#Frente de Defensa del Valle de Tambo
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De la zona ¿magnética? al lago Chungará.
Pasando por el kilómetro 70 el conductor nos explicó las dos hipótesis científicamente imposibles de lo que allí se decía acontecer. Lo más difundido era el ser un espacio magnético que podía hacer que un coche subiera sin estar encendido. Otros hablaban de un espacio gravitacional inverso. No explicó la interpretaión más plausible, parece que nadie quiere escuchar: es producto de un efecto óptico y el subir en realidad es un bajar. La sensació de subir es indiscutible y me preguntaba, si eso un simple nivel lo podría resolver, cómo es que no se ha comprobado. En realidad a nadie le interesa saberlo, el elemento mágico se perdería; aunque creo que el efecto geográfico y la humildad que genera nuestra percepción, conocer la verdad ganaría en relevancia su tránsito. Continuamos hacia el Pukara (fortaleza preincaica) de Copaquilla. Quedaban pocos restos (que no parecían dispuestos a restaurar) de lo que posiblemente fue un observatorio de defensa. En el pequeño valle del cañón el verde señalaba vida y la acumulación de aguas. Delante del precipicio decidió nuestro teatrero guía, después de las correspondientes fotografías, que nos envistiéramos con ponchos y gorros aymaras, recitar la oración aprendida orientada al sol y dando gracias a la Pachamama iniciamos un pequeño baile ritual en círculo. Dejamos de hacer parodias espirituales y nos volvimos a situar en la carretera. Pocos minutos después pararíamos en el tambo de Zapahuira para hacer un ligero desayuno condimentado con la correspondiente infusión de coca. Dos grandes pósters mostraban plantas locales con propiedades medicinales y entre ellas el contrarrestar el mal de altura. Me había tomado la pastilla por la mañana y preveía que, al igual que San Pedro de Acatama, el subir a más de 4000 metros era factible si se descendía en un máximo de dos horas, lo malo comenzaba si se estaba más tiempo. Iniciado el recorrido a los pocos kilómetros nos señaló el volcán Taapaca. Nos paramos en el mirador de Putre, para observar el pueblo y su volcán. Un conjunto de mujeres aymaras ofertaban con denuedo telas y artesanía. Pronto nos adentremos en el parque de Lauca. Vizcachas (chinchillas), llamas, alpacas y muy alejadas vicuñas parecían paralizar su paso para observar el nuestro, altos y verdes valles rodeados por altos y nevados volcanes conformaban un lindo y bucólico paisaje. Nuestro entusiasmo se paralizó al ver que frenábamos el paso, delante nuestro otros coches estaban parados, los ocupantes parecían intranquilos ya que todos estaban fuera de ellos y algunos deambulaban expresando su cabreo. Viendo que la cosa iba para largo los del minibús decidimos casi todos hacer lo mismo, el aire era frío a pesar del sol reinante. El único niño, de unos siete años que iba con nosotros comenzó a manifestar los efectos del mal de altura (estábamos ya a más de 4000 m.d,s.n. y su lloro puso nota de histerismo y tristeza en una espera que duró más de hora y media. Muchos de los presentes empezaron a sentirse mal antes de reanudar la marcha, y aunque la llegada al Lago Chungará reactivó entusiasmo frente al malestar, los veinte minutos de visita para algunos se hicieron muy cortos, para otros una eternidad. El malestar dificulta el disfrutar de la contemplación, por muy majestuosa que ésta sea. El lago amparado por los nevados volcanes del conjunto Payachatas: Parinacota, Pomerape y más alejados Sajama y Guallatiri, es uno de los más altos del mundo. Los chilenos, añadiendo “ser un lago no navegable”, lo convierten en el más alto del mundo. Con una fauna de 130 especies nativas, resaltan la gran variedad de patos y los, en decadencia, flamencos. Al partir el minibús de vuelta hacia Putre ( para comer) nadie reclamó visitar el pueblo de Parinacota y su iglesia colonial, tal como estaba previsto. Todos rogamos a la Pachamama no ser estancados en la vuelta.
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“Feliciano” convivió con narcotraficantes
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“Feliciano” convivió con narcotraficantes
Cuando el 1 de octubre de 1993 se oficializó la capitulación de Abimael Guzmán Reynoso (a) “presidente Gonzalo” tras cerca de un año de incansables “conversaciones académicas” con Vladimiro Montesinos, el país no solo había superado la crisis inflacionaria heredada del nefasto primer gobierno aprista e iniciado una etapa de crecimiento productivo, sino que también había recuperado y elevado la calidad de vida de la población.
La pobreza coyuntural – según el INEI – disminuyó en ocho puntos porcentuales, lo que en términos absolutos significó una disminución de pobreza de un 1’200,000 habitantes. En cuanto a la estabilidad de precios, después de registrarse inflaciones de cuatro dígitos en 1988 y 1990, a inicios de 1994 la inflación acumulada fue de 7 %.
Es en esas circunstancias que fragmentado Sendero, como narramos en anterior edición, el grupo disidente autodenominado “Proseguir” proclamó a Oscar Ramírez Durand como el “presidente Feliciano”, acusando a Guzmán de traidor a los principios del marxismo, leninismo, maoísmo, contenidos en el demencial “pensamiento Gonzalo” que por años había enarbolado.
“FELÓN Y COBARDE” Una vez instalado en la región del Alto Apurímac, “Feliciano” recorrió los caseríos de Pichari, Cutivireni, Llochegua, Canaire, Sivia, San Francisco y Quimbiri reactivando “células” terroristas y pregonando que Abimael “era un felón y cobarde”. Asimismo, dijo que se había “vendido a la dictadura de Alberto Fujimori” a cambio de que le permitan retomar sus relaciones amatorias con Elena Iparraguirre (a) “Miriam”. También señaló a sus huestes que Guzmán usó a muchos militantes como carne de cañón y “que era un fanático, un parásito y un estalinista trasnochado y dogmático”, según revelaron posteriormente senderistas arrepentidos reclutados por el Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE)
“En la Base Naval del Callao el ‘presidente Gonzalo’ sufrió una metamorfosis y fue manejado como un niño por Vladimiro Montesinos, quien lo hizo renegar de las enseñanzas de Lenin, quien decía: ‘no debemos jamás dejar que la moral de la clase sea mellada, no importa cuantos líderes caigan’”, repitió una y mil veces “Feliciano” a sus seguidores.
Meses después, “Feliciano” pasó del Alto Apurímac al Alto Huallaga y reanudó sus contactos con las “firmas” de narcotraficantes, comprometiéndose a distraer a las fuerzas del orden y proteger los embarques de drogas a cambio del pago de cupos y armamento para sus huestes. Una de esas organizaciones era la de Demetrio Chávez Peñaherrera (a) “Vaticano”, apresado en Colombia en 1994. Se calcula que anualmente dicho sujeto con la protección de Sendero comercializó pasta básica de cocaína lavada (PBC-L) por 90 millones de dólares, al precio ponderado de 1,500 dólares el kilo, según un informe de José
Páez Warton, elaborado cuando era asesor del desactivado Comando Operativo del Frente Interno (COFI) del sector Defensa. El informe indica que el “presidente Feliciano” obligó a muchos campesinos sembradores de hoja de coca a elaborar PBC-L y que una de las causas del debilitamiento del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) fueron los constantes enfrentamientos con las hordas senderistas que finalmente se posesionaron de la selva central.
SL SUPERA CISMA Superado el cisma senderista, Ramírez Durand se convirtió en el personaje central de la banda maoísta, ordenando la reorganización del “Comité Metropolitano”. Nadie olvida el “coche bomba” que estalló en la playa de estacionamiento aledaña al Congreso, el atentado dinamitero contra las instalaciones del Ministerio de Defensa y agencias de bancos y AFP en Miraflores, La Victoria, San Luis y Chosica. El 21 de octubre de 1993 un nuevo “coche bomba” estalló en las inmediaciones del desaparecido Hotel Crillón, matando a cinco personas e hiriendo a otras 49.
El terrorismo no había desaparecido. De otro lado, el conflicto del Cenepa complicaba la lucha contra la subversión. La sensación de seguridad que se percibía en poblados del interior del país era por la presencia de bases antisubversivas del Ejército y de los ronderos, pero los remanentes senderistas estaban en plena actividad bajo la conducción del “presidente Feliciano”. Mientras él se escondía en el monte, vándalos bajo su mando se dirigieron a la zona de Vilcashuamán para planear la reorganización de las “bases de apoyo” del “Comité Zonal Cangallo – Fajardo”.
Así, la guerra continuó con una serie de episodios sangrientos, como el exterminio masivo de los pobladores que se negaban a colaborar con la organización sediciosa y que muy por el contrario estaban formando nuevos comités de autodefensa con apoyo del Ejército. Ese fue el caso -entre muchos otros- de Miguel Rivera, líder de la comunidad de Pujas. Ese personaje había militado en las filas de Sendero y participado en el asalto al fundo Ayarza encabezado por Augusta La Torre (a) “Norah” en 1980. Enterado el “presidente Feliciano” que el comunero había desertado y se había plegado a la lucha antiterrorista, ordenó que lo ejecuten.
BASTIÓN ROJO A mediados de 1994 parte de las alicaídas hordas genocidas encabezadas por el “presidente Feliciano” se asentaron en Vizcatán, integrando lo que autodenominaron el “Bastión Rojo”. Una fuerza de producción y combate compuesta por aproximadamente mil vándalos que se movilizaban formando columnas hacia las zonas altas de Ayacucho para asaltar los vehículos que transitaban entre las localidades de Santa Rosa y San francisco y cobrar “cupos de guerra” bajo amenazas de muerte.
Algunos de ellos, cuando se acogieron a la Ley de Arrepentimiento, confesaron a Vladimiro Montesinos que por esa época muchos se encontraban enfermos, sin ánimo, anémicos y con la moral baja, pero continuaban por temor a ser asesinados. “(…) El asedio contrasubversivo es incesante y la situación de los subversivos se hace cada vez, más difícil. Un extrabajador de la empresa CGG recuerda: ‘Siempre nos caían en el monte para hablarnos de la lucha armada y para pedirnos colaboración, daban pena verlos, estaban flacos pero provistos de metralletas (…) pobladores de la cuenca del Ene recuerdan que en esos años las columnas senderistas vaciaban las tiendas de los pueblos en que incursionaban”, señala un documento de los archivos del SIE.
TERROR Y MUERTE Pese a sus limitaciones logísticas, Sendero seguía sembrando terror y muerte. El 9 de mayo de 1995 más de 80 sediciosos provistos de fusiles AKM, UZIZ y escopetas de retrocarga emboscaron a un grupo de ronderos del Comité de Autodefensa de Tambo, Pacocha, Ayacucho, asesinando a Eulogio Cabezas, presidente de esa organización y a Inocente Quispe. Horas más tarde incursionaron en la aldea de Atamparum, San José de Ticlla, donde raptaron al comandante de ronda “Taco” que logró escaparse y luego tomaron el poblado de Santiago de Colca, donde secuestraron a varias adolescentes y sustrajeron víveres y escopetas pertenecientes a los ronderos.
Varias patrullas de la Segunda División de Infantería salieron en su búsqueda, sin éxito. Muy cerca de allí, en el poblado Humaya, la patrulla “Potrillo” de la base Pampamarca incautó un arsenal de explosivos y propaganda senderista en una choza que había sido refugio de los vándalos.
Dos meses después las huestes del “presidente Feliciano” destruyeron un campamento del Ministerio de Transportes en la localidad de Jano y dieron cruel muerte a cinco trabajadores. El general EP (r) Tomás Marky Montero ordenó que salieran patrullas en su persecución desde las bases militares de Tambo, Tircos, Ayahuanco, Razuhuillca y Machente, pero no consiguieron darles alcance.
Dos semanas después, una patrulla de la Compañía “Lince” encontró en el sector Mayracancha una pista de aterrizaje clandestina en plena construcción y la destruyó. Siguiendo los rastros de los responsables, la patrulla “Usmay” los encontró en Pampahuasi y logró abatirlos. Lamentablemente durante el enfrentamiento cayó el suboficial EP Eugenio Peceros y el cabo EP Marcelino Quispe. Cinco días después una columna terrorista que incluía a mujeres y niños atacó la comisaría de San Miguel, La Mar, Ayacucho, y luego de dar muerte a los escasos efectivos policiales se llevaron las armas y dejaron pintas alusivas al “presidente Feliciano”.
DESERCIÓN DE TERRORISTAS La incierta madrugada del 24 de noviembre de 1995 se produjo una nueva deserción de senderistas. Quince de ellos, tras un largo recorrido de 20 días, se presentaron en la base militar del Anexo de Valle esmeralda y dieron importante información sobre los lacayos de Ramírez Durand que seguían activos en los límites entre Junín y Ayacucho. Uno de ellos, al que llamaban “camarada Glicerio” dijo: “(…) No conozco a Oscar Ramírez Durand, ‘camarada Feliciano’, pero en agosto de 1995 el ‘camarada Alcides’ ordenó a todos los combatientes de la Fuerza Principal que se oculten en el monte y que nadie espíe. En esas circunstancias desde lejos, vi por espacio de tres minutos, pasar la figura de un hombre de aproximadamente 45 años de edad con lentes, que cojea, llevaba un bastón y una gorra tipo pasamontañas. Este sujeto pasó acompañado de sus miembros de seguridad personal que eran de quince a veinte combatientes en su mayoría mujeres muy jóvenes (…)”.
Ese fin de año -indican boletines informativos del SIE- en la zona de responsabilidad de la 31° División de Infantería (Frente Mantaro) la región había sido totalmente pacificada, los sistemas de producción y energéticos de los que dependía Lima estaban asegurados. La debacle senderista obligó a los esbirros del “presidente Feliciano” a retroceder. En uno de los reportes del SIE se lee:”(…) pese a que el sector de San Martín de Pangoa, en la margen izquierda del río Tambo, la subversión replegada intenta recomponerse en la margen derecha de los ríos Ene y Tambo, cerca de la Misión de Cutivireni el Ejército y los ronderos se han posesionado del territorio, ganado y recuperado a los nativos que habían sido esclavizados y obligados a integrarse a sus huestes”.
HUERTA TORRES Con el nombramiento del general EP (r) José Huerta Torres -actual ministro de Defensa- como jefe del Frente Mantaro se repotenciaron las acciones de inteligencia y captura de sediciosos. Huancayo recuperó espacios, el tránsito vehicular y el constante vaivén de transeúntes por las calles Real y Girálvez fueron el signo de que la capital huanca volvía a la normalidad. De otro lado, un reporte de inteligencia norteamericana de aquella época indica que como producto de la falta de alimentos muchos seguidores del “presidente Feliciano” estaban tuberculosos y separados de los sanos en una chocita donde pocas veces llegaba la luz del día y los que habían sido atacados por dicho flagelo les alcanzaban sus alimentos.
“Había días que no comíamos y los sanos eran los encargados de buscar alimentos para los enfermos. En mayo de 1996 al mediodía llegaron los militares, nos rodearon, llegaron caminando y en un helicóptero La gente se asustó por esto. Pero, luego de unas horas los militares se acercaron y nos dieron a entender que no nos iba a pasar nada, unos treinta enfermos fuimos llevados por los soldados al hospital de Satipo (…)”, se lee en el reporte.
El general Huerta Torres, enterado por agentes de inteligencia militar de la situación calamitosa en que se encontraban los senderistas, había ordenado su traslado al centro hospitalario más cercano.
El 1 de septiembre de 1996 se dio el combate de Pampa Azángaro y en una oportuna contraofensiva la Compañía Especial de Comandos N° 31 integrada por jóvenes de fuerte fibra cerró las rutas de escape de una columna genocida que había atacado la base de Huantinini y la entregó a las autoridades. Un día después, una patrulla a mando del teniente EP Augusto Arenas Avalos llegó en helicóptero al cerro San Pablo y siguió a pie por los sectores Ungaruni, Cuviriani, Santa Isabel Camonaihari y Pampa Azángaro, adonde llegó tras seis días de caminata.
Aproximadamente a la una de la tarde el soldado que iba a la cabeza de la patrulla se encontró con un grupo de senderistas provistos de fusiles AKM y machetes, originándose un cruento enfrentamiento. El operador de radio se comunicó con la comandancia y de inmediato enviaron un helicóptero que no pudo aterrizar en medio del fuego. Uno de los soldados, Valerio Matute Muñoz, en una acción arriesgada, semidescolgado, empezó a disparar contra los terroristas pero recibió un impacto en la cabeza y murió. El combate duró hasta las ocho de la noche, el teniente EP Arenas recibió un disparo que le provocó una discapacidad de por vida.
La determinación del general Huerta Torres de vencer con celeridad a los vándalos hizo que la frecuencia de los operativos diera buenos resultados. En octubre de ese año se desplazaron a Satipo 130 comandos del Batallón N° 39 y ciento diecisiete del N° 31. Enterados los lacayos de Ramírez Durand sembraron minas y trampas causando la muerte del sargento EP Rubén Román Cusiche y algunos heridos. No obstante, se logró la detención de importantes” mandos” terroristas quienes proporcionaron información básica que sirvió para la captura del “presidente Feliciano”.
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Solidaridad con Sixto Mamani Sumari
COMUNICADO
1.- El Partido Comunista del Perú – Patria Roja denuncia la detención y encarcelamiento en el Penal de Socabaya del compañero SIXTO MAMANI SUMARI, Presidente del Frente de Defensa de los Accionistas Minoritarios de la Empresa Azucarera Chucarapi-Pampa Blanca S.A. ubicada en el distrito de Cocachacra, Valle de Tambo, Provincia de Islay, en virtud a la sentencia expedida por la Sala…
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#Azucarera Chucarapi-Pampa Blanca SA#Comité Regional Horacio Zeballos Gamez#Islay -Arequipa#Perú#Sixto Mamani Sumari
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AREQUIPA. Dirigentes le dicen NO al proyecto Tía María y anuncian medidas radicales de protestas
AREQUIPA. Dirigentes le dicen NO al proyecto Tía María y anuncian medidas radicales de protestas
CONFLICTO A LA VISTA. Los agricultores del valle de Tambo, zona donde se explotará el proyecto minero Tía María de la empresa minera Southern Perú, amenazaron con no otorgar la licencia social.
El presidente del Frente de Defensa del valle de Tambo, Jaime de la Cruz indicó que el proyecto contaminará los sectores del agro y las fuentes de agua, por lo que no otorgarán la licencia social pese a…
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