#Indimesia

[horobit]

De mojados y otras lluvias

Ya hemos regresado del fin de semana en la selva. Nuestros guías han sido geniales. El viaje y la experiencia también. Samu y Tomy son increíbles y el viaje no hubiera sido lo mismo sin ellos. Se han convertido en amigos, no guías. La comida era deliciosa, superatentos, muchas risas, están muy cagados. Nos hemos divertido mucho, mucho más allá de lo increíble que es la jungla. El trekking no es para todos, es complicado. No son subidas y cuestas. Se parece más a escalada y descensos. El calor y la humedad, superintensos. Después de 2 horas o así te acostumbras, pero nunca del todo. Parábamos todo lo que necesitábamos. A beber agua, comer fruta, disfrutar de los árboles, descubrir animales entre lo inmensamente verde. Impresionante. Muy completo. Clase de yoga express para nuestros guías. En la noche, la cena, nosotros cantando, bebiendo, riendo. A dormir. Chicken time. Quiero madrugar para ver amanecer y meditar. Al día siguiente, la meditación al lado del río, sentada en una piedra enorme. La mejor meditación de mi vida. Es fácil de imaginar. Todos durmiendo. Estoy en comunión con la naturaleza, soy parte de esa naturaleza. La luz quiere aparecer entre lo profundo de la jungla. Llegan los monos mientras me estoy bañando en el río. El agua está deliciosamente fría. Lavo mi cuerpo y mi mente. Nos quieren robar los restos de comida en nuestras basuras. Llega por detrás mío un lagarto gigante nadando. Precioso, con su lengua larga y azul va explorando el río. Todos van por los orangutanes, pero yo me quedo contigo.

El descenso en rafting me daba miedo. Real. Soy una miedosa. Pero qué va, es supertranquilo y muy divertido. Nada peligroso, excepto por el sol.

Hemos vuelto a casa con nuestros guías, después de un kopi (café) nos hemos cambiado la ropa mojada del río y hemos vuelto a ir al pueblo de al lado donde hay cajeros automáticos. Lucy necesitaba dinero y nuestros guías nos llevaron hasta allí. Hasta ahí era el plan. Cada una íbamos en una moto, con uno de los guías. El otro día habíamos ido 3 en la moto con John.

Cuando llegamos a Bohorok, Lucy intentó sacar en uno de los cajeros, no pudo. Lo intenté yo, para prestarle el dinero y luego ella me haría una transferencia. No pude. Pero el otro día en ese cajero tampoco. Así que fuimos al otro cajero que hay en el pueblo. Estaba fuera de servicio. No sabíamos qué hacer.

Nuestras guías nos dijeron que hay otro cajero un poco más lejos, otros 20 minutos en moto. Fuimos. Empezó a llover cuando nos montamos en las motos, pero no mucho. Luego mucho. Paramos. Ellos tenían hambre y no se podía conducir así. Nos enseñaron trucos de magia. Todo el mundo estaba jugando a las cartas con baraja francesa. Un tipo en la mesa de al lado canta con un micrófono de Karaoke. Les mama el Karaoke. Acaban su comida. Aprendemos más trucos. Parece que escampa. Volvemos a la carretera y llueve, pero es más que soportable. Se agradece. Es milagro que baja por nuestros cuerpos, como diría Silvio.

La lluvia se vuelve insoportable. Estamos empapados. No vemos en la carretera porque las gotas nos pinchan la cara. No vemos la carretera porque hay demasiada agua. Perdemos a Lucy y Tomy.

Llegamos a los cajeros en el medio de una nada inmensa llena de palmas de aceite. Son del mismo banco del que ningún extranjero puede sacar dinero. Nos montamos en las motos para irnos. No, no, no. Es una puta locura.

Nos bajamos y nos quedamos en una garita de unos agentes de seguridad. Seguimos hablando y pasa el tiempo. Mejor que no sea de noche. ¿Pero y la lluvia? Parece que para un poco, ¿o no? Pero nos tenemos que ir. Nos empapamos de nuevo, tiemblo de frío y, a veces, de miedo. Luego sonrío como loca por la aventura. No veo nada. Las gotas duelen como cuchillos. Intento proteger los ojos de Samu, pero le tapo los ojos sin querer. Mejor no. Me tapo detrás de él de la lluvia. Paramos otra vez. Es imposible.

La tensión y el frío cansan. Comemos sopa caliente y té. Yo pregunto por el baño y un señor me mete a su casa, saludo a su familia y uso su baño. Terima Kasih. Esa lluvia es demasiada lluvia. Bendita sopa caliente y ese sambal que sabía a gloria. Ahora sí mucho mejor. Sigue lloviendo, pero estamos un poco mejor. Sigue la locura, luego va dejando de llover y por fin llegamos. Empapados y sin dinero. Y con sonrisas en la boca.

La vida y los sentimientos son misteriosos. La vida puede ser maravillosa. Como decía alguien que conocí: esta vida pide otra.