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In COVID-19 patients, neurological symptoms last up to three years - Published Aug 15, 2024
Effects include brain fog, fatigue and depression
Scientists from Northwestern Medicine and the School of Medicine at CES University and CES Clinic in Colombia have determined that more than 60% of people who contracted COVID-19 have neurological symptoms that impact their cognitive function and quality of life, even two and three years after COVID-19.
This finding resulted from a study with the longest follow-up time conducted in Latin America and was led by Dr. Igor J. Koralnik, chief of neuro-infectious diseases and global neurology at Northwestern University Feinberg School of Medicine, and Dr. Carolina Hurtado Montoya, with the School of Medicine at CES University in Medellín.
This study, the first in Colombia and Latin America to analyze persistent neurological symptoms, cognitive function and quality of life in long COVID-19 patients, demonstrates that the neurologic manifestations of long COVID are as frequent in Colombia as they are in the U.S.
The process Between April 2023 and December 2023, researchers evaluated the long-term effects of COVID-19 in a group of 100 Colombian patients, which included a group of 50 people, average age of 51, who presented moderate or severe disease and were hospitalized at the CES Clinic in Medellín. The other group of 50 patients were not hospitalized, had mild COVID-19 and were an average age of 36.
Among the most significant findings, the symptoms of ‘brain fog,’ characterized by cognitive dysfunction, was experienced by 60% of patients and fatigue was experienced by 74%. These two symptoms, along with depression, most affected their quality of life and cognitive function, in both the group of patients who required hospitalization (moderate and severe COVID-19) during the acute infection, and in people who had mild COVID-19.
These results were published August 13 in Frontiers in Human Neuroscience. The research group is finalizing details to begin a second phase of the study, focused on cognitive rehabilitation, to improve the functionality and quality of life of these patients. From this new effort, researchers expect to adapt and test a protocol that can later be implemented as a service at the IPS Universidad CES in Sabaneta, Antioquia, Colombia.
The numbers The most common neurological symptoms in patients with long COVID-19 were ‘brain fog’ in 60% of patients, muscle pain in 42% and numbness or tingling in 41%. Non-neurological symptoms were fatigue (74%), sleep problems (46%) and anxiety (44%).
Both patient groups also performed worse on processing speed and attention than the general population, the study reports.
“‘Brain fog’ and fatigue remained persistent regardless of the duration of long COVID, underscoring the need for comprehensive and long-term care for those affected by this condition,” the authors wrote.
Notes This analysis also involved medical students, physicians, neurology residents, neurologists, and researchers from CES University and CES Clinic, Diego Fernando Rojas-Gualdrón, Esteban Villegas Arbeláez, Salvador Ernesto Medina Mantilla, Mariana Campuzano-Sierra, Santiago Ospina-Patiño, Mariana Arroyave-Bustamante, Valeria Uribe-Vizcarra, Daniel Restrepo-Arbeláez, Paul Cardona, Julián Llano-Piedrahita, Santiago Vásquez-Builes, Esteban Agudelo-Quintero, Juliana Vélez-Arroyave, Sebastián Menges, as well as the team from Northwestern University including Gina S. Pérez Giraldo, Millenia Jiménez, Janet Miller and Yina M. Quique.
This collaboration was initiated by Dr. Gina Perez Giraldo who went to Medical School at CES University in Medellin, and was the recipient of a Global Neurology fellowship from the Havey Institute of Global Health at Northwestern.
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Y no voy a dar nombres.
(Laura Rivera, Andrés Otelo, María Núñez, Carolina Fuentes, Juliana Ortiz, Néstor Jiménez , Vicente Rubio, Johan Peña, Lina Avellaneda, Luis Vélez, Javier Rodríguez, Pablo Herrán, Marta López, Carlos Martínez, Felipe Cifuentes, Clara Penagos, Amanda Villalba, Elisa Sánchez, José Bustos, Nicolás García, Eduardo Acevedo, Gonzalo Suárez, Marina Bolívar, Valeria Hurtado, Susana Pacheco, Rodrigo Velandia, Kevin Osorio, Ruth Urrutia, César Domínguez, Jesús Correa, Santiago Puertas, Alejandro Restrepo, Omar Rivas)
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Diseño de escenografía y vestuario.
Fotografías de Santiago Martínez @aparatogo_golgi
Ficha Técnica:
Elenco: Katherine Vélez (Gaby)) Marcela Carvajal / Marcela Gallego (Pili) Alexandra Restrepo (Lucía) / Luz Estrada (Estela) Directora de Arte: Juliana Revelo Asistente de dirección: Juan Pelz Diseño Imagen y Publicidad: Ligia Henao Apoyo coreográfico: Jorge Bernal Asistente de producción: Juana Fernández Prensa y medios: Astrid González Mercadeo y Marketing digital: Claudia Ximena Flórez Directora Ejecutiva: Luz Martínez Gerente de Negocios: José A. Pérez Productora Asociada: Cristina Rodas Producción General: Fundación T de Teatro
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Las promesas
EN MI BIBLIOTECA, entre Las raíces del cielo y La vida ante sí, está Las promesas del alba. Es la edición de Folio que muestra un soldado caminando con la mirada hacia arriba y con un avión de guerra atrás- El soldado, el suelo y el avión son morados; el cielo, aguamarina. Arriba hay una franja blanca y dice Romain Gary en Baskerville; creo que en Baskerville old face. Más abajo, en una fuente de dos puntos más, pero todavía en la franja, dice La promesa del alba. En realidad es solo una promesa. Hace dos días miré su lomo blanco. Esta vez no pude no cogerlo: estiré mi mano, lo incliné empujándolo desde arriba y, con la otra mano, lo agarré y lo abrí.
from: Paula Rodríguez A. <[email protected]> to: Nicolás Montenegro <[email protected]> date: Sun, Oct 1, 2013 at 10:53 PM Subject: promesas del alba
Nico, me lo leí, Nico. Me lo terminé hace diez minutos. Romain volvió de la guerra y descubrió que su madre llevaba muerta un tiempo. Así me siento yo, muerta. El otro día iba en el bus y por la ventana en un lugar lleno de viciosos en San Juan con la Oriental, vi una pelada en brasieres y calzones sentada directamente sobre la manga mirando por debajo del puente. Hacía un frío horrible ese día, bueno, un frío medellinense horrible, y la chica estaba sentada ahí, quieta, flaquísima, casi en pelota, mirando lejos. La vida te hace, al alba, una promesa que no sostiene. Qué librazo, Nico.
En mi casa nadie sabe quién me lo dio. El libro no lo muestra en ninguna parte. Solo yo me acuerdo de lo que pasó ese día en el café de la Eterna Cadencia, de la repetición de fenómenos que se suceden regularmente -acabo de googolear cadencia-. Poneme dedicatoria, te dije yo. Que no, que el libro bastaba. Leételo así, me dijiste, acordate así. Yo te respondí No puedo acordarme de vos en Medellín. No podía acordarme de vos en Medellín. Te insistí tanto en lo de la estúpida dedicatoria -¿para qué te cuento esto si vos ya sabés?-, que tomaste el libro y el lapicero y le diste vueltas y vueltas duro sobre el papel hasta formar lo que uno llama un punto que nunca es un punto en el sentido estricto. ¿Contenta, Pau? -seguías furioso-. ¿Contenta? Ahí está tu dedicatoria. Cuando veas el punto te acordás de mí.
Ay, Nico, un punto, ese punto, otro punto, volver.
Me dijiste que cualquier frase tuya escrita en ese libro estorbaba. Tenés razón, cualquier frase tuya estorbaba pero no hay frase. El punto ni siquiera era necesario, las promesas solas bastaban para acordarme de vos. No sé por qué las saqué de la biblioteca. Me dije Qué más da, ya ha pasado mucho tiempo, ya no hablamos, ya estoy muy lejos de Buenos Aires. Qué más da, leámonos esto, salgamos de esto, salgamos de vos, ya mi mundo está demasiado lejos de Corrientes.
Llevo todo el fin de semana llorando. Santiago me ha visto llorar. Que yo llore con un libro no es raro, que yo llore por el libro no es raro. Santiago no sabe nada, no me pregunta nada, pasa por detrás, me da un beso en el pelo y me lo acaricia. Mi abuela vino el sábado y sí me preguntó -ella también llora con los libros-. Me dijo Payita cuente pues qué es lo que es tan triste en ese libro que me la tiene así. Nada abuelita, nada, es que me trae recuerdos del sur. Digo sur y Santiago me oye y entiende sur como palabra que significa tierra más al sur de acá y puede referirse a Cali, Lima, a Buenos Aires o a Los Llanos. Y mi abuelita, en cambio, sabe que sur es Buenos Aires y que Buenos Aires es Nicolás y nos miramos. No me dice nada pero con los ojos me dice: Ya estás casada. Aunque las dos seamos románticas, tu sitio está aquí y ya está decidido. Tu sitio es esta casa, este sofá, este Santiago.
Pero no estabas tan lejos. Lloré todo el fin de semana. Dije que era porque me traía recuerdos del sur como palabra abstracta. Pero es mierda, el sur sos vos, de cuando te lo estabas leyendo y usabas las palabras que usa Romain y que son raras y que ya nadie usa.
Leí casi dos días, Nico. Estuviste dos días conmigo. Era como si estuviéramos leyendo el libro al mismo tiempo aunque vos te lo leíste hace cuatro años mientras caminábamos agarrados por Corrientes y almorzábamos en el café de mala muerte de los Dromedarios Empinados y cuando te cansabas de leer lo ponías sobre mesas sucias y yo me lo leí en un lugar muy distinto en una posición muy distinta: acostada en pijama sobre mis sábanas blancas recién lavadas o sobre el sofá de la entrada en un apartamento recién remodelado. Tuve la idea de escribir una novela: son dos chicos, Héctor y Mercedes, que leen un mismo libro en diferentes tiempos, como en la época de universidad de mis papás, los setenta. Es de lo que va pasando en la vida de cada uno mientras lo leen. De cómo empiezan a usar las palabras raras, de cómo el personaje principal del libro se parece tanto a Héctor. Pero ya no escribo Nico, ni pinto, ya solo edito libro de chiquitines y me pagan por eso. Edito libros de marranas que se llaman Rosetta Banana. La editorial está bien y la oficina es bonita, queda al lado de una panadería donde venden panes respetables. La paga no es mala, los libros son bonitos, Rosetta es una marrana rondeta y coqueta como toda marrana que se respeta. Ya no escribo Nico, ya no soy yo, soy, como te escribía arriba, la chica drogada flaquísima sentada sobre la manga mojada muerta del frío, la mamá que se muere antes de que vuelvan. La vida te hace, al alba, una promesa que no sostiene. Yo no te prometí nada ni vos a mí pero la vida sí, ¿eh? La vida me había prometido algo más que este apartamento recién remodelado, que este fácil transcurrir de hechos aburridores y predecibles, que esta eterna cadencia.
Santiago duerme. Vuelvo a mirar el libro que está cerrados sobre mi mesa de noche y mando el email. Pongo el computador en el piso, cojo mi segunda almohada y miro al cielo de mi cuarto que es normalmente blanco plano uniforme. Está iluminado de forma irregular y amarillenta por la lámpara de mi mesa de noche. Siento un vacío que se superpone con mis pómulos cargados, el pánico y la sangre en el antebrazo. Me quiero dormir pero mantengo los ojos abierto mirando al techo. Pienso en las posibles respuestas de Nicolás. Pienso y proyecto las respuestas en Baskerville old face: Ya no te quiero / sí te quiero volvé / vivo con Irene / Irene / Irene / Irene. El texto aparece, después lo tacho, después lo borro. Estoy en Roma dejé mi país distorsionado te quiero / pero como los buenos amigos que hemos sido siempre / sería rico verte soma tu figura por aquí / no te prometí nada porque no había nada que prometer, le diste demasiado significado a ese regalo que era un simple libro / simple / simple regalo / simple / simple regalo simple / tengo un hijito Lucas / vivo con Claire / Claircita / Clarita / también profesora del liceo.
from: Nicolás Montenegro <[email protected]> to: Paula Rodríguez A. <[email protected]> date: Mon, Oct 2, 2013 at 00:23 AM Subject: Re: promesas del alba
Hola, Paulita.
Cuando abrí tu email, me provocó escribirte que te había querido mucho pero que era "te he querido", en pretérito perfecto, y no "te quiero" en presente, ni "te querré", en futuro. Me provocó inventarme que había encontrado una mina nueva que se llamaba Laura y que nos íbamos para Europa en enero a laburar un año. Y sí, conozco una Laura que sí fue mi novia, pero no vamos para ninguna Europa. Me provocó escribirte que para mí ya no sos nada Paulita, que la Paulita que era algo se fue hace tres años para Medellín y se llevó mis promesas en un libro morado y aguamarina. No me dio felicidad tu email, me dio fue putería como decís vos en tu español mal hablado, y la putería no me dejaba que la felicidad se diera cuenta. Quise mandarte un email que dijera que le pusieras un punto abajo al punto que ya tenías y que leyeras la primera frase del libro. ¿sí sabes cuál es? Las promesas empiezan con una frase corta, con dos palabras: "Se acabó". Casi te mando eso. Mi putería habría estado contenta de mandarte eso, pero lo escribí y lo borré. Y en cambio, te mando este mail que dice que aquí sigo, por boludo -o por güevon de tu español, si querés-, que aquí te espero si decidís pararte, vestirte, dejar de esta muerta como la mina del césped ese y venirte a tu sur Nicolas Eme.
Creo que me duermo como a la una. Aún no leo su email porque mi celular no suena cuando entran emails, escribimos su respuesta al mismo tiempo: él en su computador y yo en el cielo mal alumbrado de mi cuarto.
Tomado de ‘La corriente’ de la escritora Juliana Restrepo.
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"Fifteen-year-old me would have watched this kiss, unable to hear the cloying guitar motif playing through it over the pounding of her heart in her ears. Fifteen-year-old me wouldn’t have understood the reason for the pounding, but maybe, not long after, fifteen-year-old me would have looked at her new school friend, and something would have fallen into place." -Yuli Restrepo Garcés
#queer representation#yuli restrepo garcés#amar a muerte#juliantina#barbara lopez#macarena achaga#valentina carvajal#juliana valdes#catapult#queer publications#emilia la coneja#juliantinas
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5 Questions with Patricia Engel, Author of Infinite Country
Patricia Engel is the author of The Veins of the Ocean, winner of the Dayton Literary Peace Prize; It's Not Love, It's Just Paris, winner of the International Latino Book Award; and Vida, a finalist for the PEN/Hemingway and Young Lions Fiction Awards, New York Times Notable Book, and winner of Colombia's national book award, the Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana. She is a recipient of fellowships from the Guggenheim Foundation and the National Endowment for the Arts. Her stories appear in The Best American Short Stories, The Best American Mystery Stories, The O. Henry Prize Stories, and elsewhere. Born to Colombian parents, Patricia teaches creative writing at the University of Miami.
Patricia Engel is joined by Roberto Lovato, Jean Guerrero, and Juliana Delgado Lopera to celebrate the launch of her new novel Infinite Country, published by Simon & Schuster, in our City Lights LIVE! discussion series on Thursday, March 18th
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Where are you writing to us from?
I'm at my apartment in Miami, which has been my home base for the past seventeen years.
What’s kept you sane during the pandemic?
Gratitude for my good health and stability amid so much chaos and uncertainty. On the daily, it's long walks, sunlight, checking in with my husband, family and friends, sharing laughter and finding small reasons to celebrate life.
What are 3 books you always recommend to people?
Here are three by incredible Colombian writers: Oblivion (El olvido que seremos) by Hector Abad Faciolince, The Bitch (La perra) by Pilar Quintana, and Rosario Tijeras by Jorge Franco.
Which writers, artists, and others influence your work in general, and this book, specifically?
My general influences are those that arrived earliest in my life: Albert Camus, Anais Nin, Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Laura Restrepo, Maryse Condé, and Pablo Neruda, to name a few. With Infinite Country, I wanted to write a slim, compressed novel that spanned years, decades, and generations, but still felt urgent, like a single held breath. Books that I admire that accomplish that are Sula by Toni Morrison, In the Beginning was the Sea by Tómas González, Brooklyn by Colm Tóibín, The Lover by Marguerite Duras, and Near to the Wild Heart by Clarice Lispector.
If you opened a bookstore, where would it be located, what would it be called, and what would your bestseller be?
This is one of my quiet dreams. I'm not sure where I would open it but I would probably name it after one of my childhood cats, Camus. Certain bestsellers, because I would likely push them on every customer, would be Brother, I'm Dying by Edwidge Danticat and Man's Search For Meaning by Viktor Frankl.
#5questions#PatriciaEngel#InfiniteCountry#SimonandSchuster#fiction#RobertoLovato#JeanGuerrero#JulianaDelgadoLopero#CityLights
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HYPER-REALITY es un proyecto audiovisual de keiichi Matsuda que forma parte de una serie de cortometrajes que ejemplifican un escenario futurista que ejemplifican la fusión del mundo virtual con el digital, creando asi una Hiper realidad.
A través de la historia de una mujer colombiana de nombre Juliana Restrepo, muestra el resultado de la explotación de la realidad aumentada que satura el entorno urbano. Hace referencia a las identidades controladas a través de las plataformas digitales.
Cortometraje: https://player.vimeo.com/video/166807261
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gahhhh this article about juliantina is so good catapult(.)co/stories/juliana-and-valentina-on-amar-a-muerte-telenovela-love-queer-representation-yuly-restrepo-garces
https://catapult.co/stories/juliana-and-valentina-on-amar-a-muerte-telenovela-love-queer-representation-yuly-restrepo-garces
Oh my gosh, but isn’t it? It’s gorgeous! It’s literally art on its own. There’s something so wonderful about art you like inspiring more art and both are elevated through your connection to them.
Not to mention, many of us used to English language media keep overlooking or just plain forgetting the significance of Juliantina. Not the quality, even we are amazed and unused to that, but the existence, the scope, the worlds of difference between censored lesson-teaching and...romance. Pure romance.
#replies#juliantina#femslash related stuff#amar a muerte#Anonymous#sorry I've been soooo absent#work...was tough#basically finished my regular 40ish hours yesterday#and I'm a developer not a doctor dammit#so not used to this#so many gifs unmade...shows unwatched...asks unanswered... :(
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“Why would I watch you now?” I ask Juliana, who sits sleepy in her hospital cafeteria chair. “I don’t need you. I’ve been through this.”
“But you wish you’d had me,” she says.
[...]
“You don’t need us,” they tell me. “But watch us. Watch us take center stage together.”
#THIS DESTROYED ME#completely#jesus#some people CAN FUCKING WRITE#anyway#all the reasons i’m in love with them is in this review#and for people around my age i know this applies as well#juliantina#barbara lopez#macarena achaga
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a beautiful article, representation matters !
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Experiencia#20 “Día de la Mujer” #TreintaidosavaEntrada
8 de marzo de 2019
El 8 de marzo fue el día de la mujer, por esto junto a unas compañeras: Sofía Restrepo y Juliana Saldarriaga decidimos hacer dentro de una experiencia un aprendizaje propio y un servicio a la comunidad. Nuestro objetivo principal fue concientizar a los niños más pequeños de nuestro colegio sobre el día de la mujer y lo importantes que son las mujeres. Así que decidimos hacer brownies, que es algo que le encanta a los niños, y cuando se los diéramos les hablaríamos sobre el día de la mujer y les recordaríamos agradecerles a esas mujeres especiales en su vida por todo lo que han hecho por ellos.
La otra parte de la experiencia sería hacer los brownies ya que Juliana es una excelente repostera y ni Sofia ni yo sabíamos cómo hacerlos.
Al final los brownies quedaron deliciosos y pudimos hablar con bastantes niños del colegio. Les preguntamos quienes eran las mujeres más importantes en sus vidas y les recordamos que hoy era el día de la mujer, para que cuando llegaran a sus casas felicitarán a sus madres y esas mujeres especiales en sus vidas.
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Juliana Restrepo
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Juliana Restrepo Tirado, nueva directora del Museo Nacional de Colombia
Juliana Restrepo Tirado, nueva directora del Museo Nacional de Colombia
Esta antioqueña, con más de 13 años de experiencia en gestión cultural, lideró la transformación del Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM) en 2009, y como directora del Instituto Distrital de las Artes (2016-2019) dirigió la construcción e inauguración de la Nueva Cinemateca de Bogotá y la Galería Santa Fe. El ministro de Cultura, Felipe Buitrago, designó a la antioqueña Juliana Restrepo…
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1997
Juliana
EN EL PRIMER FIN DE SEMANA de octubre de 1997, yo acababa de cumplir catorce años. Jota y Sebastián tenían dieciséis; Catalina y Elvira, quince. íbamos los cinco en el jeep de Jota por una carretera destapada en Santa Fe de Antioquia. Las niñas, en shorts, camiseticas y brasieres con tiras plásticas, los hombres, en pantaloneta, camiseta y chanclas. íbamos prendidos. Los hombros los teníamos rojos del sol. A mí la camiseta me floja, por flacuchenta; la camisetica de Cata era pegada. Hacía ese clima fresco que hace en tierra caliente a las ochos de la noche con cara de escalofrío porque estábamos insolados. En los hombros hacía frío y en las piernas calor. Uno sentía el cuero del asiento pegado a la parte de atrás de las piernas. Olía a polvo de carretera y a manga de potrero larga sin cortar. Olía a Santa Fe de Antioquia. Sonaba un CD que tenía Bitter sweet symphony, que me acuerda siempre de Daniel y ese fin de semana. Cada que se terminaba, Jota, que iba adelante manejando, hundía el botón de return y la volvía a empezar. Cause it's a bitter sweeeet symphony this life. Mis piernas eran flaquísimas y estaban rojísimas y eso me angustiaba; las piernas de Cata eran perfectas, se veían bonitas contra el cuero de la silla del carro. Sebas y Cata iban atrás conmigo.
Los del británico nos habían dichos que cayéramos a la finca del primero de Vero Martínez y le habían explicado a Jota dónde quedaba: Volteando por la finca de Laural del Corral, te metés por una portada verde vieja y de ahí seguís como un cuarto de hora, es la finca del final. Ya íbamos en esa parte pero no veíamos ninguna finca. No veíamos nada. I'll take you down the only road I've ever been down. Oía la música y me parecía que la música describía exactamente lo que yo era en ese momento, la road, la carretera, Jota llevándonos por una carretera a toda velocidad.
La única luz que había era la del jeep que con el polvo era nada. Olía a polvo. Todas las ventanas las llevábamos abiertas. Íbamos rápido. Se oían las chicharras y el ruido del carro sobre la carretera. Sentíamos el viento fresco entrar por las cuatro ventanas. Mirando hacia adelante, se veía un borde verde fosforescente a lado y lado, iluminado por el carro, la carretera café clara en el centro, el polvo alborotado y, de resto, un negro negrísimo. Íbamos prendidos. La mano de Sebas estaba ahora sobre la pierna de Cata que estaba en la mitad, al lado mío. Jota manejaba sacando la cabeza por la ventana. Elvira no tomaba trago en esa época, iba tiesa. Jota a veces se volteaba y me daba soros de Ron Punch en botella de plástico. Me lo tomaba de a poquitos., yo tampoco tomaba tanto y ya me sentía muy prendida, me sabía a Bonbonbum.
En algún momento, Sebastián se empezó a chupar a Catalina. Catalina sí es perra, cómo se va a chupar a Sebas si acabó de terminar con Ricardo y ni siquiera le gusta. Olía a polvo. La canción la sentía en todo el cuerpo y me retumbaba en la cabeza. I let the melody shine, let it cleanse my mind, I feel free now. Me sentía muy free. Todas las ventanas abiertas, Jota y yo como locos sacando la cabeza por la vetana. ¿Por qué seré tan flaca? Anf there's nobody singing to me now. ¿Estará Daniel donde el primo de Verónica? ¿Por qué Sebastián se chupó a la perra de Catalina y a mí nadie me tira?, Juliiii, Jota, cuidadooooo, metan la cabeza —se oían las chicharras— Elvi, cansona, Julianaaaaa, meté la cabeza ya, Elvira, deja de ser cansona, te hubieras quedado en el puente.
Elvira
Llegamos a la finca y me dio felicidad poderme bajar del carro. Parqueamos en una metidita, y cuando nos bajamos, sentí un calor que aplastaba. Los hombros los sentía hirviendo. las tetas me sudaban, donde empieza el pelo también, el calor me alborotaba la churrusquera. Sin viento, sin música, sin carretera, el calor se sentía más grande. Se oían las chicharras y a lo lejos esa canción de Rikarena de te voy a hacer falta mami. Qué bueno bailar, como baila de bueno Jota. Me quedé parada mientras salían los otros cuatro del carro, la manga estaba alta y se le metía a uno por dentro de las chanclas. Y al caminar, empezamos a caminar, la manga nos rozaba y cortaba los tobillos. Me estorbaba la manga y me estorbaban Juliana y Jota —aunque me moría de ganas de bailar con él—: demasiado amigos, prendidos y bobos. Me hacían sentir como la que no sacaba la cabeza por la ventana, la que sobraba. Cata y Sebas se bajaron por fin. ¿Cómo así?, ¿y ahí qué pasó?, ¿donde esté Ricardo? Juliana, Jota y yo íbamos detrás, callados, y Catalina y Sebastián adelante, pegados; Sebastián medio cargando a Catalina que estaba prendidísima y se tropezaba cada tres pasos con piedras escondidas en la manga. Sé que Juliana y yo estábamos pensando lo mismo de Catalina, pero como estaba brava con Juliana, la lucida, ni la miraba ni le hablaba. Mientras caminábamos hacia la luz, hacia la música, hacia te voy a hacer falta mami, pensaba muchas cosas, pero sobre todo que me quería devolver, y que faltaba mucho para estar otra vez en la finca de Catalina y que hasta pereza tenía de estar en la finca de Catalina: lo que quería era volver a mi casa, a mi cama en Medellín. Llegamos a un parqueadero de piedra, había cuatro palmeras gigantes maiamescas y una puerta grande como de casa de Hollywood de las que mostraban en MTV.
Entramos rápido y nos paramos en la puerta. Se veía mucha gente. Ya se había acabado la canción de Rikarena y había empezado a sonar una de Proyecto Uno pero nadie bailaba. Había gente metida en la piscina y otra sentada en varios sofás, unos de cuero blanco y otros de cuero café normal. La finca parecía sin papás, era muy mañé, muy blanca, muy grande. Tenía una especie de discoteca dentro de la casa con una bola de esas de colores y espejos que giran, una escalera de acrílico y unas estatuas rococó rodeando la piscina. Además la piscina quedaba mitad adentro, mitad afuera y era en forma de diamante. Era obviamente una finca de mafiosos y pensé en mi mamá. Me dio miedo que saliera un papá mafioso. Vi una puerta cerrada y me imaginé que podía salir un señor como el hijo de Pablo Escobar que había visto un día en la bomba de gasolina de los Ochoa. Me temblaron las piernas y volví a mirar a la gente. Los que estaban eran casi todos conocidos y no muy mafiosos que yo supiera. Pues, estaba Tatiana la de mi salón y Vanessa la amiga de ella pero ya. Además ellas eran queridas. Pero de todas formas me quise ir, me quise ir pero no había cómo, tampoco iba a quedar como una boba, además qué iba a decir, además la tres estábamos durmiendo en la finca de Catalina y a ella ya ni la veía. Juliana estaba al lado mío y también tenía cara de quererse ir. Nos quedamos quietas. La mamá de Juliana y mía eran del costurero, no les gustaba ni poquito que nos juntáramos con mafiosos. A mí tampoco, me daba miedo, un miedo abstracto no sé exactamente a qué. me daba miedo porque mi mamá había dicho que me tenía que dar miedo que corriera que corriera muy rápido que no me juntara que no me untara. Me las imaginé, a mi mamá y a Clemencia, viéndonos en esa casa prendidas —bueno, prendida Juliana— y me sentí muy mal. Claro que yo no tengo la culpa, pensé. Me dio ese dolor que le da a uno en la barriga cuando tiene susto y vergüenza. Miré a Juli, ya no estaba tan brava con ella, ya éramos del mismo equipo, de las que se querían ir, de las que no se juntaban con hijos de mafioso porque les daba un miedo abstracto. Hablamos pasito, Juli, ¿qué hacemos? Muy magic esto, Magic Kingdom, Me quiero ir, mira la piscina, Yo también, ¿has visto a Dani?, No, ¿y Jota? ¿Cómo hacemos para irnos?, Qué bobas haber venido, Qué íbamos a saber, ��Buscamos a Cata?, Ojalá esté Daniel, ¿Te imaginas donde salga un papá o un tío o un primo y resulte ser un mafioso de esos barrigones de la televisión que encuentra el bloque de búsqueda?, Callate, Elvi, qué susto, yo me muero. Creo que nos dijimos eso. No sé si nos lo dijimos de verdad moviendo la boca o si nos lo dijimos mirándonos, pero estoy segura de que sabíamos exactamente lo que la otra estaba pensado. Eso le pasa a uno con la gente que conoce desde chiquita. Y estoy segura de que pensábamos eso: mafiosos susto Daniel Jota dónde está la gente vámonos. Pero el bobo de Jota se nos había perdido del todo y a Daniel tampoco lo veíamos, seguro al final ni había ido. No sé cuánto tiempo nos quedamos paradas en esa puerta.
Juliana
Alguien me tocó el hombro. Era Daniel. Me temblaron las piernas. Empezó Te dejaron flat y subieron el volumen. No se oía casi nada, uno no podía hablar. No importaba no poder hablar. Yo la quiero sacar a bailar pero no tengo plata. Qué ganas de bailar. Dani tenía el pelo más largo que la última vez que lo había visto, una camiseta de Gap y una pantaloneta azul con rayas plateadas a los lados. Dani Dani Dani. Estaba descalzo, con las piernas mojadas hasta las rodillas. Dani también era flacuchento. Dani era muy lindo, era mi traga, y en un baile en agosto me había sacado a bailar mucho, uh uh ya tu sa, te dejaron flat, pero nunca me llamó y no nos habíamos vuelto a ver y me habían dicho que se había cuadrado con Juana. Obvio que escogió a Juana, Juana la del cuerpo bonito que no es flaquísima, Juana la que ya había tenido tres novios, Juana a la que habían estrenado hace mucho. Lo saludamos las dos de pico, olía a Ck One, y nos quedamos los tres quietos. Ei ei o, ei ei, eee o, eee o. Vimos a Jota, venía para donde nosotros. Llegó con una Sprite para Elvira y se la llevó. Elvira seguía medio brava con lo de Jota por lo del carro, pero se fue con él. Vi cómo Jota le cogía la mano y vi que Elvira se dejaba. Sentí mis manos colgando solas. Daniel me miró y, sin decirnos nada, empezamos a caminar hacia la piscina.
Mientras caminábamos, me cogió la mano y yo me la deje coger. Sentía las piernas desgonzadas. Procura seducirme muy despacio, y no reparo de todo lo que en el acto te haré. Sentía que todo lo importante que me había pasado hasta ahí era esa mano pegada a la mía. Y nuevamente, la música describía exactamente lo que me estaba pasando. Ya no pensaba, como Elvi, que iba a salir un señor barrigón a saludarnos. Nos sentamos en el borde de la piscina. Olía a cloro. Metimos los pies y me ofreció el vodka con Canada Dry que se estaba tomando. Me lo fui tomando de a poquitos, los hielos estaban derretidos y la parte de arriba estaba fría y no sabía casi a vodka; pero si uno se tomaba un trago largo, estaba fuertísimo y tibio. Olíamos a vodka los dos. Creo que me dijo que estaba muy bonita así quemada, creo que me dijo que había terminado con Juana, creo que me dijo que estaba muy bonita así quemada y despeinada. Procura coquetearme más. Medio me tocó el huesito de la clavícula por error y yo sentí un corrientazo desde los hombros hasta las piernas. Seguíamos con las manos cogidas, calientes, nerviosas. Olía a piscina, a cloro y a vodka. Yo estaba ´prendidísima. Al frente mío, en una pared, en la parte de la piscina que quedaba dentro, había un cuadro horrible con un caballo dibujado y, al lado, un óleo de una señora con copete y un vestido verde oscuro. Pensé en mi mamá.
Elvira
Jota estaba con los de los Alcázares. Estaban Andrés Retrepo, que había sido novio de Manuela Martínez como seis meses; Andrés Vélez, que me gustó en sexto pero ya no; el Tuso; Perfe y Lucas. Había dos niñas: una que era la novia de toda la vida de Perfe, del Jesús María, no me acuerdo del nombre, y otra que estaba parada al lado de Lucas. Jota me cogía la mano y yo me la dejaba coger. Todos me saludaron queridos y empezaron a hablar de un torneo de golf que iba a haber en El Rodeo y de marcas de rones. Yo seguía pensando que me quería ir y ahora, con lo del carro y esta conversación tan estúpida, también estaba pensando que cuando llegara a Medellín iba a echar a Jota. Mis amigas seguramente me iban a decir otra vez que echo a todos y que iba a quedar como una perra porque no duro nunca más de dos meses pero, agh, qué me importaba. Jota era un bobo y yo no era capaz, como otras, de seguir con alguien que no me gustaba, no era capaz de hacerme la boba. La niña que estaba con Lucas me dijo Tú no te acuerdas de mí, pero yo fui una vez a una miniteca de tu unidad porque soy amiga del colegio de Pablo Nicholls. Me acordé, claro, se llamaba Carolina. Pablo era vecino mío, éramos amigos y todos decían, hasta mi mamá y Juli, que estaba tragado de mí, pero yo no creía. Nos pusimos a conversar Caro y yo, me cayó súper bien. Me dijo Pablo va a venir. Pensar que Pablo iba a ir me emocionó porque sabía que él tenía siempre carro y que nos podía devolver. Ya sé, le digo a Jota que tengo un dolor de cabeza horrible, voy a empezar a decirle desde ya, le digo a Cata que me voy con Juli antes por el dolor de cabeza, Juli se va conmigo porque también se quiere ir de esta mafiosura y Pablo nos lleva a las dos y se devuelve. Volví a mirar a la gente, buscando a Pablo. No lo veía por ninguna parte. Empecé a buscarlo persona por persona, grupito por grupito. La mayoría de la gente estaba parada ahora cerca de la piscina. En la parte de adentro, al lado de la bola discotequera, estaban unas de mi colegio de décimo conversando con unos que no conocía. Jota, tengo como dolor de cabeza, ¿Te traigo algo?, No, tranquilo, seguro ahora se me quita. Dentro de la piscina ya no había tanta gente, solo tres pelaos, yo creo que borrachísimos. En la parte del borde de la piscina que estaba afuera, había una parejita, y en las escaleras, solo, sentado dándome la espalda, estaban Juliana y Daniel. De lejos, parecían casi dos niñas porque Daniel tenía el pelo súper largo y Juli medio cortico, pues, hasta los hombros los dos. Aunque no alcanzaba a ver del todo, podía presentir que tenían las manos cogidas.
Volví a mirar la puerta, entraron los amigos de Pablo. Carolina me tocó el hombro y me dijo Elvira, mirá, ahí llegó Pablo. Lo vi. Pablo nos vio y empezó a caminar hacia donde estábamos. Perfe y Lucas salieron a bailar. Qué bueno bailar qué bueno llegó Pablo qué bueno por fin me voy a ir. Los vi alejarse hacia la pista y, al mismo tiempo, vi a Pablo acercarse hacia nosotros y, al mismo tiempo, en una esquina, vi otra vez las espaldas de Juliana y Daniel. Las espaldas pegadas, cada vez mas pegadas. Pensé Qué rabia, ya no me puedo ir.
Juliana
Sentía las manos cogidas —calientes— y los pies mojados —sueltos, fríos—. La sensación era al revés de cuando estaba en el asiento del carro. Sentía la mano de Dani pegada a la mía. Olía a cloro y a piscina. La canción la sentía en todo el cuerpo. En los pies hacía frío y en las manos calor. Veía ese cuadro horrible de un caballo dibujado y, al lado, un óleo de una señora con copete. Juli, ¿qué te pasa?, Nada. Quise decir Muy feo ese cuadro, ¿no?, pero mejor no dije nada porque, pues, para qué iba a hablar de eso y no quería quedar como picada y, pues, yo era la única que estaba pensando en esas bobadas de cuadros mafiosos con mi traga congiéndome la mano. Juli, acompáñame a la cocina, vamos por más vodka. Yo no querías más pero lo acompañé.
Estaba descalza y el piso de la cocina empegotado y pensé Me va a coger la luz. La cocina estaba sola a excepción de un niño como de nueve años que sacaba mecato de la alacena. Estaba mirando al niño y, sin darme cuenta, Daniel me cogió la otra mano, me medio tiró contra la nevera y me dio un beso. Sentía su boca y su lengua Me estrenaron y ya no sentía los pies. Que yo caiga en tus brazos. No cerré los ojos, veía afuera el mismo verde fosforescente de los árboles de tierra caliente que están alumbrados por un único foco. Veía al niño, que estaba quieto mirándonos y tenía un paquete de chitos en la mano. Era idéntico a Daniel.
Tomado de ‘La corriente’ de la escritora Juliana Restrepo.
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Nombre de los integrantes: Sofia Rojas, Juliana Duque, Laura Manuela Galvis, José Manuel Restrepo y Mariana Ospina
Materia: Proyecto 4
Parallelo es un producto pensado para pacientes que por enfermedades como la atrofia muscular espinal, no poseen control de sus extremidades debido a la perdida progresiva de fuerza que su condicion les genera, Valiendose de sillas de ruedas para su movilidad y recurriendo a metodos incomodos y poco efectivos para mantener sus piernas juntas o en posiciones comodas. Fueron estos metodos un poco rusticos la base para diseñar parallelo, un producto que gracias a almohadillas, da soporte al usuario en sus piernas y por medio de un sistema de rieles controlado por motor, le permite graduarlas a la distancia que deseen brindándole comodidad, seguridad y autonomia.
Parallelo se destaca por ser un producto de facil ensamble que puede adaptarse a cualquier silla de ruedas existente en el mercado.
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Teknologian tulevaisuutta Vittulajänkältä
Microsoftin digitaalista tulevaisuudenkuvaa hahmotteleva video on tehty digitaalisia tuotteita ja palveluja valmistavan yrityksen näkökulmasta, ketunhäntä kainalossa. Siinä teknologia esiintyy luotettavana kumppanina edistämässä älykkään ja menestyksekkään ihmisen pyrkimyksiä kuin kädenjatke. Interaktiivinen käyttäjäkokemus on arkielämään integroitu normi. Tulevaisuuden teknologia on Bondin M ja Batmanin Alfred ilman karismaa. Video onkin samaan aikaan mielenkiintoinen ja mitäänsanomaton yhdessä näyttävien teknologisten tuotteidensa ja tylsän kirkkaan yltiöselkeän tulevaisuudenkuvansa kanssa.
Toista ääripäätä, tahallisen provokatiivista maailmanlopun odottajan näkökulmaa, edustaa Keiichi Matsudan ohjaama video Hyper-Reality. Siinä teknologia on päällekäyvän ärsyttävä hahmo, joka hallitsee arkea ja orjuuttaa käyttäjänsä tämän näkökulmasta kuvatussa tapahtumaketjussa. Videon päähenkilö, Juliana Restrepo, on eksistentiaalisesti eksyksissä ja etsii itseään ja havainnoi maailmaa teknologian avulla. Hänen koko todellisuutensa on hämärtynyt Virtual Reality -maailmaksi, jossa kaikki uskontoa myöten on tuotteistettu ja tärkeintä on asiakasuskollisuuspisteiden kartuttaminen. Järjestelmän kaatuessa käy ilmi, että teknologia on susi lampaan vaatteissa ja käyttäjä vain sivurooliin alistettu kävelevä lompakko. Kaaoksen ja kakofonian keinoin toteutetun videon julkilausumana on realiteettien vääristyminen. Käyttäjä on kadottanut yhteytensä todellisuuteen ja elää kosketuksissa vain virtuaalimaailmaan.
Kuvakaappaus, Hyper-Reality
Vanha kansa kavahtaa kännykkä kädessä kaupungilla kulkevia ”zombeja”. Samaan aikaan joillekin kattovalaisimen käyttäminen kosketusnäytöltä on luonnollisempaa kuin katkaisimesta. Esineiden internet ja tekoäly ovat edelläkävijöille eilispäivää, mutta 3310-kansalle utopiaa. Tuntemattoman pelkääminen on koodattuna ihmisen DNA:han ja tämän takia tekoälyn vallankaappaus onkin ollut maailmanlopun odottajien suosikkiaiheita jo jonkin aikaa.
Hyvän ja pahan rajan hämärtyminen on aiheena eräs kirjallisuuden ja elokuvan kestosuosikeista. Kaikkivoipaisuuden paradoksissa kysytään ”voiko Jumala luoda niin suuren kiven, ettei hän itsekään voi sitä nostaa?”. Voiko ihminen kehittää esineen, joka tuhoaa kehittäjänsä? Ei. Ehkä? Kyllä. Aika näyttää.
“The world doesn't change in front of your eyes, it changes behind your back.”
― Terry Hayes, I Am Pilgrim
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