#ay se me cuelan las mayus perdón sdjfgsdfs

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La mente del príncipe lleva un tiempo nublada por pensamientos que cruzaban los límites de una amistad.  Al principio creyó que era simple curiosidad al sentirse cómodo junto al omega, podía ser él mismo y dejar a un lado el título que lograban intimidar a muchos, pero no a él. Poco a poco Dasha se hizo con un lugar en su gentil corazón, escapándose de sus responsabilidades para platicar aunque sea unos minutos, antes de ser arrastrado por Baekho al castillo u otras villas que requerían su ayuda. La hermosa imagen del híbrido bajo los rayos del Sol o en el agua eliminaba cualquier frase coherente de sus labios, balbuceando tonterías y recibiendo una risita burla de regreso, una que anhelaba escuchar más seguido. Le avergonzaba hablar ese tema con cualquier criatura, incluyendo su melliza, pero es tan malo ocultando lo que siente que fue descubierto por uno de los gemelos híbridos. Yune comprende que, como alfa, era natural desear a un omega, logrando convencerse cuando pasó el último rut susurrando el nombre del más bajo, imaginando cómo sería estar en su interior, cediendo a sus instintos primitivos y tomarlo hasta quedas satisfecho. Sus mejillas se tiñen de rosado ante los recuerdos y es una voz que lo regresa a la realidad, a esa improvisada cita junto a la cascada, acompañado de la misma criatura que se ha adueñado de sus pensamientos y que parece esperar alguna reacción del menor. “Hueles más dulce que de costumbre… ¿Traes perfume nuevo?” pregunta, desconociendo si realmente Dasha creó un nuevo aroma para la ocasión o su anhelo por tomarlo ahí mismo.