#PropósitoHumano

[franciscoarayapizarro]

La descripción de las luchas de Neor y el profeta resonaron en mí. Sé lo difícil que es luchar contra corrientes dominantes. Me inspiran a usar mi voz para elevar conciencias.

[franciscoarayapizarro]

EN AQUELLOS AÑOS DEL FUTURO

En el año 2525, Eva se encontraba en su laboratorio, observando los datos proyectados en una pantalla holográfica. Comprometida en encontrar soluciones a la crisis medioambiental que amenazaba al planeta. La muerte estaba en todas partes: en los océanos contaminados, en el aire tóxico, en los suelos estériles. Pero Eva no se rendía. Trabajaba en un proyecto secreto que buscaba un nuevo hogar para la humanidad en las estrellas. Sabía que, si no lo lograba, la muerte sería el destino inevitable para todos. Entonces, ella abrió el archivo del proyecto. Un modelo tridimensional de un planeta similar a la Tierra que giraba en torno a una estrella, un sol similar al de la Tierra. Era el último mazo que se jugaba la humanidad, un refugio. Sin embargo, la misión requería una enorme cantidad de recursos y tiempo, algo que escaseaba. Eva respiró hondo y reflexionó.

Saltamos al año 3535, donde Neor, un filósofo, se encontraba en una lucha constante contra el control mental impuesto por su sociedad. Entidades habían desarrollado pastillas que manipulaban pensamientos y emociones, borrando la individualidad de las personas. Neor vivía en un mundo donde la muerte mental era más temida que la muerte física. Los seres humanos habían perdido su capacidad de pensar libremente, y sus almas estaban atrapadas en la conformidad y obediencia. Neor se sentó frente a su consola, sus dedos tocaban el teclado con la facilidad de un pianista sobre un piano. Estaba decidido a dar su discurso que motivara a las personas a liberarse. Cada día, descubría más formas y formas de motivar a la población, enviando mensajes de esperanza y resistencia a través de la red. Sin embargo, sabía que cada día que pasaba, la muerte se extendía más y más. Necesitaba encontrar una manera de despertar a las masas.

En el año 5555, Axl, un mecánico, reparaba las máquinas robóticas que hacían todo el trabajo físico. La humanidad se había vuelto completamente dependiente de la tecnología, y llegando a un estado de apatía. El hombre se sentía atrapado en la monotonía de su labor. Hasta que un día, había sido reemplazado por las máquinas, y la muerte de su valor como ser humano lo consumía. Se sentó en su taller, observando sus manos callosas. Recordaba un tiempo en que el trabajo físico era una fuente de orgullo y satisfacción. Ahora, solo quedaba la sombra de lo que una vez fue. Axl sabía que necesitaba encontrar un nuevo propósito, algo que diera sentido a su vida. Pero en un mundo donde las máquinas lo hacían todo, esa búsqueda parecía fútil.

En el año 7510, un profeta predicaba sobre el juicio final. Algo que otros llevaban miles de años haciendo, por la noción clara de una pérdida de fe y la apatía reinante en una sociedad altamente tecnificada. El profeta intentaba preparar a la humanidad para el regreso del hijo de Dios, luchando contra el escepticismo y la indiferencia, expresada en las burlas e insultos de los ciudadanos que lo veían como un loco. Pero él vislumbraba mucho la muerte espiritual en cada rostro que encontraba, y en cada corazón que trataba de encender la chispa de esperanza. El profeta se detuvo frente a quienes lo escuchaban durante un tiempo, sus ojos llenos de determinación. Sabían que el tiempo se estaba acabando, y que necesitaban despertar. Su voz resonó en un viejo templo en ruinas, llamando a las almas perdidas a regresar a la vida. Pero cada día que pasaba, sentía que la muerte espiritual se extendía más y más, ahogando cualquier posibilidad de redención.

En el año 9595, Kira, una exploradora, viajaba por una Tierra casi deshabitada, documentando los estragos que la humanidad había causado al planeta. Ella buscaba esperanza y formas de restaurar el equilibrio, como una de sus ancestras lejanas. Kira caminaba entre los escombros de una ciudad olvidada, su aparato registrador capturaba cada detalle. Vio cómo la naturaleza reclamaba su lugar, con plantas creciendo entre las ruinas y animales salvajes explorando los restos de lo que fue la civilización. Kira sabía que la muerte de la humanidad no era el fin, sino una oportunidad. Pero también sabía que sin cambios en el pensamiento y en el corazón, el ciclo de destrucción se podría repetir. Al final, tal vez, el hombre podía aprender de sus errores. Pero solo el tiempo lo dirá, y la muerte seguía siendo una constante, recordando a la humanidad la fragilidad de su existencia.