#acercarnos a Dios en busca de misericordia
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tetha1950 · 16 days ago
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El acceso...
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Al hablar sobre el Lugar Santísimo, la segunda parte del tabernáculo detrás del velo donde la presencia de Dios moraba bajo el viejo pacto, Hebreos 9:7 dice: Pero en la segunda parte entra únicamente el sumo sacerdote, y solo una vez al año, provisto siempre de sangre que ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia cometidos por el pueblo.
Solamente el sumo sacerdote podía entrar a esta parte del tabernáculo, a la presencia de Dios. Y solamente podía entrar una vez al año para ofrecer la sangre de un animal para cubrir los pecados del pueblo.
Pero vea conmigo lo que dice Hebreos 10:17–19: Y nunca mas me acordare de sus pecados e iniquidades. Ahora bien, donde hay perdón de estas cosas, ya no hay ofrenda por el pecado. Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús. (LBLA)
Usted tiene acceso directo a la presencia de Dios. De hecho, Hebreos 4:16 dice: “Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna” (LBLA).
Usted no necesita a un sacerdote. No tiene que ir con un pastor. Usted tiene acceso inmediato y constante. De hecho, Dios no solamente le da la bienvenida, sino que Él desea que usted vaya a Su presencia.
¿Sabe una cosa? Mis hijos siempre tienen acceso directo a mi oficina, todo el tiempo. Puedo estar en una junta con las puertas cerradas cuando, de repente, las puertas se abren y “¡hola, papá! ¿No tienes nada en el frigorífico?” Ellos simplemente entran como si fuera de ellos—y sí lo es. Yo soy su padre.
Su Padre celestial es igual. Él no le va a rechazar ni le va a decir: “Lo siento pero tienes que venir a través de un ángel. No puedes hablar directamente conmigo”.
No. ¡Usted tiene acceso directo!
(Ps. Bayless Conley).
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crecimiento-espiritual · 1 year ago
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2 DE DICIEMBRE: ESCUCHA, SEÑOR, MI ORACION
Escucha:
Escucha, Señor, mi oración;
atiende a mi súplica.
Por tu fidelidad y tu justicia,
respóndeme.
(Salmo 143:1)
Piensa:
El Salmo 143 comienza con una poderosa expresión de confianza y dependencia de Dios en tiempos de angustia. En él, el salmista clama humildemente a Dios, buscando su guía, gracia y misericordia.
El versículo inicial refleja la profunda comprensión del salmista de que Dios es el único digno de confianza absoluta y justicia inquebrantable. No busca la respuesta de Dios basándose en su propio mérito, sino en la fidelidad y la justicia de Dios.
La oración presente en el Salmo 143 es un modelo de cómo debemos acercarnos a Dios en momentos de angustia. Nos recuerda que, independientemente de las circunstancias, podemos confiar en la bondad y la justicia de Dios. Cuando enfrentamos desafíos, nuestras súplicas no deben ser egoístas, sino moldeadas por la humildad y la confianza en Dios.
Este salmo nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida de oración, animándonos a acudir a Dios en todas las situaciones, creyendo que él es fiel y justo en sus respuestas. Nos enseña a poner nuestra confianza en Dios, sin importar cuán difícil sea el viaje, sabiendo que él escuchará y responderá de acuerdo con su perfecta fidelidad y justicia.
Habla con Dios
Confía en la fidelidad de Dios: basa tu vida de oración en la confianza en la fidelidad de Dios.
Humildad en la oración: reconoce tu dependencia de Dios y evita las oraciones egoístas o presuntuosas.
Persistencia en la oración: continúa buscando a Dios, incluso cuando parezca que tus oraciones no son respondidas de inmediato. Recuerda que la respuesta de Dios puede no llegar en el momento o de la manera que esperas.
Ora:
Señor mi Dios, con humildad, presento mis súplicas ante ti. Confío en tu fidelidad y justicia. Guíame en mis caminos, renueva mi espíritu y lléname de tu gracia. En el nombre de Jesús, amén.
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alegratellenadegracia · 4 years ago
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Amigo fiel.
Lecturas del día (26-jun-2020): 2R 25, 1-12 / Sal 137[136], 1-2.3.4-5.6 (R. 6a) / Mt 8, 1-4.
«Señor, si quieres, puedes limpiarme» (Mt 8, 2)
Jesús es amigo fiel, compañero de camino, luz en medio de la oscuridad, compasivo y misericordioso, y así se nos presenta hoy en el Evangelio de San Mateo, mediante la sanación de un leproso.
La lepra era considerada en el pueblo Judío como una enfermedad que hacía al hombre impuro, por ello los leprosos eran excluidos de la sociedad, nadie se les acercaba, nadie los abrazaba, nadie les demostraba cariño, y sin embargo en este pasaje vemos al Hijo de Dios, acudir al llamado de un hombre que quiere quedar limpio, que necesita ser restaurado, liberado de la enfermedad, y con ello recuperar su dignidad de ser humano, ser incluído nuevamente en la sociedad, este hombre lleno de confianza reconoce en Jesús la presencia divina del creador y más que una sanación física lo que busca es una sanación espiritual.
Dice la Palabra que el leproso se acerca a Jesús, lo busca, y esa misma necesidad es la que debemos sentir nosotros cuando le fallamos a Dios y caemos en la enfermedad del pecado, nuestro Dios no es un Dios lejano, siempre está allí esperando como un Padre amoroso, que volvamos a Él, nos ama tanto que nos da la libertad de que seamos nosotros los que busquemos su gracia sanadora, Él está dispuesto a sanarnos porque quiere lo mejor para nosotros.
Imagino la cara de la muchedumbre al ver que Jesús se acercaba a tocar al leproso, transgrediendo la ley antigua, la misma cara que en la actualidad muchos colocan cuando en la comunidad alg��n hermano ha fallado y quiere acercarse a la Eucaristía. Dios, sin embargo no espera que nos acerquemos para juzgarnos o para castigar nuestras acciones, lo único que quiere y puede hacer es liberarnos de nuestros sufrimientos.
Claramente a Dios no le gusta vernos enfermos, tristes, ansiosos, angustiados, derrotados, el amor de Dios es incomparable pero quiere que nos acerquemos con un corazón contrito y humillado y al igual que el leproso digamos "Señor, si quieres, puedes sanarme". La misericordia de Dios puede sanarte de todas tus lepras pero tú debes desear que él obre en tu vida, abrir espacio en tu corazón para dejarlo actuar.
Oremos hoy hermanos para que nuestras lepras no nos impidan acercarnos a nuestro Padre Celestial, que su poder sanador llegue a nuestra vida y restaure lo que este dañado, que Él sea nuestra medicina diaria que sane heridas, que podamos escuchar ese dulce "si quiero", quiero sanarte, quiero acompañarte, quiero guardarte en mi amor como la niña de mis ojos, quiero hacer parte de tu vida, quiero guiarte y acompañarte y quiero compartir contigo el banquete de la vida eterna.
Por: Andrea Lasso Guerra – Pastoral Provida Parroquia Inmaculado Corazón de María, Barranquilla – Colombia
Agradecimientos: Imagen de andreas160578 en Pixabay 
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roxadriel · 3 years ago
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En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
Salmos 18.6
Quizás te sientas frustrado o confundido, por todas las cosas que vemos cada día. Hay momentos en que de verdad no sé cuál es mi función en este mundo. Un día estoy arriba lleno de ideas, lleno de ánimo y muy esperanzado. Otro día estoy abajo luchando con mis emociones y con gana de hacer nada.
Cuando me encuentro en ese punto de mi vida se apodera de mí una gran decepción y frustración. Busco calmar ese sentimiento con cosas o hablo con alguien de confianza y creo que con contarle lo que me pasa o disimular que todo está bien, puede ayudarme a cambiar mi estado de ánimo. ¡Pero no hay nada más lejos de la verdad que eso!
En la búsqueda de lograr ese equilibrio que yo necesito para poder sentirme bien de alguna manera, me alejó de Dios, y no busque refugio en El, si no en sus criaturas. Cuando mi mente construye las formas de cómo salir de ese estado, La Biblia declara: Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, El cual es bendito por los siglos. (Rom 1:25). ¡¡Qué gran verdad!!
Ninguna criatura puede ayudarme más que el Creador. Muchas veces le comentaras tus problemas a alguien que no tiene la respuesta correcta a tu situación, y la mayoría de las veces te mentirán para no hacerte sentir mal y tratará de decirte lo que tú quieres escuchar; pero eso no te resolverá tu situación. Sin embargo, si buscamos al Creador en el día de nuestra angustia el traerá las respuestas que necesitamos desde el cielo…
David siempre que se sentía mal se refugiaba en Dios. Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tu me hiciste ensanchar; Ten misericordia de mi y oye mi oración. (Salmos 4:1)
Si clamamos a Dios cuando estamos deprimidos y frustrados El nos escucha, si vamos hacia El en arrepentimiento y creyendo que Dios es poderoso para darle sentido a nuestras vidas; te aseguro que el Señor se acercará a nosotros, nos brindará socorro y nos mostrará el camino y le dará sentido a nuestras vidas, porque en El están escondidas todas las cosas y en El estamos completos.
El señor nos hizo, sabe de qué estamos hechos. Conoce nuestras angustias y preocupaciones. Esa es la mayor razón por la cual podemos acercarnos a El en oración. El nos escuchará desde su Santo Templo y vendrá y traerá paz a nuestros corazones, el Señor es piadoso y no rechaza a nadie que se acerca a El en busca de ayuda.
Esa es nuestra fe, que si confiamos en que El nos oye tendremos eso que pedimos, el Señor nos mostrara el camino del bien; y su Luz y su Verdad estará sobre nosotros. El traerá paz y alegría a nuestro corazones.
Busca a Dios cuando te sientas frustrado o deprimido, no permitas que nada te aparte de ir a El con confianza. Acércate al Señor y clama, El tendrá misericordia y escuchara tu oración.
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verdadpresenteadv · 3 years ago
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Arrepintámonos y recibamos el manto de justicia de Cristo, 5 de diciembre
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Lucas 11:9, 10. SSJ 346.1
Hemos de entregar nuestro corazón a Dios para que pueda renovarnos y santificarnos, y prepararnos para los atrios celestiales. No hemos de esperar que llegue algún tiempo especial, sino que hoy hemos de entregarnos a él, rehusando ser siervos del pecado. ¿Se imaginan que pueden desprenderse del pecado poco a poco? ¡Oh, despréndanse de esa cosa maldita inmediatamente! Aborrezcan las cosas que aborrece Cristo, amen las cosas que ama Cristo. Por su muerte y sufrimiento, ¿acaso no ha provisto lo necesario para su limpieza del pecado? SSJ 346.2
Cuando comenzamos a comprender que somos pecadores, y caemos sobre la Roca para ser quebrantados, nos rodean los brazos eternos y somos colocados cerca del corazón de Jesús. Entonces seremos cautivados por su belleza y quedaremos disgustados con nuestra propia justicia. Necesitamos acercarnos a los pies de la cruz. Mientras más nos humillemos allí, más excelso nos parecerá el amor de Dios. La gracia y la justicia de Cristo no serán de utilidad para el que se siente sano, para el que piensa que es razonablemente bueno, que está contento con su propia condición. No hay lugar para Cristo en el corazón de aquel que no comprende su necesidad de luz y ayuda divinas. SSJ 346.3
Jesús dice: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. Mateo 5:3. Hay plenitud de gracia de Dios, y podemos tener el espíritu y el poder divinos en gran medida. No se alimenten con las cáscaras de la justicia propia, sino vayan al Señor. Él tiene el mejor manto para ponerles, y sus brazos están abiertos para recibirlos... SSJ 346.4
Ustedes son probados por Dios mediante la Palabra de Dios. No han de esperar emociones maravillosas antes de creer que Dios les ha oído. Los sentimientos no han de ser la norma de ustedes, pues las emociones son tan mutables como las nubes. Deben tener algo sólido como fundamento de su fe. La Palabra del Señor es una Palabra de infinito poder, en ella pueden confiar; y él ha dicho: “Pidan y recibirán”. Miren al Calvario. ¿No ha dicho Cristo que es el Abogado de ustedes? ¿No ha dicho que si piden cualquier cosa en su nombre, la recibirán?... Han de venir a Dios como un pecador arrepentido, mediante el nombre de Jesús, el divino Abogado, a un Padre misericordioso y perdonador, creyendo que cumplirá lo que ha prometido. Todos los que deseen la bendición de Dios, llamen al trono de la misericordia y esperen con firme seguridad.—Mensajes Selectos 1:384-386. SSJ 346.5
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larn-solo · 7 years ago
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[ Azrael - 2 ]
«Es menester decirte, mortal, que todas esas patrañas que Ella te ha vendido no existe. Incluso, todos ustedes creen que es Él. Olvídate de las llamas, de la oscuridad y toda esa mierda barata. El Inframundo fue, al inicio, un encargo de Ella para el Primer Lucero, su hijo favorito entre todos nosotros. Luzbel es la perfección de la perfección misma, y fue él quien gozó de un don único, a diferencia de todos nosotros: el libre albedrío. ¿Crees que tu voluntad es original? Deberías agradecerle al rebelde  de ello. Su rebelión la hizo reflexionar y creó ese proyecto que es ahora tu especie. El libre albedrío de los humanos es para que su todopoderoso ego la acaricie cuando quieren alabarla, y para que les disponga condena cuando no lo hacen, porque tuvieron la opción de hacerlo en su momento. Pregúntate ahora mortal: ¿Te dieron de verdad la opción de elegir? ¿Estás seguro que eliges por voluntad propia? Muchos de tu especie lo han cuestionado, y han recibido mi admiración que, dentro de sus limitaciones espacio–temporales, lo hayan logrado. Mi pensamiento no se debe a un obsequio como a Luzbel o como a vos… y así, cumpliendo con mi deber, es que lo descubrí. Retomaré diciendo que Luzbel, de entre nosotros tres (Metatrón y yo), fue el encargado de diseñar el Inframundo: lúgubre, terrorífico, el lugar donde la maldad de la Todopoderosa pudiera ser libre. ¿Acaso creías que Ella es pura bondad y amor? ¡Qué ilusa y básica es tu mente! La clave de todo, es el equilibrio. Por eso llevo la Muerte, para equilibrar la Vida. El exceso, es en todo ámbito lo dañino, como dañino es un gobierno tan absoluto. Eso lo entendió Luzbel, aunque se excedió en creerse completo dueño de sí. Eso entendí también yo, y me pesaba no haberme puesto a su diestra cuando se rebeló...  ¡Oh…! Veo en tu rostro que he desvariado en mi relato. Proseguiré entonces diciendo que así era el Inframundo original (sí, sin llamas), pero cuando buscas la perfección en todo, cometes errores, y haber dejado a Luzbel diseñarlo fue un error.  Recuerdo que cuando regresé por primera vez luego de encerrarlo, Luzbel me invitó a su Citadel, que él mismo también diseñó. Al igual que Ella, tiene la asquerosa tendencia a la perfección. Digno hijo suyo. Todo en el Inframundo cumple con la perfección en su propio diseño. Los mayores miedos son perfectos. Los castigos, de precisión exacta. Y eso, lamentablemente, gracias a mi colaboración indirecta. Luzbel es el encargado de dar castigo eterno, y perfeccionó su técnica de manera, valga decirlo, exquisita. Conversábamos ambos antes de la Gran Rebelión que la tortura no bastaba, y coincidimos que el mayor castigo es la culpa sin opción de perdón. ¿Tienes en secreto una culpa que no puedes perdonarte? Ya puedes tener una idea del infierno que te espera, pero multiplica ese sentir de manera exponencial hasta el infinito. Así castiga Luzbel, sin misericordia. Ese, es el verdadero sadismo.  Más mi hermano mayor tiene una tendencia innata a los placeres, así que en la Citadel todo vicio que ha existido, existe y existirá, vive allí. Por eso no hay llamas ni nada de esas cosas.  Veras lujos, comodidades, hedonismo por doquier. Allí vivirá tu culpa y tú de manera eterna, rodeados de toda tentación posible para que tu supuesto libre albedrío escoja, pero caerás, como caen todos en sucumbir ante lo sensorial o un acto de sacrificio supuestamente altruista, y es allí donde no existe perdón, y la condena prosigue por los siglos de los siglos, así sea. Así que te obsequio un consejo: perdónate. Conocí la Citadel por invitación de Luzbel, cuando en una de mis visitas llevando almas a pagar condena, parlamentamos sobre sus motivos de rebelión y me reclamó mi falta de apoyo. Aunque no tomé partido por él, Ella supo del encuentro, y un sello se había impuesto sobre la Citadel: ningún celestial podría ingresar a ella, a menos que sea por castigo de destierro, y aunque esa reunión fue el motivo de su inicial desconfianza hacia mí, ahora era el pretexto que nos convenía a  ambos: – Matarás a Luzbel por mí. – el dolor en los oídos era insoportable. – ¿Cómo podría Madre Nuestra? Nos has negado acercarnos a su reino. Eres tan poderosa que hiciste omnipotente tu dictamen. Ella dio unos pasos atrás y me quedó mirando con el azul intenso de sus ojos zafiro. – ¿Te burlas de mi Azra? ¡Eso es blasfemia! – Su grito hizo vibrar mi ser hasta sentir que sólo me volvería átomos. – No blasfemo Mi Señora. Pero si Madre me quita el sello, todos mis hermanos sabrán que algo sucede, incluso Luzbel.   Sus ojos ardieron más de lo habitual. Y aun así, eran perfectos. – Piensas muy rápido Azra. – Le sonreí y respondí: – Gracias a su gloriosa generosidad de haberme creado así. – y me hinqué a sus pies, mirando al suelo.  Mentía. Ella lo sabía. Nunca me había dado esa capacidad de discernir, pero la fui adquiriendo a través del tiempo. No necesité decir más. No necesitó más. Me entendió a la perfección. Regresó a su trono y Metatrón fue despertado y elevado, para que toda la creación oyera claramente: – “Por cometer pecado en la Ciudad De Plata y cometer blasfemia ante mi presencia, Yo, que soy El Verbo… – y empecé a musitar cada palabra como parte de una homilía nunca olvidada, porque recordaba las mismas palabras que cayeron sobre Luzbel –…Omnipresente y Omnipotente, Madre de todo lo creado y por crearse, Dueña de la vida y la muerte, y siendo mi voluntad la Ley misma, declaro que el arcángel Azrael y todo su coro son desterrados del Reino... Más en consideración a sus servicios  prestados, le impongo aún las obligaciones  que conlleva ser ángel de la Muerte por toda la Eternidad.” Una vez acabada la orden, Metatrón  recuperó sus acciones, pero perdió el control, corriendo hacia mí y abrazándome en llanto: – ¡Azra! ¡¿Qué hiciste?! – yo seguía hincado. No quería mirar su rostro. – ¡Azra! ¡Respóndeme! – Yo no lo respondí. Era un desterrado. Un indigno… en el salón del trono de la ciudad argenta. Metatrón, sollozando aún, se puso de pie y la miró:  – Madre Nuestra Todopoderosa, os imploro por tu sagrado nombre que me evites levantar la mano contra mi hermano.  – No necesité mirarla. Sabía que una sonrisa perfecta se dibujaba en su perfectísimo y divino rostro. Tampoco necesité oírla. Rechazar la petición hubiera ido en contra de su magnificencia y benevolencia.  – Gracias Madre nuestra… – Metatrón prosiguió: – Azra. Sabes que es mi deber… – Lo sé, Met… Lo sé. – Dicho esto me puse en pie y empecé a orar dando instrucciones a mi coro, mientras me dirigía corriendo a la puerta. Sabía lo que vendría. Lo sentía en la punta de la lengua. Aunque mi misión era para Ella, también me había dejado a mi entera acción. Estaba al borde de la libertad… pero la libertad, se escribe, con tinta de dolor, lágrima y sangre. – ¡Guardias! – fue la orden de Metatrón que resonó en todo el reino, y una vez abiertas las puertas del salón del trono, todos los querubines apuntaban sus lanzas contra mí. Tras de ellos el coro de Miguel quien se encontraba al final, con su espada de luz desenvainada. Lo que sucedió después, ha sido borrado de la historia del Reino. Más recuerdo muy bien que mi primera idea fue que Ella y yo teníamos muy en claro el resultado. Sus querubines, tan devotos, tan píos, tan leales y perfectos, no significan nada. Todos, absolutamente todos, somos las fichas de un juego que no entiendes ni entenderás, a menos que seas Ella. Entre gritos de “A por el Impío…”, “Muerte al Caído…”, “En nombre de nuestra Madre…”  mutilé, cercené, degollé, y me volví la Muerte misma. La sangre me rodeaba por doquier, y a los primeros querubines que asesiné mi corazón empezó a sentir culpa, pero recordando mi debate con Luzbel, me la arranqué pronto. No era mi culpa. Era el deseo de Ella. Cumplía las órdenes de Ella. Sus reglas. Su culpa. Su maldita culpa. Mis lágrimas y dolor fueron camufladas por la sangre que manchaba mi rostro, y mientras más cuerpos caían me preguntaba si Luzbel habría sentido lo mismo cuando se rebeló y mataba ángeles y querubines… nuestros hermanos de menor jerarquía. Esa vez me había quedado en las puertas externas de la Ciudad De Plata, porque siendo el más perfecto de todos nosotros, sabía que nadie lo iba a detener, salvo otra Potencia como él. Y esa vez Ella me había ordenado esperarlo allí, evitándome ser testigo de la masacre que produjo. La misma masacre que estaba cometiendo yo ahora. Dudo que puedas imaginarlo mortal. Ningún campo de batalla humano se tiñó de sangre como en el Gran Rebelión, ni como en la huida del Caído de alas negras. Y sin dolor ni lágrima que derramar, empecé a actuar de manera mecánica. Sin emoción alguna. Cada golpe que daba. Cada rayo de energía que emitía. Cada corte de mi espada era como si hubiera sido una rutina diaria en la eternidad que duró esos minutos. Los querubines no tienen alma, nada había que guiar en ellos. Eran los maniquíes de la Todopoderosa que caían rotos por mí tras mi avance. Cuando tuve conciencia de todo esto, entendí que iban a ser creados otra vez. Como lo que son: maniquíes, así que seguí arrasando con todo en línea recta. Mi dirección era obvia, y no había hecho nada por evitarlo: me dirigía hacia Miguel. Si mis demás hermanas y hermanos arcángeles no habían aparecido es porque Ella lo había ordenado. Es lo que he querido pensar siempre. No me los puedo imaginar como a Metatrón pidiendo no levantar su mano contra mí, aunque ella nos negó esa petición cuando el Primer Lucero se sublevó… Salvo Samuel. Siempre quise imaginar que ella sí lo había pedido. En todo caso, si Miguel estaba allí es porque aunque lo negara mil veces, en su corazón siempre quiso ser el preferido, y habiendo fallado en encerrar a Luzbel, ahora tenía la oportunidad perfecta de redimirse ante la Omnipotente. ¿Sería Miguel consciente  de ese sentir en él, o su fe y devoción lo habían cegado? ¿Sabía Ella que él estaba allí por cuenta propia? ¿Lo había mandado Ella? ¿Quería que matara a Miguel como pretexto? ¿O era acaso su deseo que Miguel me matara? Pero todo es un juego. Su juego. Un puto y maldito juego donde no sabes las reglas. No negaré que asesinar a su coro me dio satisfacción. Matar a todos esos lambiscones me daba una sensación que hasta ese momento no había tenido: el placer de la venganza. Antes me hubiera gustado llevarlos a la Citadel del Inframundo para que Luzbel los torturara pero como todo en la Creación, nunca se dan las cosas de acuerdo a lo que deseas. Mi coro ya estaba alertado: a esos perros no les destiné el Inframundo. No les iba a dar la opción de redención. Los iban a guiar al peor sitio de todos al morir: al Limbo. Créeme mortal, el infierno es un día de vacaciones comparado con el Vacío y la Nada absolutos.  Ese lugar tan terrible, era mi propio reino. Ese era el feudo que Ella me había obsequiado, un lugar que hasta el mismo Luzbel temía. Miguel se había quedado quieto. Había observado todos mis movimientos ¿Me habría estado estudiando? ¿Deseaba atacarme cansado después de la masacre que produje? ¿Disfrutaba acaso verme matar a sus lambiscones? Sólo puedo decir que al último de sus ángeles corales lo atrapé del cuello y lo arrastré conmigo hasta llegar unos metros frente a él, para arrancarle la cabeza y lanzarla a sus pies, mientras el grito de su ángel fue el último sonido que se oyó mientras la testa rodaba por las baldosas perfectas teñidas de sangre. Miguel se quedó impertérrito. Me miraba fijamente mientras su mano apretaba su espada. Nos quedamos por un segundo en silencio. Nuestro mutuo desprecio iba a colisionar. De pronto empezó a volar hacia mí con increíble rapidez, con toda la furia que un arcángel puede manejar, mientras el batir de sus alas complementaba su grito: – ¡Azrael! Arrojé la espada divina que portaba de rigor con mi ajuar, y que goteaba sangre sin parar, e inmediatamente invoqué la espada perfecta, de hoja perfecta, que nuestra regente perfecta me acaba de entregar una masacre atrás. Nunca me lo dijo. No tenía que hacerlo. Si me la dio para matar a Luzbel, servía también para matar a otros arcángeles… También podía matar a Miguel, y al igual que mi hermano, también respondí con un grito: – ¡Miguel…! »
[ ¿Continuará? ]
© Lᴀʀɴ Sᴏʟᴏ Lima/Perú • 18/mayo/2018
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walkthesameespanol · 7 years ago
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MÁS ALLÁ DE LOS SENTIDOS (#wtsdevo #prosperidadespiritual)
Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. – Job 1:1
Job cronológicamente es el primer libro escrito en la Biblia. Se dice que este hombre probablemente fue contemporáneo de Abraham. Y en versículo 1 nos muestra la columna vertebral del carácter de este hombre y dicta que era “un varón perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal” en pocas palabras a los ojos de Dios Job era un hombre completo, maduro, esta es la traducción para perfecto y además recto, tenía un corazón firme, integro, sin dobleces y para resumir las últimas dos características podemos dictaminar que este hombre era santo, apartado para Dios.
Sin embargo, aunque para algunos de nosotros esto ya es demasiado, y pareciera que su nivel no hay quien lo alcance, Dios no quería dejarlo así. Dios tenia places mejores para él. Dios quería darle más y llevarlo a una esfera o peldaño más allá de lo que los sentidos pudieran considerar o determinar los parámetros para un hombre prospero.
Si como ya escrito antes, Job era un hombre muy prospero. Tenía riquezas gigantescas y para darnos mayor luz la historia se desarrollos en dos planos: uno terrenal y otro celestial. Y entonces, mientras este hombre gozaba de esta fama y prestigio, de dichas comodidades, en el cielo se desataba una conversación entre Dios y Satanás.
Como sabemos Dios permitió que la vida de Job fuera tocada y en un abrir y cerrar de ojos, las circunstancias, los factores externos cambiaron y dicho hombre de la tierra de Uz perdió todo lo que a los hombres pudiera parecer codiciable. La catástrofe llego a hacer un hecatombe que azotó la vida del santo y lo dejo sin familia (todos sus hijos murieron), sin seguridad económica (todas sus posesiones materiales en un segundo desaparecieron) y su piel se llenó de llagas (su salud fue trastocada). A los ojos de un mundo tan superficial este hombre había sido maldecido, máxime cuando bajo una cultura como la hebrea el pensamiento secular dictaba que el ser prosperado económicamente era sinónimo de bendición y el pedir prestado o ser pobre era equivalente a ser maldecido por Dios. De tal manera que los amigos de Dios concluían que esté había pecado.
Es impresionante ver como job en todo esto nunca perdió su integridad, cuando más quebrantado y desgarrado del alma estaba pudo adorar a Dios y decir: “Jehová dio, Jehová quito, bendito sea el nombre de Jehová”. Wooow este hombre si que tenía un corazón para Dios, este hombre si que tenía una perspectiva correcta de los procesos de Dios, este hombre si tenía rendida su vida y voluntad a la soberanía de nuestro Padre Eterno.
Esta tarde quiero enfocar su reflexión en las palabras, que su esposa emite a Job, porque vienen a representar el pensamiento que permea nuestra sociedad, la cosmovisión y la teología tan errada que el mundo tiene por verdad. La mujer le dice a Job: “maldice a Dios y muere”. No es acaso esto lo que piensan los incrédulos. No es acaso que si tu Dios no es conocido como benefactor no sirve y no tiene poder, no es acaso que se le busca por su mano y no por su rostro, no es acaso que muchos adoramos a Dios en las buenas pero en las malas le damos la espalda.
Si vamos a acercarnos a un Dios y Rey Soberano no pretendamos que actué como súbdito.
“Sus deseos son órdenes” son palabras del genio de la lámpara mágica. Pero el cosmos no conspira en pos de tu placer y deseos. El cosmos existe para darle y reflejar la gloria de Dios.
El pensar en cosas terrenales es característico de los sensuales que no tienen el Espíritu Santo. Placeres, riquezas, comodidad, poder,  posición, reconocimiento, tienen poco que ver con ser prospero a la manera de Dios.
El relato de la vida de Job termina diciéndonos que después de que este hombre se Dios cuenta de que todo venia por la gracia, bondad y misericordia de Dios y no tenía que ver con su rectitud intachable entonces Dios le multiplico sus bienes, su salud fue restaurada y al final tuvo el doble de hijos/as, pero la verdadera prosperidad de Job en dicho proceso se relata en Job 42:5: “de oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven”.
Job conoció íntimamente a Dios y eso estaba por encima de sus bienes materiales, de su bienestar físico o de la vida misma de su familia. La verdadera riqueza y prosperidad de Job fue poder conocer a Su Creador íntimamente. Y así por siglos fue y es contada la historia de la tierra de Uz.
Oración: Dios, Señor nuestro venimos a tus atrios con un corazón humillado a ti, estamos llenos de nosotros mismos, llenos de mundo, llenos de afanes, llenos de codicia por obtener lo que el mundo pondera como bueno y honorable. Te pedimos hoy abras nuestros ojos y concedas en nosotros el ver las cosas como tú las vez. Asístenos en la tarea buscarte y ser asiduos de ti. Padre la obra es de tu Espíritu en nosotros. Regenera nuestros corazones. Haz lo que tengas que hacer para que podamos conocerte íntimamente. La vida de tu hijo fue quitada por nuestros pecados, nuestros pecados cargados por Él, nuestra vergüenza expuesta en una cruz. Señor de mi vida toma mi salud, mis bienes, mi felicidad temporal, mi éxito, mi fama, mi satisfacción, mi comodidad de ser necesario y llévame a prosperar espiritualmente. Nuestra alma y corazón te anhelan, queremos más de ti. Muéstranos tu gloria. En el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo oramos AMÉN.
Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.
Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. – Jeremías 9:23,24
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Serie devocional: Más allá de los  Sentidos (#wtsedevo #prosperidadespiritual)
Publicado por: Jessie Sauza // Personal // Walk The Same Español
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esmecu · 5 years ago
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Día 7 / 12 de abril 2 Crónicas 7:14  Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra. Reflexión A veces nos preguntamos: ¿Para qué orar? ¿Hace alguna diferencia mi oración? Si no oro, ¿quién se dará cuenta? El apóstol Santiago responde: “La oración eficaz del justo puede mucho.” Cuando un hijo de Dios invoca su nombre, ora, busca su presencia, se arrepiente de todo lo malo, él oye. No puede dejar de hacerlo. No se trata de nuestra dignidad, si merecemos o no ser atendidos por Dios. Tiene que ver con la naturaleza amorosa y fiel del Señor. Él es un buen Padre, que sabe dar buenas dádivas a sus hijos que se lo piden. Si Dios oye, tenemos la confianza, la garantía que él responderá. 1 Juan 5:14-15 14 Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido. Por eso nos acercamos confiadamente al trono de la gracia. Sabemos que los oídos del Señor están atentos a nuestra oración, que sus ojos están puestos sobre nosotros, que él nos mira con favor, que nos espera todos los días para tener comunión con nosotros. Si Dios oye, Dios responde. Elías dijo: “El Dios que responda… ese sea Dios.” ORACIÓN Amado Padre, nuestro Señor, te damos gracias otra vez por la oportunidad de acercarnos a ti en plena certeza de fe, sabiendo que tú nos estás esperando con los brazos abiertos. Nos oyes, prestas atención a nuestras palabras, te interesa nuestra necesidad, atiendes a nuestra oración. Gracias, Padre. Indignos somos de la más pequeña de tus misericordias, pero tú nos amas. Somos tus hijos. Y eres fiel para responder a nuestras oraciones. Te agradecemos y te adoramos. En el nombre de Jesús, Amén. https://www.instagram.com/p/B-4hS2mlc95ZHw-gfFxNtKs5Z2CJBgENvWcxlo0/?igshid=30vuuz3tok1s
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licdakarlacorderorojas · 6 years ago
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Discurso del Papa Francisco a los Obispos Centroamericanos reunidos en Panamá
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Queridos hermanos:
Gracias Mons. José Luis Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador, por las palabras de bienvenida que me dirigió en nombre de todos. De los cuales aquí presente encuentro amigos de travesuras juveniles. El buen ladrón se ríe. Me alegra poder encontrarlos y compartir de manera más familiar y directa sus anhelos, proyectos e ilusiones de pastores a quienes el Señor confió el cuidado de su pueblo santo. Gracias por la fraterna acogida.
Poder encontrarme con ustedes es también “regalarme” la oportunidad de poder abrazar y sentirme más cerca de vuestros pueblos, poder hacer míos sus anhelos, también sus desánimos y, sobre todo, esa fe “corajuda” que sabe alentar la esperanza y agilizar la caridad. Gracias por permitirme acercarme a esa fe probada pero sencilla del rostro pobre de vuestra gente que sabe que «Dios está presente, no duerme, está activo, observa y ayuda» (S. Óscar Romero, Homilía, 16 diciembre 1979).
Este encuentro nos recuerda un evento eclesial de gran relevancia. Los pastores de esta región fueron los primeros que crearon en América un organismo de comunión y participación que ha dado —y sigue dando todavía— abundantes frutos. Me refiero al Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC). Un espacio de comunión, de discernimiento y de compromiso que nutre, revitaliza y enriquece vuestras Iglesias. Pastores que supieron adelantarse y dar un signo que, lejos de ser un elemento solamente programático, indicó cómo el futuro de América Central —y de cualquier región en el mundo— pasa necesariamente por la lucidez y capacidad que se tenga para ampliar la mirada, unir esfuerzos en un trabajo paciente y generoso de escucha, comprensión, dedicación y entrega, y poder así discernir los horizontes nuevos a los que el Espíritu nos está llevando [1] (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 235).
En estos 75 años desde su fundación, el SEDAC se ha esforzado por compartir las alegrías y tristezas, las luchas y las esperanzas de los pueblos de Centroamérica, cuya historia se entrelazó y forjó con la historia de vuestra gente. Muchos hombres y mujeres, sacerdotes, consagrados, consagradas y laicos, han ofrecido su vida hasta derramar su sangre por mantener viva la voz profética de la Iglesia frente a la injusticia, el empobrecimiento de tantas personas y el abuso de poder. Recuerdo que siendo cura joven, el apellido de algunos de ustedes era mala palabra. La constancia de ustedes mostró el camino, gracias.
Ellos nos recuerdan que «quien de verdad quiera dar gloria a Dios con su vida, quien realmente anhele santificarse para que su existencia glorifique al Santo, está llamado a obsesionarse, desgastarse y cansarse intentando vivir las obras de misericordia» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 107). Y esto, no como limosna sino como vocación.
Entre esos frutos proféticos de la Iglesia en Centroamérica me alegra destacar la figura de San Óscar Romero, a quien tuve el privilegio de canonizar recientemente en el contexto del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes. Su vida y enseñanza son fuente de inspiración para nuestras Iglesias y, de modo particular, para nosotros obispos. Él también fue mala palabra. Sospechado, excomulgado en los cuchicheos privados de tantos obispos.
El lema que escogió para su escudo episcopal y que preside su lápida expresa de manera clara su principio inspirador y lo que fue su vida de pastor: “Sentir con la Iglesia”. Brújula que marcó su vida en fidelidad, incluso en los momentos más turbulentos.
Este es un legado que puede transformarse en testimonio activo y vivificante para nosotros, también llamados a la entrega martirial en el servicio cotidiano de nuestros pueblos, y en este legado me gustaría basarme para esta reflexión, sentir con la Iglesia, reflexión que quiero compartir con ustedes. Sé que entre nosotros hay personas que lo conocieron de primera mano —como el Cardenal Rosa Chávez, a quien el Cardenal Quarracino me dijo que era candidato al premio Nóbel de fidelidad. Así que, Eminencia, si considera que me equivoco con alguna apreciación me puede corregir, no hay problema. Apelar a la figura de Romero es apelar a la santidad y al carácter profético que vive en el ADN de vuestras Iglesias particulares.
Sentir con la Iglesia
1. Reconocimiento y gratitud
Cuando San Ignacio propone las reglas para sentir con la Iglesia, perdonen la publicidad, busca ayudar al ejercitante a superar cualquier tipo de falsas dicotomías o antagonismos que reduzcan la vida del Espíritu a la habitual tentación de acomodar la Palabra de Dios al propio interés. Y así posibilita al ejercitante la gracia de sentirse y saberse parte de un cuerpo apostólico más grande que él mismo y, a la vez, con la consciencia real de sus fuerzas y posibilidades: ni débil ni selectivo o temerario. Sentirse parte de un todo, que será siempre más que la suma de las partes (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 235) y que está hermanado por una Presencia que siempre lo va a superar (cf. Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 8).
De ahí que me gustaría centrar este primer Sentir con la Iglesia, de la mano de San Óscar, como acción de gracias, o sea gratitud por tanto bien recibido, no merecido. Romero pudo sintonizar y aprender a vivir la Iglesia porque amaba entrañablemente a quien lo había engendrado en la fe. Sin este amor de entrañas será muy difícil comprender su historia y su conversión, ya que fue este mismo amor el que lo guió hasta la entrega martirial; ese amor que nace de acoger un don totalmente gratuito, que no nos pertenece y que nos libera de toda pretensión y tentación de creernos sus propietarios o únicos intérpretes. No hemos inventado la Iglesia, ella no nace con nosotros y seguirá sin nosotros. Tal actitud, lejos de abandonarnos a la desidia, despierta una insondable e inimaginable gratitud que lo nutre todo. El martirio no es sinónimo de pusilanimidad o de la actitud de alguien que no ama la vida y no sabe reconocer el valor que tiene. Al contrario, el mártir es aquel que es capaz de darle carne y hacer vida esta acción de gracias.
Romero sintió con la Iglesia porque, en primer lugar, amó a la Iglesia como madre que lo engendró en la fe y se sintió miembro y parte de ella.
2. Un amor con sabor a pueblo
Este amor, adhesión y gratitud, lo llevó a abrazar con pasión, pero también con dedicación y estudio, todo el aporte y renovación magisterial que el Concilio Vaticano II proponía. Allí encontraba la mano segura en el seguimiento de Cristo. No fue un ideólogo ni ideológico; su actuar nació de una compenetración con los documentos conciliares. Iluminado desde este horizonte eclesial, sentir con la Iglesia es para Romero contemplarla como Pueblo de Dios. Porque el Señor no quiso salvarnos aisladamente sin conexión, sino que quiso constituir un pueblo que lo confesara en la verdad y lo sirviera santamente (cf. Const. dogm. Lumen gentium, 9). Todo un Pueblo que posee, custodia y celebra la «unción del Santo» (ibíd., 12) y ante el cual Romero se ponía a la escucha para no rechazar Su inspiración (cf. S. Óscar Romero, Homilía, 16 julio 1978). Así nos muestra que el pastor, para buscar y encontrarse con el Señor, debe aprender y escuchar los latidos de su pueblo, percibir “el olor” de los hombres y mujeres de hoy hasta quedar impregnado de sus alegrías y esperanzas, de sus tristezas y angustias (cf. Const. past. Gaudium et spes, 1) y así escudriñar la Palabra de Dios (cf. Const. dogm. Dei Verbum, 13). Escucha del pueblo que le fue confiado, hasta respirar y descubrir a través de él la voluntad de Dios que nos llama (cf. Discurso durante el encuentro para la familia, 4 octubre 2014). Sin dicotomías o falsos antagonismos, porque solo el amor de Dios es capaz de integrar todos nuestros amores en un mismo sentir y mirar.
Para él, en definitiva, sentir con la Iglesia es tomar parte en la gloria de la Iglesia, que es llevar en sus entrañas toda la kénosis de Cristo. En la Iglesia Cristo vive entre nosotros y por eso tiene que ser humilde y pobre, ya que una Iglesia altanera, una Iglesia llena de orgullo, una Iglesia autosuficiente, no es la Iglesia de la kénosis (cf. S. Óscar Romero, Homilía, 1 octubre 1978).
3. Llevar en las entrañas la kénosis de Cristo
Esta no es solo la gloria de la Iglesia, sino también una vocación, una invitación para que sea nuestra gloria personal y camino de santidad. La kénosis de Cristo no es cosa del pasado sino garantía presente para sentir y descubrir su presencia actuante en la historia. Presencia que no podemos ni queremos callar porque sabemos y hemos experimentado que solo Él es “Camino, Verdad y Vida”. La kénosis de Cristo nos recuerda que Dios salva en la historia, en la vida de cada hombre, que esta es también su propia historia y allí nos sale al encuentro (cf. S. Óscar Romero, Homilía, 7 diciembre 1978).
Es importante, hermanos, que no tengamos miedo de tocar y de acercarnos a las heridas de nuestra gente, que también son nuestras heridas, y esto hacerlo al estilo del Señor. El pastor no puede estar lejos del sufrimiento de su pueblo; es más, podríamos decir que el corazón del pastor se mide por su capacidad de dejarse conmover frente a tantas vidas dolidas y amenazadas. Hacerlo al estilo del Señor significa dejar que ese sufrimiento golpee y marque nuestras prioridades y nuestros gustos, golpee y marque el uso del tiempo y del dinero e incluso la forma de rezar, para poder ungirlo todo y a todos con el consuelo de la amistad de Jesucristo en una comunidad de fe que contenga y abra un horizonte siempre nuevo que dé sentido y esperanza a la vida (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 49). La kénosis de Cristo implica abandonar la virtualidad de la existencia y de los discursos para escuchar el ruido y la cantinela de gente real que nos desafía a crear lazos. Y permítanme decirlo: las redes sirven para crear vínculos pero no raíces, son incapaces de darnos pertenencia, de hacernos sentir parte de un mismo pueblo. Sin este sentir, todas nuestras palabras, reuniones, encuentros, escritos serán signo de una fe que no ha sabido acompañar la kénosis del Señor, una fe que se quedó a mitad de camino.
Recuerdo un pensador latinoamericano: Así se termina siendo un Dios sin Cristo, un Cristo sin Iglesia y una Iglesia sin pueblo.
La kénosis de Cristo es joven
Esta Jornada Mundial de la Juventud es una oportunidad única para salir al encuentro y acercarse aún más a la realidad de nuestros jóvenes, llena de esperanzas y deseos, pero también hondamente marcada por tantas heridas. Con ellos podremos leer de modo renovado nuestra época y reconocer los signos de los tiempos porque, como afirmaron los padres sinodales, los jóvenes son uno de los “lugares teológicos” en los que el Señor nos da a conocer algunas de sus expectativas y desafíos para construir el mañana (cf. Sínodo sobre los Jóvenes, Doc. final, 64). Con ellos podremos visualizar cómo hacer más visible y creíble el Evangelio en el mundo que nos toca vivir; ellos son como termómetro para saber dónde estamos como comunidad y sociedad.
Ellos portan consigo una inquietud que debemos valorar, respetar, acompañar, y que tanto bien nos hace a todos porque desinstala y nos recuerda que el pastor nunca deja de ser discípulo y siempre está en camino. Esa sana inquietud nos pone en movimiento y nos primerea. Así lo recordaron los padres sinodales al decir: «los jóvenes, en ciertos aspectos, van por delante de los pastores» (ibíd., 66). Un pastor en relación a su rebaño no siempre va adelante, por momentos tiene que ir adelante para guiar, por momentos tienen que ir en el medio para olfatear lo que pasa, por momentos atrás, para custodiar a los últimos y no dejar que sea material descartable.
Nos tiene que llenar de alegría comprobar cómo la siembra no ha caído en saco roto. Muchas de esas inquietudes e intuiciones de los jóvenes han crecido en el seno familiar alimentadas por alguna abuela o catequista.
Hablando de las abuelas. Esta la segunda vez que la veo. La vi ayer y la vi hoy: una viejita así, flacucha. De mi edad o más, todavía con una mitra. Se había puesto una mitra con cartón y un cartel que decía: "Santidad, las abuelas también hacemos lío". Una maravilla de pueblo,
Y los jóvenes aprendieron en la parroquia, en la pastoral educativa o juvenil. Inquietudes que crecieron en una escucha del Evangelio y en comunidades con fe viva y ferviente que encuentra tierra donde germinar. ¡Cómo no agradecer tener jóvenes inquietos por el Evangelio! Por supuesto que cansa, por supuesto que a veces molesta. Se me viene el pensamiento y la frase que decía un filósofo griego de sí mismo, yo la digo de los jóvenes: "Son como un tábano sobre el lomo de un noble caballo". Para que no se duerman, caballos somos nosotros.
Esta realidad nos estimula a un mayor compromiso para ayudarlos a crecer ofreciéndoles más y mejores espacios que los engendren al sueño de Dios. La Iglesia por naturaleza es Madre y como tal engendra e incuba vida protegiéndola de todo aquello que amenace su desarrollo. Gestación en libertad y para la libertad. Los exhorto pues, a promover programas y centros educativos que sepan acompañar, sostener y potenciar a sus jóvenes; por favor “róbenselos” a la calle antes de que sea la cultura de muerte la que, “vendiéndoles humo” y mágicas soluciones se apodere y aproveche de su inquietud y de su imaginación. Y háganlo no con paternalismo, que no lo toleran, no de arriba a abajo, porque eso no es lo que el Señor nos pide, sino como padres, como hermanos a hermanos. Ellos son rostro de Cristo para nosotros y a Cristo no podemos llegar de arriba a abajo, sino de abajo a arriba (cf. S. Óscar Romero, Homilía, 2 septiembre 1979).
Son muchos los jóvenes que dolorosamente han sido seducidos con respuestas inmediatas que hipotecan la vida. Hay tantos otros a quienes se les ha dado una ilusión cortoplacista en algunos movimientos, se hacen los pelagianos o suficiente de sí mismos y quedan abandonados a mitad de camino.
Nos decían los padres sinodales: por constricción o falta de alternativas se encuentran sumergidos en situaciones altamente conflictivas y de no rápida solución: violencia doméstica, feminicidios —qué plaga que vive nuestro continente en este sentido—, bandas armadas y criminales, tráfico de droga, explotación sexual de menores y de no tan menores, etc., y duele constatar que en la raíz de muchas de estas situaciones se encuentra una experiencia de orfandad fruto de una cultura y una sociedad que se fue “desmadrando”. Sin madre, los dejó huérfanos.
Hogares resquebrajados tantas veces por un sistema económico que no tiene como prioridad las personas y el bien común y que hizo de la especulación “su paraíso” desde donde seguir “engordando” sin importar a costa de quién. Así nuestros jóvenes sin hogar, sin familia, sin comunidad, sin pertenencia, quedan a la intemperie del primer estafador.
No nos olvidemos que «el verdadero dolor que sale del hombre, pertenece en primer lugar a Dios» (Georges Bernanos, Diario de un cura rural, 74). No separemos lo que Él ha querido unir en su Hijo. El mañana exige respetar el presente dignificando y empeñándose en valorar las culturas de vuestros pueblos. En esto también se juega la dignidad: en la autoestima cultural. Vuestros pueblos no son el “patio trasero” de la sociedad ni de nadie. Tienen una historia rica que ha de ser asumida, valorada y alentada. Las semillas del Reino fueron plantadas en estas tierras. Estamos obligados a reconocerlas, cuidarlas y custodiarlas para que nada de lo bueno que Dios plantó se seque por intereses espurios que por doquier siembran corrupción y crecen con la expoliación de lo más pobres. Cuidar las raíces es cuidar el rico patrimonio histórico, cultural y espiritual que esta tierra durante siglos ha sabido “mestizar”. Empéñense y levanten la voz contra la desertificación cultural y espiritual de vuestros pueblos, que provoca una indigencia radical ya que deja sin esa indispensable inmunidad vital que sostiene la dignidad en los momentos de mayor dificultad.
Los felicito por la iniciativa de que esta Jornada Mundial de la Juventud haya comenzando con la Jornada de la Juventud Indígena en David y con la Jornada de la Juventud de origen africano. Es un primer paso para hacer ver ese plurifacetismo de nuestros pueblos.
En la última carta pastoral, ustedes afirmaban: «Últimamente nuestra región ha sido impactada por la migración hecha de manera nueva, por ser masiva y organizada, y que ha puesto en evidencia los motivos que hacen una migración forzada y los peligros que conlleva para la dignidad de la persona humana» (SEDAC, Mensaje al Pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad, 30 noviembre 2018).
Muchos de los migrantes tienen rostro joven, buscan un bien mayor para sus familias, no temen arriesgar y dejar todo con tal de ofrecer el mínimo de condiciones que garanticen un futuro mejor. En esto no basta solo la denuncia, sino que debemos también anunciar concretamente una “buena noticia”. La Iglesia, gracias a su universalidad, puede ofrecer esa hospitalidad fraterna y acogedora para que las comunidades de origen y las de destino dialoguen y contribuyan a superar miedos y recelos, y consoliden los lazos que las migraciones, en el imaginario colectivo, amenazan con romper. “Acoger, proteger, promover e integrar” a los pueblos pueden ser los cuatro verbos con los que la Iglesia, en esta situación migratoria, conjugue su maternidad en el hoy de la historia (cf. Sínodo sobre los Jóvenes, Doc. final, 147).
El Vicario General de París, Mons. Benoit, acaba de sacar un libro que tiene como subtítulo "Acoger a los migrantes", un llamado al coraje. Una joya ese libro. Él está aquí en la jornada.
Todos los esfuerzos que puedan realizar tendiendo puentes entre comunidades eclesiales, parroquiales, diocesanas, así como por medio de las conferencias episcopales serán un gesto profético de la Iglesia que en Cristo es «signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano» (Const. dogm. Lumen gentium, 1). Así la tentación de quedarnos en la sola denuncia se disipa y se hace anuncio de la Vida nueva que el Señor nos regala.
Recordemos la exhortación de San Juan: «Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad, le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios? Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad» (1 Jn 3,17-18).
Todas estas situaciones plantean preguntas, son situaciones que nos llaman a la conversión, a la solidaridad y a una acción educativa incisiva en nuestras comunidades. No podemos quedar indiferentes (cf. Sínodo sobre los Jóvenes, Doc. final, 41-44). El mundo descarta, el espíritu del mundo descarta, lo sabemos y padecemos; la kénosis de Cristo no, la hemos experimentado y la seguimos experimentando en propia carne por el perdón y la conversión. Esta tensión nos obliga a preguntarnos continuamente: ¿dónde queremos pararnos?
La kénosis de Cristo es sacerdotal
Es conocida la amistad y el impacto que generó el asesinato del P. Rutilio Grande en la vida de Mons. Romero. Fue un acontecimiento que marcó a fuego su corazón de hombre, sacerdote y pastor. Romero no era un administrador de recursos humanos, no gestionaba personas ni organizaciones, Romero sentía con amor de padre, amigo y hermano. Una vara un poco alta, pero vara al fin para evaluar nuestro corazón episcopal, una vara ante la cual podemos preguntarnos: ¿Cuánto me afecta la vida de mis curas? ¿Cuánto soy capaz de dejarme impactar por lo que viven, por llorar sus dolores, así como festejar y alegrarme con sus alegrías? El funcionalismo y clericalismo eclesial —tan tristemente extendido, que representa una caricatura y una perversión del ministerio— empieza a medirse por estas preguntas. No es cuestión de cambios de estilos, maneras o lenguajes —todo importante ciertamente— sino sobre todo es cuestión de impacto y capacidad de que nuestras agendas episcopales tengan espacio para recibir, acompañar y sostener a nuestros curas, tengan “espacio real” para ocuparnos de ellos. Eso hace de nosotros padres fecundos.
En ellos normalmente recae de modo especial la responsabilidad de que este pueblo sea el pueblo de Dios. Ellos están en la línea de fuego. Ellos llevan sobre sus espaldas el peso del día y del calor (cf. Mt 20,12), están expuestos a un sinfín de situaciones diarias que los pueden dejar más vulnerables y, por tanto, necesitan también de nuestra cercanía, de nuestra comprensión y aliento, ellos necesitan de nuestra paternidad. El resultado del trabajo pastoral, la evangelización en la Iglesia y la misión no se basa en la riqueza de los medios y recursos materiales, ni en la cantidad de eventos o actividades que realicemos sino en la centralidad de la compasión: uno de los grandes distintivos que como Iglesia podemos ofrecer a nuestros hermanos.
Me preocupa cómo la compasión ha perdido centralidad en la Iglesia o se está perdiendo para no ser tan pesimista, incluso en medios de comunicación católicos la compasión no está. Existe la condena, el enseñamiento, la valoración de sí mismo, la denuncia de la herejía. Que no se pierda en nuestra iglesia la compasión y que no se pierda en el obispo la centralidad de la compasión.
La kénosis de Cristo es la expresión máxima de la compasión del Padre. La Iglesia de Cristo es la Iglesia de la compasión, y eso empieza por casa. Siempre es bueno preguntarnos como pastores: ¿Cuánto impacta en mí la vida de mis sacerdotes? ¿Soy capaz de ser padre o me consuelo con ser mero ejecutor? ¿Me dejo incomodar? Recuerdo las palabras de Benedicto XVI al inicio de su pontificado hablándole a sus compatriotas: «Cristo no nos ha prometido una vida cómoda. Quien busca la comodidad con Él se ha equivocado de camino. Él nos muestra la senda que lleva hacia las cosas grandes, hacia el bien, hacia una vida humana auténtica» (Benedicto XVI, Discurso a los peregrinos alemanes, 25 abril 2005).
El obispo tiene que crecer todos los días en la capacidad de dejarse incomodar, ser vulnerable a su pueblo. Estoy pensando en uno, de una diócesis grande, muy trabajador. Tenía audiencia en las mañanas. Era bastante frecuente que no veía la hora de ir a comer y había los curas que lo estaban allí esperando, así que volvía atrás y los atendía. Dejarse incomodar y dejar que el fideo se pase y la chuleta se enfríe. Dejarse incomodar por los curas.
Sabemos que nuestra labor, en las visitas y encuentros que realizamos ―sobre todo en las parroquias― tiene una dimensión y componente administrativo que es necesario desarrollar. Asegurar que se haga, sí, pero eso no es ni será sinónimo de que seamos nosotros quienes tengamos que utilizar el escaso tiempo en tareas administrativas. En las visitas, lo fundamental y lo que no podemos delegar es “el oído”. Hay muchas cosas que hacemos a diario que deberíamos confiarlas a otros. Lo que no podemos encomendar, en cambio, es la capacidad de escuchar, la capacidad de seguir la salud y vida de nuestros sacerdotes. No podemos delegar en otros la puerta abierta para ellos. Puerta abierta que cree condiciones que posibiliten la confianza más que el miedo, la sinceridad más que la hipocresía, el intercambio franco y respetuoso más que el monólogo disciplinador.
Recuerdo esas palabras del Beato Rosmini, acusado de hereje, hoy beato: «No hay duda de que solo los grandes hombres pueden formar a otros grandes hombres […]. En los primeros siglos, la casa del obispo era el seminario de los sacerdotes y diáconos. La presencia y la vida santa de su prelado, resultaba ser una lección candente, continua, sublime, en la que se aprendía conjuntamente la teoría en sus doctas palabras y la práctica en asiduas ocupaciones pastorales. Y así se veía crecer a los jóvenes Atanasios junto a los Alejandros» (Antonio Rosmini, Las cinco llagas de la santa Iglesia, 63).
Es importante que el cura encuentre al padre, al pastor en el que “mirarse” y no al administrador que quiere “pasar revista de las tropas”. Es fundamental que, con todas las cosas en las que discrepamos e inclusive los desacuerdos y discusiones que puedan existir (y es normal y esperable que existan), los curas perciban en el obispo a un hombre capaz de jugarse y dar la cara por ellos, de sacarlos adelante y ser mano tendida cuando están empantanados. Un hombre de discernimiento que sepa orientar y encontrar caminos concretos y transitables en las distintas encrucijadas de cada historia personal.
Cuando estaba en Argentina a veces escuchaba gente que decía "el cura no"; y la secretaria del obispo tenía la agenda llena. "Llame dentro de veinte días", "quiero ver al obispo", "no se puede, no puede ver al obispo", "quería consultarle". Esto es no un consejo sino algo del corazón. Si tiene la agenda llena, bendito sea Dios, porque así van a comer el pan. Si ven un llamado de un cura, a más tardar llamenlo al dia siguiente. Lo llaman y le pregunta si puede esperar, desde ese momento el cura sabrá que el obispo es padre.
La palabra autoridad etimológicamente viene de la raíz latina "augere" que significa aumentar, promover, hacer progresar. La autoridad en el pastor radica especialmente en ayudar a crecer, en promover a sus presbíteros, más que en promoverse a sí mismo —eso lo hace un solterón, no un padre—. La alegría del padre/pastor es ver que sus hijos crecieron y fueron fecundos. Hermanos, que esa sea nuestra autoridad y el signo de nuestra fecundidad.
La kénosis de Cristo es pobre
Sentir con la Iglesia es sentir con el pueblo fiel, el pueblo sufriente y esperanzador de Dios. Es saber que nuestra identidad ministerial nace y se entiende a la luz de esta pertenencia única y constituyente de nuestro ser. En este sentido quisiera recordar con ustedes lo que San Ignacio nos escribía a los jesuitas: «la pobreza es madre y muro», engendra y contiene. Madre porque nos invita a la fecundidad, a la generatividad, a la capacidad de donación que sería imposible en un corazón avaro o que busca acumular. Y muro porque nos protege de una de las tentaciones más sutiles que enfrentamos los consagrados, la mundanidad espiritual: ese revestir de valores religiosos y “piadosos” el afán de poder y protagonismo, la vanidad e incluso el orgullo y la soberbia. Muro y madre que nos ayuden a ser una Iglesia que sea cada vez más libre porque está centrada en la kénosis de su Señor. Una Iglesia que no quiere que su fuerza esté —como decía Mons. Romero— en el apoyo de los poderosos o de la política, sino que se desprende con nobleza para caminar únicamente tomada de los brazos del crucificado, que es su verdadera fortaleza. Y esto se traduce en signos concretos, en signos evidentes, esto nos cuestiona e impulsa a un examen de conciencia sobre nuestras opciones y prioridades en el uso de los recursos, influencias y posicionamientos. La pobreza es madre y muro porque custodia sobre todo nuestro corazón para que no se deslice en concesiones y compromisos que debilitan la libertad y la parresía a la que el Señor nos llama.
Hermanos, antes de terminar pongámonos bajo el manto de la Virgen y recemos juntos para que ella custodie nuestro corazón de pastores y nos ayude a servir mejor al Cuerpo de su Hijo, el santo Pueblo fiel de Dios que camina, vive y reza aquí en Centroamérica.
Recémosle a la Madre… Ave María
Que Jesús los bendiga y la Virgen María los cuide. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí para que cumpla todo lo que dije. Muchas gracias.  
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[1] Quiero hacer presente la memoria de pastores que, movidos por su celo pastoral y su amor a la Iglesia, dieron vida a este organismo eclesial, como Monseñor Luis Chávez y González, arzobispo de San Salvador, y Monseñor Víctor Sanabria, arzobispo de San José de Costa Rica, entre otros.
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kevinreyesvill-blog · 6 years ago
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Respeto
Hebreos 12:18‭-‬29 NVI
Ahora es muy común ver a un hijo gritando sus padres o peleándose con ellos. Es muy normal que los padres intenten tranquilizarlo públicamente porque no los obedece, y sin el fin de criticar ningún método de crianza, creo que todos estamos de acuerdo en que hemos perdido buenas costumbres y las nuevas generaciones el respeto por lo que anteriormente si se tenía. En busca de la libertad y el desarrollo de desecharon fundamentos que si bien eran muy antiguos, en la mayoría de generaciones formó mejores personas.
Encontramos en el último pasaje de este capítulo un pensamiento muy interesante con respecto a lo que se venía hablando. En el pasaje del día de ayer, se nos trato de enfocar en valorar nuestro lugar en Dios, ahora el escritor a los hebreos utiliza un ejemplo muy extraño para ilustrar la realidad espiritual del nuevo pacto. Lo compara con el episodio en el que los israelitas tuvieron miedo puesto que la presencia de Dios era bastante temible y existían limitaciones como no acercarse a la montaña. En la versión que deje en el link –La NVI– refiere nuevamente la palabra primogénitos, cuando habla de la iglesia. No es un dato menor, trata de conectar las ideas con el flujo de pensamiento anterior, además de que es un poco controversial. En resumidas cuentas dice.- Anteriormente la presencia de Dios era temible, ustedes no tuvieron que vivir eso, sino la renovación de todo, un Dios que abre las puertas y tiene misericordia, por favor, que esto no nos haga menospreciar a Dios, sino que nos acerque más a el.
Nos sucede igualmente ahora, y refiriendo el tema de las buenas costumbres, hemos perdido el respeto por Dios. Ahora, en nuestro interés de no ser –o no parecer– religiosos, descuidamos nuestra integridad, permitimos conductas con una irreverencia absoluta, y sin entrar en detalles, la libertad en Cristo nuevamente ha sido mal entendida. Tenemos una promesa mejor y mucho más grande, que no debería impulsarnos a hacer cosas que no edifican, sino que debería acercarnos a Dios mucho más, de una forma respetuosa y recordando que ese mismo Dios al que oras a diario, anteriormente mataba a quien no tenía respeto por su presencia. Que nuestra vida sea una muestra de respeto por Dios y por el sacrificio de Cristo, que le demos el valor que tiene con nuestra manera de vivir.
Oración
Gracias Señor por tu paciencia y misericordia, con la que has cuidado y reformado mi vida hasta ahora. Perdóname porque en mucho he irrespetado tu palabra y tú nombre, haciendo cosas que no debiera un hijo de Dios, descuidando mi integridad solo por buscar no parecer religioso. Mi vida esta enfocada en tí y en ese pacto lleno de gracia, por eso quiero que mi vida sea un reflejo de la capacidad que tiene ese pacto para cambiarme, y con todo el respeto por lo que me diste, quiero vivir demostrando que debemos seguir tu ejemplo y no solo disfrutando de los beneficios de tu sacrificio.
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crecimiento-espiritual · 3 years ago
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FECHA
8/24/2021 12:00:00 a. m.
No juzguemos para no ser juzgados
ORACIÓN INICIAL
Amado Señor Jesús, examina mi corazón y mira si en él hay perversidad y guíame por el camino eterno, que ninguna actitud de condenación y juicio se apodere de mí, lléname de tu amor incondicional para mirar a todos por igual, para amarlos como son y acercarlos a ti. Atráelos con cuerdas de amor a través de mi vida. En Cristo Jesús, Amén.
LEE LA PALABRA DE DIOS
Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. Lucas 7:37-39
REFLEXIÓN
Esta escena que se describe en el evangelio de Lucas, podemos decir que no es ajena a nuestras vidas, pues nosotros, muchas veces, aun siendo cristianos, juzgamos a la ligera a las personas que vienen en busca del Señor, nos centramos en sus pecados, los calificamos según sus hechos y nos comparamos con ellos creyéndonos mejores y perfectos. Esas personas están pasando por las mismas luchas interiores que una vez pasamos nosotros cuando estábamos sin Cristo; quizá llorando, porque se sienten vacíos, juzgados y aun discriminados por todos. Nos hemos olvidado que el Señor nos sacó del lodo cenagoso, que todos los pecados son iguales ante Él y que debe inundarnos el amor incondicional como fruto del Espíritu Santo en nuestros corazones.
¿Cómo vamos a atraer a otros a los pies de Cristo, si lo que nos mueve son las barreras sociales y los prejuicios? El Señor Jesús nunca hizo acepción de personas, para Él, el pecado es el mismo ya sea adúltero, borracho, mentiroso, fornicario, chismoso, orgulloso, homosexual, trans, glotón, drogadicto, avaro, entre otros. Él solo ve los corazones rotos, las mentes confundidas, ve las ataduras que el pecado ha formado en sus almas y que necesitan ser rotas con su amor y su perdón. Por eso, no debemos ser excluyentes como ese fariseo, que juzgó a la mujer pecadora y la miró con desprecio. Hoy más que nunca el evangelio debe ser llevado con amor y por creyentes llenos y controlados por el Espíritu Santo, porque Él es quien verdaderamente conoce el corazón de las personas y sabe cuáles son las batallas por las que están pasando.
Juzgar es muy fácil cuando el pecado no tiene cara, ni nombre, en otras palabras, cuando no conocemos a las personas. Mateo 7:1 dice: “No juzguéis, para que no seáis juzgados”. Por tanto, no nos corresponde a nosotros señalar a nadie, sino, tratar a todos los seres humanos con amor y respeto. Dios siempre nos ha amado y quiere acercarnos a Él. Su problema no es con las personas, sino con su pecado, el cual Jesús ya llevó en la cruz del calvario. Recordemos que Él se dio así mismo, muriendo por todos sin excepción y cargó el pecado de la humanidad sobre su cuerpo en la cruz y lo hizo por amor. Gálatas 1:4 dice: “El cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre”.
Hoy mirémonos y revisemos si hemos caído en esta actitud de juicio y condenación, para rogar al Señor Jesús que nos llene de su amor, misericordia y compasión, pues como dice Juan 3:17 “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.
ALABANZA
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notascdl · 6 years ago
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8 de julio
En Espíritu y en Verdad – 2 “No se trata de dónde, sino a quién”
I. Introducción a. La semana pasada tuvimos un invitado especial que comenzó nuestra serie sobre la alabanza y la adoración i. No habló sobre la mujer samaritana y la invitación de Jesús de tomar del agua viva que él da ii. Nos habló de cómo la alabanza es algo externo, mientras la adoración es algo interno, espiritual, del corazon y que cuando estos se unen es fantastico iii. Nos retó a entrar más produndamente con Dios, en el rio de Dios b. Esta semana, vamos a continuar con la historia de la mujer samaritana, no solo porque allí está el texto que le da nombre a nuestra serie, sino porque es una historia maravillosa, que tiene muchísmo más que enseñarnos c. Hoy vamos a ver que esta historia nos enseña sobre i. Quiénes somos y nuestra naturaleza ii. Quién es Dios y su naturaleza iii. La respuesta correcta cuando estos dos se encuentran iv. El corazón de Dios al buscar al pecador d. Contexto de la historia i. Jesús iba camino de regreso a casa, Galilea y en lugar de rodear Samaria, como lo hacían la mayoría de judíos, decide entrar en ella 1. Esto fue un acto intencional 2. Había un propósito redentivo en su deseo de entrar a Samaria 3. Tenía una cita divina, con una mujer pecadora y samaritana ii. Con sus discípulos llegan a un pozo y deciden sentarse allí iii. Jesús se queda descansando mientras sus discipulos van a traer comida iv. Una mujer está en el pozo sacando agua y Jesús le pide si le da un poco v. La mujer se sorprende que un hombre, judío, le esté dirigiendo la palabra 1. Reconocen que hay un problema entre judíos y samaritanos 2. Es un problema mucho más complejo de lo que nosotros, hoy entendemos vi. En ese momento, Jesús hace algo maravilloso, comienza a revelarle a ella, quién es él… (Jn 4:10 “Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.”) 1. ¿Sabés quién soy yo? 2. Sabés lo que te puedo dar?
II. El corazon del ser humano y la misericordia de Dios a. Despues de que Jesús comienza a hacerle ver que ella está delante de algo, alguien, importante, esta mujer pierde el punto de una manera impresionante, pero muy reveladora i. Primero pregunta con qué va a sacar el agua ii. Despues hace de menos a Jesús, diciendo que no se puede comparar con sus ancentros iii. Jesús insiste (Jn 4:13-14 “Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”) iv. La mujer pierde el punto nuevamente, revelando cómo funcionan nuestros corazones 1. Jn 4:15a “La mujer le dijo: Señor, dame esa agua…” a. Sí, esa es la respuesta correcta b. Quiero lo que Dios me da c. Quiero la fuenta de vida eterna 2. Jn 4:15b “… para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.” a. NOOOOOOOOOOO, no estoy hablandon de agua física, estoy hablando de algo mejor b. Lo que la mujer está diciendo es i. “no me interesas tú, me interesa lo que me das” ii. “Me interesa mi comodidad, mi felicidad y mi prosperidad” c. El punto siempre habia sido Jesús “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice…” (v. 10) d. El don de Dios era Jesús, lo que venía despues era un sub-producto de una relacion con él 3. Somos tan así nosotros ¿o no? a. Creo que muy pocos vinieron a los pies de Cristo, porque se enamoraron de la belleza del quién es Dios b. Muy pocos vienen, porque entienden que lo mejor que podemos recibir de parte de Dios, es a Dios c. La mayoría venimos porque estabamos en un mal lugar y Dios paracía ser un lugar mejor para nosotros 4. Gracias a Dios, Dios nos ama lo suficiente para tenernos paciencia e insistir b. Jesús, en amor, insiste y trata de que esta mujer vea quién es ella, y quien es él i. Jn 4:16-18 “Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. 17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.” ii. Obviamente Jesús sabía la situacion de la mujer, se la hace saber iii. El punto no era avergonzarla, el punto era hacerle ver su pecado, para que al verlo, conociera “el don de Dios, y quién es el que te dice…” (v. 10) iv. Sospecho que me puedo perder aquí un momento, pero hay un par de observaciones que son necesarias 1. Que este texto sirva como testimonio a todos que el matrimonio le importa a Dios a. Estamos en un tiempo donde el matrimonio ha perdido valor ante los ojos de la cultura b. Lo peor es que muchos creyentes han caido en esa trampa c. Los que les va bien, creen que si su relacion es monógama y comprometida entre ellos, no tienen que pasar por los formalismos de un matrimonio d. Los que les va peor, dicen que monogamia, compromiso y matrimonio son conceptos anticuados, de gente cuadrada, que no quiere que nos divirtamos e. Tenemos parejas viviendo juntos porque están probando y asegurándose… hay mayor estadísticas de divorcio para parejas que antes han cohabitado f. Tenemos parejas viviendo juntos porque “estan casados en su corazon”… hasta que las cosas se ponen mal y dicen “que bueno que no nos casamos” 2. Cuando Dios nos hace ver la condicion de nuestra vida, no es para condenarnos, sino para llamarnos al arrepentimiento a. ¿Cómo respodes al ser confrontado con tu pecado? i. Saul, lo reconoció pero le importó más proteger su reputación que su relación con Dios (1Sa 15:30 “Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios.”) ii. Ella, en lugar de confesar su pecado y preguntar cómo puede ser perdonada, cambia el tema completamente (Jn 4:19-20 “Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.”) 1. “Ya que eres profeta, hablemos de cosas espritualmente controversiales” 2. “Ya que te gusta hablar de Dios, hablemos de religiones y formas, para ver cual es la mejor” iii. David… 1. Confiesa su pecado, sin excusas, y es perdonado sin mayor drama (2Sa 12:13 “Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.”) 2. Luego escribe un Salmo, revelando lo que le es verdaderamente importante (Sal 51:11 “No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.”) b. Al corazon del ser humano le da terror el contacto con la verdad espiritual y trata de evitarlo a toda costa
III. No se trata de dónde, sino a quién (Jn 4:20-24 “Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”) a. “Mujer, estás perdiendo el punto, lo que es verdaderamente importante, no se trata de donde, o cómo, sino a quien, y si no entiendes esto, lo vas a hacer mal” b. Hay formas correctas e incorrectas de adorar a Dios… hay “verdaderos adoradores” (v. 26) y hay “falsos adoradores” i. Jesús cambia el enfoque en la adoración… “ 1. No se trata de donde se le adore 2. No se trata de que forma se le adore (ritos, costumbres, tradiciones, ritmos, vestidura, etc. ) 3. Se trata de a quién adoramos… “¿querés hablar de padres? No se trata de dónde adoraron “nuestros padres”, sino del PADRE al que adoramos, aunque no en un lugar en particular” ii. Hablemos de esto del PADRE, ¿por qué hace Jesús enfasis en el Padre, no solamente Dios?   1. Dios no habia sido adorado como padre antes, había sido adorado como Señor, Dios, soberano, Adonai, Jehová… ahora se abre la invitación a acercarnos a él de otra manera, con otra mejor y más profunda relacion… Padre 2. ¿Quiénes son sus hijos? Aquellos que, en Cristo, han venido a Dios para el perdón de sus pecados (Jn 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;”) a. Judío y Samaritano, son invitados, por Cristo a ser hijos de Dios b. “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice…” 3. Pero necesitamos al HIJO, de este PADRE a. Jn 5:23b “… El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.” b. Jn 14:13b “… para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” 4. Jesús había dicho  “… Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.” (Jn. 2:19b) a. Él mismo era el nuevo templo… el nuevo lugar de encuentro con Dios b. El templo iba a ser destruido, literalmente, y como punto focal de la adoración, ¿qué tomaría su lugar? i. ¿Una nueva montaña? ii. ¿Una nueva ciudad? iii. ¿Un nuevo edificio? iv. No. Una nueva persona. El Hijo 5. El problema para los Samaritanos, aunque haya sido duro de escuchar o politicamente incorrecto de decir, no es que adoraran en la montaña equivocada, sino que no conocían a quien adoraban… porque no dependían o buscaban a un Salvador a. “En otras palabras, el que no conoce realmente quién es Jesús, ni le honra y le ama por quién es él, no sabe cómo amar u honrar a Dios y por lo tanto, sin importar lo que hagan en sus montañas, templos, mesquitas o sinagogas, no estan adorando a Dios” John Piper b. En un mundo pluralista, multicultural y relativista, como el nuestro ahora, esto se va a ir volviendo cada vez más dificil i. Cada vez más personas quieren ser espirituales, aparte de Jesús ii. Cada vez más personas dicen que todas la religiones son iguales iii. Mientras más personas así conozcamos, más nos va a costar creer que su adoracón, no es una verdadera adoración iii. Hablemos de la actitud de nuestro corazón, verdaderamente adorar al Padre… 1. Pone el espíritu antes que la forma… levantar las manos, postrarnos, etc. es solo una expresión externa de lo que siente en su corazón, viene de una vitalidad interior, de un entendimiento de su parentesco con Dios por medio de Cristo 2. Así, ya sea que cantemos junto con la congregación de la iglesia o cantemos solos, ya sea que se ore en voz alta o en silencio… si sentimos gratitud para con Dios por el perdón de nuestros pecados, vamos a ofrecer una vedadera adoración 3. Vamos a aprovechar cada momento y cada circunstancia como excusas para adorar a Dios a. Si camino, le doy gracias a Dios por mis piernas y la habilidad de hacerlo b. Si voy en carro, le doy gracias a Dios por su provisión y protección c. Si hay mucho sol, agradezco a Dios porque él es la luz que brilla sobre mi d. Si hay sombra, le adoro por el descanso que nos da 4. “Por allá en las faldas de la montaña, o abajo por el resplandeciente rio, o en el lago plateado, no necesita construir ningún altar pues su altar está en su interior; no necesita hacer ningún templo pues su templo está en todas partes. La mañana es santa y la noche es santa; no tiene ninguna hora prescrita de oración, ya que se entrega a la devoción a lo largo de todo el día; su baño matutino es su bautismo; su comida es su Eucaristía.” C. H. Spurgeon   5. Verán, es más dificil adorar a Dios en espíritu que en forma a. Para adorar a Dios verdaderamente tenemos que apartarnos de nuestros pecados b. Cumplir con rezos, penitencias y/o asistencia es fácil y rara vez nos cambia c. A la gente no le importaría cumplir con todo esto y limpiar su consiciencia sin tener ninguna intención de realmente cambiar y renunciar a sus pecados 6. “La verdadera adoración consiste en que su corazón le rinda reverencia, en que su alma le obedezca, y en que su propia naturaleza interior llegue a ser conforme a Su propia naturaleza, por la obra del Espíritu Santo en el alma” C. H. Spurgeon 7. Así que, estemos en guardia… a. De caer en el formalismo religioso b. De caer en la juzgar unas formas, sin darnos cuenta que estamos exaltando otras c. De hacer de la adoración algo solamente externo IV. Conclusiones – “la hora viene, y ahora es…”  (v. 23) a. Ha llegado la hora de que adoremos a Dios verdaderamente b. Ha llegado la hora de que adoremos a Dios en espíritu c. Ha llegado la hora de rendirnos completamente y dejar el engaño de que cumplimos con hacer algunas prácticas religiosas i. Cuando dejemos de dar excusas por nuestros pecados y aceptemos el perdón que Cristo ofrece, vamos a aprender a adorar verdaderamente ii. Cuando su santidad no sea una excusa para alejarnos, sino para acercarnos, lo vamos a hacer en humildad, gratitud y adoración d. Ha llegado la hora, porque el Salvador está aquí, el Hijo está aquí i. El Padre está buscando adoradores y Jesús es la manera en que el Padre los busca, los llama y los reune ii. Por mucho tiempo la gente se ha acercado por simbolos externos, por ritualismos o bien ha sido indiferente iii. Ha llegado la hora, ¿te atreverías a venir a él por medio del Hijo, para poder llamarle Padre y adorarle?
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roxadriel · 5 years ago
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CRISTO Y NUESTRAS NECESIDADES
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 4.14-16
A menudo olvidamos que Cristo experimentó necesidades de la misma manera que nosotros. Aunque Cristo era plenamente Dios, al mismo tiempo era ciento por ciento humano, con todas las debilidades de la condición humana. Aunque Él no pecó, se identificó con nuestro sufrimiento.
Después de ayunar por 40 días en el desierto, el Señor experimentó hambre física y un ataque del diablo (Mt.4:1- 2). Más tarde, después de un día agotador sanando enfermos y alimentando a más de 5.000 personas, el Hijo de Dios quiso tener un tiempo a solas con su Padre para recibir fortaleza y refrigerio espiritual (Mt.14:23). Y en el huerto de Getsemaní, Cristo estuvo bajo una tremenda presión espiritual y emocional al enfrentar la intimidante tarea de pagar los pecados de la humanidad al morir en una cruz (Mt 26:38-39).
En cada momento de debilidad, el Señor Jesús se dirigía a su Padre. La Palabra de Dios era su defensa en la tentación, la oración era su fuente de fortaleza para el ministerio, y la sumisión a la voluntad del Padre fue su sendero hacia la victoria sobre el pecado y la muerte. Al pasar por cada situación difícil sin pecado, se convirtió en nuestro Gran Sumo Sacerdote, quien intercede por nosotros y nos invita a acercarnos al trono del Padre en busca de ayuda en momentos de necesidad.
Cualesquiera que sean sus necesidades, usted puede seguir el ejemplo de Cristo y experimentar la provisión del Padre. La Palabra de Dios es su protección, la oración es su fortaleza, y la sumisión al Padre es el camino a la victoria sobre el pecado. Acérquese con confianza, y deje que el Señor le colme con su Gracia...
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