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Cine: Les Amitiés Particulières (1964)

“Tened cuidado con las amistades. Que no sean nunca esas amistades particulares que dan demasiada importancia a los sentidos. Que vuestras amistades sean amistades públicas y que sean amistades del alma“, advierten desde el púlpito durante una misa y todo el mundo entiende de qué hablan. Estamos en medio de un ambiente fuertemente religioso: un colegio pupilo de varones en el que la moral del alumnado es rigurosamente vigilada. Allí arriba Georges de Sarre (Francis Lacombrade), un joven proveniente de una familia noble, que se encuentra repentinamente con una de esas “amistades particulares“ a las cuales aluden el título del filme y el sermón mediante un poema entre dos compañeros: Lucien Rouvère (François Leccia) y André Ferron (Gérard Chambre). Una relación que parece suspendida cuando Georges, movido por un sentimiento de responsabilidad moral, lleva el texto a conocimiento de las autoridades del internado.

Lo que no se imaginaba era que él mismo iba a disfrutar una de esas relaciones al conocer al pequeño Alexandre Motier (Didier Haudepin), un niño de doce años (Georges tiene catorce) que lo cautiva con su dulzura, su inocencia y su simpatía. Por más puras que sean las intenciones que los unen, ambos saben que esta clase de “amistades” no son bien vistas y que tienen que mantenerla en la más estricta discreción. Como es de esperarse, semejante secreto, del cual testifican los poemas inocentemente amorosos que se envían, está constantemente en peligro de terminar expuesto mientras sus protagonistas procuran defenderse o defender al otro tras cada pequeño incidente que les acaece.

Parece mentira que ya hayan pasado casi sesenta años del estreno de la entrañable historia de esta “amistad que se llama amor”. Una maravilla, basada en el libro homónimo de Roger Peyrefitte y publicado en 1943, dirigida por Jean Delannoy.

Todo un clásico, titulado “This Special Friendship” para el mercado anglosajón, que puedes ver aquí: