#Disección de la locura
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Nosebundo, la autopsia literaria de la locura
Reseña de Nosebundo inducido por substancias Hoy os traigo la reseña de una novela muy original, Nosebundo inducido por substancias, escrita por Raúl Sánchez y editada por Paralelo. La autoficción puede ser vista como esa liberación de los escritores fantasiosos que disfrutan imaginando que viven grandes aventuras o puede ser una forma de velar una biografía que de otro modo podría ser…
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#anarquismo#ciudad dormitorio#costumbrismo oscuro#Disección de la locura#drogas#Editorial Paralelo#Hakim Bey#la cordura#lo normal#locura#Nosebundo inducido por sustancias#novela psicológica#pensar en uno mismo#Psicología#Raúl Sánchez#realismo sucio#Shooter#tabaco
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Es más como una desesperación brutal, es una locura vehemente y desesperada y antagónica. No es solo la sed de respuestas de la libido, no es solo el deseo de destruir y recrear, no es solo el vínculo o el bucle infinito. No es solo odio, no es solo amor, poesía y arte. No es solo el orgasmo y la necesidad de significado. No es solo Dios o su ausencia. No solo sueños y epifanías mortales. No es la construcción del universo, ni la disección de las cosas, ni la representación de ellas. No se trata solo del animal coherente y del ser humano salvaje, es todo; hay mil alfileres que me sangran la lengua y los ojos. Es el cerebro epiléptico, sonámbulo atemporal y adimensional. Es la sangre que fluye por los ríos del alma, es el ruido interno y el dolor. Está todo junto dentro de mí y quiere salir al mismo tiempo. Es la sed incesante y el no saber de qué tengo sed; mis nervios y mis fibras que claman por ser volteados de adentro hacia afuera y salir a tocar y a sentir. Es mi mente y mi alma retorcidas, es esta existencia loca atrapada entre mis huesos.
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A veces descubro películas muchos años después de que se rodasen, films de los que, a pesar de conocer de su existencia, apenas sé nada muy concreto. 25 años después, me encuentro con #irmavep. Siempre pensé que era un thriller de #olivierassayas pero no, se trata de #cinedentrodelcine, un drama salpicado con toques de comedia, en el que #jeanpierreleaud interpreta a un director torturado que se ve forzado a abordar un remake de #losvampiros de #feuillade. el film incluye una reflexión sobre el sentido de los #remakes tanto o más profunda que la que proponía Gus Van Sant en su Psycho, aquí sin necesidad de abordarlo para hablar sobre ello sino tan solo a partir de imágenes de la original y lo "rodado" y de diálogos que proyectan esto, y también del tramo final de la película, este sí, rodado sin comillas y un broche perfecto a todo lo que hemos visto, una disección de un accidentado rodaje con múltiples puntos de vista. Una película que parece menor pero termina siendo cine mayúsculo escrito con minúsculas. #maggiecheung se autointerpreta pero tiene una brutal y bella secuencia en medio de la pelicula en la que es fagocitada por el personaje que interpreta su personaje, una locura inserta en esta concatenación de planos secuencia, con al menos un par de ellos muy majos (y uno de estos con las azoteas parisinas como protagonistas, en el que a su vez se rueda otro plano secuencia). Se aprovecha incluso para meterse con lo gilipollas que pueden llegar a ser algunos críticos (no me incluyo aunque también puedo llegar a ser muy gilipollas, pero porque no me considero crítico, a pesar de que he escrito bastante sobre cine, o bastante en general) en la divertida entrevista que le hace a la Cheung el periodista que aparece en los créditos como "el periodista que amaba a John Woo". No sé dónde estaba yo en 1996 pero me la perdí, y ya le he puesto remedio a eso.
#irma vep#olivier assayas#cine dentro del cine#maggie cheung#jean-pierre leaud#feuillade#les vampires
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Anatomía de la melancolía
Hablar de melancolía es como rondar un sentimiento de insatisfacción y tormento cuyo verdadero objeto pareciera permanecer desconocido ante el resto. Hay quienes ven en ella una forma de depresión mientras que otros la conciben como sentimiento divino responsable de admirables creaciones. Algunos conciben tras ella la genialidad, otros a la locura. Hoy les contaré un poco acerca de un libro que quiso diseccionar uno de los sentimientos más sublimes de nuestra existencia.
La Anatomía de la Melancolía de Robert Burton es considerada como el primer tratado de la psiquiatría moderna. Una obra que vio la luz a comienzos de la segunda década del siglo XVII. En ella, como su título advierte, se aborda el tema de la melancolía desde todos los puntos de vista que eran posibles de concebir para un autor de su tiempo, recordando que la melancolía era atribuída a un exceso de bilis negra según la teoría de los cuatro humores.
Es importante recordar, que dicha teoría, fue durante mucho tiempo la explicación a las enfermedades que se padecían, al menos hasta la llegada de la medicina moderna en el siglo XIX. Así, esta explica que todo padecimiento deriva del desequilibrio entre cuatro sustancias básicas, a saber: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra.
El libro está dividido en tres partes, en las que su autor nos expondrá al modo de la «anatomía descriptiva» un estudio pormenorizado de la melancolía, citando numerosos ejemplos en la literatura. Así, encontraremos referencias no sólo a la medicina, sino a la religión y a la filosofía. El lector no debe esperar encontrarse con un escueto tratado que recuerde a la literatura médica de nuestro tiempo. La primera impresión resultará más bien como adentrarse en una biblioteca de bolsillo. A continuación realizaré un breve resumen del primer libro a partir de la selección realizada por Alberto Manguel, publicada por la editorial Alianza.
Libro primero
«Si después, al anatomizar este humor áspero, se me escapa la mano como a un aprendiz torpe, penetro demasiado hondo y corto la piel, y todo repentinamente causa escozor, o lo corto en oblicuo, perdona la mano ruda, el cuchillo torpe; es muy difícil mantener un tono igual; un mismo tenor y no ser a veces desordenado» —Nos advierte «Democritus Junior» en su prólogo.
Posteriormente dedicará un profundo análisis a las causas, que reconocerá como naturales o sobrenaturales. Aquí nos encontraremos ante una extensa descripción que considerará tanto a Dios como a los demonios, pasando por diversos espíritus, ángeles, magos, brujas.
Inicia su disección exaltando la figura del hombre para después recordar su miseria. Todo ello sin olvidar mencionar sus causas aparentes. Como aquel buen anatomista que antes del primer corte sabe perfectamente lo que para él representa. Asumiendo que «la melancolía es una característica inherente al hecho de ser criaturas mortales».
Ya adentrado en el estudio, establece la existencia de diversos tipos de melancolías partiendo de las opiniones de los antiguos y clasificándolas de acuerdo a su naturaleza, tiempo, ubicación o modo de vida que ejercen sobre los individuos que las padecen. Siendo la cerebral, simpática e hipocondriaca las que Burton diseccionará con mayor detalle.
La dieta será también analizada, atribuyendo la melancolía al consumo de la carne de diversos animales como el venado, la liebre, las aves o los pescados. Así como a la ingesta de ciertas bebidas: los lácteos, los vinos, la sidra o la cerveza, de la que no obstante nos advierte que la bohemia negra tiene una virtud especial contra la melancolía.
Otra de las causas que Burton considera es la soledad y la ociosidad —a la que toma por insignia de la nobleza. De esta última nos habla de dos tipos: corporal y mental. Siendo la primera no más que «un tipo de pereza entorpecedora», y la segunda contaminación del alma que desemboca gracias a los malos caminos, en la nada.
Por otra parte, la imaginación, aunque fuente de «maravillosos efectos y poderes», también es raíz de increíbles fantasías que someten al individuo melancólico, especialmente en las pasiones y emociones.
Finalmente, nos encontramos ante las causas accidentales, reservadas a las pérdidas que pueden llegar a inspirar melancolía en el individuo predispuesto, como bien puede ser la muerte de seres cercanos, hasta la perdida de bienes materiales.
En lo que respecta a la soledad, «prima hermana de la ociosidad», causa y síntoma a la vez. Causa cuando es forzada o bien, voluntaria (la más común a la melancolía), sea por la práctica de ciertas doctrinas, falta de medios, enfermedad, vergüenza o incapacidad de relacionarse con los demás.
El juego y los placeres no se libran de considerarse motivo de melancolía. Las cartas, los dados, la cacería y los pasatiempos manejados con imprudencia. El vino y las mujeres: “Uno se siente debilitado por el vino, otro se arruina con los dados, un tercero se derrite por Venus”.
Demasiado estudio también ha de considerarse motivo de melancolía. Atribuyendo el origen de su mal a una vida sedentaria y solitaria dedicada «para sí mismos y para las Musas», llena de disgustos y carencias: «La pobreza es el patrimonio de las Musas». Poetas, matemáticos y filósofos, se condenan voluntariamente a una vida cuyo patrono es la melancolía. La vida contemplativa sólo produce frutos de los cuales el vulgo rara vez desea alimentarse. Pues para que sobreviva un autor, debe haber un lector, así, Burton considera que parte de la culpa es de quienes están del lado opuesto: mecenas, protectores, lectores y compradores. Si la codicia —de acuerdo con el autor— es la raíz de todos los males, la segunda es la ignorancia quien promueve el desprecio, en especial a todo lo que se opone a ella, de este modo, no ha de sorprendernos el rechazo que la masa de hombres tiene por el conocimiento. Y aunque se pueda considerar la falta de medios como la causa de esta melancolía, «el verdadero defecto está en nuestra falta de valor, nuestra insuficiencia».
La última parte del primer libro se centra en los síntomas. Empezando por las señales de melancolía en el cuerpo, a las que atribuye una naturaleza muy variada: calientes, frías, naturales, no naturales, etc. Burton delimita los síntomas generales en corporales y mentales, donde los corporales están estrechamente relacionados con el estado del humor (la bilis negra). De entre la opinión de los diversos autores que cita acerca de los síntomas del melancólico, podemos destacar que sean delgados, hirsutos, de semblante triste, aquejados por constantes penas, embotados, perezosos, de buena memoria, muy ocurrentes y con una comprensión excelente; de mirada fija, susceptibles a padecer constantes dolores de cabeza, incapaces de conciliar el sueño por las noches, suelen hablar consigo mismos, y aunque su apetito pueda ser voraz permanecen delgados y con mal aspecto, con el pulso lento debido a su constitución.
El temor y la tristeza son tan frecuentes que pueden llegar a considerarse compañeros de la melancolía. Se quejan con frecuencia y son más susceptibles al llanto, atormentados por el taedium vitae sufren constantes pensamientos suicidas, desprecian la vida: «no pueden vivir, no saben morir», desean la muerte hasta que la tienen cerca. Son desconfiados, exagerados, irascibles, malhumorados, impacientes, todo lo aplican a sí mismos, víctimas de sus propias bromas. Son inconstantes, incapaces de soportar la compañía por largo tiempo, extremadamente apasionados. Son cobardes y temen llegar a ofender a la gente, son muy susceptibles de conmoverse. Propensos al amor, se enamoran rápidamente con facilidad, aman a una hasta que conoce a otra y desearían poder amarlas a todas, pero normalmente es a la última a la que quieren más, mientras que otros aborrecen el amor y todo lo relativo a este. Son exageradamente humorísticos, su imaginación es inmensa, meditan continuamente. No atienden a otros, su mente está en otro lugar, si una idea les ocupa no se pueden librar de ella, no pueden sacar de su mente aquellos temas en los que no quieren pensar. No suelen mirar a los demás a los ojos. Sus amistades son distantes, son de pocas palabras y es habitual verlos callados. Es muy difícil obligarlos a hacer lo que les atañe. Les gusta pasear a solas, evitan la compañía. Todo les atormenta.
Respecto al pronóstico, si no es hereditaria, tratada a tiempo hay esperanza de curación. Si está arraigada, resulta incurable.
Finalmente, hemos de decir que su autor, Robert Burton se consideraba a sí mismo un melancólico, escribiendo en el prólogo de su anatomía: «Yo escribo sobre la melancolía para permanecer ocupado y así evitar la melancolía». No sorprenda a nadie saber que se cree que acabó sus días ahorcándose en sus aposentos en la Catedral de Oxford donde ahora reposan sus restos.
Si estás interesado en la lectura y deseas comprar el libro, puedes encontrarlo en la mayoría de librerías. A continuación te dejo un enlace.
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OBRA DE TEATRO
1. ¿Cuál es el nombre de la obra, la compañía que la presentó, el director y el escritor?
La obra se llama Disección presentada por CONARTE Nuevo León, dirigida por Alba Líz Gómez y escrita por Martín Giner.
2. ¿Cuándo se presentó y en dónde (foro, página y formato)?
Esta se presentó el día 10 de octubre en un Facebook live en la página de CONARTE NL, ya que debido a la pandemia se limitaron las entradas presenciales al teatro.
3. ¿Cuál fue el tema principal de la obra?
El tema principal de la obra fue la locura a causa del encierro lleno de estrés e incertidumbre
4. Describe la decoración, la iluminación, el trabajo de los actores, la utilería y vestuario.
La decoración durante la obra fue estable, no cambió mucho tanto así que pudo ser manipulada por los mismos actores. Por el otro lado la iluminación si cambiaba conforme pasaban las escenas para enfatizar momentos y sucesos específicos. Cambiando un poco al trabajo de los actores, me pareció muy buena la actuación del muerto, vendía su papel de soldado re-aprendiendo mediante preguntas, así cómo un niño. El vestuario de estos me pareció representativo de los mismos personajes, la madre daba la impresión de la típica madre mexicana (aunque estaba situada la obra en europa durante la segunda guerra mundial) y estaba vestida cómo tal.
5. ¿Te gustó? ¿por qué? (Juicio de opinión)
Verdaderamente, la obra no la pude disfrutar completamente mediante la pantalla, la actuación del científico no me gustó mucho. Sin embargo, había aspectos que me gustaron mucho, así cómo el uso de monólogos mediante las entradas en los diarios personales y cómo se utilizó este aspecto al final de la obra.
6. ¿Qué conexiones podrías crear o identificar entre lo que viste y tu vida?
Una conexión que pude hacer de la obra a mi vida diaria fue entre el personaje del muerto y mi hermano pequeño, cómo ambos se comen el mundo con las preguntas, con ganas de saber hasta lo que no se puede. Otra conexión fue la desesperación del científico al grado de revivir un soldado con el fin de poder salir, ya que si tuviera la capacidad de revivir un muerto para salir de cuarentena lo haría.
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“Nuestro mayor error fuer verlo demasiado lejos”
María Gordo Perdiguero (28 de febrero de 1994, Ávila) es Perdi, exfutbolista, psicóloga y ayudante de Ramiro Amarelle en la selección china de fútbol playa. Conoció a la divisa de la arena en el Imperátor luego de recrearse una temporada en el Deportivo Abanca y otra en el Victoria. La avilés atendió la emplazamiento de este diario para departir de la pandemia completo, de su experiencia en China, del fútbol femíneo y mucho más.
1. Coronavirus por partida doble Perdi se encuentra confinada en el domicilio deudo de Ávila con sus padres, Mabel y Carlos, donde reside desde que dejó A Coruña en el verano de 2018: “De momento lo llevo bien, con paciencia, aunque con incertidumbre. Siempre me ha gustado estar en casa y me entretengo viendo partidos y leyendo”.
La exfutbolista ha vivido por partida doble la crisis del coronavirus Covid-19, que nació en el coloso oriental antiguamente de obtener a Europa y el resto del mundo: “Lo que estamos viviendo nosotros ahora ya lo han pasado ellos. Desde que se cerró el país no podíamos viajar a China ni los jugadores se podían entrenar fuera de casa. Me dedico a hacer memorias, recopilar trabajos anteriores y mucho vídeo”, explica.
María mantiene el contacto con los futbolistas del combinado chino a través de una aplicación en la que escribe en inglés y le traduce al chino: “Allí, desde el momento que el problema les sobrepasó en una provincia, cerraron todo el país. Me han dicho que no entienden porque salimos de casa para hacer la compra u otras cosas, allí ni se lo plantean. Nuestro mayor error, el de los que mandan, fue verlo demasiado lejos porque era en China”, opina.
2. Consecuencias psicológicas Graduada en Psicología y con un máster en Psicología Deportiva, la exjugadora del Depor Abanca y del Victoria advierte sobre las consecuencias, sobre todo a nivel mental: “Es una época en la que va a haber muchos altibajos. En la medida que el deportista sea capaz de tener una rutina, debe intentar llevar los mismos hábitos y mantenerse activo”.
Perdi aporta una serie de consejos para todas las personas y no solo los deportistas: “Tener un horario, vestirse, diferenciar las rutinas de lunes a viernes con las del sábado y el domingo… en definitiva, mantener un equilbrio. Leer, ver documentales y mantener la mente activa, no solamente estar tumbado viendo series, porque eso te desactiva mentalmente y hace falta impulsar nuestra creatividad”.
La avilés se muestra cauta y pide cuidar el mensaje, sobre todo para los más pequeños: “Esto va para largo. No creo que tengamos un verano normal. No puede ser que nos dejen salir y nos vayamos a Pachá, por ejemplo. Tampoco podemos saturarnos de noticias ni sabernos los datos de memoria, no nos va a ayudar. Hay que concienciarse y filtrar bien la información. Y, sobre todo, cuidar el mensaje: hay muchos niños en casa que están escuchando constantemente información sobre esto y no sabemos cuáles van a ser las consecuencias psicológicas”.
No sabes qué fue antiguamente, si Ramiro o el fútbol playa, su filosofía de trabajo es diferente
3. La conexión con Ramiro Amarelle María entró en el fútbol playa por una “casualidad absoluta”. Después de colgar las botas en el Victoria se enroló en el Imperátor y allí conoció a Ramiro Amarelle, el rey de la arena. “Me puse en contacto con el Imper a través de Elkin, responsable de la residencia del Deportivo. A Ramiro lo conocía de las finales que había visto por la tele y del Informe Robinson, poco más. Enseguida entendí que su filosofía de trabajo era diferente a lo demás que había en A Coruña”.
La exjugadora entró en el organigrama técnico del Imperátor con varias funciones, desde ayudar en las reuniones con los padres hasta la formación de entrenadores. “Me encontré una nueva familia en A Coruña y, por casualidad y por el trabajo que desarrollé en el club, Ramiro me propuso la idea de ir a China y probar. Si me lo dijo un lunes, una semana después ya estaba volando para allí. Al principio fue un poco locura, pero era una oportunidad que no podía rechazar”.
Amarelle es una divisa del fútbol playa, dos veces subcampeón mundial con la selección española (2003, 2004) y todavía dos veces afamado mejor ludópata de la Copa del Mundo (2003, 2008), entre una veintena de trofeos individuales: “Lo notas en cuanto te mueves un poco por el mundillo: lo venera todo el mundo, no se sabe qué fue antes, si Ramiro o el fútbol playa. Y por los conocimientos y conceptos que tiene sobre este deporte. No he visto a nadie tan profesional. Estar con él es como hacer un máster en fútbol playa y también en fútbol”, le define.
4. El fútbol playa en el coloso oriental
Perdi desvela que el fútbol playa es un deporte “súper minoritario” en el coloso oriental y que para formar una selección cuentan con jugadores de Tercera o Cuarta división: “No son profesionales porque allí no hay una liga profesional de fútbol playa. En China los futbolistas ganan muchísimo dinero y tenemos que buscar en las categorías que nos podemos permitir. Normalmente nunca han pisado la arena y buscamos cualidades propias para ello, vemos muchos y distintos perfiles hasta que encontramos los adecuados e incluso alguno llega por casualidad”.
La avilés, que se encarga de la captación y el disección, entre otras funciones y rememora varias situaciones surrealistas: “En China deben de jugar al fútbol playa los que pasan por la selección y pocos más, pero un día nos encontramos con un estadio de fútbol playa para 2000 personas en un hotel. Y es que allí se había disputado un Brasil-Suiza, pero nosotros no sabíamos nada. Son cosas que no se pueden explicar”, revela.
“En otra ocasión nos encontramos con una instalación de 33 campos de fútbol a dos horas de una ciudad y en medio de la nada”, recuerda María, que considera esencia la formación desde la saco: “Hemos visitado muchos colegios que tienen instalación de fútbol playa, pero los niños no juegan. Eso es lo que intentamos cambiar. Que pisen la arena aunque sea una vez a la semana para familiarizarse con el medio”.
5. En China, como en otro planeta
La exfutbolista reconoce que en China se siente como en “otro planeta” y que las diferencias con la civilización europea son abismales: “Hay de todo porque es muy grande, pero nosotros hemos conocido una China muy alejada del circuito turístico, que no tiene nada que ver con lo que te cuentan. Cualquier tópico se me cayó al primer día. Y para los extranjeros es complicado: nos llegaron a bajar de un taxi y a dejarnos fuera de un hotel que no admite extranjeros”.
La magnitud y las proporciones del coloso oriental todavía le han patidifuso: “He estado en una ciudad de diez millones de habitantes que antes desconocía y solo faltaba que los habitantes se moviesen en naves espaciales. También en pueblos ‘pequeños’ de 200000 o 300000 habitantes, pero muy rústico, con las cabras por la carretera… eso sí, su centro comercial enorme y todo tipo de infraestructuras. Todo a lo grande. ¿Comunismo? Me río yo del comunismo, es el capitalismo más salvaje”, indica.
En el Depor hay piezas que mejoran al resto: María Méndez, Iris, Teresa, Peke y Athenea
6. Su pasado en el Depor y en el Victoria
Perdi formó parte de la primera plantilla del Deportivo femíneo en la temporada 2016/17: “Fue una etapa de muchísimo aprendizaje. Estoy muy orgullosa de haber formado parte del inicio del proyecto. Como todos los inicios, fue complicado, por la incertidumbre y porque había que juntar un montón de piezas”.
Pese a tener 22 primaveras en aquel momento, era una de las más veteranas en la plantilla: “Era la primera vez que era de las mayores en el vestuario y eso me ayudó mucho. Por suerte guardo muy buena relación con todas mis compañeras y con Tere y las niñas, de manera más especial. Ahora las veo mayores, sin esos miedos o inseguridades que tenían”, rememora.
Del Depor pasó al Victoria, donde militó una temporada más en Segunda División (ahora Primera Nacional): “Me dio la oportunidad de poder jugar y competir en una categoría que ya conocía, pero con las ventajas y el esfuerzo del club: que nos pagaba el piso, primas, recursos… algo que no es tan fácil de encontrar fuera de Galicia”, agradece.
7. La inesperada acceso blanquiazul en Primera
La exjugadora se muestra asombrada por el buen rendimiento del Depor Abanca en su temporada de iniciación en la máxima categoría: “Para nada me lo esperaba. Han encontrado su hueco, su estilo y de ahí solo les queda seguir creciendo. Me gusten más o menos algunas cosas, creo que es una sorpresa y una alegría. Han demostrado que se puede llegar ahí sin una inversión enorme en cosas extrañas”. María analiza a grandes rasgos las claves del equipo blanquiazul: “Hay mucho que analizar, pero no creo que hayan llegado ahí por cosas entrenables. Es el vestuario se llevan todas muy bien y eso se nota en las sinergias. Y hay piezas puntuales que mejoran al resto: María Méndez, Iris, Teresa, Peke y Athenea forman la columna vertebral”.
8. Un futuro en los banquillos
Fruto de su etapa en A Coruña, con el Depor y con el Victoria, Perdi decidió que su futuro va encarrilado en dirección a los banquillos. Con el Nivel 1 de entrenadora de fútbol y fútbol sala, dirige al AvilaSala de Regional y su intención es ampliar conocimientos para cumplir un sueño: “Entrenar de manera profesional en Primera División”.
¿Por qué hay tan pocas entrenadoras en el fútbol? “Es la segunda parte de la película del fútbol femenino. Yo en ningún momento me había planteado entrenar, ni siquiera cuando me lo dijo Manu (Sánchez, entrenador del Deportivo): ‘Aún te queda mucho por jugar, pero tú sitio está en los banquillos’. Creo que gracias a María (Pry, entrenadora del Levante) e Irene (Ferreras, exentrenadora de Rayo y Valencia), a la que admiro mucho, podemos soñar con llegar ahí”, replica la avilés.
Mientras sueña, trabaja en la pista y en la arena para obtener algún día a los campos de fútbol.
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“Nuestro mayor error fuer verlo demasiado lejos”
María Gordo Perdiguero (28 de febrero de 1994, Ávila) es Perdi, exfutbolista, psicóloga y ayudante de Ramiro Amarelle en la selección china de fútbol playa. Conoció a la divisa de la arena en el Imperátor luego de recrearse una temporada en el Deportivo Abanca y otra en el Victoria. La avilés atendió la emplazamiento de este diario para departir de la pandemia completo, de su experiencia en China, del fútbol femíneo y mucho más.
1. Coronavirus por partida doble Perdi se encuentra confinada en el domicilio deudo de Ávila con sus padres, Mabel y Carlos, donde reside desde que dejó A Coruña en el verano de 2018: “De momento lo llevo bien, con paciencia, aunque con incertidumbre. Siempre me ha gustado estar en casa y me entretengo viendo partidos y leyendo”.
La exfutbolista ha vivido por partida doble la crisis del coronavirus Covid-19, que nació en el coloso oriental antiguamente de obtener a Europa y el resto del mundo: “Lo que estamos viviendo nosotros ahora ya lo han pasado ellos. Desde que se cerró el país no podíamos viajar a China ni los jugadores se podían entrenar fuera de casa. Me dedico a hacer memorias, recopilar trabajos anteriores y mucho vídeo”, explica.
María mantiene el contacto con los futbolistas del combinado chino a través de una aplicación en la que escribe en inglés y le traduce al chino: “Allí, desde el momento que el problema les sobrepasó en una provincia, cerraron todo el país. Me han dicho que no entienden porque salimos de casa para hacer la compra u otras cosas, allí ni se lo plantean. Nuestro mayor error, el de los que mandan, fue verlo demasiado lejos porque era en China”, opina.
2. Consecuencias psicológicas Graduada en Psicología y con un máster en Psicología Deportiva, la exjugadora del Depor Abanca y del Victoria advierte sobre las consecuencias, sobre todo a nivel mental: “Es una época en la que va a haber muchos altibajos. En la medida que el deportista sea capaz de tener una rutina, debe intentar llevar los mismos hábitos y mantenerse activo”.
Perdi aporta una serie de consejos para todas las personas y no solo los deportistas: “Tener un horario, vestirse, diferenciar las rutinas de lunes a viernes con las del sábado y el domingo… en definitiva, mantener un equilbrio. Leer, ver documentales y mantener la mente activa, no solamente estar tumbado viendo series, porque eso te desactiva mentalmente y hace falta impulsar nuestra creatividad”.
La avilés se muestra cauta y pide cuidar el mensaje, sobre todo para los más pequeños: “Esto va para largo. No creo que tengamos un verano normal. No puede ser que nos dejen salir y nos vayamos a Pachá, por ejemplo. Tampoco podemos saturarnos de noticias ni sabernos los datos de memoria, no nos va a ayudar. Hay que concienciarse y filtrar bien la información. Y, sobre todo, cuidar el mensaje: hay muchos niños en casa que están escuchando constantemente información sobre esto y no sabemos cuáles van a ser las consecuencias psicológicas”.
No sabes qué fue antiguamente, si Ramiro o el fútbol playa, su filosofía de trabajo es diferente
3. La conexión con Ramiro Amarelle María entró en el fútbol playa por una “casualidad absoluta”. Después de colgar las botas en el Victoria se enroló en el Imperátor y allí conoció a Ramiro Amarelle, el rey de la arena. “Me puse en contacto con el Imper a través de Elkin, responsable de la residencia del Deportivo. A Ramiro lo conocía de las finales que había visto por la tele y del Informe Robinson, poco más. Enseguida entendí que su filosofía de trabajo era diferente a lo demás que había en A Coruña”.
La exjugadora entró en el organigrama técnico del Imperátor con varias funciones, desde ayudar en las reuniones con los padres hasta la formación de entrenadores. “Me encontré una nueva familia en A Coruña y, por casualidad y por el trabajo que desarrollé en el club, Ramiro me propuso la idea de ir a China y probar. Si me lo dijo un lunes, una semana después ya estaba volando para allí. Al principio fue un poco locura, pero era una oportunidad que no podía rechazar”.
Amarelle es una divisa del fútbol playa, dos veces subcampeón mundial con la selección española (2003, 2004) y todavía dos veces afamado mejor ludópata de la Copa del Mundo (2003, 2008), entre una veintena de trofeos individuales: “Lo notas en cuanto te mueves un poco por el mundillo: lo venera todo el mundo, no se sabe qué fue antes, si Ramiro o el fútbol playa. Y por los conocimientos y conceptos que tiene sobre este deporte. No he visto a nadie tan profesional. Estar con él es como hacer un máster en fútbol playa y también en fútbol”, le define.
4. El fútbol playa en el coloso oriental
Perdi desvela que el fútbol playa es un deporte “súper minoritario” en el coloso oriental y que para formar una selección cuentan con jugadores de Tercera o Cuarta división: “No son profesionales porque allí no hay una liga profesional de fútbol playa. En China los futbolistas ganan muchísimo dinero y tenemos que buscar en las categorías que nos podemos permitir. Normalmente nunca han pisado la arena y buscamos cualidades propias para ello, vemos muchos y distintos perfiles hasta que encontramos los adecuados e incluso alguno llega por casualidad”.
La avilés, que se encarga de la captación y el disección, entre otras funciones y rememora varias situaciones surrealistas: “En China deben de jugar al fútbol playa los que pasan por la selección y pocos más, pero un día nos encontramos con un estadio de fútbol playa para 2000 personas en un hotel. Y es que allí se había disputado un Brasil-Suiza, pero nosotros no sabíamos nada. Son cosas que no se pueden explicar”, revela.
“En otra ocasión nos encontramos con una instalación de 33 campos de fútbol a dos horas de una ciudad y en medio de la nada”, recuerda María, que considera esencia la formación desde la saco: “Hemos visitado muchos colegios que tienen instalación de fútbol playa, pero los niños no juegan. Eso es lo que intentamos cambiar. Que pisen la arena aunque sea una vez a la semana para familiarizarse con el medio”.
5. En China, como en otro planeta
La exfutbolista reconoce que en China se siente como en “otro planeta” y que las diferencias con la civilización europea son abismales: “Hay de todo porque es muy grande, pero nosotros hemos conocido una China muy alejada del circuito turístico, que no tiene nada que ver con lo que te cuentan. Cualquier tópico se me cayó al primer día. Y para los extranjeros es complicado: nos llegaron a bajar de un taxi y a dejarnos fuera de un hotel que no admite extranjeros”.
La magnitud y las proporciones del coloso oriental todavía le han patidifuso: “He estado en una ciudad de diez millones de habitantes que antes desconocía y solo faltaba que los habitantes se moviesen en naves espaciales. También en pueblos ‘pequeños’ de 200000 o 300000 habitantes, pero muy rústico, con las cabras por la carretera… eso sí, su centro comercial enorme y todo tipo de infraestructuras. Todo a lo grande. ¿Comunismo? Me río yo del comunismo, es el capitalismo más salvaje”, indica.
En el Depor hay piezas que mejoran al resto: María Méndez, Iris, Teresa, Peke y Athenea
6. Su pasado en el Depor y en el Victoria
Perdi formó parte de la primera plantilla del Deportivo femíneo en la temporada 2016/17: “Fue una etapa de muchísimo aprendizaje. Estoy muy orgullosa de haber formado parte del inicio del proyecto. Como todos los inicios, fue complicado, por la incertidumbre y porque había que juntar un montón de piezas”.
Pese a tener 22 primaveras en aquel momento, era una de las más veteranas en la plantilla: “Era la primera vez que era de las mayores en el vestuario y eso me ayudó mucho. Por suerte guardo muy buena relación con todas mis compañeras y con Tere y las niñas, de manera más especial. Ahora las veo mayores, sin esos miedos o inseguridades que tenían”, rememora.
Del Depor pasó al Victoria, donde militó una temporada más en Segunda División (ahora Primera Nacional): “Me dio la oportunidad de poder jugar y competir en una categoría que ya conocía, pero con las ventajas y el esfuerzo del club: que nos pagaba el piso, primas, recursos… algo que no es tan fácil de encontrar fuera de Galicia”, agradece.
7. La inesperada acceso blanquiazul en Primera
La exjugadora se muestra asombrada por el buen rendimiento del Depor Abanca en su temporada de iniciación en la máxima categoría: “Para nada me lo esperaba. Han encontrado su hueco, su estilo y de ahí solo les queda seguir creciendo. Me gusten más o menos algunas cosas, creo que es una sorpresa y una alegría. Han demostrado que se puede llegar ahí sin una inversión enorme en cosas extrañas”. María analiza a grandes rasgos las claves del equipo blanquiazul: “Hay mucho que analizar, pero no creo que hayan llegado ahí por cosas entrenables. Es el vestuario se llevan todas muy bien y eso se nota en las sinergias. Y hay piezas puntuales que mejoran al resto: María Méndez, Iris, Teresa, Peke y Athenea forman la columna vertebral”.
8. Un futuro en los banquillos
Fruto de su etapa en A Coruña, con el Depor y con el Victoria, Perdi decidió que su futuro va encarrilado en dirección a los banquillos. Con el Nivel 1 de entrenadora de fútbol y fútbol sala, dirige al AvilaSala de Regional y su intención es ampliar conocimientos para cumplir un sueño: “Entrenar de manera profesional en Primera División”.
¿Por qué hay tan pocas entrenadoras en el fútbol? “Es la segunda parte de la película del fútbol femenino. Yo en ningún momento me había planteado entrenar, ni siquiera cuando me lo dijo Manu (Sánchez, entrenador del Deportivo): ‘Aún te queda mucho por jugar, pero tú sitio está en los banquillos’. Creo que gracias a María (Pry, entrenadora del Levante) e Irene (Ferreras, exentrenadora de Rayo y Valencia), a la que admiro mucho, podemos soñar con llegar ahí”, replica la avilés.
Mientras sueña, trabaja en la pista y en la arena para obtener algún día a los campos de fútbol.
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Aquí comienza el imperio de la Czarigüeya
por Aurelio Meza
Toda obra es una máquina que funciona bajo sus propios parámetros. Algunos de estos artefactos (de estos “artes hechos”) pueden desdoblarse en múltiples variantes, como un prisma o fractal. También pueden constituir un sistema perfectamente cerrado. Sin embargo, mientras que en obras previas de Sergio Ernesto Ríos esta “máquina poética” se pone en marcha con un gesto de bravuconería (De cetrería, Muerte del dandysmo a quemarropa), en La czarigüeya escribe, en colaboración con Diana Garza Islas, la parodia y la burla tienen un flujo, ¿un enemigo en común? La czarigüeya es eso y mucho más. Es la típica relación autodestructiva que algunos no podemos abandonar. El czari-gen está bien metido en nuestro ADN. Es tan real y tan ficticio como el gluten. Es un placebo de la fama, del placer y de la muerte. Es el milagroso licor de pueblo que te pone el ojo verde.
En este libro el aparato creativo se activa a través de una pregunta que los poemas no responden abiertamente: ¿quién es la czarigüeya? Podemos aventurar una respuesta ambigua: es un ejercicio de intertextualidad, como la obra de Ríos en general, a la vez que una alegoría del poder (el czar), del cacicazgo literario, o simplemente de la literatura en general. #TodosSomosCzarigüeya. Esta alegoría intertextual es paródica, en la que se reescribe buena parte de la poesía occidental, sobre todo la escrita en español, así como algunos momentos clave en la historia de la música, el cine, etcétera. Gran parte del efecto producido por esta parodia se debe al nombre extravagante y llamativo del “protagonista”. ¿Quién se puede tomar en serio a la czarigüeya, y cómo es posible que nadie haya notado su presencia en prácticamente toda la cultura occidental?
Hacer un repaso por las referencias intertextuales que plagan el libro sería como cuando Homero Simpson cuenta el final de La guerra de las galaxias: el imperio contraataca. El disfrute de buena parte del libro se encuentra en proporción directa a la cantidad de alusiones comprendidas. En otras palabras: búsquelas usted mismo. Sin embargo, el argumento central de La czarigüeya escribe está en gran medida focalizado por los poemas que abren y cierran la serie. Son los que dan dirección al palimpsesto-czarigüeya. ¿Importa quién escribió cuál, si Garza Islas o Ríos? Importa tanto como el dilema del huevo y la gallina. Qué más da si In principium erat czarigüeyam o si Cogito ergo czarigüeyum cuando el orden no altera el resultado.
Tal parece que, a partir de la segunda sección, Garza Islas y Ríos buscan reescribir la poesía hispana desde la perspectiva de la czarigüeya. Sí, resulta tan chistoso como suena. Desde el primer vestigio poético en lengua española, la jarcha mozárabe, vemos con nuevos ojos que la czarigüeya siempre estuvo ahí. Ella cuidó al dinosaurio de Monterroso cuando era bebé. Sin embargo, poco a poco la serie comienza a despegar hacia nociones más amplias en las cuales el poder, la violencia, incluso la guerra enmarcan un juego aparentemente lúdico. Sin ser un libro de tema o corte político, La czarigüeya escribe es una denuncia velada, tanto a lo que la czarigüeya puede significar en el marco de los juegos de palabras y las referencias intertextuales del libro como a todos sus otros posibles significados, particularmente el de la figura del cacique. (Como ejemplar figura patriarcal omnipresente, la czarigüeya es constantemente asociada con Octavio Paz. Dígase lo anterior con un tono de documental de National Geographic.) Un personaje al que se parece mucho la czarigüeya es Pedro Páramo. Otro es el ojo de Sauron, no la versión burda y flagrantemente literal que sacan en las películas, sino esa metáfora sutil que significaba que su poder se extendía a todos lados. Como un régimen discursivo. Como la frágil idea de una nación. ¿Cómo sabemos que los bajacalifornianos, los chiapanecos y los chilangos somos todos mexicanos? Porque Czarigüeytzin así lo dispuso en el inicio de los tiempos. Y a su lado estaba Tlacaelel, el master of puppets de los tlatoanis.
Al ser la czarigüeya tan omnisciente se le pueden achacar todos los engaños de las palabras con que el hombre se ilusiona, la czari-cueva de Platón: a los niños podemos decirles que una czarigüeya los trajo al nacer, y a los viejos que al final del túnel los espera una czarigüeya que los guiará por el Mictlán y les servirá comida durante su largo trayecto.
Como he dicho, tiene poco sentido desgajar cada una de las referencias intertextuales en el libro, donde se reelaboran fragmentos clásicos de autores como Quevedo, García Lorca, González Martínez, Paz, Pizarnik, Blanca Varela, César Vallejo, T.S. Eliot, Kafka, Celan, Allen Ginsberg, entre muchos otros, e incluso una canción del grupo de música norteña Bronco (esa me hizo reír un buen rato). En la sección XIV, la czarigüeya “contagia” películas, series de televisión y caricaturas, mientras que la XXVIII hace lo mismo con un puñado de canciones pop. La sección XVIII se antoja un estudio sobre la locura, la XX es como agarrar al toro de la poesía mexicana por los cuernos. Pero tanto peca el que mata a la czarigüeya como el que le agarra la pata. La crítica no debe ser una disección de la czarigüeya. La crítica no quiere tener nada que ver con la czarigüeya. Un grupo de czarigüeyas entró al bar donde la crítica tomaba unas cervezas, la secuestraron y desde entonces se vive una armónica anarquía en el lucrativo negocio de la escritura de reseñas poéticas.
Antes publicado en Colectiva La Piedra, Noviembre, 2014.
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Dogman. Dir. Matteo Garrone. Italia. 2018.
Una disección de la raza humana tomando la analogía de los perros. Todos somos perros. El desarrollo del personaje es similar a los de los hermanos Coen, un perdedor irreparable, es el perdedor y jugador de Dostoievsky, hasta que al final se vuelve un Quijote, y pasa por el proceso de Kafka. Marcello es un personaje llevado a la locura.
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Sergio Verastegui Pellejos Sueltos Curadoría de Francesco Giaveri y Tiago de Abreu Pinto
Inauguración: 17/09/2016
Yakov Petrovich Goliadkin se detiene en el muelle Fontanka a observar un desconocido. Nota algo familiar en su cara y, sin otro motivo, empieza a seguirle. El extraño toma la dirección de su casa. La misteriosa figura se detiene frente a la puerta, su criado le abre y le deja pasar. Goliadkin le sigue trepidante ya casi corriendo; sin despojarse del sombrero le sigue por el pasillo y se detiene en el umbral de su habitación.
Finalmente, “el desconocido estaba sentado en su propia cama, sin quitarse el gabán y el sombrero; y con una ligera sonrisa, frunciendo levemente el entrecejo, le dirigía un amistoso movimiento de cabeza. El señor Goliadkin quiso gritar, pero no pudo; protestar de alguna manera, pero le fallaron las fuerzas. Se le erizó el cabello y se desplomó exánime del horror que sentía. ¿Y cómo no? El señor Goliadkin había reconocido enteramente a su amigo nocturno. Su amigo nocturno no era otro que él mismo, el propio señor Goliadkin, otro señor Goliadkin, pero absolutamente idéntico a él... En una palabra, su doble…” (1).
La inquietante circunstancia de la novela El Doble de Dostoievski nos pareció un preludio apropiado para la disección del trabajo del peruano Sergio Verastegui (Lima, 1981). El artista propone experimentar con la cognición y la percepción en este proyecto pensado para Salón y titulado Pellejos Sueltos. Organiza una vuelta por matices inquietantes de lo aparentemente familiar. Se podría decir que todo lo que estaba destinado a permanecer oculto, sale ahora a la luz. La extrañeza de formas ya vividas deja flotar libremente su carga de significados.
Como por el extraño caso del ‘gorila invisible’ (2), esta exposición apunta a lo que se disimula desplazando la atención del espectador. Los cuadrados blanco y negro de los azulejos del suelo de Salón se han multiplicado en forma de despojos. Trozos de tejidos esparcidos y acumulados.
El término ‘persona’ en su origen remitía a la ‘máscara’. Es solo a través de la máscara que el individuo adquiere un rol y una identidad en el mundo. Así, para los romanos, el individuo era identificado por un nombre que expresaba su pertenencia a una estirpe definida e identificable por la máscara de cera de un antepasado que se conservaba en el atrio de casa. Paulatinamente, la persona es reducida a su ‘personalidad’ aquella que le representa en los dramas sociales (3). Por otro lado, “ponerse la máscara de un animal es una manera de enfrentarse a la locura, de actuar contra el destino” (4).
Verastegui duplica el suelo del espacio expositivo de una forma que emula y se camufla, sin embargo no se reduce a la superficie sino que abre intersticios en una estratificación infinita que reclama atención. Sus máscaras no ocultan sino que invitan a mirar detenidamente los materiales, interrogando sus historias y sus huellas. Goliadkin en un momento en la novela, en conversación con el oficial Antón Antonovich, desarrolla la cuestión fundamental del proceso perceptivo, ya que “no es rara la gente que lleva máscara, y que hoy día es difícil reconocer al hombre que se oculta tras ella” (5). Así como es difícil toparse con un gorila en una cancha de baloncesto y aún más complicado es tratar de adivinar quién está detrás de la máscara del gorila y por qué no juega a la pelota sino que trata desesperadamente de llamar la atención de un espectador al que solamente le preocupa contar.
Verastegui bucea entre formas cuyas funciones efímeras se repiten cambiando sutilmente de piel según las circunstancias. De este modo, intenta circunscribir una situación precisa a través de materiales que va produciendo o recolectando. Vemos objetos efímeros y urgentes contenedores de significados culturales amplios. Artefactos que configuran un periplo cuyo itinerario parece no acabarse nunca, una aventura que pasa continuamente de un azulejo negro a uno blanco y viceversa.
__________________
(1) Fiodor M. Dostoievski, El Doble, traducción Juan López-Morillas, Alianza, Madrid, 1985, p. 27
(2) En el célebre experimento psicológico, realizado por Daniel J. Simons y Christopher F. Chabris, se pide observar un vídeo donde dos equipos, uno vestido de blanco y otro de negro, se pasan la pelota. El espectador tiene que contar el número de pases que los jugadores del equipo con camiseta blanca efectúan entre ellos. Finalizado el vídeo, se pregunta al espectador si se ha percatado de que había un gorila entre los jugadores. El resultado suele ser que casi menos de la mitad percibe al gorila que salta entre los jugadores de los dos equipos. Afortunadamente, la mayoría de los participantes suele acertar el número de pases realizados. Según Simons: “cuando más te concentras en lo que esperas ver, menos probable es que veas lo inesperado. (…) Existe una cantidad ilimitada de información en el mundo, pero nuestra capacidad para atender a la información es bastante limitada. Si estás limitado en el número de cosas a las que puedes prestar atención y la atención es la puerta de acceso a la consciencia, solo puedes ser consciente de un subconjunto limitado de lo que hay ahí fuera”. Daniel J. Simons citado en http://www.xatakaciencia.com/psicologia/lo-limitado-de-nuestra-atencion-ni-siquiera-somos-capaces-de-ver-un-gorila
(3) Giorgio Agamben, Desnudez, Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2011, p. 67
(4) VVAA, Peter Fischli David Weiss. ¿Son los animales personas?, MNCARS [Cat Expo], Madrid, 2009, p.67
(5) El Doble, op. cit, p.41
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Folies bourgeoises (Claude Chabrol, 1976)
Anterior a Alice ou la dernière fugue —que sigue siendo la película más reciente de Chabrol estrenada entre nosotros; ha rodado ya dos más—, pero del mismo año (1976), Folies bourgeoises pertenece a la vertiente de su obra menos apreciada, incluso por los «chabrolianos» o «chabrolistas». Es decir, aquella que, abandonando descaradamente los dominios de la lógica, el «buen gusto», la psicología, la verosimilitud y el drama, se consagra al apasionante estudio de la bêtise o de la estupidez.
Como proclaman carcajeantemente las tres breves escenas que, en rápida sucesión, abren la película, Locuras de un matrimonio burgués es una farsa; sus personajes son tan ridículos que —aunque la bordea— nunca llega a convertirse en una tragedia grotesca, como Ophélia (1962) o La Décade prodigieuse (1971). Si estas dos pueden contarse entre sus obras más incomprendidas, se imaginará fácilmente la irritación y el desdén con que ha sido saludaba la que ahora comento, tal vez la más insolente de cuantas ha dirigido el autor de El carnicero.
Si en la generalmente detestada Inocentes con manos sucias (Les innocents aux mains sales, 1975) la imbecilidad de los personajes estaba arropada, siquiera, por una compleja trama policíaca, en Folies bourgeoises Chabrol se permite presentarnos la estupidez al desnudo, en estado puro y sin paliativos de ninguna clase. Locuras de un matrimonio burgués es un film totalmente vacío y destructivo, sin asideros ni compensaciones, salvo que alguien pueda asumir la agresividad delirante del autor. No es un film cómodo, y quien llegue a identificarse, por un momento, con alguno de sus estrafalarios personajes, se arrepentirá de ello inmediatamente; el que se crea invitado a un melodrama de frustración y celos hará el primo, y se sentirá defraudado; el que no sea consciente de que lo que contempla es un capricho, casi un desahogo, de un cineasta terriblemente escéptico, va listo. Puede decirse, incluso, que la actitud de Chabrol linda con la histeria, y que exagera cuando presenta un mundo dominado por la idiotez; lo curioso es que nadie formule las mismas reservas ante los films más irónicos de Buñuel, como Le Charme discret de la bourgeoisie (1972) o Le Fantôme de la liberté (1974), por no acordarme de Belle de jour (1967), no siempre superiores y sí, en cambio, más complacientes; tal vez los actuales huéspedes de las salas oscuras estén más dispuestos —más predispuestos— a entrar en el juego cuando se les ha garantizado previamente que se trata de una actividad cultural, bien vista socialmente, y que el anfitrión es un gran artista profundo y respetable, reputación que Chabrol ha estado varias veces a dos pasos de conseguir y de la que, sospecho, huye como de la peste, pues en todas las ocasiones en que han empezado a tomarle en serio se ha ocupado —con un éxito demasiado fulminante como para no obedecer a un plan deliberado— de minar su prestigio con un par de films insolentemente «menores», «absurdos», «impresentables» e «inverosímiles».
De ahí, descontando sus tropiezos económicos, la «irregularidad» de la obra de Chabrol, irregularidad que entrecomillo porque pienso que corresponde más al punto de vista externo de la crítica (y del público que oye sus advertencias) que la coherencia interna que, creo yo, Chabrol detectará en ella. No sé tampoco qué moral del éxito y la superación hace admirar más una carrera ininterrumpidamente ascendente —la de cualquier trepador, sea animal o planta— que la que describe una sinusoide (que puede ser un certero electrocardiograma o encefalograma de su autor, o un válido sismograma del mundo que le rodea), ni qué fijación geométrica hace siempre preferible la línea recta a la quebrada de un zig-zag. Pienso que tan reveladoras pueden ser las desviaciones con respecto a la media como la tendencia secular, o más relevantes, y que a veces son más apasionantes las simas que las cumbres, y no digamos los puntos de inflexión. En resumidas cuentas, y sometido al tercer grado, no podría decir —tal vez por falta de herramientas adecuadas al estudio de lo intencionadamente incatalogable— si Locuras de un matrimonio burgués es o no una buena película; en realidad, ni me importa. Lo que sé es que me ha parecido mucho más interesante que la mayor parte de las películas hechas hace menos de 15 o 20 años que he visto últimamente, y que me he divertido enormemente viéndola. Pero, claro está, todo esto es puto subjetivismo, y no tiene por qué ser compartido, ni siquiera comprendido, por el que piense de forma diferente. Más vale, pues, no tratar de enmascarar las apreciaciones subjetivas con una fina capa de argumentaciones «objetivas», a menudo especiosas, o que servirían igualmente para sustentar un juicio de signo contrario, y admitir de una vez que un film no necesita para nada una disección crítica, ni un análisis, ni una paráfrasis literaria. Yo me limitaría, por tanto, a aconsejar al hipotético y desconocido lector que, si le han divertido, fascinado o interesado en algún sentido o en alguna medida las películas menos presentables de Chabrol —es decir, no La mujer infiel, Accidente sin huella, El carnicero, Al anochecer, Relaciones sangrientas, Una fiesta de placer, sino más bien Los primos, Una vida doble, Ofelia, Champaña por un asesino, La década prodigiosa, Inocentes con manos sucias—, no deje de ver Locuras de un matrimonio burgués. Es muy posible que su visión del film no coincida con la mía, ni con la de su vecino de butaca, ni con la de Chabrol, pero a lo mejor tiene la fortuna de que le resulte apasionante; en el peor de los casos, podrá apreciar en la pantalla —objetivamente esta vez— la maestría de uno de los raros directores que hoy saben lo que hacen, incluso cuando sus atentos seguidores lo ignoremos, o lamentemos que dedique su talento a hacer películas que están por debajo de sus posibilidades.
Miguel Marías
Revista “Dirigido por…” nº 52, marzo-1978
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“Nuestro mayor error fuer verlo demasiado lejos”
María Gordo Perdiguero (28 de febrero de 1994, Ávila) es Perdi, exfutbolista, psicóloga y ayudante de Ramiro Amarelle en la selección china de fútbol playa. Conoció a la divisa de la arena en el Imperátor luego de recrearse una temporada en el Deportivo Abanca y otra en el Victoria. La avilés atendió la emplazamiento de este diario para departir de la pandemia completo, de su experiencia en China, del fútbol femíneo y mucho más.
1. Coronavirus por partida doble Perdi se encuentra confinada en el domicilio deudo de Ávila con sus padres, Mabel y Carlos, donde reside desde que dejó A Coruña en el verano de 2018: “De momento lo llevo bien, con paciencia, aunque con incertidumbre. Siempre me ha gustado estar en casa y me entretengo viendo partidos y leyendo”.
La exfutbolista ha vivido por partida doble la crisis del coronavirus Covid-19, que nació en el coloso oriental antiguamente de obtener a Europa y el resto del mundo: “Lo que estamos viviendo nosotros ahora ya lo han pasado ellos. Desde que se cerró el país no podíamos viajar a China ni los jugadores se podían entrenar fuera de casa. Me dedico a hacer memorias, recopilar trabajos anteriores y mucho vídeo”, explica.
María mantiene el contacto con los futbolistas del combinado chino a través de una aplicación en la que escribe en inglés y le traduce al chino: “Allí, desde el momento que el problema les sobrepasó en una provincia, cerraron todo el país. Me han dicho que no entienden porque salimos de casa para hacer la compra u otras cosas, allí ni se lo plantean. Nuestro mayor error, el de los que mandan, fue verlo demasiado lejos porque era en China”, opina.
2. Consecuencias psicológicas Graduada en Psicología y con un máster en Psicología Deportiva, la exjugadora del Depor Abanca y del Victoria advierte sobre las consecuencias, sobre todo a nivel mental: “Es una época en la que va a haber muchos altibajos. En la medida que el deportista sea capaz de tener una rutina, debe intentar llevar los mismos hábitos y mantenerse activo”.
Perdi aporta una serie de consejos para todas las personas y no solo los deportistas: “Tener un horario, vestirse, diferenciar las rutinas de lunes a viernes con las del sábado y el domingo… en definitiva, mantener un equilbrio. Leer, ver documentales y mantener la mente activa, no solamente estar tumbado viendo series, porque eso te desactiva mentalmente y hace falta impulsar nuestra creatividad”.
La avilés se muestra cauta y pide cuidar el mensaje, sobre todo para los más pequeños: “Esto va para largo. No creo que tengamos un verano normal. No puede ser que nos dejen salir y nos vayamos a Pachá, por ejemplo. Tampoco podemos saturarnos de noticias ni sabernos los datos de memoria, no nos va a ayudar. Hay que concienciarse y filtrar bien la información. Y, sobre todo, cuidar el mensaje: hay muchos niños en casa que están escuchando constantemente información sobre esto y no sabemos cuáles van a ser las consecuencias psicológicas”.
No sabes qué fue antiguamente, si Ramiro o el fútbol playa, su filosofía de trabajo es diferente
3. La conexión con Ramiro Amarelle María entró en el fútbol playa por una “casualidad absoluta”. Después de colgar las botas en el Victoria se enroló en el Imperátor y allí conoció a Ramiro Amarelle, el rey de la arena. “Me puse en contacto con el Imper a través de Elkin, responsable de la residencia del Deportivo. A Ramiro lo conocía de las finales que había visto por la tele y del Informe Robinson, poco más. Enseguida entendí que su filosofía de trabajo era diferente a lo demás que había en A Coruña”.
La exjugadora entró en el organigrama técnico del Imperátor con varias funciones, desde ayudar en las reuniones con los padres hasta la formación de entrenadores. “Me encontré una nueva familia en A Coruña y, por casualidad y por el trabajo que desarrollé en el club, Ramiro me propuso la idea de ir a China y probar. Si me lo dijo un lunes, una semana después ya estaba volando para allí. Al principio fue un poco locura, pero era una oportunidad que no podía rechazar”.
Amarelle es una divisa del fútbol playa, dos veces subcampeón mundial con la selección española (2003, 2004) y todavía dos veces afamado mejor ludópata de la Copa del Mundo (2003, 2008), entre una veintena de trofeos individuales: “Lo notas en cuanto te mueves un poco por el mundillo: lo venera todo el mundo, no se sabe qué fue antes, si Ramiro o el fútbol playa. Y por los conocimientos y conceptos que tiene sobre este deporte. No he visto a nadie tan profesional. Estar con él es como hacer un máster en fútbol playa y también en fútbol”, le define.
4. El fútbol playa en el coloso oriental
Perdi desvela que el fútbol playa es un deporte “súper minoritario” en el coloso oriental y que para formar una selección cuentan con jugadores de Tercera o Cuarta división: “No son profesionales porque allí no hay una liga profesional de fútbol playa. En China los futbolistas ganan muchísimo dinero y tenemos que buscar en las categorías que nos podemos permitir. Normalmente nunca han pisado la arena y buscamos cualidades propias para ello, vemos muchos y distintos perfiles hasta que encontramos los adecuados e incluso alguno llega por casualidad”.
La avilés, que se encarga de la captación y el disección, entre otras funciones y rememora varias situaciones surrealistas: “En China deben de jugar al fútbol playa los que pasan por la selección y pocos más, pero un día nos encontramos con un estadio de fútbol playa para 2000 personas en un hotel. Y es que allí se había disputado un Brasil-Suiza, pero nosotros no sabíamos nada. Son cosas que no se pueden explicar”, revela.
“En otra ocasión nos encontramos con una instalación de 33 campos de fútbol a dos horas de una ciudad y en medio de la nada”, recuerda María, que considera esencia la formación desde la saco: “Hemos visitado muchos colegios que tienen instalación de fútbol playa, pero los niños no juegan. Eso es lo que intentamos cambiar. Que pisen la arena aunque sea una vez a la semana para familiarizarse con el medio”.
5. En China, como en otro planeta
La exfutbolista reconoce que en China se siente como en “otro planeta” y que las diferencias con la civilización europea son abismales: “Hay de todo porque es muy grande, pero nosotros hemos conocido una China muy alejada del circuito turístico, que no tiene nada que ver con lo que te cuentan. Cualquier tópico se me cayó al primer día. Y para los extranjeros es complicado: nos llegaron a bajar de un taxi y a dejarnos fuera de un hotel que no admite extranjeros”.
La magnitud y las proporciones del coloso oriental todavía le han patidifuso: “He estado en una ciudad de diez millones de habitantes que antes desconocía y solo faltaba que los habitantes se moviesen en naves espaciales. También en pueblos ‘pequeños’ de 200000 o 300000 habitantes, pero muy rústico, con las cabras por la carretera… eso sí, su centro comercial enorme y todo tipo de infraestructuras. Todo a lo grande. ¿Comunismo? Me río yo del comunismo, es el capitalismo más salvaje”, indica.
En el Depor hay piezas que mejoran al resto: María Méndez, Iris, Teresa, Peke y Athenea
6. Su pasado en el Depor y en el Victoria
Perdi formó parte de la primera plantilla del Deportivo femíneo en la temporada 2016/17: “Fue una etapa de muchísimo aprendizaje. Estoy muy orgullosa de haber formado parte del inicio del proyecto. Como todos los inicios, fue complicado, por la incertidumbre y porque había que juntar un montón de piezas”.
Pese a tener 22 primaveras en aquel momento, era una de las más veteranas en la plantilla: “Era la primera vez que era de las mayores en el vestuario y eso me ayudó mucho. Por suerte guardo muy buena relación con todas mis compañeras y con Tere y las niñas, de manera más especial. Ahora las veo mayores, sin esos miedos o inseguridades que tenían”, rememora.
Del Depor pasó al Victoria, donde militó una temporada más en Segunda División (ahora Primera Nacional): “Me dio la oportunidad de poder jugar y competir en una categoría que ya conocía, pero con las ventajas y el esfuerzo del club: que nos pagaba el piso, primas, recursos… algo que no es tan fácil de encontrar fuera de Galicia”, agradece.
7. La inesperada acceso blanquiazul en Primera
La exjugadora se muestra asombrada por el buen rendimiento del Depor Abanca en su temporada de iniciación en la máxima categoría: “Para nada me lo esperaba. Han encontrado su hueco, su estilo y de ahí solo les queda seguir creciendo. Me gusten más o menos algunas cosas, creo que es una sorpresa y una alegría. Han demostrado que se puede llegar ahí sin una inversión enorme en cosas extrañas”. María analiza a grandes rasgos las claves del equipo blanquiazul: “Hay mucho que analizar, pero no creo que hayan llegado ahí por cosas entrenables. Es el vestuario se llevan todas muy bien y eso se nota en las sinergias. Y hay piezas puntuales que mejoran al resto: María Méndez, Iris, Teresa, Peke y Athenea forman la columna vertebral”.
8. Un futuro en los banquillos
Fruto de su etapa en A Coruña, con el Depor y con el Victoria, Perdi decidió que su futuro va encarrilado en dirección a los banquillos. Con el Nivel 1 de entrenadora de fútbol y fútbol sala, dirige al AvilaSala de Regional y su intención es ampliar conocimientos para cumplir un sueño: “Entrenar de manera profesional en Primera División”.
¿Por qué hay tan pocas entrenadoras en el fútbol? “Es la segunda parte de la película del fútbol femenino. Yo en ningún momento me había planteado entrenar, ni siquiera cuando me lo dijo Manu (Sánchez, entrenador del Deportivo): ‘Aún te queda mucho por jugar, pero tú sitio está en los banquillos’. Creo que gracias a María (Pry, entrenadora del Levante) e Irene (Ferreras, exentrenadora de Rayo y Valencia), a la que admiro mucho, podemos soñar con llegar ahí”, replica la avilés.
Mientras sueña, trabaja en la pista y en la arena para obtener algún día a los campos de fútbol.
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El cine, una adicción fatal (Esta reseña ha sido publicada en: Filmaffinity Borg McEnroe romulo) Borg McEnroe "Todo partido es una vida en miniatura." Andre Agassi, "Borg McEnroe" es una acertadísima y brillante realización del director sueco Janus Metz Pedersen del que no recuerdo haber visto nada con anterioridad. Pero la película que acaba de hacer es sencillamente prodigiosa. Curiosamente no existen en la historia del cine demasiadas oportunidades para disfrutar de producciones referidas al género deportivo que merezcan algo de crédito, al menos no en la memoria de este cronista En 1980, yo tenía 35 años, practicaba y me gustaba el tenis -también ahora- con locura. Recuerdo perfectamente aquella final en Wimbledon entre Biorn Borg y John McEnroe. Fue una batalla épica en la que dos extraordinarios talentos de la raqueta desplegaron toda su magia y se dejaron la piel en un extenuante partido a cinco sets considerado por numerosos expertos como el mejor match de la historia del tenis. Son muchos los méritos de esta película. Sorprenden los ágiles movimientos de cámara, sus fantásticas tomas cenitales y un maravilloso trabajo de montaje sin necesidad de recurrir en ningún momento al material documental de archivo. Absolutamente todo lo que vemos responde a un espectacular trabajo de estudio. Metz coloca al espectador en el centro mismo de la pista central del All England Club para hacerle revivir aquellos momentos con un realismo increíble. Sverrir Gudnason en el papel de Borg, ayudado por su gran parecido con el personaje, y Shia LaBeouf como McEnroe, están sencillamente colosales. Físico, vestuario, maquillaje, gestos, posturas, ademanes, tics o los desplazamientos sobre la pista, son calcados con tal exactitud que olvidas a los actores para terminar viendo a los auténticos protagonistas de la contienda. Pero no todo es tenis en esta historia. Y tal vez, ni siquiera, me atrevería a decir, lo más sobresaliente. Lo verdaderamente importante, a mi entender, radica en la labor de disección que Metz lleva a cabo con su laboratorio. Un trabajo valiosísimo de introspección que muestra las flaquezas pero también las grandes virtudes de nuestros héroes. Refleja así mismo el ambiente de enorme tensión y rivalidad que estos dos formidables deportistas se ven obligados a soportar durante el transcurso del torneo. Y todo ello conforma una aleccionadora e inteligente visión sobre la trastienda que esconde las verdaderas razones que impulsan al ser humano para superar sus dificultades. Ni el conocido como "hombre de hielo" ni el malcriado "enfant terrible" que le pisa los talones, son lo que aparentan. En uno hierve un volcán interior que sofoca con cada golpe en la pista. En el otro, ese mismo volcán erupciona y muestra su furia incontenible con cada tiro fallido o la dudosa decisión del juez de silla. Pero, en el fondo, ambos utilizan parecidas armas para dominar los demonios que atormentan su interior. Después de ese épico y memorable encuentro, dirimido con una apretada victoria del sueco y que supuso su quinto triunfo consecutivo, Born y McEnroe se hicieron grandes amigos. Al año siguiente el estadounidense le arrebataría el título, lo que ocasionó el inesperado retiro de Borg que apenas contaba con 26 años. Aún si no es usted un fervoroso seguidor de esta disciplina, le recomiendo igualmente vea esta película porque, con seguridad, hallará elementos suficientes que habrán de compensar con creces su comprensible escepticismo. Emilio Castelló Barreneche (Barcelona, viernes, 29 de junio de 2018)
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Une partie de plaisir (Claude Chabrol, 1974)
Los mismos que hace siete u ocho años, prematuramente, elevaron a los altares a directores como Peckinpah o Chabrol, resultan ser ahora quienes, sistemáticamente, les niegan todo mérito, con la misma vehemencia y pasión con que antaño les convirtieron en los más grandes cineastas vivos; los que siempre llegan tarde —los que "descubren" a Hitchcock en 1976, cuando realiza su peor film en 20 años—, en cambio, se convierten al culto de estos autores aprovechando la decepción de sus primeros entusiastas. Como me parece tan incoherente rechazar Une partie de plaisir (1974) en nombre de Al anochecer (Juste avant la nuit, 1971) o La mujer infiel (La Femme infidèle, 1968) como apreciar Las ciervas (Les Biches, 1968) o El carnicero (Le Boucher, 1969) detestando Los primos (Les Cousins, 1958), no puedo evitar la sospecha de que la causa de tales reveses en la fortuna critica de Chabrol no está en su autor, sino en sus exégetas.
Ciertamente, la carrera de Chabrol es sumamente irregular; más allá de toda división de su obra en "etapas" sucesivas, hay grandes saltos cualitativos de un film a otro. Hacia 1968, coincidiendo con la recuperación de su independencia artística que le permitió André Génovès, Chabrol pareció encontrar un filón en el análisis de las relaciones de la pareja burguesa; pero esta cantera está casi agotada —tras Les Biches, La Femme infidèle, Accidente sin huella (Que la bête meure, 1969), Le Boucher, La Rupture (1970), Juste avant la nuit, Relaciones sangrientas (Les Noces rouges, 1973), Une partie de plaisir, Inocentes con las manos sucias (Les Innocents aux mains sales, 1975)— y Chabrol parece tantear nuevas salidas, en distintas direcciones, tal y como indican La década prodigiosa (La décade prodigieuse, 1971), Doctor Casanova (Docteur Popaul, 1972) o Alicia o la última fuga (Alice ou la dernière fugue, 1976).
La extremada coherencia de una parte de la obra de Chabrol —películas que son casi "variaciones sobre el mismo tema"— puede molestar a la crítica, que se ve obligada a repetir el mismo discurso y, sobre todo, a tratar de profundizarlo en respuesta a la creciente complejidad del tratamiento de Chabrol; de ahí la protesta de que "Chabrol se repite" (o Peckinpah, o quien sea; como si Hitchcock, Hawks o Renoir no lo hubiesen hecho). Los giros imprevisibles que suponen otros films provocan la queja contraria, proferida —paradójicamente— por los mismos que deploran sus "repeticiones", que no ven con buenos ojos que Chabrol tantee —con mayor o menor éxito— nuevos terrenos, y que, no se dedican a constatar y valorar objetivamente el cambio, sino que, veladamente, se conforman con decir "este no es mi Chabrol" (de ahí que se haya considerado poco personal un film como Alice ou la dernière fugue). Por lo demás, si la prudencia y la mesura son siempre aconsejables a la hora de emitir juicios, más lo son cuando se trata de valorar a un cineasta que, como Chabrol, ha sido dado por "muerto y enterrado" varias veces, para luego ser apresuradamente restituido al Olimpo del Cine. Y hay que tener en cuenta que un autor cinematográfico, por bueno e independiente que sea, no es una máquina productora de obras maestras, ni tiene por qué acertar sistemáticamente; el error es a menudo un prerrequisito del progreso, y no me parece lícito denegarle el derecho a equivocarse a un director simplemente por el temor a que "deje en mal lugar" a los defensores de sus películas precedentes: por mala que sea, hasta su película equivocada será más interesante y valiosa que la mejor crítica de la más lograda de sus obras.
Este largo preámbulo, al que podrían añadirse algunas otras consideraciones (1), me parece necesario para encararse como es debido con Une partie de plaisir, que tengo por una de las mejores películas de Chabrol, comparable en todos los sentidos a La mujer infiel, Accidente sin huella, El carnicero y Al anochecer, pero que —con curiosas excepciones— ha sido muy mal recibida y ha tenido una triste carrera comercial. La explicación de esta acogida no está a mi alcance, pero no creo que sea justificación suficiente el desorden con que se han ido estrenando en España las películas de Chabrol (2), ni la persistencia de notables lagunas en nuestro conocimiento de su obra (3). Creo que, junto al desconcierto y la indiferencia provocadas, en buena parte, por la crítica, las razones de su fracaso son más profundas, más fundamentales, y que radican en el carácter molesto de la película, amplificado por el insólito punto de vista adoptado por Chabrol.
Conviene puntualizar, para empezar, que Une partie de plaisir es un film totalmente chabroliano, tan personal como el que más; se ha pretendido lo contrario, apoyándose en que su guión está firmado, a solas, por Paul Gégauff, y narra la ruptura de la familia Gégauff; además, sus principales intérpretes no son actores profesionales, sino los propios protagonistas del drama. Se ha dicho que Chabrol se ha limitado a "poner en escena" las confesiones autobiográficas de su amigo y frecuente colaborador, montando un psicodrama cinematográfico. Idea que no concuerda con la existencia, desde antes de 1962, de una novela de Gégauff titulada Une partie de plaisir, ni con su afán —no sé si satisfecho— de convertirse en director. Dejando de lado que tiene que existir una notable proximidad entre Chabrol y Gégauff —son amigos desde muy jóvenes, y han colaborado en otras doce películas, entre 1958 y 1975—, y que muchos rasgos generalmente considerados "chabrolianos" pueden ser, realmente, "gégauffianos" —los guiones de Una vida doble (À double tour, 1959), Les Bonnes Femmes (1960) y Dr. Popaul son suyos; ha intervenido en los de Los primos, Les Godelureaux (1960), Ofelia (Ophélia, 1962), Las ciervas, Accidente sin huella, La década prodigiosa, o Les Magiciens (1975)—, lo menos que puede decirse es que tanto Gégauff como su historia son notablemente chabrolianos; de hecho, los films más parecidos a Une partie de plaisir son La mujer infiel y Al anochecer, en los que Gégauff no intervino, y hasta la idea de que un matrimonio interprete una pareja tienen un precedente muy claro en La Muette, el episodio de Chabrol de Paris vu par... (1965).
La pareja formada por Philippe (Paul Gégauff) y Esther (Daniéle Gégauff) tiene muchos puntos de contacto con el matrimonio Masson de Al anochecer. Ambas familias parecen perfectamente felices; no ya superficialmente, como los Desvallés de La mujer infiel, sino intensamente: Philippe y Esther parecen disfrutar de su mansión campestre —alquilada—, de sus viajes a la costa bretona, de su hija; aunque llevan unidos —no casados, según se descubre, con sorpresa, pasada la hora de proyección— unos ocho años, sienten mutuo entusiasmo. Pero un día, caprichosamente —aunque tal vez lo viniese rumiando desde mucho antes—, Philippe confiesa a Esther que le ha sido infiel varias veces; esta inesperada noticia disgusta a Esther, pero la encaja. No contento con eso, y con una insistencia que recuerda a Charles Masson (Miquel Bouquet), Philippe pregunta a Esther si ella no le ha engañado; la negativa parece disgustarle, y responde incitándola a serle infiel. Esta actitud, aparentemente "permisiva", "abierta" y "civilizada", conociendo a Chabrol y a sus personajes, y teniendo en cuenta el ulterior desarrollo de la película, parece tener su origen en un sentimiento de culpabilidad de Philippe, que —para no sentirse infiel— hubiera deseado que la conducta de Esther fuese simétrica a la suya y que, al no ser así, procura que llegue a serlo, de forma que no se sienta "en deuda" con ella. Una motivación tan puritana, masoquista y egocéntrica explica que, cuando Esther se decide a seguir sus consejos, Philippe reaccione tan celosa y violentamente, tan en su papel de "cabeza de familia", exigiendo que Esther, se acueste con quien se acueste, cumpla con sus "obligaciones" de madre y de esposa. También explica que, cuando Esther elige por amante a un joven que le parece despreciable y estúpido, y se rodea de un grupo de amigos petulantes y superficiales, Philippe se sienta humillado e irritado, y empiece a arrepentirse de haber puesto en marcha un proceso que escapa de su control.
Une partie de plaisir se convierte así en el drama del que juega con fuego, del cazador cazado, del que cae en su propia trampa, del que lamenta sus actos cuando ya es demasiado tarde. Sus tentativas (malhumoradas y un tanto sádicas) de recobrar a Esther se ven abocadas al fracaso; la distancia entre uno y otro se va ensanchando, y el amor se va trocando en un odio igualmente intenso. Pero Philippe ha previsto erróneamente las consecuencias del paso que ha dado; Esther, harta, le abandona, demostrándole que puede vivir sin él. El mundo de Philippe se desmorona: ha perdido a su mujer y a su hija, ha perdido su casa y sus amistades, se ha visto obligado a trabajar en una oficina y a reducir su tren de vida. Se aferra entonces, como a una tabla de salvación, a Sylvia (Paula Moore), una rica inglesa, suave y poco inteligente, con la que, recordando que no está casado, contrae matrimonio (irónicamente, ella está divorciada, entre otros, del amante de Esther). Pero necesita a Esther; se ha acostumbrado a ella, hasta su falta de cultura le resulta ahora atractiva, e intenta repetidamente recuperarla, recurriendo para ello a su hija, suplicando la intercesión del amante al que desprecia, tratando de inspirar lástima y compasión, humillándose cada vez más, hasta que la tensión ominosamente acumulada y contenida a lo largo de toda la película se descarga en un estallido de violencia, brutalidad y locura.
De este modo, Chabrol ha ampliado su disección de la pareja burguesa a un nuevo sector de esta clase, el aparentemente más "liberal" y "moderno": ya no hace falta que los protagonistas estén casados, ni que tengan una reputación o un buen nombre que conservar. Se pueden encontrar las mismas características entre los burgueses "evolucionados", que rechazan (en parte) la vida burguesa y adoptan las formas externas de la "bohemia artística", que viven de los derechos de autor y que no frecuentarían a los Desvallées ni cenarían con los Masson, que rechazan el matrimonio y dicen vivir con libertad, que ostentan su cultura y su "buen gusto" y que, si les preguntasen su adscripción política, no dudarían en declararse maoístas o poco menos.
El escalpelo de Chabrol ha hecho esta vez una incisión dolorosa: hay mucha gente a la que le encanta asistir a la disección crítica de la gran burguesía tradicional, la que, en la sociedad industrial avanzada que es Francia —lo mismo en 1968 que en 1971 o 1973—, representan tanto los Masson como los Desvallées, que sin duda votarían por De Gaulle, por Pompidou o, ahora, por Giscard; lo que ya no resulta tan agradable es asistir a un análisis parecido de uno mismo, o de lo que dentro de unos años puede uno llegar a ser, ni percatarse de que las mismas conclusiones podrían extraerse de una pareja aún más joven, "libertaria" y seguidora de Sartre o Cohn-Bandit, pero perteneciente también a la burguesía. Por eso, y por el dramatismo y la intensidad con que está planteado el caso de Philippe y Esther, Une partie de plaisir resulta una película incómoda, a la que es preciso descalificar —incluso haciendo aseveraciones tan pintorescas como que "está mal hecha"— y de la que conviene alejar al público, no vaya a darse cuenta de lo que ocultan ciertas "poses".
Pero no acaba ahí la historia. Lo más perturbador de Une partie de plaisir no es en el fondo, el observar que la crítica de Chabrol no se limita al matrimonio burgués ni a su defensa a ultranza de lo que los Philippes llamarían "el orden matrimonial" o "el orden burgués" (mientras no les afectase a ellos directamente), alcanzando a personas que hasta ahora se sentían a salvo de sus implacables y corrosivas autopsias. Lo más molesto de Une partie de plaisir es su arduamente conseguida objetividad: Chabrol ha renunciado totalmente a la caricatura, a la exageración de rasgos hasta lo grotesco, al fácil y cómodo desprecio de los personajes; tampoco, pese a ser amigos suyos, serle conocidos y estar cerca de él, les ha tratado con complacencia o benevolencia. Ha sabido ser, al mismo tiempo, más buñueliano y más langiano que nunca, contemplándolos con tolerancia y sin odio pero sin cegarse a sus defectos ni disculpar sus faltas. No ha embellecido o sublimado su conducta; no ha hecho de Gégauff un personaje simpático ni de Daniéle una víctima; no nos permite que nos riamos de ellos, ni que los contemplemos despectivamente, desde lejos. Nos obliga a compartir, con preocupación creciente, la trágica historia de unos seres de ficción, que podrían ser reales, y que nos conciernen (4).
(1) Por ejemplo, que es peligroso consagrar prematuramente a un director; aunque Chabrol ha hecho ya muchas películas, y lleva veinte años dirigiendo, creo conveniente tener en cuenta que Convoy (1977) será el largometraje n.° 13 de Peckinpah, y que, por malo que pueda ser, tal vez no sea tan pobre como el que ocupe el mismo lugar en la filmografía de Hitchcock, Ford o Renoir; como pronto le tocará la vez a Eric Rohmer —entronizado a raíz de Ma nuit chez Maud—, tal vez no sea ocioso recordar que su próximo largo será tan sólo el séptimo.
(2) En 1976 y lo que va de 1977, se han estrenado cinco películas, en este curioso orden: Inocentes con las manos sucias (1975), Relaciones sangrientas (1973), Las ciervas (1968), Alicia o la última fuga (1976, la más reciente) y Una fiesta de placer (1974).
(3) Aún no han llegado Les Bonnes Femmes, Les Godelureaux, L'Œil du Malin (1961), La Ligne de démarcation (1966), La rupture, Nada (1974), Les Magiciens y Folies bourgeoises (1976).
(4) Son muchas las escenas realmente patéticas de la película, pero creo suficiente evocar una: aquélla en la que Philippe, que está en la playa con Sylvia, no puede contener las lágrimas, recordando la primera escena del film, que nos mostró, en esa misma playa, su felicidad junto a Esther y su hija.
Miguel Marías
Dirigido por… nº 46; agosto-1977
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