#aleph es el color del cielo
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mar-de-angustias · 7 months ago
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Qué lástima
Qué lástima que esta canción sea para la soledad,
Qué lástima que esta canción sea para la infelicidad
Qué lástima
Hasta luego, me alegra no haberte conocido
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descensoparcialdeliris · 4 years ago
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[tag 6 people you want to get to know better]
thanks for tagging me @jensrolt 🥺💛
favorite colors: fire yellow, apple green, burgundy,,
last song listened to: Pueblito Grande by Las Áñez (pls listen to this song, its so pretty and their music is so,, organic? if u can also watch the video ull get what i mean i think hdhd)
favorite musicians: David Bowie, Bestiärio, Carlos Puebla, Harry Styles, Bella Álvarez, Alcolirykoz, Ólafur Arnalds, Lorde, Iron Maiden, Residente/Calle 13, Ludovico Einaudi, aleph es el color del cielo, Tyler, The Creator,,,, eTc !! (hfdhf literally the hardest question ever wth)
last film i watched: Misery
last show i watched: Hannibal (i confirm, @boysrunaway and i will come for u if u dont watch it, its amAzing (i finished it today and started rewatching it riGht after, its that amazing hfjdhd))
fave original characters: ohmygod nO, theres too many,,, ill just say sander & robbe cause im tired rip
sweet, spicy or savoury: savouryyyy
sparkling water, tea, or coffee: COFFEE.
pets: no ;(( theres none ;(( though there was one and shes worth the mention so, i had a dog called Sekai (world/universe in japanese lol)
i tag anyone who sees and wants to do ittt
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lasvocesdelosotros · 5 years ago
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marzo 2019
01
Por su cara corren chorretes de agua sucia como si el río se hubiera metido dentro de ella.
Yo la abrazo tratando de consolarla, pero ella no entien­de. Llora con más ganas. De su boca sale un ruido seme­jante al que se arrastra por las orillas del río, que la hace temblar y sacudirse todita, y, mientras, la creciente sigue subiendo.
Rulfo
02
Yo no tengo voluntad. Ninguna. Me dejo influir por lo primero que veo. A mí me convencen en seguida. Basta que lo haga otro. El mató a su mujer, yo a la mía. La culpa, del periódico que lo contó con tantos detalles.
Max Aub
03
En todo suicidio hay un asesino que nunca es el suicida. Otro otro.
Max Aub
04
¿Existe ese Aleph en lo íntimo de una piedra? ¿Lo he visto cuando vi todas las cosas y lo he olvidado? Nuestra mente es porosa para el olvido; yo mismo estoy falseando y perdiendo, bajo la trágica erosión de los años, los rasgos de Beatriz.
Borges
05
Nadie se suicida por equivocación ni por ignorancia. Morirse es otra cosa, aunque, a veces, parezca un suicidio.
Max Aub
06
No tengo ninguna razón para hacerlo, pero tampoco para no hacerlo.
Max Aub
07
Cae una gota de agua, grande, gorda, haciendo un agu­jero en la tierra y dejando una plasta como la de un sali­vazo [...] Y a la gota caída por equivoca­ción se la come la tierra y la desaparece en su sed.
Rulfo
08
Ni una gota de aire, sólo el eco de su ruido entre las ramas rotas. Desvanecido a fuerza de ir a tientas, calculan­do sus pasos, aguantando hasta la respiración: «Voy a lo que voy»,
Rulfo
09
Te esperé un mes, despierto de día y de noche, sabiendo que llegarías a rastras, escondido como una mala víbora. Y llegaste tarde. Y yo también llegué tarde. Llegué detrás de ti. Me entretu­vo el entierro del recién nacido. Ahora entiendo. Ahora entiendo por qué se me marchitaron las flores en la mano.»
Rulfo
10
Ahora que sabía bien a bien que lo iban a matar, le habían entrado unas ganas tan gran­des de vivir como sólo las puede sentir un recién resu­citado.
Rulfo
11
hubo un rato, cuando vi que no se aliviaba con mi remedio, en que yo también le ayudé a llorar con mis ojos todo lo que pu­de...
Rulfo
12
Desde mucho antes de llegar a San Buenaventura nos dimos cuenta de que los ranchos estaban ardiendo. De las trojes de la hacienda se alzaba más alta la llamarada, como si estuviera quemándose un charco de aguarrás. Las chis­pas volaban y se hacían rosca en la oscuridad del cielo for­mando grandes nubes alumbradas.
Rulfo
13
—Me parece que usted me preguntó cuántos años estu­ve en Luvina, ¿verdad...? La verdad es que no lo sé. Perdí la noción del tiempo desde que las fiebres me lo enrevesaron; pero debió haber sido una eternidad... Y es que allá el tiempo es muy largo. Nadie lleva la cuenta de las horas ni a nadie le preocupa cómo van amontonándose los años. Los días comienzan y se acaban. Luego viene la noche. So­lamente el día y la noche hasta el día de la muerte, que para ellos es una esperanza.
Rulfo
14
Vino a llorar hasta aquí, arrimada a su madre; sólo para acongojarla y que supiera que sufría, acongojándonos de paso a todos, porque yo también sentí ese llanto de ella dentro de mí como si estuviera exprimiendo el trapo de nuestros pecados.
Porque la cosa es que a Tanilo Santos entre Natalia y yo lo matamos. Lo llevamos a Talpa para que se muriera. Y se murió. Sabíamos que no aguantaría tanto camino; pero, así y todo, lo llevamos empujándolo entre los dos, pensando acabar con él para siempre. Eso hicimos.
Rulfo
15
Sentí un confuso malestar, que traté de atribuir a la rigidez, y no a la operación de un narcótico. Cerré los ojos, los abrí. Entonces vi el Aleph.
Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato; empieza, aquí, mi desesperación de escritor. Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca? Los místicos, en análogo trance, prodigan los emblemas: para significar la divinidad, un persa habla de un pájaro que de algún modo es todos los pájaros; Alanus de Insulis, de una esfera cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna; Ezequiel, de un ángel de cuatro caras que a un tiempo se dirige al Oriente y al Occidente, al Norte y al Sur. (No en vano rememoro esas inconcebibles analogías; alguna relación tienen con el Aleph.) Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Por lo demás, el problema central es irresoluble: la enumeración, siquiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es. Algo, sin embargo, recogeré [...]
Borges
16
[...]  El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer en el pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemon Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico, yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, 
vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplican sin fin, [...]
Borges
17
[...]
vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osatura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.
Sentí infinita veneración, infinita lástima.
Borges
18
Esa hormiga odiaba a aquel león. Tardó diez mil años pero se lo comió todo, poco a poco, sin que él se diera cuenta.
Max Aub
19
La poesía son puras palabras. La pintura son puras lineas y colores. Cuanto más puras mejor.
Paul Laffitte (?) en Aub
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Desde entonces no pudo dormir bien. Lo atormentaba la inmensa desolación con que el muerto lo había mirado desde la lluvia, la honda nostalgia con que añoraba a los vivos,
Gabo
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Al primer contacto, los huesos de la muchacha parecieron desarticularse con un crujido desordenado como el de un fichero de dominó, y su piel se deshizo en un sudor pálido y sus ojos se llenaron de lágrimas y todo su cuerpo exhaló un lamento lúgubre y un vago olor de lodo. Pero soportó el impacto con firmeza de carácter y una valentía admirables. José Arcadio se sintió entonces levantado en vilo hacia un estado de inspiración seráfica, donde su corazón se desbarató en un manantial de obscenidades tiernas que le entraban a la muchacha por los oídos y le salían por la boca traducidas a su idioma
Gabo
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la mente humana es pobre; cuando se cansa de una postura y quiere adoptar otra, no le queda más remedio que hundirse en la contraria. Blanco o negro, con muy leves tonalidades intermedias. Cuando nos cansamos de los hijos de Lawrence, Husserl, Freud, Novalis, Nietzsche, Rilke, Bergson, Scheler, Ortega, volvemos naturalmente a Descartes, Diderot, Kant, Voltaire, Darwin o como se llamen los que entonces se prefieran. Animal muy limitado, lo bueno es que, sea cual sea el abono, el hombre crea. De eso y para eso vivimos.
Miguel Gasch Guardia (Aub)
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no sólo podía entonces entender, sino que podía vivir como cosa propia las experiencias de su hermano, porque en una ocasión en que éste explicaba con muchos pormenores el mecanismo del amor, lo interrumpió para preguntarle: «¿Qué se siente?». José Arcadio le dio una respuesta inmediata:   –Es como un temblor de tierra
Gabo
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Pero cuando ella entraba en la casa, alegre, indiferente, dicharachera, él no tenía que hacer ningún esfuerzo para disimular su tensión, porque aquella mujer cuya risa explosiva espantaba a las palomas, no tenía nada que ver con el poder invisible que le enseñaba a respirar hacia dentro y a controlar los golpes del corazón, y le había permitido entender por qué los hombres le tienen miedo a la muerte.
Gabo
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Me atrevo a pensar, que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de las Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual este colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad.
Gabo
26
sintió que los huesos se le llenaban de espuma, que tenía un miedo lánguido y unos terribles deseos de llorar.
Gabo
27
La pintura es la pintura como el hombre es el hombre o el vino, vino. El que habla de pintura no sabe nunca lo que dice. El que tenga que opinar, que pinte. Se puede decir que un vino es bueno o malo, si le gusta a uno o deja de gustarle. Pero puesto a pensar si depende de la calidad de la tierra, de los abonos, de la lluvia y del tiempo, que hablen los técnicos, que no beben. Ya no es arte, sino ciencia.
Max Aub
28
Más extraño y más puro que todo hrön es a veces el ur: la cosa producida por sugestión, el objeto educido por la esperanza.
Borges
29
No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud, como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad.
Gabo
30
les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de las cosas, y por último la identidad de las personas y aun la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotez sin pasado.
Gabo
31
Solo los no artistas (lo mismo da poetas, novelistas, dramaturgos, pintores, músicos) no comprenden este hacerse de la obra a medida que crece. Estoy por decir que es la diferencia esencial entre el artista y los que no lo son; entre las Bellas Artes y las que no lo son. Por eso, a veces, un retrato no es una obra de arte; por eso, generalmente, una película no es una obra de arte. Por eso, un reportaje casi nunca es una obra de arte. Fáltales libertad. Una obra de arte tiene que estar hecha, que estar haciéndose en libertad. Si no es así podrá ser una obra bien hecha, una obra estimable, pero no una obra de arte.
Paul Derteil (Aub)
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silenteexperience · 5 years ago
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Sonidos Viles!  1 de Noviembre.  
En escena:
Silente Experience MOIRAS Last Man's Breath Arda No soy único en el mundo. Aleph es el color del cielo
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exnoctambulo · 8 years ago
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Despierta tarde. No espía en la ventana los colores del cielo. Es la chica de la sabia tevé la que le explica si habrá nubes o sol, esta mañana. Enciende el celular. La cotidiana costumbre del pulgar lo comunica con los usuarios de una agenda rica. Incluso con los que no tiene ganas. Prende la compu. Pasa todo el día pegado a la pantalla, pero cree que le queda cierto tiempo todavía por vivir, y que la noche lo provee: saca El Aleph de la estantería, cierra, apaga, silencia, calla y lee.
Cita a ciegas, Juan Sasturain
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