#Lo que callan los muertos
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sololoquios:
(Me dirigí después aquellos comentarios a ver el espejo, quería comprobar que seguían allí esos ojos fundidos entre los algodones oscuros que le lloran al cielo)
"No me gusta... presiento que ha de caer agua de estos ojos" ¿Por qué riega mi reflejo a las pestañas? Será que aun intento encajar sin haber tenido bordes, no lo sé, pero no me gusta ver al espejo, me aterra lanzarme contra esa imagen y hacerle llorar con mis propias lágrimas. "Ojos míos no me lleve a la tortura, yo que me había olvidado de aquel color de ojos, hoy esto de nuevo frente a su iris buscando ese café, sosteniendo en cada parpadeo la sal que revienta entre mi boca y la sonrisa"
La vida en sociedad exige, una y otra vez... Y así la tomé a mi gusto, me tacha con una colina, necesito trabajar para comer y no ser exiliado por ser un peso muerto, necesito ir en contra de mi llamado para encontrar una función. He nacido siendo una simple flor que le gusta estar al viento, que ondea al color y sigue entre curvillas la vida que siente caer, pero no basta con ser una flor, porque no soy flor y no puedo fabricar mi alimento del sol y tejer entre mis palmas los minerales suficientes para el olvido. No soy flor y no aguanto tanta lluvia, mi espalda no logra estar desnuda ante brisa sin romperse entre la piel. No soy flor con la carne y el hueso sosteniendo mi mirada, no soy del color, ni revestida por los besos en los ojos, mis líneas grises callan demás y esconde mucho más que silencio. Así que debo levantarme y ser de aquello para no morir en indigencia, prefiero clavar mis dedos antes de ver como el mugre se come mi orgullo y me declina a una pobrecilla criatura que se dobla a pedir un trozo de la carroña, destajo con mis dientes esa compasión que me revienta a ser una convaleciente entre los ánimos, esas miradas que hacen de mi voz una nota en limosnas cuando yo solo quiero cantar... hago una pausa. Ya siento que las náuseas llegan, que las moscas bailan divertidas con las costras, que la fetidez sigue mi nombre y que mi crueldad me condena a ser un miserable...
<<Hablemos de política, de las urnas y sus votos en un holograma. Hablemos del decific y de la inflación de cada país recluido en su cultura. Hablemos de como nos quejamos y queremos nuestro egoísmo simulando entre los demás a altruismo. Hablemos de los infancia y la repercusión en la adultez, de como el hombre es solo un pasado que no suelta, un bagazo de experiencias justificando que su actuar ¿es por los golpes de la vida y que por eso ya no ríe al tomar un crayón, que por eso ya no sueña con la primavera, que por eso ya no dice palabras tiernas que le cortan al hablar, por eso se viste de roca y finge ser cristal para llorar entre sus pedazos...? quizás por eso me miró en un tercero para cavar la fosa a ese cadáver que aun sigue caminando. Hablemos de lo cómodo que se está al no cavar en nuestro cuerpo, al olvidar el origen de un impulsó, al rellenar de otros nuestra ideas y temer al decir lo precario de esa humanidad. Hablemos de dios y su dominios extendidos así por la iglesia y la sed por un amparo, lo abandonado que está al verse como un granito entre la arena, como una simple ola al mar, la necesidad de no verse responsable de su vida y de su repercusión.. o de qué es tan grande su fe y amor que nos enseña a soltar para llorar y volver a empezar, que se es consciente de su inconsciente y que esto nos eleva, de que hay siempre un dualismo, así como miradas. Hablemos de la fe y el amor, de cómo se derrocha y se usa o de como se prohíbe y se acalla, en como se cree poseer de un punto individual su único principio. Hablemos de eso que no se explica en ningún lengua, ni entre la boca o el papel, no se explica, y el porqué de la filosofía y la literatura como puerta al olvido de esta condición la ser humano ¿Aprender la creación de un dios y el amparo de la fe, el amor sin letras y sin sonido, el capital al cuerpo consumido y el derroche al silencio? Hablemos que me vuelvo loca al intentar algo que se me pierde y regresa a cantar entre miradas. Hablemos que estoy sola hablando sin voz, que me miró sobre un espejo maldiciendo este hecho, enfrentando estás palabras del tercero y el yo... ¿qué más da, si no importa? Del nihilismo, al dadaísmo, al absurdo, a lo existencial, a lo racional y la repentina pérdida coherencia que me hace cavar entre las vísceras mis manos para descansar su movimiento. Ya no quiero hablar aunque sigo escribiendo. Ya no quiero aun queriendo. Solo una idea suelta>>
le doy la espalda al cristal olvidando su plancha de metal.
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Me encanta dormir. Mi vida tiene la tendencia a derrumbarse cuando estoy despierto, ¿sabes?
—Ernest Hemingway
Me encanta dormir.
Cuando duermo, floto sobre una parvada de gaviotas que migran al sur en invierno.
Voy sobre las nubes, con la mente en blanco, pero no vacía, aunque sí de mi dolor interno.
¿Es una especie de ironía que cuando dormimos es cómo si estuviéramos muertos?
Pues la vida duele tanto, a veces respirar pesa y se clava como agujas en todo tu cuerpo.
Mi vida tiene la tendencia a derrumbarse cuando estoy despierto.
Cómo antiguo monumento que no aguanta más en su base,
Se tambalea al más mínimo roce,
cae y se riega como estiércol.
pero sólo cuenta si despierto, pues mientras duermo no me exacerbo.
¿Sabes?
La vida puede ser hermosa si la miras con otros ojos,
dice insistentemente la voz que susurra dentro;
pues resalta el inefable roce de los días sobre tus hombros.
Cada minuto que pasa es indeciblemente bello.
Las voces nunca se callan, la vida sigue adelante,
y al todo parecerme tan vano le resta ilusión a su queja.
Aunque a veces quiero creerme, el mismo mundo me alerta,
los vivos siguen su rumbo, mientras tanto, tengo sueño.
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La muerte, los ojos y el perdón
Un sábado en la tarde con destino al terminal de transporte de una pequeña ciudad, iba en un taxi intermunicipal, uno de aquellos en donde se transportan personas anónimas que intentan llegar más deprisa a su lugar de destino. Estaba pensando en ella, no tenía mayores entretenimientos en esa época, era parte de la rutina de un viaje largo. Ya tenía muy bien calculadas las variaciones del color de sus ojos, el tamaño, sus estados (tristes, llorosos, nostálgicos, expectantes, sospechosos, cansados…). Es increíble lo que una persona puede causar en un ser humano que se fija en detalle en el color y las expresiones de unos mortales ojos.
Establecida la rutina, sin esperar mayores acontecimientos durante el recorrido, se fueron subiendo los pasajeros que completaban el cupo del taxi. El primero, un señor de aproximadamente 50 años, que pedía insistentemente al conductor que le subiera a la música. El segundo, otro señor de la misma edad, que cargaba un par de paquetes grandes que tanto el chofer como el primer pasajero le ayudaron a dejarlos en el baúl. Él se quedó con una bolsa de huevos. Finalmente, el cupo lo completó una mujer joven.
Esos ojos en quienes pensaba no me mirarían en la mañana. Ni en la noche. Ni en la tarde. Qué desconsuelo. Sin embargo los quería. Tanto que no dejaba de pensar en su dueña. Pero intentando callar ese pensamiento, puse cuidado a la conversación de los dos hombres de atrás. Eran obreros. Se contaron las obras en donde estaban trabajando, cómo era la relación con los “patrones”, la calidad de los almuerzos y la proactividad de los ayudantes. El primer pasajero, le contó que deseaba llegar pronto a su casa a reunirse con su mujer a tomar unos tragos y escuchar buena música. Era su plan ideal después de la semana agitada cargando bultos, pegando ladrillos, transportando carretillas y esperando que llegara el sábado. El otro, solo deseaba llegar a su casa a descansar. No entendí si alguien lo esperaba.
Los ojos dicen todo. Los ojos callan todo. Los ojos son un espejo. Los ojos son una ventana. Los ojos son…Cerré los ojos. Faltaban muchas horas para llegar. La emisora en la radio era de lo más ridículo entre lo ridículo. El paisaje con árboles, llanura, más árboles, más llanura. - Ayer, ahí en esa variante se mató un señor-, dijo el conductor señalando el sitio del suceso. - Ah sí, ese trabajaba allá en la finca de don…replicó uno de los señores-; Olímpica Stereooo, complementó la voz en la radio. Pensé en lo pasajero de la muerte. Podría haber muerto en esa misma variante. ¿Qué habrían dicho de mí? - Ah sí, ese trabaja en…-; - Ah sí, iba pensando en…-; - Ah sí, era una buena persona-. No hay muertos malos. No sería la excepción. Y una canción de Diomedes Díaz haría olvidar a los pasajeros de mi muerte. Volvamos al taxi.
El señor que anhelaba llegar a su casa a tomar algo con su mujer y a escuchar buena “musiquita”, como la de aquella emisora, empezó a contarle a su vecino que él había nacido en el pueblo por donde estábamos pasando. Nada del otro mundo. Pero mencionó algo que alertó mis sentidos. - Y acá vive la mujer que toda la vida he amado, desde que era pequeño, pero nunca me paró bolas y aun la sigo adorando - ¿Cómo? ¿No es acaso la esposa que lo espera? ¡Pues no!, logré entender que no lo era. Sí tenía como 50 años, y suponiendo que se enamoró por tarde a los 15, llevaba 35 años queriendo a una mujer la cual nunca había correspondido su amor. Que lindo escuchar eso cuando vas pensando en unos ojos que no te esperan. Pero el señor se casó con una, se separaron, tuvieron un hijo y luego se volvió a casar con otra (la que lo espera), con quien tiene otro par de hijos.
Pasamos el dichoso pueblo del amor no correspondido y la charla de los ya compadres se centró en la libertad. Hablaban de la maravilla de poder respirarla, de sentirla cada día, de disponer de los días como se quiera, así se sienta hambre, penas, dolor, pero en libertad. El señor que cargaba una bolsa con huevos habló con mucho conocimiento de las rutinas carcelarias, de los guardas, de las jornadas, de la injusticia. El otro escuchaba, pero se sentía en sus réplicas algo de rencor hacia la cárcel. Efectivamente, el hijo que tenía había pasado una temporada en una de ellas, luego otra temporada más, y una más. - Ese hijo a mi se me perdió totalmente, lo ayudé una vez y luego ya que haga su vida como quiera. La última vez que hablamos me dijo que si lo ayudaba a pagar un abogado, le dije que no. No volvimos a hablar -. Palabras más, palabras menos. Ya no iba pensando en aquellos ojos, sino en la cárcel.
Y ya faltaba menos camino para el destino. El señor de la bolsa, siguió hablando de la cárcel. Yo sé lo que eso, dijo amargamente. Oídos alerta. Palabras más, palabras menos, lo habían privado de la libertad por asesinato. Mató a un tipo que estaba molestando a una de sus hijas. 14 años de condena, de los cuales ya estaba pagando los últimos, en libertad condicional. En sus palabras se sentía el dolor de tantos años en encierro, pero llegaron a la conclusión en la charla, que por los hijos, todo. Hasta la cárcel. No se arrepentía de su acto. Pensó en su hija y lo que le habría podido pasar si el tipo aquel no hubiera tenido su suerte. - A esos hijueputas toca es así - dijo el enamorado eterno, quien iba llegando a su destino y se despidió muy cordialmente de su compañero y los demás pasajeros.
En mi mente solo cabía pensar que atrás mío iba un asesino. Está bien, no me morí en la variante escuchando Olimpica Stereo, pero mi vida puede terminar en un taxi, en una pequeña y fría ciudad. No era miedo. Era tonta imaginación buscando contar una historia de la mejor manera. ¿Alguien esperará a este señor? ¿Habrá tenido su redención? ¿Los huevos serán para su familia? ¿Qué cargará en esos paquetes grandes? Busqué verlo a través del retrovisor, pero fue en vano. Le dijo al conductor que lo dejara en el paradero de tal nombre. Se despidió más amablemente que el anterior. - Que mi dios los lleve con bien -. El chofer se bajó a sacar los paquetes del baúl. Pude verlo por el espejo. Un hombre humilde, de aspecto sencillo y cansado. No se si esperaba ver un rostro lleno de maldad u odio. Pero vi sus ojos, unos ojos tristes que nunca indicarían que haya matado a alguien. ¿Y es que acaso los ojos indican eso? Siento que la maldad es visible. Pero no en él. Me compadecí. Sentí pena. La vida de muchos es un infierno. Desee que alguien lo esperara en su casa. Sus ojos los guardé en mi memoria. Quise contarle a los ojos que pensaba al inicio del viaje sobre esta experiencia. Contarle lo que transmiten esos mismos u otros ojos. Lo que inspiran. Lo que hieren. Lo que duelen. Nunca se la conté…hasta hoy.
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Había sido hombre de poderes y misterios, era cosa de no creer. Su mirada abría o cerraba heridas y despertaba o desmayaba bichos y cristianos. En un clavar de ojos dejaba bobos al potro más bravío y al toro más toro.
Ventura, el vaquero andante de Minas Gerais, pasaba como viento. Tenía muchos rumbos y muchas mujeres y casa ninguna.
Se le conoció un solo amigo, que los dos fueron tientos del mismo lazo.
Deambulaban por el secarral. Llevaban varios días sin probar bocado. Defendiendo alguna causa perdida, se habían quedado sin caballo y sin rumbo. Nada para comer: lagartijas, espinas, arbustos sin fruto ni sombra. Ventura tenía costumbre, pero su amigo no daba más. Y cuando el amigo se tendió a morir en aquellas soledades, Ventura se hizo tigre para salvarlo del hambre. Antes de entigrarse, entregó al amigo una hoja azul, con puntas de estrella, que no era hoja de árbol conocido, y le dijo:
—Cuando vuelva, me pondrás esta hoja sobre la lengua.
Y le dijo que no había otra manera de desentigrarse.
Se fue lejos, pasó la noche cazando.
Regresó al alba, con la primera luz blanca, cargando un venado sobre el lomo. Cuando el amigo lo vio venir, cuando vio venir al tigre aquel con las fauces abiertas, huyó despavorido. El tigre lo miró correr. No lo persiguió.
Por donde él andaba, nada vivo quedaba. Partía las piedras, demolía los montes, desplomaba las barrancas. Echado entre los altos pastos, el tigre alzaba la cabeza y olía el viento y rugía su rabia triste; y nadie dormía.
Fue largo el acoso. Un ejército de buitres, que le seguía las huellas, delataba su paso al ejército de hombres que se lanzó tras él.
Y el cerco se fue cerrando, sudor de caballada, estrépito de avíos de guerra, trueno de voces y ladridos, hasta que una noche de luna el tigre pegó su último salto, en el aire alto, y bramó y cayó. Y ya estaba muerto de mucho balazo cuando el amigo de Ventura le hundió el caño del fusil en la boca y apretó el gatillo.
Muy lejos de allí, Ventura despertó. Despertó todo sucio de sangre seca y atormentado de dolores desde el sombrero hasta los pies.
Hasta respirar dolía. Caminar fue muy difícil, enorme sombra tambaleante, y recordar fue muy difícil. ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Quién? Luna alta, mala luna. Había caído la noche, dentro de él había caído la noche, y la noche ya no era la hora del amor ni de la guerra. Sus ojos habían perdido el habla, y sólo tenía oídos para las goteras de la muerte. Puta vida, vida sin fuego. ¿Sobreviviendo? Sobremuriendo. Quiera Dios soplar esta ceniza.
Blanco de polvo, negro de mugre, rojo de sangre, viene Ventura por el callejón. Pesado de dolores, arrastra los pies. Mal cargan las piernas este demolido cuerpo de gigante. Ventura atraviesa el mercado, sordo al clamor de las vivanderas, y pestañeando vislumbra, allá, al fin de todo, la cantina. La cal de la cantina brilla al pie de la cresta de dragón de los cerros, y más acá brillan de sudor los caballos atados a los palenques.
Bajo el portal, un ciego canta las noticias. La boca del ciego canta lo que han visto sus oídos, mientras una alcancía de lata va marcando el compás. El ciego canta las coplas del tigre del horror, maldición de estos campos, que ha muerto matando y que muchas muertes debía.
Con mano tembleque, Ventura alza el ala rota del sombrero, se limpia el sudor que le nubla la mirada y ve: ve la piel del tigre, colgada de un alambre, secándose al sol. Es imposible contar los agujeros. Poca comida han dejado las balas a las polillas.
Y entra en la cantina.
El amigo lo ve venir, ve venir esta piltrafa, y el vaso de caña le resbala de los dedos y se estrella contra el piso.
Todos callan, calla todo.
Historia del vaquero que fue tigre, Eduardo Galeano
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Mclover
Rica combinación de crujiente tocino,frescos jitomates, lechuga, cebolla, rebanada de queso , picosita salsa habanero ranch y dos carnes 100% de res en un esponjadito pan cubierto de ajonjolí y un toque de amor agridulce.
Autora: Paola Romero
Una infidelidad a las 4:13 de la mañana …
Un hombre inundado en penas y alcohol es perseguido por un corazón en llamas, corazón capaz de incendiar con la mirada todo lo que se le interponga.
•Pendejooo por qué lo hiciste ! ?
•No pensaste en mi? !
•En nosotros!
•Pendejoo! Dame la puta cara!
Un mar de lagrimas inundaba el alma de Marcela.
Cada palabra era disparada con intención de causar la muerte de Rubén. Un te odio de su amada rota cumplió la misión .
5:00 am muere hombre ahogado en penas y disparos de amor tintados de un falso odio.
Oscuro,
frío,
luz ,
mucha luz,
oscuro de nuevo ,
blanco.
Inhaló.
Rubén abre sus ojos de occiso, descubriendo por primera vez qué pasa después de morir, morir de amor.
Sentía su cuerpo pesado y su cara vacía, quien iba a decir que el amor Marcela era el que le daba la vida.
Días de muerto pasaban para Rubén.
Lunes de comer sin hambre
Martes de verse al espejo sin reconocerse
Miércoles de recuerdos que pesan y futuros que callan
Jueves de mariposas violentas en el estómago
Viernes de vacío
Sábado de oídos sordos y mirada perdida
Domingo de filosos sueños
Rubén vivió en su muerte semanas en bucle , pero antes de suicidarse con el filoso domingo y después de perderse en el turbulento sábado, nació en el hueco de las palabras un día , el día en que Rubén después de mucho revivió , una mirada brillante le devolvió el aliento… un nuevo corazón .
Conoció los ojos de Diana detrás de unas pequeñas ventanas transparentes que los enmarcaban , inmediatamente conoció su sonrisa y por último su voz;
- Hola buenas noches bienvenido a McDonalds, que gustaría ordenar?
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Los acostumbrados del amor hablan demasiado de casamiento, de fidelidad, de monogamia, y callan el hastío y la tristeza de ver pasar los días sin que nada pase. Los acostumbrados se niegan a hacer cosas que los hagan felices por separado, a ver si eso todavía los separa, a ver si separados se dan cuenta de que están mejor. Los acostumbrados odian la costumbre pero no pueden dejarla. No saben quiénes son sin ella. ¿Vos sabés quién sos sin alguien?
¿Para qué tenés el corazón? ¿Para experimentar o de adorno?
El amor a veces muere. Afuera del miedo hay amores vivos. Los amores vivos asustan más que los amores muertos. Los amores muertos no son amor, son fantasmas. Cuando abrazás demasiado tiempo a un fantasma, corrés el peligro de convertirte en uno. Y cuidado con eso, acostumbrado: los fantasmas no saben sentir.
Libro: CAOS
Autora: Magalí Tajes
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Si te cuento lo que pasa en mi mente no me lo podrías creer, Haz de notar como todo está al revés, arriba están los pies
Sí, me encuentro de cabeza Y no termino de armar el puto rompecabezas. Dime dónde están las piezas O por favor regresa
Porque no me encuentro yo, Y no quiero sentir ningún rencor, Quiero dejarlo tranquilo Que el pasado finalmente se haya ido
Y deje de molestar Estoy pensando en ya mi avión aterrizar No me logran calmar todas las pastas que me da mamá
Yo ya me quedé loca o más bien ya lo estaba desde morra, Pa salvarme uno que otro se anota y se van bañados en derrota
Pobres idiotas con buen corazón Intentan criarme pero ya me crié yo Y me han criado las calles, Me han criado mis enseñanzas y las de todos mis mates
Solo es mi carne caprichosa y esta puta comezón que llega y me vuelve loca Muchos lo callan y lo notan, Se sientan y esperan ansiosos por mi derrota
No me pidas amor, no me digas cuánto es que añoras mi comprensión, Yo soy un arma doble filo Grito, canto y lloro mientras me río
Diario viene y me ronda la de la oz Cada día he muerto y reencarnado en algo atroz Siempre marchito lo que toco Le voy quitando la vida poco a poco…
Porque siempre marchito lo que toco Le voy quitando la vida poco a poco…
Ya no te acerques a mí, Tú lo que quieres no es morir Yo hoy ya no quiero delinquir
O ven y seguro me desconoces me volvi sorda pa no oir las voces, Quizá mañana es que retornes y goces o llores, no traigas flores
Tanto odio es el que cargas y no lo ves La mala energía la arrastras con esos pies No te interesa pa nada la metafísica Y eso que no hablas más que de buenas vibras
No me preguntes na' No es que esté muda pero no quiero hablar Por hoy se acabó este cuento Punto final le plasmo a este verso.
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Muerte Del Sueño, Pedro Salinas.
Nunca se entiende un sueño más que cuando se quiere a un ser humano despacio, muy despacio y sin mucha esperanza. Por ti he sabido yo cómo era el rostro de un sueño: sólo ojos. La cara de los sueños mirada pura es, viene derecha, diciendo: 'A ti te escojo, a ti, entre todas' como lo dice el rayo o la fortuna. Un sueño me eligió desde sus ojos, que me parecerán siempre los tuyos.
Por ti supe también cómo se peina un sueño. Con qué cuidado parte sus cabellos con una raya que recuerda a la estela que traza sobre el agua la luna primeriza del estío. Mi mano, o una sombra de mi mano, o acaso ni una sombra, la memoria, tan sólo, de mi mano jamás acarició una cabellera tan lenta y tan profunda como la de ese sueño que me diste. En el pelo, en el pelo de tu sueño fueron mis pensamientos enredándose, entrando poco a poco, y se han perdido tan voluntariamente en él que nunca los quiero rescatar: su gloria es ésa. Que estén allí, que duermas sobre las despeinadas memorias que mi alma te ha dejado entretejidas en su cabellera.
Por ti he cogido a un sueño de las manos. Por ti mi mano de mortal materia, ha tocado los dedos, tan trémulos, tan vagos, como sombras de chopos en el agua, con los que un sueño roza al mundo sin que apenas lo sienta nadie más que la frente consagrada. Por ti he cogido un sueño de las manos, o de las que parecen manos, alas. Las he tenido entre las mías, un año y otro año y otro año, como se tienen las de un ser que va a marcharse, fingiendo que es para decirle adiós, pero con tal ternura al estrecharlas, que renuncia a su fuga y nuestro tacto, de adiós se nos transmuta en bienvenida. Por ti aprendí el lenguaje tan breve y misterioso de los sueños. Cabría en el cristal de una gota de agua. Está hecho de dos letras cuyos trazos aluden con su recta y con su curva a la humana pareja, hombre y mujer. 'Sí' dice, sólo 'sí'. Los sueños nunca dicen otra cosa. Nos dicen 'sí' o se callan en la muerte.
Por ti he sabido cómo andan los sueños. Llevan los pies desnudos y parecen más altos todavía. El ama por que cruzan se nos queda como playa que primero holló Venus al pisar tierra, concediéndole las indelebles señas de su mito: las huellas de los dioses no se borran. Entre el vasto rumor de los tacones, que surcan las ciudades colosales, mi oído a veces percibe un rumor leve como de hoja seca, o de planta desnuda: es que te acercas, por las celestes avenidas solas, es que vienes a mí, desde mi sueño.
He sabido por ti de qué color es la sangre de un sueño. Yo la he visto cuando un día le abriste tú las venas escapar dulcemente, sin prisa, como el día más hermoso de abril, que no quisiera morirse tan temprano y se desangra, despacio, triste, recordando la dicha de su vida: su aurora, su mañana, sin rescate.
Por ti he asistido, porque lo quisiste, al morirse de un sueño. Poco a poco se muere como agoniza el campo en el regazo crepuscular, por orden de la altura. Primero, lo que estaba al ras de la tierra, la hierba, la primer oscurecida: luego, en el árbol, las cimeras hojas, donde la luz, temblando se resiste, y al fin el cielo todo, lo supremo. Los sueños siempre empiezan a morirse por los pies que no quieren ya llevarlos. Como el cielo de un sueño está en sus ojos lo último que se apaga es su mirada.
Y por ti he visto lo que nunca viera: el cadáver de un sueño. Lo veo, día a día, al levantarme, aquí, en mi cara. (Has vuelto tu mirar hacia otro rostro) Me lo siento en las manos, enormes fosas llenas de tu falta. Está yacente: tumba le es mi pecho. Me resuena en los pasos que van, como viviendo, hacia mi muerte. Ya sé el secreto último: el cadáver de un sueño es carne viva, es un hombre de pie, que tuvo como un sueño, y alguien se lo mató. Que vive finge. Pero ya, antes de ser su propio muerto, está siendo el cadáver de un sueño. Por ti sabré, quizá, como viviendo se resucita aún, entre los muertos.
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Motín en La Pila: Tres Muertos y Seis Heridos. Familiares Dicen que son Más
#Motín en #LaPila: Tres Muertos y Seis Heridos. Extraoficialmente son Más, Aseguran Familiares de Internos
Incendio en La Pila. Dos palmeras dicen las autoridades. Son dormitorios, aseguran familiares de internos. ** Familiares de internos callan por temor a que se desquiten con sus familiares, “como siempre ocurre” . Uno de los muertos en La Pila San Luis Potosí, S.L.P. / Com Soc / Marzo 15 de 2024.- El motín en el Centro de Reinserción Social 1 de La Pila de este jueves por la mañana, dejó un…
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Así el tiempo.
Desde la columna, aterrado, escondido y sin poder hacer nada. Los soldados buscan entre los escombros algún sobre viviente, algunos heridos, otros tratan de a callar el dolor lo mas que pueden. Saben que un quejido, hun sólo mormullo podría inevitablemente terminar con su vida, las mujeres guardan el llanto, se callan el dolor guardandolo en los bolsillos y esperan.
Los pequeños también aguardan, escondidos como pueden entre los escombros de la ciudad en ruinas y llamas, algunos otros disparos a lo lejos alegran, a todos. La piel rígida y tensa, aprensiva, líquida y con moretones. Carne molida.
La sangre se exparse por las baldosas de cantera, roca y granito. Cae la noche y el silencio de los escondites dan paso al sonido de las ambulancias y helicóptero de rastreo.
Los perros caban entre los escombros, salen de en medio del fuego cruzado. Las guerras son siempre lo mismo , muertos por donde quiera, en medio o abajo. Niños o ancianos no importa de todas formas todos están muertos ya.
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"Soy de ti"
Vuelve, cuando tú quieras.
Me salvaste del silencio y del ruido que no me dejaba sentir ni mis propios dedos.
Te lo pido desde el más pequeño de los rincones de mi cuerpo.
Vuelve a ver desde mi ventana el tiempo correr.
Y si fuera menos fácil, solo entiende que sin tus manos solo soy un cascarón de las risas que un día viví.
Perdí en contra de cualquier impulso externo de olvidarte.
Veamos como el mar se cae a pedacitos, quizá llueva para arriba y los peces zapateen al ritmo de un corazón que se enamoró de la tempestad.
Vuelve cuando quieras, procura hacerlo de noche, a una hora en dónde el mundo duerma y nadie pueda despertarme.
Esta guerra de lo preciso y lo improbable, es tan agotadora, la perdí desde hace tanto.
Cuando tú quieras vuelve, aunque mi corazón ya no sienta aún te reconoce.
Es espuma y humo de tabaco.
En el aire solo vuelan las cenizas, bailan y te cuentan lo que mis labios callan, te escucho a diario, tú voz en mi cabeza me vuelve loca, no hay tiempo de entender a la razón.
Mis manos te siguen buscando, vuelve, cuando tú quieras vuelve.
Pídeme un día y te regalo hasta el último de ellos.
Ilógico como siempre, tan lejos y tan cerca, amor mío, aquí también te amo.
Ojalá pudiera entender qué soy de ti y desvanecer las melodías que se expanden en nuestros lugares.
Me has lastimado.
No estoy segura ni de quién soy, estar conmigo nunca es fácil ni para mí.
Entiende, por favor yo te lo pido.
Vuelve.... Quisiera morir y estar junto a ti.
La persona que ocupa tu cuerpo no eres tú, seguramente tú también has muerto.
Llévame a recorrer los ríos.
Te extraño.
Te doy la luna y vuelve, un paso te pido y correré hacia ti.
Te siento tan sujeto a mis costillas, mi caprichoso corazón me miente.
Tan buena actriz, camina como si no sintiera que pisa vidrios si no estás aquí.
He dejado también yo de vivir.
Ojalá pudiera despedirme una vez más y nunca decir adiós de nuevo.
Toma mi mano y pídeme que no me vaya... Me quedaré.
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Puto ANTICRISTO FELIPE VI ..TEN CUIDADO con la REPENTINITIS q lidera AGÜERO [=PRESAGIO] [Padre del NIETO del FULMINADO MARADONA] y al que le dio un ATAQUE CARDIACO con FC BARCELONA jugando con 33 años que le RETIRO DEL PUTO FUTBOL..y que junto al MALOGRADO REYES [a cuya mujer se le murio su hermano de CANCER] q tenía una VIRGEN EN EL TECHO PINTADA en su HABITACION ..fueron los autores de los Goles de final de SUPERCOPA DE EUROPA de 2010 VS INTER..siendo sustituido en min 69 por MERIDA [PUTA ESPAÑA, NO SANTA MEXICO]=DESTINO TRAGICO al que NO LLEGARON JUANITO [en cuya calle en su FUENGIROLA NATAL puso EEUU un consulado compartiendo portal con Dr AMORES y frente al PORTAL VERACRUZ 2 junto a la frutería LA GRAN MANZANA] Y OSCAR MOLINA [al q conocí en una Nochevieja junto a mi amigo el ENGLISH José Maria González PLANT nacido en SHEFFIELD y se mató en VILLA_MESIAS..tras decir a su novia que regalará su camiseta de REAL MADRID a un niño de la GUERRA DE BOSNIA pues colaboraba en LA ESCUELA DE FUTBOL POR LA PAZ]=NO A LA IDOLATRIA , NO A LA FALSA RELIGION, NO A LA PUTA MUJER O DE LA FALSA MORAL DEL DINERO Y SUS VICIOS O EXCESOS:
Caen fulminados por un rayo jupiterino. De todas las condiciones. Celebridades y deportistas de élite, gente anónima que se desploma en plena calle, cuando está durmiendo, cuando viaja en patinete o en coche. Es la REPENTINITIS consecuencia de la timo vacuna, de la inyección del veneno de muerte, aunque en este mundo de corderos muy pocos quieren reconocerlo y los propios familiares en silencio entierran a sus muertos y callan. Este libro está llamado a romper esa conjura de silencio sobre la causas, la timo vacunación masiva, de esas muertes por REPENTINITIS y ser un banderín de enganche que acabe con la farsa montada por los globalistas, con sus lacayos de la clase política y mediática.
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MEDITACIÓN EN EL RÍO OYSTER
I
Sobre las chatas rocas gris elefante, plagadas de bálanos, frisa el primer escarceo de la marea, avanzando, casi insonora, hacia mí, corriendo cabe los angostos surcos de la playa, las ringleras de berberechos muertos; luego un regajo detrás de mí, rampando más cerca, vivo con diminutos peces listados, y cangrejillos que trepan fuera del agua.
La bahía áfona. Sin violencia. Hasta las gaviotas callan lejos en las rocas, silenciosas, en la luz que afonda, cesó su mallar de gato, su jipiar de niño.
Por fin una larga cresta undosa, negriazul desde donde estoy sentado, forma casi una ola que rebasa la barrera de guijarros, batiendo leve contra un madero hundido. Chapaleo los pies en el salsero que avanza resbalando, luego me retiro a una roca acantilado arriba. El viento afloja, tenue como una polilla que abanica una piedra: un viento crepuscular, tenue como el aliento de un niño que no vuelve hoja, ni riza onda. El rocío revive en el barrón; chasquean los leños salumbrosos de un fuego; un cuervo pescador vira en su percha (un árbol muerto del estero), y sus alas captan un último viso de sol reflejo.
II
El yo perdura como astro moribundo, en sueños, asustado. La faz de la muerte se alza de nuevo, entre tímidas bestias, el ciervo en el salegar, la corza de hombros gachos que cruza al trote la carretera, la culebra nueva, apostada en hojas verdes, que aguarda su mosca, el zunzún, rumbando de la flor del membrillero a la ipomea... con tales estaría.
Y con el agua: las olas que se adelantan, sin tregua, las olas, trastornadas por bajíos, lechos de sargazos, maderos a la deriva, desmochadas por vientos cruzados, tironeadas por sinuosas revesas, la marea que entra murmullando, resbalando entre rengas de piedra, las lenguas del agua, rampando, calladas.
III
En esta hora, en este primer cielo de conocer, la carne asume la pura esbeltez del espíritu, adquiere, un instante, la frescura del zarapito, la precisión del zunzún, la maña del guardarrío... me revuelvo en mi roca, y pienso... en el primer tremor de un arroyo de Michigan en abril, bosando el labio de piedra, el regato minúsculo; y aquella cascada no mayor que la muñeca cayendo de una peña hendida, su rocío levantando un doble iris por la mañana temprano, tan pequeña que puede abarcarla, acogerla, un abrazo... o el Tittebawasee, entre invierno y primavera, cuando el hielo se funde por el filo en la siesta temprana. Y el tablar empieza a agrietarse y pulsar con la presión debajo, el hielo que se amontona contra las estacas aherrojadas, reluciendo, arreciéndose de nuevo, chirriando a medianoche... Y anhelo el estampido de dinamita, el súbito rugido cuando la alcantarilla traga restos de ramas y broza, revoltijo de latas, baldes, nidos viejos, un zapato infantil montado en un tronco, mientras el hielo apilado se desprende de las vapuleadas estacas, y el río entero rompe a correr, zarandeando sus puentes.
IV
Ahora, en esta merma de la luz, me mezo con la moción de la mañana; en la cuna de todo cuanto es, me arrulla a un entresueño el guachapeo de las aguas, los gritos de los zarapitos. El agua es mi querer y mi querencia, y el espíritu corre, a raptos, dentro y fuera de las olas menudas, corre con los intrépidas aves playeras... ¡Qué airoso lo pequeño ante el peligro!
Con primicias de luna todo es dispersión, relumbrar.
*
MEDITATION AT OYSTER RIVER
I
Over the low, barnacled, elephant-colored rocks, Come the first tide-ripples, moving, almost without sound, toward me, Running along the narrow furrows of the shore, the rows of dead clam shells; Then a runnel behind me, creeping closer, Alive with tiny striped fish, and young crabs climbing in and out of the water.
No sound from the bay. No violence. Even the gulls quiet on the far rocks, Silent, in the deepening light, Their cat-mewing over, Their child-whimpering.
At last one long undulant ripple, Blue-black from where I am sitting, Makes almost a wave over a barrier of small stones, Slapping lightly against a sunken log. I dabble my toes in the brackish foam sliding forward, Then retire to a rock higher up on the cliff-side. The wind slackens, light as a moth fanning a stone: A twilight wind, light as a child’s breath Turning not a leaf, not a ripple. The dew revives on the beach-grass; The salt-soaked wood of a fire crackles; A fish raven turns on its perch (a dead tree in the rivermouth), Its wings catching a last glint of the reflected sunlight.
II
The self persists like a dying star, In sleep, afraid. Death’s face rises afresh, Among the shy beasts, the deer at the salt-lick, The doe with its sloped shoulders loping across the highway, The young snake, poised in green leaves, waiting for its fly, The hummingbird, whirring from quince-blossom to morning-glory— With these I would be.
And with water: the waves coming forward, without cessation, The waves, altered by sand-bars, beds of kelp, miscellaneous driftwood, Topped by cross-winds, tugged at by sinuous undercurrents The tide rustling in, sliding between the ridges of stone, The tongues of water, creeping in, quietly.
III
In this hour, In this first heaven of knowing, The flesh takes on the pure poise of the spirit, Acquires, for a time, the sandpiper’s insouciance, The hummingbird’s surety, the kingfisher’s cunning— I shift on my rock, and I think: Of the first trembling of a Michigan brook in April, Over a lip of stone, the tiny rivulet; And that wrist-thick cascade tumbling from a cleft rock, Its spray holding a double rain-bow in early morning, Small enough to be taken in, embraced, by two arms,— Or the Tittebawasee, in the time between winter and spring, When the ice melts along the edges in early afternoon. And the midchannel begins cracking and heaving from the pressure beneath, The ice piling high against the iron-bound spiles, Gleaming, freezing hard again, creaking at midnight— And I long for the blast of dynamite, The sudden sucking roar as the culvert loosens its debris of branches and sticks, Welter of tin cans, pails, old bird nests, a child’s shoe riding a log, As the piled ice breaks away from the battered spiles, And the whole river begins to move forward, its bridges shaking.
IV
Now, in this waning of light, I rock with the motion of morning; In the cradle of all that is, I’m lulled into half-sleep By the lapping of water, Cries of the sandpiper. Water’s my will, and my way, And the spirit runs, intermittently, In and out of the small waves, Runs with the intrepid shorebirds— How graceful the small before danger!
In the first of the moon, All’s a scattering, A shining.
Theodore Roethke
di-versión©ochoislas
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¿Quién yace en la tumba de un poeta? El poeta, desde luego, no, eso es bien sabido. El poeta está muerto, de lo contrario no tendría una tumba. Pero el que está muerto ya no es nadie, por lo tanto tampoco está en su tumba. Las tumbas son ambiguas. Conservan algo y, sin embargo, no conservan nada. Naturalmente, esto se puede decir de todas las tumbas, pero cuando se trata de las tumbas de los poetas con eso no está todo dicho. En su caso hay algo diferente. La mayoría de los muertos callan. Ya no dicen nada. Literalmente, ya lo han dicho todo. Pero no sucede así con los poetas. Los poetas siguen hablando. A veces se repiten. Esto ocurre cada vez que alguien lee o recita un poema por segunda o centésima vez. Pero hablan también para quienes todavía no han nacido, para unas personas que aún no han vivido cuando ellos escriben lo que escriben. ¿Por qué visitamos la tumba de alguien a quien no hemos conocido en absoluto? Porque aún nos dice algo, algo que sigue resonando en nuestros oídos, que hemos retenido e incluso no hemos olvidado, que nos sabemos de memoria y de vez en cuando repetimos, en voz baja o en voz alta. Con alguien cuyas palabras siguen estando presentes para nosotros mantenemos una relación, del tipo que sea. Por esa razón, no es imprescindible visitar su tumba. Cuando se trata de tumbas, todo es irracional. Llevamos flores a nadie, arrancamos los hierbajos para nadie y aquel por quien vamos no sabe que estamos allí. Sin embargo, lo hacemos. En algún rincón secreto de nuestro corazón albergamos la idea de que esa persona nos ve y se da cuenta de que seguimos pensando en ella. Pues eso es lo que queremos; queremos que los muertos reparen en nosotros, queremos que sepan que seguimos leyéndoles, porque ellos siguen hablándonos. Cuando nos hallamos al lado de sus tumbas, sus palabras nos envuelven. La persona ya no existe, pero las palabras y los pensamientos permanecen. Podemos al menos rememorar. Cada visita a la tumba de un poeta es una conversación en la cual la respuesta ya está ahí mucho antes que todo lo que nosotros mismos pudiéramos decir. Es una paradoja. Algo se ha dicho ya, pero sin que se haya formulado una pregunta. Hemos venido a dar nuestra aquiescencia, a estar cerca de las palabras que ya se han dicho.
- Cees Nooteboom, Tumbas de poetas y pensadores. DeBolsillo 2017. Trad: María Cóndor.
- La tumba de Robert Louis Stevenson en Samoa. Simone Sassen
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(Me dirigí después aquellos comentarios a ver el espejo, quería comprobar que seguían allí esos ojos fundidos entre los algodones oscuros que le lloran al cielo)
"No me gusta... presiento que ha de caer agua de estos ojos" ¿Por qué riega mi reflejo a las pestañas? Será que aun intento encajar sin haber tenido bordes, no lo sé, pero no me gusta ver al espejo, me aterra lanzarme contra esa imagen y hacerle llorar con mis propias lágrimas. "Ojos míos no me lleven a la tortura, yo que me había olvidado de aquel color de ojos, hoy esto de nuevo frente a su iris buscando ese café, sosteniendo en cada parpadeo la sal que revienta entre mi boca y la sonrisa"
La vida en sociedad exige, una y otra vez... Y así la tomé a mi gusto me tacha con una colina, necesito trabajar para comer y no ser exiliado por ser un peso muerto, necesito ir encontrar de mi llamado para encontrar una función. He nacido siendo una simple flor que le gusta estar al viento, que ondea al color y sigue entre curvillas la vida que siente caer, pero no basta con ser una flor, porque no soy flor y no puedo fabricar mi alimento del sol y tejer entre mis palmas los minerales suficientes para el olvido. No soy flor y no aguanto tanta lluvia, mi espalda no logra estar desnuda ante brisa sin romperse entre la piel. No soy flor con la carne y el hueso sosteniendo mi mirada, no soy del color, ni revestida por los besos en los ojos, mis líneas grises callan demás y esconde mucho más que silencio. Así que debo levantarme y ser de aquello para no morir en indigencia, prefiero clavar mis dedos antes de ver como el mugre se come mi orgullo y me declina a una pobrecilla criatura que se dobla a pedir un trozo de la carroña, destajo con mis dientes esa compasión que me revienta a ser una convaleciente entre los ánimos, esas miradas que hacen de mi voz una nota en limosnas cuando yo solo quiero cantar... hago una pausa. Ya siento que las náuseas llegan, que las moscas bailan divertidas con las costras, que la fetidez sigue mi nombre y que mi crueldad me condena a ser un miserable...
<<Hablemos de política, de las urnas y sus votos en un holograma. Hablemos del decific y de la inflación de cada país recluido en su cultura. Hablemos de como nos quejamos y queremos nuestro egoísmo simulando entre los demás a altruismo. Hablemos de los infancia y la repercusión en la adultez, de como el hombre es solo un pasado que no suelta, un bagazo de experiencias justificando que su actuar ¿es por los golpes de la vida y que por eso ya no ríe al tomar un crayón, que por eso ya no sueña con la primavera, que por eso ya no dice palabras tiernas que le cortan al hablar, por eso se viste de roca y finge ser cristal para llorar entre sus pedazos...? quizás por eso me miró en un tercero para cavar la fosa a ese cadáver que aun sigue caminando. Hablemos de lo cómodo que se está al no cavar en nuestro cuerpo, al olvidar el origen de un impulsó, al rellenar de otros nuestra ideas y temer al decir lo precario de esa humanidad. Hablemos de dios y su dominios extendidos así por la iglesia y la sed por un amparo, lo abandonado que está al verse como un granito entre la arena, como una simple ola al mar, la necesidad de no verse responsable de su vida y de su repercusión.. o de qué es tan grande su fe y amor que nos enseña a soltar para llorar y volver a empezar, que se es consiente de su inconsciente y que esto nos eleva, de que hay siempre un dualismo, así como miradas. Hablemos de la fe y el amor, de como se derrocha y se usa o de como se prohíbe y se acalla, en como se cree poseer de un punto individual su único principio. Hablemos de eso que no se explica en ningún lengua, ni entre la boca o el papel, no se explica, y el porqué de la filosofía y la literatura como puerta al olvido de esta condición la ser humano ¿Aprender la creación de un dios y el amparo de la fe, el amor sin letras y sin sonido, el capital al cuerpo consumido y el derroche al silencio? Hablemos que me vuelvo loca al intentar algo que se me pierde y regresa a cantar entre miradas. Hablemos que estoy sola hablando sin voz, que me miró sobre un espejo maldiciendo este hecho, enfrentando estás palabras del tercero y el yo... ¿Qué más da, si no importa? Del nihilismo, al dadaísmo, al absurdo, a lo existencial, a lo racional y la repentina perdida coherencia que me hace cavar entre las viseras mis manos para descansar su movimiento. Ya no quiero hablar aunque sigo escribiendo. Ya no quiero aun queriendo. Solo una idea suelta>>
Ocaso-Inefable
Hojas sueltas nada más. "Mirando en mis abismos para entenderme, en los lados oscuros de la luna, al silencio del sol"
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Juan Gelman. Pensamientos (fragmentos)
[…]soy de un país donde se llora por el che
o en todo caso se canta por el che
y algunos están contentos con su muerte
¿vieron? dice
estaba equivocado la cosa no es así, dice
¿y cómo carajos será la cosa no lo dice, no?
prefieren recitar viejos versículos
o indicar señalar aconsejar
mientras los demás callan, miran al aire con los ojos perdidos
el comandante Guevara entro a la muerte
y allí andará, según se dice
soy de un país donde costo creer que se moría
y muchos, un servidor entre otros se consolaba así
pero si él dice no hay que pelear hasta morir
hay que pelar hasta vencer
entonces no está muerto
otros lloraban demasiado, como quien ha perdido a un padre
y yo creo que él no es nuestro padre
y con todo respeto creo, que está mal llorarlo así […]
[…]de este país de fantasía se fue Guevara una mañana
y otra mañana volvió y siempre ha de volver a este país
aunque no se más que para mirarnos un poco, un gran poquito
¿y quién se habrá de aguantar?
¿quién habrá da aguantarle la mirada?
pero ahora nomás el comandante Guevara entro a la muerte
y allí andará, según se dice
pregunto yo,
¿quien habrá de aguantarle la mirada?
¿ustedes momias del partido comunista argentino?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes izquierdistas que sí que no?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes dueños de la verdad revelada?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes que miraron a China, sin entender que mirar a China en realidad
era mirar nuestro país?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes pequeñitos teóricos del fuego por correo, partidarios de la violencia por teléfono
o del movimiento de masas metafísico?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes sacerdotes del foquismo y más nada?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes miembros del club de grandes culos sentados en lo real?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes los que escupen sobre la vida sin advertir que en realidad están escupiendo
contra el gran viento de la historia?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes que no creen en la magia?
ustedes lo dejaron caer […]
[…]soy de un país donde es necesario no amar sino matar la melancolía
y donde no hay que confundir el che con la tristeza
o como dijo Fierro, hinchazón con gordura
soy de un país donde yo mismo lo dejé caer
¿y quién pagará esa cuenta?
¿quién?
pero lo serio es que en verdad
el comandante Guevara entro a la muerte
y allí andará según se dice,
bello, con piedras bajo el brazo
soy de un país donde ahora Guevara ha de sufrir otras muertes
cada cual resolverá su muerte ahora
el que se alegró ya es polvo miserable
el que lloro, que reflexione
el que olvido, que olvide o que recuerde
y aquel que recordó, solo tiene derecho a recordar
el comandante Guevara entro a la muerte por su cuenta
pero, ¿ustedes que habrán de hacer con esa muerte?
pequeños míos, ¿qué? […]
[…]sé pocas cosas, sé que no debo llorar, Ernesto
sé que de mí, dependés ahora
te puedo sepultar con grandes lágrimas,
pero en realidad no puedo
el poeta sabe que algún día la belleza vendrá
pero no hoy que estas ausente
el poeta apenas sabe vigilar
Che Guevara
ahora deseo un gran silencio
que baje sobre mi corazón y lo abrigue.
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