando falleció, fue lo único que me quedó de ella.
Reiji: Oh ¿Es por eso que está en una pequeña bolsa?
Male: Así es. Lo cuido mucho.
Él joven quitó la bolsa y abrió la caja del CD, apreciando el mismo. La mujer tenía un reproductor de discos en donde colocó el CD para comenzar a escucharlo en el aire a un volumen estándar.
Reiji: Se escucha genial... vaya.
Male: Recuerdo que mi madre solía bailar con la música de fondo.
Reiji: ¿Eso qué significa? ¿Quieres recrear ese momento desde tu punto de vista?
Otra vez ¿Habría sido un coqueteo? Últimamente cada vez que hablaba con Reiji sentía que él le coqueteaba de una forma bastante elegante. Pero Reiji no hacía nada más que apreciar su rostro rojo lleno de vergüenza y nervios, fingiendo el conocerla para poder usar todo en su contra... Aunque siendose sincero ¿en verdad quería ocasionarle tanto daño?
Reiji: Malena, respóndeme.
Male: Ehh... perdón.
Male: Sí, me encantaría.
Reiji: Bien, entregame tu mano entonces.
Reiji-san últimamente estuvo comportandose
como un completo caballero, además se
preocupa por mi y mi interés en coleccionar CDs.
Debo admitir que sus actitudes, están cambiando
positivamente mis espectativas.
~End Dark 02~
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cuadernodeliteratura · 1 year ago
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«El paraíso, el espacio exterior», Mariano Blatt.
El Paraíso, el Espacio Exterior, un viaje en lancha por el Río de la Plata, una charla confusa con un perro, 3 pibes caminando por el medio de la calle. El olor de una panadería, de un porro y de después de coger en verano. Una buena mesa en una pizzeria. Un vaso de cerveza, un chico en cueros. Un pibe con cara de drogado en el subte. Un ventilador de esos de pie que me tira aire a mí, a vos, a él, a vos, a mí de nuevo y así toda la tarde. El Paraíso, el Espacio Exterior, un camino entre árboles re altos, las siete de la mañana, una pila de libros, varios pibes jugando a la pelota en un descampado y otros destrozados por la droga y por el amor, especialmente por el amor. El Paraíso, el Espacio Exterior, una foto de un lugar abierto, el ruido que hacen las estrellas y el que no nos dejan hacer. Gente del otro lado del alambrado. Los diferentes tipos de drogas que usamos para estar bien, el sol dándote de lleno en la parte de arriba de la cabeza.
El olor de una pileta techada, la luz en el vestuario de chicos, los chicos. Un buen nadador, un chico del interior andando en motito de delivery. Un montoncito de yerba usada tirada atrás de un campo de deportes. Un pibe con buzo de Tigre andando en bici por la plaza de Lobos. Un campo de deportes a las cinco de la tarde. El Paraíso, el Espado Exterior, un chico re lindo bailando re. La luz de una estrella, la de muchas, un pibe extasiado mirándote de cerca a los ojos y otro con cara de extasiado buscando perdido a su grupo de amigos. El Paraíso, el Espacio Exterior, un buzo de los Minessota Timberwolves. El primer día de vacaciones de cuando tenías diecisiete y se te marcaban los abdominales. El montoncito de mochilas en la playa, un pibe dándole la mano a otro. El Paraíso, el Espacio Exterior, el olor de fumar porro los sábados a la tarde. Una casa con las ventanas abiertas, las cerámicas frías de la cocina, una pileta en la parte de atrás.
El Paraíso, el Espacio Exterior, el viento del Río de la Plata en la rambla de Montevideo, un pibe rubio de ojos negros haciendo juego consigo mismo y la camiseta de Peñarol. El olor del barro seco entre los tapones del botín, el pantaloncito de fútbol manchado con pasto, una droga nueva muy rica que viene en gotero. El Paraíso, el Espacio Exterior, la sensación de empezar a estar drogado en una super fiesta, una foto del campo a las cinco de la tarde, un amigo pasándote el brazo por atrás de la cintura para empezar a saltar juntos. El Paraíso, el Espacio Exterior, un chico en la cancha de Quilmes agitando una bandera de palo de Argentinos. Un jugador de fútbol bailándole cumbia al banderín del córner, un puente muy largo de cruzar. Gente saltando porque su equipo va ganando, un policía más chico que vos revisándote los bolsillos. Quince micros parados al costado de la ruta a cincuenta kilómetros de entrar a Córdoba, unos pibitos que estuvieron tomando Fernet todo el viaje jodiendo a unas vacas para matar el tiempo, un policía cordobés yéndolos a buscar. Una foto desde el cielo, la hinchada visitante cantando mucho más fuerte que la local. El Paraíso, el Espacio Exterior, la única forma de entrar a un lugar. Un pueblo de pocos habitantes, un camión heladera llevando lácteos al almacén, los yogures, el chico que los descarga, un billete de dos pesos volando en el medio de cualquier lado. El Paraíso, el Espacio Exterior, la terraza de un edificio, la parte más alta. Una buena manera de empezar a bailar, saber que tenés más éxtasis en el bolsillo del pantalón. Una charla graciosa con un amigo, dos pibes hablando con los anteojos puestos, siete amigos bailando exactamente igual por un ratito , 3 pibes caminando por el medio de la calle. E l Paraíso, el Espacio Exterior, una escalera que no termina nunca más, un amigo jugando al ajedrez contra la máquina, un pibito que no entiende lo que está pasando. La droga de los buenos, la de los mejores,
la de los increíbles. Una foto satelital de altísima resolución, un chico haciéndote una pregunta interesante. Un abrazo sincero. Muchos recuerdos juntos que te hacen cosquillas en las piernas. El Paraíso, el Espacio Exterior, un chico con los ojos cerrados, unas zapatillas para saltar mejor. Un perro de la misma raza que el chico que te gusta, un amigo hablándote del campo a las cinco de la tarde y en el momento en que iba a escribir que tomaba mate tomo mate. El Paraíso, el Espacio Exterior, un chico imitando el ruido del viento con la boca, una esquina mal iluminada. Dos pibes con capucha fumando porro. Un poema que empieza y termina como vos querés. El Paraíso, el Espacio Exterior, un chico que te lo jura por dios, una canción que viene con un sonidito increíble. Un sueño re lindo, un m omento agradable para estar en. El Paraíso, el Espacio Exterior saber que está todo bien. Un chico con un tatuaje de Michael Jordan, una pastilla que te pone como superhéroe. El Paraíso, el Espacio Exterior, un pibe bailando con las mejores zapatillas, un tema que te da ganas de vivir y otro, que viene después, que te da ganas de vivir más arriba. El Paraíso, el Espacio Exterior, un festejo de gol que no te vas a olvidar nunca más, los mejores chicos para estar enamorado de. Un poema fácil de escribir, un chico re lindo de ver sin remera, ' un arquero que achica bien en el mano a mano. El Paraíso, el Espacio Exterior, la sonrisa de éxtasis más grande de la fiesta, mucha gente levantando las manos al mismo tiempo. Estar bien, estar re bien. El árbol más alto del pueblo, un tema que te hace despegar. El Paraíso, el Espacio Exterior, una carrera de acá a la esquina, una cosa que se me acaba de ocurrir, un poeta con la mirada puesta en
Las cosas que nadie entiende. Una lancha que te lleva a mil lugares que querías conocer, media pastilla de éxtasis en el bolsillo de la campera que más te gusta, una cosa interesante que te quería contar. El Paraíso, el Espacio Exterior.
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callejondelinfierno · 1 month ago
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joeji's Kitchen Juego de 6 tazas de café de colores 350ml para mantener el café Té chocolate y otras bebidas calientes o frías durante más tiempo
Precio: (as of – Detalles) joeji’s Kitchen Valoración media de los compradores: 4.5/5 Estrellas Nuestros juegos de tazas de cerámica cuentan con seis piezas duraderas, prácticas y estéticas que pueden mantener las bebidas calientes o frías durante más tiempo. Su construcción robusta de china cuenta con propiedades resistentes a las astillas, antimanchas ya prueba de olores. Este material también…
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luanoiteescribe · 1 month ago
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[6 de abril 2024]
No llego a ver la tierra; estoy en los asientos del medio y ya muy alto. Cuando el avión dobla veo un sinfín de montañas, ¿O nubes? Sea lo que sea donde viven los humanos ya no existe más para mí, flotando en la nada me es imposible recordar la humanidad. Pienso de nuevo en esas montañas-nubes, eran demasiadas y quiero volver a verlas, pero cuando el avión dobla me da miedo, siento que caigo. Que soy esas montañas, que me hundo en ellas. No soy parte de la tierra y eso me aterra, el vuelo se me vuelve anti-natural. No pertenezco al aire; si saliese del avión me ahogaría. Me sentiría más tranquila en la montaña, incluso aunque tarde o temprano también me ahogase.
Pasa un rato, estamos sobre el agua. Estoy. En dos horas pude terminar un libro que me hizo revivir el piso frío de la casa de mis padres cuando discutían y yo me sentaba frente a la puerta de la habitación de mí hermana. Gesto protector inútil, o quizá la búsqueda de no sentirme sola. ¿Tendría tiempo de sentirme sola, si caigo al agua? El mar es frío, pero te abraza. ¿Estará planchado bajo mi cuerpo? Me imagino que no, que olas rompen unas contra otras, que el mar se golpea. Imaginarlo no me perturba, salgo serena de esos pensamientos de la misma forma en que me entrego a ellos. Estoy acostumbrada a entregarme a mí mente, entre resignada y cobarde, curiosa y extasiada. Me lleva tiempo salir, recordar que vuelo, que en realidad si tengo miedo. Me pregunto si le tengo más miedo a la muerte que a la soledad, o si le temo a la muerte porque significa quedarme sola. También sé que tengo miedo de quedarme sin palabras, de no poder escribir más. Para escribir tengo que estar viva y acompañada a pesar de que escribo sobre estar sola y muerta. Un equilibrio lógico, a mí parecer, o quizá natural como tener los pies en la tierra, el asfalto, la cerámica fría.
Acabo de tomar la pastilla, pretendo escribir hasta quedarme dormida. Obviamente segundos antes de tomarla pensé ¿Las azafatas están entrenadas para salvarme si me ahogo? No en el mar, no en la montaña: Con una simple pastilla. Que repetitivo son los pensamientos y circulares los miedos. A veces me aburro de mí misma, de esta paranoia. Se vuelve aburrida la soledad y también temerle, pero sin ella quiza no escribiría. Antes dije que para escribir se necesita estar acompañada, pero eso es mentira. Para escribir de verdad, con palabras, siempre busco estar sola. Creo que es vergüenza, me da pudor la exposición de la tarea individual frente a un otro. No quiero que vean mí rostro, que borro frases enteras y hago pausas largas, que no siempre sé bien que quiero decir. También es que necesito escucharme a mí misma y el pudor se expande a la mente; no puedo pensar de forma genuina si me están mirando. El otro me deforma el pensamiento, me lo amolda. Yo lo hago, en realidad, pero es el poder que ejerce lo ajeno a mí misma. Por eso si no estoy sola, aunque sea un rato, me siento rara. Me falta algo, quizá un pedazo de mí cerebro se apagó, quizá me faltan las palabras.
Busco la soledad tanto como le temo, me reconozco contradictoria. Mí mayor miedo quizá es simplemente la soledad definitiva, lo que no tiene retorno. Yo soy terca, desde hace mucho creo que el tiempo no es lineal y constantemente vuelvo al pasado. Dicen que eso es ser melancólica o nostálgica, pero yo ya no sé cómo explicar que así como pienso en el pasado soy capaz de vivir en él. Huelo los olores, veo las escenas y soy parte de ellas. Siento el tacto de las cosas, soy capaz de recordar los sabores y revivirlos en mí boca. Siento frío, o calor. Todas esas cosas se pueden sentir solo en vida, es mí conclusión. Por eso le temo a la muerte, porque en una vida aún tan corta disfruto de todos sus tiempos temporales y viajo jugando con las posibilidades. Estoy acá, pero a veces también estoy en otro lado. Pero para eso necesito seguir estando viva.
A la vejez no le temo. Creo que ahí voy a dejar de tener miedo, o aburrirme de la vida como me aburro ahora de sentirme sola. Le temo a todo lo que me aleje de la vejez porque quiero sentir la victoria de estar llena de recuerdos. Me consuela todo esto, pero a veces también me preocupa estar demasiado enamorada de la vida y no llegar al punto de aburrirme. Me creo capaz, si se me diera la chance, de ser eterna y crear nuevos recuerdos cuando me olvide de los otros.
Para anhelar la eternidad hay que ser una persona solitaria, de eso estoy segura. No digo estar sola per sé, sino ser apática a la muerte de los otros. Yo no soy ese tipo de persona, no creo serlo. No viví el dolor de una muerte cercana así que no sé lo que es lidiar con la ausencia, o al menos como sería para mí. Tampoco puedo responderme mí misma como sería; suelo reaccionar a las cosas de forma muy distinta a como me imagino, cualquier intento de respuesta sería una mentira. También sé que es infantil desear la eternidad de todos los que amamos. (¿Porqué no lo será desear la propia?).
Los ojos se me cierran un poco, pero si sigo escribiendo no creo que sea capaz de dormirme. Tengo que forzarlo, reposar mí cabeza y redirigir la mente. En dos horas es el almuerzo, me conviene dormir antes. ¿Podría estar dos horas más escribiendo? Nunca me puse a medir mí limite, pero definitivamente es mucho menor que ese. No recuerdo estar escribiendo más de una hora. A veces siento que escribo poco para una persona que dice amar las palabras, pero me excuso con que están en mí cabeza, existen, que siempre estoy escribiendo. No sé si es verdad o mentira. Y si es mentira ¿A quién quiero convencer? Me la paso mintiendo con las cosas más estúpidas, pero no me creo capaz de mentir en serio.
Me apago, que inestable se me hace que el cuerpo se duerma de forma incontrolable. Me hace sentir vulnerable, debil. ¿Alguna vez conté que odio usar mucho el “me”? Siento que es un gesto de egocéntrismo que me encantaría arrancar(me) de la piel.
Otra vez sobre las montañas, dormí demasiado. ¿Que pasa si deciden partirse a la mitad está noche? Sería como mínimo anecdótico. Me gusta la idea, decir temblando pero como un brillo en los ojos “yo estaba volando sobre esas montañas justo cuando se partieron”.
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ladedicatoria · 1 month ago
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Dedicado a quienes rompen el silencio relativo
Escribo dialogando
Mientras suena un video de fondo
El trabajo asalariado me somete
La necesidad primaria debe ser cubierta
Pan techo y salud
Pero el trabajo asalariado me somete
Un museo también puede ser un espacio alienante
¿Es el arte un asunto de clase? ¿y la relevancia de la estética en la vida cotidiana?
La empresa de limpieza al servicio de la estética del cubo blanco.
¿Cómo hacer sostenible el trabajo del arte? ¿Los artistas para quién trabajan?
¿Un artista es su propio jefe?
Entonces si el artista visual es un trabajador[1] ¿qué inserción laboral tiene? docencia, empleo público, salud, diseño, gráfica, ilustración, arte contemporáneo, feriante, VJ, cerámica, titiriterx, fotografía, muralistas, artesanxs, audiovisuales, gestorxs, tatuadorxs, etc.
Todo a la vez.
¿Cuánto vale un concepto?
¿Más o menos que el papel higiénico?
La construcción de sentido no es exclusivo de la obra de arte.
¿La subjetividad del artista tiene precio?
¿Cuál es la subjetividad que más cotiza?
¿De qué clase social es el artista?
¿De qué clase social es el pueblo? pregunta el video.
Si elegimos la informalidad ¿qué futuro nos espera?
Si elegimos la informalidad ¿nos libramos del jefe y el cumplimiento horario o abandonamos los derechos laborales?
¿Cómo nos organizamos les trabajadores informales y estatales del arte?
Los derechos no son para siempre dependen del consenso social en la contemporaneidad.
Los acuerdos de palabra en el trabajo son castillos de naipes.
Mirando el vacío.
La luz fría golpeando mis ojos, se acerca resuelta y me dice -¿qué pronombre usás? -Él. Se devuelve a la entrada y le dice al policía -es un varón, el del mostrador, es un varón.
Vuelve a entrar, digo gracias, no me mira.
De mis tres trabajos, es el delivery el más satisfactorio y algunos meses el mejor pago. Es como jugar un juego. Miro el mapa, lo estudio, lo memorizo, agarro el paquete y salgo. Paquete entregado, misión cumplida. Clin
El juego de la vida
10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1 brum
100% maximo conducción
19600
excelente alex
muy buenos tiempos
te felicito
Transporto alimento, pero sobre todo transporto carne.
Misión cumplida.
Voy por Figueroa Alcorta, lloro.
Del frío en el pecho.
Las travas nos dieron la ley de identidad de género y el cupo laboral trans
Los progres nos dieron puestos de trabajo de atención al público
y las luces se prenden y el show comienza
Conseguí uno de mis trabajos por ser trans, dijo nunca nadie hasta ahora en mendoza argentina.
Lohana! Diana!
que ahora parece
que ahora tenemos que empezar a pensar la plusvalía trans, somos un producto de mercado! con marcas de ropa, aplicaciones y cosmética
Río por no llorar
Nos desaparecen y asesinan al buscar trabajo,
pero también somos unxs hermosxs arlequines.
hola buenas tardes
la entrada es libre
por la rampa accede a la sala
hay cuatro muestras para visitar
no se puede ingresar con bebidas ni alimentos
la mochila en el casillero
sí, se puede pasar al baño
Personal de limpieza, policía y recepcionista hablando en la entrada del museo.
Las denuncias no sirven dice la de limpieza. A mi ex marido lo denuncié yo, la que estuvo antes y el niño con la que está ahora. Cuando yo me iba de La Paz, el comisario me revisó hasta la billetera porque decía que no podía llevarme nada. Era amigo de mi marido, a él le dijo que yo me cagaba de hambre y volvía. Nunca más volví y me hice mi casa, es chiquita, una habitación pero es mi casa. No sirve el 144 es gente que estudió para estar atrás de un escritorio. La opción que me daban era hacer un curso para armar un CV, cuando podía pedírselo al chico de la fotocopiadora por 50pesos.
Escuchamos en silencio.
-Hola, delivery
-Ahí voy
-...
-Muchas gracias!
-De nada, buenas noches.
..Reacción pulgar arriba..
-Volviendo
Vino una travesti al museo, nos miramos y saludos. Pasa a visitar, no es la primera vez. A la salida charlamos, ella hizo el credo trans, lo buscamos en google. Agradezco su visita.
45 36 35 34 33 28 27 12 11 10 3
Brum 100% maximo conducción
Hay que volver a decirlo, me llama mucho la atención elegir la flexibilización laboral pudiendo acceder a un trabajo en el estado con vacaciones, aguinaldo, licencia por enfermedad, antigüedad, paritarias, bono de sueldo, jornada de 8 horas (y descontando), descanso pago el día domingo, horas extras, horas dobles findes y feriados, etc. Pero sucede. ¿Qué nos están ofreciendo a cambio? ¿Hasta cuándo? Es tan frágil que ni siquiera está claro cuáles son nuestros derechos además de un pago justo. Ni siquiera hay intenciones de asamblearse, no nos sentimos convocados.
Eso sí, las asambleas deberían tener más trabajadorxs que jefes.
¿Cuáles son las fuerzas?
No hay lugar para el debate entre tensiones polares.
Y el cansancio.
Más temprano una niña insiste en preguntar a su madre por qué esa chica tiene pelo de varón.
La gran figura de esta escena que se repite es el saludo. Desencontrado, torpe, ambicioso, incómodo; saludar, una pesadilla cotidiana. También puede ser un florido intercambio con desconocidxs, como un armonioso cántico. Y la línea fundamental de mis intercambios laborales.
Contando los minutos para salir. ¿A qué trabajadxrx no le pasa?
También realizo trabajo de cuidado, el más creativo de mis trabajos. Hago acompañamiento terapéutico a una vieja artista lesbiana y loca. Este trabajo no tiene límites de cumplimiento horario, es como el clima de la ebullición global. La fantasía del lesbiátrico no asoma ni a la esquina. La soledad acecha. Estamos tan fragmentadxs.
No tengo ganas de ayudarte, preferiría permanecer en silencio. Como un lema de época.
Hubo un tiempo que se le pedía al trabajo algo más que un salario, se le pedía dignidad.
Ya basta de trabajar por amor al arte, yo no trabajo ni una hora más por amor al arte.
Trabajadorxs del arte organizadxs en la transversalidad no trabajamos ni una hora más por amor al arte. ¿Podrá defenderme la asamblea si digo que trabajo en una gestión municipal que no voté y que no apoyo y luego pierdo mi trabajo? Las críticas a la gestión bien abajo y por atrás. Todo a dedo y antipopular.
No es fácil sacar las palabras y expresar claramente el pensamiento crítico. ¿El debate público dónde se da? ¿En las redes? ¿En Youtube? ¿En instagram? ¿Por Whatsapp?. Empresas privadas de la comunicación. Valga la ambigüedad.
Huelo el miedo, sumido en la negación y la inercia. En mi propio sudor. Sudor con testosterona freakin out.
Levemente asoma el malestar en los intercambios laborales.
Es pobretón este lugar, dice. ¿Y vos? Le digo yo, si sos jubilada y gobierna Milei, es mejor que el otro lugar careta. No me gusta.
Con tristeza retiro el cartel que había pegado
BAÑO DE TRABAJADORES Y VISITANTES DEL MMAMM
no se considera apropiado ni se entiende el propósito
con vergüenza acato y me guardo la respuesta
¡es para crear comunidad! la comunidad de usuarixs de los baños del mmamm.
No salen pedidos, la cocina se dispersa. Hablamos bajito. Es que con este gobierno no sé me dice negando, al final la casta somos nosotrxs le digo. Ella asiente con la cabeza frunciendo la boca.
Hablando de artistas villanos
Tenemos un presidente que es un artista. Es un performer de la masculinidad.
Es el prócer del siglo XXI retratado por la IA.
¿Hasta cuándo podrá repetir su acto?
¿Qué pasa cuando se pierde la novedad?
Políticos inventores de metáforas
Artistas estetizadores de conceptos
Poetas clasistas
En este mundo cruel para rebelarse hay que conducir lento.
-una niña me pregunta sos mujer o varón?
-varón
-pareces nene pero hablás como nena
Lo mejor del deli es conducir la noche, encontrarte con la luna que asoma, seguirla, gatxs que cruzan y gatxs que saludan, el olor de la primavera, la velocidad descargando adrenalina, entregarte al tráfico. El frío en la cara, las lágrimas que caen. La satisfacción es física.
No puede durar me dicen, tanto como la vida en la ciudad digo yo.
Los días de lluvia y viento zonda deberíamos cobrar extra.
Quiero escribir pero me veo abducido hacia el monólogo de mi compañera que pasa a chequear los baños y me cuenta una serie de sucesos personales. Admiro su capacidad de relatarse tan livianamente. Su sindicato es SOTELSyM, pero son unos buenos para nada. Nos reímos.
-Ah vos sos el acompañante de Susana. pero no tenés 30 años!
-Sí los tengo (y más)
-Ja! Pareces de 15 Jaja. ¿Hace cuánto que estás con ella?
-Un año
Onda verde
rápido
rayo de testo como una flecha
a 60 km/h para cruzar de godoy cruz a las heras
por paso de los andes after 23h siguiendo la onda verde
100% maximo conducción
llegar a casa
respirar hondo prendiendo una vela y un sahumerio a la difunta
madre tierra, patria y cultura decía una pancarta
quiero huir
de las categorías
de la uniformidad de la derecha
de la crueldad heterocapitalista
futuro? qué futuro?
Gracias
hasta luego
buen
fin
de semana
[1]este texto está escrito en lenguaje androcéntrico porque reflexionamos sobre un mundo heterocapitalista. Si se considera apropiado, a lo largo del texto, aparecen generalizaciones con x.
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arthropoda-blog · 3 months ago
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Muñeca de cerámica
La serenidad de tu ser resplandece y aumenta mis deseos de poder mostrarme sin cautela. Ante escuchar ese tono melifluo salir de los dos pliegues sustanciosos que te rodean, diciéndome lo que te hago sentir, solo observo por medio del vidrio que nos separa y pienso... ¿Cómo pude llegar a ser tan fría?
Te imagino en primer plano, como una bella muñeca de cerámica, te muestras suave, frágil y fuerte a la comprensión.
Cuando tú abres, yo noto mi reflejo, entonces noto que era el mio de quien hablaba.
Quieta como muñeca caigo de la tensión.
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deportedecontacto · 5 months ago
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¡Presentamos la taza oficial de Dojo Arena, el accesorio perfecto para disfrutar de tus bebidas favoritas mientras demuestras tu pasión por los deportes de contacto y las artes marciales! Esta taza, diseñada con un estilo elegante y materiales de alta calidad, es ideal tanto para el hogar como para la oficina, y representa el espíritu vibrante de Dojo Arena. Diseño y Estilo La taza oficial de Dojo Arena destaca por su diseño moderno y atractivo. Con el icónico logotipo de Dojo Arena impreso en alta definición en ambos lados, esta taza no solo es funcional, sino también un símbolo de tu dedicación a las artes marciales. El acabado brillante y los colores vibrantes hacen que esta taza sea un verdadero objeto de colección, perfecto para mostrar tu amor por Dojo Arena cada vez que tomas un sorbo. Materiales de Alta Calidad Fabricada con cerámica de alta calidad, la taza de Dojo Arena es duradera y resistente. Su construcción robusta garantiza que pueda soportar el uso diario, ya sea para tu café matutino, té de la tarde o cualquier bebida caliente o fría que prefieras. Además, es apta para microondas y lavavajillas, lo que facilita su uso y limpieza. Capacidad Ideal Con una capacidad de 350 ml, la taza oficial de Dojo Arena ofrece el tamaño perfecto para tus bebidas. No es ni demasiado grande ni demasiado pequeña, proporcionando el equilibrio ideal entre funcionalidad y comodidad. Disfruta de tus momentos de relajación con una taza que combina estilo y practicidad. Comodidad en el Uso El diseño ergonómico de la taza asegura un agarre cómodo y seguro. El asa grande y bien diseñada permite sostener la taza con facilidad, incluso cuando está llena de tu bebida caliente favorita. Ya sea en casa, en la oficina o en el dojo, esta taza se convertirá rápidamente en tu compañera favorita. Disponible en la Tienda Oficial Encuentra la taza oficial de Dojo Arena en nuestra tienda oficial, ubicada en el Recinto Ferial de Exposiciones y Congresos de Lugo durante el evento. También está disponible en nuestra tienda online, permitiéndote adquirir este exclusivo accesorio desde cualquier parte del mundo. No pierdas la oportunidad de hacerte con esta taza y llevar el espíritu de Dojo Arena a cada rincón de tu vida. Un Toque de Inspiración Diaria La taza oficial de Dojo Arena no es solo un accesorio práctico; es una fuente diaria de inspiración. Cada vez que la uses, recordarás la emoción y la energía de Dojo Arena, motivándote a comenzar tu día con la misma dedicación y pasión que los mejores atletas y artistas marciales. ¡Hazte con la tuya hoy y disfruta de tus bebidas favoritas con el espíritu de Dojo Arena en cada sorbo! Este producto esencial para tu alacena es resistente, elegante y perfecto para el café del desayuno o el té de la tarde. • De cerámica • Dimensiones de la taza de 11 oz: 9,8 cm (3,85") de altura y 8,5 cm (3,35") de diámetro • Dimensiones de la taza de 15 oz: 12 cm (4,7") de altura y 8,5 cm (3,35") de diámetro • Acabado brillante • NO apta para lavavajillas ni microondas • Lavar solo a mano
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variehn · 4 days ago
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la fría cerámica se calentó bajo las palmas de sus manos, no tardó en sentarse en el suelo. se encorvó por el dolor que irradió en su hombro y masajeó la zona con su mano sana. fue suave, casi sutil. no se dio cuenta cuando el sudor comenzó a aparecer en el borde superior de su rostro, no toleraba tan bien los dolores, en general, pecaba de exagerado; pero algo en él le decía que esta vez no era excesivo al reaccionar. la escuchó y se rió por lo bajo, casi como un gatillo automático. ‘ mira tu cara ’ chasqueó su lengua contra su paladar, y bajó un pedazo de chaqueta por su hombro, fue lento. como si temiera que al pasar demasiado rápido su mano, su hombro se desharía allí.  intentó erguirse y pronto sintió como el dolor muscular recorría el resto de la escápula, se quedó quieto un instante. antes de continuar con el movimiento y dejar caer su chaqueta tras de sí: ‘ perdón — si saco el brazo muy fuerte me duele ’ no sabía si realmente era grave, pero la mueca en su rostro dejaba entrever que era la suma de las partes: era la herida y la contusión, ambas tan cerca la una de la otra. aún recordaba la colisión, seguida por un hilo de sangre, del que no se percató hasta que manchó el suelo  de la comisaría. ‘ ¿te estás preocupando por mí? ’ la molesto, su expresión continuaba siendo suave, y pudo sentir como sobre su dermis se desplegaba una sonrisa, de esas socarronas que no lo ayudarían demasiado en estos momentos.  levantó la camiseta, lo hizo lo suficiente para dejar en evidencia una herida que estaba comenzando a sangrar de nuevo, eran apenas unos puntos los que teñían la tela, el resto estaba atado a puntos. ‘ quizás se soltó uno ’ se quejó, apenas habían podido atenderlo entre el resto de los damnificados. habían quienes estaban peor que él, hazel y gale sólo exageraban. ¿y si no lo hacían? no quiso pensar más en eso y la miró. ‘ no está infectada, sólo necesito cambiar la venda ’ quitó el agarre del vendaje y comenzó a moverlo, hasta que se soltó lo suficiente para caer por su muñeca: allí estaban, todos en su lugar. ‘ sólo fue la presión del brazo ’ suspiró aliviado. ‘ necesito agua para limpiarla ’ a eso sí le puso mucha atención, tenía que hacerlo a toques y sin presión. nunca arrastrar demasiado. al menos no estaba enrojecida, ni la sintió afiebrada cuando acercó uno de sus dedos. se alivió lo suficiente para recargar su cuerpo hacia atrás, en ese estante que los mantenía aislados de lo demás.
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*  sacude su cabeza en negación, respondiendo a sus palabras.  ‘  se pueden organizar de otra forma que no sea aceptar su forma de pago  ’  al menos en el super, se había perdido el control con las cosas que había pero si quería proponer un orden fácilmente podía sacar el último inventario y conseguir a personas que quisieran ayudar. sin embargo, consideraba eso como opción de último momento, no sabe si regresarían luego.  ‘  ah, tengo problemas con una de mis rodillas, así que con el trabajo de la granja me termina doliendo algunas veces  ’  mueve su mano en el aire, restándole importancia a la raíz de su visita al hospital. mientras menos personas conocieran su problema sería mejor, suficiente había sido con la cantidad de ayuda que recibió el día del ataque.  se alza de hombros, quiere creer a sus palabras pero en un escenario tan catastrófico e impredecible, no sabe si podía confiar en lo que decía. porque, ¿iban a estar bien? no había ningún tipo de respaldo a sus palabras más que confianza. solo sonríe como respuesta, siendo incapaz de aferrarse a aquellas palabras.  zurda busca entre los gabinetes, cuántas pastillas que no sabía para que funcionaban, solo esperaba que terminara en manos de personas que realmente las necesitaban. toma un paquete de algodones, tirándolo al lado del cuerpo del más alto antes de acuclillarse a su lado.  ‘  ay, mira tu cara  ’  chasquea su lengua, rostro de dolor era imposible de ignorar, tomando el paquete entre sus manos. clava sus uñas contra el plástico abriéndolo con cuidado de que no terminaran en el piso.  ‘  ¿qué tan mal está? ¿te ayudo? tengo buen pulso, no sentirás una cosa.  ’
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copadelreycuandosejuega · 8 months ago
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¿Cuál ha sido la historia de enfrentamientos entre el Fútbol Club Barcelona y el Villarreal Club de Fútbol?
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¿Cuál ha sido la historia de enfrentamientos entre el Fútbol Club Barcelona y el Villarreal Club de Fútbol?
Historia de enfrentamientos
La historia de enfrentamientos ha sido una constante en la humanidad a lo largo de los siglos. Desde conflictos territoriales hasta disputas ideológicas, los enfrentamientos han sido una forma de resolver diferencias, aunque no siempre de la manera más pacífica.
Uno de los conflictos más conocidos en la historia fue la Segunda Guerra Mundial, que tuvo lugar entre 1939 y 1945 y enfrentó a potencias mundiales en una lucha por el poder y la supremacía. Este enfrentamiento dejó millones de muertos y cambió el curso de la historia de manera irreversible.
Otro enfrentamiento histórico de gran relevancia fue la Guerra Fría, un período de tensión política y militar entre Estados Unidos y la Unión Soviética que se extendió desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta principios de la década de 1990. Este enfrentamiento marcó la política internacional durante más de cuatro décadas y estuvo marcado por la carrera armamentista y la amenaza constante de un conflicto nuclear.
En la actualidad, los enfrentamientos continúan teniendo un papel importante en la historia, ya sea a nivel político, social o cultural. La resolución pacífica de conflictos se ha convertido en un objetivo prioritario para evitar el sufrimiento y las consecuencias devastadoras que pueden derivarse de los enfrentamientos armados.
En definitiva, la historia de enfrentamientos nos recuerda la importancia de buscar vías pacíficas para resolver nuestras diferencias y construir un mundo más justo y equitativo para todos.
Fútbol Club Barcelona
El Fútbol Club Barcelona, también conocido como Barça, es uno de los clubes de fútbol más prestigiosos y reconocidos a nivel mundial. Fundado en 1899, el FC Barcelona ha dejado una marca indeleble en la historia del deporte rey y ha sido protagonista de algunas de las mayores gestas futbolísticas.
Conocido por su estilo de juego ofensivo y de toque, el Barcelona ha sido hogar de algunos de los jugadores más talentosos de todos los tiempos, como Johan Cruyff, Ronaldinho, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, y por supuesto, el legendario Lionel Messi, considerado uno de los mejores futbolistas de la historia.
El club ha logrado conquistar numerosos títulos a lo largo de su historia, tanto a nivel nacional como internacional. El Barcelona es uno de los equipos más laureados en España, siendo el club con más títulos de La Liga en su haber. A nivel europeo, el Barça también ha brillado, conquistando múltiples veces la Liga de Campeones de la UEFA.
Además del éxito deportivo, el FC Barcelona se caracteriza por sus valores de solidaridad, compromiso social y defensa de la diversidad. El club es propiedad de sus socios, lo que lo convierte en una entidad única en el mundo del fútbol.
En resumen, el Fútbol Club Barcelona no es solo un club de fútbol, es una institución que trasciende lo deportivo y que ha dejado una profunda huella en la historia del deporte y en la sociedad en general.
Villarreal Club de Fútbol
El Villarreal Club de Fútbol, conocido coloquialmente como el Villarreal, es un club de fútbol español con sede en la ciudad de Villarreal, en la Comunidad Valenciana. Fundado en 1923, el equipo ha logrado establecerse como un competidor destacado tanto en la liga española como en competiciones europeas.
El Villarreal juega sus partidos en el Estadio de la Cerámica, con capacidad para más de 23,000 espectadores. Los colores distintivos del equipo son el amarillo y el azul, y son conocidos como "El Submarino Amarillo" por sus fans y seguidores.
A lo largo de su historia, el Villarreal ha logrado importantes logros, incluyendo varias participaciones en la Liga de Campeones de la UEFA y en la Europa League. El equipo ha desarrollado una reputación por su estilo de juego atractivo y ofensivo, que lo ha convertido en un favorito de muchos aficionados al fútbol en España y en todo el mundo.
Además de su éxito en el campo, el Villarreal también ha sido reconocido por su compromiso con la comunidad local y por su cantera de jóvenes talentosos. El club ha producido varios jugadores destacados que han llegado a jugar en las ligas más importantes de Europa.
En resumen, el Villarreal Club de Fútbol es un equipo con una rica historia y una sólida base de seguidores apasionados. Con su enfoque en el talento local y su estilo de juego atractivo, el Villarreal continúa siendo un equipo a tener en cuenta en el fútbol español y europeo.
Partidos pasados
Los partidos pasados son una parte fundamental en la historia de cualquier deporte. Representan la culminación de semanas, meses o incluso años de preparación y entrenamiento para los equipos y atletas involucrados. Estos eventos deportivos no solo son emocionantes de presenciar en tiempo real, sino que también dejan una marca imborrable en la memoria de los espectadores y fanáticos.
Cada partido pasado tiene su propia historia única y emocionante. Los momentos de brillantez, los fallos sorprendentes, las remontadas épicas y las victorias aplastantes son solo algunas de las situaciones que pueden ocurrir durante un partido. Estos eventos pueden desencadenar una amplia gama de emociones en los espectadores, desde la alegría y la euforia hasta la decepción y la tristeza.
Además, los partidos pasados también son una fuente valiosa de aprendizaje para los equipos y atletas. Analizar el desempeño pasado puede ayudar a identificar fortalezas y debilidades, así como a desarrollar estrategias para futuros encuentros. Los errores cometidos en partidos anteriores pueden proporcionar lecciones importantes que impulsan la mejora y el crecimiento en el rendimiento deportivo.
En resumen, los partidos pasados son mucho más que simples eventos deportivos. Representan momentos cruciales en la historia del deporte, llenos de emoción, aprendizaje y pasión. Ya sea reviviendo viejas hazañas o sacando lecciones para el futuro, los partidos pasados siempre ocuparán un lugar especial en el corazón de los amantes del deporte.
Resultados previos
Los resultados previos son una parte crucial del proceso de investigación o análisis en cualquier campo. Estos resultados se refieren a los hallazgos obtenidos en investigaciones anteriores que sirven de base para nuevas investigaciones o para validar hipótesis.
Cuando se realiza un estudio, es fundamental revisar y analizar los resultados previos relacionados con el tema en cuestión. Esto permite a los investigadores tener una mejor comprensión del estado actual del conocimiento en el área específica y evitar la repetición de investigaciones ya realizadas. Además, los resultados previos pueden proporcionar insights, datos y conclusiones que pueden ser relevantes para el estudio actual.
El examen de los resultados previos también es importante para evaluar la consistencia de los hallazgos en diferentes estudios y para identificar posibles discrepancias o áreas de controversia que requieran más investigación. Además, al construir sobre resultados anteriores, se puede fortalecer la base de conocimiento existente y contribuir al avance de la disciplina en cuestión.
En resumen, los resultados previos son esenciales para contextualizar y fundamentar cualquier investigación. Revisar y comprender los hallazgos previos puede ayudar a los investigadores a plantear preguntas más precisas, diseñar metodologías adecuadas y generar nuevas aportaciones significativas al campo de estudio.
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¿Cómo funciona la cocina por inducción?
La cocina de inducción, como ya hemos dicho, no utiliza gas metano para funcionar, sino electricidad.
Las placas de inducción vitrocerámicas se encuentran entre las más populares y, debajo de la placa, se colocan unas bobinas especiales que generan un campo magnético que se transfiere a ollas y sartenes. El calor llega directamente a las cacerolas, reduciendo al máximo la posible dispersión de calor. Pongamos un ejemplo concreto: con las cocinas eléctricas de inducción vitrocerámicas, el rendimiento supera el 90%, frente al 50% de las cocinas de gas, que, en cambio, sufren mucho por la pérdida de calor. Pero tenga cuidado porque las sartenes normales no se pueden utilizar con placas de inducción. Estos son los tipos de sartenes que nunca se pueden utilizar con cocinas de inducción: Sartenes de aluminio Fuentes de vidrio para hornear Sartenes de cobre, cerámica o terracota. Cualquiera que desee probar sus sartenes para ver si se pueden utilizar con una cocina de inducción puede utilizar un simple imán. Si se pega al fondo de la sartén, ¡puedes usarlo sin problemas! ¿Y qué pasa con la regulación de la temperatura?
¿Cuáles son las ventajas de la cocina por inducción? Una vez que entiendes cómo funciona la cocina de inducción, solo queda enumerar los pros y los contras para el cliente final. De hecho, muchas personas que no conocen todas las características de la cocina de inducción creen que las ventajas frente a las de gas se limitan a la seguridad.
En realidad, la placa de inducción eléctrica tiene numerosas ventajas, a saber: Eficiencia energética: menos residuos, menos emisiones de CO2 y más ahorro. La eficiencia de las cocinas de inducción ronda el 90%, frente al 40-50% de las cocinas de gas. Mayor seguridad: de hecho no existen riesgos relacionados con posibles fugas de gas o llamas. Además, la parte exterior de las zonas de cocción permanece siempre fría. Cocina rápida: más del 50% menos de tiempo dedicado a preparar la comida Diseño elegante: las placas de inducción son muy elegantes y la superficie vitrocerámica tiene un diseño muy atractivo. Limpieza: Las cocinas de inducción son muy sencillas de limpiar. Regulación de temperatura: Las cocinas de inducción ofrecen la posibilidad de regular rápidamente la temperatura a tu gusto, ofreciendo más métodos de cocción. Haz clic aquí en descubre las mejores planchas electricas de cocina
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festindecadente · 1 year ago
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de la libretita, 3
En mis épocas juveniles de adolescente rebelde y angustiado con la idea de tener que ser consciente de mi existencia, me salía natural pretender que odiaba al ser humano. Como concepto y como accionar, como bestia, como máquina, como su extensión contra natura. Mi viejo me decía que era un bicho cuando me pescaba desperdiciando madrugadas enteras acobachado en mi habitación, repiqueteando la yema suavecita de mis dedos contra las teclas de mi laptop, a veces con rabia, y a veces con algo más parecido a la pesadez del diluvio cotidiano de mi mente. Quiero vaciarme, le decía yo, y él me decía que saliera a jugar al frente, que viviera un poco. Creo que nunca va a entender lo mucho que me gustaba la sensación de escurrido que sucedía de mi mente a mis ojos de mis ojos a las páginas y de las páginas al vacío de la web.
Bicho, me decía. Sos un bicho, cuando me encerraba a componer poesía en ruinas, medio-surrealista medio de mala calidad, de fondo sonando alguna bandita indie rock del momento. Releía las primeras obras de Shakespeare que él me regaló, los cuentos cortos de autores reconocidos que los abuelos me cedieron de sus bibliotecas, las novelas para adolescentes que algún tío me dejó de pasada. Por costumbre empecé a anotar las cosas en libretas desordenadas, y me costaba prestar atención en clase, porque me entretenía más metiéndole cabeza a fichas de personajes de alguna que otra historia que estaba construyendo en aquel entonces.
Bicho, adopté yo también. “Soy medio bicho yo” se me escapa decir cuando prefiero quedarme encerrado en casa mirando con desgano la página en blanco que me espera en la laptop. Las novelas que quiero armar son un poco más complejas ahora, soy consciente de mi propia vergüenza, no quiero equivocarme, el peor de los críticos y el más avaricioso machacador contra mi propio cerebro, soy.
En el fondo sé que hay un deje de mentira ahí. Yo no soy tan bicho, y no desprecio tanto a la humanidad. Por momentos mi propia mente me asusta, me sorprende cuando me capto sonriendo pensando en las nimiedades de lo que somos capaces. Crecí queriendo transformarme en otras criaturas: vampiros o hadas o alienígenas, lo que fuera para despegarme de mi condición banal y ahora–
Ahora te miro a los ojos a vos, amiga. Veo la curva preciosa que tu cabello forma a la altura de tus hombros, la delgadez de tus piernas, las marquitas en tu piel. Veo los accesorios que cuelgan de tus orejas y los que guardas en cajitas desordenadas o, o capaz que los colgás en una de esas cosas que la gente hace… Eh, hongos en porcelana y cerámica fría, pintados de colores y puestos a relucir con capas acrílicas transparentes y– Te veo. Veo la naturaleza de tu carcajada chillona, y huelo tu perfume y tu aliento del día cuando pegás la boca a mi mano en dramática representación, y veo cuando te tiemblan las manos, cuando los surcos de tus lágrimas manchan debajo de tus ojos, toda tu mejilla, y se pierden en mi ropa o en mis sábanas.
Ahora te veo, perfumada y linda, y en algún momento te veré, robándome la ropa y la comida, dejando que te prepare café, ¿preparándomelo vos a mí, por favor? Vas a venir a abrazarme, a darme un beso en la punta de la nariz, muchacha mañosa, con ojitos grandes que piden la atención de regreso. Y yo te miro, te miro, te ofrezco mi cama por el resto de la eternidad.
O hasta que te aburras, amiga.
“Soy medio bicho” digo a veces, pero no odio a la humanidad. Creo que estoy un poco enamorado de ella, y que este es el único modo en que yo conozco el amor. Mirando, dejando que me hunda hasta asfixiarme, que me estruje los pulmones cuando la garganta y el pecho se me cierran porque es demasiado, dios, es demasiado fuerte todo lo que me gusta de lo que somos. Y cuando errás, cuando tropezás, no puedo dejar de admirarte y apretar la libretita chiquita que tengo siempre guardada en el bolsillo. Cuando decís algo, a veces, mi mente grita “escribí esto, después lo usamos en la novela”.
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blogdemica · 1 year ago
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La noche del 30 de agosto de 1997 no tenía nada de especial hasta que el periodista del noticiero anunció el trágico accidente que le quitó la vida a Ladi Di, la Princesa de Gales.
La joven Amelie, vestida con su camisón favorito -de tirantes, blanco y con puntilla de encaje en la parte superior-, se aplicaba perfume en la parte superior de la nuca, justo debajo de las orejas, cuando escuchó la noticia de último momento.
Al instante su rostro se transformó, y volteó a ver el televisor de su salón con los ojos abiertos de par en par. Su rutina de noche había pasado a segundo plano, y toda su atención se trasladó al relato que comunicaba el conductor del noticiero del Canal 2. Por instinto, caminó unos pasos para acercase al pequeño aparato que transmitía la información.
Su agarre falló, y la tapa del perfume cayó en medio de sus pies desnudos, rebotando por las frías cerámicas verdes y amarillas que daban color al piso del baño. El ruido hizo que la mujer note su caída.
La esfera rodó hasta la pared y golpeó uno de los zócalos ubicados debajo del lavamanos. Amelie caminó en esa dirección sin apartar su mirada de la TV. Se agachó a recoger la tapa y notó un detalle: el impacto había despegado el azulejo.
Esta ¿casualidad? logró desviar la atención de la muchacha. Había dejado de oír al periodista, y la curiosidad la llevó a recostarse en el piso. Apoyando su delicada mejilla en él, pudo observar por el hueco que había sido picado prolijamente. Metió su mano en el escondite para alcanzar una caja metálica y la sacó para inspeccionarla mejor bajo la luz cálida de su baño. Sopló el polvo que cubría la tapa y abrió el objeto.
Dentro de él había una fotografía en blanco y negro de un hombre luego de hacer deporte. “Probablemente él sea el dueño de la caja”, pensó mientras miraba el resto de cosas: un silbato plateado, una figura de un ciclista, un coche de carreras antiguo, una caja de naipes y unas postales, entre otras cosas.
Una sonrisa se escapó de su rostro viendo el tesoro que un niño había escondido en su pared hace muchos años. En un rápido movimiento tomó el control remoto y apagó la televisión.
Pasó la madrugada desvelada, mirando el cielorraso y sin dejar de pensar que el destino le estaba proponiendo un reto: debía encontrar al dueño de esa caja de recuerdos.
-Descripción de escena de la película Amelie
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veraguaocio · 2 years ago
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Vamos de compras a Villanueva de La Vera
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Aunque el título  de este post parece estar dedicado a la siempre agradable y tentadora costumbre de "ir de tiendas", queremos aclarar que nuestra intención no es facilitar un directorio de establecimientos convencionales en los que poder adquirir productos típicos de la zona. No, esto no es una relación, impersonal y fría, con direcciones y números de teléfono y aderezada con alguna que otra foto. Lo que aquí presentamos es una guía para conocer de cerca a los artesanos de Villanueva de La Vera y descubrir la obras que han salido de sus manos; jóvenes artistas  que han logrado convertir su inspiración en oficio para integrarlo en su filosofía de vida. Os abriremos las puertas de unas tiendas singulares y polivalentes que ofrecen productos únicos y sorprendentes. La vida a través de las formas y los colores. Bebady es mucho más que un proyecto comercial, es la expresión plástica de una forma maravillosa y utópica de soñar la vida.  Este proyecto, que comenzó de forma casual y como un entretenimiento sin vocación comercial alguna, ha ido creciendo hasta convertirse en un objetivo claro y definido.  Nada mejor que las palabras de la artífice de esta idea para explicar sus sueños y sus motivaciones:
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"Cada pincelada ofrece un lazo con la naturaleza, con el amor, con la creatividad; cada color ofrece una experiencia, cada forma un sentido, un deseo, una sensación, un pensamiento; cada diseño un tiempo de conexión con el todo, un instante de silencio, unas horas de realización personal"
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"Impregno las tintas con la confianza en un mundo más humano e utópico y si un día dejo de sentir que esto es posible cambiaré estas palabras y pintaré otras cosas"   leer más y galería de imágenes y contacto Butane Gazz Recycling Sound  - Arte sonoro El Boogazz es un instrumento que se puede tocar con baquetas de goma o directamente con las manos. Posee un sonido que produce armónicos y vibraciones que se van multiplicando, induciendo a quien lo escucha en un estado de relajación y armonización profunda por lo que también es buscado para armonizaciones, meditaciones, musicoterapia.
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Este artesano musical creo sus primeros prototipos de "tank drums" en el verano de 2013. Hoy en día "sus Boogazz" son instrumentos únicos, con unos diseños exquisitos y muy bien considerados en el ámbito musical.
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Ideal para usar con otros instrumentos como el didgeridoo, cuencos tibetanos o canto armónico. La afinación y distribución de las notas lo hacen un instrumento intuitivo y fácil de tocar para todas las edades, no siendo necesaria experiencia como músico o percusionista. Leer más y galería de imágenes y contacto Cerámica de la Cava ... y tomando barro entre sus manos Emma y César son maestros ceramistas. Ambos forman parte de esa pléyade de jóvenes artesanos extremeños que, a través de su obra, están rescatando los oficios, tradiciones y costumbres de la Comarca de la Vera.
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Su taller es un espacio abierto, luminoso y muy práctico para hacer todo tipo de trabajo cerámico y una excelente galería de exposición para su obra...
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allí se produce una alfarería utilitaria, de líneas simples y exquisitas, inspirada en las antiguas piezas tradicionales de la zona de La Vera,  así como distintos modelos seriados de baldosas artesanales. Enlace a web y contacto Amazonas, el encanto del ayer Tiene la fascinación de las tiendas de antaño en las que podías encontrar de todo un poco, desde hilos y botones hasta un vestido, una bata o un pantalón; aquellas en las que conocían tus gustos, en las que te sentías como en tu casa rebuscando en los cajones y donde podías pegar hebra para contar tu vida y milagros porque sabían escucharte sin prisas.
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Un lugar  para entretenerse, curiosear, charlar, vestirse y regalar.
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Ropa y complementos para toda la familia, bolsos, bisutería, pañuelos, telas, tapices, cojines, puff, doorheanging hindús, cajitas, aceites, cremas, jabones artesanos, cuadernos bordados, de cuero,incienso nag champa, gemología, flores de bach y mucho más... Puerta de Poniente, Arte y Espíritu.  
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Bienvenidos a Puerta de Poniente
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Un lugar donde crear arte, mostrarlo, compartirlo; donde cada persona que tenga algo valioso que enseñar, pueda hacerlo en un entorno lleno de armonía. 
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Un espacio multidisciplinar que acoge cursos, talleres, charlas, meditación y sala de exposiciones.  Contacto y leer más Con un tablón y cinco clavos... En estos tiepos que nos ha tocado vivir, no queda más remedio que reutilizar, reconvertir, reciclar, o como queramos llamar a la antigua darle un segunda oportunidad a los objetos que con el tiempo han perdido la prestancia o la funcionalidad para la que fueron creados.
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Ella tiene el don de devolver la vida aquellos trastos que el resto de los mortales consideramos inservibles.
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Lijar, pulir, pintar  y  restaurar lo aparentemetne inservible para rescatar la belleza y utilidad que se esconde bajo el demoledor paso del tiempo .   Contacto:  Casa Azul. Villanueva de la Vera.
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Todos estos artesanos tienen exposición permanente de su obra en  la Casa Azul - Oficina de Turismo de Villanueva de la Vera.  Contacto Read the full article
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