#Virginia Gawel
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Io mi do l’opportunità
di ricominciare da capo.
Io mi do l’opportunità di guardarmi gentilmente e apprezzarmi per quella che sono.
Io mi do l’opportunità di circondarmi di persone che mi apprezzano e che valorizzano la mia vita.
Io mi dono il tempo per cambiare ciò che è bene che cambi, per chiedere aiuto se ho bisogno, per mostrarmi come sono, invece che adattarmi alla visione degli altri.
Io mi dono la possibilità di fare quello che non credo di saper fare, perchè non ho ancora la visione di ciò che posso o non posso fare.
Io mi do l’opportunità di fare errori, ma anche di accettare il successo con semplicità e gratitudine.
Io mi do la possibilità di dire le parole semplici che sono però importanti nella mia vita: "No", "Sì", "Non voglio", "Non posso", "Ho bisogno"...
Io mi do l’opportunità di conoscere me stessa, poichè sono nata con me e morirò con me: se io non sono mia amica, mi sentirò sempre sola.
E come faccio a sentirmi sola se una parte del Tutto abita in me?
Per questo sono nata:
perchè non basta nascere per essere,
io mi do l’opportunità di rinascere…
- Virginia Gawel
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We are all like a two-story house. The ground floor would represent the personal, the upper floor would symbolize the transpersonal. A person doing her work on herself realizes that she has an upper floor, that there is a staircase, that perhaps her staircase is boarded up, and that the upper floor is full of junk. When one works on oneself, one knows how to climb that staircase to the upper floor, keeps it clean, vacates the upper floor and goes there very often. (As the Persian poet Rumi said: "Do you visit yourself regularly?"). Now let's imagine that beautiful, clear, glazed top floor. From up there you can see the mountain, the distant landscape, also the street, your own patio, everything that is disordered out there, the people who suffer... there is a global vision. But you can't just stay there looking, because you live below; and it is necessary to go downstairs, go out, do the shopping... interact with the world and resolve one's own life. It is necessary to have the ground floor clean, and since I know that I have the upper floor, when I have solved the things below, I go upstairs, to see the starry sky, and the mountains, and this gives another meaning to the past, to the today, to what I have to do. Of course, I can't stay upstairs, because if we don't care, the ground floor will fill with cockroaches! Very few stay on top, for example meditating for 5 years in the Himalayas. In general, they disconnect from the world, they do not develop social skills. But for most of us it's healthy to go up and down. (And also what is necessary for our time! Become part of the gears that change this world that is so difficult, inequitable, confusing).
-Virginia Gawell
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Io mi do l’opportunità di ricominciare da capo.
Io mi do l’opportunità di guardarmi gentilmente e apprezzarmi per quella che sono. Io mi do l’opportunità di circondarmi di persone che mi apprezzano e che valorizzano la mia vita.
Io mi dono il tempo per cambiare ciò che è bene che cambi, per chiedere aiuto se ho bisogno, per mostrarmi come sono, invece che adattarmi alla visione degli altri.
Io mi dono la possibilità di fare quello che non credo di saper fare, perché non ho ancora la visione di ciò che posso o non posso fare. Io mi do l’opportunità di fare errori, ma anche di accettare il successo con semplicità e gratitudine.
Io mi do la possibilità di dire le parole semplici che sono però importanti nella mia vita: “No”, “Sì”, “Non voglio”, “Non posso”, “Ho bisogno”.
Io mi do l’opportunità di conoscere me stessa, poiché sono nata con me e morirò con me: se io non sono mia amica, mi sentirò sempre sola.
E come faccio a sentirmi sola se una parte del Tutto abita in me?
Per questo sono nata:
perché non basta nascere per essere, io mi do l’opportunità di rinascere.
Virginia Gawel
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Virginia Gawel - DETECTAR LA MENTIRA: UNA HABILIDAD NECESARIA
Centro Transpersonal
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“El fin del autoodio”, de Virginia Gawel
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“Espejito rebotador todo lo que digas, sera para vos” 🪞
Puestas a un encuentro q prometía tnr el efecto de terapia grupal para tramitar el trauma comun que las madres con hijos en determinada institución educativa tenemos, me ofrecí generosamente a ser yo la que se traslade a Madrid centro, para reunirnos en el restaurante japonés elegido por una de mis relucientes colegas españolas, a quien atribuí el status de local, a pesar de ser oriunda de la andaluza ciudad de Murcia.
Previsora, busqué los
días previos la localización en google maps para poder hacer un cálculo ajustado del tiempo que me demandaría trasladarme a la zona de Arturo Soria.
Como en esta ciudad se destacan las autopistas, que como un ovillo de lana se entrecruzan para asegurar que a pesar de la distancia el tiempo dedicado no sea tanto, el GPS marcaba 35 minutos para los 32km que me separan de Sushi Koi.
Llegado el día, y tras el ritual obligado por el cual transformo mi versión de cuarentena “me quedo en casa” hacia mi versión “que ganas de salir a tomar un vino aunque tenga q atravesarme la ciudad entera por autopista”, me subi a la camioneta con algunos minutos de retraso.
Puse la playlist furor de estos días, y cantando “Sr Tigre” me lance a la aventura de seguir descubriendo la ciudad en donde vivo.
El trayecto no estuvo exento de las clásicas confusiones al empalmar la M-505 con la A6 y luego la A2 para desembocar en la calle de Agastia por la salida 4B, mantener la izquierda para continuar hasta la salida 4C, seguir las señales hasta la calle Arturo Soria y arribar a mi destino, un coqueto centro comercial del mismo nombre.
Me deje seducir por el descenso al Parking que como una serpiente encantadora, me condujo a un laberinto subterraneo mas parecido a la cueva de Ali Baba que a un estacionamiento de gentileza.
Mi arrepentimiento inmediato me hizo dudar sobre si dar marcha atras y subir por donde habia bajado, aun con el riesgo de tnr q romper la barrera que se interponia entre la luz exterior y mi determinación por ponerme a salvo de mis indestrezas al volante.
Fue un rapto de irracionalidad que mermo en el momento mismo en q los otros autos decididos, me demandaban el paso, y no me quedo otra mas q avanzar hacia la debacle total.
Atrapada entre flechas que indican la dirección, y lucecitas verdes o rojas colgantes en cada espacio diminuto ofrecidos para aparcar, avancé cmo un automata.
Cuando por fin la luz verde indicadora de un espacio libre se dejo ver, me aventuré nerviosa, sabiendo, por mis calculos visuales, que las maniobras requeridas para encajar la masa molecular de mi 4x4, no estaban dentro del repertorio de maniobras con las que cuento para tal proeza. Lo intenté varias veces, de frente, de culata, hacia adelante, hacia atras, hsta q opte por regalarle el lugar al siguiente conductor que se refregaba la cara en un acto de evidente impaciencia ante mi paupérrimo espectáculo.
Vuelta a encontrar la luz verde en el mar de luces rojas, mntrs los minutos seguían pasando, mi amiga sentada sola esperando, y mi nerviosismo creciendo.
Pase por un par de luces verdes que preferí no ver porque la certeza de que volveria a fracasar me previno. En mi mente la camioneta se hacia cada vez mas grande, y los espacios, cada vez mas chicos. Y en el reloj, cada vez mas tarde.
Finalmente y en un acto de determinación, me arriesgue en un espacio al lado de una columna.
Estacione de culata, aturdida por el incesante chillido previsor, que se activa ante la cercanía de algo que alerte de posibles daños.
Agobiada, tensa y con la mandibula acalambrada del esfuerzo, logro mi desafiante objetivo.
Apurada, me pongo el barbijo atrapando un abultado mechón de pelo en mi boca sin poder corrermelo ni con la lengua, tomo el celular, la bufanda, el abrigo y la cartera y cuando quiero salir del auto, la puerta toca contra la columna estratégicamente ubicada justo a la altura del conductor, por lo q casi asfixiada x el pelo entre los dientes, el barbijo y sin manos para hacer equilibrio, intento disminuir el volumen de mis gluteos aumentados por la edad y los bombones lindt que como cada noche, y en un acto de faquirismo o de torpeza patentada, logro escurrirme a traves del estrecho espacio que queda entre la puerta y la columna castradora. Cmo una sardina enlatada, libero el cuerpo, mas no la respiracion que seguia con la doble barrera del pelo y el barbijo. Constato que el chillido injustificado de la camioneta me hizo creer q estaba cerca del auto de atrás, mas en realidad había dejado media camioneta afuera, casi obstruyendo la circulación de los que aun no han tenido la suerte de avistar una luz verde. Siempre apurada, c el pelo en la boca, las manos ocupadas y el reloj corriendo, abro la puerta trasera y me meto por detras, para luego acceder al asiento del conductor casi de cabeza, con las piernas enredadas en la cartera y la palanca de cambios clavada en el... vaso.
Sin demora toco el boton de arranque c el pelo y el barbijo aun obstruyendome la respiración y el pitido insistente previniéndome del peligro inexistente, hago marcha atrás temerosa por el recuerdo en el cuerpo del impacto de haber pasado por arriba a mi caniche hace un mes atrás, quien afortunadamente sobrevivio luego de un gran susto y varios euros menos, y logro bajar cmo Dios manda sin necesidad de volverme contorsionista.
Corro en dirección a la entrada al centro comercial, creída que por fin el calvario habia llegado a su fin, y me encuentro en un lugar lleno de luces Navideñas y adornos alegóricos que desvían mi enfocada atención a la tarea de encontrar el restaurante acordado sin mas demora.
Subi escaleras, baje, camine pasillos. Volvi a subir y bajar hsta q opte por preguntarle a mi amiga que ya con 30’ de espera sentada sola con el sake en la mano, me confirmo que NO era alli donde estaba esperándome, sino en otro restaurante de la misma cadena, a otra altura de la misma calle, a 15’ en auto y 45’ caminando.
Tras evaluar la posibilidad ir caminando (solo para que el esfuerzo titanico de haber aparcado por 5’ tuviera algun sentido) volví frente al volante a atravesar los estrechos pasillos que me instigaban a acercar los codos al cuerpo, cmo si esto implicara que el auto se pudiera angostar, en un acto reflejo irracional y desesperado, y encontrar la salida que me eleve por fin otra vez a la superficie.
Acerco el Tkt frente a la barrera cmo quien llega desprendiéndose el pantalón al baño c la capacidad de controlar el esfínter al limite, y la pantalla lectora sentencio: “pase por caja antes de salir”. Noooo!!! estacionar otra vez era algo que definitivamente no estaba en condiciones mentales de realizar. Y el reloj seguia corriendo ⏱
Alguien que desde lejos observaba mis movimientos, cmo un angel con mascarilla vino a rescatarme de la estrechez de aquel laberinto del inframundo, y me permitió avanzar c el tkt impago
Cuando por fin pude acceder al exterior, ya habian pasado 45’ de la hora de la cita.
Desacostumbrada a los semáforos, las calles madrileñas me parecian eternas.
“Estoy en 6” le escribi cmo para calmar sus ansias, que en realidad eran las mias.
Tiré x fin el auto dnd pude, y tras cerciorarne q recordaria dnd lo habia estacionado, c el google maps cmo guía, emprendi la caminata de 2’, que se transformaron en 4’ y luego en 6’ y luego en varios mas, xq el mareo del gps me hacia dar vueltas en redondo en un parque deslucido, c perros que me miraban retomar el camino una y otra vez.
El dia frio, lo gris del parque, los edificios compactos de ladrillo a la vista y el estomago vacio por el ayuno de 17 horas, debieron ser los culpables de mi estado de nulidad mental por el cual como en un espejismo propio d Alicia en el pais de las maravillas, el restaurante aparecia, y desaparecía. Y yo terminaba siempre parada en el mismo lugar
La cita era a las 14h.
15:05 entre por la puerta del restaurante, y deshauciada, veo a mi amiga c la languidez de quien espera 65’ a alguien que parece estar llegando en breve, c la manta sobre los hombros y un par de arrugas mas por el disgusto de haber tenido la mala idea de sugerirle a una argentina despistada, que viene desde culo del mundo, encontrarnos a hacer catarsis en un restaurante japones en Arturo Soria esquina av de San Luis 🍣
Sé a esta altura lo que todos están pensando... 👇
“Espejito rebotador, todo lo que digas sera para vos”
Lo verdaderamente revolucionario es la amabilidad - Virginia Gawel -
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¿Por qué es difícil comunicarnos? (Virginia Gawel)
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Canto de honra
Honro el vientre carnal que me ha parido, engendrándome en líquido elemento. Honro mi antorcha, que en su alumbramiento, persistiera ante todo el sinsentido.
Honro el ronco golpe percutido que quebró mi coraza con su acento. Honro el vital sablazo, sabio y cruento. que cortó lo sobrante, imprevenido.
Por llegar a sentir esto que siento honro lo celebrado y lo sufrido.
Honro el dolor de mi cuerpo transido que humanizó a mi huraño pensamiento. Honro el guión sutil de mi Argumento, con su retorno a lo no comprendido.
Honro el antídoto que mi enemigo inoculara en mi envanecimiento. Honro el rechazo y su padecimiento fecundando a mi mundo introvertido.
Por llegar a sentir esto que siento honro lo que he creado y destruido.
Honro señales que me han conducido a Encontrar pese a tanto desencuentro. Honro a los Dioses que con su alimento dulcísimo y amargo me han nutrido.
Honro el pasado que me ha resarcido confusiones con esclarecimientos. Honro el instinto y su estremecimiento sensual, generatriz, rítmico y vivo.
Por llegar a sentir esto que siento honro los rastros de lo acontecido.
Honro el coraje ante lo que he temido, amparándome en mi apasionamiento. Honro la prisa y el detenimiento, la virtud y el pecado arrepentido.
Honro la audaz mirada del Testigo que no renuncia a su apercibimiento. Honro la Vacuidad y su Sustento. Honro la Libertad de lo Cautivo.
Por llegar a sentir esto que siento honro todo lo hallado y lo perdido.
Honro sin quejas, llantos ni gemidos, sin decepciones ni cuestionamientos. Honro el error y su resarcimiento, venerando el valor de lo aprendido.
Honro lo que no fui y lo que he sido, sin vanaglorias, dudas ni lamentos. Honro el fruto de todos mis tormentos y de tantos apegos desasidos.
Porque mi vida es un experimento honro todo lo dado y recibido.
Y aquí estoy hoy, hablándome contigo, cantando con mi mínimo instrumento, pues quiero convidarte esto que siento, honrando la grandeza de estar vivo.
Honremos el recuerdo y el olvido. Toma mi pecho y pon tus sentimientos. Con devoción y con agradecimiento honremos haber muerto y renacido.
Virginia Gawel
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La Sombra
Virginia Gawel nos enseña sobre nuestra sombra. Descubrir que es aquello que somos también, que no nos gusta tanto, sin prejuicios para poder integrarlo aceptandolo. Como decía C.G.Jung “Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”
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Nuestro CUERPO... ese lugar que habitamos, y con el que muchas veces somos crueles... descuidamos, maltratamos, exigimos, negamos. Ayer, en nuestro taller de ARTETERAPIA en CÍRCULO de MUJERES comenzamos a explorar nuestro cuerpo como territorio. Lo recorrimos, pusimos atención en sus riquezas, sus desiertos, sus bloqueos, sus habitantes, sus fronteras. Un encuentro intenso, profundo, que nos permitió tomar conciencia de la necesidad de cuidarlo y tratarlo con amabilidad y amor. #arteterapia Texto de Virginia Gawel "El autoodio se arraiga profundamente en nuestra identidad corporal, no sólo generando enfermedades o dolores, sino, fundamentalmente, una disconformidad crónica respecto de cómo nuestro cuerpo es y de cómo lo sentimos. Y cuando esa disconformidad no está, generalmente lo que la sustituye es el olvido del cuerpo: lo usamos, le damos cualquier cosa de comer, lo ponemos a dormir a cualquier hora, o le exigimos despiadadamente. Cuando se gasta, quedamos presos de las rejas de sus nervios, de sus huesos, de sus músculos, alienados, doloridos, quebrados, sin comprender qué nos pasó. Pasó que el cuerpo no es algo que pueda ser olvidado ni rechazado: necesita, como toda criatura, afecto, cuidado amoroso (lo mismo que haríamos con un niño o con cualquier otro animal). Porque, sí: nuestro cuerpo es un animal. Somos el Animal Humano. Y dentro del trato no-violento que es necesario desarrollar hacia todos los seres sintientes, necesitamos imperiosamente, bientratar al único animal que podemos acariciar desde adentro: nuestro cuerpo." https://www.instagram.com/p/B18uxUDBmnl/?igshid=1uicog8vvwxfz
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" Henry David Thoreau said it like this: "If someone does not walk at the same pace as his companions, it may be because he hears a different drum. Let him walk to the rhythm of the music he hears, even if it is slow and remote...". Following that music, we find our place in the world, our sense of existence; we stop perceiving ourselves as defective to, instead, celebrate our uniqueness and accompany others to dignify their own. We are becoming agents of change, marching alongside those who listen to a rhythm similar to ours. There are many of us who are on the same path. That is where those of us who feel "not fitting into the world" do fit in. And that is because we are building another world! For that new world, your hand is required Because, like in a Great Concert, the notes you play from your score are irreplaceable: we all need each other so that the most beautiful music is less and less remote…".
-Virginia Gawell
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Cuánto de amorosidad, cuánto de capacidad manipulativa, cuánto de coraje, cuánto de altruismo, cuanto de mezquindad hay en los tibios? Cuando somos tibios es que, como un piano al que se le pisa el pedal de la sordina, la pasión por hacer que la vida tenga Sentido ha quedado constreñida, maniatada. Nos contamos historias acerca de por qué no ejercemos la pasión: que nuestro padre, que nuestros hermanos, que cuando éramos chicos, que cómo está el país, que la gente. Ex-cusas. Qué significa esa palabra? Viene del latín excusare, y etimológicamente implica “poner la causa afuera”. Por qué “tibios”? Porque en ese estado uno no se juega por ser frío o caliente, por tomar decisiones, por equivocarse con convicción para luego rectificar, por poner en marcha aquello en lo que cree, por plantar en la vida el retoño que tiene en la mano aunque no sepa a qué especie pertenece: ser su hortelano incorrupto, inamovible, certero, día tras día.
Qué características se ejercen para no ser tibios? La Psicología Transpersonal las estudió desde sus orígenes, y las presenta como pautas que determinan a los seres humanos que se autorrealizan (como decía el psicólogo Abraham Maslow). Esto es, que despliegan todo lo que son, y se vuelven reales, más allá de todo lo que imaginan sobre sí mismos o sobre el mundo. Uno no es real hasta que se juega en medio de la vida, hasta que planta su retoño, hasta que celebra su fruto (sea que caiga verde o se convierta en dulzura exquisita), sabiendo que lo principal no es el fruto, sino haberse convertido en un buen hortelano. Los que no son tibios están dispuestos a deconstruir la imagen que tienen de sí mismos y la que los demás proyectan sobre él, pues se dan cuenta de cuánto tiempo y vida invirtieron en cuidar esa imagen. Al deconstruir la autoimagen la identidad se ensancha… y es posible que ya no quepa en la vida que llevábamos hasta entonces! Fuerza y coraje para deconstruir esa vida y construir la que realmente nos pertenece. Tienen fortaleza en su centro, -el cual es su verdadero eje-, como para afrontar dos circunstancias inevitables cuando se deja de ser tibio: la crítica de muchos y la frustración. Ante la primera, evalúan si sirven, para no caer en la necedad; si no sirven, abrazan con premura este claro concepto: “Mi vida no es opinable”. Ante la segunda, vuelven el Ego poroso para que no sea esa parte interna la que decida una retirada o una renuncia; saben insistir y esperar, atentos a que el retoño sólo dará fruto luego de muchos brotes aparentemente fallidos (mas necesarios para que el retoño fortalezca su estructura antes de soportar el peso de los frutos en sus ramas). Su actitud ante los hechos señala su diferencia: sostienen su vigor, condición indispensable para el Camino, el impulso creativo contenido por una voluntad cotidiana, sin arredrarse ante lo que asusta, sin achicarse ante lo que aplasta, sin aflojar cuando la vida nos estira, mas sin quebrarse cuando es necesario replegar las fuerzas y salir más adelante al escenario. No hay autovictimización, no hay el pueril despecho que le dice a la vida “Si es así, no juego más”. Sabe que se avanza y se retrocede, pero que en el tablero de su vida seguirá moviendo su pieza sin perder el aliento cuando le toque esperar.
- Virginia Gawel, “Los tibios y los que fosforecen”
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Yo, que me escupí en la cara, abusando de mí misma.
Yo, que complací al cinismo, sobornando a quien me amara.
Yo, exigente y despiadada con nadie como conmigo....
Yo, mi más cruento enemigo, mi juez y mí sentenciada...
Me levanté una mañana, cansada de no quererme,
de apagarme, oscurecerse, de que mi luz no brillara.
Vi en el espejo mis ojos, mirándome en mi mirada,
tantas veces empañada por mirarme con enojo.
Y me di ternura y vi, en ese rostro cansado,
que me observaba extrañada, lo bella de lo que fui...
Me vi ante los que han sufrido, amparando el desamparo.
Me vi austera, pero honrada, me vi noble, me vi erguida.
Me vi alentando lo hermoso, me vi reparando heridas.
Me vi siempre agradecida, sincera, ingenua y gozosa.
Me vi venciendo al abismo, sin mancha, ni cicatriz.
Y quise hacerme feliz, honrando que soy yo misma...
Que soy franca, solidaria, que soy leal y confiable,
que cuando envainé mi sable, aposté a lo humanitario...
Sin autocompasión malsana, fui piadosa ante mi pena.
Me levanté mi condena, como la que amando se ama.
Aprecié que pese a todo, pese al error y al acierto,
siempre elegí estar despierta, sin sumergirme en el lodo.
Y mirando mi mirada, me pedí perdón,
y quise valorar todo cuanto hice sin reprocharme ya nada.
Dejarme ser, sin podarme ya más, jardinera de mí misma,
porque no es egocentrismo abrir mi esencia y mostrarme.
Vine a ser y eso decido, dispongo abrirme a la vida.
Ya basta de tanta herida, siendo heridora y la herida.
Por todo lo que viví, a partir de este momento,
decido ser sanadora y sanada.
Ya cuento conmigo misma,
¡Por fin creo en mi y me amo!
Virginia Gawel la Mujer Árbol.
https://www.facebook.com/elalberguedelasmujerestristes/
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Virginia Gawel: SI MIS DECISIONES IMPACTAN EN LA VIDA DE LOS DEMÁS (vivo de radio).
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¿POR QUÉ HAY TANTOS GALGOS EN LAS PLAZA? ¿ES SOLO UNA MODA? NO. Aquí va una síntesis, para que lo sepas y lo hagas saber... Ésta es una magnífica obra del pintor austríaco Gustav Klimt. ¿Sabías por qué cada vez hay en las ciudades más galgos adoptados? Se los ve por las plazas, por las veredas, serenos y elásticos, como saliendo de hacer ballet. Sucede que en distintos países (en Argentina hace unos pocos años) se va legislando la PROHIBICIÓN DE LAS CARRERAS DE GALGOS, y se ha promovido, entonces, su adopción, dado que los llamados "galgueros", al dejar de ser redituables los abandonaban en las rutas, en los campos, en las vías de los trenes... Por cruel tradición, al galgo perdedor o que ya había rendido el rédito esperable pero entraba en la vejez, se lo ahorca. Sí: en cualquier árbol (lo cual sucede desde hace siglos en un gesto repugnante de brutalidad e ignorancia). Para las carreras, el galgo es drogado, encerrado en una jaula para que corra por desesperación, entrenado corriendo tras una camioneta a la que se atan varios galgos, de manera que si no corre queda muerto y arrastrado hasta que el vehículo se detenga. Quienes han levantado la voz contra esta aberración han pagado precios caros, pues detrás de cada circuito de carreras de galgos hay mafias que no solo lucran con los pobres animales, sino también con la venta de sustancias ilegales (para los humanos o para los galgos adversarios). Sin embargo, hay quienes levantaron la voz a pesar de las amenazas y de padecer actos vandálicos... hasta que fueron prohibidas. Por eso hay tantos galgos que hoy viven amados y cuidados. Si puedes, adopta un galgo. Y si en tu zona aún hay carreras de galgos, sé parte de las voces que las detengan para siempre. Virginia Gawel Movimiento "Animal Humano" (en Juancarlos Vergara Carbone publicidad) https://www.instagram.com/p/CXEa2uqJbyg/?utm_medium=tumblr
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Hoy hablando con Guadalupe Fracchia recordé este pasaje del Evangelio: "Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia" (Mt 5,6). Para los que creen y para los que no, Jesús existió y fue un gran profeta. Recordé también un texto de Virginia Gawell : "a esperar se aprende. Y se aprende procurando ubicarse en la mejor actitud posible mientras no podamos hacer nada con lo que sucede: la no-posibilidad de intervenir en los hechos es una invitación a guardarnos en nuestro centro, y confiar en ese eje quieto, sin desgastarnos en luchar contra lo que no podemos eludir. Ése sería el modo más sabio de, como decía el psiquiatra Roberto Assagioli, “aprender a colaborar con lo inevitable”. Se cede el control... pues no hay cómo retenerlo! Y se comprende que toda resistencia, toda ansiedad, todo ahínco por saltearse ese momento, lo único que generará es desgaste". Los invito a leer el texto completo de ella en el siguiente link http://virginiagawel.blogspot.com/2014/08/aprendizajes-saber-esperar.html “Independientemente de lo ‘mal’ que se tornen las historias, siempre estás siendo invitado a bajar tu ritmo, a respirar, a dejar de intentar resolverlo todo, a salir de tus propias conclusiones, a respirar de nuevo…” Jeff Foster en español Hoy nos queda esperar Foto: Yo .Triacastela. Camino de Santiago. Octubre de 2014 https://www.instagram.com/p/B-m8E40gCwM/?igshid=1lru4p428yutk
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