#callar grillos
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Como eliminar grilos de forma natural e proteger suas plantas
Os grilos podem parecer inofensivos, mas, em grandes quantidades, eles podem causar danos significativos ao jardim. Além de roerem folhas e brotos, o som incessante de seus cantos pode ser um incômodo, especialmente à noite. Neste post, você aprenderá a identificar os sinais da presença de grilos, métodos para eliminá-los de forma natural e como prevenir futuras infestações. Como identificar a…
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Grillos
Para Ana
Hay quien piensa a los grillos en términos de silencio y meditación: como monjes de pájaros, como formas contemplativas del cielo estrellado, como medidores del pulso nocturno. Y es que un grillo es también ese reloj latiendo según temperaturas íntimas e inescrutables. Mecánica contra la intemperie.
Hay quien sabe que la frecuencia del grillo se debe a condiciones climáticas y provoca ondulaciones en el ánimo, leve desazón, semillas de nostalgia. Que su canto al apagar la luz es compañía incomparable del insomnio: un interruptor feliz. Que hay que aprender a callar, como este insecto en cada uno de sus saltos por el monte. Cuando falta el grillo, hay que inventarlo —como a la reverberación nocturna, el plancton y los zanates que suenan a pulidoras de mármol— y trazar bestiarios ante la indiferencia urbana para que, en extrañísima correspondencia, ningún planeta se salga de órbita.
Un grillo atento es una partícula de tiempo: un baúl de madera crujiendo en la habitación, la calma en el santuario, el eco de la noche. Podrán pasar los días, pero no la lluvia —que es un grillo sembrando grillos—, ni el polvillo de tinieblas del grillo silencioso al batirse las alas del temporal. Cuando vuelve a cantar, se estructura de nuevo la distancia salpicando territorios inmunes a la confusión lunar. Cuando su intensidad es de cascada, avisa que no se ahogó. Que sigue aquí y que canta aunque no tenga nada que decir.
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Ojos marrones
Hace poco leí que los poetas preferimos sentir tristeza antes que sentir nada, porque al menos de ello podemos crear arte. Creo que siempre vibré con esa frase, aunque nunca había sido consciente de ello.
Supongo que a veces me quedo estancada en lo oscuro del asfalto, en el silencio de los grillos, en el vacío de mi casa, en la ausencia de mensajes en mi bandeja de entrada, en las lágrimas que me acompañan casi a diario, justo en esos días en donde no me amo tanto como me gustaría amarme.
Creo que lo que me gustaría decir es que las pocas veces que disfruto de la brisa de las montañas bogotanas y puedo sentirme viva mientras una canción que no reconozco vibra en mis audífonos es de las únicas situaciones en las que siento que mi felicidad no se resquebraja con la lluvia, no se va con el splash que deja un carro a toda velocidad cuando ha llovido todo el día en la ciudad, no se va con ese pensamiento intrusivo que me lleva a intentar tirarme a las vías del transporte público solo porque creo que mi vida ha llegado a la cúspide y no tiene otro punto seguir adelante.
El resto de felicidad es efímera, supongo. Como la puesta de sol de las seis de la tarde que refleja un tono rosáceo, y si no corres por tu teléfono a tomarle una foto quizá sólo quede como un recuerdo vago en tu mente. Y creo que contigo he sentido esa especie de felicidad, como si tus risas fueran etéreas, como si el aletear de tus pestañas se me fuese a escapar si parpadeo yo misma.
Quizá me aferro a la esperanza porque he tenido poca durante mi vida, porque a veces se me escapa entre los dedos y me deja con el corazón roto, pero con razones para escribir sobre sus pedazos, de esos que quedan regados en la ciudad conforme camino pensando en lo que pudo ser pero las estrellas no se alinearon para que sucediera.
Me consume el miedo de perder esa esperanza que tengo contigo, con la manera en la que me haces reír, con el brillo de tus ojos y tus chistes imbéciles. Me da miedo perder esa esperanza de que tal vez mi vida no es tan vacía como parece, con que tal vez es posible callar esos pensamientos porque lo único que escucho es tu voz narrando esa parte de tu vida que tanto ansío conocer, en el frío de las montañas y en lo cálido que se siente darme cuenta de que esa parte que pensé haber perdido sigue viva, titilando en algún lugar de mi pecho como una luciérnaga a punto de morir, pero sólo motivada porque sabe que conocerá las estrellas cuando su luz se apague, y de repente será luz eterna.
Creo que nunca le he tenido miedo a la soledad, pero sí le he tenido miedo a no ser amada. A que mis demonios me ganen incluso cuando intento domarlos con amor, sobornarlos con encarcelarlos una vez más si me obligan a sabotear lo que me hace feliz, o incluso cuando le corto la cabeza a uno como si no fuese una gorgona y fuesen a crecer más.
Supongo que tú me das la esperanza suficiente para creer que no estoy muerta por dentro, aunque de mí salgan sonrisas que podrían iluminar ciudades enteras. Siempre recuerdo que aquellos que más se ríen son quienes más lloran, porque su sensibilidad trasciende incluso mi propia comprensión, a pesar de ser una de ellos. A veces no entiendo por qué me siento como me siento, por qué vivo como vivo, por qué actúo como actúo. A veces sale del miedo, a veces sale del amor. Me gusta creer que la mayoría salen del amor, como cuando abro mi corazón para contarte la razón por la que le tengo tanto temor al abandono y me cuesta confiar, porque ya han roto esa confianza antes. Y ni siquiera hablo de la confianza de contarte que entro al baño en cualquier lado porque prefiero la salud de mi colon, sino de la confianza suficiente para saber que, aunque no estés conmigo, estás conmigo. La confianza suficiente para saber que, aunque me veas llorar, no te vas a espantar. La confianza suficiente para saber que abrir mi corazón es un esfuerzo que estoy dispuesta a hacer si eso significase tener esa esperanza por siempre.
Tal vez me centre mucho en la esperanza. Tal vez esto es cuestión de ego, de probarme a mí misma que puedo mantener la atención de un ser humano deslumbrante durante más de cuatro meses, de probarle a mis demonios que no me van a ganar. O tal vez es sólo porque disfruto de tu compañía, disfruto de contarte historias, disfruto de escucharte, de mirarte, disfruto de las expectativas.
Al final siempre se trata de romperme mi propio corazón, pero jamás el tuyo, porque no podría perdonarme el hacerle daño a alguien que me ha mostrado tanto a pesar de temerle a confiar. Pero tu temor es diferente, supongo yo. Porque creo que la gente siempre sabe cuándo me tiene, y estoy empezando a sospechar que sabes que es poco probable que me vaya si no me expulsas.
Supongo que esta es una carta a esa esperanza que tan desesperadamente busco entre la gente. Supongo que esta es una carta a abandonar el miedo de que me abandonen. Supongo que esta es una carta a la posibilidad de ser feliz, así sea por unos breves días, unas breves semanas, unos breves años. Supongo que esta es una carta a las posibilidades de ser, y a las posibilidades de no.
Nunca más con prisa, me repito a diario, porque eso es lo que me han enseñado los mensajeros de Thay. Nunca más con prisa, porque a diario me fuerzo a tener un momento en la noche en donde solo soy. Sin etiquetas, sin nombres, sin historia, sin futuro. Solo soy.
Pero tengo prisa, porque tengo miedo de que esto se desvanezca rápido, a pesar de que empezó lento. Y tengo prisa, a pesar de que mis miedos hacen que el proceso vaya más despacio. Y tengo prisa, porque tengo mucho que aprender, pero tan poco tiempo que me da miedo no aprenderlo todo. Y tengo prisa, porque quizá quiero ser mejor humana de la que soy. Y tengo prisa, porque quizá nunca cumpla mis expectativas, y me angustia que eso implique no cumplir las tuyas. Y tengo prisa, porque nunca me había dado cuenta de lo difícil que es amar a alguien cuando tiene tantas batallas que pelear pero no quieres regar sangre en ninguna de ellas. Y tengo prisa, porque necesito convencerme de algún modo que alguien algún día me dará todo el amor que derrocho por mis poros. Y tengo prisa, porque me gustaría vivir el para siempre justo ahora, porque me ahogo en mis ansiedades, porque me ahogo en mis angustias, porque lloro todos los días por miedo y luego me río con los chistes de mi mejor amigo, y luego vuelvo a llorar porque nadie me ha acompañado tanto como él, y nadie me ha visto en lugares tan oscuros como él, y nadie que no sea mi familia me ha amado tanto como él.
Pero tengo prisa, porque sólo lo tengo a él. Y tengo prisa, porque me muero por demostrarte que soy capaz de seguir intentándolo, de seguir siendo mejor, de seguir disfrutando esos pequeños momentos de chistes y de charlas y de darme cuenta de que tal vez algunas personas llegan para quedarse y otras no, pero quiero que tú seas del primer grupo, pero no puedo tener prisa contigo, así que no me queda de otra que desahogarme en un documento de Word de tres páginas, después de darme cuenta de que mis miedos nacen de la posibilidad de que esto se resquebraje con mi siguiente movimiento, porque soy cautelosa, porque por cautelosa daño lo que toco, porque si no fuera cautelosa se quebraría peor. Y no puedo tener prisa. Debo tener paciencia. Debo concentrarme en mis sueños, en mi futuro, en mi bienestar. Pero mi hermana una vez me dijo que mi reto es enamorarme de nuevo de la vida, y que aunque enamorarse sea una manera de enamorarse de la vida, no es algo que dure para siempre. Tengo prisa porque llevo veintidós años habitando este mundo y dos intentos de abandonarlo. Tengo prisa porque he llorado y he reído, y he sentido todo y no he sentido nada. Tengo prisa porque no sé si mañana esté aquí, no sé si mañana estés aquí, no sé si mañana todo se acaba o todo empieza.
Ceder el control nunca ha sido fácil. Pero con la esperanza de que nunca leas esto, esta es mi manera de hacerlo. No puedo vomitarte palabras que no vas a entender, porque quizá nunca entiendas cómo funciona mi cabeza, y yo quizá nunca entienda cómo funciona la tuya. Pero al menos tenemos eso. El acuerdo de ir sin prisa: un acuerdo que me está costando hasta los huesos, pero que intento todos los días. Con un poquito de quetiapina, con un poquito de venlafaxina, con un poquito de clonazepam y con un poquito de nicotina. Con mucha terapia, con muchos abrazos, con mucha introspección. Pero si esto significa aferrarme a esa esperanza, no hay mucho más que pueda perder, más allá de esa felicidad etérea que me cala hasta los huesos y me permite dormir una noche entera sin despertarme con el miedo de que sólo exista el ayer, con el miedo de no tener un mañana que me motive a buscar razones para seguir viviendo, con el triste pensamiento de que mi corta vida ha constado de muchas celebraciones que no pude disfrutar porque estaba demasiado enclaustrada en pelear con mis demonios, con muchos reconocimientos que tuve que darme yo misma porque nadie estuvo allí para mí, pero con pocas experiencias que me han hecho sentir que mi vida y mi existencia valen la pena, a pesar de que fui un embarazo riesgoso después de la preclamsia, los intentos de ser fértil y la edad de mi madre.
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.ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ( ꕤ ) ‘’• ─────╮ act random ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ — cielo | narrativa ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ — p6. Fantasma. Hongo y sucede en la hora dorada. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ — #sempiternal ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ — #kgRM230 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Frente a la fogata Luna y sus pequeñas amigas hadas compartían historias y comían pequeños y dulces hongos. Ellas, experimentadas y conocedoras del mundo elemental, siempre intentaban asustarla con alguna que otra experiencia. Pero Luna, más que asustarse se quedaba maravillada ante esto, pero fingía terror para contentarlas, al menos a las más pequeñas e inexpertas. Ella, que solo era un humano poco común y espiritual conocía escasamente las maravillas que en el reino de las hadas acontecían. Ella simplemente tenía el lujo de poder compartir con ellas y explorar y experimentar en terrenos conocidos y seguros. Ignoraba lo que aquel bosque escondía.
—En la hora dorada, cuando los grillos cantan y el sol comienza a esconderse, los entes comienzan su función… —Luna la interrumpió para preguntar que era la hora dorada, pero el grupo de las hadas novatas le habían hecho callar con un fuerte sonido seguido de una risita traviesa. —La hora dorada es cuando el sol comienza a caer y la magia sucede… En la hora dorada los entes de la tierra, muertos y desterrados del cielo, un fantasma, para ustedes los humanos, vienen hacia nosotras en busca de liberación. Algunos son liberados y otros, permanecen junto a nosotros y son castigados por los duendes redentores. Muchos de ellos son oscuros y malvados, escuchas los gritos de sus almas, el dolor y sufrimiento lo puedes escuchar y sentir. Cuando la noche cae y no hay más luz que el de nuestro vuelo y canto, los ves por aquí, intentando huir, intentando conseguir el perdón, algunos tienen incluso dos cabezas, alas negras y cuernos… —En ese momento Luna no pudo evitar soltar una carcajada. Su historia parecía convincente hasta que cuernos y alas comenzaron a salir en el relato. Insistieron en la veracidad del asunto hasta que el sol comenzó a decaer, en ese momento las hadas debían volver a custodiar el bosque y por lo tanto, ella debía volver a su cabaña. La noche cayó, y ella también, rendida y exhausta se dejó caer en la cama, pero a través de la ventana vio un reflejo que rápido se movió y vio lo que parecían ser alas. Quizás sus amigas, no estaban jugando…
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Si supiera cuanto te extraño pensarías que estoy obsesionado, la noche es fria y se va acabando mi ritmo cardiaco, entre pastillas que me olvidan la pena y canciones llenas q a ratos vacias suenan se encuentra la razon que cada vez tiene todo y menos sentido, como quisiera callar los grillos y dormir escuchando tus latidos
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De maestras y maestros
-Se aprobó la pésima “Ley Buylla”. Pésima porque empeora lo que necesitaba ser corregido y mejorado. El Conacyt era bastante cuestionable (bajo su ambiente fueron muy exitosos académicos mediocres y simuladores partidistas como John Ackerman y Víctor Espinoza Valle, y simples grillos como el poblano Guillermo Nares llegaron “mágicamente”, sin ser intelectuales de ningún tipo, al nivel II del SNI), pero hoy todo es peor. Uno de los frecuentes resultados de la “4T”: mal el pasado, el presente peor.
-Los obradoristas están buscando y parece que van a lograr lo contrario de lo que escribió su abuela y maestra Poni en 1976: “esperamos que el Colegio de Mexico no se convierta, como la Facultad de Leyes o la de Ciencias Políticas de la UNAM, en una fábrica de funcionarios”. Eso lo escribió la Poniatowska en Los Universitarios en marzo de 1976. Quería decir aprobatoriamente que gracias a Cosío Villegas el Colmex no era un taller de los gobiernos priistas (aunque hubo gente simpatizante o “comprensiva” con el régimen del PRI, no fue un centro priista). Bajo la “ley Buylla” se esconde -mal escondido- el proyecto de que todos los centros públicos de investigación se conviertan en fábricas de funcionarios obradoristas. Es un proyecto partidista, autoritario, contrario a la libertad y la excelencia.
-Por medio de un chat de amigos politólogos en el que nos compartimos lo peor de los medios cada semana (para despedazarlo y reírnos de su solemnidad sin fondo), leo un artículo de Hugo Aboites Aguilar en el segundo diario oficial federal, “UAM: sin callar ni obedecer”, del 13 pasado. Ahí escribió el académico filopejista y pretendidamente popular pero que siempre nos recuerda su doctorado de Harvard: “un movimiento de tales dimensiones e importancia como el de las jóvenes de hoy es una experiencia que tiene ‘un valor formativo inigualable’ (como fue el 68 para la propia UAM) y que puede y debe integrarse plenamente en el proceso de formación profesional”. El movimiento del 68 tuvo un valor formativo dentro de la UAM? Sólo, quizá, como derivado del estudio de un caso de estudio histórico, porque la UAM se fundó en 1974… Ni lo que dijo Aboites -se entiende como “experiencia vivida”- ni lo que sería posible son iguales a que el 68 haya contribuido a la decisión política de fundar la UAM.
Y diciendo lo que dice el doctor de Harvard y del pueblo obradorista, viene bien decir otra cosa: antes de lo peor de este sexenio tragicómico, antes del movimiento feminista de la UAM, que lucha por correcciones y mejoras internas a partir de la oposición a prácticas de abuso machista, hubo y tuvo éxito en la extinta facultad de derecho y ciencias sociales de la BUAP un movimiento feminista que tiró de su inmerecida coordinación de “ciencias políticas” a Octavio Humberto Moreno Velador, acosador, doctor y falso politólogo, dizque experto en movimientos sociales que no vio como movimiento social al feminista que con una rama lo derrocó, y peón del académico-político morenista Carlos Figueroa Ibarra. Ese movimiento estudiantil local estaba justificado y merece ser recordado.
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¡Momento único, en que los labios callan y dicen tantas cosas con su pudor[!]
Sully Prudhomme
#Sully Prudhomme#poesía#fragmento#literatura#lit#labios#cosas#momento#único#callar#decir#pudor#Versión de Max Grillo
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Que es una noche en vela?
Sólo tu frente pegada al marco de la ventana
Es el ruido de los grillos y el escándalo de tus pensamientos girando en tu mente.
Es el sentir la fría mordida del viento sobre tu piel desnuda y el peso de todas tus emociones apretujadas en tu corazón.
Es la tristeza y alegría, la rabia y tranquilidad, es el silencio y las ganas de gritar todas juntas para al final sólo callar.
Es el peso de tus decisiones, tus anhelos, tus arrepentimiento, tus deseos punzandote como agujas de hospital.
Que es una noche en vela? Es saber que no habrá un mañana al despertar, pues la noche como el día correrán juntas sin siquiera voltearte a mirar.
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Nunca me fui de allá, del desaparecer en la niebla, de que nos acompañes hasta la carpa, de descubrir, del respeto completo y absoluto al ambiente, al local, del saludar, de ser amable, de callar y escuchar, de querer llegar, ¿a dónde? No sé, pero vamos por allá.
Del día que acabamos muy dentrito de la hermosa selva ecuatoriana en un camping abandonado que nunca llegó a acabarse. Subimos, con el Maxi y un amigo perrito que nos cuidó hasta el día siguiente cuando nos fuimos, solos, con los grillos, las arañas gigantes y demás abrazos.
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I never left, from disppearing through the fog, from you taking us back to the tent, the discover, complete and absolut respect to the nature, to the local, saying hi, being kind, not speaking and listening, the feeling of wanting to arrive, Where? Don´t know, but let´s go that way.
IG. saraesparcida
#ecuador#selva#jungle#viaje#trip#photo#foto#photography#travel#fotografia#descubre#discover#woman#mujer#latinamerica#colombia#xie lian#junglist#jungla#viaja#verde#natura#naturaleza#eco#ecologia#voluntariado#backpacker#worldpacker#patiperra#mochilera
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Oda al Otoño Ay cuanto tiempo tierra sin otoño, cómo pudo vivirse! Ah qué opresiva náyade la primavera con sus escandalosos pezones mostrándolos en todos los árboles del mundo, y luego el verano, trigo, trigo, intermitentes grillos, cigarras, sudor desenfrenado. Entonces el aire trae por la mañana un vapor de planeta. Desde otra estrella caen gotas de plata. Se respira el cambio de fronteras, de la humedad al viento, del viento a las raíces. Algo sordo, profundo, trabaja bajo la tierra almacenando sueños. La energía se ovilla, la cinta de las fecundaciones enrolla sus anillos. Modesto es el otoño como los leñadores. Cuesta mucho sacar todas las hojas de todos los árboles de todos los países. La primavera las cosió volando y ahora hay que dejarlas caer como si fueran pájaros amarillos. No es fácil. Hace falta tiempo. Hay que correr por todos los caminos, hablar idiomas, sueco, portugués, hablar en lengua roja, en lengua verde. Hay que saber callar en todos los idiomas y en todas partes, siempre dejar caer, caer, dejar caer, caer, las hojas. Difícil es ser otoño, fácil ser primavera. Encender todo lo que nació para ser encendido. Pero apagar el mundo deslizándolo como si fuera un aro de cosas amarillas, hasta fundir olores, luz, raíces, subir vino a las uvas, acunar con paciencia la irregular moneda del árbol en la altura derramándola luego en desinteresadas calles desiertas, es profesión de manos varoniles. Por eso, otoño, camarada alfarero, constructor de planetas, electricista, preservador de trigo, te doy mi mano de hombre a hombre y te pido me invites a salir a caballo, a trabajar contigo. Siempre quise ser aprendiz de otoño, ser pariente pequeño del laborioso mecánico de altura, galopar por la tierra repartiendo oro, inútil oro. Pero, mañana, otoño, te ayudaré a que cobren hojas de oro los pobres del camino. Otoño, buen jinete, galopemos, antes que nos ataje el negro invierno. Es duro nuestro largo trabajo. Vamos a preparar la tierra y a enseñarla a ser madre, a guardar las (en Araño, Galicia, Spain) https://www.instagram.com/p/Ck9ZX3XDKwH/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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La noche arropa con su repertorio de sonidos a quien es capaz de callar al hablador interior. Los sonidos abundan y detrás de uno solo se encuentra otro.
Los perros ladrándole a la luna, las conversaciones pérdidas en el aire, un par de televisores transmitiendo un par de mentiras, las carcajadas de algún trasnochador, el viento acariciando los árboles con fuerza, los carros contaminando en todos los sentidos, la música del que no se quiere apagar, los platos contra la mesa de algún insatisfecho; los gemidos al otro lado de la pared, que, cuando no generan confusión, generan envidia; y el canto de los grillos declarando su dominio.
Pero quién se queda solo con lo de afuera, se pierde lo de adentro: la fricción del aire al entrar el cuerpo, de igual forma, su placentera salida. Los latidos del corazón que nunca se apagan, nos recuerdan nuestra existencia, pero se ignoran. Y los oidores más profundos, logran escuchar el sonido del silencio… que nunca se calla.
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Comfy weekend
Domingo pasado mediodía, habiendo ya ejercido mi derecho a votar, me encuentro adelantando trabajo para sentir menos presión entre semana, lo más probable es que termine tomando más actividades porque tengo más tiempo y puedo ser más productiva, porque no me puedo estar quieta y porque sí, soy mi peor enemigo. En todo caso, hoy estoy procrastinando sinvergüenzamente más que trabajando en sí, ya mismo me levantaré a cocinar (para variar, me gusta cocinar pero normalmente no tengo tiempo y cuando tengo tiempo no tengo ganas) y probablemente en la tarde busque alguna película llorona o un documental.
La verdad es que necesito un fin de semana de entera vagancia y dispersión, últimamente tengo solo una de las dos, o ni una de las dos, ayer y hoy he avanzado trabajo (no tanto como para sentirme orgullosa pero lo suficiente para estar respondiendo correos en un horario sumamente inusual), la semana pasada, aunque pude pintar, también trabajé, y así han sido mis fines de semana recientes, además de que por el rebrote y mis familiares enfermos (que gracias al ente superior y a los médicos están mucho mejor) he evitado salir cuanto me ha sido posible. Si no es el trabajo y el encierro, en cambio me siento obligada a pensar en mi futuro y todo se descontrola un poco, comienzo a leer sobre costos de vida y becas y me frustro, así que deseo un fin de semana sola, lejos de mi computador y lejos de mi propio cerebro, ¿cómo se le hace para callar al Pepe grillo que vive en el fondo de nuestra conciencia?
Cuando terminé de trabajar ayer busqué los episodios de la boda de Pam y Jim en The Office, lloré desconsoladamente como la primera vez que los vi, y más tarde me vi Endgame como por quinta vez, sí, basiquísima yo, no me importa, son parte de mi kit de comodidad, Pam y Jim me causan ilusión y Endgame me da esperanza, media botella de vino abajo y una salchipapa y me sentía ligeramente más tranquila, si los genios de Netflix aún mantuvieran Friends en su catálogo seguramente hubiera hecho maratón arrumada como bolita en mi cama. La intranquilidad de no tener claras las cosas persigue a las personas como yo, que no se conforman hasta tener definido un plan, yo no tengo un plan específico pero tampoco me siento con fuerzas suficientes para establecer uno aún, así que seguiré llenando mis fines de semana de series y comida comfy (estoy a nada de contratar el servicio de streaming de HBO porque pronto sale la reunión de Friends, así que por allí veo mis fines de semana, además de algunas sagas que debo ver por cultura general y para finalmente quitarlas de mi lista de pendientes). No quiero tomar decisiones aún, solo quiero llenarme de saberes y sabores varios.
Vale acotar que en paralelo, sin prisa pero sin pausa, estoy investigando sobre masterados en Suiza y Bélgica a ver si encuentro algo interesante, de momento el primer paso para Inglaterra ya está dado y no puedo más que esperar, si me aceptan estaré nuevamente obligada a decidir, pero si no me aceptan el universo habrá decidido por mí, lo cual significa que deberé tomar otra ruta, o sea que igual deberé decidir. Quisiera estar en ese punto en el que ya tengo claras mis proyecciones, si decido quedarme pegarme una llorada de fin de semana y seguir con mi vida o si decido irme y tengo que llenarme de ilusión de que el futuro no será tan incierto y que voy a poder con ello. Pero ese día no es hoy, hoy seguiré trabajando, cocinaré llapingacho y veré alguna película que me haga llorar.
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Ventana sobra la palabra (VIII). p. 262.
Y entonces yo me he recostado para pensar y fumar. Es de madrugada y como almohada tengo un fusil (bueno, en realidad no es un fusil, es una carabina que fue de un policía hasta enero de 1994. Antes servía para matar indígenas, ahora sirve para que no los maten). Con las botas puestas y la pistola recostada a un lado, cerca de la mano, pienso y fumo. Afuera, alrededor de humo y pensamientos, mayo se engaña a sí mismo fingiendo que es junio y hay ahora una tormenta de lluvia, rayos y truenos que logró lo que parecía imposible: callar a los grillos.
Pero yo no estoy pensando en la lluvia, no estoy tratando de adivinar cuál de los relámpagos que está por rasguñar la tela de la noche será el de la muerte, ni siquiera me preocupa que el techito de nylon que cubre mi estancia es demasiado pequeño y se moja la orilla del camastro (¡Ah! Porque resulta que me hice una camita de ramas y horcones, amarrados con bejucos. Lo hice porque la uso de escritorio, bodega y, a veces, para dormir. En la hamaca no me acomodo o me acomodo demasiado, me quedo muy dormido y el sueño profundo es un lujo que, acá, se puede pagar muy caro. En la cama de varillas de palo se está lo suficientemente incómodo como para que el sueño sea apenas un pestañazo).
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Ay cuanto tiempo tierra sin otoño, cómo pudo vivirse! Ah qué opresiva náyade la primavera con sus escandalosos pezones mostrándolos en todos los árboles del mundo, y luego el verano, trigo, trigo, intermitentes grillos, cigarras, sudor desenfrenado. Entonces el aire trae por la mañana un vapor de planeta. Desde otra estrella caen gotas de plata. Se respira el cambio de fronteras, de la humedad al viento, del viento a las raíces. Algo sordo, profundo, trabaja bajo la tierra almacenando sueños. La energía se ovilla, la cinta de las fecundaciones enrolla sus anillos. Modesto es el otoño como los leñadores. Cuesta mucho sacar todas las hojas de todos los árboles de todos los países. La primavera las cosió volando y ahora hay que dejarlas caer como si fueran pájaros amarillos. No es fácil. Hace falta tiempo. Hay que correr por todos los caminos, hablar idiomas, sueco, portugués, hablar en lengua roja, en lengua verde. Hay que saber callar en todos los idiomas y en todas partes, siempre dejar caer, caer, dejar caer, caer, las hojas. Difícil es ser otoño, fácil ser primavera. Encender todo lo que nació para ser encendido. Pero apagar el mundo deslizándolo como si fuera un aro de cosas amarillas, hasta fundir olores, luz, raíces, subir vino a las uvas, acunar con paciencia la irregular moneda del árbol en la altura derramándola luego en desinteresadas calles desiertas, es profesión de manos varoniles. Por eso, otoño, camarada alfarero, constructor de planetas, electricista, preservador de trigo, te doy mi mano de hombre a hombre y te pido me invites a salir a caballo, a trabajar contigo. Siempre quise ser aprendiz de otoño, ser pariente pequeño del laborioso mecánico de altura, galopar por la tierra repartiendo oro, inútil oro. Pero, mañana, otoño, te ayudaré a que cobren hojas de oro los pobres del camino. Otoño, buen jinete, galopemos, antes que nos ataje el negro invierno. Es duro nuestro largo trabajo. Vamos a preparar la tierra y a enseñarla a ser madre, a guardar las semillas que en su vientre van a dormir cuidadas por dos jinetes rojos que corren por el mundo: el aprendiz de otoño y el otoño. Así de las raíces oscuras y escondidas podrán salir bailando la fragancia y el velo verde de la primavera.
(Oda al Otoño - Pablo Neruda)
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TICKET 036211
Esa sensación de llegar sola, la sensación de saber que no hay nada, que ya no están aquellas personas, la sensación de conocer el propósito.
De cuando me acuesto para dormir sin un poquito de sueño, de hacerlo automáticamente.
La sensación de tranquilidad que se siente cuando te encuentras acostada de noche, de la ciudad durmiendo, de escuchar los grillos y su muy mínimo sonido, a veces. De ver a tu alrededor descansar y voltear de pronto hacia tu interior y escuchar, de pronto, todos los ruidos, los truenos, las tormentas, los gritos, los llantos, escuchar el caos en su máxima potencia.
La sensación de no poder callar lo que solamente tú escuchas. De querer dormir con la humedad en el rostro gracias a tus ojos, de querer buscar una respuesta, una solución y no llegar a nada.
De ir escalando cada parte de tu ser y nunca llegar a la cima. De caerte y seguir buscando la punta. De sentir los raspones, las cortadas, el cansancio, la desesperación, todo el peso.
Sentir que te caes al vacío y no sentir un choque de tu cuerpo con el termino del fondo. De sentirte flotando cada vez que caes, cada vez que tu cuerpo toca tu colchón y se acuesta.
El sentimiento de querer poder dormir después de sentir todo ese desmadre y cuando menos te das cuenta, ya estás despertando en otro nuevo día, lleno de las mismas dudas que pasan por tu cabeza siempre.
¿Qué es lo que sigue? ¿Qué sucederá después de esta derrota?
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Refutación de los mantras pejistas
Entre las varias sandeces con que el pejismo pretende callar a todos los (diferentes) críticos de AMLO, cuatro se reproducen como hongos (“honguean” dentro y fuera de las “redes sociales”):
1. “Antes estábamos mejor, no?”. Variante: “como si antes todo hubiera estado muy bien”.
2. “Dónde estaban cuando Calderón y Peña?!”. Con aire indignado y “lógico”.
3. “Había corrupción” en X institución/organización/programa.
4. “Quiénes son ustedes?”. Ay...
Sin hablar por todos los críticos de AMLO, refutaciones:
1. Hay quienes creen eso -que antes todo estaba mejor o todo era bueno-, pero también existimos quienes no. Lo mío: antes, no todo estaba muy bien, no todo estaba mejor; tampoco todo estaba muy mal, ni todo estaba peor; y hoy algunas cosas están igual (no castigo a corruptos, por ejemplo) y otras están peor (Conacyt, por decir algo); no todo es mejor hoy. Entienden?
2. Yo estaba, entre otras cosas, criticando no todo lo que ustedes desearan sino todo lo que encontré criticable. Tanto en el gobierno de Peña como en el de Calderón. Y fue mucho, aunque tal vez no tanto para un “crítico” de consigna de ayer como es el acrítico pejista de hoy. Fue mucho y está publicado (corrupción de todos, plagio de Peña, política socioeconómica de los dos, “guerra” de Calderón). Hablando de pensamiento crítico, dónde andan ustedes en 2019?
3. Hay que destruir la corrupción, no necesariamente las instituciones/organizaciones/programas donde haya X grado de corrupción o X número de casos de corrupción. Saben qué es “basado en evidencia”? Por cierto: y la impunidad vigente a favor de Peña Nieto? Cómo justifican que AMLO no castigue al corrupto Peña? Será que el gobernador Barbosa hará en Puebla lo que el presidente no quiere hacer a nivel nacional? Será Barbosa el primer y único gobernador morenista que castigue la corrupción? Sería una gran forma de diferenciarse. Ojalá -y que no contrate más corruptos...
4. Es de lo más chistoso. Esa pregunta ninguneadora de quien sea en dedos de grillos tuiteros o de tuiteros con seudónimo cuya actividad “intelectual” se limita a tuitear escondidos en el anonimato de facto. Admirables demócratas!
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