#as always cualquier cosita me avisas 🥺

[smileflowcr]

La suave mirada de Minjae se dirige por un momento al hogar que compartía con sus dos personas amadas y todo su alrededor se congela por unos segundos, los latidos de su propio corazón retumbando sobre los oídos. Dohyeon y él habían salido al bosque con canastas en sus brazos en busca de fresas para los pequeños pudieran merendar antes de una comida más contundente, teniendo escalofríos cuando sienten el cambio en su mate en medio de la tarea, sonrojándose unos instantes mientras se miraban. Sale del pequeño trance y quiere sugerir ir con él de inmediato pero la presencia de los niños con sus manos intentando alcanzar las frutas a saltitos los distrae. Escucha un preocupado llamado del otro omega y le sugiere a este quedarse con ellos, debe asegurarse que no intenten ir con el alfa para jugar, recibiendo a cambio la petición cuidar de Suyeong por ambos. Minjae le deja su canasta al cachorro más alto, disculpándose por no poder permanecer más tiempo y corriendo rápidamente hacia la cima hasta que puede oír con mayor claridad los sonidos provenientes de un alfa entrando en el rut. Al ingresar lo ve aferrado a la cama y su aroma aparece, el corazón se acelera a pesar que aún no se han tocado y un jadeo escapa de sus labios, su cuerpo reacciona por sí solo ante la delicada sonrisa ajena, acortando la distancia y entrelazando sus dedos con los del contrario. “Lo siento mucho…” murmura, haciendo un espacio entre él y las sábanas, abrazando a Suyeong contra su pecho para que pueda sentir la calidez de su piel cubierta solo por un suéter a medio desabotonar y besando una y otra vez la frente de este, intentando que aquellos redondos y lindos iris estén abiertos y fijos en su persona. “Ya estoy aquí, mi amor, soy tuyo…” frota ambas narices, entregándole una curva en su rostro. Minjae no es tímido como Dohyeon, por tanto es fácil para él hacer preguntas más directas acerca los deseos de su alfa en este estado, donde el lobo poco a poco se deja llevar por sus instintos. “¿Quieres que te toque? ¿Quieres que te bese? Sabes que mi único propósito es complacerte, Sully…” el nombre se siente tan dulce como la miel de maple que desprende y que quiere envolver al otro, hacerle comprender que no irá a ningún sitio.

Suyeong  se  queja  suavemente  cuando  abre  los  ojos,  sintiendo  la  luz  y  el  calor  de  las  lámparas  de  aceite  que  iluminaban  en  luz  cálida  toda  la  tienda  donde  dormía  él  y  sus  mates,  la  carpa  más  grande  de  toda  la  manada  y  que  se  alzaba  grandiosa  en  el  lugar  más  alto  de  la  zona.  Como  el  alfa  de  la  manada,  desde  ese  lugar  podía  velar  y  cuidar  de  toda  su  gente,  pero  también  como  alfa,  aquel  espacio  le  daba  más  privacidad  en  momentos  como  aquel.  Siente  la  piel  caliente,  el  torso  desnudo  aperlado  por  el  sudor  y  los  pantalones  cortos  de  cuero  que  cubrían  las  zonas  intimas  de  su  cuerpo,  le  comienzan  a  sentar  apretados,  incomodos.  Se  revuelve  en  el  lecho  redondo,  lleno  de  pelajes  de  animales  en  forma  de  cobijas  y  cojines  hechos  con  la  piel  de  animales  que  fueron  obsequios  de  cortejo  que  se  dieron  entre  los  tres.  En  ese  espacio,  es  donde  solían  descansar  sus  dos  omegas  y  él,  el  aroma  dulce  de  la  fresa  y  la  manzanilla  pertenecía  a  su  primer  omega,  el  más  dulce  ángel  de  la  tierra  y  Suyeong  no  duda  en  hundir  le  nariz  sobre  su  almohada,  inhalando  su  esencia  y  sintiendo  un  gruñido  detrás  de  la  garganta.  Desearía  que  Dohyeon  estuviese  ahí,  acariciando  su  cabello  mientras  él  ingresaba  en  el  estrecho  y  húmedo  interior  del  omega  más  alto,  la  fantasía  consiguiendo  sacarle  otro  gruñido,  sus  uñas  enterrándose  en  las  sábanas  cuando  recibe  un  segundo  golpe  de  esencias,  la  miel  de  maple  y  lila.  -  —Minjae…  —  -exhala  pesado,  pasando  saliva  por  la  seca  garganta  cuando  sus  nublados  ojos  buscan  la  fuente  de  tan  exquisito  dulzor,  de  una  esencia  que  le  erizaba  los  vellos  del  cuerpo  y  le  endurecía  entre  las  piernas.  -  —Mi  luna…  me  has  torturado  un  poco  haciendome  esperar  —  -su  sonrisa  es  débil,  pero  mantiene  la  gentileza  que  le  caracteriza  mientras  extiende  una  mano,  invitándolo  a  unirse  en  la  cama.  Aun  no  se  consumía  completamente  por  el  rut,  pero  en  presencia  de  su  omega,  no  estaba  seguro  de  cuanto  tiempo  le  costaría.