#bolsas ojos
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Especialmente eso
23/10/2020
Todo se trata del ruido porque aún cuando no hay nadie más alrededor de mí, mi mente sigue gritando durante las noches así que los gritos dentro de mi se mezclan junto con los odiosos sonidos que emiten los grillos y con el atronador sonido de la televisión en el cuarto de al lado; pienso que es el terror a quedarme sola por el resto de mi vida o también puede ser la melancolía que me cubre sin razón explicable más aparte de mi pesimismo constante. Aunque tengo que confesar que a veces odio el irritante silencio que habita en mi cuarto por las noches pues ya me he acostumbrado a los constantes ladridos de los perros que viven en la casa de enfrente y también a los gritos de la vecina de a lado muy estruendosamente preguntando en dónde está su gato, que bien se que yo he enterrado en la parte de atrás del jardin porque siempre robaba la comida del perro. No puedo evitar adorar la sangre, ni siempre admirarla tanto, es algo tan natural como el agua -pero el sabor de la sangre es mucho mejor que el del agua y tengo miedo de la razón por la que estoy tan segura de ello-, aunque aún cuando creo que es maravilloso el ver mis brazos resplandecientes de rojo no quiero morir porque tengo miedo de no volver a sentir a pesar que de igual forma le tengo miedo a sentir aún así quiero seguir haciendo eso. Es extraño. Me gusta la sensación de la música fuerte, siempre escucho música con el volumen demasiado alto porque eso evita que escuche las voces suplicando que las deje ir y hablando todas al mismo tiempo, me refiero a las voces dentro de mi cabeza porque se que mi mamá me quiere y yo la necesito porque soy demasiado inútil; a veces quiero morir pero no puedo porque morir cuesta demasiado caro y mi mamá no puede pagarlo y también se que no cuesta tanto como seguir con vida -no me siento viva realmente-. Dije que son solo ruidos pero a decir verdad a veces tambien es dolor físico en mi pecho, me doy cuenta de eso en las mañanas en las que esperaba morir mientras duermo porque lo que duele en mi cuerpo es la decepción de notar que sigo respirando dificultosamente pero lo suficiente como para salir a afuera a hablar con la vecina sobre su gato, a pesar de esa decepción luego me alegro de no haber muerto porque se estrenó en el cine una película que quería ver.
#todo esto me mantiene despierto#por la noche y despues en la mañana parezco#mapache por las bolsas en mis ojos#anxiety#ansiedad#crisis emocional#crisis existencial#poema original#poesía
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Fina | Enzo Vogrincic
*3000 words (me inspiré) & mini s*x scene
Corrías con desesperación por el bullicioso aeropuerto, el eco de tus pasos resonando en los pasillos abarrotados. El tiempo apremiaba, y tu corazón latía al ritmo frenético de la prisa. El billete se aferraba en tu mano, como un talismán que te conectaba con tu destino. "¡Espera! ¡Ya voy!" gritabas, entre jadeos, mientras sorteabas a la multitud con determinación.
El reloj avanzaba implacablemente mientras te abrías paso entre la maraña de viajeros. Las luces parpadeaban sobre las pantallas indicadoras de vuelos, recordándote cada segundo que se escapaba. Al llegar al gate, una sensación de alivio temporal te invadió, pero rápidamente se desvaneció al notar que el área estaba desierta, como un escenario abandonado después de la función.
Te dirigiste apresuradamente hacia el empleado de la aerolínea, tu aliento agitado y la esperanza titilando en tus ojos. "Tengo un vuelo a Madrid ahora, por favor, dime que he llegado a tiempo", imploraste, con la voz entrecortada. El empleado, con un gesto comprensivo, te miró con seriedad y dijo: "Señorita, el vuelo se fue hace diez minutos".
Un nudo se formó en tu est��mago, pero no te diste por vencida. Con determinación, preguntaste sobre cualquier opción disponible. "¿Hay algún otro vuelo a Madrid pronto?" El empleado, consultando la pantalla con un semblante compasivo, respondió que el próximo vuelo no sería hasta dentro de 15 horas. Asentiste con resignación, consciente de que el tiempo ya no estaba de tu lado.
Entonces, con la mente fija en tu compromiso ineludible, mencionaste la reunión crucial con la agencia de producción. "Tengo una reunión muy importante en Madrid. Aceptarán mi guión para una obra de teatro, y no puedo perder esta oportunidad", le expresaste al empleado, esperando encontrar alguna solución. El hombre tras el mostrador comprendió la urgencia en tu voz y te informó sobre la posibilidad de esperar.
Te refugiaste en un acogedor café ubicado en algún rincón del aeropuerto de Londres. El aroma del café recién hecho flotaba en el aire, pero tus sentidos estaban inmersos en la música melancólica de Guitarricadelafuente que fluía a través de tus audífonos. Con gestos automáticos, conectaste tu celular para cargarlo, buscando consuelo en las notas de tu artista favorito.
Sin previo aviso, una lágrima solitaria escapó de tus ojos, una expresión palpable de la desesperación que te embargaba por haber perdido el vuelo. La música parecía resonar en sintonía con tus emociones, como si Guitarricadelafuente compartiera tu dolor a través de sus cuerdas y melodías. Mientras las lágrimas seguían su curso, te sumergiste en un mar de pensamientos, contemplando el giro imprevisto que había tomado tu día.
Con resignación, extrajiste el guión de tu bolsa, sosteniéndolo entre tus manos temblorosas. El papel, ahora manchado por las lágrimas, representaba más que un simple texto; era la culminación de tus esfuerzos y sueños. Te encontrabas en una ciudad ajena, lejos de casa, y la realidad de estar varada por 15 horas en Londres se apoderaba de ti.
Las palabras del guionero, antes tan llenas de promesas, se volvían borrosas a través de tus lágrimas. De repente, te sentías como una niña de cinco años que había perdido su globo de cumpleaños, la tristeza reflejada en tus ojos y en cada línea de tu rostro. La ironía de la situación no pasaba desapercibida, y una mezcla de frustración y vulnerabilidad te envolvía mientras te aferrabas al guión como a un salvavidas en medio de la tormenta.
—
Sumida en la tristeza de tus pensamientos, te diste cuenta de repente de una mano amable que se acercaba a tu rostro con una servilleta. Entre la neblina de lágrimas, apenas pudiste vislumbrar la acción generosa de un desconocido que, con empatía, te ofrecía un medio para secar tus ojos. Agradecida por el gesto, aceptaste la servilleta sin poder identificar a la persona detrás de ella.
La bondadosa presencia a tu lado pasó desapercibida hasta que lograste controlar las lágrimas lo suficiente como para ver a quien te había brindado consuelo. Descubriste que había estado sentado junto a ti durante un buen rato, observando silenciosamente tu situación con comprensión. Sorprendida por su amabilidad, solo lograste articular un simple "thanks", incapaz de distinguir completamente sus rasgos.
En un giro inesperado, el hombre respondió en español. "De nada, yo espero que todo se recupere", dijo con una sonrisa tranquilizadora. Al levantar la mirada para agradecerle debidamente, te encontraste con la visión de un hombre extraordinariamente atractivo. Su piel canela destacaba bajo la luz del café, su cabello despeinado le daba un aire casual y sus ojos, de un caramelo puro, irradiaban calidez y comprensión.
Aunque te sentías vulnerable y con el corazón aún apretado por la situación, la presencia reconfortante de este hombre te hizo sentir un atisbo de consuelo. No sabías exactamente cómo reaccionar ante su belleza, pero la curiosidad y la necesidad de conexión humana te impulsaron a romper el silencio. "¿Hablas español?" preguntaste, con la esperanza de que la respuesta fuera afirmativa. El hombre sonrió y respondió con una risa contagiosa, "Creo que sí".
A pesar de la tormenta de pensamientos que te asaltaba, la visión de este joven que parecía salido de tus sueños generó un apretón en tu corazón. Sin embargo, la realidad chocó contra la fantasía cuando notaste que llevaba una sudadera y tenis Nike, una imagen más casual y terrenal que la que habías imaginado.
El chico, notando tu evidente perturbación, rompió el hielo al expresar su intriga ante la combinación de un guión en tus manos y lágrimas en tus ojos, “No te conozco, pero al ver que tienes un guión en mano y estás llorando, ahora estoy muy intrigado por lo que te ha pasado," dijo el chico guapo con una mezcla de curiosidad y empatía en su voz. Te sumiste en un silencio momentáneo, tratando de procesar la situación y, al mismo tiempo, preguntándote si este encuentro era producto de tu imaginación o si realmente estabas frente a alguien especial.
Finalmente, el chico reveló ser actor y confesó su amor por el teatro, aunque actualmente se encontraba inmerso en proyectos cinematográficos. La conexión con el mundo del teatro hizo que tus ojos se iluminaran con un atisbo de reconocimiento, y una sospecha empezó a formarse en tu mente.
Con un tono casual, le preguntaste: "¿Espera! ¿Tú eres Enzo, Enzo Vogrincic? ¿De 'La Sociedad de la Nieve'?" La confirmación en su expresión te dejó boquiabierta. "Ese mismo", respondió con una sonrisa, añadiendo con humor, "desde hace tiempo no veía a alguien tardarse tanto en reconocerme". Tu corazón latía con emoción mientras intentabas procesar la realidad de tener a un actor reconocido a tu lado.
Con entusiasmo, le confesaste: "Es que... ya he conocido a tantos actores que me da igual, pero... yo amé tu actuación y las otras obras que has hecho en Montevideo, es que amé".
Enzo, aún intrigado, te agradeció con sinceridad. "Gracias, escuchar esto me da más ánimo en hacer lo que hago," expresó con una sonrisa genuina. Sin embargo, no dejó que el agradecimiento se interpusiera en su deseo de conocer más sobre tu historia.
"Pero… no cambiemos el tema, ¿por qué estabas llorando? ¿Eres actriz o…?" preguntó con un gesto de interés. Tomaste un momento para recobrar la compostura y compartir parte de tu vida con este actor que, de alguna manera, se había convertido en un confidente inesperado.
"Soy prácticamente guionista, y me gusta escribir tragedias, dramas y todo lo Lorca," comenzaste a explicar, revelando tu pasión por la escritura teatral. "Pero últimamente no he tenido la suerte, y ahora que tengo una gran oportunidad en Madrid, el vuelo acaba de irse, y pues…" La frustración y la tristeza se reflejaban en tus ojos mientras compartías la historia de tu día caótico, sintiendo que Enzo podría entender el peso de tus aspiraciones y desafíos creativos.
"Qué horrible, pues no estás sola, porque yo también perdí el vuelo para Madrid," compartió Enzo, revelando un inesperado giro en su propia situación. Tus ojos se abrieron con sorpresa ante la revelación. "No jodas?" respondiste, dejando escapar tu incredulidad. Enzo rió ante tu reacción y, con un tono resignado, comentó: "Así es la vida". La ironía de la situación resonó en la conversación, creando un lazo instantáneo basado en las coincidencias y desafíos compartidos.
—
Después de pasar varias horas inmersos en el café, tú y Enzo continuaban deleitándose en una charla apasionada sobre el teatro y todo lo relacionado con sus amores creativos. El tiempo parecía volar mientras compartían anécdotas, descubrían similitudes en sus carreras y exploraban sus visiones artísticas.
A medida que la conversación fluía, el reloj recordó que era casi la hora del almuerzo. Enzo, con una sonrisa, sugirió: "¿Qué te parece si nos damos un respiro y vamos por unas hamburguesas?" La idea resonó contigo, y juntos se dirigieron a un lugar cercano para disfrutar de un almuerzo casual y reconfortante.
Después de saciar el apetito, la tarde avanzaba y la diversión no se detenía. Enzo, con su sentido del humor intacto, los condujo a un bar cercano. Cómicamente, se dirigió al bartender diciendo: "Denos dos cognac, que nos hace bastante falta". La ocurrencia sacó una risa de tu parte mientras observabas la escena con complicidad.
Mirándolo con una sonrisa, bromeaste: "Sabes, se supone que no esté borracha, pero si es así, no me importa".
Entre risas y la atmósfera relajada del bar, tú y Enzo continuaban disfrutando de la compañía mutua. El ambiente festivo se intensificaba a medida que ambos tomaban innecesariamente, sumiéndose en conversaciones que abordaban cualquier tema que se les ocurriera.
En un momento de confianza, decidiste compartir un secreto que habías guardado durante mucho tiempo. "Enzo, te tengo que confesar algo," dijiste, con un tono cómplice. Él, intrigado, respondió con un "Dale, dime".
Toda roja y riéndote, soltaste la confesión: "Yo te re amaba, like cuando saliste en 'La Sociedad de la Nieve', no pude aguantar mi fanatismo y pues, ahora que lo pienso, creo que hasta escribí un fanfiction de ti". La expresión de Enzo era un cóctel de sorpresa y diversión mientras esperaba a escuchar más detalles.
Con una risa nerviosa, Enzo te pregunta: "Y... de qué era ese fanfiction?" Entre risas y complicidad, respondiste, "Eso mejor no lo hablemos pero... ya tú sabe". Enzo, con una sonrisa pícara, te desafió: "Yo no sé, dime tú".
Entre risas y anécdotas compartidas, el tiempo parecía desvanecerse mientras ambos continuaban disfrutando de la velada. Sin embargo, la realidad del horario de su vuelo a Madrid interrumpió la burbuja temporal en la que se encontraban. El intercom anunció que era hora de abordar, generando una pausa en su divertida conversación.
Enzo, con una mirada juguetona, sugirió: "Quédate conmigo, así te sientas al lado mío y charlamos más". Tú, recordando la asignación de asientos, expresaste tu preocupación: "Pero, el asiento está designado". Sin embargo, Enzo, con confianza, respondió: "Eso me lo dejas a mí". Ante su propuesta, no pudiste evitar sonreír y ceder: "Pues, ¡vale!"
Al entrar al avión, Enzo abordó con confianza y se dirigió a una de las azafatas. "Perdona, pero hubo un error con los asientos, ella se supone que esté al lado mío, además que es my fiancé," dijo con una sonrisa juguetona, dejándote boquiabierta y bastante ruborizada. La declaración tomó por sorpresa a la azafata, quien, a pesar de la confusión, asintió amablemente y te acompañó hasta el asiento asignado al lado de Enzo.
Mientras te acomodabas, una mezcla de asombro y nerviosismo se reflejaba en tu rostro. Enzo, con su actitud desenfadada y una chispa de complicidad, te guiñó un ojo antes de sentarse a tu lado.
Al sentarte, no pudiste evitar comentarle a Enzo: "Estás demente, ¿cómo que fiancé?" Él te miró con una sonrisa pícara y respondió: "Ay mira, estos son cosas que pasan, y además esto, ehh..." Tratando de mantener la compostura, le interrumpiste: "Mira, ya, que estás re tomado, que ni sé de qué estamos hablando."
Él, con un tono cómico y sarcástico, te dijo: "De que eres mi fiancé y punto." En respuesta, le diste un pequeño puño juguetón en el brazo, y Enzo, dramáticamente, exclamó: "Ay, eso dolió." Tú, riendo, le reprochaste: "Ay no seas bobolón."
Ya cómodos en sus asientos, Enzo te mira con la expresión de quien necesita más alcohol, mientras tú le devuelves la mirada con gesto de ya no más. Sin embargo, al pasar una azafata, Enzo, con su característico sentido del humor, le dice: "Perdona, ¿nos podrás traer dos champán? Es que como nos vamos a casar pronto." Tu rostro se torna más rojo de lo que ya estaba ante la inesperada declaración de Enzo.
La azafata, acostumbrada a situaciones peculiares, asiente con una sonrisa y se apresura a cumplir la solicitud. Mientras tanto, Enzo se relaja en su asiento con una expresión de triunfo, mientras tú intentas ocultar tu sorpresa y diversión ante la ocurrencia.
Se tomaron el champán con un "¡Salud!" y el ambiente se llenó de risas y un toque festivo. Sin embargo, a medida que disfrutaban de la bebida, comenzaron a notar que el efecto del alcohol se estaba haciendo más evidente, sumergiéndolos en un estado de relajación profunda. Enzo te mira con complicidad, y con una sonrisa pícara, comenta: "Y de qué era el fanfiction? Es decir, me imagino que era bueno."
Tu rostro refleja una mezcla de pensamiento y vergüenza, y le respondes: "Ay Enzo, por favor, no hablemos de eso, ya te dije que no te voy a contar." Sin embargo, Enzo persiste con curiosidad: "Pero me imagino que fue creativo." Lo miras con incredulidad, como si sus palabras fueran más serias de lo que aparentaban, y le contestas: "Cómo que creativo, I mean, era normal, como una chica empezando sus veintes y todo eso."
La conversación da un giro inesperado cuando Enzo, con sorpresa, pregunta: "Espera, no jodás que… ¿cuántos años tienes?" Lo miras directamente y le respondes con humor: "Bastante mayor, ¿por? ¿Me veo vieja?" Enzo, tratando de explicarse, menciona: "No... es que yo pues, ya sabes que estoy en mis mediados de treinta." Tú, con una sonrisa traviesa, le dices: "Estás bien, ¿o mejor te digo que estás viejo?" Las risas se mezclan con la complicidad, creando un ambiente ligero y divertido mientras continúan su viaje a Madrid.
Después de la conversación sobre el fanfiction, Enzo ya estaba medio dormido, o mejor dicho, parecía cansado o sumido en sus pensamientos. Mientras tanto, sentías la necesidad apremiante de ir al baño. Decidiste levantarte del asiento y dirigirte al baño del avión. Sin embargo, al llegar, te encontraste con una fila larga para el baño de mujeres, y la urgencia no esperaba.
La azafata, al notar tu situación, te tranquilizó diciéndote que podías usar el baño de hombres, ya que estaba vacío en ese momento. Agradecida, aceptaste la oferta y te aventuraste en una larga caminata a través del amplio avión. Al final, encontraste el pequeño baño del avión, donde pudiste aliviarte y refrescarte las manos.
Justo cuando estabas a punto de salir, te diste cuenta de que Enzo estaba a punto de abrir la puerta del baño. Ambos se miraron con asombro, creando un momento de sorpresa compartida. Sin embargo, lo que más te ponía nerviosa era el silencio incómodo que se instaló entre ustedes. Aunque no era incómodo en sí, había una tensión que no podías ignorar.
Tus ojos se encontraron con los de Enzo, sus labios y sus ojos endormecidos brillando en la penumbra del avión. Era como si el tiempo se hubiera detenido por un momento, y la conexión entre ustedes se manifestaba en el silencio compartido. Ambos parecían estar atrapados en la atmósfera íntima del instante, sin palabras pero con una comunicación palpable entre las miradas.
Ligeramente afectada por los efectos del alcohol, observabas cómo el brazo de Enzo estaba recostado en la puerta del baño, como si te invitara a pasar. Sin embargo, te quedaste mirándolo, notando que sus venas sobresalian, un detalle que capturó tu atención de manera inusual.
De repente, Enzo miró a ambos lados y se introdujo al baño contigo, a lo cual respondiste incrédula, diciendo: "Mijo, pero—" Antes de que pudieras terminar la frase, Enzo te agarró de los muslos y te hizo sentar en el mini lavamanos. Te sentías un poco incómoda, sin estar segura de cómo reaccionar, pero permitiste que Enzo guiara la situación.
Él te agarró suavemente del cuello y empezó a besarte apasionadamente, como si ambos tuvieran una sed desesperada de conexión. Respondiste a sus besos de manera igualmente intensa, sumergiéndote en el momento. La pequeña cabina del baño se convirtió en un espacio íntimo donde las emociones y los deseos se expresaban libremente entre ambos, desafiando la lógica del apretado espacio.
Después de tantos besos, Enzo te tocaba apasionadamente por todos lados, más — soltás un suspiro largo y él hace lo mismo, como medio agitado. "Me parece que ya es hora de pegar una cabeceada," te dice. Tú, con cierta preocupación, le tirás, "Pero capaz hay gente esperando afuera, ¿cómo hacemos para salir del baño?" Él te responde con un "Solo tenés que seguirme," agarrándote de la mano. Enzo abre la mini puerta del baño del avión, echa un vistazo a los lados y, medio incómodos pero satisfechos, se encaminan hacia sus asientos.
Al sentarse, tú y Enzo quedan en un largo silencio, procesando todo lo que había pasado en esos largos minutos en el baño del avión. Mientras tanto, Enzo te agarra de la mano y te da un besito en la misma. "(Y/N), me tendrías que pasar tu número de celu, quiero volver a verte," te dice, y tú, ya un poco cansada y recostada en el hombro de Enzo, le respondés, "Cuando aterricemos, te paso mi número," y él asiente con un "Dale."
Fin
#enzo vogrincic#enzo vogrincic fic#enzo vogrincic x reader#society of the snow#fanfic#my writing#la sociedad de la nieve#uruguay#latina#spanish#argentina#me enamoré de un uruguayo#enzo vogrincic x you#enzo vogrincic smut
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Sale de su puerta de embarque tras, finalmente, llegar a Kalos. Lleva una bolsa bastante grande, con sus mudas y sus aparejos, para pasar las próximas semanas con @doctordomine colgada del hombro. En su mano libre, va leyendo un libro titulado "EL KALOSIANO EN 1.000 FRASES", que ha estado estudiando atentamente durante el vuelo.
Unas gafas de Sol tapan el cansancio de sus ojos, delatado por el estado de su pelito, algo más chafado y menos brillante que de costumbre. Mira a su alrededor, buscando alguna cara conocida entre el grupo de personas
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hi! i love your writing and i wanted to ask you if i can request a kuku fic? and could you make it a little smutty? thnx!!
sweet nothing | esteban kuku
summary: tú y kuku vivís juntos, y todos los días después del trabajo lo único que queréis es correr a los brazos del otro.
tw: bien poquito smut
cuando entraste en el salón, después de una ducha revitalizante y vestida con ropa más cómoda, viste a esteban sentado en el sofá con sus gafas leyendo uno de tus roteros de teatro, y sonreíste al verlo. formaba parte de tu rutina familiar después de un largo día de trabajo llegar a casa, ser recibida con cariño y poder pasar un rato de relax en el sofá con tu novio.
la tele estaba encendida, emitiendo sonido ambiente, pero el actor no la estaba viendo, concentrado en las pequeñas palabras de las páginas, desplomado en el sofá.
"¡vete para allá, que estás en mi lado del sofá!" te acercaste con un tono de falsa impaciencia sólo para romperle las pelotas, chocando tus rodillas contra las piernas de kuku.
esteban levantó la mirada, uniéndose a tus bromas mientras te fulminaba con la mirada por encima de sus gafas, observándote con falso fastidio. entonces te recorrió con la mirada, más concretamente se fijó en tu cálido pijama con estampado de monitos.
esteban soltó una carcajada y rodó los ojos cariñosamente, girándose perezosamente hacia el centro del sofá.
"oh, perdona, no había visto tu nombre escrito en él", dice irónicamente, torciendo los labios. te tiras sobre el cojín antes ocupado por él, siendo acogida por el calor de su cuerpo.
"es mío por honor, esteban. ¿ves esa mancha aquí? la hice yo. mi territorio". señalando una pequeña mancha más oscura en la tela, exclamas con expresión seria.
"ah, así que ahora admites que has sido tú" el pelinegro entrecierra los ojos en tu dirección, acusadoramente. te aguantas la risa al recordar la vieja discusión que tuvisteis sobre las manchas en el sofá, en la que negaste rotundamente ser la culpable.
"sólo era cuestión de marcar tu territorio para momentos como éste", te encoges de hombros, con cara desdeñosa.
entonces los dos os reís, en un momento totalmente doméstico y habitual, que te ayuda a deshacerte de la tensión del día y a reconectar con esa buena energía. esteban te tiende una bolsa de gominolas ácidas, que aceptas encantada, arrojándote sobre el sofá, imitándole.
después de un rato de mirar al techo, repasando inevitablemente los pequeños detalles del día, te vuelves y te encuentras con un esteban cariñoso, con la cara vuelta en tu dirección mientras tiene una mirada divertida clavada en ti.
"¿por qué me miras así?", le preguntas enarcando las cejas, apoyando la mejilla en el mullido cojín del sofá.
"porque eres guapa y eres mi novia, ¿puedo?", reta, como si tuviera la respuesta en la punta de la lengua.
"¿incluso con este ridículo pijama?", preguntas, casi incrédula, abriendo los brazos para que pueda contemplar tu elección de vestimenta.
esteban sonríe, mirando brevemente el pijama que llevas puesto. coge uno de los extremos tejidos entre los dedos y finge analizarlo seriamente.
"ah, definitivamente. estos monitos sólo añaden encanto", responde, guiñando un ojo juguetonamente. "además, es el pijama más sexy que he visto nunca".
"¡parezco una abuelita!" discrepas, asombrada, exageradamente estupefacta.
"pues entonces, supongo que me gustan las señoras maduritas. serías una señora muy apetitosa" bromea esteban con una sonrisa maliciosa en los labios, mirándote de arriba abajo como si te estuviera evaluando.
jadeas de sorpresa, sorpresa y humorada, mirándole con los ojos muy abiertos y una enorme sonrisa en la cara, divertida. kuku abandona el rotero que estaba leyendo, lo deja a un lado y te atrae en un cariñoso abrazo sobre su regazo. le duelen las mejillas de tanto sonreír.
esteban olía a su suavizante de ropa limpia, a desodorante masculino y a jabón. olfateaste la curva de su cuello una vez más antes de separarte para oírle hablar.
"me está gustando mucho la idea de envejecer contigo ahora, ¿sabes?" murmura, con la misma sonrisa traviesa, mientras la punta de su nariz casi se encuentra con la tuya.
"idiota", su cariñosa maldición se convierte en una risita nasal.
sus dedos se pasean por la cara de kuku, contando cada peca a lo largo de su mejilla y luego bajando por su nariz. los ojos del actor se pasean por su cara, admirándola con calma, repasando cada trocito que desearía no olvidar nunca.
"¿cómo te ha ido el día?" preguntó esteban, apoyando la cabeza en el sofá para verla mejor. sus ojos recorrieron el resto de pecas de su cuello hasta el cuello de la camisa, haciéndola suspirar con la tentación de besar cada una de ellas.
"muy bien, un poco cansada como siempre" contestó, pasándose la mano por el pelo en un intento de arreglárselo. él le ayudó pasándole los dedos por detrás de las orejas, recogiéndole algunos mechones rebeldes. "te he extrañado todo el día"
esteban sonrió dulcemente, pasando la otra mano por su muslo izquierdo mientras la otra bajaba hasta su mandíbula, acariciándola lentamente con el dorso de los dedos.
"¿y lo tuyo?" le devolvió la pregunta, dejando caer la cara hacia un lado, apoyada en la mano de su novio.
"es un poco pesado, ensayos y más ensayos, no quiero más leer ni una palabra", soltó, y se podía ver el brillo del cansancio en sus ojos marrones detrás de las gafas. "sólo he estado esperando este momento"
para satisfacer tu deseo, esteban bajó la mano hasta tu barbilla y te atrajo hacia un beso, lento y suave. el calor de su boca era agradable y familiar contra la tuya, encajando tan fácilmente en el contorno de los labios suaves y contorneados del actor. saboreaste el sabor cítrico del dulce ácido de antes y te reíste en el beso, rozando tu nariz contra la suya mientras inclinabas la cabeza hacia el otro lado.
las gafas de esteban empezaron a interponerse en la profundización del beso, y te apartaste rápidamente, retirando con suavidad la montura de su cara y colocándola sobre el brazo del sofá. sus miradas volvieron a encontrarse, tu sonrisa creció al poder ver la extensión completa de su rostro. inclinándose sobre su regazo, dejó un beso bajo las pequeñas arrugas que marcaban las comisuras de sus ojos, completamente adorables. sin poder contenerse, comenzó a repartir besos sobre su piel, sobre su ceja, sobre su frente, sobre la punta de su nariz. la risa de kuku era adorable y serena mientras aceptaba su arrebato de amor.
sus labios recorrieron la longitud de su cara, dejando un pequeño beso en el arco de cupido de sus labios y luego volvieron a buscar su boca, besándola sujetándola por ambos lados de la cara. era tan fácil amarle. las manos de esteban encontraron el dobladillo de la camisa de su pijama, y lo recorrieron lentamente por debajo, las yemas de sus dedos subieron lentamente por su torso, descansando alrededor de sus costillas, sujetándola. su pulgar acarició tranquilamente su piel en pequeños círculos.
instintivamente, a medida que el beso se alargaba y te perdías en aquella sensación, deleitándote en el rincón de su boca, sus caderas comenzaron a rodar, lentamente, hacia delante y hacia atrás bajo tu regazo, convirtiendo el movimiento en una deliciosa fricción, arrancando débiles gemidos de la garganta de esteban, que no tardó en sentir cómo su miembro se tensaba bajo su palpitante núcleo. sinceramente, no necesitaba mucho.
rápidamente, el roce se convirtió en algo más rápido e intenso, calentándole todo el cuerpo y agitándole la respiración. era difícil incluso igualar el beso, que con el movimiento de vaivén se perdía cuando sus bocas se alejaban, limitándose a rozarse.
esteban no perdió el tiempo, agarrándola por la cintura y deslizando todo su brazo por detrás de ella, acercando sus posiciones y colocándola ahora debajo de él, tumbada bajo el cojín del sofá, sintiendo el ligero peso de su cuerpo y la presión de su polla entre sus piernas.
sediento, ansiando tu sabor, el actor se quitó rápidamente sus pantalones y bajó sus labios hasta tus muslos, mordisqueando la sensible piel del interior de tus piernas.
tu cuerpo se estremeció ante la repentina proximidad de su boca a tus bragas, y el mero roce de la nariz de esteban con la tela bastó para que arquearas la espalda y jadearas.
"oh, de repente tu lado del sofá no es tan importante, ¿eh?", se burla, murmurando entre tus piernas, y tú te ríes, con la mente ya demasiado ida como para refutar sus insinuaciones.
━━━━━━━━ ✤ ━━━━━━━━
me estoy torturando con estas cosas, no aguanto 😣
gracias por la ask <33 ¡¡ ¡como lo has enviado en inglés (me dejé llevar y lo olvidé), lo traduciré y lo publicaré lo antes posible!!!
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La maleta se hizo más rápido de lo que se había desempacado. Olvidé el bote de champú, el cepillo de pelo, una falda y un scrunchie, las sandalias también. El hogar que creía mío ya no se siente más hogar. La familia ya no se siente familia. Tomé la mochila y salí con lágrimas en los ojos y dolorcito de pecho. Nadie me siguió. De alguna forma hubiera deseado que alguien lo hiciera o al menos dijera algo tras la discusión familiar. La puerta no se abrió para decirme que me quedara. Si no hay cumpables, hay heridas familiares de las que nadie se responsabiliza, y he tomado una decisión quizás apresurada, pero necesaria, y no di la vuelta atrás. No soy católica pero creo en Dios y caminando por una hora me detuve en el parque de la iglesia lleno de aves y palomas donde el viento pega fuerte y los árboles murmuran con vaivén, he llorado por dos horas, el dolorcito en el pecho seguía ahí, hubiese querido que el aire me secara los ojos, pero como se sabe, cuando empiezas a llorar por una cosa lloras por todas las veces anteriores, y es difícil cerrar las fuentes. Una señora creo que intentó acercarse pero me hice bolita sobre mis rodillas y dejé que siguiera el raudal, ni siquiera la respiración me ayudaba. Y esperé un rato. Me despedí de los planes cuando me hube calmado un poquito, que había hecho con los amigos y familiares. Y recibí en el chat familiar un único mensaje de "ojalá algún día me entiendas", y el corazón se arrugó más, y seguí llorando un rato lentamente como quien quiere quedarse dormido y olvidarse un ratito. Tomé un autobús a la central para cambiar mi boleto y tomar el siguiente en regresar, debía esperar 4 horas y me quedé sentadita en la terminal, viendo a los familiares despedirse y a los amantes con besos en la frente y lágrimas en los ojos: la terminal sigue siendo de mis lugares favoritos, sigue habiendo amor honesto del que no hay en otro tipo. Y mi autobús salió de noche, con nada en mi estómago, los ojos hinchados y la opresión en el pecho. Llegué a la terminal norte y esperé 20 minutos para trasbordar. Viajo ligero pese a que mi mochila parece caparazón de tortuga, sólo tengo ropa, libros y dulces en sus bolsas. Son más historias las que me pesan al hombro que la carga física la que llevo. Dormí más tiempo y, al despertar me sentí extraña creyendo que todo había sido un sueño, pero ya estoy acá de nuevo; he llegado a un hogar que no se siente hogar por ahora llamaré mi casa. El dolorcito en el pecho tomará su tiempo en desaparecer, dicen mis amigos cardiólogos que es un Síndrome de Takotsubo, yo digo que el amor romántico no es el único que puede romperte el corazón.
Clara Ajc
#la historia mas triste de clara#corazon roto#sindrome de takotsubo#cardiologia#medicina#dolor#angina#roto#español#texto#prosa#cuento
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Day 5: traditional/ folk clothing 🇰🇷/🇲🇽 traditional Korean and Mexican clothing fusion!
Izquierda: una blusa blanca bordada con flores rositas, amarillas, y azul claro y azul oscuro. Tiene baji azules (los pantalones) en estilo moderno, y unos aretes de mal de ojo. Tiene un peinado que no se si tiene nombre pero es algo medio popular hoy en dia con chicas coreanas. Usualmente esta totalmente suelto pero tener el flequillo partido con rizitos en las puntas, de eso hablo Abajo a la izquierda: Meg lleva jeogori, jokki, y dongjeong (la camiseta, chaleco, y pieza blanca que se pone en el cuello) color turquesa, una falda folklorica negra, con rayas con el color de las banderas Coreana y Mexicana en su fondo. Su estuli de pelo son unas dos trenzas (un estilo tipico de varios paises latinos) con listones en los colores de las banderas. Arriba a la izquierda: Una camiseta vaquera, negra con rosita, con detalled bordados en el collar, pecho, mangas, y lados de la camisa. Pantalones blancos de mezclilla, botas negras y rositas, un cinturon negro con hebilla en forma de cola de zorro, y se puede ver (apenas) un nudo de la suerte turquesa. Centro: Meg tiene puesta una guayabera de color azul claro, y una falda chima rosita, con un nudo de la suerte azul, cominando con la guayabera en color. Luego lleva unos huaraches de cuero. Arriba a la derecha: Chaqueta y pantalon jeogiri negros, en estilo moderno, con unos zapatos turquesas con forma de patita de zorro/varios mamiferos como perros, simplificada en la punta del pie Abajo a la derecha: Unn charro negro y rosita en estilo hanbok! Tiene una jjokjin meori, lo cual es un estilo de pelo tradicional Coreana. Es una trenza doblada, envuelto con tela, torcida, y fijada con un binyeo/pinza
oki ahora les enseno mi locura !!!!!!
pueden ver que tenia más ideas de que agregar, como referencias a la religion dominate de ambos paises. El catolicismo en México, el budismo en Corea, el jade siendo una piedra prominente en Corea junto con otros países del este de asia, y la turquesa siendo un piedra prominente en México junto con otros países latino americanos. El arroz y el maíz siendo fundamentales para los respectivos países, como crecieron, y varios platillos tipicos. Las flores nacionales de cada pais iban a estar en el sombrero. Dulces mexicanos saliendo de una bolsa de "white rabbit" lo cual es una marca de dulces de leche muy popular en paises asiaticos y con la gente asiatica en general, puedes encontrarlo en mercados asiaticos. Iba hazer todo los outfits separados y completos luego jugue con la idea de hacer mix y match entre las dos culturas y bueno. aqui estoy. tambien pense en hacer toda la cosa en colores de la bandera trans xq "la relacion entre la tradicion y genero..." supongo que en fin la mayoridad de el dibujo si salio con rosita, azul, y blanco pero no pude alejarme del negro. meg stop beign emo youre runing the clarity of my messages TAMBIEN no tan solo queria jugar con estilos de pelo tradicionales pero me sirvio para experiemntar con el cabello de meg xq lo que djo 10hour shift aquiiiii me hizo pensar que tiene mucha razon y quise jugar con como enseñar su ojo oculto....
oh y aqui les paso el primer borrador de lo que pense hacer en "cscarring" antes de que Meg spawneara en mi cabeza y me hico hacer esta locura.
@cicadahaus hi thanks for helping me with the idea u freak, get tagged
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA i can finally kms
#fnafhs#fhs#fnafhs meg#fhs meg#meg fnafhs#fhs week 2024#fnafhs 2024#le di mi todo diseñado esto…#gracias a mi amgigo nao por darke la idea#fnafhs fanart#fhszero#fhsz3r0#loops post
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¿Alguna como yo que se despierta con ojeras 🐼 ? Pues te cuento un secreto que nunca me falla 🙌
🧡 Parches anti-fatiga e iluminadores de @irohanature que por cierto, vienen en la caja especial Black Friday de #Bodybox 🤩
🤍 Estos parches ayudan a disminuir los signos de fatiga, mejorando el aspecto de las ojeras y las bolsas e iluminando la mirada.
🤍Ayudan a desinflamar la zona del contorno de ojos, además de proporcionar un efecto calmante y refrescante, gracias a su fórmula rica en vitamina C, pepino y ácido hialurónico
A mí en casa no me pueden faltar 💕💕💕 ¿Ya los has probado?
Reel de @olaiaalonsomakeup
#contornodeojos#bolsasyojeras#beautylovers#recomendaciones#tipsdebelleza#irohanature#belleza#bodybox#beautybox#beauty box#caja de belleza#skincare#cosmetica natural#contorno de ojos#parches de ojos#ojeras#bolsas#bolsas y ojeras#tips de belleza#iroha nature
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Infidelidad
Una persona con el corazón roto es capaz de cualquier cosa por despecho. Cuando Antonio se enteró de que su esposa le había sido infiel, se volvió loco. 20 años de matrimonio se fueron directamente a la basura. Aparentaba estar tranquilo ante todos, incluso firmó los papeles de divorcio sin ninguna protesta. Pero de lo que nadie se había percatado era que Antonio cocinaba su venganza desde las sombras. Hasta donde él sabía, su esposa estaba por fugarse de la ciudad con su amante, varios años más joven que Antonio. Las piezas estaban en el lugar ideal para la venganza.
- Veo tu cara en el espejo, y por más que lo intento, no comprendo lo que vio ella en ti.
Germán, el joven hombre de 29 años, se dijo a sí mismo en el espejo, mientras con sus manos, acariciaba su musculoso cuerpo lampiño. Bueno, algo así. Si bien ese era el cuerpo de Germán, era Antonio quien lo utilizaba. El hombre había robado el cuerpo de este joven como parte de su plan.
- Quiero decir, eres guapo, bastante, a decir verdad. Y tienes un cuerpo bastante sexy. Pero yo también tengo lo mío. Para empezar, gano más dinero que tú. En lo que respecta a la apariencia, es verdad que no hago tanto ejercicio como tú, pero nunca he descuidado mi cuerpo.
Mientras estas palabras salían de su boca robada, Antonio continuaba sintiendo con sus nuevas manos cada centímetro del cuerpo de Germán. Poco a poco sus dedos se acercaron hacia su zona más íntima. Sin vacilar, sus dedos entraron por debajo de su ropa interior y le dio un buen apretón al largo y sensible trozo de carne circuncidada entre sus muslos.
Mientras estas palabras salían de su boca robada, Antonio continuaba sintiendo con sus nuevas manos cada centímetro del cuerpo de Germán. Poco a poco sus dedos se acercaron hacia su zona más íntima. Sin vacilar, sus dedos entraron por debajo de su ropa interior y le dio un buen apretón al largo y sensible trozo de carne circuncidada entre sus muslos.
- ¡Vaya muchacho! Puedes sacarle el ojo a alguien con esta cosa. Pero el mío es mucho más grueso.
Una sonrisa arrogante se dibujó en el rostro de Germán, una que el verdadero nunca haría. Antonio continuó con su monólogo frente al espejo, odiaba admitirlo, pero toda esta experiencia lo excitaba demasiado.
- Bueno, no importa lo sexy que seas, ahora todo esto me pertenece. Yo soy tu, al menos por ahora. No me malinterpretes amigo, esto tiene poco o nada que ver contigo. Tu no tenías idea de que te estabas metiendo con una mujer casada. Simplemente estuviste en las circunstancias incorrectas. Pero, en fin, eres justo lo que necesito para vengarme de ella.
Antonio terminó de quitarse la ropa que llevaba puesta, dejando al aire libre la hombría de Germán, además de su redondo y suave trasero. La figura redondeada del par de melones que ahora poseía fue irresistible para Antonio. Se dio una fuerte nalgada que hizo a sus glúteos temblar como dos gelatinas.
- La idea original era grabarme teniendo sexo con varias de las amigas más íntimas de mi ex, pero tengo una mejor idea. Llevo semanas con una inquietud en la cabeza, pero no me atrevo a intentar en mi propio cuerpo. Supongo que esta es mi oportunidad.
Antonio les dio un fuerte apretón a las suculentas nalgas de Germán. Estaba muy excitado por la emoción de estar en un nuevo cuerpo. Y más por el estar en uno tan sexy. Se dirigió a la mesa de noche junto a su cama, abrió el cajón, y de él sacó una bolsa negra. Dentro se encontraban un estimulador de próstata totalmente nuevo y una botella de lubricante. Solo Antonio sabía cuánto tiempo llevaban esos objetos guardados. Antonio sacó de su empaque el vibrador y se aseguró de cubrir meticulosamente todo lo largo del objeto de plástico con suficiente lubricante. Aún recordaba con recelo su último chequeo médico, cuando tuvo que consentir un tacto rectal. Salió del consultorio caminando como un cervatillo. Antonio se agachó casi hasta tocar sus pies, de tal manera que su trasero quedó expuesto al cielo.
Todo estaba listo, y con una mezcla entre emoción, duda y algo de miedo, Antonio acercó poco a poco el estimulador a su ano. Introdujo suavemente la punta en su culo virgen, y con toda la delicadeza que pudo, metió el objeto hasta el fondo. Antonio se incorporó y se vio de nuevo al espejo. Hasta el momento todo iba excelente, su rostro mostraba genuina emoción. Su pene incluso se había comenzado a poner erecto sin haberlo tocado. Antonio se recostó cómodamente en su cama y tomó el control del vibrador. La verdadera diversión estaba por empezar. Con mucha seguridad presionó el botón de encendido, haciendo así que un muy corto y rápido movimiento sacudiera el ano robado de Germán. Esto solo había sido el aviso de encendido, pero fue más que suficiente para que un gemido escapara de los labios de Antonio.
La mirada de Antonio se llenó de determinación. Configuró el aparato a una intensidad media y con vibración constante. Tan pronto cómo el estimulador comenzó a hacer su magia, Antonio comenzó a retorcerse de placer en la cama. Daba vueltas y vueltas por todos lados, intentando agarrarse de las sábanas. Las olas de placer recorrían su cuerpo, su respiración comenzó a agitarse. Gemidos, bufidos e incluso gritos se hicieron audibles por toda la habitación. Antonio estaba volviéndose loco de placer. Gotas de líquido preseminal salían de la punta de su pene erecto, que se sacudía erráticamente al ritmo de sus caderas.
Su parte consciente se repetía a sí mismo una y otra vez que debía controlarse, pero poco a poco la lujuria y el placer fue todo lo que su mente obedeció entre el caos sensorial. Constantemente Antonio tapaba su boca, en un intento deliberado de no dejarse llevar tanto por sus instintos. “¿Por qué hago esto?” pensó a la vez que apartaba sus manos de su rostro y se dejaba llevar por la excitación. Respiró profundamente, recuperando un poco el aliento, y a partir de ese momento dejó que el cuerpo que tanto trabajo le había costado robar fuera dominado por sus instintos más salvajes.
Los ruidos de placer se hicieron más intensos. Probablemente podían escucharse desde la calle, pero a Antonio no le importaba. Su cuerpo estaba empapado por el sudor. El olor que emanaba de él era exquisito. Con sus fuertes manos recorrió cada parte del cuerpo bien tonificado de Germán. Su pene se encontraba ya a reventar. Antonio quería llegar de una vez por todas al clímax, así que tomó la botella de lubricante, se untó las manos con él y comenzó a acariciar furiosamente su verga. No pasó mucho tiempo hasta que hilos de blanco y caliente semen salieron disparados en todas direcciones. El cuerpo de Germán terminó cubierto en sus propios fluidos. Varios chorros aterrizaron en su cara, uno incluso en su boca, permitiendo a Antonio probar por primera vez en su vida el jugo viril de otro hombre.
- No puedo esperar para que metan algo aún más grande por allí. Esto va a ser aún mejor de lo que había pensado. - Antonio apagó el vibrador y recobró su aliento. Tras unos minutos pudo ponerse de pie, tomó una toalla de su baño y se limpió un poco. Sabía que debería haberse duchado, pero le pareció más apropiado conservar su cuerpo cubierto por fluidos corporales. Se puso de nuevo sus Jens y se recostó de nuevo viendo hacia el espejo.
- Voy a matar dos pájaros de un tiro contigo. Tú no te preocupes amigo, descansa allí adentro. Cuando salga de ti no recordarás absolutamente nada de todo esto, y yo abre obtenido mi venganza contra esa perra que alguna vez llamé esposa.
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can i have this dance? ; juani caruso
pairing: juani caruso x fem!r
summary: puro friends to lovers la verdad, eres amiga de juani y los dos estáis descubriendo nuevos sentimientos y lo que eso conlleva! 1.9k.
warnings: none
n/a: vale este no me lo ha pedido literalmente NADIE pero i'm just a girl que se monta muchas películas así que estaba escuchando highschool musical y se me vino un escenario a la cabeza y dije o hago esto o no hago nada so here we are
—juani no me puedo creer lo que acaba de salir de tu boca. retira tus palabras o me voy ahora mismo.
el rubio soltó una carcajada y miró a su alrededor. —¿a dónde piensas irte? estamos en la sección de patatas fritas de un supermercado.
la joven lo miró completamente seria. él se encogió de hombros. —esta vez has tenido suerte, pero a la próxima no me vuelves a ver.
lara cogió una bolsa de campesinas y comenzó a caminar hacia la caja, siendo perseguida por su amigo.
—vamos lai, eres una dramática. no puedes ponerte así solo porque te haya dicho que gabriella no me cae mal —ella lo miró de reojo, estaba con una sonrisa pintada en la cara. se estaba tomando a broma todo su numerito. grave error —. además, te escuchas todas las canciones que tiene… un poco hipócrita por tu parte, si me lo preguntas.
—genial, porque no te he preguntado nada.
llegaron a la caja y callaron su discusión. la cajera los miró curiosa mientras pasaba las patatas.
—son 2 euros, por favor.
por primera vez, lara miró directamente a juani, haciéndole un gesto con la cabeza.
—ah, ¿encima tengo que pagar yo?
—yo pongo la casa, es lo mínimo que puedes hacer.
el joven bufó y le tendió el dinero a la mujer, quien lo aceptó observando la situación bizarra que esos dos jóvenes se traían. lara cogió la bolsa y ambos salieron del supermercado tras despedirse.
juani la seguía de cerca. les quedaban unos quince minutos de camino hasta la casa de la chica, y no le hacía demasiada ilusión pasarlos en silencio. fue a entrelazar sus brazos cuando la chica se giró de repente hacia él, haciendo que abandonara su idea.
—es que no lo entiendo. ¿qué clase de fan de highschool musical eres si te gusta gabriella? estás fallando a un fandom entero. y a mí, sobre todo a mí.
—si te digo que era una broma, ¿queda todo arreglado? —el chico le puso un puchero al que lara ya no pudo responder con su molestia fingida.
—por supuesto que no, estaba dramatizando por dramatizar. no me importa que te caiga bien, pero tienes que admitir que es insoportable y tóxica.
—bueno, un poco sí, pero lo compensa con los temazos que canta.
la chica rio, en eso no podía llevarle la contraria. como si hubiera leído la mente de su amigo, entrelazó sus brazos. balanceaba la bolsa del mercado mientras tarareaba una melodía inventada, con el vaho acompañando la escena. era un invierno más frío de lo que estaban acostumbrados, de esos que te ponen las orejas rojas y hacen que te resfries en un suspiro. juani odiaba el frío, pero a lara le quedaba genial; las hojas secas combinaban con sus ojos y las noches invernales iluminaban su piel.
el rubio admiró el perfil de su amiga, siendo lo más discreto que pudo. rebuscó en su riñonera y sacó la cámara digital que siempre le acompañaba y que había sido objeto de burla de lara por el color tan feo que tenía. con un poco de esfuerzo, juani consiguió fotografiar la belleza de su amiga.
la chica no tardó en darse cuenta y posó para una siguiente foto, mostrando toda su hilera de dientes en una gran sonrisa.
—deberíamos hacer un canal para subir blogs. nos haríamos muy famosos, estoy segura.
—creo que nos verían solo por ti —juani dirigió su vista al suelo, a las hojas pisoteadas.
—¿por qué dices eso? somos un pack. además, tú eres el talentoso de los dos, además del gracioso, por supuesto. yo estoy de relleno para decir estupideces —la chica le dio un leve empujón, esperando una respuesta positiva, cosa que consiguió al ver que la seriedad se iba de la cara de su amigo.
—gracias. te aprecio mucho, lai.
lara le regaló un beso tierno en la mejilla. no era nada del otro mundo que se vieran tan cariñosos el uno con el otro, eran amigos desde los últimos años de instituto y con el pasar del tiempo el afecto que se tenían solo crecía. lara había estado en cada momento en el que juani se había sentido menos, uno más del montón, alguien que no podría cumplir nunca sus sueños; en todas las ocasiones siempre consiguió darle el apoyo para que siguiera intentando. y cada vez estaba más cerca de conseguirlo, ya que hacía pocos días se había presentado a un casting para una gran película. aún sí, de algún modo u otro, el pesimismo se le escapaba de vez en cuando, como en momentos como aquellos. y lara seguiría estando para él.
—¡eh, parejita! ¿os interesaría comprar una pulsera que os recuerde vuestro amor?
ambos pararon en seco ante el puestecito de madera en el que una mujer les enseñaba pulseras de colores a lo lejos. juani abrió los ojos sorprendido, algo acalorado.
—no, nosotros no… —el chico fue interrumpido por lara, quien comenzó a tirar de él para acercarse al puesto.
—¡por supuesto! vamos juani.
lara comenzó a observar cada uno de los modelos que la mujer tenía para ofrecer. tenía desde pulseras de plata con iniciales grabadas hasta pulseras simples, de todos los colores posibles.
juani, por su parte, no sabía dónde meterse. solo pensar que podría tener una pulsera con una "l" tallada le removía un sentimiento que quería tener lo más oculto posible.
—mira, es del mismo celeste que tus ojos —la joven llevó dicha pulsera a la altura de los ojos del otro, confirmando que eran iguales—. decidido. me llevo esta, por favor.
juani vio como pagaba por ella, ensimismado. bajó la vista de nuevo a las pulseras, encontrándose de frente con una que también combinaba con los ojos verdes de su amiga. no lo pensó dos veces y la cogió, bajo la atenta mirada de lara.
se alejaron un poco del puesto, recibiendo la gracias de la mujer. lara miró su pulsera y después a juani, a sus ojos.
—¿puedes ponérmela? —juani asintió torpe, anudando con un lazo la pulsera a su muñeca. sentía que se le subía el corazón a la garganta. le mostró su pulsera verde y la chica repitió sus acciones.
ambos se quedaron por unos momentos admirando sus respectivas muñecas: lara descubriendo nuevas emociones y juani rindiéndose ante las que había estado reprimiendo por un largo tiempo. después, conectaron sus miradas. el joven se sintió indefenso ante esos ojos verdes y su boca reseca luchaba por soltar todo lo que su corazón sentía.
—nunca me había fijado en que aquí había un jardín —gracias a dios, la joven aligeró la tensión del momento —. ¿sabes a qué recuerda? —el joven negó— a la escena de highschool musical 3 en la que gabriella y troy bailan en la azotea.
la chica le sonrió, dedicándole una mirada cómplice que juani entendió al momento. se dirigieron corriendo hacia el jardín como dos niños y una vez allí, dejando las patatas de lado, lara carraspeó para preparar su voz y quedó en frente del joven. entonces, comenzó a cantar las primeras líneas de can i have this dance? al tiempo que le tendía la mano a juani, quien la aceptó sonriente. la mano fría de ella contrastó con el calor que irradiaba la de él, estremeciendo a ambos.
comenzaron con su espectáculo, lo más parecido que pudieron al original. lara recorría el jardín, subiendo escalones seguida por el chico. daban vueltas juntos al ritmo de sus voces, dedicándose miradas que lejos estaban de parecer de simple amistad. llegó la parte en la que gabriella se paraba en un pequeño círculo y lara, deseosa de hacer lo mismo, subió a un escalón y trastabilló.
—¡cuidado!
juani llegó justo para sostenerla en el escalón. la chica estalló en risas mientras juani la miraba aún algo preocupado.
—estoy bien, estoy bien. gracias, mi caballero.
lara continuó la canción y juani con ella, haciendo que lara girara sobre ella, guiada por las manos firmes del chico en su cintura, tal como los protagonistas de la película. se acercaba el final de la canción, los jóvenes estaban jadeando, pero felices; confusos, pero expectantes.
terminaron abrazados el uno al otro, cogiendo el aire helado de la tarde. lara suspiró ante la cercanía y la extrañeza de la situación. en algún punto de la tarde, sentía que algo había cambiado entre ellos dos.
cuando se encontró con sus ojos celestes, vio en ellos algo que la asustó. se separó de él como si quemara, dándole una sonrisa apenada en respuesta.
—será mejor que lleguemos ya a mi casa, el frío se me está colando en los huesos.
—dale.
y así, retomaron el camino hacia la casa de la chica. lara tenía mucho que pensar en su cabeza y un remolino de sentimientos encontrados en el corazón, pero sobretodo se sentía una horrible persona por cortar de esa forma a juani. estaba claro que algo iba a pasar antes de que se separara de él. ¿una confesión? ¿un beso? pensar en cualquiera de las dos opciones hacía que le sudaran las manos de los nervios.
llegaron a su casa con solo el viento como sonido de fondo. la casa de lara siempre había sido uno de sus lugares favoritos, principalmente porque podía estar con ella y le ayudaba a despejarse de sus propios problemas. y con solo pasar por el marco de la puerta, sentía que toda la tensión se desvanecía.
—vamos, me he dejado todo preparado para vernos todas las pelis de una sentada.
esa tarde habían quedado para ver la saga de los juegos del hambre, la favorita de ambos.
la habitación de la chica te recibía con un golpe de aire caliente y una luz tenue que provenía de la mesilla de noche. se desprendieron de sus abrigos y de sus zapatos y poco después se acomodaron en la cama uno junto al otro.
—te quedas a dormir, ¿verdad?
juani asintió en respuesta y la chica reprimió una sonrisa contenta. mientras ella se encargaba de poner la película, el joven se quedó observando la pulserita verde de su muñeca. estaba decidido a dar el paso que llevaba temiendo tanto tiempo y después de lo ocurrido, no se equivocaba al no intentarlo. puede que nunca pudiera estar con lara en la forma que él quería, pero cualquier cosa era mejor que llegar a perderla.
—¡listo! a por la viciada.
lara se acomodó en la cama, cogió una manta y los tapó a ambos mientras la peli comenzaba.
después de ver la primera, el espacio que los separaba se había reducido. tras la segunda, sus hombros ya chocaban el uno con el otro. con la tercera, juani había recostado su cabeza en el cuello de la chica y esta había hecho lo mismo sobre los rizos del joven. cuando los créditos de la segunda parte de sinsajo ya estaban pasando, ambos chicos estaban profundamente dormidos: lara abrazaba el torso de juani y tenía su rostro sobre la barriga de este; juani se limitaba a arropar a la chica que tenía sobre él.
puede que ese día en el jardín no fuera el momento en el que confesarían sus emociones, pero una cosa estaba clara: el amor que les unía nunca podría desvanecerse, sino solo unirlos más hasta que fuera irremediable que ambos dejaran el miedo atrás y se atrevieran a sentir.
#la sociedad de la nieve#lsdln#lsdln cast#juani caruso#el amigo personal nunca fue un amigo...#he so cute#ff#fluff#the society of the snow#juani caruso x reader
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Holi! Todo bien?
Tengo un request para enzo si puede ser 😃 porque ya vi que escribís sobre embarazos y necesito un pibe con ese hombre, podrias hacer un drabble o one shot o LO QUE USTED QUIERA sobre enzo y su novia en el cual ella rompe bolsa? (Me imagino que esa es la una situación en toda la relación donde genuinamente lo veas nervioso y sin idea de que hacer yendo para aca y para allá con el bolso del hospital y mirandote con cara de terror cada vez que tengas una contracción)
Cuando sentiste un líquido caliente corriendo entre tus piernas pensaste que eran restos de lo que había sucedido horas atrás, restos del momento compartido con tu esposo luego de bromear sobre las últimas veces teniendo sexo antes de ser padres, pero cuando la sensación no se detuvo comprendiste que se trataba de otra cosa.
Lejos de entrar en pánico e intentando ignorar cuánto te molestaba que se arruinara tu pijama favorito, terminaste tu snack de madrugada y lavaste los utensilios con tranquilidad. Visitaste el baño y estabas batallando con un suéter cuando Enzo despertó, asustándose al encontrarte en medio de la habitación.
-¿Qué pasó? ¿Tenías frío?- preguntó mientras te ayudaba a vestirte, todavía sin comprender por qué estabas en ropa interior cuando abrió los ojos.
-Hay que ir al hospital.
-¿Por qué? ¿Te sentís mal?- y colocó sus dedos en tu muñeca para medir tu pulso.
-Va a nacer.
No recordabas haberlo visto tan pálido en… bueno, nunca, porque en todos los años que llevaban de relación jamás lo habías visto tan nervioso o asustado. Soltó tu muñeca y mientras intentaba recomponerse se llevó una mano al pecho, como si temiera que su corazón fuera a escapar o que sus pulmones colapsaran.
-¿Estás segura?
-Muy segura.
-¿Y cómo estamos? ¿Cómo estás?
Tu sonrisa fue contagiosa pero no lo suficiente para tranquilizarlo y mucho menos para evitar que comenzara a correr por toda la casa luego de ayudarte con tu pantalón y tu abrigo: tomó el bolso que prepararon para el bebé y el bolso con tus pertenencias y los dejó cerca de la entrada mientras buscaba las llaves del auto con desesperación.
-¿Me buscás el termo?- pediste cuando regresó a la habitación, peinándote sin prisas.
-¿El termo…?
No esperó tu confirmación y tampoco preguntó para qué querías un termo, desapareció de tu vista y pocos segundos más tarde un fuerte golpe y un grito te permitieron saber que había llegado a la cocina. Recordaste el pequeño desastre que manchaba las cerámicas y el no advertirle, junto con tu incapacidad de limpiarlo en el momento, te hizo sentir culpa.
Ponerte de pie no fue tan difícil como llegar a la puerta de la habitación, lugar donde una contracción te atacó y provocó que te doblaras presa del dolor. No gritaste pero tu queja fue suficiente para que Enzo regresara corriendo y fingiendo no masajear su cadera para disipar el dolor de la caída.
-Acomodate acá, vení- te guió hacia el mueble más cercano, tu tocador, y una vez que lograste apoyarte en este comenzó a acariciar con fuerza tus costados. A través del espejo encontraste su rostro nervioso y te sorprendió que la fuerza con la que mordía su labio no lo hiciera sangrar o desmayarse.
-Respirá- le recordaste-. No pasa nada.
-Sí, tenés razón- asintió, aún conteniendo la respiración, y luego soltó una risa temblorosa-. ¿No tendría que estar tranquilizándote yo a vos…?
No fue difícil ver en sus ojos el pánico y la desolación ante un panorama desconocido, pero las palabras de calma durante el corto trayecto hasta el hospital te confirmaron nuevamente que no podías estar en mejores manos. Enzo estaba nervios, sí, pero eso no le impedía recordar que necesitabas su apoyo más que nunca.
Entre contracciones y contracciones tomó tu mano, acarició tu rostro sudoroso y continuó masajeando tu cuerpo en un intento de aliviarte. Ambos habían acordado que no recibirían acompañantes en el hospital (y tampoco los días posteriores al parto), lo cual pareció ser una buena opción una vez que la habitación en la que se encontraban comenzó a asfixiarte y aún más cuando pareció volverse increíblemente pequeña.
Cuando se aproximaban a la sala de partos Enzo encontró la fuerza suficiente para sonreírte, contenido y sereno como siempre, y besó tu frente cuando dijo:
-Vamos a tener un bebé.
La maternidad será con Enzo Vogrincic o no será...
taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @delusionalgirlplace @llorented @recaltiente @lastflowrr ♡
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Catalina no tenía pensado ir al cabaret. Su plan era dejar a @highlandsailorcon ese mensaje y reirse en su cuarto mientras piensa en la cara de tonta que se le ha quedado mientras le esperaba. Realmente se la puede imaginar ya, está segura de que se la ha sacado un par de veces, pero aún así le parece una idea graciosísima.
Sabe que Maki trabaja junto a Reigna Young, la otra Regina Young, y no confía en que pueda contener sus ganas de saltarle a la garganta con una precisión mortal si se encuentra con ella. No le importaría rodear su precioso cuello de cisne con las manos y presionar hasta que dejara de respirar… si no fuera porque no es una pelea que esté segura de que vaya a ganar. Regina es una mujer más peligrosa de lo que deja aparentar, o al menos tiene aliados hasta en los rincones más inhóspitos de la sociedad. Incluso el dueño del cabaret, se ha enterado la rubia, es un ex-miembro del Team Rocket que, está segura, no va a dejar que le pase nada a una de «sus» chicas mientras él esté ahí.
Y si no consigue acabar el trabajo, esta vez ella será la presa en la mira de la otra mujer. Nyet, no se puede permitir eso.
Pero por otro lado… no le iría mal hacer trabajo de reconocimiento. Ver la ubicación del local en persona, los horarios de las chicas, las entradas, las salidas… pero lo que acaba de inclinar la balanza es lo divertido que sería. Ir al local en el que se encuentra su adversaria, pasar por debajo de sus narices y que no se dé cuenta. Quien sabe, quizá pueda incluso mandarla una foto de su propia nuca tomada desde el vestuario.
Catalina se muerde el labio. Se levanta del sofá y se va a su habitación.
Hace poco que Alex le gritó por ocupar demasiado espacio en el diminuto armario que comparten entre los tres. Desde que recuperó parte de sus cosas, irónicamente, ha echado más de menos tenerlas, en particular su ropa. Pero está segura de que dentro de una de las bolsas está el vestido que se compró para el entierro del padre de Mihail. Con un cuello de corte Mao y una falda larga y fluida, no solo hacen un buen trabajo escondiendo sus tatuajes, sino también sus curvas.
Lo deja encima de la cama y se mete un momento en el baño. Busca una lata de gomina, la que ha visto usar a Ollie, y se la pone en el pelo para echarselo hacia atrás. Posa unos segundos ante el espejo, se ve guapa con ese peinado… pero quizá en otro momento. Ahora se lo cubre, primero con una redecilla y luego con una peluca pelirroja. No tiene mucho tiempo para estilizarla, pero le gusta como le enmarca la cara. Finalmente, con un poco de base de maquillaje, se tapa la cicatriz de la cara.
Una vez vestida y con las gafas de sol, nadie diría que tiene ante así a Catalina Veloso.
El perro de San Roque no tiene rabo…Murmura para sí mientras sale de la caravana. ...porque un rabino se lo ha cortado. Para en el ultimo momento. Deja el movil apartado para darle un corto y pequeño abrazo a Rokko antes de salir, y le dice a la compañía de taxis que manden a alguien a recogerla.
Una media hora después, la irreconocible figura de la cambiada Catalina aparece ante Malachy. Ni siquiera su forma de caminar es la misma, aunque no es tanto parte del disfraz como que no le gusta demasiado ese vestido.
Buenas noches, рыбка . Le dice con una voz que no parece la suya. Se desliza las gafas por el puente de la nariz y le guiña un ojo.
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Cascos de la Amistad | Franco Colapinto
summary: Franco y Agus comparten un momento íntimo en un hotel en Las Vegas, cuando ella le regala un casco personalizado con sus iniciales, despertando emociones profundas en ambos.
pairing: franco colapinto x (fem)! teammate
wattpad: jinetacromadette
masterlist
En la habitación de Agus, en un hotel que parecía apenas contener el caos de Las Vegas afuera, ella revolvía con ansias una bolsa sobre la cama. Franco la observaba desde un costado, apoyado contra el marco de la puerta. Había algo casi hipnótico en la concentración con la que buscaba, como si se tratara de un ritual importante.
—Como tenemos una gran conexión, yo sé que te va a gustar —dijo ella, segura de sus palabras, pero con una chispa de emoción en los ojos.
Cuando al fin lo encontró, alzó el casco con una sonrisa tan grande que pareció iluminar toda la habitación.
—¡Es este! —exclamó, alzándolo frente a él.
Franco dio un paso adelante, intrigado. El casco era blanco con detalles azules, elegante y sofisticado, pero lo que más llamó su atención fue la bandera argentina en los costados y la frase que coronaba la parte trasera: “Coronados de gloria.” Sin embargo, lo que lo descolocó fueron las iniciales grabadas debajo de la bandera: “AL.”
—Pero mirá lo que es eso… —murmuró, tomando el casco entre sus manos con cuidado, como si fuese un objeto sagrado. Sus dedos recorrieron las superficies lisas y brillantes, sintiendo cada detalle. La combinación de colores, los acabados, todo era perfecto—. Es muy lindo, en serio —dijo al fin, con una sonrisa que parecía iluminar su rostro—. Me hace acordar a uno que solía tener… pero este es más lindo.
—Obvio que es más lindo —respondió Agus, mirándolo con ese toque de orgullo que le calentaba el pecho.
Franco asintió con una sonrisa amplia, esa que rara vez mostraba, y siguió inspeccionando el casco como un niño que acaba de ver su juguete en la vidriera de una tienda.
—¿Es para vos? —preguntó, aunque en su interior ya conocía la respuesta.
—Sí, ¿te gusta? —dijo Agus, mirándolo en busca de su aprobación.
—Me encanta. Es hermoso.
Sus dedos recorrieron el diseño, notando cada detalle, cada textura. Algo en él quería decir más, expresar lo que estaba sintiendo, pero las palabras se quedaban cortas.
Ella estaba acostumbrada a verlo emocionarse, a que su pasión por las carreras dominara cada pequeño momento, pero algo en esta escena era distinto. Quizás era porque no se trataba solo de un casco. Era de ella. Llevaba sus iniciales.
—Creo que me tengo que pedir uno —dijo Franco, y su voz sonó honesta, casi urgente. La necesidad no era tanto el objeto, sino lo que representaba.
—Probátelo —lo animó Agus, acercándose un poco más.
Él la miró, dudando por un segundo.
—¿Decís?
—¡Sí! —respondió ella con entusiasmo, y la manera en que sus ojos brillaban al mirarlo lo hizo sonreír.
Con cuidado, se colocó el casco. Mientras caminaba hacia el espejo, sintió el peso sobre su cabeza, un peso que, lejos de incomodarlo, lo hacía sentirse protegido, conectado con algo más grande. Cuando se vio reflejado, soltó un suspiro y no pudo evitar reír suavemente. Le quedaba perfecto, como si hubiese sido hecho para él.
—Es… hermoso… —murmuró, más para él mismo que para ella—. Está buenísimo, definitivamente me voy a pedir uno.
Agus, detrás de él, sacaba algo más de la bolsa. Aunque él no podía verla, ella lo observaba a través del reflejo en el espejo, sonriendo de manera sutil. Había algo en su expresión que la hacía sentir ligera, como si todo en ese momento tuviera sentido. Pero al mismo tiempo, esa sensación de vértigo, de estar en un borde que no podían describir, seguía presente.
—Y eso que soy austero con estas cosas —comentó Franco, girándose un poco para mirarla—. Yo uso los que me dan. Tengo uno solo mío y está en las últimas.
—Sí, es verdad —respondió ella, sacando otro casco de la bolsa—. Siempre usás el mismo. ¿No creés que es momento de cambiarlo?
Él la observó, intrigado, cuando ella le extendió el nuevo casco. Frunció el ceño, notando que era igual al anterior. Pero cuando sus ojos se fijaron en el detalle, lo entendió.
Las iniciales habían cambiado. Ahora no eran “AL”. Ahora eran “FC”.
—Me estás jodiendo… —murmuró, sus ojos yendo del casco a Agus, que sonreía con picardía.
—Lo pedí para vos. Pensé que te iba a gustar.
Las palabras lo golpearon con una calidez inesperada. Franco apretó el casco contra su pecho mientras una sonrisa enorme y sincera se extendía por su rostro.
—Probalo —susurró ella, y algo en su tono lo hizo sonreír de manera involuntaria.
La emoción lo invadió, y antes de pensarlo demasiado, la abrazó, apretándola con fuerza mientras el casco descansaba entre ellos.
—¡Es hermoso! —exclamó, cerrando los ojos mientras la sentía entre sus brazos—. Vos sos hermosa.
El susurro quedó suspendido en el aire. Ella se rió, nerviosa pero cálida, como siempre.
—¡Bueno, pero probátelo! —replicó Agus, separándose un poco mientras lo miraba con ojos brillantes.
Franco le hizo caso. Se colocó el casco y volvió al espejo. Esta vez, cuando se miró, el impacto fue distinto. Ahora llevaba algo que lo representaba completamente. Era suyo. Y, al mismo tiempo, no podía evitar pensar que de alguna manera también seguía siendo de ella.
Como su corazón.
Cuando se giró hacia Agus, su decisión estaba tomada.
—Está muy lindo, pero quiero el otro.
Ella frunció el ceño, aunque su sonrisa no desapareció.
—Es el mismo, ¿eh? No cambia nada —dijo, acercándose mientras repasaba el casco con las yemas de los dedos.
La distancia entre ellos era mínima ahora. Su mano, que había estado tocando el casco, bajó hasta su hombro, descansando allí con una suavidad que le hizo estremecer. Ambos se miraron, sostenidos en esa tensión que nunca terminaba de resolverse. No era algo nuevo; llevaban tiempo en ese juego de provocaciones, ese ir y venir que parecían dominar con naturalidad. Pero en ese instante, algo era diferente.
Había algo magnético en la forma en que ella se movía, con ese aire entre seguridad y dulzura que tanto lo desarmaba.
—No, no son iguales —repitió él con firmeza, devolviéndole la mirada. Había algo íntimo y vulnerable en ese instante, como si ambos se estuvieran diciendo algo que no terminaban de verbalizar. —El otro tiene tus iniciales, Agus. Yo lo quiero para mí, así voy a estar más lindo.
Ella entrecerró los ojos, divertida, como evaluando cuánto de broma y cuánto de verdad había en su comentario. Al final, sonrió y subió ambas manos hasta sus hombros, rodeándolo en un abrazo que a Franco lo dejó sin palabras.
—¿Así vas a estar más lindo? —murmuró cerca de su oído.
Él asintió, sintiendo que cualquier respuesta coherente lo eludía, y la envolvió entre sus brazos. Se sentía un idiota, pero ¿qué podía hacer? Ella tenía ese efecto en él, lo hacía bajar la guardia, lo desarmaba por completo.
—Chi —susurró, como si con eso pudiera explicar lo que pasaba por su cabeza. Y se quiso pegar mentalmente por la forma en que dijo esas palabras, ya demasiado era para manejar todo y ahora reaccionaba como un bobo frente a una mujer.
Agus se rió suavemente, tan cerca de su cara que Franco sintió cómo el calor subía por su cuello. Ella dejó un beso en su mejilla, y él cerró los ojos por un breve segundo. La mente le jugaba una mala pasada; cada uno de esos gestos le parecía un mensaje cifrado que solo él podía escuchar.
—Sos muy lindo —dijo Agus, en ese tono de voz suave, casi un susurro, que a Franco le hacía sentir un vértigo desconocido.
Franco abrió los ojos y se encontró con los de ella. En ese instante, se dio cuenta de que no solo estaba sobrepensando. No, definitivamente no. Había algo en la manera en que lo miraba, en la cercanía que ahora se sentía tan natural, que no podía ignorar.
Pero mas allá de esa tensión obvia, el momento tenía una ligereza casi familiar, una comodidad que no siempre estuvo allí. Porque todo había empezado de manera muy distinta.
La primera vez que lo vio, Agus estaba en el baño de la sede de Williams, frotando desesperada la mancha de café que decoraba su camisa blanca. La misma que había elegido con tanto cuidado para su primer día como piloto oficial de Fórmula 1.
—Perfecto, Agus. Tu debut triunfal y ya das la nota —se murmuró al espejo.
El desastre había comenzado cuando, en medio de los nervios, no logró esquivar a Franco en el pasillo. Él, con reflejos impecables, trató de sostenerla antes de que se cayera, pero no pudo salvar el vaso de café.
—¿Estás bien? —le preguntó, su voz un balance perfecto entre preocupación y diversión.
Ella apenas pudo asentir, señalando su camisa arruinada.
—Tu café no sobrevivió.
Él se rio, una risa breve pero tan genuina que a Agus no le quedó más opción que unirse.
—Creo que la camisa tampoco sobrevivió. Perdón, Agus. Te juro que no fue mi intención arruinar tu debut triunfal.
Ese momento, incómodo y torpe, había marcado el inicio de su amistad. Lo que en ese instante era solo un intercambio gracioso se transformó rápidamente en una conexión que Agus no había anticipado.
Ahora, la distancia que antes parecía lejana era inexistente. Agus estaba tan cerca que podía sentir su aliento, y no solo eso: lo abrazaba con esa confianza que solo se construye cuando alguien ocupa un lugar especial.
—Vos sos la más linda del mundo, Agus —dijo Franco, en un tono bajo, cargado de honestidad. Sentía sus manos en su nuca, jugueteando con el cabello corto de la base de su cuello, y esa caricia lo hacía sentir algo inexplicable. —Realmente me encantó, la pegaste.
Ella sonrió, y en ese gesto había algo más que orgullo por haber acertado con el regalo. Dejó otro beso suave en su piel, tan breve como significativo. Era un gesto que no solía hacer, pero desde hace unas semanas Franco la sentía más cercana, más demostrativa.
—Sos un poco demandante a veces —murmuró Agus, con esa voz suya que siempre sonaba cálida—, pero si querés el otro casco, te lo cedo.
Franco sonrió, casi embobado, y dejó salir una risa baja y maliciosa.
—Siempre consigo lo que quiero —afirmó, alzando una ceja con falsa seguridad.
Agus no se apartó; al contrario, lo miró con los ojos entrecerrados, cargados de una chispa juguetona.
—Eso es una habilidad que me gusta mucho de vos —dijo en un murmullo. Entonces, con un gesto lento, llevó su dedo índice a su mejilla y le apretó la piel con ternura—. Ojo que hay que bancarse mis iniciales en un casco, eh.
—Vos tranquila —respondió finalmente, en un tono que intentaba igualar el suyo, mientras sus ojos recorrían el rostro de Agus con descaro contenido—. Yo nervioso, amor.
Se miraron en silencio, como si se estuvieran midiendo. Franco no sabía cuándo había comenzado a sentir ese vértigo cada vez que estaba con ella, pero ahí estaba, haciendo que todo pareciera distinto.
—Gracias —dijo finalmente, rompiendo la tensión con un susurro. Sentía que necesitaba decir algo para no quedar atrapado en ese intercambio sin fin—. Estoy muy contento, en serio.
Agus pareció volver a la realidad, y su expresión se suavizó.
—Me alegra mucho que te haya gustado —dijo con gentileza—. Sabía que te iba a encantar, lástima que le erré con la inicial, pero… tenemos gustos muy similares.
Franco rió, relajándose un poco.
—Míralo como… cascos compartidos.
—¿Cómo cascos de la amistad? —preguntó ella inocente, y él bajó la vista con una sonrisa.
—Algo así… —respondió, tragando saliva. Qué le iba a decir, ¿que no?
Agus se rió, y esa risa tenía algo que siempre lo hacía sentir en casa.
—Me gusta pensar que vamos a compartir todas nuestras carreras juntos, ahora —agregó ella, ladeando la cabeza.
—Soy un genio, lo sé —bromeó Franco, pretendiendo creérsela, y ella volvió a reír.
—Sí, mi amor. Sos un genio —respondió Agus, separándose tranquila. La forma en que el apodo salió tan natural lo desarmó de nuevo. Ella no parecía siquiera haberlo notado, pero Franco exhaló un suspiro.
¿Cómo habíamos llegado hasta acá? pensó él mientras guardaba el casco en la bolsita y se sentaba en la cama.
En ese momento, no había palabras que pudieran capturar lo que sentían. No porque no quisieran explicarlo, sino porque no sabían cómo. Y quizás, en el fondo, aún no era necesario
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Sentence starters
Envía un diálogo dicho por tu personaje:
"Vi algo como esto en una película. No terminaba bien."
"¿Podrías ayudarme a recoger esto?"
"No puedo creer que nos obliguen a hacer esto."
"¿No deberían también llamar a los ancianos?"
"¿Qué crees que les haya pasado?"
"Tenía mejores planes que limpiar..."
"¡Cuidado con esas plumas!"
"¡Qué asco!"
"Aleja eso de mí.!
"Nada como mil cadáveres de cuervo para iniciar el día."
"¿Qué clase de bienvenida es esta?"
"El contrato no hablaba de recoger cadáveres un sábado por la mañana."
"Espero que encuentren la raíz del problema."
"Mi perro no me dejó dormir con sus ladridos por la noche."
"Estoy seguro de que vi algo extraño anoche desde la ventana de mi cocina."
"Dicen que esto ocurre en pueblos ligados a la brujería."
"Te cambio esta bolsa por esa pala."
"Solo quería relajarme. ¿Es mucho pedir?"
"No sé cuántos más de estos puedo soportar ver..."
"¿Por qué justo los cuervos? Algo raro está pasando."
"¿Te diste cuenta de que no tienen ninguna herida? ¿Qué los mató?"
"Ya perdí la cuenta de cuántos llevamos... ¿Cuántos más habrá?"
"No pensé que el centro del pueblo pudiera verse más desolado, pero aquí estamos."
"¿Crees que debería preocuparme de lo que está en el aire?"
"Hay algo... en sus ojos. Como si estuvieran viendo algo antes de morir."
"Me estoy empezando a preguntar si seremos los siguientes."
"Cuanto antes terminemos, mejor. Este lugar me da mala espina."
"Nunca vi a los animales comportarse así antes. Es como si estuvieran siendo controlados."
"No me siento cómodo con todo esto, pero alguien tiene que hacerlo."
Palabras inspiradas en situaciones:
Envía VENADO para un starter donde nuestros personajes intentan escapar de un venado descontrolado.
Envía CUERVO para un starter donde nuestros personajes se unen para recoger cuervos más rápido.
Envía PERRO para un starter donde nuestros personajes toman un descanso de las actividades.
Envía GATO para un starter donde nuestros personajes tropiezan con bolsas de basura.
Envía ARDILLA para un starter donde nuestros personajes comparten teorías de lo que ocurre.
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