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Rescate de un zorro gris en Alto Comedero
#Jujuy #SanSalvadordeJujuy #MedioAmbiente | Rescate de un #zorrogris en #AltoComedero
Luego de recibir la denuncia sobre la presencia de un ejemplar de Zorro gris (Lycalopex gymnocercus) en un sector del Barrio Alto Comedero de la capital jujeña, cuya situación fue viralizada en redes sociales y medios locales de comunicación; los equipos de la Dirección de Protección a la Biodiversidad y Áreas Protegidas de la Secretaría de Biodiversidad y Desarrollo Sustentable, realizaron…
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She was daughter of Pedro de Prades, Baron of Entenza, and Juana de Cabrera. The premature death of her father had left her family in the care of her grandfather, Joan de Prades. Without independent means, her mother was left in a tenuous and insecure position, for she was beholden to her father-in- law for the support of herself and her four daughters. The situation was saved only through the generous intervention of the Aragonese queen María de Luna, who pressured Joan de Prades into conceding a pension for his daughter-in-law, so that she could maintain herself in a manner befitting an aristocrat. This family was related to Queen María both by blood and marriage, and thus she felt responsabile for its members. This sense of familial duty must also have helped to convince María to summon Margarita, her mother and sister Juana to attend her as ladies-in-waiting at her court.
In the queen’s court, Margarita was formed and grew up occupying a prominent role in the most important ceremonies of royalty. Queen Maria died in 1406, leaving widower to King Martin and a son, Martin, who died three years later. Without an heir, Martin wants to get married again to have offspring. He chose the young Margarita de Prades instead of Cecilia of Urgell, sister of the Count Jaume II of Urgell. Pope Benedict XIII officiated the marriage between Martin and Margarita in September 1409 at the Palace of Bellesguard in Barcelona.
Queen Margarita was one of the most beautiful ladies. Her beauty and interest in culture, manifested by her love to the books, contributed to convert her palaces in literary courts, where she served as muse to poets and writers. King Martin died after eight months of marriage, and Margarita was not pregnant. His death led to a two-year interregnum, which was ended by the Pact of Caspe, in which the Castilian infante Fernando of Antequera, younger son of his sister Leonor of Aragon, was chosen as the next King of the Crown of Aragon. Queen Margarita remained a widow for about five years. She married her second husband, the Valencian noble Joan de Vilaragut, in 1415. This marriage and the child born in 1416, Joan Jeroni de Vilaragut, was kept secret. Margarita wanted to preserve what she retained of royal power as widow: her pensions, her inheritance, and her status as a dowager queen.
Eventually the veil was discreetly lifted from Margarita. An unmarried woman of the high nobility was un important diplomatic resource for the Crown and the new king, Fernando I, had every intention of using Margarita to advance his foreign policy. He thought to marry her to Jean, Count of Foix. Margarita reacted with characteristic discretion. It seems that she confessed the truth of her secret marriage to the king’s heir, the future Alfonso V the Magnanimous, asking for his help and mediation in order to extricate her from the delicate situation in which she had been placed. Under her own name and that of the infante Alfonso, a messsenger was despatched to the court of Foix. It seem that the negotiations with Fernando I were broken, for the subject of the marriage was never again mentioned. It is likely that the count was informed in a discreet manner of Margarita’s unsuitability for marriage. A few years later, after her chamberlain and secret husband Joan died prematurely, Margarita decided to retire from the world, entering the monastery of Valldonzella in 1422. Margarita died seven years after in the convent of Bonrepòs, where she has been abbess since 1428. In addition to her religious rank, at her death she still bore the title of Queen.
Sources:
Shell Games: Studies in Scams, Frauds, and Deceits (1300-1650) by Mark Crane, Richard Raiswell, Margaret Reeves
https://es.wikipedia.org/wiki/Margarita_de_Prades
#Margarita de Prades#Margarida de Prades#Margaret of Prades#Queens of Aragon#Women in History#Spanish history
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Bernat Metge
Por Fernando Garcés.
Bernat Metge, consejero real de Martín I en Bellesguard, es considerado hoy en día como uno de los mejores escritores catalanes de todos los tiempos. Su obra, El Sueño, no ha dejado de reeditarse y traducirse. Se la consideró la primera manifestación de prosa humanista en catalán y se impone como modelo literario. Ahora bien, la perfección alcanzada en esta obra no habría adquirido sin la existencia de un ambiente cultural previo.
En efecto, el humanismo, el movimiento filosófico del Renacimiento, se esboza ya en Cataluña gracias a la creación de la Cancillería real durante el reinado de Pedro el Ceremonioso, el padre de Martín I. Este organismo oficial, donde se redactan toda clase de documentos oficiales por los diferentes territorios de la corona, permitió unificar, de manera gradual, la lengua catalana y adaptarla a los criterios latinos del Ars Dictandi (manuales para escribir bien). Criterios que, como es bien sabido, llegarán desde Francia e Italia, siguiendo el entusiasmo clasicista de la época. Bernat Metge, un funcionario de la Cancillería, se convertirá en el más destacado ejemplo del ambiente cultural en torno a esta renovación lingüística y estilística.
Nace en Barcelona, en el seno de una familia propietaria de un obrador de boticario que servía a Leonor de Sicilia, tercera esposa de Pedro el Ceremonioso y madre de sus hijos, Juan y Martín, los futuros reyes del Casal de Barcelona. La buena relación de su familia con la corte le abrió las puertas de la Cancillería pero será su talento lo que le permitirá ascender rápidamente dentro de ella, llegando a ser escribano, consejero y hombre de confianza tanto de Juan I, como de Martín I. Ambos monarcas hablaban a menudo con él de temas filosóficos y literarios. El mismo Bernat Metge escribió diferentes libros y traducciones que sirvieron para introducir el humanismo en la literatura catalana. Ahora bien, la vida del hijo del boticario no está exenta de sombras. Un escándalo eclipsa esta privilegiada posición…
Al morir de forma súbita Juan I en 1396, Bernat Metge fue acusado con otros consejeros de irregularidades administrativas e incluso de atentar contra el soberano. Al salir de la prisión, escribió su obra más importante: El Sueño, redactada para rehabilitar su buen nombre. En esta obra, el consejero real finge un diálogo con el espíritu del difunto rey Juan I sobre la naturaleza del alma y las mujeres. Su conversación está llena de referencias a autores clásicos y renacentistas que reflejan el ambiente cultural de la corte. Al final de la obra, cuestionado sobre la causa de su muerte, el espíritu desmiente cualquier acusación contra el autor.
El año 1402, Bernat Metge fue totalmente rehabilitado y readmitido como escribano del rey Martín I. Tres años más tarde, incluso, volverá a ser nombrado secretario real, como ya lo había sido del difunto Juan I y permanecerá en el cargo hasta el tráfico de Martín I en 1410. Muerte que sorprendió al monarca en su palacio de Bellesguard. En este palacio, Bernat Metge asistirá a la boda del rey con Margarida de Prades y todas las reuniones de los últimos meses del monarca.
Gracias a su privilegiada posición, Bernat Metge fue, además, testigo privilegiado de los acontecimientos más destacados de la corona en su época. Viajó a Zaragoza, Valencia, Mallorca, Sicilia y Avinyó, donde residía Benedicto XIII, el Papa Luna. Algunas de las cartas más elegantes de la Cancillería fueron escritas por Bernat Metge durante este periodo.
Tras el interregno y el Compromiso de Caspe, que entroniza a Fernando de Antequera, en 1412, el hijo del boticario fue apartado de la corte y morirá un año más tarde a su casa de la calle de la Cucurulla, a Barcelona.
La entrada Bernat Metge se publicó primero en Torre Bellesguard | Exclusive Gaudí.
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Enrique III de Castilla, llamado «el Doliente» (Burgos, 4 de octubre de 1379-Toledo, 25 de diciembre de 1406), hijo de Juan I y de Leonor de Aragón, fue rey de Castilla entre 1390 y 1406. Le sucedió a su muerte su hijo, Juan II.
Fue hijo primogénito del recién coronado rey de Castilla Juan I y de su esposa, la infanta Leonor de Aragón, y hermano mayor de Fernando, quien sería rey de Aragón. Por parte paterna fueron sus abuelos Enrique II de Castilla y Juana Manuel de Villena y por parte materna Pedro el Ceremonioso, rey de Aragón, y su esposa, la reina Leonor de Sicilia.
Su crianza fue encomendada a Inés Lasso de la Vega, esposa de Juan Niño; en su infancia fue educado por el obispo de Tuy Diego de Anaya Maldonado, que posteriormente sería arzobispo de Sevilla, y por Álvaro de Isorna, que lo sería de Santiago; fue su ayo Juan Hurtado de Mendoza y su confesor el dominico Alonso de Cusanza, que después llegaría a ser obispo de Salamanca y de León.
Poco después de su nacimiento fue prometido a la heredera del trono portugués Beatriz de Portugal en virtud de un tratado de paz que Castilla y Portugal firmaron durante una tregua en las guerras fernandinas, pero este matrimonio no llegó a a hacerse efectivo, pues al quedar viudo su padre en 1382, fue éste y no Enrique quien se casó con Beatriz.
El 17 de septiembre de 1388, en virtud del tratado de Bayona, se casó en la Catedral de San Antolín de Palencia con su prima Catalina de Lancáster, hija de Juan de Gante, duque de Lancaster, y de Constanza de Castilla, por lo tanto descendiente de Pedro I el Cruel; esto permitió solucionar el conflicto dinástico tras la muerte de Pedro el Cruel, afianzar la Casa de Trastámara, y establecer la paz entre Inglaterra y Castilla.
Simultáneamente a su boda, con el beneplácito de las cortes de Briviesca, recibió el título de Príncipe de Asturias, siendo el primero en llevar dicho título, pues anteriormente los primogénitos de los reyes castellanos se habían llamado infantes mayores. En 1390 su padre consideró la posibilidad de abdicar en su favor para obtener el reconocimiento de los portugueses, pero fue disuadido de hacerlo por su Consejo Real, habida cuenta de los daños que habían ocasionado en el reino anteriores decisiones similares; sin embargo, en octubre de ese mismo año el rey Juan murió en Alcalá como consecuencia de una caída del caballo, y Enrique fue proclamado rey.
Asumió el poder efectivo el 2 de agosto de 1393, a la edad de 13 años, luego de un tumultuoso período de cambios en la regencia.
Enrique III pacificó a la nobleza y restauró el poder real, apoyándose en la pequeña nobleza y desplazando así a sus parientes más poderosos (como Alfonso Enríquez y Leonor de Trastámara). Derogó privilegios concedidos por sus predecesores a las Cortes de Castilla, como la alcabala y el derecho de asistir al Consejo Real, impulsó la figura de los corregidores en las ciudades, y saneó la economía del reino. Disminuyó las persecuciones contra los judíos, promulgando varios edictos contra la violencia, que había sido particularmente grave en 1391.
Durante su reinado, la flota castellana obtuvo varias victorias contra los ingleses. En 1400 envió una flota de guerra que destruyó la base pirata de Tetuán, en el África del Norte. En 1402 comenzó la colonización de las Islas Canarias, enviando al explorador francés Jean de Béthencourt. Detuvo una invasión portuguesa, iniciada en 1396 con un ataque a Badajoz, estableciendo finalmente una tregua con el acuerdo firmado con Juan I de Portugal el 15 de agosto de 1402.
Apoyó las pretensiones pontificias de Benedicto XIII y reanudó la campaña contra el reino nazarí de Granada, alcanzando una importante victoria en batalla de los Collejares, librada en 1406, aunque no pudo completarla porque le sobrevino la muerte. También envió a dos embajadas a Tamerlán, estando la primera encabezada por Hernán Sánchez de Palazuelos y la segunda por Ruy González de Clavijo. De la segunda embajada consta el relato del viaje en un libro, la Embajada a Tamorlán.
Con su salud afectada, en sus últimos años había delegado parte del poder efectivo en su hermano Fernando de Antequera, quien sería regente durante la minoría de edad del hijo de Enrique III, Juan II de Castilla.
Enrique III de Castilla falleció en la ciudad de Toledo el 25 de diciembre de 1406, cuando preparaba una campaña contra el reino de Granada.
Después de su defunción, el cadáver de Enrique III de Castilla fue trasladado a la ciudad de Toledo, donde recibió sepultura en la Capilla de los Reyes Nuevos de la Catedral de Toledo,1 en la que sus restos mortales reposan en la actualidad. El sepulcro de Enrique III está colocado sobre la sillería del coro, en el lado del Evangelio, y es un sepulcro adosado de estilo plateresco. La caja del sepulcro está adornada con los escudos de Castilla y León, y en la parte baja del interior del lucillo de enterramiento están colocados tres paneles decorados con trofeos, y sobre los tres paneles dos niños aparecen sujetando la cartela que contiene el epitafio del monarca:1
"AQUI IACE EL MUI TEMIDO Y JUSTICIERO REI DON ENRIQUE DE DULCE MEMORIA QUE DIOS DE SANTO PARAISO HIJO DEL CATHOLICO REI DON JUAN NIETO DEL NOBLE CAVALLERO DON ENRIQUE EN 16 AÑOS QUE REINO FUE CASTILLA TEMIDA Y HONRRADA NACIO EN BURGOS DIA DE SAN FRANCISCO Y MURIO DIA DE NABIDAD EN TOLEDO IENDO A LA GUERRA DE LOS MOROS CON LOS NOBLES DEL REINO FINO AÑO DEL SEÑOR DE 1407."
Sobre el sepulcro está colocada la estatua yacente que representa a Enrique III, realizada en alabastro policromado. Enrique III aparece vestido con el hábito franciscano, aunque con las manos sujeta su espada, con su talabarte, que discurre paralelo al cordón franciscano. La cabeza del monarca, ceñida por la corona real, descansa sobre tres ricos almohadones, y los pies del rey aparecen descalzos. En los extremos de la estatua yacente están colocados cuatro ángeles arrodillados. Revista Historia Universal
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