#Maletas Vacías
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gothmusiclatinamerica · 1 year ago
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More Latin American Goth Singles
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It has been a few months since my last video about some Latin American goth music singles of note and more have come out since then, so I made another video about some that I liked. Song list and band links below the cut
VVVV
“No Queda Mas” by Memory Drops (Guatemala)
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“Ritos y Vocablos” by Prismatic Shapes (Mexico)
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“Inmoral” by Borgia (Uruguay)
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“Undisclosed Words” by Münchhausen (Colombia)
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“Desalentadora” by Maletas Vacías (Chile)
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“Towards the Night” by The Waning Moon (Costa Rica/US)
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“Desolación” by Euroshima (Argentina)
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nugothrhythms · 1 year ago
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"La Gran Red" by Santiago, Chile-based eclectic goth act Maletas Vacías off of their 2023 debut album Bit​á​cora Inc​ó​gnita
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darkacua · 5 months ago
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A hero with few fashion options.
Link vilely arrived empty-handed at Twisted Wonderland as far as clothing goes, she showed up wearing the ceremonial robe that all newcomers wear and she doesn't even know how she ended up with those clothes on.
Her school uniform is second-hand, someone left it forgotten somewhere and Crowley gave it to her thinking that it was the best option at the moment since the other option was that she will always wear the ceremonial robe. It's too big so she folds the pants since they are too long for her legs, the same goes for the sleeves of her shirt.
The set of green sweatshirt, pants and boots are also second-hand, only those are direct gifts from Ace and Deuce, they saw that Link's wardrobe consisted of only two things and the two of them looked among their belongings for things that would not hurt them to give away and was moderately the size of their friend. The sweatshirt is Deuce's and he actually stopped wearing it years ago but he accidentally put it in his suitcase; The pants and the pair of boots are from Ace and although he wore them, he thought Link needed them more.
Now Link's Hero's clothes for some reason appeared after a few months in her bedroom inside a trunk. She turned the bedroom upside down to find out where the hell it came from but found nothing.
It is not the one with which she began her journey, that is more than clear, that thing stopped fitting her a long time ago since they gave it to her when she was 10 years old. Her current outfit is a handmade gift from her mother, technically it is not feasible for them to use the same fabrics they make since they are sold directly to the aristocracy, and embroidered clothes are considered a sign of riches and status, but her mother threw logic out the window as long as her daughter looked good and was comfortable during her mandatory Hero trips. The white fabric hanging from the front is a gift from Princess Zelda once she learned how to embroider. She does not wear her bun when she makes an appearance with royalty since the King once scolded her for looking too childish and making “royalty look bad.”
ESPAÑOL BAJO EL CORTE
Link llegó vilmente con las manos vacías a Twisted Wonderland en cuanto a ropa nos referimos, apareció usando la túnica ceremonial que todos los recién llegados usan y ella nisiquiera sabe como termino con esa ropa puesta.
Su uniforme escolar es de segunda mano, alguien lo dejó olvidado en algún lado y Crowley se lo dio pensando que era la mejor opción de momento ya que la otra opción era que siempre usará la túnica ceremonial. Es demasiado grande así que ella dobla los pantalones ya que son demasiado largos para sus piernas, lo mismo pasa con las mangas de su camisa.
El conjunto de sudadera verde, pantalones y botas también son de segunda mano, solo que esos son regalos directos de Ace y Deuce, vieron que el guardarropa de Link consistía de únicamente dos cosas y buscaron entre sus pertenencias cosas que no les doliera regalar y fuera medianamente de la medida de su amiga. La sudadera es de Deuce y realmente dejó de usarla hace años pero la metió por accidente a su maleta; los pantalones y el par de botas son de parte de Ace y si bien si los usaba pensó que Link los necesitaba más.
Ahora la ropa del Héroe de Link por alguna razón apareció después de unos meses en su dormitorio dentro de un baúl. Puso el dormitorio patas arriba para averiguar de dónde diablos salió pero no encontró nada.
No es con el que empezó su viaje, eso está más que claro, hace mucho dejó de quedarle ya que se lo dieron cuando tenía 10 años. Su traje actual es un regalo hecho a mano por parte de su madre, técnicamente no es factible que ellos utilicen las mismas telas que fabrican ya que son vendidas directamente a la aristocracia, y se considera que las ropas con bordados son un signo de riquezas y estatus, pero su madre mando la lógica al diablo con tal que su hija luciera bien y estuviera cómoda durante sus viajes obligatorios de Héroe. La tela blanca que cuelga del frente es un regalo de la Princesa Zelda una vez que esta supo aprender a bordar. No usa su moño cuando se presenta con la realeza ya que una vez el Rey la regañó por lucir demasiado infantil y hacía que “la realeza se viera mal”.
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lunearta · 28 days ago
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❃ 𝙱𝙰𝙸𝙻𝙰𝙽𝙳𝙾 𝙴𝙽𝚃𝚁𝙴 𝙻𝙾𝙱𝙾𝚂 - 𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 2 ❃
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» Temática: SKZ híbridos x Oc (Lis) » Género: Poly, fantasía, OMEGAVERSE » Warnings: Fluff, smut con historia, angst, tensión sexual, sexo, degradación, dinámica A/B/O explícita, dom/sub, sado, amor, entre otros. » Warning de CAPÍTULO: Hyunjin es un horny bitch. Fluff Seungmin. Smut impliícito, ninguno directamente relacionado con Lis. » Tipo: Serie. » Palabras: 3.778.
» Masterlist « | Anterior | Capítulo 3
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N de A: Bueeeeno... Seguimos con la serie. Terminaré lo de Halloween, os lo prometo, pero es que esto me encanta y quiero publicarlo. Aquí en tumblr no tiene mucha repercusión, pero en fin. Se hace lo que se puede. Aur revoir!
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Esa noche, Lis comprendió que no sería tan sencillo.
Chan la dejó sola para que se acomodara, pero no abrió las maletas de inmediato ni probó la cama, que era sensiblemente más grande que la del goshiwon. En todo caso, tuvo la necesidad de sentirse como esas protagonistas de libros que hacen cosas de protagonistas: Abrir la ventana del balcón y apoyar los codos en la barandilla.
El viento era algo frío y el olor a tierra mojada le inundó las fosas nasales. Por fin, un poco de aire puro entre tanta feromona masculina. Eran muy diferentes a su ex jefe, que olía a eucalipto rancio, y de Jung Han, cuyo olor cítrico y parecido a Chan le decía que pertenecía a otra manada a la que no debería acercarse. ¿Por qué le resultaba tan agradable el aroma de ese grupo? Su nariz se había adaptado en nada.
Al cabo de media hora, su estómago emitió un rugido atronador que la sobresaltó hasta a ella misma. Miró el reloj: Las siete de la tarde. Se había saltado la hora de la cena.
— Chris me dijo que podía comer algo... —echó un vistazo a las maletas, que seguían de pie cerca de la puerta y suspiró—. Antes de deshacer el equipaje, por supuesto.
Cosa que le llevó más tiempo del esperado. Al par de horas y sudando como un pollo al as, metió las maletas vacías en el armario y se desplomó en la cama respirando con fuerza. Le había tomado más rato colocar las cosas en la nueva habitación que empaquetar. ¿Por qué? Misterios de la ciencia.
Los ojos se le cerraban, cansados de tantas emociones, pero el penetrante olor del grupo la distraían del sueño. Se incorporó: Se había olvidado de cenar, otra vez.
— Estúpido trastorno de atención... —se quejó, yéndose de la habitación.
Lo bueno era que los pasillos estaban iluminados aún. Bajó las escaleras hasta el primer piso, reparando en que ambos chicos, Changbin y Felix seguían viendo la televisión, pese a que algo había cambiado entre ellos. El abrazo del segundo chico era mucho más íntimo que la primera vez que los vio, con una mano perdida entre ambos. Advirtió también que el alfa tenía un cojín encima, en la parte superior de las piernas y respiraba agitado... Uy, no. Giró la cabeza bruscamente, evitando mirar más de lo debido. A la penumbra del salón no distinguía lo que estaban haciendo, y tampoco quería saberlo.
Por ahora.
En la cocina pudo pensar con claridad, aunque, mientras se cocinaba unos fideos instantáneos, escuchó un par de voces venir en su dirección.
— Con suerte solo serán cuatro días. —iba comentando I.N—. Hyunjin puede llegar a ser... implacable cuando se pone manos a la obra.
— Ni que lo digas. Pero a Han ya le va bien. Hyunjin es el único que puede apaciguarlo un poco. —dijo Minho, rascándose la nuca—. Recuerdo mi anterior celo. Consiguió que pidiera una pausa.
— Por que tú te agotas en seguida. Normal que te dure una semana si no aguantas lo suficiente como para satisfacer a tu lobo... Oh, hola Lis. —levantó una mano a modo de saludo, y la preciosa sonrisa de zorro le encendió el rostro como miles de luces... Pese a que algo raro oscilaba en ella. ¿Era una sonrisa forzada? Examinó la olla de fideos haciéndose en la vitrocerámica—. Te habríamos guardado algo si lo hubiéramos sabido.
Lis negó.
— No hace falta. El traslado me ha ocupado unas cuantas horas y me he distraído.
— Ignoraba que supieras cocinar. —le espetó Lee Know.
— El ramen me sale exquisito. —hizo el gesto de "chef's kiss" que arrancó una carcajada extraña al maknae del grupo. Minho resopló, pero todos habían visto la media sonrisa en su boca.
Un breve silencio cayó en la estancia, interrumpido únicamente por el sonido de "chup, chup" de la comida. Lis quería hacer preguntas sobre lo que estaban hablando y no hallaba las palabras adecuadas. I.N lo notó.
— ¿Te preocupa algo? —quiso saber, sincero.
— Ese chico, Han... Habláis de su celo como si fuera una anomalía. Sé que cada híbrido posee una forma de ser en esos momentos y, sin embargo, estáis preocupados. Lo veo en vuestras caras.
Los dos se miraron, claramente deliberando si debían o no decírselo. Lee Know asintió y, tras sentarse en la silla alta delante de la encimera dijo:
— Dado que vas a ser nuestra mánager por lo que esperamos que sea un largo período, sí, convendría que supieras algunos pequeños... percances con los que podrías toparte. En el caso de Hannie, digamos que lo pasa bastante mal. No hay nada ni nadie que consiga dejarlo satisfecho al cien por cien. El único que se acerca soy yo por ser su pareja oficial dentro del grupo y Hyunjin, que tiene más energía que una pila.
— No querrías encontrártelo con el celo. —gimió I.N—. Créeme, si vas al baño y tardas más de cinco minutos, prepárate para un a sesión triple de apareamiento.
El beta sacudió una mano en el aire, restándole importancia.
— Tampoco es algo que deba incumbirte. Como humana, sería una experiencia traumática si lograras salir con vida.
— Ya... —susurró, centrando la atención en la comida. Estaba lista—. ¿Y vuestro celo? ¿Cómo es? Para identificarlo en el caso de que tuviera que... alejarme.
— El mío suele ser... ¿Cómo lo ejemplifico? Digamos que no soy una persona cariñosa de por sí, pero cuando se aproxima mi ciclo, hay quien dice que doy muchos mimos. En su caso. —señaló al otro—. Se vuelve irascible y agresivo.
— Eh. —exclamó Minho, molesto—. No es verdad. No me pongo TAN agresivo.
— La última vez agarraste la ps5 de Jisung cuando estaba jugando y amenazaste con tirarla por la ventana solo porque te había contestado cinco segundos más tarde a un "te quiero". Sí, hyung. Eres inestable al comienzo y durante el celo.
Lis se forzó a no reírse. En serio, lo intentó con todas sus fuerzas y no lo consiguió. Ambos chicos —excluyendo a Minho, que los miraba con cara de pocos amigos—, estallaron en carcajadas estridentes que llamaron la atención de los del salón.
La cabeza de Changbin emergió por la puerta con las mejillas sonrosadas.
— ¿Qué chiste habéis contado? Quiero oírlo.
— Ninguno. Hablamos de celo, poniendo a nuestra mánager al día. —le explicó I.N—. ¿Y Lix?
— Se ha quedado dormido en el sofá. Luego me lo llevaré a la cama. —entró pasando por el lado de Lis y abrió la nevera en busca de agua.
Su olor era diferente de los otros. ¿Sabéis la madera que usan en las saunas? Pues solo hay que imaginarse ese aroma a pino tropical con un leve toque afrutado para que absolutamente todos los poros de su piel corearan el nombre de Seo Changbin.
Benditos supresores.
No le quitaban las ansias de procrear, pero mantenían a ralla las hormonas revolucionadas que ya le hubieran hecho cambiar el color de ojos, signo de que la loba había dado un paso al frente. Esa casa iba a ser su perdición.
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¡Y qué novedad! Seguía sin poder dormir.
Los chicos le habían dado un poco de compañía (a regañadientes de Minho, que solo quería irse). No obstante, cuando le dijeron que nada lo retenía allí puso los ojos en blanco y empezó a cortar fruta, diciendo que le apetecía algo así como un último aperitivo de la noche. Lo curioso fue que no solo cortó para él, sino para el pequeño grupo de la cocina. En el fondo, muy en el fondo, a Lis le empezaba a caer bien.
Con una exhalación frustrada, se sentó en la cama y decidió que era buena hora de hidratarse. Otra vez, empezó a bajar las escaleras dirección a la cocina, pero un sonido extraño proveniente de una de las habitaciones del tercer piso le llamaron la atención.
Golpe, golpe, golpe... Crujido, gemido... golpe, golpe, golpe...
Lis tragó saliva, notando el calor agolpársele en las mejillas y en otros sitios más privados. Seguramente se trataba de la habitación de Han, y por supuesto de Hyunjin, quien estaba cuidando de él. Se le habían congelado las piernas a mitad de camino.
Golpe, gemido, golpe, golpe... y silencio.
No se atrevía ni a respirar. Sentía que, si lo hacía, la descubrirían. Al cabo de cinco minutos, el pomo de la puerta giró y Lis dio un respingo, asustada. De ella emergió una figura cabizbaja y sudorosa, con el cabello pegado al cuello y jadeando. No llevaba puesta ninguna camiseta, revelando un cuerpo delgado pero bien definido. Al notar su presencia, el omega alzó sus ojos amarillos y la escudriñó con intensidad.
Era obvio que el lobo de aquel chico había tomado control después de horas y horas de apareamiento, su parte humana demasiado agotada como para volver en sí. El híbrido dio un paso al frente, luego otro, en dirección a la figura femenina que no parecía querer moverse del sitio. Pero es que, en realidad, no sabía dónde esconderse. No sabía cómo debía actuar.
Se había pasado toda la vida evitando a los híbridos y ahora, con la edad que tenía desconocía el funcionamiento de su propia especie. El chico se detuvo delante, bajo la cabeza y olfateó su cuello. Lis soltó un gemido indecente cuando sus carnosos labios rojizos se pasearon por las glándulas odoríferas que con tanto esmero ocultaba bajo los parches y la ropa. Seguían siendo sensibles al tacto.
Aquello pareció desencadenar alguna cosa en el interior del omega, porque un gruñido le borboteó del pecho y de pronto sus labios estaban sobre los de ella, hambrientos, deseosos. Liz ahogó una exclamación de sorpresa y se agarró a los hombros perlados de sudor de aquel híbrido que la besaba casi con fiereza. Su boca sabía a sal marina combinada con lo que parecía ser melocotón, una mezcla extraña pero atrayente. Se encontró a sí misma arqueándose hacia el chico, su cuerpo en llamas y la mente nublada de deseo.
El omega bajó una mano por la espalda de la muchacha y le subió una pierna, presionándose contra su entrepierna. Lis notó el creciente bulto en los pantalones de chándal, pero no le importó. Lo que le interesaba era ver de qué maneras lograría hacerla sentir bien esa noche... Aunque una parte de su mente le gritaba que parara, que lo que hacía estaba mal y que ese adonis frente a ella estaba demasiado ido como para ver lo horrible y fea que era.
Solo buscaba satisfacerse con quien fuera.
Con ese pensamiento empezó a recobrar el sentido y a intentar empujarlo. Sin embargo, cuanta más fuerza ejercía, más recibía de vuelta, y la ansiedad se hizo presente.
— Para... —susurró—. No sabes lo que haces...
— Beta... —dijo, al tiempo que atacaba el cuello de la chica. Lis se congeló. ¿La había descubierto? ¿Se habían movido los parches anti olor? —. ¿Te unes a la fiesta...?
No estaba hablando con ella. Una mano delgada apartó al omega y Lis pudo respirar al fin. Los ojos de Seungmin brillaban en tono aguamarino cuando dirigió a su compañero al baño.
— Ahora no, Hyunjin. Beta tiene que dormir porque mañana hay concierto, y tú deberías ducharte y volver con Han. Ya me encargo yo de ella.
Hyunjin asintió. Antes de cerrar la puerta les dirigió una mirada lasciva a los dos que les hizo suspirar. Diablos, qué intensidad de persona. Seungmin la encaró por fin y Lis vio la fina línea de sudor que bajaba por su barbilla.
— ¿Estás bien? —preguntó.
— Sí, creo que sí. —se apartó el pelo de la cara, agotada. Luego sonrió—. Ha sido raro, pero no me arrepiento. Tienes una manada interesante.
— Sí, ya lo verás. —miró hacia un lado y hacia otro y le puso una mano en la espalda, encaminándola hacia arriba—. Te acompaño a tu cuarto. Aquí no es seguro.
Beber agua no era una opción entonces.
Seungmin entró en la habitación de Lis casi con timidez, temiendo invadir su espacio. Se maravilló de lo rápido que había colocado ya sus cosas.
— Ahora parece más una habitación. —habló, reparando en las mantas oscuras que cubrían la cama. No había hecho ningún nido... Qué extraño.
Lis no le prestó atención. Igual que antes, abrió la ventana y se encorvó sobre la barandilla, esperando que el chico hiciera lo mismo. Con un poco de suerte podrían tener una conversación tranquila sin otros híbridos en celo que se plantearan comérselos a ambos.
Lo vio imitarla por el rabillo del ojo, pero no despegó la vista de las luces de la ciudad. Incluso a esas horas de la madrugada, Seúl seguía siendo tan bulliciosa como de costumbre.
— Es temporada de festivales. —dijo el chico, rompiendo el silencio—. Una pena no poder ir.
— Ya.
La muchacha observó su figura recortada, desde los ojos rasgados y oscuros, pasando por la nariz puntiaguda y ligeramente encorvada hasta llegar a los labios finos y rosados. Le llevaba un año, pero se habían hecho buenos amigos cuando Lis repitió curso.
Recordó los días en los que solían observar las afueras del instituto desde los gigantescos ventanales de la clase mientras tomaban el desayuno. El aula, por supuesto, había quedado vacía, pero no les importaba. Solo necesitaban la compañía del otro para ser felices.
De vuelta al presente, Seungmin había cambiado bastante. El híbrido de gafas gruesas que más de una vez se había quedado a dormir en su casa, era ya un joven adulto extremadamente atractivo con una manada propia a la que amaba. Sería el orgullo de su familia... Al contrario que ella.
Si su madre viera en lo que se había convertido, no estaba segura de si se sentiría orgullosa. Quizá la regañaría. Quién sabe. Su padre tampoco había hablado mucho de ella, porque jamás se habían llevado bien. La culpaba de la muerte de su madre. Un poco tópico, ¿no creéis? Pero así era su realidad.
Desde pequeña había sido objeto del odio de su progenitor, ya fuera con constantes palizas por no saber hacerse bien una coleta a los cinco años o encerrándola en su habitación a los dieciséis sin apenas comida o agua durante una semana solo porque empezaba a "apestar" a celo.
Fue entonces cuando comenzó a usar supresores y parches anti feromonas. Tras tanto maltrato y ya con dieciocho, Lis sabía que no podía quedarse en aquella casa, o su padre acabaría matándola.
Se escapó, durmiendo en albergues algunas noches a la par que trabajaba para poder seguir manteniendo un sueldo hasta que descubrió los goshiwon, habitaciones-piso con bajo alquiler. Estaba segura de que su progenitor seguía buscándola en venganza.
Gracias a tener un sitio estable y un sueldo, aunque fuera mediocre, pudo empezar la universidad... Pero por un golpe de suerte, Samsung la fichó como secretaria a tiempo completo. Claro que se vio obligada a dejar la carrera de Administración.
El sueldo era lo mejor que había visto en mucho tiempo y, pese a poder ya alquilar una casa más grande y cómoda, decidió conservar un perfil bajo. Nunca se sabía con su padre. Era capaz de cualquier cosa y no quería echar a perder seis años sin él.
Eso fue hasta que la convirtieron en mánager de un grupo de kpop. Un grupo masculino. Si hubieran sido chicas, o mixto, como KARD, se las hubiera arreglado mejor para controlarse. Pero no, tenían que ponerla con 8 chicos condenadamente atractivos.
Seungmin la miró, serio.
— Sigues fingiendo que eres humana. —no era una pregunta.
Lis asintió a regañadientes.
— Es lo mejor.
— ¿Mejor para quién?
La muchacha gruñó, al tiempo que se ponía de espaldas a la ciudad.
— Seungmin...
— Lo único que supe de ti después de la graduación es que habías desaparecido. —apretó las manos hasta que se le pusieron los nudillos blancos sobre el frío metal—. Creí que estabas muerta por culpa de tu padre, ¿sabes? Estuve a punto de denunciarlo.
— No lo hiciste.
— Las acusaciones criminales en este país se pagan caras sin prueba. Podría haber terminado en la cárcel justo cuando mi carrera como cantante estaba en sus inicios. —suspiró—. No obstante, hace poco, cuando el mánager Jung Han pidió que buscáramos a su substituto, pedí en secreto que escribieran tu nombre, en caso de que existieras aún. No tenía muchas esperanzas, pero entre todos los currículums que revisamos, ahí estabas. Ahí estabas. —Tamborileó la barandilla de hierro con las uñas.
— ¿Fue por eso que me contratasteis? —se cruzó de brazos, ignorando los fuertes latidos de su corazón. Seungmin no había parado de pensar en ella durante un sexenio completo—. ¿A alguien sin estudios, con ninguna formación al respecto como mánager?
— Fuiste delegada de clase.
— En un INSTITUTO lleno de críos sin escrúpulos. —cortó, exasperada—. Y tampoco es que me hicieran mucho caso. Para ellos solo fui una occidental que pretendía ser más que los demás.
— Eso no importa. —el vocalista sacudió la cabeza y sonrió, dándole un apretón en la mano—. Sé que lo harás bien. En el pasado siempre lograbas enfrentar los problemas y solucionarlos. No somos muy diferentes a "críos sin escrúpulos". Ya lo verás. Aunque tu relación con mi manada sea platónica, acabarás acostumbrándote a dirigirnos. Ten más fe en ti misma.
— Es más fácil decirlo que hacerlo. —musitó con las mejillas al rojo vivo.
Sus dedos se entrelazaron casi por inercia, y ambos los observaron, distraídos. Estaban hechos para encajar sin problemas, suaves al tacto. Seungmin tragó saliva y abrió la boca un par de veces, inseguro de si debía decir o no lo que quería.
— Lis...
— ¿Hm?
— ¿Podría... olerte una vez más? Sin los parches. Te... te he echado de menos.
— Oh. —carraspeó, insegura.
Había pasado mucho tiempo desde que alguien la había olfateado a consciencia y por supuesto, el último había sido el chico que tenía delante. Era perfectamente entendible que fuera él mismo quien lo volviera a hacer después de tantos años. Seungmin entendió mal la tensión de su cuerpo, porque trató de echarse hacia atrás.
— Lo siento. Olvídalo, suficientes emociones por hoy para ti. Después de lo de Hyunjin...
— ¡No! No, está... Está bien. Quiero que lo hagas. Como en los viejos tiempos. —se apresuró a desabrocharse la camisa, revelando un top oscuro debajo y los apósitos a cada lado del cuello.
Seungmin los retiró tan delicadamente como pudo y Lis se estremeció ante el contacto de sus dedos fríos.
— Perdona. —se disculpó.
Lis negó y ladeó la cabeza, abrazando el delgado cuerpo de su ex compañero. El vocalista aspiró su esencia directamente de una de las glándulas, calmándola de forma automática. Seungmin la había tranquilizado con esa simple acción siempre que se acercaba un examen importante en el instituto o si estaba muy nerviosa por culpa de su padre. Hasta que no lo tuvo entre los brazos, no supo cuánto lo había echado de menos, y lo mismo pensaba Seungmin. Podría estar oliendo la esencia de algodón de azucar y caramelo que desprendía toda su vida y jamás se cansaría.
Ella tampoco se hizo de rogar e inhaló su penetrante fragancia a frutos rojos y bayas silvestres. En el momento en que sintió la lengua cálida lamiendo dicha glándula, Lis cerró los puños en la espalda del chico. Estaba segura de que escucharía los fuertes latidos repiqueteándole contra las costillas. Qué vergüenza.
Pero solo podía dejar que él lo hiciera, nadie más. Lo de Hyunjin había sido inesperado, algo que jamás se repetiría y estaba segura de ello. La confianza de años atrás le dio de pleno en los recuerdos que conservaba del chico y se vio a sí misma con un nudo en la garganta, llena de nostalgia.
Seungmin notó la fluctuación de tristeza en su esencia, pero no dijo nada. También estaba en la misma situación.
Al separarse, ambos jadeaban levemente y tenían el rostro de un brillante color carmesí. Seungmin la abrazó, temblando de emoción y alegría. Luego, le regresó los parches donde estaban y le apartó un mechón de la cara.
En el grupo se creía que los menos expresivos eran Minho y él mismo, pero al contrario que el otro beta, el vocalista era bastante más sencillo de leer si uno se paraba a observarlo con detenimiento. Sobretodo por los ojos, cuya tonalidad ahora mezclaba el usual color marrón con pinceladas de azul.
— Seguimos manteniendo esta tradición, ¿no? —sonrió Lis, sofocada. Quería mirar a todos lados excepto al chico que tenía delante. Temía que viera los sentimientos que jamás habían desaparecido de su corazón.
— Siempre que quieras. —contestó—. Lo que me lleva a preguntar...
Lis esperó pacientemente a que dijera lo que quería decir. Vio la duda en sus orbes castaños moviéndose de un lado a otro.
— Puedo, si quieres... Si te parece bien... —señaló la cama—. ¿Dormir esta noche contigo en tu nido? Como en los viejos tiempos.
La mirada de la chica cayó en las sábanas oscuras.
— Ni siquiera he hecho uno. —reveló—. Llevo años sin. Con los supresores... no tener un sitio que reclamar mío no es tan doloroso, ¿sabes? No estoy segura de que te sientas cómodo sin uno... y conmigo.
Seungmin sacudió la cabeza con fuerza. Le agarró una de las manos y tiró de ella, dirigiéndola al interior hasta que ambos cayeron encima de la colcha con un leve "plof". Una vez con la cabeza en la almohada, la arrimó contra sí y aspiró el leve aroma del su cabello.
— Con nido o sin él, me siento seguro a tu lado. —confesó, para sorpresa de la muchacha.
No dijeron nada más y al poco, la respiración de Seungmin se hizo pausada y regular, signo de que se había dormido. Lis tampoco tardó demasiado en despegar al séptimo cielo, enterrando el rostro en el pecho de su compañero, feliz de volver a estar rodeada de un olor familiar.
Lo había echado demasiado de menos.
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© LUNEARTA, 2024. 𝘕𝘰 𝘦𝘴𝘵á 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭 𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘥𝘦 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘯𝘪𝘯𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘭𝘢𝘵𝘢𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢.
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dabid-motozalea · 10 months ago
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Recordando rutas de 2023.
De las de dormir en cualquier sitio, de llevar las maletas vacías para traerlas llenas de momentos que recordar.
Con mi penúltima restauración motera.. sin rumbo, sin destino. Solo gasolina en el depósito y kilómetros por recorrer.
P.D: Ese día me despertaron dos mastines enormes con los que compartí mi desayuno y los cuales después de comerse mi comida y mearse en una rueda, se fueron alegremente. 😓🤣🤣
P.D: El suelo estaba duro de cojones, creo que me estoy haciendo mayor para esto. Le doy solo un 1 en Tripadvisor
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la-semillera · 5 months ago
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SARAH MOON & HERTA MÜLLER
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"En la valla rechina una bicicleta de madera. Arriba, en el cielo, flota plácidamente una bicicleta de nubes blancas. En torno a ella, las nubes son agua. Grises y vacías como un estanque. En torno al estanque sólo hay un silencio de montañas. De montañas grises, cargadas de nostalgia. Windisch carga dos maletas grandes. La mujer de Windisch carga dos maletas grandes. Su cabeza avanza a toda prisa. Su cabeza es demasiado pequeña. Las piedras de sus pómulos están encerradas en la oscuridad. La mujer de Windisch se ha cortado la trenza. En sus cabellos cortos luce una permanente. Su nueva dentadura le ha endurecido y reducido la boca. Habla en voz alta. Del pelo de Amalie se desprende un mechón. Vuela del jardín de la iglesia hasta el boj y regresa a su oreja. El bache está gris y agrietado. El álamo se yergue como una escoba contra el cielo. Jesús duerme en la cruz junto a la puerta de la iglesia. Cuando se despierte, será viejo. Y el aire del pueblo será más diáfano que su piel desnuda. En la puerta del correo, el candado cuelga de la cadena. La llave está en casa de la cartera. La llave abre el candado. Abre el colchón para las entrevistas. Amalie carga la maleta pesada con las copas. Lleva su bolso en bandolera. En él va la caja con la lágrima. En la otra mano lleva el jarrón con la bailarina. El pueblo es pequeño. Por las calles laterales se ve caminar gente a lo lejos. Se alejan. En los extremos de las calles laterales, el maizal es una pared negra. En el zócalo de la estación percibe Windisch los vapores grises del tiempo detenido. Sobre los rieles hay una manta de leche. Les llega hasta los talones. Sobre esa manta hay una piel hialina. El tiempo detenido hila un capullo en torno a las maletas. Y tira de los brazos. Windisch se hunde al avanzar sobre el balasto. "
Herta Müller, El hombre es un gran faisán en el mundo.
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magneticovitalblog · 1 year ago
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Fábula: La maleta del hombre muerto
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Un hombre murió. En un lugar desolador, miró a su alrededor y al darse cuenta, vio que se acercaba una luz muy incandescente en forma de persona y que llevaba una maleta consigo.
Este ser le dijo: – Es hora de irnos. El hombre asustado y estupefacto, preguntó: ¿Ya tan pronto? No puede ser, tenía muchos planes. Lo siento pero es el momento de tu partida. El hombre curiosamente le preguntó: ¿Qué traes en la maleta?. La luz le respondió: tus pertenencias.
El hombre, cada vez más intrigado: ¿Mis pertenencias, traes mis cosas, mi ropa y mi dinero? La luz le respondió: eso nunca te perteneció, eran de la Tierra. 
El Hombre: ¿Trae mis recuerdos?. La luz: Eso nunca te perteneció, eran del tiempo.
Nuevamente el hombre preguntó: ¿Traes mis talentos? El ser respondió: Eso nunca te perteneció, eran de las circunstancias.
¿Traes a mis amigos a mis familiares? Lo siento dico la luz, ellos nunca te pertenecieron eran del camino y del corazón.
¿Entonces traes mi alma? No, esa alma es mía.
El hombre lleno de miedo le arrebató la maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía. Con una lágrima de desamparo brotando en sus ojos, el hombre dijo nunca tuve nada. 
La luz respondió: Así es, cada uno de los momentos que viviste fueron solo tuyos. La vida es solo un momento solo tuyo. Por eso mientras estés a tiempo, disfrútalo en su totalidad. Que nada de lo que crees que te pertenece, te detenga. Vive ahora, vive tu vida y no te olvides de ser feliz. Es la única manera que realmente vale la pena.  Las cosas materiales y todo lo demás por lo que luchaste, se quedarán aquí. 
Valora a quienes te valoran, no pierdas el tiempo con alguien que no tiene tiempo para ti.
Fuente original : Nodocios
Cortesía de : @magneticovitalblog
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hirochis · 2 months ago
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♡ dormitorios con @vienitas
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toca un par de veces la puerta con su mano derecha, nudillos haciendo eco sobre madera indicándole que estaba afuera de su habitación. en mano libre, estaba una de sus maletas casi vacías y en uno de sus dedos estaba guindando una bolsa con comida. ' no sé si ya habrás ido a esta tienda, pero pedí que lo trajeran hasta aquí ' no quiere ni comenzar a mencionar el nombre de la tienda por lo que espera a que termine de abrir la puerta para que la leyera por ella misma, era una tienda que quedaba a una hora de berna, quería asegurarse de que no hubiese una ensalada césar cercana que no hubiese probado antes de regresar a berna. ' también traje mi maleta, así puedes usar el espacio ' una de las tranquilidades más grande que tiene es que no se tenía que despedir de ella, regresarían juntos y seguirían aunque sea un año más en la escuela de la que vinieron originalmente. ' ah, tampoco se que querías de beber así que traje agua de coco. '
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frutas-por-el-mundo · 5 months ago
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Voyageurs", viajeros con una maleta en Marsella (La estatua del emigrante)
Mis fotos son el inicio de este camino
Para todos aquellos que cometimos un acto de fe lanzándonos al vacío en una tierra desconocida, en busca de una vida diferente, una vida feliz y sobre todo una vida propia, fuera de los parámetros sociales y culturales. Para todos aquellos que creímos en que la felicidad no es seguir una cadena vacía llena de prejuicios e ideas preestablecidas. Para todos aquellos que decidimos romper los paradigmas y solo nos llevamos una maleta llena de amor por nuestros seres queridos y los valores y principios que nos inculcaron. Ahora estamos partidos entre el mundo que recorrimos y los que se quedaron en casa. Creo que solo ustedes me entienden, no estaremos completos otra vez porque una gran parte de nosotros se quedo en nuestro hogar.
"Una maleta, un hombre. El la agarra y se lanza hacia lo desconocido. Un viaje voluntario a un horizonte que abraza y se antoja infinito, a la búsqueda de la libertad y guiado por la supervivencia”.
'El viajero' de Bruno Catalano es un hombre impulsado hacia la infinitud del tiempo y el espacio. Su casa no es más que una maleta y su ser, progresivamente, va poco a poco despojándose de todo lo que creía necesario, de todo su 'yo tan hábilmente construido por nuestras sociedades.
Ya no es 'el hombre de un mundo' sino 'el hombre en el mundo', aún con su bagaje cultural pero que se ha vuelto frágil ante la inmensidad.
Este viajero escapa de sí mismo, para encontrarse con su tierra desconocida.
Uvi
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sir-angel24 · 5 months ago
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Quizá es demasiado apresurado.
Quizá debería esperarme al menos unos meses.
Quizá esperar a conocerte realmente sea la mejor opción.
Pero estoy seguro que aún perdiéndolo todo,
aún quedando nuevamente con las manos vacías
y mis maletas llenas de amor.
Aún perdiendo,
esta vez ganaría.
Por el simple hecho de haberte conocido
y por haberlo intentado una vez más.
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gothmusiclatinamerica · 9 months ago
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"Detr​á​s del Hielo" by Santiago, Chile-based eclectic goth act Maletas Vacías off of their 2023 debut album Bit​á​cora Inc​ó​gnita
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ocasoinefable · 6 months ago
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.. ese verano, perdí el control y estuve a punto de caer del hilo que me sostiene de la brisa y la tierra. Justo en esa fecha del 04 al 10 soy como un desaparecer, evito a todos y cruzo calles diferentes y vacías, sumerjo mis horas bajo los árboles como un alevilla. Pudo haber sido un grumo de mota o el olor de café de esa mañana. Su voz cansada por los años llamo mi atención..
- ¡Olle, no te rías de todo, estáte sería una vez..!-
Pero yo seguía con la cara entre las manos, inclinada bajo la mesa
- ¿Qué haremos contigo?, Te la pasas en un mundo de rosas y duendecitos. donde le miras lo bueno a todo y a caso existe algo que te baje de tu frente la aureola..
Lo decía con su fraternal cariño, repitiendo las palabras que yo solía decir en los coloquios cada que riamos en broma. Y volví a reír saber que estaba riendo y que de alguna manera esa "manía" como suele decir al verme tan alegre, le alegra tanto como su como su risa a mí. Se acercó para darme una palmadita en el hombro, una palmadita suave como un guía a su discípulo que no entiende que se ha de caer si sigue con ese mismo andar, y luego un beso en la cabeza como de costumbre al saber que yo no tenía ningún remedio, que tan colorida siempre iba a ser. Yo quise salir corriendo, pero estaba tan cerca, sabía lo que equivalía sí levantaba mi cara en ese momento, sí me miraba a los ojos. y como no iba encontrar palabras para explicarme.
- ¡Mira por la ventana. Hay un diluvio..! y está tan oscuro como averno en los tulipanes. llueve a mares -
Se alejo de mí para ir a la ventana y comprobarlo. Yo salte de la silla hacia la puerta de la salía del patio, y solté una risa,
- ¿¡Que graciosa, pero si está tan soleado!? -
- lo sé, casi nadie lo entiende. e incluso a veces yo no le puedo entender. Pero sucede.. -
- ¡Olle no me tomes del pelo.. y no se te olvide la maleta que está en la entrada sobre la reja. eres tan despistada que se te olvida como la otra vez. ¡Y ojo, no quiero quejas del colegio! -
- jajajaja casi se me olvida. Nop, soy la mejor en mi clase y va en buen camino mi andar de filosofía -
Volvía a reír. Mientras en mis ojos seguía la lluvia.
(nunca nadie entendió, cuando dije "está lloviendo. es un diluvio aunque brilla el sol" no esperaba que lo comprobaran yendo hacia la ventana o me aplaudieran por ingenio. yo solo deseaba un abrazo, mi humanidad aclamaba un abrazo de la única manera en la que se hacerlo, yo siempre he sido poema y mas que leerme esperaba que alguien me tomara en su corazón y me sujetara con fuerza. pero siempre hubo silencio)
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isabellasaintelyon · 1 year ago
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Advertencias: ninguna. Lugar: La Haya, Van Gogh. Fecha: 5 de octubre de 2150. Reto creativo: estaciones. Estación: otoño. Palabras claves: depuración, soltar, cambios. ( + ): ♫
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ㅤㅤㅤDespués de guardar lo que le faltaba en la maleta abierta sobre la cama, sus ojos recorrieron con lentitud la estancia —ahora casi vacía—, en la que había dormido en el transcurso de los últimos ocho años. Recordaba perfectamente lo ilusionada que se sintió cuando la vio por primera vez…, no por lo enorme o lujosa que era, tampoco por la idea de poder dejar fluir su creatividad en la decoración de la misma, sino porque, en aquel entonces realmente llegó a creer que a pesar de todo sí tendría un final feliz al lado del príncipe azul que amaba, y que vivirían en un eterno cuento de hadas…
ㅤㅤㅤSoltando un suspiro, se concentró en el delicado diseño floral de tonos suaves del papel tapiz que cubría del piso al techo una de las paredes. Pronto este iba a ser quitado y reemplazado por una buena capa de pintura blanca o marfil, y esa habitación pasaría a estar —junto a la lista de las otras tantísimas que se hallaban en ese interminable laberinto de pasillos—, reservada para invitados, quizá. Pero, sorpresivamente, ese hecho no llenaba de tristeza su corazón. No, porque irse de ahí era un completo alivio para sí, más grande incluso del que se imaginó…
ㅤㅤㅤCerró rápidamente sus cuatro maletas en cuanto dos de los hombres encargados de la seguridad del Palacio ingresaron, antes de indicarles amablemente que ya podían llevarlas abajo, al automóvil que la esperaba en la entrada para trasladarla a su nueva vivienda…
ㅤㅤㅤUna vez se hubieron marchado con sus cosas, se acercó a la cómoda y colocó en la superficie pulida de esta el único objeto que, pese a que seguía teniendo un valor sentimental incalculable para ella, no consideraba correcto ni sano conservar: el brillante anillo dorado que por esos ocho años adornó el dedo anular de su mano izquierda. Lo contempló por unos segundos y, luego, sin más, se volvió y echó a andar en dirección a la salida despejada de cualquier duda, y más importante aún, rebosante de determinación.
ㅤㅤㅤDurante ese último recorrido —que decidió hacer sin ninguna prisa—, mientras veía las impresionantes lámparas de araña, los exquisitos cuadros colgados en las paredes y los originales jarrones a rebosar de flores perfumadas que adornaban las mesas, se prometió que guardaría como un tesoro los recuerdos de los momentos hermosos que pudo vivir ahí, y no de esa belleza y elegancia superficial que no escondía nada más que hipocresía, avaricia, egoísmo, y ojos espías sedientos de secretos para chantajear y vender al mejor postor…
ㅤㅤㅤEn infinidad de ocasiones llegó a preguntarse cómo pudo haber aguantado tantos tragos amargos, y esta no era la excepción. Sin embargo, la respuesta vino a ella sin planearlo, al toparse con un retrato de sus hijos en medio del sexto silencioso corredor… Sin los príncipes, probablemente se habría venido abajo mucho antes, cuando el amor hacia su ahora exesposo dejó de ser capaz de mantenerla a flote… Ellos, junto al arte y sus proyectos sociales, la ayudaron a no hundirse tan hondo en la miseria…, a no darse por vencida..,. a prestarle atención a esa espinita que cada día se clavaba más en su corazón...
ㅤㅤㅤSe dirigía a las escaleras para ir a la planta baja, cuando un tímido brote de alegría apareció de repente en su pecho y se extendió —como la dulce melodía de una canción de cuna—, por todos lados, intensificándose un poquito más con cada paso que daba. La idea de tomar un nuevo rumbo solo por ella, no por alguien más, daba miedo, pero la tenía ilusionada…
ㅤㅤㅤTantos años permitiendo que la culpa de algo de lo que era inocente la asfixiara y llevara a darle pase libre en el pasado a sus padres para que la manipularan a su antojo… Tantos años sintiéndose insuficiente por el amor no correspondido desde hacia bastante en su matrimonio ahora acabado… Tantos años poniéndose siempre en último lugar y sepultando sus sueños, metas y anhelos… Habían llegado a su fin a pesar de los esfuerzos de terceros —que decían quererla—, por impedirlo.
ㅤㅤㅤLas riendas de su vida solo las sostendría y manejaría ella a partir de ese momento. Nadie, absolutamente nadie, volvería a utilizarla o amenazarla de ningún modo. El conformismo no la volvería a dominar jamás...
ㅤㅤㅤ Ya en la planta baja, atravesó el vestíbulo y cruzó el umbral de las inmensas puertas dobles de roble de este que daban al exterior, disfrutando enormemente de la brisa fresca que movió sus cabellos castaños y le trajo el dulce aroma de las manzanas maduras. Los rayos del Sol poniente bañaban, con su luz, el escarlata, café, oro y durazno que cubrían, como un colorido manto cálido, cada pedacito de la naturaleza que alcanzaba admirar…
ㅤㅤㅤTiempo atrás, cuando era solo una adolescente, su abuela Isabel le dijo que el otoño era la estación en la que las personas soltaban todo lo que no les hacía bien, porque era lo que simbolizaba, depuración…, pero no fue hasta esos instantes, mientras bajaba los escalones repletos de hojas secas y crujientes, con un gigantesco peso menos de encima y muchas posibilidades en el horizonte, que se dio cuenta de que ella tenía toda la razón del mundo…
ㅤㅤㅤ—Perdóname por tardar tanto, «oma» —pensó en voz alta con un sonrisa en el rostro, antes de darle la espalda a aquella superficial y «preciosa cárcel» —a la que le permitió dañarla demasiado—, y meterse dentro del vehículo junto a sus niños, dejando en el olvido a la «perfecta y callada» reina, a la «feliz y afortunada» esposa y a la «malagradecida y terrible» hija, para darle paso a Isabella, la mujer, madre y artista rebosante de ganas de avanzar y buscar su propia dicha.
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nolmuqta · 1 year ago
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hay un ciento de cosas que llevo en el pecho
me gustaría decírtelas porque a veces
me da la impresión de que son más
tuyas
que mías
hay un ciento de cosas que llevo en el pecho
que me niego a decirte
porque tengo miedo de que con todas ellas
yo pueda irme
hay un ciento de cosas que llevo en el pecho
sobre todo desde que te fuiste
retengo memorias
días
y sueños
que tengan tus cabellos
la forma de tus caricias
el olor de tu voz por las mañanas en mi oído
la ternura para calmar mis miedos
y la suavidad con la que todas mis murallas
rompías
hay un ciento de cosas que llevo en el pecho
como parte de una obra que no termina
que se destruye
y se rehabita
en tu partida
hay un ciento de cosas que llevo en el pecho
y aún así
me siento vacía
como si me faltara la mitad del cuerpo
como si mi alma fuese un mar seco
una galaxia sin planetas
un árbol sin raíces
una melodía que no tiene dueño
una prenda sin remiendo
un silencio que grita de lejanía
hay un ciento de cosas que llevo en el pecho
un ciento de maletas huecas
una libreta
y un sentimiento
un jardín inundado de semillas revenidas
una flor que por mucho que lo desee
nunca florece en estas tierras desatendidas
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relatosmaricas · 1 year ago
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Una pieza de Jazz
Puso un elepé de Nina Simone, prendió un cigarrillo y caminó hasta la cocina dando brinquitos al ritmo de la música, en una pantaloneta holgada que ya estaba roída por unos diez o quince años. Estaba durísimo. Durísimo estaba sonando el elepé un miércoles a plenas ocho de la mañana. Los vecinos pensarían que estaba borracho, pero estaba feliz.
Sacó un par de huevos de la canastilla y los soltó en una cacerola. Los miró freírse con el intenso calor de la estufa y recordó en ellos ese par de pezones rosados que le habían volado la cabeza. Miró hacia los vidrios de la ventana y viajó al momento en el que los dedos de Jazz se deslizaban a través del cristal, mientras él le daba su merecido. Qué rico. Pensaba, mientras ponía el café y los huevos acababan de hacerse en el fogón.
La puerta del cuarto estaba entreabierta. Daba la sensación de que todavía había alguien allí, pero la cama estaba revuelta y aparentemente vacía. Apenas se asomó la cabeza del gato entre las sábanas, revoloteando como solía hacer en las mañanas, mientras Felipe se comía el desayuno. Los huevos estaban en su punto y él estaba durísimo, como la música jazz que sacudía las paredes de la pequeña habitación en el centro de la ciudad.
Si alguien pudiera alzarse a la altura de quince pisos, habría visto a Felipe acariciando su bulto palpitante, con las ventanas abiertas de par en par. Murmuraba entre dientes y gemía como no lograba hacerlo delante de nadie más, mientras la creciente humedad de sus fantasías inundaba las yemas de sus dedos. Sonaba Sinnerman y se desprendía un fuerte olor a café hirviendo que hizo que Felipe se levantara para apagar el fogón. 
Con los dedos todavía untados de sus mieles y las nalgas desnudas hasta la mitad, miró hacia el sillón que estaba junto al teléfono y pensó en Jazz, postrada de espaldas, ofreciéndole sus caderas para introducirse en ellas y perderse del mundo hasta que la explosión de los dos les trajera de regreso.
Siempre que se clavaba en los recuerdos, su mente volvía a ese febrero del 87 y pensaba en la llamada que había recibido cinco horas antes de que Alex estuviera parado en su puerta, con una botella de tequila y una maleta con la ropa de apenas un par de días. La voz de Alex se escuchaba nítida en los recuerdos de Felipe. —¿Te acordás?—, le decía, mientras servía las dos primeras copas de la noche. —¿De qué?—, contestaba Felipe, cuando todavía podía declararse inocente. —De nosotros—, acentuaba Alex, con sus ojos de ámbar clavados en los de Felipe. —De nosotros cuando éramos niños y nos comíamos la boca—. Felipe lo miró aterrorizado. Por supuesto que lo recordaba, pero más con un cierto remordimiento que rayaba en el horror. Fueron muchas las veces que se preguntó por lo que había pasado con Alex. Solo tenían doce años. Eran un par de niños. Felipe nunca había sentido algo por un hombre. La masculinidad le resultaba eróticamente repulsiva. —Soy heterosexual—, se apresuró a responder Felipe con un ligero titubeo. —Lo sé—, le tranquilizó Alex, mientras le ofrecía su copa para brindar. —Siempre lo has sido—, continuó Alex, mientras se quitaba el abrigo y le hacía una poderosa revelación. Una camisa delicada y diminuta vestía su dorso, exponiendo sus clavículas y la pronunciada profundidad de su cintura. La tela dejaba entrever el contorno de sus pezones, que se asomaban como dos pequeñas frutas prohibidas que Felipe no podía dejar de mirar. Sonaba el mismo elepé de Nina Simone, con el volumen adecuado para que solo los dos pudieran escucharlo. 
Felipe tragó saliva. Sintió que iba a explotar y que una parte de él iba a salir disparada hacia la pelvis de su amigo de la infancia. Veía de nuevo el brote de sus pezones, recostados sobre un par de bultos pequeños que apenas se estaban formando, pero que sin duda habían estado allí toda la vida, esperando el momento de su exquisita maduración. 
Alex le miraba desde la barra de la cocina, con su copa de tequila a medio acabar. Su figura casi femenina se acercaba voraz hacia la boca de Felipe, que la recibía sin prevenciones, invadido por un frenesí que iba más allá de la excitación física. Casi. Ese era el detalle que zumbaba como el aleteo de una avispa agresiva en la cabeza de Felipe. Sonaba la música jazz. Los cuerpos se unían en un abrazo violento y se desprendían de las telas para salpicar el lienzo de las pieles. De pronto sus miembros se encontraron incómodamente erguidos entre las caricias. —No lo tienes que mirar—, le dijo Alex, mientras se ponía de espaldas sobre el sillón y le enseñaba el camino hacia sus glúteos. Sonaba Revolution y Felipe embestía con fuerza a la mujer que deslizaba los dedos a través del cristal en la ventana. Saboreaba los colores de las pecas de su espalda y se fundía en decenas de constelaciones que se iban formando con cada beso. Las manos inquietas de Felipe recorrían el delicado cuerpo de Alex desde su esbelta cintura hasta los retoños de sus pechos, para apretarlos sedientas, tratando de extraer sus jugos naturales.
Pequeños gemidos brotaban de los labios de Alex, que había dejado de ser él para convertirse en Jazz y fundirse con la música del elepé. Sonaba To Love Somebody, mientras las lágrimas recorrían el rostro de Jazz, hecha mujer. La cruda respiración de Felipe resonaba tan fuerte que sacudía los cuerpos de los dos en una misma frecuencia. —But I am a woman—, dice la canción. —Can’t you see what I am?—, canta entre dientes Jazz, mientras se aferra con fuerza al pecho de Felipe, que la contiene en su embriagante calidez. Es febrero del 98. Suena To Love Somebody y Felipe está feliz de recordar a Jazz, la mujer que estuvo a punto de matar a golpes en el 87. La de los ojos de ámbar que se apagaron en llanto, mientras sonaba esa canción. La que salió esa noche con la cara reventada y el alma vuelta mierda. La que se salvó porque Felipe alcanzó a ver en su rostro moribundo la imagen de su amigo de la infancia. La que de otro modo habría muerto, cuando apenas se estaban asomando sus primeros sueños de mujer. La de los besos de tequila y la piel de caramelo, que Felipe jamás iba a volver a ver, ni a sentir, ni a tocar. Salvo por esa pieza. Esa remordida pieza de Jazz. La que se despidió esa noche, sin hacerlo. Y para siempre.
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alismithlier · 1 year ago
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Feeling alone
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Estaba sentada en el sofá de la sala de estar, esperando a que mi prometido, Miguel, llegará.
Ha pasado 1 hora de la hora acordada, la cena fría sobre la mesa, la botella de vino que decidí beber para no desperdiciar, a la mitad. Hace tiempo que el departamento no se siente igual, el ambiente es frío, se siente solo, creí que al comprometerme con Miguel todo mejoraría, pero no cambio absolutamente nada.
Seguí en el sofá ya con la botella vacía, eran casi la 1:00 de la mañana cuando decidí trasladarme a la habitación, me acosté en esta hecha un ovillo en medio de la cama con la sábana hasta el cuello, recordando lo buena que era nuestra relación en un inicio, lo atento y que solía ser, solíamos pasar muchisimo tiempo juntos.
Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas cuando escuché las llaves en la puerta principal.
— ¿Emma? — lo escuchó llamar mi nombre, y sus pasos por el pasillo que lleva a la habitación. Controlo mi respiración y finjo dormir.
— Cariño, ¿estás despierta? — abre la puerta y camina sigilosamente hasta la cama y se sentó en esta — Emma, perdóname cariño, no pude escaparme antes — dice con un tono precavido mientras acaricia mi mejilla y suspira — Lo siento — sabe que estoy despierta, pero finge que no y se dirige al baño.
Cuando desaparece suelto el aire que retenía y solamente dejó correr las lágrimas mientras caigo dormida evitando su presencia.
Al amanecer, me levanto con la esperanza de encontrarlo en casa, de que quiera arreglar esto, pero oh sorpresa, su lado de la cama frío y tendido con el reloj marcando las 7 am, me levanto perezosamente aún con un poco de ilusión de encontrarlo en la cocina, pero no, no hay ni señal de que estuviera por aquí de no ser porque lo que iba a ser la cena de ayer no está, hasta que llego al comedor en donde hay una nota.
Buenos días, linda.
Lamento mucho lo de anoche, así como lo de hoy, planeaba --------- disculparme apropiadamente, pero hubo una emergencia. ------------Esta noche te llevaré a cenar, lo juro, paso por ti al trabajo.
Con amor, Miguel
Puedo sentir mi cabeza negar, pero le daría el beneficio de la duda, es nuestro 4to aniversario, podría sorprenderme, así que con esa luz de esperanza en mi corazón me aliste para el trabajo y me puse en marcha.
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Una decepción más, ¿sorprendida? para nada, ¿Decepcionada?, definitivamente.
Es un circulo al cual debo ponerle fin, de nuevo, media hora de espera, 10 llamadas directas al buzón, como 20 mensajes y ni una señal de humo, así que aquí estoy de camino a casa.
El camino no es tan largo así que me voy caminando, con un sentimiento oscuro en mi interior, estoy harta de todo esto, así que decidida voy practicando lo que le diré al llegar.
Al girar la esquina de nuestra casa mis manos comienzan a sudar y temblar, sé que lo que haré está bien, aunque lo ame. Abro la puerta principal y me recibe la oscuridad y el silencio del departamento, sin poder evitarlo lágrimas y sollozos escapan de mi y las dudas que quedaba sobre la decisión de dejarlo se han desvanecido, no podré soportar esto más.
Voy a la habitación y empaco mis cosas en una maleta y las alistó dejándolas en detrás de la puerta, no seré una cobarde y esperare a que llegue. Pasan 20 minutos cuando recibo su llamada.
— Emma, perdoname, no me di cuenta de la hora —está conduciendo se puede escuchar los carros alrededor —¿donde estas?
— En tu departamento Miguel —contesto más bruscamente de lo pensado — no te iba a esperar todo el tiempo que quisieras.
— Disculpame de verdad, voy para allá aún no se acaba el día — suelto un suspiro exhausto
— Te espero aquí — cuelgo y llamo a un taxi que me lleve a mi departamento, hice una buena elección al no deshacerme de él.
Veo a Miguel entrar por la puerta principal con un aspecto preocupado.
— Listo, vamos — solo lo veo desde el sillón en el que estoy sentada
—No, no vamos a ningun lado Miguel — suelto y su semblante empeora, verlo así me hace sentir mal, pero no puedo hecharme para atrás — tenemos que hablar
— Esto es por lo de ayer, ¿verdad? — se apresura a mi lado intentando tomar mi mano y es mi turno en ponerme de pie
— No solo de ayer y lo sabes — agacha la mirada — Ya no puedo seguir con esto — dejo salir, sin más
—¿Qué?, no, no digas eso cariño, sé que he estado ausente últimamente — se pone de pie y camina hasta mi, mientras lo miro con una ceja alzada —pero te prometo que... —
— Que pondrás de tu parte?—lo interrumpo — ¿Qué estarás al pendiente?, ¿Qué saldrás más temprano?, ¿Qué compartiremos más tiempo?, ya me lo sé de memoria Miguel — me cruzo de brazos reconfortandome a mi misma
— Lo siento, sé que el trabajo no es excusa — dice buscando que decir — pero aunque no me creas siempre estas en mi mente, y te amo, eres lo que más amo en esta vida, no soportaría que me dejarás — dice desesperado, con los ojos aguados
— Y yo te amo a ti, pero siempre he estado para ti y creo que se te olvido que es mutuo y tenías que estar para mi. Parece que somos extraños viviendo juntos.
Lo veo ponerse de rodillas y tomar mis manos mientras llora.
— Por favor perdoname, no me dejes — era difícil verlo así y mantenerme firme, pero sabía que si se lo permitía lo volveria a hacer — no sé que haría sin ti.
—Lo siento, no puedo vivir con la mitad, más bien menos de la mitad de ti, no es lo que quiero —ahora lloraba junto con él — jamás me había sentido tan sola como este último año a tu lado
Me solte de su agarre dejando el anillo en la mesa de centro, tomé mis maletas y salí del departamento con el corazón destrozado.
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