#Dom La Nena
Explore tagged Tumblr posts
Text
youtube
BIRDS ON A WIRE - LA MARELLE (Live @philharmoniedeparis ) avec la Maîtrise de Radio France.
9 notes
·
View notes
Text
youtube
Bon Matin 🩷🎻 🩷🎻
Dom La Nena 🎵 Universo
Avec le quartet Momemtum
(Leon)
#music video#dom la nena#quartet momemtum#video clip#universo#clip music video#leon#fête de la toussaint#youtube#bon matin#fidjie fidjie
23 notes
·
View notes
Text
youtube
7 notes
·
View notes
Text
This is My Mother (La vie de ma mère), Julien Carpentier (2023)
#Julien Carpentier#Benjamin Garnier#Agnès Jaoui#William Lebghil#Salif Cissé#Rosita Dadoun Fernandez#Alison Wheeler#Franck Beckmann#Maxence Tual#Martin De Chabaneix#Dom La Nena#Mathieu Pontier#2023
1 note
·
View note
Text
Song #138
I have the Musixmatch app, which has a lyrics overlay that very helpfully tells me which language a song is in if there are lyrics in their database. Usually. For this song, the language is 'unknown language'. Based on the lyrics my guess it's a regional language and an older variant of it too, from Spain/Portugal/Southern France. I see some things I associate with Spanish, but also French and also some things I think are uncommon in both, but possibly from Basque or Breton. I speak none of these languages, so take it with a grain of salt!
#song of the day#music#birds on a wire#el cant dels ocells#rosemary standley#dom la nena#liked songs#366#spotify#classical music#unknown language#Spotify
0 notes
Text
youtube
Tom Waits / Rosemary Standley · Dom La Nena, All the World Is Green I Birds On a Wire, 2018
1 note
·
View note
Text
Listen to "2022" on TIDAL
Check out this track on TIDAL: "2022" by Dom La Nena https://tidal.com/track/283577957
https://tidal.com/track/283577957
0 notes
Text
Movie Night - Enzo Vogrincic
+18! Friends to lovers, un poco de Dom!Enzo, sexo oral (fem!reader recibe), fingering, sexo sin protección (don´t do that), posible alusión a size kink/size difference, breve orgasm denial, begging, creampie, dirty talk, edades no especificadas, uso de español rioplatense.
Es viernes por la noche y llueve, diluvia, pero Enzo insistió en ver una película.
Es una tradición que mantienen hace tiempo, pero la costumbre se vio interrumpida por el casi interminable rodaje de una película y un sinfín de eventos y premieres. Naturalmente estás feliz por él, por su éxito profesional y personal, pero extrañás a tu mejor amigo y tenerlo cerca.
-¿En qué pensás…?
Su voz te saca de tu ensimismamiento y cuando volteás a verlo notás el atisbo de una sonrisa en sus labios, pero te forzás a mirarlo a los ojos y negás con la cabeza, sin saber qué explicación dar. El silencio se apodera de la habitación pero lejos de ser incómodo, es reconfortante.
-¿Qué querés ver?- pregunta, luego de un rato de ojear las opciones disponibles en Netflix.
-Lo que quieras.
Ambos se acomodan en el sofá, sus cuerpos en sintonía adoptan la posición usual: cada uno en un extremo, tus piernas sobre su regazo y uno de sus brazos aprisionando tus pies cerca de su abdomen. Por un segundo te preguntás cómo es que después de tanto tiempo todo sigue igual, pero te distraen los créditos iniciales de la película y la trama te absorbe en poco tiempo.
Enzo arroja algún que otro comentario, se ríen de escenas que conocen de memoria, y es casi suficiente para olvidar la tormenta y el sonido del viento tras las ventanas. Casi… Cuando te sobresaltás una, dos, tres veces, él decide que intentar calmarte con palabras no basta.
-¿Tomamos algo?
Se ponen de pie al mismo tiempo y se dirigen hacia la pequeña cocina de su departamento. En algún momento entre tu llegada a su hogar y el inicio de la tormenta, la temperatura bajó y Enzo te prestó un suéter, pero ahora tus pies descalzos sufren un poco el frío de la cerámica; esperás a su lado mientras él prepara todo y se distraen repitiendo los diálogos de la película, él imitando las escenas al pie de la letra y vos adorando su interpretación, las muecas que transforman su rostro y cómo se ven las líneas de su cuerpo bajo la tenue iluminación.
El destello de luz proveniente de la ventana pasa desapercibido y segundos más tarde el fuerte estruendo de un trueno provoca que te asustes e intentes cubrir tus oídos. Tu mano golpea una taza (tu taza, esa que él compró exclusivamente para vos) y cae directo al suelo, haciéndose añicos y arrojando sus restos en todas las direcciones. Apretás las labios y comenzás a disculparte, pero Enzo te interrumpe.
-No es nada, nena. Cuidado ahí- te agarra de la muñeca para evitar que te muevas, su mano cálida te provoca escalofríos y un temblor te recorre de pies a cabeza. En un rápido movimiento te sujeta por debajo de los brazos y te sube a la encimera para evitar que te cortes.
-Perdón- susurrás, angustiada, por lo que se acerca para consolarte y te abraza.
-No pasa nada- asegura, masajeando tu espalda con delicadeza. Deshace el abrazo lentamente, acomoda un mechón de cabello tras tu oreja, pero su mano permanece sobre tu mejilla y su mirada se posa sobre tu boca. Su pulgar comienza a delinear tu labio inferior, tira de él casi sin fuerza mientras te sostiene la mirada de manera intensa. Tu respiración se entrecorta y tus pupilas se dilatan, pero aún así él necesita tu confirmación-. ¿Qué querés? Pedímelo.
-Enzo…
-Decime qué querés- repite.
-Besame.
Al principio sólo roza sus labios contra los tuyos de manera delicada y cariñosa, casi inocentemente, pero el beso comienza a tornarse más y más desesperado conforme pasan los segundos. Sujeta tu rostro mientras su lengua se abre paso entre tus labios, asaltando el interior de tu boca y transmitiendo la necesidad y urgencia que lo consumen. Rompe el beso para tomar un poco de aire, no sin antes morderte el labio y robarte un suspiro que te avergüenza un poco.
Aprisiona tus mejillas entre sus dedos para obligarte a mirarlo a los ojos mientras acaricia tu cintura, tu cadera y por último tu pierna, erizándote la piel y provocándote. Tus manos en su cintura lo atraen aún más hacia tu cuerpo y es entonces cuando lo sentís entre tus piernas, duro. Estás a punto de bajar la mirada, curiosa y excitada, pero la fuerza de sus dedos te mantiene estática, volviéndote espectadora de cómo cambia su rostro cuando comienza a rozarse contra tu centro: cierra los ojos, sus cejas se contraen y sus labios entreabiertos dejan escapar una respiración temblorosa.
Sentís el calor emanando de su cuerpo a pesar de las prendas que separan su piel de la tuya y su agarre en tu muslo tornándose cada vez más fuerte, bordando esa línea que te causa más placer que dolor. En el instante en que cerrás los ojos, presa de las sensaciones, sus movimientos se detienen y él se aclara la garganta. Lo mirás, tus ojos suplicando, pero él sólo sonríe.
-¿Qué?
-Sos hermosa- besa la comisura de tus labios-. Pedime lo que quieras.
-Ya sabés lo que quiero- contestás, casi sin aire y un poco molesta-. Por favor.
-Por favor…, ¿qué?- sus besos comienzan a descender por tu mentón hasta llegar a tu cuello y tus clavículas, alternando entre tus puntos más sensibles-. Decilo.
-Cógeme, Enzo, por favor.
Captura la piel de tu cuello entre sus dientes haciéndote gemir con fuerza, su cadera chocando una vez más con la tuya, antes de pasar sus manos por debajo de tus muslos para levantarte y poder llevarte hacia su habitación. Te recuesta en su cama, las sábanas limpias están impregnadas con su perfume y tus sentidos repletos de él, pero nada es suficiente para opacar el rastro ardiente que dejan sus labios en cada centímetro de piel que tocan.
Te despoja de tu short y tu ropa interior en un segundo y se recuesta entre tus piernas, comienza a regar besos en el interior de tus muslos y muerde tu piel hasta dejar una que otra marca, tus gemidos y suspiros incitándolo a continuar con su tortura por un tiempo prolongado. Su rostro es de concentración absoluta o devoción, no lo sabés con exactitud, pero eso deja de importarte cuando sentís su boca cada vez más y más cerca de tu entrepierna.
Uno de sus brazos te inmoviliza al rodear tu cadera, su pulgar traza una línea desde tu entrada mojada hasta tu clítoris para así lubricar la zona antes de comenzar a dibujar círculos sobre este. Observa atentamente tu reacción, casi perdiéndose en la imagen frente a él, y sólo aumenta la velocidad de sus movimientos cuando suplicás por más. Ahogás un grito cuando por fin sentís su lengua en vos, aunque es sólo sobre tus pliegues, y tus dedos se enredan en su cabello sedoso.
-Todavía no…- susurra, cesando sus movimientos.
Estás a punto de reclamarle, pero introduce un dedo en tu entrada y en lugar de una queja, de tu boca escapa un gemido. Sus labios encuentran tu clítoris y comienza a succionar con fuerza, alternando con su lengua, mientras continúa moviendo el dígito hasta sentir la forma en que te contraés. Introduce otro dedo, extasiado por el sonido que producen en contacto con tu humedad, y continúa asaltando tu interior hasta que tus piernas comienzan a temblar.
Tu orgasmo te golpea como una avalancha: cerrás los ojos con fuerza al sentir el placer extendiéndose hasta las puntas de tus dedos, tu espalda se arquea y repetís su nombre una y otra vez. Enzo no separa sus labios de vos y continúa moviendo sus dedos, cada vez con más lentitud, hasta que tu respiración vuelve a la normalidad. Retira sus dedos y observás casi avergonzada la forma obscena en que los introduce en su boca para probar tu esencia.
Comienza a desnudarse y notás, además de su bulto, que su ropa interior está humedecida con líquido preseminal. Se deshace de sus prendas rápidamente, pero incluso así percibís una sombra de inseguridad atravesando sus facciones y tu corazón se encoge por un instante. Cuando vuelve a la cama se posiciona entre tus piernas y entrelazás tus manos en su nuca, acercándolo para poder devorar sus labios frenéticamente: sentís tu rastro en su boca, en su lengua, y la idea te fascina.
Tus dedos se deslizan por su cuerpo ardiente, delineás con lentitud su pecho y su abdomen para luego tomar su miembro caliente con un firme agarre. Su respiración se torna agitada y jadea producto del placer que tus movimientos le otorgan, muerde tu cuello y tu hombro mientras la palma de tu mano y tus dedos se humedecen con su excitación. Tu pulgar juega con su punta, de un rojo furioso y tan tentadora, hasta que echa la cabeza hacia atrás. Una de sus manos se cierra sobre tu muñeca al tiempo que descansa su frente sobre la tuya, su cabello te hace cosquillas.
-¿Qué…?
-Necesito cogerte- deposita un beso en tu sien antes de estirarse para tomar algo de la mesita de noche-. Eso es lo que querías, ¿no?
Asentís enérgicamente y ahogás un gemido cuando ves la forma en que el lubricante cae sobre su miembro, su mano masajéandolo para distribuir el producto, antes de dirigirse hacia tus pliegues y tu entrada para darles el mismo tratamiento. Coloca una de sus manos al lado de tu cabeza y descansa todo su peso en ella, bloquea tu visión del techo con su cuerpo haciéndote sentir pequeña y completamente a su merced, una sensación que adorás.
-Por favor- suplicás-. Metémela.
Desliza la punta de arriba hacia abajo, juega con tu clítoris por unos instantes antes de centrarse en tu entrada y comenzar a introducirse. Su tamaño es mucho mayor al que alguna vez experimentaste y provoca cierto ardor, así como un par de lágrimas que mojan tus pestañas antes de sentir sus besos sobre tus párpados repetidamente.
-Sh, yo sé que vos podés- susurra para calmarte. Sus caderas se mueven casi milimétricamente para permitir que te acostumbres a la intrusión, la sensación es suficiente para hacerte perder la cabeza y hundir las uñas en su piel-. ¿Así te gusta? ¿Sí…?
-Más, Enzo, por favor.
Se adentra por completo y gritás de placer cuando sus embestidas se tornan brutales, abusa de tu interior mientras una de sus manos se cola sutilmente por debajo de su suéter y comienza a jugar con tus pechos: sus dedos se cierran sobre tus pezones, los pellizca, tira de ellos hasta hacerte llorar y pedirle que pare, que siga, suplicando hasta que tus palabras pierden todo sentido.
Se detiene por un segundo para adoptar otra posición y toma tus caderas con fuerza, acercando tu cuerpo al suyo tanto como le es posible y moviéndote completamente a su antojo. El roce de tu centro con su pelvis causa estragos en tu ser y te sentís al borde de otro orgasmo, pero lo que finalmente te lleva al clímax es su mano presionando sobre tu abdomen bajo, justo donde su miembro provoca un bulto. Tus manos encuentran sus muñecas y el placer es tan intenso que por un segundo intentás detenerlo, incapaz de tolerarlo, pero él continúa con sus movimientos.
-Dios, cómo me encanta tu conchita apretada- dice entre dientes, capturando tus muñecas con una mano y tirando de ellas hasta que quedás sentada sobre él-. Me encantás.
Su mano acaricia tu cabello, tu rostro y se desliza fugazmente sobre uno de tus pechos cubierto por su suéter. Se recuesta y colocás tus manos sobre su pecho desnudo para ayudarte, creás un suave vaivén con tus caderas mientras sentís las yemas de sus dedos recorriendo tus muslos y cómo la fricción con su piel amenaza con llevarte al borde de la sobre estimulación. Tus piernas se fatigan rápidamente y tus músculos protestan, pero aún así continuás con tus movimientos hasta perder el equilibrio.
-No puedo…- lamentás, avergonzada, pero su sonrisa es tranquilizadora al igual que sus caricias en tu costado. Incluso en un momento así, sus pupilas dilatadas no impiden que su usual calidez siga reflejándose en sus ojos oscuros y en los gestos que te dirige.
Apoya las plantas de sus pies en el colchón para darse impulso y comienza a embestirte con tanta fuerza que caés sobre su pecho. Besás su cuello, sus clavículas y cada centímetro de piel que encontrás hasta llegar a su boca y confesar entrecortadamente cuánto te encanta, cuán profundo se siente dentro tuyo, le otorgás permiso para hacer con vos lo que él quiera.
Tira de tu cabello para obligarte a mirarlo a los ojos, su mano desciende hasta tu cuello y te besa desesperadamente. Entre besos te ordena que te toques y cuando lo hacés sabés que no vas a durar mucho más: no con la precisión de sus movimientos, dando en tu punto dulce repetidamente, o con la forma en que su mirada busca la tuya constantemente.
-Voy a…- un gemido le impide terminar la oración.
-Adentro, por favor- suplicás.
El ritmo de sus caderas se vuelve errático, ansioso, pero cuando te escucha gemir su nombre y siente tus paredes contrayéndose no puede evitar salpicar tu interior con su semen. El calor de su orgasmo prolonga el tuyo aún más y te movés levemente sobre él, disfrutando la forma en que se queja a causa de la sensibilidad. Tu oído descansa sobre su pecho y oís sus latidos.
-Enzo…- cerrás los ojos por un momento al sentir sus dedos dibujando formas sobre tu espalda, alzás la vista para encontrar sus ojos-. Te quiero.
Una sonrisa se apodera de sus labios, su belleza te hace suspirar.
-Yo también te quiero- besa tu frente-. Muchísimo.
Sentís tus fluidos y los suyos sobre su abdomen, goteando por tus muslos, pero permanecen así durante largo rato mientras repiten te quiero un sinfín de veces.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
#enzo vogrincic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#lsdln cast#esteban kukuriczka#esteban kukuriczka smut#esteban kukuriczka x reader#matias recalt#matias recalt smut#matias recalt x reader
513 notes
·
View notes
Text
HUSH
Fernando Contigiani x Esteban Kukuriczka x leitora!pilota de Fórmula Um
Smut - threesome, sexo sem proteção [NAOOOOOOOOOOO], sexo oral [Femme & Male], Fernando & Esteban dando beijinhos [hihihi], degradação, slapkink, rough, Fernando meio dom e Esteban todo burrinho.
N.A - não tem Nota da Alexia, apenas @creads & @lunitt [this is Alexia's revenge]
✿
— O capacete preto com desenhos de oncinha também em preto e com figuras de seus patrocínios escondia as lágrimas de felicidade que escapavam de seu olhos. Erguia as mãos e apontava para o número um nas suas costas desenhado no macacão vermelho antes de puxar o capacete para fora da cabeça e tirar a balaclava vermelha. Manteve equilíbrio sobre o carro e gritava a plenos pulmões sobre a sua mais nova vitória: Tricampeã mundial da Fórmula Um. Fernando assistia da multidão com os olhos marejados, não era sua primeira vez sendo vitoriosa mas era a primeira vez que ele acompanhava de pertinho a sua conquista. Nunca foi muito ligado no automobilismo, mas quando foi convidado junto com Esteban para ver o GP de Barcelona e te viu, extremamente simpática e conversando com todos que estavam lá, ele se apaixonou completamente. Você estava em acensão, vinte cinco anos e três campeonatos mundiais na fórmula um não era uma tarefa fácil, especialmente sendo mulher no meio de dezenove homens. Enquanto era parabenizada por todos os outros pilotos ao seu redor seu olhar não podia sair de Fernando em hipótese alguma. Quando a multidão finalmente te deixou respirar, correu para os braços do único argentino que você amava. Fernando te abraçou com força, te apertava e enterrava o rosto no seu pescoço enquanto te puxava para enrolar as pernas na cintura dele. Sussurrava as palavras mais lindas que poderiam sair da boca de alguém, completamente louco por você.
— A algazarra foi grande. Muita festa com muito álcool. Apesar da vitória ser sua, fazia questão de que todos estivessem lá. Fernando te olhava de longe enquanto você subia em uma das mesas e voltava a dançar ao som da Rabiosa da Shakira, os quadris se rolavam perfeitamente com o álcool claramente fazendo efeito em seu corpo. Esteban, o amigo de Fernando que estava estupidamente lindo essa noite, te acompanhava na dança, seus corpos próximos até demais enquanto você mexia o quadril de um lado para o outro. Sainz e seu pai rebolavam e enquanto você e Kuku continuavam dançando sentia lágrimas saírem de seus olhos pela risada que você não podia parar de forma alguma. Mas é claro que não teve álcool no mundo que te faria não notar o olhar ardendo em ciúme de Fernando em você. Segurava o copo de vidro com força e continuava te encarando sem vergonha alguma, as veias nos braços estavam marcadas e o maxilar dele completamente travado. Descendo da mesa com cuidado você caminhou até Contigiani, parando em sua frente e deixando um sorriso pequeno, fingindo que não compreendia o motivo da reação do argentino.
— "O que foi, bombom?" — Fernando acenou com a cabeça devagar, logo em seguida agarrando sua cintura e te virando de costas para ele, abaixando o rosto para perto do seu ouvido você finalmente pode ouvir a voz calma dele.
— "No quarto vou falar com você, nena. Aproveita." — O beijo demorado que ele deixou na sua bochecha logo após a sentença te deixou levemente desnorteada, te fazendo colocar o copo sobre a mesinha e se virar pra Fernando com um sorrisinho curioso nos lábios. — "Não me olha assim porque eu não 'tô afim de te arrastar p'ra fora daqui agora e acabar com tua diversão." — O sorriso permaneceu nos seus lábios antes de você decidir falar.
— "Sabe... o seu amigo, Esteban, ele 'tá lindo hoje." — Sua mão se enrolou na dele e Fernando não demorou para puxa-la pelo saguão do hotel e entrar no elevador com você. As mãos dele não demoraram para estarem em seu corpo, dessa vez em posições mais comprometedoras. As palmas deixavam apertos grossos na sua bunda enquanto vocês compartilhavam um beijo teso. Fernando deixava gemidos baixos entre o beijo, a mãos se arriscando e indo para debaixo da sua saia, sentindo a calcinha minúscula que você vestia naquela noite. Você riu do susto do argentino na hora que as portas se abriram, não tardando em agarrar a mão dele e levar ele até o quarto em que estavam. Assim que a porta se fechou atrás de você o clima ficou tenso, Fernando parecia digitar algo no celular antes de se sentar sobre a cama macia, colocou o celular de lado e deu duas batidinhas no próprio colo, ação que você logo notou e então seguiu caminho até ele.
— "Não não, bunda p'ra cima e eu não quero ouvir uma puta palavra saindo da sua boca." — Você respirou fundo e logo se deitou sobre o colo de Contigiani com a bunda virada para cima. A mão dele que não te segurava estava na barrinha da saia, puxando-a para cima e expondo as bochechas macias do seu traseiro antes de massagear o local. — "Una perrita hm?" — gemeu quando sentiu o tapa estalado no lado esquerdo. — "Kuku gostou muito da sua saia, amor. Gostou mais ainda de te ver se comportando como uma putinha." — Mais um tapa, dessa vez no lado direito. Fernando riu baixo quando você empinou o quadril, tentando tirar mais dele. — "O que foi, nena? A princesa quer levar pau até ficar toda bagunçadinha hm? Um pau nessa bucetinha gulosa e um na sua boquinha, gosta disso?" — Seu rosto ficou avermelhado com as palavras dele, sentia a bunda arder com mais um tapa. A mão direita dele serpenteou pelo meio das suas coxas, conseguindo sentir o tecido rendado encharcado, sentindo até mesmo sua virilha úmida. — "Dale mami, 'cê 'tá escorrendo." — O aperto no meio de suas coxas e a pressão que os dedos dele fizeram sobre o tecido rendado fizeram um choramingo sofrido escapar de você. Ouviu Fernando respirar fundo antes de segurar seu corpo e te colocar deitada na cama, a visão de você foi cruel para ele, sentiu o pau se torcer dentro do tecido preto da calça quando você abriu as pernas suavemente, expondo um pouco do que guardava entre suas coxas. As mãos dele foram ágeis em puxar a micro saia vermelha para fora do seu corpo enquanto as suas puxavam a blusa sem costas pela sua cabeça, expondo os seios chamativos e lhe deixando somente na calcinha terrivelmente pequena. — "A calcinha fica, mami." — Antes que você pudesse responder ouviu duas batidinhas na porta e gelou completamente quando ouviu a voz doce de Esteban
— "Fer? Aconteceu alguma coisa?" — A expressão de Fernando enquanto olhava para o seu rosto foi o suficiente para te fazer sorrir e abrir mais as pernas. O argentino caminhou até a porta antes de abri-la. — "Você mandou mensa- puta madre." — As bochechas de Esteban ficaram vermelhas e ele fechou os olhos com força, o que te fez soltar uma risadinha baixa enquanto olhava para os dois argentinos.
— "Não fica assim, nene. Olha p'ra mim." — Você fez a voz mais doce que podia, fazendo Esteban lentamente abrir os olhos e te ver. — "Feerr..." — A manha era clara em sua voz enquanto o moreno sorriu para o amigo e o convidou a entrar, fechando a porta logo após.
— "Sabe Esteban, a verdade é que ela é uma putinha que 'tava desesperada pelo seu pau hoje, você não vai negar isso p'ra ela né?" — Fernando perguntou enquanto caminhava com Esteban até a frente da cama que você estava. O loiro ainda estava apreensivo, mas não conseguia de forma alguma desviar os olhos do meio das suas pernas, moveu os olhos para Fernando por alguns segundos e, quando teve uma confirmação, ele se ajoelhou entre suas pernas, deixando beijos nos pezinhos, seguindo pelas panturrilhas, joelhos, coxas e então quando ele estava próximo o suficiente, inspirou fundo, sentindo o cheiro doce que saia de você antes de olhar para o seu rosto e te ver em uma situação vulnerável. Os dedos compridos puxaram a renda para o lado e finalmente ele pode ver os lábios molhados, não demorou para traçar uma linha com o músculo quente da língua, fazendo um gemido alto fugir de você e um dele.
— "Ay papi..." — Sentiu o sorriso dele contra você, os lábios se enrolando no pontinho de nervos inchadinho e necessitado e puxando-o suavemente. Fernando por sua vez se ajoelhava ao lado da sua cabeça, suas mãos não demoraram para puxar os botões e zíper da calça escura e tocar na ereção bronzeada. Erguendo a cabeça lentamente, você deixou alguns beijinhos babados na pontinha vazando, fazendo Fernando gemer baixo e agarrar seus fios de cabelo com força antes de puxar eles para que você o olhasse.
— "Não não, mami, sem beijinho, hoje eu vou foder essa sua boquinha gostosa até você chorar." — Você gemeu alto, pelas palavras de Fernando e pelos dois dedos compridos de Esteban que se enterraram em você de surpresa. Fer não demorou para pegar a deixa e empurrar o pau grosso na sua boca, as bochechas quentes e molhadas sendo uma sensação apelativa para ele. Uma de suas mãos agarraram a coxa dele enquanto a outra você levava aos fios loirinhos de Esteban, puxando suavemente enquanto rolava os quadris, fazendo a pontinha do nariz avantajado fazer uma coceirinha gostosa no pontinho inchado. Sua garganta se contraia ao redor da cabecinha arroxeada, fazendo Fernando jogar a cabeça para trás e gemer com a sensação que você proporcionava a ele. A mão firme em seu cabelo começou a ditar um ritmo para seus movimentos, socava o comprimento inteiro na sua boquinha, fazendo o formato do comprimento ser visível no seu pescoço e as lágrimas negras escorrerem por seus olhos e saliva pelos cantos da sua boca. Os gemidos que ele
soltava iam totalmente para o seu ventre, agarrava os cabelos de Esteban com mais força enquanto ele continuava metendo dois dedos dentro de você e colocando o clitoris entre os lábios movendo a língua em espirais certeiras. O argentino loiro esfregava a própria ereção contra o colchão macio, gemia contra sua buceta e deixava uma vibração se espalhar por todo seu ventre. Fernando passava o polegar por suas bochechas enquanto ria do seu estado. — "Mira que perrita desordenada que está, hm? Porra-" — Ele xingou quando suas bochechas se contraíram ao redor da cabecinha sensível. A pontinha do seu nariz encostava na virilha de Fernando, os pelinhos escuros fazendo cócegas em seu rosto.
— "Ella es como un puta caramelo, Fer..." — Esteban afastou o rosto para olhar para você, o rímel havia escorrido por seu olhos, as bochechas eram como duas cerejas bem maduras, os seios com os biquinhos duros e a boca totalmente ocupada pelo pau de Fernando. A visão fez Esteban estremecer logo voltou a se esbanjar na buceta doce que escorria e latejava. Fernando fechava os olhos com força e você sabia que ele não demoraria muito para te dar o que você queria, os impulsos dele na sua boca se tornando mais lentos e fundos antes de um gemido alto fugir dele e você sentir as cordas de porra dele na sua língua e garganta, escorrendo suavemente pelo canto da sua boca quando você chorou alto com os dedos de Esteban tocando o ponto mais doce dentro de você. Fernando se recuperava do boquete surpreendente que havia recebido, observava a forma como Esteban se deliciava em sua buceta, chegava a ter os olhos fechadinhos enquanto agarrava suas pernas com força. Com um dos dedos da mão desocupada você voltou a gotinha do líqüido esbranquiçado que escorria de seus lábios para dentro, chupando o dedo indicador enquanto encarava Fernando e engolia toda a porra dele que estava em sua boca.
— "Esteban..." — O loiro só sabia intensificar seus movimentos, socando os dedos dentro de você com ainda mais força e movendo a língua nos mais variados formatos até que você estivesse tremendo e gozando sobre a boca dele, liberando todo o líquido doce e entrando em uma sala branca vazia. Fernando que ainda te encarava, mudou o olhar para Esteban que lentamente ergueu o rosto avermelhado e molhado do meio de suas coxas. O moreno se aproximou de Kukuriczka até que estivesse com o rosto tão próximo do dele que podia sentir o nervosismo e o calor que emanava do loiro.
— "Eu vou te beijar, todo bien?" — Esteban ainda estava perdido, o olhar confuso e tudo que ele sabia fazer era acenar positivamente antes de Fernando cortasse a distância entre eles. Os lábios em perfeita posição enquanto você admirava a cena, se sentindo em êxtase puro. Os narizes grandes lutavam para não se baterem conforme Fernando aprofundava o beijo, as mãos de Esteban seguravam o pescoço de Contigiani e as do moreno seguiam caminho para a ereção evidente que a calça caqui tentava cobrir sem sucesso, fazendo o loiro gemer contra os lábios macios de Fernando. — "Acho que agora eu vou comer essa bucetinha gulosa enquanto você fode a boquinha dela, ou você quer comer o cuzinho apertado dela, Kuku?" — Fernando ainda massageava o comprimento pesado por cima do tecido, deixando Esteban nervoso e não conseguindo pronunciar muito além de palavras gaguejadas.
— "Eu vou olhar vocês primeiro." — As palavras do loiro bateram de jeito em Fernando. A ideia do melhor amigo olhando enquanto ele fode a namorada excitou ele mais do que ele admitiria. Você sorriu para Fernando enquanto ele alternava o olhar entre você e Esteban.
— "De quatro, mami. Vou te comer enquanto nós dois olhamos p'ra ele." — Você foi mais rápida do que Fernando esperava. A bunda totalmente empinada para ele enquanto ele se colocava na melhor posição para que pudesse olhar para o loiro. A calcinha rendada vermelha foi puxada para o lado enquanto Fer provocava a cabecinha nos lábios escorrendo da sua buceta, te fazendo choramingar baixo e empurrar ainda mais o quadril. Quando ele entrou em você por inteiro seus lábios se abriram em surpresa e nenhum som saiu, sentiu seu útero ser suavemente tocado com o impulso forte de Contigiani e então os movimentos covardes dele começaram. Segurava sua cintura com firmeza, socando totalmente dentro de você enquanto os olhos não podiam sair de Kukuriczka. Os cabelos úmidos do suor causado pela alta temperatura no quarto deixava você e Fernando irresistíveis para Esteban, que lentamente viajou a mão até que tocasse na ereção necessitada entre as pernas, deixando um aperto firme e gemendo com o contato. — "Toca, Kuku. Ela quer tanto ver você." — O biquinho que se formou em seus lábios e a forma como seu olhos ficaram amendoados e brilhantes foram o suficiente para o loiro retirar o comprimento dolorido de dentro do aperto da calça. A visão do pau rosado, longo e grosso assim como o de Fernando, a pontinha vazava e latejava antes dele massagear a região suavemente com a almofada do polegar. Seu olhar totalmente fixos em Esteban, a cabeça jogada para trás e os sons baixinhos que fugiam dos lábios dele conforme a mão subia e descia em seu comprimento fizeram Fernando entrar em você com ainda mais facilidade. — "Tu no faz ideia do quão molhada ela 'tá, kuku" — O loiro gemeu alto com as palavras do moreno, a mente viajando totalmente para a cena do buraquinho molhado cheio de Fernando e seu melzinho doce escorrendo por suas coxas. Ele tentou muito se manter apenas olhando, mas era difícil já que toda vez que ele olhava para você e via a boquinha aberta só podia imaginar o pau grosso esticando ela e te engasgando. Se levantou da poltrona branca e caminhou até a cama, indo primeiro até Fernando e parando próximo a ele.
— "Eu vou foder a boquinha dela, 'tá bom?" — Enquanto dizia não conseguia tirar os olhos dos lábios do moreno que agora tinha um ritmo lento dentro de você. Quis morrer quando percebeu que perderia a visão dos dois trocando um beijo grosseiro e então imediatamente fez com que Fernando saísse de você com um gemido surpreso e se deitou de barriga para cima com as pernas abertas, a cabeça estava quase para fora da cama e o sorriso que você tinha nos lábios só fez a vontade dos dois aumentar. Esteban não demorou para segurar o pescoço de Fernando e puxa-lo para ter os lábios nos dele. Os olhos fecharam e você podia ouvir claramente os sons doces de Fernando na boca do loiro, apertavam os corpos com força até decidirem voltar a atenção inteiramente para você. — "Acho que a gente precisa cuidar da muñequita aqui. Olha só como ela 'tá escorrendo." — Esteban dizia enquanto Fernando não podia tirar os olhos do seu buraquinho pulsando. O moreno foi rápido em se colocar entre suas pernas de novo e logo começar a provocar os lábios lentamente, entregando a ereção pesada sobre o pontinho inchado antes de se enterrar totalmente dentro de você, fazendo um gemido longo quase escapar de seus lábios, digo quase porque foi cruamente interrompido pelo pau grosso de Esteban socando a sua boca, chegando até mesmo a tocar a garganta apertada e te fazendo gemer abafada.
— "Que presente você ganhou hein, perrita." — As lagrimas fugiam de seus olhos toda vez que Fernando atingia o ponto mais fundo dentro de você e o pau de Esteban atingia o fundinho contraído da sua garganta. As mãos do moreno seguravam sua cintura com força, as do loiro agarravam a parte de trás da sua cabeça enquanto ele fodia sua boca de forma suja, deixando uma mistura de saliva e porra correr pelos cantos dos seus lábios e cair em forma de gostas no chão. A cama alta permitia que Esteban ficasse de pé enquanto sua cabeça estava deitada para fora da cama, Fernando sentado de joelhos entre suas pernas bem abertas. O loiro tinha a cabeça jogada para trás enquanto gemia alto toda vez que ouvia você engasgar, Fernando por outro lado gemia junto com o loiro porque enquanto você engasgava sua buceta se apertava firmemente ao redor dele, tornando difícil a movimentação dentro de você. — "Vai ficar vazando porra pela bucetinha e pela boquinha, chiquita? Que putinha você é hm." — Fernando sempre foi falante, fazia questão de te deixar quente e vermelha com as palavras sujas que dizia, Esteban por outro lado era silencioso com palavras, gemia alto, completamente perdido no calor macio da sua boca. — "O que foi, Kuku? Ficou burrinho com a boquinha quente dela?" — Fernando sorria com a forma que o loiro acenava com a cabeça, completamente desnorteado e sentindo a enorme onda que vinha cada vez mais próxima. Uma das mãos grandes do moreno se mantinha no baixo do seu estômago, pressionando onde ele podia ver o formato do pau grande. — "Me sente aqui, mami? Olha o quão fundo eu vou nessa bucetinha." — seus gemidos saiam completamente abafados pela ereção firme de Esteban mas seu quadril se empurrando para Fernando deixava claro que ele estava certo. A calcinha que você ainda vestia estava uma completa bagunça, fazendo jus a quem a vestia. Suas próprias mãos seguram para agarrar os seios que não recebiam atenção, puxando os mamilos entre o indicador e o polegar e se contorcendo com a sensação de múltiplos prazeres ao mesmo tempo. Enquanto Esteban dava uma pausa nos movimentos brutos em sua boca ele se aproveitou para se desfazer das peças de roupa, mas não demorando para colocar toda a extensão molhada na sua boca de novo, observando o formato da cabecinha aparecendo em sua garganta. Sorria internamente apenas imaginando estar com a buceta e a boca vazando a porra de dois homens diferentes. Com certeza a sensação gloriosa de dois paus te enchendo era até melhor do que a de ser tricampeã mundial na Fórmula Um.
#lsdln cast#la sociedad de la nieve#brasil#alexia is typing😍🌟💥#the society of the snow#esteban kukuriczka#esteban kukuriczka x you#esteban kukuriczka fanfic#esteban kukuriczka smut#esteban kukuriczka x reader#Esteban kukuriczka oneshot#fernando contigiani x reader#fernando contigiani#Fernando contigiani smut#fernando contigiani x leitora#Fernando contigiani x you#Fernando contigiani x Esteban kukuriczka x reader#esteban kukuriczka x fernando contigiani x leitora! pilota de f1#pilota de fórmula um AU#imagines#one shot#a sociedade da neve
122 notes
·
View notes
Video
youtube
DOM LA NENA - BATUQUE
6 notes
·
View notes
Note
I just discovered a new favourite artists, Dom La Nena. A line from a song of hers for title tales? "The face forgives the mirror (will you forgive me?)"
This is interesting!
Pansy Parkinson/Ginny Weasley.
Four years ago, Miss Ginevra Weasley confessed her love to Heiress Pansy Parkinson. Four years ago, Pansy refused to accept even a single Courtship Date, as she was in love with Heir Draco Malfoy. Three years ago, Heir Draco Malfoy bonded with Lady Astoria Greengrass. Today, Pansy wonders if Ginny might still be interested.
22 notes
·
View notes
Text
Birds on a Wire / Le Chant des oiseaux | Philharmonie Live
3 notes
·
View notes