#abrazada

[leregirenga]

De ti, solo eso quiero de ti, pero si además me llenas de detalles y mucho, mucho amor, me harás la mujer más feliz del planeta tierra.

Leregi Renga

[tumbasenalma]

me he sentido tan de la chingada desde octubre, pero gracias a doyoung lo he podido sobrellevar

[ortishimaa]

clima perfecto para dormir abrazada a una almohada

[lemecdeliott]

👩🏻‍🎤💖🎵. —Debería —exclamó, subiendo sus dedos a su cuello, para acariciarlo—. Sí, tres es un número muy pequeño —apunto, con una sonrisa. Después de todo era sólo una fecha, los obsequios podían hallarse en otras, sobre todo cuando quedaba su cumpleaños—. Debería ser la mejor mitad —le coqueteó con un guiño—. Oh, no lo había notado —fingió sorprenderse y luego rió—. El Sham El-Nassim es muy antiguo, ¿sabes? Incluso más que yo. En mis tiempos como humana, nos reuníamos alrededor del Nilo y llevamos frutas y víveres para compartir. Primero los ofrecíamos a los Dioses, como regalo por las cosechas y su creación. Era lindo, pacífico —contó—. Actualmente es más turístico —aceptó—. Y la veneración a los Dioses no es la misma —apuntó con una sonrisa. Todo eso había cambiado—. Pero la reunión hacia el inicio de primavera continúa. A veces se hacen festivales y espectáculos —narró. A veces asistía. No cada año, pero lo conmemoraba a su manera, en donde estuviera—. Oh, el Festival de Música Árabe es grandioso —la emoción se reflejó en el gesto de Tahirah—. Se hace en El Cairo, reúne a los artistas árabes más importantes cada año. Inicio en 1932 —le contó.

—Es una lástima, lobita, pero por ahora, hay que disfrutarlo —picó una vez más sus hoyuelos al ver ese puchero—. Es sorprendente, me gusta —exclamó. Tahirah prefería lugares aislados. A esta altura de su vida, ya había visto demasiado, por eso prefería sitios más íntimos—. Mmm, eso me agrada —agregó, acompañándola para sentarse a su lado. Cerró los ojos y puso atención. Sus sentidos se agudizaron aún más y lo disfrutó, podía escuchar el mar y también el bombeante corazón de Nicholette. Ahora, puso atención a la menor. Le encantaba su forma de narrar, era emocionante. Ahora entendía su capacidad histriónica. Tan sólo le faltaba afinarla. Pensó en ello mientras se desarrollaba la historia. El lugar era cálido, pero aún así agradecía el frío viento que hacía que se movieran los cabellos de ambas. Conforme contó su historia, externó diferentes sonidos, desde "ahhh", por el tierno faro, hasta un "ahhh" por la desesperación del faro por no poder encender su luz. Cuando terminó su relato, le aplaudió—. ¡Ohhh, me encanta la historia! ¡Y sobre todo la manera en que la contaste! —La celebró—. ¿Acaso eres una cuentacuentos profesional? —Le guiño un ojo.

                            🌾 ❛❛🐺💘🌚Lette se sonrojo a niveles impensables pero, gustando que sus sentimientos y pensamientos no incomodaran a Tahirah. —Deberías—Musitó sintiendo ese cosquilleo de emoción.—¿Crees que son pocas?—Preguntó como si en verdad lo meditara, antes de soltar una risa traviesa. —Tienes razón solo por eso ahora la primera mitad del año no me parecerá tan simplona—Sonrió pensando que solo por Tahirah ahora tenía algo demasiado importante a inicio de año. Le encantó que tocara su hoyuelo ¿le gustaban? —En efecto, a mi me encantan los regalos por si no se ha notado—Hizo un gesto digno para luego reír. —¡Wow! suena demasiado interesante ¿Cómo es el Sham el Nessim y el festival de la música?—Preguntó con curiosidad, para tenerlo en mente y que cuando esas festividades se acercaran hacer algo simbólico para Tah. Quería hacerla sentir especial aunque posiblemente ella pudiera ir a vivir en vivo esas festividades.

Nicholette compuso un puchero.—¿Verdad?—Resopló como si no hubiera remedio y en verdad no lo había. —Tengo que compartir mi faro con un puñado de turistas—Se encogió de hombros porque después de todo no era su faro. —El honor es mío porque no es tan sorprendente y aún así quisiste venir conmigo—Estaba segura que Tahirah había visto cosas más maravillosas que un viejo faro. —¿Verdad que lo es? y sí te quedas el suficiente tiempo quieta y en silencio luego puedes escuchar las olas del mar—Contó con una sonrisa, luego se fue a una pequeña esquina y se sentó en el piso golpeando a su costado para que Tah viniera hacia ella. —Bueno ahí va. Era un pequeño faro rojo que estaba situado a las orillas del Hudson, Todas las tardes el encargado subía hasta la punta del faro y quitaba la pequeña sabana que lo mantenía dormido y encendía los tanques para que comenzara a guiar los barcos. Entonces el pequeño faro se encendía y comenzaba a hablar "Flash, Flash" un segundo iluminado y dos apagado "¡Cuidado! ¡Peligro! ¡Rocas!" alertaba el pequeño Faro a los barcos. Eso era todos los días, por eso se sentía importante ¿Qué harían los barcos sin él? Un buen día miró que había muchos hombres trabajando a su lado, llevando de aquí haya largos pedazos de metal y cables, pronto las grandes vigas de metal se elevaron hasta casi llegar al cielo y el pequeño faro no sabía que era o para qué servía semejante construcción que iba de orilla a orilla del Hudson pero, los hombres parecían muy felices del resultado. Una noche un gran rayo de luz brillo desde la cima de esa estructura "Flash, Flash" y entonces el pequeño faro pensó que ya nunca más lo necesitarían porque su luz era pequeña a comparación de la estructura gris, además lo más seguro es que lo abandonarían. Una noche se quedo esperando a que el hombre viniera a encenderlo, espero y espero y jamás llego y fue cuando el faro pensó que era su fin, entonces esa noche una espesa niebla cubrió todo y el remolcador que llegaba a Albany quedo atrapado, el remolcador espero escuchar la campana del faro o su luz pero no veía nada entonces "?Crash!" chocó con rocas y quedo seriamente dañado, fue entonces cuando el puente habló "Hermanito ¿dónde está tu luz? Tu luz es más brillante que creo que te necesitan, yo ilumino a los aviones que son los barcos del cielo pero, tú sigues siendo el dueño del río" por ello el faro intento brillar y sonar pero, por más que quiso no pudo y pensó que sería el fin, hasta que pro fin escuchó la puerta; era el hombre que llego a encenderlo "Lo siento, los muchachos me escondieron las llaves" dijo el hombre mientras lo encendía, entonces comenzó "Flash, Flash" un segundo iluminado y dos apagado "¡Cuidado! ¡Peligro! ¡Rocas!" mientras sonaba su campana. Así es como hasta el día de hoy el pequeño rayo del faro brilla junto a la luz del puente gris. Hasta el día de hoy la gente que va por Riverside Drive, en Nueva York, se vuelve para mirarlo. Porque allí están los dos: el gran puente gris y el pequeño faro rojo. Fin—Finalizó mirando a Tahirah.

[lowkeybaby]

quiero ser abrazada y besada mínimo durante una semana

[regalonea-mee]

deseo tanto ser besada, abrazada, regaloneada, acariciada, mimada, tocada, arrullada

[l1995l]

* murió por no dormir abrazada *

[jupitermartesaturnoo]

solo quiero ser abrazada y llorar

[magicalsoulcycle]

dios lo sensible que ando, quiero estar abrazada hasta morirme

[leregirenga]

Me tienes en tus manos, enlazada con tus dedos, abrazada a ellos, atrapada, de tus ojos subyugada, de tu presencia encantada.

Atada a tus besos, tus caricias y a este amor que surge a cada segundo por ti.

Y si esto es amor, bienvenido! Enamorada estoy de ti, si!

Leregi Renga

[eunyuin]

ignora por completo la posibilidad de que existiera alguien más bonita que ella, de cualquier forma, la perspectiva ajena no modificaba en absoluto su visión sobre su belleza superior. "pero es fácil, tienes que saber dónde caminarían humanos a esta hora" le explica, asumía que siendo zona compartida de caza para ambos quizás la opuesta tendría experiencia. "la verdad no, no se aprecia lo bonita que me veo" expresa frunciendo los labios "y no hay nada divertido que hacer" resopla "quiero decir, hay cosas divertidas pero no lo de siempre, ir al karaoke, a un bar" exhala por cansancio fingido "¿tienes alguna idea en mente para no morir de aburrimiento?" quizás la opuesta tenía alguna idea, en la mente de eunseo se empezaban a generar planes para poder generar un poquito de caos cuando la luz volviera. @mayach

' podría mencionar a dos o tres ' admite contando en su mente rostros que para ella eran más bonitos, pero por supuesto, no se lo dice. prefiere mantenerse callada, que tampoco quería buscarse un problema en torno a algo tan banal como lo era la belleza. ' ay, ¿qué te importa? ' chasquea su lengua, desviando su mirada a otra parte, adoptando postura parecida cruzándose de brazos. ' estaba buscando algo algún tontillo de quién alimentarme, pero entre la lluvia y la oscuridad mis oportunidades de algo fresco son nulas ' deja escapar un suspiro, presionando sus labios juntos en una fina línea. ' ¿y tú? ¿no te gusta la oscuridad o qué? ' * @eunyuin

[myillicitaffair]

Strawberries & cigarettes | Esteban Kukuriczka

Sumario: llamar a tu ex en la mitad de la noche jamás podrá ser buena idea, a menos de que se trate de él, claro.

Advertencias: sexo explícito (+18), masturbación, dirty talking, degradación, cigarrillos y engaños.

Créditos: el fic está basado en la canción de troye sivan y las fotos utilizadas para el collage las saqué de pinterest.

Nota del autor: este mi primer request, gracias por pedirlo, amoor xx

2k words

La ciudad se alza orgullosa frente a mis ojos, los edificios brillando en todo su esplendor. Un limitado arsenal de vehículos se pasea por las calles; desplegada en una silla de mimbre, me pregunto su destino.

¿A dónde se dirigen a las 2 de la mañana?

La bulliciosa metrópoli parece tomarse un respiro a estas horas de la madrugada, logrando, por consiguiente, relajar a los escasos espectadores de su tranquilidad.

Jugueteo con el cigarrillo entre mis dedos, notándolo desperdigarse gracias a la brisa otoñal. Es un mal hábito, lo sé, pero es de los pocos resabios de su presencia que aún conservo, una de las pocas garantías que aseveran su paso por mi vida.

Lo introduzco en mi boca, inhalando el humo profundamente para luego exhalarlo. Degusto sus notas amargas en mis papilas gustativas, como casi saboreando sus labios…

Esteban y yo habíamos terminado en buenos términos; él vivía en capital y yo demasiado lejos, ahí fue cuando descubrimos que la relación a distancia simplemente no funcionaba para nosotros.

Después su carrera como actor despegó, yo senté cabeza con un viejo novio de la infancia- inofensivo, predecible- y en nuestras vidas ya no cabía lugar para el otro. Incluso ahora, cohabitando en la misma ciudad, nuestros rumbos se habían desviado del otro.

Tecleo los números de su teléfono de memoria, grabados a fuego en mi retina.

Soy perfectamente consciente de las horribles consecuencias que mis acciones podrían conllevar, pero nada de eso cobra importancia cuando la línea se interrumpe con su contestación, su voz dormida aguardando al otro lado de la llamada.

“¿Hola?”- Vocifera, ronco y un tanto desorientado.

Mi pulso se desestabiliza al escucharlo hablar luego de tanto tiempo, recordando de golpe los matices en su tono. Me lo imagino tumbado en su recámara, durmiendo en posición fetal, como siempre, la almohada abrazada entre su fuerte contextura.

“¿Tebi, te desperté?”- Mi respuesta se oye torpe ante el nerviosismo. ¡Es la madrugada, claro que lo desperté!

“Nena, ¿sos vos?”- Pregunta, esta vez un tanto más despierto y despabilado.

Aquel viejo apodo se desliza por sus labios sin siquiera notarlo, sin causarle ningún esfuerzo. Sin embargo, a mi me destruye, me obliga a rebobinar el tiempo y fundirme en los agridulces recuerdos.

“¡Si! Perdón que te llame tan tarde”- Me disculpo atropelladamente, de pasada nada más- “Yo se que no hablamos hace meses.”

Me arrepiento de mis palabras en el segundo en el que las formulo, mis miedos se solidifican ante mis ojos; el temor a parecer necesitada, débil, obsesiva incluso.

Más allá de ello, se que fue la decisión correcta. Es en noches como estas, solitarias y sin una estrella parpadeando en el cielo, en que más extraño su luz, la que jamás fallaba en brindar sin pretensiones.

Un par de lagrimas fugaces atentan mis mejillas, derrumbando por completo el sereno revestimiento que tanto me esforcé en construir.

“¿Estás bien? ¿Qué pasó?”- Cuestiona, todo en su actitud delatando una reciente preocupación. Puedo oír el rechinar de las bases de su cama, evidenciando su brusca reacción, la fricción contra las sábanas al enderezar su espalda.

“Si si, pero ¿Podes pasarte por casa?”- Propongo, más temblorosa de lo que me gustaría.

Agradezco el soporte que el asiento me proporciona, tal vez sin este, mis piernas hubiesen cedido ante la ansiedad.

Espero paciente al otro lado de la convocatoria, siendo testigo de su respiración acompasada, como sopesando mis palabras.

“Estoy allá en 15 minutos, máximo.”- Confirma, irguiéndose para emprender camino.

“Esteban”- Llamo su atención, provocando que sus extremidades se aquieten- “Muchas gracias…”

Una sonrisa brota de su expresión, dándole lugar a una leve risa, que escucho desde la quietud de mi balcón. Sin notarlo, mis comisuras imitan su gesto.

“No hay de qué, chiquita, ¡esperame que ya llego!”- Asegura, dando por concluida la comunicación.

Un poco más distendida, permanezco quieta en mi lugar, moviendo mis anestesiados dedos solo para fumar pausadamente.

Una pequeña expectativa comienza a burbujear en mi interior; con la simple idea de volver a estar en su presencia, mi corazón descontrolado golpetea mi caja torácica, como tratando de huir de sus confinamientos.

¿Cuánto tiempo habré permanecido así? Genuinamente, no lo sé, pero lo suficiente para que él arribe.

Mis ensoñaciones se ven interrumpidas por el timbre resonando en mi departamento, generando temblores en toda la superficie.

Salto de mi butaca impacientemente, avanzando con agilidad hasta el recibidor. Del otro lado de la puerta, lo descubro enfrentándome, jugueteando con las llaves entre sus dedos. Sus orbes se pasean por mi persona presurosamente, por lo que autorizo a los propios a hacer lo mismo.

A pesar de nuestro breve tiempo separados, él permaneció prácticamente intocado; su postura relajada, sus cabellos alocados y desparramados en todas direcciones… “tal vez dejó crecerse la barba”, filosofo al chequearlo.

Sin más premeditaciones, me arrojo a sus brazos entreabiertos, los cuales me reciben gustosamente. Escondo mi nariz en su cuello, inhalando aquella familiar fragancia, perdiéndome en su calor corporal engulléndome por completo. Se toma la libertad de posar su pera contra la corona de mi cabeza.

Contra mis propios deseos, me despego de su torso, alejándome levemente para guiarlo adentro. Estiro mi mano, aguardando que la tome para adentrarnos en el living.

Una vez allí, esquivo la pequeña mesa ratona para dirigirlo hacia el sillón, donde se sienta sin mediar palabra.

Allí, parada en la sala de estar, mis pensamientos giran en su torno, envalentonándose con cada segundo que transcurre. Por un impulso indescifrable, me apropincuo a su espacio personal, rompiendo dicha barrera.

Acomodo mis piernas de modo que las suyas queden entre medio, para luego sentarme sobre sus templados muslos, regodeándome en la sensación de su contacto físico. Mi boca busca la suya en un movimiento desesperado, moviendo mis labios contra los suyos con una inesperada urgencia.

Me inunda la decepción al sentirlo separar nuestros rostros. La confusión tiñe su semblante, mientras investiga la escena que se le presenta.

“¿Y tu novio?”- Consulta, penetrándome con el fulgor de su mirada.

Abrazo su nuca entre mis brazos, atrayéndolo nuevamente hacia mí. Una mano se desliza hasta juguetear con el cuello de su remera, señalizando mi deseo de arrancársela.

“No está en casa”- Ronroneo en su oído, serpenteando mis manos por sus hombros con delicadeza- “No pienses en él, amor, concéntrate en mí.”

Comienzo a despilfarrar besos por su cuello, succionando su sensible piel hasta dejar marcas, clavándole los dientes juguetonamente para luego chupar el escozor. Saboreo su colonia en mi lengua y me encuentro adicta a su sabor amaderado, incapaz de separarme. Una necesidad primal se cuece en mi interior al presenciar su tez brillante con mi saliva.

“Esto está mal, nena”- Gime profundamente, echando su cabeza hacia atrás y concediéndome más acceso.

Me cuelo entre nuestras siluetas, acariciando su agitado abdomen, el cual se estremece ante mi toque. Batallo con el botón de su pantalón hasta desabrocharlo, sin parafernalias desciendo el cierre y descanso mi palma en su entrepierna.

“Decime que queres parar y yo lo hago”- Respiro, sobre la ardiente piel de sus hombros. Aún estática sobre su ropa interior.

“Sabes que no te voy a pedir que pares”- Murmura pesadamente, levantando sus caderas hasta rozarse con mis dedos. Evacua un sollozo de alivio.

Como cobrando vida, deslizo mis yemas por su longitud, generando una creciente erección. Masturbo su miembro sobre el calzoncillo a un ritmo agonizantemente lento.

“Entonces no te niegues, Tebi”- Respondo, inmiscuyéndome en la tela para palparlo piel a piel y acelerar mis atenciones.

Sus gemidos llenan el aire, complaciéndome de sobre manera y excitándome más de lo que creía posible. Buscando desesperadamente calmar el ardor, me froto contra la tela del pantalón, escasas barreras separándolo de mi centro.

Sus músculos se tensan bajo mi coño, devolviéndome placer al golpear mi clítoris al unísono de mis caricias en su polla. Mis labios se entreabren ante la fricción, escurriendo murmullos de regocijo por mis cuerdas vocales.

“Al final, que puta que resultaste”- Se burla cínicamente, enjaulando mi cintura en su agarre para presionarme más contra él.

Subo el volumen de mis quejidos ante la nueva intensidad de sus acciones, la degradación dejándome sin raciocinio. Mi torso completamente presionado contra el suyo, mis manos aún tocándolo deprisa.

Utilizando su fuerza, me recuesta en el sillón y se despega de mí, sentándose en el otro costado de este.

“Quiero que me muestres como te estuviste tocando, pensando en mí, mientras tu noviecito dormía a tu lado”- Demanda, su vista fija en mi mientras comienza a palparse.

“Mi amor, por favor”- Ruego, un tanto agobiada ante las llamaradas quemando mi vientre bajo.

Observo sus movimientos con atención, como sus yemas rozan su glande perezosamente, excitándose aún más. Una gota de sudor descendiendo por su cuello ante el esfuerzo físico, escondiéndose bajo su camiseta de algodón.

Bajo mis shorts aun observando la imagen frente a mí, aventándolos al suelo junto con mi blusa. Recubierta únicamente por mi ropa interior, asciendo hasta mi busto, pellizcando mis pezones hasta formar duros picos entre mis dedos. Sus penetrantes orbes persiguen cada uno de mis movimientos, sintonizando los suyos para que ambos nos movamos al mismo ritmo.

“Tu noviecito no te sabe satisfacer, por eso tuviste que llamarme, ¿o no?”- Se mofa al presenciar la impaciencia que me consume, como me apresuro a infiltrarme por mis bragas para sobar mi punto mas sensible con urgencia.

“Nadie me coge como vos, Tebi…”- Susurro, extraviada ante el renovado éxtasis.

Fantaseo con su toque entre mis labios, desparramando mi humedad, saboreándola desenfadadamente, con los ojos cerrados y la lengua paseándose por sus propios dígitos.

Sin embargo, debo conformarme con la mediocridad de la autovalidez, hasta que decida tomar piedad de mis intentos en vano de remplazar sus atenciones.

“No doy más, necesito que te corras conmigo, mi amor”- Pide al sentir su orgasmo aproximarse, ahora follando su propio puño con premura.

Al ver su estado de frenesí descontrolado, decido avivar mis caricias a mis zonas intimas, introduciendo mis dedos en mi apretado agujero hasta notar que mi estomago empieza a tensarse.

El ambiente transluce nuestros inminentes apogeos con los suspiros que desangran nuestras gargantas, el sucio sonido de humedad encontrada por extremidades y suplicas al aire, con un destinatario en concreto.

Acerca su temblorosa complexión a la mía, atisbando mi muñeca moverse al compás de los bombeos en su longitud y arrimándose a mis piernas abiertas. Ante un sollozo particularmente estridente de su parte, despierto de mi ensimismamiento y lo acerco a partir de sus caderas en erráticos movimientos.

“Encima de mí, por favor, ¡correte encima de mí!”- Imploro, aturdida por las oleadas de placer poseyéndome por completo.

Suelta un grave gruñido seguido de improperios al momento de llegar a la culminación de la satisfacción, depositando cuerdas infinitas de semen blanco sobre mi meciente pecho. Su excitación comienza a chorrear por mi vientre, agrupándose en mi ombligo para continuar su descenso pausado.

Con tal candencia rodeando los actos desplegados, logro abandonarme al pasmo de la conclusión con un arrollador orgasmo; mi coño apretando mis propios dedos, deseando que se aniden allí, mi cuerpo gozando violentos espasmos, mi visión jamás partiendo de las farolas apuntadas en mi dirección.

“Muy bien, chiquita, siempre tan obediente para mi”- Me alaga, estirando sus yemas para recoger unas resbalantes gotas de semen y empotrarlas en mi boca entreabierta, indicándome tácitamente mis propias acciones.

Mi lengua recorre cada uno de sus surcos y recovecos, aspirando casi instantáneamente su salada carga, como si de un codiciado elixir se tratase.

“Ahora vas a dejar que te coja hasta que no puedas ni caminar, hasta que te olvides incluso de su nombre ¿si bebita?”- Propone sin remover sus dígitos de mi cavidad, sus crudas palabras contrastando con la suavidad de sus manos en mí.

Asiento frenéticamente, ahuecando mis mejillas para lograr tomarlo aún más profundo, notando un estremecimiento recorrer mi medula espinal ante la anticipación de una larga noche de pasión.

Aclarar que cumplió con sus promesas al pie de la letra sería, francamente, caer en un vago eufemismo…

[d-u-d-a-s-ss]

Quiero estar abrazada a un mentiroso viendo pelis o es domingo?

[ccvctoriaa]

Incluso un alma libre como yo, necesita estar abrazada un domingo dando besitos

[galesinterlude]

podría burlarse— en cualquier otro momento, gale se le reíria en la cara y recalcaría el hecho de que se sabe la letra. sin embargo, justo como el día del festival, le toma por sorpresa que bowie sea tan sincera. por eso, se limita a voltear a verla ( y no lo hace con discreción, sino que esmeraldas viajan hasta ella y se quedan ahí, bien puestos ). independientemente de que aquella parte de la canción tenga profundo significado, algo se remueve en su estómago. "estuviste haciendo tu tarea, ¿huh?" suelta de vuelta, devolviendo su atención a lo que infante hace en el teléfono. lo dice como al pasar, como si no fuera información relevante. como si no hubiera removido un poquito en su interior. "depende de qué programas estés mirando," responde a su pregunta de manera vaga. no quiere entrar en detalles, porque sería aceptar el hecho de que ni siquiera su hermano siente apego hacia ella. "si me fuera del mercado, ¿con qué más serías relevante, bowie?" sigue sin mirarla, y aunque emplea tono arrogante, lo pregunta en serio. un poco tiene la duda de, en caso de no estar ella, ¿cuál sería su nueva fijación? ( en el fondo, se pregunta si estaría haciendo lo mismo que hace con ella, con alguien más ). quiere molestarse con castaña, quiere odiarla con la misma intensidad con la que la odió al inicio— sobre todo cada que hace comentarios incisivos sobre su talento y éxito adquirido. sin embargo, cada vez es menos explosivo el sentimiento. voltea a ver al infante cuando escucha siguientes palabras de albertine, y contiene risita porque... ¿cómo culparlo? se ahorra cualquier comentario porque no va a darle el gusto, pero se le ocurren un montón de chistes. "no es mejor que yo," suelta sin poderlo evitar más, desviándole la vista y entonces, aprovechando que selina se reacomoda ahora a un costado suyo ( se ve que quiere recostarse en el espacio que queda del sofá ), se estira para recuperar su cerveza y darle un trago. "me imagino," y aunque podría hacerlo sobre sí misma, decide calarla: "¿toby hayes es rubia natural o se tiñe?" enarca la ceja y ladea el rostro, muy expectante por su respuesta.

le causa gracia toda la situación, por mucho que también le moleste tener que hacerse cargo de pequeños que no son suyos. con sus amigas también les dejan usar teléfonos a los niños ( por favor, saint se la pasa idiotizado frente al televisor ), pero no hay forma de que sea aconsejable para alguien de dos años ver videos de escasos segundos pasar uno detrás de otro. no lo dice, claro, pues la alternativa es buscar alguna otra forma de entretenerlos, y en eso no es para nada buena. se sorprende a sí misma estirando un tanto el cuello buscando espiar la clase de contenido que gale encuentra en su para ti ( ver si coinciden en algo, quizás ), y también rogando que no vaya a ser algo que pueda llegar a traumar a selina de por vida. no se percata de sonrisa que va surgiendo de a poco en sus facciones al verla interactuar con la niña, hasta que canción que ha oído cientos de veces en la radio ( y alguna que otra vez en privado, ¿por qué no? ). también presta atención a expresión orgullosa en la de hebras platinadas, aunque al hablar bowie fija su vista en lo que sea que el rayo mcqueen hace en pantalla. 'es una buena canción' admite, y es la primera y última vez que gale thatcher la oirá decir algo como eso. bueno, la segunda — también le dijo que le gustó bruises en aquel festival. ya queda poco y nada de su orgullo. 'me gusta esa parte que dice... ¿cómo era? i'd choose the devil i know over the heaven i don't' no va a decírselo a la cara, por supuesto. tan solo la observa de reojo un segundo, no queriendo ver expresión burlona que probablemente adornará su rostro. por supuesto que hace buena música, tampoco es sorda. que ahora se le dé por tener ganas de escuchar su voz de tanto en tanto es un simple detalle que prefiere guardarse para sí misma. solo le gustaría que la hubiera luchado al mismo nivel que the dudes. si ella hubiera tenido padres apoyándola su vida hubiera sido muchísimo más fácil. '¿tener hermanos es como lo pintan en la series de televisión, entonces?' bueno, james y carmela son sus hermanas ahora, supone, pero de todas formas le hubiera gustado experimentarlo en la adolescencia. así tendría alguien con quien compartir el trauma. ahora sí vuelve a enfrentarla, y sonrisa imita la ajena. '¿eso quiere decir que quieres repetirlo? podemos llamarte cuando tengamos que salir, o cuando te pateé la disquera' chiste es solo para evitar darle la razón otra vez. ninguna de las dos opciones se darán en la realidad. 'no te sientas especial. a saint le agradan todas las mujeres, es como su papá. quiere ponerme la mano entre las tetas al menos una vez al día' y diestra señala escote impropio, dándole a entender que ni siquiera piense alzarlo. 'sospecho que a los dos nos gustan las rubias'

[serendipia03]

Para mi la solución a todo son unos besos largos y ser abrazada por unos brazos alentadores.