#Los pocos bollos
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Mimatocolors: Day 3/Blue
Se acercaba el día del mar en Japón y Mimi le había pedido a Yamato ir a celebrarlo pero vestidos de marinos, algo que Yamato ya no pudo objetar.
Su "cita" era en el Parque Marino de Odaiba, una vez que se encontraron fueron a dar un paseo por todo el parque, viendo las decoraciones que armaron ese día, después fueron por unos bollos dulces.
- Tienes un poco de migajas en la cara - dijo Yamato a Mimi y por instinto quito la migaja sin darce cuenta que roso la comisura de los labios de la castaña.
Mimi al darce cuenta de la reacción que tuvo Yamato hacia ella, se puso nerviosa y no sabía porqué - Gra...gracias - apenas pudo pronunciar una palabra.
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No estaba muerta, andaba de.... trabajo XD
Me vale madres si tardo una eternidad con el reto, siempre va a valer para mi persona favorita @blake.m0nd y con una colab con la besty @noixdraw 🤩💖
Lineart de Mimi: @noixdraw
Linear de Yamato y pintado: @avazans
#mimato #yamamimi #mimatocolors #Mimatochallenge #mimitachikawa #太刀川ミミ #やまみみ #ヤマト/ミミ
#yamatoishida #石田ヤマト #digimon
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last year i went to albacete with my family and my grandma told me that her father planted one of the first trees in this park next to her sister's house. now i'm reading his memoirs and he just talked about that event !!!
this is the only picture i took of the park that day (i'm obsessed with the albacete themed garbage containers btw)
and here's his description of the whole thing <3
Estos edificios los hacían de tres y cuatro pisos y que en pocos años se llegó la calle hasta la que es ahora la Plaza de Don Gabriel Lodares que al final se empezó a hacer el parque que se llamó de Canalejas y después otro nombre que no recuerdo y que al final de la Guerra Civil los de Franco le pusieron de los Mártires porque en él fusilaron los rojos a varios señores de los más superiores de la sociedad del pueblo. Hoy se llama de don Abelardo Sánchez, de los primeros árboles que se pusieron yo ayudé a poner uno pues fue un día de Jueves Lardero que nos convidó el Ayuntamiento, dándonos de merienda una bolsa de papel con un bollo, un huevo y una onza de chocolate y una naranja, así que de esto hará ya setenta y seis años.
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Capítulo XXVI: Poción de elocuencia
Despertó al mediodía. Habría seguido durmiendo si no fuera porque algo, una caricia persistente que recorría su brazo de arriba a abajo, la sacó del sueño. Alicent entreabrió los ojos, aturdida. Los rayos de Magnus caían sobre su rostro, cegándola. Cerró los ojos y giró sobre sí, convencida de que estaba en su casa a pesar de que su cama nunca antes se había sentido tan cómoda. Se estaba a punto de volver a dormir cuando una nueva caricia la ató a la vigilia. Aunque intentó pedir cinco minutos más, solo salió un gruñido de su boca. Tenía demasiada sed.
—Nunca imaginé que durmieras tanto —dijo Seth—. Estás muy bonita durmiendo, hasta cuando babeas —comentó con una risa suave.
Alicent parpadeo un par de veces, desconcertada. ¿Qué hace Seth en mi habitación? Se removió en la cama y estiró el brazo, buscando su manta de piel para cubrirse, avergonzada de que él la estuviera viendo así. Tanteó la tela mientras volvía en sí hasta que se dio cuenta de que estaba tocando la manta, pero no su manta. Se parecía más a las que Idgrod y Joric tenían en sus habitaciones. Extrañada y medio despierta volvió a girar sobre sí, hacia la luz, hacia la voz de Seth, dispuesta a descubrir lo que estaba pasando. Fue durante el giro que terminó de despertar, y los recuerdos de la última noche la atravesaron como el rayo la atravesó en el pasado: sintió su cuerpo entumecido paralizarse, y sus brazos empezaron a temblar tanto que parecía estar convulsionando. Incluso podía sentir el escozor justo en la zona por la que había entrado.
Alicent se aferró a las sábanas. Eran más finas y ligeras que ninguna otra sábana que hubiera usado nunca, tanto que ondeaban un poco por el tembleque de sus manos, haciendo cosquillas sobre su piel. Seguía desnuda, tal y como Seth la dejó en la cama después de… después de…
Abrió los ojos de par en par. Seth estaba de pie frente a ella, sonriendo como si nada. Como si acabara de regresar del Cerro tras un día normal y todo estuviera bien. Alicent se incorporó despacio sin apartar la vista de él, sin apenas parpadear, aferrada a las sábanas con ambas manos bajo la barbilla, ocultando su desnudez. Sintió la tentación de taparse hasta la cabeza como hacía por las noches, cuando se quería ocultar de los monstruos. Pero ahora vivía en una torre llena de monstruos, de vampiros. Y luego estaba Seth. En aquel momento Seth también le parecía un monstruo, aunque fuera humano.
—Te he traído esto, supuse que tendrías hambre.
Seth dejó una bandeja de madera redonda junto a ella. Tenía un vaso con zumo, un par de bollos dulces, un trozo de empanada de carne y una jarra con agua. Alicent se lanzó a por el agua y bebió varios vasos con desesperación; la última vez que había comido y bebido había sido en Morthal, en su casa. Miró hacia la comida, pero tenía el estómago revuelto. En realidad, sentía un malestar general por todo el cuerpo que crecía junto a su tensión, como alimentado por los nervios.
—No tengo hambre —murmuró, mientras alzaba la mirada despacio, desde la bandeja hasta sus ojos.
—Entiendo —dijo él—. Prefieres que hablemos antes. Imagino que tendrás muchas preguntas.
Seth no parecía sorprendido. Ni siquiera parecía sentirse ni un poco culpable. Le mantuvo la mirada sin problema e incluso suspiró con pesadez, como si le molestara su actitud. Aquello la enfadó. La enfadó tanto que el malestar y las ganas de llorar se convirtieron en coraje.
—Tampoco quiero hablar contigo —espetó.
Seth apretó los labios y la miró con advertencia. Su madre siempre la miraba así cuando seguía pidiendo algo que ya le había denegado, como cuando insistió en ir a Soledad junto a sus amigos hacía un par de años, la primera y única vez que la jarl la había invitado a un viaje. Sabía lo que significaba aquella mirada: “Sigue así y te ganarás un castigo”. Seth se sentó a su lado y apoyó una mano en su hombro. Alicent no se atrevió a apartarla de un empujón, amedrentada por su mirada, pero el tacto de su piel era algo insoportable y vertiginoso, tanto que se tuvo que mover.
—Aléjate de mí —dijo casi en un grito, con la voz llena de desesperación.
Prácticamente, saltó al otro extremo de la cama. Lo hizo de una manera tan brusca que, sin querer, tiró la bandeja. El pastel y los bollitos salieron volando, el zumo se desparramó por la cama y por el suelo, donde tanto el vaso, la jarra, como el resto de la vajilla cayeron, armando un estruendo. Seth se levantó a tiempo de esquivar el zumo y se quedó de pie desde el extremo de la cama. Alicent lo miró, aunque no lo quería ver; se sentía más segura si podía vigilarlo.
—¿Pero se puede saber qué te pasa? —preguntó Seth con sorpresa, mirando el desastre que había hecho en el suelo— ¿Te has vuelto loca?
—¿Cómo que qué me pasa? Me pegaste —acusó con la voz crispada, incrédula, sin poder creer que tuviera que justificar su actitud—. Seth, me trajiste a un nido de vampiros. Y luego… luego… —Alicent apretó los ojos con fuerza y se le escaparon las lágrimas ante el doloroso recuerdo del abuso—. ¿Cómo pudiste hacerme eso…?
—Pensaba explicártelo ahora, pero… —Seth se pausó un momento y frunció el ceño, como si acabara de caer en la cuenta de algo—. Espera, ¿qué se supone que te he hecho?
Alicent parpadeó un par de veces, mirándolo. Seth la miró de vuelta con una expresión tan desconcertada que Alicent se la creyó. Tanto que, por un momento, se preguntó si en vez de cruel no sería estúpido. Alicent apretó los puños bajo la barbilla, todavía aferrada a la sábana.
—Te aprovechaste de mí. Me… Me… —violaste. Esa era la palabra, pero Alicent fue incapaz de decirla en voz alta. Intentó buscar otra forma de llamar a lo que había pasado la noche anterior, pero no la encontró—. Yo no quería, y tú me…
—¿Yo, qué? —la cortó Seth, con ambas cejas levantadas y una mirada desafiante.
Alicent se encogió en el sitio, pero no se dejó amedrentar.
—Me usaste como a una muñeca y me metiste… me metiste eso. Me obligaste a…
—Yo no te obligó a nada.
Seth la cortó de nuevo. Alicent abrió la boca con indignación e intentó defenderse, pero Seth levantó la mano, haciéndola callar.
—No, déjame hablar a mí, Alicent.
Apretó los labios, mirándolo. No le interesaba nada de lo que él tuviera que decir, no había excusa en el mundo que justificara sus actos, pero no tenía otra opción. En aquel momento dependía de Seth para poder volver a Morthal. Dependía de él incluso para abrir la maldita puerta del cuarto. Así que asintió, se cruzó de brazos con cuidado de no soltar la sábana y lo miró en silencio, haciéndo saber que lo escuchaba.
—Tú elegiste venir, yo no te obligué. ¿No es verdad? —Alicent apretó los labios y asintió—. Y anoche te di muchas oportunidades para parar, pero no hiciste nada, ¿o me equivoco? —Aunque en esa ocasión Alicent no hizo ni dijo nada, Seth se tomó su silencio como una confirmación—. ¿Ves? Tú querías hacerlo tanto como yo, Alicent, no sé cómo puedes acusarme de algo así.
Alicent quedó atónita, sin palabras. ¿Era posible que Seth creyera de verdad que ella había querido? Su boca se torció en un mohín disgustado y bajó la cabeza. Aunque no podía recordar todo con exactitud, era cierto que él le había dado la opción de bañarse sola y que ella no se había negado a su ayuda. ¿Había sido su culpa? Quizá si se hubiera esforzado un poco más podría haber hecho o dicho algo y nada de aquello hubiera pasado.
Seth pareció darse cuenta de que estaba bastante confundida, porque su mirada adquirió un matiz comprensivo. Rodeó la cama y se volvió a sentar junta a ella, con el cuerpo girado en su dirección. En esa ocasión no la intentó tocar, cosa que ella agradeció internamente.
—Alicent, lo que pasó fue porque tú quisiste. Porque sientes algo por mí, al igual que yo lo siento por ti. Entiendo que… —miró hacia abajo, hacia su vientre cubierto por la sábana. Alicent se aferró más a la sábana y él subió los ojos a los suyos—. Es normal que te duela, ¿vale? Y se te pasará. Siempre ocurre la primera vez. Pero no es justo que me acuses de algo así solo porque no ha sido como sea que te hayas imaginado. Es que no, Alicent. ¿No te das cuenta de lo horrible que es lo que insinúas? Haces que parezca… que me sienta un monstruo.
Alicent agachó la mirada, sintiendo una punzada de culpa. Intentó ponerse en su lugar y pensar en cómo se sentiría ella en su situación. Por más vueltas que le dio, no se veía capaz de hacerle daño de manera voluntaria. No se veía capaz de dañar a un extraño, mucho menos a alguien a quien quería. Era imposible. Y como Seth la quería, debía ser lo mismo para él.
—No sabía lo que estaba pasando —reconoció en un hilo de voz, bajando la mirada—. Estaba tan asustada que ni siquiera me podía mover. ¿Cómo…?¿Cómo pudiste pensar que quería hacer… eso, después de todo lo que acababa de pasar? —lo miró, con lágrimas en los ojos. No solo quería que él la entendiera, sino que también lo quería entender ella misma—. Creía que… Después de lo que pasó en el Cerro… Me prometiste que esperarías —acusó al fin antes de romper en llanto, sintiéndose traicionada al recordar la promesa rota.
Seth parpadeó un par de veces y luego la miró de esa manera que hacía que se sintiera tonta, como si hubiera dicho una estupidez.
—Y he esperado. He esperado a que estemos juntos, a que vivamos juntos. Estamos comprometidos, por Mol… —Seth se cortó y respiró hondo, su nariz aleteó un par de veces y la miró con frustración—. Por Los Ocho, Alicent. ¿Cuánto más querías que esperara? ¿A después de la boda? Ya no estamos en la Segunda Era.
Molag. Casi jura por Molag.
Seth apoyó una mano en su pierna y Alicent se levantó de la cama sin soltar la sábana, de nuevo atemorizada. Lo poco que sabía de Molag Bal bastaba para saber que jurar por él era algo malo. Muy malo. Quería apartarse más de él, de la cama, pero el cuerpo de Seth tenía atrapada la sábana contra el colchón y Alicent no tenía más ropa con la que cubrirse.
—¡No me toques! —pidió con la voz rota. Se sorbió la nariz, sintiendo como las lágrimas resbalaban por sus mejillas—. No me toques —repitió más bajo, susurrando.
Seth se tensó y el enfado brilló en su mirada. Al hablar, su voz sonó mucho más fría que antes, sin ningún rastro ya de comprensión ni paciencia.
—Lo diré una sola vez. Si quieres vivir aquí, tendrás que empezar a portarte como una adulta. Ya eres una mujer, Alicent —le recordó—. Y yo soy un hombre, y no tengo por qué aguantar esto.
Seth se levantó de la cama y Alicent pudo retroceder hasta pegarse contra uno de los cuatro pilares que, junto al medio muro de piedra, delimitaban el área de la cama. Reprimió un respingo al sentir la piedra fría contra su piel desnuda. Seth hizo un gesto de desdén con la mano y le dio la espalda. Antes de salir de la habitación, un aura morada rodeó su mano y un lobo salvaje, también rodeado de un halo morado, apareció a los pies de la cama. Siempre que Seth invoca un animal, su magia es morada. Pero cuando no, es blanca. Aquel lobo la miró de una forma extraña, como si quisiera abalanzarse a ella, pero en lugar de eso rodeó la cama y empezó a comer y a lamer la comida y el líquido que habían caído al suelo.
Alicent se quedó mirando hacia el animal y no volvió a alzar la vista hasta que escuchó pasos acercándose. Seth había vuelto a la habitación y caminaba hacia ella, mientras terminaba de beber una poción. Alicent miró el frasco, opaco, amarillo y circular, sin ser capaz de reconocer qué poción era. Se pegó más contra la pared cuando Seth se detuvo, apenas a medio paso de ella. La miró con hartazgo.
—Bueno, ¿y qué vamos a hacer ahora? ¿Te vas o te quedas?—preguntó. Alicent lo miró con incertidumbre y sintió una punzada de esperanza—. Pero si te vas…, olvídate de volver nunca, porque…
—¿Me puedo ir? —interrumpió, mirando hacia la puerta de la habitación y luego a él—. ¿De verdad?
Seth la miró con una extrañeza que su expresión corporal reforzó.
—Pues claro que te puedes ir. ¿Pero tú has visto cómo me tratas? —reprochó—. Primero te meas encima y haces que te limpie yo. Luego me acusas de que he abusado de ti cuando eras tú la que estaba encima, y no contenta con eso tiras la comida que te he preparado. Que esa es otra —sonó extrañamente herido, como si aquel detalle lo molestara sobremanera—. La preparé yo, porque quería hacer algo especial por ti durante tu primer día aquí, y mira cómo me lo has pagado. Si así va a ser nuestra vida juntos, ¿crees que te quiero aquí? Vete cuando quieras, porque, ¿qué será lo próximo que digas si te intento hacer cambiar de opinión? ¿Que te tengo secuestrada?
Alicent abrió la boca, sorprendida, pero la cerró de inmediato con vergüenza, sintiéndose culpable por haberlo hecho sentir así. Aquella situación era agobiante y le costaba estar segura de nada. A veces parecía obvio que él no había hecho bien las cosas, pero después se mostraba frágil y, desde su perspectiva, ella tampoco se estaba comportando bien. Seth se giró, frustrado. Parecía al límite. A Alicent se le encogió el estómago al verlo resoplar mientras se pasaba una mano por el pelo hasta dejarlo revuelto, como si no supiera qué más hacer para que le entendiera. Ella se sentía exactamente igual. Odiaba aquello, el estar haciéndose daño así, mutuamente.
De golpe, Seth tuvo un arrebato. Gritó con frustración y lanzó el frasco que tenía en la mano contra una de las paredes exteriores. El frasco explotó y los fragmentos de cristal cayeron por la zona del escritorio bajo la mirada tensa de Alicent. Entonces un nuevo ruido estridente la sacó de sí; Seth acababa de patear la jarra de agua metálica. Se encogió de nuevo por el ruido, asustada, y lo miró con precaución. Seth respiraba de manera superficial, intentando tranquilizarse. Odiaba verlo así, tan afectado. Además, descubrir que él estaba dispuesto a dejarla ir la hizo sentir peor, más culpable.
—Seth, yo… Yo no quería que pasara nada de esto. Yo… —se intentó explicar.
Seth la cortó con un resoplido derrotado.
—No querías que pasara nada de esto, no querías que pasara lo de ayer… —replicó sin mirarla—. ¿Hay algo que quieras?
Alicent reprimió un sollozo, por el reproche. Aunque sabía lo que quería, no fue fácil decirlo, porque entendía las consecuencias. Seth lo había dejado claro, nunca volverían a estar juntos. Nunca la dejaría volver con él. Aún así, lo único que Alicent deseaba en aquel momento era volver a Morthal. Daba igual que Lami la fuera a castigar de por vida, porque tras regañarla la abrazaría y cuidaría de ella hasta ayudarla a olvidar todo lo que había pasado.
Tomó aire, cuando logró hacerse cargo de su decisión.
—Quiero irme a casa.
Seth la miró con una expresión indescifrable que le heló la sangre.
—Me temo que no puedes volver a tu casa —dijo Seth—, pero viendo lo visto quizá lo mejor sea que te vayas de aquí.
—Pero… Pero has dicho… ¿Por qué dices eso? —preguntó, confundida. ¿Cómo no iba a poder volver a su casa? Por muy enfadada que estuviera su madre, Alicent estaba segura de que la recibiría. Entonces su cara perdió el color—. Mi… ¿Mamá ha…? —dejó la pregunta en el aire.
Seth la miró en silencio, apretando los labios. Cuanto más tardaba en responder, más le dolía cada latido de su conrazón. Hasta las piernas le fallaron, y se empezó a escurrir lentamente hasta el suelo. No podía ser verdad. Su madre no podía estar muerta. Cuando ya estaba sentada sobre la fría piedra, Seth se agachó frente a ella.
—Lami está viva. Llegué justo a tiempo. —Seth apretó los labios unos segundos antes de seguir hablando—. Mira, Alicent, a pesar de que tú fuiste la primera en agredirme, te quiero pedir perdón por devolverte el golpe. No debí hacerlo, pero perdí los nervios. Venía justo de salvar a tu madre y a todo el pueblo, y lo primero que me encuentro es a ti encerrada en una celda por haber tratado mal a mis amigos. Y en cuanto te saco y te traigo aquí para que estés más tranquila y podamos hablar, vas y me dices que me odias. —Seth agachó la mirada hacia el suelo, hacia el espacio existente entre sus pies y sus rodillas—. No debí traerte aquí. Soy un idiota —musitó—. Está claro que lo haces. Desde que te traje, no dejas de demostrar que lo haces.
—Yo te quería, Seth —susurró, con la voz ahogada por las lágrimas.
—Me querías… —repitió él, todavía sin mirarla. Suspiró de nuevo y se levantó. Alicent tuvo que alzar la barbilla para poder mirarlo a la cara. Parecía tan triste que su corazón, maltratado desde la noche anterior, se retorció un poco más en su pecho—. Pues ya está. Aquí se acaba todo. Voy a hablar con Movarth para ver qué hacemos contigo.
Alicent tardó unos segundos en adivinar quién era Movarth. Laelette había llamado así al vampiro que estaba dibujando los planos cuando ella entró a la sala.
—¿Cómo que qué vais a hacer conmigo? —preguntó con un hilo de voz, temiendo la respuesta.
—El clan de Movarth es como mi familia, Alicent. Pensaba que podía confiar en ti y compartirte nuestro secreto, pero… está claro que no puedo confiar en ti. —Alicent abrió los ojos sorprendida, aterrada, empezando a negar al entender lo que sugería— Seguro que vuelves a Morthal y le cuentas a todo el mundo sobre el clan o, peor, que te he violado. No puedo permitir eso, Alicent. No podemos.
Aquello solo podía significar una cosa. Voy a volver a la celda. Y no por solo unas horas. Empezó a temblar, tanto que la sábana se resbaló de sus manos, cayendo sobre sus piernas. En aquel momento tenía tanto miedo que ni siquiera pudo sentir vergüenza por quedar desnuda; se separó de la pared y quedó de rodillas ante él, se agarró a la tela de sus pantalones y alzó la barbilla para mirarlo, desesperada.
—N-No, Seth… Por favor… Yo… yo te quiero, no me…
Seth bufó con cinismo.
—¿Ahora sí me quieres?
—Te quiero, lo juro. Haré lo que sea para demostrarlo —ofreció en un acto de desesperación—. No quiero… Quiero estar contigo —aseguró, mientras se agarraba a sus piernas con fuerza, impidiendo que él pudiera alejarse—. Por favor, Seth —su llanto se hizo más fuerte—. Lo que sea —repitió—, para que me creas.
Seth la miró unos segundos antes de ladear un poco la cabeza y estrechar los ojos.
—Bien. Si dices la verdad, demuéstralo.
Alicent le devolvió la mirada, parpadeando un par de veces con rapidez para deshacerse de las lágrimas.
—¿C- cómo? —tartamudeó.
—Ya sabes cómo.
Alicent abrió mucho los ojos al comprender, y tuvo que morderse el labio inferior para contener el ruidoso llanto que quiso acompañar sus lágrimas. Quería que hicieran eso de nuevo.
—Si tan solo supieras lo difícil que es —dijo Seth, suspirando con pesadez—. ¿Crees que me gusta ver cómo lloras y te resistes? Ayer cuando estuvimos juntos, tú me diste permiso. Lo hiciste en el momento en el que no dijiste no. Te di la opción de parar, y tú te quedaste callada. Lo único que quiero es que me quieras tanto como yo te quiero a ti, Alicent, ¿por qué lo tienes que hacer tan difícil?
—Tienes razón —respondió con un tono apagado, pensando en la celda fría y oscura, rodeada de esclavos semidesnudos que servían de alimento y a saber de qué más a los vampiros. No quería volver allí por nada en el mundo—. Perdón por no haber sabido decir que no quería —añadió, soltando una de sus piernas para limpiarse las lágrimas con un nudillo—. La próxima vez… La próxima vez te lo diré. Lo prometo.
—No es lo que quería decir —dijo Seth, cansado—. Te quiero y, según tú, también me quieres. Vamos a estar juntos y a pasarlo bien, ¿vale? Nadie dice que tengas que hacer algo que no quieres, pero debes entender que yo no tengo por qué seguir esperando por ti. Si no queremos lo mismo, no tiene sentido que sigas conmigo.
Alicent tragó saliva, sintiendo que se le erizaba la piel. Había captado la amenaza.
Seth se inclinó y la ayudó a ponerse en pie. Aunque estaba completamente desnuda, él la miró a los ojos.
—Mira, Alicent, no quiero que te sientas obligada a nada. Solo entiende que tengo mis necesidades.
—Vale —aceptó, agotada. Si aquello tenía que pasar, quería que pasara cuanto antes.
Los ojos de Seth brillaron de una manera extraña, oscura. Dio un paso hacia ella y volvió a ladear la cabeza; ahora su expresión le recordó a la del lobo que había invocado.
—¿Vale? —preguntó. Alicent asintió, con el cuerpo cargado de tensión—. ¿Vale, qué?
Alicent agachó la mirada, muerta de vergüenza y de miedo, odiando que estuviera prolongando aquello, haciéndolo más humillante para ella.
—Que lo haré —masculló—. Lo haré por ti.
—¿Que lo harás por mí? —cuestionó Seth. El tono que usó la hizo saber que había dicho algo mal, aunque no entendió el qué hasta que él siguió hablando—. Y luego, la próxima vez que no sepas controlar tus emociones, ¿qué harás? ¿Volver a decir que te violé? No, Alicent. Pídemelo. Pídeme hacerlo y entonces, te creeré.
Seth acortó la distancia con ella y le levantó la barbilla, obligándola a mirarlo a los ojos.
—Pídelo, Alicent. O se acabó.
—Pero… —balbuceó—. Pero no sé cómo…
Seth suspiró. Su aliento caliente chocó contra su cara. Tenía un olor floral que Alicent reconoció. Olía a lengua de dragón y a cardo lanudo, los ingredientes base de las pociones de elocuencia. Alicent apretó los puños con rabia al comprender que él había hecho trampa, que la había manipulado. Pero optó por no decir nada, consciente de que la rebelión solo la llevaría a una celda.
—Dime que me quieres —ordenó Seth.
—Te quiero —dijo al instante, sin vacilar. No era mentira, le quería. Al menos a una parte de él, aunque esa no estaba presente en ese momento. Si es que existe.
Seth sonrió satisfecho, con amplitud. La seguía mirando como si fuera un lobo y, ella, su presa.
—Ahora di que quieres ser mía.
—Quiero… Quiero…
Las palabras no salieron de su boca. No podían. Seth tensó la mandíbula y sus dedos se tensaron, agarrando su mandíbula con más fuerza que antes.
—Dilo.
—Quiero… Quiero ser tuya —consiguió decir, con nuevas lágrimas resbalando por su cara.
Sin pronunciar palabra, Seth rompió la distancia y se pegó a su cuerpo y la empezó a besar a la vez que dirigía su cuerpo hacia la cama. Alicent correspondió al beso con más empeño que nunca, desesperada por cumplir sus expectativas y evitar que la encerrara en el sótano. Se besaron sin pausa hasta que Seth se separó para coger aire. Él retrocedió un paso y la miró de pies a cabeza.
—Desvísteme —ordenó.
Alicent contuvo las ganas de negarse y empezó a hacerlo con torpeza. Le quitó primero la camisa, mientras él acariciaba su cuerpo desnudo. Tenía los pezones duros por culpa del frío y esto pareció satisfacer a Seth.
—En el fondo tú también quieres —comentó tras acariciarlos.
Alicent no replicó. Luego Seth metió la mano entre sus piernas, pero la sacó a los pocos segundos con un resoplido, mirando sus dedos. Alicent siguió su mirada y vio que estaban completamente secos. La miró con reproche, como si aquello fuera culpa suya, y después cogió una almohada y la tiró al suelo, frente a él.
—Ponte de rodillas, sobre la almohada.
Su voz sonó tan malhumorada que Alicent obedeció sin rechistar, pese a las dudas. Se arrodilló encima de la almohada, con el cuerpo orientado hacia él. Seth desanudó sus pantalones con parsimonia y los bajó, dejando libre su miembro. Era… pequeño. Alicent lo miró con atención. Por un momento se preguntó cómo era posible que esa cosa pequeña, flácida y rosa le hubiera hecho tanto daño la noche anterior.
Seth malinterpretó sus ojos sobre él, porque sonrió con orgullo. Se empezó a masajear el miembro y Alicent parpadeó confusa, viendo cómo se inflaba hasta que estuvo completamente duro. Ayer, en la bañera, habría jurado que era del tamaño de su antebrazo, pero, ahora que lo tenía enfrente, pudo apreciar que no era más grande que su mano.
—Bien. Ahora, abre la boca.
Alicent levantó la barbilla, sin entender para qué quería que hiciera eso.
—¿La boca?
—Hazme caso. Esto lo hago por ti, para que no tengas que hacer nada que te duela.
Aún confundida, le hizo caso y, para su horror, lo acercó a su boca. Alicent la cerró por un impulso, pero Seth empezó a restregar la punta contra sus labios y también los golpeó un par de veces, hasta que Alicent cedió y los separó de nuevo.
Lo sintió deslizarse por su lengua, caliente, palpitante, e infinitamente desagradable. Cerró los ojos, y aguantó como pudo las ganas de llorar y también de vomitar, mientras Seth se empezaba a mover su boca, agarrando su cabeza para llevar el ritmo, que fue creciendo de intensidad mientras Seth jadeaba. Llegado a un punto Seth gimió y apretó su cabeza contra su pubis. Alicent sintió varios chorros de líquido chocando contra la garganta y el paladar. En cuanto Seth la soltó escupió aterrorizada, temiendo que se hubiera meado, y empezó a toser entre arcadas. Para su confusión, aquello no era pis, sino un líquido blanco y espeso que poco a poco se iba impregnando contra la piedra del suelo.
Seth soltó una risa aguda, bastante desagradable, y se agachó frente a ella, besando su frente.
—Ahora eres mía de verdad.
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El tiempo no es lo mio.
Tengo que confesar que mi vida es un gran desorden, llego tarde a todos lados, no se calcular el tiempo para mí 10 minutos son 50 nunca lo organizo, ni se que es el tiempo algo que pasa? el ahora ? el después? esto se traslada a mi ropero bollos de ropa apiladas, música que va de un estilo a otro, y de un año a otro, siempre digo "mañana lo hago" pero creo que tampoco se cuando es mañana, quizás todo sea producto de mi cabeza que también está bastante desordenada, cada tanto intento ordenar todo en un mismo día (cómo si alcanzara) me gustaría mudarme y empezar de cero, y se que ese proceso va a durar un tiempo, a veces hago todo en un solo día y me pongo contento pero lo bueno dura poco dicen. En mi cabeza hay un par de remolinos que supongo son los que me retrasan para realizar cualquier tarea admiro mucho a quienes tienen toda la paciencia para realizar lo que se propongan, yo no la tengo, soy ansioso quiero todo ya y ese "YA" nunca se cuándo es, porque volvamos al principio no se calcular, pero creo que tampoco me gusta la idea de tener todo controlado es como cuando miras una película y ya sabes lo que va a pasar, me gusta improvisar.
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Las Enseñanzas del Panda
En esta cuenta somos muy fanátic@s del cine, y una de las sagas de películas que más nos gustan es Kung Fu Panda
Realmente Dreamworks hizo un trabajo espléndido con la historia de Po y sus compañeros, pero aquí sobreanalizamos mucho las cosas, ¿no es así?
Vamos a hablar un poco de las cosas que nos enseña la Saga de nuestro Panda favorito!
1: Perseverancia Sin duda el tema más recurrente en estas películas, un panda fofo no puede llegar a ser el "Guerrero Dragón" sin darlo todo. Tiene que sacrificar cosas como comer bollos para entrenar en serio, y todo el mundo debería aprender de Po
2: Las apariencias engañan
No solo es que uno no se espera que el más poderoso sea el panda fofo con pinta de vago, sino que el villano parece ser mucho más fuerte siempre. Sin embargo en la primera película, Tai Lung, el villano, no se deja impresionar por la compañera Tigresa de Po, sabiendo que, aunque parezca mucho más intimidante que el panda, él podía ver a través de su apariencia, y que el verdadero Guerrero Dragón era Po
3: Encontrar tu talento
No creen que el encontronazo del Maestro Oogway fue coincidencia? Po nunca hubiera encontrado su talento de Kung Fu si no hubiera acontecido ese momento, y puede que tengamos que fijarnos más en lo que nos pasa en nuestra vida, porque puede que no lleguemos a descubrir nuestros verdaderos talentos hasta entonces
“ Que vergüenza para un hombre llegar a su vejez sin haber visto la belleza y la fuerza que podría haber experimentado su cuerpo”. Sócrates 470-399 AC
Esto se puede extrapolar a cosas como, no haber llegado a descubrir tu talento real
Y hasta aquí la lista, pongan en los comentarios alguna película de la que podamos hablar!
Por: Esteban, Ambrosio, Adrián y Claudio José
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Un día en el equipo de grabación (Parte de papá)
Texto – Medianoche.
Después de que Xiao Zhan terminó de filmar, trajo a Suo'er de regreso a Beijing y, Wang Yibo se fue a Shanghái a rodar una película después del roadshow.
Como no se habían visto en mucho tiempo, Xiao Zhan y Wang Yibo se extrañaban muchísimo. Suo'er pensaba a menudo en su padre, por lo que Xiao Zhan tomó la decisión de tomar al pequeño bollo a Shanghái para visitar el equipo de filmación.
El equipo hizo un buen trabajo manteniendo las cosas en secreto. Ni siquiera las imágenes de los paparazzi se filtraron. Xiao Zhan se sintió aliviado y saludó a Lele con anticipación, sin decírselo a Wang Yibo todavía para darle una sorpresa.
"¿Papá?" Xiao Zhan envolvió fuertemente a Suo'er y lo sostuvo en sus brazos, revelando dos grandes ojos.
"Papá todavía está filmando. ¿Qué tal si vamos al salón a esperarlo y darle una sorpresa? Papá ni siquiera sabe que Suosuo está aquí para verlo".
"Está bien ~" Suo'er no podía estirar sus manitas, por lo que solo podía sacudir los pies y levantar la cabecita para expresar su felicidad, "Papá ~ Papá ~"
Wang Yibo estaba rodando un drama republicano, sus ropas eran relativamente sencillas, e incluso su ropa estaba envejecida a propósito y tenía algo de polvo, lo que también estaba pensado para la trama.
La escena de la mañana terminó relativamente temprano. Wang Yibo planeaba regresar al salón para llamar a Xiao Zhan, mostrarle su rostro deshonrado y ser un poco coqueto.
Inesperadamente, cuando abrió la puerta, vio a Xiao Zhan sosteniendo a Suo'er sentado frente al espejo de maquillaje, y al pequeño bollo que se veía bonito frente al espejo.
"¿Baobao?"
Suo'er vio primero a Wang Yibo en el espejo, alzo alegremente ambos brazos y le saludo: "¡Papá!".
Wang Yibo dio dos pasos rápidos, sostuvo a Suo'er en sus brazos, bajó la cabeza y besó a Xiao Zhan antes de que pudiera levantarse.
"Mi hijo te extraña", sonrió Xiao Zhan, "Yo también te extraño".
"Lo sé" Wang Yibo tocó la punta de la nariz de su amante, sin olvidar besar la carita de Suo'er, "¿Cuánto tiempo llevas esperando a papá?"
"Un ratito~" Suo’er se agarró los dedos y se dio cuenta de que realmente no sabía contar, sonrió tímidamente y puso la mano en la cara de Wang Yibo, "¡Echo de menos a papá!".
"Papi también echa de menos a Suo'er, ¿has escuchado a papi en casa?".
"¡Si! ¡Bebé y papá duermen juntos!"
"Tsk." Wang Yibo pellizcó la cara de Suo'er, "Estás tomando el lugar de papá, ¿no?".
"¡Papá no está!"
"¡Eso no está bien!"
"¡Ay Wang Yibo!" Xiao Zhan no podía escuchar, "¡No hagas ruido!"
"Oh ..." Wang Yibo frunció los labios, miró a Xiao Zhan con entusiasmo, señaló su rostro y dijo: "Mira lo miserable que soy. ¡Varias personas me golpearon y rodé por el suelo varias veces!"
"¡Hay gente mala!", Preguntó Suo'er con ansiedad, "¿Por qué están peleando?"
Xiao Zhan miró al padre y al hijo con una sonrisa burlona, Wang Yibo no supo vender su miseria y fue cortado por su hijo.
"Eh... Papá estaba filmando, no realmente siendo golpeado".
Suo'er asintió, luego miró la ropa de Wang Yibo con una expresión de disgusto, "Umm... ¡Papá está sucio!" Después de decir eso, extendió la mano hacia Xiao Zhan para abrazarlo.
"¡Mocoso!", Wang Yibo pellizcó la nariz de Suo'er, "Deja que el tío Lele te lleve a comprar algo delicioso, ¿si? Papá hablará con papi un rato".
"¿No puede escuchar el bebé?" Suo'er miró a Xiao Zhan y comenzó a hacer pucheros, "Papi~"
"Suo’er, ¿no quieres comer bollos? ¡Hay bollos cerca de aquí que es muy delicioso!", Wang Yibo tentó a Suo'er, y el pequeño se sintió realmente tentado, "¡Come! ¡Papá también comerá!"
"De acuerdo, entonces el bebé irá a comprárselo a papá para que se lo coma, ¿si?" Xiao Zhan besó la carita de Suo'er, "Ve con el tío Lele, ¿de acuerdo?".
"Está bien~"
Lele abrazó obedientemente a Suo'er y se encontró con la protagonista femenina en el camino.
La protagonista femenina es la compañera de Xiao Zhan en el último drama y conoció a Suo'er antes.
"¿Está Suosuo aquí? ¿Dónde está tu papi?", Preguntó la protagonista femenina con una sonrisa mientras sostenía la pequeña mano de Suo'er.
"¡Con papá! Bebé… bebé va a comprar pan~"
"Estos dos son muy buenos para dejar que los niños salgan a comprar cosas" La protagonista femenina bromeó con una sonrisa y Lele se encogió de hombros: "No se puede evitar, ha pasado demasiado tiempo, está bien que esté aquí".
"Entonces yo también iré. Justo a tiempo para comprar juguetes para Suosuo, nadie está filmando por aquí" La protagonista femenina apretó suavemente el bracito de Suo'er, "¿Está bien, bebé? ¿Puede la tía comprarte algo divertido?"
"Gracias, tía~" Suo'er le sonrió a la protagonista, mostrando sus dientes sin dudarlo.
"De nada bebé, eres tan bueno".
Cuando Suo'er regresó, el brazo de Wang Yibo todavía estaba en la cintura de Xiao Zhan. Suo'er sostenía un bollo en una mano y un juguete en la otra, "¡Papá! ¡Papá! ¡El bebé ha vuelto!"
"Wow, eso es genial." Xiao Zhan le quitó la mano a Wang Yibo, rápidamente levantó a Suo'er, miró el cochecito que tenía en la mano y preguntó: "¿El tío Lele le compró esto a Suo'er?"
"¡No, fue la tía!"
"¿Qué tía?"
"Li laoshi", dijo Lele, "la encontré en el camino".
"Entonces invitémosla a comer", Xiao Zhan se volvió hacia Wang Yibo y le pidió.
"Está bien."
"¿El bebé le dio las gracias a la tía?"
Suo'er asintió, "Sí ~"
"Muy bien" Xiao Zhan abrazó a Suo'er y se sentó en el sofá, "¿Veamos qué comida deliciosa compró el bebé?"
"¡Cuernos!" Suo'er mostró con orgullo los resultados, "También hay fresas~"
Wang Yibo sonrió, normalmente se los compraba a Xiao Zhan, pero no esperaba que Suo'er todavía los recordara.
Ya era casi la hora, "¿Suo'er? Papá va a trabajar” Wang Yibo atrajo la atención de Suo'er. El pequeño bollo de hecho se dejó engañar y miró a Wang Yibo con ansiedad.
"Vamos, dame un beso" Wang Yibo puso su rostro frente a Xiao Zhan, y Xiao Zhan lo besó sin decir nada. Cuando llegó a Suo'er, el pequeño bollo dudó.
"Vaya, papá está tan sucio, ¿Suo’er no besará a papá? Que triste".
"No…" Suo'er rápidamente rodeó el cuello de Wang Yibo con sus brazos y le dio un gran beso, "¡Amo a papá!"
Wang Yibo sonrió y dijo: "Sé bueno".
Por la noche, después de que Wang Yibo se duchara, tan pronto como levantó la colcha, una pequeña bola de masa rodó en sus brazos y dijo: "¡Abrazo a papá!".
"¿No te importa que papá esté sucio?" Wang Yibo abrazó a Suo'er y a Xiao Zhan y les dio un beso en la frente.
"¡Papá huele bien!" Suo'er giró su trasero y subió, besó la barbilla del Wang Yibo, luego se dio la vuelta y besó la de Xiao Zhan, "¡Papi también huele bien!"
"Está bien~" Xiao Zhan le devolvió el abrazo a Wang Yibo, "Entonces tengamos un dulce sueño".
"¡Bien!"
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No pienses en un elefante rosa. No pienses en esos botines que sabes que no te debes comprar. No pienses en lo mucho que te cabrea tu jefa. No te rayes, tía. No te preocupes por si tu amiga sonó un poco seca en vuestra última conversación. No le dediques un pensamiento de más a ese bollo relleno de crema que te comiste antes de acostarte... Ni en los prietos que terminarán yéndote los pantalones y repites el episodio. Olvida la canción de moda... No la repitas para tus adentros. No pienses en sexo si estás en sequía. Olvida el sabor de un cigarrillo si lo has dejado. ¿A alguien le ha servido alguna vez algo de esto signo de interrogación a mí no punto a mí decidir no pensar en algo, me convierte en una obsesión con piernas. Cortitas, pero piernas al fin y al cabo punto para mí intentar olvidar añade colores a los recuerdos Y hasta banda sonora. Pero eso no fue el problema. El problema es que cuando tratas de evitar algo el cosmos te lo pone adelante. Para que aprendas, para que tomes decisiones, para que asumas.
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Quién es Oyá? ☠️💀🖤💜💥🍁🕸️🌬️🌀🌪️🌫️🌈🍆⚰️⚱️ Parte 2 ⚱️Su número es el 9 y sus múltiplos. En el sincretismo se compara con la Santa Virgen de la Candelaria y Santa Teresa (2 de Febrero). Su color es el rojo vino, marrón o carmelita y 9 colores excepto el negro. Se saluda ¡Jekua Jey Yansá! ⚰️Familia de Oyá. Hija de Obbatala y Yembó, esposa de Oggun, Shango y besó por primera vez a Babalu ayé, también hermana de Ayaó que es virgen y no se asienta. 💀Diloggún en Oyá. Habla en el diloggún por Osá (9). ☠️Herramientas de Oyá. Su receptáculo en una vasija de barro con tapa o una sopera de loza color carmelita o de varios colores. Normalmente vive seca, en algunos casos en agua de río y en otros solo se le rocía un poco de agua de río a sus otá. Sus atributos son 9 adanes (manillas) de cobre, vainas de flamboyán, Irukes (rabos de caballo), una mano de caracoles, herramientas de trabajo y de guerra, espadas, escudos, esclavas, espadas rayo, corona, pañuelos de 9 colores diferentes excepto el negro, guataca, pico, acofá, rayo, guadaña, palo, azadón, rastrillo, hacha, sable, etc. Sus Elekes son de 1 cuenta carmelita con rayas blancas y negras por cada 9 carmelitas, en algunas casa de Osha los confeccionan de cuentas lilas con rayas amarillas o alternando 9 cuentas blancas y 9 negras. 🌫️Ofrendas a Oyá. Se le ofrendan frutas de colores ocre fundamentalmente la berenjena, batata, plátano indio, bollos de frijoles de carita, arroz blanco con berenjena, manteca de corojo, uvas, manteca de cacao, maíz tostado, coco, etc. Se le inmolan chiva, gallinas, gallinas de guinea, palomas. Sus Ewe son flamboyán, caimitillo, fruta bomba, yuca, granada, maravilla, mil flores, geranio, coralillo morado, mar pacífico, pepino cimarrón, verbena, flor de cementerio, espanta muerto, cambia voz, llantén, vergonzosa, artemisa, cordobán, alcanfor, curujey, croto, chirimoya, meloncillo, etc. #orishas #eshu #eleggua #oggún #oshun #Yemayá #obatala #shango #oyá #espiritismo #palomonte #Ifá #puebla #loscabos #mexico #chiapas #tlaxcala #guadalajara #españa #chile #perú #estadosunidosdenorteamerica #miami #diloggun https://www.instagram.com/p/CoKtWAtLFEx/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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Amo 1: El ciego Me llamo Lázaro de Tormes, mi padre Tomé González y mi madre Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Nací en el río Tormes. Mi padre fue molinero más de quince años y encargado del molino. Cuando tenía ocho años acusaron a mi padre de robar trigo y fue preso. Tenía el cargo de acemilero y murió junto a su amo en la expedición naval contra los moros. Mi madre al verse sin marido y sin ningún amparo decidió vivir en la ciudad y dedicarse a guisar la comida para unos estudiantes y lavar la ropa de unos mozos que cuidaban los caballos del Comendador de la Magdalena. Mi madre conoció a Zaide un hombre moreno y de su relación vino un hermanito negrito. Mi madre se fue a servir al mesón “La Solana”, sufriendo mil contrariedades, crio a mi hermanito hasta que supo andar y yo me hice un buen mozuelo. Ayudaba buscando para los huéspedes vino, velas y todo lo que me mandaban. Un día llegó un ciego y le pidió a mi madre si podía yo servir para guiarle y mi madre me entrego a él, le pidió que me tratase bien, puesto que era huérfano. El ciego y yo emprendimos el camino. Con él perdí la inocencia y abrí los ojos, ya que estaba solo y me tenía que valer por mí mismo. Este no me podía dar ni oro ni plata solo muchos consejos para sobrevivir. Si no hubiera aprendido a arreglármelas con mis buenas mañas, habría muerto de hambre. Salimos de Salamanca y decidimos ir a las tierras de Toledo, allí la gente era más rica. Cerca del pueblo de Almorox era la época de coger las uvas y un vendimiador le dio un racimo de limosna. Mi amo fue generoso conmigo y nos repartimos el racimo de uvas a partes iguales, si le prometía de no coger más de una en una a la vez y él haría lo mismo, pero no fue así, él cogía de dos en dos y como vi que él rompió el trato yo hice los mismo comía pero de tres en tres, este se dio cuenta que lo había engañado. Me pesa la jugarreta que le hice, pero vistas las malas burlas que el ciego me hacía decidí dejarlo para siempre.
Amo 2: El clérigo
Me fui al pueblo que se llamaba Maqueda y donde estuve pidiendo limosna y me encontré con clérigo que me preguntó si sabía ayudar a misa y me admitió para su servicio. El clérigo tenía un arcón viejo y cerrado con llave donde guardaba un bollo que traía cuando venía de la iglesia. En toda la caja no había nada para comer. Mi ración era una cebolla cada cuatro días. Conmigo tenía poca caridad. Él diariamente gastaba cinco blancas de carne para comer y cenar, solo me daba el caldo y un poco de pan. A las tres semanas de estar con él, tenía tanta flaqueza que las piernas apenas me sostenían de pura hambre. Un día creo que fue un ángel que me envió a un calderero y le dije que había perdido la llave del arcón que necesitaba otra llave y del manojo que traía una abrió el arcón, le dije que no tenía dinero pero se lo podría cobra de ahí, con un panecillo. Al paso de los días este sospecho que alguien le estaba robando los panes del arcón y empezó a llevar la cuenta, con lo que tuve que ir desmenuzando el pan para que no se diera cuenta y hacerles unos agujeros para que pensara que eran unos ratones. Al final llego a la conclusión que no eran los ratones, ya que un vecino le dije a mi amo que sería una culebra, con lo que este decidió darle garrotazos al arca para espantar la culebra. Cuando se hacía la noche mi amo andaba por la casa como un espíritu en busca de la culebra. Yo decidí esconderme la llave en la boca para que no me descubriera. Al tener la boca abierta el hueco del mano silbaba fuerte y mi amo lo oyó y se sobresaltó pensando que era la culebra me dio un garrotazo y me descubrió. A los quince días me levanté del lecho y estuve fuera de peligro. Al día siguiente mi amo me sacó fuera de casa y me dijo que era libre desde ese momento ya no estas a mi servicio.
Amo 3: El escudero
Sacando fuerzas de mi flaqueza y con la ayuda de la buena gente, llegue a Toledo donde mendigaba limosna por las calles y me encontré a mi nuevo amo un escudero bien vestido y peinado por lo que sus apariencias me pareció que era justo la persona que yo necesitaba. Llegamos a su casa donde no había ni banco, ni més, ni silla, ni banqueta, ni siquiera un arcón, me pareció una casa encantada. Volví a llorar mis penalidades de la vida penosa que había pasado y la que me esperaba cerca la muerte. Mendigue para poder sobrevivir y mi amo me abandono, me dejo solo y huyo de mí, ya que no podía pagar el alquiler de la casa.
Amo 4: El Fraile de la Merced Tuve que buscar un cuarto amo, un fraile de la Merced que me dirigieron las mujerzuelas que tenían un trato muy familiar con él. Mi amo era enemigo de los oficios religiosos y se perdía por andar fuera. Este me dio los primero zapatos que rompí en mi vida, no me duraron ni ocho días, no pude resistir sus andanzas y lo dejé.
Amo 5: El buldero
Mi quinto amo era un buldero que se dedica a predicar y vender bulas. Él junto al alguacil miles de bulas sin preciar ni un sermón. Engañaban a la gente inocente, toda una farsa. Estuve casi cuatro meses pasando bastantes penalidades.
Amo 6: El pintor de panderos
Después de todo lo pasado con el anterior amo encontré una ocupación con un maestro de pintar pandero, para mezclar los colores, sufrí mil males.
Amo 7: El capellán
Por ese tiempo yo ya era buen mozalbete y decidí entrar en la catedral y un capellán me admitió a su servicio. Ganaba en este nuevo oficio treinta maravedís diarios y lo que ganaba de más y todo lo que recaudaba el sábado era para mí. Ejercí cuatro años y con el dinero que ahorre me compre un jubón viejo de algodón y un sayo gastado, me vi como un hombre de bien, ya no quería seguir más con aquel oficio, me despedí.
Amo 8: El alguacil
Entre a servir a la justicia como ayudante de un alguacil, pero viví muy poco con él, porque el oficio le pareció peligroso, deshice el trato, ya que una noche unos delincuentes nos corrieron a mí y a mi amo a pedradas y a palos, salí huyendo, pero mi año les plantó cara y ellos lo maltrataron.
Amo 9: El arcipreste de Salvador
Debía de ganarme la vida con una ocupación estable y gracias a unos amigos y señores logre un oficio real que era como pregonero de Toledo. El arcipreste de Salvador oyó hablar de mi habilidad como pregonero y de mi buen vivir, mi señor, y servidor procuro casarme con una criada. Me case con ella aunque había rumores sobre las relaciones íntimas que existen entre ellos.
Amo 10: El Herrero
Después de unos años de tanto rumor sobre mi mujer, comprobé por mis propios ojos que me era infiel, con lo que abandoné a mi esposa y me marché de Toledo con un herrero. Estuve a su servicio y me acogieron en su familia de alta nobleza. La hermana del herrero era soltera y nos enamoramos, nos casamos. Ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.
JOSÉ VTE. NEBOT BLANCH
Blog de clase ¿Quién fue Lazarillo?
En este sitio podéis publicar el diario de Lazarillo que tenemos que realizar para la actividad de la clase.
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Velorio para los que llegan
Este Baúl de palabras resguarda historias de la vida en el Istmo de Tehuantepec, por eso, en ocasión de esta época del año quisiera compartir con mis lectores una entrevista a Na’ Cecilia Celaya (Na’ es el prefijo en didxazá que se utiliza en señal de respeto para las mujeres adultas y mayores), mujer binnizá originaria de Juchitán, de oficio cocinera y trabajadora del hogar, de 62 años e hija de una rezadora y sanadora del pueblo.
Na’ Ceci, ya se acerca Xandú, la celebración de muertos, quería pedirle que contara un poco sobre cómo se realiza.
Pues, para empezar, aquí es diferente porque en el Xandú no vamos al panteón, nada más pues para refrescar la tumba, pero se espera a los finados en las casas. Sé que en otros lados lo hacen en días distintos, el 31, el 1 y el 2. Y que un día es de niños y otro de adultos. No aquí desde antiguamente es 30 y 31, la gente de por aquí abajo se visita el 30 y el 31 los de arriba. Así todo el pueblo puede ir y acompañar. La mitad un día y la otra el otro. Todo el mundo tiene que estar y a poco crees que como ahorita que llevamos vestido, era pura enagua de olán y de medio luto: azul, café, gris, no rojo ni naranja o rosado, esos colores, amarillo sí, porque está época es de ese color, es amarillo. Pasando los cuarenta días se hace el Xandú yaa’ (fresco) y en el Xandú iropa a quienes cumplen su segundo año. A ellos nada más guiamos, los demás ya saben el camino. Así es la creencia de los antiguos.
Pero se inicia desde antes ¿no? No es algo de sólo un día.
Los rezos empiezan 9 días antes. El lado sur, pasando el centro, empieza el 22 y el norte el 23. El 31 cuando se hace el rezo se pide por los demás parientes, el papá, la abuela, el abuelo, el tatarabuelo. Decía mi mamá que este ahí ya se emociona. Y se prenden veladoras también por todos ellos y el guxhú bidó (incienso) y hay que hablarles, decir, esta vela es para mi abuela, esta es para la tierra, todo como llegue a tu mente. Hay que acordarnos de ellos y dar gracias a Dios de que ya pasamos el otro año y los muertitos llegaron sin ninguna novedad. Cuando se pone el altar ¿qué es importante colocar? Hay gente que ahorita quiere meter plásticos y eso no está bien, aunque te cueste, pero hazlo bien. La fruta se debe amarrar con mecate natural, se cuelga en la entrada para que la gente sepa que tú hiciste este altar. Y así vayan a dejar su flor y su vela. Ya adentró se pone también el arco con el platanar. Con el marquezote (el pan de día de muertos tradicional en la región). El día que se va a colgar los hombres lo van amarrando, se hace la cruz, ese es trabajo de los campesinos, ponen toda la flor.
La estructura tradicional utilizada por la población binnizá del Istmo se llama Biguié o Biyé dejan el o flores de muerto. Se trata de un trazado geométrico que representa la cosmogonía binnizá que se cubre de flores. Se coloca frente al altar que se tiene en todas las casas familiares y a los pies se pone un petate repleto de frutas, comida y bebida.
Y la noche del velorio ¿ha cambiado mucho de como se hacía antes?
Decía mi mamá que antes sólo se llevaba guitarra, ahora hasta banda llevan, antes era guitarra y la gente se paraba a bailar en el velorio, como cuando se hacen los 40 días. Y antes no se llevaban veladoras, eran cirios, chiquitos, eso se llevaba para prender. Se prenden y se les habla. No todos les habla, pero ellos nos escuchan, ellos saben. A quienes llegan pues igual se da un tamal y dos bollos, así desde siempre, su chocolate. Pero antes el chocolate pues se molía en metate, porque no había molino. Y todo el mundo llegaba, pero había poquitas casas, ahora es muy grande, ya no se puede ir a todos lados.
Las puertas enmarcadas se abren de par en par el 30 y el 31 de noviembre. En Juchitán celebramos Xandú siguiendo el calendario ritual zapoteca. Nos adelantamos un poco a las celebraciones de difuntos o todos santos del resto del país. En la ritualidad binnizá la relación con la muerte tiene una presencia constante. El panteón es un espacio de encuentro entre la vida y la muerte.
Cuando dice que ellos saben a qué se refiere ¿Pasa algo si no se cumple?
No, que pase algo malo, no. Como una prima decía: “Ay, yo no creo eso”. Ella se fue a vivir a Tapachula y vino cuando su mamá se murió. Y fuimos al rezo y mi mamá le dijo: “hay que hacer esto y esto”. Pero ella dijo “yo nada más vine a cumplir”, y que no tenía tiempo, le dijo a su cuñada que vivía aquí que pagara para que se levantara, sacaron todo, hasta los platanales lo fueron a tirar a la basura. Pero después soñó a su mamá, todo el tiempo la soñaba. Al rato vino de regreso, fue a la casa de mi mamá a llorarle: “tía, perdóname, que no te hice caso, llegó mi mamá muy enojada y me dice que yo no cumplí y que el otro año yo lo tengo que cumplir”. Nadie cree, como dice mi mamá, pero hay que creerlo porque es la verdad. Como también mi hija, Heidy, estaba ella limpiando fríjol, ahí afuera de la cocina, cuando escuchó una voz fuerte con un aire que le habló su nombre y ella se espantó. Cuando me contó cómo era ya le dije que no se espante, era mi hermano Julio, ella no lo conoció, pero era él. Porque ya están, prende tu veladora, pon tu altar, eso hay que hacer.
¿Cuándo se levanta el altar?
Bueno, primero al segundo día se levantan las flores que llegaron, todas se llevan al panteón, nada más se deja dos floreros en el altar. En el panteón se reparte la flor, hay que compartir siempre, llevas a la tumba de tus parientes, de tus vecinos. Al quinto día ya se levanta la fruta, ese lo llevas a 9 lugares, tus vecinos, la gente que llegó a tu rezo. Cuando se cumplen los 9 días del altar ya se levanta todo y se deja en una esquina de la casa, no se saca luego, luego, se deja en el patio o en una pared, ahí hasta que cumple los 12 días. Porque doce meses trae el año. Cada día se echa Guxhu’ Bidó, le hablas a diosito y todo a tus seres queridos, que ya lo vas a sacar, les agradeces por haber llegado. Por eso se hace todo, se hacen los rezos, para acompañarlos, para que ellos estén alegres, para enseñarles que todavía nos acordamos de ellos. Ni espuma hace. No, no, eso no. La licuadora para que salga, aunque sea un.
Ellos llegan, ya están llegando, hay que recibirlos…
Mira este breve reportaje sobre la celebración:
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Un domingo semanas atrás
Despierto en la mañana de un sábado absolutamente impecable. Nada que hacer ni esperar, por lo que bajo a la sala común de estudio con la intención de revisar notas de mi investigación. El texto avanza con cierta seguridad, como compruebo semanas después. Nadie debería tener derecho a revisar las notas de una investigación en una mañana de sábado. Decido tentar a la suerte y le escribo a una compañera de clase para preguntarle si va a hacer algo. A los minutos me responde que sí, que se dirigen a la plaza Benedito a un mercado de antigüedades. De forma totalmente descarada me junto a ellos. Tomo el metro y aparezco en la plaza poco después. Un laberinto de carpas cuyos límites son las propias piezas que venden y los plásticos colocados desordenadamente por encima de barras de acero y cables tensos que mantienen todo en su lugar. Los colores de los plásticos se entremezclan con las prendas de ropa de diversos patrones y con las figuras de las obras de arte abstracto que aparecen en una esquina y los vasos Duralex en otra, o las cámaras analógicas cubiertas de polvo y las muñecas calvas y vestidas a la moda antigua. Me sumerjo en una corriente de personas que gira en sentido horario, recorriendo la plaza desde los bordes hasta el interior en una espiral en la que se suceden todo tipo de artilugios. En el centro de la plaza, ocupando la superficie de lo que sería una cancha de baloncesto, hay una serie de puestos de comida. Ya reunido, pasamos a buscar comida en los puestos, y me pruebo la comida de Bahía, otra vez, pidiendo un acarajé que pido "con poco picante". Comemos sentados a lado de un puesto de pastéis, mientras siento la reconfortante sensación del picante combinado con la textura suave del bollo de harina de judía. Tomamos un helado para compensar el picante, de chocolate y vainilla, y continuamos nuestra exploración por la zona. Después de pasar un tiempo escuchando música y viendo imanes horrorosos, entramos a una librería sobre la cual se ve, después de haber subido a una segunda planta donde se acumulan los libros en sobres de plástico y las estanterías metálicas de almacén, una amplia perspectiva de toda la plaza.
Compramos en un supermercado cercano bebidas y comida porque nos han invitado a un churrasco en una casa cercana a la plaza. Llegamos un poco tarde, y pronto nos encontramos rodeados por todos los intercambistas que hay en la FAU. Tantos que parece mentira que vayamos todos a la misma universidad, porque jamás me he cruzado con algunos de ellos. Transcurren las horas rápidamente, mientras se va poniendo el sol. En una ocasión nos tenemos que esconder algunos de nosotros para evitar que el casero de problemas a los anfitriones. Para escondernos subimos a una azotea que está al final de una escalera de caracol imposible y desde la cual se ve nítidamente el barrio.
Hablamos mucho, bailamos y cuando llega el momento de irse, a las 22 (o mejor dicho, cuando nos expulsan, a las 22), vamos a un bar lejano, en el área de Pompéia. En ese momento ya estoy cansado pero la fuerza de la posibilidad, del azar, me impulsa a seguir. Pasamos un rato hasta que tomo el Uber de vuelta a casa.
Al día siguiente voy con las mismas personas a la nueva exposición del IMS. Paseamos por la Avenida Paulista, y aunque ya lo he visto todo, los edificios son distintos porque puedo hablar sobre ellos con alguien. Tomamos el metro para ir a Liberdade para comer en los puestos callejeros. Pedimos unas enormes gyozas, del tamaño de mi cabeza, hot rolls, pastel de chocolate (que no es un pastel, sino una fina masa de empanada frita). Intentamos movernos con cierta dificultad entre miles de personas apelotonadas. Cuando hemos terminado de comer, regresamos a casa.
¿Cómo puede cambiar todo un fin de semana con la simple formulación de una pregunta? está sonando en este post
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Prepara champiñones portobello gigantes caramelizados en una salsa teriyaki con tamari y vinagre de arroz. Quedan estupendos.
En un cuenco, mezcla 4 cucharadas de tamari, 2 cucharadas de vinagre de arroz, 1 cucharada de azúcar moreno, 1-2 dientes de ajo, pelados y rallados, y un poco de jengibre fresco, pelado y rallado.
Añade los champiñones al cuenco y déjalos 10-15 minutos. Calienta una sartén, fríe los champiñones portobello sin la marinada 3-4 minutos por cada lado. Echa el resto del adobo y déja que hierva1-2 minutos. Retira la sartén del fuego.
Sírve los portobello con arroz o como hamburguesa vegetariana en tus bollos favoritos.
Puedes usar este adobo y este método con otro tipo de setas, salteándolas primero y añadiendo el resto del adobo dejando que hierva y espese.
También puedes usar este adobo con pollo o carne cortados en tiras, peor necesitarán adobarse 30-60 minutos en el refrigerador. 👍➕👣
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Día 4
Hola a tod@s, hoy no tengo mucho que contaros ya que prácticamente he hecho lo mismo que ayer. Tras desayunar bajé a Aynjasiñani. Mientras los chavales iban llegando para desayunar, empezamos a habilitar un aula para el taller de costura para adultos que se imparte allí los martes. La profesora es genial y hay muchos alumnos y alumnas. Están aprendiendo a confeccionar blusas. Hoy los jóvenes desayunaban café y un bollo, ayer fue agua caliente con avena y un pan con mantequilla. Después nos fuimos todos los del proyecto Conéctate a un aula del centro Antawara para no molestar a los del taller de costura. Todos son alumnos de secundaria y me encanta cómo se tratan entre sí, especialmente los mayores con los pequeños. Se prestan todo, se ayudan unos a otros, bromean, son respetuosos y cariñosos.
Uno de ellos me ha dicho que conoce al niño que tenemos apadrinado desde el Centro Menesiano de Zamora, así que en algún momento espero conocerlo. Otro de los mayores dice que él se enteró que estuvo en El Alto su padrino pero que no lo conoció y le hubiera gustado. Os lo cuento para que veáis lo importante que es para ellos. Además este último chico que os digo es muy responsable con los estudios y teníais que ver cómo tiene de bonitos los cuadernos.
En la comida en casa con los hermanos aprovechamos para estar en el patio porque hacía solecito y aquí hace bastante frío. Eso sí,¡protección 50 y gorra!
Después de descansar un poco, fui a Antawara y estuve en la misma aula que ayer, la de tercero de primaria. Hoy trabajaron muy bien y terminamos jugando unos bingos de sinónimos y de vocabulario.
Ahora regresé a casa a descansar un poco, luego los hermanos y gente de la comunidad tienen novena por el fundador de los menesianos. Aunque no soy religiosa, anoche estuve porque quiero vivir toda la experiencia y conocer a la gente de aquí. Se hicieron dinámicas con miniteatros por grupos, luego cantaron, leyeron un texto de la historia de Juan María de La Mennais, hicieron una pequeña oración y terminaron compartiendo unos dulces caseros que eran como las orejas de carnaval pero en formas de tiras pequeñas, todo acompañado de té (se hizo un caldero de té) y con música para amenizar. Hoy también hay novena, termina el viernes. Nadie me pide ni me obliga a ir pero, como os digo,¡no quiero perderme nada!
Espero no aburriros mucho a l@s que leéis esto.
Un abrazo fuerte.
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Atención E X T E N U A N T E
El esfuerzo que con-lleva con-formar a un ser como totalidad compleja-complejizante-complejizada, te deja por lo menos frit@ a los 30. Todavía no sé cómo hice para sobrevivir 8 años más. Teniendo en cuenta que tengo compañeros en el camino del artista, que han pasado por los tormentos necesarios y asfixiantes del mismo modo que yo, alguien tiene que animarse a decir que ir a una escuela de arte es un poco más que mil espadas, que estudiar psicología o antropología. Porque además de estudiar teóricamente las palabras que definen al ser en términos contemporáneos -y cómo te van afectando mientras estás en el proceso- tenés que hacer el picadero de entraña de producir de TODO, TODO al mismo tiempo. No es que vas a un tallercito un día, una jornadita relajante de pintura al óleo (que no tiene nada de relajante para ser honesta). Es producir como una tarada durante el tiempo que te lleve la carrera, obras en el plano y en el espacio, todas las semanas, todos los días. Si le sumás una obsesión con la perfección en todos los aspecto de la vida, ahora que me pienso hacia atrás y siento ése cuerpo, ay mi Dios querido, cuánto dolor, llegué hasta acá mas o menos cuerda (más o menos). Era un bollo de nervios al borde del colapso total, todos los días. Y así viví 5 años. No lo puedo creer.
Grafitos realistas, a la par de piezas de cerámica, a la par de tallas para grabado, a la par de análisis del color, de la forma, de psicología del alumno, de teoría del currículum y de historia del Arte. Si hacés la vista gorda en cada uno, igual quedás medi@ chirul@. Yo me exigí el 150% en cada renglón que leí, en cada liniecita que hice. Qué tormento. A eso lo llevé a todos los aspectos de mi vida. Hasta cebar el mate y las proporciones entre bombilla, mate y termo. Parece que es pura coincidencia porque le meto unas desprolijidades como stickers supuestamente mal pegados. Pero nada está ahí porque sí descuidadamente. No me recomiendo a nadie. No tengo paciencia con los procesos de los demás. Soy una totalitaria del arte. Soy insoportable. No puedo enseñar, porque así les exijo también a los que quieren aprender de mí. Los llevo hasta el colapso total. No tengo mano suave en nada, salvo para las acuarelas y caricias. Después de ahí soy una bruta bestia. Encima que tengo que aceptar que nada es perfecto, bueno... dejo a propósito las marcas del hastío. Mi línea sensible es pecaminosa. Y la luz, me dá algo así como dolor exagerado por lo bello, puro drama, tragedia en blanco y negro- y no soy la única a la que le pasa. Agradezco no ser japonesa. Pero qué precioso todo lo oriental, es desesperante. ¡Ellos son perfectos! Todas las proporciones justas. Ver una película oriental me deja sin aliento. No las puedo terminar de ver. Un sólo plano largo me abruma y corto ahí todo intento de continuar.
Podrán decir mil inventos acerca de mi vida, pero la realidad de todo el asunto, es que si tengo una jorobita bajando el cuello, es porque mi relación con el escritorio es mi relación más estable y duraredera. Estoy atrapada en un escritorio desde que tengo uso de razón. Aprendiendo a leer, a comprender, a dibujar, pintar y hacer caligrafías de todo el mundo, de todas las historias. No sé si en algún momento todo esto le podrá servir a alguien, si me ayudó a conectarme mejor con las personas, animales y entorno. Nada se me dió muy fácil. Yo siento que es un picar piedra continuo. Que lo más simple lo siento complejo. Que respirar me duele. Ver me desespera. Leer me enloquece. Desconcentrarme es toda una osadía. Relajarme no existe. Y quiero expresar todo eso al mismo tiempo y quedo reventada. Actualmente al hablar me brota la risa y a veces es desubicada. Escuchar me apasiona.
El principal drama de todo esto: nadie me cree nada hasta que no dé pruebas de plumas en la mano del pato que recién conocí. Como si tuviera que dar marcas, santo, seña y todo tipo de demostraciones para dar señal de que estoy viva es estado catatónico. El agua me llega al tanque, pero a veces ni responder puedo a algunas cosas. A veces necesito tiempo, y a veces desembucho todo junto en diez minutos de encuentro casual. Reconozco que actualmente hay más seres como yo que viven este drama del arte constante y que de a poco van reuniéndose las causas y condiciones para que los artistas con la misma locura colectiva se reúnan y convivan un poco. Que nos invitemos a respirar un poco, en un grito silencioso de por qué todo es tan retorcido y bello???!!!
Ni siquiera sé escribir bien, pero es al menos un buen destripador para verme en qué ando. Quizá le sirva todo este tropiezo a alguien más. El camino del artista es al menos no inocente.
Un gran abrazo a los valientes. Producir es caótico. La palabra ordena un poco el asunto. Aclara algunas cosas. Balbucea algo socializante. Bienvenida la crítica. El halago me dá náuseas.
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Quiches de pollo y de panceta y cebolla
Masa Briseé (rinde para un molde redondo de 30 cm. de diámetro)
125 gr manteca fría en cubitos
250 gr harina 0000
1 huevo
20 gr agua
5 gr sal
Si tienen procesadora: ponen la harina con la manteca y lo procesan hasta que quede como arena. En una taza o plato mezclan el agua, la sal y el huevo. Prender la procesadora y volcar el líquido por el tubo. Si no tienen procesadora: frotar la manteca (que tiene que estar bieeeen fría) con la harina con mucho amor y cariño hasta que quede lo más similar a miguitas que se pueda (si tienen un cornet le pueden dar con el cornet antes de con los dedos). Hacer una corona sobre la mesada (o si tienen un bowl grande, en un bowl) y poner el huevo mezclado con el agua y la sal en el centro. Unir todo con amor y cariño, evitando que el líquido se caiga de la mesada y su vieja/viejo/pareja/otro los cague a puteadas e intentando formar una masa homogénea. Si no hace mucho calor y no manosearon mucho la masa, acá mismo la pueden estirar a la masa. Si la toquetearon demasiado, pónganla en una ziploc, aplánenla lo más que puedan y déjenla descansar un rato, y cuando está fría la rompen y unen formando un bollo para llevarla a temperatura más trabajable.
Para estirar la masa para un molde redondo, tienen que empezar con la masa hecha un cilindro e ir estirando un poco con el palote (o cosa cilíndrica pesada envuelta en film) y girando de a 1/8, así se aseguran que quede masomeno redonda. Recuerden: siempre pongan un poco de harina en la mesada (un poco, no medio paquete) para evitar que la masa se pegue. Y si tienen, pueden estirar la masa sobre papel manteca con un poco de harina e ir girando el papel en vez de la masa, sin correr el riesgo de que le pase algo horrible a la masa cuando la quieren girar.
Una vez que tienen masa de sobra con respecto al molde en el que la van a cocinar, la enrollan con el palote y con mucho cuidado la ponen en el molde (evitando que el palote toque al molde). Ahora tienen que ser rápidos: hay que meter toda la masa en el molde, para que no se empiece a cortar sola con los bordes. Una vez hecho esto, tienen que acomodar la masa en el ángulo y borde de la tartera, y dejar lo que sobra de masa para afuera. Cuando terminan, pasan el palote por el molde para sacar los bordes (los cuales pueden recortar más o menos parejos, poner en una placa, espolvorear con queso rallado y cocinar hasta que esté doradito para tener unas galletitas saladas riquísimas), la pinchan con un tenedor (si la pueden dejar como casi un colador, genial) y ponen el molde en el freezer por 1 a 2 horas (o más si pueden esperar).
Cuando la masa está congelada (para evitar que se caigan los bordes), la tienen que blanquear (cocinar hasta que esté rígida pero todavía sin color) en horno a 180C.
Relleno de pollo y puerro
Este es bastante fácil: salen un poco a caminar y van a la rotisería o al super y se compran un pollo al spiedo. Sacan toda la carne de la carcaza y la cortan en pedazos más o menos chicos y lo dejan en un bowl. Por otro lado, cortan bastante puerro, le pegan una buena lavada y lo ponen a cocinar en una sartén (con o sin materia grasa (recomiendo manteca)) con un poco de sal. Cuando está tierno, lo mezclan con el pollo. Si quieren pueden condimentar un poco con pimentón, pimienta, orégano, tomillo o alguna de esas cosas. Si sobra de este relleno, es genial para comer con un poco de arroz o para poner a alguna salsa de pastas; incluso se puede usar de relleno de canelones o lasagna.
Relleno de panceta y cebolla
Cortan dos cebollas grandes a la mitad, y después la cortan paralelo al nudo (ciselado es el corte). La ponen a cocinar con bastante manteca (o con aceite, si quieren) y sal a fuego alto primero, y cuando está todo impregnado de materia grasa bajan la temperatura a medio-bajo y cocinan durante un laaaaargo rato, para que se caramelice. Cuando está lista, la cuelan y la guardan. Mientras esperan que se cocine la cebolla, cocinan la panceta (ahumada en tiras, idealmente). Se puede hacer rehogándola en su propia grasa en una sartén o envolviéndola en papel aluminio y dejándola en horno a 180C hasta que esté crocantita. Yo opto siempre por la segunda para ahorrar tiempo.
Relleno de pollo y puerro
Este es bastante fácil: salen un poco a caminar y van a la rotisería o al super y se compran un pollo al spiedo. Sacan toda la carne de la carcaza y la cortan en pedazos más o menos chicos y lo dejan en un bowl. Por otro lado, cortan bastante puerro, le pegan una buena lavada y lo ponen a cocinar en una sartén (con o sin materia grasa (recomiendo manteca)) con un poco de sal. Cuando está tierno, lo mezclan con el pollo. Si quieren pueden condimentar un poco con pimentón, pimienta, orégano, tomillo o alguna de esas cosas. Si sobra de este relleno, es genial para comer con un poco de arroz o para poner a alguna salsa de pastas; incluso se puede usar de relleno de canelones o lasagna.
Relleno de panceta y cebolla
Cortan dos cebollas grandes a la mitad, y después la cortan paralelo al nudo (ciselado es el corte). La ponen a cocinar con bastante manteca (o con aceite, si quieren) y sal a fuego alto primero, y cuando está todo impregnado de materia grasa bajan la temperatura a medio-bajo y cocinan durante un laaaaargo rato, para que se caramelice. Cuando está lista, la cuelan y la guardan. Mientras esperan que se cocine la cebolla, cocinan la panceta (ahumada en tiras, idealmente). Se puede hacer rehogándola en su propia grasa en una sartén o envolviéndola en papel aluminio y dejándola en horno a 180C hasta que esté crocantita. Yo opto siempre por la segunda para ahorrar tiempo.
Una vez que está la panceta, la secan un poco con papel absorvente y la pueden ir acomodando en la base de la masa de tarta blanqueada. Arriba ponen la cebolla.
Ligue
Esto ya es más a ojo que otra cosa: mezclan algunos huevos con crema y un poco de leche (también se puede poner queso crema, si se quiere algo más liviano), condimentan a gusto (pimienta, sal, nuez moscada, ají molido, etc.) y lo vuelcan sobre el relleno ya puesto en la masa blanqueada. Tienen que asegurarse de que el relleno no haya quedado muy comprimido y que el ligue llegue a todos lados, que sino que desarma todo maaaal mientras lo comen.
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Ha sido muy dura la tarea de no escribirte, no sé si son inventos míos pero creo que nuestra conexión es tan fuerte que no sé si lo que siento es que me piensas cuando yo te pienso, y eso se intensifica o si ese algo que siento en el pecho tan fuerte es que estoy sintiendo que me vas olvidando poco a poco. Y creo que voy a explotar si no sé nada de ti, y aunque ha sido una tarea dura, aquí estoy.... escribiendo un mail, para ti, si. Han habido tantos cambios en mi vida, y como quisiera poder sentir tu paz y tu energia dentro de esta mezcla tan "bonita" que esta sucediendo hoy en día, en cambio, me siento vacio. Siento miedo, y a veces creo que incluso acabaré volviendo a las pastillas. Esto lo hago a modo de catarsis, yo necesito que entiendas que marcaste mi vida, y creo que configuraste un nuevo patrón en ella.
Cómo quisiera poder tener la confianza y la fuerza para ir por ti, para decirte que todo esto no ha sido fácil, que tu creeras que yo estoy en un mundo perfecto, que desde el inicio la verdad es que no lo ha sido. Me afectó mucho que dijeras o me hicieras entender que él era mejor. O que lo defendieras, porque eso quiere decir que ya no me vas a dar mi lugar. Y porque yo ya no soy nada para ti, y eso, creeme que me dolió mucho, y es una de las razones del por qué yo no voy a aparecer en tu vida, por más que me muera porque estés a mi lado. Como consecuencia de eso estoy intentando y forzando un montón de cosas a que sucedan, sin querer, sin proyectar. Y hundiéndome más en el sentido en el que estoy viviendo bajo las normas de alguien más.
¿Recuerdas cómo conectamos? ¿Recuerdas cómo era devorarnos y hacer el amor el uno al otro? como era follar nuestras mentes y descubrir tantas cosas? como era movernos al son de una canción? cómo salían relámpagos con nada más tocar tu cintura? como nos reíamos y como era que yo podía ser yo, y no le tenia miedo a abrirme en ningún sentido, por que la vida es así? porque yo soy así ? son preguntas que llevo haciendome desde que te fuiste, y ahora soy yo, el idiota que está padeciendo sus propias decisiones, y por eso no te voy a meter en este mierdero. Porque no mereces estar metida en este bollo que soy yo, siento que he vuelto en el tiempo muchos años, y que lo que aprendí contigo y de ti se fue a la mierda, te escribo esto mientras me voy hundiendo más en la misería, sabes que es lo más gracioso? que acabaré por decirte simplemente, espero que todo esté bien, te extraño. pero esto no lo vas a leer, creo que tengo que escribirte, porque creo que eso me va a dar paz, agh &$(%. Por qué las cosas han tenido que ser así ? que es lo que tengo que aprender de este dolor que siento hoy y estos días? cual es la reflexión?
quiero tener mi libertad de vuelta, creo que así sería más feliz. Todo lo que estoy haciendo ha sido y es injusto para #¢∞¬%, para mi, y para tí. Por qué el miedo a fallar me gana? Ojalá tuviera la oportunidad de hablar contigo y saber lo que piensas, quiero que sepas que te sigo queriendo, quiero que me digas que me quieres. Quiero que me digas que me piensas, quiero que me digas que me extrañas y que soy lo primero en lo que piensas al abrir los ojos. Yo te abrí muchas veces, pero también te dejé entrar, y ahora tu me bloqueas, me abres ? Dime que me quieres y que me extrañas, regalame un poquito de paz por favor, esto me está doliendo demasiado
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