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#Pisos De Madera
El uso de la madera en el diseño
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La madera es un elemento de la naturaleza frecuentemente utilizado para la construcción de un hogar, con distintos propósitos como la colocación de pisos, como revestimiento en las paredes o para la creación de cualquier tipo de mueble. 
Es uno de los materiales más antiguos y nobles, con la capacidad de realzar los espacios donde se ubican, además de aportar un confort y calidez única gracias a sus características y encanto.
El uso es muy amplio ya que existen gran cantidad de tipos de madera, que dependen del árbol en cuestión y en el tipo de tratamiento y proceso al que es sometido.
Clasificacion de madera dura y madera blanda
Una forma simple de catalogar a la madera es diferenciar si se trata de una madera dura o blanda, es decir, según su peso.
Las maderas duras provienen de árboles que precisan de un crecimiento más largo antes de ser talados, por lo que son maderas más caras. Como regla general, son más resistentes y oscuras, y también presentan un mayor desafío a la hora de trabajarlas. Su ventaja es que resisten mejor a la humedad que las maderas blandas.
Las maderas blandas requieren menor tiempo de crecimiento, lo que las convierte en una madera más accesible, además de ser generalmente más claras y más maleables. Su beneficio es que son mejores aislantes térmicos que las maderas duras pero, al ser más ligeras, son más sensibles a los cambios de humedad.
La elección de una u otra dependerá del uso que deseemos darle a la madera, ya que si su destino final será el ámbito exterior siempre se aconseja inclinarse por las maderas duras, mientras que para el uso interior una madera blanda funcionará a la perfección. 
Y dentro de esta subdivisión se deberán tener en cuenta otras peculiaridades con respecto a cada tipo de madera, como su color, nudos y venas para dar con la madera adecuada según nuestras necesidades y estilo personal.
Especies de madera
Las especies de maderas más utilizadas en Argentina según su clasificación son:
Para el caso de las maderas blandas se podría enumerar el kiri, el álamo y el pino.
Las maderas semiduras son maderas intermedias que rinden muy bien para la creación de muebles de interiores y para semicubiertos, y entre ellos se pueden contabilizar el petiribí, guayubira, el paraíso y el laurel.
Con respecto a las maderas duras, en este grupo se podrían mencionar el lapacho, el quebracho, el algarrobo y el incienso.
Principales ventajas de la madera
Atemporal y Combinable: La madera es un recurso en el uso del mobiliario y demás elementos decorativos que no responde a ningún estilo en particular, si no que combina perfectamente con cualquiera de ellos. Es, además, un elemento atemporal que jamás pasa de moda, por lo que termina siendo una inversión que nos puede acompañar toda la vida.
Gran Aislante: La madera ofrece capacidades aislantes, tanto térmicas como acústicas, por lo que decidir panelar las paredes es una solución para mantener un ambiente agradable en todo momento, fresco en verano y cálido en invierno.
Polivalente: Otra característica por lo que la madera sigue siendo tendencia es su versatilidad. Es un material que ofrece múltiples posibilidades ya que se puede utilizar tanto en la construcción como en el diseño de mobiliario, e incluso de elementos decorativos.
Calidez y Armonia: Por tratarse de un elemento orgánico la madera nos remite a lo natural y a lo auténtico, por lo que conectarnos con la naturaleza tiene el beneficio de lograr el bienestar en las personas que viven allí. Este material noble genera ambientes relajantes que nos vinculan con la tierra, espacios donde se respira armonía y equilibrio, cualidades más que destacadas para cualquier hogar.
Resistencia: Aunque la madera sea más ligera visualmente que otros materiales, como por ejemplo el acero, tiene una resistencia muy superior, ya que, en el caso del material mencionado anteriormente, tiene una resistencia 20% mayor en relación con el peso del material, y en comparación con el cemento es más de cuatro veces mayor. Y por supuesto, dentro de la clasificación de maderas, las que se ubican en el grupo de las maderas duras son las que tienen una resistencia más alta.
Regulan la Humedad: Como consecuencia de su porosidad, la madera tiene la capacidad de absorber la humedad, reduciendo el exceso de la misma. De esa manera ayuda a mantener espacios más saludables.
Mantenimiento Sencillo: Una de las cualidades más solicitadas al adquirir cualquier elemento es que su mantenimiento sea simple, para que el tiempo que nos demande el realizar aquella tarea sea lo más corto posible. En el caso de la madera, y más aún si está correctamente tratada, solo es necesario pasar un paño húmedo para que vuelva a recuperar su belleza.
Mayor Elegancia: Además, la madera tiene como propiedad que los ambientes se perciban de mayor calidad. Apostar a la madera para la elección de mobiliario, o de algún elemento decorativo, le dará un toque especial al espacio debido a su estética y añadirá elegancia y buen gusto con su mera presencia.
Originally published at on https://interiorismotrends.com/ March 27, 2023.
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Con la vista en el suelo
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Cuando estamos iniciando una obra la elección de un piso es sumamente importante ya que el efecto que este logra en un ambiente, según la tonalidad que elijamos como su formato, es decisivo. Además, arrepentirse de la colocación implica ganarse un buen dolor de cabeza ya que no se modifica tan fácilmente.
Antes de comprar debemos pensar cómo va a combinar con las paredes, y el resultado que tendrá con el mobiliario y con los accesorios que sumemos con la decoración. El tamaño de los ambientes y el impacto que se desea lograr también será fundamental, ya que si el espacio es pequeño será aconsejable colocar pisos claros para ganar mayor sensación de amplitud. Si por el contrario la superficie es amplia podremos optar por colores más oscuros que aporten calidez al lugar.
Otro de los puntos a tener en cuenta será la luz que proviene del exterior, ya que al igual que la elección de color para el tono de las paredes, esta luz puede modificar la forma en la que se perciben esos colores.
La oferta hoy en el mercado es extensa, por lo que detallaremos algunos de los pisos más solicitados, entre los que habrá que decidir para su colocación.
Pisos de Madera: sigue siendo un gran recurso para aportar calidez inmediata a un espacio. Sus tablones vienen en opciones muy diversas en cuanto a acabado, tono y veta. Es ideal para lograr un ambiente acogedor como se busca, por ejemplo, en una habitación. Su desventaja es que muestra su desgaste con el tiempo.
Porcellanato: es una de las opciones más elegidas por los compradores. Su gran ventaja es que puede imitar a varios materiales logrando un acabado casi idéntico como la madera, mármol, cemento o piedra. Son altamente resistentes y existen innumerables opciones de marcas, modelos y colores, haciendo la tarea de elegir sumamente difícil. Su fácil mantenimiento es también una gran cualidad.
Una de las desventajas es que tiene juntas bastante visibles por lo que la colocación por un experto es fundamental para que las mismas se vean iguales y se encuentre todo al mismo nivel.
Sus acabados pueden ser brillantes, aportando luminosidad al ambiente, semi-brillantes y mates, sin nada de brillo. También están los antideslizantes que se utilizan en el exterior, como en las galerías, que por su rugosidad al entrar en contacto con el agua no resbalan.
Cemento alisado y microcemento: aportan a los ambientes cierto aire industrial y de modernidad, y como no necesitan juntas, otorgan continuidad a los espacios brindando el efecto de mayor amplitud.
El cemento alisado es de mejor calidad, al ser más resistente por su tratamiento y grosor, pero no puede colocarse sobre el piso existente como sí ocurre con el microcemento que, además, al tener muy buena adhesión no necesita de la intervención de un profesional, pudiendo ser colocado por uno mismo.
Tienen la desventaja de que pueden formarse microfisuras y por su porosidad se manchan más fácilmente que otros pisos.
Pisos vinílicos: Una gran alternativa para los que no quieren enfrentar una obra es este tipo de pisos ya que se colocan por encima, sin necesidad de levantar el piso anterior. Son de fácil colocación, por encastre, por lo que puede hacerlo uno mismo. Son muy resistentes al tránsito e impermeables. Los más utilizados son los símil madera. Muy fáciles de mantener.
Pisos calcáreos y cerámicos: sumamente decorativos y le dan un toque muy creativo al espacio. En sus más variados diseños, formas y colores, son ideales para espacios pequeños como un recibidor o un baño. Otro ambiente en el que se pueden sumar sus diseños modernos, lisos o clásicos, es en la cocina. Con sus colores vibrantes convierten al espacio en un gran punto focal. Hay cerámicos símil calcáreos que tienen un excelente acabado.
En el caso de los calcáreos, en casas especializadas es posible elegir, incluso, los colores que lo van a componer y hasta modificar el diseño.
Una vez elegido el modelo se debe decidir cómo colocarlos, y existen varias maneras a tener cuenta, entre ellas:
Instalación Espiga o espina de pez: Se coloca cada pieza a 90° una de la otra, repitiendo siempre el mismo patrón.
Instalación Damero: evoca al parquet. Se colocan de 3 a 4 piezas cortadas juntas, formando un cuadrado.
Estos dos estilos aportan un look muy tradicional y clásico. Nos recuerdan a los departamentos de mucho lujo y elegancia.
Instalación trabada: es la más utilizada actualmente. Las piezas se traban a un máximo de 20% de la longitud de la tabla y siguiendo de manera aleatoria para que no se distinga un patrón de instalación. Se recomienda que la dirección de la misma sea siguiendo la pared más larga del ambiente para dar la sensación de mayor amplitud.
Por último, al momento de comprar los pisos se debe calcular la cantidad necesaria que se precisará, así como también el desperdicio de los cortes. Se maneja en porcentaje y esta cantidad dependerá del material elegido y del lugar donde será colocado. Se recomienda también conservar un metro cuadrado de cada modelo por las dudas se necesite reponer en un futuro. Quienes no lo hagan se pueden llevar una sorpresa al no encontrar ya el modelo en el mercado o que presentan una leve variación en el color.
Originally published at on https://thedecolife.com/ January 14, 2023.
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manaosdeuwu · 7 months
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el aesthetic de mi habitación es crotette ✨
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sweetsweethate · 2 years
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juro que escuche la puerta del baño destrabarse y a alguien salir pero no habia nada
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fulminatethesun · 1 month
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Yo se que me merezco ir al cielo porque una vez dios me puso enfrente de una fuente de las de agua llena de monedas de dolar y no me tire de jeta a agarrar todas las que pudiera y muchas más
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goodworldcomapny · 3 months
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Elegancia atemporal: pisos de madera Costa Rica de Good World Company
Sumérgete en la belleza perdurable de Pisos de madera Costa Rica, presentada por Good World Company. Nuestra cuidada selección muestra la mejor artesanía y materiales de origen sostenible, lo que garantiza que cada tabla encarne tanto lujo como responsabilidad ambiental. Ya sea que busque la calidez de las maderas duras tropicales o las líneas elegantes de los diseños modernos, nuestra colección ofrece versatilidad y calidad duradera. Eleve su espacio con el encanto natural y la durabilidad de los pisos de madera de Costa Rica, exclusivamente de Good World Company.
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pavidaniel · 2 years
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HORMIGÓN IMPRESO EN VILLAVICIOSA DE ODÓN 
EMPRESA PAVIDANIEL 642772930 Chat en WhatsApp PAVIDANIEL MOVIL 642772930
Pavidaniel es una empresa de hormigón impreso ubicada en Vilaviciosa de Odon (Madrid), que ofrece sus servicios de pavimentación de hormigón impreso, en toda la provincia de Madrid. Nuestra empresa está en condiciones de brindarle todo lo que necesita en pavimentación de suelos impresos horizontales (estampados), hormigon rayado  y verticales (hormigón impreso vertical).
Si ha llegado hasta aquí, es porque ha oído hablar de los beneficios que ofrece la decoración de suelos de hormigón, y desea obtener más información.
También se le conoce como hormigón estampado decorativo, ya que se basa en un sistema de patrones imitando a materiales existentes como la pizarra, la piedra, los azulejos, el ladrillo e incluso la madera que se imprimen o estampan sobre el hormigón todavía sin fraguar. La variedad de cemento utilizada para estos trabajos no es la misma que el hormigón tradicional. El concreto impreso lleva componentes adicionales que no los lleva el tradicional. Se utiliza principalmente para exteriores en patios, porches, terrazas de piscinas, entradas de vehículos, etc. tanto para particulares como para zonas comerciales.
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¿Por qué elegir nuestro servicio de hormigón impreso?
Profesionalismo y Experiencia: Nuestro equipo de expertos en hormigón impreso cuenta con la experiencia necesaria para llevar a cabo proyectos de cualquier escala con profesionalismo y eficiencia.
Diseños Personalizados: Entendemos que cada proyecto es único. Ofrecemos una amplia variedad de diseños y patrones de hormigón impreso para adaptarnos a tus preferencias y necesidades específicas.
Materiales de Calidad: Utilizamos los mejores materiales disponibles en el mercado para garantizar durabilidad y resistencia en cada proyecto. Nuestro hormigón impreso está diseñado para soportar las condiciones climáticas locales y mantener su belleza a lo largo del tiempo.
Compromiso Ambiental: Nos esforzamos por ser una empresa respetuosa con el medio ambiente. Utilizamos prácticas sostenibles en nuestros procesos para minimizar nuestro impacto en el entorno.
Atención Personalizada: Desde el primer contacto hasta la finalización del proyecto, ofrecemos atención personalizada. Estamos comprometidos a mantener una comunicación clara y transparente en cada etapa.
Nuestros Servicios:
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stuckwthem · 8 months
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te extraño | enzo vogrincic fluff
summary: tu y enzo tuvieron una discusión antes de que él se fuera a viajar, pero ni siquiera recuerdas por qué.
hola! si quieres, hazme asks para fics con enzo ;)
dedico esta para mis amores de ternurinas <3
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hace una semana, enzo estaba fuera de casa, rodando en españa. llevaba siete días sin ver a su novio. habían pasado 10.080 minutos sin él, la angustia le oprimía el pecho tan dolorosamente que sólo pensar en volver a verlo la dejaba sin aliento. no era extraño extrañar a su novio, la otra vez llevaban dos meses sin verse, pero esta vez la sensación de nostalgia era diferente, porque hacía exactamente ocho días habían tenido una discusión que acabó con enzo yéndose sin despedirse. cosa que nunca ocurrió. 
inevitablemente, volvieron a hablarse a través de mensajes. un aviso de que había llegado y alguna que otra conversación para comprobar que todo iba bien, pero nada muy natural, todo seguía pareciendo tenso. y lo más cómico era que al menos recordaba lo que habían discutido. 
ahora se encontraba en el sofá, mordiéndose las uñas, ansiosa por saber cómo sería cuando él volviera, ¿cómo se disculparía? ¿cómo se justificaría? no tenía ni idea. probablemente debería haber empezado. algún comentario insinuante, alguna sospecha estúpida, algo que nunca debería haber ocurrido, pero ahora era demasiado tarde. enzo había dicho que volvería al día siguiente, y desde entonces se había estado devanando los sesos intentando planear algo bonito, un poco romántico, una rendición. ¿quizás una cena? ¿un regalo? ¿qué haría si él parecía tan molesto?
su mente iba a demasiados sitios, a demasiadas situaciones, invocaba paranoias que empezaban a deprimirla aún un poco. ¿y si estaba cansado de la relación? ¿y si lo de iros a vivir juntos había sido una decisión precipitada? ¿y si puso fin a las cosas cuando regresó? sería horrible perderle. no volver a despertar a su lado probablemente te sumiría en un horrible estado de desesperación. sólo pensarlo te daban ganas de vomitar. aunque suene dramático, es la verdad.
uma y ada, las bellotas peludas, estaban en una disputa incansable sobre su regazo, como si se dieran cuenta de lo preocupada que estaba, y como fieles escuderas, la rodeaban y ronroneaban como si quisieran responderle cuando empezaba a murmurar para sí misma.
"oh, chicas, ¿cómo puedo ser tan idiota?", un suspiro cansado salió de sus labios mientras acariciaba el pelaje de uma, que maulló en respuesta. quizás tenía razón. 
incluso pensó en enviarle un mensaje a matías y preguntarle cómo estaba enzo, tal vez personalmente sus nervios podrían ser muy diferentes ahora. tal vez matí le daría una pista sobre qué hacer, después de todo, eran amigos íntimos. pero temía ser demasiado invasiva. sólo sabía que tenía que encontrar la manera, pero se le escapaban todas las palabras. cena en casa, algo íntimo y su postre favorito, decidió finalmente. algo íntimo, tal vez una botella de vino y podrían hablar de lo que fuera que estuviera mal. enzo siempre sabía hablar, era fácil hablar de sentimientos con él, ¿no? pero al mismo tiempo, temía que enzo lo interpretara como un intento de compensarlo. no quería parecer desesperada, pero no podía ignorar el hecho de que había que decir algo.
finalmente se levantó, decidiendo revisar la heladera y ver qué podía preparar para el día siguiente, pero faltaban muchas cosas, por lo que un viaje al mercado sería su distracción para la tarde. sin pensarlo mucho, se puso las zapatillas y se echó un jersey por encima, demasiado inerte en sus pensamientos como para preocuparse por su aspecto. y justo cuando estaba frente a la puerta, el picaporte se movió. su cuerpo se congeló, una reacción de miedo. alguien intentaba entrar en el piso, por el amor de dios. cogió rápidamente una cuchara de madera de la cocina y observó a quienquiera que fuese a través de la mirilla. y entonces sus piernas flaquearon un momento. 
"¡enzo!", exclamó euf��rica, abriendo la puerta a velocidad récord. una sonrisa se dibujó en su rostro al ver de nuevo a su novio, y cuando abrió la puerta del todo, allí estaba él, con sus inseparables joggers negros y el pelo detrás de las orejas, tan precioso. tan hermoso, con una sonrisa en la cara tan grande como la suya.
enzo tenía una expresión que mezclaba sorpresa y alivio. sus ojos se encontraron con los suyos y, por un momento, lo único que pareció importar fue que volvían a estar juntos. sin pensarlo, sus piernas rodearon su cintura, y enseguida, las manos de enzo la sujetaron por los muslos. manteniéndola firme y tan cerca como pudo de su pecho.
"no pude resistirme. tenía que volver antes", confesó, con la voz tan dolida como sentía su corazón. pareció vacilar un momento antes de continuar. "te extraño tanto, gorda".
sus labios se encontraron con los de él tan vorazmente que era imposible saber quién había empezado el beso. sentir la suave y caliente boca de enzo contra la tuya después de tanto tiempo era como entrar en un oasis privado, que restauraba cada pequeña parte de ti y hacía que todo lo demás, tu entorno, el mundo, tus problemas, todo desapareciera. en un instante, todas las preocupaciones e inseguridades parecían extinguirse, sustituidas por la felicidad de tener a enzo de vuelta en casa. era adictivo e insaciable besarle, sentir su lengua bailar suavemente bajo la suya mientras sus manos recorrían su espalda. ahora sentía las piernas como gelatina, todo su cuerpo reducido a nada más que una sensación cálida y líquida. sentir el calor de su piel mientras sus manos recorren su nuca y luego bajo la tela de sus hombros, sentir la contracción de los músculos de su espalda. es casi una experiencia religiosa.
"lo... lo siento, estaba preocupadísima..." te apresuras a decir cuando se rompe el beso, porque desgraciadamente aún hacía falta oxígeno, pero enseguida te interrumpe enzo, que apoya su frente contra la tuya. de repente, te das cuenta de que sigues en medio del pasillo del edificio.
"lo sé, cariño. lo sé", murmura contra tus labios, abrazando tu cuerpo con tanta ternura, como si pudiera romperse en mil pedazos si te soltara. tal vez lo haría.
así que enzo la colocó suavemente sobre su regazo, cogió su mochila y entró en el piso, sin la menor intención de soltarla. ahora que había vuelto, sería difícil escaparse al menos tres días seguidos. empuja la puerta del piso con el pie y, sin perder tiempo, la coloca bajo el brazo del sofá, dejando caer la mochila en cualquier rincón, para poder por fin sujetarle la cara con ambas manos, estirando desde los pulgares bajo la mandíbula hasta las puntas de los dedos en las sienes. la rodilla de enzo golpea contra su muslo e, instintivamente, hace espacio entre sus piernas para que él quede entre ellas. pasa un rato acariciando tus mejillas, sus ojos apreciando cada marca de tu cara que conoce tan bien, que incluso si cerrara los ojos podría nombrar cada una. sus ojos tienen un brillo familiar e intenso que te envuelve por completo, haciendo imposible estar fuera de esa burbuja construida alrededor de los dos. de nuevo, saboreas su beso cuando se inclina para besarte, disfrutando de cada detalle, de la textura, de su olor familiar y agradable, de la cercanía, de las pequeñas interrupciones en su respiración, de los pequeños suspiros. se disfruta cada bendito segundo. enzo la besa como si estuviera hambriento. como si contara cada segundo desde que salió por la puerta.
"ni siquiera recuerdo por qué nos peleábamos", dice entre bocanadas de aire. sigue con los ojos cerrados, pero se le nota que está sonriendo. qué cabrón. "¿te acuerdas?"
"no tengo ni idea", es todo lo que puedes responder. toda la expectación de todo el día, toda la preocupación y el miedo se olvidan y quedan enterrados en ese momento. la idea de estar separados está ahora muy, muy lejos de tu mente. "creía que estabas enojado conmigo"
"creía que tu estabas enojada conmigo", admite, con énfasis. una risa al unísono es compartida, la confusión se convierte en una broma tonta.
su presencia desborda júbilo, su corazón como una fuente de amor, acompañado de inquietas mariposas en la boca del estómago. esa sensación nunca desaparecería. nunca sabría lo que sería no amarle. la sensación de estar con él era algo completamente indescriptible, incluso las luces parecían más cálidas, los colores más vibrantes. como volver a estar en órbita.
"y sólo quiero que sepas que, pasase lo que pasase antes, ahora estoy aquí, y no quiero estar ni un minuto más lejos de ti". con la más pura sinceridad, declara enzo, cogiéndole la mandíbula e inclinándola para que le mire. para asegurarse.
le dan ganas de tragárselo. es algo extraño, pero está creciendo dentro de ti. no quieres perder ni un segundo enfadándote por estupideces.
las bellotas peludas, uma y ada, que observaban la escena con curiosidad, se acercaron y empezaron a frotarse contra las piernas de enzo, como si le dieran la bienvenida. enzo volvió a reír y se inclinó para acariciarlas.
"vosotras también me extrañában, ¿no?", bromea con las gatas, con un tono de voz como si hablara con bebés.
sonríe ante la interacción, dejando que se aleje un momento, sabiendo que ellas le extrañaban tanto como tú. miras el piso por encima del hombro de enzo y te das cuenta de que, cuando él no está, es una casa más. su mera existencia convertiría cualquier lugar en un hogar. dios, cómo le extrañaba.
"pensaba hacer una cena especial mañana, pero ahora... creo que ya hemos empezado a celebrarlo, ¿no?" dices, sintiendo que tu cara se ruboriza al recordar su estado. no esperabas que llegara tan pronto, desearías haber hecho algo para darle la bienvenida. debía de estar muerto de hambre. y a ti también te gustaría estar más presentable, pero a él no parece importarle.
enzo asintió, todavía con una sonrisa radiante, volviendo a centrar su atención en ti. "por supuesto. me encantaría que me hicieras la cena, pero por ahora creo que necesito quedarme aquí, cerca". te acerca y apoya tu cabeza contra su pecho. "ya no te preocupes, ¿vale? sólo nosotros dos, las gatas y este momento".
te ríes, asintiendo, y él se inclina para besarte la nariz. 
"te quiero, chiquita".
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jartita-me-teneis · 3 months
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EN LOS AÑOS 1600 Y 1700
Al visitar el Palacio de Versalles en París,
se observa que el suntuoso palacio no tiene baños.
En la Edad Media, no había cepillos de dientes, perfumes, desodorantes,
y mucho menos papel higiénico.
Los excrementos humanos eran lanzados por las ventanas del palacio.
En un día de fiesta, la cocina del palacio pudo preparar un banquete para 1500 personas,
sin la más mínima higiene.
En las películas actuales vemos a las personas de esa época sacudirse o abanicarse...
La explicación no está en el calor, sino en el mal olor que emitían debajo de las faldas (que fueron hechas a propósito para contener el olor de las partes íntimas, ya que no había higiene). Tampoco era costumbre ducharse debido al frío y la casi inexistencia de agua corriente.
Solo los nobles tenían lacayos para abanicarlos,
para disipar el mal olor que exhalaban el cuerpo y la boca,
además de ahuyentar a los insectos.
Los que han estado en Versalles han admirado los enormes y hermosos jardines que, en ese momento,
no solo se contemplaban, sino que se usaban como retrete en las famosas baladas promovidas por la monarquía,
porque no había baños.
En la Edad Media, la mayoría de las bodas se realizaban en junio (para ellas, el comienzo del verano).
La razón es simple: el primer baño del año se tomaba en mayo; así que en junio, el olor de la gente todavía era tolerable.
Sin embargo, como algunos olores ya comenzaban a molestar,
las novias llevaban ramos de flores cerca de sus cuerpos para cubrir el hedor.
De ahí la explicación del origen del ramo de novia.
Los baños se tomaban en una sola bañera enorme llena de agua caliente.
El jefe de la familia tenía el privilegio del primer baño en agua limpia.
Luego, sin cambiar el agua, llegaban los demás en la casa, en orden de edad, mujeres, también por edad y, finalmente, niños.
Los bebés eran los últimos en bañarse. Cuando llegaba su turno, el agua en la bañera estaba tan sucia que era posible matar a un bebé adentro.
Los techos de las casas no tenían cielo y las vigas de madera que los sostenían eran el mejor lugar para que los animales:
perros, gatos, ratas y escarabajos se mantuvieran calientes.
Cuando llovía, las filtraciones obligaban a los animales a saltar al suelo.
Los que tenían dinero tenían platos de lata. Ciertos tipos de alimentos oxidaban el material, causando que muchas personas mueran por envenenamiento.
Recordemos que los hábitos higiénicos de la época eran terribles.
Los tomates, siendo ácidos, se consideraron venenosos durante mucho tiempo, las tazas de lata se usaban para beber cerveza o whisky; esta combinación, a veces, dejaba al individuo "en el piso" (en una especie de narcolepsia inducida por la mezcla de bebida alcohólica con óxido de estaño).
Alguien que pasara por la calle pensaría que estaba muerto, así que recogían el cuerpo y se preparaba para el funeral.
Luego se colocaba el cuerpo sobre la mesa de la cocina durante unos días y la familia se quedaba mirando, comiendo, bebiendo y esperando a ver si el muerto se despertaba o no.
De ahí la que a los muertos se les vela (velatorio o velorio), que es la vigilia al lado del ataúd.
Inglaterra es un país pequeño, donde no siempre había lugar para enterrar a todos los muertos.
Luego se abrían los ataúdes, se extraían los huesos, se colocaban en osarios y la tumba se usaba para otro cadáver.
A veces, al abrir los ataúdes, se notaba que había rasguños en las tapas en el interior, lo que indicaba que el hombre muerto, de hecho, había sido enterrado vivo.
Así, al cerrar el ataúd, surgió la idea de atar una tira de la muñeca del difunto, pasarla por un agujero hecho en el ataúd y atarla a una campana.
Después del entierro, alguien quedaba de servicio junto a la tumba durante unos días.
Si el individuo se despertaba, el movimiento de su brazo haría sonar la campana.
Y sería "salvado por la campaña", una expresión utilizada por nosotros hasta hoy.
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Sean bienvenidos, japonistasarqueológicos, a una nueva entrega de arqueología nipona, una vez dicho esto pónganse cómodos qué empezamos. — En la publicación anterior estuvimos hablando de las ruinas de Yoshinogari, que datan del período Yayoi (300-250) pero en este caso del Yayoi tardío y se localizan en la prefectura de Saga. Esta vez vamos a profundizar un poco más en dicho yacimiento. En la década de 1928-1986 y hasta el presente se han estado hallando restos arqueológicos nuevos. Pero las excavaciones y las investigaciones empezaron en 1928, esta fecha corresponde a la era taisho, también se realizaron excavaciones en Fukuoka la prefectura vecina, principalmente ligados a dos temas, la agricultura y la innovación industrial. En la prefectura de saga, se encontraron vasijas del periodo Yayoi, hasta del periodo Nara, hay que entender que el lugar ha podido ser utilizado en periodos históricos simultáneos, desde la prehistoria hasta nuestros días, como ya mencionamos anteriormente, el yacimiento se localiza cerca del mar de Ariake. A 3 kilómetros nos encontramos las ruinas de Mitsunagata, que estaría cerca de la puerta del parque arqueológico. - En la década de los años 50, se desentierran en las zonas de cultivos, ataúdes de tinajas. En 1928 aparecen: brazaletes de conchas y cuencos de vidrio. Pero no será hasta la década de los años 70 cuando se hacen excavaciones a gran escala, inclusive prospecciones, al noreste de Yoshinogari en las que se encontraron, espejos de bronce y armas de hierro. Se hallaron restos de edificios que se creen que son almacenes de piso elevado. 1980-1982, se excavó arroz carbonizado, esto nos permitirá saber cuál era la dieta y la procedencia del mismo. En 1986, por motivos industriales y por el canal de agua en la prefectura de Saga que comunica el río Chikugo, hasta el río Kase, esto desentierra restos de fosos y huecos de postes de madera. — Espero que os haya gustado y nos vemos en próximas publicaciones, que pasen una buena semana. - 日本の考古学者の皆さん、日本の考古学の新しい記事へようこそ。そうは言っても、気を楽にして始めましょう。 — 前回は、弥生時代(300~250年)、今回は弥生後期、佐賀県にある吉野ケ里遺跡についてお話しました。 今回はこの預金についてもう少し詳しく掘り下げていきます。 1928 年から 1986 年の 10 年間と現在に至るまでに、新しい考古学的遺跡が発見されています。 しかし、発掘調査が始まったのは大正時代にあたる1928年で、隣県の福岡でも主に農業と産業革新という2つのテーマに沿った発掘調査が行われました。 佐賀県では弥生時代から奈良時代の器物が出土しており、先史時代から現代に至るまでの同時期に使われていた可能性があることは、前述したとおりです。有明海の近く。 3キロほど離れたところに、遺跡公園のゲート付近にある三長田遺跡がある。 - 50年代の10年間に、栽培地域で壺の棺が発掘されました。 1928年に貝殻のブレスレットとガラスのボウルが登場しました。 しかし、吉野ヶ里の北東で測量を含む大規模な発掘が行われ、青銅鏡や鉄製の武器が発見されるのは70年代の10年になってからである。 高層倉庫とみられる建物跡が見つかった。 1980年から1982年にかけて焦げた米が発掘され、その食性や起源を知ることができます。 1986年、産業上の理由と、筑後川から嘉瀬川につながる佐賀県の水路の堀と木の柱穴の遺跡が発掘されました。 — 気に入っていただければ幸いです。今後の出版物でお会いしましょう。良い一週間をお過ごしください
Welcome, Japanese archaeologists, to a new installment of Japanese archaeology, having said that, make yourself comfortable and let's start. — In the previous post we were talking about the Yoshinogari ruins, which date from the Yayoi period (300-250) but in this case from the late Yayoi and are located in the Saga prefecture. This time we are going to delve a little deeper into said deposit. In the decade of 1928-1986 and up to the present, new archaeological remains have been found. But the excavations and investigations began in 1928, this date corresponds to the Taisho era, excavations were also carried out in Fukuoka the neighboring prefecture, mainly linked to two themes, agriculture and industrial innovation. In the prefecture of saga, vessels from the Yayoi period to the Nara period were found, it must be understood that the place could have been used in simultaneous historical periods, from prehistory to the present day, as we mentioned above, the site is located near of the Ariake Sea. 3 kilometers away we find the ruins of Mitsunagata, which would be near the gate of the archaeological park. - In the decade of the 50s, coffins of jars were unearthed in the cultivation areas. In 1928 they appear: shell bracelets and glass bowls. But it will not be until the decade of the 70s when large-scale excavations, including surveys, are made northeast of Yoshinogari in which bronze mirrors and iron weapons were found. Remains of buildings believed to be high-floor warehouses were found. 1980-1982, charred rice was excavated, this will allow us to know its diet and origin. In 1986, for industrial reasons and for the water channel in Saga Prefecture that connects the Chikugo River, to the Kase River, this unearths remains of moats and wooden post holes. — I hope you liked it and see you in future publications, have a good week.
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sakurakoneko28 · 5 months
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Tengo muchas ideas y debo subir aunque sea una aquí *rueda* ok, ya que pasó el cumpleaños de Tallulah me quiero unir con mi versión de como fue encontrada por la Deathfamily.
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Missa estaba regresando de uno de sus largos viajes, estaba ansioso por ver a su esposo e hijo, odiaba tener que dejarlos por tanto tiempo pero es algo que no está en su control. Cómo sea, esta vez viene muy decidido a pasar cada minuto de su tiempo a lado de ellos aunque ¿que forma tan frívola sería de llegar sin almenos un regalo? desgraciadamente su inventario está casi vacío así que decide pasar por los alrededores esperando encontrar aunque sea flores y hacer un ramo improvisado, aunque igual podría tomar prestado algo de los cofres de Roier, duda que lo vaya a notar.
Sin embargo, y como no podía faltarle a su suerte de dibujo animado, acaba en una persecución de mods a los cuales no puede combatir porque (de nuevo) no tiene suficiente en su inventario para crear un arma. Tras correr varios metros divisa el viejo centro de adopción y se lanza dentro del sitio, recuerda que por alguna razón los mods no pueden entrar ahí. Entre gritos, chillidos y tropezones llega y se queda tirado en el suelo polvoriento recuperando el aliento mientras se repite mentalmente que debería tomar clases con Roier o Spreen para mejorar sus habilidades de combate.
Luego de unos minutos se levanta y un sentimiento nostálgico lo inunda al contemplar con mayor detalle el sitio, pareciera que fue ayer cuando un simple ticket cambió su vida por completo, recuerda perfectamente cuál era el espacio donde estaba Chayanne y como su flotador de patito robó toda su atención, se queda de pie frente a la vitrina, por dentro está llena de telarañas y los cristales tiene una gruesa capa de polvo, le sorprende que haya pasado tanto tiempo.
Y entonces un sonido lo vuelve a poner alerta, ve hacia ambas entradas pensando que eran de nuevo los mobs, o con algo de suerte, otro isleño que vino a ayudarlo pero todo está despejado ¿quizás era la madera desgastada del sitio? un nuevo sonido hace eco en el sitio, es como algo rascando la pared, asustado empieza a girar a todos lados ¿alguien quería jugarle una broma? Finalmente se le ocurre alzar la vista y divisa que en el techo hay un pequeño hueco que filtra algo de luz artificial, extraño, no recordaba que existiera un segundo piso.
Lo medita unos segundos, irse o subir, normalmente la respuesta sería lo primero pero una extraña corazonada le dice que debe subir, necesita hacerlo.
Rompe un poco más los bloques de madera, se da impulso saltando desde el borde de una de las vitrinas y deslizando con un poco de dificultad su cuerpo por el estrecho espacio finalmente llega. Si en la planta baja el abandono es palpable ahí lo es aún más, las paredes están tapizadas por telarañas mientras que del techo algunas enredaderas han empezado a crecer y el aire está lleno de partículas de polvo, no hay mucho a dónde mirar pues es solo un cuartito, lo único que destaca es una vitrina similar a las de abajo pero que tiene los cristales totalmente tapados por musgo y tierra. No iba a mentir, le sorprendía que la federación tuviera tal nivel de descuido considerando como siempre quieren todo "perfecto".
Y entonces el mismo sonido de tierra siendo removida vuelve a hacerse presente y viene del interior de esa vitrina, un escalofrío corre por su espalda pensando que algún animal o mob salvaje encontró refugio ahí, cuidadosamente camina, da unas respiraciones profundas antes de bajar la escotilla de cristal y entonces su miedo inicial se transforma en incredulidad.
Una pequeña niña se encontraba escondida alimentándose solo con puñados de tierra.
Ambos se quedan viendo fijamente por lo que pareció una eternidad, la niña con confusión mientras que a Missa se le encoge el corazón pensando en como alguien podría ser tan cruel para abandonar a un niño para, básicamente, morir. Se hinca para quedar a la misma altura y su corazón se derrite un poco más al notar que poseen el mismo color de cabello y ojos, observa que una de sus muñecas tiene un brazalete de hospital con algo escrito.
Con su voz más suave y gentil logra que la la pequeña le deje ver y solo un nombre es legible: Tallulah. Curioso, los otros niños en su momento no tenían nombre asignado pero al menos será un poco más fácil comunicarse con la niña y darle algo de familiaridad. El rugido de su estómago hambriento le pone alerta y rápido busca entre sus pocas cosas, por fortuna tenía un par de manzanas que cayeron cuando su capa se atoró entre las ramas de un roble, los ojitos de Tallulah se iluminan cuando Missa le entrega la fruta cosa que solo conmueve más la mayor ¿cuánto tiempo estaría sin alimento digno?
Mientras la deja comer le observa con más atención, su cabello rizado está enredado y algunas ramitas se pegaron, solo está vestida con un blusón blanco a juego con un gorrito que le queda algo grande, si tuviera que compararla con Chayanne está definitivamente más delgada y más baja de estatura, ambas cosas muy probablemente son resultado del estado deplorable en qué tuvo que vivir por quien sabe cuánto tiempo.
Definitivamente no puede dejarla ahí, lo que sea que pretendiera la federación poco le importaba, no estaría en paz sabiendo que un ser tan indefenso podría morir por mera maldad y es cuando decide que, a partir de ahora, la pequeña Tallulah será su hija también. Con sumo cuidado la cubre con la parte desmontable de su túnica y la carga entre sus brazos, dios, si que está muy delgada pero se encargará de alimentarla y darle un hogar mejor que ese diminuto cuarto.
"¿Sabes? este día pensaba llegar solo con algunas flores o incluso un pastel para mí esposo e hijo... supongo que los planes cambiaron un poquito"
Durante el camino Tallulah solo lo escucha mientras se acurruca en su regazo, ese nuevo mundo lleno de color es curioso y terrorífico a partes iguales pero se mantiene calmada gracias a la voz que no ha dejado de hablarle desde que salieron del centro de adopción.
"Somos una familia chiquita y quizás no tengamos tantos lujos como otros residentes pero somos muy felices, te prometo que amor nunca te faltará. Philza y yo te cuidaremos, serás nuestra linda niña"
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merao-mariposa · 6 months
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Save a horse, ride a cowboy! (or an outlaw, I dont mind)
Pissa outlaws, cowboys and bandits AU! encontre un clip pasión de gavilanes y esto nacio(no tiene nada que ver igual)
Missa abandona su ajetreada vida en la ciudad cuando un sobre misterioso llega a su puerta citandolo a nombre del Badolero BigQ
La araña escarlata a desaparecido y Quakity busca por todos los amigos de aquella epoca con la esperanza de que ayuden a encontrarlo. Y aún que Missa es extremadamente reacio a volver a una vida que solo trajo dolor a su puerta pero se encuentra incapaz de cerrarle una puerta en la cara a un amigo.
El pueblo es justo como lo recordaba de sus paseos nocturnos solo que ahora esta mas lleno y vivo que nunca! sus ojos se demoran en como los niños corren detras de si con espadas de madera, inconscientes del como en las afueras del pueblo, cuando el atardecer empieza a atenuarse hasta convertirse en la noche los bandoleros salen a saquear lo que encuentren, matar ganado, y robando de los cultivos. Todo para pasar al siguiente pueblo el dia después.
Fue una vida agotadora, e incluso cuando ya termino sabe que no lo abandonara del todo, nunca podra tener sus propios hijos o alguien por quien dar la vida.
Mientras suspira pensando en como seria mucho mas digno morir en los brazos de un amate que un callejon después de una pelea de bar una repentina presión en sus piernas lo hace perder su equilibrio, ya de por si malo, y caer contra el piso arenoso lleno de rocas.
Levanto la mirada, escaneando con sus ojos morados la causa de la caida y ahi lo ve, un niño pequeño de a lo mucho 7-6 años esta sentado en el piso frente a el, alterado y con sus rodillas sangrantes; el claro culpable de la colicion sucedida.
El niño se disculpa rapidamente pero el ceño fruncido en su cara lo hace creer otra cosa, no duda que lo lamente pero hay algo mas ahí, antes de que el hombre pueda hablar el niño gruñe enojado hacia sus rodillas, suena mas como un ruido molesto que lastimero y se apresura a coger una espada de madera que seguro perdió en la caída con un gesto brusco.
Missa conoce esa ira, la a visto antes y sabe que a donde lleva no es un lugar para un niño.
Asi que lo detiene suavemente de hacer cualquier movimiento, "Esos son raspones bastante desagradables los que tienes ahi, chico" Missa se levanta en toda su extensión, tapando un poco el sol con su espalda y Chayanne solo se queda sorprendido por el mínimo el segundo antes de intentar reponder, pero Missa sigue resueltamente "todo el mundo sangra después de un fea herida" "pero eso es lo que vale la pena de ellas, dejan una marca bajo la sangre como el dios de la sangre, sabias?”
Chayanne niega timidamente con la cabeza de pronto toda su rabia ardiente como lava se siente fria, la curiosidad reemplaza el enojo y no puede evitar preguntarse si es ese dios de la sangre tan cool como suena? su padre le ha contado sobre multiples dioses como quien cuenta cuentos para dormir, pero su favorito siempre a sido sobre el guerrero legendario Technoblade, no cree que ese dios de la sangre sea mas cool!
Dan un paseo por la plaza y Chayanne puede empezar a admitir que el dios de la sangre puede que sea cool, no mas cool que su padre o su heroe! pero es tan ominoso y genial sobretodo cazando a sus presas que suenan tan molestas con su “Quaks” desesperados, le recuerdan a cierto profesor!
Estos Quaks pueden no ser geniales (más bien molestos) pero este hombre misterioso lo es, en cierto punto. Parece que siempre sabe que decir, su tono de voz es confiado y alegre como de quien conversa con un buen amigo pese a haberlo conocido hace solo unos minutos y de mala manera. No parece importarle que Chayanne lo haya derribado sobre el piso duro o su animosidad inicial (que en su defensa no era contra el señor alto, era más contra sí mismo) incluso se asegura suavemente que no hay nada malo con lloriquear cuando asisten con Mr Bad para que le limpie y le aplique una pomada en sus rodillas, Chayanne es uno guerrero así que lo lloro no se quejo! Pero él le permitió estrujar su mano durante le proceso si lo necesitaba.
Cuando él señor levemente genial y Mr Bad se empezaron al poner al día rápidamente noto como en vez esforzarse por entrar a la charla de los adultos él señor alto lo empujaba lentamente a descansar un poco.
Él le trae un vaso con agua y distrae a Bad para que Chayanne pueda robar algunos caramelos extra de su “bolsillo para buenos muffins”.
Los compartirá con su hermanita.
Ese hombre puede que sea de hecho un tipo cool.
Sus ojos son morados, Chayanne nota.
Le agrada ese tipo.
.
Philza es un hombre tranquilo que a tenido su dosis justa de aventuras en la vida, pero eso ya termino. Ahora es un simple samaritano con dos hijos.
En sus ultimos años de vagar por el mundo escucho un rumor sobre y una especie de vaquero calavera que aterroziba el pueblo de Quesadilla en el condado Q.Essempi, inmediatamente decidio establecerse con su dos hijos ahí.
Llamalo loco, el mismo se regaña a veces por buscar una ultima aventura con dos niños tan pequeños, practicamente bebes, a cuestas pero algo dentro de el lo impulsaba a creer que habia algo mas en Quesadilla, algo maravilloso esperando por el. Intento preguntarle a su diosa no hubo respuesta directa pero al alba cuando su pequeña Tallulah abrio los ojos, finalmente se habian definido. Eran morados.
Ojos morados enormes que lo miraban con tanta inocenncia que juro que nunca habria dolor en sus vidas, ni de ella o su hermano mayor. Lo tomo como la respuesta de su diosa para quedarse en el pueblo y vivir pacíficamente.
Y así pasaron los años en el pueblito, el pequeño Chayanne tenía muchas energía, que generalmente usaba para apuñalar a los otros residentes y la pequeña tallulah crecería para ser una niña realmente alta! Muda y extremadamente talentosa con la música, Philza estaba orgulloso de ella se preguntaba si ese talento musical era lagun tipo de bendición porque de él no lo había aprendido.
Vio el pueblo cambiar con los años, gente ir y venir, gente que hablaba inglés, gente que hablaba francés, gente que hablaba portugués y gente que hablaba español, era con mucho el lugar más variado donde había estado y se sentía cómodo de que aún sin moverse constantemente sus hijos también pudieran aprender de otras culturas.
Diablos Chayanne incluso estaba aprendiendo alemán con su madrina Niki!
Philza no podía estar más feliz, de no ser porque de vez en cuando sentía algo solo similar a un tirón de pelo, en lo profundo de su pecho, en su corazón. Como si tuviera que voltear a algún lado, buscar algo, algo que esperaba por él y que le hacía falta incluso sin saberlo.
Podría dejarlo en que es viejo e ignorarlo, dejarlo pasar de no se porque sabía que era su diosa, señalándole algo que se había perdido o que profetizaba sería importante. Así fue cuando encontró a sus hijos, su cabeza zumbaba, no del todo, ahí arrastrándolo por la sala de adopciones, su corazón se sentía más liguero ahora que el pequeño paquete que pronto se nombraría Chayanne por las instalaciones estaba acunado en su pecho.
Pero la necesidad instintiva de avanzar no se detendría hasta encontrar a una diminuta y abandonada criatura, que resultó en ser la niña olvidada y abandonada por las instalaciones de adopción; Tallulah.
Era fácil suponer que después de encontrarla su idea de retirarse fue más que bienvenido y Phil decidió sacudirse el recuerdo de esas horribles instalaciones, no quería recordarlas y mucho menos que sus hijos supieran de esos cabrones federación, irresponsables.
Pero eso está en el pasado
.
Phil suspiro, sus años de viajero y superviviente habían arruinado sus papilas gustativas. Hubiera estado bien antes si fuera solo él solo, pon un poco de aguacate en ese pan y sigue con el día. Pero ahora tenía dos niños y ciertamente Tallulah está arta de las tostadas de aguacate, Chayanne no va a luchar pero su hijo demora mucho su mirada en él cuando está cocinando, tratando de detenerlo telepáticamente.
El pensamiento lo hace reír ligeramente Phil es lo suficientemente funcional como para hacer una pasta decente que lo alimente a él y a dos niños, puede ver desde la ventana frente al fregadero su jardín de atrás. Tallulah está alimentando a algunos cuervos que se pasan por ahí, algunos incluso lo siguen durante el día! la niña se ríe de Brayan cuando accidentalmente empieza a ahogarse en el vivero para aves que instalaron especialmente para Esperanza y el corazón de Phil se derrite por un segundo cuando nota como algunos se posan de forma protectora frente a la niña (antes de distraerse y emperezar a ser caóticos, de nuevo) la imagen le recuerda que ya está la comida y su nido está vacío así que se apresura a abrir la ventana, llamar a Tallulah y salir a buscar a Chay. Probablemente esté vagando por el pueblo otra vez o se entretuvo con Ramón.
Sea como sea su hijo es fuerte, él conoce a las personas del pueblo como la palma de su mano y sabe que nunca le harían daño a su hijo, lo sabe y no se encuentra a sí mismo para estar preocupado. aún así corre, apresurado, no sabe porque pero siente que debe apresurarse antes de que se vaya, antes de que se vaya que? no lo sabe pero se mantiene rapido, buscando con la mirada a su alrededor y su corazón late agitado y anhelante, tirando mas rapido, tirando de su corazón susurrando un nombre que nunca habia oido antes.
Llega al centro del pueblo, no vio que algunos de los cuervos lo habían seguido moviéndose furiosamente por los aires vibrando y caw de emoción, están absolutamente extasiados, los cuervos saben algo que él, lo que solo lo hace querer reír, esta listo, lo a estado desde hace tanto tiempo, donde está, donde está, necesita verlo necesita-
“Chayanne!”
.
El niño deja de reír de alguna de las bromas que hizo Missa, su pequeño rostro se ilumina ante la voz que grita, quien asume es su padre. Ambos se parecen, piel clara y cabello amarillo paja, Missa se detiene súbitamente inseguro de acercarse al hombre guapo con el sombrero a rayas ay dios y si cree mal de él? se quiere morir, lo vio ladrandose con uno de los perros de vigilancia para hacer reír? Lo vio interpretando música con una botella random que encontró? Dios que alguien por favor lo mate.
.
Antes de que él pueda decidir si acercarse lentamente al hombre y agradecerle por encontrar a su hijo o por el contrario alejar a Chayanne del tipo extremadamente alto y desconocido pero entonces lo ve, ve como uno de sus cuervos se posa en el hombro del hombre misterioso como si lo hubiera hecho antes como si pertenecía ahí y sus ojos se permiten vagar una vez está lo suficientemente cerca al rostro del desconocido y oh… uh oh es guapo, no solo guapo, sino su tipo, maldición.
Un hombre alto, de cara bonita, cabello negro largo y vestimenta tirando a colores oscuros con azules brillantes, lo mira a los ojos antes de apartar la mirada nerviosamente y Phil ahora no solo quiere reír sino carcajearse.
Lo encontro. Ni siquiera es un "eso" sino un "él". Chayanne mira confundido el intercambio (o la falta de) entre los dos adultos y Phil casi quiere abofetear al cuervo cuando le lanza una mirada que solo puede definir como un "Te lo dije". Pero eso puede esperar ahora que tiene que presentarse ante el tipo que buscaba, que estuvo buscando, sin siquiera saberlo. Intenta hablar antes de que el chico se haga más pequeño sobre si mismo.
Ocultando su sonrojo lo mejor que puede, Phil extiende una mano, notando que el extraño había estado acariciando nerviosamente al cuervo en su hombro, Phil respira y finalmente se presenta.
"Hey there! I'm Philza, Philza Craft, but y´can call me Phil, are you new in Quesadilla, mate?"
...
El post original tenia unas traducciones pero ahora que estamos hablando español, pues f, no? AAAAaaaAAAaaaaRAGARAGA!! Quería que esto fuera breve, quería escribir algo más en Death Duo (forma platónica) pero mi crisis de sueño tomó el control y he estado en esto todo el día, ¡Pissa Nation, esta es mi oferta! asterisco-reverencia-asterisco/j Muchas gracias por apoyar mi primera publicación, ustedes fueron encantadores <3 Ahora intertare hacer la version español del post anterior, perdonen los errores ortograficos no tengo mucha experiencia en la escritura, también vuelvo a mencionar que el título viene de la canción, no esperen cosas explícitas porque simplemente no me siento cómoda haciéndolo. Gracias por leer los quiero mucho 💞💞
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nnzero · 7 months
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ROIER NIGHTMARE
El zumbido uniforme de la lancha relajo a Roier mientras se acomodaba en la parte trasera. El mar estaba tranquilo y el viento despeinaba su cabello. Cellbit estaba callado mientras estaba concentrado en llevarlos a su destino. 
¿Qué estaba haciendo antes? No lo recordaba
A lo lejos divisó una isla, de mediano tamaño. El verde en contraste con el profundo azul que la rodeaba llamó su atención de inmediato. Cellbit se detuvo en un pequeño muelle y le tendió la mano para que pudiera salir del vehículo.
"Entonces, ¿para qué me trajiste aquí?"
"Você verá", tarareó e hizo todo lo posible por ser tímido."Venha comigo, gauapito”
Cellbit besó su mejilla con simpatía, “Estamos saindo da ilha, o lugar para onde estamos indo é agradável e tranquilo. Uma boa mudança em relação a todo o resto, não é?”
"Sí…" 
Cellbit condujo a Roier a lo largo del paseo marítimo hasta que llegaron a un conjunto de escaleras de concreto que conducían a la colina empinada, parcialmente cubierta con pasto de playa áspero y aún caliente por el sol. ““Aqui em cima”, dijo y comenzó su ascenso.
El destino al que se dirigían era la cima, donde los árboles comenzaron a crecer densamente nuevamente y los arbustos de flores crecieron tan espesos que el aire era como perfume. Roier era muy consciente de que su palma estaba sudorosa, no hablaba lo suficiente y Cellbit lo miraba muy expectante.
Cellbit soltó su mano y subió los escalones hasta la puerta y buscó a tientas la llave para abrirla. No quería perder la luz ámbar del atardecer, solo tenía unos minutos antes de que se perdiera la iluminación y el ambiente ideal y eso era todo. Nada podía estar fuera de lugar. 
“Vamos lá, vamos embora". Cellbit lo empujó por el marco de la puerta "É um lugar agradável, não é?" Cellbit cerró la puerta detrás de ellos y lo siguió a la sala de estar que tenía enormes ventanas y un cálido piso de madera que brillaba por la luz del sol que lo atravesaba a través del vidrio. 
“¿Por qué nos trajiste aquí?”
"Não é óbvio? Podemos começar tudo de novo, transformá-lo em um lar para nós. Podemos ouvir o mar para dormir” Cellbit tomo de la barbilla a Roier“Nada vai nos ferir aqui, guapito, podemos viver longe da federação.”
“¿Qué pasará con los demás, con…?” Sabía que debía recordar a alguien, pero los rostros y nombres parecían volverse difusos en su cabeza.
“Com quem?” El agarre de Cellbit le dolió. "Cellbit, me estás lastimando"
"Me desculpe, isso é melhor?" Cellbit lo dejó ir.
¿Es mejor? No puedo sentirlo.
Cellbit se detuvo. Todo se detuvo. Era como si no hubiera viento afuera y las olas estuvieran quietas y Cellbit lo mirará con una calma que no se sentía bien viniendo de él. 
"Podemos nadar quando quisermos" reflexionó Cellbit en voz alta. “E é tranquilo... aqui é fácil esquecer. Nós seremos livres”.
Todo se reanudó y Cellbit se volvió hacia la ventana, luego hacia él con una sonrisa sutil. “Escolhi um litoral agradável e tranquilo, longe de tudo. Espero que você se sinta seguro aqui.”.
“Yo…” se sintió como si estuviera paralizado donde estaba. La mitad de él estaba golpeando sus paredes y gritándole que esto no estaba bien, que algo estaba terriblemente mal pero era una parte insignificante. El resto, cansado y asustado por razones que no recordaba, estaba cediendo y él también. "Sí."
“É familiar. A vida é muito boa na praia”.
Aquí nunca me pasó nada malo. 
“¿Puede ser esto nuestro hogar? No tengo ganas de volver a la isla.Es como si no hubiera estado allí desde siempre y estoy tan cansado…”
El hedor a alcantarillado y hormigón roto lo asaltaba. No podía soportar la sensación de su propio cabello contra su cuello o su propio reflejo en las ventanas, no podía escuchar el océano por encima de las voces burlonas y que estaba deslizándose hacia la violencia nuevamente. "Cellbit"
"Venha aqui" Cellbit extendió sus brazos y asintió tranquilizadoramente, "Está tudo bem", murmuró y aunque estaba a unos metros de distancia y hablaba en voz baja, Roier podía oírlo perfectamente. Se sentía como si estuviera parado sobre un terreno frágil que lo hundiría en el abismo si daba un paso en falso, pero Cellbit le estaba ofreciendo la oportunidad de estabilizarse. Simplemente no tenía que pensar demasiado en ello. “Tudo bem, venha cá. Eu estou aqui" Se arrastró por el suelo hacia el abrazo de Cellbit y enterró su rostro contra los latidos de su corazón mientras intentaba ahogar todas las emociones confusas que lo atormentaban como... como un taladro. "¿Realmente podemos quedarnos?" Él se atragantó. Cellbit lo hizo callar y lo abrazó fuerte mientras las olas comenzaban a romper en la orilla nuevamente, “Você está seguro aqui, bonitão. Somos apenas nós”.
“Siento que algo malo va a pasar”, ¿o ya pasó algo malo?
“Esqueça tudo. Estamos fora da ilha. A federação não pode chegar aqui.” Roier cerró los ojos con fuerza hasta que el taladro y la risa quedaron en silencio y no había nada más que Cellbit tarareándole y el mar que se extendía a su alrededor. 
Cellbit lo llevó arriba y Roier no se preguntó cómo tenían una habitación completamente amueblada que parecía como si ya hubieran estado viviendo aquí durante meses. Pero ¿no es así? 
"Você quer dormir?”
"¿Qué hora es?"
"Essa é uma pergunta boba". Cellbit ya lo estaba acostando bajo las mantas nubladas y uniéndose a él. Roier pensó brevemente que debería seguir adelante con el asunto, pero Cellbit acunó su cabeza contra su pecho y comenzó a colocar suaves besos en su rostro, como lo había hecho todo el tiempo del mundo. “Não faça perguntas bobas - você confia em mim?”
"Sí..." no podía mantener los ojos abiertos. La voz de Cellbit era tan tranquilizadora que sentía como si no la hubiera escuchado en un año. Lo extrañaba tanto que tenía ganas de llorar.
Los días pasaron, llenos de noches de sueño tumbado en la suave hierba alrededor del fogón. Un cielo abierto lleno de estrellas y ramas de árboles le recordó ningún momento de su vida en el que lo hubiera echado de menos, porque nada malo había sucedido. Cada vez que estaba a punto de pensarlo, Cellbit lo acercaba y tarareaba una melodía que nunca le había oído cantar antes y besaba sus ojos con tanta suavidad que las lágrimas nunca salían a la luz. 
Cellbit siempre cocinaba para él, lo despertaba y lo acostaba, él siempre ahí.
Roier preguntó un día: "Cellbit, ¿sabes porqué tengo esa sensación de que necesito recordar a alguien"
"Não se preocupe com isso", Cellbit caminó alrededor de él para poner su desayuno en la mesa con su café y besó su cabeza “Eles não são necessários no momento. Podemos ficar em casa o tempo que você quiser. O mundo segue”
“Hay mucho silencio aquí. ¿No te aburres?”
"Não faça perguntas bobas", Cellbit se pellizcó ligeramente la mejilla, "Coma e vamos caminhar até a água hoje, não é?"
Roier tarareo mientras se giraba para mirar su comida. Esperaba tostadas con aguacate y café. Pero, en cambio, vio un plato con una rata muerta. Lo empujó sobre la mesa y se puso de pie, las paredes fragmentándose alrededor de sus ojos y amenazando con desmoronarse a su alrededor.
"QUE MIERDA No puedo… Cellbit, no puedo comer esto", trató de llamar, pero su voz apenas se escuchaba. 
"Mas é isso que você é".
Algo le agarró la muñeca. El hueso iba a ceder por el agarre, dolía, no podía liberarlo. Me está lastimando y no puedo hacer nada, no puedo detenerlo, hacerlo. Detente, haz que se detenga—
Comenzó a chillar como un alma en pena cuando el suelo se convirtió en tierra y sus huesos comenzaron a romperse por la mitad, hasta que su miserable cuerpo quedó deformado. "¡CELLBIT ¡CELLBIT!"
Su laringe se hundió sobre sí misma con un crujido y Roier sintió como si le estuvieran llenando la boca con un líquido espeso, y asqueroso. Un aliento caliente y vil repitiendo en su oído: "Te convertirás en una rata. Eso es lo que eres después de todo. Nadie vendrá por ti Roier"
quiero que esto se detenga... quiero que esto se detenga
Cuando Cellbit lo sacó de la habitación, de alguna manera completamente tranquilo a pesar del horror, fue como si Roier hubiera dejado atrás una versión de sí mismo. Una vez que Cellbit lo tocó, ya no sintió dolor ni escuchó cosas que no quería, pero eso no fue suficiente para calmar su manía. No podía caminar por sí solo ni controlar su voz. 
Cellbit cerró la puerta principal y sentó a Roier en el escalón del porche mientras seguía gritando como si lo estuvieran desgarrando miembro por miembro, porque eso era exactamente lo que se sentía al ser él ahora. Esa era su existencia. Fue una imposición interminable de sufrimiento y degradación espantosa.
Cellbit apoyó la cabeza contra su cuello y le tarareó hasta que pudo cerrar la boca, estar en silencio y escuchar el mar.
¿Cuántas veces hizo eso?
A medida que pasaba el tiempo, Roier comenzaría a desmoronarse sin ninguna razón, pero Cellbit lo salvó antes de que fuera irreparable. 
Roier podía recordar estar molesto, pero gracias a Cellbit no podía recordar por qué. 
Con el paso de las semanas, simplemente no le prestó atención hasta que dejó de suceder y estuvo contento.
El agua salpicó bajo sus pies y pudo escuchar la risa que comenzaba a mezclarse con el romper de las olas.
Cuánto tiempo ha pasado. Que estoy haciendo aquí 
Roier abrió los ojos y Cellbit besó su mejilla y murmuró: "É agradável vê-los se divertindo".
“¿Quiénes se divierten?” Preguntó Roier. Las risas haciéndose más fuerte junto con el oleaje del mar 
“Bobby e Richas” respondió mientras se levantaba y agitaba las manos hacia los niños que corrían por la arena
Roier se levantó y miró al niño de overol azul correr por la arena detrás de Richas, y se sobresaltó. "¡Bobby y Richas!"
"Sim?"Cellbit se detuvo delante e inclinó la cabeza hacia él, sonriendo. "Eles vieram da ilha, não é incrível?"
“Pero…” Roier presionó sus dedos en su frente y los pasó a través de ella, escudriñando la imagen que parecía demasiado extraña para él y no podía entender por qué. Estaba acechando fuera de su mente como una luz ilusoria en su periférico que se movía cada vez que la miraba directamente. "No he visto a Bobby por un tiempo…"
Habían estado separados por un tiempo, ¿verdad? ¿Cuándo fue eso? No...no puedo...no lo recuerdo...
“Você precisa dormir mais, bonitão. Você não dormiu o suficiente”.
"¿Por qué?" Dirigió sus ojos a Cellbit, quien lo guio hacia la habitación y su voz flotó en la dirección equivocada. 
Roier se sentó estupefacto en la cama y miró alrededor de la habitación lentamente hasta que notó la nueva incorporación de dos camas. Solo se dio cuenta por qué ambos niños estaban dentro y haciendo uso de su función dormidos plácidamente.
Oh. Por supuesto, eso tenía sentido. "Bobby y Richas están aquí". Él recordó. Claro que lo recuerdo, no puedo olvidarlo. 
"Você realmente está exausto", susurró Cellbit y acarició la cabeza de cada niño “Posso cuidar deles agora. Amanhã será sua vez”.
"Mi turno..." Roier sintió una fuerza invisible, no amenazante pero desconocida, empujarlo sobre su espalda y las mantas estuvieron sobre él nuevamente. Se acurrucó en él y se quedó dormido inmediatamente. Nunca luchó por descansar y nunca tuvo pesadillas con Cellbit manteniéndolo a salvo, lejos de la violencia y las cosas que no recordaba. 
Cuando se despertó de nuevo, estaba abajo, en la sala de estar, fingiendo recordar todas las cosas que tuvieron que suceder en el medio. Si estuvo allí, debió levantarse y bajar las escaleras. Eso simplemente tenía sentido.
Todo esto tiene sentido.
Caminó hasta la ventana donde los niños jugaban en la arena. Mientras Cellbit estaba en la cocina preparando la cena, cantando esa melodía que hacía que Roier se sintiera como si estuviera en una nube. Deseó saber su nombre.
El océano mantiene alejados a todos. Nadie nos encontrará aquí. No pasó nada malo. No puede pasar nada malo. 
Roier cerró los ojos. Se sintió desenfocado. Sin anclaje. No pudo oír a Cellbit tararear por un rato, pero cuando volvió a abrió los ojos y Bobby estaba frente a él.
“¿Apa?” De algún modo ambos estaban fuera de la casa mientras las olas chocaban a su alrededor.
"¿Sí?" 
 "Tengo una pregunta."
"Oo, está bien, déjame prepararme".
Su risa subió de volumen cuando él se puso de cuclillas para que estuvieran cara a cara, manteniendo un contacto visual muy concentrado para demostrar que estaba escuchando. "Dispara", dijo y sonrió.
"¿Qué estoy haciendo aquí?"
Su sonrisa murió. "¿Eh?"
"¿Qué estoy haciendo aquí?"
“Estás jugando, estás conmigo…” se rió nerviosamente y miró a su alrededor pero eso fue un error. Roier se tensó y lo abrazó fuerte, retrocediendo. ¿Por qué... por qué es así... dónde están los colores? Está oscuro.
 "¿Por qué estoy vivo?" preguntó él, como si tuviera una línea directa con sus pensamientos.
"¿Qué?", sacudió la cabeza y no podía respirar, tenía moho en los pulmones. parásitos en la piel, uñas en las palmas. Bobby hizo un ruido bajo: "Papá, me estás apretando".
Roier instantáneamente cayó de rodillas y lo dejó en el suelo, sollozando en el fondo de su garganta, "L-lo siento, lo siento, no era mi intención". Él jadeó y rápidamente le arregló la camisa dentro del overol y el cabello, tratando de calmarlo en todo lo que pudo cuando él ni siquiera parecía molesto. "¿Estás herido?"
"No", dijo él y se revolvió el cabello después de que él acababa de alisarlo. "¿A dónde vamos a ir de aventuras hoy?"
Roier lo miró fijamente y no pudo ver de qué color era su cabello ni encontrar las ventanas que mantenían el mar a su vista en todo momento. Estaba perdiendo el control. Se llevó una mano a la boca y tembló mientras la sangre seca de sus dedos envenenaba sus labios.
"Eres un chingón, podemos ir a cualquier lado".
"¡Sí!" Él sonrió, muy orgulloso y confiado, al igual que siempre. "nada me va a matar" sonrió
Roier bajó la mano cuando el zumbido volvió. Inhaló y exhaló lentamente mientras Cellbit salía de la casa, su melodía llenaba el ambiente con el acompañamiento del viento en los árboles afuera y las paredes crujientes como el casco de un barco. 
Nada me va a separar de ti
“Podemos ir pescar na baia" Cellbit opinó mientras le entregaba un plato de fruta picada con un pequeño tenedor rojo y una servilleta.
Roier exhaló un suspiro de alivio y Cellbit besó su cabeza, murmurando solo en sus oídos: “Não tem problema. Esqueça isso."
Gracias.
—----------
"Bobby, estás demasiado cerca del agua con él".
Roier miró hacia abajo desde el malecón y esperó a que el niño respondiera, pero no lo hizo y su ansiedad hormigueó bajo la superficie. "Bobby, te estoy hablando a ti".
"¡Bueno!"
Levantó a su hermanito y se retiró unos metros hacia la orilla antes de que reanudaran la construcción de castillos de arena. Roier se estremeció y Cellbit deslizó un brazo sobre sus hombros, "Relaxar", canturreó. "Ninguém pode se ferir aqui".
"Estás demasiado relajado".
“Já deixei que algo ruim acontecesse com você ou com nossa família?”
Roier puso los ojos en blanco, "No, pero eso no es una excusa, gatinho, tienes que vigilarlos todo el tiempo".
"Estou vendo", acarició el cuello de Roier, sus labios trazaron la curva de una manera que hizo que Roier se estremeciera.
Roier miró hacia la orilla y su corazón se detuvo y empujó a Cellbit para que pudiera correr escaleras abajo, casi tropezando con la arena suelta. El agua prácticamente les mojaba los pies y Bobby estaba ocupado volteando su cubo, así que no estaba mirando a su hermano. 
Levantó al niño más pequeño y agarró el brazo de Bobby, haciéndolo gritar en protesta mientras los llevaba a ambos de regreso a tierra firme antes de que la marea alta subiera mucho más. “Papá, ¡¿qué pasa?! ¡Estaba jugando!"
"¡Te dije que no jugaras tan cerca del agua!"
"¡Deja de gritarme! ¡No es mi culpa que cada día esté más cerca!".
Roier aun con un nudo en la garganta por la culpa y el terror que se desvanecía."No quise gritar", trató de mantener la voz tranquila y él le sacó la lengua.
"No es que podamos lastimarnos aquí", golpeó su pie y giró sobre él con todo el descaro que pudo reunir en su pequeño cuerpo mientras caminaba de regreso al interior. 
Roier estaba temblando tanto que le preocupaba dejar caer a su hijo, pero Cellbit le tocó los brazos y se estabilizaron. “Respire”, dijo. "Não há nada de errado aqui, lembra?"
Aquí no pasa nada malo. 
Roier asintió tontamente y Cellbit entró para calmar a Bobby antes de que su rabieta llegara demasiado lejos. Lo dejaron afuera, balanceándose nerviosamente hacia adelante y hacia atrás para calmar su pánico irracional. 
¿Cómo podía ser tan débil como para ceder al miedo así como así?
Roier parpadeó con fuerza y ​​trató de olvidar su miedo nuevamente mirando a su segundo hijo, quien lucía una camisa a rayas y unos lentes grandes sobre su nariz.
 ¿Qué haces aquí? Bobby aún está vivo
NO
Roier se tambaleó como si le hubieran golpeado en la cabeza y se giró para ver quién había dicho eso, pero la playa estaba vacía. Movió los brazos para poder meter al niño dentro de su chaqueta, sintiendo la necesidad de esconderlo.
Esa tarde no pasó nada. Fue hace tanto tiempo y sin incidentes que por eso no puedo recordarlo. Fue tan aburrido que no volvimos a la dungeon. No pasó nada.
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"¡Feliz cumpleaños, Pepito!" Bobby extendió la mano para aplastar la cabeza de su hermano contra su pastel, pero Cellbit lo detuvo con una palma en la frente. "Uh uh, não este ano". “Es TRADICIÓN”. Él chilló
“¿Puedo apagar las velas, apa?” Pepito, el tranquilo (relativamente) preguntó y lo miró. A diferencia de Bobby era tan callado y educado que no podía saber el parentesco con su hermano. 
“¡Claro Pepito pendejo! No olvides desear”.
 "No lo haré, pero tengo una pregunta". 
"Ah, okey” 
 "¿Qué estoy haciendo aquí?" 
“¿Q-qué?” Roier se reclinó nerviosamente. ¿Por qué pregunta eso? Pepito tocó las velas que eran un número imperceptible e ignoró los gritos de su padre y las risas maníacas de su hermano. "¿Sabes por qué estoy aquí?" Roier tuvo que pensar rápidamente. "Por que eres mi hijo", espetó. "Bobby é seu filho", dijo Cellbit. De repente, ambos se portaron muy bien y lo miraron directamente con expectación crítica. "Pepito también es mi hijo, lo adoptamos junto con Bobby". "Tem certeza? Não tenha pressa"
No reaccionan como personas normales. Algo está mal. 
Roier enterró su rostro entre sus manos y trató de no gritar, no frente a sus hijos. No estaba seguro de nada. No estaba seguro de qué día era porque todos estaban juntos. Porque los días duraban una eternidad o pasaban en un abrir y cerrar de ojos. Hace unos momento estaba solo con Cellbit y al siguiente los niños habían aparecido en la cabaña.
 "¿Apa? ¿Apa está bien?”
“Seu pai está bem, Pepito...” levantó la vista y las sillas estaban vacías. Roier se atragantó y se levantó rápidamente, mientras Cellbit permanecía sentado. Roier dudó en entrar en pánico porque si Cellbit pensaba que todo estaba bien, entonces así era. Él confió en él. 
"¿Dónde están?" Prácticamente lo soltó. 
Cellbit estaba inexpresivo y silencioso, como si fuera una estatua. Roier tomó su mano. "¿Dónde están?"
Pero no obtuvo nada de este Cellbitque era frío y vacío.
Las paredes se estaban convirtiendo en fragmentos y se estaban desmoronando, llevando consigo su seguridad y la de su familia. Roier estaba tan horrorizado que pensó que se enfermaría y sacudió a Cellbit para sacarle algo humano: “¡Bobby, Richas! Nuestros hijos, ¿DÓNDE ESTÁN?!" 
“Eles se foram, não precisavam ter existido em primeiro lugar, não é? Eles não precisavam existir em primeiro lugar, precisavam?”
Roier retrocedió tambaleándose como si le hubieran abofeteado.
Los ojos de Cellbit eran grises y Roier podía escuchar un sonido de carcajada robótica. Podía oler el agua de alcantarilla en lugar del mar y retrocedió mientras Cellbit se levantaba y comenzaba a acercarse a él. "Tudo bem, venha cá".
"Tú no eres Cellbit", retrocedió hacia los escalones del porche y los subió tambaleándose hasta la puerta.
Roier ignoró al impostor de su marido que se acercaba amenazadoramente y abrió la puerta, pero no había nada más allá.
Caminó sobre arena húmeda y perdió el equilibrio. Sus rodillas golpearon las olas, apenas unos centímetros de agua tocaron su piel y comenzó a recordar cómo llegó a este lugar.
“No”, susurró y golpeó el suelo con los puños como si pudiera vencer a esta cosa hasta someterla antes de que llegara a él, “¡No, no, NO!” Cellbit lo estaba siguiendo. "Você está seguro aqui". Continuó hablando de nuevo. 
"¡Deja de hablar así!" 
"Como o quê?"
 “¡Como un puto robot, como si no sintiera nada! Cellbit, por favor” se dio la vuelta y cayó contra la arena porque ese no era Cellbit frente a él. No podía verles la cara, pero no era necesario. "Tú."
"Yo", Doied sonrió y Roier trató de alejarlo pero su garganta estaba en su agarre y lo arrastraban más cerca. Indefenso, impotente, solo. 
Nunca hubo un paseo marítimo a lo lejos, ni barcos en el horizonte ni niños a la vista en una larga orilla del agua cuyas alturas había dibujado en el marco de la puerta de la cocina. 
El cielo se estaba desvaneciendo como una impresora cambiando a escala de grises porque el resto de la tinta se había acabado y la casa se estaba desmoronando detrás de él. "Cellbit va a encontrarme", jadeó y resistió el tirón de Doied como si alguien luchara contra la succión de un barco que se hunde. Sin esperanza. 
"Eres jodidamente patético, lo necesitas tanto que si se va, ¡no eres nada!”
Roier intentó golpearlo pero su cuerpo se movía como si estuviera a través del agua, lento y débil. ¡Otra vez no, otra vez no, otra vez no, por favor...!
Doied lo golpeo en la cara y Roier se atragantó por la agudeza y la sangre en su garganta. Olió su propia suciedad y sintió que la fiebre quemaba la lucha de su cuerpo contra las infecciones. No podía levantarse. No pudo escapar. Quedó al aire libre y vulnerable. Cuando estaba solo, Roier no tenía ningún recurso. Los recuerdos de su familia y su hogar se desvanecieron. Roier no podía recordar la cama que compartía, siempre había dormido en la celda oscura. No se preguntó qué haría Cellbit para cenar porque solo comía sobras podridas, porque Doied no le dejaba comer como un ser humano. Él no era un ser humano. 
"¿Qué eres?" Doied preguntó y Roier intentó bloquearlo tapándose las orejas. Doied se abalanzó encima de él, golpeándolo contra el suelo y gritándole en la cara tan fuerte que Roier pensó que le sangrarían los oídos: "¿QUÉ ERES?" "¡Una rata!" Roier sollozó, "Una rata", diría cualquier cosa para detener esto. Por favor no me hagas daño otra vez. "¿Por favor? Oh... ¿Pero de qué sirve tener una rata si no experimentas con ella? "No", Roier no podía respirar, pero no moriría, porque ese sería un destino demasiado amable. Tenía que dejarlo sufrir. “No, no, no, no, no…” Se suponía que aquí estaría a salvo. “No, no, no”, lo imitó Doied entre su risa extraña. 
Roier intentó gritar pero no salió nada excepto respiraciones roncas. Rodó sobre su costado para poder acurrucarse en el suelo en el agua. 
La mano de Cellbit tocó sus hombros y lo sentó, su melodía evitó que el agua que subía se sintiera demasiado fría. "Me dejaste", Roier trató de empujarlo, golpearlo, porque no tenía a nadie contra quien atacar, nadie contra quien luchar excepto la única persona que se suponía que no lo abandonaría. Pero Cellbit agarró sus muñecas suavemente y lo acercó a sus brazos mientras luchaba por llenar sus pulmones 
 Recuerdo todo, estás muerto. Bobby está muerto. No quería recordar, por favor... por favor, hazme olvidarlo de nuevo, Cellbit. Tienes que hacerme olvidar otra vez, duele demasiado…
"Não posso fazer nada, guapito". Cellbit permaneció justo donde estaba, oscilando entre el Cellbit que conoció en la isla y la última vez que lo había visto cubierto de sangre en el Purgatorio. Tenía sentido, porque en realidad nunca había sido él. Todo era un mecanismo de su cabeza, pero era uno que podía explotar, o eso esperaba. Roier lo miró y se puso de rodillas para poder sostener firmemente el rostro de Cellbit y preguntarle: "¿Dónde estás ahora?"
“Você sabe que eu estou morto, guapito”, dijo con la compasión de alguien que sacrifica a un animal moribundo.
Roier lo dejó ir y se alejó de él. Sacudió la cabeza mientras intentaba ignorar cómo el agua le llegaba hasta la cintura. ¿Cómo podría esto terminar así? Tenía que haber una manera de salvarlo, tal vez de volver al principio. Era como un juego y tenía que encontrar el camino de regreso a un punto de control. Si enviara spam con "negación", podría funcionar. “Estás vivo, solo tengo que encontrarte”
"Eu morri após a explosão"
"¡NO ESTÁS MUERTO!" Gritó y se giró para empujar a Cellbit a aguas más profundas. Tenía que deshacerse de esta fuente de realidad antes de que lo arruinara todo. "¡Tienes que estar vivo en algún lado!"
Había vivido esta vida, había elegido este hogar a partir de los recuerdos en la isla con su familia. Su vida feliz antes de que uno por uno lo que más había querido fuera arrebatado de sus manos.  Había reemplazado los malos recuerdos con otros que había creado a partir de sueños. Junto todo en un lugar seguro. Sólo podría sentirse seguro si la federación no estaba al acecho.
Estaba llegando a su fin y preferiría morir antes que reconocer lo que realmente estaba pasando.
"Por que você precisa disso?" Cellbit preguntó pacientemente y Roier odió cómo sonaba.
"Porque significa que todos estamos juntos, que Doied no me atrapo", dijo rotundamente, su propia paciencia se estaba agotando. No entendía por qué de repente se estaba desmoronando. No podía restablecerlo ahora. 
“Estamos mortos, bonitão. Você não salvou o Bobby. Você não salvou o Richas. Prefiro morrer a ficar com você. Não se pode reescrever o passado apenas com o pensamento positivo.”
"¡YO SÉ ESO!" Ese no era el punto . La cuestión era fingir.
Cellbit no dijo nada y Roier pudo continuar, tenía que hacerlo porque no sabía cuánto tiempo más le quedaba. “Lo sé pero no me importa . Quiero quedarme aquí con nuestra familia, donde nadie muere y la federación no puede encontrarnos. Quiero ver a Bobby y Pepito pelear, quiero tomar café todas las mañanas contigo... Puede que sea falso, Cellbit, pero puedo sentir que pudo reconstruir todo esto. Te amo. Amo nuestra casa. ¿No es lo que siento lo suficientemente real como para quedarme?”
Las olas le bañaban los dedos y retiró la mano con un sollozo: "Eu não quero ficar. Você não pode mudar o que aconteceu. Seu tempo está se esgotando, Roier”
“¡Tenemos todo el tiempo! Esta ha sido nuestra casa durante meses, esto no puede ser simplemente falso, es imposible… ¡No me quiero ir! ¡No quiero irme! ¡Quiero quedarme aquí!" Roier golpeó la arena con los puños y trató de recordar cómo era la casa, cuántos años tenían, cómo llegaron a este día y a este lugar, pero todo se lo estaba llevando la marea. 
Lo que parecieron dos, tres, 10 meses o incluso años de vida perfecta en una cerca de estacas que transcurrieron exactamente como él esperaba, era mentira. Pero todavía sentía que lo había vivido. Quería quedarse.
"Por favor", suplicó y Cellbit le acariciaba el pelo y lo hacía callar entre las dulces notas de esa melodía familiar. “Por favor, por favor, déjenme quedarme aquí… Sé que todo es un sueño. Lo he sabido todo este tiempo, pero no puedo afrontarlo, Cellbit”
 "Não sou realmente o Cellbit", retiró la mano. "Por que você me quer em vez do verdadeiro?" Lo real me está matando. Me estoy pudriendo de adentro hacia afuera.
 "No es sobre ti. La federación nunca nos hizo daño aquí”. Estaba tratando de aferrarse a algo que nunca fue realmente suyo. Sabía que era una batalla perdida, pero tal vez podría convencerse a sí mismo de creerlo nuevamente antes de que desapareciera. “¿Puedes abrazarme? Tengo miedo de lo que sigue”.
 "É assustador não saber para onde você está indo" Cellbit estuvo de acuerdo. Roier podría seguir pensando en él como su mejor amigo y amor hasta sus últimos momentos. Fue la última libertad que se tomaría mientras se acurrucaba en sus brazos y sus lágrimas se mezclaban con el agua de mar que le recorría el cuello. Cellbit siguió cantándole y el agua no estaba fría, ni le dio miedo cuando le subió a la boca. No le picaban los ojos ni le quemaba la nariz y Cellbit nunca lo dejó ir
Roier no cerró los ojos ni contuvo la respiración. Intentó recordar la voz de Bobby, los ojos de Pepito y la sonrisa de Richas. En qué lado de la habitación él y Cellbit habían puesto su cama, pero ya estaba fuera de su alcance en la otra orilla.
Vaya, llevo un tiempo hundiéndome. Está tan oscuro. 
¿No debería tener frío? 
Esto es raro.  
¿Hay un fondo?
No creo que haya un fondo. ¿Por qué no hay peces? No puedo ver nada. Debe ser muy profundo. Esto es raro. La presión debería matarme. ¿No debería al menos doler? ¿Por qué no me ahogo? Estoy bajando pero se siente como arriba.
Vaya, acabo de tocar fondo. 
Roier no trató de mantener ningún tipo de posición distinta a la que naturalmente terminó. Se recostó cómodamente sobre su espalda y notó que el fondo no se sentía tan arenoso o rocoso o incluso tan húmedo, sin embargo, la oscuridad y pesadez de su cuerpo no había cambiado. Podía escuchar voces a su alrededor como si estuvieran en burbujas, claro, el sonido no puede viajar tan bien bajo el agua. Ojalá pudiera escuchar lo que están diciendo. No solo están hablando, Roier podía escuchar sus respiraciones lentas y uniformes al ritmo de bonitas notas que suspiraban con la misma cansancio desde un viejo seis cuerdas o tal vez era un piano. No podía decirlo porque la melodía seguía cambiando cada vez que sentía que se desviaba del foco. ¿Cuánto tiempo estuvo allí tendido? Sus pensamientos estaban demasiado obstruidos para saberlo, pero sus oídos funcionaban mejor. No conozco esta canción... es hermosa. Quiero ver quién canta...
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kaos-literario · 1 month
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Casita del árbol que vive en el corazón.
Desde la profundidad de mi alma, la luz de entrada se enciende y los cimientos de la casa comienzan a temblar. Me sostengo como puedo de las paredes, algunos objetos de decoración se caen al suelo y la sangre que bombea el corazón va ingresando por las ventanas. Las fotos que están colgadas frente al sillón se tambalean, una se cae y los cristales se esparcen por el piso de madera. Trago saliva, intento lo más que puedo no ceder al suelo y cortarme con los vidrios que poco a poco buscan algo que perforar. El ambiente está frio. Hagas lo que hagas, no regreses por mí, y si estás ahí, golpeando... moriré. El librero se cae sobre mi, alguno de los libros me produce una herida en le frente y la sangre comienza a deslizarse con suavidad por mis mejillas, al igual que tus caricias en algún momento de nuestras antigua relación. Dos toques a la puerta, me vas a prender fuego el corazón. Te llevaste el amarillo, aquí solo hay gris, ¿que más quieres robarme? Porque ya no tengo nada de mi, estoy a oscuras en está casa, a penas fotos que intentan animar la deprimente habitación y flores marchitas sobre la mesa. Cartas con mi nombre pero no palabras para mi. La luz pone más intensidad. Déjame en paz; te haz llevado todo, aquí no tienes nada más ¿porque me quieres dañar? Hagas lo que haga, no regreses por mí, porque si me tocas una vez más... moriré. No me queda nada de amor, no puedo respirar y un beso más, me quitará la vida.
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bertrand · 2 months
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Esta bonita, puedo ver la casa es que me interesa el diseño 😊🤭
Muchas gracias, claro que si perdón por tardar en contestar pero aquí está un videito 😼 (el piso de la casa tiene diferentes maderas porque no me decidía cual usar jajaja)
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rubimoon45 · 3 months
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Mildrith of Wealas (1/3)
Pairing: Sihtric Kjartansson x fam!reader
Sinopsis: la pacífica vida de Mildrith se ve interrumpida cuando un grupo de guerreros daneses llegan a la finca merciana donde reside con la pequeña princesa y la hija de uno de ellos.
Warnings: sangre, contenido adulto,
You can traslate the story and read it!
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-¿Por qué vuelan y nosotros no?
-Dicen que es por la gracia de Dios, porque los hizo así para sobrevivir.
La niña rubia y pálida frente a ella pareció pensárselo. Tenía los brazos sobre la mesa, y miraba a la jaula dorada donde estaba encerrado un pequeño pájaro que piaba como si se tratase de una canción. Las ventanas estaban cerradas, pero por los huecos que decoraban las contraventanas en forma del símbolo de Mercia entraba luz suficiente como para ver. Las puertas estaban cerradas a sus espaldas, obra de Stiorra, la única hija del segundo hombre de confianza de la reina Aethelflaed. Aquella mañana se había despertado de mal humor y lo había dejado claro golpeando las puertas, gruñendo respuestas y burlándose de los comentarios inocentes que hacía Aelfwynn.
Consciente de esa tensión, se había encerrado con la pequeña princesa en el comedor donde la tres comían a la espera de que la reina regresara. Había sido una semana larga, calurosa para la zona en la que estaban, y en la que el mar humor pagaba factura a los más jóvenes.
-Vuestro Dios es demasiado divertido -se había burlado.
-Stiorra -regañó, pero no dijo más.
Ella levantó los brazos en señal de rendición. La vio marcharse a la estancia central, la que daba directamente con la puerta del hogar. Se trataba de un edificio alto y de madera, con algunas secciones de piedra, pero que era relativamente nuevo por deseos de Lady Aethelflaed para ella y su hija. Había sido el primer edifico donde se había alojado como invitada de los reyes de Mercia, y al que hubo regresado tras lo ocurrido en el monasterio cuando huían del rey y sus planes para con la reina. Pero eso ya era pasado, y se había esforzado en perdonar aquel atentado y en olvidar las muertes que tantas noches la persiguieron. La ayuda de Dios la había sanado, consciente de que necesitaba descansar.
Su padre apenas había respondido a las cartas. Wealas estaba lejos, pero no tanto de la villa como para mandar a un mensajero que informara sobre los cambios de decisiones. La última había sido una advertencia a la reina sobre la seguridad de Mildrith, acompañada de una pequeña guarnición de guerreros galeses, todos vestidos de rojo y con el emblema de su Casa, y una amenaza con romper las relaciones con Mercia si volvía a cometerse un error estratégico como ese; se refería a lo sucedido en el monasterio, a raiz de las malas relaciones entre la reina y el rey. Ahora esos guerreros cuidaban de ellas, siempre apostados a las afueras de la residencia, en el interior de la muralla. Como solo hablaban galés, era difícil para los pocos soldados mercios comunicarse con ellos.
-No me gusta estar sola.
-No estás sola. Estás con nosotras -le indició, pero la duda aún reflejaba en los ojos claros de la niña. Casi le recordaron a los ojos de su madre, la reina, pero estos eran más inocentes y aún no conocían maldad.
-Pero no está mi madre.
Mildrith se apiadó de ella.
Semanas sin ver a su madre y encerrada todo el rato en aquella residencia volvería loco a todo el mundo. Su único consuelo había sido ese pájaro, y el niño que la reina había traído de Wessex que nunca se relacionaba con ellas. Hablaba unas pocas veces con ellas, sí, pero en general se escondía para leer en el piso de arriba o en los huecos más pequeños del edificio. Cuando Aelfwynn lo invitó una vez a jugar, este le había respondido que no se lo merecía y había vuelto los ojos hacia la estantería con los manuscritos religiosos que habían rodeado su vida temprana.
De repente, escuchó a Stiorra reír al otro lado de la puerta. Seguido de varias voces que ni eran las suyas por obvios motivos ni las de Aethelstan. La última vez lo había visto en el piso de arriba sentado en la cama con el libro abierto por la mitad, con el desayuno al lado.
-¿Aelfwynn? Tu madre está aquí.
La niña levantó la cabeza a la velocidad de una flecha, y una sonrisa apareció rápidamente en su rostro. Dudaba que fuera una broma porque ni siquiera Stiorra era tan cruel como para hacerle eso a una niña. Aelfwynn se levantó, abrió las pesadas puertas de la estancia y salió corriendo llamando a su madre. Hubo más voces que llegaban hacia donde estaba.
Mildrith observó un poco más al pequeño pájaro. Piaba y piaba encima del palo que la niña le había puesto para que tuviera un entretenimiento ahí dentro. Al final, Mildrith cogió la jaula y salió con ella entre los brazos para ponerla al sol; era una forma de que a Aelfwynn le diera el sol después de tanto tiempo dentro. En la estancia principal, Aelfwynn abrazaba con fuerza a su madre, la reina, que vestía un jubón de cuero por encima de la ropa formal; una imagen a la que ya estaba acostumbrada. Llevaba el pelo trenzado y visiblemente sucio, pero sonreía al tener en brazos a su hija... No supo cómo sentirse al respecto, dado que el único afecto que había recibido de su madre cuando era pequeña había sido una sonrisa y algunas palmaditas en la cabeza antes de entregársela a las monjas para sus clases religiosas. Entre ellas era tan diferente que costaba verlo sin sentirse inferior, pero le alegraba ver a la reina que la hospedaba en el reino a salvo.
Lo que sí le sorprendió no fue ver a su consejero, Aldelmo, con ella, sino a un hombre alto y fornido que imaginaba al otro lado del país o al servicio del rey de Wessex. La espada con el ámbar deslumbrante en la empuñadura le dijo todo.
-Está un poco lejos de su hogar, señor -dijo, en su dirección.
El hombre se dio la vuelta, como si no hubiera caído en su presencia, demasiado preocupado en atender los reclamos de su hija. Stiorra sonreía aún en brazos de su padre. Los ojos abiertos y las cejas arqueadas sobrepasaron su estoicidad.
-Debería sorprenderme de verla en Mercia, dama, pero no voy a actuar como si no supiera de su presencia cuando durante todo el viaje he soportado las quejas de mis hombres con verla.
-¿Han enfrentado a los daneses, señor? -quiso saber.
-Y visto la rabia de los galeses en campo abierto -respondió, cosa que la pilló por sorpresa. ¿Galeses?-. Los demás también están aquí.
-Y mi hermano monje también -añadió Stiorra, que recibió una palmada en la cabeza, señal para que marchase
Mildrith asintió, y apretó la jaula más contra su pecho. El pájaro aleteó, pero no salió volando en el pequeño espacio. Con un gesto, ya estaba camino al patio delantero donde varias figuras vestidas de negro y otras de rojo, que distinguió como sus guerreros, caminaban de un lado a otro. Al primero que distinguió fue al joven que trabajaba con un chico más pequeño y delgado, portador de un hacha afilada a su costado, con una cicatriz en la mejilla. Osferth y el que debía ser el hermano de Stiorra, en parte similar a ella por la forma de los ojos y de la nariz. Pero Stiorra se parecía más a su padre sin necesidad de un arma que el chico. Cuando la vio, hizo un gesto con la cabeza para mostrarle respeto, acompañado de un tierno sonrojo que sacó una risa en ella.
-¿La bruja viene con vosotros, guerrero?
Osferth se dio la vuelta. Su expresión se había suavizado, pero sus rasgos vuelto más adultos y curtidos en batalla. Seguía siendo alto y delgado, pero había ganado algo de masa.
-Dios nos hizo un favor con ella, señora -fue lo único que dijo, pero sonriendo y como una buena acción. Mildrith le devolvió la sonrisa, bajando los altos escalones con cuidado de no tropezar.
El siguiente al que vio fue al irlandés que se había reído de las respuestas que hubo lanzado a la bruja rubia cuando esta la atacaba con su lengua bífida. Le había caído bien, y en su momento la protegió con fiereza para que los daneses no se la llevaran. Guardaba buenos recuerdos con él, y parece que la vida le sonreía si continuaba vivo. El último estaba de espadas, concentrado atando a los caballos y en cerrar las puertas de la muralla. Los guerreros galeses ayudaban en la tarea, seguramente por instinto al ver que los guerreros mercianos lo hacían. El pájaro aleteó más fuerte, golpeando esta vez las barras de la jaula, y casi fue como sus sentimientos saliendo a flote solo con verlo. La había salvado hacía unos años, después de que ella le dijera que si llegaban a capturarla le cortase el cuello para proteger el honor de su padre. Y nunca había llegado a disculparse por dejarle esa carga a un hombre que no conocía...y que había cuidado de ella la noche de antes.
-Finan -saludó, y él le devolvió la sonrisa y un gesto con la cabeza a modo de saludo. No dijo nada, pues siguió trabajando en las cuerdas que rodeaban sus manos y las de los caballos. El metal en forma de cruz centelleó en su pecho. Su compañero fue más reacio en responder, pero aún así supo que la había escuchado por la tensión en sus hombros y el casi invisible movimiento de sus orejas-. También es un placer verte, Sihtric. ¡Aethelstan, sal! Ven a saludar.
Bajó la cabeza, rodeando el hogar principal y dirigiéndose hacia la mesa improvisada con un tronco donde dejaba que Aelfwynn tomase el sol unos minutos cada día, tarde y noche. Fue ahí donde dejó la jaula, con el pájaro de nuevo relajado -un pequeño traidor- y espero pacientemente a que cierto niño moreno asomara la cabeza del libro. Obedientemente, no tardó en aparecer arrastrando los pies por la entrada y siguiendo la voz. Cuando vio a los guerreros desconocidos para él, recorrió a sus brazos sin expresión alguna en el rostro. Mildrith lo rodeó.
-¿Otro galés al que la reina de Mercia acoge? -preguntó burlándose Finan, a lo lejos.
-Algo como eso -respondió, entrelazando los dedos con la pequeña mano del niño-. Se llama Aethelstan y vive con nosotras desde hace un tiempo. Le vendrá bien relacionarse con hombres en vez de tener las narices metidas en los libros siempre.
Aethelstan alzó la cabeza para mirarla, como si le hubiera ofendido ese comentario. No dijo nada, sin embargo, más que pestañear un par de veces y bufar por lo bajo. Mildrith le revolvió el pelo.
-¿No le valen los valientes hombres de Wealas, señora? Los he visto luchar y son fieros como cabrones.
-A veces las lenguas son un impedimento, Finan, y Aethelstan es muy pequeño para aprender todo lo que dicen, y más si suena como trabalenguas.
Solo se encogió de hombros, pero dejó claro con ello que estaba de acuerdo con la decisión. Tampoco le quedaba otra opción. Eso, o enfrentarse a los doce galeses bien entrenados él solo. Finan volvió a su trabajo, acercándose a Osferth y al hijo de Uthred. Mildrith le dio un golpecito en el hombro a Aethelstan, quien obedientemente se marchó corriendo de nuevo al interior del hogar, de nuevo arrastrando los pies.
Sihtric también miraba hacia ellos. Había cambiado mucho, y ahora llevaba el pelo echado hacia un lado, rizado y desordenado, exponiendo la mitad de la cabeza que no llevaba el tatuaje. Los rizos le caían por la otra mitad, cubriendo las sombras del tatuaje de su cuello. También estaba muy cambiado.
Fue la primera vez que Sihtric la había mirado.
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-Tengo un mensaje de tu tío, nos lo encontramos en la batalla -anunció Lady Aethelflaed. Eso la sorprendió, en parte. Porque los britanos de Wealas y los sajones del oeste nunca se relacionaban y menos -. El rey Hywel vela por tu seguridad y ha mandado que llegado el momento regreses a Wealas, pero cuando las tensiones con los daneses hagan seguros los caminos.
Mildrith asintió, pero tuvo ganas de burlarse. Los caminos nunca eran seguros, pero aún así se habían arriesgado. Y la guerra solo había hecho que Mercia se enfrentase a las invasiones que llegaban de la costa oeste, o tenía entendido algo así. Wealas era capaz de repeler los ataques por su cuenta, pero Mercia... Al menos Lady Aethelflaed estaba sana y salva, y había regresado de la guerra más viva que nunca para asegurar a su hija y a ella en su residencia. Mildrith solo podía estar agradecida.
-Rezaré para que se cumpla, dama.
No hubo respuesta, puesto que la reina merciana decidió que debía resolver otros asuntos en el interior del hogar. Mildrith observó a Aethelstan a lo lejos buscando un juguete que había escondido ahí aposta para entretenerlo. Sentada en los escalones, escuchaba de fondo las voces de los daneses discutiendo con la reina, acompañado del suave tono de Stiorra. El sol ese día pegaba fuerte, más que en los días nublados y lluviosos de atrás, y a los niños les vendría bien salir y relacionarse aunque fuera entre ellos. Los hombres del interior no estaban ahí para entretenerlos, sino para discutir lo que pasaría. Según parecía, era un asunto serio.
-¿Cuándo vas a soltarlo? -le preguntó a Aelfwynn, que sentada de rodillas en la tierra silbaba intentando imitar a su pajarito. Había llevado la jaula con ella a donde estaban y ahora intentaba comunicarse con el animal.
Una brisa sacudió su pelo rubio echándolo a sus espaldas. Lo mismo pasó con la melena pelirroja de ella, que se sacudió y metió en los ojos. Mildrith se lo apartó como pudo, recogiéndoselo detrás de las orejas. La niña se mordía el interior de la mejilla.
-¿Tengo que hacerlo?
-Habrá -razonó. Los ojos de Aelfwynn bailaron entre ella y el pajarito- si queremos que pueda volar.
Aelfwynn se lo pensó. Miró la jaula como si fuera una encrucijada, y luego regresó los ojos a ella y se quedó mirándola con sus grandes ojos claros llenos de curiosidad, miedo e inocencia. Le recordaron a lo joven que había sido cuando su madre decidió abandonar el castillo y residir en una residencia aparte habiendo cumplido sus deberes como tal, pero Aelfwynn tenía la suerte de estar en contacto y vivir con su madre.
-Pero ya vuela, ¿no?
A veces se preguntaba si una niña de tan temprana edad podía ser consciente de lo que pasaba a su alrededor. De que, al igual que ese pájaro, viviría encarcelada por su seguridad y sin poder moverse libremente. La veía mirar divertida a los guerreros, pero temía acercarse a ellos y preguntar si podían jugar con ella; lo sabía porque la cogía de la mano, la apretaba, y seguido iba a abrazarla. Una niña sensible que no había heredado la confianza de su madre. Le recordaba tanto a ella... Mildrith la abrazaba con fuerza y dejaba que durmiera con ella si alguna pesadilla la atormentaba, la cogía de la mano y protegía.
-¿No quieres jugar con Aethelstan?
-Es un chico -respondió con un tono indignado-. No me gustan los chicos.
-Es guapo -afirmó. Aunque fuese un niño. Seguramente fuese un muchacho guapo solo por quién era su padre. ¿Por qué lo sabía? Lady Aelswith no era sigilosa hablando.
Finan pasó entonces por delante de ellas mordiendo una manzana y abrochándose los pantalones. Al verlas, le hizo un guiño a la niña que consiguió hacerla reír. Osferth apareció más tarde gritándole a Aethelstan que buscase césped más adentro. Se preguntó dónde estaría Sihtric, pero conociendo su actitud distante estaría escondido en algún lugar observando y vigilando si los otros estaban tan relajados. Mildrith se miró las puntas de los pies.
-¿Te gustan los chicos? -dejó de atender al canto del pajarito y la miró a los ojos.
-Algunos, sí.
Se encogió de hombros.
-Son tontos.
-No conoces a ninguno de tu edad -señaló al niño, que se había adentrado entre la maleza obedientemente-. Cuando lo hagas cambiarás de opinión.
No parecía muy convencida.
-¿Los chicos de tu reino son todos pelirrojos como tú?
Mildrith se rió suavemente.
-No todos, pero sí algunos. Al norte, en Escocia, dicen que también lo son -recordó los comentarios de los monjes que llegaban del norte buscando alianzas con un reino vecino de Wessex-. También dicen que son unos cerdos porque no se lavan.
La niña arrugó el ceño, visiblemente asqueada de que hicieran algo como eso. Tampoco es que ellos fueran los más limpios, claro, pero sí tenían más higiene que en el frío norte. Los deditos de Aelfwynn cogieron uno de los mechones pelirrojos de su melena.
-Me gusta mucho tu pelo.
-Y a mí el tuyo -lo cual era cierto.
Aelfwynn miró de nuevo a la jaula, manteniendo un ligero silencio antes de volver a abrir la boca.
-A él también le gusta.
Tampoco dijo a qué se refería con ello.
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Lady Aethelflaed y Aldelmo marcharon galopando tan rápido como lo anunciaron. Noticias desde la capital de Mercia, decían, donde se amenazaba la sucesión del reino. La asistencia de la reina era obligatoria en esos asuntos. Desde ese momento, Aelfwynn sollozaba y se limpiaba las lágrimas con las mangas del pequeño vestido con flores bordadas. Ella intentaba consolarla como podía, pero apenas podía sola. Stiorra prefería encerrarse en el ala de arriba y juzgar a todo aquel que subiera a hablarle, incluso a los niños. Su hermano, que se llamaba igual que su padre, fue al único que dejó entrar.
Los demás estaban en la planta de abajo. Uthred había marchado con la reina y su consejero, pero antes había ordenado que sus guerreros protegieran la residencia merciana de Saltwic. Se habían llevado a los guerreros con ellos, por lo que tendrían que haberse quedado los doce guerreros galeses a su servicio. Pero estos se habían dividido en dos bandos: uno volvería a informar al rey Hywel de lo que sucedía y otro marcharía con Aethelflaed como refuerzo. Les había parecido mal puesto que solo eran fieles a una persona de entre todos ellos, pero al final habían marchado con todos ellos.
Aelfwynn silbaba con lástima a su pájaro, mirándolo con ojos llorosos y mirada ausente. Parecía un fantasma en vida. Alejarse de su madre en tan poco tiempo le suponía un gran impacto ahora que la había recuperado, pero así era la vida de una dama. Y más la de una princesa. Aethelstan se habría perdido por la residencia aprovechando que todos estaban ocupados. Cuando fue a buscarlo, descubrió que no estaba donde solía esconderse. Hasta que lo había visto practicando su escritura en pergamino al final de la sala donde Finan, Sihtric y Osferth descansaban -o hacían guardia-, la voz de Stiorra sonando de fondo a gritos.
-¿Me enseñas galés? -le había preguntado al corregirle el trazo de una "d" minúscula.
-No tienes por qué escribirlo -le respondió, un poco confundida por su repentino interés-. Y no es una lengua bonita que suela gustarle a los sajones. ¿Por qué quieres?
Solo se había encogido de hombros y mirando a la pluma.
-A mí me suena bien.
No sabía dónde había escuchado hablar más galés que a los guerreros, que normalmente se mantenía al margen de los niños. Porque ella no solía hablarlo estando a solas, solo pensaba en él. Lo habría visto escrito en las cartas intercambiadas con su padre, pero aún con esas era extraño que un niño mostrase interés por aprender una lengua como esa.
-Me gusta cuando lo cantas.
Miró a través de la ventana abierta, hacia donde la princesa silbaba entretenida con la pequeña ave. Mildrith se recogió entonces las faldas del vestido y salió de la estancia, caminando por los largos pasillos camino a su objetivo. Todavía escuchaba a Stiorra hablando en voz alta, y un cuchicheo que debía ser la de su hermano mayor. Sus pasaron resonaron por el eco del edificio.
-Osferth -llamó, entrando en la sala de descanso. Rápidamente lo vio, tumbado con un libro frente a la ventana y con una tímida sonrisa-, ¿puedes asegurarte de que Aelfwynn y Aethelstan sigan ocupados?
-Sí, señora.
Cabeceó una respuesta y caminó por la sala de descanso. La luz entraba clara por las altas ventanas, algunas cubiertas con cortinas de seda amarilla a juego con los muebles. Osferth ya estaba de pie cuando ella se fijó en el juego que Finan y Sihtric tenían entre manos. Finan movía tres vasos opacos de oro boca abajo, con tanta soltura que parecía haber nacido para aquello, el entretenimiento. Sihtric, tumbado y con los ojos fijos en ellos, bebía en silencio. Ninguno llevaba la ropa de cuero curtido, sino la ropa que iba por debajo de las armaduras de ese estilo, pero había una espada en el lado diestro de Finan que le hizo saltar las alarmas.
Estaban jugando a adivinar dónde estaba lo que fuera que tuvieran para esconder ahí abajo; su hermano le había enseñado a jugar, y siempre perdía porque su hermano hacía trampas para cabrearla. Cuando los separaron, ella siguió jugando por su cuenta con alguna de sus niñeras. Antes, de salir, se detuvo unos segundos en el umbral y miró por encima del hombro, hacia donde Finan sonreía por el malestar de Sihtric, sabiendo que iba a ganar.
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-Lo tiene en la boca -contestó. Ambos la miraron, pero lo que sucedió a continuación de eso no lo supo porque había entrado en la cocina.
La cocinera acababa de salir cuando ella entraba, cerrando las puertas tras de sí. No era un espacio muy iluminado, sino lo justo como para trabajar y no tener un accidente. Algunas velas estaban ya por la mitad en las zonas más oscura. Se dirigió a los armarios, consciente de que al otro lado de la cocina había movimiento y la risa de Finan atravesaba incluso la madera más dura. Mildrith abrió uno de ellos, cuyas provisiones se acumulaban en los estantes. Pero no estaba lo que buscaba. Así fue en los armarios siguientes, y en los posteriores.
Mildrith se dio la vuelta, y se encontró en la entrada a un Aethelstan algo desorientado, una mano sujetándose el hábito de pequeño monje, porque nunca había estado en esa parte del hogar y Sihtric. Este último llevaba un ramo de flores recién cogidas en una de las manos, puesto que la otra agarraba por instinto la empuñadura de una cuchilla a un costado. En otra ocasión, se habría sorprendido de encontrarse a solas con un hombre, más un pagano, pero con un niño la cosa cambiaba. Le daba en parte más seguridad, y más si se trataba del hombre que la había protegido esa noche en el monasterio y ahora estaba ahí para, sorprendentemente, lo mismo. Los ojos de Mildrith no se separaron de las flores ni un segundos.
-Son muy bonitas -dijo, con sinceridad y una sonrisa-. ¿Para quién son?
-Son para Lady Aelfwynn -dijo él, Sihtric, rápidamente, tendiendo las flores en su dirección. Ella las recogió, dándose cuenta del gran puñado que eran y que necesitaría dos jarrones-. El niño quería dárselas pero es muy cobarde.
Mildrith se sorprendió. Los ojos de Aethelstan estaban clavados en Sihtric, agarrado al final de su camisa roída. Supuso que ni siquiera los guerreros más poderosos tenían tiempo para cuidar su aspecto, ni el más hermoso a la vista.
-¿Aethelstan? Eso es muy generoso y de ser un caballero -respondió, y le hizo una señal para que se marchase.
Aethelstan obedeció y abandonó la cocina, ahora sí dejándolos a solas. Mildrith analizó las flores, claramente recién cogidas y del patio, las mismas que Aethelstan había golpeado con un palo para buscar el juguete como si no fueran nada. Y ahora se las estaba dado a Aelfwynn. Un gesto muy generoso por su parte y que tendría en cuenta.
-¿Te ha pedido que las cojas tú?
-Sí, señora.
-Eres muy amable. Se lo diré a la princesa -informó, a lo que él asintió sin hacer contacto visual, cabeceando una respuesta-. Seguramente lo habrá hecho para disculparse con ella por no querer jugar.
Se recogió las faldas rojas del vestido y se encaminó a la estantería más cercana en busca de dos jarrones, con suerte. Encontró uno, pero lo suficientemente grande como para almacenar todas esas flores. Mildrith lo hundió con una mano en el agua de un balde, y con la otra metió las flores con cuidado de no romperlas. Al acabar, sonrió. A Aelfwynn le daría una alegría ver unas flores tan bonitas decorando el comedor.
-Quería distraer a Aelfwynn con alguno de sus postres favoritos, pero me temo que la cocinera los ha guardado y no los encuentro -habló, entonces, a Sihtric. Él permanecía en la puerta con la cabeza alta y el cuerpo tenso, los brazos a sus espaldas como si esperase alguna orden-. Verlas le inundará el corazón de alegría. Tal vez la convenza de recoger alguna para que le haga una corona a Aethelstan.
Supuso que un hombre como él no entendería el significado de esos detalles, y más en el contexto de unos niños, pero ella se esforzó en explicárselo. Le contó que cuando era pequeña las monjas que la cuidaban le habían enseñado a hacer coronas de flores para intercambiarlas con otras niñas en las festividades de su tierra, de Wealas, siguiendo la tradición del reino. En ningún momento habló del cristianismo, pero sí del cristianismo celta y las celebraciones que todavía se llevaban a cabo en sus tierras.
Sihtric no había cambiado la expresión, y en cierto momento le recordó a la estoicidad de Aethelstan cuando se rodeaba de ellas y nunca abría la boca. En cierta parte, eso le molestó.
-Es muy bonito, señora.
Asintió. No supo qué más decirle, suponiendo que no eran dos personas conocidas y tenían ideas contrarias y discutibles. Lanzó una oración silenciosa por su seguridad y paciencia. Mildrith le sonrió con cierta tensión antes de darse la vuelta y tirar unos restos de comida a la basura al lado de la puerta trasera. La cocinera fuera estaba regañando a unos soldados mercianos que se reían de algo que la habría molestado. Volvió a mirar las flores, claramente arrancadas del patio, pero bien elegidas, y luego a Sihtric. Este permanecía en el umbral de la puerta en silencio, mirando al suelo.
Entonces a Mildrith se le ocurrió preguntarle por algo.
-¿Qué significan las pulseras?
Se refería a las pulseras que lo había visto llevar tanto el día que lo conoció hacía ya tiempo atrás como aquella mañana. Joyas que decoraban tanto antebrazos, dedos y muñecas, pero esta última apenas visible. Le habían llamado la atención porque no era el tipo de accesorios que un guerreros habría llevado para enfrentarse a otros peores, pero cuando vio que sus iguales, pero de bando contrario, también los llevaban supo que era un tipo de tradición entre los daneses. De oro o plata, materiales caros y ricos, bienes de lujo.
-Son recompensas -le respondió.
-¿Recompensas?
-Por mi trabajo con el señor Uthred -añadió, haciendo un amago de enseñarle una, para darse cuenta de que se había desprendido de ellas en el momento que se quitó la armadura. Su mano cayó de nuevo sobre la empuñadura-. Es una tradición entre los daneses, más o menos. Mi señor me los da como recompensa por una victoria, y con ellas a veces pagamos... -la sonrisa le desapareció del rostro tan pronto como se dio cuenta de lo que estaba diciendo, tan libremente frente a ella.
Mildrith iba a preguntarle a qué se refería con eso último cuando un grito hizo que pegase un bote en el sitio.
-¡Están aquí! ¡Vienen hacia aquí! -gritaron desde fuera. Sihtric y ella salieron de la cocina siguiendo los gritos de Stiorra, cuyas pisadas a medida que se acercaba se hacía más pesadas.
Finan ya estaba de pie, con una mano empuñando su espada aún sin desenvainar, y Osferth entraba en la sala cogiendo la mano de Aethelstan. ¿Y Aelfwynn? Sus ojos las buscaron, nerviosos, e incluso se atrevió a acercarse a la ventana, solo para descubrir que no había nadie al otro lado. El joven Uthred llegó corriendo con una niña rubia de la mano, y casi le dieron ganas de echarse a llorar. Mildrith inspiró.
-¿Quién viene?
-Unos hombres bajando la colina vienen hacia aquí. Vienen armados.
-¿Quiénes son?
-No lo sé -respondió la joven-, pero vienen rápido.
Mildrith sintió el corazón latirle con fuerza.
La sucesión. El rey herido. Todo encajaba. Venían a por Aelfwynn por ser la única hija del rey Aethelred y su reina. La decisión de los condes dependería de todo al final por la sucesión, la razón por la que Aethelflaed había marchado para discutirlo, pero siempre facilitaba las cosas tener a los hijos del rey cerca en caso de plantearse una alternativa. Porque era una niña. Una joven capaz de heredar el trono y que necesitaría una regencia... O a un hombre.
-Aelfwynn -la niña fue corriendo a sus brazos sin decirle nada más, claramente temblando y con el rostro pálido sin comprender qué sucedía a su alrededor.
Tenía la piel fría, pero la ropa caliente. Cuando vio el hacha de Sihtric, Mildrith se alejó con la princesa entre sus brazos con temor a que por accidente le hiciera acabase golpeando a la niña. Sihtric las miró a ambas, pero sobre todo a ella; Mildrith le devolvió la mirada. No supo qué significaba o si le estaba diciendo algo con la mente. Finan ya estaba desenvainando la espada cuando Stiorra se adelantó en el acto.
-¡Esperad! Tenemos un plan.
Mildrith intentó descifrar a qué se refería Stiorra, cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Había un plan, que ninguno de ellos conocía. Solo ella, y puede que por la sonrisa de Aethelstan él también tuviera algo que ver. Al final, él se movía por la residencia y conocía mejor que nadie dónde uno podía esconderse para no ser encontrado. El condenado niño que los salvaría a todos era el mismo que huía de la presencia de los demás. Aelfwynn tiró de la falda de su vestido llamando su atención.
-Toqué tu arco buscando mi escondite -le dijo, con ojos triste-, lo siento.
Mildrith le dio una palmadita, restándole importancia. Su atención se concentraba en los ojos astutos de la hija de Uthred, que explicaba el plan de forma comprensible y dictaminaba dónde cada uno debería estar para que funcionase correctamente. Finan se escondería en el hueco de una de las paredes, mientas que Osferth tenía la constitución perfecta para hacerlo en el arcón de la entrada, donde guardaban los juguetes y las mantas de los niños. Los niños, por otro lado, lo harían en el césped alto que crecía en el jardín aprovechando su tamaño. El joven Uthred los controlaría.
-Ella no -se refería a ella. Stiorra la detuvo cogiéndola del brazo-. Se te vería el pelo de lejos, por eso de tener el pelo rojo. Mejor en el dormitorio de arriba que hay más espacio.
-¿Y tú que harás?
-Alguien tiene que demostrar que Aelfwynn no está y que esto está vacío -respondió de forma astuta. Cada vez se demostraba más de quién era hija-. Si ven a la hija del rey de Wealas y que es mentira, intentarán también llevársela. Si no tienen órdenes de antes...
Así que así lo hicieron. Sihtric la cogió de la mano y ayudó a subir corriendo las escaleras por la dificultad de movimiento que había con vestido. Los demás se quedaron en la planta de abajo, y se escuchaba lo que estaban haciendo. Stiorra estaba diciéndole algo a Aethelstan que no atendió puesto que la madera crujía debajo de ellos. Una vez en la planta de arriba, la cama de Aelfwynn cubierta con pieles era el único mueble amplio.
-Aquí -señaló al armario empotrado en la pared, de madera y también decorado con los símbolos de Mercia-. ¿Dónde te esconderás?
Él no dijo nada, como era costumbre ya. Un hombre que vivía en su mundo y que iba por solitario como los lobos. Había dejado el hacha en el patio clavada a la mesa de madera, como algo casual, pero había cogido un cuchillo de su arsenal privado de armas.
Mildrith abrió las puertas del armario, por su parte, al mismo tiempo que él se agachaba frente a la cama y arrastraba. Sihtric desapareció debajo del mueble sin mediar palabra alguna, arrastrándose hasta que la madera crujió. ¿Qué estaba haciendo ahí abajo? Supuso que seguir el plan de esconderse como todos. A Mildrith se le calentaron las mejillas de rabia contenida, pero continuó con el plan de Stiorra porque una cosa no, pero estaba realmente bien planteado. Como si lo hubiese planeado por sí sola... Mildrith cerró las puertas del armario, y dejó que los ruidos metálicos inundaran sus oídos como si estuviera en el campo de batalla a su propia manera.
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El interior del armario era sofocante, la oscuridad apenas rota por las rendijas por las que se colaba la luz del exterior. Mildrith contenía la respiración, sus oídos atentos y despiertos a cualquier sonido que llegase de fuera. Sabía que su vida dependería del plan de Stiorra, pero jamás en su vida como princesa se habría imaginado escondida de aquella manera. Le tocaba ahora confiar en ella lo había calculado todo al milímetro, por mucho cambio que supusiera.
Los pasos resonaban entonces en el pasillo. Eran pesados y firmes, el tipo de pasos que no dejaban espacio para la duda a que buscaban algo. Solo una persona, con suerte. Cerró los ojos, tratando de calmar el frenético latido de su corazón. Las botas se detuvieron justo frente a las puertas del armario; la cota de malla deslumbraba amenazadoramente. El silencio siguió siendo ensordecedor, temiendo que la hubieran descubierto. Mildrith se mordió el labio inferior. Por un momento, el tiempo pareció detenerse.
Hasta que los pasos se alejaron, escuchándose el crujido de la madera por su peso y la señal de que estaba bajando las escaleras. Mildrith abrió entonces los ojos. La voz grave hablaba, seguida de otras y una que distinguió como la de Stiorra. Aprovechó el momento... Con un movimiento lento y cuidadoso, empujó ligeramente la puerta del armario. Esta se abrió con un leve chirrido que le heló la sangre. Pero no hubo reacción. Se deslizó fuera, sus pies cubiertos por las botas de cuero elegante apenas hicieron ruido sobre el suelo. Se movió, entonces, hacia el exterior, vacío. Mildrith salió dejando la puerta abierta, teniendo cuidado de por dónde pisaba.
Sihtric también decidió que era el momento de salir de su escondite. Al menos no había destrozado la habitación para averiguar dónde estaba la niña. La madera sonó bajo sus pies suavemente. Escuchó debajo de donde estaban los movimientos de los hombres a los que Stiorra entretenía. Sihtric se arrastró saliendo de su escondite, un pequeño cuchillo en boca y el colgante de siempre bailándole en el pecho. Mildrith se alejó de la barandilla todo lo que pudo, arrastrando los pies. A sus espaldas, escuchaba el sonido de la ropa de la otra persona para limpiarse el polvo.
Los ojos de Sihtric se lanzaron directamente hacia ella, inmóvil ahí donde el suelo crujió como una escena de terror. Ambos guardaron silencio, mirándose el uno al otro. Los ojos de Sihtric bailaron entre ella y el sitio donde había pisado. Hubo un silencio estremecedor que le congeló la sangre de tal forma que dejó de sentir a su alrededor.
-¡No, no subáis! ¡Se habrá colado un gato callejero!
Aunque el intento de Stiorra era bueno de corazón, no habría convencido ni al hombre más tonto del mundo. Sihtric y ella intercambiaron una mirada cómplice. Sin pensarlo dos veces, marcharon corriendo sin importarles el ruido -aunque fue poco el que hicieron, cosa que los alivió- hacia el mismo espacio donde ella se había ocultado antes y, con un tirón firme, Sihtric los metió a ambos cerrando la puerta tras de sí.
Dentro del armario, el espacio era aún más reducido con los dos compartiéndolo. Se apretó contra la pared, su respiración entrecortada y sudando miedo. Sihtric, pegado a ella, intentaba controlar la suya propia. Estaban cara a cara, con una marca diferencia de altura que a la distancia que solían dejar entre ambos apenas se notaba. Pero era enorme comparado con ella. Sihtric tenía que levantar un brazo y agarrarse a la barra del armario para dejarle espacio en el que colocarse.
-¿Gato?
El hombre estaba ahí. Los pasos se dirigieron hacia la habitación de donde habían salido. Mildrith contuvo la respiración, sintiendo el calor del cuerpo de Sihtric a su lado, su proximidad haciendo que el momento fuera aún más intenso. Y peor. Esa cercanía podría condenarlos a ambos si se descubría por la persona inadecuada. El hombre rebuscaba en la habitación, maldiciendo entre dientes. Ahora estaba enfadado, y nervioso. Buscaría en todos lados hasta darle caza a lo que había pasado por alto.
Un crujido resonó cerca de ellos, y Mildrith sintió el pánico crecer en su interior. Las sombras se movieron frente al armario y, por un momento, pareció que todo se detendría ahí. Mildrith cerró los ojos, rogando que no los descubriera. Estaba pegada a Sihtric, lo sentía, y a su calor. También sentía su respiración entrecortada resonando en la oscuridad, si bien él intentaba controlarla haciendo ejercicios. Mildrith podía sentir el calor del cuerpo de Sihtric junto al suyo, su proximidad, provocando una mezcla de nerviosismo y una creciente corriente eléctrica entre ambos. Podía olerlo, y no se parecía en nada a lo que hubiera imaginado; sudor, un aroma varonil que le ponía los pelos de punta, mezclado con algunos elementos más como el metal y lo que temía que fuera sangre.
-Gato...Gatito... -se estaba burlando sabiendo que llevaba ventaja en ese juego. Sihtric se movió, y la madera crujió, y de repente los pasos del hombre se detuvieron. Mildrith se agarró a su brazo alzado, estirando la espalda en aquel minúsculo espacio.
Sihtric se inclinó ligeramente, intentando imitarla, solo para que la madera volviera a crujir. Lo vio cerrar los ojos con fuerza, tensar la mandíbula de forma que demostraba la incomodidad de estar ahí dentro y en esa situación. El armario, tan estrecho y opresivo, ahora se sentía como su propio universo. Un nuevo espacio. Mildrith se alejó de la puerta lo máximo que pudo, no fuera a llamar la atención sin quererlo. Para ello, tuvo que inclinarse un poco más sobre el cuerpo del hombre con el que compartía ese lugar. Su visión fue a parar sobre el amuleto que siempre colgaba de su cuello, a juego con el de su señor, y no pudo evitar contemplarlo desde cerca. Había sustituido el de madera por uno metálico oscurecido por la vida fuera de casa.
-No te muevas -susurró, lo suficientemente bajo como para que solo él la escuchara.
El sonido de los pasos continuó, la madera sonando de forma que el vellos de Mildrith se erizaba a cuanto más cerca se encontraba. Mildrith y Sihtric contuvieron la respiración como pudieron cuando la malla volvió a aparecer frente al armario. El silencio cayó sobre ellos, cargado de tensión. Mildrith inspiró como pudo, intentando calmarse y pensar con claridad. Pensó en Aelfwynn y en Aethelstan, ahí fuera ocultos con el joven Uthred, desprotegidos. Y en donde se hubieran escondido Finan y Osferth.
¿Y si los pillaban a los dos? Matarían a Sihtric. Pensarían que estaba ahí para secuestrarlas por su apariencia de danés o que obstaculizaba la tarea ordenada desde la capital, seguramente por los condes hasta el momento al cargo de la sucesión de Mercia. Y luego se la llevarían a ella por los pelos si descubrían quién era, lo cual era bastante sencillo solo con mirarla. Las lágrimas amenazaron con salir de sus ojos. Inspiró y exhaló, una y otra vez. El aire le oprimía. ¿Era así como se sentía el pájaro de Aelfwynn, sofocado por no encontrar la salida?
-Respira. No contengas el aire -el aire cálido de su aliento la golpeaba en las mejillas al hablar, pero también al intentar respirar. Mildrith sintió un tirón en el estómago, una especie de advertencia a que... No lo sabía. Pero no podía alejarse de él. De su calidez asfixiante.
-No puedo -balbuceó.
-Tienes qué hacerlo.
Pero Mildrith sacudió la cabeza. El pelo comenzaba a molestarle, así que se lo apartó del cuello echándoselo a un lado. Empezaba a sentirse mareada.
Más pasos. El sudor corría por su espalda, empapándola y enfriándole la piel como bien podía. Sihtric se removió, esta vez la madera no crujió. Ni cuando consiguió con la mano libre apartarle el pelo por completo de la cara. No supo si la estaba viendo, pues ella era incapaz de ver su rostro, pero sí imaginárselo. Se preguntó si él era capaz de eso. Otra vez los pasos. Más. La respiración de Mildrith se aceleró cuando sintió sus dedos recorrerle la piel de la nuca, la expuesta por el pelo. Mildrith se estremeció, pero no apartó. Sus ojos bailaron acostumbrados a la penumbra.
-Lo siento. Por haber pedido que me mataras en el convento. Lo siento, lo siento mucho...
-Eso es pasado -su voz sonó dura pese
-Pero importante para mí.
Apretó los labios. Con fuerza. Tanta que sintió las venas romperse contra sus labios y el sabor de la sangre en su lengua.
-¿Milli? -sonó una vocecita. Una luz en el camino. Un hueco por el que fuese capaz de arrastrarse y salir de ese espacio. Sihtric y ella respiraron finalmente.
La puerta se abrió, golpeada por ella. Primero sacó las piernas, y después el resto del cuerpo empapado en sudores fríos. Tosió, pero por el repentino aire frío de la habitación. Aethelstan esperaba fuera con los brazos a los costado y una postura relajada. Sonreía, pero no ampliamente como había visto antes. Era visible que estaba emocionado, pero se contenía de acuerdo a sus enseñanzas en el monasterio. Hubo movimiento a sus espaldas, mientras ella recuperaba el aliento.
Aethelstan salió corriendo escaleras abajo al escuchar a Stiorra llamarlo para que recogiera sus cosas. Hubo silencio entre los dos, solo roto por la voz relajada de Uthred, padre, en la planta de abajo, Debía de acabar de llegar evitando a los soldados mercianos. Una presión sobre el hombro la sorprendió.
Mildrith se alejó.
-Se han ido -anunció, y huyó como una cobarde de la escena.
Uthred ordenó que recogieran todo lo comestible y posible para abandonar la residencia. Cuando bajaron -de distintas formas: Sihtric saltando la barandilla y ella las escaleras-, ya todos estaban recogiendo y moviéndose. Al poco tiempo, habían cargado a los niños a un carro guiado por Osferth al frente y lo necesario en su interior. Uthred y Finan se posicionaron al frente, mientras que tras el carro iban los hijos de Uthred y ella atendiendo y vigilando que los niños estuvieran a salvo, con Sihtric cerrando la fila. No habían hablado más. ¿Para qué hacerlo?
Aelwynn había sacado el arco de madera del arcón de su dormitorio y puesto a su lado, abrazándolo con fuerza. No había dicho nada respecto a ello, y menos cuando Finan le había dado una mirada extraña.
Antes de marchar, Mildrith de Wealas, única hija del actual rey de Wealas, se permitió el lujo de darle un último vistazo al que había sido su residencia en los últimos años. Los altos muros de piedra, con un tejado tan bien trabajado que recordaba a las construcciones fronterizas que separaban Wealas de Mercia. El jardín donde Aelfwynn había liberado al pajarito llorando, y volado hacia su libertad, el mismo lugar donde habían jugado, hecho muñecos de nieve con ayuda de los soldados que se rendían a los pucheros de la princesa y comido con el buen tiempo. Huían de una guerra que envolvía a una extranjera con título de reina consorte, a su hija con sangre merciana con derecho propio al trono y a todo aquel que codiciaba el trono de un reino en guerra con los daneses. Y ella solo podía sentir lástima por lo que pasaría con ellos si eran capturados.
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