#angel de la independencia
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6iloan4 · 1 year ago
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"Rusia y México cansados de las charlas y saludos formales, salen al balcón a ver la vista, cada uno en lo suyo; México disfrutando de la paz y el aire, y Rusia observando cada detalle de aquella vista a la ciudad.
Una vista oscura, pero con pequeños toques de brillos provenientes a las luces de los hogares, trabajos, postes de luz y carros que hacian ver a la ciudad aún viva. El más alto ve algo de reojo que le llama la atención, el ángel de la independencia. Cuando voltea, su mirada en vez de enfocarse en aquel monumento, cae en algo que aunque no lo sabia, catalogaría como lo más hermoso de aquella ciudad... México.
Esa si que era una bonita vista..." ♡
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Hice un intento del angel de la independencia, lo siento jajsja. Pido perdón a todos los que viven en la ciudad de México 😭
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callmeanxietygirl · 2 months ago
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beregreysessedlux · 7 months ago
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Vista del Angel de la Independencia
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rafaelmartinez67 · 2 years ago
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Sobre la Marcha...
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wgm-beautiful-world · 2 years ago
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Mexico City, MEXICO
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fertam · 1 year ago
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Un ángel oscuro
Fotografía de: Fer Tam
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mikespice97 · 1 year ago
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Quick trip to Mexico City 🇲🇽
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ari-lain · 11 days ago
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sweetsoulmusic · 2 months ago
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gameboymania · 2 years ago
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joacomaduro · 2 years ago
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Angel de la Independencia, CDMX
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callmeanxietygirl · 1 year ago
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pondysselth · 10 months ago
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Así de caluroso || Enzo Vogrincic
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El sol del mediodía caía a plomo sobre las calles de Montevideo, convirtiendo el asfalto en un espejismo humeante. El miércoles transcurría como cualquier otro día de verano, sofocante e implacable. A pesar del calor agobiante, una chica caminaba con paso ligero por 18 de Julio, alejándose de la facultad. El pelo se le pegaba a la frente, sudaba a chorros y el agua de su botella se había convertido en un caldo tibio. La libertad después de un largo examen era la recompensa que la impulsaba.
Cada paso era una lucha contra el calor. La chica apresuraba el ritmo buscando la sombra esquiva, deseando escapar de las fauces de la ciudad que tanto amaba.
De pronto, un leve malestar se apoderó de ella. El sudor se intensificó, la respiración se volvió dificultosa y un mareo familiar la amenazó. Se detuvo, tambaleándose, con la vista nublada y puntos negros danzando en su campo visual. Ignorando las señales de alarma, bebió un trago de la repugnante agua tibia y reanudó la marcha. Su única meta: salir de 18 de Julio. A duras penas, avanzó unas cuadras más, luchando contra un nuevo malestar que se instalaba en su cuerpo.
Allí mostrándose casi burlona detrás de esa inmensa puerta de concreto que se alzaba sobre la calle Juncal se encontraba uno de sus deleites visuales favoritos, Sarandí. Ella no sabía por qué, pero esa calle siempre la llamaba a explorarla. Aunque ya la había recorrido tantas veces, siempre encontraba algún tesoro nuevo. Se debatió si debía pasar por lo que ya era el desolado calderón a fuego ardiente de la Plaza Independencia para llegar a ese oasis visual que le abría paso a Ciudad Vieja o simplemente ignorarlo e irse a casa.
La exuberante calidez de la tarde le gritaba a la chica que debía ignorar el llamado a la exploración. Sin embargo, una fuerza interior, una mezcla de aventura y algo más que no podía nombrar, la incitaba a seguir adelante. Como diablillos en el infernal ambiente, sus deseos la empujaban por ese camino que solo le estaba trayendo malestares. Ignorando las señales de su cuerpo, que no estaba preparado para resistir más tiempo en esas condiciones, se decantó por seguir la incitación diabólica y entrar en el paraíso que era la calle Sarandí.
Arrastrando los pies como si una cadena de acero los uniera al suelo, se adentró en ese rincón de alegría que tanto la llamaba. Caminó unas pocas cuadras, disfrutando del pequeño oasis que se abría paso en el desierto de calor que se había apoderado de Montevideo. De repente, un golpe seco: su corazón aceleró a un ritmo desbocado, su respiración se volvió jadeante, su visión se nubló y su cabeza comenzó a dar vueltas. La conciencia se le escapaba de entre los dedos. Así se sentía: una bajada de presión producto de su insensato deseo de continuar un camino que no debería haber tomado, en un día en el que el mismísimo señor de los infiernos parecía haberse apoderado de las calles de la ciudad. Su destino: caer desmayada por su imprudencia.
—Tranquila, que te tengo.
Esa voz no era producto de su imaginación. Los brazos que la rodeaban eran demasiado cálidos y sudorosos, evidenciando que el desconocido también sufría las consecuencias del avasallante calor que emitía el asfalto. A pesar de que la conciencia se le escapaba, de que sus ojos se cerraban y dejaban de transmitir luz, la sensación de estar en los brazos de un extraño la obligaba a volver a la realidad, alerta ante un posible infortunio. Cuando el instinto de supervivencia se apoderó de su cuerpo y abrió los ojos con miedo, se topó con un ángel. El calor se disipó de su cuerpo al contemplar sus ojos color avellana, la sensación de sudor se olvidó con solo una mirada a sus labios, el mareo se ignoró por completo al observar su rostro como un todo. Enzo Vogrincic, en todo su angelical ser, la sostenía para evitar que cayera en la fogosa calle Sarandí.
—No te preocupes que te ayudo a sentarte.
Su voz me sacó de mis pensamientos, esta vez infinitamente menos agónicos. Me tomó con delicadeza y me llevó unos metros hacia atrás, hacia unas sillas de plástico rojas, no muy cómodas, con el logotipo de una conocida marca de bebidas. Estaban fuera de un local llamado Zabala. Solo allí me di cuenta de la distancia que mis pies, que ya se podían haber fundido con el asfalto, me habían llevado. Estábamos cerca del Registro Civil y a unos pocos metros del Implosivo Artes Escénicas, la escuela de actuación. He ahí esclarecida la aparición de mi inesperado ángel salvador. Con mi mente retornando de su estado de inactividad coherente lo primero que atiné a decirle a mi salvador fue.
—Perdón.
Una simple palabra, tan tonta que parecía fuera de lugar. Sin embargo, así me sentía: avergonzada de haberlo desviado de su camino. Posiblemente le molestaba ayudar a una desconocida que caminaba imprudentemente bajo el sol abrasador, con la única compañía de una cartera que contenía sus documentos para el examen, una tarjeta de transporte y su fiel botella de agua, que ahora parecía más una sopa por lo caliente que estaba.
La risa de mi nuevo acompañante me confirmó lo tonta que había sido mi respuesta. Doblemente avergonzada, lo miré a los ojos. Solo vi diversión por mis palabras y preocupación por mi extrema palidez y mi inminente desmayo.
—¿Cómo me vas a pedir perdón? ¿Te sentís mejor ahora sentada? Te voy a comprar un refresco y un agua fría, porque estoy seguro que te bajó la presión.
El hombre se irguió, enderezando su espalda, y se dirigió al restaurante con paso firme. Su objetivo era claro: conseguir las bebidas que me ayudarían a reponerme. Al cabo de unos minutos, regresó con un refresco y un agua fría. Se agachó de nuevo junto a mí, ofreciéndome el elixir que mi cuerpo, agradecido, absorbió con avidez.
—Muchísimas gracias, y te pido perdón por las molestias. Seguro tenías otras cosas que hacer más que asistir a una pelotuda que se desmayó.
Dije con pena, mirándolo a sus ojos marrones. Sentía cómo me ardían las mejillas. Solo entonces, al contemplar mi alrededor, me percaté de la bicicleta olvidada en el piso. Probablemente se había bajado de ella al verme en mi estado.
—No me agradezcas, solo hice algo que cualquiera haría.
Expresó mientras se giraba para buscar la bicicleta. Al levantarla, se regresó hacia mí y me dijo:
—Me llamo Enzo. ¿Y vos?
Le dije mi nombre con más confianza al ver que no parecía molesto ni apurado por irse. Le señalé el refresco, aún sin abrir, ofreciéndoselo.
—Eso es tuyo, no me lo tenés que devolver. Si yo fuera vos, también tomaría de ese. El azúcar te va a ayudar a recuperarte, todavía estás muy pálida. Si me permitís.
Con esa simple petición de consentimiento, acercó su mano a mi rostro apartando algunos cabellos que se me habían pegado por el sudor, aquellos que mi peinado no había podido contener y ahora se posaban rebeldes por donde ellos deseaban. Luego de poner mis cabellos en orden, su mano se quedó allí, posada en mi cuello. La sensación de tener aquel pesado miembro cerca de donde se medía mi pulso me inquietaba. ¿Y si podía sentir el acelerado ritmo al que iba mi corazón? Su rostro tan perfecto no era lo único que me embobaba; su amabilidad y sencillez con la que estaba allí delante de mí me estaba dejando el cerebro aún más atrofiado que cualquier síntoma debido al infernal clima.
Tomando otro largo trago de agua para disipar los efectos que él estaba teniendo en mí, tomé valor, lo miré a los ojos y le dije:
—Muchísimas gracias otra vez. Siento que te lo estoy diciendo ya muchas veces, pero de verdad estoy agradecida con tu gesto. Pudiste haberme ignorado y dejarme tirada en la calle, y no lo hiciste.
—No tenés nada que agradecerme. Decime, ¿vivís por acá? Así te acompaño y me quedo tranquilo de que llegaste bien.
Me respondió aún con su mano posada delicadamente sobre mi cuello, dejándole leves caricias y sus ojos mirándome fijamente, entre preocupados y con algo parecido a ternura.
—No vivo por acá, ni cerca. Solo vine porque acabo de dar un examen y quería recorrer. Iba super bien hasta hace unos momentos.
Ya dejando un poco de lado la vergüenza, le respondí un poco más animada y sin tanta timidez. Tanta, ya que tener a alguien tan bonito enfrente de ella solo hacia que se pusiera nerviosa.
—Ok, sin ser muy invasivo, ¿dónde vivís? Tal vez te puedo llevar o algo. Me preocupa que te vayas sola después de que casi te desmayas. Si querés, llamamos a alguna amiga o alguien que te venga a buscar.
—Vivo en Manga, así que un poco lejos de acá. Y mis amigas en estos momentos...
Dije entre risas, diciendo donde vivía y luego chequeando la hora: 16:04. Para saber dónde podrían estar alguna de mis amigas para contestarle.
—Mis amigas están todas trabajando, así que no queda de otra que irme sola. Quedate tranquilo que no me va a pasar nada.
Le contesté intentando calmarlo y asegurarle de que todo estaría bien y no me volvería a pasar nada.
—Te invitaría a mi casa, pero siento que para un primer encuentro es mucho. Me conformo por ahora acompañándote a tomar el bondi.
Volviendo por la calle Sarandí, por la tan calurosa Ciudad Vieja. Ese tipo de calor que hacía que el asfalto derritiera el calzado y definitivamente el tipo de calor que hace que se te baje la presión y encuentres a Enzo, quien ahora te tiene montada en su bicicleta mientras ambos ríen y disfrutan el pequeño aire que les llega por la velocidad con la que conduce el antes mencionado. Ese era el tipo de día caluroso que hacía aquel día en Montevideo.
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vannyqwea · 6 months ago
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Confirmado:
En el AU chile tiene o "tuvo" un gemelo.
Mi chilito protagonista el que siempre ven es una personificación joven de lo que fue Allende, así que en teoría por dentro es un oso cariñoso y un nerd revolucionario, por lo que ocurrió con Allende y el partido comunista se chile, le quize dar el toque de un angel caído.
Los gemelos de por si son la representación viva de como la política dividió tanto a chile desde hace 50 años producto de la dictadura y sucesos que ocurrieron en la independencia (los hermanos carrera vs O'Higgins).
También es irónico pensar que los más románticos y tiernos chilenos de izquierda aman más México, por lo mismo que los chilenos que son de derecha aman más a los argentinos (un caso mayoritario, obvio que no son todos así)
El chile que representa a la derecha, su ojo es de color azul con el borde rojo, no utiliza lentes, pelo ondulado y suelto, lo quize representar como un vampiro, en el caso que es la personificación con toque de personalidad de Pinochet, tóxico, sabe pelear y pal colmo tiene una apariencia y carácter más sexy.
Pobre de ustedes que les guste ese pixel 🔪
Hasta ahora solo conozco a 1 artista que dividió a chile de esa manera o al menos dibujo sus dos formas.
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Muy agradecida con esta artista, Pero no coloco su nombre 🥹🥹🥹
Al final es obvio decir que un chile de derecha arrastró a su hermano de izquierda al deterioro mental (un ejemplo personificado de como esto afecto a la sociedad)
PD: todavía no me da la gana de dibujarlo porque de por si no tengo nada de aprecio a la dictadura militar luego de haber sabido tanto desde que me metí al fandom. Dicen que la ignorancia te da más felicidad para vivir la vida y confirmo totalmente, ser una persona muy curiosa fue mi maldición.
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notasfilosoficas · 1 year ago
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“El impulso más profundo de la naturaleza humana es el deseo de ser importante”
John Dewey
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Fue un pedagogo, psicólogo y filósofo estadounidense nacido en Burlington Vermont en octubre de 1859.
Se le considera junto con Charles Sanders Pierce y William James, uno de los fundadores de la filosofía del pragmatismo, que representa por su extensión, profundidad y valor epistemológico, la contribución mas original de los Estados Unidos a la filosofía occidental.
Sus padres provenían de sólidas familias de terratenientes de Vermont, las cuales estaban vinculadas a la primera iglesia congregacional de Burlington, en donde el ambiente social tenía una marcada tradición demócrata, orgullosos de sus orígenes “New England” y de su espíritu de independencia.
Después de haberse graduado en Burlington y de haber enseñado en la High School de Oil City, en 1884, obtiene un doctorado en la Universidad John Hopkins, estudiando lógica, filosofía y psicología experimental.
Es Sylvester Morris, un intelectual de formación alemana quien introducirá a Dewey en un modelo orgánico de filosofía, siguiendo las huellas del idealismo Hegeliano, en tanto Stanley Hall, le proporcionaría un enfoque metodológico científico sobre las ciencias humanas, y una relación filosófica y psicológica montada sobre una dimensión ética.
Instrumentalismo.
La filosofía de Dewey es una forma de pragmatismo definida como “Instrumentalismo”, una filosofía en la que hay que tomar en cuenta la relación dinámica del hombre con el ambiente, en donde el hombre está obligado, desde el inicio de su historia, a medirse con la inestabilidad de los eventos que le tocan afrontar, y vencerlos para así garantizar su supervivencia.
Bajo el criterio de Dewey, la existencia humana se presenta como incierta e inestable. Un mundo en donde la posibilidad de riesgo es continua, y en donde la inteligencia por consecuencia, se desarrolla y potencia.
Para Dewey el hombre desarrolla una interacción instrumental en relación con la experiencia, para resolver una situación problemática que permita una reorganización de la realidad que consienta una mejor adaptación del hombre a su ambiente mediante el uso de la inteligencia.
Para entender la clave del discurso filosófico de Dewey es necesario definir el concepto de “experiencia”, que es central en toda su visión, y en donde ésta, expresa la colocación del hombre en el mundo, con su propia interioridad y su propio yo, en la cual esta involucrado un poder eficaz de la comunicación y de la mente.
Dewey sostenía que las disciplinas de filosofía, pedagogía y psicología debían entenderse como estrechamente relacionados entre si. 
El trabajo de Dewey en la Universidad de Chicago entre 1894 y 1904, junto con el de su colega Rowland Angell hizo de la institución un centro de renombre mundial del movimiento funcionalista de psicología.
Sus ideas funcionalistas fueron influenciadas por la teoría de la evolución de Darwin, sus propias ideas y las de William James.
Experimentó con programas de estudio y métodos, combinando exitosamente la teoría y la práctica, en contraposición a los métodos autoritarios de enseñanza tradicionales y el aprendizaje de memoria. Fue también pionero en promover la participación de los padres en el proceso educativo.
Su primer libro influyente sobre educación titulado “La escuela y la sociedad” (1899) influyó en las ideas y prácticas educativas en todo el mundo.
El modelo deweyano de educación democrática y anti-autoritaria, es el objeto de uno de sus mas importantes ensayos titulado “Democracia y Educación” en el cual centra la dignidad de la persona como alumno en la que para ser eficaz la enseñanza debe ir acompañada de los propios intereses del alumno, a fin de liberarse de todo conocimiento dogmático, sometiendo sus propias convicciones al banco de pruebas de la experiencia. 
En el terreno político y de la educación, Dewey fue el primer presidente de la Asociación Americana de Profesores Universitarios en 1915, y en 1920 ayudó a organizar la Unión Americana de Libertades Civiles.
En los años siguientes, inspeccionó prácticas educativas en varios países del extranjero entre ellos Turquía, México y la Unión Soviética. Después de su retiro en 1930, continuó con su defensa de causas políticas y educativas.
John Dewey muere en junio de 1952 a la edad de 92 años.
Fuentes: Wikipedia, philosophica.info, biografias.es biografiasyvidas.com
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drakonfire12 · 2 years ago
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On the Anniversary of the Full-Scale Invasion: Stand With Ukraine
WithUkraine on Instagram posted dates and times, but I’ll share this on Tumbr.
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People in the comments have also mentioned:
Toronto: clarification Start: Yonge and Dundas Square at 6:30 pm. Ends at: Nathan Philips Square
Daugavpils (Latvia), Vienības iela 13, February 24th, 16.30
Budapest:  Feb 24, Városháza tér, 16:00
Barcelona - 24 Feb - 19:30 Start from Passeig de Gracia 90 at 19:30 and go to Plaça Catalunya.
Aberdeen - 4pm St Nicholas St
Mexico City, Mexico - 18:15. Angel de Independencia
Sofia, Feb 24, 7pm in front of parliament
LA 24 feb , 3 pm Downtown LA City Hall
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