#Valle del Cocora
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Cocora Valley, Los Nevados National Natural Parque, Salento, Quindío, Colombia
Taken by Omri D. Cohen
#Cocora Valley#Valle del Cocora#Salento#Quindio#Colombia#South America#Los Nevados National Natural Parque#Quindío#ColombiaNature
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Valle del Cocora, Quindio.
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LA PALMA DE CERA, EL ÁRBOL NACIONAL DE COLOMBIA
Del sueño de Humboldt a la pesadilla de un Estado negligente. (Carolina Valencia Bernal, periodista, feminista, ambientalista).
En 1801, Alexander Von Humboldt y Aimé Bonolant, descubren la palma de cera en el Camino del Quindío. Llevando y dando a conocer esta especie a Europa y dándole la categoría de el árbol más alto del mundo para ese entonces. Humboldt, relató que solo 3 lugares en el mundo lo conmovieron hasta las lágrimas, entre ellos está el paisaje de la palma de cera en el Quindío.
En 1949, Armando Dugand, especialista en palmas, propuso a la palma de cera como árbol nacional, ante el comité organizador del Tercer Congreso Suramericano de Botánica.
LEGISLACIÓN Y BUROCRACIA INSTITUCIONAL
Finalmente, en 1985, se aprobó la ley que le diera formalmente la categoría de árbol nacional de Colombia y símbolo patrio; aunque es una calificación más de tipo cultural que ambiental.
Esta ley, jamás fue debidamente sancionada, solo quedó establecido el título como árbol nacional de Colombia; desde esa época hasta ahora, no se ha hecho gran trabajo por protegerla, estudiarla y conservarla como es debido. Además, es muy poca la literatura científica alrededor de esta, siendo olvidada y poco conocida en su estructura biológica y sociocultural.
En la Ley 61 de 1985; de los 4 artículos que esta presenta, únicamente el primero se ha cumplido y normalizado; el segundo pretendía salvaguardar a la “Ceroxilum Quinduense” (nombre científico para la palma que habita en el Quindío, en el Valle del Cocora) de su extinción. Y el articulo 3, prohíbe su tala, sujeto a multas o incluso la cárcel.
Los demás artículos, han sido ignorados a lo largo de casi 40 a��os, por lo que nadie se hace responsable de que esta insignia de la biodiversidad colombiana que está en riesgo alto de extinción. El punto dos de este articulado, habla de las facultades, más no obligaciones, de la Nación para realizar “operaciones presupuestales correspondientes, contratos, los empréstitos y que se celebren los contratos necesarios con el fin de adquirir terrenos, que no sean baldíos de la Nación, en la Cordillera Central, para construir uno o varios parques o santuarios de flora a fin de proteger el símbolo patrio y mantenerlo en su hábitat natural.
La ley actual, la 61 de 1985, nació para proteger a la palma, no así a su hábitat natural, el bosque montano lluvioso.
Pudo haber sido una legislación de segunda generación (de carácter económico, social y cultural) que fortaleciera el papel, no solo de la especie que habita el Valle del Cocora, sino de las otras 6 especies de palma de cera con las que cuenta Colombia, además de servir como plafón y catapulta en el cuidado también de los otros dos símbolos patrios, la orquídea y el cóndor, los cuales también habitan el territorio quindiano.
En consecuencia, en 2025 se celebran los 40 años de la declaratoria de árbol nacional de Colombia a la Ceroxylum Quinduense, la cual es una de las siete especies de palma de cera que habitan en el territorio nacional.
ESTUDIOS
De la literatura científica existente sobre la palma de cera, se desprende con la Resolución 0192 de 2014 el Plan de Manejo y Conservación, el cual, en 8 años de existencia, únicamente ha implementado el 1% de lo estipulado en el mismo para la conservación de la especie.
Y esta es la única propuesta para saber cómo debe ser el tratamiento de esta especie, aún así, ha sido deficiente, ya que no se tuvieron en cuenta las características se su hábitat completo; también, porque en este Plan de Manejo y Coservación, sólo se tuvo en cuenta a la Ceroxulum Quinduense, más no a las otras 6 especies de palma de cera.
Existen investigaciones sobre la palma de cera, tanto a nivel Colombia, como en instancias internacionales, pero es muy difícil de encontrar, de acceder y no es ampliamente divulgada; aquí en instituciones como la Universidad del Quindío, el Instituto Humboldt o el Jardín Botánico se tiene información, pero consultarla o llegar a ella es a veces un trámite muy engorroso. Así como llegar o lograr que los científicos que la han estudiado, como María José Sanín o el mismo Rodrigo Bernal (considerado el papá de esta especie en Colombia) accedan a compartir su experticia y conocimientos para poder hacer un consenso sobre las formas de cuidarla y conservarla.
¿POR QUÉ ES UN SÍMBOLO PATRIO?
El Cóndor de los Andes, la orquídea y la palma de cera, también hacen parte de los símbolos patrios de Colombia, aunque no están constituidos por ninguna ley; son símbolos de identidad, reconocimiento y de pertenencia al territorio nacional.
Estos constituyen elementos unificadores, ya que permiten a los individuos sentir que se hace parte de un territorio en concreto; además de permitir que se cree una cultura de tradiciones y cultura, que nos representa, no solo dentro del país, sino fuera de este en términos de biodiversidad (palabra de moda). También son la cara tangible, por medio de la cual, atraemos turismo y vendemos al país, como el país del Encanto (gracias a Disney).
Lo anterior indica, que son meros adornos, utilizados por la industria del turismo a gran escala, que en gran medida, es el que está deteriorando y poniendo en riesgo a estas tres especies de fauna y flora en Colombia.
RIESGO DE EXTINCIÓN
Palma de Cera
En el caso de la palma de cera, la minería, la ganaderia y agricultura extensiva, contribuyen al deterioro de los suelos en donde la palma crece y, además alimenta a otros individuos que se encuentran en su hábitat.
Y aunque sea el a´rbol nacional de Colombia, la única que ley que existe, no se ha cumplido en su totalidad. Las comunidades no saben cómo debe ser su manejo y tampoco su protección.
Está siendo seriamente afectafa; el Valle del Cocora, es prácticamente un cementerio de esta especie.
Tiene varias cualidades, actúa como un factor climático importante, control del clima, el alimento que suministra y brida dentro de su ecosistema, contribuye en gran medida con la regulación del sistema hídrico de la región y del país, al ser parte del bosque montano lluvioso.
El conflicto armado permitió la conservación de una gran parte de esta especie en zonas como el Alto de Toche (Tolima) y el Alto Putumayo redescubierta por el profesor Rodrigo Bernal, sin llegar a negar lo nefasto de la guerra en el país.
Se le ha dado un tratamiento de estrella de la biodiversidad de Colombia, pero solo para ejercicios en los que la nación quiere destacar por su abundante y exuberante riqueza en fauna y flora, cuando se quiere mostrar que somos un país biodiverso; pero en cuanto al estudio y puesta en práctica de su conservación, es poco lo que se ha hecho en realidad, tanto así que se ha logrado que la palma de cera entre en categoría de especies en extinción.
La explotación descontrolada del turismo en el Valle del Cocora ha sido uno de los factores para que la palma llegue al estado actual de degradación.
Orquídea
Es la flor nacional de Colombia; la cual también formó parte de lo que Humboldt contempló mientras recorría Colombia, está riesgo de depredación y extinción, a causa de la deforestación, tala ilegal, incendios forestales; ya que ellas viven sobre otro vegetal; y la agricultura.
“La orquídea es un indicador de la calidad, del grado de desarrollo y de conservación de los bosques”. Por ello, recomienda no adquirirlas a quienes las traen de los bosques, sino a quienes las cultivan para venderlas en un comercio legal. Quien tiene una finca, debería permitir la reintroducción de la orquídea al medio natural, y avanzar en una restauración ecológica “para que este tipo de plantas puedan volver a estar allí”. “ Entrevista a William Vargas, biólogo y botánico; por Rafael Trujillo, para Señal Colombia 5 de noviembre de 2023.”
El cóndor de los Andes
Es una de las especies más valoradas del planeta, sin embargo, está en peligro de extinción por la degradación de su hábitat. Se comparte como símbolo entre Chile, Colombia, Bolivia y Ecuador. Su importancia atraviesa la mitología andina y las tradiciones culturales y folklóricas de nuestra región andina desde tiempos ancestrales.
El envenenamiento o intoxicación, que ocasionan los cebos colocados por cazadores y ganaderos y agricultores, en una de las causas de la vulnerabilidad es esta especie, así como su baja tasa de reproducción.
No se ha logrado elevar la conciencia y responsabilidad que se merece, ni siquiera por ser el árbol nacional y uno de los símbolos patrios.
ACCIONES CONTRA EL DESAMPARO DE LA PALMA DE CERA
Desde el Concejo Municipal de Salento, se solicitó al Estado protección para esta, bajo el pedido de declaratoria de especie sujeta de derechos, La Corte Suprema de Justicia declaró improcedente el fallo a la tutela del 19 de noviembre de 2021, que declaraba al Valle del Cocora, lugar de hábitat de la especie Ceroxilum Quinduense, como un lugar sujeto de derechos; la tutela fue presentada por el concejal ambientalista de Salento Jaime Arias García. La intensión además era proteger este santuario de cera del Quindío, así como de las especies de fauna y flora que conviven con la palma y garantizar su protección y conservación.
“La Corte Suprema de Justicia dijo que el fallo se revocó en segunda instancia luego de considerar que, a pesar de que hay situaciones que afectan el medio ambiente, particularmente las fuentes hídricas de la zona, no habría evidencias respecto a impactos directos en los derechos fundamentales de las personas”. (El Nuevo Siglo, 12 de abril de 2021 El Valle del Cocora, ya no será sujeto de derechos)
En 2018, empezamos a recopilar datos, a consultar a expertos, a investigar y descubrir la falta de atención estatal para prolongar la vida de las palmas de cera. Descubrieron, además, que, en Colombia, existen 7 de las 12 especies en total de la palma de cera y que se encuentran en los países de la Cordillera de los Andes.
Reconocer al Árbol Nacional Colombiano como especie paraguas tendría un gran impacto en la conservación de los ecosistemas andinos, pero reconocer a todas las especies de palma de cera sería aún más beneficioso dado que también se encuentran amenazadas y ecológicamente son muchas las bondades de estas palmeras.
“Gran parte de la población urbana no tiene conocimiento sobre las especies de palma de cera y se puede analizar desde el punto de vista que plantea Byg & Balslev (2004), ellos mencionan que, la pérdida del conocimiento ancestral es a menudo visto como consecuencia a el llamado proceso de aculturación, el cual puede ser dividido en dos grandes partes “pérdida de interés” y “pérdida de oportunidades de aprendizaje”, los cuales no son siempre fáciles de distinguir; La pérdida de interés en el conocimiento local o tradicional de las plantas y otras fuentes naturales, puede que se deba a la disposición de productos manufacturados y mejores oportunidades de vivienda, salario, actividades de agricultura con fines monetarios o migración hacia zonas urbanas; estos pobladores pueden preferir estas opciones debido a que son percibidas como superiores o porque las prácticas tradicionales consumen tiempo o son estigmatizadas, especialmente con las minorías”. (Información tomada de diferentes investigaciones y tesis de grado dirigidas o codirigidas por Johan Carvajal Henrry, Coordinador ambiental alcaldía de Salento, Docente catedrático universidad la Gran Colombia sede Armenia).
“En este momento encontramos dos situaciones: palmas viejas en extensos potreros que no tienen cómo reproducirse porque carecen de las condiciones para hacerlo (Cocora en particular es conocido como el cementerio de las palmas de cera); o relictos de bosque que tampoco cumplen con lo necesario. El único bosque en el mundo que conserva las características mínimas viables es el de Toche”. (Tomado del portal elcuyabranpost.com El Futuro de la Palma de Cera, la orquídea y el cóndor en manos de la Cámara 3 de junio de 2024 entrevista a Jessie Ortiz fundador del Proyecto Palcera).
Así nace, el proyecto de ley que escribimos y entregamos a un congresista que prometió sacarlo adelante; pero durante 3 años ha estado engavetado y sin trámite, más que un solo debate; el proyecto de ley se hundió por vencimiento de términos entre el polvo de lo que no es importante en este país. Y la palma de cera, se hunde con él y sigue en el olvido de un paisaje muerto, como un bodegón de frutas podridas.
El punto clave de toda esta historia de salvaguardar el árbol nacional de Colombia, pasa por, la restauración del bosque como un sistema interconectado y no solo a la palma como especie aislada de todo ese gran ecosistema.
“Por eso la iniciativa parlamentaria también busca consolidar la investigación y la promoción del conocimiento, con instrumentos como la creación de un museo, o la realización de mapeos y georreferenciaciones con fotografía satelital e inteligencia artificial para el conteo de individuos y su caracterización. En resumen, proponemos plantear un momento cero para hacer el mapeo, y plantear las estrategias de conservación”. (Tomado del portal elcuyabranpost.com El Futuro de la Palma de Cera, la orquídea y el cóndor en manos de la Cámara 3 de junio de 2024 entrevista a Jessie Ortiz fundador del Proyecto Palcera).
A pesar de estos homenajes y la visibilidad de la Palma en este billete, su declaratoria como Árbol Nacional, su exposición en el Jardín Botánico de Bogotá, en las diferentes calles de la capital y el turismo para ir a admirarla en su hábitat natural, en el Valle del Cocora; la Palma de Cera es un a especie en vía de extinción. De hecho, muy poca gente sabe que este sitio turístico es ya un cementerio de la especie (Ceroxylon Quindiuense), debido al turismo agresivo, a las prácticas de ganadería, deforestación y agricultura extensiva en los territorios donde crece la palma.
RETOS
Se busca integrar a toda la comunidad, bien sean turistas y visitantes en el cuidado y protección de la Palma de Cera con el objetivo de que no se extinga, de que se disfrute como árbol nacional de una forma saludable y respetuosa de su importancia y hacer que sea el turismo de la región ejemplo para país.
No sabemos a ciencia cierta cuál será el futuro de la palma de cera, así como del cóndor y la orquídea; sabemos eso sí que al Estado no le viene, ni le va de una especie. Se acerca la COP16 la Conferencia de las Naciones Unidas por la Biodiversidad, que se llevará a cabo en Colombia, en la ciudad de Cali; es muy importante este evento, pero nos preguntamos, ¿si las organizaciones ambientales privadas, pequeñas que representamos líderes ambientales sin reconocimiento alguno, podremos intervenir con nuestros proyectos, o sí, es simplemente un macro evento para los grandes llamados “ambientalistas” los que lideran la agente en este tema en el país o a nivel internacional. ¿Es decir, estarán los mismos de siempre sacando pecho y figurando, utilizando nuestras luchas como propias, o sí, por el contrario, será una gran ventana para los que desde las bases estamos con la tierra en las manos haciendo lo que los políticos ambientalistas de turno no hacen, ni dejan hacer por egos e intereses económicos?
Esperamos que la voz del primer ambientalista del país, el campesino, sea elevada y escuchada esta vez y para todo el mundo.
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Valle del cocora, Salento Colombia
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Robin en el valle del cocora, una maravillosas fotos que tomó miamorcito.
Bobin
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A horse munching the grass among the famous wax plam trees in Valle Del Cocora, Colombia
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The colorful doors of Salento, Colombia. #salento #door #doors #colombia (at Salento, Valle Del Cocora Quindio) https://www.instagram.com/p/CqDbWVpuGcK/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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Un poco más de mi 🇨🇴 (em Salento, Valle del Cocora, Colombia) https://www.instagram.com/p/CqAcRqfO7y6x5YoUEjKKaBXnDW89Zoye-LXl9w0/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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Recorriendo la Ruta del Café: paisajes, cultura, aromas en moto por Colombia
El aroma del café recién tostado, la sonrisa de los lugareños y el ronroneo constante de mi moto en el fondo. Así comenzó mi aventura por la Ruta del Café en Colombia, un viaje que prometía ser tan intenso y aromático como la bebida misma.
El punto de partida: Medellín
Medellín, conocida como la "Ciudad de la Eterna Primavera", fue mi punto de inicio. Tras recorrer sus calles vibrantes y conocer el famoso Metrocable, me preparé para lo que sería una travesía inolvidable. Desde Medellín, me dirigí hacia el suroeste, con el Parque Nacional Natural Los Nevados en mi radar.
El corazón cafetero: Manizales
Después de algunas horas, llegué a Manizales, una ciudad que se alza orgullosa en el corazón de la región cafetera. Aquí, me sumergí en las fincas de café, aprendiendo sobre el proceso de producción, desde la semilla hasta la taza. Los paisajes de montañas onduladas, cubiertas de plantaciones de café, contrastaban con las aguas termales de la zona, ofreciendo un respiro relajante después de un día en carretera.
Salento y el Valle del Cocora
Continuando mi viaje, llegué a Salento, un pintoresco pueblo conocido por sus casas coloridas y su proximidad al Valle del Cocora. Las palmas de cera, árboles nacionales de Colombia, se elevan majestuosamente en este valle, creando un paisaje que parece sacado de un sueño. Un pequeño descanso aquí, acompañado de una taza de café suave y aromático, recargó mis energías para lo que vendría a continuación.
Hacia el sur: Popayán
El siguiente destino fue Popayán, la "Ciudad Blanca". Famosa por su arquitectura colonial y su Semana Santa, este lugar me ofreció un cambio de ritmo. Las noches aquí se pasaban recorriendo sus calles empedradas, disfrutando de la gastronomía local y escuchando historias del pasado colonial.
El final del recorrido: San Agustín
Finalmente, llegué a San Agustín, hogar de las misteriosas estatuas y tumbas precolombinas que han desconcertado a los arqueólogos durante décadas. Aquí, me despedí de mi moto por un tiempo y exploré a pie, maravillándome con las figuras de piedra y las historias que contaban sobre las civilizaciones antiguas.
Reflexiones finales
El viaje en moto por la Ruta del Café de Colombia fue más que un simple recorrido; fue un viaje sensorial, en el que cada kilómetro traía consigo nuevos aromas, sabores y sonidos. Colombia, con su rica historia cafetera y sus paisajes impresionantes, se convirtió en el escenario perfecto para una aventura en dos ruedas. Más allá del café y la carretera, las amistades forjadas y las historias compartidas fueron las verdaderas joyas de este viaje. Y mientras me preparaba para la próxima aventura, una cosa estaba clara: Colombia había dejado una huella imborrable en mi corazón y en mi espíritu viajero.
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Hacia el sur: Popayán
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Reflexiones finales
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Moody by Quentin Dussiaux Via Flickr: Canon AE1 Program | Fuji C200 Valle del Cocora, Colombia | November, 2022
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Salento .. where I can make most use of my rain cape - it's called cloud forest for a reason-, fleece sweater, warm socks and long trousers, finally. Been carrying it around for months. As I am approaching my final days in Columbia - for now, temperature and weather are also getting closer to European style.
Salento's narrow and hilly streets, the mountain panorama, the chilly climate, the ponchos and wool hats, the holiday vibes and the colorful houses trigger some memories of San Christobal in Chiapas Mexico and Kitzbühel in Austria, and it is yet very different.
You can smell and hear horses all over the place. And I too have followed this local 'custom', a once-in-a-lifetime experience, literally. It's nice to have tried horseback riding once, it doesn't need to be repeated though. ;)
Salento is a quiet sleepy village located in the heart of the coffee region. Well-known for its many outdoor activities, it also draws visitors for to its colonial architecture, coffee plantations, cafes, restaurants, and the generous hospitality of the locals. The town is also the entry point to the Nevado National park and Valle del Cocora where one can find Colombia’s exotic national “tree”, the wax palm.
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