#así que después seguro se la deja puesta toda la noche
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beauvm · 2 years ago
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* BEAU MARGRAFF asiste al evento de VIPER ROOM X TINDER: VALENTINE'S PARTY.
asiste a la fiesta con hani ( @kangh4ni ) y los anteojos que lleva colgando de la camiseta para que lo dejaron entrar se los prestó ella.
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ikoocaina · 3 years ago
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Fue lo Mejor del Amor
JEON JUNGKOOK x LECTOR
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  Él paso a verme a las seis, como acordamos ayer. Me desespera porque el miedo ronda otra vez…
  Mi relación de Namjoon se había vuelto cromática, se había perdido el encanto, todo el fuego, lo interesante, lo ardiente. 
  Quería a Namjoon, sí, pero ya no me sentía cómoda en esa relación. En mi cabeza solo pasaba el recuerdo de esa mañana, recuerdo el cual me quemaba por dentro.
  Y de nuevo, en ese cuarto, nos desnudamos piel a piel. Desgarrados nos entregamos a las ganas y al placer. Amamos y odiamos al destino que unió nuestros caminos. Y, después de lo prohibido, cada uno vuelve a su hogar…. como si nada hubiese pasado, continuando con nuestras diferentes rutinas como siempre.
  De vuelta a la realidad, miraba hacia mi alrededor, personas baila suavemente, o tomando algún trago. ¿Yo? Alado de mí marido quien hablaba con unos socios de su empresa. Era la típica fiesta/reunión donde se juntaban solo para ver quien tenía más plata y aparentar estar viviendo la vida que todos quisieran tener.
  Mis ojos se dirigieron a mi derecha, una pareja bailando mientras coqueteaban. ¿Podríamos nosotros estar así en público? No lo creo, él tenía esposa y yo mi marido, simplemente seríamos la vergüenza de todos si sale a la luz que le soy infiel a mi marido con…
— Jungkook —dijo Namjoon mirándome con una sonrisa.
— ¿Cómo? —pregunto sin entender a qué se refería.
— Que te presento a mi primo, Jungkook —repitió ladeando su cabeza, y en ese momento me percaté que había alguien junto a él.
  Jungkook… Jeon Jungkook. La persona con la que le soy infiel a mi marido. 
  Me abraza y sus labios van directo a los míos. Su dulce sabor y su lengua acariciando en la mía. Me pierdo en él y no me importa quién esté al otro lado de esa habitación de hotel.
— Buenas noches, es un placer conocerte —dice haciendo una leve reverencia con su cabeza. 
— Gracias, igualmente —finjo una sonrisa. Mentiría si dijese que no sabía que era el primo de mi marido. 
  Hundo las manos en su cabello y me muevo con él... 
  Lo había visto exactamente esa misma mañana cuando dije que iba a comprar los insumos para la casa. Nos habíamos encontrado donde siempre, en esa habitación de hotel donde una vez juramos dejar a nuestras parejas y escaparnos juntos. Muy cliché la verdad, pero a diferencia de las historias, nosotros sólo lo dijimos porque si… ninguno de los dos estamos dispuestos a dejar nuestras vidas.
  — ¿Y Lía, no viene con vos? —pregunta Namjoon dirigiéndose Jungkook. 
  Lía era su esposa hace más de cuatro años. Con Namjoon llevábamos casi seis años, y con Jungkook dos años.
  Me da besos tiernos mientras se balancea con cuidado y sensualidad. 
— No pudo venir, tenía que arreglar unas cosas de su trabajo y organizar un evento de beneficencia —respondió mientras agarraba una copa Martini que llevaba un camarero—. Voy a dar una vuelta y luego, seguro, me voy, que tengan linda noche —me sonrió y se fue.
  Luego de eso, seguí fingiendo que escuchaba las pláticas, de mi marido con personas de otras empresas, alrededor de una hora más.
  Cuando me aburrí completamente me acerqué a Namjoon y le susurró que iba a pasear por el lugar, a lo que él solo asintió y me dio un corto beso.
  Camine alrededor de la pista de baile, recibiendo la reverencias que me hacían algunas personas, hasta que llegue a una pequeña mesa de bebidas y me senté.
— Morocha ¿quieres bailar un rato conmigo? — dijeron a mi espalda.
  Obviamente reconocí su voz, trataba de escucharla todo el tiempo, incluso soñaba con ella.
— Creí que ya te habías ido —respondí mientras me daba la vuelta.
— Estaba apunto —Jungkook metió las manos a los bolsillos de su pantalón—. ¿Aburrida?
— No tanto, normalmente me aburro muchísimo pero hoy la fiesta está linda, se esmeraron en hacerlo en un lugar así —apunte a la pista de baile ya que normalmente en este tipos de fiestas nunca bailaban.
— La música es buena también —se acercó un poco a mí—. Si mal no recuerdo me dijiste que te gustaba el cuarteto y, oh casualidad, está sonando cuarteto. 
  Me reí entendiendo a la perfección a lo que se refería, pero: —Está Namjoon
— Mira —apuntó a un lugar fijo y yo lo seguí con la mirada—. Está en una llamada, y probablemente se vaya afuera porque no creo que el ruido lo deje escuchar bien.
  Como dijo Jungkook, pude ver a mi marido con el celular en la oreja dirigiéndose a la entrada del lugar.
— Kook…
— Solo un baile —rogó con sus ojitos brillosos—, uno solo y me voy —esos ojos a los que no le podes decir que no. 
  Me levante y el agarro mi mano guiándome a la pista de baile. Nuestros dedos entrelazados, dándonos leves miradas mientras nuestros cuerpos van al compás de la música. 
  Va entrando en mí de nuevo, deslizándose con la suavidad de la seda.
  Mi abuela solía decirme "antes de ser feliz, deberá conocer los riesgos a los que se expone y el famoso precio que deberá pagar para conseguirlo". Para alguna gente de rezo fácil y pecados redimidos con baños de inmersión en agua bendita, al bailar cuarteto estamos a punto de protagonizar un extraño rito de contoneo vano y absurdo. Una demostración corporal diabólica, mefistofélica, demasiada provocativa y cargada de movimientos eróticos, promiscuos y lascivos; cosa que es cierto.
  Los primeros pasos son hacia delante. El baile es como nosotros; uno quiere y el otro se deja querer. Moverse para adelante, atrás, hacia el frente. Jungkook llevando mis manos hacia su pecho. Ida y vuelta. Otra vez. Girar. Mi espalda contra su pecho. Entrar y salir. Apoyarla...
  Esa mañana, cuando nos estábamos despidiendo, le dije: — Ya no te vayas, mi amor, por favor —y no me importaba si en casa me esperaba mi marido. 
  Ese mismo sentimiento tenía ahora, no me importaba si me veía bailando de esa forma con Jungkook.
  Sentir como su mano izquierda me tomaba por la cintura, y su mano derecha rodeaba la silueta por encima de la cadera. Una mano bien puesta es aquella mano que se hace sentir, con personalidad, con sentido de pertenencia de con quien se está bailando. Esa mano bien puesta lleva, trae, acompaña, protege y también acaricia. 
  Los últimos roces son delicados y estremecedores. Y yo obedezco dejándome ir, compartiendo con él todo lo que me llena. 
  Nuestros cuerpos balanceando. Miradas sostenidas, dedos entrecruzados y todo envuelto en música de Cuarteto… y en la voz de Jungkook cantándome al oído: — Dejo mi esposa, tú dejas tu marido, para matarnos en un cuarto de hotel.
  Este es de esos momentos que te dicen las películas que no existe nada ni nadie más a su alrededor, no hay deudas ni acreedores. No existen el riesgo, ajuste o anuncio que valga. Tampoco hay embole que diluya o evite tu felicidad.
— Nunca me dejes, mi amor —me dice suave, al oído.
  ¿Cómo dejarte?, si te llevo conmigo. Nunca he podido arrancar tu corazón de mi corazón.
  Y habríamos seguido bailando, si no fuese porque levante la mirada y vi a Namjoon entrando con su teléfono en la mano y mirando hacia todas partes, posiblemente buscándome.
— Hasta el domingo, mi amor —le dije agarrando sus mejillas y acercándome hasta que nuestras narices se tocaron—. Tal vez, volvamos a vernos.
  Me despedí de él sin más, no me iba a arriesgar a darle un beso…
  Llegue a donde estaba Namjoon y el me abrazo, diciendo que estaba cansado y quería ir a casa, a lo que yo asentí. Saliendo del local sin mirar si Jungkook seguía ahí o no.
  ¿Cómo arrancarte de mi vida?, no puedo. Nunca he podido alejarme de ti. 
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idoltoons · 4 years ago
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Algún día puede hacer de nuevo datos randoms de sus personajes? XD
¡Claro!, hoy es el día. 6u6/
Datos de algunos personajes de El Otro Lado de la Magia (algunos datos no son importantes, pero aun así) parte 2:
Haakon cree firmemente que Elizabeth terminara por enamorarse de él nuevamente.
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Elizabeth cree firmemente que eso jamás sucederá.
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King Clown no se separa de Odette porque esta le recuerda a su difunto hijo.
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De no ser que Rosalie encontró a Rafael en su camino, y termino por criarlo como un hijo, lo más seguro es que ella hubiera causado su propia exterminación, pues no tenía nada más por lo que seguir existiendo después de que Eliot la abandono. Rafael fue su nueva razón de existir.
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Charlotte no acepta rejuvenecer nuevamente con la magia del amuleto, pues casi todo su matrimonio con el rey Boldor fue obligada de manera violenta a rejuvenecer ya que "el rey no podía tener a un vejestorio como reina". Desde que murió su esposo, envejecer a sido lo mejor que ha podido experimentar, aparte de ser madre, claro está.
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Everett fue quien quemo parte del rostro de la reina Belladona Rondell tras enterarse un día, que esta se burlaba del incremento de peso que estaba teniendo el rey Bahir en ese entonces. Solamente ahí, fue cuando Belladona ya no tuvo confianza de dar su opinión sobre otros reyes frente a alguien.
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Cervantes no tiene ningún respeto por la memoria de su padre, pero no permite que nadie más insulte o hable mal de aquel que fue su padre, sobre todo gente completamente ajena a su familia.
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Liam fue el rey que menos participo en la guerra, pero fue el rey que más masacres causo.
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Rosalie le había confesado a Bahir los sentimientos que tenía por su siervo, pero Bahir jamás le aseguro que algo bueno podría salir de eso, porque por más lo quisiera, él no estaba del todo seguro de que Eliot pudiera amar a alguien más con tanta intensidad como Rosalie buscaba.
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Odette tiene un crush, pero niega sus sentimientos porque sabe que estar con alguien solo le traería desgracia a esa persona.
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King Clown obliga a Odette a ir a la escuela, porque será bruja y querrá su venganza, pero al menos que tenga sus estudios terminados para empezar.
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Khalil es la reina que más castigos denigrantes y maldiciones ha dejado caer en otros seres de cualquier tipo por distintas circunstancias.
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Rosalie mantiene encerrado a Rafael en su habitación antes de la medianoche, y por nada del mundo lo deja salir. Lo hace por su bien.
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Liam ha sido secuestrado a lo largo de su vida 294, muchas de ellas por amores que rechazo, más específicamente brujos atraídos por él que sin pensarlo ni preguntarle se lo robaron después de ser rechazados por él. Afortunadamente fue rescatado antes de que resultara lastimado.
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Everett ha rescatado 294 veces a su hermano menor, el rey Liam.
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Khalil ha lanzado maldiciones mortales a 314 brujos a lo largo de su vida. 294 a pretendientes de su hermano menor, el rey Liam, y 20 pretendientes de su hermano mayor Everett.
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Maryann es la hija menor de Lucifer y Lilith.
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Selig (el siervo elemental del rey Liam) y Hakim (El capitán de la guardia real del reino de la tierra) son pareja en secreto.
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Mikael, todas las noches va a fiestas donde lo invitan para que cante, es casi cerca de su sueño de volverse cantante.
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Raviv está fuertemente enamorada de Adler.
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Garrett, el familiar lejano de Elias, se alejó de la vida de rey que tenía en el castillo real, y de todo lo relacionado a la familia, porque cree firmemente que todo aquel cercano al rey o la reina, está condenado a morir o a sufrir de la peor manera, casi como una maldición. Tal como murieron sus padres, y tal como murió el padre de Elias. Guarda un rencor a los que quedan de su familia, pero intenta mantenerse feliz y positivo para su esposa.
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Khalil tiene dos hijas en total, su primogénita, Meredith, quien fue robada por las sirenas, y Raviv, su segunda hija y princesa del reino de agua. Y su favorita es sin dudar Meredith.
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Melissa le teme a la oscuridad.
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Amy es muy mala en las matemáticas.
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Zev constantemente rompe toda carta de amor o regalo anónimo de algún fanático o enamorado secreto de Zefora antes que estos le lleguen a ella.
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Ivor ha asesinado a más sirenas que a engendros en toda su existencia.
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"La Bestia" realmente apreciaba a los hermanos de la naturaleza, simplemente no encontraba la forma de hacérselos saber sin que estos se sintieran amenazados.
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Rosalie por más que odie lo que Eliot le hizo, en una parte secreta de su habitación tiene todo lo que le recuerda a él puesto en un pequeño altar donde enciende velas cada noche en su nombre.
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La sobrina favorita es Zefora, y no es un secreto.
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Adler tiene solo un ojo puesto en su rostro. El otro esta fuera de su rostro y lo utiliza todo el tiempo para seguir y vigilar a Everett donde sea que se encuentre.
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Ares es el niño favorito de Adler.
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Los siervos elementales tienen señales que te hacen descubrir que están mintiendo, y maneras de asegurar que te están diciendo la verdad.
Adler cuando miente: No tiene lenguaje corporal, principalmente mantiene sus manos detrás de él. Adler cuando dice la verdad: Se mueve más de lo común, mueve mucho las manos. Aunque sin su máscara es seguro que dirá la verdad, porque no puede mentir cuando lo estás viendo a los ojos. (Bueno, el único que mantiene en su rostro)
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Eliot cuando miente: Mira a otros lados, intentando hacer el menor contacto visual posible. Eliot cuando dice la verdad: Te mira a los ojos con frecuencia y su lenguaje corporal es mas expresivo.
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Ivor cuando miente: Este normalmente le empieza a dar un tic en su ojo dañado, pero solo podrías notarlo sin su máscara puesta, fuera de ello, no lo sabrías. Ivor cuando dice la verdad: Habla con normalidad sin ningún tic en su ojo.
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Selig cuando miente: Empieza a jugar mucho con sus manos mientras habla. Selig cuando dice la verdad: Sus manos se mantienen tranquilas.
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Zev cuando miente: Hace un exagerado contacto visual. Zev cuando dice la verdad: Inclina constantemente la cabeza, su lenguaje corporal es expresivo, e incluso se tarda en contestar porque intenta recordar las cosas de manera exacta para decírtelo.
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(Aunque bueno, esto normalmente aplica en momentos muy tensos, no del todo en su vida cotidiana).
Caleb, el difunto marido de Elizabeth, realmente escribió algunas cartas para su futuro hijo, Elias, y grabo algunos audios con palabras de aliento y donde decía lo mucho que le quería y le seguirá queriendo aun después de su muerte. Pero Elizabeth lo ha guardado para ella por un largo tiempo debido a que le duele la idea de tan solo leer lo que vienen en esas cartas o de escuchar la voz de aquel que fue el amor de su vida. Y teme que esto pueda afectar a Elias justo cuando parece manejarlo bien y salir adelante. Elias no tiene ni idea que su padre le ha dejado algo más que algunas joyas y espadas que uso en su infancia, y también su futura espada que su padre le creo específicamente para cuando este cumpliera mayoría de edad.
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Los cuadros de la reina Scarlett se han retirado del castillo humano. Lo más probable es por los sentimientos que estos causan en la reina Elizabeth, aun es suerte que los cuadros de Caleb estén en el castillo.
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jjxhun · 3 years ago
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                                                                                                   @smpuntos​
l u n e s  d i e z  d e  a g o s t o  ,  0 7 . 0 0  p . m .   d o r m i t o r i o  d e l  d e p a r t a m e n t o  n ú m e r o  d i e z 
               decidió llamar cuando se encuentre solo en el departamento. no fue paciencia lo que facilitó dicha espera, no brilló la consideración y el respeto por sus pares al no presentar ningún tipo de pedido verbal para que el área sea despejada rápidamente, como es probable que en cualquier otra oportunidad habría hecho bajo el único objetivo de presumir una ventaja. la ausencia de tales virtudes queda en evidencia cuando transcurre la noche completa y aún no ha iniciado comunicación con el exterior, existiendo nulas señales de ansiedad en su cuerpo por concretar la llamada. quizás es muy grande el disfrute de tener una noche para él solo como para pensar en el afuera: desparramarse de un salto en la cama de dos plazas es lo primero que hace, dar vuelta las decoraciones que no son de su agrado se proclaman como el segundo paso para sentir suyo el espacio, la música de soultify sonando a su antojo, nuevos estantes sumados a los que estaban en su poder ( solo en caso de que sus dos compañeros no se percaten del robo cuando deban regresar ), disfrutar, disfrutar de finalmente tener privacidad es lo único que ocupa su mente a lo largo de la noche. incluso sube una fotografía a la aplicación similar de instagram que su teléfono posee, cubierto por las colchas y sábanas de seda, dos menciones a sus compañeros de piso acompañando imagen. pierde noción de las horas en tanto juega a que su vida no ha cambiado los últimos meses, siendo las cuatro de la mañana el horario en el que termina encontrándose con morfeo ( muy a su pesar, porque perder la pulseada contra el sueño lo acercaría al final de su premio ). es a las 07.04 que el la alarma lo despierta junto con el sol encargándose de iluminar habitación a través de la ventana, una somnoliencia de la que se desprende una vez recuerda la tarea postergada. el tiempo de demora hasta tomar el teléfono, finalmente, fue necesario para ordenar sus pensamientos y dar con la falsa ilusión de tener el mensaje pertinente a los treinta minutos — — “ ¿treinta minutos? ” si lo menciona para sí después de regresar al dormitorio con una taza de café en mano, es porque busca corroborar si en voz alta también suena como un período absurdamente corto para conectar con la realidad a la cual perdió rastro. debería ser mayor, se dice, en lo que aún con pantalón y camiseta lisa de pijama puesta, observa exteriores rememorando la guía de puntos que ha elaborado mentalmente. que está bien, aclarará, que visiten a blitzle, que pongan un excesivo cuidado en él, que no toquen sus pertenencias bajo ninguna circunstancia, que los extraña, ¿extraña? ¿era algo diferente lo que debía decir...? es abriendo el panel de llamadas que desaparece la sensación de estar preparado para no desperdiciar la llamada. es sentándose en el suelo de espaldas a la puerta que comprende, también, poder prescindir de la comunicación. incluso después de presionar el botón de llamar martillea la duda sobre el número que ha marcado, considerando cometer un error al optar por el contacto de su madre ( como si aún no ha despedido los días de tener que elegir un bando). el repentino sonido de la voz femenina, sin embargo, hace a un lado las dudas rápidamente, así como a cualquier otro pensamiento. “ ¿hola? ” en blanco, su mente se queda en blanco con la inesperada sensación que lo ataca entonces. las comisuras de sus labios ascienden al escuchar entusiasmo del otro lado, la cálida familiaridad de expresiones que tranquiliza reconocer aún presentes. “ sí, soy yo. qué alivio que atendieras, por un momento temí que tuvieras el teléfono en silencio y no escucharas, o que desconfiaras del número desconocido. no pude llamar antes, yo — ” que sabe, sabe sobre el contrato, sobre el aislamiento, sobre las cámaras, sobre todo lo que está sucediendo, que no se explica cómo firmó un trato semejante. la alegría inicial va desprendiéndose de su expresión a cada nueva frase, porque el rumbo de la conversación cambia de un momento a otro y de alguna forma pasa a situarlo en el banquillo de los juzgados. ‘ ya, bueno, nos engañaron. ’ la ironía de la forma en que un hijo de abogados ha sido estafado es señalada por la voz del otro lado, agudeza que, por supuesto, no resulta creativa, ni mucho menos novedosa para receptor. ‘ ya sé, ¿puedes tranquilizarte y dejarme hablar a mí? mierda, debí llamar a papá. ’ no es accidental la elección de palabras, las suelta bajo considerable noción de a qué punto pueden molestar. y sus sospechas se confirman cuando el silencio se instala, cual punto anotado. “ las condiciones del acuerdo no estaban claras, ¿está bien? ninguno de nosotros sabía en qué nos estábamos metiendo, y ya sé que suena estúpido, no tienes que señalármelo de nuevo... fue lo que pasó y, y ya está, no puedo volver el tiempo atrás, cada vez que lo hago me encuentro en el mismo sitio, así que, por favor, no insistas en recordarme lo que ya sé. intenten encontrar una solución desde afuera, debe haber algo que puedan hacer. ”  los golpes al roble en el que reposa su espalda son propinados con la cabeza a medida que va hablando, incrementando intensidad hasta dar con el punto final en el cual craneo acaba reposando contra la puerta. la posibilidad de recibir una solución entonces hace que cierre los ojos a la par, en un intento de no ver el choque de realidad que anticipa probable, y como las palabras que llegan a sus oídos son las que temía escuchar, cuando sus ojos se vuelven a abrir, conscientes de que estuvo aferrándose / dependiendo de una expectativa irreal, la consternación en su mirada se evapora ( descubre que ahí no tiene lugar ). que lo intentó, tanto ella como el equipo de su padre, y que no hay nada que puedan hacer cuando dio su conformidad con el acuerdo, que debe ser honesta. pero ah, cómo hubiera deseado que le mienta, hubiera deseado que quede una esperanza a la que aferrarse, por más pequeñita que sea. “ entonces qué, ¿lo dejarán estar? esto dura un año. ” y que lo siente mucho, pero el que aceptó participar del proyecto fue él. hubiese deseado cualquier respuesta menos la de resignación, incluso escucharla frustrada lo habría conformado en ese momento. “ qué bien. toda mi vida sintiéndome orgulloso de algo irreal, no son mejores abogados que padres. ” se arrepentirá de lo que dice, recordará el suspiro de su madre como uno más fuerte de lo que en verdad es, pero la molestia lo enceguese al punto de no querer medir impulsos. “ da igual, si no llamé para esto. me lo imaginaba — solo quería comprobar que estén al tanto de todo, y decirles que necesito que visiten a blitzle, que el cuidador recuerde sacarlo aunque se rehúse a salir, y que también se asegure de que se alimente, ¿puedes prometerme que pasarás el mensaje? y por favor, no toques nada de mi dormitorio, ¿sí? tengo cosas importantes ahí dentro. ” que mantiene la habitación limpia, asegura la voz del otro lado, que ella misma se encarga de comprobar su estado regularmente, lo cual suena como que ha decidido descartar lo que le parece conveniente, pero antes de poder lanzar algún reproche llega la sugerencia de enviar más ropa, algún obsequio que facilite sus días formando parte del proyecto: ‘ no los permiten. ’ hace saber, antes de que ella prometq que de todos modos comprobará hasta dónde no es flexible ese punto, que tal vez en ese sentido encuentre algún hilo del que tirar, porque no se vería bien que repita prendas con frecuencia si están siendo grabados constantemente, divague en el que la conversación se pierde por unos cuantos minutos de poco peso. y cuando el lenguaje de lo material ya no es un canal de comunicación entre los dos, unos siete segundos son ocupados por un ruidoso silencio. “ ¿vives más tranquila desde que estoy aquí? ” es él quien interrumpe la calma, pero se arrepiente de bromear al respecto tan pronto como termina de hacerlo. ¿cuándo dejarás de pensar lo peor de mí? pausa. hice todo lo posible para sacarte de allí, en verdad lo intenté. lo siento mucho. y desearía creerle, pero la distancia no contribuye con el vínculo que el tiempo y las desiluciones desgastaron hace unos cuantos años atrás. antagonizar su figura a partir de los momentos que compartieron en décadas más turbulentas es una idea que ha barajado posible en más de una ocasión... y se le ocurre que la actual puede ser una de esas situaciones en las que aún la percibe como la mujer que tiempo atrás puso primero sus preferencias y orgullo. deja escapar un suspiro en consecuencia de la duda, tomando el impulso de dar marcha atrás: “ ya lo sé... si no hablo en serio, todo esto es una mierda, pero tú no tienes que disculparte por nada. esperaré un poco más, estoy seguro de que todo se arreglará de alguna manera. creo que le queda poco tiempo a la llamada, y seguramente estés por salir, así que... ” presiona los labios, en una breve pausa. “ cuídense. papá también, dile que no se exceda con las sales, ¿eh? recuérdaselo. ” añade esas palabritas para enfatizar lo necesario de que le transmita la llamada y haga a un lado cualquier diferencia. cree escucharla sonreír entonces, y eso en cierta medida le inyecta una dosis de tranquilidad, porque lo interpreta como una señal de que entre sus progenitores la situación no ha empeorado significativamente. ‘ de acuerdo, tú también, jaehun. y no olvides que te están grabando, por todos los cielos. ’ 
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myhelaxavier · 3 years ago
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Corazón de alfa
5/11
El hombre yace inmóvil sobre la cama, no respondió a su llamado, acercándose rápidamente, comprobó el pulso de Timmy, apenas es perceptible, sus manos tiemblan descontroladas cuando tomo su celular y llamó a emergencias. —Espera solo un poco Timmy — dijo después de colgar, la operadora le había pedido quedarse en la línea, pero él necesita desatar al pequeño, mientras lo desataba, Timmy no hizo ningún movimiento, ningún sonido, eso es lo que le preocupa más que nada, el delgado cuerpo comenzó a temblar cuando él desato la última cuerda. Tiene miedo de tocarlo, no hay ningún lugar en el pálido cuerpo que no hubiera sido azotado —¿Timmy? — rozó suavemente el dorso de su mano por la mejilla magullada del dulce beta, rezando para que no estuviera dándole más dolor—Timothée ¿puedes escucharme? Los párpados del pequeño se abrieron ampliamente, Timmy comenzó a gritar, retorciéndose sobre su estómago y golpeando su brazo sobre su hombro, saco rápidamente el trapo que le obstruye la boca, los gritos se volvieron más fuertes y desgarradores. —Soy yo Armie, tranquilo, estas a salvo — No tuvo más opción que tomarlo de los brazos, puede sentir la sangre y las heridas en las palmas de sus manos, mientras intenta controlar al pequeño —Debes calmarte o te aras más daño. Él llanto continuo, uno duro y sin tregua, los fuertes sollozos provocan que su cuerpo se sacuda violentamente, sin pensarlo más tomo al dulce hombre entre sus brazos, meciéndole lentamente en un intento por reconfortarlo, se odia por provocarle más sufrimiento, tiene que doler ser abrazado, pero simplemente no se imagina soltando al pequeño mientras llora tan profundamente. Su alfa rugió con furia, por todo lo que le hicieron a Timmy, averiguara quién fue el responsable de tal tortura y obtendrá venganza, el hijo de puta pagara por provocarle todo este sufrimiento a su pequeño. Pero justo en este momento Timmy necesita mucho más de él, que su necesidad de asesinar a alguien —Estoy aquí para ti, mi dulce té. Sabe que no puede impedir que sus emociones se involucren, no hay forma de poder evitar su preocupación y enojo, es imposible compara a Timmy con Elizabeth, quien le arranco el corazón y lo destrozo cuanto puedo, puede ver eso ahora, aunque es aterrador como el infierno el confiar y entregarse de nuevo, pero sabe que no puede ir muy lejos de Timmy. El sonido de las sirenas desgarró el ambiente, un fuerte estruendo se escuchó en la puerta y él gritó para que los paramédicos entraran. Cuando llegaron a la habitación trasera, se detuvieron bruscamente, quedando boquiabiertos ante el lamentable estado en el que se encuentra Timmy. Él fue reacio a dejar ir a Timmy de sus brazos, pero sabía que tenía que hacerlo para que pudieran atenderlo como es debido, dio un paso atrás cuando uno de los hombres levantó a su frágil amante de la cama y lo colocó en una especie de camilla. —¿Qué ha pasado aquí? — Uno de los médicos le preguntó con asombro. —No lo sé—respondió mientras observaba como Timmy es llevado a la ambulancia— Él no se presentó a trabajar esta mañana, entonces vine aquí a buscarlo, así es como lo encontré. El paramédico señalo las cuerdas. —Se las quité — admitió con una pisca de enojo, que se supone que debía hacer ¿dejarlas puestas para prolongar el sufrimiento de su pequeño? El hombre asintió antes de salir y subir a la ambulancia, él los siguió y subió a su camioneta; sus manos temblaron gravemente mientras marcaba al teléfono del rancho, informándole a Henry la violenta escena que había encontrado. —Tienes que estar bromeando Hammer—dijo Henry con la misma ira que el siente en estos momentos — ¿Quién carajos lastimaría tan sádicamente a Timmy? Eso es lo que él planea averiguar, observo severamente a los hombres que lo habían estado mirando antes de que saliera del lote y siguiera a la ambulancia, planea descubrir quién es el responsable, y entonces aria pagar al bastardo por lo que le ha hecho a Timmy. ____________________________________________ Permaneció al lado de Timmy, sosteniendo su mano mientras rezaba para que abriera los ojos, habían pasado dos días y hasta ahora él pequeño no ha recuperado la conciencia, Henry y Nick lo habían visitado en el hospital en múltiples ocasiones, aprecia el apoyo de sus amigos, pero nada podría calmarlo ahora, a menos claro que los bonitos ojos verdes volvieran a la luz. Había sido un idiota con el pequeño beta, sabe que su miedo a las relaciones está justificado, pero después de ver a Timmy azotado, mientras su vida colgaba de un hilo, nada de eso realmente parecía tener importancia, a pesar de que estar aterrorizado con la idea, está dispuesto a dejar de correr y darle la oportunidad a Timmy. Es simplemente jodido que algo tan cruel tuviera que suceder para que llegara a esa conclusión. —Sólo abre los ojos para mí, dulce —dijo mientras él rozaba el dorso de su mano sobre la mejilla de Timmy— Te prometo que trabajaremos en nosotros, en nuestra relación. Una enfermera entró y le dedico una cálida sonrisa mientras comenzaba a comprobar los signos vitales de Timmy, nadie se había inmutado cuando pasó todas las noches a su lado, nadie lo cuestionó, de hecho, una de las enfermeras le había traído una silla que se convertía en una mini cama, no ha sido la cosa más cómoda para dormir, pero él apreció lo que todos hacen por él y Timmy. El doctor le había dicho que no había ninguna razón física por la cual Timmy está manteniéndose en este estado comatoso, ha estado hablando con su pequeño sin parar, tratando de negociar con para que abriera esos hermosos ojos y volviera con él. —¿Hay algo que pueda hacer por ti? Él negó con la cabeza —Lo único que necesito es que Timmy despierte. La enfermera hizo una pausa y luego le volvió a sonreír —Debes amar realmente este chico, has estado aquí desde que los paramédicos los trajeron. No dio respuesta al comentario, no está seguro sobre sentir amor, sabe que quiere arreglar las cosas con Timmy y tener una oportunidad de formar algo especial ¿Eso es amor? No tenía ni la mínima jodida idea, pero la idea de perder a su pequeño beta le aterriza como nunca antes algo lo había hecho —Gracias por cuidar tan bien de él. Ella le sonrió —Yo diría que es mi trabajo, pero te puedo decir que Timothée es un tipo especial de chico. Él está de acuerdo totalmente, se recostó en su silla, frotando su mano por la barba que se ha formado durante los últimos días, mientras ve por la ventana, puede observar el flujo de las luces del tráfico en la autopista más allá del edificio del hospital, estando ahí sentado, se preguntó si la noche en que estuvieron juntos en la parte trasera de su camioneta, había sido suficiente para preñar a Timmy. El pensamiento no deja de dar vueltas en su mente, no hay manera de que pudiera pedirles a los médicos que examinaran a su pequeño, el único que puede constatar un embarazo es el medico especializado en transformación de omegas, además, es demasiado pronto para saberlo, pero ¿y si el ataque que Timmy sufrió lo hizo perder a su cachorro? No quiere pensar en eso, ni siquiera está seguro de que Timmy sea su pareja, pero pareja o no, él planea tener una relación con este hombre, si resultara no ser su pareja, entonces ellos trabajarían un poco más en eso cuando llegara el momento. Una vez que la enfermera se fue, volvió a inclinarse hacia adelante, apoyando su frente en la mano del castaño —No estoy seguro de cómo te confesare la casta a la que pertenezco, pero realmente estoy esperando porque tú seas mi destino, mi omega y que estés llevando a mi cachorro en tu interior —Su mirada se posó en el delicado abdomen el cual está cubierto por una delgada sabana — Ni siquiera estoy seguro de que esto vaya a funcionar entre nosotros, pero estoy dispuesto a intentarlo. Su rostro se levantó tan rápido cuando sintió la mano de Timmy contraerse sobre la suya, los párpados de su pequeño comenzaron a revolotear lentamente abriéndose, sus hermosos ojos dirigieron la mirada al techo, se levantó inmediato de su lugar, cerniéndose cuidadosamente sobre él —¿Timmy? Muy lentamente, el castaño giró la cabeza viéndolo directamente a los ojos antes de estallar en lágrimas, sin pensarlo deslizó sus brazos alrededor de su dulce pequeño, atrayéndolo más cerca mientras lo mecía, sobre su pecho, de igual forma en que lo había hecho cuando lo encontró en su remolque, es un jodido déjà vu —Shhh, te tengo dulce té, tranquilo, estás a salvo. El pequeño continúo sollozando en su pecho de, pero pronto sintió como la agitación del frágil cuerpo comenzaba a disminuir, él continuó abrazándolo, admitiendo para sí mismo cuán correcto se siente tener a Timmy en sus brazos, lo mucho que quiere tenerlo en su vida. —Cariño… ¿Recuerdas lo que sucedió? —no quería preguntar, no quería traer todo el dolor que debió sufrir de nuevo, pero él necesita saber, necesita vengar todo él dolo que Timmy debió sufrir. Él pequeño se alejó de sus brazos, mirando alrededor de la habitación, limpió sus ojos y luego parpadeó un par de veces —Yo…. No. —¿Entonces por qué comenzaste a llorar? — volvió a envolverlo en sus brazos, susurrando suavemente, no quiere asustarlo con su necesidad de respuestas. Timmy comenzó a negar con la cabeza —No estoy seguro, sólo, se sintió correcto hacerlo. No está seguro de si Timmy simplemente no quiere hablar de ello o si realmente no puede recordar todo lo que le sucedió — Está bien cariño, sólo dime, ¿Qué es lo último que recuerdas? Él pequeño le dedico una larga mirada y luego pudo ver como un hermoso sonrojó cubrió su rostro —Nosotros dos, juntos, en la parte trasera de tu camioneta. Su dulce té perdió un día entero, aunque una parte de él se siente complacido, de que no se hubiera olvidado de su noche juntos, es la última cosa que debería de estar sintiendo ahora mismo después de lo que ha pasado. —¿Por qué estoy aquí? — Preguntó él pequeño con la incertidumbre marcada por todo su rostro. —El médico debería explicarte lo que ha sucedido —no tiene el corazón para contarle lo sucedido, no quiere ser quien traiga todo ese dolor, pero él sería quien lo ayude a superar todo y empezar de nuevo. Aún tiene que confesar que él y sus amigos han limpiado el remolque y movieron todas sus cosas al rancho, específicamente a su habitación, no correrá ningún riesgo al dejarlo volver a ese infierno, sólo estará tranquilo si su pequeño está bajo su protección, sólo esperaba que Timmy no enloqueciera sobre él siendo tan prepotente y protector, su conclusión es que se preocupa por él castaño y haría lo que fuera necesario para garantizar su seguridad. _______________________________________________________ Timmy no está seguro sobre qué pensar, ha estado en el rancho durante dos semanas y todavía no termina por acostumbrarse a estar ahí, Armie se comporta más atento de lo normal, pero además de eso, estos hombres son prácticamente extraños para él, sabe sus nombres y conoce de los negocios de cada uno, pero no hay nada más allá de eso. Por suerte, el médico le había dado autorización para volver al trabajo, todavía está tratando de descubrir lo que le había sucedido, no tiene ningún recuerdo de ser asaltado o de sufrir algún accidente, pero tiene cicatrices por todo el cuerpo para demostrar que algo realmente jodido le había sucedido. Lo más extraño de todo es que sigue sintiéndose enfermo por la mañana y aun no logra entender por qué, su dieta no ha cambiado desde que fue dado de alta del hospital, además comenzó a ganar peso, él ha sido delgado toda su vida, sin importar cuánto comía, su cuerpo se mantiene de la misma manera, pero últimamente, su vientre se siente ligeramente más grande, sus pantalones comienzan a volverse ligeramente incómodos. —Iré a dar un paseo ¿me preguntaba si quieres únete a mí? —escucho la pregunta de Armie desde la puerta— Puedo ensillar un caballo para ti. Su pecho revoloteó con emoción, se está muriendo por salir de la casa, pero nunca había estado tan cerca de un cabello antes —No sé montar. Él rubio le sonrió y su corazón se derritió, cualquiera que fuera el cambio que ha tomado el vaquero, a él le gusta —Es fácil, te enseñaré. —No tengo botas de vaquero— bajo su mirada para observar sus tenis blancos favoritos. —Los zapatos deportivos lo harán bien, te veré en el establo— dijo antes de desaparecer por el pasillo. Cambió sus pantalones de pijama por un par de jeans que solían ser un poco demasiado grandes para él, pero ahora parecen perfectos, se colocó una playera blanca con rayas negras y una ligera chamarra negra, antes de dirigirse a la planta baja de la casa, Joey está en la cocina, con Freya a su lado, rogando por un par de galletas. Le gusta la familia poco convencional de Henry, él hombre parece realmente feliz de estar criando a su hija con Henry, nunca preguntó quién era la madre de la pequeña, no es de su incumbencia y, además ¿realmente importaba? Freya parece feliz y bastante saludable, siempre está en los brazos de alguien. —¿Saliendo para dar un paseo? —Joey preguntó mientras aleja el frasco de galletas de su hija. —¿Algún consejo? —preguntó mientras abría la nevera y metía la mano para sacar una cajita de jugo para la niña, insertó la pajita y se la entregó, Freya parecía estar contenta de golpe. —Lleva una manta, siempre es de utilidad¬ — el hombre comenzó a reí. Él se detuvo — Una manta… ¿Para qué? Joey le dirigió una mirada de complicidad, sintió como sus mejillas se ruborizan, no se le había ocurrido la idea de que él y Armie podrían tener sexo mientras salían a montar, pero de cualquier manera es una buena idea —Te entiendo, llevare una. Eso sólo lo puso más nervioso, ellos no estarían en la parte trasera de una camioneta y tampoco sería una follada rápida, mientras intentan no ser atrapados por alguien saliendo del bar. Sólo estarían ellos dos, bajo el cielo azul claro, todavía no está seguro de en qué punto se encuentran, él vaquero había trasladado todas sus cosas al racho y durante las últimas semanas ha estado actuando de manera bastante cariñosa y atenta con él, pero Armie no había mencionado nada al respecto de hacia dónde se dirigen con esto, pero él tenía demasiado miedo de preguntar. No puede decir acertadamente que está traumatizado por lo que le sucedido, puesto que realmente no recuerda que pudo haber sucedido, pero es un poco desconcertante vivir un rancho con gente que apenas conoce, se siente fuera de lugar, como si todos combinaran con el pintoresco lugar, excepto él. Aunque... ¿Tiene prisa por volver a remolque? Nop, en lo absoluto, está en medio de su misión personal, la cual consiste en seducir a Armie, y dirigirse hacia una relación duradera, comenzó a hacer progresos, pero aún está lejos de su objetivo. Salió rumbo al establo, pudo divisar al vaquero ensillar un caballo marrón, el animal es majestuoso, pero maldita sea, es enorme, empezó a preguntarse si el montar en grande animal es una buena idea —¿Hay alguno un poco más pequeño? Armie apretó una hebilla bajo el vientre del caballo y luego le dio unas palmaditas en el cuello — tender peach es tan suave como cualquier otro pony, estarás en buenas manos. No vio ningunas malditas manos, todo lo que veía es a él cayendo de la silla en el lomo del animal, esa sería una larga caíd —¿Estás seguro de eso? Él vaquero llevó el caballo fuera del su lugar en el establo —No te pondría sobre ella si no estuviera seguro, Timmy —Joder, ama cuando Armie lo llama tan suavemente, como una caricia suave a sus sentidos. Se coloco junto al caballo ¿cómo demonios va a subir hasta la silla sobre la criatura? —Aquí —Armie caminó de vuelta al establo, trayendo con él un taburete, se siente ridículo usando tal cosa, pero vaya que lo ayudó, el vaquero le mostro cómo montar el caballo, Armie no tuvo ningún problema para subir a su caballo, si siquiera necesitó el maldito taburete, ja, fanfarrón. El vaquero le dio una lección rápida sobre cómo utilizar las riendas y acomodar sus rodillas para evitar golpear el cuerpo del animal, s��lo entonces ellos comenzaron la cabalgata, no necesito hacer mucho, su caballo siguió al de Armie, el cual cabalgó a través del bosque trasero; un par de veces tuvo que agacharse para evitar chochar con las ramas. Su espalda empezó a doler, junto con su trasero, está listo para pedir un descanso, pero se negó a parecer un cobarde frente al sexy vaquero. —Este parece un buen lugar —Armie tiró de las riendas, dirigiendo a su caballo a una parada, está más que agradecido de que finalmente descansarían, empezó a considerar la idea de caminar de vuelta al rancho después de que desmontó, casi cayo sobre sus rodillas debido dolor en sus músculos. —Se necesita un poco más de tiempo para acostumbrarse—Armie comento mientras ata ambas riendas a un árbol cercano—Probablemente tendrás que meterte a la tina esta noche, el agua caliente les ara bien a tus músculos, Armie sacó una manta de su alforja; había olvidado por completo el consejo de Joey, pero al parecer el rubio tuvo el mismo pensamiento que el hombre. Se inclinó sobre arroyo cercano todos sus músculos protestaron el proceso, pero valió la pena, el lugar es hermoso y sereno, tan perfecto como si fuera la imagen de una postal. —Joey nos hizo el almuerzo —él vaquero lo llamó, se irguió sobre su lugar y regresó hacia donde no sólo la manta está extendida, sino también el almuerzo cuidadosamente colocado sobre ella, tomó asiento mientras Armie se acomoda frente suyo. La comida fue mejor de lo que esperaba, pero todo en lo que puede pensar es en el postre, espera que tengan algún postre que incluya el cuerpo del vaquero, aunque Armie ha sido atento desde que llego al rancho, no habían tenido sexo, ni siquiera alguna caricia intima o un beso, Armie realmente se concentró en su cuerpo se recuperara. —¿Puedo preguntarte algo? — Pregunto mientras mordía una rebana de sandía, no está seguro de si debe comenzar con el tema, pero no puede esperar. —Por supuesto —Armie se limpió la boca con una servilleta, colocando el emparedado a un lado. —¿Por qué eres tan cariñoso y atento conmigo ahora? —temió arruinar el estado de ánimo del vaquero con su brusquedad, pero para su sorpresa, él le respondió... más o menos. —Un hombre a veces no ve lo que necesita hasta que casi lo pierde — Armie se recostó sobre la manta, metiendo las manos detrás de su cabeza, tuvo la tentación de gatear hacia allí acurrucarse sobre uno de sus costados. —Y ¿qué necesitas? — él cuestionó, dejan atrás esos pensamientos. — A ti.
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a-pair-of-iris · 4 years ago
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El viajar es un placer Que nos suele suceder
Este es el único fic que me pude sacar como aporte para esta Argchiweek2020, con el argchi como papis otra vez <3
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La roca salió de la nada. O al menos eso clamaba Martín
- Es una piedra, jetón, no se te pudo tirar encima -volvió a rebatir Manuel, mientras alzaba el brazo al cielo tratando de captar señal debajo de la gruesa canopia de los árboles. Pues solo al rubio se le ocurría pinchar una rueda en medio del bosque.
- Entonces alguien la dejó allí por forro, mirá que bien escondida estaba que ni vos la viste detrás de esa raíz -le contestó su pareja, con la cabeza inclinada sobre la cajuela del auto, moviendo el equipaje que llevaban de un lado al otro para llegar a la rueda de repuesto y el resto de herramientas. Manuel frunció aún más el ceño al escucharlo, y descuidó su búsqueda por señal para dedicarle una mirada filosa, la que fue totalmente ignorada ya que Martín tenía la mitad del cuerpo dentro de la cajuela para ese entonces.
- ¡No vengas a echarme la culpa ahora! tanto que te gustó decir “Sho voy conduciendo, flaco, sho sé lo que hago”, solo hice lo que querías y te dejé tranquilo manejando -Eso no era realmente cierto, porque el moreno se llevó todo el camino diciéndole que bajara la velocidad y regañándolo por su competencia con Miguel, que iba manejando el otro auto- Todo esto pasó porque se te ocurrió apostar a que llegabas antes al camping, ahora vamos a tener que hacer señales de humo para que nos rescaten -Manuel iba a continuar quejándose pero, antes de que pudiera abrir la boca otra vez, la mano derecha de Martín se asomó detrás de la puerta del maletero para cortar sus palabras.
- Ya sé, ya sé, ya está, mejor mirá dónde se fue el pibe mientras me ocupo de la rueda -dicho eso, la mano volvió a desaparecer y el rubio dio la conversación por terminada.
Un gruñido dejó la boca de Manuel, y guardó el inútil teléfono en su bolsillo con más fuerza de la necesaria, pero decidió callarse el resto de sus quejas por el momento y asegurarse de que Alejandro no se hubiera perdido en el bosque en el tiempo que le quitó la vista de encima.
- ¡Ale! ¡Más te vale no haber ido lejos! ¡Ya bastante tengo con que tu papá se echara el auto! -En verdad no duró mucho sin quejarse de algún u otro modo. Desde el interior de la cajuela resonaron los quejidos indignados del rubio, y fue lo mejor que había escuchado desde que les explotó la rueda.
- ¡Alejandro!
- ¡Vooooy! -gritó la vocecita del niño, y no pasó mucho antes de que apareciera por detrás de los árboles a los costados del sendero, en el que estaban varados solo porque Martín creyó encontrar un atajo por allí.
- ¿Y tú dónde andabas? Te dije que te quedaras cerca… ¿Y dónde está el Cucho? -Manuel no lo demostró mucho, pero un toque helado comenzó a recorrer su espalda al no ver al perro junto a su hijo. Por suerte su momento de pánico duró muy poco porque el quiltro apareció rápidamente siguiendo los pasos del niño, y fue inmediatamente a saltarle encima del pantalón con sus patitas cubiertas de una fina capa de barro- ¡Shu! ¡Bájate, no!
- Cuchuflí se aburrió y nos fuimos a caminar -le comunicó Alejandro con una mirada angelical. La zona inferior de su pantalón junto a sus zapatos también había acumulado su parte de barro, y un poco de tierra estaba pegada en la cumbre de su mejilla, delatando su escapada por el bosque. Manuel lo pescó de la chaqueta firmemente para que no se le escapara mientras frotaba su pulgar contra la cara del chiquillo para limpiarlo. Alejandro sacudió los brazos y chilló un poco ante tal agresión, pero Manuel no desistió hasta que lo creyó decente una vez más.
- ¿Estamos ya con la rueda, Martín? -Le gritó un tanto distraído al rubio, mientras pasaba a sacudirle los pantalones al niño. Cuchuflí se paseaba de un lado a otro entre sus piernas, moviendo la cola y siendo un peludo estorbo para su tarea.
- Ehh… -dijo Martín, y Manuel rebotó como un resorte al captar la vacilación en su voz. El moreno colocó una mano sobre la cabecita de Ale, a modo de contención para prepararse ante las malas noticias que seguro vendrían.
- ¿Y ahora qué hiciste? -preguntó, achicando los ojos en dirección a la puerta del maletero, detrás de la que Martín seguía escondido.
- ¡Oh, no! ¡Esta sí que no me la cargo yo solo! -Martín acabó cerrando el maletero para darle la cara a Manuel, y viendo que no había sacado ni la rueda ni las herramientas, el moreno comenzó a sospechar lo que pasaba y un revoltijo bastante molesto fue apareciendo en su estómago- ¿Vos te acordas que sacamos todo para dejar el cooler a un costado? -siguió Martín, avanzando hacia donde se reunía el resto de su pequeña familia.
- Seh… -respondió Manuel sin mucho ánimo. Solo bastaba mirarse uno al otro para saber que estaban haciendo memoria de lo mismo, pero el rubio de todos modos continuo para tener el gusto de recordarle su descuido conjunto.
- Pues nunca metimos de vuelta la gata ni las crucetas, che, no puedo cambiar la llanta así -Martín se cruzó de brazos y miró a Manuel, como si le tocara a él arreglar el problema. Alejandro se colgó de su pierna inmediatamente al darse cuenta que no iban a poder arreglar el auto en un pestañeo como se lo habían prometido, y alzó sus ojitos grandes a la cara del moreno.
Iba a tocarle a Manuel arreglar el problema. Maldita sea.
- ¡Muy bien! ¡Plan B! -Y en eso que caminaba de vuelta al auto se inventó su anunciado plan B.
- Ale, agarra la correa de Cuchuflí y engánchalo antes de que se escape -le ordenó al niño mientras se inclinaba sobre los asientos traseros para alcanzar la mochila de Alejandro, la que no había caído en el maletero. Empezó sacando unos juguetes para hacerle espacio a la botellita de agua mineral, las billeteras y otras cosas que prefería no dejar atrás, al final también decidió guardar el celular del niño a pesar de que a mitad del viaje ya se había consumido toda la batería por su juego online y tanto mensajearse con Matías.
- ¿Qué pensas hacer?... ¿Flaco? -Martín se quedó afuera del auto, paseando su mirada entre lo que hacía Manuel y los extremos del sendero lleno de árboles en el que estaban metidos, viéndose ridículamente inútil si le preguntaban a Manuel. El moreno acabó lanzándole tres abrigos a los brazos, en caso de que se tornara aún más helado cuando las sombras de los árboles acabaran de cubrirlos. Martín por poco deja que caigan al suelo, pero consiguió salvarlos y se los colgó en los brazos, aunque continuaba sin saber lo que planeaba su novio.
- ¿Dónde vamos? -le cuestionó cuando Manuel volvió a salir del auto, pero solo para asomarse al asiento de copiloto a recuperar la botella grande de jugo que abrió durante el viaje y los huevos duros.
- Según tu Google Maps había otro camino más adelante, esperemos toparnos con alguna casa o por último que nos vuelva la señal para decirle a los otros que nos vengan a buscar.
- ¡Argh…! -gruñó Martín, cayendo en cuenta que ya había perdido la apuesta con su amigo por mucho, solo esperaba que no se encontraran tan lejos, porque no quería estar cambiando una llanta de noche en mitad del bosque. Además, Manuel iba a cortarle la cabeza si Alejandro llegaba a enfermarse por todo esto.
- ¿Y qué tan lejos hay que caminar? -preguntó Alejandro, uniéndose a la conversación con Cuchuflí andando a su lado bien sujeto de la correa.
- Tú solo caminas -contestó Manuel, revolviéndole el pelo con cariño a pesar de su tono severo. Pronto cerró el auto, tratando de no preocuparse de más por el vehículo, ya que al menos Martín lo había dejado bien pegado a los costados del sendero cuando se dio cuenta de que se quedaban sin rueda. Acto seguido se colgó la mochila de Alejandro a la espalda, le montó el recipiente con los huevos a Martín sobre los abrigos, y con la mano que no sostenía el jugo tomó la manito de Ale y comenzó a caminar en la misma dirección que llevaban con el auto, ya que supuestamente tenían más árboles detrás de ellos que por delante.
Alrededor de los cinco minutos caminando comenzaron los reclamos.
- Manuuuu, ¿Cuánto falta? -chilló el chiquillo, que se le había soltado de la mano casi de inmediato para zigzaguear entre los árboles y saltar los troncos caídos junto a Cuchuflí. Ahora volvía a su lado, más empolvado que antes, para jalarle la manga del chaleco y enterrar su frente un poco sudorosa en su costado. Manuel le habría dado un tape si no lo quisiera tanto.
- ¡Ash! ¿Pa qué te pones a correr si después vas a andar cansado y molestando? -Soltó la mano de Martín por un momento, su palma también comenzaba a sentirse un poco húmeda por el contacto, y alejó la cabeza de Alejandro de su costado de forma delicada pero firme. Paseó sus dedos por los cabellos que caían por la frente del niño descuidadamente, preguntándose si ya iba siendo tiempo de un corte de cabello para el mocoso- Aún no le veo el final al camino, vamos a tener que seguir por un rato más.
- Tengo sed -se quejó el niño, acercando sus dedos a la botella de jugo que Manuel aún cargaba, así que se detuvieron un momento para tomar los tres de la misma botella, y para no sentirse tan culpables frente a los ojos grandes del perro, se las arreglaron para darle del agua mineral a Cuchuflí. A Manuel no le quedó de otra más que frotar sus manos sobre los bordes de su pantalón para sacarse el resto del agua y la baba que le dejó la lengua de Cuchuflí. Martín dudó un momento en volver a darle la mano, pero su lado romántico ganó sobre su interés higiénico.
Alejandro no dejó de andar corriendo y saltando como una cabrita de la pradera, y Cuchuflí seguía sus pasos sin dudarlo; en parte por la correa pero, aunque no la tuviera puesta, era obvio que prefería andar detrás de la persona más animada de la familia, en vez de los dos aburridos que se mantenían por el centro del camino. El niño salvaje dentro de Manuel acabó asomando su rostro cuando se toparon con un gran tronco caído, elevado hacia su extremo por las ramas que aún resistían su peso. Las súplicas de Alejandro porque lo dejaran treparse le dieron la excusa perfecta, y luego de dejar todo y al perro con Martín, se montó primero a la aventura, con el pretexto de luego ayudar a Ale a subir.
- Uno de los dos se va a romper el cuello, y yo solo voy a poder gritarle al viento lo re pelotudos que fueron, porque ni la señal hemos encontrado aún -les fue diciendo Martín mientras escalaban más y más cerca del borde más alto.
- ¡Vo cállate y saca fotos! -gritó Manuel, sosteniendo una rama hacia el lado para que a Ale le fuera más fácil pasar hasta donde él estaba.
- Que saque fotos, fotos sacaré, para que vean que yo no fui el irresponsable que le quebró el brazo al pibe -murmuró para sí, tratando de pasar toda su carga a una sola mano y liberar su celular del bolsillo. Habría sido más fácil si Cuchuflí no se hubiera puesto como loco desde que comenzaron a escalar aquel tronco. El perro se remecía de un lado a otro, tirando de la correa y soltando pequeños chillidos al ver buena parte de su familia metida entre tanta rama picuda. No fue sorpresa que aprovechó en cuanto Martín se distrajo para tirar nuevamente de la correa, esta vez llevando su cuerpo hacia atrás, y como a Alejandro no le gustaba dejarle el arnés muy apretado, logró deslizar sus patas y cabeza fuera de él y como bala salió corriendo.
- ¡Eh! ¡Que se me va el perro! -Gritó Martín, con el celular ya en la mano, pero todo lo demás terriblemente inestable sobre la otra, además de un juego de correa y arnés sin perro en el extremo.
- ¡Cuchuflí! -gritó Alejandro en cuanto vio a su perro soltándose. Manuel a sus espaldas se preparó para lanzarse cara abajo del tronco para perseguir al quiltro, pero no fue necesario. Ante la mirada asombrada de los dos adultos y el niño, el perro fue directo a la base del tronco caído, y sin dudarlo más que un segundo se impulsó con toda la fuerza de sus patitas y se montó al árbol. Con más agilidad que la de sus familiares humanos comenzó a avanzar por la extensión del tronco, con el único propósito de reencontrarse con la cría de la manada y su principal distribuidor de alimento.
- Oh por… ¡Weon! ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Graba esto! -le gritó Manuel a su novio, cuando lo descubrió mirando la escena como tonto sin capturar absolutamente nada.
- Sí ¡Sí! ¡Ya está! -Martín dejó que la correa terminara de caerse de sus manos, también dejó la mochilita en el suelo, y rápidamente puso la cámara y comenzó a grabar la nueva gracia del perro- ¡Mirá como avanza! Sos una masa, chucho.
- ¡Yay! ¡Cuchuflí! ¡Cuchuflí, ven aquí! -Alejandro estiró los brazos hacia su perrito, riendo y dándole ánimos para que continuara avanzando. Manuel se agachó detrás del niño para sostenerlo de los hombros, para que no se inclinara más de la cuenta hacia ningún lado, y también se le escaparon un par de carcajadas al ver a Cuchuflí tan decidido a alcanzarlos, y sin muchos problemas para hacerlo, además.
Martín terminó con unos tres videos largos y varias fotografías de sus peripecias sobre el árbol, pero luego de cierto tiempo tuvo que cortarles la diversión porque cada minuto que pasaba significaba que iba haciéndose más tarde y fresco en el bosque, y que Miguel llevaba su auto más lejos de ellos.
- ¿Cómo no se le ocurre llamar? Debió darse cuenta que nos desvanecimos de su retrovisor -comenzó a cuestionarse Martín cuando ya estaban nuevamente en camino. Alejandro había cambiado la correa de Cuchuflí por el pote con los huevos duros, alegando que tanta escalada lo había dejado casi sin energías. Manuel sabía que estaba exagerando y aún podía caminar un poco más, pero igual le cedieron los huevos y el moreno aceptó llevar a Cuchuflí por él, pero se aseguró de que el arnés estuviera bien ajustado, porque su corazón no soportaría otra escapada del quiltro.
- Debe estar disfrutando la ventaja que nos sacó, ya sabes, como a alguien se le ocurrió apostar plata para el que llegara primero -Manuel le dedicó una mirada molesta por sobre la cabecita de Ale, que caminaba en medio de ellos por el momento, bastante satisfecho con los huevos a pesar de que se le dificultaba un poco ponerles sal. Martín apretó los labios y se sonrojó un poco, así que Manuel decidió dejarlo en paz un rato, por lo que añadió- De todas formas, espero que se sienta muy culpable cuando podamos llamarlos, seguro que Pancho se dio cuenta que algo raro está pasando.
- Eh, no le tengas tanta confianza, debe estar ocupado contando autos o cantando el alfabeto de los bichos con Matías -Martín resopló, sin muchas ganas de darle la razón al moreno sobre su mejor amigo.
- Ya verás -le aseguró Manuel, pero no dijo mucho más, y continuaron un rato caminando en silencio, solo con el ruido de los pájaros, la sacudida de las ramas y las masticadas de Alejandro como sonido de ambiente.
La suerte fue volviendo con ellos cuando finalmente llegaron al camino que había anunciado el navegador. No era la gran cosa, tenía un asfalto bastante viejo y las cercas de las casas estaban hechas más de arbustos que de palos o fierros, pero se veían habitadas y había una casa con el portón abierto y unos letreros afuera ofreciendo pan amasado. Manuel y Martín no tuvieron ni que discutir para acordar entrar allí.
Luego de contarles su triste historia a la pareja mayor dueña del lugar, el caballero muy amablemente les dijo que la señal de la compañía que tenían era un asco para esos lugares, y lamentablemente no tenían gata que prestarles, pero el caballero aceptó pasarle a Manuel su propio teléfono con el chip de la compañía que sí tenía aguante entre los árboles. Era un buen dato para tener en cuenta, pensó el moreno.
- Yo me encargo de llamarlos, tú anda a conseguirnos comida con la señora -mandó Manuel al rubio, convencido de que su novio sabría usar su encanto para congraciarlos aún más con la mujer. Así que Martín se fue hasta el quincho en donde tenían el horno y un par de otras cosas para vender, y siguió conversando con el matrimonio.
- ¿Ahora sí vendrán a buscarnos? ¿Cuánto se van a tardar? -comenzó a preguntarle Alejandro incluso antes de que pudiera terminar de marcar el número de Francisco.
- No lo sé, bebé, depende de qué tan lejos estén ya -Manuel solo rogaba que Miguel no le hubiera metido chala al auto para aplastar a Martín en su tonta competencia. Por suerte la llamada sí conectó, y Pancho no tardó en contestarle.
- ¡Fran!
- ¡Aló! ¿Manuel? ¿Dónde se metieron? Hace rato que no los vemos por ningún lado -le dijo su amigo, y Manuel dio un grito de victoria en su cabeza. Se lo restregaría a Martín en cuanto pudiera.
- ¡Por como lo veo Martín va a tener que dar la plata para los chorizos! ¡Y no quiero de los baratos que siempre compran! -Escuchó la voz de Miguel sobre la de Francisco, gritándole al teléfono para que el auricular no pudiera ignorar sus palabras.
- Dile a tu amorcito que va a tener que dar vuelta el auto y venir a buscarnos, no importa lo lejos que estén -gruñó Manuel, sintiéndose bastante irritado de que le recordaran nuevamente la apuesta, y la plata que ya habían perdido por ella.
- ¡¿Qué pasó?! -el auricular comenzó a captar la respiración agitada de Francisco- ¡Espera! ¡Pondré el altavoz!
Manuel habría preferido soltar uno que otro comentario desafortunado sin que Matías estuviera escuchando, pero aquello también servía para regañar un poquito a Miguel de forma rápida.
- Resulta que tu amigo tuvo la brillante idea de acortar por el bosque, y como si tuviera una super 4x4 le echó el auto encima a todo lo que pilló po -Manuel estaba utilizando una de las técnicas de Martín (y de su mamá) y exagerándolo todo, pero no quitaba lo bien que plasmaba la situación para que sus amigos se hicieran una idea del problema.
- ¡Y entonces el auto explotó! -exclamó Alejandro a un lado de Manuel, usando el mismo método, pero con una mucho más dramática ejecución.
- ¡¿Qué?! -gritaron los dos adultos al otro lado de la línea, pero la respuesta con más potencia fue la de Matías, que para desgracia había escuchado todo, hasta la innecesaria intervención de su mejor amigo.
- ¡NOOOO! ¡ALEEE! -chilló el pequeño, con esos buenos pulmones que la naturaleza le dio, lanzando todo su poder sobre sus padres y la pobre oreja de Manuel. El moreno giró la cabeza como si le hubieran dado un puñetazo, moviendo el teléfono lejos de su cara. Alejandro aprovechó su reacción para quitarle por un momento el teléfono y seguir contándole su desgracia a su amiguito.
- ¡MATI! ¡Ven a buscarme! ¡Estamos perdidos en el bosque! ¡Y papá mató nuestro auto! ¡MATI! ¡El auto! -alcanzó a contarles antes de que Manuel pudiera volver a quitarle el teléfono.
- ¡ALEEE! -continuó Matías con una vocecita completamente afligida.
- Ya monito, no puede ser tan malo -trató de tranquilizarlo Miguel, y eso fue lo último que escuchó de ellos antes de que Francisco decidiera sacer el altavoz.
- Hazte a un rincón, Miguel, párate allí-¡Manuel! ¿Eso es verdad? ¿Dónde están? ¿Están bien?
- Uhm… -Manuel frotó su cara con fuerza y cerró los ojos, tratando de recuperarse del zumbido que quedó en su cabeza por los chillidos de Matías- Sí, no nos pasó nada, solo se pinchó una rueda, pero no estaba la gata ni las otras cosas para cambiarla en la maleta -Mientras le contaba todo a Francisco, colocó una mano en la cabeza de Ale, y sin permitirle quejas le señaló que fuera con Martín a ayudarlo a conseguir comida. Ante los dos pares de ojitos verdes y nucas rubias no había muchos que pudieran resistirse. Alejandro se fue con un puchero en la boca, deseando seguir hablando con Matías, pero Manuel no tenía tiempo para dejarle hacer más de sus dramas ni oídos que aguantaran más gritos del otro niño por el día.
- Nosotros tenemos, solo dime dónde ir a buscarlos.
- Me prestaron este celular, te mando de algún modo la ubicación y esperamos por aquí, aunque no creo que nos echen, como andamos con un niño y un perro a cuestas parece que les dimos pena -Estaba confiado de que Martín podría entretener a los caballeros con sus historias exageradas lo suficiente para que Miguel guiara el auto de vuelta y los rescatara. Sino les tiraría al niño a cantarles o algo.
- ¿Seguro que estás bien? ¿Tienes un abrigo para Ale? ¿Comida?
“¿Y vo con quién creí que estás hablando?”, tuvo la tentación de responderle, pero Panchito no se merecía ser el recipiente de su frustración, así que inspiró una vez y contestó más calmadamente- Ya se tragó todos los huevos, pero igual vamos a ver qué podemos comprarle a la señora, por último, hago que se coma un pancito con el jugo que queda.
- Ya, no desesperes pana, manda la ubicación y nos movemos rápido para allá.
- Apúrate, Fran -gimió Manuel, teniendo su segundo de debilidad antes de volver a ser la roca que sostenía la familia- cof Y no dejes que paren a Miguel por exceso de velocidad, no quiero tener que esperar aquí más de la cuenta, Ale se pone inquieto cuando se aburre.
- Tranquilo panita, vamos por ustedes.
- Te quiero, chao -colgó antes de ponerse más sentimental, y los más rápido que pudo se las arregló para ubicar el WhatsApp en el teléfono del caballero y mandarle la dichosa ubicación al número de Francisco. Cuando recibió un visto y una confirmación de su amigo, pudo respirar más tranquilo.
La señora al final se sintió tan conmovida por su situación, y acabó tan encantada con Martín y Alejandro que se las arregló para darles una pequeña comida con las sobras del almuerzo y unos de los pancitos que había sacado del horno. Los sentó en un rincón cerca de la parrilla, en una mesa de picnic cerca de los arbolitos frutales que tenía en el jardín, y los dejó comiendo. Hasta le sacó un plato a Cuchuflí con comida y otro con agüita para que el quiltro se repusiera del paseo forzado. Una santa la mujer.
- Vamos a subir una foto a Google Maps y ponerle cinco estrellas al negocio este, oye -le comentó Martín mientras comían, llamando su atención con un suave empujón con su brazo. Sentado frente a ellos, Alejandro levantó la cabeza un segundo para mirarlos, pero pronto siguió comiendo del pollito que les habían dado. Habían aparecido otros comensales a comprarle pan y otras cositas a la señora, así que el negocio estaba bien a pesar del sector, pero nunca estaban de más los buenos comentarios.
- A ver, pongan cara de felicidad -dijo Manuel, sacando su teléfono para comenzar con las fotos antes de que se les olvidara- Mira a la cámara Ale.
- Auh… -se quejó el pequeño, concentrado sorbeteando los tallarines, pero la insistencia de Manuel le ganó y se prestó para los planes de sus padres.
Manuel estaba consiguiendo una toma de Martín, quien no se decidía cómo quería posar, cuando notó que Cuchuflí, quien descansaba a un lado de Martín, alzaba las orejas y comenzaba a tensarse de la nada, viendo fijamente a la distancia. Con algo de nervios miró en la misma dirección, y descubrió una distraída gallina saliendo por detrás de los pilares de la terraza al frente de la casa de los señores.
- No, Cucho… no… -comenzó a decir, viendo el deseo de cazar en los ojos de su perro. De un momento a otro, el perro se impulsó hacia adelante, y con toda la potencia de su cuerpo perruno se dispuso a ir por la gallina.
- ¡NO! -Manuel no tuvo más tiempo para reaccionar, solo se aventó hacia aquel extremo de la mesa para intentar agarrar la correa del perro. Su mano azotó el brazo de Martín que se interponía en su camino, y el tenedor que aún tenía en la mano salió disparado hacia la huerta de la señora. Alejandro vio todo con espanto, y solo reaccionó a gritar.
- ¡AHHHH!
- ¡Cuchuflí! ¡NO!
Igual la gallina se salvó.
 FIN
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7mactividades · 4 years ago
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CIERRE DEL BAILE DE URSULINE.
Quienes se han aventurado a formular una de las teorías frente al asesinato de Mathilde, siguen los pasos de Emmeline a través del laberinto del convento, haciendo todo el trayecto en un silencio que parece ceremonial. Al llegar al centro del laberinto, Emmeline se detiene dándose vuelta mientras observa a quienes le han acompañado y deja entrever, tras ella, las brasas de un fuego que emana calor a la luz de la noche. 
❛ Deben escribir sus teorías en uno de estos papeles, colocando al reverso sus nombres. ❜  murmura, extendiendo aquel material a cada une de les asistentes que forman un perfecto círculo en medio del laberinto, puesta en escena orquestada por Emmeline que parece manifestarse a la perfección. ❛ Esto es muy simple, cuando terminen de escribir deberán lanzar su papel al fuego, cuando las brasas dejen que calentar veremos el resultado final. Si su papel se ha quemado por completo significa que estaban equivocades, si su papel no se ha quemado en absoluto, tenían toda la razón. Sin embargo, si acertaron parcialmente eso se verá reflejado en su papel, también, el grado de certeza viéndose reflejado en qué tanto se haya consumido aquello, ¿empezamos? ❜
ACLARACIONES OOC:
Primero adjuntaremos todas las teorías que nos llegaron en el orden en el que las tenemos en el ask, ¡muchas gracias por participar de esto! Nos divertimos mucho leyendo sus teorías y esperamos que ustedes también pensando en esto. 
Teoría de Aisha: Buenas noches, creo que la asesina ha sido Cynthia, siento que es quien más motivos tenia para haber asesinado a la pobre Mathilde
Teoría de Gigi: Ellis y Mathilde discutieron en la fiesta. Mathilde se fue al segundo piso y Cynthia la siguió. Hablaron y luego de un rato llegó Ellis ahí, iba con intención de arreglar las cosas con Mathilde, pero Cynthia y él discutieron. Cynthia tenía pensado matar a Ellis en algún momento de la fiesta porque ‘él no merecía a Mathilde’, así que, en medio de la discusión intentó apuñalarlo con la daga que había robado del arsenal. Pero las cosas salieron mal, Mathilde intentó detenerla y Cynthia la apuñaló a ella por error. Al ver lo que había hecho, corrió desesperada y lanzó la daga a una de las habitaciones abiertas: la biblioteca. Después se fue al laberinto a llorar y Ellis decidió escapar también.
Teoría de Timothy: Fue la institutriz Katheryn; es curioso que no se haya dado cuenta hasta después que faltaba una de las copias de las llaves, cuando bien da la imagen de una mujer responsable. Es probable que se enterara lo que Mathilde sentía por Cynthia y antes de que alguna trajera la "desgracia" al convento... termino con la vida de Mathilde.
Teoría de Liesel: Fue Cynthia Purcell con ayuda del jardinero Jacques Hauet. Ambos necesitaban una coartada y ¿Qué mejor que unirse? En especial porque el jardinero tenía acceso seguro a una de las llaves, la cual sirvió a Cynthia para obtener la daga. Tras la discusión de Mathilde y Ellis en un intento por terminar dicha relación, Cynthia ha ido en busca de una respuesta y al ser negativa, Cynthia ha terminado con la vida de Mathilde por despecho.
Teoría de Enid: Fue Genevive Brawnlee, su mejor amiga. Ella conocía perfecto a Mathilde, es raro que no supiera a donde había ido luego de discutir con Ellis, quizá sabía que su lugar favorito en el convento era el balcón y solo fingió la búsqueda. ¿El motivo? La envidaba, o solo envidaba a su prometido... la gente cuando se guarda sentimientos por mucho tiempo termina explotando de la peor manera. ¿Qué mejor coartada diciendo era la mejor amiga y jamás le haría daño a Mathilde?
Teoría de Haeri: Piensa que su teoría de la amiga enamaorada sigue siendo la correcta pero ya no culpa a la mejor amiga sino a Cynthia, que en un arrebato de celos la asesinó. 
Teoría de Rowan: Cree que fue la institutriz porque le parece demasiado conveniente que se haya dado cuenta de su llave perdida hasta el día siguiente, y porque tal vez descubrió el amorío entre Cinthya y Mathilde, discutió con ella y la asesinó para librarse del pecado
Teoría de August: Mi teoría sobre el asesinato de Mathilde es que el culpable se trata de Jacques, el jardinero. Al trabajar en el convento podía conseguir acceso a las salas o mínimo conocerlas para colarse sin permiso, robando entonces la llave de la de sala de armería y robar de allí la daga. Según su coartada, él estuvo en el jardín, pero sin embargo fue visto en la cocina… ¿Tal vez fue para hacerse con una bebida con la que drogar a Mathilde y que fuera todo más fácil? Si estuvo hablando con Alton, podría ser que su única intención fuera la de sonsacarle información que pudiera serle de ayuda para realizar su objetivo. Asesinó a Mathilde, se deshizo de la daga y fue entonces cuando realmente volvió a los jardines. Y si me permiten aventurarme un poco más… No creo que su encuentro con Cynthia en el jardín fuera una coincidencia. ¿Y si fue a buscarla expresamente? ¿Y si asesinó a Mathilde por Cynthia? A lo mejor fueron los celos lo que le llevaron a cometer el crimen. Y, si le añadimos su descontento frente a las clases altas, tal vez aquello solo acentuó su desagrado hacia Mathilde.
Teoría de Chloe: fue Ellis! El prometido, se odiaban y quería deshacerse de ella, tomó el cuchillo de la cocina y esa fue la arma homicida, probablemente luego se embriagó y se fue al prostibulo y por eso no recuerda todo lo que pasó esa noche!
❛  Muy bien. No tenemos ninguna teoría que haya dado exactamente en el clavo, como pueden ver, ninguno de los papeles sobrevivió del todo a las brasas, sin embargo, voy a tomar ahora mismo aquellos que recibieron menos daño. Los papeles corresponden a Liesel Greenslade y August Collins ❜ @liescl @gvscollins
ACLARACIONES OOC
Si bien dentro de personaje ellxs creen que se trataba de un juego o actuación, el misterio se relaciona con algo que realmente sucedió en el convento Ursuline hace décadas, misterio que no se esclarece del todo incluso para les miembrxs de dicho aquelarre y por el cual realizan el mismo juego cada veinte años. Los fantasmas del convento fueron quienes llevaron a cabo la puesta en escena y contaron sus propias historias sobre aquella velada. El motivo de que todes pudieran verles es que, durante la noche de Halloween, el velo entre el mundo terrenal y el espiritual se desvanece por completo.
Debido a que nadie acertó completamente, nos parecía lo más justo darle el premio a quienes se acercaron más, que fueron Liesel y August, sin embargo, como las ideas de ambos se complementan a gran escala, ninguno realmente ganó, así que la cena deberán compartirla entre ambos, Liesel y August. 
Si gustan, pueden hacer una convo de esa cena a partir de mañana. 
Si bien dentro de personaje Emmeline no reveló qué fue lo que realmente pasó con Mathilde, por ende sus personajes no sabrían la resolución del misterio, acontinuación relataremos lo que ocurrió de manera ooc. 
Mathilde fue, efectivamente, asesinada por Cynthia. Sin embargo, contó con la ayuda de Jacques y Alton quienes ambos fueron cómplices. 
Jacques al tener mayor acceso dentro del convento fue quien robó las llaves, robando la daga para entregársela a Cynthia. Alton trabajando como copero y llevando tragos de un lado a otro toda la noche, drogó a Mathilde para hacerla más vulnerable. Y, finalmente, fue Cynthia quien con la daga terminó con la vida de Mathilde. 
Si bien Cynthia y Mathilde tenían una relación amorosa, la culminación de la vida de Mathilde no fue por celos o un conflicto emocional. Tanto Cynthia como Jacques y Alton trabajaban para la Hermandad DeLacre, perpetuando uno de los últimos ataques en nombre de esta hermandad antes de desaparecer del mapa por décadas.
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a-little-dexth · 5 years ago
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género: smut (dom!jaehyun, algo de posesividad y unprotected sex bc yAS, THIS IS MY COMEBACK GURLS!!)
número de palabras: +2,1k.
nota de la autora: siempre quise escribir algo así pero, por favor, nO HAGAN ESTO CON LOS NOVIOS DE SUS HERMANASTRAS, PRIMAS, ETC, es feo, hahaha :(
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¿podrías ser considerada la peor hermanastra del mundo?
quizá para muchísimas personas (por no decir todo el mundo) seguramente lo serías... aunque nada de lo que sentías en realidad era tu culpa, ¿cierto? tú habías intentado muchísimo en reprimir tus sentimientos hacia jaehyun, el novio de tu hermanastra, pero había sido jodidamente imposible y todo rebasó el límite cuando una tarde, llegando antes a casa luego de un viaje escolar, los habías escuchado teniendo sexo.
y vaya que tu hermanastra parecía disfrutar demasiado.
desde aquél día no habías podido mirar a jaehyun de la misma forma y querías hacerlo tan obvio para él como te fuera posible, así que tu plan de seducirlo poco a poco fue tomando forma: habías comenzado por simplemente comenzar a revelar un poco más de piel cada que él estuviera en casa, desde subir tu vestido más de lo debido o desabrochar los botones superiores de tus blusas hasta pasar frente a él con tu pijama más corta en las noches que se quedaba a dormir.
a veces pensabas que no notaba ninguno de tus esfuerzos pero, en las últimas ocasiones, habías atrapado su mirada puesta en ti más de lo que debería, ¿o había sido tu imaginación aquella ocasión que te guiñó un ojo cuando te vió salir del baño con sólo una toalla cubriéndote luego de tomar una ducha?
sueltas un bufido luego de terminar la llamada con tu mejor amiga y te avientas contra el colchón sobre tu cama. la fiesta a la que habían pensado asistir se había cancelado a último momento y eso significaba pasar el sábado en la noche en casa.
tu madre y su esposo habían salido de fin de semana y tu hermanastra estaba en su habitación desde hace horas encerrada con jaehyun (y estabas tan agradecida que hasta ese momento no hubieras escuchado ningún ruido extraño proveniente de ahí), así que todo lo que te quedaba hacer era darte una ducha, ponerte la pijama y ver alguna película o serie hasta quedarte dormida.
qué gran sábado.
“¿no saldrías de fiesta?”, tu hermanastra pregunta después de entrar a tu habitación y verte acostada.
“se supone pero al final se canceló”.
“bueno, por lo menos tú podrás quedarte en casa”
“¿saldrás?”, preguntas frunciendo el ceño y ella asiente con visible cansancio.
“hay una urgencia en el hospital y necesitan personal para cubrir unas horas”, responde colocando su bolsa sobre su hombro y se acerca a ti para besar tu mejilla en forma de despedida. “si tienes hambre le pides a jaehyun que pidan algo, él tampoco ha comido”.
“¿se quedará?”, le dices y agradeces que tu hermanastra ya estuviera caminando fuera de la habitación porque si no hubiera visto la gran cara de sorpresa sobre tu rostro.
“sí, llegaré a media noche o quizá un poco despu��s y decidió quedarse a esperarme, ¿no es lindo?”, asientes y sonríes mientras una idea cruza tu mente.
“muy lindo”.
cuando escuchas el automóvil de tu hermana encenderse te levantas con rapidez de tu cama, vas hacia tu espejo y te quitas la pijama que ya llevabas para reemplazarla con una sudadera que tu antiguo novio te había regalado, arreglas un poco tu cabello, pones algo de gloss sobre tus labios para hacerlos ver más hidratados y terminas sonriendo con determinación al reflejo en el espejo cuando te sientes lista.
te vuelves a recostar en la cama con la vista fija en la puerta de tu habitación que se encontraba sin seguro y muerdes tu labio inferior para suprimir una ola de nervios. separas las piernas y tu mano derecha baja hasta el borde de tus bragas, pasas saliva y sueltas un suspiro cuando tu dedo medio pasa por encima de tu clítoris, aún por encima de la tela.
luego de unos segundos de estar trazando círculos sobre el, cierras los ojos y te dejas llevar, colocas tu mano libre debajo de la sudadera y comienzas a jugar con uno de tus pezones, apretándolo y rozándolo contra tu pulgar e índice mientras comenzabas a sentirte más y más húmeda.
no sabes cuánto tiempo llevas gimiendo cuando dos golpes en tu puerta se escuchan y te sacan del trance sensorial en el que te encontrabas. todo parecía indicar que tu plan había funcionado.
“adelante”, respondes aún con la voz algo entrecortada
“me gustaría preguntar cómo estás pero, por lo que escuché, creo que la estás pasando muy bien, ¿cierto?”, es lo primero que dice jaehyun luego de abrir la puerta y se recarga del marco de la misma mientras su mirada pasa con lentitud sobre tus piernas flexionadas.
“¿me estabas espiando?”, preguntas y te sientas sobre la cama, más cerca del final de ella, con tus pies debajo de tu trasero y la espalda recta, mirándolo fijamente.
“no, dulzura, no hubo necesidad de eso porque creo que está más que claro que querías que viniera hasta aquí, ¿no es así?”, avanza hasta quedar a los pies de tu cama, su colonia llenando tus fosas nasales.
“¿qué te hace estar tan seguro de eso? ¿y si sólo quería pasar un buen rato aquí sola?”, hablas en voz baja y ladeas el rostro, una sonrisa media aparece en su rostro y la forma en la que te miraba te hacía querer besarlo con fuerza.
“creeme que he notado cada una de tus formas de llamar mi atención, primero pensé que era mi imaginación pero vaya que no, realmente eres una descarada”.
“no deberías sentirte tan importante, jae”.
“ow, mi amor, no debes ponerte a la defensiva, entiendo que te sientas tan necesitada de mi, seguro quieres saber cómo se siente que alguien te folle de verdad”, jaehyun se había inclinado hasta tener su rostro frente al tuyo hasta el punto que podías sentir su nariz rozar la tuya y sus respiraciones combinarse, “supongo que necesitas un pene que de verdad te llene no como el de cualquier imbécil de tu edad, quieres a un hombre de verdad”.
cuando termina de hablar sus labios se posan sobre los tuyos, primero con delicadeza y después sigue un beso salvaje, uno que ambos habían esperado demasiado. su lengua pasa sobre tu labio inferior y abres más la boca, dándole espacio para dejarla introducirla en ti donde se encuentra con la tuya y el beso se vuelve más obsceno.
jaehyun se separa de ti para deshacerse de su playera y muerdes tu labio inconscientemente al ver su torso desnudo, con cada uno de sus músculos bien definidos y donde querías dejar tantas marcas como pudieras.
te acercas más al borde de la cama y te recuestas boca abajo, quedando con el rostro frente a su entrepierna, levantas el trasero para que pudiera tener una mejor vista de él mientras él comenzaba a desabrochar sus jeans y bajarlos junto a sus boxers. su pene prácticamente salta frente a ti y tu boca se humedece, lo tomas con ambas manos y pasas saliva al sentirlo tan grande. de verdad no se comparaba a cualquier otro que hubieras visto antes.
“abre la boca y saca la lengua”, su voz suena demandante y rápidamente obedeces a sus instrucciones, levantas la vista hasta él y sus pupilas estaban completamente dilatadas.
jaehyun toma su miembro con una de sus manos y comienza a masturbarlo frente a ti mientras que, con su mano libre, toma tu barbilla y la levanta un poco más. sus caderas se mueven hacia adelante y la punta de su pene se coloca sobre tu lengua, sientes un poco de pre-semen sobre ella y automáticamente tu boca se cierra y succionas, pero él se aleja antes de que su pene pudiera ir más adentro.
“no, cariño, vas a hacer lo que yo te diga, ¿entiendes?”, bates tus pestañas con lentitud y asientes con dificultad a lo que te dice, vuelve a llevar la punta de su miembro a tu boca y sale de ella, repitiendo sus movimientos con más rapidez cada vez hasta el punto que sentías la punta golpear con el fondo de tu garganta. “mierda, qué buena niña eres”.
momentos después, cuando sabes que jaehyun está disfrutando, decides tomar el control y reemplazas su mano sobre la base de su miembro con la tuya y tomas el ritmo, llevándolo más profundo en tu boca, pasando tu lengua sobre la punta de su pene y, al mismo tiempo, bombeando su longitud con tus manos.
“si sigues así voy a terminar en tu boca y aún nos falta mucha diversión, princesa”, susurra luego de tomar tu cabello en una coleta y obligarte a separarte de él, baja el rostro hasta quedar frente a ti y te besa con fuerza unas cuantos segundos, queriendo probarse también en tus labios. “te quiero desnuda recostada en la cama”.
no necesitas que repita la instrucción dos veces y rápidamente te deshaces de la sudadera que tenías puesta al igual que tu ropa interior, acomodas tu espalda sobre tus almohadas y lo miras atenta mientras se quita por completo la ropa que aún llevaba puesta.
“dios, eres jodidamente hermosa”, habla en voz baja más para él y tú todo lo que puedes hacer es sonrojarte al sentir su mirada hambrienta correr por cada centímetro de tu cuerpo. jaehyun se sube a la cama y se coloca encima de ti, abres las piernas para darle acceso y se posiciona en medio de ellas, sus labios comienzan a dejar un rastro de besos húmedos por tu cuello y bajan con lentitud hasta tus pechos, acuna uno de ellos con una de sus grandes manos y lo amasa con delicadeza al momento en que roza la punta de su lengua con tu pezón libre.
no sabías que tus senos eran tan sensibles pero, teniendo la boca de jaehyun sobre ellos chupando y masajeándolos te habías dado cuenta todo el placer que habías perdido al no tener una pareja que les prestara la suficiente atención.
los labios de jaehyun siguieron su camino, bajando por tu abdomen y llegando hasta aquél lugar donde había imaginado tantas noches estar. algunos líquidos ya corrían por tus muslos, tu vagina se encontraba completamente húmeda y todo lo que quería hacer era devorarte, tomar hasta la última gota que saliera de ella y, se sentía tan caliente que no perdió un segundo más y así lo hizo. tus gemidos no tardaron en llenar toda la habitación luego de sentir la boca experta de jaehyun; lo podías sentir introduciendo su lengua en ti, pasándola sobre tu clítoris y succionando los líquidos saliendo de ti.
“oh por dios”, mencionas casi en un hilo de voz luego de que se hubiera separado de ti y rápidamente pasas tus manos sobre su cuello para acercarlo a ti, besándolo con torpeza, sintiendo tu propia esencia en sus labios.
“¿estás lista para tomarme?”, pregunta y asientes con fuerza. ya no te importaba si sonabas completamente necesitada, lo querías dentro de ti más que nunca.
jaehyun toma la base de su pene y lo dirige a tu vagina, sentías la punta de su pene rozar tu entrada y ya tenías tu labio inferior atrapado entre tus dientes, esperando el momento en que diera la primera estocada.
“después de mi ya no vas a querer estar con nadie más, vas a darte cuenta que nadie va a poder llenarte como yo y esta linda vagina me va a pertenecer sólo a mi, vas a ser mía a partir de ahora”, termina de decir con voz profunda y lo siente introducirse lentamente en ti. tu interior se expandía a cada centímetro que entraba y podías jurar que estabas tocando el cielo al sentirlo llenarte de esa manera.
las primeras embestidas eran lentas, ambos acostumbrándose a todas las sensaciones que los invadían pero, conforme los segundos avanzaban, jaehyun aumentaba el ritmo de sus estocadas, llegando tan profundo hasta llegar a puntos que nadie jamás había tocado en ti.
“m-más”, susurras entrecortadamente cuando toca un lugar en ti que había llevado un corriente de electricidad en todo tu cuerpo, él parece notarlo y sigue en esa dirección, llevándote al clímax momentos después.
“mierda, mierda”, habla rápidamente luego de sentir su interior apretarse sobre su miembro cuando alcanzas tu orgasmo y sale rápidamente para correrse sobre tu abdomen y parte de tu pecho.
“por dios…”, dejas salir en un suspiro cuando ambos han regulado sus respiraciones, giras el rostro hacia un lado de tu cama donde él se encuentra acostado y te encuentras su mirada puesta en ti.
“si eso te gustó espera a lo que te haré después, preciosa, te haré mía todas las veces que me sea posible”, dice y tú piensas que no puedes esperar para la siguiente ocasión.
ojalá tu hermanastra tenga más turnos extra pronto.
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avacynr · 4 years ago
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Me encantas
Sé que acabo de decírtelo, y que esas dos palabras no son suficientes para expresar todo lo que siento por ti, o tal vez sí, no estoy seguro ahora, creo que al final de esto, tú podrás decidir si son suficiente o no, pues en las próximas líneas haré mi mayor esfuerzo por expresarte todo lo que me haces sentir, así como la manera en que te veo, aunque creo que al final son cosas que ya te he dicho, y otras que aún no, me gustaría tenerlo aquí, y que tú supieras que está aquí, que no se perderá con la cotidianidad de los mensajes o serán palabras que puedan ser olvidadas, esto siempre estará aquí, y, así como lo que siento por ti, eso no va a cambiar.
Me gustas, eso es un hecho, junto todo lo que implica eso. Me gustas cada que hablamos, me gustas más cada que te veo; me gustas para compartir muchas cosas, así como me gustas para imaginar todo lo que quisiera poder hacer contigo si te tuviera cerca. No sé exactamente el momento en que empezó a ocurrir todo esto. En un principio, era algo demasiado obvio que me agradabas bastante, quería conocerte, me parecías muy interesante, así como me parecían curiosas las grandes similitudes que teníamos relacionadas a varios temas, me fue muy fácil sentir empatía contigo, así como sentirme identificado con alguien, y eso nunca me había pasado. Mucho tiempo me he sentido solo, que realmente no tengo con quién hablar o a quién pudiera contarle exactamente lo que pienso, sin tener en mente la idea de que pensaran que hay algo malo en mí, tal vez. A nadie había podido mostrarle lo que escribo aquí, ni en ninguna parte, pero eso cambió contigo, desde un principio sabía que me entendías de alguna manera, contigo perdí cierto miedo, cierta pena a mostrar lo que realmente pienso y siento, tú me hiciste sentir seguro por primera vez, al menos que recuerde, y eso es algo que de por si, ya te agradeceré lo que me resta de vida.
Mientras más hablaba contigo, más quería saber de ti, nunca me sentí fastidiado o cansado de hablar contigo, así como tampoco satisfecho, recuerdo muchas noches (y hasta la fecha) esperar tan ansioso el momento en que me fuera a acostar, para saber que dentro de poco más iba a poder tener esa plática contigo que cada vez se volvía más parte de lo cotidiano, siempre lo he apreciado mucho, aunque obviamente en un inicio nuestras charlas no se trataban para nada de lo relacionado a esto, aún así podíamos pasar horas al teléfono hablando de otras cosas, y aunque yo no identificaba aún todo lo que sentía por ti, era algo innegable que yo me sentía sumamente cómodo, tranquilo y feliz cada que podía hablar contigo.
Fueron pasando los días, y podía darme cuenta que cada vez quería saber más de ti, cada día me preocupaba un poco más por ti, cada día que pasaba me dormía hablando contigo y despertaba escribiéndote, pues cada día, pensaba más en ti, hasta el punto en que, actualmente, no puedo dejar de pensar en ti durante todo el día. Pude darme cuenta de que la manera en que te veía, no se limitaba ya simplemente a la relación que suelo tener con una amiga, sabía que era diferente, pero prefería ignorarlo, no quería complicar ese asunto, pues siempre he tenido muy en cuenta todo lo que esto conlleva, así como pensar en la muy alta probabilidad de que tú no sintieras ni por asomo, algo similar a lo que yo sentía, y pensaba también en que podría arruinar esta relación que ya había formado contigo en tan poco tiempo y que tanto disfrutaba, sólo por pensar en esto cada vez más.
Contigo aprendí que no puedo ignorar mis sentimientos, en especial cuando son tan persistentes y fuertes. No podía ignorar la manera en que te veía, ni cómo me sentía cuando hablaba contigo, tampoco podía evitar sentirme sumamente nervioso cuando algunas cosas fueron dichas por primera vez, y que hasta el día de hoy me siguen provocando estos latidos fuertes en mi corazón, así como incontables suspiros cada que las vuelvo a leer o escuchar; como la primera vez que me dijiste que querías poder dormir conmigo, la primera vez que te dije que te quería, o la primera vez que me dijiste que me querías. Nada de esto era normal, no en mi persona.
Hasta que este día, en que las cosas simplemente ya no volverían a ser iguales, no lo pude soportar más. Yo era un manojo de nervios diciendo muchas palabras, contando un sueño sumamente extraño en el que sucedía algo que ni siquiera había podido imaginar con claridad, pero que ya había ocurrido en sueños; ese primer beso del que tanto hablamos ahora y que no podemos dejar de pensar en ello. A pesar de ser tan consciente de la situación, y de tal vez, las repercusiones que tendría decirte todo lo que estaba a punto de decirte, en un acto sumamente egoísta, te lo dije, te dije tantas cosas que había querido evitar tocar en algún tema previo, que no me sentía contigo de la misma manera que me siento con cualquier otra persona, que no te veía de la misma manera, y lo más importante, que no me sentía así, como si se tratara de dos personas sólo siendo amigos. Tú siempre fuiste amable, y me trataste bien, fuera de eso, no puedo recordar que dieras siquiera el más mínimo indicio de que tenías cualquier tipo de interés más allá de lo amistoso conmigo, yo, simplemente me dejé llevar por todo lo que sentía y me hacías sentir.
Siguió pasando el tiempo, hasta lo que nos acontece en estos días, que ambos tendemos a expresar más cosas, creo que sobre todo yo, te agobio, repito e insisto con todo lo que tú representas para mí, la manera en que te veo, y el innegable hecho de lo mucho, pero muchísimo que me gustas. 
Pasaste a ser alguien con quién sólo me escribía una carta diaria a una persona bastante importante para mí, para mi vida, y lo que me pasa día a día. Hay cosas que pasaron de ser pensamientos efímeros a ideas que no puedo quitar de mi mente, y que ocupan mi cabeza la mayoría del tiempo, todos los días, sin falta alguna. No puedo dejar de pensar en lo muy rápido, o muy lento que pasa el tiempo, pues en este punto no tengo idea de si los días pasaron sumamente lentos y pudimos hablar y conocernos tanto en tan poco tiempo, o si los días pasaron demasiado rápido así como lo que empecé a sentir por ti, sólo sé que pasó. Ahora, hoy en día, no dejo de pensar en lo hermosa que te ves cada que te veo, y también lo hermosa que seguramente te ves cuando no te estoy viendo, pues no puedo borrar esa imagen tuya que he visto ya en numerosas ocasiones. Conozco la forma de tu cara, tus cejas, tu nariz, el color de tus ojos así como su forma; la forma y grosor de tus labios; tus orejas y la manera en que se ve tu pelo cuando decides tenerlo suelto, o cuando lo traes sujetado. Recuerdo muy bien tus expresiones, la forma en que me miras y lo mucho que eso me hace suspirar, cómo frunces un poco el ceño cuando me estás haciendo cierta expresión que me causa demasiada ternura, cada que me sacas la lengua y pensar en lo mucho que me gustaría sentirla con la mía o en mis labios... también cuando te acercas mucho a la cámara y sonríes, tienes la sonrisa más bonita que he visto, me hace sentir algo que inunda mi pecho rápidamente, me siento agitado, y después eso disminuye de a poco, todo esto mientras no quito la mirada de encima tuyo y pienso una y otra, y otra vez lo mismo: “en verdad me gusta muchísimo”. El simple hecho de pensar en tu nombre, ni siquiera pensar en tu persona, sólo tu nombre, me hace sentir mariposas en el estómago y cierta intranquilidad, pues sé que ese nombre te pertenece, al punto, en que para mí no existe ninguna otra Laura en quién pueda pensar.
Sé que he hablado demasiado últimamente, y también aquí, de lo relacionado a lo mucho que me gusta tu aspecto físico, que es indudablemente hermoso, y que nunca me cansaré de decírtelo, pero quisiera decir, que obviamente, no sólo eres eso para mí, eres muchísimo más que un rostro bonito (el más bonito que he visto en mi vida), eres toda una idea que tengo, eres el ser humano más bello que he conocido, y con el cual me he sentido más afortunado de conocer. Eres, todo el concepto del “jugo de tomate” del que te he hablado y del cual me enamoré, eres una persona maravillosa, con muchísimo que dar; creo que eres alguien bastante inteligente y que se esfuerza por conseguir lo que quiere, lo cual respeto muchísimo, tienes días malos, o no siempre te sientes bien, y eso no evita que todos los días me preguntes cómo estoy y cómo me siento, y si pudieras hacer algo por mí, que lo harías. No me dejas sentirme solo, y la verdad, no me he sentido así desde que te conozco, has hecho tanto por mí, y creo que en parte por eso no puedo evitar sentir todo esto por ti, pues creo que nunca antes alguien me había tratado o me había hecho sentir tan bien, no de la manera en que tú lo haces.
Por último, y más importante, al menos a mi parecer, es que has resultado ser alguien inspiradora para mí, y todavía más importante, sin ánimos de querer inspirarme, lo has logrado. Has logrado que una persona desconfiada, confíe; que una persona insegura se sienta segura de algo; que esta misma persona, tan realista, con tendencias más orientadas a lo pesimista, se sienta motivada a lograr algo y tenga una idea sumamente optimista a algo lo cual es, tal vez, poco probable que suceda, pero que haré todo lo que esté en mis manos, y hasta lo que no, para lograrlo, me has motivado querer ser mejor persona y querer superar incontables cosas con el simple y sencillo objetivo de algún día poder estar contigo, pues estoy sumamente convencido de que al final todo habrá valido la pena el día que pueda estar contigo. Estoy muy seguro de que no existe ninguna otra persona ni medianamente parecida a ti, y ya soy lo bastante afortunado para que el destino me permitiera conocerte, así que no pienso soltar esta oportunidad de una vez en la vida, porque tú, y sólo tú, puedes hacerme sentir todas estas cosas. 
Al final, me encanta cómo te ves, me encanta tu sonrisa y tus expresiones. Me encanta cómo te ves con tus gafas puestas y cómo te ves sin ellas. Me encanta tu risa, tu voz y sus diferentes tonos. Me encanta tu sentido del humor y cómo me haces reír tan seguido, Me encanta la manera en que me haces sentir. Me encanta todo de ti, todos esos pequeños detalles que en conjunto forman a tu persona, y, por sobre todas las cosas, me encantas tú.
Dicho todo esto, creo que sólo decirte “me encantas”, no es suficiente para poder expresar todo esto que siento y pienso de ti, entre muchas otras cosas más, que en un futuro tanto lejano, como cercano, continuaré diciéndote. Pero, por el momento, sólo puedo decirte que: me encantas, Laura.
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andersontsri986 · 4 years ago
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De qué forma comprar los mejor valorados productos para recién nacido?
Comprar regalos para bebés que son únicos. Vigilabebés, Bañeras, Termómetros...
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¿Está buscando ciertas buenas ideas de regalos para progenitores nuevos o bien futuros? Existen muchas cosas que un padre nuevo puede utilizar para su hijo. Tiene tantas ideas de regalos para seleccionar que agradarán al padre que más espera en su vida. Acá hay algunas ideas de regalos de baby shower para papá que le gustaría considerar:
Bañeras y termómetros. Los bebés medran velozmente y pronto brotará la necesidad de limpiar de forma regular su suciedad o bien su temperatura. Al comprar una bañera para bebés y un termómetro, puede asistir a efectuar un seguimiento del desarrollo de su bebé a lo largo del día. Estos dos elementos le van a ayudar a realizar un seguimiento del desarrollo de su bebé. La mayor parte de los padres adquieren un monitor para bebés que ponen en el costado de la bañera. Otras opciones incluyen monitores para bebés que tienen pequeños termómetros digitales integrados para que el bebé jamás deba tocar los termómetros.
Cambio de toallas y pañales. Esta es otra de esas ideas de regalos para el futuro padre, que puede ser divertido tanto para el bebé para el padre. Un cambiador es un artículo esencial para cualquier padre que cambie los pañales del bebé. La mayor parte de los papás (¡o bien mamás!) descubren que es una excelente forma de pasar el tiempo de descanso que tanto necesitan mientras que están en el trabajo. Puede escoger un cambiador con múltiples bolsillos para guardar pañales de diferentes tamaños, o bien un cambiador que tiene un solo bolsillo para el pañal.
Cafeteras y Bolsos para Bebés. Una buena cafetera o máquina de café eléctrica es una excelente forma a fin de que papá se relaje tras un largo y duro día de trabajo. Muchas veces, un papá agotado no debe de recurrir al alcohol ni a las drogas para relajarse. Puede gozar de una buena taza de café mientras que cuida a su pequeño, ¡lo cual es una ventaja auxiliar! Puede hallar máquinas de café en muchas tiendas, mas si busca la bolsa para bebé, asegúrese de conseguir el tipo aislado con un biberón apartado.
Bolsas de pañales para bebés. Una bolsa de pañales es seguramente el accesorio de bebé más frecuente que adquiere un nuevo padre. Asimismo resulta ser uno de los más accesibles, lo que lo transforma en una muy buena idea de regalo para un padre que está presupuestando las necesidades. Puede localizar muchas bolsas de pañales en muchos estilos y colores, por lo que encontrar una para el futuro padre no habría de ser un problema.
Almohada de cuello. Papá no puede tener suficiente de esas siestas en cama tras el trabajo, mas se verá como un idiota si está tratando de poner esa siesta entre sus manos y cuello. De ahí que que una almohada para el cuello es un regalo tan excelente para un padre que trabaja a la noche y no puede acurrucar sus brazos y piernas en su saco de dormir. Algunas almohadas para el cuello incluso te permiten emplearlo como una práctica luz por la noche. Es solo uno de esos toques únicos de los que papá nunca se quejará.
Cafeteras Wilburn Heirloom. Otro de los artículos de regalo para bebés más populares que están en el mercado de reventa en este momento son las tazas de café con el nombre de los papás y un mensaje personalizado en el costado. Esta es una gran idea por dos razones: primero, a los papás a los que les encanta tomar café les encantará tener su propia taza adaptada con un mensaje especial; Puedes lograr una de estas tazas de café por unos veinte dólares, que es una inversión bastante aceptable.
Nuevo portabebés capaz para papá. La mayoría de los progenitores estarán conforme en que el portabebés que elijan es un factor esencial para la seguridad y el bienestar tanto de la mamá como del bebé. Uno de los productos más populares en el mercado de reventa para mamás y papás es el nuevo portabebés convertible apto para papá. Le deja a la mamá llevar a su bebé a donde desee ir sin preocuparse de que el bebé se tropiece con cosas o que el bebé quede envuelto en prendas sueltas; El costo asimismo es atrayente, a solo noventa dólares estadounidenses por un portabebé de lado blando y solamente (hay un bolsillo en el frente para una correa de bolso). Estos son regalos idóneos para nuevas mamás y papás, y una genial manera de probar que los aprecia y que los quiere a los dos en su vida.
Fular Portabebés
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Los padres en la actualidad están más preocupados por comprar un portabebés de la mejor calidad para su recién nacido. Así, se cerciorarán de que su recién nacido esté sano y salvo a lo largo de todo el día. Esta asimismo es una buena forma de asegurar que su bebé consiga los máximos beneficios de tal producto, sin tener ningún inconveniente. Bueno, verdaderamente no hay nada de malo en adquirir un portabebés de la mejor calidad, siempre que el bebé esté feliz y cómodo. Debes adquirir correctamente el mejor portabebés o portabebés para la máxima comodidad y cerciorarte de que todo esté a la perfección arreglado para sostener cómodo al recién nacido.
Este artículo te va a enseñar cómo comprar los mejores portabebés y fajas que brinden la mayor comodidad. Primeramente, debe entender que a los bebés les gusta emplear cualquier cosa que les quede bien. Por consiguiente, sería mejor si adquiere la envoltura que se ajusta con perfección a sus cuerpos. Si vas a preguntar a otros progenitores qué prefieren, vas a ver que cada uno tiene su preferencia personal, lo que es muy normal.
Si observa de cerca, cada cabestrillo o portabebé para recién nacidos tiene materiales suaves y fáciles de ajustar. Uno de los materiales más usados por muchos portabebés es el material de lona de algodón. El bebé seguramente se sentirá cómodo sin importar un mínimo el material. Solo tendrás que elegir qué material es más conveniente para tu recién nacido.
Además, debes buscar el ajuste perfecto. Le resultará difícil ajustar el peso de su bebé en el portabebés, si no le queda bien. En lo posible, los progenitores desean asegurarse de que el peso de su bebé se distribuya uniformemente, a fin de que no tengan ningún inconveniente con la delicada salud de su bebé. Asimismo puede contrastar que las correas de los hombros del transportador estén puestas correctamente.
Hoy en día hay muchos portabebés en línea y en las tiendas, por lo que seguramente habrá una amplia selección. No obstante, al comprar un portabebés on line, es esencial que lo adquiera en una tienda de confianza. Además de eso, asimismo debe estimar las peculiaridades adicionales que ofrece el mejor portabebés. Algunas de estas características incluyen correas acolchadas, correas graduables extraíbles, capuchas, arneses de automóvil separados y muchas más.
Una vez que tenga el mejor cabestrillo para su bebé, asegúrese de cuidarlo bien. Esto le ayudará a extender su durabilidad y vida útil. Tenga presente que su bebé solo empleará el mejor cabestrillo durante unos meses, por lo que es perfecto si lo prepara bien desde el comienzo. Esto también evitará que desperdicie su dinero por el hecho de que está comprando un cabestrillo utilizado que se puede emplear después de algunas semanas. Si tienes un bebé recién nacido, asimismo sería una gran idea anotarlo en una clase de adiestramiento del sueño para que aprenda a dormirse con sus progenitores en un entorno seguro y cómodo.
Tener un bebé sano es lo que toda familia desea. Una forma de garantizar esto es asegurándose de que la madre y su bebé descansen lo suficiente. Esto es muy fácil de lograr porque solo precisa cerciorarse de que duerma lo suficiente antes de irse a la cama. Para las madres primerizas, es una buena idea adquirirle una bolsa auxiliar de pijamas que pueda utilizar para cubrir a su bebé cuando se sienta fatigada. Obtener un curso de adiestramiento del sueño también le va a ayudar a entender mejor las actividades nocturnas, como quedarse dormido y despertarse por la noche.
Internet es una buena fuente de accesorios para bebés, puesto que puede buscar el mejor arnés según sus preferencias y presupuesto. Las tiendas on line tienen una extensa gama de artículos para bebés, incluyendo los cabestrillos. Si quiere adquirir en línea, asegúrese de saber lo que está buscando. Esto se debe a que existen muchos productos para escoger y ciertos tienen costos más altos que otros. Asimismo existen muchas características a tener en cuenta al adquirir este género de producto. También debe estimar la posibilidad de conseguir los mejores portabebés para asegurarse de que usted y su hijo tengan la experiencia de dormir más segura y cómoda.
Sacaleches
La adquiere de extractores de leche de forma frecuente puede ser una termómetro de bebés decisión difícil, singularmente si es nueva en el planeta de la lactancia. Hay tantas opciones en el mercado en la actualidad que puede ser simple confundirse sobre qué extractores de leche son los mejores para su bebé. Ya antes de comenzar a buscar, hay algunas cosas en las que debe pensar para asegurarse de tomar la decisión correcta.
Lo primero en lo que debe pensar es en el propósito de la bomba. Si desea comprar un extractor que ayude a extraer leche para su bebé, deberá buscar uno que tenga un volumen de succión alto. Estas bombas son más simples de adecentar y son más eficaces para generar leche velozmente. Asimismo debe estimar lo fácil que es utilizar el extractor de leche. Quiere una bomba que sea fácil de operar a fin de que pueda pasar más tiempo con su bebé y no con la bomba.
Las nuevas madres de manera frecuente eligen extractores de leche eléctricos, ya que las necesidades de leche de su bebé suelen ser muy rápidas a lo largo de la alimentación. Los extractores de leche eléctricos son muy sigilosos cuando se extraen y generan una buena cantidad de leche en poco tiempo. También se pueden emplear mientras que su bebé duerme, con lo que la calma puede ser un buen beneficio para la mayor parte de los nuevos progenitores. No obstante, hay algunas desventajas de las bombas eléctricas;
Para aquellos que procuran un sacaleches que les dé leche incesante y confiable a lo largo de todo el día, un sacaleches con biberón es su opción mejor. Toda vez que encuentre uno que ofrezca buena calidad, el precio va a ser el conveniente y podrá localizar suministros accesibles para extractores en su tienda local de bebés o maternidad o en línea. Del mismo modo que con los extractores de leche eléctricos, los bebés alimentados con biberón necesitarán baterías, mas generan un mejor sabor y son más higiénicos. En general, lo único que precisa son algunos accesorios auxiliares para su bomba de alimentación con biberón.
Las marcas de extractores de leche son otra área de consideración al comprar el mejor extractor de leche para bebés. La mayoría de las madres tienden a emplear la misma marca cuando se extraen leche en diferentes instantes, mas las madres primerizas deben seleccionar marcas diferentes si están empezando. Cada marca genera diferentes tipos de leche. Cuando esté considerando una marca de bombas, busque una que ofrezca buena calidad y durabilidad. Observe también la eficiencia de las bombas: ¿cuánto tiempo puede contener la leche antes que sea BEBESMANIA necesario rellenarla?
Las madres que amamantan deben seleccionar modelos de extractores que ofrezcan opciones tanto manuales como electrónicas. Los modelos de extractores que incluyen los dos métodos le permitirán extraer y recolectar la leche de diferentes biberones, asegurando que cada bebé consiga la cantidad exacta de leche que necesita. Sin embargo, posiblemente solo necesite un sacaleches para recolectar la leche al unísono. Si este es el caso, la versión electrónica seguramente sea su opción mejor.
Una vez que haya encontrado el extractor de leche adecuado para bebés, asegúrese de sostener el pezón impecable a fin de que su bebé pueda alimentarse de forma cómoda. Limpiar el pezón de manera regular evitará que se seque y evitará que salga la mejor leche. También ayudará a eludir que el material de desecho que proviene del calostro se acumule entre el tubo y el extractor de leche. El suministro de leche de un bebé generalmente aumenta tras los primeros seis meses de vida. Si su bebé ha pasado del primer cumpleaños, debe preguntar con su médico antes de comenzar a usar bombas, en tanto que algunas bombas pueden no funcionar de forma efectiva tras esa edad.
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Comprar el mejor extractor de leche para bebés puede ser un proceso fácil si prosigue los consejos citados anteriormente. La salud de un bebé es exageradamente esencial y quiere brindarle el mejor inicio en la vida. Nada puede ser peor que amamantar incorrectamente y puede evitarlo usando el equipo adecuado. Puede llevar cierto tiempo localizar el que mejor funcione para su bebé, pero valdrá la pena la inversión.
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angeldlune · 4 years ago
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Donde Carolyn rescata una lechuza.
Índice de capítulos
Cuando tenía ocho años, Carolyn le pidió a Santa un amigo como regalo de navidad. Su carta estaba adornada hermosa, con un sobre pintado con acuarelas y letra que, para ese momento, le parecía la mejor que había hecho. No era que no tuviera amigos, pero ese verano había pasado algo muy inusual.
Aun podía recordar colocar las manos en el suelo y hacer que las hojas amarillas, naranjas y marrones de otoño se elevaran en un remolino. Las caras de sus compañeros mostraban asombro y muchos sonreían emocionados. Hasta que se encontró con la cara de una de las madres. El Comité de Disculpas a los Muggles tuvo que intervenir, y todo se resolvió. Pero Carolyn no pudo jugar más con sus amigos. Cuando intentaba acercarse a ellos solo recordaba ese momento y el miedo que le causo la reacción de la madre. Cada vez que se acercaba podía sentir la incomodidad de sus compañeros, pero sobre todo el de sus padres. La mañana del 24 de diciembre Carolyn despertó por un ruido extraño que se coló por su ventana. Se frotó los ojos varias veces, tratando de distinguir algo entre el sueño que aun tenia y la nieve en el suelo. Al no conseguir nada de vistió con su mejor abrigo y salió a explorar. El sonido era parecido a un gorgoteo, le pareció que debía ser un animal, así que lo siguió mientras trataba de no resbalar en la nieve. A esa edad, Carolyn había deseado vivir en el bosque. Viviría en un árbol y jugaría todos los días. Podría observar los animales que quisiera. El sonido la llevo hasta un montículo de nieve. Agarro un poco de ella en sus manos enguantadas y observo. De pronto, a la nieve que sostenía le salieron dos ojos. "AAAAAAA" Antes de tuviera tiempo de dejarlo caer, a los ojos les salió un ala y escucho el ruido de nuevo. Era un ulular, ¡Era un ave! Carolyn dejo de temblar de miedo y lo observo con más cuidado. El pobre animalito sacudía su ala tratando de quitarse la nieve. Lo ayudo con una mano a sacudirse el resto de la nieve. "¡Carolyn!" Sus padres venían corriendo tras ella, con sus pijamas aun puestas. "¿Estas bien cariño?" le pregunto su madre frotándole los brazos y tocándole el rostro, verificando que no tuviera heridas. Carolyn asintió y sostuvo sus manos frente a ellos. "¿Que tienes allí, cielo? Déjame ver." Le dijo su padre. El intercambio de manos hizo que el ave se asustara y se sacudiera más. "Shh… Tranquilo." Su padre era bueno con los animales. Nunca habían tenido problemas con adoptar animales. En su casa ya había gatos y perros, y su padre sabía como cuidarlos. "Es solo un pichón. Vamos, lo revisaremos adentro." Adentro, su madre le cambio la ropa y preparo té, para evitar que se resfriara. Mientras lo preparaba le repitió un millón de veces lo mucho que los había preocupado y que dejara de salir sola sin avisar. Carolyn asintió a todo lo que dijo. Luego de pedir disculpas, su madre solo le dio un beso en la frente. "Ten." le ofreció la taza de té. "Baja con cuidado las escaleras." La mesa de trabajo de su padre estaba en el sótano. Allí siempre había frío pero a ella le encantaba bajar a ver en que trabajaba su padre. Cuando llego ya estaba sentado a la mesa así que hizo su rutina cotidiana. Dejo la taza de té en la mesa, arrastro un banco que casi le llegaba al cuello hasta dejarlo al lado de su padre, se subió con un poco de dificultad y finalmente se puso de rodillas para ver lo que hacia su padre mientras tomaba cuidadosamente de su taza de té. "Es una lechuza ¿Habías visto una?" ella negó con la cabeza. Había envuelto al ave en telas. La lechuza era blanca como la nieve y más pequeña que las manos de su padre. Sus ojos negros e inmensos, que hasta entonces habían seguido con curiosidad el movimiento de sus manos, desaparecieron cuando estornudo. "Salud." "Probablemente se cayó del nido. Es un poco extraño. Tendremos que buscarlo luego." Le termino de vendar el ala y buscaron una caja donde hacerle una cama. "¿Puedo ayudarte?" le pregunto a su padre. "Claro." Ese día le preparon de comer y le hicieron una camita donde podría descansar. Cuando Carolyn empezó a insistir que lo dejara dormir con ella, su padre tuvo que detenerla: "Carolyn, no te encariñes, cuando se recupere tendremos que llevarlo de vuelta a su nido." Hizo un puchero, pero acepto. A ella tampoco le gustaría que la apartaran de su familia. Al día siguiente, su padre salió temprano a buscar el nido y en cuanto volvió, Carolyn corrió a recibirlo. "¿Lo conseguiste? ¿Lo conseguiste?" Pregunto emocionada. "Calma, calma. No. No hay ninguno cerca." "¿Entonces como llego hasta allí?" pregunto su madre. "No lo se. Es realmente extraño. Casi pareciera que se hubiera caído del cielo." Oh. Ahora lo entendía. "¡ES MI REGALO DE NAVIDAD!"
En las siguientes semanas, Carolyn se puso como misión la recuperación completa de su nuevo amigo alado. Se paraba a primera hora de la mañana a prepararle comida. Al principio estaba débil y había que darle la comida, pero en poco tiempo y con los cuidados adecuados de su padre, la lechuza fue capaz de comer sola.
Carolyn, quien nunca perdía la oportunidad para utilizar su cámara, capturó el proceso. Sus plumas crecieron y sus ojos se agrandaban con cada cosa nueva que descubría. Sus gorgoteos se volvieron más fuertes. En unos días ya estaba caminando en sus pequeñas patas. Se encontraba constantemente apartando a los demás animales de ella. Amaba a todos sus animales por igual, pero la pobre estaba muy débil y cada vez que uno de los gatos la sorprendía empezaba a chillar y agitar su ala buena. Los perros se acercaban a su cuna improvisada y olfateaban hasta que se aburrían de ella. Cuando casi se cumplía el mes, todos parecían bastante acostumbrados. La lechuza ya no necesitaba de su constante ayuda: si quería moverse usaba sus propias patas y si no, siempre conseguía la manera de colocarse en la cabeza de uno los perros y llegar a cualquier destino. Los otros animales lo aceptaron como uno mas, incluso los gatos dejaban que les picoteara sin tratar de arañarlo y a veces Carolyn los conseguía acurrucados. Tenía muchas fotos para probarlo. La más feliz por supuesto, era ella misma. Siempre la tenia a un lado mientras dibujaba y le hacia compañía mientras cocinaba dulces junto a su madre en la cocina. Siempre podía escuchar sus garras en cualquier lado. El único que tenía un problema con todo eso era su padre. "Es una experta caminando. Ya hasta parece un loro. Si quiere volver a casa debe volar." Y así comenzó la fase dos de la recuperación: Aprender a volar. No estaban muy seguros de si era solo por el ala rota o si nunca había aprendido. Pero su ala se había recuperado por completo, y ella aun no volaba.
Según su padre había que colocarla en muebles no tan altos y dejar que ella misma buscara como llegar hacia el otro lado. Los perros parecían tristes de no llevar a su amiga emplumada pero estuvieron dispuestos a ayudar. Sin embargo, la lechuza hallaba la manera de cruzar sin sus alas. Una vez su madre la vio bajar con ayuda de su pico y patas.
El padre de Carolyn utilizó su varita para crear ráfagas de aire hasta que alzará las alas y esto funciono después de unos intentos. La lechuza buscaba abrir sus alas, cada día sintiéndose mas a gusto con la sensación hasta que un día salto.
Y cayo al suelo.
Hubo muchos intentos fallidos.
Cada vez que caía al suelo, la niña tomaba al ave en sus manos y le decía "Estas bien. Eres una buena lechuza. Esta bien". Se lo había oído decir a su padre un par de veces y parecía ayudarla a querer intentar de nuevo.
La madre de Carolyn noto que la nueva tarea había vuelto a sacar la chispa de su hija. Sabía que era normal que con la edad se volviera un poco más consciente de si misma, pero cada vez que iban a un parque a tratar de hacer nuevos amigos, Carolyn se retraía, temerosa de lo que podría ocurrir si se emocionaba demasiado. Pero en casa no era así, y Carolyn no había vuelto a salir a buscar a nadie. El parque ya no era tan interesante si siempre corrías el riesgo de hacer algo que asustara a los demás. Y a su nueva amiga no le importaba nada de eso. "Vamos Sahi, se que puedes." "¿Que dijiste?” su padre sonaba molesto. “¿Le colocaste nombre? Te dije que no, Carolyn." Suspiró. "Una lechuza no es un ave domestica, necesita volar. Y así nunca lo hará. No se puede quedar aquí."
Los ojos de Carolyn se llenaron de miedo. "No, por favor, deja que se quede papá." Le suplico. "He dicho que no. Es tiempo de devolverla al bosque." "¡NO!" Exclamo con sus pies bien plantados en el suelo. "¡Carolyn!” exclamo su madre sorprendida ante la rabieta de su hija. “No le hables así a tu padre. Es por su bien, cariño." Trato de acariciarle el rostro pero ella se aparto.
“¡No!” dijo de nuevo. Tomo a Sahi y fue corriendo a su habitación. Al llegar solo empezó a llorar sin saber que hacer. Un rato después sus padres estaban llamando a su puerta. Sahi la observaba llorar y parecía querer consolarla con sus ruiditos. "No voy a dejar que te aparten de mi Sahi, lo prometo." Armo una mochila con cosas que ella creía que serian de utilidad (mantas, latas de galletas y abrigos.) y espero hasta que se hizo de noche. Su padre la visito en la noche y le dio un beso en la frente.
  Cuando todas las luces de la casa se apagaron, Carolyn salio con Sahi oculta bajo su abrigo. Bajo los escalones evitando pisar los lugares que rechinaban. Logro medio camino hasta que tropezó con una de las tazas de comida para perros. La taza salió volando hacia el otro extremo, haciendo un estruendo al tropezar con la pared. Los perros se levantaron inmediatamente. No se detuvo a ver si sus padres habían encendido la luz. Corrió por el bosque hasta que sus pies se cansaron. Nunca había sentido tanto frío. Sahi seguía resguardada bajo su abrigo y su mochila le golpeaba la espalda con cada pisada. Se detuvo un momento para recuperar el aliento. A su alrededor solo habían arboles y podía escuchar búhos. Sahi podría vivir allí... "Encontraremos un lugar donde pasar la noche." Le dijo a Sahi que había asomado sus ojos. "¡Ajás!" exclamo al encontrar un árbol hueco. Los animales vivían contentos en esos lugares, no veía porque ellas no.
Se apresuró a entrar, pensando en calentarse un poco hasta que tropezó con algo suave. Sintió el vibrar del gruñido por todo su brazo. Unos ojos amarillos aparecieron en la oscuridad del agujero. Salió corriendo tan pronto como pudo, con un lobo cuya siesta había sido interrumpida siguiéndole. Trato de recorrer el camino que la había llevado hasta allí pero ya no sabía por donde había llegado. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al escuchar el aullido del lobo. No pudo evitar devolverse para observarlo. Era inmenso y gris, estaba sobre una piedra y fijo sus ojos sobre ella. Gruño otra vez y salto. Carolyn dio un paso hacia atrás y trastabilló con un riachuelo que no había notado. Cayó de espaldas sobre su bolso y el frío le heló los huesos. Se toco el pecho desesperadamente pero no sintió a la lechuza. Empezó a gritar asustada. "¡SAHI! ¡SAHI!" sus dientes castañeaban cada vez que intentaba hablar. El lobo volvió a aullar, esta vez frente a ella. Tenia mucho miedo, tan solo quería volver a casa. El animal se inclino sobre sus patas delanteras listo para atacarla, cuando una mancha blanca apareció entre sus orejas. De alguna manera Sahi había llegado hasta allí y empezó a picotear la cabeza del lobo. Este se sacudió y trataba de quitárselo a mordiscos, pero la lechuza se sostenía. Carolyn  alcanzo unas rocas del riachuelo. Se levanto con las piernas temblando del frío y se las lanzo al lobo. "¡Metete con alguien de tu tamaño!" el lobo era mucho mas grande que ella, pero aun así salió corriendo en su dirección. El movimiento hizo que Sahi se deslizara hasta la cara del lobo y con la única meta de proteger a su amiga siguió picoteando. Uno de los ataques cayo en el ojo del lobo haciendo que aullara de dolor. Se planto firme en la nieve y enfurecido dio sacudidas mas fuertes que las anteriores, tanto que la pobre Sahi no pudo seguir sosteniéndose y salió volando directo a un árbol. El lobo gimoteo un par de veces y con un ojo sangrando se retiro, cansado de tantos ataques. Sahi había logrado aferrarse con su pico a una rama pero esta no tardo en ceder y se rompió. "¡Sahi!" Carolyn corrió al rescate de su amiga con las manos en alto para atraparla. La lechuza empezó a dar aleteos desesperados en el aire y así, para sorpresa de ambas, Sahi logro volar. La niña miro fascinada el logro de su amiga y le pareció que era aun mas bonita verla así. Su padre tenia razón, allí era donde pertenecía. Así como Carolyn pertenecía a la magia, Sahi pertenecía al aire. Sin embargo, su felicidad fue efímera al darse cuenta que el ave no volvía con ella. "¿Sahi?" Le pregunto. Pero la lechuza solo seguía volando hacia arriba, hasta perderse. "¡Sahi! ¡Sahi, vuelve!" gritó tras ella. "¿Carolyn?" La voz de su madre llego desde el bosque. "¡Carolyn! ¡Cariño la encontré!" Pronto, Carolyn estaba rodeada de los brazos de su madre, que estaba llorando. "Por Merlín, Carolyn. ¿Estas bien?" Su padre llego y empezó a revisarla. La niña aun no entendía nada de lo que estaba pasando. "¿Sahi...?" Dijo volteando hacia el lugar donde había estado hace unos segundos. "¿Ya no esta?" Le pregunto su madre. Carolyn sacudió la cabeza y en un segundo se abalanzó a los brazos de su madre otra vez, llorando. Ninguno de sus padres pudo resistirse ante el dolor de su hija y ambos la abrazaron. El abrazo de sus padres era lo más cercano a un refugio que alguna vez podría tener.
Carolyn estaba soltando hipidos inconsolables otra vez. Habían vuelto a casa hace un rato, le había dado un baño y su esposo estaba en la cocina preparando algo caliente. El animo de su hija había mejorado, siendo tratada tan cuidadosamente por sus padres, pero cuando se acostó junto a ella en el sofá, el recuerdo de su amada lechuza volvió. Le acarició el cabello con preocupación y le dijo: "Cariño, trata de decirme que sientes." Su respuesta le rompió el corazón. "Siento que no voy a volver a jugar con nadie." Tenia el rostro enterrado en su suéter lo que hacia que su voz sonara amortiguada. Observo a su esposo que estaba en la cocina. Sabia que se sentía mal, había sido él quien había insistido en llevarse a la lechuza. Tampoco era difícil de suponer sabiendo lo bien que se le daba culparse a si mismo de todo. Cuando había ocurrido el incidente de las hojas voladoras, había hecho lo mismo. "Es mi responsabilidad hablarle sobre los peligros de la magia." Le había dicho en ese entonces." En cambio le he enseñado a..."  "¿Amarla?" Ella se había reído. "Gracias a tus enseñanzas Carolyn es capaz de ver lo hermoso que es el mundo. Ve todo con ojos de amor. Se que en algún momento empezara a ver lo difícil que son las cosas, pero... me agrada que sea así por el momento. Y es gracias a ti." Porque tú eres igual, había pensado. Salió de la cocina con dos tazas de chocolate y volvió por la suya. Los tres se sentaron mientras miraban la televisión. El silencio fue interrumpido por la pequeña voz de Carolyn: "¿Por que se fue?" "Nunca había volado. Quizás solo se emociono un poco." le respondió. "¿Crees que fui mala con ella?" "Por supuesto que no, cariño. Fuiste muy buena con ella." esta vez le respondió él. "A menudo debemos explorar lugares distintos para luego darnos cuenta de que ya estábamos en el lugar correcto." Continuo. "Sahi debe vivir esto y luego volverá, porque Sahi te adora. Y todo lo que amamos termina volviendo a nosotros." No esperaba que Carolyn entendiera todo eso siendo tan pequeña, pero esperaba que esas palabras la ayudaran algún día y que al menos la reconfortaran ahora. La niña solo asintió y se enrollo un poco mas entre sus padres.
 La mañana siguiente, el frío había bajado un poco. La nieve también había cedido y todo pareció mas claro. Carolyn bajo las escaleras para desayunar, aunque esta vez no tenía ninguna lechuza sobre su hombro que la acompañara. Llego a la cocina y tuvo que frotarse los ojos un par de veces para descifrar la mancha blanca que picoteaba sobre su plato de avena. "¡SAHI!" La lechuza voló directo al rostro de su amiga y Carolyn la atrapó entre sus brazos. "¡Volviste!" Aunque les había parecido muy improbable, sus padres dejaron una ventana abierta en caso de que Sahi decidiera buscar el camino a casa. El plan había funcionado. Sahi seguía aleteando de felicidad y su padre se acerco para enseñarla a posarse en su brazo, así no se haría daño ninguna. Soltó un chillido de felicidad que también transmitían sus ojos. Carolyn le acarició la cabeza con cariño y Sahi se inclino hacia su mano. "Juntas al fin." 
FIN
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chasing-the-rabit1 · 5 years ago
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David quiere pasear
Ese día Henry llegó a casa después de un largo día en el refugio en Brooklyn, entró a la casa y se encontró con un David más emocionado de lo normal al verlo llegar a la casa, pero estaba demasiado cansado como para notarlo, así que solo le acarició la cabeza con cariño. 
Hey… tambien te extrañe amigo - dice Henry con un deje de cansancio mientras cerraba la puerta y caminaba hacia su cuarto, David lo siguió mientras movía su colita con entusiasmo, pero cuando vio que su dueño acostarse en la cama con la ropa puesta, fue por su correa y se sentó al lado de la cama esperando, se resignó después de un rato al oír los ronquidos de Henry, así que se acostó a los pies de él con las orejas y la cola agachadas. 
Cuando ya era casi medianoche escuchó de nuevo el rumor de unos pasos, era su otro papá, bajó corriendo y comenzó a ladrar y a saltar esperando al humano. Cuando Alex abrió la puerta se le tiró encima mientras lo lamia. 
Hey! vaya amigo cuánta energía, pensé que tu papá favorito era Henry - dice bromeando aunque tenía unas enormes ojeras, mientras le acaricia detrás de las orejas David, cuando le sonó el celular. 
Espera compañero - entró y empujo la puerta para cerrarla aunque le faltó fuerza para que eso ocurriera - ¿diga?  
David noto la puerta abierta mientras su humano hablaba por teléfono y vio cómo esté también se dirigía hacia el cuarto, iba a seguirlo cuando la puerta se abrió un poco más, dio vueltas entre seguir a Alex o salir por fin por el paseo que estaba tratando de pedir, se decidió al fin por tomar su correa y ponerla frente a Alex, este lo miro por un segundo para acariciarle la cabeza y alejarse con su teléfono. Se asomo a ver si Henry estaba despierto, pero seguía noqueado en la cama. Así que se devolvió con la cola entre las patas a devolver la correa en su sitio cuando vio a otros beagles caminando por la calle, bajo las escaleras para verlos mejor y estos respondieron ladrandole. 
David miró de nuevo su casa y luego a los perros, al final se decidió ir con ellos, lo olisquean y él a ellos, para después salir los 3 corriendo hacia un humano que los estaba esperando en la esquina, el chico pareció un poco extrañado por esto. 
Oye… ¿y tu de donde saliste? - dijo mirando a David y ofreciéndole la mano para que la oliera, David lo hizo y decidió que era de confianza lamiéndole la mano en respuesta y le ladro mientras dejaba la correa en el suelo. 
Ohhh ¿tambien quieres salir a pasear? ¿tu dueño no se enojara? - dijo revisando la placa - David… vaya nombre. Oh! tiene un celular, lastima no traje el mío, vamos a dar una vuelta y mañana llamamos para que vengan por ti - le dice a David mientras le acaricia la cabeza para ponerle la correa a él y los otros dos perros y salir corriendo con ellos.    
Mientras tanto en la casa, Alex deja el teléfono y mira a su alrededor buscando al peludito, pero como no lo vio decidió ir al cuarto y ponerse más cómodo donde encontró a Henry aun adormilado. 
Buenas noches amor - le dice Alex con una sonrisa mientras le da un corto beso en los labios y se sienta en la cama. 
Hola amor ¿qué horas son? - pregunta Henry mientras se sienta en la cama.
Casi media noche  
Oh rayos, me quedé dormido, no le dí comida a David ni le di su paseo. 
Tranquilo, no pasa nada mañana lo puedo sacar un rato más largo - dice Alex sonriéndole
Gracias amor, me iré a poner cómodo ¿podrías darle comida a David y… preparar algo para nosotros? - dice apenado 
Claro - se levanta Alex ya con ropa más cómoda. 
Va a la cocina, toma el plato de David y llama al perrito mientras le sirve la comida, pero nadie viene a su llamado, lo cual extraña a Alex que comienza a llamarlo por toda la planta baja. 
Joder - dice Alex al ver la puerta abierta y corre hacia el cuarto 
David se fue! - grita Alex angustiado apenas al entrar y Henry queda de piedra con solo sus pantalones de pijama
¿Qu...que? - dice lentamente el príncipe.
Llevan dos horas llamando a David por toda la manzana, Henry le tiene agarrada fuertemente la mano a Alex, la cual ya está roja por el agarre, mientras sigue gritando como loco y cuando regresan al portón de su casa por segunda vez Henry cierra aún más su agarre. 
Alex lo mira nervioso mientras lo abraza fuerte - lo encontraremos lo prometo. 
¿y si lo secuestraron? o ¿fue atacado por perros callejeros? o ¿lo atropelló un auto? - Henry comenzó hablar de forma frenética cuando siente su celular vibrar, es Pez. Alex contesta por él aunque siente una opresión terrible en el pecho.
Bien cuentele todo a tia Pezza - dice apenas Alex le da aceptar.
David no está en la casa, la puerta estaba abierta y ya recorrimos la manzana dos veces - dice Alex de la mejor forma que puede
Mierda - responde Pez y se escucha también el coro de dos voces femeninas al fondo algo familiares. - Shaan dijo que había pasado algo grave, no esperaba que tanto. 
Llamaron ya a la policía ¿los perros de la realeza no tienen seguro de vida o algo asi? - se escucha una voz gritar desde el fondo. 
Podríamos hacer eso - le dice a Alex mirando a Henry quien está sentado en las gradas de la calle, muy pálido y el labio temblando. 
Si… si la policía - dice Henry mientras oculta su cara entre las manos - esto es mi culpa, no le puse la suficiente atención todos estos días, ni siquiera le estoy dando suficiente tiempo a su paseo.
Hey… Henry mírame - dice Alex mientras se arrodilla frente a él mientras pone el celular en altavoz en las rodillas de Henry - no es tu culpa, tal vez mía por no fijarme, pero no lo hice a propósito, a veces… solo pasan las cosas y no es verdadera culpa de nadie. 
No te preocupes, tu chico aparecerá pronto y lo malcriarás aún más - dice Pez desde el otro lado de la línea.
Henry solo gimotea mientras Alex lo abraza fuerte sintiendo que su corazón se está fragmentando de a poco y Pez le da ánimos desde el celular se quedan asi un rato, hasta que Pez dice que colgará para que llamen a la policía. Eso es lo que hacen.
Amor es mejor que entres, a lo mejor la policía lo trae de regreso o algún vecino lo encuentra - le dice Alex con cariño mientras lo guía hacia la puerta.
¿y tu? - Henry lo mira con los ojos inyectados de sangre.
Iré a buscar un poco más lejos por si acaso - dice Alex con cariño mientras le acaricia la mejilla a Henry tratando de parecer sereno aunque realmente la culpa lo está matando y si no se sigue moviendo se volverá loco, el príncipe pone la mano encima de la de chico.
No quiero quedarme solo - esta de nuevo al borde del llanto, a Alex se le está partiendo aun más el corazón por ver a Henry así. 
Te dejaré con Pez y Bea en Facetime ¿Te parece? - insisté Alex, no puede quedarse quieto y esperar, no cuando su cerebro sigue diciendo que fue su culpa que David no este, que Henry está destrozado y que mañana vayan a estar modo zombi. 
B-bueno - dice Henry inseguro, ambos entran, Alex le hace el té Earl Grey con un poco de leche como le gusta a Henry se lo da mientras lo envuelve en una manta y pone el FaceTime. Pez y Bea atienden de inmediato. Alex les explica el plan para volver a tomar las llaves, darle otro beso en la cabeza a Henry para después salir casi trotando cada vez más lejos. 
Alex regresa a las 6 am a la casa después de vagar por varios kilómetros con sus escoltas pisándole los talones, mirando en cada callejón, arbusto y veterinaria que se encontró por el camino, estaba cansado y su cara ya estaba pálida por no haber comido o dormido, el cansancio acumulado, el estrés de perder a David y la presión por buscar la forma de aliviar a Henry.  Cuando entra en la casa, ve a Henry acurrucado en el sofá durmiendo y con algunos rastros de lágrimas, la laptop descargada, Alex suelta un suspiro cansado y pone hacer café. 
Vaya forma de joderlo todo - piensa Alex muy frustrado, entonces escucha el zumbido de un teléfono y lo busca por la casa. Es el de Henry. 
¿Diga? - responde Alex a la defensiva al no reconocer el número.
Hola, buenos días, verás es que me encontré con David anoche y lo tengo en mi casa, vivo en la … - dice el chico al otro lado de la línea y Alex tarde 5 segundo en procesarlo todo y corre a su estudio a coger papel y lápiz mientras escribe la dirección. 
Entiendo, gracias, en 5 minutos llegó - dice el primer hijo antes de volver a salir corriendo azotando la puerta sin querer al salir. Eso despierta a Henry un poco asustado. 
¿Alex? - se pregunta Henry adormilado, pero el sueño lo domina de nuevo. Cuando vuelve a despertarse siente que algo áspero que se desliza por su cara.
Qué… - trata de decir Henry cuando abre los ojos, ve a David en su regazo moviendo la cola y Alex sudado y agitado con una gran sonrisa. 
¿C-como? - vuelve a preguntar el príncipe aún atontado por el sueño mientras abraza el perro y mira a su novio. 
Un chico lo encontró. Te llamo. Conteste. Fui - dice Alex con la respiración entrecortada. Henry lo único que atina hacer es abrazarlo también sin soltar a David mientras llora, pero esta vez de alivio. 
Gracias amor. - habla Henry escondiendo la cara en el cuello de Alex.
No, bebé, esto fue mi culpa, si la puerta no… - pero se calla porque siente a Henry besándolo y cierra los ojos disfrutando del contacto. 
No, tu mismo lo dijiste un accidente ¿no? - dice Henry sonriéndole mientras le acaricia la mejilla.
sí, pero… - vuelve a tratar de decir Alex, pero algo en su corazón se relaja cuando ve la mirada de nuevo brillante acompañada de la sonrisa suave en los labios de su novio y a David moviendo su cola mientras mira a Alex. - deberíamos pedir el mediodía… pasamos una noche de perros. 
Ambos se ríen y hasta David ladra.
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sauce-negro · 5 years ago
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EL ASESINO DEL HACHA
[Parte 3 -  versión cuento corto basado en los hechos reales de 1912 a 1918 en Estados Unidos ]
— ¿Quién eres? Preguntó sin abrir los ojos, pero arrastrando las vocales, movía la cabeza de un lado a otro, como acomodándola o negándose a que le dieran de comer algo. Estaba en esa etapa curiosa del sueño en la que algunos humanos suelen despertarse al sentir una presencia. Pero él siguió dormido. — Deja de seguirme... ¡DEJA DE SEGUIRME! Ese grito fácilmente se pudo escuchar al otro lado de la calle, Joe se despertó de golpe y se dio cuenta que estaba sentado en su cama, sudando frío dándose cuenta que estaba solo en esa habitación. Trató de pensar en lo que había pasado, pero su rostro hacía más que obvio que no lo sabía. Decidió ducharse con agua fría creyendo que le costaría mucho conciliar el sueño... media hora después estaba dormido con la pijama puesta y el cabello húmedo. Durante los siguientes cuatro meses las matanzas siguieron, muchos italianos dueños de locales o abarrotarías murieron por su causa, él se bañó en su sangre saciando la sed que le provocaba su amante. Aprendía con cada asesinato, salía con una calma que solo se les conoce a los monjes budistas. Joe sabía que tenía suerte y la sabía aprovechar esas noches; sabía que había causado terror en Nueva Orleans porque muchos hombres se quedaban dormidos en los trabajos o en las prácticas de las bandas de jazz. Joe había causado que los hombres no durmieran, revisaran sus casas con mucho cuidado antes de dormir, no una sino hasta cinco veces y además pusieran seguros a las puertas y ventanas. Había causado pánico, pero no lo podía expresar, sonreía en la soledad de la habitación a la que llamaba apartamento. Y así fue como llegó marzo de 1919. Las personas aterradas y Joe ganando confianza en como hacía las cosas. Admito que tuve una pizca de admiración por ese humano, luego de tantas muertes había logrado que nadie sospechara de él por su buen comportamiento en público, interesado solo lo suficiente cuando los demás hablaban del Hachero, pero llego uno de esos tantos días en que los hombres se llenan de ego. Luego de haber podido hacer sufrir a la muchacha embarazada, descubrió gran placer en eso, lo repitió cuantas veces pudo. Parecía que se había llenado de un poder, algo parecido a un aura que le hacía sentir poderoso, invencible ante la ley humana. Así que hizo escribir una carta a una de sus víctimas prometiendo que no le lastimaría tanto solo si la enviaba al periódico, aunque se hizo su petición, Joe no dejó escapar la oportunidad de un baño de sangre. La carta fue publicada, parecía casi un poema gracioso, una broma de mal gusto, pero que tristemente todos en aquel lugar creyeron. El jueves 20 de marzo, a las 12:45 a. m., toda la ciudad escuchaba jazz. Mucha gente había dejado sus casas a oscuras y se habían ido a bares o restaurantes donde pudieran sentirse a salvo, amigos y familia se juntaron siendo los hombres quienes hacían de guardia en los umbrales de las puertas aunque tenían tanto miedo como los niños. De haber podido, habría hecho algo similar, decir a los ciudadanos que no había que temer esa noche pues Joe no estaría en la ciudad. Había salido desde muy temprano para presentarse con un grupo en una ciudad vecina. ¡Vaya ridícula broma la que jugó! Y no solo eso, hacer mencionar "una relación estrecha" con el ángel de la muerte... si bien le había estado siguiendo de cerca, no podría definirlo como tal. Joe sabía como causar miedo, de eso no hay duda alguna. Joe había terminado su cuarto asesinato luego que la carta fuese publicada, había estado tarareando o silbando esas últimamente mientras se limpiaba, se callaba cuando cruzaba la puerta de la habitación y aprovechaba la oscuridad para escabullirse de regreso a su apartamento para dormir a gusto. Él estaba feliz, vivía ambas vidas de la forma más plena posible porque incluso, tampoco le faltaban mujeres, muchos sitios solicitaban que tocara con sus grupos o en solitario. Kemuel me había acompañado esa noche, habíamos visto como Joe había cortado la garganta del matrimonio para luego golpear con el hacha una y otra vez. Sonreía muy contento, incluso manchó sus dientes de sangre, pero no le importó, la probó de sus dedos mientras se hacía para atrás admirando su obra de arte. Me volví a mi buen compañero, las ganas de una someter a Joe a golpes se sentían en el aire, quería lanzarse el hombre para darle con sus puños en la cara. Por supuesto que Joe no tendría oportunidad de defenderse, la muerte le era más que segura. No era momento, Kemuel lo sabía muy bien. Así que esperamos que Joe se fuera para hacer nuestro trabajo. — Arcángel — dijo buscando palabras correctas — ¿Hay forma de parar esto? — La hay — respondí mientras tomaba la mano de la esposa y separaba el alma del cuerpo para dársela. Kemuel tomó el alma, yo sonreí dejando en evidencia que sí sus deseos se harían realidad. Separé el alma del esposo dejando que los demonios la tomaran y se lo llevaran. El hombre no había sido buen esposo causando dolor físico y emocional en su esposa, pero eso es otra historia.
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wingzemonx · 5 years ago
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Resplandor entre Tinieblas - Capítulo 59. Ayudar a alguien que me necesita
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Resplandor entre Tinieblas
Por WingzemonX 
Capítulo 59. Ayudar a alguien que me necesita 
Era más de medio día cuando el autobús de Daniel y Abra llegó a Hawkins. Abra era una chica de ciudad pequeña, que rara vez había incluso salido (físicamente) de New Hampshire, por lo que su idea de cómo era un pueblo pequeño entre las montañas estaba principalmente basada en películas y series. Siempre eran retratador como sitios apartados de las grandes ciudades o carreteras principales, donde la alegría y hospitalidad de los lugareños siempre escondían oscuros y escandalosos secretos. Pero claro, todo aquello era ficción, ¿no? Bien, al bajar del camión y comenzar a caminar por sus calles, Abra se sorprendió al darse cuenta de que, al menos en apariencia, era bastante similar a cómo se lo había imaginado. Edificios pequeños adornaban la calle principal, con amplias banquetas por las que mucha gente iba caminando y colocando decoraciones de Acción de Gracias en las fachadas y estanterías. Ambos, al ser rostros desconocidos, recibían unas cuantas miradas inquisitivas, pero otros les sonreían y les deseaban buena tarde con bastante gentileza. La mayoría, sin embargo, sólo pasaba de largo a lado de ellos.
—Éste lugar parece sacado de alguna película, ¿no? —Comentó con ironía la muchacha rubia, mientras miraba alrededor todas las personas y tiendas—. Debe de ser muy hermoso en Navidad.
Dan sólo esperaba que no tuvieran que quedarse ahí justamente para averiguar la veracidad de ese último comentario.
El clima era frío, por lo que Abra se cerró su chaqueta de mezclilla y se abrazó a sí misma mientras seguían las indicaciones de Google Maps en el teléfono de su tío para encontrar el hospital. De vez en cuando le llegaba algún pensamiento suelto de la multitud, pero en general había aprendido a blindar su mente, por decirlo de alguna forma, para evitar que aquello la atormentara. Eso le fue de mucha ayuda en la escuela.
Luego de caminar por al menos unas diez cuadras, llegaron ante el edificio de color marrón de cinco pisos del Hawkins Memorial Hospital. Abra lo contempló desde afuera con ciertas reservas.
—¿Seguro que es aquí?
—Google me marca que hay otros tres hospitales o clínicas en el área, pero éste el más grande —indicó Danny, revisando su teléfono—. Es el único que podría tener el equipo necesario para cuidar de pacientes comatoso. Si no la han transferido a Indianápolis mientras veníamos hacia acá, lo más seguro es que esté aquí.
Abra suspiró con cansancio. Si ya no estaba ahí, el viaje de tres horas y media en autobús (sin contar el avión y la noche de hotel), habrían sido por nada. Entrar y al menos preguntar sería su mejor opción de momento.
Ingresaron por la puerta principal de recepción, y en cuanto pusieron un pie adentro el cuerpo de la joven se detuvo abruptamente en su lugar, como si la hubiera oprimido un intenso dolor. Pero no era como tal dolor sino… en realidad no sabría cómo describirlo.
—¿Qué pasa? —Le cuestionó Daniel al darse cuenta que se había detenido—. ¿Sentiste algo?
—No estoy segura… —susurró dudosa, volviéndose a abrazar—. Definitivamente fue una sensación, pero no sé si fue exactamente mala.
Reanudó su marcha un poco después como si nada hubiera ocurrido, aunque definitivamente su andar ya no era tan decidido como antes.
Ambos se aproximaron hacia el puesto de la recepcionista Violet, la misma que unas horas antes había tenido aquel incómodo altercado con Charlie McGee, alias Roberta Manders. Cuando ellos llegaron delante de ella, Violet sujetaba entre sus dedos la mitad de una rosquilla rosada, y al parecer masticaba parte de la otra mitad mientras revisaba su teléfono colocado sobre su mesa de trabajo. Cuando se pararon delante de su lugar, la mujer alzó su mirada hacia ellos, apresurándose a limpiar con algo de vergüenza cualquier rastro de dona que hubiera quedado en sus labios
—Buenos días —saludó Daniel con una cándida sonrisa—. ¿La habitación de la señora… —dudó unos instantes al no recordar el nombre, pero éste le brotó casi de inmediato, quizás por un pequeño empujoncito sutil de su acompañante—, Jane Wheeler?
La actitud de vergüenza de la recepcionista cambió abruptamente a una de sorpresa, seguida después por una seriedad casi agresiva.
—¿También son reporteros? —inquirió con voz seca.
—¿Qué?, no —se apresuró a responder Daniel—. Somos… amigos. Venimos de muy lejos para verla, a ella y a su familia.
Violet entrecerró sus ojos, mirando atentamente a aquel hombre alto y apuesto, con rastros de barba a medio crecer, que en realidad no se veía nada mal. Luego de unos instantes, la mujer se cruzó de brazos y se inclinó por completo contra el respaldo de su silla sin quitarle la mirada de encima.
—No lo creo —musitó de pronto con voz de regaño, dejando un tanto perplejos a los dos visitantes.
—¿Disculpe? —Soltó Abra casi ofendida.
—Ya hay demasiada gente arriba. Tendrán que esperar a que alguien de la familia y el médico encargado lo autoricen.
—Oiga, ¿sí escuchó que venimos de muy lejos? —Espetó Abra, dejando salir sin querer su tono más agresivo, que Dan reconoció muy bien.
—Abra, por favor —intervino el cuidador, tomando a su sobrina de los hombros e intentando apartarla un poco del puesto. La chica dio unos pasos hacia atrás, pero mirando aún moleta a aquella mujer. Dan se portó más tranquilo, y volvió a sonreírle como antes—. Escuche, viajamos desde New Hampshire en cuanto nos enteramos de lo sucedido. Estamos cansados, y enserio nos gustaría poder ver a la señora Wheeler lo antes posible. ¿Habrá alguna forma de arreglarlo?
—¿Usted también me quiere sobornar acaso? —soltó de golpe Violet, destanteando por completo al hombre delante de ella.
—Yo no dije tal cosa… —balbuceó un tanto perdido—. ¿Y cómo que también…?
—Estoy cansada de que piensen que las reglas están aquí de adorno —declaró Violet, interrumpiendo su alegato—.  Esto no es un patio de recreos, es un hospital. Así que siéntese, y espere a que un miembro de la familia, de preferencia el señor Wheeler, y el médico encargado autoricen que pueden pasar. Mientras tanto, no me moleste.
Y sin más, volvió a su dona y a su teléfono, su versión un tanto más ligera de cerrarle la puerta en la cara, supuso Daniel. ¿Desde cuándo estaba permitido que un miembro del personal de un hospital tratara así a los visitantes? Por sus palabras, Daniel supuso que acababa de tener una mala experiencia con alguien (¿un reportero que intentó sobornarla?), así que quiso ponerse en su lugar; algo que la impaciencia de Abra no parecía querer hacer.
—Un momento, por favor —le indicó a la recepcionista y entonces se volvió de nuevo a su sobrina, inclinándose hacia ella—. Al menos eso significa que sí sigue aquí. Déjame ver si puedo convencerla.
—Usa el encanto Torrance, tío —musitó la joven, y Danny no supo si acaso eso era sarcasmo. Como fuera sólo le sonrió y se volvió de nuevo a la recepcionista, que parecía empecinada en ignorarlos—. Escuche, yo trabajo en una casa de cuidados paliativos. No soy como tal un enfermero y mucho menos un doctor, pero sé cómo es esto…
Mientras Daniel hablaba con la mujer. Abra, impaciente y un tanto molesta, se cruzó de brazos y se giró a ver alrededor. Las palabras de su tío se fueron perdiendo, hasta ser sólo un lejano sonido de fondo. Su atención se viró entonces hacia la puerta, por la cual un segundo después ingresaron un hombre y una joven. Abra no les puso mucha atención, y estuvo a punto de virarse hacia otro lado, hasta que estuvieron lo suficientemente cerca para que pudiera verlos mejor, o más específicamente a la joven. Era de su misma edad, cabello castaño rizado, piel blanca y ojos cafés con mirada soñolienta puesta en el piso.
La respiración de Abra casi de cortó de pronto, y se olvidó por un momento del cansancio, del enojo o el apuro. Sólo se centró de aquella chica… que estaba más que segura ya había visto antes, en aquella visión que tuvo de la señora Wheeler. Era aquella chica… Pudo verla y escucharla gritar claramente: ¡No!, ¡déjala! ¡¡Deja a mi mamá!!, justo como lo había hecho en aquel momento, y de alguna forma había logrado repeler a lo que estaba atacando a su… ¿madre? Por supuesto, era su hija; era prácticamente idénticas.
Al pasar justo delante de ellos, no pasaron a la recepción y parecían querer irse directo a los elevadores. Sin embargo, la chica quizás se dio cuenta de la forma tan poco disimulada en la que la estaba viendo pues se detuvo de golpe y entonces la miró también, un tanto intrigada. Abra dio un respingo al sentirse observada, pero no asustada o nerviosa.
—¿Terry? —le preguntó el hombre alto y fornido que la acompañaba al ver que se había quedado atrás, pero la joven siguió mirando hacia la extraña.
De pronto, Abra no supo exactamente porque lo hizo, pero de su cabeza simplemente se había escapado un pensamiento hacia enfrente, como unas palabras surgiendo de su boca floja sin querer hacerlo.
“Eres tú.”
En ese momento la chica delante de ella se estremeció con sorpresa, y Abra supo que la había captado.
“¿Puedes oírme?”, pensó de nuevo Abra justo después, y no le sorprendió recibir una respuesta.
“¿Quién eres?”, escuchó en su cabeza que sonaba la voz de aquella muchacha.
“Soy Abra… ¿quién eres tú?”
“¿Abra?”
La chica castaña pareció un tanto perpleja unos momentos, pero luego su rostro se iluminó como si hubiera tenido una increíble revelación.
—Abra… —musitó sorprendida, como si no fuera capaz de creerlo. Se le aproximó rápidamente, parándose justo delante de ella, tan cerca que Abra por instinto retrocedió, casi chocando con su tío. Daniel en ese momento se percató de lo que estaba ocurriendo, e interrumpió entonces su charla con la recepcionista para girarse hacia atrás—. Mi mamá te buscaba a ti, ¿no es cierto? —añadió Terry con rapidez.
—Eso creo —susurró la joven de Anniston, no muy convencida—, si tu madre es Jane Wheeler…
—¿Viniste a ayudarla? Puedo sentirlo…
Abra no comprendió. Estaba por preguntarle qué sentía exactamente, pero su respuesta vino por el otro medio.
“Eres increíblemente fuerte, mucho más de lo que yo soy…”
Aquello sorprendió a la chica rubia. ¿Podría darse cuenta de eso con tan sólo verla? Recordó de nuevo a Rose al Chistera, que en efecto parecía bastante capaz de sentir cual de fuerte era su resplandor (o simplemente “vapor” lo llamaría ella), aún a una larga distancia. ¿Era esta chica una rastreadora como ella? No una muy buena, debía decir, sino que se había dado cuenta de su presencia hasta que prácticamente la tuvo enfrente. Aunque claro, ella tampoco lo hizo precisamente.
“¿Puedes ayudar a mi mamá a despertar?”, preguntó Terry un tanto desesperada. Hasta ese momento, tanto Will como Daniel simplemente se habían quedado en silencio, sólo contemplando la escena desde sus respectivas esquinas.
Abra dudó sobre cómo responder a esa pregunta. Ciertamente ese era el plan, pero aún no sabían si acaso aquello estaba dentro de sus capacidades. Así que dio la mejor respuesta que se le vino a la mente:
“Vengo a intentarlo.”
El rostro de Terry se iluminó con emoción. Sin pensárselo mucho, rápidamente la tomó de su mano derecha con la disposición de jalarla hacia el ascensor.
—Ven con nosotros —le pidió la castaña comenzando a avanzar antes de recibir alguna respuesta.
—Hey, espera —intervino Daniel de manera protectora, adelantándose a tomar a Abra de los hombros y jalarla lejos de la extraña, rompiendo su agarre. Abra se dejó llevar, en cualquiera de las dos direcciones.
—No pueden subir —señaló molesta la recepcionista Violet, poniéndose otra vez de pie.
Will se aproximó a la joven Wheeler, un tanto consternado.
—Terry, ¿quiénes son estas personas? —Le preguntó despacio. Sin embargo, la muchacha, entre todo su apuro, no lo escuchó y en su lugar se aproximó apresurada a la recepción, encarando a Violet.
—Ellos son amigos, pueden subir con nosotros —indicó Terry con firmeza.
—Lo siento, Terry —se disculpó Violet un poco apenada—, pero necesito que tu papá y la doctora Mayfield lo autoricen….
—Está bien, son amigos —pronunció de nuevo con gran énfasis en sus palabras. Sus ojos se fijaron firmemente en la mujer—.  Pueden subir con nosotros.
La expresión de la recepcionista cambió de pronto a una de profunda confusión, como si de pronto hubiera olvidado incluso en dónde se encontraba. Terry no le quitó la mirada de encima ni un segundo, sin siquiera pestañear. Abra notó esto desde su posición, y supo de inmediato que algo había ocurrido. Su presentimiento se confirmó cuando la recepcionista murmuró a continuación, con voz mecánica como si su boca se moviera sola pero la voz que se escuchara fuera de alguna grabación escondida:
—Sí… son sus amigos… pueden subir con ustedes…
Se sentó entonces de nuevo en su silla, bajando su mirada hacia su celular y sus papeles, sin decir ni hacer nada más, como si todos ese grupo de personas simplemente se hubiera esfumado o nunca hubieran estado ahí.
Terry soltó un profundo alarido como si hubiera estado aguantando la respiración.
—Muchas gracias —susurró con un hilo de voz que revelaba cansancio, y se giró de nuevo hacia los demás.
—¿Estás bien? —le preguntó Abra, ligeramente preocupada.
—Sí… vamos, rápido.
La tomó una vez más de la mano y comenzó a guiarla al elevador con la misma rapidez que antes. Dan esa vez no tuvo oportunidad de detenerlas, y en realidad no estaba seguro si debía hacerlo. En su lugar, se limitó a seguir a su sobrina y a su aparente nueva amiga hacia el elevador. Will igualmente los siguió, un tanto reticente.
“¿La convenciste de dejarnos pasar con tus poderes?” Le preguntó Abra a la castaña, cuando ambas estaban esperando a que llegara el elevador. “¿Eres de las que puede dar empujes?”
“¿Así se le dice?” Pensó Terry un poco curiosa. Aún parecía cansada. “No me gusta mucho hacerlo. Mi mamá me lo prohíbe. Pero era necesario.”
Will y Dan se pararon detrás de las chicas. El primero seguía sin entender nada de lo que había ocurrido, mientras que Daniel se daba una idea, aunque tampoco estaba precisamente muy cómodo con todo eso.
—¿Quiénes son ustedes? —Le preguntó Will de pronto al hombre a su lado, esperando recibir algún tipo de clarificación.
—Dan Torrance —se presentó el cuidador, extendiendo su mano hacia Will, el cual la aceptó con reservas—. Y ella es mi sobrina Abra Stone… —Al mirar de nuevo a las chicas, notó que ambas se miraban y hacían gestos con su caras, aunque sus bocas ni siquiera se abrían. Incluso algunos de esos pensamientos que saltaban de una a la otra, le llegaban fugazmente.
—¿Acaso ellas…? —Susurró Will, mirando también a las dos chicas. Daniel comprendió, incluso sin tener que leer su mente, que él ya sabía o al menos se daba una idea de lo que estaba ocurriendo.
—Están teniendo una conversación privada sin nosotros —bromeó Daniel un poco, aunque Will no rio ni sonrió.
—¿Son de la Fundación?
—¿Fundación? No, somos… —Dan vaciló unos momentos—. Supongo que sí somos amigos, de cierta forma.
El elevador llegó en ese momento y los cuatro ingresaron rápidamente.
Aquello había salido mejor de lo que esperaban. Sin embargo, aún quedaba la parte más difícil de esa visita inesperada.
— — — —
—Tuviste suerte —escuchó Charlie de pronto que Kali le comentaba en el comunicador de su oreja, haciéndola saltar un poco en su silla. Sin darse cuenta, la reportera casi se había quedado dormida. Habían tenido que conducir toda la noche, con sólo algunas horas de sueño entre un turno y otro, así que no se sentía culpable al respecto. Además, no era raro que la gente se durmiera en las salas de estar de los hospitales.
La mujer rubia soltó uno largo bostezo y se estiró un poco intentando hacer desaparecer el letargo. Kali, por su lado, prosiguió con la explicación de porqué tenía suerte exactamente.
—Tuve que buscar en todas las aerolíneas principales a pasajeros que hubieran volado a Portland en las últimas semanas, y compararla con mi base de datos de colaboradores habituales de la Fundación. ¿Tienes idea de cuánto trabajo implicó eso?
—Me lo imagino —musitó Charlie, no con mucho interés en realidad—. ¿Y dio algún fruto, al menos?
—Por eso dije que tienes suerte. Encontré dos nombres: Matilda Honey y Cole Sear.
Charlie terminó de estirarse, soltando un último quejido de dolor que de hecho fue bastante liberador. Los dos nombres que Kali acababa de mencionar resonaron entonces en su mente, principalmente el primero de ellos.
—Matilda… —repitió despacio—. Sí, he oído de ella. Dicen que es la protegida de Eleven; su favorita.
—¿Dónde oíste eso? —cuestionó Kali, incrédula, a lo que Charlie simplemente respondió:
—Por ahí…
Aunque no había tenido contacto directo con Eleven o su fundación en esos años, no por ello había permanecido totalmente ignorante de sus movimientos. Y en los últimos cuatro años, el nombre de Matilda Honey había salido a colación en dos o tres de sus investigaciones al respecto. No tenía en su cabeza los datos precisos, pero le pareció recordar que era una psicóloga o algo parecido, que trataba a los niños psíquicos, y que Eleven parecía tenerle un aprecio muy especial.
—Ellos deben estarse encargando del caso que mencionó Mike —concluyó Charlie con obviedad—. ¿Ambos siguen en Portland?
—Eso no lo sé. Agradece primero que logré dar con sus nombres tan rápido.
—Gracias. Pero ahora, ¿me puedes decir si siguen o no en Portland?
Kali susurró una maldición despacio, que aun así Charlie logró identificar bien. «En el fondo me quieres», pensó la reportera con ironía.
La mujer al otro lado de la línea suspiró con cansancio, y entonces añadió:
—Déjame ver si puedo rastrear sus tarjetas o algo. Sólo por curiosidad, ¿qué piensas hacer si los encuentras? ¿Interrogarlos “tranquilamente”?
Charlie sonrió divertida ante esa agradable forma de preguntarle si acaso tenía pensado torturarlos a cambio de información. Aquello le producía gracia, aunque también le ofendía un poco. No era como si hubiera hecho mucho tal cosa; ese no era su estilo… habitual. No había pensado en hacerlo de esa forma, y ciertamente no tenía mucho interés en hacerlo con dos protegidos de Eleven. Esperaba que si les compartía su interés en encontrar a quién había dañado a su mentora y hacerlo pagar, serían más cooperativos. Pero, ¿y si no?
Su respuesta se quedó a medio camino de salir de su boca, pues en ese momento justo delante de ella pasó apresuradamente justo la persona que estaba esperando: Terry Wheeler, jalando de su mano a otra chica, un poco más alta que ella de cabellos rubios y rizados, y seguidas detrás por dos hombres. Uno de ellos era Will Byers; lo reconoció de inmediato pues lo había visto en algunas revistas de diseño y arquitectura, y sabía que vivía en Soho, aunque se las había arreglado para evitar encontrarse con él de improviso. No porque tuviera un sentimiento negativo hacia Will; de hecho, de la pandilla de Scooby-Doo que eran Mike Wheeler y sus amiguitos, Will era de los que más le agradaban.
El otro hombre que iba con ellos no le pareció familiar, al menos a simple vista pues habían pasado muy rápido. Y fue precisamente eso lo que puso a Charlie en alerta: lo apresurados que habían pasado caminando, casi corriendo.
¿Le habría pasado algo a Jane? La idea la puso bastante tensa.
—Eso ya lo veremos en su momento… —le respondió a Kali luego de un rato, sin pensar mucho, sólo dejando salir la última idea que había tenido anteriormente—. Discúlpame un segundo.
Rápidamente se puso de pie y comenzó a seguirlos a una distancia segura.
— — — —
No hubo ceremonia ni espera alguna en cuanto llegaron delante de la camilla de Eleven. Terry extendió las cortinas hacia los lados y se dirigió apresurada hacia su padre.
—¡Papá! —exclamó con fuerza, casi asustando un poco al señor Wheeler.
—Terry, baja la voz —le indicó Mike con algo de molestia. Notó en ese momento que su hija menor no venía sola. Y no la acompañaba sólo Will, sino dos personas más que no reconoció en lo absoluto, y que mantenían un poco su distancia con cierto pudor—. ¿Quiénes son estás personas? —Les preguntó con irritación, parándose de su silla, pues la reciente visita de Charlie McGee, alias Roberta, lo había puesto un poco paranoico.
—Papá, ella es Abra —le indicó Terry con emoción. Aquel nombre en un inicio no le sonó a Mike, pero eso cambió casi de inmediato.
—¿Abra? —Susurró confundido, mirando fijamente a la jovencita rubia de chaqueta de mezclilla—. ¿La Abra que Jane estaba buscando?
—Eso creo —respondió la extraña, encogiéndose de hombros y sonriendo. Se sintió entonces un tanto más segura para dar un paso adelante y acercarse—. Mucho gusto, señor. Soy Abra Stone. Él es mi tío Dan… —Su mirada se fijó entonces en la mujer en la camilla. Aunque sólo la había visto pocas veces, y nunca frente a frente, la logró reconocer fácilmente—. ¿Ella es la señora Wheeler?
Nadie le respondió, pero en realidad no lo necesitaba; era más una pregunta de cortesía.
Todos pasaron al reducido espacio alrededor de la camilla lo mejor que pudieron, y Will se encargó de cerrar la cortina, esperando que ninguna enfermera notara la cantidad tan poco recomendable de personas que había ahí en esos momentos y los obligaran a salir.
Mike parecía escéptico, y miraba a aquella muchacha con reservas. Recordaba ese nombre, “Abra.” El se lo había mencionado aquella noche, antes de todo lo sucedido…
“Y está relacionado además con otra chica que también podría ser bastante poderosa… demasiado, diría yo… Sólo sé que su nombre es Abra. Logré encontrarla por un momento, pero logró darse cuenta de mi presencia y repelerme.”
Una chica muy poderosa y que necesitaba encontrar; eso era lo que ella había dicho. ¿Realmente era ella esa persona?
—¿Cómo llegaste aquí? —Inquirió Mike, cruzándose de brazos.
—Ella me contactó hace unos días, o algo así —respondió Abra, manteniéndose firme—. Pero me sorprendió y la empujé lejos de mí. Y hace dos noches, pude sentir a la distancia el ataque que le estaban haciendo, y casi me deja en coma como a ella.
—Ella también tiene el Resplandor —añadió Terry, parándose a lado de su nueva amiga—. Por eso mamá la buscaba.
Aquellas palabras (o lo más correcto sería decir “palabra”) hicieron que un marcado asombro se dibujará tanto en el rostro de Abra como en el de Daniel. Ambos voltearon a ver a la joven de rizos castaños al mismo tiempo, y luego se miraron el uno al otro.
—¿Acaso dijiste… Resplandor? —cuestionó Daniel, curioso. Terry asintió.
—Es como mi mamá y sus colaboradores lo llaman. A esto que podemos hacer; estos poderes… o magia.
Abra miró de nuevo a su tío, aunque en esos momentos parecía más de forma acusadora, como si lo acabara de atrapar en alguna mentira.
—Siempre creí que tú lo habías inventado —señaló la joven, entrecerrando un poco los ojos.
—Nunca dije tal cosa —respondió Dan a la defensiva—. A mí me lo dijo por primera vez un hombre hace mucho tiempo, y a él su abuela según recuerdo. Pero nunca había oído a alguien más utilizar ese término. ¿De dónde lo sacaron?, si se puede saber.
Terry pareció querer responder, pero en realidad no tenía ninguna respuesta válida en su cabeza a esa pregunta. Desde que tenía memoria, siempre lo habían nombrado de esa forma: resplandor. Se viró entonces hacia su padre y su tío Will, en busca de algo más de información, pero ambos parecían igualmente en blanco.
—Yo… francamente no lo sé —respondió Will, encogiéndose de hombros—. El comenzó a usarlo hace mucho, mucho tiempo, y todos supongo nos acostumbramos a él. Sólo ella sabe de dónde se le ocurrió.
«Conveniente, sólo la mujer en coma sabe de dónde proviene», se dijo Dan a sí mismo, aunque se arrepintió casi de inmediato de haber pensado tan cosa. No había nada conveniente en un estado así, ni para la persona ni para su familia.
En realidad no tendría por qué molestarle o preocuparle de manera particular que alguien más llamara a lo que tenían con el mismo nombre. Sin embargo, siempre había pensado que aquello era algo proveniente directamente de su antiguo amigo Dick Hallorann y su Abuela Blanca (como él la llamaba). Luego se convirtió en algo de Danny y Abra, de cierta forma heredado de una generación a otra, aunque no estuvieran necesariamente relacionados por sangre, sino por algo más profundo. Por ello, se sentía un poco raro escuchar de pronto a un grupo de extraños llamarlo de esa forma tan repentinamente. Jamás habría pensado el pequeño recelo que algo como eso le causaría.
—¿Qué hacen aquí? —Cuestionó Mike luego de un rato, exteriorizando su preocupación—. ¿Qué desean exactamente?
—Yo… aún no lo sé —respondió Abra cautelosa y comenzó entonces a caminar hacia un lado de la camilla, parándose a la zurda de la Sra. Wheeler para contemplarla de cerca—. Yo creo que ella me estaba pidiendo ayuda aquella noche, y sentí que era mi responsabilidad venir e intentar dársela.
—¿Puedes ayudarla a despertar? —Cuestionó Mike con cierta emoción, provocando que su actitud diera un giro de ciento ochenta grados.
—Puedes hacerlo, ¿cierto? —Comentó Terry con la misma agitación de su padre—. Puedo sentirlo; eres muy poderosa.
Abra se ruborizó un poco al oírla, aunque igualmente sus labios se curvearon en una pequeña sonrisa. Varias personas le daban cumplidos por su buena apariencia o por su inteligencia, pero pocas veces le había tocado que alguien reconociera lo fuerte que era en ese otro ámbito, y lo reconociera como algo positivo. Realmente le agradaba, aunque su tío Dan sintió en ese momento que aquello podría subírsele a la cabeza bastante rápido. Y lo que menos quería que pasara era que comenzara a comportarse de forma inapropiada estando en terreno desconocido.
—Abra, espera —musitó Daniel y entonces se le aproximó a su sobrina—. No te precipites…
La apartó un poco de la camilla y de los demás, aunque en ese reducido espacio no había mucho hacia dónde hacerse. Si querían hablar en privado, tendrían que hacerlo por ese otro medio. Quizás la muchacha que no dejaba de alabar a Abra podría llegar a oír un poco de lo que pensaran, pero confiaba en que no fuera demasiado.
“Esto es algo muy delicado y no lo puedes hacer a la ligera.” Le trasmitió a su sobrina mientras la veía atentamente. Abra pareció un poco confundida por esa repentina advertencia.
“¿Te refieres a intentar despertarla? Tú lo hiciste conmigo y funcionó.”
“Te conozco, y tú a mí. Sabía cómo moverme en tu cabeza, y que tú no me verías como una amenaza.”
Mientras ambos conversaban en el interior de sus cabezas, los otros tres los observaban desde sus posiciones. Y aunque Terry tenía claro lo que ocurría, y Will tenía una idea tras lo ocurrido antes, Mike pareció un tanto más perdido.
—¿Qué están haciendo? —preguntó el señor Wheeler.
—Están hablando entre ellos —le explicó Terry, susurrando despacio para no interrumpirlos
—¿Los dos resplandecen?
—Eso parece. Qué increíble —musitó Terry con fascinación—. Lo están haciendo con tanta naturalidad; nunca había visto a dos telépatas hacerlo así. Los dos son muy poderosos… mi madre estaría muy impresionada si los conociera.
A Mike aquello le pareció interesante, pero no compartía como tal la emoción de su hija. Recordó la otra noche, y cómo El parecía inquieta ante la cantidad de resplandecientes muy poderosos que estaban de repente surgiendo. Y si esos dos lo eran tanto como para sorprender de esa forma a su hija, cuyos poderes iban en camino a ser casi como los de la propia Eleven… ciertamente comenzó a sentirse intranquilo, y supuso que su esposa se sentiría de la misma forma. Pero, si en verdad eran capaces de despertarla…
Por su lado, Abra y Dan siguieron con su conversación, sin percatarse directamente de las impresiones que estaban causando en sus espectadores.
“Pero el interior de la mente de esta mujer es territorio desconocido,” añadió Dan. “No sabemos qué clase de defensas o amenazas puedan existir. Mejor deja que yo lo intenté.”
“Claro que no. Ella me buscaba, me contactó, y cuando la atacaron fue a mí a la que buscó. Creo que ya tenemos un tipo de conexión, y quizás eso me ayude a entrar más fácil, ya que de seguro ella me quiere aquí.”
“Esas son muchas suposiciones. Es muy peligroso, déjamelo a mí.”
“Es igual de peligroso para cualquiera de los dos.”
“Sí, pero yo soy mayor y más experimentado.”
“Querrás decir más viejo y delicado.”
—Oye —soltó de pronto Daniel con su propia voz casi sin darse cuenta, un tanto ofendido por el comentario.
—Sólo bromeo —le respondió Abra, casi riéndose—. Bueno, ¿y qué tal si lo hacemos los dos?
—¿Qué van a hacer? —intervino Mike con desconfianza cuando al fin pudo escucharlos.
—Papá, confía —intervino Terry, colocándose entre su padre y sus invitados.
—¿Confiar?, ni siquiera los conozco, y tú tampoco.
—Mamá la buscaba por una razón.
—Sí, pero ella ni siquiera sabía quién era en realidad. No sabía si podía ser una aliada o una enemiga más.
—¡Yo confío en Abra! —Soltó Terry con algo de fuerza, parándose firme delante de su padre—. Puedo sentirlo… ella puede ayudarnos, papá… por favor…
Los ojos cafés de la joven se tornaron suplicantes mientras miraban fijamente a su padre. Esos ojos, los mismos ojos de Eleven. Mike no podía resistirlos en su esposa, mucho menos en su pequeña hija. Podía ver que realmente sentía lo que decía, pero… ¿cómo podría él compartir el mismo sentimiento?
—Mike —intervino Will, tomando a su viejo amigo del hombro para llamar su atención—. Terry sabe bien leer a las personas, y eso tú lo sabes bien. Ella confía por completo en estas personas, así que confía en sus instintos. Sabes bien de quién los heredó.
Mike se viró hacia su hija, encontrándose de nuevo con aquellos ojos que tanto efecto tenían en él. Estaba desarmado, pero también desesperado. Si había una posibilidad, aunque fuera pequeña de que El despertara y pusiera orden todo ese desastre… Pero, ¿y si se equivocaba?
Se retiró sus lentes y se talló un poco sus ojos con sus dedos.
—Por favor… no le hagan daño —susurró despacio, dejándose caer de sentón de regreso en su silla.
Abra asintió levemente como respuesta a su petición, aunque en realidad no estaba del todo segura de poder cumplirla. Lo que menos deseaba era lastimarla, pero ciertamente lo que ocurriría en esos momentos era totalmente impredecible.
—¿Listo, tío Dan? —le preguntó con firmeza a su acompañante, que igualmente tampoco tenía muchas otras alternativas.
—No lo diría así, pero hagámoslo…
Era de hora de empezar.
Terry, Will y Mike se colocaron de un lado de la cama como meros espectadores, mientras Abra y Dan se quedaban en el otro. Abra tomó firmemente la mano de la mujer de la cama entre las suyas. Su mano se sentía algo fría, pero fuera de ello no sintió en un inicio nada en especial, a diferencia de otras veces que había tocado a otras personas; eso era un mal comienzo. Daniel colocó una mano sobre el hombro de su sobrina y se paró firme a su lado.
—¿Ya sabes qué hacer? —Susurró Daniel despacio.
—Entrar a su palacio mental —respondió Abra—, como lo hice con Rose. Sólo debo… concentrarme…
Abra comenzó a volcar todos sus pensamientos, toda su atención y todo su ser en la mujer delante de él. Intentó usar como base las dos veces anteriores en que habían hecho contacto, aquella primera vez en la sala con Brownie, y luego la otra noche durante el ataque. Intentó concentrarse en su rostro y en su voz, como se veían y oían respectivamente en ambas ocasiones. Repitió también su nombre en su cabeza varias veces: «Jane… Jane… Jane…» Sin embargo, aquel nombre le resultaba un tanto ajeno y distante, como si no fuera el correcto. ¿Cuál era entonces…?
La joven cerró lentamente los ojos, y en su cabeza un pensamiento se iluminó, como una marquesina que de lejos se veía algo borrosa. Sin embargo, al acercarse, pudo distinguir el nombre que aquellas letras de luz deletreaban.
«¿Eleven…?», pensó un tanto confundida, pero lo supo casi de inmediato, como si alguien le hubiera susurrado la respuesta al oído. Su nombre real era Jane, pero no era con el que se sentía identificada. El nombre que ella misma más relacionaba consigo, era ese otro. «Eleven… ¡Eleven!»
— — — —
Los ojos de Abra se abrieron abruptamente de nuevo y observaron con asombro el escenario totalmente negro que la rodeaba. Aquello le resultó bastante familiar, incluido el poco de agua que cubría unos centímetros por encima del suelo debajo de ella. Efectivamente ya había estado ahí antes… sin embargo, algo se sentía un poco diferente. Le pareció sentir un poco de frío, una sensación bastante real para estar sólo en su cabeza.
—De vuelta a este sitio —escuchó musitar a su tío Dan a su lado, y rápidamente se giró para cerciorarse de que en efecto él estaba ahí, visible a pesar de toda la negrura que los rodeaba.
—Tío Dan, sí viniste —señaló la joven con orgullo.
—No iba a dejarte toda la diversión —señaló Dan con ironía, comenzando a andar lentamente por aquel suelo cubierto de agua—. No creo que sea buena señal que el palacio mental de esta mujer sea un área totalmente negra sin nada más.
—No creo que éste sea el sitio que buscamos —respondió Abra, siguiéndolo un poco por detrás. Sin darse cuenta, se había abrazado a sí misma, ocultando sus manos en sus axilas en un intento de mitigar el frío. Su tío se veía bastante normal; ¿era que acaso aquello sólo le afectaba a ella?—. Me parece que esto es más como un lienzo en blanco… o en negro, que ella puede llenar con lo que requiere. Como una mesa de trabajo.
—Puede ser —asintió Dan—. Aunque, ahora que lo mencionas, creo que podría ser más como un área segura en dónde puede eliminar cualquier otra distracción o pensamiento, y así te puedes enfocar en una sola cosa concreta. Mentalmente tengo que poner mi mente en un estado así cuando ocupo detectar algo o alguien, como cuando intenté contactar a Dick cuando era niño, o cuando te busqué a ti luego de que el Cuervo te raptó. Aunque nunca lo había visualizado precisamente como un escenario así.
—Supongo que cada cabeza es diferente —susurró Abra a sus espaldas, pero Dan sintió una punzada de preocupación pues percibió cierta debilidad en aquella voz, como si se susurrara desde un sitio muy lejano.
Dan se detuvo y se viró de regreso hacia su sobrina. Abra siguió avanzando pasando a su lado, encorvada un poco por el frío y con su vista puesta al frente de forma tensa, como si se forzara a sí misma a no bajar la cabeza ni un poco.
—¿Estás bien? —preguntó Dan con inquietud.
—Sí —fue la respuesta corta y directa de la joven, y de inmediato cambió el tema—. ¿Para qué será el agua? ¿Crees que sea provocado por su estado actual o ya desde antes había sido así?
—Quizás tiene algún significado para ella —respondió Dan un tanto inseguro, y entonces prosiguió detrás de Abra, observándola con atención ante cualquier cambio.
Siguieron avanzando por unos minutos, o lo que desde sus perspectivas fueron unos minutos, sin encontrar nada más que oscuridad, similar a cómo había ocurrido la otra noche. Sin embargo, en esa ocasión no parecía que estuvieran realmente acercándose a algo; todo se sentía más a como si estuvieran andando en círculos. El único cambio palpable, sin embargo, fue que Abra comenzó a temblar, y parecía como si cada vez le resultara más difícil seguir avanzando.
—Abra, ¿qué tienes? —cuestionó Dan con apuro y rápidamente se le aproximó, rodeándola con sus brazos. La sensación fría que le provocó en cuanto la tocó fue tan intensa que sintió el impulso de soltarla de inmediato, pero no lo hizo—. Estás helada...
—Algo no está bien —susurró la joven despacio, titubeando—. Mi mente no quiere estar aquí… No sé por qué… pero me dice que me vaya…
—Entonces hazle caso y salgamos.
—¡No! —Espetó con la mayor firmeza que le era posible dado su estado, y entonces se soltó de las manos de su tío para seguir adelante—. Necesitamos seguir…
—Sin saber a dónde vamos, podríamos estar aquí un buen rato —señaló Dan, un tanto como queja—. Quizás hay que afrontar la posibilidad de que realmente aquellos pensamientos que te llegaron fueron lo último, y aquí ya no queda nada más…
—¡Me rehúso a creer eso! —Respondió Abra con frustración sin detenerse—. Si es así, ¿cuál fue el propósito de ser llamada para acá? ¿Por qué estoy aquí?
—¿Empezando porque te fugaste de tu casa y a mí me tocó recibir todos los gritos y reproches de tu madre? No siempre hay un motivo oculto o alguna explicación, Abra. Lo que le ocurrió a esta mujer fue un hecho lamentable, pero quizás realmente no tiene nada que ver contigo, y no hay nada que tú o yo podamos hacer para remediarlo.
—¡¿Entonces por qué me estaba buscando?! —Espetó Abra con cierta molestia, girándose abruptamente hacia él y haciendo que el agua chapoteara a sus pies—. ¿Por qué a mí en específico? Tiene que haber algún motivo, alguna conexión, ¿o no?
—Por lo que escuché, ella buscaba a una Abra. Ni siquiera sabía quién eras tú en realidad. Quizás todo fue sólo una equivocación…
—¿Y buscaba a otra Abra con el Resplandor? Ni tú te crees eso. —La joven se viró en ese momento de regreso al camino y volvió a andar, aún sin rumbo pero con firmeza en cada uno de sus pasos. Volvió también a abrazarse con firmeza y a temblar—. Debe haber algo que pueda hacer… Estas habilidades que tengo no tienen por qué ser sólo para matar y lastimar, ¿cierto? Debería poder hacer algo como esto… debería de poder ayudar a alguien que me necesita…
Aquellas palabras dejaron azorado a Daniel. Era la primera vez que la escuchaba decir eso sobre sus poderes, pero él sabía perfectamente de dónde provenían esos pensamientos.
—Abra, espera —musitó apresurado y se adelantó para rebasarla y clocarse delante de ella y cortarle el paso. Abra bajo la cabeza para no mirarlo, como si se sintiera de cierta forma avergonzada—. ¿Esto es por Rose? Abra, tú no fuiste la única que la mató, o al Cuervo, o a ninguno de esos sujetos. Eso lo hicimos lo dos juntos, yo también estaba ahí. Y se lo merecían por todo el daño que les habían hecho a tantas personas durante siglos.
—¡Ya lo sé! —Espetó la joven con fiereza, y Dan sintió de pronto como todo aquel sitio temblaba un poco y el agua se agitaba—. ¡Me digo a mí misma todo el tiempo que lo que hice estaba justificado!, que lo hice por un bien mayor. Pero eso no es lo que me asusta, eso no es lo que me preocupa… —alzó en ese momento su rostro hacia él, mirándolo con dureza, pero con ligeros rastros de lágrimas que amenazaban con aparecer—. Tú me lo dijiste, que si no aprendía a controlar esta rabia que tengo dentro sería muy fácil que perdiera el control, justo como con Rose. Y lo he intentado, enserio lo he intentado…
—Abra, cálmate por favor —susurró Daniel en voz baja, la cual incluso le llegó a temblar un poco… con miedo.
La joven se agarró su cabeza con fuerza con sus manos y apretó sus ojos fuertemente con frustración. Volvió a temblar, ahora con más fuerza que antes.
—Intenté ir al vertedero como me dijiste, intenté contenerme, calmarme. Pero constantemente tengo estos pensamientos, constantemente estoy tan enojada con tantas personas… y sólo quiero… ¡sólo quiero dejarlo salir!, ¡y aplastar con esta fuerza que tengo a todos los que me molestan! ¡Quiero aplastarlos como lo hice con Rose! Pero, ¡no debo! ¡No quiero…! ¡Ah!
Un temblor más que sacudió todo aquello y Daniel sintió como el mundo daba vueltas, el suelo a sus pies le era retirado como si alguien hubiera jalado abruptamente una alfombra, y su mente entera dio piruetas en el aire…
— — — —
En el mundo físico, Dan se hizo sólo un poco hacia atrás como si alguien lo hubiera empujado a modo de provocación en un bar. Se tambaleó un par de pasos hacia atrás, pero se mantuvo de pie. Sus manos se habían apartado de Abra, y su mente había abandonado por completo el espacio en el que se encontraban hace unos momentos, y regresado a aquel espacio pequeño alrededor de la camilla. No tuvo oportunidad de pensar en lo que había ocurrido, o de intentar volver, o siquiera en reparar en las miradas confundidas de Terry y los otros dos hombres. En ese momento notó que la espalda de la señora Wheeler se arqueaba, alzándose y separándose de la camilla. Sus ojos se abrieron, y su boca igual como queriendo soltar algún grito que en realidad no salió.
—¡Mamá! —Exclamó Terry entre emocionada y asustada. Sin embargo, Mike y Will parecían más lo segundo,
—¡¿Qué está pasando?! —Soltó Mike con aprehensión, mirando a Dan—. ¡¿Eso es normal?!
Daniel no respondió. Podría parecer incluso que estaba reaccionando o despertando, pero él supo que no era así. Aquello era el mismo temblor que lo había sacado de un empujón. Eso era Abra, que seguía de pie a su lado, tomándola de la mano con fuerza y con sus ojos cerrados. Su rostro se veía apacible y tranquilo, pese a la tormenta que se estaba formando en su interior en realidad.
Tenía que pensar rápido y hacer algo. No sabía si podría volver por su cuenta, y simplemente apartar a Abra de la paciente podría causar más daño que bien. Pero, si no lo hacía… ¿qué terminaría haciendo Abra? No entendía siquiera porqué había reaccionado de esa forma. ¿Qué influyó de esa forma en su humor? ¿Qué sintió o vio ahí adentro que él no? ¿Qué la afectó tanto…?
—¿Qué le están haciendo? —Escucharon de pronto como espetaba con fuerza una quinta voz. La mujer rubia totalmente desconocida para Dan (aunque todos ahí lo eran realidad) estaba de pie justo delante de las cortinas abiertas, y miraba horrorizada a la mujer en la camilla.
—¿Roberta? —exclamó Will, un tanto confundido al reconocerla.
—Sal de aquí —le ordenó Mike, pero a la mujer le importó muy poco.
—¿Quiénes son estas personas? —Cuestionó Charlie molesta, y se apresuró rápidamente hacia Abra—. Quítenle las manos de encima…
—Hey, no la toque —exclamó Daniel, y por mero reflejo la tomó de su muñeca y la apartó de Abra antes de que pudiera tomarla. Aquello le hizo ganarse una mirada casi asesina de parte de aquella mujer.
—¡Usted no me toque o no respondo! —le respondió Charlie, jalando su brazo para soltarse de su agarre. Daniel alzó sus manos y retrocedió un poco, indicándole que no tenía intención de tomarla de nuevo.
—Lo lamento, pero le advierto que no debe tocarla ahora. Es por su seguridad y de la Sra. Wheeler.
—¡¿Eso es por su seguridad?! —Señaló al cuerpo de Eleven que seguía erguido en esa posición de arco que parecía casi imposible.
—Ellos vienen a ayudar a mi mamá —intervino Terry ferviente, parándose delante de Abra, cubriéndola con su cuerpo para que no se le acercara—. ¿Quién es usted?
La actitud beligerante de Charlie menguó en cuanto aquella muchacha la miró fijamente y encima le habló; incluso su voz era muy similar a la de la joven Eleven. La mujer de chaqueta de cuero vaciló, incluso retrocediendo un poco como si se sintiera intimidada.
—Yo… soy… —balbuceó un poco queriendo responder, pero en realidad no tenía nada concreto para decir. ¿Qué le podría decir a esa chica sobre quién era en realidad? Aquello era una historia muy larga, y definitivamente ese no era ni el sitio ni el momento. Por suerte, no tuvo realmente que decir nada.
Los ojos de Abra se abrieron de golpe, seguido por un fuerte quejido de dolor, similar a como si le hubieran apuñalado el estómago. Aquello llamó rápidamente la atención de todos, que la voltearon a ver expectantes. La joven se dobló un poco hacia adelante, como si realmente le doliera, pero luego se apartó de Eleven dos pasos, soltando sus manos con apuro como si éstas le quemaran. Justo cuando la soltó, el cuerpo de Jane volvió de inmediato a la normalidad, dejándose caer a la camilla y quedándose tan tranquila como un momento antes; como si no hubiera pasado nada.
Mientras Mike y Will se acercaban a su amiga para revisarla lo mejor que podían, Charlie, Terry, y sobre todo Dan, tenían su atención puesta en Abra. Ésta estaba de pie, fija y tiesa en su sitio, mirando fijamente la camilla y a la mujer sobre ésta. Dan se acercó cauteloso y logró entonces mirarla mejor. Y lo que vio en su rostro simplemente lo congeló, y un sentimiento similar se reflejó igualmente en Charlie y en Terry.
Los ojos de Abra Stone estaban lo más abiertos que podrían haber estado, y temblaban, al igual que sus labios. Toda ella, desde su expresión hasta su postura, estaba inundada de un profundo y tangible… terror, uno de esos tan intensos que sólo te provoca hacer dos cosas: quedarte totalmente paralizado, o correr despavorido; ella parecía estar fluctuando entre ambas opciones.
—No… No… —murmuró de pronto con un hilo de voz apenas audible. Comenzó entonces a retroceder torpemente, casi tropezándose con sus propios pies—. Oh, Dios… No… No… —Se encontró entonces con la cortina que los rodeaba, y su primera reacción fue dar un salto de espanto al sentirla. Se giró y comenzó a manotear, intentando apartar la tela azul de ella—. ¡No!, ¡no! ¡¡NO!!
Como pudo, se abrió paso entre la cortina, teniendo incluso que alzarla para pasar por debajo de ella, llegando a la camilla continúa. En cuánto sintió aunque fuera un poco de libertad, comenzó ahora sí a correr, alejándose hacia la salida de esa área, sin importarle que tuviera que empujar a alguna enfermera o doctor en el proceso.
Todos se quedaron atónitos al ver esto, incluso el propio Dan que tardó unos segundos en lograr reaccionar.
—¡Abra!, ¡¿qué pasa?! —Espetó casi asustado, y rápidamente salió por la abertura correcta de la cortina y corrió detrás de ella, aunque con un paso más moderado debido al sitio en el que se encontraba.
—¿Qué pasó? —musitó Will, exteriorizando lo que todos los demás pensaban, y por lo mismo ninguno tenía como tal una respuesta.
Charlie fue la única que tomó la iniciativa, y rápidamente siguió a Daniel con paso firme y apresurado. Terry fue la siguiente en tomar también esa decisión, pero su padre la detuvo.
—Terry, no vayas —le ordenó Mike Wheeler con autoridad, haciendo que se parara en seco antes de salir.
—Pero…
—Quédate aquí con tu mamá y no te muevas —dijo su padre con el mismo tono que antes y él mismo salió del área de la camilla pasando a un lado de su hija—. Buscaré a Max para que la revise. No dejen que ninguno de esos tres se vuelva a acercar.
—Lo que tú digas, Mike —asintió Will, y entonces Mike se retiró notoriamente furioso a hacer justo lo que había dicho.
Terry, por su lado, dudó sobre qué hacer.
—Será mejor que le hagas caso a tu papá —le advirtió Will—. Tiene muchas preocupaciones en estos momentos, será mejor que no le des más.
La muchacha suspiró con resignación y se aproximó de nuevo a la camilla, tomando la misma mano que Abra había estado tomando hace unos momentos, y de nuevo no sintiendo nada en lo absoluto al hacerlo.
—¿Quién era esa mujer? —le preguntó de pronto a su tío Will, mirándolo curiosa—. La llamaste por su nombre, ¿verdad?
—Algo así —respondió Will un tanto inseguro, pues aquel no había sido precisamente su nombre real, sino como todos se habían acostumbrado a llamarla pues así la habían conocido en un inicio. Se permitió entonces sentarse en la silla de Mike, y lo que se le ocurrió decir fue lo mismo que la propia Charlie había pensado hace unos momentos—: es una larga historia…
— — — —
Conforme Abra se alejaba de aquel sitio, su andar se iba reduciéndose también. Era como si mientras más distancia tuviera con aquella camilla y la mujer en ella, más tranquila se sintiera, aunque “tranquila” no era la palabra que ella usaría. Sin embargo, sí logró detenerse, justo a la mitad de una sala de espera en esos momentos relativamente sola, a excepción de dos personas que no repararon en lo absoluto en ella.
Abra se apoyó en sus rodillas e inclinó su cuerpo al frente, respirando tan agitada como si acabara de terminar de correr un maratón. El pecho le brincaba, y todo el cuerpo le volvió a temblar aunque no tuviera frío. Sin darse cuenta, su mano derecha comenzó a tallarse nerviosamente contra sus labios con algo de fuerza, hasta incluso lastimárselos un poco.
Se aproximó casi arrastrando los pies a la silla más alejada de las otras dos personas ahí presentes, y se dejó caer en ésta. Se cubrió su rostro con ambas manos e inclinó un poco el cuerpo al frente como si estuviera llorando, aunque en realidad no lo estaba haciendo; al menos, no con lágrimas. En su mente sólo seguía repitiendo lo mismo que había dicho en aquel momento cuando logró reaccionar: «No, no, no… Dios mío, ¿por qué? Por favor… No…»
—Abra —escuchó la voz de su tío Dan a su lado, pero en lugar de tranquilizarla lo que hizo fue alterarla aún más. Dio un respingo de miedo, en su silla, y se viró hacia él respirando agitadamente. Dan pareció también asustarse al verla—. ¿Qué te pasa?, estás pálida. Nunca te había visto así.
—¡¿Por qué me dejaste sola?! —Le recriminó con algo de fuerza, inevitablemente llamando la atención de las demás personas—. ¡Tú debías estar ahí a mi lado! ¡¿A dónde fuiste?!
Dan se puso un poco nervioso. Se viró hacia los otros dos, alzando en ese momento su mano hacia ellos para indicarles que todo estaba bien. Pasó entonces a sentarse a un lado de su sobrina para que pudiera hablar con más calma.
En ese momento ninguno de los dos se dio cuenta, pero Charlie ya se había aproximado también a ese punto, aunque al distinguirlos y escuchar aquellos pequeños gritos por parte de la muchacha, optó por ocultarse rápidamente detrás de una esquina, bastante cerca de donde ellos se encontraban sentados. Con su espalda pegada a la pared, agudizó su oído de reportera y escuchó atentamente.
—Lo siento, no sé qué pasó —le respondió Dan despacio, aunque en realidad eso no era del todo cierto. Tenía la sospecha de que ella lo había empujado afuera, aunque de seguro no se había dado cuenta—. Pero, ¿qué viste? ¿Qué fue lo que te asustó tanto?
—A mí nada me asusta —respondió Abra a la defensiva, bastante más que de costumbre. En ese momento, comenzó a tallarse nerviosamente sus labios de nuevo con una mano, un gesto que a Daniel le resultó dolorosamente familiar.
—Parece que esto sí. ¿Qué ocurrió? ¿Qué me estás ocultando?
Abra lo siguió mirando intensamente, casi con enojo o incluso odio, mientras su mano seguía moviéndose sobre su boca. Daniel realmente temió que por un momento fuera hacer algo indebido, pero al parecer se logró contener al último momento antes de hacer tal cosa. En su lugar, de sus labios surgió un pesado y casi agotador suspiro, y volvió a inclinarse al frente cubriéndose su rostro con sus manos.
—No es una coincidencia que estemos aquí, tío Dan —susurró despacio de pronto, como si le doliera el tener que decirlo—. Esto fue una trampa… Fui una tonta, debí haberte escuchado, y a mi mamá. —Lo miró una vez más, pero ahora se notaba bastante apuro adicionado a su miedo—. Debemos de irnos, rápido…
Se puso de pie abruptamente con la clara disposición de dirigirse al ascensor.
—Espera —le detuvo Daniel, tomándola de su muñeca—. Tranquilízate sólo un segundo y respira, ¿sí? —Con delicadeza la guio de regreso a su silla, y Abra se sentó de nuevo aunque a regañadientes—. ¿Qué es lo que ocurre realmente?
La joven comenzó a respirar lentamente por la nariz y a intentar calmarse lo más que pudiera, que no era mucho en realidad. Una vez que lo logró, lo miró de nuevo con un poco más de firmeza en su semblante, y sin más rodeos lo dijo:
—Sé quién atacó a la señora Wheeler —soltó de pronto, y tanto Daniel como Charlie, que los escuchaba a escondidas, se sobresaltaron sorprendidos al oír tal declaración—. Yo lo conozco. Y si él está involucrado… Esto es mucho más peligroso de lo que tú o mis padres creían… Estamos en un grave problema, tío Dan…
FIN DEL CAPÍTULO 59
Notas del Autor:
—Aquellos que sólo hayan visto la película de Doctor Sleep o Doctor Sueño, quizás algunas de las cosas mostradas en este capítulo con respecto a Abra les resulte un tanto confusas, así que déjenme explicarles un poco. En la novela original, sobre todo en su parte final, se toca el tema de los problemas de ira que tiene Abra, que Daniel insinúa podrían haber sido heredados de la parte de su parte de la familia. Dan hace alusión al padre de Jack Torrance, Jack, y él mismo como ejemplos de esto. Por su parte, Abra, tras el enfrentamiento final con Rose en el que ella tuvo una participación mucho mayor en su desenlace, comienza a sentirse algo culpable con respecto a lo sucedido. No por haber matado a Rose en sí, sino por haberlo disfrutado tanto. Dejan entrever de esta forma que Abra tiene miedo de perder el control de su ira, y por lo tanto de sus poderes, un miedo con el que ha intentado lidiar desde aquel entonces. Éste será un tema que se tocará seguido en los capítulos que involucren a este personaje.
2 notes · View notes
makioin · 5 years ago
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@yamweek2019
#yamweek2019
En cuanto despertó supo donde se encontraba, había estado cientos de veces ahí, lo extraño era...
Era que no recordaba haberse quedado a dormir, se sentó en la cama, mirando al rededor para encontrar al rubio, pero no había rastro de él, ni un ruido provenia del baño.
– ¿Tsukki? – sería que ya estaba abajo, quería escuchar cómo había terminado en casa del rubio, pues por más que lo intentaba no lograba recordar en qué momento llegó.
Se levantó de la cama con pereza, rasco su cabeza y sintió algo extraño, pero dejando esa sensación de lado, había algo más inquietante, tenía frío y era porque solo llevaba unos shorts puestos. Extraño, sumamente extraño, pues sin importar el calor que hiciera siempre llevaba una playera puesta y había otra cosa, o el techo estaba más abajo o había crecido en una noche.
Miró sus manos blancas, tocó su cuerpo, que era más esbelto y corrió hacia el baño con prisa sin poder entender lo que estaba viendo en el espejo, aunque estaba parado frente a el, lo único que podía ver era a Tsukishima Kei, o al menos su silueta, porque ahora que se daba cuenta todo estaba tan borroso.
– Waa, waaa, ¿ Qué esto? ¿ Qué está pasando? – el pánico estaba comenzando a inundarle – un sueño, si eso debe ser, tengo que despertar ahora, porque sino llegaré tarde, eso, si, definitivamente – se pellizcó un par de veces y grito con auténtico dolor.
– Tsukki, debo ver a Tsukki, porque si yo estoy aquí, el debe tener mi cuerpo – dio vuelta y se dirigió a su cuarto con prisa, primero en busca de los lentes que estaban encima del buró y luego el celular que estaba conectado a un lado – la contraseña, ¿Cuál era? – nunca había sido precavidos el uno con el otro con respecto a la seguridad, le había visto un par de veces dibujar su patrón, pero era un mal momento y no lo recordaba con exactitud.
Pero recibió una llamada en su casi último intento, antes de que se bloqueará solo. Era su número.
– ¡Tsukki! ¡Tsukki, eres tú! ¡¿Verdad?! ¡Esto es súper extraño, desperté y entonces yo era tú y no podía ver nada bien, no sabía que sufrirás eso todas la mañanas y el suelo está tan lejos, estoy muy asustado!
– ya deja de gritar Yamaguchi, te veo en el parque cerca de mi casa, tenemos que ver la forma de arreglar esto, apenas voy a salir así que tardaré un poco, que mi mamá no te vea o se dará cuenta al instante
– Está bien Tsukki, iré allá en cuanto esté listo – colgó.
Bueno, al menos Tsukishima parecía tranquilo y eso le ayudaba a calmarse también, fue hacia los cajones a buscar algo de ropa.
– ¿Kei? ¿Todo está bien cariño? – era la madre del rubio que había escuchado unos gritos sin entender muy bien lo que decía y que había subido preocupada.
– todo bien seño... ¡Mamá! Ol-olvide que tenía práctica temprano y se me está haciendo tarde, muy muy tarde...
– oh, cariño, entonces prepararé el almuerzo para que te lo lleves, pero seguro que está bien, te noto algo diferente
– todo bien – se rió nervioso, era cierto esa mujer les conocía bastante bien, era normal que notará hasta el más sutil cambio – es solo que es un partido importante y ya sabes cómo se pone Yamaguchi, no quiero que me este regañando por algo como esto
– de acuerdo, entonces date prisa
Busco e el cajón, y se dio cuenta que sus deseos eran mayores de lo que pensaba, estaba en el cuerpo de Tsukki, y él era bastante atractivo. Siempre había querido verlo con algunas prendas que de vez en cuando le regalaba, pero decía que no era su estilo así que no se lo ponía, era triste, sabía que se vería como un completo galán con algo como eso, era su oportunidad, no debía desperdiciarla, pero el rubio seguro que es enojaría.
Ahora solo tenía que tomar el almuerzo y salir de inmediato, antes de que la mujer notará algo.
–Ya me voy, llegaré más tarde – entró a la cocina a una velocidad alarmante, tomo el bento y salió de la casa de la misma manera, corriendo hacia el parque.
Ahí ya le esperaba un peliverde, pero aún más incómodo de encontrarse a si mismo era ver cómo lucía, el cabello amarrado y esa ropa tan ajustada, comenzó a sonrojarse por lo vergonzoso que era, por lo menos él se había molestado en qué Tsukki se viera atractivo, pero eso era demasiado.
–Tsukki, ¿Qué me pusiste? Es obvio que esa ropa ya no me queda bien – se sentó a su lado, rojo hasta las orejas
– te quejas de mi, ¿Qué se supone que traigo yo?
– te ves guapo, en cambio yo me veo extraño, es ropa marca demasiado
– no tenías nada más - Kei, desvió la mirada, no quería admitir la verdad, pero lo cierto era que también quería verlo con ropas diferentes y con el cabello recogido, su frente era linda y resaltaba más sus pecas. Pero jamás lo diría de frente.
– ¿Cómo no voy a tener nada más? Eso estaba en el último cajón – se llevó las manos a la cara y soltó un resignado suspiro –¿ Qué vamos a hacer? Me sorprendió tanto cuando desperté está mañana
– no lo sé, ni siquiera sé porque ocurrió, creo que estamos atrapados en el cuerpo del otro hasta que lo resolvamos
– ¿Crees que sea cómo en la películas?
– ¿ A qué te refieres?
– si, que debamos arreglar algo del otro o que aprendamos otra cosa o... - volvió a sonrojarse
– ¿Oh? – era extraño ver en si mismo esas expresiones que atacaban constantemente a Yamaguchi, simplemente quedaban mejor en él que en su pálido rostro.
– tu sabes, un beso
Ahora era Tsukishima en el cuerpo de su amigo quien estaba completamente rojo, odiaba a su amigo, siempre yendo un paso delante de él.
– si que eres un desvergonzado Yamaguchi – no tenía nada de malo, eran pareja y de vez en cuando era él quien se aventura a a una seción de besos, pero decirlo o pedirlo, era a veces demasiado
– bueno, ya que estamos así, y que no quieres averiguar si podemos arreglarlo fácilmente, porque no, tenemos una cita
– que estas diciendo, crees que andaría por ahí, así como estoy ahora
– pero tú fuiste quien lo eligió y ya te dije que a mí me gusta mucho como te vestí hoy
– bien, pero vayamos a un lugar sin mucha gente, no sabría que hacer si nos encontramos a alguien
Los Yamaguchi tenía una mirada llena de emoción.
Pasaron la tarde en el cine y luego en el game center, aunque en realidad Tsukishima quería volver pronto a casa y descansar, había pasado la tarde un poco celoso porque había notado que algunos tipos miraban su trasero con insistencia, bueno, el trasero del peliverde. Ahora se arrepentía de ponerle algo tan ajustado, aunque esa era la principal razón, enmarcar sus curvas.
Yamaguchi, por otro lado lo había pasado por alto, pues estaba más entretenido tomando fotos de su novio sonriendo, pocas veces tenía la oportunidad y le dolía la cara de usar músculos que claramente no estaban acostumbrados.
– para con las fotos, vamos a casa, tu mamá dijo que saldrían así que podemos estar ahí sin preocuparnos
– solo un par más – rodeo los hombros del más bajo con su brazo, acerco la cámara y plantó un beso en la mejilla de este para tomar el momento – difinitivame te voy a imprimir esto
– ... – Kei tenía una mirada perdida, era increíble que el contrario no se cohibiera en esa situación y sobre todo tomara ventaja – bien, vámonos ya
– ¡está bien Tsukki!
Había llegado a la casa del peliverde, bastante agitados por el día.
– sube a mi habitación Tsukki, iré por algo de beber
– bien
Al llegar al cuarto se desplomó en la cama, tan solo esa mañana había despertado y se había confundido de encontrarse en la casa del otro, más aún al darse cuenta que veía perfectamente, aunque recordaba haberse quitado los lentes la noche anterior.
Cuando se levantó y se miró en el espejo, supo que algo extraño había pasado, no quiso perder el control e intento pensar todo con lógica, obviamente no había una buena razón para lo que había sucedido, después de meditarlo y cambiarse de ropa, llamo a su amigo y confirmó que esté tenía su cuerpo.
El rubio abrió la puerta y dejo las bebidas en la pequeña mesa que había en el centro –ha sido un día de locos, ¿ No crees?
– algo fuera de la rutina y mañana tenemos clases, ¿Que se supone que hagamos?
– ¿acostumbrarnos a vivir en el cuerpo del otro? – Yamaguchi rió bastante divertido con su comentario – o, podríamos intentar lo otro
–¿ Vas a insistir con eso? Es incómodo y raro
– oh, vamos, sino novios y solo tenemos que cerrar los ojos
– ¿ No crees que es algo egocéntrico besarse a uno mismo?
– creo que tengo ganas de comerme, siendo que el chico que me gusta eligió un look atrevido para mí – sus brazos había rodeado al más bajo por los hombros le le habían acercado un tanto, con bastante tentación
– eso me recuerda, no vuelvas a usar algo como esto, la gente no dejaba de mirarte las caderas
Yamaguchi estalló en risa al escucharlo, era extraño porque él debería sentirse celoso de que otros estuvieran viendo a su pareja de forma lujuriosa.
– lo prometo, después de todo el único que me gusta que me vea, eres tú.
Se acercaron cada vez más, sus alimentos estaban cerca y el palpitar de ambos se escuchaba con fuerza en la habitación.
Fue Yamaguchi quien cerro la distancia, era cierto que besarse a uno mismo era complicado, pero él solo podía pensar en los labios de Tsukki tocando los suyos.
Lo besaba con ganas, con los ojos cerrados y aferrándose a su ropa, pronto sintió que las manos de Kei avanzaban sobre su cabeza, profundizando lo por completo.
Cuando ambos finalmente se separaron y abrieron sus ojos, ya se encontraban en sus respectivos cuerpos. Rieron sin control y agradecieron por el regalo que el universo les había dado.
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lianiaski · 6 years ago
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Tú esquina
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Vuelvo a dibujar eses en la acera, vuelvo a deambular rumbo a casa en busca de un cojín mullido en el que ahogar esta pena etílica. Tras de mí camina una mujer  con un vestido oscuro, su cabello lacio y totalmente negro azabache conjunta perfectamente con unos ojos marrón caoba.
Cada vez que giro mi cuerpo me mira y sonríe, me saluda con la mano y me indica que me acerque. Me da mucho miedo. Acelero el paso, pero ella es más rápida que yo y siempre se sitúa a unos pocos metros de mi cuerpo,  en algunos instantes incluso roza mi hombro y me hace sentir un largo escalofrío.
En ese momento recuerdo el único momento de terror real que he sentido en mi vida: me puse unas aletas de buzo sin saber nadar, cuando me di cuenta estaba demasiado lejos para tocar la húmeda tierra del mar con mis pies. Sólo recuerdo sentir mi cuerpo demasiado pesado para flotar, un escalofrío al notar el cambio de temperatura del agua del fondo y una gran oscuridad.
Vuelvo a girar la cabeza, allí está la mujer de nuevo sonriendo. Creo que me está leyendo la mente o algo así. Intento acelerar el paso, pero el puto Einstein aleja el final de la acera cada vez más y más. Pasa un coche, desde las ventanillas noto que unos ojos se fijan en mí y sonríen; pasa otro coche y el conductor niega con la cabeza al verme.
Continúo andando y empiezo a agobiarme por la presencia de mi perseguidor,  en algún momento se cansará de caminar sin rumbo tras de mí. Me acerco lentamente hasta la tienda de electrodomésticos de la esquina de casa, eso de tener puntos de referencia es magnífico a la hora de encontrar tu destino.
Miro fijamente al escaparate y aparece la figura de un hombre magullado, creo descubrir mis ojos en ese extraño. El cuerpo ha perdido esa posición erguida que tanto me ha dado durante los últimos años, no recuerdo llevar puesta esta ropa y ni siquiera sé si la incipiente barba que aparece en el mentón es mía.
De repente el sol me apuñala en los ojos, ni siquiera me había dado cuenta de la hora que era. Vuelvo la mirada preocupado, creo que llevo demasiado tiempo parado mirándome en el escaparate y la mujer me puede agarrar en cualquier momento. Sin embargo, ya no estaba allí. Había olvidado que no le gustaba nada la luz, cosas de la noche.
Me cruzo con algún currante que me mira con desprecio, no parece agradarle eso de ir tan temprano a trabajar, o lo mismo se ha peleado con su mujer. Como siempre, el local de apuestas ejerce de imán de aquellos transeúntes que pasan por delante. Da igual la hora, el día o la ocasión, siempre es buen momento para una ruleta o una apuesta deportiva.
Al girar la esquina, después de pasar por una heladería cerrada por temporada, llego a la puerta de mi edificio. Las llaves se esconden en el fondo del pantalón, por lo menos esta vez no se me han extraviado por el camino. Abro la puerta y llamo el ascensor, rezo para que ningún vecino esté en su interior, Dios me escucha.
Otra vez aparece mi imagen reflejada en el espejo, que manía de ponerlo en los ascensores. De nuevo  me observo detenidamente, esta vez para descubrir que no queda ningún atisbo de blanco en mis ojos y que mi nariz parece un silo de misiles negros.
Al llegar al quinto piso un olor intenso a café despierta mis sentidos, uno de mis vecinos tiene que ir a trabajar y me ha regalado el impulso de energía necesario para llegar hasta mi puerta sin golpear nada a mí alrededor. Desde que se hizo con la presidencia la del segundo está todo lleno de macetas y adornos del chino de la esquina, cosas de jubiletas.
Entro a mi apartamento y miro a la esquina del sofá dónde debería de estar, silencio. Hay demasiado silencio en este habitáculo para poder soportarlo con entereza. Voy al baño, subo la tapa del retrete e intento apuntar bien para no orinar fuera,  frente a mi surgen ojos pintados en los azulejos de la pared. No sé si me estoy volviendo loco, o el alcohol me permite vislumbrar mensajes subliminales.
Vuelvo al salón, no sin antes tropezar con un aparador y tirar al suelo algo parecido a una lata de galletas. La humedad en el ambiente es brutal, a pesar de ventilar todos los días y dejar que el sol caliente la estancia, esta mierda de apartamento construido en plena burbuja me está matando con su humedad.
La soledad de nuevo inunda la estancia, demasiada soledad. Busco una botella que escondía debajo de la tele, dónde los manteles para ocasiones especiales. Echo un trago y vuelvo a mirar su esquina del sofá, vuelve el silencio.  
De repente se escucha la tele del vecino de arriba, ni siquiera ha dado tiempo a que entrara la sintonía de las noticias cuando comienza a llorar de forma desconsolada. Divorciado, sin un hogar y sin nadie que le eche un cable, el pobre hombre llora casi todos los días antes de llamar al teléfono ese de ayuda que tanto anuncian en los buses.
A mí, personalmente, me gusta más echar un trago de vez en cuando y así olvidar el sitio del sofá vacío. Mi mente gira mi cuerpo hasta la habitación, mi cuerpo decide hacer caso a medias y tropieza con la mesita de té tirando todo lo que había encima. Ya lo recogeré mañana, total, quien vendría a verme en este estado.
Me dejo caer encima de la cama, echo un trago y dejo la botella en la mesilla por si tengo alguna urgencia. El sueño me invade, pero las náuseas no me dejan dormir; demasiadas veces me ha pasado esto para no saber el modus operandi.  Echo un trago rápido, me quito toda la ropa y rindo pleitesía ante mi viejo retrete. Al primer contacto de mi dedo corazón la vergüenza sale de mi cuerpo en dos o tres tandas, ya puedo descansar.
No recuerdo nada, sólo que la oscuridad me invadió y mi cerebro me envía pequeñas punzadas agudas para informarme del comienzo del día. Creo que es domingo, por eso de las campanas y ese sol tan especial que sólo sale el día del señor.  Este día de la semana parece tener algo especial, todo el mundo viste bien y sonríe.
Consigo levantarme, no sin antes sacar de mí ese veneno que la madre naturaleza nos concede. Incluso en un estado deplorable tienes ganas de perpetuar la especie, siempre ha sido algo que no he llegado a comprender del todo.
Durante los últimos meses una esperanza ha surgido en mi corazón, creía que si me levantaba y miraba a esa esquina del sofá tu cuerpo aparecería para darme los buenos días. Siete meses llevo haciendo el mismo gesto, y siete meses vuelvo a la habitación y echo un último trago antes de meterme en la ducha. Hoy no ha sido diferente.
El agua caliente limpia las inmundicias de la noche, siempre me ha gustado levantarme y ducharme después de una noche de esas que sales con 50 euros y vuelves con 100. Hay veces que creo que tengo un don para multiplicar el dinero, otras veces pienso que en una de estas me van a dar de hostias y no lo voy a contar. Tampoco se perdería mucho este mundo.
Termino de enjuagarme y miro fijamente a los genitales, no importa nada lo que acontece a su alrededor o lo que pasa por mi cabeza, ellos siempre están ahí dispuestos a despertar y conceder esos tres segundos de evasión física y mental. Ahí está otra vez, la maldita ponzoña con la que nos obsequia la madre Gaia.
Los beneficios del avance humano son maravillosos, en esta ocasión el puto calentador eléctrico se queda sin agua caliente justo cuando más lo necesito. Esto ha sido el karma por querer disfrutar de más de tres segundos de placer diarios. La toalla está húmeda, a pesar de sacarla al solo todos los días esta puta humedad no deja títere con cabeza.
Mi vecino vuelve a llorar y este silencio es inaguantable. Salgo del baño mientras me seco los pocos pelos que me ha dejado la sociedad capitalista, no puedo evitar fijar los ojos en la esquina del sofá vacía. Nunca habría pensado que tu falta provocara todo este desorden en mi vida, mi madre siempre me dijo que el sexo femenino me traería de calle y no se equivocaba.
Suena el timbre, y yo en toalla, seguro que es la vecina de al lado para que le abra otra botella de vino. Como la pobre no es muy escrupulosa, doy una voz para que aguante un momento en la puerta y me pongo un pantalón y una camiseta, más o menos decente.  Descalzo salgo en pos de la entrada de casa, quito todos los pestillos y abro la puerta.
Allí está el vecino del segundo, un hombre menudo y regordete que ha perdido toda la movilidad de una de sus piernas. Eso sí, no ha dejado de ir a cuidar su huerta todos los santos días a las seis de la mañana.
— Dime vecino. Le comento mientras me peino con las manos el poco pelo que me queda.
— Hostias, no sabía que estabas en la ducha. Me responde.
— Nada, no te preocupes. Estaba ya fuera, lo único que me tenía que vestir.
— Lo siento mucho, ya sé que no son horas pero el vecino del tercero me contó lo tuyo.
— Me lo crucé  hace unos meses y me preguntó. Maldito chismoso del tercero, no hay manera de escaparse de este prejubilado.
De repente una sombra se escabulle entre mis piernas y entra a mi casa a toda velocidad. Miro a mi vecino, miro hacia el interior de mi casa y vuelvo a mirar a mi vecino.
— ¿Qué cojones era eso?
— Pues eso venía a decirte, que me contó que se murió de leishmaniosis tu perrita hace unos meses y la mía me parió hace unas semanas. La verdad es que no sé dónde meter a tanto cachorro y no quiero darlos en adopción a gente desconocida.  
Lo miro y entro en  el piso a toda prisa. En la esquina del sofá se había acostado esta pequeña bola de pelo, me miraba con esos ojitos tierno de bebé. Giro la cabeza y encuentro a mi vecino en medio del pasillo, disimulando como si no se diera cuenta del desastre de casa de tengo, con una carita de corderito degollado.
— Lo siento, es un poco rebelde todavía. Me contesta mientras da unos pasos para echar un vistazo a la cocina.
Consigo interceptarlo antes de que se meta en el único espacio que mantengo fuera de la observación de los otros. Le cojo del hombro y lo guio hacia la salida.
— Muchas gracias por todo, creo que es lo que necesitaba.
Cierro la puerta y lo dejo con la palabra en la boca, vuelvo hacia el salón y me encuentro a la perrita en la esquina del sofá durmiendo. Miro fijamente al aparador y observo la foto que nos echó esa mujer desconocida en el parque, una lágrima se pasea por mi mejilla y de nuevo comienzo a sentir el silencio.  Un silencio que se diluye entre los gemidos de la perrita, parece que sueña con algo bonito.
Mi vecino de arriba apaga la tele y ríe, los rayos de sol entran por la ventana y secan la humedad de mis paredes, vuelvo a la habitación para echar un trago. Aún me queda el culo de la botella, justo cuando empezaba a caer el líquido por mi garganta noto un tirón en mi zapatilla. Parece que hay una pequeña rebelde que quiere jugar, miro la botella, miro a la perrita y decido tirar el alcohol. Es hora de volver a mi vida.
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