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#Mariología
mickwynn · 24 days
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El sacerdote Román Sol Rodríguez, profesor de Mariología y Teología Espiritual en la Universidad de Navarra, cerró el XII Curso de Verano de la ACdP (Asociación Católica de Propagandistas), celebrado en Covadonga los días 17 y 18 de julio de 2024, con una conferencia sobre María, nuestra Madre: la mediación materna.
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secretummeummihi · 4 months
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Antonio Escudero Cabello: En muchas universidades y seminarios no se estudia Mariología En esta entrevista de Alfa & Omega, May-25-2024, presentan al Prof. Antonio Escudero Cabello con varios títulos, sin embargo nosotros subrayamos que es miembro del comité directivo central del Observatorio Internacional de Apariciones Marianas y Fenómenos Místicos, hablando, no era para menos, sobre las http://dlvr.it/T7PRFg
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faromerop · 9 months
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Mariología en 4K con Padre Carlos Alberto Rosell de Almeida
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maria--patricia · 1 year
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Virginidad perpetua e Intercesión [Curso de Mariología - 08]
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utopense · 1 year
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Nuevo Observatorio Vaticano de Apariciones Marianas - Con un criterio erróneo, "Dios no castiga"
Mariología Apariciones Marianas aprobadas por la Iglesia Es importante conocer cuáles son las Apariciones Marianas que están aprobadas por la Iglesia, cuáles se encuentran en investigación y cuáles han sido rechazadas por la Iglesia, a fin de evitar estar difundiendo información errada entre católicos. Fuente: http://www.corazones.org Orden cronológico de algunas apariciones públicas…
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amicidomenicani · 1 year
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Pregunta Querido Padre Angelo buenos dias, Soy un sacerdote, estuve discutiendo sobre una cuestión de Mariología, disciplina en la cual no estoy muy instruido. Surge la siguiente cuestión: Se puede definir a María como Santísima, visto que el término Santísimo está reservado al Santísimo Sacramento y a la Santísima Trinidad? Si bien es cierto que las oraciones y los documentos del magisterio la definen como tal, no le parece que sería sobrevalorar a una criatura humilde y sumisa como la Beatísima Virgen? Gracias.  P. Tiziano.  Respuesta del Sacerdote Querido Padre Tiziano  1. Es verdad que Maria es venerada con el título de Santísima y es el mismo título que se le da a Dios. Sin embargo existe una diferencia fundamental: Dios es Santísimo por naturaleza, Maria en cambio es santísima por gracia. Además la santidad de Dios no es creada y es infinita, mientras que la de Maria es creada y por cuanto pueda ser excelentísima no iguala nunca la de Dios.  2. No debemos asombrarnos de este título porque a nosotros también se nos ha dado un título que es propio de la segunda persona de la santísima trinidad y es propio de Cristo: el hijo de Dios. Pero mientras Cristo es hijo de Dios por naturaleza nosotros somos hijos de Dios por gracia, por adopción.  3. Santo Tomas hablando de la santidad y de la dignidad de Maria dice: “la bienaventurada Virgen por ser Madre de Dios, tiene una cierta dignidad infinita que le proviene del bien infinito que es Dios. Y en este sentido, nada se puede hacer mejor, pues nada puede ser mejor que Dios (Somma teologica, I, 25, 5, ad 4). Como ves no dice infinita sino “cierta dignidad infinita”. 4. Se usa el mismo lenguaje en Speculum B.V.M. considerado por mucho tiempo de S. Buenaventura: “Ser madre de Dios es una gracia tal que Dios no puede hacer una más grande. Él podría hacer un mundo y un cielo más grande; hacer una madre más grande que la madre de Dios es imposible incluso para Él”  (Speculum B.V.M., lib. X). 5. Santo Tomás especifica que a la Virgen Maria no se le da un culto de latría que es exclusivo a Dios, pero al mismo tiempo se le da un culto superior al de todos los Santos.  “Al ser la latría debida exclusivamente a Dios, no se debe a la criatura. A ésta la veneramos en cuanto criatura por sí misma. Aunque las criaturas insensibles no sean capaces de veneración por sí mismas, sí lo es en cuanto tal la criatura racional. Y por eso no se debe culto de latría a ninguna pura criatura racional. En consecuencia, por ser la Santísima Virgen una pura criatura racional, no le es debida la adoración de latría, sino sólo la veneración de dulía; de forma más eminente, sin embargo, que a las demás criaturas, porque ella es la Madre de Dios. Y por eso se dice que se le debe no cualquier dulía, sino la hiperdulía (Somma teologica, III, 25, 5). 6. Poco después agrega: “A la madre del rey no se le debe el mismo honor que al propio rey. Le espera sin embargo un honor similar dada su excelencia” (Ib., ad 1). Y cita a San Agustin cuando dice: Es justo que el trono de Dios, el tálamo del Señor del cielo, la casa y el tabernáculo de Cristo, es digno de estar donde está (Tratado sobre la Asunción).  Ahora la Virgen es el trono de Dios, el tálamo del Señor del cielo, el tabernáculo de Cristo, es justo que se le de un honor similar.  7. El culto a María se da en una línea que es superior a la de los Santos. El Concilio Vaticano II subraya la diferencia de gracia entre la Virgen María y los demás Santos: “María está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo, extraordinaria aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y terrenas.” (Lumen gentium 53). Te agradezco por haberme dado la oportunidad de hablar de la Virgen María y de su incomparable santidad.  Te recuerdo al Señor y te deseo un Ministerio fecundo.  Padre Angelo
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cmatain · 3 years
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Los autos marianos de Calderón de la Barca (3)
Los autos marianos de Calderón de la Barca (3)
Eugenio González escribió un artículo dedicado a «Los autos marianos de Calderón»[1]. Considera que, entre los autos del «príncipe de nuestra dramaturgia religiosa», solo cinco responden a tal categoría: La Hidalga del valle, A María el corazón, La primer Flor del Carmelo, Quién hallará mujer fuerte y Las espigas de Ruth. Comparando con el grupo del padre Aicardo, vemos que excluye Primero y…
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dbadwolfmind · 3 years
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San Bernardo doctor de la Iglesia fue un gran mariólogo. Patrono de Tlamimilolpan, #Tepetlaoxtoc 
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gojorgeworld · 5 years
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LA VIRGEN
“CORREDENTORA”
Es sabido que la Virgen María, junto a la Cruz, no sólo ha participado en forma eminente en el misterio redentor – corredención – sino que ha compartido, místicamente, la misma muerte de su Hijo. Así reza una oración litúrgica dirigida a la Virgen Madre: “Dichosa tú que, sin morir, mereciste la corona del martirio junto a la Cruz de tu Hijo" .En el misterio de la asunción, la Virgen María se convierte en el "icono escatológico de la iglesia peregrina", es decir: Al ser entronizada en cuerpo y alma en la gloria, todos nosotros estamos incluidos en este triunfo anticipado. Ella es actualmente todo lo que la Iglesia peregrina aspira a ser en un futuro. Es verdad que nuestra pascua o paso a la vida eterna tiene dos etapas: la muerte física y la resurrección al fin de los tiempos. Sin embargo, lo esencial es nuestra entrada en la gloria después de nuestra muerte. En efecto, en este mundo el alma necesita de las imágenes sensibles aportadas por el cuerpo para entender y gozar, pero en el cielo no conoceremos por imágenes sino que Dios mismo será a la vez la imagen, el objeto de la visión y el gozo beatíficos. Por lo tanto, la resurrección de los cuerpos al fin de los tiempos no aportará un cambio o progreso esencial a nuestra gloria sino sólo accidental. El alma que goza de la visión beatífica tiene ya una gloria perfecta y completa, ya que la raíz misma de la sensibilidad permanece en ella. Veamos, nuestra propia muerte como una participación viva, actual y fecunda en el misterio pascual de Cristo. Al detenernos, en el misterio que inmediatamente precedió a su Asunción, su pascua personal, decimos que con ocasión de la definición dogmática de la Asunción en cuerpo y alma al cielo de nuestra Madre (1º de noviembre de 1950) se multiplicó el interés de los fieles y de los teólogos por el modo puntual y concreto en que tuvo lugar esta Asunción. En otras palabras: la Virgen María fue asunta al cielo en forma directa e inmediata, sin pasar por la muerte física; o por el contrario, murió como cualquier otro cristiano y luego resucitó y fue asunta al cielo. La cuestión de la muerte (o inmortalidad) de la Virgen no es un tema menor: morir o no morir, ésa es la cuestión. Lo primero que nos interesa saber en este punto es qué dice la Iglesia. El tema fue especialmente estudiado por el Siervo de Dios Pío XII y sus asesores en la preparación de la definición dogmática de la Asunción de María. El resultado de estos estudios es curioso: a pesar de que hay una fuerte tradición sobre la muerte de la Virgen, el Papa de la Asunción decidió dejar este tema al margen de la definición dogmática. Así se expresa en la Bula Munificentissimus Deus: "… La Santísima Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta al cielo en cuerpo y alma…".Es bien sabido que el sabio Papa quiso expresamente dejar la cuestión de la muerte de la Virgen en el mismo estado en que se encontraba el día de la definición dogmática de la Asunción. Nadie, hoy por hoy, puede afirmar tajantemente en nombre de la Iglesia que la Virgen murió (o no murió).En cuanto al Concilio Vaticano II, son muy pocos los que han hecho notar que también ha querido dejar al margen el problema del fin de la vida terrena de la Virgen. Sabemos que había dos fuertes corrientes en este Concilio: la corriente llamada "cristotípica" y la "eclesiotípica". Los primeros querían que el tema de la Virgen María ocupara un documento aparte, y los segundos que se incluyera en la Constitución sobre la Iglesia. Entre los primeros, los de la corriente "cristotípica", sobresalía un grupo importante de teólogos españoles que no sólo presentaron un proyecto de Constitución mariana independiente, sino que incluían la muerte de la Virgen expresamente "en semejanza a la muerte de Cristo”. Los Padres conciliares, después de arduas y difíciles sesiones, optaron por un camino intermedio entre las dos corrientes: no habría una Constitución Mariana independiente, pero el tema de la Virgen ocuparía todo un capítulo aparte en la Constitución sobre la Iglesia (Lumen Gentium, cap. 8).He aquí una concesión a los "eclesiotípicos". Pero el gran Papa Pablo VI en discurso memorable del 21 de noviembre de 1964, con ocasión de la promulgación de la Constitución Lumen Gentium, proclamaba solemnemente a la Virgen María como "Madre de la Iglesia", título cuidadosamente evitado por los eclesiotípicos, que consideraban a la Virgen como un miembro más de la Iglesia, de ningún modo su Madre. Así se expresaba el llorado Papa: “Para gloria de la Santísima Virgen y para consuelo nuestro, proclamamos a María Santísima Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo cristiano, tanto de los fieles como de los pastores, que la llaman Madre amantísima; y decretamos que, desde ahora en adelante, con este nombre suavísimo, todo el pueblo cristiano honre todavía más a la Madre de Dios y le dirija sus oraciones”. Hoy nos parece absolutamente normal honrar a la Virgen como Madre de la Iglesia, pero esta "definición" del Papa del Concilio costó sangre, sudor y lágrimas, tanto al Papa como a los Padres conciliares. Ha sido una ocasión más en la cual el gran Papa nos dejó un ejemplo no sólo de cómo amar y servir a la Iglesia sino también de cómo sufrir por ella. En cuanto a la muerte de la Virgen, tampoco la tocó esta vez el Concilio. Dejó todo en el lugar que estaba en el momento de la Definición dogmática de la Asunción. Sin duda: el tema es importante, tanto para la Virgen como para sus amantes, pero el hecho es que no nos ha sido revelado el modo de la Asunción. Es verdad que la tradición sobre la muerte de la Virgen es muy antigua, pero cuando el estudioso del tema se sumerge en los códices originales se encuentra con una sorpresa: ningún documento oficial de la Iglesia primitiva habla del fin de la vida terrena de la Virgen. Ni los Evangelios ni los primeros Padres nos dejaron un testimonio directo y creíble sobre la muerte de la Virgen. Es más, un Santo Padre de la Iglesia primitiva, San Epifanio de Salamina, se ocupó expresamente del tema, y llegó a la siguiente conclusión: "Si murió o no murió, no lo sabemos, no nos ha sido legado". Este testimonio de Epifanio es particularmente valioso, porque es uno de los mejores conocedores de la tradición jerosolimitana, incluso llegó a ser Obispo de esta ciudad. Hoy, siglos después, la doctrina es la misma. Desde el siglo II se venera una "tumba de la Virgen" en Jerusalén (hoy custodiada por los musulmanes), pero el origen de esta tradición es enteramente apócrifo, sin ninguna autoridad eclesiástica. Por otra parte, se venera otra tumba de la Virgen en Éfeso, fruto de revelaciones privadas, sin fundamento documental alguno. Son muchos los santos predicadores que han hablado de la muerte de la Virgen, pero con la intención de ponerla como ejemplo de muerte cristiana, no porque se hayan detenido a examinar el tema. Entre ellos son dignos de mención grandes santos marianos como San Bernardo, san Alfonso María de Ligorio, San Luis María Grignon de Montfort, San Francisco de Sales, entre otros. El argumento de la Tradición no es, pues, concluyente en ningún sentido. No debe extrañarnos que una cuestión tan importante para nosotros no nos haya sido revelada. Tampoco se nos ha revelado si son muchos o pocos los que se salvan: El Evangelio da margen para varias sentencias opuestas entre sí. Ni siquiera se nos han revelado aspectos muy importantes de la vida de Jesús, que a todos nos interesaría saber. Una razón que los "mortalistas" suelen esgrimir en apoyo de la muerte de la Virgen, es la conformidad y semejanza con la muerte de Cristo. Dije antes que existe una perfecta y completa conformidad entre la muerte física de Cristo, como Redentor, y la muerte mística de la Virgen (junto a la Cruz), como socia del Redentor o corredentora. Es la espada de dolor que predijo el anciano Simeón. Urgir este paralelismo hasta los detalles físicos es un paralogismo no justificado. En efecto, todos los mortalistas afirman sin vacilar que la presunta muerte física de la Virgen fue en un acto de amor, no una muerte afrentosa, dolorosa, martirial. Como dice la oración litúrgica que citamos, la Virgen se asemejó a su Hijo junto a la cruz, con-muriendo místicamente con Él y corredimiéndonos "junto a Él y bajo Él" (la expresión es de Pablo VI).Por otra parte, precisamente desde el punto de vista físico, la muerte de Cristo no puede compararse con la (presunta) de la Virgen. Aunque el alma es espiritual y, por lo tanto, inmortal, su unión sustancial al cuerpo es real y vital: sin el alma, nuestra carne pierde su individualidad y ya no es un cuerpo sino un cadáver (Caro Data Vermibus: alimento de los gusanos).El alma no pierde su individualidad porque, como dijimos más arriba, la raíz de la sensibilidad permanece en ella. La capacidad de conocer y amar no sólo permanece intacta sino que se potencia y transfigura al ser actuada por la luz de la gloria (lumen Gloriae) y no estar condicionada por las limitaciones de la carne. En cuanto a Cristo muerto, debe hablarse propiamente de "cuerpo" de Cristo, no de cadáver, porque sigue perfecta y completamente individuado por la Divinidad, ya que la Unión Hipostática es inalterable, tanto con el Cuerpo como con el Alma de Cristo. Santo Tomás dice que tanto el Cuerpo muerto de Cristo como su Alma en estado de separación son igualmente adorables, precisamente por estar unidos a la divinidad. Los mortalistas afirman  que el "cuerpo" de la Virgen permaneció incorrupto antes de su Asunción. Pero he aquí que el cadáver no es precisamente un cuerpo sino un conglomerado informe de elementos físico- químicos. En este sentido, la muerte en sí misma es una corrupción, aunque no haya putrefacción. Pasemos ahora revista a los argumentos de los "inmortalistas", es decir, de aquellos que sostienen que la Virgen fue asunta al cielo en forma directa e inmediata, sin pasar por la muerte. Vamos a seguir en este punto a un gran maestro de la mariología contemporánea: el P. Gabriel María Roschini, O.S.M., fundador y primer presidente de la Pontificia Academia Mariana Internacional, y primer consultor del Papa Pío XII en la preparación de la proclamación del dogma de la Asunción. Tenemos todos los marianos, una gran deuda de gratitud con este Padre de la mariología moderna, muerto santamente el 8 de septiembre de 1977, fiesta del cumpleaños de la Virgen. Contrariamente a los mortalistas, lo primero que afirman los inmortalistas es que la doctrina sobre la muerte (o no muerte) de la Virgen es un tema de libre discusión en la Iglesia y, por lo tanto, cualquier cristiano fiel puede optar por una u otra posición sin que su fidelidad a la Iglesia se vea afectada. De este modo se tranquiliza la conciencia de unos y otros. Ya vimos que un grupo de mortalistas españoles intentó "colar" el tema de la muerte de la Virgen en el Concilio. Sin duda que el mismo Papa podría manifestar su opinión personal, pero sin presionar a los fieles en ningún sentido. Es necesario reconocer que la tradición mortalista no tiene ningún fundamento documental. Es más, muchos mortalistas antiguos – Santo Tomás incluido – fundamentaban la muerte de la Virgen en el pecado original, que realmente es la causa fontal de la muerte física. Pero después de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción por San Pío IX (Bula Ineffabilis Deus, 1854) este argumento perdió toda su fuerza. Es verdad que Cristo, sin tener pecado original, sufrió y murió, pero no fue una muerte consecuencia del pecado sino en orden a nuestra Redención. Ya vimos que la Virgen también murió (místicamente) junto a la Cruz en orden a nuestra corredención. Ahora bien, consumada la Redención en la cruz (y la corredención al pie de la cruz), la muerte de la Virgen, sin pecado original, carece de causa eficiente y suficiente. En efecto, la Virgen al pie de la Cruz llegó a la última consumación de su misión en la tierra. Todo lo ocurrido después es consecuencia de esto, sobre todo la madrugada de Pentecostés. La Iglesia nació del costado de Cristo muerto en la Cruz. Pentecostés fue la manifestación gloriosa de este nacimiento. La vida de la Virgen después del Calvario es uno de los misterios más profundos y sublimes que a todos sus amantes nos gustaría conocer. Cumplida su misión de corredimirnos junto y bajo su Hijo, exenta del pecado original y colmada de gracia desde su Concepción, su vida oculta junto a San Juan debe haber sido una adoración, acción de gracias e intercesión incesantes por toda la Iglesia naciente. Es verdad que no tenemos datos concretos sobre el fin de su vida terrena, inmediatamente antes de su Asunción, pero lo espontáneo, natural y necesario desde el punto de vista teológico es su pascua (paso) directo a la gloria. Son los mortalistas los que deben aducir razones para justificar la presunta muerte de la Virgen, ya que al carecer de pecado original no tendría ninguna causa natural o racional. Podemos, pues, pensar sana, lúcida y piadosamente que la Virgen "consumado el curso de su vida terrena, fue asunta al cielo en cuerpo y alma" sin pasar por la muerte. Claro, sin herir ni descalificar a los muchos que piensan de otra manera. San Agustín decía así: "En lo cierto: unanimidad; en lo dudoso: libertad; en todo: caridad”. Termino recordando la antigua máxima: "Nuestros muertos gozan de buena salud", incluso los que deben pasar un tiempo en el Purgatorio purificándose, ya están salvados y pueden beneficiarse con el consuelo de nuestras oraciones y sacrificios. Como quería san Pío X, asumamos desde ahora nuestra propia muerte, ofreciéndola libre y espontáneamente por la vida del Cuerpo Místico. Ahora que estamos lúcidos hagamos un acto de generoso desprendimiento y aceptemos no sólo nuestra propia muerte, sino también todos los detalles y circunstancias físicas, psíquicas y espirituales que la acompañen. Vivamos intensa y apasionadamente nuestra vida terrena, pero en función de la vida eterna que esperamos y nos espera. Encomendemos nuestros muertos a la misericordia divina, para que ellos nos encomienden a nosotros una vez glorificados. Por último los dejo con el Apóstol: "Hermanos" Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino mejor. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener yo el don de predicción y conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa jamás. ¿El don de predicar?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque inmaduro es nuestro saber e inmaduro nuestro predicar; pero cuando venga la madurez, lo inmaduro se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice hombre, acabé con las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo de adivinar; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora inmaduro, entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.
DR. JORGE BERNABÉ LOBO ARAGÓN
#Tucuman #Argentina
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Hágase en mí según tu Palabra.
Lecturas del día (25-mar-2020): Is 7, 10-14; 8, 10 / Sal 40[39], 7-8a, 8b-9.10.11 (R. 8a 9a) / Hb 10, 4-10 / Lc 1, 26-38.
Algunas veces tengo la tentación de repostear artículos cuando la liturgia del día nos propone textos sobre los cuales ya había escrito, pero inmediatamente una voz desde lo más profundo de mi corazón me dice: <La Palabra de Dios siempre tiene cosas nuevas que decirte>; inmediatamente le pido perdón a Papito Dios por querer salir del paso y no permitirme un encuentro con ese Anuncio que Él en su infinito amor quiere enviar, porque yo simplemente dejo que sea Él valiéndose de mis dedos para escribir su mensaje de amor. (artículo recomendado: ¿Quién es María para ti?https://alegratellenadegracia.co/post/189565574025/quien-es-maria-para-ti-hasta-hace-exactamente).
Hacía algún tiempo tenía la intención de escribir diariamente sobre el Evangelio del día, pero siempre posponía ese sentir que ahora comprendo es un deseo de mi alma sedienta de ese encuentro diario con el Señor en su Palabra; Fue San Agustín quien me ayudo a comprender el origen de ese profundo deseo: <¡Yo te busco, para que viva mi alma! ¡Porque mi cuerpo vive de mi alma y mi alma vive de ti!>; Y fue Mamita María quien me impulso y luego me reveló que era una misión que Élla me había encomendado, y empezó esta hermosa aventura…
Ahora me preguntaras: ¿Cómo sabes que fue María quien te impulso? Todo empezó el 7-dic-2017 cuando por primera vez abrí mi corazón al hermoso misterio de la Anunciación y en el Evangelio de ese día (el mismo de hoy: Lc. 1, 26-38), el Señor en su Palabra sembró en mi corazón este amor por su preciosa Madre María, nuestra Madre. Ahí inicio mi camino Mariano; En el primer semestre de 2018 en mis estudios teológicos tenía la asignatura de Mariología, pero no le puse todo mi empeño y perdí la materia; Y fue en ese proceso de recuperar la asignatura donde realmente empezó a brotar en mí ese amor por Mamita María que ya el Señor había sembrado en la fiesta de la Inmaculada Concepción del 2017.
Luego de un largo recorrido, el 18 de julio de 2019 antes de dormir, estaba leyendo el pasaje de la Anunciación (Lc 1, 26-38) y esa noche quede demasiado inquieto. Inicie a la mañana siguiente (19-jul-2019) mucho más inquieto y así fue transcurriendo mi jornada laboral. Llegue a casa de mis padres a mediodía a almorzar y sentado a la mesa, con el almuerzo servido, sentí un fuerte impulso que me llevo a levantarme de la mesa dejando el almuerzo servido, tome mi guitarra, encendí mi pc y empecé a escribir; fruto de ese impulso nació un canto: ¡Alégrate, llena de Gracia! Y digo que fue un regalo de Mamita María porque todo flujo de un solo tajo, música y letra.
Pasaron muchos días, y sentía una voz en mi interior que me decía: <No solo te regale un canto>… y con el paso de los días, ese sentir era más y más fuerte; y fue hasta el 21 de septiembre de 2019 que comprendí cual era la misión que Élla, Mamita María me había encomendado: ¡Anunciar! Anunciar el mensaje que día a día su amado Hijo Jesús nos revela en su Palabra.
Ese anuncio inicio con una carta a una personita muy especial que un día fue una desconocida de esas que el Señor pone en tu camino y luego se convierten en tus hermanos y hermanas, y que estaba pasando un momento difícil y nos pedía orar por ella; esta fue la carta:
¿Recuerdas el saludo del Ángel Gabriel a esa hermosa joven virgen llamada María? Bueno, imagínate que tienes al enviado de Papito Dios, al Ángel Gabriel frente a ti diciéndote: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1, 28).
¿Sabes por qué tienes que alegrarte? Porque ese mensaje que llevo el Ángel Gabriel a esa joven virgen ¡También es para ti? Y no es un simple saludo, ¡Es la más grande de las bendiciones del cielo para ti!, nada más y nada menos que directamente de parte de Papito Dios, que envió a su Ángel a las puertas de tu corazón a decirte: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios» (Lc 1, 30).
Hoy esa hermosa joven virgen que recibió ese hermoso saludo ¡Eres tú!, y no lo digo yo, lo dice ¡La Palabra de Dios!.
Que esa gracia del Señor permanezca siempre en tu corazón y <No temas, porque has hallado gracia delante de Dios.>
Es Élla, Mamita María, quien día a día me lleva bajo su manto a ese encuentro vivo con su amado Hijo Jesús, El Verbo Encarnado, en su Palabra; Élla, María, la Madre de Dios, fue la primera en acoger la Palabra: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra» (Lc 1, 38), y a eso estamos llamados todos nosotros, a acoger en nuestros corazones la Palabra de Dios.
Acoger la Palabra en nuestros corazones es acoger a Jesús porque la Palabra es la esencia viva de la creación: «En el principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.» (Jn 1, 1), «Todo se hizo por ella, y sin ella nada se hizo.» (Jn 1, 3), por eso, María trajo en su vientre la nueva creación.
María es el Arca de la Nueva Alianza que trajo en su vientre a quien ya existía desde el principio y por quien todo fue hecho, a su amado Hijo Jesús, nuestro Señor, ¡El Verbo Encarnado!
Nuestra relación con Mamita María debe llevarnos a cada instante de nuestras vidas a un encuentro vivo con su amado Hijo Jesús en la Palabra, porque Jesús es la Palabra que existía desde el principio y por quien todo fue hecho. En mi caso, amo con todo mí ser rezar el Santo Rosario como lo rezaba San Pio de Pieltrecina, porque cada Misterio, cada Rosita (Ave María) a nuestra amada Madre del Cielo, nos lleva a un encuentro vivo con la Palabra de Dios. (ver http://www.autorescatolicos.org/PDF004/AAAUTORES09442.pdf)
La gracia del Señor sea contigo mi amado hermano(a), y que tu relación con Mamita María te lleve a ese encuentro vivo con el que es desde el principio, con su amado Hijo Jesús, la Palabra que se hizo carne y habito entre nosotros.
Por: Ricardo Sánchez Martínez – Agente para la Evangelización, Arquidiócesis de Barranquilla / Ministerio de Música Parroquia Inmaculado Corazón de María, Barranquilla – Colombia.
Post: Les dejo link de una Encíclica de San Juan Pablo II que hoy tiene 33 años de haber sido publicada, Redemptoris Mater (Madre del Redentor) http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_25031987_redemptoris-mater.html
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ibarbouron-us · 6 years
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Nuestra Señora Gaucha del Mate, imagen de la Virgen, de ropas comunes, con el cotidiano gesto de servir un mate. 
Fuente: Mariología (www.mariologia.org).
María del Buen Mate:
enséñanos a tomar mate que no sea el mate frío de la rutina, que sea el mate del amor fraterno que nos deje sabor a vida nueva.
Que no sea el mate “que pierde tiempo” cuando hay otro que quiere compartirlo.
Que sea el mate que celebre siempre al amigo oportuno que se acerca, que sea el mate creador de espacios donde el otro encuentre la paz y la confianza
que sea el mate que suavice las heridas y acorte las horas de cansancio y soledades.
Que sea el mate una buena nueva, un canto a la amistad, una moda de amar y dar la vida.Amen.
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faromerop · 9 months
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Mariología en 4K con Padre Carlos Alberto Rosell de Almeida
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maria--patricia · 1 year
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Inmaculada y Asunta a los Cielos [Curso de Mariología - 07]
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Historia de la coronación de La Altagracia
Historia de la coronación de La Altagracia
Tengo en mis archivos más de 25 investigaciones sobre la historia de la Altagracia de Higüey, aparte de mi tesis doctoral, elaborada en la Universidad Javeriana de Colombia sobre la Imagen misma de la Altagracia, que es un libro escrito no con palabras, sino con símbolos, equivalente a un pequeño tratado de Mariología.  Con esto queremos recordar que la Altagracia, además de ser “devoción…
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fubitehc · 3 years
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Tema *MARÍA ES MADRE DE DIOS*.
Por DR. P. SAMUEL MONTOYA MELESIO.
23ª APORTACIÓN
TENDENCIA POSITIVA.
En la actualidad no faltan voces y escritos protestantes, que, apartándose de los protestantes tradicionalistas, fieles tenazmente a los principios de la reforma, se expresan con ideas y orientaciones menos confesionales y más positivas.
He aquí algunas expresiones y pensamientos de teólogos, escritores y poetas protestantes, que ya no disimulan su piedad y devoción mariana y a veces en su doctrina se confunden con cualquier escritor católico.
Analizando esta postura actual del protestantismo vemos que: Existen en sus escritos bellas frases que exaltan las virtudes de Maria.
Consideran la ausencia de Maria en el protestantismo como una grave laguna del protestantismo. (Paul Lagarde).
Aceptan que "torrentes de bendiciones han descendido sobre la humanidad de la figura de Maria" (Schimmel pfenniny).
Dicen: "donde disminuye la fe en la Madre de Dios; disminuye a la vez la fe en el Hijo de Dios". (Estocolmo 1903).
-Al olvidar a la Virgen María el protestantismo, ha perdido aquel calor humano, cuya falta ha hecho insoportable las polémicas teológicas" (Kunt Leese).
La nostalgia de la Madre de Dios se manifiesta en sus escritos, y desearían tener la imagen de la Virgen en las casas de los fieles. (Cfr. M. von Schenkendorf).
Expresan sus lamentos y ansias de Maria, en esta forma: "ya no me ofrecen incienso perfumado. Ya no cantan misas en mi honor. Mientras alaban a Lutero, me han relegado al olvido" (Allamers).
Algunos protestantes desean ofrecer de nuevo la Madre de Dios a la iglesia evangélica: "El día que vayamos a su encuentro, la adornaremos con flores del campo y con ramitas de árbol. Y celebraremos entonces su visita: la Madre ha regresado a nuestra iglesia. Y le rezaremos y le cantaremos... Quisiéramos absolutamente que vol viese". (Poeta Max Jungnie Kel).
Hay una serie de teólogos protestantes que vuelven a descubrir nuevamente la importancia evangélica de la figura de Maria. (H. Koester). La declaración del dogma de la asunción de María a los cielos en cuerpo y alma (1950), ha dado ocasión a que nuestras iglesias profundicen al respecto los datos bíblicos (Teólogo H. Roux). - Este nuevo dogma ha promovido entre los protestantes un movimiento más vasto del que tuvo en el siglo anterior. (Schimmelpfennig).
- Este dogma de la asunción ha sido defendido por teólogos protestantes V.gr: H Asmussen y J. Bockh. Ellos, aunque se oponen a la mariología católica, sin embargo es posible presentar en teología la figura de la virgen. (Kunneth).
- Una doctrina mariana, no solo es posible, sino también necesaria para la fe y la teología protestante.
Reflexionan: en esta cuestión mariana, los protestantes tienen algo que aprender de sus hermanos católicos, aún cuando no puedan andar siempre de acuerdo. (Bornkamm).
Los protestantes están descubriendo a Maria "por medio" de la Biblia, los católicos "en" la Biblia, pero unos y otros tendrán que revisar los propios criterios de interpretación. (R. Laurentin, católico).
En nuestra iglesia no se ha tributado el debido honor a María por no disminuir el de Cristo; por el contrario, precisamente cuando se tributa honor a María, se au menta el de Cristo, ya que Él la ha elegido entre todas las creaturas y la ha colmado de gracias" (Superiora de un monasterio protestante).
- En ciertas iglesias protestantes celebran la Eucaristía en altares en los que se halla una imagen de la virgen María.
En la Comunidad ecuménica de Taizé se celebran las fiestas de la Anunciación, la Visitación, la presentación de Jesús y la "memoria" del 15 de Agosto (la Asunción).
-Aceptan rezar con María y no a María, esto también ya es una señal de respeto y veneración a ella.
Este deseo, nostalgia y la necesidad que sienten de una revisión de su actitud y postura hacia María, Madre de Dios, ya es una prueba de la devoción a la Virgen.
Estos sentimientos no sólo lo experimentan los protestantes del pueblo o sus poetas, sino que cada día más se advierte en la doctrina de sus teólogos, que consideran que ello responde a una profunda necesidad en su iglesia.
En el diálogo ecuménico entre Catolicismo y protestantismo el problema mariano ha ocupado un lugar muy importante, de tal manera, que hoy ya hasta se puede hablar de una bibliografía mariana protestante y de mariólogos reformados, es decir, que María ya ocupa nuevamente un lugar en la doctrina y en la vida de nuestros hermanos separados.
Estas maneras de hablar de los teólogos protestantes europeos, ciertamente ha causado desconfianza en el ambiente protestante latino y, en cambio, ha despertado alegría y sorpresa en el mundo católico.
Esta tendencia positiva de las cosas y expresiones hermosas que han dicho de María los protestantes, podríamos terminarla con un bello párrafo de Lutero cuando comenta las palabras de María en el Magnificat, en relación con su maternidad divina: "Porque el Poderoso ha hecho en mí cosas grandes.
Dice Lutero: "Las cosas grandes no son más que el hecho de ser Madre de Dios. Por eso ha recibido tantos dones, que nadie puede comprendernos. He aquí pues, el manantial de todos los honores y de su felicidad. Por eso la Virgen es una persona única en todo el género humano, una persona que supera a todas las demás y a nadie puede compararse. Baste, considerar, que ella tiene en común con el Padre de los cielos un Hijo: ¡y qué Hijo! Por tanto toda su dignidad puede expresarse en estas palabras: MADRE DE DIOS. Cuando se habla de ella o a ella nos dirigimos, nadie puede decirle nada más sublime".
Contrastan con tales alabanzas a la Virgen María, las expresiones tan duras para rebatir lo que él llama "exageraciones de los papistas", pero esto lo hace por juzgar que se oponen a los principios esenciales de la Reforma.
Sin embargo, por su comentario al Cántico de Maria, el Magnificat= "Glorifica mi alma al Señor", y a veces por su modo de pensar tan mariano, Lutero debería ser considerado como un gran devoto de María, pues muchas son las bellísimas páginas que le dedica a la Virgen María.
Sería bueno recordar a todos los protestantes y a las sectas, que se han originado del protestantismo, que Lutero jamás negó ni renegó de su relación filial con María.
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