#ESCRITORES QUE DEJAN HUELLAS
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NUESTRA AMÉRICA: La fuerza detrás del éxito de la EXPO LITERARIA en USA para el Mundo presentando Trayectorias diversas, voces únicas. Escritores que dejan huellas.
OUR AMERICA: The force behind the success of the LITERARY EXPO in the USA for the World presenting diverse trajectories, unique voices. Writers who leave traces. “En el fascinante universo literario, las palabras son faros que iluminan el camino del conocimiento, la imaginación y la emoción.“ “In the fascinating literary universe, words are beacons that illuminate the path of knowledge,…
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Somos trotamundos siderales volando entre estrellas, somos dedos encendidos en el fuego de las letras, somos manos que no se callan y al escribir dejan huella, somos capitanes de nuestros propios poemas, somos barcos a la deriva y somos serenas costaneras, somos versos sueltos que vuelan libres y sin reglas, somos arcos y arqueros con heridas y con flechas, somos lírica que grita y calla en medio de la tormenta, somos signos y símbolos escritos con las voces del alma, somos tesoros de silencios, sueños, deseos y conciencia, somos poetas y somos musas huyendo de la realidad, somos lectores que en sentires ajenos se proyectan, somos cognición viva y somos sensibilidad despierta, somos escritores desconocidos que a la tinta se aferran, somos días y noches, desvelos e insomnios sin horas ni fechas, somos ecos de la eternidad en esta vida efímera y terrena, somos tumbleros que en corazones y reblogs se encuentran, somos prosa, poesía, reflexiones, pensamientos y somos letras, somos sentimientos, recuerdos, fantasías y somos letras
Desconozco el autor, (aplausos)
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CRISIS. CUANDO PERDER ES CONDICIÓN PARA GANAR. las crisis son situaciones que provocan cambios bruscos a los cuales se tiende a ver como negativos por el costo que conllevan en la vida de las personas. Si algo se puede decir es que hay un antes y un después de las crisis. No quiere decir que se caractericen por ser sorpresivas e inesperadas. Por el contrario, dan señales diversas. Y su sorpresa reside en lo haberlas tenido en cuenta. Las crisis o cambios no son arbitrarios. Encierran una dinámica que se puede leer. Hay crisis de las llamadas crisis de crecimiento, y las llamadas "crisis evolutivas" de la edad, y las crisis que dejan huellas traumáticas en el cuerpo individual y social. ¿Se pueden evitar? Mi respuesta es que no. Justamente lo que las caracteriza es su inevitabilidad. No se puede evitar la adolescencia, ni la vejez, por ejemplo. La menopausia o la menarca, parte y contraparte, se producen insertas en un marco que debe ser leído desde cada subjetividad. Pero negar lo traumático de la aparición del rol sexual como su eclipse u ocaso es negar la vida misma. Si hay sinónimo de la vida es el cambio. Pero también está el famoso cambio para que todo siga igual. Eso se encuadra en el llamadado "gatopardismo", debido a la novela "El Gatopardo" del escritor italiano Lamepeduza. Esta remite al efecto estratégico de manejar las crisis y así arrebatarle al tiempo cierta certeza para que nada cambie realmente. Sin embargo la dinámica de dicho cambio es tan importante como el cambio en sí. Hay quienes minimizan los efectos devastadores de ciertas crisis porque "terminarán". Pero toda crisis tiene costos. Lo único que se puede hacer es evaluar dichos costos y decidir quien los paga. Pero para que se pueda sobrellevar de manera menos traumática un cambio es importante haber consolidado ciertas conquistas personales. Haber vivido una buena niñez habilita mejor a recibir la adolescencia. En una persona que trae situaciones de pérdidas no resueltas ni elaboradas, afrontar una crisis, que de por sí conlleva pérdida de lo vivido hasta ese momento, puede producir un efecto traumático. Vivir una crisis es afrontar las pérdidas que conlleva. La pérdida no es mala en sí misma. De hecho, perder algo es necesario para ganar otra cosa. Pero tanto las crisis como la pérdida que representan son situaciones que se intentan evitar, y de esa manera se terminan padeciendo porque desgastan a las personas que las niegan. Estamos viviendo siempre distintas crisis. Estar preparados a perder y así, a ganar, es una manera de no quedar atrapados en un prejuicio. Ninguna crisis es igual a otra. Todas son diferentes y pueden generar aprendizaje y crecimiento.
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La inmediatez, la concisión, la economía expresiva, pero hay una cosa en especial que me interesa mucho. Hay algo en la esencia del relato que hace que, cuando es bueno de verdad, continúe resonando en nuestra conciencia mucho tiempo después de que hayamos terminado de leerlo. Los grandes maestros del cuento provocan ese efecto en el lector: Chéjov, Maupassant, Von Kleist, Flannery O’Connor, Katherine M. Porter, Hemingway, Carver, Fitzgerald… La huella que dejan sus historias en la sensibilidad del lector es muy duradera. Es muy similar al recuerdo que deja en nosotros una experiencia que hemos vivido. Es algo muy curioso, se produce un efecto de fermentación que nos hace identificarnos con la historia como si se tratara de algo que nos hubiera ocurrido. Es muy extraño, pero muchas veces los grandes relatos operan así. Es como si de repente recordáramos algo. Con la novela no ocurre eso. En el proceso de lectura de una novela la memoria no interfiere de la manera que acabo de describir.
Pongamos por caso la descripción de la batalla de Borodino que hace Tolstói en Guerra y paz. El lector tiene una experiencia sensorial completa. Vemos a miles de soldados avanzando en el campo de batalla, percibimos el ruido y el humo de los cañones, vemos cómo se llevan a los heridos en carreta, a Napoleón agazapado en su capa, a Zukhov, el general campesino, haciendo sus cálculos estratégicos. Pero todo eso ocurre en la mente del lector, porque si se piensa bien, lo único que tiene delante son unos signos negros sobre la superficie blanca del papel. Eso es lo que ocurre cuando lector y autor se encuentran a un nivel muy profundo. Y a eso es a lo que aspira todo escritor de verdad. Con las obras maestras se produce una fusión creativa irrepetible entre el escritor y el lector. La gran literatura consigue arrastrarnos al interior de la vida de otros individuos. Cuando pasamos mucho tiempo con una gran obra, nos resistimos a acabarla. Hay una razón para que eso sea así. El mundo en el que hemos habitado durante tanto tiempo es real para nosotros y no podemos soportar la idea de abandonarlo.
Tobias Wolff
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| ART |
La obra secreta de Nusch Eluard
Miriam L. Chorne
Una serie de contingencias hicieron que hace un tiempo “encontrara” a Nusch Éluard. Compartía la vida con muchos artistas e intelectuales de su tiempo, sobre todo desde los primeros 30 hasta después de la segunda guerra mundial. Y aparecía muchas veces en las fotografías o relatos de esos artistas. Era una época en la que la vida compartida era parte de una vida surrealista.
Suelen describirla como musa y modelo, acentuando de este modo la ausencia de obra creativa propia. No estoy de acuerdo. No sólo porque fue la autora de unos bellos y sugerentes collages - sobre los que volveré más adelante- sino porque en el propio ejercicio de su actividad como modelo vibra más allá de su presencia bella, enigmática y radiante, una relación con el cuerpo que le permitió ejercer con verdadero arte, sin límites, ni inhibiciones, un oficio que le resultaba evidentemente gozoso.
Su biógrafa abunda en esta idea de que “la verdadera obra de Nusch fueron sus años de convivencia con Paul Éluard.”1 Sin duda su relación fue importante para los dos y se ve la huella claramente en la hermosa poesía amorosa de Paul. Él lo dijo así: “Vivo bañado en una luz exclusiva: la tuya.”2
Lo que no obsta para reconocer la dimensión creadora por sí misma de Nusch Éluard.
Me evocó la figura de un artista al que también se caracterizaba como sin obra, me refiero a Bobbi Bazlen, como lo llamaban sus amigos: Svevo, Joyce y otros escritores triestinos, como Stuparich, Quarantotti Gambini, en los años anteriores a la primera guerra. Fue precisamente leyendo sobre la vida de Joyce en Trieste cuando supe de estos artistas al que se añadían otros escritores magníficos -un poco en los márgenes- como el gran poeta Montale o Saba. Reinaba entre ellos Roberto Bazlen.
Este escritor parco, misterioso, ejerció una influencia indudable sobre la literatura y ocupó un lugar central en el grupo de los escritores triestinos que lo conocieron. Todos ellos lo reconocían como quien más leía y también que conocía, gracias a su condición de políglota, las más diversas literaturas. Fue sobre todo el introductor de la literatura de la mitteleuropa, sobre todo en Italia. Por ejemplo, comprendió antes que nadie la grandeza de Musil y su versión de El hombre sin atributos sería durante décadas la única disponible en italiano. Introdujo asimismo a Gombrowicz, a Raymond Roussel … y a muchísimos otros grandes escritores a través de su relación con Einaudi -durante mucho tiempo la mayor editorial Italiana.
El misterio de que no escribiese se constituye en el hilo de un delicioso libro de Daniele del Giudice, El estadio de Wimbledon.3 El narrador en primera persona, es un joven novelista que viaja a Trieste para entrevistar a los amigos que conocieron a Bazlen. Quería conocer las razones de la perdurable fascinación que su figura continuaba suscitando sobre muchos escritores. a pesar de no haber escrito libros. Le interesa, según dice, “un punto, en el que tal vez se entrecruzan el saber ser y el saber escribir”.
La exclusión, la renuncia, el silencio de Bazlen a escribir, mueven al narrador a investigar las causas. Pero a pesar de las muchas y diversas explicaciones de quienes lo conocieron: “una suerte de elegante nihilismo”, tenía dificultades para reunir y organizar lo que escribía, lo que le impedía escribir una obra de largo aliento, él mismo decía: “ya no se pueden escribir libros, yo sólo escribo notas a pie de página”.
Acorde con esta observación está el arte que se le reconocía para producir aforismos de una prodigiosa densidad simbólica, de una inmensa latencia de significación diferida. Como los buenos aforismos, los suyos, continúan reverberando -entre la incomprensión y la huella que sin embargo dejan- en el pensamiento. Un ejemplo: “Hasta Goethe: la biografía era absorbida por la obra. De Rilke en adelante: la vida contra la obra.”
Frente a los intelectuales de su círculo que experimentaban nostalgia de la ausencia de su obra, R. Calasso sostiene que no sólo no se debe lamentar que Bazlen no escribiera sino que “forma parte, pues -y decisiva- de la obra de Bazlen el no haber producido una obra.” Y Calasso lo conocía bien. Creó con él la editorial Adelphi que se convertiría, bajo la dirección de Calasso, en una entidad casi mitológica de la cultura europea. Es seguramente esa editorial la obra maestra de Bazlen: fue suyo el concepto original y también el deseo de no poner límites a lo que la editorial publicaba.
Pero volviendo a Nusch Éluard, decía al comienzo de este texto que una serie de azares me condujeron a interrogarme sobre quién era. Comencé a leer un libro conmovedor escrito por Mercedes Guillén, una exiliada española que tuvo que migrar al final de la guerra civil. Es uno de los primeros libros de los muchos que seguramente aparecerán este año en que se conmemoran los cincuenta años de la muerte de Picasso.
El libro Picasso con los exiliados4 relata la dura vida de los refugiados españoles cuando llegaron a Francia “con sólo lo que pudieron cargar, sin saber dónde iban a dormir, cómo iban a calentarse en el frío invierno o qué iban a comer.” No sabían tampoco cuando huyeron de las represalias que podían esperar del régimen franquista, que apenas un año más tarde padecerían, en París, la Segunda Guerra Mundial y la Ocupación, por parte de la Alemania nazi.
Es un libro bien escrito y lleno de anécdotas sabrosas que ofrece un retrato del Picasso más humano y próximo, un ya célebre artista que si veía un español por la calle le podía decir “voy a comprar cigarrillos, ¿me acompañas?” y después invitarlo a un café.
También resulta muy evocador del clima en el que vivían los refugiados en París, el relato de Guillén de cómo los españoles acudían a casa de Picasso, cuando ya no tenían más esperanza anhelando encontrar allí su salvación. “Picasso se desvivía por todos. Oía a uno tras otro, escribía en un trozo de papel o en la libreta más a mano una palabra, un número o un jeroglífico. Otras veces bastaba una mirada a su amigo Sabartés, casi siempre presente, para que este comprendiera y apuntase una dirección, un nombre.”5
Por otra parte la propia Mercedes Guillén, la autora de este libro, es un personaje importante que desarrolló un intenso trabajo cultural y político durante la Segunda República y la Guerra Civil en el movimiento libertario español. Fue co-fundadora de Mujeres Libres, una de las organizaciones importantes del movimiento anarquista.
Llegó exiliada a Francia en 1939 tras una larga y agotadora caminata con otros españoles que bajo las bombas lograron pasar a Francia por Portbou. Sólo tiempo después, cuando pudo abandonar el campo de refugiados en los que Francia recibió a los emigrados, consiguió llegar a París. Un poco antes que su compañero, el escultor Baltasar Lobo. Las penurias de todos los exiliados eran muy grandes, buscaban sobrevivir, lo que no era nada fácil, ya que como suele pasarle a los migrantes, también hoy, no se podía trabajar si no se tenían papeles y no se podían conseguir los papeles si no se tenía un trabajo.
Guillén que llevaba los cuadernos de dibujos de Baltasar Lobo se acercó a Picasso para mostrárselos e interesarlo en el trabajo de su compañero. Desde entonces Picasso le hizo un lugar entre los amigos. Eran muchos y solían reunirse en Le Catalan, una vieja y modesta casa de comidas. Entre ellos estaban casi siempre Paul y Nusch Éluard. Picasso invitaba generosamente, Éluard decía “Donde pone la mano sale una estrella”.
Eran muchos los artistas que acompañaban a Picasso en esas comidas y en otras actividades como la puesta en escena de su obra El deseo atrapado por la cola. Hay una fotografía, muy difundida, en la que están Picasso, Sartre y S. de Beauvoir, Michel Leiris, Valentine Hugo, Brassaï, P. Reverdy, A. Camus, Jacques Lacan, Cécile Éluard y algunos otros de esos amigos.
Entre ellos aparecían muchas veces los mismos nombres y comenzó a intrigarme quién era Nusch Éluard, que solía aparecer, silenciosa, discreta pero muchas veces en el centro de estas reuniones.
En esos mismos días asistí a la inauguración de la exposición dedicada a Tosquelles, el psiquiatra catalán que había conocido mucho tiempo antes como uno de los pioneros de la psiquiatría comunitaria. Fue una exposición en el Museo de Arte Moderno de Madrid, el Reina Sofía, muy bien organizada, donde se dio prioridad al trabajo de Tosquelles como psiquiatra, pero se consideró también su participación en la vida cultural en Francia.
Una de las muchas salas de la exposición mostraba trabajos, cartas, dibujos, fotos de los intelectuales y artistas cercanos a Tosquelles. Eran muchos. Había cartas de Tristan Tzara y también fotos de su estadía de dos meses en Saint Alban -el hospital psiquiátrico que dirigía Tosquelles- donde escribió Hablar solo; de Frantz Fanon, que fue médico interno en el Hospital, había ejemplares de su gran libro anticolonialista, Los condenados de la tierra; de Lautréamont, numerosas cartas y Los cantos de Maldoror, de Jean Dubuffet que adquirió allí sus primeras obras de art brut, también algunos dibujos y cartas.
Entre las numerosas fotos había varias de Paul y Nusch Éluard, que pasaron también un tiempo en el Hospital. No recuerdo si lo leí en los carteles de la exposición o lo imaginé yo, pero pensé que el hospital que estaba en el sur de Francia había podido ser un refugio para los Éluard, como lo fue para muchos otros durante la guerra. Efectivamente, después cuando la curiosidad me llevó a buscar noticia de Nusch, verifiqué que así había ocurrido. Un bello poema inicialmente compuesto por Éluard para Nusch fue rebautizado con el título “Libertad”. Se convirtió en el himno de la resistencia a los nazis y los aviones de la Real Fuerza Aérea inglesa arrojaron el poema desde el cielo francés como panfletos.
Esa coincidencia me hizo querer conocer quién era Nusch Éluard. Supe así que había posado para numerosos retratos de dos de los más prestigiosos fotógrafos surrealistas: Man Ray y Dora Maar. Y también para numerosos pintores, Magritte, J. Miró y Picasso entre otros, como para dibujos de Dalí o R. Penrose. Tanto Man Ray como Dora Maar tomaron numerosas fotos, entre ellas algunos desnudos deslumbrantes, que se han convertido en verdaderos clásicos de la fotografía.
Tuvo una vida muy novelesca que comenzó actuando ella como acróbata y contorsionista en el circo, un circo pobre que dirigía su padre y en el que ella seguramente construyó ese cuerpo tan delgado y elegante, tan armonioso y sutil, que siempre la acompañaría, un cuerpo de modelo.
Muy joven llegó sola a París y vivió en la miseria hasta que conoció una tarde a René Char y Paul Éluard. Fue un encuentro surrealista, un “estado de gracia con el azar”, en palabras de A. Breton.
“Nusch aparece en el bulevar Haussmann, junto a Les Galeries Lafayette, ataviada con un vestido muy largo, calzada con zapatos de tacón aguja y tocada con un sombrero rematado por un cuervo negro. Como una actriz de teatro. Camina sin rumbo … La calle es puro ajetreo y bullicio, por el barrio circulan a esa hora muchos hombres … La bonita Nusch ofrece su mirada penetrante a todo el que la mira. ¡Es de verdad una aparición para René Char y Paul Éluard!”6
Pero la conmoción del encuentro fue demasiado intensa. Vacilan, Nusch se aleja, la boca de metro está a dos pasos y ella está por desaparecer escaleras abajo. Los dos amigos la alcanzan y les basta unos minutos para convencerla de tomarse una copa con ellos. “Habla deprisa, alegremente y sin tapujos, con un marcado acento alemán. Les cuenta su propio mundo surrealista, su calle, su teatro, sus papeles de tres al cuarto, su tristeza, su miseria, su arroyo. La conversación es deliciosa y libre. La muchacha cautiva a los dos poetas, que se rinden a sus encantos”7 Esa tarde se fue con Paul y ya nunca se separarían.
Pero ¿era verdad el retrato que, como en el caso de Bobbi Bazlen, hacía de ella también una creadora sin obra? Encontré, en contra de esta idea, el testimonio de Timothy Baum, un marchand norteamericano, que compró en una subasta un collage cuyo autor se suponía que era Paul Éluard, pero que cuando lo tuvo en sus manos descubrió que en el ángulo inferior izquierdo estaba firmado Nusch. Dice Baum “Descubrí el primer collage de Nusch, Les Mains libres (Las manos libres) en un bellísimo catálogo” hacia l969 o 1970.”8 También en ese mismo período descubrió otro collage de Nusch, atribuido a Paul, en el Album Éluard, publicado en la colección La Pléiade, con ocasión de la edición de las obras completas del poeta. Desde entonces, Baum llevó a cabo una apasionada investigación descubriendo cinco collages de Nusch.
Fue según confiesa una tarea placentera porque apreciaba mucho los nuevos collages que iba descubriendo y publicó en 1978 un pequeño cuaderno en su editorial, Nadada Editions (Nueva York), bajo el título de Collage Dreams.
El collage que lleva por título Bois des Îles, una fascinante imagen acuática, fue incluso catalogada en la colección de tarjetas postales de G. Hugnet, La carte surréaliste (publicada en 1937).
La historia de estos collages no es menos interesante, al menos para mí, ya que según el relato de Baum, éstos nacieron de una consulta con Lacan. Al parecer, en 1935 ó 1936, según Baum, Nusch recién casada -aunque debió ocurrir antes, ya que su boda fue en agosto de 1934- comenzó a sufrir un insomnio pertinaz y tras intentar diversos modos de remediar su mal, recibió el consejo de consultar con Jacques Lacan. Según la versión de Baum, tras escucharla Lacan le dijo que cuando experimentara insomnio no tratara de dormir, que se incorporara y que escribiera sus pensamientos, que llevara una especie de diario. Al parecer Nusch le respondió que ya había un escritor en casa, Paul. Entonces Lacan le sugirió que dibujase en un cuadernillo lo que se le ocurriera y como le apeteciera. También recibió el rechazo de Nusch, explicando simplemente que no tenía talento y que no se le daba bien por lo que dudaba que resultara beneficioso.
Sin embargo, poco después comenzó a recortar fotografías y a pegarlas sobre tarjetas postales formando bellos collages. Al parecer la terapia resultó exitosa porque en un corto período recuperó el sueño.
Baum relata que esta historia de la lucha contra el insomnio y de la consulta con Lacan se la contó Man Ray y que él no tiene motivos para dudar de su veracidad. Nosotros, los lectores y yo, seguramente tampoco.
Pero más allá de esta actividad -que pone de manifiesto que Nusch tenía una capacidad creadora que no ha sido reconocida- quizás porque ella misma nunca le dio valor, existe su labor como modelo. Basta ver las fotografías que le tomaron para apreciar la fuerza de su talento. “Los retratos de Dora Maar ponen de manifiesto el carácter intensamente fotogénico de Nusch así como esa gran disciplina que es capaz de imponerle a su rostro para posar largas horas ante la cámara.”9 Al igual que Man Ray, Dora Maar trata de captar una mirada que se dirige a otro lugar. Nusch está como ausente, no mira jamás al objetivo de la cámara. Y esa presencia poderosa junto a la ausencia provoca una atracción indudable.
“Man Ray fotografió tantas veces a Nusch, desnuda o vestida, que se diría ahora, ante todas esas imágenes, que poseía un don de presencia y una gracia mimética inmensos, así como una excepcional capacidad de habitar su propio cuerpo.”10
Y así, sin expresar ninguna voluntad concreta de hacerlo, Nusch participó de forma activa y deslumbradora en la aventura de la fotografía europea.
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1 Vieuille, Ch. Nusch Éluard, Circe, Barcelona, 2012.
2 Éluard, P. La Rose Publique, 1934.
3 Giudice, D. del, El estadio de Wimbledon, Editorial Anagrama, Barcelona, 1986.
4 Guillén, M., Picasso con los exiliados, Muñeca Infinita, Madrid, 2023.
5 Ibid. p. 19.
6 Vieuille, Ch., op.cit. p. 31.
7 Ibidem.
8 Baum, T., “Los collages de Nusch” epílogo del libro Nusch Éluard, op.cit
9 Vieuille, Ch., op.cit. p. 59.
10 Catálogo de la exposición Elsa Schiaparelli, Museo de la Moda, Palacio Galliera de París, 2004.
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Parcial Unidad 2. Trabajo individual Fase 2: Conclusiones Finales.
Al momento de analizar individualmente el texto sin investigación previa se hizo difícil el entendimiento claro de lo que estaba planteando el autor, así pues después de buscar la información correspondiente y debatir en grupo sobre la conclusión que nos dejó el escrito logramos comprender el porqué está escrito de esa manera, ya que es la forma propia de expresar sus conocimientos de Manfredo Tafuri, algo brusca siendo directa al expresar sus comparaciones y al momento de plantear los hechos como son, sin dejar que su opinión personal se entremezcle con lo que quiere plasmar en el papel, aunque si deja al final clara su asimilación de lo anterior: Bramante como impulsor de la Nuova Maniera, que al presentársele problemas busca llevarlos a su límite, estudiándolos y experimentando las distintas maneras de moldearlo acorde de lo necesario; no buscándole una solución sino aventurándose hasta donde pueden llegar y dar pie a que otras personas se unan en esa búsqueda. Bien, no solo el escritor describe esta manera de Bramante de esa forma, por ejemplo Bénevolo menciona como la implementación de este nuevo sistema de principios mueven la arquitectura de ahí en adelante, renovando no solo la teoría sino también el punto de partida de la escuela romana; y Lorenzo Gonzales el cual deja claro que esta síntesis planteada por bramante “es el punto de llegada de muchas búsquedas del quattrocento” y, concordando con los anteriores escritores, en que marca un punto de partida para las futuras generaciones a pesar de generar composiciones que se llegan a contradecir con lo establecido previamente.
Las obras bramantescas, se presentan como la exposición de los datos sacados de una ecuación con distintas incógnitas, cuya solución puede revelar en el curso de su elaboración lo que estaba errado en lo planteado en un comienzo. Llega a está conclusión debido a sus estudios de las ruinas antiguas, y de la interpretación que tiene al analizar las obras elaboradas por sus predecesores, un ejemplo claro es el caso de El patio del Beldevere, donde se nota la influencia de la villa de Inocencio VIII y el Templo de la Fortuna Prenestrina. También procesa las referencias de los templetes tiburtinos de gran tamaño que fueron cercanos al renacimiento pero teniendo en cuenta la escala humana, encontrando un equilibrio entre ambos, consiguiendo proyectarlo en el Templo de S. In Montorio.
Bramante, junto con Miguel Ángel y Rafael, es considerado como parte de aquellos grandes genios artísticos del renacimiento italiano, consiguiendo fundir su grandeza, su expresividad y su dramatismo espacial. Y Tafuri consigue explicar esta expresión, relacionando su trabajo con otros arquitectos de la época, que si bien no son considerados al mismo nivel que Bramante, dejan una huella en el tempo aportando sus ideas y la forma de aplicarlas, ya sea por su experiencia adquirida o por lo enseñado por personas que poseen esa experiencia.
Crítica sobre la experiencia en grupo:
Como toda actividad grupal, y más debido a la distancia, la organización y la comunicación entre nosotros fue clave, si bien esta fue lenta debido a la conexión a internet, la señal de datos móviles que iban variando cada día, y lo sincrónico con las demás materias, nos supimos comunicar, planteando nuestras dudas y cada uno respondiendo a estas cuando llegaba este mensaje. Logramos hacer llamadas de corta duración donde conseguimos debatir de una manera constante, a veces yéndose por las ramas debido a otros datos que veían acotación pero nos enfocábamos de nuevo para lograr cerrar el tema correctamente y que todos tuviésemos asimilado lo que hablamos.
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El Abogado del Diablo
En la popular película del 2013, Guerra Mundial Z, el personaje de Brad Pitt busca con desespero el origen del virus que convierte a los humanos en zombis, en apenas 12 segundos. En otro momento se hubiera considerado una película distópica, pero hoy en día, se siente más real de lo que nos gustaría. Como parte de su recorrido, habla con un agente israelí que logró proteger a la población del país, gracias al oportuno levantamiento de unos muros de contención. Por supuesto el personaje de Brad Pitt le manifiesta su incredulidad por hacer semejante proyecto de ingeniería, basado en un chisme asociado a zombis. El agente le cuenta de una táctica usada por el gobierno de Israel llamada el décimo hombre; “Si nueve personas están de acuerdo con una tesis, una décima persona debe defender lo contrario, incluso si no está de acuerdo”. Por supuesto, este agente al asumir el rol y partir de la base que todos los demás estaban equivocados, encontró la forma de proteger a toda la población. Si bien el gobierno de Israel no tiene esta regla explícita, si tienen una cultura de análisis de tesis improbables.
La táctica es más antigua e incluso religiosa y viene de un oficio de la iglesia católica llamado El abogado del diablo o como recientemente le denominan: promotor de la justicia. Cuyo objetivo consiste en objetar, exigir pruebas y descubrir errores en toda la documentación usada para beatificar. Si bien, pareciera ser un trabajo de la oposición, el último fin era defender la autenticidad de la información. Es decir, en términos simples, toma una posición contraria y la defiende por todos los medios, para asegurar que la tesis original, es irrefutable. El oficio finalmente fue abolido, pero qué interesante sería establecerlo como un estilo de vida: dudar de las verdades que tenemos instaladas y contemplar la posibilidad que es uno, el que está equivocado.
Abrir esta posibilidad es de valientes. Especialmente cuando el mundo se está ahogando en verdades, semi-verdades, pos-verdades, y en la inútil guerra de opiniones sin hechos o argumentos. En la era de la tecnología de la información hay dos “datos joya” que nos impactan de manera fundamental: el primero es un estudio publicado en la revista Science que afirma que el 0.007% de la información del mundo está en papel, esto significa que en los últimos 30 años hemos producido 100 veces más contenido que toda la historia de la humanidad. Y el segundo, un estudio de Iceberg Digital, nos cuenta que el 70% de los latinoamericanos no sabemos distinguir si una noticia es real o no. En conclusión, estamos en la era más sobre-informada y mal-informada de la historia, movida exclusivamente por pasiones y lenguas peligrosas. El discurso, el arma más efectiva.
El uso de la palabra como herramienta de manipulación no es sólo histórica, es todo un arte, propio de los grandes pensadores, escritores y por supuesto de las mentes más creativas. En tiempos de redes sociales la palabra, además, viene cargada de elementos audiovisuales que nos conectan, y nos rendimos ante las pasiones que provocan amores y odios. Muchos odios. Odios apasionados, odios ciegos. ¿Y si jugamos al abogado del diablo? Básicamente es contemplar el mundo desde los ojos de quien estamos en desacuerdo.
Desde el punto de vista de mercadeo y planeación estratégica, la propuesta ha sido más simple: la empatía, pararse en los zapatos del otro. - De la audiencia, del consumidor, del usuario-, para poder entender a profundidad lo que verdaderamente es importante para él. De esa manera conectar desde la comunicación y el mensaje. Sin embargo, algo no estamos haciendo bien, el usuario nos sigue ignorando, sigue buscando nuevas formas de evitar la publicidad.
Tal vez, no estamos jugando bien.
El 2020 y su pandemia, marcó un hito importante en la pauta publicitaria, especialmente en Colombia. De acuerdo a E-Marketer, Colombia tiene el mayor crecimiento de inversión en pauta digital de Latinoamérica. Hace 10 años, los anunciantes no invertían más del 4% de su presupuesto en pauta digital y para el cierre del año pasado, ya se destinaba el 35% según Scopen. La televisión está pasando a segundo plano, porque “las personas están en digital”, y ya los planes de mercadeo están sacando televisión de sus mix.
Paradójicamente, estamos dándole tratamiento de televisión a éste medio.
El lugar donde todo el mundo opina, dónde están los creadores de contenido, donde dejamos toda la información de nosotros mismos, donde creamos amores y odios, donde se construyen y destruyen marcas y medios; la publicidad viene a poner anuncios de televisión. Videos, ojalá de menos de 20 segundos, contando historias de productos. Ojalá con el “mayor alcance posible”, segmentado a “toda Colombia”.
Tal vez, no estamos jugando bien.
Lo curioso es que para el 2021, algunas reglas importantes van a cambiar. Google, Apple, Microsoft y Mozilla sentenciaron la muerte de las cookies. Eliminarán de manera progresiva los rastreadores de las compañías, debido a preocupaciones de privacidad. Estos datos, son importantes para poder lograr segmentaciones acertadas y muy relevantes en los usuarios. Son los que permiten llegar con el mensaje adecuado a las personas indicadas. La realidad es que pocas, muy pocas marcas están haciendo el ejercicio así de juicioso, aplicando los principios de mensajes micro-segmentados, personalizados y de Precision Marketing. Más pocas aún, levantan bases de datos propias, donde los consumidores conscientemente dejan su información personal y declarada a una marca. Y ahora, además, no cookies. Los espacios digitales se inundarán de nuevas formas de interrumpir, de llamar la atención, de marcas y productos gritando para que los volteen a mirar.
Existen las plataformas de Insights de Facebook, Google y demás, para conocer todo tipo de detalles del consumidor. En planeación publicitaria se hacen ejercicios de segmentación de audiencias que al final, no se usan, pues salen piezas de comunicación generales que se pautan de manera masiva en digital. Y mientras tanto, desde los zapatos del usuario, la huella digital que dejamos es cada vez más tenebrosa. La cantidad de información que tienen las grandes compañías de tecnología acerca de nosotros, la manera de “clusterizarnos” y de manipular nuestro pensamiento, parece película de terror. Perfectamente representada en el documental The Social Dilemma (Disponible en Netflix). Recientemente una serie Thriller de HBO, llamada The Undoing, mostraba en uno de sus capítulos como la abogada que defendía a un posible asesino, pautaba contenidos con mensajes específicos segmentados a las cuentas de Facebook de las personas del jurado, para tendenciar la opinión de estos y manipular su veredicto. Las preguntas son: ¿Qué tanto manipulamos y qué tanto estamos siendo manipulados? ¿Qué tanto, desde la publicidad, usamos ese poder?
Tal vez, no estamos jugando bien.
Pararse en los zapatos del consumidor, no es sólo entender sus dolores, comportamientos, tensiones, pasiones, opiniones, también es entender qué esperan de las marcas. No solo hacia ellos, sino hacia el mundo. En una era sobre-informada y mal-informada, el consumidor ya no quiere ser subestimado, quiere que todos asuman su responsabilidad con el planeta y las consecuencias de los actos.
En los análisis de reputación de marcas se ve la necesidad de que el CEO de las compañías sea activista. Ya no puede darse el lujo de tener un bajo perfil o de dedicarse exclusivamente a gestionar resultados. Fantástico el desarrollo de la IA y la automatización, pero las personas quieren ser tratadas por humanos y como humanos. El arte, la arquitectura, la naturaleza se convierten en fuentes de inspiración y respiro. Las exigencias de las plataformas de redes sociales empujan a una fuerte tendencia a la construcción de marca personal, basada en el Aesthetic, en el placer del contenido. Entonces, se evidencia que las personas no están anulando la publicidad, están esperando que ésta, más allá de invitar al consumismo o a dar un mensaje poco auténtico, sea una verdadera obra de arte.
Si todos estamos de acuerdo con que digital es el medio más afín y oportuno para comunicar, donde decidimos que los videos deben durar 20 segundos y los banners tres frames, donde los bots de WhatsApp son los nuevos canales para ‘embolatar’ el servicio al cliente y que son los influenciadores los que deben hablar de las marcas y promocionar productos. ¿Quién será el décimo hombre que busque comprobar que no es eso lo que las personas quieren de la publicidad?
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EL PERDÓN INMEDIATO
A veces a nosotros los seres humanos, nos cuesta pasar la página y perdonar… Y no es que seamos malas personas o tengamos mucho resentimiento en el corazón, al contrario es nuestra humanidad que por naturaleza guarda recuerdos durante toda nuestra vida y sobre todo (no sé porque) más son los malos, independientemente de nuestros errores así como nosotros no perdonamos hay gente que no nos perdona y como la vida es dar lo que recibes entonces se vuelve un círculo vicioso lleno de resentimientos que no marcan NADA positivo en la vida de uno.
Pasar la página no significa olvidarnos de que exista, significa tenerle presente sin permitir que esa página de nuestra vida marque más que las demás… Un libro no está escrito solo de una o de 2 páginas con el problema, siempre empieza en una historia con antecedentes, luego pasamos al nudo y depende del escritor el final de la historia. Al nosotros ser nuestros propios escritores de vida, solo esta en nuestras manos marcar el final y decidir como queremos acabar. No hablo de la vida entera, a veces nuestra vida esta escrita en diferentes tiempos, y en el final del camino nuestros lectores será nuestro legado, porque todo lo demás se quedará aquí… Que quieres dejar en el corazón de los demás????
La idea de esto es dejar una huella, como la que mis mascotas dejaron en mi, una HUELLA DE 4 PATAS que se dividen en, amor, perdón, desinterés y humildad. Cuando veas a tu mascota imita sus sentimientos, ellos dejan escrito un libro sin rencores, un libro de amistad incondicional, no quieres dejar tu lo mismo para los demás??? Si analizaras a tu amigo de 4 patas miras en sus ojos la inocencia, y recuerdas las veces que le regañaste con el periódico por manchar la casa e inmediatamente él estuvo detrás de ti moviéndote la cola sin juzgarte ni resentirse, porque en su inocencia saben que a su corazón el resentimiento les mata y no trae nada bueno… Alguna vez tu amigo de 4 patas no te perdonó?, es por ese sentimiento desinteresado de dar amor sin importar lo que reciban por eso su HUELLA en nuestras vidas es TAN importante, por eso al perderlos se va una parte de nuestro corazón… Por eso es que un animal de casa deja de ser un animal y pasa a ser un amigo para toda la vida….
Así quiero terminar yo en la vida de quienes me conozcan, quiero dejar una huella incondicional, y cuando falte… Me recuerden con ese mismo cariño con el que se recuerda al amigo fourpaws.
Que nuestra Huella en l vida de las personas se parezca a la HUELLA que tu mascota dejó en ti, así sabrás que has hecho las cosas bien. A perdonar y ser perdonado… que la vida es dos días y el camino a pesar de parecer largo es corto como para andar echando leña a un fuego que ya se apagó.
HOY ES EL MEJOR DIA, EMPIEZA YA….
En memoria de todas las personas que nos dejaron un huella inquebrantable, y obvio en memoria de todos nuestros FOURPAWS que marcaron nuestra vida.
Les dejo otra Doroteo de mi tachi ! Que me ha enseñado TANTO
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El italiano entre la palabra y la imagen: graffiti, ilustraciones, cómics
La XX Semana de la Lengua Italiana en el Mundo llega este 2020 cargada de viñetas, símbolos y arte urbano para explorar L’italiano tra parola e immagine: graffiti, illustrazioni, fumetti (El italiano entre la palabra y la imagen: graffiti, ilustraciones, cómics). Así, entre el 19 y el 25 de octubre de 2020, se realizarán siete seminarios web gratuitos para celebrar este idioma desde las historias gráficas y la industria editorial para niños y adolescentes. Mediante conferencias que estarán a cargo de docentes, artistas, ilustradores y comunicadores venezolanos, la programación cultural ofrecerá una mirada al pasado del cómic en Italia, sus hitos y sus principales autores, así como un vistazo a los diez artistas urbanos que dejan su huella en la tierra de Dante. “La narración gráfica es un recurso extraordinario para acercarse a un idioma y a la cultura de un país. Este año, el tema elegido para celebrar la XX Semana de la Lengua Italiana ofrece una maravillosa oportunidad para conectarse desde casa, recrearse y comprender no sólo nuestra lengua, sino también cómo somos”, afirmó Placido Vigo, embajador de Italia en Venezuela.
La cita anual en Venezuela es promovida por la Embajada de Italia, el Instituto Italiano de Cultura de Caracas, bajo el Alto Patronato de la Presidencia de la República Italiana, el Ministerio de Relaciones Exteriores y de Cooperación Internacional de Italia, así como por la red cultural y diplomática para la difusión de la lengua y la cultura italiana, en colaboración con el Ministerio dei Beni Culturali e il Turismo, el Ministerio de Educación y Universidades y los principales socios de promoción lingüística en el mundo (Accademia della Crusca, Sociedad Dante Alighieri y RAI). Con más de un siglo de vida, el cómic es uno de los lenguajes narrativos más populares en el mundo, que une dibujo y literatura, imagen y texto. En Italia, las publicaciones periódicas y los libros de historietas han cautivado a varias generaciones de lectores sin distinciones y de todas las edades. Durante más de medio siglo de gran impacto sociocultural (por su capacidad para fusionar lenguajes expresivos y diseñar formas comunicativas del futuro), el cómic ha acompañado a varias generaciones de lectores italianos del siglo XX. Diseñó y devolvió, con competencia audiovisual, un imaginario destinado a conectar universos emocionales y formas cognitivas. Los cómics han incorporado y representado constantemente, con alta efectividad, las evoluciones culturales y tecnológicas de los sistemas de comunicación (desde el cine a la televisión y a los medios digitales). El fumetto proporciona a los lectores nuevas herramientas, recursos y “ojos” para comprender la riqueza simbólica de los libros y las novelas gráficas. Estas “almas de lo visible” suscitan sueños y deseos, nutren contraculturas, construyen mitos generacionales, marcan el ritmo del consumo con un gran atractivo popular. Se destaca como un medio con una extraordinaria capacidad evocadora. Fértil laboratorio visual del presente, el cómic mantiene un diálogo inagotable con otros medios, audiovisuales y no, junto con los que contribuyen a nutrir y reelaborar el imaginario del siglo XX. La oferta cultural que ha brindado la Semana de la Lengua Italiana a lo largo de sus 20 ediciones, ha sido posible por la creciente implicación de las comunidades de italianos en el extranjero, de instituciones locales y de una multitud de escritores, artistas y académicos que han animado de forma apasionada cada uno de los encuentros. Son cientos de conferencias, convenciones, lecturas y cursos de actualización que han dado vida a un diálogo intercultural entre intelectuales y sectores de la sociedad civil en muchos países. Este año, pese a las restricciones por la pandemia de Covid-19, no será la excepción. Agenda en detalle La programación de la Semana de la Lengua Italiana 2020 abarcará siete seminarios virtuales que se realizarán a las 5:00 pm, mediante Zoom, con transmisión simultánea por el canal de YouTube del Istituto Italiano di Cultura di Caracas. En cualquiera de las plataformas, los participantes tendrán la oportunidad de interactuar y hacer preguntas. La agenda se inaugurará el lunes 19 de octubre de 2020 con el webinar Historia del cómic italiano, a cargo del ilustrador y caricaturista Abilio Padrón, quien se remontará a 1908 para contar más de un siglo de memoria del fumetto. Haga clic en el enlace a continuación para unirse al seminario web: https://zoom.us/j/99647475425 | ID de seminario web: 996 4747 5425 El martes 20 de octubre, el seminario en línea estará a cargo de Jorge Mansilla, artista y profesor del Instituto de Diseño de Caracas (IDC), quien conversará sobre El cómic de autor italiano, de creadores como Guido Crepax, Hugo Pratt, Ángela y Luciana Giussani, Sergio Toppi y Milo Manara. Haga clic en el enlace a continuación para unirse al seminario web: https://zoom.us/j/97093500125 | ID de seminario web: 970 9350 0125 Por su parte, el periodista y director de la Cátedra del POP Luis Carlos Díaz facilitará un encuentro sobre El viaje de Fellini y Manara: La película más famosa que nunca se hizo, el miércoles 21 de octubre, para conversar sobre esta historia que el director no pudo o no quiso filmar, pero que finalmente logró contar con los trazos del famoso historietista. Haga clic en el enlace a continuación para unirse al seminario web: https://zoom.us/j/91791765061 | ID de seminario web: 917 9176 5061 El seminario del jueves 22 girará en torno a una palabra italiana, Graffiti y el arte urbano de 10 artistas italianos contemporáneos, con la guía del coordinador de la Cátedra de Ilustración del IDC, Leyva Ruslan. Haga clic en el enlace a continuación para unirse al seminario web: https://zoom.us/j/98995931523 | ID de seminario web: 989 9593 1523 El viernes 23 estará dedicado a Bonelli: el rey del fumetto italiano. El narrador y comunicador visual Lucas García París guiará el webinar sobre esta editorial que desde la década de 1940 conquista a grandes y chicos. Haga clic en el enlace a continuación para unirse al seminario web: https://zoom.us/j/93122735209 | ID de seminario web: 931 2273 5209 El seminario sobre Guido Crepax y lo políticamente correcto será el sábado 24, con el escritor y comunicador Willy McKey, quien cuestiona el sentido de lo erótico en un mundo con tan fácil acceso a lo prohibido. Haga clic en el enlace a continuación para unirse al seminario web: https://zoom.us/j/93936819399 | ID de seminario web: 939 3681 9399 La programación se despedirá con el encuentro sobre Los orígenes de Paperinik (SuperPato), que tendrá como ponente al profesor, ilustrador y artista plástico Nicola Turola, el domingo 25 de octubre. Haga clic en el enlace a continuación para unirse al seminario web: https://zoom.us/j/99759510503 | ID de seminario web: 997 5951 0503
Los detalles de todas las actividades están disponibles en los sitios web www.iiccaracas.esteri.it y ambcaracas.esteri.it.
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(vía NUESTRA AMÉRICA: La fuerza detrás del éxito de la EXPO LITERARIA en USA para el Mundo presentando Trayectorias diversas, voces únicas. Escritores que dejan huellas.)
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Somos trotamundos siderales volando entre estrellas, somos dedos encendidos en el fuego de las letras, somos manos que no se callan y al escribir dejan huella, somos capitanes de nuestros propios poemas, somos barcos a la deriva y somos serenas costaneras, somos versos sueltos que vuelan libres y sin reglas, somos arcos y arqueros con heridas y con flechas, somos lírica que grita y calla en medio de la tormenta, somos signos y símbolos escritos con las voces del alma, somos tesoros de silencios, sueños, deseos y conciencia, somos poetas y somos musas huyendo de la realidad, somos lectores que en sentires ajenos se proyectan, somos cognición viva y somos sensibilidad despierta, somos escritores desconocidos que a la tinta se aferran, somos días y noches, desvelos e insomnios sin horas ni fechas, somos ecos de la eternidad en esta vida efímera y terrena, somos tumbleros que en corazones y reblogs se encuentran, somos prosa, poesía, reflexiones, pensamientos y somos letras, somos sentimientos, recuerdos, fantasías y somos letras.
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NICHOLAS RAY: EL ESLABÓN PERDIDO
El tiempo y los «hombres-película» decidirán la importancia de su obra inconclusa, irregular, despareja, desequilibrada, fragmentaria, mutilada, imperfecta, pero también hiriente, candente, lacerante y sentida. De lo que ya no puede caber duda es del lugar central que ocupa en la historia del cine. Si se quiere entender la evolución del llamado séptimo arte más allá de la mera cronología y de los sofismas sociológicos, como relevo de miradas complementarias y sucesión de formas, que, a largo plazo, trazan lo que Godard llamaría «la línea discontinua de la continuidad», hay que estudiar a fondo las encrucijadas, los puntos de inflexión en que se rompe con el presente y se reenlaza con el pasado para dar un nuevo salto adelante. Después de la segunda guerra mundial, las «cabezas buscadoras del cine» —en expresión de Rivette— fueron fundamentalmente dos: Roberto Rossellini, en Europa, y Nicholas Ray, en América. Rossellini infundió nueva vitalidad a la quebrada tradición realista europea (casi siempre francesa: de Lumière a Renoir, pasando por Pagnol). La mediación de Ray fue, si cabe, más decisiva y menos consciente: procedente del teatro, la radio y la arquitectura, conocedor del jazz, la música popular, la geografía y las gentes de su vasta tierra, fue el único de su generación que supo tender un puente entre la estilización germánica del clasicismo narrativo alumbrado en el mudo y el cine del futuro, mayoritariamente europeo, influido por la libertad del primer Rossellini y deliberadamente empeñado en asimilar las enseñanzas (olvidadas o pervertidas) de todos los cineastas que le precedieron. Es decir, que Ray partió de Fritz Lang, que se consideraba a sí mismo «el último dinosaurio» (They Live by Night no disimula su deuda para con You Only Live Once, y no es difícil detectar en Johnny Guitar, Run for Cover o The True Story of Jesse James las huellas respectivas de Rancho Notorious, Fury o The Return of Frank James), para señalarle el camino a Jean-Luc Godard, que hoy se me antoja «el último piel roja» (À bout de souffle, Bande à part, Pierrot le fou, Masculin Féminin). ¿Quiere esto decir que la cadena se ha roto?, ¿que esta historia ha terminado? Es de temer que así sea, si alguien no le pone remedio de inmediato; si Wenders, Scorsese o Pialat no maduran y se definen, radicalizándose, si dejan que muera la generación quemada antes de aprender de sus películas un lenguaje y unos conocimientos que tanto costó adquirir y preservar. Pasó el tiempo del i can't get started, pues ya no queda más que el ghost of a chance de que dentro de unos años podamos decir the song remains the same: el cine se está jugando su propia supervivencia.
BIOFILMOGRAFÍA
RAYMOND Nicholas Kienzle nace el 7 de agosto de 1911, en La Crosse, Wisconsin. Hijo único, aspira a ser director de orquesta o teatro; mientras estudia, escribe, dirige radio y obtiene beca para la Universidad que prefiera del mundo: en 1927 ingresa en la de Chicago. Seleccionado con treinta y cuatro jóvenes para un seminario del arquitecto Frank Lloyd Wright (1929). En 1930 se casa, y al año nace un hijo, Anthony (Bob Younger en The True Story of Jesse James). Vuelve a Nueva York, con Houseman, que dirige el grupo teatral The Phoenix, y en 1942 le hace jefe de emisiones de la Office of War Information; adopta el nombre de Nicholas Ray. En 1943, con el OSS: emisiones para países ocupados; escritor y director radiofónico en CBS; teatro en Broadway. En 1944, ayudante de dirección del primer film de Kazan (A Tree Grows in Brooklyn), en Hollywood. Al llamar Dore Schary a Houseman, Ray le acompaña a Hollywood. Houseman produce en RKO el primer film de Ray, The Live By Night (1947), estrenado en Inglaterra —como The Twisted Road—, en 1948, y en 1949, en Estados Unidos, adaptación propia de Thieves Like Us, de Edward Anderson. En 1948 se casa con Gloria Grahame y nace Timothy Nicholas (que sale en Lightning Over Water). Dirige A Woman's Secret y —prestado a la productora de Bogart— Knock on Any Door (Llamad a cualquier puerta), que se distribuye en 1949. Con adaptación suya y para Houseman, otra vez, realiza On Dangerous Ground —Ida Lupino rodó algún plano al enfermar Ray—, que no se estrena hasta 1951, y también en 1949-50, de nuevo cedido a Santana/Columbia, su versión de In A Lonely Place, de Dorothy B. Hughes. Se separa en secreto de Grahame, aunque hasta 1952 no se divorcia; hace Born to Be Bad (1950) en Inglaterra Bed of Roses. En 1951, por primera vez en color, Flying Leathernecks (Infierno en las nubes), y rechaza el cargo de jefe de producción de RKO que le ofrece Howard Hughes; accede a completar Jet Pilot y Macao (Sternberg), The Racket (Cromwell) y Androcles and the Lion (Chester Erskine). Robert Parrish rueda una escena de The Lusty Men (1952), mientras Ray sana de quemaduras sufridas al salvar de un incendio a los cachorros de Bogart. Da por terminado su contrato con RKO; al parecer, estuvo en la «lista gris» de los seguidores de McCarthy. Una fuente le atribuye High Green Wall (?) en 1953, año en el que emprende Johnny Guitar (1954), como productor asociado, coguionista no acreditado y director. En 1954 emplea el procedimiento vistavision en Run for Cover (Busca tu refugio), que se estrena al año siguiente, y conoce a James Dean, protagonista de Rebel Without a Cause (Rebelde sin causa, 1955), primer Ray en Cinemascope, con argumento del cineasta (que interviene como figurante). Quiere producir con Dean Heroic Love, pero la muerte del actor, el 30 de septiembre, desbarata sus proyectos y le afecta profundamente. En 1955-56 rueda Tambourine, que se estrena como Hot Blood (Sangre caliente); en desacuerdo con la producción abandonó el montaje. En 1956 se edita en Francia su novelización de Rebel, La Fureur de vivre, y empieza el libro Rebel: Life Story of a Film, que nunca terminó. En París conoce a sus admiradores de Cahiers du Cinéma, futuros cineastas de la Nouvelle Vague. No consigue fundar, con Rex Cole, una compañía para hacer un guión de Eric Ambler; producida e interpretada por James Mason, realiza Bigger Than Life, con guión el crítico inglés Gavin Lambert, Clifford Odets y Ray (los tres sin acreditar). En 1956-57, The True Story of Jesse James (G. B.: The James Brothers; La verdadera historia de Jesse James), remontada por el productor con planos del ayudante Joseph E. Richards. En 1957 empieza a pasar temporadas en Europa; rueda en Francia y en el desierto libio Bitter Victory/Amère victoire, en scope blanco y negro, con Lambert y René Hardy de coguionistas y diálogos de Paul Gallico y Raymond Queneau. Filma en los pantanos de Florida, en color y panorámica, un guión de Budd Schulberg —que dirige algún plano—, Wind Across the Everglades, y luego, todavía en 1958, Party Girl (Chicago, año 30), en la que sale la bailarina Berry Utey, con la que se casa y tendrá dos hijos. Tras numerosos proyectos frustrados, rueda en Canadá, Inglaterra e Italia The Savage Innocents/Ombre bianche/Les dents du diable (Los dientes del diablo, 1959-60), con segunda unidad de Baccio Bandini y guión propio. El proyecto The Man of Nazareth se convierte en King of Kings (Rey de reyes, 1960-61) al hacerle venir a España Samuel Bronston; guión de Ray y Philip Yordan, segundad unidad de Noel Howard y Summer Williams; MGM rehace y mutila el montaje inicial. Más proyectos irrealizados: Circus World (El fabuloso mundo del circo), escrito con Yordan para Bronston en 1962, pasa a Capra, pero es Hathaway quien la dirige, en 1964. Segunda superproducción en 70 mm. con Bronston, 55 Days at Peking (55 días en Pekín), 1962-63), en la que interpreta un personaje; tras misteriosa enfermedad abandona el film, que acaban Howard Andrew Marton y Guy Green. Pone el restaurante Nicaa's, en Madrid (hasta 1968), rompe definitivamente con Bronston y tiene múltiples ideas y guiones que no ven la luz (sólo en 1967 está a punto de iniciar, en Yugoslavia, The Doctor and the Devils, guión escrito en 1953 por Dylan Thomas). Viaja por toda Europa: Polonia (monta la versión internacional de Popioly, 1965, de Wajda), Alemania, Francia, Checoslovaquia..., y rueda, cuando puede, en 8, súper 8, 16, súper 16, 35 mm. y video, experimentos de pantalla dividida. En 1968 vuelve a Chicago para filmar la Convención Demócrata y el proceso contra los Siete de Chicago, pero no acaba la película; algún material usado en American Revisited (1972), de Marcel Ophuls, y en We Can't Go Home Again, film que rueda entre 1971 y 1973 y que no llegó a montar definitivamente (aunque se proyectó en Cannes en 1974). En 1979, tras una embolia, pierde un ojo. Desde 1971 da clases prácticas de cine en Harpur College y otros centros universitarios; entre sus alumnos están Susan Schwartz, que se convierte en su cuarta esposa. En 1974 aparece en el documental-entrevista de David Helpern Jr. I'm a Stranger Here Myself, y dirige y protagoniza, en Europa, el episodio The Janitor/Der Hausmeister, en Wet Dreams (Sueños h��medos). Escribe un guión con el crítico inglés V. F. Perkins (1976); a punto de hacer City Blues (1976-77), no consigue financiación. En 1977 rueda un corto en 16 mm. Actor en Der amerikanische Freund (El amigo americano, 1976-77), de Wenders, y Hair (1978-79), de Forman. Se agrava su cáncer, y es intervenido varias veces (cerebro, pulmón). En marzo de 1979 pide a Wenders que le ayude a dirigir lo que ahora es Lightning Over Water/Nick's Movie/Nick's Film (Relámpago sobre agua, 1980), pero muere antes de terminar, entre el 16 y el 18 de junio de 1979 (las fuentes no se ponen de acuerdo acerca de cuál de esos tres días falleció).
Miguel Marías
Revista “Casablanca” nº 5, mayo-1981
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El Fin de Knausgaard
Artículo publicado en la revista Buensalvaje N°19. El proyecto literario Mi lucha fue escrito entre 2009 y 2011. La editorial Anagrama quien ha venido publicando desde setiembre de 2012 cada uno de los volúmenes, este año publicó el tan esperando y deseado de todos: el 6.
Luego de este largo trayecto podemos decir que hay dos tipos de lectores: los knausgårdianos y los antiknausgårdianos, ambos con igual o similar pasión por el escritor noruego.
El tiempo ha podido variar el entusiasmo o favoritismo por uno u otro título: La muerte del padre, Un hombre enamorado, La isla de la infancia, Bailando en la oscuridad, Tiene que llover; sin embargo, luego de entregado el último, intitulado por antonomasia Fin, ya no podemos realizar un shorlist de los mismos. Porque ahora es distinto. Es la novela total, y la inmensidad de su producción nos lleva a cuestionar la saga como un cosmos que abarca más de 3500 páginas, una desmesura y la principal, tal vez, insignia de los antiknausgårdianos.
El proyecto de Karl Ove Knausgård (Oslo, 1968) nació tras la muerte de su padre en manos del alcoholismo. En varios momentos de las novelas -permítaseme identificarlas por separado por ahora- justifica ese proceso aderezado, además, por el bloqueo creativo. Se la pasaba escribiendo poemas, valgan verdades, bastante mediocres, noticias necrológicas, y comienzos de novelas en un horario forzado, más bien, apretado, porque la vida en solitario, la vida propiamente del escritor había sido embutido por un matrimonio con hijos.
El trayecto hacia la escritura, la plenitud de la escritura se concentra en los dos primeros volúmenes. Podemos advertir los cimientos, la estructura, el corpus lingüístico y narrativo de la Gran Novela del siglo XXI. Serge Doubrovsky, considerado el padre de la autoficción, define el término de la siguiente manera: “La autoficción es la ficción que, como escritor, he decidido darme a mí mismo, incorporando a ella, en el sentido pleno del término, la experiencia del análisis, no sólo en la temática, sino también en la producción del texto”.[1]
“Lo que yo intentaba, y tal vez intentan todos los escritores, qué sé yo, era combatir la ficción con ficción”, dice Knausgård. Era volver diáfano cualquier tipo de límite, todo lo que está fuera del texto, y todo lo que está dentro del mismo, sin remordimiento, sin mayor recurso que la memoria y el análisis. A menudo se ha comparado a Knausgård con Marcel Proust. Lo han tildado el nuevo Proust, el Proust noruego o Proust escandinavo. No solo por la extensión de la obra, sino, esencialmente, por la naturaleza del relato autobiográfico. Una comparación que puede ser ofensiva para muchos si se tiene en cuenta la densidad y pureza del lenguaje proustiano, con párrafos interminables, asmáticos, aromáticos. Sin embargo, en Knausgård, la densidad es otra, tal vez, más accesible y llevadera, orientada más bien a un continuum verbal y no a la evocación de las palabras, del lenguaje, como él mismo ha afirmado: “Escribir trata más de destruir que de crear”. Podemos observar, del mismo modo, que gran parte de En busca del tiempo perdido procede de lo que su autor denominó el “recuerdo involuntario”, a lo que el escritor noruego ha respondido: “Crear es recordar y recordar es crear”.
Los primeros tomos
La muerte del padre y Un hombre enamorado son los parámetros de Mi lucha. Lleva a situaciones inimaginables la escritura, a deconstruir no solo los hechos pasados sino la realidad, el presente, el día a día, el segundo a segundo. Knausgård aplica un naturalismo vertiginoso, excepcional. No solo es el escritor, también es el padre, el hijo, el hermano, el esposo, pero sobre todo el ser humano que se muestra insatisfecho, que daría todo por escribir antes de llevar a los niños al jardín, ir a una reunión familiar, salir con amigos, etc. Toda esta cotidianidad parece insulsa, poca provocativa, aun tediosa, pero nadie puede ser ajeno a la representación de ese pequeño vacío, del gigantesco espacio por el que se desliza la literatura, el arte, la cultura, la modernidad, la política, la ciencia, y la escritura desencadenada.
El tema en La muerte del padre es el padre no explorado. Knausgård elabora un paneo del tópico de la muerte -desde el instante en que el corazón deja de martillar-, el significado, su alegoría social, el trato que reciben los muertos por parte de los vivos, a causa de su padre abotagado y reventado por el alcohol. Entonces, cuando el Knausgård -narrador menciona el hundimiento de un barco pesquero en la costa norte de Noruega, realiza un flashback -hacia una lejanísima tarde de 1976- para describirnos la vida en familia, junto al padre, la madre y el hermano mayor, abriendo sus sensiblerías más tristes y sueños más deseados como el ser escritor.
Un hombre enamorado ahonda la permanencia de la vida familiar y la vida del escritor, y ciertamente del amor. La historia con la poeta y escritora sueca Linda Boström, con la que se casa y tiene cuatro hijos (en la saga solo aparecen tres: Vanja, Heidi y John) es fundamental para comprender el espíritu de la novela. La virtud de Knausgård no está en obrar y pintar casi matemáticamente en las personas, sino en sí mismo como consecuencia de una perseverante y ferviente capacidad de observación: novelar en el mayor de los sentidos y en el mínimo de los detalles. En todo acontecimiento intenta ser veraz consigo mismo, fiel con su pasión e intensidad, para luego representar y anatomizar todo en el papel.
Knausgård parece contener toda la vida de un hombre que lucha precisamente por ser escritor, pero a la vez por ser esposo, enamorado, padre, aficionado al fútbol, a la música, etc. Tuvo que aislarse, cerrar absolutamente todo lo que estaba fuera. Todo lo que acontecía a su alrededor, salvo la familia, tuvo que dejarlo. “Me escondí totalmente y escribí. Y funcionó”, ha dicho.
Es menester advertir el lugar de enunciación, la relación entre lugar y escritura, lugar y pensamiento, puesto que Knausgård trasciende su contexto procedente y aporta al mundo literario en general. La literatura del yo, como también se ha querido denominar a la autoficción, que, a estas alturas, valgan verdades, poco importa si nos sometemos a las leyes de la creación: “convertir lo que rige para uno en algo que rige para todos”, es un holón. Las fronteras han desaparecido y los viajes pueden convertirse en un videojuego a través de Google Earth.
Knausgård no intenta comprender el mundo con una visión occidental-nórdica, bañado de las formas políticas, económicas y sociales, puesto que no hubiera tenido sentido tamaña empresa intelectual. La utilidad de su pensamiento radica más bien en cuestiones básicas, la lucha diaria de todo ser humano por alcanzar no la felicidad, sino la satisfacción hasta llegar a una osificación o “fosilización de los sentimientos”, pero sobre todo la búsqueda de la identidad, explorar los límites entre vida y literatura, escribir y vivir. En esencia, transmitir toda y cada una de sus contingencias, fracasos, frustraciones, banalidades y humillaciones diarias.
Mi lucha no es un selfie gigante, como se ha calificado la obra a menudo; sin embargo, no se trata de la futilidad, del momento capturado en una foto, porque “lo que fotografiamos es la época, no los seres humanos dentro de ella: ellos no se dejan captar”, se trata más bien de la profundidad, del obturador que controla la luz, la sensibilidad de una película, como una pintura, especialmente como los retratos de Rembrandt.
Los siguientes tomos
La isla de la infancia, Bailando en la oscuridad y Tiene que llover reconstruyen un pasado en la memoria a pesar de que el autor menciona que no recuerda nada o que todo es nubloso. El novelista estadounidense Jeffrey Eugenides lo dice claramente: “Knausgård rompió la barrera del sonido de la novela autobiográfica”.
En La isla de la infancia, conforme va haciendo uso de su memoria, nos va introduciendo a esos espacios de la vida que tampoco han sido explorados: la niñez, la pubertad. Knausgård reconstruye aquellos mundos, el propio tiempo, sin más ayuda que un par de fotografías y algunos recuerdos que parecían perdidos del todo.
Bailando en la oscuridad celebra la adolescencia, la música y el alcohol, también la rebeldía de un muchacho que decide irse de la casa, fumar hachís, buscar embriagarse hasta la perdición porque dicha sensación le permite conocer el mundo crudamente, sin dubitaciones. Es la etapa de la separación familiar, el consumo de alcohol excesivo de su padre y la vida de profesor en un pequeño pueblo al norte de Noruega llamado Håfjord. En su primera novela Fuera del mundo (1998) justamente Knausgård cuenta la relación entre un profesor de 26 años con su alumna de 13 años. Esta historia también se le viene a la mente en Un hombre enamorado como huella mnémica, como un acontecimiento del que tiene serias dudas si pasó o no.
Tiene que llover sigue la ruta temporal, sucesiva: los viajes, la vida en Bergen, la Academia de Escritura, los primeros estudios literarios, el camino de la madurez hasta su matrimonio con Tonje Aursland. Sin embargo, la plenitud de la vida que parecía haber encontrado poco a poco se va tornado en indolencia, egoísmo, hasta llegar a la infidelidad, un acto tan patético que termina en una acusación de violación. El descontrol provocado por la beodez hunde de vergüenza el espíritu. El timbre del teléfono o de la puerta lo pondrá en alerta. Entonces la única y última salvación es escribir literatura de ficción, porque es lo único que siempre ha querido dedicarse en vida, lo único suficientemente lleno de sentido. Y, por supuesto, huir, renacer.
El Fin
“En todo lo que escribo hay un anhelo de estar ahí afuera, de aquello que es real, que está fuera del ámbito social, mientras que al mismo tiempo soy consciente de que lo que hay ahí afuera, más allá de la luz de las caras, y de aquello de lo que en ocasiones captamos un destello a través del arte, lo convierte todo en nada”, escribió en un pequeño ensayo titulado El otro lado de la cara a propósito del libro Cuellos del fotógrafo Thomas Wågstrom.
En Fin todas las luces se abren por completo, todo parece estar capturado, revelado y recobrado. Es una vuelta a la realidad de la propia escritura, un rehacer de la historia que inició hace algunos años, con esos matices introspectivos que cristalizaron a sus lectores.
Knausgård, ciertamente, se muestra extenuado y el lector percibe y a la vez absorbe dicho agotamiento tan físico como mental. Sin embargo, la literatura está aún en carne viva: son los entretelones de la publicación del primer volumen, las preguntas y repuestas en torno a la repercusión de esta que le provocaron demandas, comunicados, y el título sin más de Judas por parte de la familia de su padre.
Nada parece agotarse aún. Si un escritor se siente agotado pues no es escritor, debería dejar de escribir simplemente. Ensaya con la novela, Cervantes, Flaubert, Dostoievski, Proust, los límites de la verdad y de la literatura, del yo, del nosotros, de la sociedad y sus complejidades. Nos muestra la máxima: que un escritor antes que todo es un lector.
La parte El nombre y el número que muchos críticos han visto forzado por tratarse de un texto plenamente ensayístico, funciona como un solenoide no solo en este último volumen sino en toda la estructura novelística. Es un ensayo sobre Hitler, sus ideas, locuras y fundamentalismo político, de un modo diacrónico desde luego, pero es también un estudio del poder y la propaganda: reflexiones de la condición humana, de la maldad. Knausgård ya no es un Proust, es un Montaigne.
¿Por qué hacer un retrato o revivir la historia del hombre más despreciable, quizá, de todos los tiempos? ¿Por qué semejante incorporación? Desde compartir el mismo título de su obra, que dicho sea de paso Knausgård no eligió, porque fue sugerencia de su amigo Geir, hasta “el antagonismo inherente entre el yo único y el nosotros social, es decir, la moral que contiene la literatura”, la comedia, la tragedia del yo, de la humanidad, historia y literatura, este ensayo aproxima cuidadosamente ambos libros -Mi lucha, de Hitler y Mi lucha, de Knausgård- en un plano teórico-textual. Knausgård lee a Hitler para leerse a sí mismo y viceversa.
“La fascinación por la muerte, la fascinación por la perdición, la fascinación por la destrucción total” es también, de alguna manera, la fascinación del escritor como creador sin lugar a duda. Es la lucha visceral con el vacío, la opresión, el detenimiento, especialmente con la Historia.
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Con todo, Mi lucha no ha resuelto nada. Tampoco era su finalidad. Pero ha sido un cuaderno de navegación imprescindible, por un momento infinito, por otro finito, y por otro solo ito. Knausgård dice: “El proceso de escritura resulta sanador. Cuando acabas de escribir, vuelves a ser el de siempre”. Por eso tiene que seguir escribiendo.
Dictar un sitio en la historia literaria dependerá única y exclusivamente del tiempo. Las cualidades de una novela son imperecederas. No cabe duda de que Mi lucha ha sido el fenómeno literario mundial en lo que va del siglo XXI. Quizá, con al fin de la saga, se logre suspender las pugnas retóricas entre los knausgårdianos y los antiknausgårdianos. Será un placer.
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Después de Mi lucha Karl Ove Knausgård escribió un cuarteto íntimo sobre las estaciones evocando formas, sentidos, nociones de las cosas, a modo de diario y enciclopedia para su cuarto hijo, aún inéditos en español. Al poco tiempo se separó de Linda, se volvió a casar, esta vez con la editora Michal Shavit y tuvo otro hijo. Ahora vive en Londres escribiendo una nueva novela de ficción. Este año ha sido elegido para el proyecto de la Biblioteca Futura, en Noruega, de la artista sueca Katie Paterson, en donde escritores entregan un manuscrito que serán leídos después de cien años. Ciertamente una lotería innecesaria para un hombre que soñó toda su vida ser escritor y que al fin y al cabo triunfó.
[1]Sanz, T. (11 de febrero de 2011). ¿Qué es la autoficción? [Mensaje en un blog]. Recuperado de http://teosanz.blogspot.com/2011/02/que-es-la-autoficcion.html
Por René Llatas Trejo
#karl ove knausgaard#Mi lucha#Fin#Anagrama#Artículos#Literatura#rené llatas trejo#Foto: Andre Løyning#Foto: @uncle_javier#Foto: @repost.literario#Karl Ove Knausgaard and Michal Shavit attend the Getty Medal Dinner 2017 at The Morgan Library & Museum on November 13 2017 in New York City
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Carta a Mario
Querido Mario:
Hace tiempo que había querido escribirte, el domingo pasado limpie un poco, desempolvé los recuerdos, saqué el baúl de nuestras memorias y sonreí al chocar con la única carta que me diste a cambio de otras veinte mías. Me topé con las fotos en donde siempre posaba sola en un fondo lindo de las preciosas calles de Uruguay, me he transportado a ese recuerdo, tu, frente a mí con una Kodak Instamatic 100, y una sonrisa de oreja a oreja por encima de ese enorme mostacho, yo tan inocente, joven y llena de ilusiones.
Después de leer tu carta se me ha helado el corazón tan solo de recordar, así que he decidido empezar esta carta de la misma manera en que lo hiciste conmigo, dice a letra del buen Mario, ‘’No sé por qué, pero hoy me dio por extrañarte, por echar de menos tu presencia. Será tal vez porque el primer amor le deja a uno más huellas que ningún otro’’. Y hoy por hoy, pienso que más allá de dejar huella como primer amor, dejaste una marca imborrable de tinta como poeta en el fondo de mi corazón. Te convertiste en el hombre de mi vida y de mi poesía. Y podría escribirlo en mayúsculas porque tengo la certeza de que es así.
Me atrevo a decir que debajo de todas esas letras eres pólvora junto a un cerillo en la garganta, como esos libros que cobran vida propia y son capaces de asfixiar, eres de esos que te seducen con una palabra y te matan después de varias comas con un punto final. Posees tantas historias que te vuelves vicio y déjame reconocer que el alcoholismo está muy debajo de ti, seguro que el buen Bukowski confirmara mi teoría. Eres efímero como los personajes de los cuentos, y ardes en las manos del lector, obligándolo a quemarse sin hacer presente a la conciencia. Curiosamente eres autor y eres texto, porque así son los buenos libros, te dejan ese amargo sabor de boca, justo como un buen vino, dulce al principio y áspero al final.
He recordado aquella noche juntos, ‘’sentí una aguda nostalgia de aquel sosiego de anteayer’’, no pudiste haberlo descrito de mejor manera, pasa que, me he aferrado a tu poesía, he colgado el corazón en cada una de tus letras, y hace mucho tiempo que me desveló leyendo tus libros de poemas. Y luego siento un recelo impotente al pensar que muchos de ellos fueron para Patricia, o Luz, o la famosa Avellaneda de la que todos hablan. Me cuestionó a veces si la vida de escritor tiene que ser forzosamente así, llena de amoríos, corazones rotos, tabaco y copas eternas de vino.
En tu última carta me llamaste ‘’primer amor’’, y me cuestionó ¿Cuántos cafés en viernes faltaron para ser más que solo eso?, nunca te lo dije, pero en el fondo, me hubiera gustado ser más en tu vida. Todavía intento convencerme de que lo nuestro fue más que una cosa fugaz.
Me pregunto mi buen Mario, de haber sido más para ti, ¿me habrías pedido que me quedara? ¿Me habrías detenido cada noche que salía de puntillas de tu cama?, me pregunto si al despertar y ver el lado izquierdo de la cama vacío y frío te causaba algún remordimiento, aunque sea un poco de irá por el simple hecho de no tenerme ahí, o si tus manos te pesaban al no rodear mi cintura, o si tus labios se resecaban y pedían a gritos mi piel.
Bien lo dijiste, nunca podríamos haber funcionado como marido y mujer, pues lo nuestro se basaba en la pasión y en la complicidad de llamarnos ‘’amantes’’ y la adrenalina de encontrarnos a escondidas, pero te pregunto todo esto, porque dicen que los escritores tienen un excelente don para lastimar y dejar corazones rotos, ¿te confieso algo?, a veces creo que los poetas como tú, y como yo, no merecemos ser amados.
Me sorprende la clase de personas que podemos llegar a ser detrás del papel, incluso pareciera que la pluma es la vil capa del superhéroe hipotético que pretendemos ser. Héroes o villanos ¿Acaso importa?, resulta que, podemos llegar a ser pasionales, mentirosos e incluso -en solo algunos casos- crudamente realistas, honestos pero la mayoría del tiempo somos monstruosos. Alguien debería comenzar a advertir a la gente sobre nosotros, porque somos expertos en crear realidades utópicas dentro de nuestras asquerosas mentes.
En mi experiencia, existimos por mero placer, porque la pregunta crucial siempre ha de plantarse frente a nuestra realidad ¿Quiénes somos? O ¿Qué somos?, lo somos todo y lo somos nada, vamos por la vida, como ripios, buscando algún lugar donde alojarnos para luego marcharnos. Comemos migajas y curamos nuestras heridas con poesía. Algunas veces nos arrastramos y otras volamos, somos inconstantes, intranquilos e indecisos, pues nuestra vida, es un firme vaivén de momentos perdidos en el tiempo.
Huimos, pero también nos aferramos, somos el punto medio entre tanto caos y perfección, un día a la izquierda, un día a la derecha. ¡Y que se cuiden! Que se cuiden de nosotros que probamos tantas bocas, dormirnos en tantas camas y nos escondimos en cientos de diferentes brazos, que se cuiden porque somos seres malditos, seres amantes y enemigos de la soledad.
Que guarden silencio cuando transitemos por la ciudad, porque nuestras mentes se encuentran haciendo bastante ruido internamente para tener que lidiar con el del resto. Las emociones nos corrompen y la monotonía nos obliga a usar un traje distinto cada 24 horas. El amor entre nosotros no existe, porque nunca nos conocemos realmente, es imposible, y posible solo en nuestras absurdas historias.
La mayoría de las veces somos invisibles ante el resto del mundo, poseemos toneladas de papel que jamás será leído más que por el alter ego de nuestras pesadillas. Algunos de nosotros se prostituyen con tal de ser tocados por un fago de billetes y los que no, estamos aquí, luchando contra el insomnio, dejando fluir palabras incoherentes de la mano de un cigarrillo o una taza de café.
He pasado por muchos cuerpos, incontables manos temblorosas y labios fríos e insípidos, si bien es cierto todos los escritores escondemos algo, vivimos a expensas de eso, de la adrenalina que siente nuestro cuerpo al mentir, cuando fallamos a la moral o cuando un pequeño pecado mancha nuestras sabanas, y es cuando más me acuerdo de ti.
Me siento impotente, porque llevo años tratando de descifrarte, me he estudiado toda tu poesía tratando de buscarle alguna explicación al amor, a la soledad, y al mismo tiempo he tratado de encontrarme y darle más valor a mis letras.
¿Qué valor tienen nuestras letras querido amigo?, te pregunto a ti, porque tu poesía fue revolución y bueno la mía, sigue escondida en un cajón.
Me gustaría presumirte que tengo a alguien a mi lado, que sobre el regazo derecho de la cama alguien duerme plácidamente mientras yo pienso en ti, pero no, pasa que estoy sola, más sola que nunca.
Hace tres semanas perdí al amor de mi vida, traté, te juro que traté de escribirle los versos más bonitos para que no se fuera, traté de superar tu poesía, la de Sabines, la de Mistral, incluso me leí a Jane Austen y a Brontë, pase hambre por semanas y sobreviví a base de poesía para poder regalarle cada párrafo que había sido escrito en nombre del amor, pero no bastó. Me he leído ‘’la tregua’’ unas dos veces en este mes, tratando de encontrar la respuesta a como seguiste adelante sin Avellaneda, porque parece que yo no puedo hacerlo sin él.
¿Alguna vez te enamoraste de verdad? Me causa conflicto creer que alguien que te ama puede dejarte con tremenda soledad, ‘’Hola, me tengo que marchar, pero te presento a mi amiga, Chole, soledad, como quieras llamarla, ella tomará mi remplazó’’, ¿Cuál es el punto de quiebre entre el amor y la razón? A veces pienso que vivir sin orgullo, sin celos, sin rencor, lograría hacer que la mayoría de las relaciones se salvarán, si fueran capaces de seguir únicamente al corazón, pero eso nos haría menos humanos, y entonces ya nada tendría sentido.
Ya sabes lo que susurran las paredes, ‘’después del amor viene la soledad’’, tu, soberano de la soledad dime, ¿hay manera de hacerme su amiga? Porque los fines de semana se me hacen eternos desde que él no está. Ahora llevo tu libro a todos los lados ‘’El amor, las mujeres y la vida’’, eso me hace sentirme menos vacía, es como sentir que aún estas aquí, llámame loca, pero a veces pienso que tu poesía es capaz de desnudarme, y tus letras dibujan las manos de quienes las crearon, esas manos fuertes y temblorosas que alguna vez rodearon mis muñecas, y cada punto y aparte me recuerda a tus lunares, uno en específico, ese que tenías detrás de la oreja, que me gustaba tanto.
Querido Mario, como hiciste para amar tanto y repartir tanto amor, para llevar poesía al mundo sin corromperte en el camino, como hiciste para quitarte el miedo de quedar un poco loco y solo.
Ahora debo decir chau número uno, te dejo con tu vida, tus mujeres y tu sonrisa, con tus letras bajo el saco y tus sonrisas por debajo de ese gran bigote, ojalá hubiéramos tenido más café y más cartas.
Estaré lejos y quizás algún día vuelva a los rincones más bonitos de Uruguay, quizás me pasee por tu casa, pero prometo no hacer alborote, quizás un ‘’hasta luego Mario’’, entre dientes y ya está, nada de formalidades absurdas.
Muchas noches he pensado en volver a escaparme a Uruguay, dejar México una vez más y salir a buscarte, pero me contengo, porque reconozco que es el mero grito de soledad acechando mis pasos, y te conozco tanto que se que no me permitirías hacer tal locura. Pasa que, ‘’más allá de mi soledad y de la tuya otra vez estás vos aunque sea preguntándote a solas que vendrá después de la soledad’’, ¡Ay Mario! Verdugo de la soledad, dame el secreto para alejarla de mí, para reparar el hueco que quedo en mí.
Querido amigo y amante, he escrito tantas cartas que nunca llegan a su destinatario, que me temó que esta posiblemente será otra de esas, pero si llega a estar en tus manos, no respondas, déjame naufragar en mi soledad. Y por primera vez, te lo diré sin licencias poéticas, sin metáforas y sin versos con rima, así, cruda y brutalmente -te quiero-. Y así es como tengo que decírtelo, porque jamás tuve el valor de hacerlo al pie de la cama.
Hasta el viernes, mi buen Mario, en el café de siempre. Te espero.
Siempre tuya, Battualia.
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Es el más reciente libro del escritor e historiador Arnulfo M. Licona Ocaña , amigo desde la niñez de López Obrador, revela sobre una plática que sostuvieron en el mes de abril de 2018 en el pequeño pueblo de pescadores Puerto Ceiba, donde bajo la sombra de una palapa, conversaron al calor de algunas cervezas. En la página 68 de su libro titulado *“TODO EL PODER AL NUEVO EMPERADOR DE MEXICO”* el autor expone la opinión de López Obrador sobre los pobres de Mexico: *“... son una bola de hambrientos y miserables que no dejan huella de su paso por la vida, no tienen pasado, no tienen presente y no tendrán futuro, pero son muy útiles para mi proyecto de gobierno porque les avientas un puño de frijoles con unos pesos y serán incondicionales a mi persona”* Esto es lo que piensa y se propone hacer con los mexicanos, por favor léanlo bien para que conozcan su maldad . En la página 123 se registran las palabras de López Obrador sobre las fuerzas armadas : “ *El ejército y la marina están infestados de corruptos cegados por la codicia y el amor al dinero, son altamente peligrosos; con ellos no me puedo meter, pero los tendré comiendo de mi mano dándoles los más grandes presupuestos y las más costosas obras de mi gobierno.”* En cuanto a las drogas, especialmente a la amapola de Guerrero: *"... el ejército será el único beneficiario de la explotación y trasiego hacia los Estados Unidos. Para esto debo llegar a un acuerdo con los capos y darles la facilidad de acción, de esa forma tendré su apoyo para influir en los votos regionales "* Aunque en todas las páginas de este libro se exhibe la maldad y perversidad de este personaje, es en la página 187 donde desnuda su plan para proletarizar y empobrecer a las clases medias y así tenerlas controladas con dádivas que apenas les permitan sobrevivir, al más puro estrilo de Cuba y Venezuela *“la población de las clases medias solo son como las vacas, estúpidas y comodinas, solo aspiran a comprarse ropita de marca, un carrito en abonos y a comer de vez en cuando en un restaurante de lujo, ésta clase boba es aspiraciónal y egoísta, solo les interesa ganar dinero y más dinero; pero yo los voy hacer arrodillarse ante mi gobierno, para que aprendan estos creídos mediocres“* Como última mención sobre el contenido de este libro, López Obrador se refiere a la oligarquía de Mexico , formada por los grandes empresarios, los ricos que tienen millones, los jerarcas de la Iglesia católica y los intelectuales a los que él llama: *orgánicos*, sobre todos ellos nos dice : *“son un grupito de cabrones, son una minoría rapaz que se sienten dueños del país, se la pasan viajando y despilfarrando su dinero, pero todos tienen cadaveres en el closet y con solo amenazarlos con auditorías del SAT y revisiones de la UIF a sus fortunas mal habidas, los tendré bien calladitos y obedientes porque además de hipócritas son cobardes, nunca serán capaces de criticar a mi gobierno “* Nota: Traté de conseguir otro ejemplar de este revelador libro, pero me dicen que los Servidores de la Nación, los están retirando de las librerías y comercios, por lo que han llegado hasta a secuestrar un camión que viajaba a la ciudad de Puebla con un cargamento de 12,000 ejemplares y hasta el día de hoy se desconoce el paradero de esta unidad así como el de su chofer y un ayudante que lo acompañaba. Eso es en suma la siniestra 4a transformación.
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La ciudad de los libros
En la Biblioteca Reina Sofía dedicamos nuestro último punto de interés a las ciudades. Hemos seleccionado un conjunto de libros donde la ciudad de un modo u otro se vuelve la protagonista: ya sean obras literarias (novelas, cómic, poesía…) o estudios sobre las ciudades como fenómeno social y humano. Además, en particular, hemos querido seleccionar algunas obras literarias en las que Valladolid es el escenario fundamental.
El tema no es baladí, y es que la escritura y las ciudades, así como la creación de espacios para la conservación de esos registros escritos (que corresponde a lo que hoy denominamos archivos y bibliotecas), tienen orígenes compartidos: los primeros escritos los encontramos en las antiguas ciudades Mesopotámicas, y desde entonces han ido evolucionando y transformándose a la par a lo largo de la historia.
En la Antigua Grecia, la tradición literaria se inicia ya con Odiseo tratando, contra titanes y cíclopes, retornar a su Ítaca tras la guerra de Troya. Más tarde, los filósofos dedicaron sus escritos y reflexiones a la pólis, sometiendo a crítica la existente, tratando de discernir cómo sería la ideal. También en el teatro la vida urbana ocupa un papel clave: Arístófanes parodiando a dos expedicionarios que vuelan fuera de Atenas tratando de fundar una nueva ciudad donde vivir felices, Antígona desafiando las leyes de la pólis y otros tantos personajes expulsados de sus límites…
Dando un salto de siglos, la novela también nace y crece con el bullicio de las ciudades modernas, donde los procesos de industrialización atraerán a ingentes cantidades de población. Los escritores, deambulando por las calles, perdidos entre las masas, resguardándose en los cafés y nutriéndose en las bibliotecas que se abrían al fin al público, se afanarán por capturar ese nuevo rostro colectivo, las grandes esperanzas y las ilusiones perdidas que generaba.
Hay libros que sitúan sus ciudades en el mapa y que trazan mapas de las mismas, permitiendo descubrir recorridos e historias que de otro modo nos resultarían invisibles. Rescatan su alma, más allá de las calles y los edificios, y es que al fin y al cabo, una ciudad se compone de miles de relatos, que se tejen día a día, entre sus habitantes.
Pero al mismo tiempo los libros también transforman e influyen en la historia y la vida de las ciudades. Incluso ellos mismos erigen algunas: ciudades inventadas, soñadas, deseadas, infiernos terrenales… utopías y distopías, cuya influencia ha inspirado a su vez sin duda a proyectos urbanos y arquitectónicos, y ha dado forma a nuestras más hondas expectativas y temores respecto a las ciudades que habitamos.
Por otro lado, como se dijo respecto a los filósofos antiguos, la escritura también es lugar de detención y reflexión. Los libros nos acercan a las ciudades, pero también nos permiten tomar distancia y perspectiva. Algo más urgente que nunca ante todos los retos a los que se enfrentan hoy las urbes del mundo (la desigualdad, el cambio climático, el deterioro de los vínculos sociales…).
Así, los libros nos permiten, a través de sus páginas, recorrer ciudades, huir de la propia, y en ocasiones nos impulsan a movernos del sitio y visitarlas, o a volver sobre la misma con otros ojos (y andares), viajes que a su vez, en ocasiones, se transforman en nuevos relatos que dejan huella sobre el papel.
Podemos pensar entonces en la biblioteca, con sus estanterías rebosantes, como un territorio en que se conjugan otros muchos pertenecientes a tiempos pasados, presentes y futuros, así como posibilidades nunca cumplidas.
Decía María Zambrano que:
“una ciudad sin escritores queda vaciada de su esencia de ciudad, y aparece como un complejo aglomerado, como algo que puede cambiarse, trasmutarse o desaparecer sin que su vacío se note. Una ciudad sin escritor es un templo vacío, una plaza sin centro, o quizá con el centro desplazado y puesto al margen, esquinado, para dejar su lugar, todo el lugar, a algo cuyo nombre no está siquiera bien catalogado, algo para lo que, en realidad, no hay palabra”.
Lo mismo podríamos decir de las bibliotecas, encargadas de custodiar la memoria de una ciudad, y de otras miles, como si de una ciudad en sí misma se tratase, compuesta entre sus estantes y pasillos, liberada de fronteras espaciales y temporales, de infinitas ciudades.
Terminamos, así, con una invitación a que recorráis vuestra ciudad hasta esos espacios esenciales de la misma que son las bibliotecas y empezar, entonces, tras su puertas, el descubrimiento de otras tantas urbes por recorrer.
Texto: Alba Baro Vaquero
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