#casas baratas
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quemirabobo · 9 months ago
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Che gente de 26 o menos que no tenga la vacuna del HPV, ahora alargaron el calendario de vacunación para incluir a las personas de entre 21 y 26 (inclusive) años, si pueden acercarse a una salita u hospital pregunten si la están dando y aprovechen
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pupuseriazag · 7 months ago
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By @/ilianarivas on tik tok
Transcripcion:
"Razones por las que ya no quiero mas extranjeros en El Salvador:
(Pero no me malentiendan, yo no los odio, pero El Salvador se esta construyendo para extranjeros y no para salvadoreños. Pero igual, ando en la BINAES majes y soporten)
1) Para empezar, el turismo esta enfocado en los extranjeros y no en nosotros. ¿Han checado los precios de los Airb&b's en el pais?
2) El precio de las viviendas es demaciado alto, al punto que ni en 30 perrahijoeputas vidas podrias comprar una ganando el salario minimo.
Y que gracioso que la ministra de Viviendas no tiene ningun plan para erradicar el problema de los altos costos de las casas en el pais para personas que ganan un salario de mierda.
Lo que hacen es ofrecerte un credito mas amplio, y todos le aplauden como si esa fuera una gran hazaña. Dejame decirte que esa deuda se la vas a heredar a tu siguiente generacion*
El precio de las casas solo les alcanza a los extranjeros, lo que me lleva al siguiente punto.
3) Le daran ciudadania a 5,000 extranjeros SIN pagar impuestos, cuando a uno en su salario le descuentan de todo.
Me alegra que el pais destaque en turismo, pero no nos olvidemos de todos los problemas que esto conlleva y que nos afectan directamente: En salud, educacion, viviends y alimento."
*El credito si bien como dice ella, no es una gran hazaña. Si existe una ley que si el deudor fallece, esa deuda se termina. Pero igualmente, total la casa nunca fue tuya realmente.
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cozinhagourmet1803 · 9 months ago
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everythingaboutsecurity · 10 months ago
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6 razones para evitar cerraduras de puertas baratas
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Tu hogar es tu castillo, un santuario donde te sientes seguro y protegido. Pero ese sentido de seguridad depende de un elemento crucial: tus cerraduras de puerta. Si bien puede ser tentador elegir la opción más barata en la ferretería, escatimar en las cerraduras de puerta puede tener graves consecuencias para tu tranquilidad y tu bolsillo. Aquí hay seis razones convincentes por las que invertir en cerraduras de puerta de calidad es crucial para tu hogar en Bayamón:
1. Vulnerabilidad a los robos:
Las cerraduras baratas suelen usar materiales endebles y mecanismos simples, lo que las convierte en objetivos fáciles para los ladrones oportunistas. Un ladrón hábil puede abrir o eludir en segundos, dejando tus objetos de valor y tus seres queridos vulnerables. Invertir en cerraduras de alta seguridad con características resistentes al ganzuado y una construcción robusta disuade significativamente los robos, dándote tranquilidad tanto cuando estás en casa como cuando estás fuera.
2. Costos de reemplazo más altos:
Las cerraduras baratas rara vez duran mucho. Son propensas al óxido, al mal funcionamiento y a la rotura, lo que requiere reemplazos frecuentes. Estas reparaciones constantes se acumulan, costándote más a largo plazo que invertir en una cerradura duradera y de calidad desde el principio. Recuerda, prevenir es siempre mejor (y más barato) que curar.
3. Falsa sensación de seguridad:
Una cerradura barata puede darte la ilusión de seguridad, pero es una ilusión peligrosa. Cuando ocurre un robo, no solo enfrentarás el trauma emocional, sino también las posibles molestias legales y de seguros de demostrar que tomaste medidas de seguridad adecuadas. Invierte en cerraduras de calidad para una verdadera tranquilidad, sabiendo que has hecho todo lo posible para proteger tu hogar y tu familia.
4. Implicaciones de seguro:
Algunas compañías de seguros ofrecen descuentos para los propietarios de viviendas que instalan cerraduras de alta seguridad. Esto se debe a que las cerraduras de calidad reducen demostrablemente el riesgo de robos, ahorrando dinero a la compañía de seguros. Al invertir en mejores cerraduras, no solo podrías proteger tu hogar, sino también potencialmente reducir tus primas de seguro.
5. Funcionalidad limitada:
Las cerraduras baratas a menudo carecen de las características avanzadas que se encuentran en los modelos de gama alta. Estas características, como la entrada sin llave, la integración de cerraduras inteligentes y los sistemas de cierre multipunto, pueden ofrecer mayor comodidad, seguridad y control sobre quién accede a tu hogar. Actualizar tus cerraduras no solo puede mejorar la seguridad, sino también tu experiencia de vida diaria.
6. La instalación profesional importa:
Instalar las cerraduras correctamente es crucial para su efectividad. Las cerraduras baratas a menudo vienen con instrucciones poco claras o requieren herramientas especializadas, lo que hace que la instalación de bricolaje sea una propuesta arriesgada. Considera la posibilidad de contar con la ayuda de un cerrajero calificado como Cerrajero All Locks en Bayamón. Ellos tienen la experiencia y el conocimiento para asegurar que tus cerraduras se instalen correctamente, maximizando su potencial de seguridad.
No comprometas tu seguridad. Invierte en cerraduras de calidad y obtén la ayuda profesional que necesitas para una protección óptima. Además, no olvides inspeccionar regularmente tus cerraduras en busca de signos de desgaste, y considera cambiarlas cada pocos años para mantener una seguridad óptima.
Elegir las cerraduras de puerta adecuadas para tu hogar en Bayamón es una decisión importante. Al comprender los riesgos de las cerraduras baratas y los beneficios de invertir en calidad, puedes tomar una decisión informada que proteja a tus seres queridos y tus posesiones valiosas. Para las personas que viven en Bayamón, Cerrajero All Locks es uno de los cerrajeros de Bayamón de confianza que ofrece consejos expertos, cerraduras de alta calidad y servicios de instalación profesional. ¡Espero que te ayude!
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crarinhaw · 5 months ago
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Eternamente Minha
Oioii estrelinhas, a quanto tempo!! Bem vindes a mais um imagine!
Essa com certeza foi a one shot mais longa que já escrevi, 3k de palavras, da pra acreditar??
Quero fazer um agradecimento muito mais que especial para as divas @daylighthts e @caahdelevingne que foram as duas mentes de titânio que me inspiraram a escrever essa one maravilhosa. Amo vcs, muito obrigadaaaa ❤️❤️
Avisos: Enzo!Vampiro, sexo sem proteção (já sabe né??), age gap, spit kink, nipple play, oral sex (fem. receiving), acho que um pouco de dark romance e angst se encaixam aqui também!
Vocabulário: Cisplatina: Antiga capitania brasileira que hoje em dia é o país Uruguai.
Mudar de cidade pode significar muitas coisas, se abrir para algo novo, iniciar uma nova fase, deixar o que passou para trás, para Hanna foi tudo isso e mais um pouco. Sair de sua cidade natal por mais que tenha doído como mil facadas foi ao mesmo tempo um despertar para novas manhãs com mais brilho e liberdade.
Não estava em seus planos sair do seio familiar assim que estreou seus dezoito anos, mas como tudo na vida pode virar de cabeça para baixo, e a famosa Lei de Murphy parece nunca falhar para a jovem, se viu expulsa de casa após revelar sua sexualidade aos seus genitores, como se a bissexualidade fosse um bicho de sete cabeças que destruiria a honra da família.
Hanna decidiu deixar para sempre o passado, saiu da pequena cidade de interior, saiu da Paraíba, saiu do Nordeste, saiu do Brasil. Carregou consigo apenas uma mala com suas coisas e a alegria que costumava irradiar em seus tempos de infância, uma criança conhecendo o mundo pela princesa vez, sem traumas, sem remorso, mas também sem perdão. Montevidéu nunca foi sua primeira opção, mas com certeza a mais rápida e barata para sair de seus demônios do passado.
Depois de meses morando em albergues e procurando por emprego, conquistou sua segurança financeira e alugou um apartamento, pouco a pouco sendo transformado em seu mundo, da cor da parede até a colcha de cama. Voltou a estudar, passou no vestibular, foi promovida em seu emprego e pode finalmente dizer que estava livre.
Mas havia algo que desde o dia em que havia se mudado a incomodava, seu vizinho.
Ao lado do prédio em que morava, havia um casarão que com certeza havia sido construído no século passado, não lhe transmitia medo, mas emanava um silêncio descomunal. Durante todo o dia, portas e janelas sempre fechadas, durante a noite, apenas uma janela aberta, um quarto iluminado apenas por uma fraca luz amarelada, coincidentemente sendo a janela frente a frente com a janela do quarto da garota. Hanna podia jurar que ja chegara a ouvir a melodia de um violino tocar durante a madrugada, calmo e sereno, tocando musicas que pareciam ser apenas para ela.
Seu espírito curioso e explorador não a iria deixar apenas ao suspense do casarão, por isso, a brasileira buscou sua vizinha mais querida e também a primeira moradora do prédio, a Sra. Gonzalez, puxando o assunto do lugar sombrio com a idosa em uma das diversas tardes de chá que elas tinham.
"Esse casarão aí?" A idosa ri "É da família Vogrincic, uma das mais ricas do país, eles são ricos desde os tempos da Cisplatina*, esse casarão já foi residência deles por séculos, mas agora eles o largaram as traças depois que um dos filhos do Conde morreu, lá pelos anos cinquenta" A grisalha então faz uma pequena pausa dramática e se aproxima da jovem sussurrando "Dizem que ele é mal assombrado, e que o coitado do filho do Conde nunca morreu e na verdade virou um vampiro, que anda pela cidade como uma pessoa normal de manhã, e de noite procura sua próxima vitima que vai ceder seu sangue".
Um arrepio percorre na espinha de Hanna, que ri de nervoso com a revelação da senhora e bebe uma boa quantidade de chá, tentando aliviar a tensão que sentia.
"É brincadeira, bobinha, o herdeiro dos Vogrincic realmente mora lá mas ele é muito reservado, nunca vi a cara daquele sujeitinho, mas nunca se sabe né?"
Por mais que acreditasse fielmente que tudo aquilo era apenas uma historinha boba da Sra. Gonzalez, afinal, ela nunca teve medo de histórias de terror, a jovem passou a prestar mais atenção na mansão solitária, e com isso passou a perceber coisas novas.
A janela que sempre se abria à noite agora estava aberta em pleno meio dia, não conseguia ver o tal Vogrincic em momento algum, mas podia ver um pouco do que se havia no cômodo.
Um piso de azulejos centenários, uma cama que exibia um belo enxoval completamente preto, o violino que tanto ouvia preso na parede como um item de decoração.
Hanna imaginava que o Vogrincic poderia ser um herdeiro idoso milionário sem descendentes e destinado a viver os últimos anos de sua vida sozinho no casarão. Mesmo pensando que poderia estar totalmente enganada, seu coração bondoso e espírito comunicativo a levou a agir impulsivamente.
Preparou então uma torta de maracujá com brigadeiro, especialidade de sua vó, a única familiar que a brasileira sentia falta, a única com qual ela guardava apenas boas lembranças, tirando o fato da sua morte, é claro.
Decidiu que levaria a sobremesa para o homem solitário como forma de apresentação, atitude de boa vizinhança, assim como a Sra. Gonzalez fez com a mesma meses atrás. Poderia ser rejeitada, ignorada, ou nem mesmo ser atendida, mas precisava arriscar pois necessitava mais do que tudo descobrir quem era o homem.
Usando seu vestido preferido, um par de tênis brancos e uma tiara de florzinhas na cabeça, Hanna vai até o casarão, as mãos tremem enquanto segura a travessa com a sobremesa e o coração bate aceleradamente em um ritmo anormal.
Quando ela se aproxima do casarão, a jovem passa a perceber os detalhes que nunca havia visto, por mais que a residência parecesse velha e abandonada de longe, de perto se apresentava bem mais polida e arrumada, pequenos canteiros de flores perfeitamente podados guiavam o caminho até o grande portão de madeira maciça, com detalhes talhados adornando o brasão da família Vogrincic, também talhado na madeira.
Um pouco surpresa, percebe que havia uma campainha ao lado do portão, que ela logo aperta, sem excitação.
Um minuto, dois, três minutos, Hanna até cogita tocar a campainha mais uma vez quando repentinamente o portão se abre, revelando a imagem de um homem extremamente belo. Não aparentava ter mais de trinta anos, cabelos negros um pouco longos jogados para trás dando destaque para seu rosto de traços marcantes, nariz alongado, sobrancelhas grossas, boca perfeitamente delineada, a garota pisca incontáveis vezes em poucos segundos apenas processando a imagem divina que se materializou em sua frente.
"Bom dia, no que posso ajudar?" Pergunta o homem, com uma voz que certamente poderia desestabilizar qualquer um.
Hanna gagueja, se esforçando ao máximo para recuperar sua sanidade e agir normalmente.
"Bom dia, eu me chamo Hanna, sou nova na vizinhança, gostaria de falar com o senhor Vogrincic, por favor"
O rapaz sorri de lado, coçando a nuca "bem... eu sou o senhor Vogrincic, o que deseja"
Abençoados sejam os músculos da brasileira que não permitiram que a mesma derrubasse a travessa da sobremesa de tão surpresa que ela ficou ao ouvir tais palavras. Nunca em hipótese alguma conseguiria imaginar que o tal herdeiro solitário fosse um homem tão jovem e tão... Ridiculamente lindo.
"Ah, é que eu cheguei aqui na vizinhança tem alguns meses e eu não sabia que você morava aqui, então eu pensei em trazer essa torta como uma forma de me apresentar como sua nova vizinha"
A jovem libera de uma vez tudo o que queria dizer e estendo a travessa para o homem, que hesita um pouco antes de a tomar de suas mãos.
"Obrigado, tenha um bom dia, senhorita" Subitamente a porta se fecha, deixando Hanna parada em choque por alguns minutos, muita coisa aconteceu em pouco tempo para que fosse devidamente processado em sua mente.
Sem conseguir fazer mais nada pelo resto do dia, a garota se deita em sua cama mais cedo do que o habitual, mas nem dormir foi capaz ja que todos os seus pensamentos se voltavam ao homem, sua beleza estonteante e o mistério envolto de sua existência.
Meia noite e meia em ponto, e a melodia do violino ecoa da janela do casarão, o som saia baixo, como se fosse tocado para que apenas ela pudesse ouvir, tocando o fundo de seu corpo e sua alma, fazendo seu sangue congelar.
O dia seguinte foi ainda pior em seus pensamentos, acordou com uma carta sobre sua escrivaninha, desconhecendo completamente a sua origem. A folha de papel amarelada era selada com um carimbo de cera nos tons de vermelho e... Com o brasão da família Vogrincic marcada sobre ele.
Com as mãos tremulas e o coração palpitando, Hanna abre a carta que continha apenas uma frase.
"A torta estava deliciosa, obrigado.
E. Vogrincic.”
Não podia ser, como aquela carta havia parado ali? Sorte da jovem por estar de ferias do trabalho e da faculdade, pois ela não tinha ideia de como sobreviveria em seus afazeres quando seu apartamento foi possivelmente invadido.
Sem se importar muito com as vestes que usava, caminhou a passos largos até seu vizinho, tocando sua campainha freneticamente a medida que sentia seu coração se aproximar de sua boca, mas dessa vez, sem repostas, nem sinal de vida do bonitão sinistrão.
Voltou pra casa derrotada, preparou um café e tentou relaxar, colocando em sua mente que tudo não passava de uma simples loucura de sua cabeça e que logo logo iria acordar tranquila de seu pesadelo. Caminhou até seu quarto com a caneca em mãos, sentou na cadeira de sua escrivaninha e logo sentiu seus músculos enfraquecerem, deixando a caneca com o líquido quente cair e se dividir em diversos pedaços pelo chão.
Era outra carta, idêntica a anterior, deixada exatamente no mesmo lugar.
"Sei que está assustada, não se preocupe, venha em minha casa hoje as 20hrs e te explicarei tudo.
E. Vogrincic"
Passadas horas e horas agonizantes e torturantes finalmente o momento chega, não sabendo o que a esperava na casa ao lado, Hanna pôs seu vestido preto de alças finas que descia até a metade de suas coxas, um par de sandálias da mesma cor e arrumou seus cabelos em um meio rabo de cavalo.
Poucos segundos após o tocar da campainha, o Vogrincic abre o portão de madeira trajando as roupas mais elegantes e incrivelmente pretas que a jovem ja viu, diferentemente dela, o homem estava calmo e com um sorriso terno em seu rosto.
(hora de dar play nessa perfeição aqui!!)
"Seja bem vinda a residência dos Vogrincic, senhorita" Ele abre passagem e a garota entra, se deparando com uma sala de entrada altamente luxuosa, detalhes dourados do chão ao teto que com certeza são de ouro maciço, castiçais e lustres iluminado cada lugar da casa que sempre se mostrou tão sombria.
Não sabia o que esperar daquela noite, dando conta de que poderia muito bem ser sequestrada e morta a qualquer momento, xingando mentalmente por ter aceitado entrar no mausoléu do estranho que conheceu no dia anterior e que supostamente invadiu sua casa duas vezes.
Caminharam pela propriedade até chegarem a sala de jantares, totalmente iluminada por castiçais de velas espalhados por toda a mesa, diversas opções de pratos salgados e doces incluindo a sobremesa feita pela própria Hanna, porém em uma travessa prateada e sendo o único prato que ja estava comido pela metade, pelo visto ele havia realmente gostado.
"Peço perdão por ter sido tão evasivo e não ter sequer me apresentado devidamente, sou Enzo Vogrincic, senhorita, mas pode me chamar apenas de Enzo, é um prazer em te conhecer"
Enzo estende sua mão e Hanna a aperta em cumprimento, sentindo o toque extremamente gélido da pele dele contra a sua.
Depois das apresentações feitas, o homem puxa a cadeira para que a jovem se sentasse, se sentando em frente a ela logo após.
"Como forma de retribuir sua sobremesa maravilhosa, decidi te proporcionar esse jantar, espero que seja do seu agrado"
Estranho como o homem parecia estar... preso no século passado, ou seria apenas polidez ao extremo?
"Você fez tudo isso?" Hanna pergunta
"Em partes, sim"
"Então recebeu ajuda? Possui empregadas então? Nunca vi ninguém nessa casa"
"São muitas perguntas, vamos com calma"
"Quem é você, Enzo Vogrincic, ou melhor, o que você é?"
Enzo respira fundo.
"Um vampiro, satisfeita? Venho notando sua curiosidade ao extremo por minha propriedade e por minha pessoa, coisa que ja havia tomado todos os cuidados para que ninguém fizesse, mas você, garota, desde o dia que se mudou para aquele apartamento que sinto que não tenho mais paz, sinto seus olhares mesmo quando não pode me ver, sabia que cedo ou tarde chegaríamos a esse ponto"
Hanna entra em choque, de todas as possibilidades que passavam por sua mente nunca imaginaria que seu vizinho fosse ser um vampiro.
"E o que vai fazer então? Me matar e beber meu sangue?"
Enzo ri, gelando o sangue de Hanna mais uma vez quando expõe seus dentes caninos extremamente afiados. Puta que pariu.
"Nunca te mataria, seria um desperdício para o mundo perder uma mulher tão linda, mas beber seu sangue não seria uma má ideia"
Isso foi um flerte? Jesus Cristo a jovem havia acabado de receber uma cantada de um vampiro!
"Você não está ajudando, Sr. Vogrincic"
"Te ajudaria se eu dissesse a verdade?"
"Com toda certeza"
"Então tá, te conto a verdade. Tudo que aquela sua vizinha te contou sobre mim e minha família é verdade, exceto a parte que eu procuro vitimas pra tomar o sangue delas, isso foi hilário" Ele bebe um gole do seu vinho, uma taça que magicamente havia surgido em sua mão "Minha família morou aqui por muitos anos, mas depois que eu "morri" de um mal súbito, nos anos cinquenta, deixaram a propriedade abandonada, mas eu não morri, fui atacado por vampiros que me transformaram em um deles, e fiquei aqui, sozinho, até que não é tão ruim, admito, me acostumei com minha vida e sei muito bem como me disfarçar por entre as pessoas por todos esses longos anos, mas o sentimento de solidão vem me atingindo mais que o normal, e foi desde sua chegada, Hanna, desde quando te vi pela primeira vez da janela de meu quarto venho sendo perturbado por você, venho desejando que me conheça e que me faça companhia, toco violino apenas para você, apareço apenas para você, e sinto muito por ter usado de meus poderes para entrar em seu quarto mas quando tocou minha campainha pela primeira vez não soube como reagir e tive que usar disso para que me buscasse novamente, eu quero você Hanna, quero que seja minha"
As palavras do vampiro tiram de Hanna todo o ar existente em seus pulmões, e por mais que ela tente, é incapaz de esboçar qualquer reação verbal.
"Não precisa dizer nada, se quiser sair as portas estarão abertas, pode ir e prometo que lhe deixarei em paz por toda minha eternidade"
Mais uma vez, o silêncio.
Hanna não sabia como explicar que uma onda de desejo pelo homem havia a atingido depois daquelas palavras, como um fogo subia de seus pés a cabeça.
"Acho que ja sei sua resposta"
Sorrindo de lado, num piscar de olhos Vogincic surge por trás da jovem, pondo seus cabelos de lado expondo a lateral de seu pescoço, ele cheira a pele e a beija com seus lábios gélidos, causando arrepios na mais nova.
"Me diz que me quer também, nena"
"Eu... Eu quero você Enzo"
Como um salto, Hanna sente suas costas colidirem com um colchão macio, percebendo que acabara de ser teletransportada magicamente para o quarto de Enzo.
"Enzo, mas que porra..."
"Shhh... Quietinha, vai ser a única vez que usei meus poderes, prometo"
O indicador do homem tocava os lábios dela, rapidamente substituídos pelos lábios dele, sem pressa, apenas desejos sendo aliviados.
O corpo do vampiro se deita completamente sobre o de Hanna, a prendendo entre ele e a cama, as mãos livres da jovem vão de encontro a camisa dele, sendo retirada de seu corpo expondo o abdômen dele que vai perdendo sua palidez a medida que vai recebendo arranhões da mulher.
Após beijos que se tornavam gradativamente mais ferozes, Enzo passa a descer seus beijos para o pescoço da brasileira, trilhando por sobre os ombros até chegar nas alças do vestido, que são retirados delicadamente por ele, ate que ela fique apenas com sua calcinha de renda.
"Sem sutiã, gatinha? Por essa eu não esperava"
Sem hesitar, Vogrincic passa a estimular os seios dela, utilizando de suas mãos e boca para a proporcionar um prazer humanamente impossível. Hanna sentia sua calcinha encharcar a medida que os estímulos passaram a ser mais intensos, Enzo sabia o que fazia, e fazia muito bem.
Sem aguentar mais, o vampiro continua sua trilha de beijos até a virilha da moça, e sem pedir autorização rasga a calcinha da mesma, arrancando dela um gritinho de surpresa. Vogrincic observa o quão molhada Hanna estava, sinal de que qualquer toque deixado ali seria motivo de seu delírio.
"Enzo... Por favor...”
Foram as primeiras palavras proferidas pela garota após longos minutos apenas de gemidos, tudo soando como musica para os ouvidos de Enzo, que não tarda em começar a chupar aquela buceta tão necessitada. Sua língua deslizava sobre todos os pontos sensíveis, enquanto ele controlava seus caninos que ameaçavam tocar a carne da garota.
Enzo interrompe quando percebe que Hanna se aproxima de gozar, o que a leva a soltar um gemido de reprovação.
"Tenha calma, querida, queria apenas te deixar preparada, o melhor ainda está por vir"
Ele levanta, apenas para retirar o resto de suas roupas e deixar a mostra seu membro enrijecido e vazando o pré semen, deixando a jovem salivando para ter pelo menos um pouco dele em si.
Como se lesse sua mente, Enzo fala.
"Gostou do que viu, nena? É todo seu, e você terá o quanto que quiser, ou aguentar"
Magicamente, a taça de vinho surge na mão do vampiro, que bebe um gole lentamente, com movimentos sensuais feitos de propósito para excitar ainda mais a mulher. Da mesma forma como o recipiente surgiu, ele some, quebrando sutilmente a promessa feita por Vogrincic.
Se encaixando entre as pernas de Hanna novamente, Vogrincic passa a estimular o clítoris inchado da mulher usando da cabeça de seu pau, aos poucos deslizando até a entrada apertada. Enzo penetra aos poucos, para que a jovem aguente toda a extensão entrando em si e alargando suas paredes internas.
“Caralho, tão apertadinha”
O quarto de infesta com o barulho sexual ecoado pelo casal, os gemidos de Hanna se uniam com os grunhidos roucos de Enzo e com o colidir de seus quadris. A mão direita do vampiro vai até o rosto da jovem, apertando levemente suas bochechas mantendo a boca da mais nova aberta, embriagado de prazer, ele cospe, sua saliva caindo sobre a língua dela, a obrigando a engolir o líquido que continha um leve gosto metálico.
Acho que Hanna já deveria imaginar que o que continha naquela taça não era vinho.
Era sangue.
A medida que as estocadas se tornavam mais rápidas e violentas, o orgasmo de ambos se aproximava, a jovem puxa Enzo pela nuca o pedindo por mais um beijo, que é aceito de bom grado pelo vampiro.
“Enzo… eu tô quase…”
“Eu sei, princesa, goza para mim como a putinha que você é”
As palavras sujas são o estímulo final para que Hanna goze, levando Vogrincic ao seu ápice logo depois, despejando seu esperma quente dentro da mesma.
O vampiro da um tempo para que a mulher se recupere, deitando-se na cama e a puxando para se deitar em seu lado com a cabeça em seu peitoral enquanto acariciava seu cabelo.
“O jantar, esquecemos completamente” Hanna fala rindo.
“Relaxa, meu amor, teremos todo tempo do mundo para comermos tudo o que quisermos”
“Bem, eu acho que todo tempo do mundo já é um exagero, preciso voltar pra casa, amanhã terei compromis-”
A fala da jovem é interrompida quando o homem fica sobre o corpo dela novamente, selando seu pescoço e sussurrando em seu ouvido.
“Nada disso, você é minha agora, bebita, por toda a eternidade”
E, finalmente, Enzo Vogrincic finca seus caninos afiados na pele macia do pescoço de Hanna, fadando seu destino a ser eterna, eternamente dele.
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lacharapita · 5 months ago
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OITAVO ANDAR
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Simón Hempe x leitora
Angst - Simón babaca, consumo de álcool, minimini cenário, menção de sexo, alusão a suicídio
N.A - Hoje de manhã eu tava tão morta, triste, xoxa, campenga, só o verme que roeu a carne de Brás Cubas [nunca li, sei lá.], escrevi essa porrinha aqui e feliz cumple Messi!! Bençoe
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— Você que pensava o quanto era desonesto a forma como Simón se afundava dentro de você e ainda te pedia para não se apaixonar.
— Simón que achava hipócrita a forma como lutava para não dizer um "te quiero" quando vocês estavam deitados um ao lado do outro, vendo o sol nascer pela janela do seu quarto.
— Você que se irritava ao ler as mensagens dele às quatro da tarde de uma quinta feira — "'tá me traindo com o Martinez ou pode falar agora?" — quando desde o início ele foi o único a evitar sentimentos a todo custo. Te dizendo constantemente que não estava pronto para algo sério e você aceitando já que só buscava uma foda ocasional.
— Simón que te estressava quando chegava na sua casa e fazia vocês começarem uma briga porque — "Martinez me disse que você ficou com ele semana passada." — quando ele mesmo estava com outra mulher a poucas horas, fazendo questão de você saber disso quando te mandou uma foto das mãos dos dois.
— Você que fez ele chorar quando, no meio da sua sala, descarregou completamente e disse em alto e bom tom — "Faz o que 'cê quiser, Simón. Só sai da minha casa e não me enche mais o saco. Quer me cobrar de coisas que desde que te conheci 'cê nunca fez? Sinceramente, vai se foder." — e quando ele passou por sua porta, o destino, com ódio dele, fez com que uma tempestade caísse. Quando se virou e observou sua porta se fechando sabia que dificilmente abriria ela de novo e então quis se atirar pela janela do oitavo andar do prédio em que morava.
— Simón que ao invés disso, deu meia volta, bebeu uma garrafa inteira de tequila e te infernizou com mensagens e ligações, se desesperando quando nenhuma delas chegavam para você e as ligações se quer eram completadas. Estava miseravelmente sentado no chão da cozinha do próprio apartamento, a garrafa da tequila mais barata que ele encontrou no mercado sendo sua única companhia naquela noite chuvosa e fria de sexta feira.
— Você que pegou um guarda chuva e seguiu caminho para a casa de Dona Maria, sua vizinha que te oferecia ajuda sempre que via seus olhos inchados. Foram tantas vezes na porta da mulher nesses últimos sete meses que ela já sabia o motivo antes mesmo de você falar. Naquela noite você assistiu os piores filmes possíveis enquanto comia uma pizza com a senhora, deitadas no sofá e rindo das piadas toscas de Gente Grande. O celular apitava a cada dois minutos, te estressando, e então o modo avião ficou muito atrativo para você.
— Simón que passou a noite em claro, bêbado e pensando em todas as coisas ruins que ele tinha feito para você nos últimos meses. Pensando em todas as vezes em que ele te dizia de forma cruel que você não devia se apaixonar quando ele era o mais apaixonado.
— Você que acordou em casa nem sabia como tinha chegado lá. Sentia frio por não ter o corpo de Hempe junto com o seu naquela manhã. E apesar de querer nunca mais ver ele, ainda pensava nos momentos bons, naqueles em que ele não era um completo babaca.
— Simón que mal conseguiu trocar de roupa antes de sair às pressas de casa, procurando lojas que vendessem o que ele precisava comprar, tentando criar uma tentativa de ter um novo começo com você.
— Você que fechou a cara quando abriu a porta de casa e viu Simón Hempe parado com um buquê de dálias e uma caixa de chocolates em formato de coração, respirando fundo e se preparando para o discurso que faria.
— Simón que travou quando você interrompeu ele antes mesmo das palavras saírem da boca dele. — "Escuta, já perdeu teu dinheiro então pelo menos poupa teu tempo. 'Cê me chamou de vagabunda, veio na minha casa p'ra me xingar e me cobrar de um relacionamento que você nunca quis e agora vem aqui na porta da minha casa com essa cara de coitado e espera que eu faça o que? Vai a merda, Hempe." — foram as suas palavras antes de fechar a porta na cara dele e deixá-lo lá parado, com flores em uma mão e chocolates na outra e com lágrimas se formando nos olhos castanhos.
— Você que quando fechou a porta desabou completamente. O rolinho de sete meses impactou mais na sua vida do que você gostaria de admitir. Lágrimas fugiam dos seus olhos enquanto você respirava fundo, se controlando para não arrancar os próprios fios de cabelo em um ataque de raiva.
— Simón que nunca mais te viu
— Você que agradecia por isso todos os dias.
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nominzn · 1 year ago
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127 com ciúmes; I
dividi esse hc em três partes pra construir contextos um pouco mais detalhados.
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taeil
apesar de ainda não terem nada sério, taeil não é de brincadeira. na verdade, ele deixou isso bem claro desde o início dessa enrolação que vocês têm. se não estivesse tão na tua, já teria metido o pé porque mal se aguenta vendo os caras flertando contigo bem na cara dele. é só deixar você sozinha por uns minutos que aparece um desavisado tentando a sorte contigo, o que deixa ele obviamente puto.
hoje não é diferente, taeil se afasta para pagar a conta do bar e pede para que o espere ali mesmo perto do balcão. já tinha te levado pra jantar, já tinha te amolecido com os seus drinks favoritos, agora os planos da noite são uns beijos - ou mais - na casa dele, onde ele anseia aliviar sua tensão após a semana intensa no trabalho.
voltando para te buscar, ele logo repara no idiota que te oferece umas cantadas baratas. você o procura com os olhos, rezando pra que ele volte logo. ao mesmo tempo que a visão o enfurece, sua postura o enche de confiança.
"voltei, princesa." taeil anuncia ao enroscar o braço esperto no seu quadril, te aproximando dele com uma força deliciosa.
ele encara o outro por um momento, que nem se dá o trabalho de continuar ali, apenas dá meia volta e some.
"até que esse era bonitinho." a sua intenção é provocar, óbvio. faz uma cara de séria e tenta disfarçar o máximo, comemorando no interior ao perceber que funciona.
o cenho de taeil está franzido, o olhar questionador e irônico quase te te corta ao meio.
"posso te deixar livre, se quiser." é o contrário do que ele queria dizer, mas a raiva não o permite pensar direito.
veja bem, ele normalmente não é assim. é bem centrado, mesmo com ciúmes não diz nada, apenas desconta nos beijos mais fervorosos e nas confissões sujas ao seu ouvido. o problema é que foi provocado, e ele não gosta nada da ideia de te dividir.
"então se eu for pedir o telefone dele agora, tudo bem por você?" passou dos limites, reconhece. a questão é que você também não tá pra brincadeira, quer taeil de verdade, mas gosta de levar as coisas num ritmo devagar. esse período gostosinho de 'se conhecerem' já se arrastou demais, porém não pode desperdiçar a chance de testá-lo. "tô brincando, ilie."
ele ri, metade com alívio e metade com escárnio.
"brincadeira tem hora, princesa. faz isso de novo pra ver." ele declara, implantando a tensão no ar... e no carro, e no sofá, e na cama.
a brincadeira e a enrolação acabaram bem naquela na noite, nos braços do ciumento.
johnny
"não, e o pior você não sabe. ela ainda reclamou comigo que eu não tinha enviado nada, mas mostrei logo as conversas pro grupo inteiro." você termina de gravar o áudio de fofoca pro seu amigo doyoung, que perdeu a maior briga do projeto porque precisou faltar a aula.
johnny ouve a conversa em silêncio, terminando de despejar a pipoca nos baldes que tinha separado. sextas à noite são reservadas pra vocês dois, um filme da lista de espera, e é isso. só. por que doyoung está, então, recebendo a atenção que deveria ser dele? a fofoca pode ser contada depois.
você abandona o celular, por fim, e segue o namorado para a sala, levando os copos de refrigerante para ajudá-lo.
"nossa, só uma pipoquinha mesmo pra esquecer esse dia." suspira aliviada enquanto se esparrama no sofá, aproveitando pra estirar as pernas sobre as coxas musculosas de johnny.
nenhum sinal de vida, nem te olha. o silêncio te faz fitá-lo, ele olha para a televisão sem nem tentar disfarçar o bico enorme que tem nos lábios.
"mô..." cantarola ao sacudir os braços dele com os próprios. "que houve, hein?" ajoelha-se ao lado dele, deixando alguns beijinhos na bochecha, mandíbula, nos ombros. ele cruza os braços, aumentando o bico.
"ai, dodô. que isso, que aquilo outro. você não sabe o que ela disse, dodô. mimimi, pipipi, popopó. te amo, meu dodozinho." johnny debocha numa tentativa de te imitar. você segura a risada para não aborrecer o namorado, mas as bochechas cheias te entregam. "ri de mim mesmo, pode rir."
"ô, minha vida..." segura o rosto do moreno para fazê-lo te olhar de verdade. "você é o meu amor, tá bem? não tem outro que eu ame mais que o meu na-mo-ra-do." a declaração derrete o coração de ferro, porém a birra ainda persiste por orgulho falso.
"quem é namorado?" ele brinca, arqueando a sobrancelha. agora seria a prova real. "se me ama mesmo, fala certo."
"ah, johnny. sério?" você revira os olhos, balançando a cabeça negativamente ao passo que ele confirma. "aff, tá bem."
"fala, então. te amo, mo..."
"te amo, momolado." não acredita que ele te fez dizer isso só de sacanagem.
johnny sorri satisfeito e finalmente te toma nos braços dele, dando play no filme. vira e mexe te dá algumas pipocas na boca e oferece refrigerante, amando ouvir suas respostas para cada pergunta boba que ele faz sobre o enredo que se desenrola. como ama ser seu, especialmente sextas à noite.
taeyong
é segredo que taeyong adora ser o centro da sua atenção, por isso mesmo que todo mundo sabe. por isso mesmo que todo mundo, yuta em especial, torna a vida do garoto mais difícil.
"eu nunca vi harry potter." admite com voz baixa para que só taeyong ouça, a mesa está num debate fervoroso sobre a saga.
"como assim?" o sussurro ofendido fica mais leve ao ver o sorriso brincar nos lábios dele. "não pode ser. bora marcar pra fazer maratona."
"BORAAAA! mó tempão que vi todos." yuta se intromete no diálogo, quebrando a alegria de taeyong por finalmente ter engatado um assunto contigo.
mark controla a risada ao tirar foto da cara de enterro que o hyung faz. essa viraria foto do grupo, certeza.
"caraca, hyung, lançou a braba." hyuck põe mais pilha, sem nem mesmo saber sobre o que a zoação se tratava.
é claro que você sabe o que está acontecendo, quer poder ajudar taeyong a sair por cima, mas é tão fofo o rostinho enfezado porque os amigos não param de caçoar.
yuta arrasta a cadeira até o seu lado, te abraçando com um braço só pelo resto da conversa. sempre fora carinhoso, porém agora tem mais uma motivação: o olhar ciumento do amigo. ainda deixa uns selares no topo da sua cabeça entre as rodadas de uno, mordendo os lábios para fingir não notar a raiva de taeyong inteiramente direcionada para si.
antes de irem embora, ajudaram o anfitrião inquieto a arrumarem a bagunça. despedem-se um por um, e você propositalmente fica por último. abraça o mais alto pelos ombros, fazendo-o apoiar a face na curva do seu pescoço. ele aproveita para relaxar a tensão das brincadeiras dos amigos distraídos lá fora.
"eu ia amar se a gente fizesse a maratona só nós dois." você sussurra com sorriso na voz, deixando um beijo na bochecha do yong.
os olhões animados te miram por uns segundos, procurando uma confirmação se tinha ouvido certo. você ri da inocência doce dele, se despedindo de novo antes de entrar no carro de johnny com um aceno discreto.
ao fechar a porta, comemora sozinho a chance que ganhou. quem ri por último, ri melhor.
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idollete · 8 months ago
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– 𝐥𝐞𝐭'𝐬 𝐜𝐨𝐮𝐧𝐭   ⋆ ˚。 𖹭
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ೀ ׅ ۫ . ㅇ atendendo a esse pedido; fem reader!br; fem reader dominante (?); menção honrosa ao fernando contigiani ([m]amamos essa amizade); oral (masc.); cum eating; face fucking; hair pulling; choking (?); uso excessivo de saliva; dirty talk; menção a penetração vag.; masturbação (fem.).
notas da autora: e veio aí o debut da loba brasileira nesse perfil tbm ♡ shout out to all the lobas guarás brasileiras do tumblr vcs são iconic!!!!!! mwah. ps.: não faço ideia de onde ele tem sardas, então, algumas coisas foram inventadas para propósitos putaristicos 
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A sua parte favorita de Esteban era o rostinho. Não porque ele era um homem bonito, atraente. Não. Eram as sardas que cobriam as bochechas. As pintinhas se espalhavam por todo o resto dele e alcançavam até um pouco do pescoço, diminuindo de intensidade à medida que descia na estrutura física. 
Não negava que também despertava a sua curiosidade. Será que ele tinha sardas em outros lugares? Era o que sua mente pensava enquanto o observava em uma conversa animada com o amigo, Fernando. Esteban, do outro lado da piscina, sentia o seu olhar queimar nele. Sem camisa, descalço e só com uma bermuda curtinha, que nem cobria as coxas direito, ele sabia que estava sendo encarado por ti. 
Se sentia intimidado, é claro. Nunca havia conhecido uma brasileira antes, tampouco uma mulher como você. Não conseguia disfarçar a atração quando o olhar descia pelas suas curvas, se demorando no biquíni que não cobria quase nada. Teu jeito dominante que roubava as palavras dele, sempre com uma resposta na ponta da língua para dar, como era desinibida, solta, livre. 
Ficava até um pouco envergonhado, não era do feitio dele ser tão sem atitude assim, mas você tinha um efeito hipnotizante sobre ele. Era a ausência de papas na língua, como nunca desviava o olhar, a naturalidade sedutora. Era a tua consciência do poder que tinha, especialmente sobre os homens. Sobre ele.
Quando deixou a piscina, chamou a atenção de todos. Os pingos d’água deslizavam desde os cabelos até os pés, era uma visão, de fato, de outro mundo. Esperta que era, desfilou na frente dos meninos, arrancando alguns assobios brincalhões e cantadas baratas, você só ria, ardilosa, ciente de que nenhum deles realmente te interessa tanto assim.
Não, o seu alvo estava dentro de casa agora. Você o flagrou saindo do banheiro, terminando de passar algo no rosto, certamente para proteger a pele sensível, que já estava mais vermelha que o ideal. Parados um diante do outro, Esteban parecia, honestamente, uma presa prestes a ser devorada. Os olhos pareciam congelados, como se a qualquer instante pudessem falhar e descer da linha de segurança, te encarava apenas da clavícula para cima. 
– ‘Tá branquinho aqui ainda, ó. – A iniciativa ao diálogo veio de ti, apontando para a própria bochecha. – Deixa que eu limpo… – Sorriu, simpática, chegando pertinho para esfregar o polegar na mancha de protetor. 
Esteban parecia vidrado em ti, te admirando do mais perto que já haviam estado um do outro. Se ficasse um pouco mais curvado, sentiria seus seios roçando no peitoral. A ideia era o suficiente para causar um incômodo no meio das pernas, fazendo-o engolir em seco, murmurando um agradecimento. Podia ter pedido minha ajuda, eu passava pra ti. Você não se afastou, mesmo depois de abaixar a mão.
– Ahmm. Eu vou lembrar disso depois. – Ele deu uma risadinha nervosa, coçando a nuca como sempre fazia quando estava sem jeito. – É…Vai usar o banheiro também? 
Você só acenou, obcecada em admirar as pintinhas mais acentuadas devido às horas sob o sol. Você tem muitas sardinhas, né? É fofo. Esteban, que já estava muito acostumado a ouvir isso, sentiu como se fosse a primeira vez. Dando um sorriso mais largo, deslizando a palma do pescoço pelo tronco, sendo seguida pelo seu olhar curioso.
– Eram piores quando eu era mais novo. – Soava mais casual agora, menos nervoso. – Tinha no corpo todo, não gostava muito. – Deu de ombros, num riso descontraído.
O problema é que Esteban havia entrado em um tópico que despertava muito o seu interesse; ele tinha ou não sardas em outros lugares? Com um sorriso sapeca, levantou a mão até alcançar algumas das marcas que cobriam os ombros, descendo pelo peito em uma carícia. 
– E ainda tem? – A pergunta o pegou desprevenido, distraído com o caminho que sua palma percorria. Hm?, ele murmurou, respirando um pouco mais acelerado, inebriado pelo aroma tropical que emanava de ti. – Ainda tem no corpo todo? – O tom era mansinho, quase em um sussurro, o encarando diretamente nos olhos.
O argentino despertou diante da pergunta sugestiva, precisou de alguns segundos para ter certeza de que ouviu perfeitamente bem e que suas intenções não eram mera curiosidade. Sua palma deslizou pelo abdômen dele, passando a pontinha das unhas contra a derme, perigosamente próxima do cós da bermuda. Piscou, em uma falsa inocência, dando uma risadinha curta diante da falta de resposta, tô sendo intrometida demais?, perguntou em uma docilidade que não era do teu feitio, mas que te levaria onde queria.
– Não, não. De jeito nenhum! – Esteban falou com mais certeza, receoso de que tivesse lhe ofendido de alguma forma. – É que…Não sei, sendo sincero, não é uma coisa que eu presto muita atenção. – As palmas, inquietas, ansiosas para lhe tocar também, correram pelos fios, bagunçando-os ainda mais. – A gente acaba esquecendo que tem, sabe? 
Você não poupou o biquinho decepcionado, tão dissimulada que arrancou uma outra risada do argentino, que comprava o teu teatro e caía feito um patinho no teu fingimento. A verdade é que ele gostaria de te agradar, de alguma forma, de qualquer forma, na verdade. Sei lá, tem um pouco aqui na barriga, aqui no peito, Esteban ia dizendo e apontando para os locais mencionados, sendo acompanhado pelo teu olhar atento, tão compenetrado que nem percebia que estava sendo devorado por ti. Acho que é só. Ao te encarar novamente, notou o brilho diferente na tua íris.
– Hmmm, eu tenho uma ideia, vem comigo. – Não esperou por uma resposta, apenas puxou o argentino em direção ao primeiro quarto do corredor, precisava de privacidade para o resto do plano. – E se a gente contasse quantas pintinhas você tem? – A ideia era completamente irracional e você sabia disso, Esteban também, mas ele não resistiu ao sorriso que recebeu de ti, concordando em um aceno. – Senta aqui, Kuku. É melhor de enxergar nessa luz. 
Convenientemente, a iluminação em questão batia em cima da cama. Com ele sentado e você entre as pernas longas, a cena era sugestiva para quem quer que a visse. Suas mãos fizeram um carinho nos cabelos grandinhos, colocou pra trás, arrumando-os, fingindo contar quantas sardas haviam ali. Devido à altura dele, o rosto de Esteban estava em frente aos seus seios, deixando-o desnorteado, os olhinhos pidões não escondiam a vontade que ele tinha em cair de boca ali. 
Quando os olhares se cruzaram ele foi rápido em virar o rosto, envergonhado de ter sido pego no flagra daquela forma. Você o pegou pelo queixo, delicada ao fazê-lo te encarar novamente, sorrindo com tranquilidade. Não tem problema, não, pode olhar, eu deixo. Provocativa, alcançou as mãos de Esteban, levando-as até os próprios seios, incentivou que ele apertasse, pressionando uma palma na outra. Ele te olhava como quem precisava de uma autorização, perdidinho, pode apertar, Kuku, teu riso veio fácil, achando adorável o acanhamento. Eu sei que você quer. 
A resposta veio em um aperto firme, até mesmo um pouco bruto, a necessidade fazia Esteban perder a dimensão da força empregada, queria te sentir há tanto tempo que precisava aproveitar. Os dedos beliscaram os mamilos eriçados, espremendo um peito no outro, acariciando, apertando. Você se curvou na direção dele, ficando à altura ideal para que pudesse chegar bem pertinho, deixou um selinho em cada canto dos lábios finos, incitando. Passou a pontinha da língua entre as carnes, mordiscando o inferior com leveza.
O toque se tornava mais sedento, como se te beijar fosse uma necessidade quase primitiva. Você brincava com a vontade dele, roçava uma boca na outra em uma tortura que parecia não ter fim, em uma dessas ouviu perfeitamente quando ele chamou o teu nome em uma súplica. As mãos agora escorregavam pela sua cintura, apertavam ali também, te trazia para mais perto, desesperado. 
Você o agarrou pelo queixo, parando a aproximação, como quem diz não, aqui quem manda sou eu. Findou a distância entre as bocas, iniciando um beijo cheio de vontade, não foi delicada como antes, foi com fome pelo que queria. Embolavam as línguas em um beijo que com certeza seria proibido na televisão em uma tarde de domingo, suas mãos desciam arranhando as costas do argentino, puxando o cabelo dele, deixando marcas em meio às sardas. Ele, por sua vez, desvendava cada canto do teu corpo, nada casto ao espremer sua bunda nos dedos, apertando com o gosto de quem já estava sem aquilo faz muito tempo. 
Esteban sabia como usar a língua durante o beijo, fazia o ponto entre as suas pernas pulsar, se perguntando se ele teria as mesmas habilidades em outros lugares. Tomado pelo tesão, ele tentou te puxar para o colo, mas tudo que recebeu foi você se afastando, deixando-o com uma carinha de coitado que quase dava dó. Quase. Porque seus planos eram outros. Não terminei de contar, foi o que disse, descendo em uma trilha de beijos pelo pescoço alvo, mordendo, lambendo, fazendo tudo que tinha direito. Ele, que não fazia ideia das suas intenções, só conseguiu suspirar, ainda agarrado ao seu corpo, brincando com os limites fininhos do bíquini. 
Sua boca trabalhava por todo o tronco masculino, passeando pelo acumulado de pintinhas que enfeitavam a pele, se abaixando até estar ajoelhada diante dele, descendo a língua até o umbigo, acompanhando com o olhar a trilha de pelinhos que levavam cós da bermuda. Por cima do tecido, apalpou a ereção marcada, fechando os dedos por cima do volume, arrancando de Esteban um arfar. Seu olhar, felino, encontrou com o dele, ansioso em antecipação. Foi ágil ao se livrar das peças, observando quando o pau teso saltou da sunga, era grande, a pontinha rosada como os lábios dele, reluzia com o líquido que já escapava, te fez salivar. 
Segurou pela base, apertando o punho ao redor em movimentos lentos, colocando só a cabecinha na boca, fazendo sucções, deixando que a saliva se acumulasse ali. A atenção dele estava em como os seus lábios ficavam tão mais bonitos daquele jeito, vidrado nos seus olhos que o encaravam sem pudor algum. Esteban ficou fascinado pelo jeito que você o engolia, fazendo o caralho sumir na sua boca, te vendo beijá-lo por toda a extensão, sugando uma das bolas, lasciva.
Foi inevitável que uma das mãos te pegasse pelos fios, mas ela só ficou ali naquele instante, enquanto ele desfrutava do que você tinha para oferecer. O peito subia e descia, ofegante, dos lábios entreabertos escapavam gemidos arrastados, o rosto, queimadinho do sol, ficava mais vermelho, o corpo esquentava. Sua destra acompanhava os movimentos quando voltou a tê-lo na boca, indo até onde conseguia, você circulava a língua por onde passava, mamando de um jeito que Esteban nunca havia experimentado na vida.
Aumentava a velocidade gradativamente, deixava tudo tão babado que era inevitável que os barulhinhos não chamassem a atenção, a saliva acumulava no cantinho dos seus lábios, te sujando. Pouco a pouco, o argentino ia perdendo o controle do próprio corpo, mais bruto ao te puxar, os gemidos soando mais graves, murmurando xingamentos em espanhol, que faziam a calcinha do biquíni ensopar, enquanto dizia que você era a mulher mais gostosa que ele conhecia, te deixava vaidosa. 
Esteban parecia se controlar, a respiração pesada ecoava pelo quarto e a outra mão se fechava no lençol com força, o corpo, às vezes, dava espasmos e ele projetava o quadril, te fazendo engasgar. Nena…Quando não aguentava mais, ele te chamou. Nos olhos, carregava um semblante tão frágil que nem parecia prestes a te fazer um pedido indecente. Posso foder a sua boquinha?, mesmo ao pedir, ele ainda usava o mesmo tom manso, gentil, era a mesma voz que te dava bom dia todas as manhãs, por favor…?
Te assistiu se afastar, dando o sorriso mais safado que sabia ao desamarrar a parte de cima do biquíni, exibindo os seios para ele. Pode, Kuku, pode usar a minha boquinha como você quiser, eu deixo. O lembrete era sempre esse, era você quem estava permitindo que ele te fodesse daquele jeito. E ele sabia disso, assentindo enquanto se levantava da cama.
Por mais imponente que parecesse, te tendo ajoelhada aos pés dele, ambos sabiam quem realmente mandava ali. 
Uma mão te acariciou o topo da cabeça, gentil ao se colocar por entre seus lábios novamente, lentinho, queria apreciar como você o recebia tão bem, desfrutar do calor que o abrigava, arrumou o seu cabelo em um rabo de cavalo, com jeitinho, quando começou a meter na sua boca. Não piscava, nem desviava o olhar, hipnotizado. Foi pegando jeito com o tempo, como quem precisa gozar, pegou ritmo, estocando contra a cavidade como quem te come no lugar. Era entorpecente para ele e deleitoso para ti.
Os barulhinhos molhados eram mais altos agora, tomavam conta do cômodo junto aos murmúrios do argentino, afoito ao levar o pau até tocar a tua garganta, egoísta quando te dava tanto que encostava teu nariz na virilha. Sua mão alcançou a mancha molhada no biquini, pressionando o pontinho desejoso por atenção, enviava vibrações pelo comprimento teso quando gemia, esfregando clitóris sensível.
– Me vuelves loco, nena… – Confessava, inebriado pelo prazer. – Me diz que vou poder foder a sua bucetinha também. – Era um pedido desesperado, queria te ter por completo, o tesão o deixava desinibido como nunca antes. – Eu quero te sentir, preciso…
O ‘por favor’ veio falho, perdido nas palavras quando estava tão perto de se desfazer nos seus lábios. Pulsou na sua língua, se enterrando na garganta quando veio em jatos fortes, saindo rápido o suficiente para esporrar no seus peitos também, manchando a pele com o líquido espesso. Ofegante, observou a bagunça que havia feito; a saliva reluzindo no teu queixo, a porra adornando o colo, os cabelos fora do lugar e o teu sorriso perversos nos lábios atraentes. 
Quer foder a minha bucetinha, Kuku? Eu deixo também.
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0kcalmimi · 2 months ago
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Tumblr media
Regras para um setembro focado 🍽️🍬
CW: 50kg
GW: 48kg
Agora no final de agosto eu me mudei e finalmente estou morando sozinha e posso fazer as minhas regras. Enquanto eu não chegar nos 48kg vou ficar na dieta extremamente restritiva, depois disso gradualmente vou adicionar coisinhas low cal no dia a dia pra manter a nf. Só vou poder comer uma salada gotosa ou coisas low cal gostosas quando eu chegar na nf, vai ser minha recompensa, manter o peso de maneira saudável, mas ate la não serei nada saudável.
Todo domingo vou criar um planejamento do que vou comer na semana.
Regras:
2 litros de agua por dia;
Um vídeo de pilates antes de dormir;
Precisa comer? Fruta;
Frutas a vontade;
Só entra comida low cal e versões light na minha casa;
Tudo que for 0 é a vontade, mas também é caro, eu tenho que merecer, e o merecimento vem da balança.
PROIBIDO comer qualquer coisa que NÃO esteja no planner.
coisas que não são 0 (e nem frutas ou verduras) que posso comer até chegar na nf:
ovo (safe food)
leite desnatado com café e adoçante 0
sopas e caldos
saladas (baratas)
sanduíches naturais
sucos naturais
comidas que amo e estou proibida até merecer:
achocolatado
pão de queijo
massas em geral
salada com frango
capuchinho
chocolate
fast food
qualquer coisa que não seja limpa
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xexyromero · 8 months ago
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xexy, poderia pf fazer um headcanon com os lugares mais inusitados que a leitora e os meninos já transaram? kkkkkkkk
wn: kkkkk... vamos rindo...
meninos do cast x lugares inusitados.
fem!reader headcanon
tw: +18!!!
enzo: o lugar mais inusitado que vocês transaram foi dentro da cabine de uma roda gigante.
primeiro de tudo, foi uma rapidinha, tá? vocês tinham pouco tempo, muita vontade e à vista de monte video toda disposta aos seus pés. segundo de tudo, foi perfeito. o brilho da cidade nos olhos de enzo, o desejo que ele tinha por você. não é do fetio dele ceder aos impulsos assim, ainda mais em público. e por último, foi muito difícil. devido ao peso dos dois e aos possíveis olhares curiosos das cabines ao lado, foi no chão mesmo, agarrada no mastro que segura o brinquedo.
agustín: o lugar mais inusitado que vocês transaram foi no banheiro químico no meio do carnaval.
muita bebida, muita droga, muito estímulo. era o segundo funk que você fazia questão de dançar esfregando a bunda no pau do namorado, em público mesmo, sem muito pudor. a surpresa foi ele ter aguentado tanto antes de dizer que precisava ir no banheiro, te segurando firme pelo braço. procuraram uma fila mais livre de um banheiro químico mais distante e fizeram lá mesmo. a bebida ajudou com o cheiro do ambiente. saíram de volta pra festa como se nada tivesse acontecido, com sorrisos bobos de orelha a orelha.
fran: o lugar mais inusitado que vocês transaram foi no banheiro de um parque.
fran adora te levar pra piqueniques românticos e adora ficar perto da natureza. estavam deitadinhos, os dois, ele com a cabeça apoiada nas suas coxas. ele te chamou pra apontar algo e você abaixou o tronco para ouví-lo melhor e bom, seus seios encostaram no rosto dele por um breve segundo. foi apenas o necessário pra despertar o animal em fran. ele rapidamente colocou a ecobag por entre as pernas, organizou tudo dentro e te levou pro banheiro coletivo do local. ninguém usava, então você pode ser barulhenta e escandalosa. foi uma delícia e vocês repetem sempre que querem fugir da rotina.
matías: o lugar mais inusitado que vocês transaram foi no provador de uma loja feminina.
matí odeia te acompanhar nesse tipo de rolê - mas você precisava de companhia pra comprar roupa e todas as suas amigas estavam ocupadas. você prometeu uma recompensa que valeria à pena, ele topou a muito contra gosto. chegando na última loja de departamento do dia, convenceu à moça que verificava as peças na entrada do provador que matías era seu amigo gay e que você precisava da opinião dele. um pouco controverso, mas a explicação foi suficiente pra deixá-lo entrar com você. ali você se ajoelhou e o recompensou com sua boca (e depois, ele com a dele).
kuku: o lugar mais inusitado que vocês transaram foi no meio da rua, uma esquina antes do apartamento de esteban.
era madrugada, vocês estavam chegando no apartamento de esteban depois de uma socialzinha na casa de agustín. você estava chapada, ele sóbrio (até porque estava dirigindo). como quem não quer nada, começou a masturbá-lo por cima da calça, enquanto ele dirigia. ele aproveitou o sinal vermelho e abaixou a calça pra você ter mais liberdade. estava tão gostoso que não aguentaram. pararam o carro próximo de um beco. ele cuspiu na mão, levantou sua calcinha, seu vestido e foderam ali mesmo. rapidinho os dois gozaram e voltaram correndo pro carro.
pipe: o lugar mais inusitado que vocês transaram foi no banheiro masculino de uma balada famosa.
não, não foi no estádio de futebol depois da vitória do river (embora tenha rolado mais de uma vez - mas não teria nada de inusitado nisso, né?). simón convenceu você e pipe à irem para uma balada "super incrível e cheia de gente legal". não tinha tanta gente legal e nem era tão incrível assim. a bebida era barata, entrava fácil por ser docinha, e, quando percebeu, estava se agarrando com pipe na parede mesmo, ao som de um batidão eletrônico qualquer. deu tempo só de correr para o banheiro mais próximo (no caso, o masculino). se não, você tinha dado ali mesmo, na frente de todo mundo.
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anon-402 · 9 months ago
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Para los pocos hispanos fans del Pissa que andan por aqui, ahi les va un WIP de un fic que ando haciendo:
Dear Dopamine
Tags: No RPF, Fluff, Mutual Pining, Awkward Flirting, Humor, Dialogue Heavy, Dirty Jokes, Letters
La vida de Philza era el tipo de comedia romántica barata que los críticos bombardearían con bajos ratings bajo el pretexto de ‘sobre-esforzarse’ y ser ‘demasiado cínica’. Es el mimos tipo de comedia que sería vendida como un romance pero era todo menos eso, e incluso cuando lo intentaba ser, el protagonista siempre era reacio con sus sentimientos; vacilando entre caminar esta línea firme de rechazo perpetuo y aceptación ambigua, y odiosamente ocasionando en más de un espectador confusión.
Lamentablemente para Philza, esa no era la única paralela existente que se podía inferir entre su vida y los romances de bajo presupuesto, pues había notado que las personas en su vecindad parecían moverse más en números pares estos últimos días. Claro, aun con las miradas calurosas y caricias asquerosamente cursis que otros intercambiaban en público, esto no presentaría un problema sino fuera porque también tenían un deseo descomunal en entrometerse en su vida personal.
Algunos optarían por señalar que la razón detrás de sus intromisiones eran bien intencionadas y se debía al hecho de que irónicamente, aun teniendo un esposo encantador que lo amaba y precedentes de varios otros pretendientes, el hombre no reconocería el amor aunque le golpeara directo en las bolas. Pero por supuesto, al no tener el concepto universal de la afinidad en un pequeño recipiente físico capaz de golpearlo, con Foolish bastaría.
Fue una suerte para él el seguir durmiendo en el templo de Rose mientras Foolish merodeaba por el centro de la ciudad. Después de todo, ¿Qué era mejor que dejarle el destino de tus relaciones interpersonales a un policía?
Si Philza tuviera la conciencia para contestar probablemente diría que cualquier otra cosa. Sin embargo, con la situación actual, fue inconscientemente forzado a otorgarle control sobre la escena del crimen que se estaba produciendo en la cima de la muralla. Los instintos policiacos de Foolish captaron en seguida al hombre encapuchado de negro que se escabulló en el elevador que llevaba a la casa de Philza, y Foolish no dudó en usar su gancho para subir y enfrentarlo.
“¡Alto ahí!” Gritó detrás del hombre que le daba la espalda, arma en mano apuntando su cabeza.
Foolish no le había ordenado levantar las manos, pero el hombre lo hizo de todas formas con un pequeño salto. Después, como si se hubiera percatado de quien provenía la advertencia, su comportamiento cambió en un instante. Sus hombros tensos cayeron en un suspiro junto con sus manos, y el hombre se dio la vuelta despreocupado. “Pendejo, casi me cago del susto.”
“Oh. Roier.” Bajó el arma, vergüenza curiosamente surgiendo dentro de él al haber apuntado a su hijo con ella. “¿Qué haces aquí?”
“Nada, nada. Solo visitaba.” Contestó demasiado rápido. Sospechosamente rápido, diría Foolish. Sus ojos se dirigieron a las ventanas de la casa de madera, “Hace mucho que no veo al Missa y quería ver si estaba en casa.”
“Missa no viene muy seguido.” Dijo Foolish, explicando lo obvio, tal vez solo para llenar la conversación y hacer sentir a Roier menos nervioso. No obstante, cuando regresó su mirada a él, se sorprendió de verlo considerando saltar de la muralla y huir. “¿Tenías algo que hacer aquí o…?”
“No, no, como crees.” Agitó una mano en desconsideración. “Bueno, a lo mejor. Pero no le digas a nadie.” Cualquier pizca de incertidumbre fue borrada de su voz, dando paso a un raro entusiasmo. Foolish asintió a su pregunta, y ambos se acercaron para susurrar a pesar de no necesitarlo. “Voy a ayudar a Missa con Philza.”
Tomado por sorpresa, retrocedió con una risita, “¿Qué?”
“Missa anda chinge y chinge con el Felipe y que no se merece su amor y no sé qué tanta verga– así que lo voy a ayudar a ver si así se calla.”
“Okay,” Digirió sus palabras con lentitud, “¿Pero no Phil y Missa ya eran… algo?” Finalizó estúpidamente, confuso de la posible relación de ambos. Estaba seguro de haber escuchado por ahí que estaban casados los primeros días de conocerse, pero considerando el tiempo que había pasado y la falta de presencia de Missa, bien podría haber sido solo un rumor.
Viendo la cara de Roier, él también parecía estar igual de confundido. “No. Creo. La neta no sé.”
“¿Entonces qué? ¿Tienes planeado irrumpir en su casa y buscar, como, evidencia de ellos siendo pareja?”
“¿Qué? No. Ni que estuviera pendejo.” Como si fuera por arte de magia – y distrayendo a Foolish al preguntarse si las había sacado del culo – produjo una pluma y varias hojas de papel, todas de un color amarillo suave con un estampado floral. “Voy a escribir una carta a Philza en nombre de Missa para empezar un intercambio de letras entre los dos. De esta manera, aun si fueran algo, seguiría ayudando a Missa con su crush.”
Dejando de lado la posibilidad de que los otros dos hombres fueran tan emocionalmente constipados como para estar casados pero no al tanto de sus respectivos sentimientos, Foolish comentó sobre algo que le interesaba más. “Eso no explica porque estás aquí.”
Roier sonrió. Era la clase de sonrisa de alguien que no sabía de lo que estaba hablando. “¿Dónde más las voy a entregar? Esta es la casa de Philza, ¿No?”
“Uhm, ¿En la biblioteca? Tenemos un sistema de correo y todo.”
“¡¿Tenemos una biblioteca?!”
“¡¿Dónde más pondríamos las cartas?! ¿En el buzón donde nadie pudiera encontrarlas?”
“Bueno, me vale madre. Ya estoy aquí.” Resopló tomando asiento al lado del trampolín y recostándose bocabajo al igual que una niña con su diario.
“Podrías simplemente dejarle una nota a Missa con tu idea y que él lo hiciera.”
“Missa nunca va a dar el primer paso. Es demasiado pussy para hacerlo.”
Instinto policiaco o no, cualquiera hubiera notado el tono inusual en su voz. Aun si Foolish no podía captar del todo qué era. ¿Anhelo? ¿Arrepentimiento? Fuera lo que fuese, era mejor no insistir. La pérdida de Cellbit era muy reciente todavía.
“¿Y si te atrapan?” Preguntó después de un minuto, llamando la atención del perpetrador.
“Pos culpamos al pinche Badboyhalo y que le haga como pueda.”
Foolish parpadeó, asimilando lo que acababa de decir su hijo. Honestamente, no era la peor idea que se había concebido en la Isla Quesadilla. Se encogió de hombros y tomó lugar a su lado. “¿Cómo piensas empezar?”
“No sé, con algo que diga que lo extraña o una mamada así. ¿Tú qué piensas?”
“Podría funcionar; algo que diga que tanto lo extraña. O, qué, no importa que tanto tiempo pase, él tendrá, ya sabes,” Foolish soltó una risa entrecortada, de repente cohibido ante el uso de la pareja como un reflejo de su propia relación. Quizás aquello podría servirle como un incentivo para armarse de valor e intentar reconectar con Vegetta a través de cartas. O Quizás debería prestar más atención y notar que Roier seguía escribiendo y diciendo en voz alta “Algo así como ‘Oh, Philza, estás bien pinche guapo vamos a coger–” al mismo tiempo que Foolish terminó con un “Seguirá regresando a su lado– Oh.” 
“¿Qué?”
“Tal vez– Tal vez no deberías de ser tan directo. No creo que Phil aprecie un trato tan directo…”
Rodó los ojos, “Le va a gustar cualquier cosa que venga de Missa.”
Pero pese a su comentario, Roier frotó su pulgar sobre la frase, tratando de borrarla con su sudor. Pensó en usar su saliva para dispersar la tinta, más pareció olvidarlo cuando Foolish volvió a hablar, y dio vuelta a la hoja como si nada hubiera sucedido.
“¿Qué tal si mejor comienzas con un saludo?” Roier asintió y se encaminó para escribir ‘Mi amor’ solo para ser interrumpido otra vez. “Creo que ‘Mi amor’ sigue siendo muy directo para ambos, o sea, si fueran solo amigos creo–” Roier chasqueó su lengua, tachando el escrito  y colocando ‘Pendejo’ como saludo, “No, no me refería a eso–”
“¡Cabrón, decídete! ¡No soy pinche documento de Word para darle control zeta cada que se te ocurra algo nuevo!”
“¡Solo estaba intentado ayudar!” Tratando de bajar su voz, suspiró, “‘Mi amor’ está bien.”
Roier entrecerró sus ojos con sospecha, pero regresó al papel para tachar el saludo una última vez y volver al apodo cariñoso. Jugueteó con la pluma paseándola entre cada valle de sus nudillos, no quitando los ojos de las palabras recién redactadas y esperando la luz verde de Foolish. “¿Y ahora?”
Hizo una pausa, considerándolo. “Supongo que podríamos irnos por algo más poético. Eso nunca fallaba con Vegetta.”
“A Vegetta solo le gusta lo poético porque es un viejo–” El movimiento de la pluma paró. “¿Qué tan viejo es Philza?”
“No lo sé, pero probablemente muy viejo.”
“Muy, muy viejo.”
Para ser dos personas excepcionalmente ruidosas, ambos se sumieron en un silencio.
“¿Entonces poético?” Foolish fue el primero en hablar.
“Nos van a llamar el mismísimo Paulo Coelho después de esto.” Roier contestó con una sonrisa, sumergiéndose dentro del rol de escritor fantasma.
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creads · 6 months ago
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cami na na minha cabeça ☝️☝️💭 isso aqui é o pipe todinhooooo tentando consolar a lobinha
KKKKKKKKKKKKK QUE SACOOOOO 😭😭😭😭😭😭😭😭 pior que eu vejo direitinho: a voz mansinha tentando te consolar pelo motivo mais ???????? possível
“pipe hoje eu vi um rato comendo uma barata 😭😭💔 primeiro eu achei nojento mas depois eu pensei que a barata tem filhos que não vão entender pq a mãe não foi pra casa… tadinhos 😭😭😭” e ele tipo mulher 😀? por dentro mas por fora ele ia ficar todo “ô meu amorzinho… é a cadeia alimentar sabe… ela tá no paraíso das baratinhas eu tenho certeza…” enquanto te afaga nos tetões 💔💔💔💔💔💔💔💔 que saco sabe queria namorar ele
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tecontos · 9 months ago
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Quando um ex que mete gostoso volta ao radar é FODA resistir !
By; Andreia
Eu tenho 28 anos, me chamo Andreia, sou de ascendência oriental, uso óculos e sou vendedora em uma loja de cosméticos. Atualmente, tenho frequentado academia e me sinto bem com o meu corpo, mas tenho problemas de autoestima pois já fui gordinha no passado.
Há alguns anos, eu saía com um cara de quem eu gostava muito, ele me levava a bons restaurantes e saíamos para nos divertir. Mas a melhor parte, para mim, era o sexo. Seu nome é João, e ele não fazia o tipo malhado, era bastante sério e inteligente, mas tinha uma pegada que não consigo tirar da cabeça até hoje. Era muito safadinho e tinha uma barba que era um charme.
Atualmente namoro um cara de quem gosto muito, é fofo e atencioso, mas sempre senti falta de algo.
Acontece que, há cerca de um mês, este meu ex me mandou uma mensagem de WhatsApp puxando assunto, o que logo estranhei, pois não nos falávamos havia muito tempo.
Respondi ao seu contato tentando demonstrar distância, já que hoje namoro outro homem.
– Você ainda trabalha no mesmo lugar? – perguntou ele.
– Sim – respondi, sem maiores explicações.
Não contei ao meu namorado sobre esta conversa, pois ele tinha muito ciúme do meu ex e eu quis evitar a briga.
Alguns dias depois desta conversa, contudo, eu saí para almoçar nas proximidades da loja onde trabalho, em um lugar onde sempre vou, com comida boa e barata.
Estava sozinha e, de repente, encontro com este ex por acaso.
Ele me cumprimenta e pergunta se estou sozinha. À minha resposta positiva, ele puxa uma cadeira e senta comigo. Eu já estava um pouco nervosa. Ele ainda mexia comigo, mas eu namorava e não queria ser indelicada com ele.
Pedimos então nossos pratos, ao que ele puxou assunto comigo, questionando sobre a minha vida e assuntos de trabalho. Tentei transmitir segurança, mas acredito que o meu nervosismo estava evidente. Quanto mais ele falava, mais vinham à minha mente as imagens das nossas transas, de como eu gostava e sentia falta de dar para ele. Eu admirava sua barba bem feita, enquanto o ouvia falar sobre qualquer assunto. Me perguntava a mim mesma se ele continuava gostoso daquele jeito e se ele ainda me achava atraente. Distraída em meus devaneios, ele perguntou:
– E aí, muito trabalho?
– Nada, hoje está fraco o movimento. Ainda tem outras duas meninas trabalhando hoje na loja, nem precisava tanta gente. – respondi.
– Pode tirar o resto do dia para descansar, então.
– O pior é que eu posso, tenho muitas horas no banco de horas.
Esta resposta parece ter sido a senha que faltava para que ele começasse a me cantar:
– Você está fazendo academia? – perguntou.
– Estou, sim, tenho ido quatro vezes na semana.
– Olha, acho que tem sido bom para você. Sempre te achei atraente, você sabe, mas acho que você está ainda melhor agora.
Aquelas palavras me fizeram corar e fiquei ainda mais nervosa. Agradeci ao elogio, ao mesmo tempo envergonhada e envaidecida. Ainda que eu tenha namorado, é sempre bom para o ego saber que um homem interessante e gostoso me considera atraente.
Ao perceber minha reação, ele viu uma abertura:
– Sabe que eu tenho saudades da época que a gente saía, lembro sempre com carinho – disse ele.
Aquilo me desarmou. Eu sentia que poderia ter aquele homem novamente e por um momento deixei em segundo plano o meu namoro. Por outro lado, resolvi fazer um charminho:
– É, mas agora eu namoro… – respondi.
– Eu sei e não estou sugerindo nada, só quis expressar como eu ainda me sinto em relação a você.
Aquelas palavras me deixaram ainda mais balançada, ele ainda tinha o meu coração e, se quisesse, a minha calcinha:
– Tem algo específico de que você tenha mais saudades? – perguntei, curiosa, mas já deixando transparecer o meu interesse.
– Ah, teve muitas coisas, mas uma que sempre lembro é quando fui à sua casa pela primeira vez. – respondeu.
Aquela resposta me fez corar novamente. Eu moro sozinha e, basicamente o que fizemos naquele dia foi transar várias vezes. Comecei a rir de nervosa, sem graça com o comentário.
Ele então estendeu sua mão para que eu a segurasse e eu refleti por um longo momento se deveria corresponder ou não.
Como estava muito excitada pela presença dele e pelas coisas que ouvi, cedi e segurei em sua mão, enquanto olhava no fundo de seus olhos. Eu estava com muito tesão e meu olhar transmitia isso, ele obviamente percebeu e perguntou:
– Você não precisa voltar para a loja, né?
– Não. – respondi, já completamente entregue àquele homem e àquela situação.
Ele pagou a conta e me levou para um motel que costumávamos frequentar ali próximo.
Chegando lá, beijei seu peitoral cabeludo enquanto desabotoava sua camisa. Ele tinha uma barriguinha de cerveja, nada muito ostensivo, mas eu não ligava. No sexo, isso não atrapalhava, não devia nada a nenhum outro homem com quem já transei. O pau também não tinha nada de anormal, era do mesmo tamanho que o da grande maioria dos homens com quem já transei.
Ansiosa por ver novamente seu pau, tirei sua calça e coloquei para fora sua rola, em que comecei a mamar com gosto. Seu cheiro de macho me deixava mais excitada e minha xana já estava molhada antes mesmo que ele tivesse tomado alguma atitude. Tirei minha blusa e sutiã para deixar meus seios à mostra e deixar que ele os bolinasse. Eu lambia toda sua piroca, desde o saco até a cabeça, poderia ficar ali muito tempo.
João então interrompeu minha chupada e me deitou na cama. Ele então começou uma chupada memorável, como só ele sabia fazer. Tenho raiva de macho com nojinho de chupar buceta, mas este não era o caso dele. Talvez este fosse um dos motivos pelos quais eu sinta tanto tesão nele. Minha buceta estava cada vez mais molhada, e eu gemia e mexia em meus mamilos enquanto ele seguia me chupando.
Depois de alguns minutos, gozei na boca dele sem avisar, e vi estrelas por alguns segundos.
Ele então se deitou em cima de mim e me beijou na boca. Pude sentir o gosto do meu líquido em seus lábios. Ele então aproveitou o momento para introduzir seu mastro gostoso dentro de mim, que entrou com facilidade, dada a minha lubrificação. Ele permaneceu nesta posição onde eu sentia muito prazer, e gozei outras vezes no pau dele.
Eu estava em êxtase revivendo nossos melhores momentos e pedi para sentar em seu pau e trocar de posição.
Ele ficou então por baixo, enquanto seu membro penetrava lentamente em minhas entranhas. Eu suspirava e já me sentia bem mais relaxada, ao que ele perguntou:
– Você gozou?
– No plural! – respondi, eufórica.
Segui cavalgando e rebolando naquele pau gostoso quando eu decidi anunciar que gozaria mais uma vez no pau dele. Falei aquilo apenas para expressar o prazer que estava sentindo, pois já havia gozado outras vezes. Ele então passou a incentivar:
– Goza para mim, vai safada. Goza bem gostoso, quero te ouvir gemendo de prazer.
Então gozei de novo. Eu já estava nas nuvens com aquela trepada que já durava quase uma hora e pedi que ele gozasse:
– Goza para mim?
– Onde você quer que eu goze? – perguntou.
– Na boca – respondi com tesão, sabendo que ele adorava que eu engolisse.
Ele então tirou o pau da minha buceta e eu passei a chupar lentamente. Ele suspirava de olhos fechados ao meu boquete. Seu corpo então deu um tranco e seu pau pulsou dentro da minha boca. Seu líquido jorrava em grande quantidade, e eu não desperdicei. Adoro fazer meu macho gozar, isso me dá uma sensação de poder.
Nos deitamos por um momento e fomos tomar banho juntos. No chuveiro, começamos a brincar novamente e, na sequência, eu já estava mamando de novo. Ele então me colocou de costas e começou a meter na minha bucetinha. Eu gemia muito e pedia para ele não parar. Ele apalpava meus peitos com uma das mãos, e com a outra segurava minha cintura. Pedi então para ele gozar dentro de mim. Eu tomo anticoncepcional e gosto de sentir o jato.
Ele atendeu ao meu pedido e, quando senti seu pau pulsando, gozei junto com ele, dando mais um grito de prazer.
Saímos do banho e começamos a nos vestir. Eu sentia falta dele e de transar com ele. Eu me sentia mais relaxada e fortalecida. Meu humor certamente estava melhor e não pude esconder a satisfação no meu rosto.
Quando estava guardando minhas coisas, vi 3 chamadas perdidas no celular. Eram do meu namorado. Liguei de volta:
– Alô.
– Oi, amor, você vai me buscar na loja hoje? – perguntei.
– Vou, sim, já estou perto, inclusive.
Eu perdi a noção do tempo, passei a tarde fazendo sexo e já estava na hora de ir embora. Me despedi do João com um selinho, e combinamos de continuar nos falando.
Encontrei então o meu namorado, que questionou o fato de eu estar com o cabelo molhado àquela hora.
Respondi que foi porque experimentei um produto novo da loja e precisei molhar o cabelo. Ele pareceu satisfeito com a resposta, mas fiquei me sentindo culpada e em um dilema interno, se deveria contar a verdade, terminar o relacionamento ou continuar escondendo. Decidi esperar, então, até que o João seja mais claro se pretende ter um relacionamento comigo ou se serei apenas o lanchinho dele. Até lá, vou continuar encontrando escondida com meu ex.
Enviado ao Te Contos por Andreia
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danyisasoiaf · 3 days ago
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Meu pai é muito filho da puta mano, já desconfio a muito tempo que ele tem inveja de mim, ainda mais meu celular foi comprado no cartão dele e nas brigas ainda, era tudo o que eu não queria, nada do CPF dele, odeio ele com todas as forças esse FDP, agora mesmo fez papel de criança, eu e minha mãe estávamos pesquisando compras barata na shoppe no quarto, e esse desgraçado levanta do sofá pra vim jantar na cozinha, quando ele terminou de jantar do nada deu surto nele, ele começou a gritar e falar grosso sobre sair do celular, ficou enchendo o saco falando que era já pra nós dormir, que meu irmão tinha que ir dormir, aí do nada ele inventa de dormir cedo, sendo que esse FDP dorme 00:00 ou 1:00 da manhã. Sabe o que esse engracadinho fez por birra? Deixou 2 PRATOS pra gente lavar, quando eu e minha mãe saímos do quarto e pra quem sobrou?? Pra filha, filha não, a puta doméstica da casa, SE FUDE, odeio muito ele, desejo tudo de ruim, só sabe destruir nossas vidas, nem posso passar um tempo com minha mãe que é isso toda vez, toda vez que eu penso que vai ser uma noite tranquila só por tá tudo bem, acaba em ódio e me sinto uma dona de casa de 1800, odeio ter que me rebaixar a ele porque na cabeça da minha mãe ela ama ele, e por acaso ele te ama?? (É só um desabafo, nem vou colocar tag nessa porra)
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latinotiktok · 4 months ago
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vou me naturalizar uruguaio. Como tá a economia por aí? Onde tem casa barata no Uruguai?
@ uruguayos respondan que tienen uno más
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butvega · 1 year ago
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TA-LA-RI-CO! XIII
"Paixão IN-SANA I"
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notas. SIM! temos o nosso queridíssimo correspondente renato renjun neste capítulo. não tá revisado! preparados(as) para um fim de semana caótico no Sana?
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Ir ao Sana com os amigos, na atual conjuntura, até então parecia ser uma péssima ideia. Ir ao Sana de carona com Jeno era uma ideia pior ainda. Mas nada disso impediu você de estar no banco de carona do Corolla híbrido, comparando e julgando até o fato do carro ser silencioso demais. Jeno tentava ser agradável ao máximo, e você até achava nobre. A estrada era longa, você tinha plena noção de que em algum momento teriam que conversar. Era bizarro que a facilidade de conversar de vocês havia desaparecido completamente. Pudera, não é?
A semana fora insuportável. Ignorar as investidas de Jaemin era difícil, mas você estava extremamente magoada, e decidida. Clara continuava a olhar para você como se você fosse uma barata, e sua salvação estava sendo Luana, e surpreendentemente Jeno, que insistira em sua presença no sítio de Renatinho.
— O ar 'tá muito gelado? Se 'tiver com frio fala. — ele diz baixinho, visivelmente constrangido, assim como você.
— Não, 'tá de boa. Pode deixar assim. — diz você. Jeno está sendo tão bacana, tentando socializar com você como uma pessoa normal, que você decide tentar também. — Bota uma música aí, 'tá tão silêncio.
Jeno imediatamente toca no multimídia do carro, e coloca um hip hop americano qualquer. Novamente não consegue deixar de compará-lo com Jaemin, e sorri triste lembrando que a este momento o som nas alturas tocando qualquer rap carioca explícito estaria competindo com o barulho exagerado do cano de descarga da porsche.
— 'Cê... 'Tá bonita. Com esse negócio que você fez no cabelo. — ele sorri sem graça novamente, os olhinhos sorrindo junto.
— Eu só cortei. — diz tão sem graça quanto. Talvez o silêncio realmente fosse melhor.
— Ah... Mas ficou linda.. Sabe? Assim. — ele diz, e você assente sorrindo. Sinistro.
O resto do caminho foi ridiculamente estranho. Tudo que era dito tinha um teor esquisito, e depois, aquele silêncio mórbido vinha a tona. Chegou um momento em que tudo que você desejava era chegar no maldito sítio e poder respirar um ar novo. Não era culpa de Jeno, mas era só... Estranho.
Quando finalmente chegaram, depois de três horas dentro daquele maldito corolla, você agraciou-se com o ar gélido do Sana, e um barulho gostoso da cachoeira ao lado da casa principal do sítio. A casa era como um chalé enorme, repleta de detalhes em madeira, pedras, vidros e plantas para todos os lados. Continha uma chaminé, onde provavelmente dava para uma lareira extremamente agradável. Com sua mala de rodinhas em mãos, andou um pouco para cumprimentar as pessoas que também estavam chegando por ali, naquele crepúsculo aconchegante e gélido. A maioria em peso, eram alunos de cursos de exatas. O fato de você compartilhar algumas aulas com Jeno, aluno de economia, faz com que você seja também amiga de Renato, colega dele. Alunos de engenharia, assim como você, alunos de arquitetura, e da própria matemática em si estavam por ali. Você cumprimenta Renato com um abraço, e exatos dois beijinhos na bochecha. Até que não foi uma ideia tão ruim ir ao Sana. É seu pensamento, até aquele momento, pois em segundos olha para esquerda, na garagem coberta, e arregala os olhos, à medida que a boca se abre em espanto. Que porra a porsche de Jaemin Na estava fazendo alí? Você coçou os olhos, pensou até estar vendo errado, mas era realmente Jaemin alí, todo embananado com milhares de mochilas, e Lucas Wong ao seu lado, tão atrapalhado quanto. Você nega imediatamente com a cabeça, e percebe Jeno ao seu lado tão embasbacado quanto. Ao ver vocês dois, Jaemin sorri. Sorri e acena, extremamente empolgado. Passa a mão no braço de Lucas, e o carrega até vocês quase em pulinhos. Renato continua ao seu lado, e parece tão animado quanto o Na.
— E aí, galera! Como é que 'cês 'tão? — Jaemin sorri, abraça de lado Renatinho, que sorri amarelo encarando os amigos do curso de Economia que se encontravam com um enorme ponto de interrogação na cabeça.
A richa entre alunos dos cursos de exatas, e do curso de direito, era famosa. Alunos de exatas, tão concentrados, acurados, minuciosos e detalhistas, contra o furacão determinado que eram os alunos de direito. Tão cheios de si, daquela coragem exacerbada, e fidelidade às leis humanas e empáticas além da ciência e da exatidão. Por isso era tão estranho ver os dois veteranos mais famosos de direito estarem em um lugar que era quase um acampamento de números.
— E aí, Nana! — eles fizeram um toque. Um toque cheio de ginga e coisas secretas, como se fossem amigos de século.
— Jaemin. — você respira fundo, quase conta até dez antes de continuar. — O que você 'tá fazendo aqui?
— Ué. Vim 'pro fim de semana, né. — ele dá de ombros.
— E por um acaso, de onde veio essa sua amizade com o Renato? — não era possível existir um ser tão sonso quanto Jaemin. Wong continuava ao seu lado em pé como um poste, relativamente nervoso, e sem saber muito bem como agir.
— Aí você me ofende, linda. Renatinho é meu cria desde menorzinho, né não? Fala tu, Renatinho. — Jaemin abraça Renato, que novamente ri sem graça, mas concorda com empolgação. Ninguém merece. Era óbvio que Jaemin estava ali para te vigiar.
Quando soube do acampamento, e soube por menores de que você iria com Jeno, fez questão de se convidar, e só avisar Renato. Renato era um rapaz simpático, e bastante tímido. Nunca negaria um pedido de Jaemin, um rapaz popular e desenrolado.
A verdade é que Jaemin sentira-se desesperado, e a sensação de perda era quase palpável. Passara a semana inteira agindo como se vocês fossem voltar a qualquer momento, mas ao saber do fim de semana, a ficha cai. Ele estava perdendo você, e se não agisse rápido, perderia de vez.
Colocou Lucas no banco de carona de seu carro, e o arrastou para o outro lado do Rio, apenas para tentar fazer com que você mudasse de ideia. Infelizmente a primeira impressão não havia sido das melhores, já que você estava de braços cruzados, irritadíssima, enquanto ele sorria apenas por te ver.
— Vem, vamos arrumar nossas coisas no quarto. — Jeno revira os olhos. Prefere ignorar a presença espalhafatosa de Jaemin, e arrastar você para o quarto onde ficaria hospedada — ao lado dele, é claro.
Você nega com a cabeça, ainda meio desacreditada com a cara de pau dele, e segue Jeno para dentro da casa. E sim, ela era como você havia imaginado. Aconchegante, em tons terrosos, bastante madeira e objetos decorativos antigos e criativos. Sobe as escadas para o andar de cima, onde o corredor dava para alguns quartos pequenos, com tapetes felpudos e camas bem arrumadas. O que lhe preocupa é a pouca quantidade de quartos, e o número de pessoas. Era meio óbvio que você não poderia ocupar um quarto sozinha, mas as únicas pessoas que você conhecia, e tinha intimidade eram: Jeno, Renato, Jaemin e Lucas. Quatro terríveis opções para dividir uma cama — principalmente a primeira, e a terceira.
— Coloca suas coisas aí, depois a gente decide como vamos ajeitar os lugares para dormir. Se você quiser, eu durmo no chão. — Jeno diz, colocando sua mochila em cima da cama de casal.
— Você vai dormir aqui comigo? — você diz, não consegue esconder o espanto, e ele percebe, ficando sem graça em seguida.
— Olha, é que tem poucos quartos... E vamos ter que divi-.
— 'Colé, galera, cheguei. — a voz rouca soa na porta, e você não esconde o sorriso. Realmente é engraçado. Jeno está irritadíssimo, com o maxilar trancado, e Lucas segurando sua mochila, entrando no quarto. — Vou dormir aqui com vocês, beleza? A casa 'tá lotadona! O Nana foi dormir com o Renatinho, então vou ficar aqui com vocês, tá? Espero que não se importem.
— Eu me importo. — Jeno disse baixo, entre dentes.
— Não, Lucas, 'tá tudo bem.
Salva pelo gongo. Seria realmente esquisito dividir um quarto de uma cama só com Jeno. Mochilas devidamente guardadas em seus respectivos lugares, se forma um círculo em volta da lareira onde os amigos conversam enquanto se deliciam com um fondue feito por Renato, o anfitrião.
Você engolia algumas torradas, que raspavam em sua garganta como facas a cada vez que escutava a voz de Jaemin. Você literalmente sentia falta dele. Jeno ao seu lado, por sua vez, se encontrava contente. Volta e meia encostava o corpo no seu, fazendo com que você sentisse choques e se arrepiasse. Era estranho demais sentir Jeno perto daquela maneira.
Sufocada. Essa era a palavra. Você estava se sentindo sufocada. Decide enroscar o cachecol no pescoço, e buscar com as mãos sua própria touca. Se levanta sem dizer nada, e caminha até a varanda da casa. É madrugada, em sua mão apenas uma taça de vinho. Acha fofo como de sua respiração sai uma fumacinha, identifica o quão frio está. O barulho da cachoeira te acalma, acalenta. Se recosta no peitoril da varanda, observa a noite estrelada e gélida.
A porta de vidro se abre novamente. Você não se vira, espera com paciência a presença se pronunciar, coisa que não acontece.
Mas sente a mão grande, e quentinha na sua, recostada ao peitoril, e percebe Jeno. — Te vi sair, 'tá tudo bem? — pergunta. Acaricia de levinho sua mão, e você sente esquentar onde ele toca.
Ali você se sente adolescente novamente. Borboletas no estômago, nervosismo. Se vira para Jeno, sorriso leve no rosto encarando aqueles olhinhos sorridentes.
— 'Tá. — você concorda. Parece quase hipnotizada por Jeno, que percebe seu torpor, pois é claro, ele se sente igual.
Você, já virada de frente para ele, apenas sente ele entrelaçar sua mão direita na dele, já que seus olhos só encaram seu rostinho, a pinta de baixo de seus olhos, e principalmente seus lábios em formato de coração. Ele repara, é claro que repara.
Só se escutava o correr da água na cachoeira, e os corações batendo forte.
— Neno... — é o que você sussurra, mais segreda o apelido, à medida em que você vê Jeno se aproximar de ti.
Fecha os olhos devagar, e sente a lufada de ar em seu rosto, seguido dos lábios de Jeno nos seus em um selinho leve, molhado, e nostálgico. Uma delícia.
Não demora a usar a língua. Você sente o forte gosto de vinho, misturado com bala de menta em sua boca. Ainda segurando sua mão destra, Jeno segura sua bochecha com a outra, realizando um carinho gostoso. Você se deixa levar pelo momento. Jeno está visivelmente feliz, a beijando com carinho, com amor, coisa que há muito tempo você não sentia. Distraidinho, abraçando todas as partes do seu corpo, fazendo carinho onde era possível, a esquentando do frio.
E a confundindo mais ainda. Você sentia Jeno, sentia as borboletas no estômago, mas parecia tão errado. Faltava algo, seu corpo gritava por aqueles sentimentos deliciosos e a adrenalina que só um outro alguém poderia te dar. As mãos não eram as mesmas. Sentia falta até do maldito gosto de cigarro. Não queria sentir o gosto do vinho, queria sentir o gosto amadeirado do whiskey, o perfume conhecido, as palavras sagazes e o humor ácido. Você queria Jaemin Na, o seu Nana.
Separa o beijo, enquanto Jeno a abraça sorrindo, apoia o queixo em sua cabeça, enlaçados os braços em sua cintura. Seu nariz queima, os olhos marejam, você entende que não há mais volta. Você realmente ama Jaemin, e não há como desfazer.
Ele tem a mesma sensação, quando sente o coração doer, recostado na porta de vidro, assistindo toda a cena. Jaemin respira fundo, controla a si mesmo para não chorar. Ele teria um fim de semana inteiro para trazer você de volta para seus braços.
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