#aunque yeah; le gusta más el recibir(??)
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decidpool · 7 years ago
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👀 + JaeJoon, ¿qué te gusta más? ¿dar o recibir? u know ;) 1313
Send me a “👀 + a question” and my muse has to answer honestly!
     Una par de risas salieron de sus labios, porque claro, había entendido a la perfección lo que su interlocutor se refería. Ah, el tema del que más gustaba de conversar, quién lo diría. —Oh, vaya. No creí que alguien fuera a preguntarme algo como eso —confesó, llevándose una mano a su mentón, pensando.
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     —La verdad es que no soy una persona difícil de complacer, cualquier cosa es buena—, su experiencia en todos estos años, le han enseñado todo lo que sabía de los placeres carnales —. Aunque, siendo más sincero y si tuviera que decidir siempre en todos mis encuentros, sería el recibir, pero sin perder el privilegio de ser el dominante.
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daechvita · 6 years ago
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! ( ya que estábamos, nuestro NamJin uwu ♥ )
                                                ——  💌 ┊ @memxriis​             Env��ame “!” para descubrir la vida en matrimonio de nuestros personajes
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¿Quién fue quien pidió matrimonio?: Jeongho, idk why, pero creo que luego de ser el más constipado emocionalmente se sentía con el deber de demostrarle a Byungwook lo mucho que lo amaba.
¿Quién se estresó más planeando la boda?: Jeongho de cierta forma, aunque los dos son super chill con respecto a muchas cosas, Jeongho es más fijado y busca la perfección.
¿Quién decoró la casa?: Both, debe tener cosas y espacios que a los dos les den comodidad. Desde un despacho para Jeongho hasta un area de practica para Byungwook.
¿Quién es más organizado?: Jeongho, en esto no tengo dudas y tengo muchas pruebas(?)
¿Quién comienza la diversión en el dormitorio?: Byungwook, no esperó tantos años para que el profe lo noticee como para no lanzarse cada que tenga ganas. Además de que yeah, conocemos a Jeongho.
¿Quién sugirió primero tener hijos?: Jeongho
¿Quién es más dominante?: ¿Jeongho? Byungwook es super chill
¿Quién es más mimoso?: Byungwook, le encanta recibir besitos y mimitos.
¿Cual es su actividad no sexual favorita?: Cenar fuera y románticas, a pesar de que Jeongho es un gran cocinero, los dos se dan ese lujo de pasearse por muchos restaurantes e intentar cosas nuevas.
¿Quién mata las arañas?: Jeongho, no tiene piedad con la arañita. Byungwook tal vez es quien la toma y la libera, debe ser un problemon cuando Byung pesca a Jeongho matando a la araña(?)
¿Quién se duerme antes?: Byungwook creo que es el que duerme en lugares poco propicios, pero Jeongho sería quien se duerma primero cuando están en la hora de dormir adecuada.
¿Quién es más ruidoso?: Fuck this is sexy, Byungwook. Jeongho disfruta A LOT, escucharlo, tanto sexualmente como no.
¿A quién le gusta más experimentar?: Byungwook, Jeongho es más apretado fdkjldfñfd. Pero creo que los dos llegan a buenos consensos sobre que hacer y que no.
¿Follan o hacen el amor?: Hacen el amor, solo cuando quieren cambiar un poco del vanilla se van a lo kinky.
¿A quién es más probable sorprender masturbándose?: No creo que sean una pareja que haga algo como esto, los dos deben ser directos cuando tienen ganas de complacerse y que mejor que hacerlo juntos.
¿Quién se corre primero?: Jeongho busca el placer de Byung primero que el suyo, así que Byung.
¿Quién es mejor en el sexo oral y quién lo prefiere?: Fuck idk, estoy como ?!?!?! pero por personalidades, Byungwook. Jeongho too, debe ser full débil por esos labios.
¿Quién empieza las cosas normalmente?: Empezar sexualmente Byung, empezar otro tipo de cosas como los labores de la casa, la limpieza, el ordenar, etc, creo que Jeongho.
¿Quién es más sensible?: Byung debe ser, porque Jeongho es kinda piedra a veces.
¿Quién tiene más paciencia?: Jeongho, se ha visto en diferentes roles fjdsldñsd
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aletheiawriting · 7 years ago
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“El tesoro” - the 1840s WIP
Hey pals, thanks for encouraging me to post this!! This is an excerpt from the 1840s WIP, starring Pandora and her two best friends. I’m posting my original writing for the first time, “original” meaning it’s in Spanish, no translation! Some of you lot actually wanted to read it so!!! (Thanks for your enthusiasm, by the way lol)
This is pretty early in the story, it’s like the third scene we get with Pandora. Pan likes collecting what she calls “treasures”, and she finds many of them by the beach, where she decided to go in the middle of the night, something she does sometimes just because she can. Except this particular night 1) there was a pretty strong storm, 2) she found a pretty interesting thing. By the way — Pandora is not described here, because that happens on her first scene, but she’s pretty darn tall, pretty skinny, has long (natural) red hair and white but tan-ish skin? Yeah that’s all I guess
I’M SO NERVOUS
Era un día frío de marzo, y cuando Pandora salió a la puerta de la casa, supo que se le iban a congelar las piernas. Llevaba puesta una falda que había heredado de su infancia, y que al cumplir ella los doce o trece y empezar a estirarse como un junco, se había vuelto muy pequeña. Si la movía el viento, revelaba incluso sus rodillas, y por eso nunca la llevaba a la iglesia, donde las damas giraban la cabeza lenta y terroríficamente para arrojarle miradas ofendidas.
Pandora apenas dijo adiós a sus padres. Estaba ocupada congelándose las rodillas, volando sobre los adoquines, y dibujando sobre ellos, con las suelas, la oración al glorioso viernes. Por suerte, no aprendería civismo, o más bien la doctrina religiosa que enseñaba el maestro Vázquez: su primera clase del día la impartía su maestro favorito, el profesor Gabriel Martín, que superaba con creces al señor Vázquez.
La calle estrecha donde se ubicaba su casa desembocó en una más amplia, donde despertaba el mercado de todos los viernes, tradición del pueblo. Pandora saludó a la florista, a la frutera, a la familia de granjeros; pasó volando rápido frente a todos, y alguna dama de iglesia suspiró indignada.
—¡Hola, Pan!
La voz familiar la detuvo en seco. Pandora se volvió sobre sus talones y un chico le sonrió: dos grandes gafas redondas que acentuaban todavía sus grandes ojos, piel aceitunada y aquel cabello que parecía un nido de pájaro. Aunque era de su edad, Samuel era más bajito que ella, como eran todos los jóvenes de la edad de Pandora, en realidad.
—¿Dónde está Rodrigo? —preguntó en vez de saludarlo, aunque le devolvió la sonrisa para no ser descortés.
Samuel señaló, sin mirar, a una figura por encima de su hombro. Rodrigo: sus zapatos trotando por la calle resultaron de pronto escandalosos, como si fuera el gesto de Samuel el que hubiera invocado el sonido. Rodrigo tropezó inevitablemente. Pandora intentó aguantarse la risa. Samuel no; se carcajeó con desparpajo. Por milagro, su hermano llegó a su lado sin haberse estampado las gafas en los adoquines del suelo.
—Pan —dijo en una exhalación, y apoyó las manos en las rodillas para dejarse respirar después de la carrera—. Hola.
Si se podía distinguir al gemelo de Samuel por algo era por su pelo, de rizos bien domados en lugar del desastre que llevaba Samuel sobre la cabeza. Aunque Pandora ya, a esas alturas, les notaba hasta las diferentes maneras de mover los labios; qué malo era acostumbrarse a alguien.
—¿Ha pasado algo? —preguntó Pandora, intentando no sonreír demasiado.
—Resulta que aquí Samuel —le clavó la mirada a su hermano— tiene permitido escapar de las señoras que nos preguntan cómo están nuestros padres… —aún necesitaba unos segundos para respirar. Retiró las manos de las rodillas y al fin se irguió en toda su altura, no muy superior a la de su hermano— … y que se sorprenden de lo mayores que estamos, pero yo no.
—¿Las señoras que te pellizcan las mejillas? —preguntó Pandora.
—A mí, y sólo a mí —especificó Rodrigo—. Exacto.
Samuel los escuchaba con una sonrisa cada vez mayor.
—Porque yo les he dejado claro que no me gusta, Rodri —dijo, con mucho orgullo en la voz— y que soy muy mayor para eso.
—¿Y crees que yo no?
—La clave está en saber imponerse. A ti te hacen caso omiso porque no te toman en serio.
—¿Puede saberse qué tienes tú que te haga imponente? ¿Que no te peinas?
—¡Pues mira, quizá sea eso!
Rodrigo estaba por lanzar algún reproche, pero, súbitamente, los dos gemelos parecieron muy conscientes de que Pandora los miraba como si fueran un espectáculo teatral.
—Bueno, suficiente hablar de nosotros —soltó Samuel.
Pandora emitió un ruidito que servía como interrogación, y para entonces los dos chicos la miraban como si esperaran un discurso.
—Bueno, ¿qué pasa? —inquirió Rodrigo—. ¿No vas a contarnos qué pasó en la playa?
Pandora lanzó un grito ahogado. No podía creer que casi se le hubiera olvidado soltarles su trepidante relato de los acontecimientos. Incluso lo había ensayado antes de dormirse.
—¡Vaya tela! —dijo Samuel con diversión—. Para la tarde ya va a estar hablando de ti el pueblo entero.
—Calla, no me des miedo —dijo Pandora.
—Ya estaba hablando de ti toda la taberna… —dejó caer Rodrigo.
—¿Cómo que toda la taberna?
—Bueno, está bien: puede que sólo tres o cuatro personas. No llegamos a oír mucho, porque papá nos descubrió escuchando detrás de la puerta y prácticamente nos tiró las mochilas sobre la espalda y nos echó de casa.
Pandora hizo una cuenta mental del número de personas que sabían acerca de lo que había pasado en la playa. Sus padres, por desgracia. Alberto, el farero. Los Pereira, los pescadores, quienes la habían visto ser arrollada por la tempestad, y quienes no habrían esperado para comentar lo sucedido en la taberna, que regentaba el padre de los gemelos. Y si lo sabían ellos, lo sabía el buen amigo de Nicolás Pereira, el marido de la dueña de la confitería. Y por extensión, la dueña de la confitería, a quien le encantaba actuar de periódico del pueblo. Y si lo sabían todos los visitantes de la confitería, podía ser que lo supiera hasta el cura del pueblo, lo cual, en perspectivas del domingo que se acercaba como una sombra, era terrible... Y si lo sabía el cura del pueblo… ¡por Dios!, blasfemó Pandora en su mente… lo tenía que saber el maestro Vázquez.
Poco importaba que la escapada de Pandora no tuviera nada que ver con la escuela. Los golpes que daba aquel hombre con la maldita regla llegaban a cualquier rincón, y por cualquier motivo. En una ocasión, había sido porque al profesor le desagradaba la “vida de artista” que llevaba el padre de Pandora. Lo que no le haría por haberse escapado a la playa en mitad de la noche.
Samuel y Rodrigo debieron de ver la señal de una desgracia inexorable en la cara de Pandora, porque cambiaron de tema muy preocupados, como si temieran que la muchacha se les fuera a desmayar allí mismo.
—Bueno, entonces, ¿qué pasó en la expedición a la playa? —la apremió Samuel.
—Claro —dijo Pandora, como despertándose de un sueño—. Mirad, ¿sabéis qué? Por ser esta una ocasión especial, voy a hablar sin ambages. —Se regocijó con la atención que estaba recibiendo antes de concluir—: Lo que ha pasado es que he encontrado el mayor tesoro de mi colección.
Samuel y Rodrigo la miraron, y después compartieron una mirada.
—¿Y bien? —soltaron al unísono.
—Es que no voy a contaros lo que es —sonrió Pandora—. Mejor aún: voy a enseñároslo.
Los ojos de Samuel se iluminaron, y los dos comprendieron que el tesoro se encontraba en la bolsa de la escuela de Pandora... tan normal e inocente que parecía.
All the wonderful people who wanted to read this: @no-url-ideas-tho @lamarisabidilla @breakeven2007 @mywritinghideout @mirror-of-too-many-books @mingmingzi8812 @oliviagordonwrites (hey @ Olivia, feel free to ask me to clarify anything that Google translator hasn’t cleared up for you, it’s really shitty asjgbhj). 
Please give me your opinion I would Die for it. Feel free to answer any of these questions if you don’t really know what to say: 
First impression of the three characters you’ve just met?! 
What is the feeling you get from Pandora’s and the twins’ friendship?
Was this easy to read (if you’re fluent) or is my style somehow tedious? I’m not sure whether I use Too Many Words or what... Someone my age who read i told me the vocabulary was too complicated, too. I wouldn’t want to make my writing boring so if you think it somehow is I’d love you for giving me feedback on it!
Was the dialogue boring somehow? (like, regardless of my style)
What do you think Pandora’s “treasure” is? *insert the eyes emoji, which I can’t be bothered to look up and paste here*
Was there anything you liked particularly?
I’ll probably be posting more excerpts in Spanish so look forward to that, I guess!! Thank you so much for reading!
P.S.: forgot to mention this - el “por suerte, no aprendería civismo” is a reference to a conversation Pan had had with her parents. It went like this: 
—¡A tu edad! —exclamó su madre—, que te escapes por la noche cuando deberías estar encargándote de tus responsabilidades de mujer, y lo que ya es el colmo: ¡vas y te vistes de muchacho!
Pandora lo vio por el rabillo del ojo: su padre entraba en la habitación. Dibujó una sonrisa inmensa. Su madre supo de inmediato por qué y se volvió a recibir a su marido.
—¡Cariño, nuestra…!
—Déjala, Lía —la interrumpió él con su voz dulce. La voz dulce de los artistas, decía su madre; al parecer era inherente a ellos.
Pandora, que nunca había oído a su padre levantar la voz, se lo creía. No había logrado heredar de él su calma, ni su voz dulce de artista, ni tan siquiera su talento de artista. Por suerte, sí el color rojizo de su cabello y su sublime barba. Los ojos castaños eran los de su madre, pues su padre los tenía azules, y también eran de su madre los labios “redondos”, los describía él.
—Es su hora de ir a clase —añadió, y, mientras acariciaba los brazos de la mujer, le dirigió una mirada afilada a su hija—. A ver si así aprende algo de civismo.
La sonrisa se fue rápido de la cara de Pandora.
—Ir a clase —resopló su madre—. Yo a su edad no iba a clase; me encargaba de las tareas que me correspondían. Quizá por eso tiene la mente tan apabullada, Benjamín, por intentar llenarla de cosas que ya no necesita.
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mibonitisima · 4 years ago
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El día después.
Había hecho el equipaje. Lo había metido todo milimétricamente en su maleta de cabina para no facturar. Tenía todo organizado, eso le hacía sentir bien. Llevaba tiempo esperando este momento. Cerrar la maleta significaba al fin salir. Terminar con esta racha de “síndrome de la cueva” y volver a sentir y recibir nuevos estímulos. Y principalmente aniquilar la sensación de que todo estaba parado.
Este viaje suponía muchas más cosas que una simple escapada. Aunque fueran solo unos días, el hecho de salir, coger un avión, visitar un sitio nunca antes pisado por uno mismo, despegar… sin miedo a las turbulencias esta vez. Porque la ilusión puede con todo.
Llegaría a tiempo, el uber estaba programado para que le recogiera media hora antes de su llegada al aeropuerto. Se tardaba menos de media hora en llegar a la terminal desde su casa, incluso con tráfico. Pero así se sentía bien. Sin complicaciones a la vista. Todo puntual, todo organizado, todo perfecto. De nuevo la ilusión es lo que movía todo.
A pesar de los nervios de la inminente escapada, había decidido hacer planes aquella noche. Sentía que había que aprovechar de nuevo cada momento. Un concierto en el centro de la ciudad. Los conciertos en bares era lo que más le gustaba. Eran pellizcos de vida. Volver a vivirlo era fascinante y por supuesto, ineludible. El grupo no era lo más importante hoy, aunque no estaba mal. Pero unas cervezas, algo para picar y disfrutar del piano y la guitarra en directo rodeado de su gente… “Noche rock’n Roll”, ¡cómo mola! pensaba. Era el plan perfecto para acabar una etapa o empezar una nueva.
Reservó su coche a tan solo 100 metros de su portal, cogió las llaves de casa, el móvil, DNI y haciendo recuento de si lo llevaba todo, fue de forma instintiva a por su mascarilla. Pero antes de abrir el cajón, se detuvo, y sonriendo para sí, se dio media vuelta y se marchó, sin cerrar ni siquiera la puerta con llave.
El recorrido hasta el centro serían apenas 20 minutos. Durante los cuales no dejó de apreciar la vida de la ciudad. La gente cruzando las calles, apresurados, de camino a un lugar que no era “casa”, aun siendo más de las 22.30. La noche de nuevo era joven. La ciudad vibraba otra vez. Entendía que lo que le hacía sentir bien, era exactamente lo mismo que le hacía sentir bien a todo el mundo. A todo el puto planeta. Y eso aportaba un plus de excitación que se reflejaba en todo su alrededor. Creando una atmósfera chulísima.
Llegando al lugar del concierto, la app de park place le avisa de un sitio disponible en una calle paralela al local. Cuando está a punto de llegar, suelta un “mierda” al ver que otro se le ha adelantado… pero en seguida encuentra otro hueco en el que se jura que meterá el coche a pesar de que aparenta ser un espacio justo. Alguna que otra maniobra y toque al de detrás, y el trayecto habrá finalizado.
En la puerta del local hay una larga cola para entrar. Hasta eso que en otro momento sería una justificada excusa para ir a otro sitio, ahora le devuelve de nuevo la sensación de excitación que supone que todos quieran y puedan hacer algo juntos. Sin importar el aforo sanitario, solo el físico. ¡Qué pasada!, se dice. Recitado como el ¡Vamos! de Rafa Nadal.
Unos minutos después está dentro! La música suena atronadora, junto al murmullo de la gente que va invadiendo el local. Después de consolarse escuchando música en los altavoces de su salón, esto es realmente estimulante. Divisa al fondo a su gente. Y se apresura para unirse al grupo. Se habían estado wasapeando para coger sitio en el lugar de siempre, el siempre de antes. Allí estaban, sin distancia de seguridad y sin filtros. Como siempre, el siempre de antes. Otra vez la sensación de excitación.
Eran unos cuantos los que al día siguiente cogían el vuelo. Por lo que la conversación claramente estaba enfocada en el viaje. El resto prometía que se unirían en la siguiente escapada, pero parecía que la experiencia de poder salir de viaje era ya suficiente para llenar de ilusión las mentes de todos y cada uno, tuvieran o no la maleta preparada.
Comienza el concierto. El grupo se presenta, dan la bienvenida a todos, y celebran el momento especial tirando una mascarilla al público en el mismo momento en que dicen “¡Que le den al puto virus, el rock nunca muere!”.
La respuesta es espectacular. Un sonido ensordecedor de aplausos y gritos que representan la respuesta unánime de quien ha estado mudo y sordo durante demasiado tiempo.
La guitarra comienza con un riff conocido. Y de nuevo todo el público se hace notar. Imposible no hacerlo. La gente busca la complicidad en los demás. Todos están ahí, por fin. De nuevo es posible.
Después de la última canción, llega el bis. Nadie quiere marcharse, todos están esperando el colofón final. ¡Lady Madrid, por favor!, grita una chica desde el fondo. Y en ese mismo momento, Leiva grita “¡Hasta siempre amiguitos, nunca se nos olvidará esta noche!”. En el fondo del escenario se proyecta un smiley. En serio? Y comienza con su “La estrella de los tejados, lo más rock’n roll de por aquí…”
 El despertador suena a las 8.30, pero la cafetera ya estaba tronando en ese momento. Imposible dormir con tanta emoción. Aun así, se despierta sin ganas aparentes. Como un robot se había dirigido a la cocina, había encendido la vitro y colocaba su cafetera ya preparada el día anterior… toda una premonición.
Aún faltaba hora y media para que el uber llegara. Sin embargo, su idea de presentarse en el aeropuerto con un aspecto cuidado, como si hubiera dormido 9 horas, podía a la medio resaca. Así se tomó el café, se duchó y arregló mientras rememoraba a Leiva en los altavoces de medio pelo de su salón.
El móvil no paraba de recibir mensajes de WhatsApp: “Estáis despiertos, ¿no? ¡Hoy es el día!”, “Yeah”, y emoticonos varios de demostración de “ahí estamos”. Cada vez que sonaba un nuevo mensaje, cada uno dejaba de hacer lo que estaba haciendo para responder con ganas y mantener la emoción del momento.
 Tras el despegue llegaba algo de calma al fin. Objetivo logrado, Estaba de camino a su nueva aventura. Era verdad. Estaba ocurriendo. Se imaginaba tomando cervezas locales y hablando con mucha gente. Incluso ligando con alguien. ¿Por qué no?  todo era posible ahora. Hacía mucho que no tenía sexo con nadie. El momento le había devuelto la posibilidad y con ello, las ganas. La mirada enfocada en las nubes y los pensamientos más lejos aún.
Los asientos del grupo estaban dispuestos de forma aleatoria. Es lo que tienen las Low cost y cogerlo en el último minuto. Por lo que el pasajero a su lado nada tenía que ver con su grupo. Era una chica, más o menos de su quinta. Rubia oscura, pelo medio rizado. Con cascos de diadema y de nivel. Está claro que le gusta la música, se dijo. No se había fijado en ella hasta ahora. Incluso cuando le había pedido que le dejara entrar en su asiento, no se había percatado. Ahora veía que sus facciones eran bonitas. No llamaba aparentemente la atención, escondida bajo los cascos y con algún kilo de más. Pero ahora veía su atractivo.
Tras unos segundos mirándola, ella se percata y le devuelve la mirada con una sonrisa. Wow, qué sonrisa! Seguro que la tiene ensayada… Pero se queda perplejo y eso le hace incluso responder en plan borde. No reaccionar.
Vuelve a su mundo. El vuelo durará unas 3 horas y media. Destino: Atenas. Me da tiempo a ver una peli, un par de capítulos de una serie, o empezar el segundo libro de Carmen Mola, que lo tengo aparcado desde hace unas semanas. Decide aparcar de nuevo el libro y se decanta por la última temporada de Ray Donovan. Cuando está apenas empezando el primer episodio, su compañera de viaje, la de la sonrisa wow, se acomoda ocupando parte de su espacio, recostando la cabeza en su antebrazo y provocando en él un momento incómodo.
La cercanía impuesta le hace percibir la música que escucha ella. En ese momento, y como una revelación, abre los ojos al darse cuenta de la canción que suena…
Turbulencias, la chica da un respingo y se agarra fuerte a su asiento. Él vuelve a observarla y se ve reflejado en ella. También le incomodan las turbulencias, pero no es momento de mostrar sus miedos. Al contrario, decide rozarle la mano, buscar su mirada y susurrarle: “Tranquila, Lady Madrid”, provocando en ambos la mejor de sus sonrisas.
Dispositivos off, conversación on…
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