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#anda con antifaz
chichincol · 2 years
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( 🔔 ) ¡NUEVA NOTIFICACIÓN!
                            CÓDIGO #1031 ( HOCUS POCUS )
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astrofilica · 4 years
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Venimos de semanas pesadas, de mucho trabajo, sensación de soledad, con la energía baja.
Enojos, resentimientos, la realidad se hizo cruda, y no quedo otra que enfrentarla, cómo podíamos, con los pedazos de lo que una vez fuimos.
Y hoy tenemos otra versión, de alguna forma hay una renovación de energía y un cierto optimismo de que todo va a estar bien, entonces lo poco que recuperamos de energía lo estamos despilfarrando, porque volvimos a sentirnos optimistas, fue solo un mal momento.
No te digo que esto sea malo pero podes volver a cometer un error por culpa del exceso de optimismo, que nos da #jupiter en #capricornio cuadrando al #sol en #libra.
Nos gana el entusiasmo y sacamos de dónde no hay, y no creo que sea la mejor opción.
Por un lado está bueno porque vencimos el #miedo pero por otro lado nos estamos yendo de #mambo otra vez.
Ya unimos los pedazos, pero el pegamento todavía está húmedo, es esperar un poco más, medir la energía, porque con las ganas solamente no alcanza.
Son procesos, ciclos, y hay que dejar que decante solo, porque estamos con la #luna #menguante aún.
Entonces antes de que te pongas el antifaz del excesivo optimismo y la capa del Salvador del mundo, cómo si con lo tuyo alcanzará, mejor:
🌟enfócate en tu felicidad personal
🌟medi tu fuerza
🌟anda a lo coherente
🌟Volvé a tu eje
Las cosas no mejoran de un día para el otro, aprende a vivir en el mientras tanto y acepta lo que es y lo que hay #ahora
#astrocoaching #astrologiadelabuena #astrologia #procesos #felicidad #regulacionemocional #energiapositiva #optimismo #exageracion #negacion #realidad #esloquehay
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versosdisonantes · 4 years
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O muere el capitalismo salvaje o muere la civilización humana.
Empezaré aclarando que no soy comunista; los reaccionarios, ultraconservadores le tienen mucho terror a estos títulos; y casi siempre ante la falta de argumentos sólidos, terminan repitiendo y adjudicándonos calificativos que solo han escuchado, pero que en la mayoría de los casos, desconocen su significado. Soy un Demócrata con ideas Republicanas.
Todo el mundo habla del libro “La riqueza de las naciones” de Adam Smith, el escoses que logro articular con sus ideas, los pilares de la Economía Moderna que le dio paso al Capitalismo Moderno; sin embargo muy pocos hablan sobre el otro libro del mismo autor, “Teoría de los sentimientos morales”; que hace una crítica muy puntual a la conducta de la avaricia humana. Conociendo ya la historia desde la Secundaria, vemos que el prólogo de la misma, tuvo su origen cuando el feudalismo fue sustituido por este nuevo modelo económico.
La configuración Social, de la “Teoría de los sentimientos morales”; y “la armonía del mercado” de las riquezas de las naciones; es en sí una dicotomía que se concatena con la sociedad; esto sin olvidar la famosa “mano invisible” que mueve ese mercado. El 20 de enero del año 2009, Barack Obama es juramentado Presidente número 44 de Estados Unidos; recuerdo muy bien su discurso.
Obama recibía un país en bancarrota, epicentro de una gran recesión mundial; he aquí un pequeño fragmento de su gran discurso: “Pero esta crisis nos ha recordado que, sin un ojo atento, el mercado puede salirse de control; y que un país no puede prosperar durante mucho tiempo cuando solo favorece a los que ya son prósperos”. Más que un discurso, fue una gran reflexión; el mercado había quedado a las anchas de los hombres que no tienen sentimientos morales, ni empatía por la Humanidad; el mundo entero fue estremecido por el flagelo de la avaricia humana; y la economía mundial cayó de rodillas ante una dura recesión. La obsesión del oro negro, llevo a George W. Bush invadir y a atacar medio oriente, la zona donde se encuentran las mayores reservas de petróleo; el mundo jamás olvida la causa barata por la que justificaron la invasión a Irak; aseguraban que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva; la ONU, de forma deliberada avalo la invasión. Sin embargo, en el 2010, Julian Assange, fundador de Wiki Leaks, revelo la verdad de lo sucedido; y dejo al desnudo la colosal mentira tarifada que los medios de comunicación le habían contado y hecho creer al mundo; en los archivos que se filtraron, registraba la muerte de más de 100 mil personas, de los cuales el 70% eran civiles. Jamás olvidare las palabras de Assange: “La primera víctima de la guerra es la verdad”. Ese 22 de octubre de 2010, se caía ante el mundo la muralla de la mentira tarifada.
En los últimos doscientos años, nos hemos consumido la energía fósil concentrada de nuestro planeta desde sus orígenes. La danza del capitalismo salvaje va dejando por su paso, la destrucción acelerada de los recursos naturales del planeta; la explotación inhumana del hombre; y la manipulación de la mente humana para que este de forma sistemática se convirtiera en un rehén de las sociedades de consumo, que sin darse cuenta se convierta en el arma de su propia autodestrucción.
La nueva pandemia ha quitado el velo ilusionista, y el maquillaje hipócrita de la Civilización; la Italia de Rómulo y Remo, de los Cesares, de Marco Polo, de Leonardo Da Vinci, de Galileo Galilei, de Luciano Pavarotti, de Benito Mussolini, de Silvio Berlusconi, de Andrea Bocceli, de Roberto Baggio, de Paolo Maldini, de Gennaro Gattuso; la Italia que pago el fichaje más caro de su historia por el portugués Cristiano Ronaldo, 122 millones de euros; si esa misma Italia que tuvo que desconectar la respiración artificial de sus ancianos, para luego verlos morir; y que no pudo responder de la misma forma como cuando organizaron el mundial de Italia 90; porque su sistema de salud expiro en los brazos del capital privado, haciendo de salud una mercancía; lo mismo está sucediendo con España, un país que presume de una monarquía; que se ha convertido en un adorno costoso para un país que no tiene camas para atender a sus pacientes.
La pandemia ya llego a la gran nación del Norte; pero en los 100 primeros días de Gobierno, el Presidente número 45 de Estados Unidos, Donald J. Trump, destruyo el sistema de salud que había dejado su antecesor. Las consecuencias ya se están sintiendo; los arrebatos de un líder que anda por el vecindario de la aldea global, ufanándose de su “hegemonía o supremacía”; así como se llama el libro de Noam Chomsky, están llevando a la gran nación del Norte, como lo expreso hace unos días el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman: “A que su Democracia y Economía estén amenazadas por un segundo periodo presidencial de Trump en la Casa Blanca”. La crisis del coronavirus ha puesto en aprietos a Trump, ya que el haber minimizado esta pandemia le está pasando una factura en la encomia, porque la bolsa de valores se ha desplomado en estas dos últimas semanas; y existe un alto riesgo que la factura se extienda al mes de noviembre, en las elecciones.
La pandemia quito el antifaz del modelo económico de las naciones más poderosas del Planeta (Estados Unidos y China); y en el caso de Italia y España; ambos países miembros de la OTAN, que maneja un presupuesto de casi 2mil millones de dólares, se vieron como los más pobres del barrio, que fingían ser ricos, pero no tenían ni donde caer muertos. La realidad ha quitado el efecto de la anestesia del capitalismo salvaje; y ha tirado sus cartas sobre la mesa. Ha llegado la hora de replantear y de humanizar este modelo económico; y hacernos el siguiente planteamiento: ¡O muere el Capitalismo Salvaje, o muere la Civilización Humana! Como decía Albert Einstein: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez, esperando obtener resultados diferentes”. No podemos seguir viviendo en un planeta donde más del 80% de la riqueza, está concentrada en un 1% de la población. Me resisto a defender con mi silencio un indefendible y despiadado statu quo que concentra la riqueza de nuestros recursos naturales, y medios de producción en pocas manos, capaces de derramar sangre inocente por mantener intacto ese statu quo. Yo no puedo defender este statu quo que privatiza el agua, la salud, la educación, el viento, el sol; Derechos Humanos Universales que se han convertido en mercancías, que se encuentran solo al alcance de una minoría rapaz, voraz e insaciable; mientras las grandes mayorías invisibles; solo son visibles en los procesos electorales, disfrazados de Democracia. Una gran realidad de todo lo que pasa a nivel mundial que nos quieren tener controlados a losas vulnerables del planeta tierra porque la avaricia y la ambición y ancias de poder los tiene enfermos.
AQUÍ.
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vlllanellle · 5 years
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           Violet Kang llevaba casi un mes sin ser vista en público fuera de la universidad, lo cual era, según Jack, completamente ilógico y débil, era como si la rubia había dejado ganar a todos sus enemigos, como si hubiera decidido tirar la toalla y simplemente encerrarse en su apartamento... lo cual no parecía totalmente a mentira. Violet estaba cansada, el último mes había sido decepción tras decepción y ¿honestamente? estaba harta, fuera de sí. 
Pero ni todo el nivel de cansancio del mundo podía contra la insistencia de su mejor amiga, quién se encargó de vestir a la rubia con joyas de pies a cabeza, combinando con un bonito antifaz de perlas que encontró por ahí, en un bazar, según lo que la otra rubia había dicho. No importaba, realmente, no cuando ya se encontraba en aquella fiesta llena de disfraces y enmascarados, una copa en una de sus manos y su mirada algo perdida. “Al menos es una fiesta privada” murmuró la rubia, tratando de descifrar el disfraz de su amiga, quién parecía que solo había tomado un par de metros de látex y se había cubierto de pies a cabeza “¿Cómo vas a llamar a su booty call de siempre si no tienes tu celular?” preguntó alzando una ceja, para lo que Jack respondió con una risilla, señalando a un invitado que raras veces se veía en eventos tan exclusivos “Anda, ve con él, yo estaré bien” soltó en una sonrisa débil, terminando el resto de su copa de un solo trago. 
Y eso pasó, Violet Kang sentada en la barra del lugar, completamente sola y aparentemente sin llamar la atención de nadie a su alrededor, una pierna cruzada sobre la otra y su mirada escaneando la pista de baile y el resto del lugar sin mucho interés. @lcnelywtch
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menudofiasco · 5 years
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El ladrón
Dos líneas de luces blancas, pequeñas, fugan hacia el centro, el metro. Como una cebolla, el cerebro. El pánico habita la parte central, instintivo, primitivo. Sudo, palpito, desespero. el sonido de la respiración agitada abarca todo, tortura y complica, el cuerpo se prepara para correr, así, como las bestias.
Mis manos, temblorosas, golpean sutil la ventana, Su cabello rojizo, castaño y dorado, me calma. tras la ventana, destellos de luz pasan rápido como estrellas fugaces.
Esta mañana volvió y en vez de salir corriendo lo intente maniatar, asesinar y enterrar, pero ni el pozo era demasiado grande, ni conozco nudos marineros. ¿Por qué sucede?, quizás el agobio de tanta de gente y sus caras largas, de gambas con mapas de héroes, de migrantes de estudiantes con resaca de buitres expectantes
o quizás,
caí en la cuenta de todas mis mentiras de todos mis engaños.
Volvió a vivir y una vez mas, no corrí, a mayor presión, más grande es el estruendo.
Truenos! Hambre!, Hombres! un pájaro muerto, los fantasmas, la distancia la pereza y la pobreza el año sabático turbado las desvanecencias y las desavenencias.
Intente apaciguar el ansia pero no doy con el perfil. miles de preguntas revolotean en mi cabeza como cuervos que vienen por mi ojos, famélicos.
Fuma y habla.
Si, lo sé, te podría decir entiendo y salir por la puerta, hacerme de vivieres y vagando esperar que estos se consuman, pero esta vez no puedo. Voy a ser sincero, intentaré no pensar tanto en lo que digo y escupir lo que siento. Escucha, y si puedes, entiéndeme. Este no es buen momento para estar contigo. el mundo mete presión, y yo soy una panela barata a punto de explotar, no quiero salpicar nadie, menos a ti. La vida en las ciudades no es lo que mejor se adapte a mi ser, pero tampoco aislarme en la campiña. Tal vez, no he encontrado la fuga al sistema, como ella que anda suelta pintando sin la necesidad de perseguir el dinero o el, que halló la manera de vivir en comunidad simplificando la supervivencia, o también está el otro, peronista, que defiende y disfruta el sacrificio por el trabajo y la industria.¿Será el tedio de que todos los días se asemejan?. ¿O, será que agobia la idea de alimentar la rueda? Porque esta siempre seguirá girando, como una enfermedad sin cura. ¿Será que todos son diferentes o el distinto soy yo? No creo ser tan especial, no soy ni tan salado ni tan dulce, ni tan áspero ni tan suave, uno mas entre billones. ¿ O tendré que amigarme con mi esclavo? Seguramente sea eso. ¿Tal vez tenga que golpear mi puerta y preguntar dentro?. ¿Será por el amor? ¿O será por ti? ¿Será que no tengo paz, ni la voy a tener? ¿Será mi padre al que no conocí? ¿O mi madre que hace todo por mi y yo no soy capaz de replicar a esa bondad? Algo sé, el cimiento esta rajado y hace temblar todo. O descubro el problema o me derrumbo, y en ese descubrir tengo que probar. Tengo el deseo de convertirme en golondrina y volar lejos, migrar, buscar el calor y el sustento pero eso me alejaría de ti, y no creo poder vivir con la pálida sensación de extrañarte. Eres tan bonita e inocente, y yo, tan sabio entre los ignorantes, que creo me vas a echar de menos y no quiero hacerte mal. Así soy de ególatra, ¡Ja!. Pero algo tengo que hacer. De no volar, ¿que haría?, todos los días amanezco con esta pregunta, ¿Qué hago? y sin respuesta duermo por las noches. Ya volé y al parecer, no funcionó. Por vos, mi niña, haría lo que fuera, hasta me jugaría la libertad, mi mejor amiga, aunque de a ratos no nos llevemos bien como en esta puta época. Lejos de ti, seria estar en la cornisa contemplando el abismo, porque de ti aprendo, porque contigo rio, contigo me emociono hasta las lagrimas y es por ese motor extraño que vibra dentro tuyo es que me estremezco, eso es amor, pero a mi motor le falta un ajuste. Tu cabeza funciona de maneras mágicas e inesperadas, me alivianas los días. Desde que existes en mi universo, todo ha sido diferente, los días, las horas y los minutos tienen otro significado, ya no son hedonistas, son maduros y sólidos. Me has enseñado sobre la paciencia y la conciencia que hasta ahora eran totalmente desconocidas en mí. Entendí al futuro como real, aunque sea intangible pero sé que ahora existe porque estás. Después de mi mundana realidad habrá algo, no seré solo polvo, seré tú y tú serás yo y de ahí, la eternidad. Tu bermejo color me hace fuerte pero no estoy bien, y no sirvo en este estado, ni a ti, ni a mí, ni a nadie. Algo haré, estoy entre el final de una historia o el comienzo de otra horrible. Estoy flotando en lo peor, lo que no deja estar, lo que seca, lo que resquebraja, la incertidumbre. O tal vez...
Fumó y lo echaron.
Aristipo ya no vive en mi, si no,  me la metería toda, ni me apetece suicidarme lento, ni tengo esa habilidad inconsciente. Otro lio en puerta.
No pensar, rapiñar y vivir encerrado el resto de los segundos, rodeado de miserables, de mugre, de ratas, violento e inmundo. mas aun que en la otra prisión, la inmaterial, donde la libertad es el peor de los grilletes, donde existen millones de puertas, tantas, que no da abasto el tiempo para abrirlas todas. Esto oprime.
Ya sé, robare un trozo de nada, un algo material, un algo que a todos le importe terriblemente menos a mi. Robare eso que incomoda, como una lagrima o una canción. los haré temblar, sucumbir, Robaré algo tonto pero pesado, materia oscura. Robaré un antifaz y una birome, escribiré poemas y me convertiré en ladrón.    
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velvettrs · 5 years
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II. The party.
Phoenix no quiere. Se lo ha repetido más de cinco veces a Luciel, no iba ir a esa estúpida fiesta, no con tantos Capuleto ahí, menos por el estatus tan alto que tenía dentro de ambos clanes. Era un riesgo simplemente. Más allá de que la fiesta fuese de disfraces y ellos llevarán antifaz, si los descubrían sería un gran problema, por no decir en el posible que se metería con su padre si este se llegara a enterar.   — Anda, he conseguido que nos metan, nadie se dará cuenta. Seremos cuidadosos, además... —pauso, Phoenix sabía lo que venía— estará ese estúpido chico.   Y lo dijo. Estaban en la habitación de la fémina y esta no paró de andar en círculos hasta que la vaga idea del chico de cabello oscuro se cruzó por su mente. Mentiría si dijera que no lo quería ver, que no había tratado de investigar algo sobre él; desde ese día era lo único que estaba en sus pensamientos casi todo tiempo. La fiesta, en realidad, si era una buena oportunidad para conocerlo, sentirlo, no solo verlo, pero era mala idea. El estomago dio un vuelco de sólo pensar en que podría ver de cerca esa sonrisa.   — N-no, quedémonos aquí, hagamos algo más divertido.
No escuchó de razón. Por desgracia y a regaña dientes, una nerviosa Phoenix se alisto para ir a una fiesta donde no era bienvenida, todo por la necesidad y el gusto de conocer a una persona que posiblemente pondría su mundo de cabeza. Maldito Luciel, la castaña estaba que lo quemaba vivo por terminar de convencerla de hacer una locura tan grande, nunca se permitía hacer ese tipo de disparates. Mucho menos si implicaba a sus rivales.   Como fuera ya estaban ahí. La mansión Capulet era mucho más bonita de cerca aunque con toda la música y el bullicio era más difícil contemplarla. Suspiro, de verse la cara completa sería obvio como estaba nerviosa. Algo en el fondo le decía que en cuanto entrará su instinto sería buscarlo, buscarlo cuarto por cuarto de ser necesario. Meneó la cabeza dispersando ese tipo de ideas y dejando de lado el instinto. ¿Dónde estaba su seguridad? ¿Dónde se había ido Phoenix Montague? Era un misterio.   Entró, con más seguridad de la que pensó. Había demasiada gente que hacía imposible distinguirlas, sin embargo sabía que esa noche debía hablarle, por lo menos escuchar de su boca ese nombre. Debía saber como sonaría.               Justice.   Con eso en mente, se alejó de un bien atendido Luciel e inició su búsqueda. Después de todo la noche era larga.
 
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justice:
Esa noche era sumamente especial ya que se ofrecería una fiesta de disfraces en la casa de los Capuleto, donde los amigos de la familia asistirían y estaba claro que había quienes no estaban invitados. Usualmente las fiestas de ese tipo le emocionaban, pero desde que supo de la existencia de la chica Montague no tenía muchas ganas de ir ya que sabía que por nada del mundo la encontraría ahí, aun así era su deber asistir puesto que él era uno de los anfitriones principales de la noche.   Justice observaba todo desde la planta alta de la mansión ya que aún no quería hacer acto de presencia allá abajo puesto que si lo hacía seguramente terminaría envuelto en alguna conversación totalmente fuera de su interés. La música sonaba por todo el recinto el cual se encontraba repleto de personas que apenas lograba reconocer puesto que la temática de la noche era asistir disfrazado y algunos de ellos portaban antifaces en sus rostros, inclusive él mismo traía uno de color blanco con algunos destellos en tonos plateados, algo bastante representativo de la casa Capulet.   —Heeeey —Escuchó una voz al mismo tiempo en el que un brazo le rodeaba por lo hombros. —¿No piensas bajar? Tus padres han estado preguntando por ti. —Se trataba de nada más y nada menos que de su alegra mejor amigo. —Además, hay chicas bastante lindas por ahí. —Dijo mientras guiñaba uno de sus ojos. —Claro, es en lo único en lo que te fijas. —Mencionó riendo mientras lo golpeaba con suavidad con uno de sus codos. —Además no hay nada interesante para mí allá abajo.   Y era la verdad, todos se estaban divirtiendo pero simplemente no había nada que lograra captar su atención, al menos eso pensaba hasta que en medio de la multitud logró visualizar a una chica que si bien, le resultó bastante familiar. ¿Acaso estaba alucinando? Debía serlo porque la probabilidad que la persona en la que estaba pensando estuviese ahí era de uno en un millón, sin embargo debía averiguarlo. Su amigo parloteaba algunas cuántas cosas de las cuales no escuchó ninguna ya que su atención estaba puesta en otra cosa. Sin dudar ni un momento más, se encaminó hacia la planta baja sin perder de vista a la joven quien al parecer se encontraba buscando algo o a alguien.   —¿Estás buscando algo? —Preguntó al momento en que la tomó del brazo. El tenerla así de cerca hizo que el corazón de Justice revoloteara porque en el fondo sabía que ella podía ser la persona que tanto ansiaba volver a ver.
phoenix:
Con la parte baja del vestido entre sus manos, su destino era ir al segundo piso para tener una mejor visión, sin embargo y para su desgracia era imposible. La música estaba alta y la gente bailaba sin parar haciendo que el moverse entre ellos fuese más difícil sino imitabas su andar. ¿Por qué no se había salido de ese montón de gente? ¿En que estaba pensando? ¿Tan nublada tenía la mente como para eso? Poco a poco Phoenix comenzaba a frustrarse. 
Miradas furtivas eran las que dada de aquí para allá con la esperanza de verlo, pero no, lo único que veía era más gente, demasiada ya. Hasta en el segundo piso dónde pensaba sería más fácil buscar, otro tumulto de gente ya estaba allí. ¿Dónde? Lo único que estaba en su mente era el nombre del chico, se repetía una y otra vez. Eso hacía el doble de imposible todo. 
Su anatomía ya estaba reaccionando a la cantidad de gente, el calor se esparcía por todo su cuerpo y ardió más cuando sintió como alguien le tomaba del brazo y se animaba a hablarle. No escuchó nada, en realidad se quedo helada al encontrarse con él.
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—Tú... —fue lo único que articulo. Justice, en su mente se escuchaba a gritos un "¡Es él, es él!" y Phoenix no sabía qué hacer. Si no fuera por el grito a todo pulmón de Luciel seguramente se hubiera quedado ahí. — ¡Phoenix! — volvió a escuchar, pero no hizo caso, al contrario, tomó al adverso del brazo sin siquiera preguntar y lo jalo fuera de la multitud huyendo de su mejor amigo. Aprovecho el impulso y comenzó a caminar, no sabía a dónde, ni porque, sólo entendía que deseaba estar con él a solas lejos de todo el ruido. No había rumbo fijo, pero si una mente nublada, un corazón que latía demasiado fuerte y un par de piernas que se sentían como gelatina. ¿Qué estaba haciendo? Seguir sus impulsos al parecer. 
Ni siquiera tuvo tiempo de procesar lo que estaba pasando, en cuánto la joven le tomó del brazo lo único que sabía es que ambos caminaban sin rumbo fijo o al menos eso era lo que él creía ya que en ese momento estaba dejándose llevar por ella, sus pies tan sólo se encargaban de seguir caminando a dónde sea que estuviesen yendo. Quizá debía parar, decir algo pero nada salía y no quería detenerse, no ahora que sabía que podían llegar a un lugar alejado de todos para así estar sólo los dos; de tan sólo pensarlo un escalofrío le recorrió el cuerpo. No se detuvo, no lo hizo hasta que paso las escaleras, no sé cuantas habitaciones y pasillos. Lo que les espero fue una especie de terraza. Aire, justo lo que necesitaba, la castaña lo soltó y se abrazo el balcón. Por como lucía todo desde ahí, habían subido varios pisos. Le tomó un segundo reincorporarse antes de darle la cara. Estaba nerviosa y posiblemente roja. — Yo... no fue mi intensión salir así. Lo siento. Creo que debo volver a la fiesta — Las palabras fluyeron solas al igual que sus pies buscando escapatoria del apuro en que se había metido sola. Lo tenía ahí, pero su cuerpo se sentía torpe y pesado. ¿Qué le sucedía? 
 justice: 
No supo cuánto fue que caminaron para llegar hasta a esa terraza donde el aire fresco le daba directamente en el rostro y por fin podía sentir un poco de libertad. Durante todo el trayecto ninguno de los habló pero no se sintió incómodo o algo por el estilo, sin embargo ahora que estaban los dos solos sentía que el ambiente se iba a tornar de esa forma y era lo que menos quería justo ahora. Tenía a ella de espaldas ya que se encontraba recargada en el balcón, simplemente se tomó tiempo para observarle desde esa posición, quedarse con esa imagen de ella en su memoria y en ese instante la voz contraria se hizo presente.
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—A dónde crees qué vas. —Mencionó tomándola del brazo antes de que pudiese escapar a alguna parte. —¿Es en serio? Recorrimos casi toda la mansión para llegar hasta aquí y quieres regresar. Woah. —Dijo esto último con un tono un tanto burlón para después soltar un pesado suspiro. —No vas a ninguna parte, no hasta que me digas quién eres. —Y no lo estaba preguntado, más bien lo estaba demandando, aunque en el fondo Justice sabía que se trataba de aquella chica de la iglesia. Estaba seguro.   Esta vez no dejaría ir la oportunidad que tenía para saber su nombre, quién era, de dónde venía. Necesitaba saberlo. La tenía allí frente suyo y aunque su rostro estuviese cubierto por el antifaz, ella se veía hermosa así con la luz de luna haciéndole compañía. Su cuerpo comenzaba a temblar por los nervios que sentía, el corazón nuevamente se sentía como una locomotora a todo lo que da, eran muchos los sentimientos que se acumulaban en su interior, sin embargo debía mantener ese semblante tranquilo y relajado para no delatarse.   —¿No vas a hablar? ¿O acaso estás asustada? —Preguntó con curiosidad. —¡Ah, claro! Qué grosero, ni siquiera me he presentado. —Entonces llevó ambas manos a su rostro para así poder deshacerse del antifaz que portaba hasta el momento. —Mi nombre es Justice. Justice Capulet. —Palabras que salieron de sus labios para así después dedicarle una amable sonrisa.
phoenix:
Phoenix se sentía fatal. Había sido una mala idea (por no decir precipitada) el salir así de la fiesta, sin embargo de no hacerlo iba ser muy difícil que ambos se vieran. Luciel no podía saber de como la castaña estaba cayendo a cada segundo por el Capuleto, no lo aceptaría, seguramente hasta la acusaría de traición; extraño tomar el amor como una traición. Cómo fuera el saber que habían pasado unos cuantos segundos a solas le hacía sentir mejor porque era él, debía serlo, de no serlo se iba sentir muy estúpida.   Verlo de nuevo lo delato, a pesar de traer ese antifaz, podía deducir perfectamente el rostro detrás de el. Como si la imagen de la iglesia siguiera fresca en su mente. Y otra vez la toco, hizo que su corazón se fuese al suelo y regresara, estaba nerviosa, se sentía bien pero al mismo tiempo tenía una extraña sensación, distinta a todo lo que conocía como amor. Aquello se intensificaba conforme hablaba, su voz, esa voz encajaba tan perfecto en la anatomía adversa. Podría escucharla por horas y no se cansaría.   Por un segundo Phoenix simplemente quiso darle la razón, sin protestar como siempre lo hacía por todo. Sin embargo no se podía dejar llevar, después de todo estaba en territorio "enemigo" y si alguien la veía tendría que salir corriendo de ahí. Respiro, por un instante olvidó aquello y se concentro en el rostro que trato de memorizar y que por las noches era su martirio.
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— Justice... —En efecto estaba fuera de su lugar en todos los sentidos. ¿Dónde estaba la Phoenix llena de confianza? No, ella no se iba a ver nublada por el amor. Tragó saliva y sonrió —, Justice —Con más seguridad habló, aprovechó su arrebato de confianza para presentarse también— Yo... soy Phoenix, Phoenix Montague —conforme hablaba el antifaz se fue desvaneciendo hasta dejar el rostro desnudo listo para demostrar como le afectaba estar tan cerca de él.   El corazón también estaba vuelto loco y no sabía si era por su culpa o por la presencia de Justice. Que bueno era el no tener una luz fuerte porque de hacerlo seguramente notaria su nerviosismo camuflado por una confianza torpe. Justo como lo hacía cuando trataba de mostrarte impotente e inquebrantable.   — Eres más guapo de lo que recordaba... — Phoenix estaba siendo sincera, pero demasiado; tosió—, lamento haberme puesto así, mi mejor amigo hubiese venido por mi y no hubiera sido bueno para ninguno de los dos — esta vez trato de disimilar el adjetivo que le había puesto en cuanto se recupero, se alejó de él para poder pensar con más lucidez — Tienes una casa muy bonita, también. Digna de un Capuleto, supongo.   Sí, estaba poniendo distancia, porque cada que lo veía todo se volvía más intenso y a diferencia de él, su naturaleza era distinta. En su familia las personas no se demuestran el amor justamente con palabras, es por ello que tenerlo lejos no sería tan embriagador y se esfumarían las ganas de besarlo. La castaña camino sin rumbo fijo por la terraza.
justice
Los segundos transcurrían tan lento que inclusive podría decir que en realidad eran minutos de completa tortura ya que no recibía respuesta alguna por parte de la contraria y estaba comenzando a desesperarse. Por un momento pensó que ella en realidad saldría corriendo perdiendo así la oportunidad de siquiera hablar aunque fuese unos minutos sin embargo, la voz femenina se hizo presente mientras pronunciaba su nombre; sintió en ese momento una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo ya que el escucharlo de los labios ajenos le resultaba simplemente fascinante. Una boba sonrisa se dibujó en su rostro, misma que tuvo que desaparecer en cuestión de nada ya que no quería verse vulnerable ante ella aunque era casi imposible.   El corazón se le estrujó cuando escuchó decir su nombre “Phoenix Montague”, ¡de todos los apellidos en el mundo, tenía que llevar ese! La casa enemiga de la suya, ¿acaso alguien le estaba jugando una broma? Porque si así era debía decir que no era para nada graciosa. Algo que sin duda le hizo olvidar aquel pequeño martirio fue cuando pudo observar el rostro ajeno cuando ella se deshizo del antifaz que portaba. Justice quedó totalmente hechizado ya que la joven frente a él era la mujer más hermosa que había visto en toda su corta vida. ¿Era eso a lo que la gente llamaba amor a primera vista? Cupido lo había flechado.
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—Y tú eres hermosa. En serio. —Intentó decir sin sonar estúpido o nervioso. Tenía tantas ganas de acariciar una de sus mejillas, pero no lo haría, eso sería atreverse demasiado. —¿La casa? Gracias, a mis padres les gusta este tipo de cosas. —Dijo con algo de desagrado en su tono de voz. —A veces siento que exageran. —Y era cierto. A Justice no le gustaba llamar la atención como lo hacían sus padres mas tenía que vivir con eso puesto que ya atraía la atención de todos simplemente por ser portador del apellido Capuleto.   —Entonces… ¿Así que una Montague? —Mencionó intentando sacar algún tema de conversación mientras la veía caminar por la amplia zona. —Si alguien más te hubiese descubierto no me imagino el alboroto que se armaría. —Soltó una leve risa mientras comenzaba a seguirle los pasos. —Pero me alegra bastante el que estés aquí. —Cada vez se encontraba más cerca de ella. —Porque… No sabes cuánto ansiaba verte otra vez. —Finalizó diciendo casi en un susurro una vez estuvo lo bastante cerca de la anatomía contraria.   En ese momento, tomó una de las manos contrarias halándola un poco para así provocar que ella se voltease quedando a una distancia extremadamente cercana el uno del otro. A ese punto, seguramente ella podía escuchar los rápidos latidos de su corazón. Sus ojos miraban los contrarios fijamente mientras acercaba su rostro al contrario, estaba a punto de cometer una locura, los nervios estaban ahí y algo en su cabeza le decía que debía detenerse, sin embargo no quería hacerlo.
Phoenix:
Un simple "Tú eres hermosa" y Phoenix ya estaba en las nubes. Se estremeció con solo escuchar esa simple frase salir de sus labios. Otra razón más para ni siquiera voltear a verle. Curiosa la forma en que cobraba interés la casa en cuestión, cuando en realidad a la castaña le parecía demasiado ostentosa y en simples palabras demasiado. Pero ¿qué podía hacer? ¿hablar de la luna? eso simplemente empeoraría las cosas y haría que su imaginación se fuese a los rincones más inhóspitos de la galaxia. Atino a sonreír y asentir. A pesar de no verle podía asegurar que aquel chico, aquel hermoso y precioso chico se estaba abriendo a ella, y no llevaban ni dos horas de haberse conocido en persona. Aquello le lleno el corazón. 
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— Soy... Una Montague y tú un un Capuleto — Decirlo así sonaba hasta irónico. Le resto importancia aunque lo era, y tenía mucho peso en ambos. Sonrió, ahora miro el piso por un instante. No podía estar con él y eso era obvio, lo supo cuando se río de lo que podía haber sucedido si la descubrieran —, tienes razón, pero no ha pasado — le soltó una mirada traviesa por un instante, tan rápido fue que no notó el como este había comenzado a seguirla.   Por fin, poco a poco estaba recuperando la compostura, estaba consiguiendo estabilidad tanto emocional como física. Pero claro, no estaba sola, Justice estaba con ella y su cuerpo lo exigía, exigía sentirlo, mínimo sus manos. Pareciera que el pelinegro le hubiera escuchado los pensamientos, lo tenía atrás y ni siquiera lo había notado. Se paro en seco, sus ultimas palabras, otra vez yéndose contra ella para terminarla ahí mismo.   No supo que hacer, todo paso demasiado rápido y en menos de lo que pensó ya lo tenía frente a frente. Su aroma, era algo de lo que deseaba impregnarse, y los ojos. Esos ojos eran mucho más hermosas de cerca. Sus labios, la nariz, pero sus labios. Ese par estaba exigiendo un beso ¿o era ella quién quería? pues más tiempo se tardó en reaccionar que en mirar el par. Ya estaba ahí y lo quería, toda su anatomía se moría de curiosidad de saborear las carnosidades, de morderlas, de perderse en ellas. Sin embargo hizo algo que le dolió demasiado: se alejo.   — No puedo.   Le dio la espalda. Le faltaba aire, había contenido el aire todo ese rato sin siquiera notarlo. No podía, ¿por qué no podía? porque sí lo hacía sabía que se iba perder, que era un camino sin retorno. Enamorarse, los Montague no se enamoran. Volteó a penas un segundo para estudiarlo, ¿qué estaba haciendo? ¿iba a desperdiciar ese sentimiento por una simple frase? ¿Por miedo? porque eso era en realidad. Dejó que la locura la guiará, seguramente se arrepentiría de eso, pero sería en otro momento.   — ¿A quién engaño? — Susurro. No dio tiempo de reaccionar, sus movimientos fueron rápidos. Lo besó, más bien le robo un beso; los labios se unieron a los contrarios en algo simple y furtivo sin pedir permiso. Mientras que sus manos se fueron a la nuca adversa. Phoenix se sintió completa, como si toda su vida estuviese hecha y preparada para ese instante. Para besar a Justice Capulet.
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justice:
Su mirada ahora tan sólo se mantenía fija en los labios ajenos, aquellos que tanto le estaban incitando a que los probase, a que conociera su sabor y lo hubiese hecho de no ser porque ella de un momento a otro se apartó seguido de una disculpa, lo cual le dejó totalmente desconcertado. La desilusión se apoderaba de él ya que estuvo a nada de besarla, quizá fue bastante atrevido y eso le incomodó a la chica pero es que no sabía si alguna vez en su vida iba a tener una oportunidad como esa para poder hacerlo.
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—Yo… Lo siento.—Comenzó a disculparse él también mientras veía la espalda contraria. Rayos, sí que había echado a perder ese momento tan único que los dos estaban teniendo. Suspiro con molestia hacia sí mismo. —No debí hacerlo. —Sentía como el corazón ya no le latía tal cual locomotora, sino que ahora se le estrujaba como queriéndose romper en mil pedazos. Eso le pasaba por dejarse llevar con sus impulsos, algo bastante extraño en él ya que por lo regular siempre pensaba primero antes de actuar, sin embargo ahora le dieron una mala jugada.   Tan inmerso se encontraba en sus pensamientos que de pronto sucedió algo que lo dejó verdaderamente perplejo quitándole todo el aliento. Los labios ajenos se encontraban sobre los suyos. No sabía cuándo o cómo ocurrió, pero sí sabía que Phoenix Montague lo había besado y eso provocó mil sensaciones en todo su ser, si pudiera seguramente explotaría en ese mismo instante. Una suave textura, así como un dulce sabor proveniente de ellos era tal cuál se lo había imaginado, no, era muchísimo mejor. Aquel beso era uno lento así como delicado porque no llevaban prisa alguna, ese momento era solamente de los dos digno de disfrutar con toda la tranquilidad del mundo aunque si pudiera quedarse así por siempre sería como estar en el mismo cielo. Sus brazos rodearon la cintura atrayendo hacia él la anatomía contraria porque quería sentirla aún más cerca, abrazándole como si no quisiera dejarla ir jamás.
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A pesar de que deseaba que ese beso fuera eterno, la falta de aire se estaba haciendo presente y por ende decidió degustar una última vez tan preciados labios para separarse de la joven así como abrir con lentitud los ojos que hasta ese momento habían estado cerrados, encontrándose con los de ella. ¿Cómo era posible que alguien fuese tan hermosa? ¿Era siquiera real? Y entonces se sentía el chico más afortunado del mundo por haber besado a tan bella chica. Su pulso así como su respiración eran bastante agitados, pero eso no le impidió dedicarle a ella una amplia sonrisa.   —Eso fue… increíble.   Y ciertamente lo era en muchos sentidos, sobre todo en el sentido de que resultaba increíble que una Montague y un Capuleto, hubiesen compartido una muestra de cariño tan inmensa como lo había sido ese beso.
phoenix:
Sus manos buscaron con desesperación afianzarse de la nuca del adverso. Necesitaba algo que la conectara a tierra para darse cuenta que en efecto estaba sintiendo los labios impropios sobre los suyos en un arrebato tan intimo que parecía una locura tratándose de sus familias.   Con parsimonia Phoenix trato de disfrutar el beso, después de todo era el primero de los muchos que deseaba darle. Sin embargo procuro memorizar el sabor y la delicadeza con la que se estaba dando. Aquel que se pensó como un beso fugaz y rápido se convirtió en algo lento y tendido; como casi todas las cosas que últimamente estaba viviendo y en las que se encontraba él. Justice. Quien por cierto tenía un sabor tan adictivo que seguramente no le iba bastar con un simple beso esa noche.   El corazón, como todo su ser ya entregados al acto simplemente intensificaron la situación al percibir la firmeza del abrazo del chico.Todo estaba siendo tan perfecto y sublime que no lucía como algo real y verdadero, ni aún cuando lo tenía ahí, con los dedos entrelazados en sus cabellos pudo cerciorarse que fue real. Lo hizo cuando abrió los ojos y se encontró con el par contrario, segundos después de haber concluido la unión por decisión contraria.   Con la respiración a mil por hora y la sensación en labios de lo que acababa de ocurrir, la castaña no escuchó de razones simplemente lo miro, y dio con el par (de ojos) otra vez. Se mordió el labio inferior para reprimir todas sus ganas y deseos por abalanzarse y robarle más de un beso ahí mismo. Tomó aire para calmarse.
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 — Yo...   Se quedó en blanco, no había forma de como expresar lo que sentía, como toda su anatomía se había vuelto loca en cuanto comenzó ese beso, ni de como su corazón o la electricidad corriendo por todo su cuerpo seguían muy vivas. Y aunque sabía lo que acaba de hacer no le importaba, quería repetir, de ser posible hasta el amanecer.   Poco a poco volvió a limitar la distancia entre ambos. Si ya había hecho una locura ¿por qué no seguir? Phoenix con una amplia sonrisa le miró buscando permiso para poder saborear los cerezos y sentirse plena otra vez. Ya no había nada que perder a menos que la perdición estuviese en sus labios. Realmente al final ignoró la aprobación y busco fundirse con él en un nuevo beso con un deje más candente. Uno que la mostrara tal cual era y con el cual fuese capas de trasmitir la necesidad y el deseo que tenía por besarlo. Lo concluyó segundos después que fue capaz de saborear y danzar sobre el par.   — No sabes cuantas ganas tenía de hacer eso — jadeaba. Su frente había quedado contra la impropia al momento de alejar los labios — ¿Quién te crees que eres? ¿Y qué me has hecho?
justice:
Quién lo viese en ese mismo instante diría que parecía tal cual chico enamorado por primera vez por la cara de idiota que seguramente tenía y porque hacía mucho que no experimentaba todas las sensaciones que ahora mismo le atacaban, sin embargo algo que debía admitir era que se sentía realmente genial y no quería dejar de sentir todas las cosas que la castaña le provocaba. Por un lado sabía que estaba mal, que eso no era lo correcto o tal vez no era lo correcto antes los ojos de los demás mas para él estaba siendo de los mejores momentos de su vida. 
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En ese momento la castaña le dedicó una cómplice mirada que él bien sabía a qué iba y ¿cómo iba a negarse cuándo lo único que ansiaba era volver a besar aquellos labios? Y de nuevo ambos compartieron un beso pero a comparación del anterior, este estaba cargado de mucha más intensidad así como también dejaba ver esa necesidad que tenían el uno del otro; en definitiva eso era algo que el calmado y reservado Justice nunca haría sin embargo, la joven Montague estaba despertando un lado que siquiera sabía que existía. La desesperación de ese beso le estaba provocando querer cada vez más, sin duda tendría que detenerse ahora puesto que después no sabría si pudiera detenerse.   —Eso debería preguntarte yo. —Mencionó en un susurro para después mostrar una sonrisa ladina. —Aunque si te soy sincero, ni yo mismo sé quién soy en este momento. —Finalizó a la par en la que sus brazos rodeaban la cintura contraria atrapándola después en un suave y cálido abrazo.
Si por él fuese estaría lo que restaba de la noche así con ella porque ese momento le pertenecía únicamente a los dos. Aunque si bien había perdido la noción del tiempo, aquello no importaba en lo absoluto; seguramente sus padres se estarían preguntando en donde rayos estaba y si llegasen a enterarse de que su hijo se encontraba en ese momento con la hija de la familia enemiga, seguramente no viviría para contarlo. 
Justamente en ese momento pudo escuchar ciertos ruidos extraños que provenían no muy lejos de la terraza donde se encontraban, aquello lo paralizó provocando que de inmediato se alejara de Phoenix mirándole con nerviosismo y preocupación de que quizá alguien los hubiese visto durante todo ese rato, podría jurar que el corazón casi se le sale debido al susto.   —¿Escuchaste eso?
phoenix:
Para la enamoradiza Phoenix conseguir esa estabilidad emocional en una sola persona era aterrador. Aterrador en el sentido de que nunca había sucedido, casi siempre el sentimiento terminaba luego de unos cuantos besos, pero con él. Desde que le conoció supo que su vida no volvería a ser la misma. Justice tenía a la heredera de los Montesco colgando de un hilo. No era posible que su corazón se saliera con apenas un par de beso. Pero pasaba y era una sensación demasiado adictiva.   Disfruto de un beso mucho más atrevido por su parte que no tardo en ser correspondido, pero que termino demasiado rápido. Quién la viera dudaría de ella, pues su forma de ser distaba mucho de lo normal, no era la salvaje y atrevida chica que gustaba de enredarse con chicos, no, en ese momento el mundo se había detenido para mostrarle que no debía buscar más, estaba allí, el hombre de su vida, y la tenía en brazos, en un abrazo que la hacía sentir como si estuviera en casa.   Río en cuanto lo escucho hablar, al mismo tiempo los nervios se colaron por su cuerpo como si el simple hecho de escuchar su voz la descolocara y al parecer lo hacía pues su piel se erizo más que cuando sintió sus brazos rodear su cintura.   — He sido una atrevida por robarte un beso, sé que no deberíamos ni siquiera de hablar, pero me es imposible.   Se sincero. Ambos brazos estaban sobre los adversos y su rostro miraba el contrario tratando de memorizar cada pequeño detalle del mismo. ¿Sería posible? enamorada de su propio enemigo. Que bajo estaba cayendo, pero eso era lo de menos, podría caer a las penumbras si se trataba de él porque ni siquiera había pedido sentir algo por Justice, simplemente había sucedido.   Como un balde de agua fría, cayó a la realidad de ese sueño cuando el más alto la aparto de golpe. Justo en ese instante recordó que no estaban solos en el mundo y que debían rendir cuentas a sus respectivas familias. Y esa era la prueba, Justice debía bajar a una fiesta que poco a poco se acercaba a ellos. Phoenix percibió un ruido y buscó donde fuese que este venía, para su desgracia cada vez se iba haciendo más fuerte y obvia la dirección del mismo. No tenía tiempo, debía despedirse de él y besarlo por ultima vez en esa noche. Se acercó a él y lo tomo por el rostro para que no viese a nadie y consiguiera calmarse.   — No es nada. Debo irme ¿sí? pero nos volveremos a ver —le alentó—, nos volveremos a ver y será por mucho más tiempo —sonrió. De nuevo junto sus labios con los adversos, con las manos hizo un poco de presión en el acto. Este no duro más de lo debido pues lo corto para arrancarse la insignia familiar del cuello — Toma, con esto tienes una escusa para que nos veamos —sonrió divertida. 
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El ruido se iba haciendo más fuerte conforme los segundos pasaban, llegó un punto en el que estaba a escasos metros de ellos. Agradeció que quién lo causaba era nada más y nada menos que su mejor amigo. Phoenix aventó a Justice para que se escondiera en cuanto la puerta se abrió.   — Allí estás, debemos irnos, creo que... nos han visto —habló Luciel con una sonrisa ladina. Genial. La castaña simplemente asintió, se aliso el vestido y le hizo un ademan con la mano.   — Voy detrás tuyo, corre — con esa orden él se fue dándole un segundo para despedirse de su amado — Si quieres verme, muestra el collar a la puerta de mi casa, sabrán que es para mi.   —¡Phoenix corre! —escuchó a Luciel.   — Nos veremos pronto.   Y con una sonrisa se marchó de ahí dejando atrás una noche llena de sensaciones nuevas y un amor que florecía a una velocidad impresionante. Algún día le agradecería a Luciel haber insistido en ir ahí pues gracias a eso su vida había cambiado completamente.
finito
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botanicae-blog · 6 years
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Bellis perennis III
La planicie:
Mientras las gotas de llovizna tímida resbalaban por los grandes ventanales del salón de baile, cientos de siluetas cubiertas  de noche ignota olvidan jerarquía , ondulaban entremezclados príncipes, mercaderes, vagabundos y guardias bajo el mismo recinto. Contornos humanos parecidos al humo, por aquella obsesión de esconderse utilizando al decoro  como cómplice. Siempre sin pretender distinguir al desconocido, universalizada la voluntad de ser arcanos. Mariposas de tela y porcelana esculpida para ocultar  la identidad, que paradójicamente... muestra los ojos. La individualidad sumergida bajo la ciudad flotante,  solo quedaba como objeto propenso  a la pesquisa  los símbolos del mundo en si mismo, desprovisto de rostros.  Fuera del dorado recinto atiborrado de aquel bullicio incógnito, sobre góndolas dispuestas como escenario, flotaba la compagnie della calza, dos interpretes de pulcras vestimentas  negruzcas daban cuidadosos pasos en círculos sin despegar la mirada del otro, una larga capucha oscurecía la mitad superior del rostro de ambos, dejando vulnerable tan solo los labios que recibian a la llovizna con improvisación.  Preparados para acometer o ser acometidos por su contraparte. Borrado el sudor  de los actores por la delgada sabana de gotas que finalmente se fundía con la estación de góndolas Bacino Orseolo. Detrás de la atenta multitud,  pasos apresurados hacen chapotear los charcos de agua. - ¿Qué es esto? - Pensaba Pietri mientras continuaba corriendo, -¡Margarita! continua corriendo y gritando, ahora ya sobre la plaza de San Marcos atiborrada de telas andantes, audiencias desordenadas, voces convertidas en escalinatas que no suben ni bajan, permanecen al mismo sitio, o dibujan un circulo. ¡Margarita! Donde estas! Las nubes se disipan ligeramente, manteniendo la llovizna, dejando relucir por un orificio a la luna mientras esta se aproxima a cubrir al sol mismo. El espejo ahora seria antifaz. Segundos después culmina el eclipse que derrama oscuridad sobre una ciudad que de por si ha cerrado los ojos por cuenta propia. El anillo permanece en su sitio sin dar paso a los subsiguientes fases, al unisono militarizado los antifaces de la audiencia tornan la mirada hacia el eclipse que ha hecho anochecer,  sin mostrar asombro retornan a la compagnie della calza. Finalmente uno de los encapuchados arremete, los rostros de la audiencia se relentecen, encapsulados en si mismos. Un tercer integrante de la compagnie inicia a percutir instrumentos en crescendo. La audiencia hace silencio. 
El orbe:
 Ahora Pietri apresura el paso sobre los ladrillos desgastados del puente de  la Malvasia, del agua emana  una especie de bruma azulada que emite un tenue brillo. El espesor es tal y se distribuye con tal rapidez que pronto no permite ver mas allá de 5 pasos y los bordes de los edificios flotantes se han perdido en la noche creada por el anillo, engranaje atascado. Pronto la bruma se apodera de cada rio, canal y callejón de la ciudad. Pietri se apresura a golpear la puerta mas cercana, esperando respuesta. Por la ventanilla un timido antifaz rojizo, con un gesto de extrañesa, como si no viese a nadie a la puerta, corre la cortina de vuelta. Pietri, intenta con otra casa y en ninguna es bienvenido. El anillo sigue en su sitio y la compagnie aun interpreta; Ambas vestimentas corren en dirección de la opuesta, y cuando están a punto de tocarse se detienen en seco, mirada puesta sobre la madera flotante, se miran siempre sin permitir al publico dilucidar sus ojos. Uno de los actores hace relucir una daga, la flama de las antorchas recién instaladas revelan la hoja, hecha de algún cristal precioso. La mano que sostiene la daga acomete sin que se le ofrezca resistencia, por el contrario su adversario le ayuda. La victima de la herida  extrae con lentitud la hoja, después de ser escarlata la atravesada vestimenta se torna ámbar, jade  y finalmente lapis lazulli resplandeciente. La encaja en el mismo sitio en su adversario, este asiente. De rodillas extraen de un bolsillo una esfera casi translucida, dos manos la sostienen y dos manos la resguardan de la llovizna. Vuelven a mirarse en oscuridad.Pietri camina debilitado y se detiene en la plazuela de la Chiesa di San Lio. La plazuela apenas ocupada por algunos andantes cubiertos con largas vestimentas.  Pietri se abandona en si mismo y se percata de que la bruma, que ahora da movimientos lentos, envolviéndole, expide susurros y callados ruidos,  entretejiéndose los sonidos de las mas variadas procedencias, dan como resultado un caótico rumor, encarnación de la bruma. Pietri escucha con mas atención y es capaz de discriminar algunos susurros  como aquel del violín siendo afinado, o el agua que se derrama sobre la tela. O la voz de Margarita; - Pietri, la Ceca... la Ceca... Pietri.  Después la voz se perdía y regresaba el sigiloso sutil clamor ventoso. -Margarita! Margarita! Cuando la bruma dejó de envolverle y  los susurros se atenuaron, Pietri se percato de que la plazuela se había  vaciado con excepción del párroco que ahora permanecía al pie de la puerta principal de la Iglesia. Al retomar el paso Pietri hizo rodar  una extraña moneda de bronce oxidado con la apenas legible inscripción ‘’MCDXLIV’’. Al tomarla recordó el susurro de Margarita. El párroco porta un antifaz a manera de ajedrez  y mantiene la mirada en un punto vacio cerca de Pietri, brazos descansando uno sobre el otro sobre la sotana. Padre! Señor Padre! El parroco permanece en su sitio, mirada fija, pero ahora parece algo turbado. Frunce el ceño. Cierra la puerta tras de si y tiempo después hace resonar  las campanas. A la distancia otras iglesias responden a la primera campanada. Poco tiempo después la ciudad  entera hace resonar los callejones con campanadas que se funden en un clamor mecanizado. Pronto se sincronizan y se convertían en una sola campanada que acompaña a la percusión del escenario.  Restablecido, aun con los colores resplandecientes en las heridas de cada cual se ponen de pie, caminan en circulos ahora mas estrechos, sin despegarse la mirada y sin abandonar de resguardo aquella esfera que ahora parece tornarse liquida en su interior.  Se escucha el ligero rumor de una mecha acercándose  hacia el montículo negruzco de la pólvora húmeda.
El extranjero: 
Pietri retoma el paso sobre la Calle Fava, cambia el rumbo ligeramente en Corte Spechiera,  hacia el norte, y finalmente dobla a la izquierda en Calle Scaleta. Al cruzar el Rio de la Fava se dirige hacia un edificio blanquecino y al borde del Rio Fava divisa la silueta de un hombre sentado junto a una vela y cantando en un idioma parecido al árabe. Este sin tornar la mirada se percata de la presencia de Pietri. - Eh muchacho! acércate, que tienes ahi, eh!? De que tierra lo habéis traído muchacho, muestramelo, tal vez lo reconozca! Pietri se sobresalta al instante y torna la vista a la moneda de cobre que encerraba en su mano derecha. Vacila por un momento y luego decidie aproximarse con cautela.  Cuando la bruma le permite ver con mas claridad la silueta se revela balanceando sus piernas ante la bruma y el agua: Su atuendo  una quimera de colores y texturas. Tras de si lleva colgados mascaras y antifaces con jeroglíficos, ideogramas y caracteres de regiones remotas. El mismo lleva puesto una mascara de porcelana que imita el rostro de un dragón. hace bailar la mascara mientras canturrea y  escribe entusiasmado sobre un papel humedecido. -Muchacho! que bueno que has venido, anda, muéstrame eso que traes en la mano. Cuando Pietri le entrega la moneda y el hombre vuelve la cabeza, Pietri se percata de que el hombre es ciego. Los  pálidos ojos asomados entre las aberturas de dragón, permiten dilucidar algunas arrugas, las canas algo desaliñadas y los ojos se encojen sugiriendo una sonrisa sincera  de emoción contenida aligerada por la experiencia, igual a la de un niño que ha descubierto algo nuevo. El hombre hace un ademan respetuoso al recibir el objeto y procede a inspeccionarlo con la yema de los dedos, leyendo rápidamente el reborde de la inscripción. - Usted sabe que quiere decir Señor?- inquiere Pietri..  El hombre sigue absorto tocando la moneda una y otra vez, repitiendo los bordes como dilucidando nuevos mensajes. ¡M-C-D-X-L-I-V! - grita  asombrado- ¡Muchacho, esto es un mapa!¡Ya lo creo! Estas cerca y mejor apresúrate pues habrá un  gran derrumbamiento ! Pero no tengas miedo! No tengas miedo muchacho también habrá lo contrario. -El hombre entrega la moneda a Pietri y continua con sus cánticos y aquella inteligible escritura apresurada. -Anciano! que quiere usted decir con mapa! -derrumbamiento!? explíquese se lo ruego. El hombre continua inmerso en sus cánticos. Pietri sostiene en desesperación la moneda de nuevo y continua caminando sin un rumbo definido, aunque siempre buscándola a ella, repitiendo su nombre ahora solo para sus adentros. Las campanadas siguen sincronizadas y el anillo del sol permanece atascado. En la plataforma de los interpretes se hace una detonación múltiple que expide polvo fluorita. El humo violeta encarna a la bruma azul circundante, mezclándose los colores dificultan la visión hacia la plataforma. 
El vortex:
Pietri comienza a dilucidar patrones de la bruma, sobre algunas esquinas los susurros de la bruma permiten un momento de silencio y la moneda parece sentirse mas liquida. Sucede tan solo por un instante fácilmente ignorable, así es como decide caminar sobre una Salizada hacia el ponte de l'ogio. Mientras continua hacia el sur  la bruma se hace aun mas espesa, escucha de nuevo el susurro de Margarita , esta vez la bruma forma su silueta mientras esta le repite las mismas palabras. Pietri alza el dorso de su mano y puede sentir sobre la bruma azulada la suave mejilla. - Pietri, date prisa! - De pronto todo sufre una suerte de turbación. La bruma forma turbulencia en las esquinas de callejones, se alza cual ola de océano bajo tormenta y vuelve a caer violentamente, las campanadas se desincronizan y la multitud expectante explota en un bullicio desespera por no poder avizorar a los interpretes.  Mientras Pietri  camina decidido, las puertas se abren a su paso y algunos curiosos comienzan a seguirlo al principio tímidamente, pero parecen no verlo, parecen mas bien perseguir un aroma. Pronto una multitud de enmascarados le siguen,  señalan en su dirección y apresuran el paso, algunos gritan frases indistinguibles. La bruma de la ciudad entera empieza a fluir en la misma dirección centripeta con ventiscas que resoplan. Los incógnitos caminantes que relucen antifaces y mascaras tras de Pietri se disponen a alcanzarlo. De repente los susurros son acompañados de algo mas sonoro.  Surge la voz misma desde el Oeste. Debe estar cerca. Cuando el humo de la detonación se disipa el escenario yace cubierto de pigmentos multicolor y carente de los dos interpretes que segundos antes se batían. El publico extasiado hace una ovación a un escenario vació, espantando  a las palomas que recién habían encontrado el perfecto refugio.  Pietri sigue la voz  sobre la Salizada de Pio X.  La bruma se ha concentrado en un solo sitio frente a el, formando un torbellino sobre el  Gran canal - Uno de los enmascarados se ha aproximado tanto que le toma por la vestimenta.  Pietri corre hacia el torbellino de bruma y al llegar se percata que esta pisando el Puente Rialto. Desde el otro extremo corre un silueta en su dirección. Se reconocen. Aproximándose en pasos apresurados. Detrás de ambos multitudes de enmascarados les siguen ahora en peregrinación ordenada y lenta . Se estrechan en brazos al centro del puente, en el núcleo del torbellino. De pronto todo cesa. Cesan las campanadas y la percusión, cesan de caminar  las multitudes, cesa la llovizna, los susurros y la ventisca que hace girar a la bruma. La misma bruma vuelve a confundirse con las profundidades del Gran Canal. Pietri  y Margarita se miran de frente, agitados. El único sonido distinguible son sus respiro agitados.  El eclipse continua su curso y el anillo es interrumpido. La luz recobra partida en la ciudad flotante. Los enmascarados yacen de pie atónitos observando por un momento sin emitir sonido alguno . Segundos después explotan en un clamor de aplausos y gritos, arrojando flores. A la par que surgen dos pequeñas grietas al centro del puente que pronto se ramifican en dirección centrifuga. Los enmascarados se alejan, intentando huir del advenimiento, pero las grietas se extienden mas allá del puente.  Pietri y Margarita fusionados en un abrazo cristalino comienzan a convertirse en agua y pronto escurren a través de sus heridas aun resplandecientes, dejando tras de si las negras vestiduras de capucha plegadas sobre el puente Rialto que poco después  se derrumbaria sobre si mismo, trayendo consigo el hundimiento de la ciudad entera. En las profundidades se disponen las ruinas silenciosamente. cubiertas de antifaces desperdigados que no cubren mas rostros. Una corriente de agua independiente de fulgor azulado  recorre los callejones submarinos con rapidez, sobre el sedimento arenoso de cuando en cuando aparecen dos pares de huellas apresuradas.
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plumsidle · 5 years
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II. The party.
Phoenix no quiere. Se lo ha repetido más de cinco veces a Luciel, no iba ir a esa estúpida fiesta, no con tantos Capuleto ahí, menos por el estatus tan alto que tenía dentro de ambos clanes. Era un riesgo simplemente. Más allá de que la fiesta fuese de disfraces y ellos llevarán antifaz, si los descubrían sería un gran problema, por no decir en el posible que se metería con su padre si este se llegara a enterar. — Anda, he conseguido que nos metan, nadie se dará cuenta. Seremos cuidadosos, además... —pauso, Phoenix sabía lo que venía— estará ese estúpido chico. Y lo dijo. Estaban en la habitación de la fémina y esta no paró de andar en círculos hasta que la vaga idea del chico de cabello oscuro se cruzó por su mente. Mentiría si dijera que no lo quería ver, que no había tratado de investigar algo sobre él; desde ese día era lo único que estaba en sus pensamientos casi todo tiempo. La fiesta, en realidad, si era una buena oportunidad para conocerlo, sentirlo, no solo verlo, pero era mala idea. El estomago dio un vuelco de sólo pensar en que podría ver de cerca esa sonrisa.   — N-no, quedémonos aquí, hagamos algo más divertido.
No escuchó de razón. Por desgracia y a regaña dientes, una nerviosa Phoenix se alisto para ir a una fiesta donde no era bienvenida, todo por la necesidad y el gusto de conocer a una persona que posiblemente pondría su mundo de cabeza. Maldito Luciel, la castaña estaba que lo quemaba vivo por terminar de convencerla de hacer una locura tan grande, nunca se permitía hacer ese tipo de disparates. Mucho menos si implicaba a sus rivales.
Como fuera ya estaban ahí. La mansión Capulet era mucho más bonita de cerca aunque con toda la música y el bullicio era más difícil contemplarla. Suspiro, de verse la cara completa sería obvio como estaba nerviosa. Algo en el fondo le decía que en cuanto entrará su instinto sería buscarlo, buscarlo cuarto por cuarto de ser necesario. Meneó la cabeza dispersando ese tipo de ideas y dejando de lado el instinto. ¿Dónde estaba su seguridad? ¿Dónde se había ido Phoenix Montague? Era un misterio. 
Entró, con más seguridad de la que pensó. Había demasiada gente que hacía imposible distinguirlas, sin embargo sabía que esa noche debía hablarle, por lo menos escuchar de su boca ese nombre. Debía saber como sonaría. 
Justice.
Con eso en mente, se alejó de un bien atendido Luciel e inició su búsqueda. Después de todo la noche era larga.
Justice
Esa noche era sumamente especial ya que se ofrecería una fiesta de disfraces en la casa de los Capuleto, donde los amigos de la familia asistirían y estaba claro que había quienes no estaban invitados. Usualmente las fiestas de ese tipo le emocionaban, pero desde que supo de la existencia de la chica Montague no tenía muchas ganas de ir ya que sabía que por nada del mundo la encontraría ahí, aun así era su deber asistir puesto que él era uno de los anfitriones principales de la noche.
Justice observaba todo desde la planta alta de la mansión ya que aún no quería hacer acto de presencia allá abajo puesto que si lo hacía seguramente terminaría envuelto en alguna conversación totalmente fuera de su interés. La música sonaba por todo el recinto el cual se encontraba repleto de personas que apenas lograba reconocer puesto que la temática de la noche era asistir disfrazado y algunos de ellos portaban antifaces en sus rostros, inclusive él mismo traía uno de color blanco con algunos destellos en tonos plateados, algo bastante representativo de la casa Capulet.
—Heeeey —Escuchó una voz al mismo tiempo en el que un brazo le rodeaba por lo hombros. —¿No piensas bajar? Tus padres han estado preguntando por ti. —Se trataba de nada más y nada menos que de su alegra mejor amigo. —Además, hay chicas bastante lindas por ahí. —Dijo mientras guiñaba uno de sus ojos.
—Claro, es en lo único en lo que te fijas. —Mencionó riendo mientras lo golpeaba con suavidad con uno de sus codos. —Además no hay nada interesante para mí allá abajo.
Y era la verdad, todos se estaban divirtiendo pero simplemente no había nada que lograra captar su atención, al menos eso pensaba hasta que en medio de la multitud logró visualizar a una chica que si bien, le resultó bastante familiar. ¿Acaso estaba alucinando? Debía serlo porque la probabilidad que la persona en la que estaba pensando estuviese ahí era de uno en un millón, sin embargo debía averiguarlo. Su amigo parloteaba algunas cuántas cosas de las cuales no escuchó ninguna ya que su atención estaba puesta en otra cosa. Sin dudar ni un momento más, se encaminó hacia la planta baja sin perder de vista a la joven quien al parecer se encontraba buscando algo o a alguien.
—¿Estás buscando algo? —Preguntó al momento en que la tomó del brazo. El tenerla así de cerca hizo que el corazón de Justice revoloteara porque en el fondo sabía que ella podía ser la persona que tanto ansiaba volver a ver.
Phoenix
Con la parte baja del vestido entre sus manos, su destino era ir al segundo piso para tener una mejor visión, sin embargo y para su desgracia era imposible. La música estaba alta y la gente bailaba sin parar haciendo que el moverse entre ellos fuese más difícil sino imitabas su andar. ¿Por qué no se había salido de ese montón de gente? ¿En que estaba pensando? ¿Tan nublada tenía la mente como para eso? Poco a poco Phoenix comenzaba a frustrarse.   Miradas furtivas eran las que dada de aquí para allá con la esperanza de verlo, pero no, lo único que veía era más gente, demasiada ya. Hasta en el segundo piso dónde pensaba sería más fácil buscar, otro tumulto de gente ya estaba allí. ¿Dónde? Lo único que estaba en su mente era el nombre del chico, se repetía una y otra vez. Eso hacía el doble de imposible todo.   Su anatomía ya estaba reaccionando a la cantidad de gente, el calor se esparcía por todo su cuerpo y ardió más cuando sintió como alguien le tomaba del brazo y se animaba a hablarle. No escuchó nada, en realidad se quedo helada al encontrarse con él.   —Tú... —fue lo único que articulo. Justice, en su mente se escuchaba a gritos un "¡Es él, es él!" y Phoenix no sabía qué hacer. Si no fuera por el grito a todo pulmón de Luciel seguramente se hubiera quedado ahí.   — ¡Phoenix! — volvió a escuchar, pero no hizo caso, al contrario, tomó al adverso del brazo sin siquiera preguntar y lo jalo fuera de la multitud huyendo de su mejor amigo.   Aprovecho el impulso y comenzó a caminar, no sabía a dónde, ni porque, sólo entendía que deseaba estar con él a solas lejos de todo el ruido. No había rumbo fijo, pero si una mente nublada, un corazón que latía demasiado fuerte y un par de piernas que se sentían como gelatina. ¿Qué estaba haciendo? Seguir sus impulsos al parecer.   No se detuvo, no lo hizo hasta que paso las escaleras, no sé cuantas habitaciones y pasillos. Lo que les espero fue una especie de terraza. Aire, justo lo que necesitaba, la castaña lo soltó y se abrazo el balcón. Por como lucía todo desde ahí, habían subido varios pisos. Le tomó un segundo reincorporarse antes de darle la cara. Estaba nerviosa y posiblemente roja.   — Yo... no fue mi intensión salir así. Lo siento. Creo que debo volver a la fiesta — Las palabras fluyeron solas al igual que sus pies buscando escapatoria del apuro en que se había metido sola. Lo tenía ahí, pero su cuerpo se sentía torpe y pesado. ¿Qué le sucedía?
Justice
Ni siquiera tuvo tiempo de procesar lo que estaba pasando, en cuánto la joven le tomó del brazo lo único que sabía es que ambos caminaban sin rumbo fijo o al menos eso era lo que él creía ya que en ese momento estaba dejándose llevar por ella, sus pies tan sólo se encargaban de seguir caminando a dónde sea que estuviesen yendo. Quizá debía parar, decir algo pero nada salía y no quería detenerse, no ahora que sabía que podían llegar a un lugar alejado de todos para así estar sólo los dos; de tan sólo pensarlo un escalofrío le recorrió el cuerpo. No supo cuánto fue que caminaron para llegar hasta a esa terraza donde el aire fresco le daba directamente en el rostro y por fin podía sentir un poco de libertad. Durante todo el trayecto ninguno de los habló pero no se sintió incómodo o algo por el estilo, sin embargo ahora que estaban los dos solos sentía que el ambiente se iba a tornar de esa forma y era lo que menos quería justo ahora. Tenía a ella de espaldas ya que se encontraba recargada en el balcón, simplemente se tomó tiempo para observarle desde esa posición, quedarse con esa imagen de ella en su memoria y en ese instante la voz contraria se hizo presente.   —A dónde crees qué vas. —Mencionó tomándola del brazo antes de que pudiese escapar a alguna parte. —¿Es en serio? Recorrimos casi toda la mansión para llegar hasta aquí y quieres regresar. Woah. —Dijo esto último con un tono un tanto burlón para después soltar un pesado suspiro. —No vas a ninguna parte, no hasta que me digas quién eres. —Y no lo estaba preguntado, más bien lo estaba demandando, aunque en el fondo Justice sabía que se trataba de aquella chica de la iglesia. Estaba seguro.   Esta vez no dejaría ir la oportunidad que tenía para saber su nombre, quién era, de dónde venía. Necesitaba saberlo. La tenía allí frente suyo y aunque su rostro estuviese cubierto por el antifaz, ella se veía hermosa así con la luz de luna haciéndole compañía. Su cuerpo comenzaba a temblar por los nervios que sentía, el corazón nuevamente se sentía como una locomotora a todo lo que da, eran muchos los sentimientos que se acumulaban en su interior, sin embargo debía mantener ese semblante tranquilo y relajado para no delatarse. —¿No vas a hablar? ¿O acaso estás asustada? —Preguntó con curiosidad. —¡Ah, claro! Qué grosero, ni siquiera me he presentado. —Entonces llevó ambas manos a su rostro para así poder deshacerse del antifaz que portaba hasta el momento. —Mi nombre es Justice. Justice Capulet. —Palabras que salieron de sus labios para así después dedicarle una amable sonrisa.
Phoenix 
Phoenix se sentía fatal. Había sido una mala idea (por no decir precipitada) el salir así de la fiesta, sin embargo de no hacerlo iba ser muy difícil que ambos se vieran. Luciel no podía saber de como la castaña estaba cayendo a cada segundo por el Capuleto, no lo aceptaría, seguramente hasta la acusaría de traición; extraño tomar el amor como una traición. Cómo fuera el saber que habían pasado unos cuantos segundos a solas le hacía sentir mejor porque era él, debía serlo, de no serlo se iba sentir muy estúpida.   Verlo de nuevo lo delato, a pesar de traer ese antifaz, podía deducir perfectamente el rostro detrás de el. Como si la imagen de la iglesia siguiera fresca en su mente. Y otra vez la toco, hizo que su corazón se fuese al suelo y regresara, estaba nerviosa, se sentía bien pero al mismo tiempo tenía una extraña sensación, distinta a todo lo que conocía como amor. Aquello se intensificaba conforme hablaba, su voz, esa voz encajaba tan perfecto en la anatomía adversa. Podría escucharla por horas y no se cansaría.   Por un segundo Phoenix simplemente quiso darle la razón, sin protestar como siempre lo hacía por todo. Sin embargo no se podía dejar llevar, después de todo estaba en territorio "enemigo" y si alguien la veía tendría que salir corriendo de ahí. Respiro, por un instante olvidó aquello y se concentro en el rostro que trato de memorizar y que por las noches era su martirio.   — Justice... —En efecto estaba fuera de su lugar en todos los sentidos. ¿Dónde estaba la Phoenix llena de confianza? No, ella no se iba a ver nublada por el amor. Tragó saliva y sonrió —, Justice —Con más seguridad habló, aprovechó su arrebato de confianza para presentarse también— Yo... soy Phoenix, Phoenix Montague —conforme hablaba el antifaz se fue desvaneciendo hasta dejar el rostro desnudo listo para demostrar como le afectaba estar tan cerca de él.   El corazón también estaba vuelto loco y no sabía si era por su culpa o por la presencia de Justice. Que bueno era el no tener una luz fuerte porque de hacerlo seguramente notaria su nerviosismo camuflado por una confianza torpe. Justo como lo hacía cuando trataba de mostrarte impotente e inquebrantable.   — Eres más guapo de lo que recordaba... — Phoenix estaba siendo sincera, pero demasiado; tosió—, lamento haberme puesto así, mi mejor amigo hubiese venido por mi y no hubiera sido bueno para ninguno de los dos — esta vez trato de disimilar el adjetivo que le había puesto en cuanto se recupero, se alejó de él para poder pensar con más lucidez — Tienes una casa muy bonita, también. Digna de un Capuleto, supongo.   Sí, estaba poniendo distancia, porque cada que lo veía todo se volvía más intenso y a diferencia de él, su naturaleza era distinta. En su familia las personas no se demuestran el amor justamente con palabras, es por ello que tenerlo lejos no sería tan embriagador y se esfumarían las ganas de besarlo. La castaña camino sin rumbo fijo por la terraza.
Justice  
Los segundos transcurrían tan lento que inclusive podría decir que en realidad eran minutos de completa tortura ya que no recibía respuesta alguna por parte de la contraria y estaba comenzando a desesperarse. Por un momento pensó que ella en realidad saldría corriendo perdiendo así la oportunidad de siquiera hablar aunque fuese unos minutos sin embargo, la voz femenina se hizo presente mientras pronunciaba su nombre; sintió en ese momento una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo ya que el escucharlo de los labios ajenos le resultaba simplemente fascinante. Una boba sonrisa se dibujó en su rostro, misma que tuvo que desaparecer en cuestión de nada ya que no quería verse vulnerable ante ella aunque era casi imposible.
El corazón se le estrujó cuando escuchó decir su nombre “Phoenix Montague”, ¡de todos los apellidos en el mundo, tenía que llevar ese! La casa enemiga de la suya, ¿acaso alguien le estaba jugando una broma? Porque si así era debía decir que no era para nada graciosa. Algo que sin duda le hizo olvidar aquel pequeño martirio fue cuando pudo observar el rostro ajeno cuando ella se deshizo del antifaz que portaba. Justice quedó totalmente hechizado ya que la joven frente a él era la mujer más hermosa que había visto en toda su corta vida. ¿Era eso a lo que la gente llamaba amor a primera vista? Cupido lo había flechado.
—Y tú eres hermosa. En serio. —Intentó decir sin sonar estúpido o nervioso. Tenía tantas ganas de acariciar una de sus mejillas, pero no lo haría, eso sería atreverse demasiado. —¿La casa? Gracias, a mis padres les gusta este tipo de cosas. —Dijo con algo de desagrado en su tono de voz. —A veces siento que exageran. —Y era cierto. A Justice no le gustaba llamar la atención como lo hacían sus padres mas tenía que vivir con eso puesto que ya atraía la atención de todos simplemente por ser portador del apellido Capuleto.
—Entonces… ¿Así que una Montague? —Mencionó intentando sacar algún tema de conversación mientras la veía caminar por la amplia zona. —Si alguien más te hubiese descubierto no me imagino el alboroto que se armaría. —Soltó una leve risa mientras comenzaba a seguirle los pasos. —Pero me alegra bastante el que estés aquí. —Cada vez se encontraba más cerca de ella. —Porque… No sabes cuánto ansiaba verte otra vez. —Finalizó diciendo casi en un susurro una vez estuvo lo bastante cerca de la anatomía contraria.
En ese momento, tomó una de las manos contrarias halándola un poco para así provocar que ella se voltease quedando a una distancia extremadamente cercana el uno del otro. A ese punto, seguramente ella podía escuchar los rápidos latidos de su corazón. Sus ojos miraban los contrarios fijamente mientras acercaba su rostro al contrario, estaba a punto de cometer una locura, los nervios estaban ahí y algo en su cabeza le decía que debía detenerse, sin embargo no quería hacerlo.
Phoenix
Un simple "Tú eres hermosa" y Phoenix ya estaba en las nubes. Se estremeció con solo escuchar esa simple frase salir de sus labios. Otra razón más para ni siquiera voltear a verle. Curiosa la forma en que cobraba interés la casa en cuestión, cuando en realidad a la castaña le parecía demasiado ostentosa y en simples palabras demasiado. Pero ¿qué podía hacer? ¿hablar de la luna? eso simplemente empeoraría las cosas y haría que su imaginación se fuese a los rincones más inhóspitos de la galaxia. Atino a sonreír y asentir. A pesar de no verle podía asegurar que aquel chico, aquel hermoso y precioso chico se estaba abriendo a ella, y no llevaban ni dos horas de haberse conocido en persona. Aquello le lleno el corazón.
— Soy... Una Montague y tú un un Capuleto — Decirlo así sonaba hasta irónico. Le resto importancia aunque lo era, y tenía mucho peso en ambos. Sonrió, ahora miro el piso por un instante. No podía estar con él y eso era obvio, lo supo cuando se río de lo que podía haber sucedido si la descubrieran —, tienes razón, pero no ha pasado — le soltó una mirada traviesa por un instante, tan rápido fue que no notó el como este había comenzado a seguirla.
Por fin, poco a poco estaba recuperando la compostura, estaba consiguiendo estabilidad tanto emocional como física. Pero claro, no estaba sola, Justice estaba con ella y su cuerpo lo exigía, exigía sentirlo, mínimo sus manos. Pareciera que el pelinegro le hubiera escuchado los pensamientos, lo tenía atrás y ni siquiera lo había notado. Se paro en seco, sus ultimas palabras, otra vez yéndose contra ella para terminarla ahí mismo.
No supo que hacer, todo paso demasiado rápido y en menos de lo que pensó ya lo tenía frente a frente. Su aroma, era algo de lo que deseaba impregnarse, y los ojos. Esos ojos eran mucho más hermosas de cerca. Sus labios, la nariz, pero sus labios. Ese par estaba exigiendo un beso ¿o era ella quién quería? pues más tiempo se tardó en reaccionar que en mirar el par. Ya estaba ahí y lo quería, toda su anatomía se moría de curiosidad de saborear las carnosidades, de morderlas, de perderse en ellas. Sin embargo hizo algo que le dolió demasiado: se alejo.
— No puedo.
Le dio la espalda. Le faltaba aire, había contenido el aire todo ese rato sin siquiera notarlo. No podía, ¿por qué no podía? porque sí lo hacía sabía que se iba perder, que era un camino sin retorno. Enamorarse, los Montague no se enamoran. Volteó a penas un segundo para estudiarlo, ¿qué estaba haciendo? ¿iba a desperdiciar ese sentimiento por una simple frase? ¿Por miedo? porque eso era en realidad. Dejó que la locura la guiará, seguramente se arrepentiría de eso, pero sería en otro momento.
— ¿A quién engaño? — Susurro. No dio tiempo de reaccionar, sus movimientos fueron rápidos. Lo besó, más bien le robo un beso; los labios se unieron a los contrarios en algo simple y furtivo sin pedir permiso. Mientras que sus manos se fueron a la nuca adversa. Phoenix se sintió completa, como si toda su vida estuviese hecha y preparada para ese instante. Para besar a Justice Capulet.
Justice 
Su mirada ahora tan sólo se mantenía fija en los labios ajenos, aquellos que tanto le estaban incitando a que los probase, a que conociera su sabor y lo hubiese hecho de no ser porque ella de un momento a otro se apartó seguido de una disculpa, lo cual le dejó totalmente desconcertado. La desilusión se apoderaba de él ya que estuvo a nada de besarla, quizá fue bastante atrevido y eso le incomodó a la chica pero es que no sabía si alguna vez en su vida iba a tener una oportunidad como esa para poder hacerlo.   —Yo… Lo siento.—Comenzó a disculparse él también mientras veía la espalda contraria. Rayos, sí que había echado a perder ese momento tan único que los dos estaban teniendo. Suspiro con molestia hacia sí mismo. —No debí hacerlo. —Sentía como el corazón ya no le latía tal cual locomotora, sino que ahora se le estrujaba como queriéndose romper en mil pedazos. Eso le pasaba por dejarse llevar con sus impulsos, algo bastante extraño en él ya que por lo regular siempre pensaba primero antes de actuar, sin embargo ahora le dieron una mala jugada.   Tan inmerso se encontraba en sus pensamientos que de pronto sucedió algo que lo dejó verdaderamente perplejo quitándole todo el aliento. Los labios ajenos se encontraban sobre los suyos. No sabía cuándo o cómo ocurrió, pero sí sabía que Phoenix Montague lo había besado y eso provocó mil sensaciones en todo su ser, si pudiera seguramente explotaría en ese mismo instante. Una suave textura, así como un dulce sabor proveniente de ellos era tal cuál se lo había imaginado, no, era muchísimo mejor. Aquel beso era uno lento así como delicado porque no llevaban prisa alguna, ese momento era solamente de los dos digno de disfrutar con toda la tranquilidad del mundo aunque si pudiera quedarse as�� por siempre sería como estar en el mismo cielo. Sus brazos rodearon la cintura atrayendo hacia él la anatomía contraria porque quería sentirla aún más cerca, abrazándole como si no quisiera dejarla ir jamás.   A pesar de que deseaba que ese beso fuera eterno, la falta de aire se estaba haciendo presente y por ende decidió degustar una última vez tan preciados labios para separarse de la joven así como abrir con lentitud los ojos que hasta ese momento habían estado cerrados, encontrándose con los de ella. ¿Cómo era posible que alguien fuese tan hermosa? ¿Era siquiera real? Y entonces se sentía el chico más afortunado del mundo por haber besado a tan bella chica. Su pulso así como su respiración eran bastante agitados, pero eso no le impidió dedicarle a ella una amplia sonrisa. —Eso fue… increíble.   Y ciertamente lo era en muchos sentidos, sobre todo en el sentido de que resultaba increíble que una Montague y un Capuleto, hubiesen compartido una muestra de cariño tan inmensa como lo había sido ese beso.
Phoenix
Sus manos buscaron con desesperación afianzarse de la nuca del adverso. Necesitaba algo que la conectara a tierra para darse cuenta que en efecto estaba sintiendo los labios impropios sobre los suyos en un arrebato tan intimo que parecía una locura tratándose de sus familias.
Con parsimonia Phoenix trato de disfrutar el beso, después de todo era el primero de los muchos que deseaba darle. Sin embargo procuro memorizar el sabor y la delicadeza con la que se estaba dando. Aquel que se pensó como un beso fugaz y rápido se convirtió en algo lento y tendido; como casi todas las cosas que últimamente estaba viviendo y en las que se encontraba él. Justice. Quien por cierto tenía un sabor tan adictivo que seguramente no le iba bastar con un simple beso esa noche.
El corazón, como todo su ser ya entregados al acto simplemente intensificaron la situación al percibir la firmeza del abrazo del chico.Todo estaba siendo tan perfecto y sublime que no lucía como algo real y verdadero, ni aún cuando lo tenía ahí, con los dedos entrelazados en sus cabellos pudo cerciorarse que fue real. Lo hizo cuando abrió los ojos y se encontró con el par contrario, segundos después de haber concluido la unión por decisión contraria.
Con la respiración a mil por hora y la sensación en labios de lo que acababa de ocurrir, la castaña no escuchó de razones simplemente lo miro, y dio con el par (de ojos) otra vez. Se mordió el labio inferior para reprimir todas sus ganas y deseos por abalanzarse y robarle más de un beso ahí mismo. Tomó aire para calmarse.
— Yo...
Se quedó en blanco, no había forma de como expresar lo que sentía, como toda su anatomía se había vuelto loca en cuanto comenzó ese beso, ni de como su corazón o la electricidad corriendo por todo su cuerpo seguían muy vivas. Y aunque sabía lo que acaba de hacer no le importaba, quería repetir, de ser posible hasta el amanecer.
Poco a poco volvió a limitar la distancia entre ambos. Si ya había hecho una locura ¿por qué no seguir? Phoenix con una amplia sonrisa le miró buscando permiso para poder saborear los cerezos y sentirse plena otra vez. Ya no había nada que perder a menos que la perdición estuviese en sus labios. Realmente al final ignoró la aprobación y busco fundirse con él en un nuevo beso con un deje más candente. Uno que la mostrara tal cual era y con el cual fuese capas de trasmitir la necesidad y el deseo que tenía por besarlo. Lo concluyó segundos después que fue capaz de saborear y danzar sobre el par.
— No sabes cuantas ganas tenía de hacer eso — jadeaba. Su frente había quedado contra la impropia al momento de alejar los labios — ¿Quién te crees que eres? ¿Y qué me has hecho?
Justice
Quién lo viese en ese mismo instante diría que parecía tal cual chico enamorado por primera vez por la cara de idiota que seguramente tenía y porque hacía mucho que no experimentaba todas las sensaciones que ahora mismo le atacaban, sin embargo algo que debía admitir era que se sentía realmente genial y no quería dejar de sentir todas las cosas que la castaña le provocaba. Por un lado sabía que estaba mal, que eso no era lo correcto o tal vez no era lo correcto antes los ojos de los demás mas para él estaba siendo de los mejores momentos de su vida.
En ese momento la castaña le dedicó una cómplice mirada que él bien sabía a qué iba y ¿cómo iba a negarse cuándo lo único que ansiaba era volver a besar aquellos labios? Y de nuevo ambos compartieron un beso pero a comparación del anterior, este estaba cargado de mucha más intensidad así como también dejaba ver esa necesidad que tenían el uno del otro; en definitiva eso era algo que el calmado y reservado Justice nunca haría sin embargo, la joven Montague estaba despertando un lado que siquiera sabía que existía. La desesperación de ese beso le estaba provocando querer cada vez más, sin duda tendría que detenerse ahora puesto que después no sabría si pudiera detenerse.
—Eso debería preguntarte yo. —Mencionó en un susurro para después mostrar una sonrisa ladina. —Aunque si te soy sincero, ni yo mismo sé quién soy en este momento. —Finalizó a la par en la que sus brazos rodeaban la cintura contraria atrapándola después en un suave y cálido abrazo.
Si por él fuese estaría lo que restaba de la noche así con ella porque ese momento le pertenecía únicamente a los dos. Aunque si bien había perdido la noción del tiempo, aquello no importaba en lo absoluto; seguramente sus padres se estarían preguntando en donde rayos estaba y si llegasen a enterarse de que su hijo se encontraba en ese momento con la hija de la familia enemiga, seguramente no viviría para contarlo.
Justamente en ese momento pudo escuchar ciertos ruidos extraños que provenían no muy lejos de la terraza donde se encontraban, aquello lo paralizó provocando que de inmediato se alejara de Phoenix mirándole con nerviosismo y preocupación de que quizá alguien los hubiese visto durante todo ese rato, podría jurar que el corazón casi se le sale debido al susto.
—¿Escuchaste eso?
Phoenix
Para la enamoradiza Phoenix conseguir esa estabilidad emocional en una sola persona era aterrador. Aterrador en el sentido de que nunca había sucedido, casi siempre el sentimiento terminaba luego de unos cuantos besos, pero con él. Desde que le conoció supo que su vida no volvería a ser la misma. Justice tenía a la heredera de los Montesco colgando de un hilo. No era posible que su corazón se saliera con apenas un par de beso. Pero pasaba y era una sensación demasiado adictiva.   Disfruto de un beso mucho más atrevido por su parte que no tardo en ser correspondido, pero que termino demasiado rápido. Quién la viera dudaría de ella, pues su forma de ser distaba mucho de lo normal, no era la salvaje y atrevida chica que gustaba de enredarse con chicos, no, en ese momento el mundo se había detenido para mostrarle que no debía buscar más, estaba allí, el hombre de su vida, y la tenía en brazos, en un abrazo que la hacía sentir como si estuviera en casa.   Río en cuanto lo escucho hablar, al mismo tiempo los nervios se colaron por su cuerpo como si el simple hecho de escuchar su voz la descolocara y al parecer lo hacía pues su piel se erizo más que cuando sintió sus brazos rodear su cintura.   — He sido una atrevida por robarte un beso, sé que no deberíamos ni siquiera de hablar, pero me es imposible.   Se sincero. Ambos brazos estaban sobre los adversos y su rostro miraba el contrario tratando de memorizar cada pequeño detalle del mismo. ¿Sería posible? enamorada de su propio enemigo. Que bajo estaba cayendo, pero eso era lo de menos, podría caer a las penumbras si se trataba de él porque ni siquiera había pedido sentir algo por Justice, simplemente había sucedido.   Como un balde de agua fría, cayó a la realidad de ese sueño cuando el más alto la aparto de golpe. Justo en ese instante recordó que no estaban solos en el mundo y que debían rendir cuentas a sus respectivas familias. Y esa era la prueba, Justice debía bajar a una fiesta que poco a poc se acercaba a ellos. Phoenix percibió un ruido y buscó donde fuese que este venía, para su desgracia cada vez se iba haciendo más fuerte y obvia la dirección del mismo. No tenía tiempo, debía despedirse de él y besarlo por ultima vez en esa noche. Se acercó a él y lo tomo por el rostro para que no viese a nadie y consiguiera calmarse.   — No es nada. Debo irme ¿sí? pero nos volveremos a ver —le alentó—, nos volveremos a ver y será por mucho más tiempo —sonrió. De nuevo junto sus labios con los adversos, con las manos hizo un poco de presión en el acto. Este no duro más de lo debido pues lo corto para arrancarse la insignia familiar del cuello — Toma, con esto tienes una escusa para que nos veamos —sonrió divertida.   El ruido se iba haciendo más fuerte conforme los segundos pasaban, llegó un punto en el que estaba a escasos metros de ellos. Agradeció que quién lo causaba era nada más y nada menos que su mejor amigo. Phoenix aventó a Justice para que se escondiera en cuanto la puerta se abrió.   — Allí estás, debemos irnos, creo que... nos han visto —habló Luciel con una sonrisa ladina. Genial. La castaña simplemente asintió, se aliso el vestido y le hizo un ademan con la mano.   — Voy detrás tuyo, corre — con esa orden él se fue dándole un segundo para despedirse de su amado — Si quieres verme, muestra el collar a la puerta de mi casa, sabrán que es para mi.   —¡Phoenix corre! —escuchó a Luciel.   — Nos veremos pronto.   Y con una sonrisa se marchó de ahí dejando atrás una noche llena de sensaciones nuevas y un amor que florecía a una velocidad impresionante. Algún día le agradecería a Luciel haber insistido en ir ahí pues gracias a eso su vida había cambiado completamente.
finito.
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Descansa mientras Arturo deja su espada en la piedra, esa fracción de tiempo en la cual el martillo del gigante barbudo esta en el suelo, en medio de dagas y bellas mujeres, durante la noche sin estrellas verdes, dile "descansa, nene" al tiempo y sella tus fervientes ojos con el humo del cigarro que no prendiste.  Sueña que eres una superheroína, que tiene antifaz negro, licra vinotinto y capa color fuego. Que de tu mano izquierda brote nieve al acariciar ese gato blanco de ojos azules que siempre anda contigo, mientras que al sacar el dedo tercero de la mano derecha, quemes sin compasión hasta al más frío de los inviernos. Y que tu cabello rojo sea el dios fénix que reine en el universo. Yo seré un pequeño paladín, mi espada será hermosa, una bella bastarda digna de mi. No habrá tanta complejidad, una breve armadura y unos buenos tatuajes recorriendo la complejidad que es el cuerpo humano, el mio en este caso. Crearé relámpagos al desenvainar mi hermosa valkiria y alimentaré a mis ancestros con las bajas del otro lado. Vamos a volar, tu al norte y yo al sur, luego tu al este o yo al oeste. Al final de recorrido, coincidamos ahí debajo, celebremos y riamosno de todo, donde tu arrechera risa me daba, cada que alguien no cerraba la puerta, donde nos reíamos del viejo que siempre veía, donde más de una vez tu gordura aumento su fuerza gracias a mi convicción.  Estoy caminando a oscuras por este inmenso bosque que es la incertidumbre y curiosidad, sé cual es el camino a mi destino, pero no sé que hacer mientras llego. Debes saber que eres como una especie de fogata, aunque no la use para cocinar mi comida, me brinda el calor necesario para que el frío no corrompa mi ser. No más palabras lindas, hay que decirle adiós ya que vienen tiempos buenos, pero duros.  Me importas y preocupas, estoy aquí, luchando a tu lado. Revienta lo malo y comparte el dolor. Pero antes que nada, confía en mi, pequeña amiga mía. 
Spaceman 2:27 am 19 / 04 / 2017 Santiago de Chile
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los40renglones · 7 years
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¡Sos tan #Infantil! Intentando de nuevo escapar de los latigazos más certeros de la realidad. Corriendo escaleras abajo con una sábana, la favorita de mamá, amarrada al cuello y una tela roja con un par de agujeros cubriendo los ojos; calzado con la imaginación de los años más tiernos, esos en los que tus juguetes de plástico te salvaban el día, del tedio, del desespero por crecer y saber que se sentía tener más y más años. ¡Tan infantil! Tratando de evitar decidir, haciendo ruidos extraños queriendo simular los golpes de tus héroes, sus técnicas más elaboradas y sus diálogos más retadores. ¿Qué movimiento sigue ahora? ¿Con qué poder extraordinario batirá a su contrincantes? ¿Cómo lo hará niño? Dímelo tú que andas con esas camisas extrañas con símbolos de héroes extranjeros, tú niño que no haces otra cosa que contar las mismas aventuras refritas por la televisión nacional, las mismas hazañas, los mismos enfrentamientos; tú que sigues identificándote con los antihéroes, el rudo, el tosco, el incorregible, porque siempre quisiste ser como uno de ellos, pero sólo te correspondió la imaginación, el plástico hecho una figura de acción, un hombrecillo sintético para jugar, para rescatar al mundo de sus amenzas, de sus invasiones, de tus secretos. ¡Infantil! ¡Infantil! ¡Lero, lero! ¡Infantil! ¿Sigues llorando porque tu héroe favorito se marchó con la chica equivacada? ¿Sigues maldiciendo que haya sido tan estúpido como para no darse cuenta de que había una persona que en realidad lo amaba? ¡Por favor! ¡Basta ya! Toma tu traje, tu capa, tu antifaz y sal a enfrentar la realidad. Empaca bien tus sueños niño y no olvides seguir creyendo en el asombro, continuar fantaseando con volteretas imposibles, con encuentros de nunca jamás, con hombres que decidieron ser extraordinarios para servir a otros. Vamos niño, ¿qué estás esperando? No es momento de descansar, deja los berrinches para la hora en la que no puedas darle alas a la imaginación. Sólo sigue soñando en voz alta, sigue contando esas historias disparatadas sin dejar de ser lo que eres, un niño que fácil se deja sorprender. Un paso más, uno más. Así, sin dejar de rayar las hojas con garabatos incomprensibles e historias de nunca acabar. No te detengas, ve por un villano más, ve por una misión más. Vamos niño, que ya eres un hombre y no puedes huir de la realidad.
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denibeec · 5 years
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El sueño de la odalisca
Lucia emitió un pequeño quejido al sentir las ataduras en sus muñecas . el nudo era firme como de costumbre ,sabia que no había oportunidad de escapar , sabia que era inútil el forcejeo . Aun así no intentaría luchar contra aquel sometimiento . Que lejanos quedaron aquellos días cuando todo aquel ritual le parecía tan extraño y antinatural . Ahora disfrutaba de la sensación , el paroxismo de la entrega sin limites le producía un cosquilleo en la entrepierna . sintió una mano grande y varonil pasarse a lo largo de su espalda . Lucia se contoneo como gata en celo producto de aquella lasciva caricia . de pronto sintió un tirón en su cabellera .
Quizo protestar por la brusquedad pero un violento beso la silencio de inmediato avidamente probo aquella boca experta , que con frenesí enloquecido mordía su lengua, luego vino la mordaza. 
conocía muy bien la textura de la suave tela entre los dientes y el pequeño dolor que producía en la mandíbula debido a la presión de la prenda sobre su carne .
Se escucho un ruido repentino. Lucia dedujo que un segundo hombre acababa de irrumpir en aquel cuarto de hotel . No podía ver nada a través de aquel antifaz de algodón obscuro .
- Levanta las nalgas - le ordeno el tipo que acaba de llegar . Lucia obedeció sumisamente y su voluptuoso y bien formado trasero quedo a merced de su nuevo e improvisado amo .
- ¿Como la veis? . se cae de puta verdad - pregunto rodrigo el amante de planta de lucia hacia ya mas de 3 años .
- Si colega - afirmo el otro tipo quien trago saliva ante el erótico espectáculo que tenia enfrente .
- Pues anda que es toda tuya -
Acto seguido rodrigo tomo asiento y se sirvió un trago de whisky mientras observaba como su esclava y amante estaba a punto de ser sometida por aquel extraño que un par de meses atrás conoció en un bar . Le cayo bien desde el inicio entre copa y copa surgieron las confesiones y desviaciones sexuales de cada uno . Fue así como rodrigo se animo a prestarle a Lucia para que disfrutara de su cuerpo . para que se regodeara con la sumisión y total entrega de su esclava .
El hombre volvió a besar a Lucia apasionadamente y esta vez sus manos se posaron sobre sus pechos blancos . Pudo sentir sus pezones erectos a través de la tela del corsé de encaje lila que lucia traía puesto . Agilmente lo desabrocho y los pechos saltaron al quedar libres. El hombre tomo a lucia por el cuello y la guió para que se pusiera de rodillas sobre la cama .
Lucia respiraba agitada mente a causa del desespero de imaginar cual seria el siguiente movimiento de su transgresor . Sintió un ligero pellizco en ambos pezones . quiso gemir pero a causa de la mordaza solo surgió un ligero siseo . Nuevamente sintió que tiraban de su cabello . pudo oler el inconfundible aroma de una virilidad masculina frente a ella. EL extraño dio un par de cachetadas con aquel mazo de carne a lucia en las mejillas las cuales ya estaban rojas a causa de la pasión enardecida de la cual ya era presa .
- Abre las piernas- ordeno el hombre con voz imperativa . Lucia tardo un instante en comprender la petición del extraño . - Carajo - , se escucho la voz de rodrigo quien se incorporo de su asiento ante la tardanza de Lucia para obedecer en el acto una orden . Luego tomo las bragas de Lucia que ya estaban húmedas y de un tirón las desgarro . Lucia sintió un par de dedos hundirse en su intimidad . El extraño comenzó a mover los dedos en forma circular dentro de Lucia .
Lucia arqueo la espalda debido a la placentera sensación que la invadía . Con que maestría aquel tipo le estaba masajeando los pliegues. A veces se detenía para hacer presión sobre su botón cada vez mas hinchado . Comenzó a respirar entrecortada mente . Una ola de calor comenzó a bajar desde su vientre hacia su entrepierna . Sintió el liquido orgasmico fluir hacia fuera de su intimidad mientras su vagina sufría los espasmos ocasionados por el orgasmo que acababa de tener. El hombre dejo de penetrarla con los dedos y se dispuso a lamer hasta la ultima gota del elixir derramado por Lucia . Paso la lengua a través de las paredes y noto el inconfundible sabor salado .
Se detuvo un momento en el clítoris de Lucia y con los dientes lo aprisiono suavemente para dar unos pequeños mordiscos que hicieron que Lucia casi adoptara una pose imposible .
-Morrigan Dechamps
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saberessinfronteras · 7 years
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El pacto con Ariza y los ultras de Libertas dejan sin su antifaz de 'progre' a Rivera
See on Scoop.it - Saberes en Política
El presidente de Ciudadanos, que se presenta como adalid de la renovación política, se dejó financiar por el multimillonario Declan Ganley, un ultracatólico amigo de Intereconomía
Saberes Sin Fronteras OVS's insight:
dime con quien andas y te diré quien eres..... Intereconomía es un medio neofascista católico (a lo Maurras: católico pero ateo, fundador de la ultraderecha francesa)- o como el Padre Amaro de la novela y film .... los campanarios de las iglesias son sus trompetas de batalla contra todo intento de hacer más justo este mundo
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