#Fuego en la piedra
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las-microfisuras · 3 months ago
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Tumbada boca abajo en una roca lisa y tibia, tengo un brazo colgando para acariciar los bordes pulidos de la piedra calentada por el sol y sentir sus curvas suaves. Despide un calor, una calidez tan intensa y agradable que me parece como si fuera un cuerpo humano. Es un calor muy intenso, que atraviesa la tela del bañador y se propaga por todo mi cuerpo mientras siento el dolor de los pechos contra la piedra dura y lisa. Un viento salino y húmedo sopla desordenándome el pelo, y en su espesor centellean los destellos azules del mar. El sol penetra en cada uno de mis poros y sacia todas mis fibras famélicas con una inmensa paz dorada. Tendida sobre la roca, con el cuerpo tenso al principio, luego relajado, he sentido que el sol me violaba dulcemente sobre aquel altar y que me llenaba del calor del dios impersonal y colosal de la naturaleza. Cálido y perverso era el cuerpo de mi amor debajo del mío, y el tacto de su carne esculpida era incomparable: ni blando, ni mullido, ni sudoroso, sino seco, duro, suave, limpio y puro. Y yo estaba encima, blanca como el marfil, porque había sido bañada por el mar, lavada, bautizada, purificada, y el sol me había secado dejándome limpia y tersa. Como las algas quebradizas, crispadas e impregnadas de un intenso olor, como las piedras erosionadas, pulidas, redondeadas, limpias, como la brisa acre y salina, así era el cuerpo de mi amado. Bastó este sacrificio orgiástico en el altar de la roca y el sol para que yo resurgiera resplandeciente, limpia, de los siglos de amor, saciada del fuego devorador de su deseo despreocupado y eterno.
Diarios Completos, Sylvia Plath.   Alba Editorial, edición por Karen V. Kukil y traducida al español por Elisenda Julibert González1.
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victormalonso · 8 months ago
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shore of my life | © víctor m. alonso
"Vida, mi vida, déjate caer, déjate doler, mi vida, déjate enlazar de fuego, de silencio ingenuo, de piedras verdes en la casa de la noche, déjate caer y doler, mi vida." Alejandra Pizarnik
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kaos-literario · 1 month ago
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Amor sin sexo.
Me besa la boca con tanta urgencia creciente, que me quedo helada, me hago de piedra tan de inmediato que me arrastro a duras penas hacia la salida de mi hogar, de mi mente inoperante y ausente. Me hago de piedra cuento el sexo opuesto me besa los labios, me hunde en su mundo de floristería barata y me quedo a veces…
Una o dos veces, durmiendo en su cama.
He tenido el placer de dormir toda mi vida, de vivir el amor sin sexo y fingirme enamorada en más de una ocasión, Cristalina me llama él; porque manifiesta que soy una bomba de tiempo y en cualquier momento todo el caos que llevo dentro estallara.
Quiere arderse en mi alma, quiere entender todos los engranajes que mueven mis nervios craneales y yo solo quiero que me bese, que me deje ir luego del beso, luego del sexo, luego de darle de mi… que abandone mi alma como mi cama tan de pronto que tenga miedo de prenderse fuego. Y yo, yo solo quiero tener amor sin sexo.
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quitealotofsodapop · 8 months ago
Note
en huevo de piedra a fuego lento mencionaste que pigsy saba a wukong de los escombros; entonces me acorde que Pigsy no suele usar mucho el cambio de forma, entonces se me ocurro el headcanon de que Pigsy usa comunmente el cambio de forma para adaptar su tamaño, ya que aparentemente los cerdos demoniacos miden como 3-4 metros aprox. (Creo que esa es la altura de Baijie en el libro)
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Debe ser muy incomodo encontrar un local que se adapte a tu tamaño natural
translated via google:
"in simmered stone egg you mentioned that pigsy tasted like rubble wukong; then I remembered that Pigsy doesn't usually use shapeshifting much, so I came up with the headcanon that Pigsy commonly uses shapeshifting to adapt his size, since apparently demonic pigs are about 3-4 meters tall. (I think that's Baijie's height in the book) It must be very uncomfortable to find a place that adapts to your natural size"
I assume you mean Pigsy freeing Wukong from building rubble in the Slow Boiled Stone egg au?
It's very possible that Pigsy might have a "big" form like Zhu Bajie did in the memories/as Zhu Ganglie. Bajie likely chose a shorter, "cuter" form while on the Jouney so to not scare people whenever the pilgrims walked into a new town. Plus he likey thought his smaller form got him more female attention. XD
If Pigsy grew up having to "shrink" himself down just to move around and be accepted in a human city, it woudl explain a lot of his character regarding how he sees himself as "a digusting little monster" (said in "Roast of the Monkie Kids").
Pigsy: "Oh, what, you think we're the same, just 'cause we're pigs, huh? Bet you think I'm just a disgusting little monster too."
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It would be equally funny if Pigsy *didn't* have a massive true form - and he's just naturally very short and stout. Built like a sumo wrestler.
Pigsy often forgets just how strong he is compared to regular humans - hence why he causes so much destruction when he plays ping-pong.
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Lifting up a stone monkey feels like nothing after years of carrying MK around.
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rubimoon45 · 5 months ago
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Una Gira Real bastante corta
Pairing: Benjicot Blackwood x fem!reader
Sinopsis: la gira real de la princesa comienza con rumores sobre su belleza e incapacidad de escoger a un pretendiente de su agrado. En las Tierras de la Tormenta se rumoreaba sobre su delicadeza, en el Valle del Arryn sobre su y ahora en las Tierras de los Ríos se hablaba sobre su austeridad en caso de elegir a un hombre de esa zona.
PARTE I
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La Gira Real inició en las Tierras de la Corona, continuó por las Tierras de la Tormenta y ascendieron al Valle del Arryn directamente en dragón. Buscarle un pretendiente adecuado a la princesa, según comenzaban los rumores, se estaba convirtiendo en una guerra en la que el victorioso sería alabado como un verdadero vencedor por cumplir todas las exigencias de la familia real. Aún sin tener la sangre de la Reina Rhaenyra corriendo directamente por sus venas, comenzaba a comentarse que la sangre del dragón se mantenía fuerte en todas sus líneas. Por supuesto, eso parecía contentar a Daemon Targaryen más que a cualquier otro, que respondía con cada rechazo con un cuervo instándola a continuar con la gira.
En su opinión, las Tierras de la Corona solo eran seguidores fieles a la corona y que aspiraban a relacionarse estrechamente con la familia real a cualquier coste. Estuvieron descartados desde el primer momento, por supuesto, y porque ninguno de los hombres que se presentaron consiguieron llamar su atención como esperaba. Había oído que la gira de la Reina fue corta, acortada por ella misma, antes de su primer matrimonio; no nacido de su gira, cabe mencionar, sino de una alianza para relajar las tensiones entre los Targaryen y los Velaryon. Los siguientes fueron los Baratheon en las Tierras de la Tormenta. Ahí fue recibida con agasajos propios de una dama de alta cuna y princesa, pero ese cuidado no fue compartido. Salió volando en Vermithor tan rápido como pudo, dirección al norte y con guardias Targaryen esperándola.
El Valle del Arryn no se quedaba corto. Lady Jayne la recibió de buena gana, al ser familia de la Reina, y no tuvo reparos en detener cualquier rumor que acechara a la princesa y a sus decisiones cuando ella rechazó al tercero. Había escuchado tantas Casas relacionadas con los Royce que al final de día acabó saturada de tantos cumplidos, promesas falsas y hombres adultos que comentaban haber conocido y competido por la belleza que fue Lady Laena, su madre, antes de comprometerse con Daemon Targaryen. Lady Jayne y los suyos la despidieron recordándole su próximo destino y esperando que de tener un pretendiente ya en mente lo anunciara próximamente a la Reina. Tal vez Lady Jayne fuese consciente de las tensiones que podrían generar esas acciones de la corona a la hora de buscar un pretendiente fuera del seno de los Targaryen, y quisiera ayudarla a mantener la mente clara.
Ciertamente la guerra se había evitado con las alianzas previstas por su tío. Los Hightower no impusieron su poder después de la reafirmación de Lucerys sobre su derecho sobre sucesor de Marcaderiva, perdiendo la fuerza que necesitaban para sus ambiciones. Con la muerte de Viserys I, Rhaenyra lo sucedió con éxito y todas las Casas recordaron su juramento, desligándose de la telaraña que Otto Hightower había tejido todos esos años para alzar a Aegon como rey sobre su media hermana. Por supuesto, no faltaron las amenazas de Daemon para recordar a los más reticentes a quién se enfrentaban ahora recién coronada y sobre quiénes iban a rebelarse; al puro lema de la Casa Targaryen, Sangre y Fuego.
Montó a Vermithor a primera hora de la tarde y salieron tan pronto como el sol asomó de entre las nubes de la cima del palacio de piedra. Volar en dragón era más rápido que seguir una caravana real. Afortunadamente, la organización de la Gira funcionaba perfectamente a cómo fue planeaba. Para cuando llegó a las Tierras de los Ríos a lomos del segundo dragón más grande de Poniente, Naerys Targaryen desmontó en el suelo húmedo y embarrado cercano a los dos ríos que confluían en Aguasdulces. La Casa Tully de Aguasdulces, Naerys se tomó su tiempo para observar el castillo en medio de ambos ríos, y el agua que chapoteaba contra los bordes. Su ancestro y fundador había entregado a los Tully los dominios de la antigua Casa Hoare como recompensa por su fidelidad en la Conquista de Poniente. Como Grandes Señores, se esperaba que fueran ellos los que la acompañasen a recibir a los pretendientes. Dado el temporal que se avecinaba por el este y que los había acompañado, los hombres de los Ríos estarían llegando a la fortaleza de los Tully para presentarse mañana a primera hora ante su princesa.
Como si fuera un presagio, el que parecía ser la cabeza de la casa
-Señor Tully, un placer estar en vuestras tierras.
-Lamento decirle que nuestro señor no ha podido levantarse de la cama para recibirla, princesa, pero me ha mandado a mí a recibirla con todos los honores que trae eso. Soy su hijo, Elmo Tully -dándole una larga reverencia, que se alargó un tiempo de más, los ojos del hombre, que no debía superar la cuarentena, se posaron sobre ella. Por supuesto, que la salud del viejo señor debía ser considerada con precaución a esas alturas-. Sin duda, mi princesa, y me consuela que haya llegado antes de las tormentas. Aquí, en nuestras tierras, conocemos el mal tiempo solo con levantar la cabeza al cielo y ver hacia dónde se mece el viento.
-Fortuna entonces en haber cogido a mi dragón.
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-La princesa Naerys Targaryen, hija de la Reina Rhaenyra -comenzó diciendo. Tuvo ganas de corregirle en lo último, pero era sabido por todos que la Reina la consideraba una hija más junto con sus hermanas, aún sin haber nacido de sus entrañas y útero. En compensación de la niña que abortó al escuchar de la repentina muerte de su padre, a la que habrían llamado Visenya-. Cada representante de su Casa expondrá su candidatura ante ella en orden, pacíficamente. Cualquier atentado contra su seguridad o el honor de cada Casa será severamente castigado.
Naerys se puso cómoda en el antiguo torno de la Casa Hoare, entregado por su ancestro a la Casa Tully. Definitivamente era más cómodo que sentarse en el Trono de Hierro, aunque los pies le quedasen colgando por su tamaño. Los primeros candidatos se presentaron con promesas de compromiso, felicidad y un hogar que darle a su enorme dragón una vez se mudase a sus tierras. La Casa Mallister y la Casa Cox. Una presumía de haberse relacionado en tiempos antes de los Conquistadores con los Targaryen, aunque eso fuera un desconocimiento para ella, y la Casa Cox, vasalla de los Baelish.
Rechazó a los dos, y señaló a los siguientes. Uno era un hombre adulto de la Casa Frey que alardeaba de haber entregado a su padre Daemon su lealtad en caso de haber ocurrido una guerra por la sucesión. Lo rechazó al instante con amabilidad, solo con la mención a la guerra. Una risa resonó en el espacio de piedra cuando el rostro del hombre Frey se frunció al ser cortado en su discurso. Solo la presencia de los guardias Targaryen llegados esa misma mañana consiguió que se retira de la fila junto con los rechazados. El siguiente pretendiente fue presentado por Elmo Tully, como había estado haciendo con cada uno y el mismo tono neutro y serio.
-Aeron Brakcen, de la Casa Brakcen de Soto de Piedra.
Naerys asintió, instándole a pasar. Era un joven de no más años que ella, con los colores bronce de su Casa, supuso, y el estandarte de un semental a dos patas en el pecho. Tenía el pelo por los hombros, de un rubio sucio, y un semblante redondo que aparentaba lucir más adulto.
-Soy Aeron Bracken, mi princesa, hijo de Amos Brakcen y sobrino del actual señor de Soto de Piedra -se presentó. Su voz resonó en la piedra fría del castillo. Fuera, llovía como lo predicho, y casi sentía pena por el dragón que esperaba por ella habiéndose acostumbrado a las cuevas de Rocadragón tras la muerte de su jinete anterior-. Puedo ofreceros tierras, joyas y todo lo que deseéis. Protección frente a las amenazas que acechen vuestro hogar.
Cruzó las piernas, dándole una larga mirada al heredero de la fortaleza a su lado. El rostro de Elmo Tully se mantuvo estoico, pero ese último comentario consiguió hacerle poner los ojos en blanco y que se recostara sobre su asiento, sacándole un suspiro. El silencio que se hizo se notó cuando las cabezas del resto de los pretendientes se volvieron entre ellos. Aeron Bracken se quedó inmóvil como el primero de la fila, sin saber bien qué hacer.
-Todos parecéis convencidos de que mi tío Aegon va a romper la sucesión de nuestra Reina, señores. Aún si se encuentra al otro lado del mar y no desea sentarse en el Trono de Hierro -Naerys se miró las uñas-. A no ser que usted apoye a mi tío Aemond que controla los dominios de los Peldaños de Piedra en nombre de la Corona, en una posible aspiración por ser varón. Supongo que sea eso.
Otra risa. Seguida de varias carcajadas. Pudo ver cómo Aeron Bracken perdía la compostura y sus orejas se ruborizaban a simple vista. Naerys levantó la mirada de su pretendiente. Tres chicos se reunían en la fila, apartándose del resto de pretendientes pero sin duda esperando a su turno con ella. Solo había uno que destacaba por su risa más escandalosa del resto y los ojos clavados en ellos.
-Usted, señor -anunció. Las risas se detuvieron, el silencio se instaló en la sala a excepción de su voz-. No puedo verlo bien desde aquí. Acérquese.
-¿Yo, mi princesa?
Naerys se inclinó para examinarlo. No debía de ser más mayor que ella, tal vez de la misma edad o unos años por encima de ella. Iba vestido de negro y rojo, colores similares a los de la Casa Targaryen, pero con la diferencia de que un broche en forma de cuervo sujetaba la capa que caía por la mitad de su cuerpo. Un rostro, atractivo y joven, con un pelo negro despeinado en una cara blanca.
-Supongo que viene a vender su candidatura a la hija del Príncipe Canalla.
-Por supuesto que vengo a por su mano, pero a diferencia de mi contrario puedo ofreceros a vos y a vuestro dragón vistas a algo más que no sean montañas y praderas secas. Todos conocemos cómo los Bracken hacen cuando nadie mira
Pudo ver cómo los hombres se separaban y echaban para atrás cuando Aeron Bracken se dio la vuelta con la mano en la empuñadura de su espada. El muchacho al que se enfrentaba, sin embargo, no retrocedió, simplemente les dio a todos una sonrisa arrogante y descarada que habría puesto a más de una dama patas arriba.
-Yo no, mi señor -interrumpió-. Me gustaría que me iluminaseis.
-Robando terrenos Blackwood, princesa. Cambias los mojones de las fronteras para que sus rebaños pasten en nuestras tierras y luego las cambian de nuevo para ocultar su fechoría.
-Es una vil acusación, joven Blackwood, y no es ni el momento ni el lugar en el que hacer un juicio -dijo Elmo Tully, agarrando los reposabrazos de su asiento en un intento de no responder a las intenciones del joven.
-Solo respondía a la pregunta de nuestra princesa, lord Tully. Nada más.
Aeron Bracken tensó los hombros, matando con la mirada a las acusaciones que habían hecho sobre su casa. Naerys, entonces, se puso en pie trayendo consigo la mirada de todos. Una vergüenza, es lo que era. Instar a un derramamiento de sangre en medio de la Gira Real de una princesa.
-Esto es una pérdida de tiempo -murmuró, atrayendo la atención de Elmo Tully. El hombre se inclinó hacia delante, hasta quedar de pie con los brazos a los costados-. Continuaremos mañana antes del banquete.
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Naerys miró al viejo árbol que se levantaba amenazante sobre su cabeza. No más grande que Vermithor pero sin duda capaz de derribar hasta al hombre más fuerte.
-Lamento haberlo convocado tan de repente. Quería disculparme por lo sucedido en el salón. Aquí puede exponerme su candidatura sin...amenazas externas.
-Es honor, princesa. Soto de Piedra nunca ha tenido una princesa Targaryen o una dama de tan alta cuna.
-Así tengo comprendido por los maestres -explicó, y señaló al árbol que tenía delante-. A las princesas nos enseñan a bordar y una historia general que a los príncipes se les explica con todo detalle. Todavía dudo cuando miro un mapa y me dicen que señale algún punto con un nombre raro.
Los ojos del muchacho se posaron sobre el árbol, y luego en ella. No dijeron nada, pero vio la extrañeza en ellos por cómo la miraba. Hubiese preferido una risa a como estaba acostumbrada por sus tíos adultos o sus hermanas, que ese semblante casi estoico y carente de emoción.
-En la Fortaleza tenemos un árbol arciano, como recordatorio de que representamos a todas las ramas de Poniente. Tenemos un septo, un altar a los dioses de Valyria y un arciano, que algunos tildarían como una ofensa a la fe verdadera -inició, pasándose la lengua por los labios y con las manos juntas. La tela del vestido se mecía con la brisa que ascendía por las murallas del castillo y acababa en el patio ralentizada-. ¿Qué opina de eso, lord Bracken?
El muchacho Bracken no perdió el tiempo en responderle, con los brazos a su espalda atendiendo a lo que ella decía. Habían acordado verse frente al árbol viejo del patio interior de la fortaleza de los Tully, con, por supuesto y razones de decoro, guardias que los vigilasen.
-Mi hogar se remonta a los tiempos de los Primeros Hombres. Luchamos por establecernos y seguir nuestras convicciones, hasta que la Fe se impuso sobre nosotros y la defendimos fielmente.
-Apoyasteis a los militantes, tengo entendido -repasó sus lecciones de historia con él.
-Sí, mi princesa -asintió. Las hojas oscurecidas por las estaciones se mecieron sobre sus cabezas, algunas siendo arrastradas por el viento y otras sujetándose a las ramas-. Cuando el rey Aenys y Maegor se enfrentaron a la Fe, nosotros defendimos la religión y lo que significaba.
Naerys asintió, comprendiendo bien sus palabras.
-Mi familia no verá bien eso con buenos ojos, dada nuestra facilidad para cabrear a la Ciudadela con lo mínimo que hacemos.
Aeron Bracken sonrió, el pelo meciéndose en su rostro. Naerys hizo lo mismo, poniéndose a su lado, alejándose la corteza dura del tronco y la fuerte corriente que comenzaba a entrar en el patio. Las nubes amenazaban con otra tormenta.
-A raíz de cambiarnos a la fe verdadera, con respeto a sus convicciones, los Blackwood llevan atacándonos y tomando nuestras tierras.
-No deseo escuchar de guerras ni de conflictos ancestrales, solo de lo que cada Casa cree que puede aportar a la Corona con mi mano -respondió con severidad, obligando al joven a contener su lengua. Luego, Naerys lo pensó mejor y le sonrió aunque su corazón tirase hacia el otro bando-. Temo que eso sea debatido por los otros, señor. Vuestra historia, me refiero.
-Solo un tonto debatiría la historia que narran las crónicas de los Ríos.
Las mismas crónicas que llevaban años siendo escritas y reescritas buscando una historia general pero que se enfrentaban a la opinión de los maestres y la historia escrita antes de la Conquista. Naerys se limpió las manos en el corsé del vestido, que empezaban a sudar por el nerviosismo de exponer a la lluvia o de discutir sobre la historia de un continente que nunca gobernaría.
Ya se estaba dando la vuelta, de vuelta a la fortaleza, cuando Aeron Bracken se giró sobre sí mismo con la mano en la empuñadura de su espada y el rostro descompuesto.
-¿Puedo acompañarla hasta su dragón, princesa?
Naerys no necesitó darse la vuelta para responder.
-A no ser que sea un jinete, temo que mi dragón lo queme como almuerzo.
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Al menos la conversación con Aeron Bracken le dio una idea de lo que hacer esa tarde. Volaría sobre Vermithor antes de que estallase la tormenta, de nuevo, y regresaría a la fortaleza Tully cuando bajase de entre las nubes. Había escuchado de su tío Aemond que volar sobre las nubes era más divertido en una tormenta, como vivir una aventura y salir de las formalidades que significaban quedarse en la Fortaleza y atender a cuestiones de nobles. La primera vez, lo consideró un imprudente, pero cuando lo hizo... Fue más divertido de lo que él le explicaba.
En la fortaleza se cambió de ropa a una más adecuada al vuelo, de cuero negro, y salió acompañada de guardianes leales hasta una distancia prudente del dragón al que la guiaban. Vermithor se veía desde lejos, con sus escamas doradas y largos cuernos blancos y amenazantes. A diferencia de Caraxes, tenía el cuello más corto, pero de un grosor más abundante y adecuado a su enorme tamaño. Lo que no se esperaba al llegar era ver, no tan lejos de aquella magnífica bestia, a tres figuras rondándole. Los ojos negros de Vermithor apenas les prestaban atención, como cosas insignificantes que rondaban a su alrededor y no suponían una amenaza para su posición.
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-Si tanta curiosidad tienen por un dragón, señores, solo tendrían que haber preguntado en el salón.
Los tres miraron a sus espaldas sorprendidos y asustados. Naerys terminó de colocarse los guantes de cuero negro, tirando de ellos. Reconoció a los dos primeros como los hijos del heredero de la Casa Tully, a su vez adornados con un broche con el símbolo de su familia respectivamente. El otro fue fácil de reconocer por los colores que llevaba y su ahora reconocida facita.
-¿Va a montar en esa bestia, princesa? -preguntó uno de ellos.
Aunque los reconociera, sus nombres se le atoraban en la cabeza después de una gira con tantos apellidos y regiones. No supo quién era Oscar y quién Kermit, pero simuló que los conocía por quiénes eran como pudo. Clavó un tacón en la tierra empapada, levantando el fango cuando volvió a caminar hacia su dragón, pasando por el lado de ellos sin prestarles más atención de la necesaria.
-¿Vermithor? No es más que un gato grande, amarillo y quejica. Prefiere el clima de Rocadragón.
Como si fuera convocado, la gran cabeza de Vermithor se meció en su dirección. No enseñó los dientes, pero bien podría haberlo hecho con el mar humor que tenía siempre. Sacudió la cabeza, alejando a los pájaros que bailaban a su alrededor entretenidos. La Furia de Bronce, el dragón nacido en la cuna del rey Jaehaerys I, el temible dragón que enfrentaba a Vhagar en tamaño.
-Las tierras de Benji son similares a las de la Corona, señora, podría enseñárselas para su dragón -comentó uno, seguido de unas risas nasales y varios golpes.
-No le haga caso, princesa, solo es un patán -dijo el otro.
Ninguno sonaba como un verdadero señor, pero supuso que la juventud tenía eso. Ella, que solo se relacionaba con su familia, apenas podía disfrutar de esos lazos de amistad con otras personas.
-¿No se proponen ustedes? Podrían tener un huevo de dragón con mi mano. A cambio de ser leales a la Corona.
-Lo somos, princesa -respondió uno, solemne-. Ella es la verdadera Reina y quien la usurpe se enfrentará a las Tierras de los Ríos con todo lo que tenemos. Pero no somos adecuados para su rango.
Por supuesto. Formalidad que sonaba a una promesa que bien podría estar vacía. La Gira le había dado esa enseñanza. Tiró de las cuerdas que colgaban firmes de la montura del dragón, que estiraba para comprobar su tensión y por las que podría ascender hasta la silla sobre su lomo.
-Por supuesto, sino se habrían presentado o aprovechado en la comida con su padre, señores -Vermithor gruñó, un sonido gutural y tan antiguo que calaba los huesos de aquellos que lo escuchasen. Su mandíbula temblaba, a la vez que los dos huesos de su craneo se separaban para enseñar los afilados y peligrosos dientes que abundaban en su boca. A sus espaldas se escucharon los jadeos de sorpresa y miedo. La Furia de Bronce, suspiró-. Gīda, Vermithor.
Estiraba el brazo, que aunque no llegaba hasta su cabeza, acarició las escamas doradas y sucias por el temporal de las Tierras de los Ríos, sintiendo la piel caliente de su interior. Del fuego nacían y del fuego vivían, pero su interior ardía como si su alimento fuera ese elemento y no la media docena de animales de pastoreo que le daban para tenerlo contento. Vermithor dejó de gruñir, pero no de mirar enfadado a los tres muchachos a sus espaldas. Naerys le rio las intenciones, acariciándolo un tiempo de más hasta que los brazos unidos a las alas se movieron para dejarla ascender.
-Pobre del hombre que pida su mano y su dragón no lo acepte, princesa.
-Pobre del hombre que tenga que compartir lecho conmigo si se atreve a retar a mi dragón por mi cariño -respondió ella. Los tres muchachos se tensaron-. Rȳbagon naejot issa -acarició su cuello, rígizo y escamoso, más duro que las piedras de la isla donde se criaban y pasaba el tiempo junto con sus jinetes. Vermithor sacudió una vez más su enorme cabeza, los cuernos con él, y aulló al cielo a la vez que se levantaba en sus patas traseras y usaba los brazos alados para moverse hacia delante, como una serpiente reptando pero más fácil-. Sōvegon.
Naerys se agarró a las riendas, dándole un último tirón a los guantes que la protegerían del tiempo y de las quemaduras de las cuerdas. En cuestión de segundos, Vermithor ya había extendido en su plenitud sus largas alas, estirándolas, y volviendo a flexionarlas esta vez en vertical. Su cuerpo tembló, cuando el peso del dragón se despegó del seguro suelo.
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Cuando Vermithor aterrizó con ella, gruñendo y exclamando quejas sobre el terreno húmedo propiedad de los Tully, Naerys tenía la trenza revuelta y la ropa revuelta pegada al cuerpo. La ropa de montar de los jinetes debía de ser ajustada para evitar accidentes durante las maniobras, pero había jinetes que se las arreglaban como podían, como la Reina Rhaenys y la Reina Visenya durante la Conquista. Desmontó con la facilidad de un gato, ayudándose de las gruesas escamas que descendían hacia el pecho del dragón dorado y de las membranas gruesas de sus alas, de diferentes grosores dependiendo de la zona.
Lo que no se esperó fue que una figura ya conocida en el muelle del río. Al castillo de los Tully solo podía accederse cruzando el río en barca, una que pasaba cada cierto tiempo cuando el tiempo empeoraba para evitar ahogamientos. De haber llegado con mejor tiempo, tal vez la espera no se hiciera tan insoportable como tener que esperar bajo la suave llovizna y humedad asfixiante que le inundaba los pulmones. Al parecer, volar sobre las Tierras de los Ríos no solo era tedioso por la lluvia, sino también por la presión y la humedad de ese lugar. No sabría decir por qué, pero culparía a los maestres de no haberla avisado antes de su Gira Real.
-¿Sus amigos lo han perdido, señor?
-Oscar y Kermit Tully, princesa. Esos bastardos... -se inclinó suavemente, aferrándose a la tirantez del cinturón que sujetaba parte de su capa roja y de sus ropas oscuras. El broche metálico resplandecía entre tanta austeridad-. Regresaron antes que yo a la fortaleza y aquí me tiene, solitario en mis pensamientos esperando al barquero.
-Lamento escuchar su mala suerte.
-No hay nada de lo que disculparse. Solo a esos dos tontos que comparten cabeza y maldades.
Naerys tiró con fuerza de los guantes, dedo por dedo, deshaciéndose de la pesada tela. Primero lo hizo con la mano diestra, y luego con la zurda, en la que tardó más por la tensión del tejido alrededor de su piel.
-Espero que su vuelo haya sido igual de placentero que el de un hombre común a caballo.
-Hay quien dice que son lo mismo, señor -explicó, dejándose caer a su lado. No había más asiento que el banco donde él esperaba sentado. Lo que la sorprendió fue ver que no se apartaba para darle más espacio o por incomodidad de tenerla a ella envuelta en el olor de un dragón, nada grandioso, a su lado-. Esos mismos dicen que en Dorne hay gusanos bajo la arena esperando a comerse a quien amenace al reino o a su pueblo.
-Vaya idiotas -se rio él, encogiéndose de hombros ante el repentino frío que se levantaba. Naerys agarró los guantes antes de que salieran volando.
Las nubes lucían amenazantes a cada rato que pasaba. Los estandartes Tully de la fortaleza se revolvían por el mal tiempo que parecía quererse dejar caer sobre las Tierras de los Ríos.
-Conozco la historia de muchas de las Casas de Poniente. Mi educación se basó en eso -confesó, recogiéndose la falda y sentándose en el banco de piedra que decoraba el patio mientras esperaban a la barca-. Sin embargo, tengo entendido que los Blackwood tienen una historia de lo más curiosa. Oh, por ahí viene.
Se levantó rápida, tomando el brazo que el muchacho le ofrecía para subirse a la barca de madera que con facilidad los llevó río abajo hacia la fortaleza. Benjicot Blackwood se sentó frente a ella con sencillez, recogiéndose el final de la capa para estar más cómodo. El hombre que impulsaba la barca, un hombre anciano pero de brazos fuertes, parecía sumido en sus pensamientos.
-Es uno de los castillos más antiguos en pie, que se remonta a los Primeros Hombres -inició él-. Tenemos un enorme arciano que es el hogar de cientos de cuervos, de ahí el nombre de Árbol de Cuervo. Estamos lo suficientemente cerca de la costa como para que puedas ver la bahía, en caso de que sientas nostalgia -estudió su expresión, a ella, sin saber qué más decir que pudiera no saber a esas alturas. Al menos era listo. Estaba aburrida de caballeros que hablaban de guerra, de la pureza de la sangre de los Targaryen, de la dichosa costa que veían los Blackwood desde su torre más alta.
Todo señor de sus tierras debía aprenderse la historia de su Casa como algo obligatorio, pero supuso que en el caso de la Casa Blackwood la historia tenía más peso si estaba constantemente en tensiones con su vecina. Aún con esas, le sorprendía el hecho de que no se hubiese presentado con los otros pretendientes y solo hubiera encarado la valentía de Aeron Bracken como si fuera un juicio y no una candidatura por la mano de una princesa Targaryen.
-No tuvo tiempo de presentarse cuando los pretendientes hablaban.
-Sin duda mi padre me castigará por ello.
Naerys jugó con los dedos.
-Lord Blackwood luchó por la mano de la Reina hace unos años en su Gira. Mató a otro pretendiente, un Bracken sin duda. Pensaba que años después haría lo mismo.
-Todavía queda tiempo, princesa -respondió. Al estar sentado, se dio cuenta de la daga que colgaba de su cinturón y lo cerca que estaba de su mano en caso de necesitarla-. Antes de que se vaya a las Tierras del Oeste con los leones.
-Un dragón no teme a las ovejas. Menos va a temer a un león bañado en oro.
-Dicen que las Tierras del Oeste están bañadas por costas tan suaves que solo los Greyjoy de las Islas del Hierro son una amenaza para ellos, esos cobardes -en un principio, pensó que iba a añadir algo más solo por el tono brusco y burlesco con el que hablaba de sus vecinos al oeste, pero le sorprendió ver que contenía su lengua-. ¿Hará la gira hacia las islas, princesa?
-No. Al parecer, han llegado a un acuerdo de tregua para ser recibidos como unos pretendientes más en el continente.
-Estaría más cerca del mar -comentó, al parecer haciendo muestra de su amplio conocimiento en la geografía del continente. Claro, porque era un joven más que aspiraba a convertirse el señor de sus tierra como heredero.
Otra vez con el dichoso mar. Solo le dieron ganas de soltar una carcajada y retirarse a sus aposentos antes que volver a hablar del mar, las vistas, el sal... Le daba igual todo eso.
-Echo de menos el mar, sí, pero para eso tengo un dragón con quien vuelo todos los días y me protegería. A veces es mejor que un marido al que...complacer.
Se bajaron de la barca. En compensación por su servicio, Benjicot le dio un par de monedas que el hombre agradeció con un gesto de cabeza. El hombre continuó el trayecto, remando sin dificultad y siguiendo el ritmo acelerado del río. Benjicot y ella quedaron solos, sin alguien que los vigilase.
-Suena como si no quisiera casarse.
-El deber y el disfrute no son lo mismo. Sin duda que una mujer gobierne avanzará Poniente, pero tardarán en vernos como algo más que un útero en el que trabajar.
Su propia madre había muerto para darle a su padre un heredero, un niño que también murió cuando Vhagar calcinó a su madre tras darse cuenta de que moriría en el lecho y sin esperanzas de salvar a uno de ellos. Pero, ¿cuántas mujeres habrían muerto por eso? La propia Aemma Arryn, su madre Laena, la hija de la reina Alyssanne, Daella, ... Todo porque los maestres no pretendían estudiar el cuerpo de una mujer por el decoro y la intimidad y seguir el curso natural de las cosas.
Antes de darse cuenta, estaba girando los anillos en sus dedos con la mirada perdida en lo que fuese. En el barro, en la tierra, en el fuerte caudal que azotaba los bordes erosionados.
-Mi señora madre también murió al darme a luz, y mi padre no ha vuelto a casarse desde eso.
-Dicen que la guerra es el campo de batalla de los hombres y el parto el de las mujeres, lord Blackwood -comentó, en un tono lúgubre que no dejaba a la imaginación los oscuros pensamientos que comenzaban a arremolinarse en su cabeza. El recuerdo de un lecho ensangrentado, los gritos de unas mujeres de tez que había pasado de uno saludable a uno casi funerario y los cuchicheos de las parteras... Todo eso había ocurrido hacía trece años, pero continuaba presente como su propio reflejo-. Los hombres del reino creen que les beneficiaría tener lazos con los Targaryen para reclamar un huevo de dragón y, sin embargo, ninguna lo ha hecho por temor a la furia de los dragones.
-Son magnificas bestias.
Ella sonrió, dándole la razón, tal vez un poco más altiva que de costumbre. El chapoteo del agua mecía el río en un incesante baile, retando a los banquetes en su honor celebrados para pedir su mano. Palabrería, juramentos, rostros encantadores que la perseguirían por una gota de sangre en su descendencia,...
-La madre de la Reina, Lady Aemma Arryn, que los dioses la acojan en su gloria, podría haberlo reclamado como herencia materna. Pero no lo hizo. Se conformó con un matrimonio real y vivir en la Fortaleza Roja -dijo ella. De repente, su rostro se ensombreció, la sonrisa cayendo y vacilante-. Lo cierto es que el desconocimiento hace a las personas tontas y ella al igual que su madre temía a esas bestias. Hasta el mejor de los jinetes dragón teme a algo.
El mejor y el peor. Sus hermanas temían que sus dragones, todavía consideradas crías por muchos, no crecieran más. Su padre temía los desaires de su dragón, que siempre se había mantenido fiel a él y nunca desobedecido una orden dada por su vínculo. A mayor tamaño, los dragones buscaban sus propios objetivos. Vermithor ansiaba regresar a los oscuros pasadizos de Rocadragón. Y un dragón tan anciano y respetado como Vhagar, descansar después de años con jinetes yendo y viniendo.
-Lo lamento -se disculpó, rápida, al ver el rostro serio y vacilante del muchacho que la observaba. Sus labios se había convertido en una fina línea y tenía el rostro pálido-. Mi tía Helaena debe de haberme pegado su incertidumbre para hablar.
Alzó la cabeza al cielo, dejando escapar un sonoro suspiro. Iba a llover, si no lo estaría haciendo ya en otra zona de las Tierras de los Ríos no muy lejanas. Lo que significaba que Vermithor iba a estar toda la noche quejándose solo porque a ella le desgradaba ese tiempo que le alborotaba los rizos y la humedad la asfixiaba.
-Espero verle en el banquete y mañana con los pretendientes que quedan -dijo, limpiándose el sudor en las faldas del vestido. El estómago le pesaba como si fuera a echar todo lo comido esos días-. Este lugar... Se vuelve tedioso, pero mantiene cierto encanto a diferencia del este.
Le dio una última sonrisa a Benjicot Blackwood, también vacilante y demasiado forzada, antes de reunirse con los caballeros leales a los Targaryen y a los Tully por igual que esperaban un movimiento. Aún de espaldas, podía notar el peso de dos pares de ojos clavados en su nuca, en ella, a medida que se alejaba e iba haciendo más pequeña al ojo humano. Lord Elmo Tully esperaba tranquilo en la puerta junto con uno de sus hijos, que miraba al suelo aburrido y moviendo algo entre los dedos. Cuando llegó a ellos, Naerys sonreía más tranquila y con el corazón latiendo desbordado por el nerviosismo. Algo que no había notado ni sentido desde que abandonaron la Fortaleza Roja.
Puede que aprendiese con eso que el deber y el disfrute sí eran lo mismo. Con la persona indicada.
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-Rȳbagon naejot issa, sōvegon = Listen to me , fly.
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nebulamorada · 6 months ago
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Tu madre, Rhaenyra Targaryen, quien desde el momento en el que la partera te puso en sus brazos declarándote como una niña, supo que daría todo lo que tenía con tal de protegerte del mundo y toda su crueldad.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, quien tan pronto como puede llevarte a Kings Landing, te presenta en el banquete de celebración que organizó su padre para ti.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, quien ríe ante la opulencia que reluce de los presentes que trajo Lord Corlys en dicha cena, ambos hombres decididos a ser el abuelo que tenga el lugar más privilegiado de tu corazón.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, quien tiene el corazón lleno de amor cada que los ve a ti y a Jace compartir la cuna en la guardería, escuchando sobre como es la única forma de hacer que ambos duerman de corrido sin llantos.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, quien jamás dejó que la crueldad de su madrastra te alcanzara a ti, con Jacaerys haciendo todo para ayudarla a eso cuando vio detrás de el manto de mentiras que cubre el horrible ser de las personas en la Red Keep.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, quien siempre tiene algún beso cálido que dejar en tu coronilla o alguna caricia suave para tus manos y mejillas.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, quien no te dejó conocer más que lujos y comodidades; siempre con vestidos nuevos de telas finas, joyas de piedras brillantes y extranjeras, las comidas más exquisitas de los siete reinos que en cada cena se amoldaban a tus preferencias, etc.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, quien desde que la sangre de tu luna llegó por primera vez, juró frente al fuego que jamás deberías conocer el desamor y la soledad se un matrimonio por conveniencia. Tu eres su niña, su única niña.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, quien a pesar de su espíritu ardientemente indomable, no es más que dulce y calmada al rededor de ti y de tus hermanos, siempre educandolos con gentileza y amor sincero.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, la que sin importar cuán laboriosos sean sus deberes en Dragonstone, siempre encuentra el tiempo para pasar algunos momentos durante la tarde contigo, trenzando tu cabello, compartiendo té y pasteles, contándote historias de sus días de juventud con Lady Laena o llevándote a ver a Syrax.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, quien luego de la pérdida de tus hermanos uno a uno, ya no te permitía permanecer lejos; tu cama fueron movidas a sus aposentos, solo se le permitió a damas de su confianza servirte y se aferró a ti durante cada noche mientras tarareaba las nanas valyrias que habías oído durante toda su infancia.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, a quien viste sacrificar todo lo que le quedaba, incluso la corona de su padre, para sacarte a ti y a tu último hermano vivo con vida de Westeros, uno a cada lado de su costado en el carruaje mientras ella los sostenía con fuerza.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, quien no escuchó los pedidos de que huya que tú y tu hermano le gritaron cuando los traidores habían dado paso a los verdes en Dragonstone.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen...la que viste frente al dragón de tu tío mientras un guardia sostenía tu cabeza para que miraras su muerte, mientras tu hermano hermano Aegon suplicaba piedad para ella.
Tu madre, Rhaenyra Targaryen, a cuyos brazos no pudiste volver cuando, durante el tiempo que Cregan Stark permaneció, irrumpió en tu habitación durante la noche cuando le dijeron que no habías salido en toda la tarde, quitándote de las manos la daga con la que habías intentado quitarte la vida...
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raccoon1008 · 22 days ago
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#1
Freshwater AU: Trolls.
"sus hermanos siempre pelean"
Esa era la conclusión a la que llego Floyd poco después de salir de su cascaron. A sus seis años ya adquirió el habito de salir a jugar a fuera apenas notaba que los gritos se hacían más fuertes, siempre con su abuela mirándolo de lejos y asegurando su bienestar.
Era una rutina, lo hacia todos los días, antes de un concierto y después de ellos, a veces incluso durante las comidas, antes de la hora de dormir y cuando Spruce y Clay decidían que John Dory estaba siendo demasiado mandón y no escuchaba más haya de su propia vos.
Hoy era uno de ésos días donde los gritos, las quejas y reclamos eran demasiado para sus oídos, su abuela lo miraba caminar desde lejos serca del barró que dejo la lluvia de todos los jueves, un clima deprimente para una Ciudad deprimente ¿no era fantástico? Ya podía escuchar la musica desde haca, la fiesta de esta noche sera ruidosa ¿que canciones van a tocar? ¿cuánta comida va a ver? ¿habrán fuegos artificiales como el jueves pasado?
Dejo de prestar atención a su alrededor, demasiado sumergido en sus pensamientos, tal vez si no se hubiera distraído no se hubiera caído al barró y sus rodillas y patas no estarían sucias.
—Ugh, la abuela no va a estar feliz― ya podía sentir su mirada de descontento en su espalda ―¿con que me caí?― porque podía jurar que sintió algo solidó en sus patas antes de caer ―¿que...?― era redondo, no una piedra si ese unico peló de color violeta brillante tenía algo que decir al respecto ―un huevo...― o eso creía que era, estaba hundido en el barró hasta la mitad.
Sacarlo del barró era más complicado de lo que parecía, estaba tan húmedo que se resbalaba por sus dedos, parecía que se hundía a medirá que sacaba más y más barró y que se lo estaba llevando con el.
—¡SI!― el huevo estaba fuera ¿y lo más importante? el también. El huevo no parecía mucho un huevo, demasiado redondo y demasiado grande, un unico peló que era algo grueso y parecía brillar de una forma que la brillantina no podía, tenía una mezcla de colores oscuros y claros y la superficie se sentía resbaladiza ¿era realmente un huevo Troll o el huevo de algún tipo de bicho?
¡Clack!
Se congelo por completó...
¡Click, Claghh!
Sus ojos observaron horrorizados como del huevo salía una sustancia viscosa y de color azul, vio un ojo, luego una oreja (¿aleta?) y cuando ya casi tenía toda la cabeza fuera del cascaron volvió a adentrarse en su huevo solo para salir volando de un empujón y quedarse volando a unos cuanto centímetros del suelo...
¿que?
—¡HOLA!― grito de una forma que debería ser imposible para un recién nacido ―¡SOY TRAN-TRAN-TRANCE!- tartamudeo su nombre de una forma que fue obviamente intencional y sus brazos hicieron unos movimientos extraños, casi como si imitada a un DJ, ya en serió ¿que gomitas estaba pasando?
El bebé miro a su alrededor, su boca formando un circulo perfecto mostrando un único diente cuadrado y de un color Cian que al igual que su huevo, brillaba de una forma muy distinta a la brillantina.
Tenía una única ceja de color verde lima y unos ojos negros sus ojos brillaban del mismo color Cian que su boca (ignoro la falta de blanco en ellos) su piel era de un Azul rey que se aclaraba en las puntas de su ¿orejas? (en serió ¿que son?) y su unica aleta.
―así que...― Trance dejo de mirar a su alrededor y ahora lo estaba mirando a el ¿por que eso lo pone nervioso? ―¿eres mi hermano o algo así?― Floyd se quedo congelado y lo miro bien...
¿Floyd realmente quería un hermano menor?
Lo miré y el me devolvió la mirada...
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El sera el mejor hermano del mundo!
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nombre-va-aqui · 6 months ago
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Muy buenas!!! 😁 En serio me gusto tu primera historia así que aquí va mi pedido: ¿puedo pedir de fire spirit cookie siendo yandere por Y/N cookie?
Primero que nada, ¡gracias por disfrutar mi historia! Aún soy nuevo aquí en Tumblr y me hace feliz saber que la gente disfruta mi contenido. 😀
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El fuego más ardiente es el de mi corazón. (Yandere Fire Spirit Cookie x Fem Y/N Cookie)
Existen galletas que son muy queridas por los demás, y otras que no lo son tanto. Fire Spirit Cookie era una de las galletas de la segunda categoría. A muchos les resultaba desagradable algo sobre él, ya sea su personalidad intensa, el hecho de que a veces sea un poco arrogante, o lo incómodo que llega a ser su fuego.
Por el lado contrario, Y/N Cookie era de la primera categoría. Una chica dulce y amigable que nunca duda en ayudar a quien lo necesite sin pedir nada a cambio. Muchas galletas apreciaban de gran manera a esta chica que también era muy atractiva.
Tras una de sus usuales disputas con Wind Archer Cookie, Fire Spirit había acabado bastante malherido. En esta ocasión el arquero había ganado de forma indiscutible.
Fire Spirit: Maldito Wind Archer... Te haré pagar por esto...
El elemental de fuego golpeó el suelo con su bastón con una gran furia. Esos sonidos captaron la atención de cierta galleta que pasaba por allí.
Y/N Cookie: ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
En cuanto Y/N vio que había alguien herido, fue directo a ayudarlo.
Y/N Cookie: Te ves muy herido. ¿Que te pasó?
Preguntó con una voz muy suave y cálida, mientras ayudaba a Fire Spirit a ponerse de pie. Ese calor era... nuevo para él. Aún si él es un elemental de fuego, nunca había sentido un calor tan... agradable.
Fire Spirit: N-no me pasó nada, no necesito tu ayuda.
Su orgullo no permitió mostrarse "débil", se negaba a que alguien pensara que no es fuerte.
Y/N Cookie: Puedo ver que eres alguien muy orgulloso, y eso está bien. Pero no deberías negar que necesitas ayuda.
Y/N Cookie agarró la mano de Fire Spirit. Él solo la miró sorprendido mientras sus mejillas se sonrojaban. Ella tomó algunas vendas que llevaba y las usó para cubrir las heridas que Fire Spirit tenía en la mano.
Y/N Cookie: Ya está, tú mano no se hará más daño.
Y/N Cookie sonrió. Era la sonrisa más dulce y tierna que Fire Spirit había visto nunca. ¿Por qué...? ¿Por qué sentía el deseo de abrazarla fuerte y no dejarla ir?
Fire Spirit: Gra-gracias. Tengo... Tengo que irme ahora.
Y/N Cookie: De acuerdo, pero por favor ve con cuidado. Y ven a la aldea cuando quieras, estaré encantada de recibirte, mi nuevo amigo.
Fire Spirit se marchó de inmediato. No quería que ella viera el intenso rubor en sus mejillas.
En ese mismo momento, algo nació dentro de Fire Spirit, un sentimiento que nunca antes había experimentado. Un sentimiento de amor.
Fire Spirit no solía visitar la aldea de las galletas muy a menudo, pero decidió hacer una excepción. Solo quería darle las gracias a Y/N Cookie, definitivamente no estaba ahí para verla.
Sin embargo, sintió como si su pecho fuera desgarrado cuando la vio a ella... siendo cortejada por un tipo extraño.
Y/N Cookie: Jajaja. Oh, Roguefort Cookie, me mimas demasiado.
Roguefort Cookie: Tonterías, querida mía. Tu sonrisa brilla más que cualquier piedra preciosa, es una sonrisa que debo proteger.
El tal Roguefort tomó la mano de Y/N y la besó. Eso fue como un detonante para Fire Spirit, como si le hubieran declarado la guerra. Comenzó a acercarse a ambos, enojado a grandes niveles y listo para destrozar a esta alimaña ahí mismo.
Y/N Cookie: ¡Eres tú!
Sin embargo, su plan cambió drásticamente cuando Y/N Cookie lo vió y se lanzó hacia él para abrazarlo.
Y/N Cookie: ¡Si viniste a visitarme!
Fire Spirit: ... Sí, vine a visitarte.
Toda su ira se evaporó al instante. Si él era el elemental de fuego, entonces ella era la suave corriente de agua que lo mantenía calmado y estable.
Y/N Cookie: La última vez que nos vimos no nos presentamos. Mi nombre es Y/N Cookie, es un gusto conocerte.
Fire Spirit: Igualmente. Yo soy Fire Spirit Cookie.
Y/N Cookie: ¿Fire Spirit? ¡Wow! ¡Que nombre tan genial!
El corazón de Fire Spirit golpeó su pecho fuertemente al ver la tierna sonrisa que Y/N Cookie tenía en su rostro. Por un momento, sintió como si el tiempo no avanzara y solo estuvieran ellos dos...
Roguefort: Disculpa.
... Hasta que recordó que él seguía ahí.
Roguefort: Veo que eres un buen amigo de mi querida Y/N Cookie. Lamento ser tan desagradable, pero me temo que ella ya había accedido a pasar el día conmigo.
Y/N Cookie: Fire Spirit también puede venir con noso-
Fire Spirit: No, no te preocupes. Tengo muchas cosas que hacer, solo me pasé a saludarte.
Fire Spirit mantenía una sonrisa, pero por dentro solo deseaba aniquilar de inmediato a este maldito insecto que se interponía entre él y su amada.
Y/N Cookie: Oh, ya veo.
Y/N Cookie se notaba un poco triste, deseaba pasar algo de tiempo con su nuevo amigo y conocerlo mejor.
Y/N Cookie: Ya nos veremos Fire Spirit.
Ella se despidió mientras se alejaba junto a Roguefort, el cuál se volteó para mirar a Fire Spirit con una sonrisa burlona, como si estuviera diciendo "yo he ganado".
Pobre Roguefort, no imaginó que acababa de cometer un error fatal.
La luna brillaba alto en el cielo, acompañada de las estrellas. Era una noche hermosa, sin ninguna nube que impidiera ver el cielo. Lamentablemente, la situación no era tan hermosa para cierto ladrón de joyas.
Roguefort: Ugh... Eres más fuerte de lo que pensaba...
Todo su cuerpo estaba herido y golpeado, apenas podía ponerse de pie.
Fire Spirit: ¡Ja! ¡Eres un debilucho! Espera que al menos pudieras defenderte, pero no has durado ni dos segundos contra mí.
Fire Spirit sonreía de forma demente, sujetando su bastón con un fuerte agarre mientras su orbe comenzaba a emitir un brillo intenso.
Roguefort: Está bien, tú ganas, sé admitir una derrota. ¿Que es lo que quieres de mí? ¿Quieres que te dé algunas joyas? ¿Es eso lo que quieres?
Fire Spirit: ¿Joyas? Je. Parece que, además de débil, también eres estúpido.
El bastón de Fire Spirit se movió rápido, tan rápido que cuando Roguefort se dió cuenta ya lo había golpeado y tirado al suelo.
Fire Spirit: Lo que quiero no son tus estúpidas joyas. Quiero que te alejes de ella. Ella es MÍA.
El ladrón supo de inmediato a quien se refería.
Roguefort: ¿De verdad crees... que Y/N Cookie amará a alguien tan violento y desquiciado como tú?
El bastón se clavó en el suelo con fuerza, solo a unos centímetros de distancia del rostro de Roguefort.
Fire Spirit: No lo repetiré. Aléjate. De. Ella.
Roguefort: No lo haré. Y/N Cookie es alguien importante para mí. Yo la amo.
Fire Spirit: Bien... Intenté ser amable contigo... Ahora... ¡Sufrirás las consecuencias!
El bastón se clavó de nuevo, pero esta vez fue en el pecho de Roguefort. Apenas un solo segundo después de ser empalado, el cuerpo de Roguefort empezó a arder. Fire Spirit lo miró con una sonrisa psicópata, disfrutando de ver como se retorcía y gritaba de dolor. Muy pronto lo único que quedó de Roguefort fue un montón de cenizas.
Fire Spirit: No volverás a entrometerte en mi camino.
Fire Spirit: Y/N Cookie es solo mía, no dejaré que nadie se interponga entre nosotros~
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yoestuveaquiunavezfrases21 · 6 months ago
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2034- Como lidiar con la distancia, que de mi te separa. Como llorar tu lejanía, cuando kilómetros de indiferencia mi corazón no repara. Como extrañar tus ojos y tú mirada, si mis recuerdos no encuentran tú figura lozana. Como mis dedos extrañan enredarse en tu cabello, más eso se transforma en ansia vana. Como desear abrazarte y consumirte en mi fuego hasta dejar tu alma calcinada. Como quiero tomar tus manos para llevarte a disfrutar de la luna enamorada. Como saber que existes en algún lugar del mundo, para recorrer cada centímetro de tierra, en busca de tu presencia y esencia para fundiera con la mía. Como te quiero ver, como te quiero extrañar. Como quisiera juntar miles de piedras para crear un castillo donde sólo sea llenado de amor y de mucha paz...como quiero... ¡Como quisiera...! 
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rinconliterario · 1 month ago
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Siesta bajo la piedra. Es el verano. Es él, siente, lo es, empinado, perdidamente. Lo funde, dentro, en lo hondo su propio instante. Puro todo arde, Se carboniza, flagra. Sombra a plomo, avara, desnuda tierra hendida. Se desmorona, se pulveriza. Llama, boca de horno, no para aniquilar, para regenerar vida desde las cenizas. Y nosotros dentro de aquel fuego resinas destilando, oh liberación de las cortezas.
Mario Luzi (1914 - 2005)
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sinfonia-relativa · 10 months ago
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Elementos
Aire:
Eres el aliento invisible que da vida a los pulmones, la brisa que acaricia el rostro y el viento que ruge con fuerza. Eres el susurro que lleva las palabras de amor y la música que conmueve el alma. En tu esencia pura, eres la libertad que danza en el cielo, sin límites ni fronteras.
Agua:
Eres la fuente de la vida, el líquido cristalino que nutre la tierra y sacia la sed. Eres la ola que rompe con furia en la costa y la gota que cae con suavidad sobre la flor. En tu estado prístino, eres la pureza que refleja el cielo, un espejo que muestra la belleza del mundo.
Fuego:
Eres la llama que arde con pasión, la luz que ilumina la oscuridad y el calor que da cobijo. Eres la chispa que enciende la creatividad y la fuerza que transforma lo viejo en nuevo. En tu esencia original, eres la energía que impulsa el universo, un baile incansable de átomos y moléculas.
Tierra:
Eres la madre que nos sostiene, el suelo fértil que da vida a las plantas y el hogar que acoge a todas las criaturas. Eres la montaña majestuosa y el valle verde, la arena que se desliza entre los dedos y la piedra que guarda la historia del tiempo. En tu estado puro, eres la estabilidad que nos da seguridad, un abrazo constante que nos recuerda nuestra conexión con el mundo.
Don Ggatto
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by-speaker · 2 months ago
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Standoffish (ESP. VER.)
El Emperador del Imperio Ártico nunca llegaba tarde a sus reuniones, pero hoy necesitaba esos minutos extra. No para prepararse mentalmente como había argumentado ante su consejo, sino para calmar el inexplicable nerviosismo que lo carcomía desde que supo que el hijo de la muerte había llegado a sus tierras.
Mientras caminaba por los pasillos helados de su palacio, sus alas negras se agitaban con una mezcla de anticipación e irritación. Un matrimonio arreglado. Con un dios menor. La idea debería haberle provocado rechazo, pero la curiosidad lo consumía.
Cuando finalmente abrió las puertas dobles de caoba, el tiempo pareció detenerse. Lo primero que notó fueron esos ojos morados, brillantes como piedras preciosas, enmarcados por marcas que le recordaban a un jaguar. El hijo de la muerte era fascinante: su piel bronceada contrastaba con el blanco inmaculado de la sala, y había algo en su porte que le recordaba a los antiguos guerreros aztecas que alguna vez visitaron sus tierras. Poder contenido, orgullo ancestral, belleza salvaje.
“Lamento la demora,” anunció, manteniendo su voz firme a pesar de que su corazón había decidido comportarse de manera errática. Sus ojos recorrieron la habitación por cortesía: Techno, su viejo amigo, con su copa de sangre; Catrina, elegante como siempre; pero inevitablemente volvían a Missa, como atraídos por un imán.
Phil extendió su mano, genuinamente deseando establecer contacto. “Tú debes ser Missa.” El nombre se sentía como miel en su lengua.
La respuesta cortante del dios menor fue como un latigazo que lo devolvió a la realidad. “No sabía que los mortales estaban tan cómodos con los dioses como para llamarlos por su primer nombre.”
Su sonrisa se transformó en una mueca, más por costumbre que por verdadero enojo. El fuego en los ojos de Missa solo lo hacía más intrigante, pero años de diplomacia le impedían mostrarlo. “Y yo no sabía que los dioses menores eran tan groseros como para no estrechar la mano del emperador del Imperio Ártico.”
Observó con una mezcla de diversión y fascinación cómo Catrina intervenía, disculpándose por su hijo. La excusa del toque fatal casi le hizo sonreír. Muerte por contacto... qué apropiadamente dramático para alguien con ese rostro.
“Está bien,” dijo, dejando que el desagrado en su voz enmascarara su creciente interés. “Supongo que hemos de perdonar la inexperiencia del joven dios.”
La provocación funcionó mejor de lo que esperaba. El muchacho se erizó como un jaguar ofendido, y Phil tuvo que contener una verdadera sonrisa cuando le ofreció su mano desnuda, desafiándolo. Las marcas en su rostro parecían oscurecerse con su enojo, haciéndolo lucir aún más exótico y peligroso.
“Buen intento, darling,” respondió con dulzura, saboreando la forma en que el apodo hacía brillar esos ojos morados con indignación. “Pero no podrá deshacerse de mí tan fácil.”
Cuando finalmente se sentaron a firmar el contrato, Phil mantuvo sus ojos fijos en Missa, estudiando cada pequeño gesto. La forma en que sus dedos sostenían la pluma, el ligero fruncir de su ceño, el modo en que la luz de las velas jugaba con las marcas de su rostro. Este dios menor claramente pensaba que podría intimidarlo, y Phil encontraba adorable su ingenuidad.
La noticia de que tendrían que vivir juntos los tomó a ambos por sorpresa. Phil miró a Techno, reconociendo la malicia tras su aparente inocencia. Su viejo amigo probablemente había notado algo en su mirada que él mismo no quería admitir.
Mientras observaba su firma junto a la de Missa en el pergamino, Phil se permitió una pequeña sonrisa. Si el hijo de la muerte pensaba que sería una presa fácil, estaba por llevarse una sorpresa. No se convertía uno en el Emperador del Imperio Ártico siendo débil o sumiso. Este matrimonio sería una batalla de voluntades, y aunque la idea debería preocuparlo, solo conseguía emocionarlo más.
Después de todo, ¿qué mejor compañero que alguien que brillaba con la fiereza de un guerrero antiguo y la belleza mortal de un jaguar?
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danielac1world · 1 year ago
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Ven, hablemos de nada, lloremos en silencio, trae ese chocolate que podemos disfrutar sin pensar, aparece a mi costado derecho, mirame con la última pizca de luz que aparece por la ventana, y tiremosnos al suelo, hasta que la piel sea un solo golpe, que podamos entender los dos.
Ven, pasemos por alto los recuerdos de los adioses que nos regalaron envueltos para los dieci...(1,2,3..seiss) y creamos que estamos tan cuerdos, que por una pequeña vez, las lágrimas son solo gotitas de rimel con purpurina de plata, y hacemos de cuenta que nos regalan un amanecer simpático con el dolor diluido en el alcohol de la pantalla, mientras todo queda, y no pasa nada.
Ven, abre los ojos esta noche, "fingiremos demencia" como dicen los falsos profetas del humor fugaz, y como si fuera gracioso, riamos a carcajadas sobre el pavimento de las paredes eternamente blancas, creamos que el infierno arde bonito y que en las malas decisiones algo se aliviana ; contemos las estrellas que andan a sus anchas por el techo, y abrazame fuerte para no querer nadar entre la vía láctea de la incertidumbre... si el tiempo se nos acaba en el jugar con fuego, ven, quedate un ratito de eternidad, solo un momentito más.
Quememos el saxofón de las canciones que dicen muchos "te quiero" y echemos más azúcar al café de las tazas de la tarde, armonicemos las melodías de las cosas que nos asechan con las primeras piedras en las manos, pensemos en que no se puede parar de pensar, y leamos una y otra vez los pasajes de las infancias que quisieramos recordar... si aún así se nos acaba el instante del tiempo, ven, no te vayas, pongamos tres minutos más en tanto suenan las canciones tristes del reloj, y mientras aún soñamos con tocar la luna con los labios, imaginaré que el infierno quema bonito y estamos bien, piel a piel, y tú a mi lado.
-danielac1world ~Leer en son de la melodía indicada~
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las-microfisuras · 1 year ago
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He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado,
no de error, sino de lugar otro (...)
Diana Bellessi
seré la otra anclando el cuerpo en esta 
el patio trasero de lo propio las ventanas entreabiertas 
yo abriendo una puerta que de cerca es el dibujo 
de una puerta trazada por alguien que se me parece 
la ilusión de los mapas que sólo son habitables por el silencio 
y por las manos que los dibujan y se aquietan 
cuál será el gesto preciso o de dónde vendrán los jardines 
quién será capaz alguna vez
la primera piedra fue lanzada por alguien que ya nadie recuerda 
la imagen de los árboles quemándose la otra corriendo 
el fuego de los márgenes y lo oblicuo haciéndose curvo 
correr es devolverse dice una voz que buscarse entre la maleza 
dice los gestos vacíos no hay espacio dice acá no 
lo otro es simplemente una palabra desarmándose 
el eco de algo que tuvo sentido alguna vez quién 
será capaz de caminar hacia el bosque sin desviarse 
con el sonido de los pasos de lo negro que viene detrás quién 
hará del jardín lo propio desde adentro armándose entre la ceniza 
el viento levantando la tierra una mujer extranjera se voltea 
alguien llama esta puerta es sólo un trazo nada más que un esbozo 
de árboles ardiendo un montón de escombros a la distancia 
.
la otra es esta que se encarna en los márgenes corriendo dejaré la ciudad la enredadera de sal que engendraste en mí/ cuerpo oscuro semilla tuya anunciando una música opaca/ los recuerdos que dejaste se arrastran trepando la cama entrometen sus manos/ puedo acabar con tu voz puedo hacer de tu lengua una línea minúscula trazo borrándote con la punta de los dedos
- Julieta Marchant, de Urdimbre,
 Ediciones Inubicalistas, 2009.
- Katrien de Blauwer, He loves me not.
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belencha77 · 4 months ago
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CAP 35 - AMIGOS Y AVENTURA
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Al llegar al tren, cada uno fue a su habitación para recoger las cosas necesarias para pasar la noche bajo las estrellas. La emoción del viaje llenaba el aire y todos estábamos ansiosos por comenzar nuestra aventura.
Me sentía más relajada solo con estar cerca de todos mis amigos. Al entrar a mi habitación, me di cuenta de lo mucho que había necesitado un descanso así. Llené mi maleta con lo esencial: una linterna, una manta abrigada, ropa cómoda, y por supuesto, algunos bocadillos. Mientras organizaba mis cosas, Chance, mi leal amigo de cuatro patas, me observaba con curiosidad.
|| Voy a extrañarte esta noche, amigo || le dije mientras acariciaba su pelaje. Le dejé comida y agua en su plato y avisé al personal para que lo cuidaran mientras yo no estaba.
Una vez lista, me dispuse a descansar un poco hasta la hora del encuentro. Acostada en mi cama, con el tren detenido y la tranquilidad de la estación, la compañía de Chance me ayudó a relajarme.
**
<<Punto de vista de Drake>>
Cuando llegó la hora, nos reunimos en la limusina y nos dirigimos hacia nuestra pequeña aventura. Junto a todos parecía que cualquier problema desaparecería, por lo menos por algunas horas.
El viaje en auto fue una mezcla de risas y conversaciones. Las ventanas abiertas permitían que el aire fresco nos envolviera mientras cruzábamos paisajes pintorescos. Pasamos por verdes praderas, pequeñas aldeas con casas de piedra y campos dorados por el sol del atardecer. Maxwell no dejaba de contar chistes, haciendo que todos riéramos sin parar, mientras Riley y Liam compartían historias de sus viajes pasados.
Finalmente, llegamos al punto donde la carretera se terminaba y comenzaba el sendero hacia el acantilado de Étretat. Aparcamos la limusina y comenzamos la caminata. El sendero era estrecho y serpenteaba entre árboles frondosos, cuyas hojas empezaban a cambiar de color con la llegada del otoño. Cada paso nos acercaba más al sonido relajante de las olas rompiendo contra las rocas.
La caminata fue ardua, pero valió la pena. Al salir del bosque, el paisaje se abrió ante nosotros, revelando las majestuosas formaciones rocosas y los impresionantes arcos naturales por los que Étretat es famoso. El océano Atlántico se extendía hasta donde alcanzaba la vista, su superficie ondulante reflejando los colores del cielo.
Después de una larga caminata, finalmente arribamos a un acantilado con vista al océano. La vista era impresionante. Nos sentamos en rocas altas y colocamos mantas a cuadros en un círculo alrededor de la fogata que estaba armando. El atardecer pintaba el agua de colores naranja y amarillo, y a lo lejos se podía observar un faro al otro lado del acantilado.
|| Podría acostumbrarme a esto || dijo Liam respirando el aire fresco y estirando sus brazos.
|| ¡HOLAAAAA! || gritó Maxwell para que su voz resonara por todo el valle del otro lado || Esto es tan genial ||
Pero, aunque fuera una hermosa vista, necesitaba encargarme de prender el fuego. Concentrado en mi tarea, apenas noté que Riley estaba hablando hasta que ella se acercó.
|| Drake, deberías contemplar la vista || exclamó emocionada.
|| Sí, es realmente bella || respondí, pero mi mirada volvió a concentrarse en la fogata.
|| Drake, ¿no sugeriste venir aquí para apreciar la vista? Porque ahora ni siquiera la estás mirando || insistió.
|| Lo sé, Brown, y prometo que la miraré más tarde... Pero ahora mismo, necesito asegurarme de que tengamos calor. La noche puede llegar a ser demasiado fría || le respondí. Hana intervino riendo.
|| Estoy de acuerdo con Drake. Quizás sus instintos cavernícolas están entrando en acción || Y sus palabras me hicieron reír.
|| Exacto Hana… Proteger y calentar a la tribu es mi misión. Estoy a cargo de eso || Le dije y Liam, que había estado desempacando comida y poniéndola en bandejas, también intervino.
|| Tranquilas chicas, así es como se pone cuando va de campamento. Es mejor dejarlo trabajar en lo suyo ||
|| Exactamente, escúchenlo. Él lo sabe || exclamé apoyando a Liam. Después de unos minutos, finalmente tenía la fogata encendida y el grupo tenía calor || Muy bien, chicos. Como este viaje fue idea mía, era mi responsabilidad asegurarme de que todos sobrevivieran aquí || dije con una sonrisa de satisfacción.
|| No te preocupes, Drake. Yo creo que estaríamos bien por nuestra cuenta aquí. Soy muy ingenioso || exclamó Maxwell, encogiéndose de hombros.
|| Vamos, Maxwell, no te engañes. Tú serías el primero en rendirte || le dije mirándolo con atención || ¿O no recuerdas cuando nos fuimos a acampar por los valles de Cordonia? ||
|| Bueno, esa vez fue diferente... || Maxwell se puso nervioso, una risa incómoda escapando de sus labios.
|| ¿Diferente? Te pusiste nervioso porque escuchaste un búho y pensaste que era un oso || continué, recordando vívidamente la noche en que Maxwell había estado convencido de que un pequeño búho era una amenaza peligrosa || Terminaste durmiendo en la camioneta mientras todos nosotros estábamos perfectamente bien bajo las estrellas ||
El grupo estalló en risas, recordando aquella anécdota con cariño. Maxwell, aunque un poco avergonzado, se unió a la risa, aceptando la broma con buen humor.
|| Está bien, lo admito. Tal vez no soy tan ingenioso como pensaba || dijo Maxwell con una sonrisa resignada. || Pero no te olvides de la vez que tú ayudaste a Liam || exclamó, intentando defenderse. Liam se puso rojo e intentó replicar.
|| Olvídalo, Maxwell, eso no tiene nada que ver || dijo con seriedad Liam.
|| ¿Y qué fue lo que pasó? || preguntó Riley, curiosa. Antes de que Liam o yo pudiéramos responder, Hana gritó fuertemente.
|| ¡MAXWELL! ¡Tienes un animal en tu camisa! || señaló con terror mientras Maxwell se congelaba en su lugar.
|| ¡Santo cielo! ¡Santo cielo! ¡Santo cielo! ¡Nadie se mueva! Puedo sentirlo moverse... Creo que ha llegado mi momento de morir... || gritó Maxwell, cerrando los ojos, completamente desesperado. Me costó no reírme, pero Liam no pudo evitarlo, negando con la cabeza mientras se acercaba a él. Con calma y cuidado, Liam agarró el animal de la camisa de Maxwell y lo colocó delicadamente en su mano, mostrándonoslo. Maxwell respiró aliviado || ¡Qué alivio! Gracias, Liam... || exclamó Maxwell, mirando la pequeña lagartija. || Hola, pequeño amigo... Déjame decirte que no es bueno quedarte en un grupo donde no fuiste invitado. ||
|| ¿Es venenosa, Liam? || preguntó Hana, retrocediendo por miedo.
|| No lo creo, Hana. Tranquila, || respondió Liam con calma mientras la lagartija se acurrucaba en su palma.
|| Viéndolo con más calma, parece inofensiva, || comentó Maxwell, extendiendo su dedo para acariciar al animal. Sin embargo, la lagartija se tambaleó rápidamente hacia él y le mordió la punta del dedo, haciendo que Maxwell gritara de dolor.
|| Seguro que sí... Muy inofensiva, || dijo Riley riendo.
|| Imagínate Maxwell, ese pobre animal te conoce unos minutos y ya te odia... || añadí en tono burlón, sin poder evitar reírme grandemente.
|| ¡Hey, él no me odia! Tan solo siente que soy una amenaza aterradora, || respondió Maxwell, con una cara de enojo que más bien parecía de consternación. Liam soltó a la lagartija en el suelo, y el pequeño animal se escabulló entre los arbustos, desapareciendo de nuestra vista.
|| Está bien, está bien... Ahora que la visita de la lagartija se acabó, || dije aplaudiendo para llamar la atención. || Continuemos comiendo. ||
**
La camaradería y el buen humor aliviaron cualquier tensión restante. La fogata crepitaba, y la tarde se llenó de risas y recuerdos compartidos, haciendo que la pequeña aventura fuera especial. Poco a poco, los rayos de sol se ocultaban, tiñendo el cielo de tonos cálidos y nostálgicos.
|| Gracias, Hana, por proporcionarnos la comida, || dije con sinceridad, apreciando el esfuerzo que había puesto en preparar todo.
|| Fue un placer, Drake. Aunque el viaje fue un poco imprevisto, pude empacar lo necesario. ¡Gracias por organizarlo! || Hana respondió, sonriendo ampliamente.
|| ¡Hana, todo lo que trajiste es perfecto! || exclamó Riley emocionada.
|| Chicos, ¿hay algo que Hana no pueda hacer? || preguntó Maxwell con admiración hacia Hana || ¿Qué más podría pedirle a la vida? Tengo comida, naturaleza, buenos amigos y a la chica más linda de todas ||
|| Awwww, Max, eres un encanto || respondió Hana mientras Maxwell dejaba escapar un gran suspiro, apoyado contra una de las rocas y le daba un beso en su mano. Liam observó a Riley y le dedicó una sonrisa.
|| Tienes razón, Maxwell, ¿qué más se puede pedir? || exclamó Liam mientras miraba a Riley con adoración. Rápidamente aclaré mi garganta.
|| Por favor, por favor... Pueden dejar a un lado la miel || dije tratando de no parecer demasiado disgustado. Por un momento, me sentí como un plato de segunda mesa, observando cómo todos parecían estar perfectamente emparejados || Me alegra que todo esté funcionando || comenté, tratando de mantener un tono ligero.
Pero por dentro, la sensación de exclusión se intensificaba. No era fácil ver a todos tan felices y emparejados, especialmente a Riley con Liam. Cada mirada y sonrisa entre ellos era un recordatorio doloroso de lo que no podía tener. Aun así, me forcé a sonreír y a disfrutar del momento, porque, al fin y al cabo, había organizado este viaje para todos, especialmente para Riley. Verlos felices, aunque me sintiera un poco al margen, era suficiente recompensa.
|| Estoy muy feliz de estar con todos ustedes. Honestamente, es muy liberador poder compartir este momento lejos de todo el drama del tour || exclamó Liam mientras se acercaba a Riley y colocaba su mano cerca de la de ella. Observé cómo sus manos se encontraban de manera natural, y sentí cómo algo se apretaba en mi pecho. Maxwell y Hana parecían inmersos en su propio mundo, ajeno al torbellino de emociones que yo estaba experimentando. De repente, Riley inclinó la cabeza hacia Liam, compartiendo risas y miradas que hablaban de una complicidad profunda. Me quedé allí, observando en silencio. Era evidente que Riley estaba completamente entregada a Liam, y eso me provocaba una mezcla de admiración y resignación. Ambos rieron, y sentí que no podía soportarlo más. Me levanté rápidamente y me dirigí al borde del acantilado. No puedo negar que mi herida seguía abierta, y necesitaba encontrar un rincón donde pudiera olvidar, al menos por una noche, lo que mi corazón realmente deseaba.
Después de algunos instantes, la voz de Riley me sacó de mis pensamientos.
|| ¿Así que finalmente estás contemplando la vista? || preguntó Riley, mirando al horizonte como yo. La miré suavemente y luego volví a admirar el hermoso atardecer.
|| Sí, finalmente. Ahora que me he ocupado de lo básico, puedo hacerlo || respondí, intentando ocultar cualquier emoción.
|| Nunca había visto algo tan hermoso || dijo, llena de emoción. Ambos observamos cómo las hojas se balanceaban con el viento y el sol poniente pintaba los árboles en tonos de rojo, amarillo y naranja. Los acantilados como estos son increíbles para contemplar, especialmente en momentos como estos. || Es muy hermoso, para ser sincera, y me alegra que hayamos venido para verlo || añadió, sonriendo ampliamente. Nos quedamos en silencio por un momento, absorbidos por la tranquilidad del entorno. Después de un rato, ella rompió el silencio con otra pregunta|| ¿Qué te llevó a elegir este lugar para visitar hoy? || preguntó, curiosa por conocer más de mis pensamientos.
|| Bueno, necesitaba un descanso de la ciudad y había oído hablar de lo impresionante que es este lugar al atardecer. Además, pensé que sería agradable compartirlo contigo en tu cumpleaños || respondí, tratando de transmitir la sinceridad de mis sentimientos mientras encontraba en su mirada una calidez reconfortante.
|| Me alegra que lo hayas elegido. Ha sido un buen día para desconectar || comentó Riley, mientras seguía disfrutando del momento || Gracias por hacer esto, Drake, significa mucho para mí || añadió, colocando su suave mano en mi brazo. Su toque envió una oleada de emociones a través de mí, y sentí una conexión profunda en ese instante. Justo cuando abría la boca para contestarle, Liam la llamó desde la distancia:
|| ¡Riley, ven a ver esto! ¡Es increíble! || Su voz rompió el cálido momento que estábamos teniendo, llevándose a Riley consigo. Ella se volvió hacia mí, sonriendo disculpándose:
|| Parece que me necesitan || me dijo. Rápidamente asentí, forzando una sonrisa.
|| Ve, Brown, no te preocupes… Yo seguiré admirando la vista || le respondí. Observé cómo se alejaba hacia Liam, sintiendo cómo la distancia entre nosotros crecía, no solo físicamente, sino también emocionalmente.
Mi mente se llenó de preguntas sobre qué podría haber sido si las circunstancias hubieran sido diferentes, si Riley hubiera sentido algo más por mí. Esas reflexiones persistían mientras los observaba, compartiendo risas y gestos cómplices. Liam le susurró algo al oído que hizo que Riley riera con verdadera alegría. Desde mi lugar, vi cómo Riley y Liam se abrazaban, compartiendo una mirada cargada de complicidad mientras contemplaban el horizonte. Verlos avivó sentimientos que deseaba compartir con ella. Sentí una mezcla de nostalgia y resignación al aceptar que lo que anhelaba con Riley nunca sería posible.
En ese preciso instante comprendí que debía enfrentar la realidad: el amor que sentía por Riley estaba destinado a permanecer oculto. Decidí entonces que era momento de seguir adelante. Debía buscar nuevos caminos, tratando de llenar el vacío que Riley había dejado en mi corazón. Desvié la mirada hacia el horizonte, buscando encontrar algo de paz y comenzar a sanar las heridas que aún mantenía.
Principio del formulario
Final del formulario
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<<Punto de vista de Riley>>
Después de unos minutos, cuando el último rayo de sol se desvanece y la luz de la luna comienza a reflejarse en el agua, casi todos hemos terminado de construir nuestras carpas a la perfección. Liam me mira y se acerca con una sonrisa traviesa.
|| ¡Vaya! Parece que sabías lo que hacías || me dice mientras se mueve detrás de mí, acercándose a mi oído || Y no puedo negar que estoy impresionado. Pensé que aquí iba a poder presumirme frente a ti. || Su voz suave hace que mi respiración se ralentice; me encanta cuando está tan cerca. Giro mi cabeza para mirar sus labios.
|| ¿No me digas? Quién sabe, quizás encuentres otra manera de impresionarme ||
|| No lo sé, eso lo veremos más tarde || murmura mientras sus dedos rozan mi barbilla y me obliga a mirarlo a los ojos. Le sonrío como una boba. De repente, Drake aclara su garganta y nos mira a todos con atención.
|| Muy bien todos, es hora de descansar. Mañana regresaremos a primera hora al amanecer… No queremos que empiecen a buscar a su rey desesperadamente || dice, luego posa su mirada en mí y, con una ligera sonrisa, exclama || Brown, espero que hayas disfrutado de esta pequeña escapada al aire libre. ¡Feliz cumpleaños! ||
|| ¡Feliz cumpleaños! || gritan los demás al unísono.
|| Gracias, chicos. Han hecho de este día uno que jamás olvidaré || respondí, sintiendo una profunda gratitud. Luego, todos nos levantamos y nos dirigimos a nuestras tiendas para descansar.
**
Cuando la oscuridad cayó sobre el campamento, los grillos comenzaban a cantar y la luz del faro iluminaba partes del océano. Dentro de la mía, la luz del fuego parpadeaba constantemente. Podía escuchar claramente cómo todos comenzaban a cerrar las cremalleras de sus tiendas de campaña para pasar la noche. Me recosté en mi cama, pensando en los eventos de mañana. A pesar de todo lo que hemos descubierto, todavía me siento perdida y no puedo negar que tengo un poco de miedo. De repente miro mi reloj y me doy cuenta de que es la hora de mi encuentro con la única persona que me hace sentir segura: Liam. Decido colarme en su tienda. Lentamente, abro la cremallera de mi tienda con cuidado y veo que la suya está ligeramente abierta. Me aseguro de que no haya nadie alrededor y me deslizo suave y lentamente hacia su tienda. Al entrar, lo veo colocando su saco de dormir en el suelo.
|| Toc – Toc || susurro, y él me mira con una gran sonrisa.
|| ¡Riley! Llegaste || Me dice y sin querer, lo miro de pies a cabeza, ya que se encuentra solo con sus calzoncillos. No puedo negarlo, ¡qué hermosa vista!
|| Estaba ansiosa por estar contigo || digo, mientras me acerco lentamente hacia él. De un solo tirón, me hala hacia su abrazo.
|| Riley, debo confesar que yo también moría de ganas por estar a solas contigo. ||
|| Y aquí estoy, Liam, solo para ti. || le susurré mientras acariciaba suavemente su brazo. || No hay otro lugar en el que prefiera estar esta noche. || Mi mano recorre los músculos de su hombro hasta su mano y los entrelazo. Liam me hace espacio, abriendo su saco de dormir y tirando las mantas. Colocada entre sus brazos, lanzo un suspiro que venía conteniendo || Entonces, ¿te gustó escaparte esta noche? ||
|| Seguro que sí. Esto me hace recordar cuando los tiempos eran simples, esos tiempos cuando Drake, Maxwell y yo podíamos escapar de la corte por una noche sin que nadie dijera nada… Sin embargo, este viaje en particular tiene sus méritos... || Coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja. No puedo evitar dejar escapar una pequeña respuesta de gemido || Tu presencia es una magnífica adición ||
|| Yo digo lo mismo y, ¿sabes? Estoy feliz de estar aquí… Aunque no sabía que ustedes solían acampar… Por cierto ¿A qué historia se refería Maxwell hace un momento, que no le dejaste hablar? || pregunto curiosa.
|| Bueno, pues es porque es un poco vergonzosa, se podría decir… Pero te la voy a contar || Me abraza y automáticamente me acurruco en él, sumergiéndome en su cálido toque || No tengo muy clara la edad, pero creo que tenía alrededor de doce o catorce años cuando me perdí en el bosque. Drake, Maxwell y yo nos escapamos a uno que queda junto al palacio para pasar la noche. Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, me levanté a buscar agua. No tuve problema en encontrar el arroyo, pero al regresar, comencé a andar en círculos y no podía encontrar mi camino de vuelta al campamento. Para cuando salió el sol, estaba completamente perdido || exclama con una risa, mientras yo me espanto ante la historia.
|| ¿Y cómo encontraste el camino de regreso? || pregunté asustada.
|| Nunca lo hice. Fue Drake quien me encontró, || respondió con una sonrisa || Había seguido mi rastro desde las carpas y me encontró vagando entre los árboles, a más de veinte minutos de nuestro campamento. Mientras tropezaba en el bosque, me sentía completamente solo, pero cuando Drake me encontró, me di cuenta de que, incluso cuando pensaba que estaba solo, él siempre me respaldaba. Drake jamás se burló de mí; solo me llevó de vuelta. Cuando llegamos a casa, ninguno de ellos mencionó esto a nadie. Es por eso que esta noche me ha recordado mucho a esa aventura. No por perderme, sino por ese sentimiento de saber que tengo personas en las que puedo confiar y contar. Personas por las cuales me preocupo y que me importan más allá de todo el drama cortesano. || El relato de Liam me conmovió profundamente. Sentí una calidez en mi corazón al escuchar la importancia de la lealtad y la amistad en su vida. Verlo hablar con tanto cariño y gratitud hacia Drake y Maxwell, me hizo darme cuenta de lo afortunada que era de estar rodeada de personas tan especiales. Liam continuó, su mirada se suavizó mientras hablaba de sus amigos. || Drake y Maxwell son como hermanos para mí. Drake siempre ha estado ahí, como un guardián silencioso, asegurándose de que nunca me pierda, tanto literal como figurativamente. Maxwell, con su ingenio y humor, siempre sabe cómo sacarme una sonrisa, incluso en los momentos más oscuros. Ambos me han enseñado lo que significa la verdadera amistad. ||
|| Me alegro de que hayamos venido entonces || le digo, mirándolo fijamente. Ver la emoción en los ojos de Liam mientras hablaba de sus amigos me llenó de ternura. Agradecí en silencio tener la oportunidad de ser parte de este círculo tan unido y lleno de cariño.
|| Yo también me alegro || dice Liam, inclinándose lentamente para presionar sus labios contra los míos en un beso prolongado. Sus manos se deslizan suavemente por mi cintura mientras nos fundimos en ese momento íntimo. Cuando nos separamos del beso, susurra cerca de mi oído, con su voz ronca y llena de deseo || Quédate aquí conmigo esta noche || Le sonrío con picardía y asiento con la cabeza.
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Después de perdernos el uno en el otro durante un rato, apoyé mi frente contra la suya, sintiendo un hormigueo en los labios mientras mantenía los ojos cerrados.
|| Deberíamos dormir un poco || susurré a Liam. Él asintió con la cabeza. Nos acostamos uno al lado del otro, y bajo la tenue luz de la luna, pude verlo sonreír mientras descansaba la cabeza en la almohada. Rápidamente me incliné sobre el espacio entre nuestras almohadas y rocé mis labios suavemente contra los suyos. Liam correspondió inclinándose hacia el beso, deslizando una mano por mi cabello. Luego, con ternura, me rodeó con su brazo, atrayéndome hacia él || Gracias por el final perfecto para un día perfecto, mi Rey || susurré y pude verlo sonreír. Luego me acurruqué entre sus brazos y rocé suavemente su nariz con la mía || Buenas noches, mi amor || murmuré.
|| Buenas noches, mi Reina || respondió Liam en un susurro. Juntos nos sumergimos en un sueño cálido y confortable, donde todas las preocupaciones del mundo se desvanecieron mientras dormíamos juntos, abrazados en la tranquilidad de la noche.
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waltfrasescazadordepalabras · 5 months ago
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CURIOSO Inimaginable: conoce el origen de las palabras "boludo" y "pelotudo" ¿Te lo imaginabas? Estos dos insultos tan utilizados en Argentina tienen un origen insólito que te divertirá conocer. "Boludo" y "pelotudo" son dos palabras muy argentinas, que con el tiempo pasaron a ser de insultos a expresiones cancheras entre amigos. Lo que muchos desconocen es que el origen de ellas se remonta a la época de los gauchos y su etimología viene de "las bolas", los testículos del varón. El diccionario define "boludo" como "que hace o dice tonterías, se comporta como un estúpido o no es responsable". Pero en Argentina el significado es mucho más que eso, ya que pasó a ser parte del lenguaje cotidiano de todas las personas. ¿Cómo nació la palabra "boludo"? Durante las Guerras de la Independencia, en 1810 aproximadamente, los gauchos argentinos peleaban contra un ejército llamado "Primer Mundo", hombres que entrenaron en las mejores academias militares muy disciplinados y tenían las mejores herramientas para combatir: acero, armas de fuego, artillería y más elementos de primera calidad. En cuanto a los gauchos argentinos, ellos solo contaban con bolas (boleadoras), pelotas, armas desactualizadas, piedras grandes con un surco por donde ataban un tiento y facones, que generalmente eran lanzas precarias hechas con una caña tacuara. Las peleas no era de par a par, el ejército Primer Mundo contaba con más artillería para vencer a los gauchos, que se vestían con botas de potro con los dedos al aire. Ya que las herramientas de los gauchos no eran óptimas, debían crear estrategias para ganar. Una de ellas era formar tres filas: Pelotudos: era la primera fila y contaba con los guachos que portaban las pelotas de piedras grandes atadas con un tiento. Lanceros: la segunda fila eran los gauchos que tenían facón tacuara. Boludos: (que no eran tan bólidos porque venían atras) la tercera fila eran quienes portaban bolas o boleadoras. Esta estrategia hacia que los gauchos pelear con una increíble valentía, ya que los esperaban firmes en el campo de batalla mientras el ejército se acercaba hacia ellos para atacar. Los pelotudos esperaban a que lleguen a la primera fila para pegarle a los caballos, lo cual hacía que se cayeran al piso y los lanceros aprovechaban para atacarlos. Transformación a mala palabra Estas palabras quedaron en el vocabulario argentino. En 1890, un Diputado nacional dijo "no hay que ser pelotudo", haciendo alusión a que no había que ser "perejil" e hizo referencia a que no había que ir al frente y hacerse matar, tal como hacían los pelotudos en la época de las Guerras de la Independencia. Así fue como nació la mala palabra. "Boludo" y "pelotudo" en la actualidad Con el paso de los años, ambas palabras se fueron transformando. Desde inicios de los 2000, estas dos palabras comenzaron a formar parte del dialecto cotidiano de los jóvenes argentinos. Es común escucharlos decir "che boludo", una expresión cariñosa y típica entre ellos. Ahora, cada vez que emplees alguno de estos dos términos seguramente recuerdes su raíz y lo pienses dos veces.
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