#Cristo camina con nosotros en medio de la prueba
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Dependencia del Espíritu Santo en nuestro trabajo...
Los obstáculos llegarán; podemos elegir concentrarnos en ellos o confiar en la dirección del Señor.
Esdras 4.1-5
Los israelitas habían regresado a Jerusalén para reconstruir el templo. Pero muchos se opusieron a sus esfuerzos y, de hecho, fueron bastante astutos. Primero, se ofrecieron a ayudar. ¿Qué mejor manera de hacer que las cosas salgan mal que involucrarse en el trabajo? Cuando su ayuda fue rechazada, los enemigos se dispusieron a desanimar y amedrentar a los israelitas. Tuvieron éxito en detener el trabajo, por un tiempo.
Pero “los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos”, y la obra pudo proseguir (Esd 5.5). El Señor se encargó de la oposición. Lo que eso quiere decir es que, a veces, Él eliminará el problema y en otras ocasiones, caminará con nosotros a través de él. Pero de cualquier manera, Dios quiere que dependamos de Él. Esto significa elegir...
Amar pacientemente a otros.
Guiar con sabiduría a los demás.
Seguir los principios bíblicos sobre las finanzas.
Tener contentamiento divino.
Hacer la obra de Dios a la manera de Él.
Nuestro trabajo debe caracterizarse por la dependencia del Espíritu Santo (Ga 5.16). Aunque esa mentalidad no es popular, es la única manera de vivir como hijo de Dios. Busque a otras personas que tratan de seguir regularmente la dirección del Espíritu y anímense unos a otros a vivirla.
(Ps. Charles Stanley).
#Charles Stanley#la dependencia a Cristo#cumplir la voluntad de Dios#Cristo camina con nosotros en medio de la prueba
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Devocionales cristianos
Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna (Hebreos 4:16). Como creyentes, atribuimos fácilmente nuestra salvación a la gracia de Dios, pero ¿qué significa para nosotros “esta gracia en la cual estamos firmes” (Ro 5.2)? ¿Cómo funciona ella en la vida diaria, especialmente cuando pasamos por períodos de prueba o sufrimiento? 1. La gracia del Señor libera su poder sobrenatural en nosotros para que podamos sobrellevar las dificultades de la vida y regocijarnos en lo que Él está haciendo en nosotros por medio de la adversidad. 2. La gracia edifica nuestra confianza en el Señor soberano. Nada luce irremediable cuando nos enfocamos en Él, en vez de hacerlo en nuestros problemas. 3. Descubrimos la seguridad de la presencia sustentadora de Dios, ya que Él camina con nosotros en cada paso del camino. 4. Porque hemos experimentado el amor que Dios nos tiene, somos capaces de sentir empatía y amor por los demás cuando enfrenten tiempos difíciles. 5. En las pruebas, la gracia transforma nuestro carácter, y ayuda a que otros puedan ver a Jesús reflejado en nosotros. Las dificultades son inevitables. Por eso, necesitamos una dosis diaria de la gracia de Dios, si queremos atravesar las pruebas con la confianza de que habrá una recompensa. Si confiamos en nuestras fuerzas, los obstáculos parecerán insuperables, dejándonos desanimados y prontos a renunciar. Muchas veces, confiamos en Cristo para salvación, pero luego tratamos de vivir sin su ayuda. Si la gracia de Dios fue necesaria para salvarnos, también será necesaria para el resto de nuestra vida. Solo mediante la inyección continua de su poder podremos tener una vida cristiana victoriosa.
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“Organización de las mujeres” por Gabriela Mistra [Diario El M....El feminismo llega a parecerme a veces, en Chile, una expresión más del sentimentalismo mujeril, quejumbroso, blanducho, perfectamente invertebrado, como una esponja que flota en un líquido inocuo. Tiene más emoción que ideas, más lirismo malo que conceptos sociales; lo atraviesan a veces relámpagos de sensatez, pero no está cuajado; se camina sobre él como sobre las tembladeras, en las cuales el suelo firme apenas se insinúa. Mucha legitimidad en los anhelos, pureza de intenciones, hasta un fervor místico, que impone el respeto; pero poca, ¡muy poca! cultura en materias sociales. No importa: existe la fuerza, nos hemos puesto en trance de obrar, y unos diez ojos sagaces y manos tranquilas ya pueden empezar la ordenación.No hay necesidad de crear una sociedad más; tal vez sería enriquecer nuestro vicio –que es vanidad pura– de erigir directorios, para hacer reparto de presidencias y secretarías, baratijas de zulúes que nos gustan mucho.Hay un organismo destinado a verificar la concentración que pedimos: su nombre ha hecho promesa que debe cumplir. En otras partes ya ha cumplido. El Consejo Nacional de Mujeres, en varios países, ha conseguido contar en su seno a las representantes de casi todos los círculos femeninos de la nación.Hace años se me invitó a pertenecer a él. Contesté, sin intención dañada: “Con mucho gusto, cuando en el Consejo tomen parte las sociedades de obreras, y sea así, verdaderamente nacional, es decir, muestre en su relieve las tres clases sociales de Chile”.La clase trabajadora no puede alcanzar menos de la mitad de representantes en una asamblea cualquiera; cubre la mitad de nuestro territorio, forma nuestras entrañas y nuestros huesos. Las otras clases son una especie de piel dorada que la cubre.Este Consejo fue creado hace unos siete años por las señoras Amanda Labarca Hubertson e Isaura Dinator de Guzmán; de él han partido los primeros reclamos de representación femenina dentro de las instituciones y cuenta en su haber las leyes dictadas por el gobierno actual sobre derechos civiles femeninos. Ha hecho bastante, en relación con la que le crea la ausencia de la clase popular.Actualmente, la presidencia del Consejo está en las nobles manos de la doctora Ernestina Pérez, timón sólido de cultura y ecuanimidad. Al lado de ella tienen su sitio doña Inés Echeverría, para poner fuego ancho de espíritu; doña Adela Edwards, la de manos obradoras; doña Brígida Walker, decana moral del magisterio primario; las jefas de partidos femeninos, señoras Rodicio, Villar y Méndez, doña Luisa F. de Huidobro, doña Isaura de Guzmán, Teresa Ossandón, la socialista señora Hidalgo, el grupo excelente de educadoras del Club de Maestras, Cora Mayers y tantas otras que hierven en mi memoria y que harían fatigosa la enumeración.Lo primero, conocerse. No son las líderes obreras lo que por ahí pintan, ni mujeres viciosas cuyo contacto manche, ni energúmenos que agiten una asamblea hasta malograr todo trabajo sensato.Muchas se han incorporado a las sociedades masculinas, a los gremios. Son las más cultas: han escuchado debates, y aunque suela contagiarlas la violencia de la asamblea de hombres, que rojea, tienen manos sobre la carne viva del problema social.Santa ronda nacional de mujeres sería ésa en que la mano pulida coja la mano prieta, y la aparadora de zapatos escuche, de igual a igual, a la maestra y la costurera diga a la patrona cómo van viviendo ella y sus tres hijos con su salario de tres pesos. Asamblea cristiana, en que la dueña de la vivienda pútrida mire la prueba de ésta en la cara sin sangre de su pobre inquilina.Purgamos la culpa de no habernos mirado jamás a la cara, las mujeres de las tres clases sociales de este país. El amor vive de conocimiento, decía Leonardo, el humanísimo. Nosotros en los embusteros discursos de las fiestas patrióticas, gritamos la concordia nacional como desde una a la otra orilla del Amazonas.La primera faena cívica era esa: soldar las clases por medio de intereses y sentimientos comunes. Dar en la pequeña propiedad
la emoción de la patria: dar, en el servicio amplio, ¡inmenso!, de beneficencia, latido moral de un Estado, atento como un hombre a la guardia de la salud; dar, en la casa obrera, la dignidad al ciudadano, que no lo es solamente porque reciba el sol y beba el viento; incorporar en las muy vacías fiestas de aniversarios nacionales una ceremonia de gratitud hacia los mejores artesanos; impulsar con algo más que la protección al salitre la riqueza nacional, abriendo los bancos de pequeño crédito agrícola para que pueda sembrar cada campesino que no tiene una lonja de suelo; y democratizar la cultura, llevando la biblioteca del pueblo como un río generoso, de un extremo a otro del país, humanizar el Estado; y hacer así esa red de intereses y de amor que es una raza. Al dibujo precioso de esa red, en que el centro está en todas partes, porque puede rompérsela donde se la toque y es preciosa en cada punto, hemos preferido el dibujo geológico de capas (de arcilla fina, de piedrecillas menudas y de roca ciega) que tenemos.Ser organismo social, es decir, ser una patria, es tener casi la misma calidad de sangre en la frente que las plantas y oponer igual resistencia a la disgregación en cualquier parte del cuerpo. ¡Qué lejos de eso estamos!En este momento la América mira con estupor, que éramos la estatua del sueño de Nabucodonosor y que desmoronados los pies de lodo, hemos dado con la frente en la carretera.No digamos que ya es hora de amarnos: el amor, en el individuo relámpago sobrenatural, es en un pueblo un cuajo lento y maravilloso, como la creación de una madrépora; necesita de la sangre de tres generaciones a lo menos.Pero el conocimiento del pueblo –me ha dicho alguno– da mejor su repugnancia que su estimación. Es cierto: no es ni hermoso, ni sentidor, ni claro de mente; feo, brutal a veces, confuso para desear y pedir.Así lo hicimos. Entre el hambre, la tuberculosis, el alcohol y el trabajo salvaje, no había de levantársenos como un Apolo. Del arte, que depura el sentimiento, hemos hecho una isla dorada a donde él no llega. El número de tabernas que le ofrecemos, cobrando por los municipios sus patentes, para hacer fuentes en nuestros paseos, debió ser el número de sus bibliotecas.Sin embargo, hay que comenzar por el conocimiento y acabar por el amor, como los judíos empezaron por Moisés, la Ley, para terminar por Cristo, lo superior a la Ley. La escuela le entregará la patente de hombre; la habitación, en las ciudades y en el campo, el predio agrícola le darán la dignidad de poseer. Sobre eso, que vengan los capiteles del orden que queráis, la abundancia de la fraternidad, la verificación del cristianismo.Volviendo, pues, a la organización de las mujeres, éste es el primer paso: vincularse para conocerse.Creen algunos que el paso heroico es el que dará la clase opulenta hacia la desposeída y que cuesta mucho. Quienes hemos andado en estas búsquedas sabemos que hay también abismos grotescos, pero reales, entre la clase media (de empleados y profesionales) y el pueblo. Recordemos la parábola breve de Tagore: la lámpara de arcilla dijo a la lámpara de cristal: “Eres mi prima”. La de cristal ni siquiera quiso responderle; pero en ese momento subía por el cielo la luna llena y le gritó: “¡Hermana mía!”.Si la clase alta se siente extraña al pueblo por sus costumbres, la media no lo siente menos extraño por su ignorancia. La llaman un puente; como los puentes movedizos, levantó su extremo de la orilla, giró y ha ido a ponerse, tendido a lo largo de la otra, margen suave, donde no sirve a los fines de la vida.Es curioso anotar que las voces de mujer que hacen el llamado más apasionado a la fusión de las clases, en este momento, son voces de la clase alta. Llevo contados muchos artículos de “Roxane”, que me dan esta sensación: la de un guardia de minas del sur que en el peligro de una catástrofe bajaba y subía cada cinco minutos al hoyo infame, para mirar las venas de agua y subía a dar voces, a los mayordomos dormidos, volviendo a bajar nuevamente. Ella va de las fábricas, donde mira el envilecimiento de las obreras con el
trabajo excesivo que asesina madres, a su periódico que le multiplica la garganta. Pues, el territorio entero está agujereado de subterráneos que no conocemos; nuestras avenidas, nuestros parques, el sueño sobre el cual descansa el lecho en que dormimos, tienen debajo la ciénaga tremenda.Para la obra de organización de las mujeres, faltan estas dos cosas, pequeñas y preciosas como la perla: paciencia, humildad. No falta entusiasmo, que anda por todas partes en llamaradas sueltas. Paciencia para insistir tantas veces como horas tiene el día de Dios; humildad para recibir la descortesía y la misma hostilidad de las sociedades reacias a fundirse.Como todo pueblo débil, tenemos la vanidad supliendo extensiones. Los círculos menudos de mujeres temen desaparecer en la obra grande. Probarles que cooperar no es subordinarse y que la institución continúa su vida individual sin más cambio que poner su voz en medio de las de sus congéneres.Costará un poco ser pacientes y humildes; es más fácil ser inteligentes y valerosas; la paciencia hizo las catedrales de la Edad Media y la humildad creó el cristianismo, que sólo se quebraja cuando ella disminuye. Ayudarán algunas otras circunstancias: la quiescencia de los grandes, que ahora es más fácil de obtener; el paso menos miedoso de las obreras, que sienten su fuerza y toman su sitio.Los problemas femeninos, los de gremio y gremio, y partido y partido, tienen una diferenciación muchísimo menor que los de los hombres. Casi no existe el conflicto religioso, que ha envenenado tanto a aquellos, y les ha hecho perder cincuenta años, en un millar de sesiones de oratoria encendida. A las campañas mayores del reconocimiento de la educación paterna, la de la equiparación de salarios, de amplio servicio médico escolar, de enseñanza obligatoria de puericultura, aun a la de sufragio, llevarán su apoyo todas. Bastarían tres anhelos compartidos; habrá unas veinte leyes de acuerdo común. Puede fundarse mucho sobre ese enorme bloque.En un artículo de la señora Labarca Hubertson se da un mensaje de la jefa máxima del feminismo yanqui: “Eliminad –dice más o menos–, cualquier causa de odio, aunque sea el divorcio o el mismo sufragio, con tal de unificar”. Es la mujer de sangre fría, que ha visto entre los pueblo latinos el gasto de odio que hacemos, la sangría de nuestros jacobinismos, el cacareo ridículo que levantamos en torno de nuestros estandartes políticos, mientras el “gran viento del norte” sopla hacia el sur con firmes carrillos.Falta –me dice una compañera– un periódico para las mujeres o que, al menos, se restablezca, con secciones más ricas, “la página para mujeres” que hace años daban los grandes cotidianos.Es verdad, necesitamos una enorme información del movimiento social femenino. Hasta ahora las revistas que se nos dedicaron se quiebran de… femeninas. No basta con el recetario doméstico que proporcionan, si es mucha cosa regalarnos las páginas ilustres de Selma Lagerlöf y de Ada Negri. Páginas serias de religión, de pedagogía (divulgada sin tecnicismos), de higiene y sobre todo, repito, una clara y abundante exposición de la labor social de nuestras hermanas del mundo. Y muchas traducciones, porque cambiaríamos con gusto un servicio honrado de éstas por un buen lote de producción nacional, en todos los órdenes.Nuestra prensa es harto regionalista, y el regionalismo acaba por crear una especie de tisis en los organismos, cuando no hace una ictericia de odio. Pagar traductores si no podemos pagar colaboradores extranjeros.Un movimiento vasto de organización femenina requiere la fundación paralela de un órgano de divulgación muy fuerte.Hasta hoy el feminismo de Chile es una especie de tertulia, más o menos animada, que se desarrolla en varios barrios de la capital. Es débil por desmigajamiento, y aunque ya cuenta algunos éxitos, no puede ser equiparado todavía con los movimientos respetables de opinión que se desarrollan en el Uruguay (para nombrar un país hispanoamericano). Si ha de ser político, que se sature de cultura política; si prefiere quedarse en la lucha económica, que también
adquiera la cultura que necesita para formarse un cuerpo de doctrinas económicas.En el campo sentimental no puede mantenerse; para el sentimiento está la vida individual, y las mujeres han decidido abandonar el pliegue tierno de la casa, donde el amor sólo tenía un rostro que mirar en el silencio, y el servicio de una sola mesa que hacer pulcra y bella.
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Alguna ayuda sobre esa tentación?
Hola :)
No sé cuál tentación, pero sí hay maneras de pasar esas pruebas.
Las Escrituras nos dicen que todos afrontamos las tentaciones. 1 Corintios 10:13 dice, “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana." Tal vez esto proporciona un poco de aliento cuando a menudo sentimos que el mundo está imponiéndose sobre nosotros solos, y que otros son inmunes a las tentaciones. Se nos dice que Cristo también fue tentado: "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado." (Hebreos 4:15).¿De dónde, entonces, vienen estas tentaciones? En primer lugar, no vienen de Dios, aunque Él las permite. Santiago 1:13 dice, "Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie.” En el primer capítulo de Job, vemos que Dios permitió a Satanás tentar a Job, pero con restricciones. Satanás anda en la tierra como león, buscando a gente para devorar (1 Pedro 5:8). El versículo 9 nos dice resistirlo, sabiendo que otros cristianos también están experimentando sus ataques. Por estos pasajes podemos saber que las tentaciones vienen de Satanás. Vemos en Santiago 1:14 que la tentación origina en nosotros también. Somos tentados cuando somos "llevados y seducidos por nuestra propia lujuria" (verso 14). Nos permitimos pensar ciertos pensamientos, ir a lugares donde no deberíamos ir y tomar decisiones basadas en nuestros deseos que nos llevan a la tentación.Entonces, ¿cómo resistir las tentaciones? En primer lugar, debemos volver al ejemplo de Jesús cuando fue tentado en el desierto por Satanás en Mateo 4:1-11. Cada una de las tentaciones de Satanás fue recibida con la misma respuesta: "Escrito está", seguida por las Escrituras. Si el Hijo de Dios usaba la Palabra de Dios para efectivamente poner fin a las tentaciones – lo cual sabemos que funciona, porque después de tres fallidos esfuerzos, "el diablo entonces lo dejó" (v. 11) — ¿Cuánto más necesitamos nosotros usarla para resistir nuestras propias tentaciones? Todos nuestros esfuerzos para resistir serán débiles e ineficaces a menos que sean impulsados por el Espíritu Santo a través de la constante lectura, estudio y meditación en la Palabra. De esta manera, seremos transformados “por medio de la renovación de [nuestro] entendimiento." (Romanos 12:2). No hay otra arma contra la tentación excepto la "espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios" (Efesios 6:17). Colosenses 3:2 dice: "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Si nuestras mentes están llenas de los últimos programas de televisión, la música y todo lo que la cultura tiene para ofrecer, seremos bombardeados con mensajes e imágenes que inevitablemente conducen a deseos pecaminosos. Pero si nuestras mentes están llenas de la majestad y santidad de Dios, el amor y la compasión de Cristo y el brillo de ambos reflejado en Su Palabra perfecta, encontraremos que nuestro interés en las lujurias de este mundo disminuirá y desaparecerá. Pero sin la influencia de la Palabra en nuestras mentes, estamos abiertos a cualquier cosa que Satanás quiere usar para atacarnos.Aquí, entonces, es el único medio para proteger nuestros corazones y mentes para mantener las fuentes de tentación lejos de nosotros. Recuerden las palabras de Cristo a Sus discípulos en el jardín en la noche de Su traición: "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil." (Mateo 26:41). La mayoría de los cristianos no querría abiertamente meterse en el pecado, pero no podemos resistirnos a caer en ello porque nuestra carne no es lo suficientemente fuerte para resistir. Nos metemos en situaciones o llenamos nuestras mentes con pasiones lujuriosas, y eso nos lleva al pecado.Debemos renovar nuestra forma de pensar como se nos dice en Romanos 12:1-2. No debemos pensar como el mundo piensa, o caminar de la misma manera que el mundo camina. Proverbios 4:14-15 nos dice: "No entres por la vereda de los impíos, ni vayas por el camino de los malos. Déjala, no pases por ella; apártate de ella, pasa". Tenemos que evitar el camino del mundo que nos lleva a la tentación, porque nuestra carne es débil. Somos llevados fácilmente por nuestras propias concupiscencias.Mateo 5:29 tiene un excelente consejo. "Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” ¡Suena grave! ¡El pecado es grave! Jesús no está diciendo que literalmente es necesario sacar los miembros de su cuerpo. Sacar el ojo es una medida drástica, y Jesús nos está enseñando que si es necesario, debe tomarse una medida drástica para evitar el pecado.
Te mando un abrazo y que Dios te sorprenda.
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Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra
Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás. Y verás la recompensa de los impíos. Salmo 91:7-8
El Salmo 91 no pasa por alto las dificultades de la vida. El versículo 7 recuerda que puede haber muchas bajas a nuestro alrededor. Estamos en una guerra. La vida no es fácil, espere dificultades (tanto para el cristiano como para el no cristiano). El sufrimiento es una experiencia universal. Sin embargo, para el cristiano, la presencia de Dios es un refugio para nosotros incluso en las dificultades ("no se acercará a ti").
Romanos 8:28 promete que "... para los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien", aunque podamos experimentar dificultades aquí y ahora. Sabemos por experiencia que si bien a veces Dios puede rescatarnos milagrosamente por completo de situaciones, se nos promete siempre su presencia, ¡incluso en medio de las pruebas!
Dios no nos impide caminar por el valle de la sombra de la muerte, sino que camina con nosotros a través de él, sabiendo que eventualmente hará todo bien (¡ya sea en esta vida o en la próxima!).
Si bien el sufrimiento, pruebas, tentaciones ,etc. puede parecer que realmente se ha "acercado a ti", Dios promete que está más cerca que esas dificultades y que anulará todo lo que haya venido en tu contra en el momento adecuado. Se nos recuerda tanto el juicio actual como el venidero de Dios sobre aquellos que eligen la maldad sobre la justicia de Dios.
Mediante el sacrificio perfecto de Cristo, los pecadores ahora no solo pueden ser perdonados de sus pecados mediante el arrepentimiento, sino también recibir la justicia de Cristo (cuando Dios te mira, ve a su Hijo… ¡Qué milagro!.
No solo eso, sino que también nos da Su Espíritu, dándonos poder para llegar a ser y vivir con rectitud a partir de una respuesta gozosa a Él y todo lo que Él ha hecho por nosotros en las buenas nuevas.
Simplemente lea el libro de Proverbios y lo verá de manera muy simple: Hay un camino a la vida y un camino a la muerte. No hay tercer camino. O pondrás tu fe en Cristo, o pondrás tu fe en otras cosas menores y experimentarás la ira de Dios en el juicio final.
Romanos 6:23 nos enseña que, "... la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro".
Confía solamente en Cristo para que tu recompensa no sea ira y separación, sino el perdón de Dios de tu pecado en Cristo y la unidad con Dios eternamente!
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DÍA 2 JULIO 8 NOVENA A LA VIRGEN DEL CARMEN
DÍA DE LA FE
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Dios mío y Señor mío, postrado delante ante ti con humildad te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. En Ti creo, en Ti espero y en Ti confío. Te amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Propongo firmemente, ayudado con tu divina gracia, nunca más pecar, apartarme de los pensamientos que me incitan al pecado. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen del Carmen, Madre tuya y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, siempre y cuando sea tu voluntad y no la mía. AMÉN
SALUDO:
Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud en Cristo. Amén
EVANGELIO según San Lucas:
‘En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel, oyó el saludo de María saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!... ¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.” PALABRA DE DIOS
REFLEXIÓN:
*Isabel llama a su prima dicho por la fe. María es la mujer de fe en la hora de la Encarnación, cuando con su “Sí” incondicional se convierte en Madre de Dios.
María corona su fe en la prueba suprema del Calvario. Allí cree contra toda evidencia. María es modelo de una fe viva, oscura, contrastante, consecuente y apostólica.
Nuestra vida cristiana es una vida cristiana de fe con exigencias de permanente crecimiento. Nos hemos de esforzar, pues, día a día en alcanzar la talla del creyente perfecto, sobre todo con las obras del amor. Cristo espera, además, que seamos testigos de esa nuestra fe ante el mundo ateo y descreído de hoy.
Por el Escapulario estamos unidos con el Carmelo, una familia espiritual que camina por la fe desnuda hacia la unión divina, de la mano de Maria y de San Juan de la Cruz.
INVOCACIONES:
ROSA DEL CARMELO, perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos.(Ave María)
ESTRELLA DEL MAR, conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas luminosas de la Patria. (Ave María)
REINA DEL CIELO, que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)
(PÍDASE LA GRACIA QUE SE DESEA ALCANZAR)
PlEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre, de quien hemos recibido la fe mediante la Iglesia y digámosle con profunda humildad
Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.
Para que el pueblo de Dios conserve firme el sentido de la fe, que el Espíritu de la verdad suscita y mantiene en él.
Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.
Para que el mundo actual peregrino en la noche cerrada, encuentre al Dios que ha perdido.
Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.
Para que los cristianos “fugitivos” y “marginados” recuperen el don de la fe que recibieron en el bautismo,
Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.
Para que todos nosotros demos testimonio de nuestra fe, sin avergonzarnos de Cristo ni del Evangelio,
Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe
Para que cuantos amamos a María, la imitemos en la fe, pronunciando ante Dios el “Sí” incondicional de nuestra obediencia,
Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.
Para que nuestros difuntos descorridos los velos de la fe, puedan contemplar a Dios cara a cara en la eternidad,
Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.
(AÑADAMOS, EN SILENCIO, NUESTRAS INTENCIONES PERSONALES)
ORACION FINAL:
Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén
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¿Es posible sentir paz en momentos dificiles?
"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo."
Juan 16:33
Contrario a la creencia popular, la paz no se logra manipulando las circunstancias. La gente piensa que si pudieran reorganizar su situación —como encontrar un nuevo trabajo, superar la depresión, evitar que su cónyuge pida el divorcio— entonces la vida sería maravillosa. Pero ese tipo de autosuficiencia es engañoso y anti-bíblico. Podríamos llegar a tener calma temporal, pero solucionar un problema fuera de la voluntad del Señor no proporcionará paz duradera.
La verdad es que la paz de Dios está disponible para usted, no importa lo dolorosa y desesperada que parezca su situación. Un corazón tranquilo viene de confiar en Él. Aunque advierte que los creyentes tendríamos problemas en esta vida, el Señor Jesús nos asegura que ya ha vencido al mundo. En otras palabras, podemos sentir paz en medio de nuestras pruebas porque el Señor camina a nuestro lado. Nuestra relación con Cristo nos da todo lo que necesitamos para enfrentar las dificultades, incluyendo valentía, sabiduría, guía y consuelo.
Jesucristo prometió paz para aquellos que confían en Él. Así que a nosotros nos corresponde vivir un día a la vez y tener fe en que no nos abandonará. Nuestro Padre quiere que demostremos nuestra Fe; que dependamos de Él para nuestras necesidades, y que experimentemos su paz que sobrepasa todo entendimiento (Fil 4.7)
Un bendecido día con la excelencia y el Sello de Dios!!!
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La Amabilidad
La amabilidad es una de las cualidades más hermosas que una persona puede poseer.
La amabilidad es libre de presentarse en el ser sin estar afectada o condicionada con la apariencia física. La amabilidad es una virtud interna que se expresa externamente hacia los demás. Nos sentimos atraídos por naturaleza hacia personas amables y consideradas.
Y no somos los únicos que valoramos la amabilidad; el Señor también se complace en verla en sus hijos. La misericordia es uno de los atributos de Dios. En el Salmo 145:17 dice: “Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras”. Cada respiro que tomamos es prueba de cuanto el Señor se complace en ver la amabilidad en sus hijos, pero a veces no podemos ver la misericordia de Dios en medio de la enfermedad, el dolor emocional u otras dificultades. Y allí podemos recordar Salmo 78:12 “Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, El único que hace maravillas”.
Aunque puede no estar claro en el momento, Dios sigue siendo benevolente y siempre sacará algo bueno de la adversidad que podamos experimentar (Ro 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”). La mayor muestra de la benignidad del Señor hacia nosotros se ve en la salvación.
Misericordia es mostrar amabilidad hacia los que sufren y tomar acciones para aliviar su miseria. Como enemigos de Dios, sin posibilidad de redimirnos, estábamos en una situación desesperada y solo podíamos esperar pérdidas, aflicciones y angustias eternas. Pero en su misericordia, Dios tuvo compasión de nosotros y envió a su Hijo a morir en nuestro lugar. Este regalo invaluable resolvió nuestra dificultad e hizo de la alegría eterna nuestra herencia.
Ahora, cada vez que actuamos con misericordia o aliviamos el sufrimiento de los demás, actuamos como el Señor Jesús, quien es la imagen de su Padre (Colosenses 1:15 “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”). Como parte de nuestra nueva identidad en Cristo, estamos llamados a apartarnos de la amargura, la ira, la rabia, la queja, la calumnia y la malicia porque ya no corresponden con dicha identidad.
En lugar de ser defensivos, dominantes y exigentes, ahora estamos llamados a ser amables, compasivos y clementes (Efesios 4:31 y 32 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”). Cuando el apóstol Pablo escribió estas palabras desde una prisión romana, tenía todo el derecho de estar enojado y amargado por el maltrato que recibía, pero asumió una actitud cortés, compasiva y clemente, lo que demuestra que la amabilidad y la misericordia son respuestas apropiadas para cualquier circunstancia. Gracias al poder del Espíritu Santo en nosotros, cada uno tiene el potencial de convertirse en una persona caracterizada por la compasión.
¿Cómo desarrollar esta cualidad?
1. Practique la amabilidad. Trate a los demás como le gustaría que le trataran, con cortesía y gentileza (Mateo 7:12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”). Cuando las situaciones le tienten a reaccionar con dureza, véalas como oportunidades dadas por Dios para bendecir a otros con palabras y acciones amables.
a. Concéntrese en las necesidades del otro y no en su derecho a recibir justicia o retribución. Con la amabilidad se logra una actitud humilde, como la de Cristo, que renuncia a las demandas personales y es bendecida como consecuencia. Por eso, Mateo 5:7 dice: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos recibirán misericordia”.
b. Tener una actitud misericordiosa desde casa. El sufrimiento de otros no siempre es obvio para nosotros. Al tener una actitud misericordiosa significa que Dios se asegurará de que también seamos tratados con misericordia. El lugar más importante para modelar esta actitud es en el hogar. Cuando las relaciones en su familia se rigen por la amabilidad, es más probable que sus hijos desarrollen esta cualidad y la transmitan a las generaciones futuras. Por lo tanto, preste mucha atención a cómo interactúa con los miembros de su familia y encuentre formas de garantizar que una respuesta misericordiosa sea altamente valorada en su hogar.
2. Sométase al Espíritu Santo. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22 y 23). Este fruto no es una cualidad humana natural sino la obra del Espíritu de Dios en nuestros corazones. Cuando decidimos ser salvos, nos convertimos en una nueva persona que está siendo transformada por el Espíritu Santo a la imagen de Jesucristo. Pero el fruto cristiano solo puede desarrollarse mientras camina en obediencia al Espíritu Santo. Requiere que deje que Dios tome las riendas de su vida y decida hacer su Santa Voluntad.
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Dios quiere tu debilidad
Recientemente escuché a alguien diferenciar entre la valentía y coraje, diciendo que la valentía es la valentía de asumir situaciones difíciles sin miedo mientras que el coraje es asumir situaciones difíciles aunque tengas miedo. Cuando pienso en coraje, recuerdo a Gedeón.
Me identifico con Gedeón; él vivía su vida atemorizado. Lo encontramos “desamparado, y (...) entregado en mano de los madianitas” (Jueces 6:11). Cuando el ángel de Jehová viene hacia él, Gedeón inmediatamente expresa sus dudas sobre la fidelidad de Dios hacia los israelitas (Jueces 6:13). Cuando Gedeón se da cuenta quién le está hablando insiste en ser el miembro menos distinguido de la casa de su padre (Jueces 6:15), a él no se le puede asignar un encargo.
Gedeón no tiene la confianza de hacer algo por sí mismo. Él está bien quejándose sobre lo mal que están las cosas, pero cuando se le pide hacer algo que mejore la situación decide retroceder. Es más fácil quejarse que actuar.
Cuando Dios deja claro que es Él mismo quien está llamando a Gedeón, este quiere una señal, solo para estar seguro (Jueces 6:17). Después de recibir su señal, Gedeón obedece a Dios y derrumba el altar de Baal. Pero en vez de hacerlo a la luz del día abiertamente, Gedeón tiene miedo de que los habitantes del lugar e incluso su familia por lo que decide hacerlo de noche (Jueces 6:27). Más tarde, cuando los habitantes enfurecidos fueron tras él, Gedeón dejó que su padre lo defendiera. Gedeón no era valiente.
Dios Sabe Que Somos Polvo
Es fácil criticar a Gedeón por sus dudas, pero yo también he dudado. He visto la obra De Dios en mi vida, permitiéndome hacer cosas que jamás hubiera imaginado. Pero aún así dudo que puedo hacer la siguiente tarea. Me veo a mí mismo, a mis recursos y me siento inadecuado de nuevo, convencido de que no puedo cumplir lo que está delante de mí. Sé que para mí la debilidad física y la pérdida son constantes. Cuando considero el futuro, a menudo lloró en oración “Señor, no puedo hacer esto. No soy tan fuerte como tú lo crees.”
El Señor quiere salvar a Israel por medio de la mano de Gedeón, pero Gedeón quiere pruebas. Dos veces. Primero quiere que el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la tierra y después que vellón quede seco, y el rocío sobre la tierra, para estar súper seguro. Desde nuestra perspectiva, Gedeón parecería demasiado escéptico, ¿por qué seguía pidiendo pruebas? Pero después pienso en todas las veces en las que le he pedido garantías a Dios. Cuando me siento inadecuado para enfrentar algo, pido señales, apoyo de mis amigos, versículos que se puedan aplicar a mi situación. Dios entiende mi fragilidad, lidia con mis debilidades así como lo hizo con las de Gedeón: sin desprecio ni escarmiento. El Señor recuerda que soy polvo.
Lo Que Dios Ve En Ti
Cuando Gedeón es dejado con 300 hombres, él está atemorizado. Aunque no lo verbaliza, Dios conoce su corazón y lo tranquiliza al ofrecerle “si tienes temor de descender, baja tú con Fura tu criado al campamento, y oirás lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás al campamento” (Jueces 7:10-11). Uno pensaría que si Dios te dijo rotundamente qué hacer, entonces confiarías sin necesidad de una prueba, pero no es el caso con Gedeón. Desde luego fue inmediatamente hacia el campamento y tuvo que escuchar por sí mismo por qué la victoria estaba asegurada. Y es entonces que Gedeón finalmente cree y camina hacia delante (Jueces 7:15)
A lo largo de este encuentro Gedeón duda, teme, y se siente inadecuado y débil. Solo actúa cuando tiene pruebas de que va a lograrlo. Quiere confiar en Dios, pero sigue dudando. Aún así, desde el principio, Dios lo ve como un “varón esforzado y valiente” (Jueces 6:12), descripción que parece contradictoria con las inseguridades y dudas de Gedeón. Dios ve lo que somos en Él y no en nosotros mismos.
Así que si te sientes inadecuado, débil o atemorizado el día de hoy, anímate. Dios escoge lo necio del mundo para avergonzar a los sabios (1 Con 1:27). Algunas de las más grandes tareas en la Biblia fueron logradas por débiles que no se sentían a la altura del llamado.
“Señor, Escoge a Alguien Más”
Moisés partió en dos el Mar Rojo y libró a los israelitas de sus perseguidores egipcios, pero cuando Dios llamó a Moisés en un principio, su respuesta fue “¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar.” (Ex 4:13). Esto fue inmediatamente después que Dios le asegurara a Moisés “yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.” (Ex 4:12). Cuando Dios llamó al profeta Jeremías, su primer respuesta fue “¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.” (Jer 1:6).
Pablo quiso que Dios le quitara el aguijón de su carne, pero el Señor le recordó “bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.” Pablo después dijo “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (2 Con 12:9-10).
Todo Lo Que Él Necesita
El día de hoy, si el Señor te está llamando a una labor en la cual te sientes inadecuado, recuerda que el Señor no está buscando tu fuerza, valentía o dones naturales, Él quiere tu dependencia hacia Él. Su poder se perfecciona en nuestra debilidad. Sabemos que Dios vio a Gedeón como un hombre esforzado. El célebre Paseo de la Fe de Hebreos 11, nos recuerda que Gedeón conquistó reinos y el Señor le dio fuerza en su debilidad (Hebreos 11:32-34).
De la misma manera seremos fortalecidos cuando ponemos nuestra confianza en el Señor. Como el himno “Venid, Pecadores” nos recuerda hermosamente “La única condición que requiere es tu necesidad por Él.”
Recurso traducido del blog Desiring God.
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11 de Septiembre: Su Gracia para Continuar
Palabra:
Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna. (Hebreos 4:16)
Como creyentes, atribuimos fácilmente nuestra salvación a la gracia de Dios, pero ¿qué significa para nosotros “esta gracia en la cual estamos firmes” (Ro 5.2)? ¿Cómo funciona ella en la vida diaria, especialmente cuando pasamos por períodos de prueba o sufrimiento?
1. La gracia del Señor libera su poder sobrenatural en nosotros para que podamos sobrellevar las dificultades de la vida y regocijarnos en lo que Él está haciendo en nosotros por medio de la adversidad.
2. La gracia edifica nuestra confianza en el Señor soberano. Nada luce irremediable cuando nos enfocamos en Él, en vez de hacerlo en nuestros problemas.
3. Descubrimos la seguridad de la presencia sustentadora de Dios, ya que Él camina con nosotros en cada paso del camino.
4. Porque hemos experimentado el amor que Dios nos tiene, somos capaces de sentir empatía y amor por los demás cuando enfrenten tiempos difíciles.
5. En las pruebas, la gracia transforma nuestro carácter, y ayuda a que otros puedan ver a Jesús reflejado en nosotros.
Las dificultades son inevitables. Por eso, necesitamos una dosis diaria de la gracia de Dios, si queremos atravesar las pruebas con la confianza de que habrá una recompensa. Si confiamos en nuestras fuerzas, los obstáculos parecerán insuperables, dejándonos desanimados y prontos a renunciar.
Muchas veces, confiamos en Cristo para salvación, pero luego tratamos de vivir sin su ayuda. Si la gracia de Dios fue necesaria para salvarnos, también será necesaria para el resto de nuestra vida. Solo mediante la inyección continua de su poder podremos tener una vida cristiana victoriosa.
Oración:
Señor, que nunca falte en mi vida, el premio de Tu gracia, para poder afrontar las batallas que encuentro en el camino. Que pueda confiar siempre, no en mi prudencia, sino en Tu cuidado para transitar siempre el camino de la victoria. Amén.
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(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:6-7)
Una de las mas importantes promesas que Dios nos otorga, es su presencia constante. Y es que el Señor siempre se encontrará tan lejos como nosotros querramos estar de Él: Si es nuestra voluntad buscarlo continuamente en oración, su presencia y cuidado serán constantes.
A pesar de esta grandiosa verdad, las angustias y problemas, pueden nublar nuestra percepción de las cosas y hacer que nuestra elección sea el preocuparnos por una prueba que debemos enfrentar. Al hacerlo olvidamos también que la preocupación, sólo significa una cosa: estamos tratando de resolver por nuestros propios medios ese problema que nos aqueja, y pensamos inconscientemente que nuestras maneras tendrán mejores soluciones que las que Dios puede proveernos.
Una vida libre de angustias y preocupaciones, sólo podra tenerse en la medida en que asumamos otra de las promesas del Senor, la paz genuina y de calida que únicamente Él puede brindarnos. Una paz de la que gozaremos luego de poner todas nuestras angustias, de corazón, en las manos de Dios, confiando plenamente en su poder y capacidad para ayudarnos a sobrellevar cada una de nuestras cargas.
Toma esa decisión y camina confiado de la victoria que te espera junto al Señor. Declara hoy: descanso todas mis cargas en Dios porque Él cuida de mí.
Palabra diaria: Señor, haz de Tu paz y serenidad la mía, de manera que pueda descansar cada una de las cargas que hoy me aquejan, en Tu poder y voluntad que todo lo pueden. Guíame en ese camino, para ganar la paz de saber que me encuentro siempre bajo el cuidado de Tu presencia en cada sendero de mi vida..
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Pasaje:
1 Pedro 5:6-7
Tema del Capítulo – 1 Pedro:
El libro de 1 Pedro fue escrito por el apóstol Pedro a la iglesia formada por judíos y gentiles que estaban sufriendo una intensa persecución. Esta carta fue escrita en la época en que Nerón había quemado la ciudad de Roma. Debido a la devastación generalizada y a la creciente hostilidad de las masas desamparadas, Nerón redirigió el amargo resentimiento hacia los cristianos, culpándolos de haber quemado la ciudad. Lo más probable es que Pedro escribiera desde Roma a «los elegidos de Dios, extranjeros en el mundo, esparcidos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia (vs. 1:1).
El tema principal del libro de 1 Pedro es vivir victoriosamente en medio del sufrimiento y la persecución. Pedro escribe para dar esperanza en medio de ella; para recordar nuestra gran salvación en Cristo Jesús. Para dar consejos sobre cómo vivir una vida piadosa ante los incrédulos, y luego termina con un recordatorio de que el Señor volverá y restaurará todas las cosas.
Comentario Bíblico:
La humildad preserva la paz y el orden en todas las iglesias y sociedades cristianas; el orgullo la perturba. Cuando Dios da gracia para ser humilde, también da sabiduría, fe y santidad. Ser humilde y someterse a nuestro Dios reconciliado, trae más consuelo al alma que los deleites de la soberbia y la ambición. Pero es a su debido tiempo ; no en el tiempo que tú imaginas, sino en el tiempo que Dios ha establecido sabiamente. Él espera, y ¿no esperarás tú? ¡Cuántas dificultades superará la firme creencia en su sabiduría, poder y bondad! Entonces, humillaos bajo su mano. -“Echad toda vuestra ansiedad”, preocupaciones personales, angustias familiares, ansiedad por el presente, cuidados por el futuro, por vosotros mismos, por otros, por la iglesia, echadlo todo sobre Dios. Son cargas onerosas, y suelen ser muy pecaminosas cuando tienen sus raíces en la desconfianza y la incredulidad, cuando torturan y distraen la mente, nos anulan para el servicio e impiden que nos sintamos contentos en el servicio de Dios. El remedio es echar nuestra solicitud sobre Dios, y dejar todo suceso a disposición de su gracia y su sabiduría. La creencia firme en que la voluntad y los consejos divinos son correctos calma el espíritu del hombre. En verdad el piadoso suele olvidar esto, y se angustia sin necesidad. Remítelo todo a la buena disposición de Dios.
Referencias Cruzadas:
Salmos 55:22
22 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.
Salmos 37:5
5 Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.
Salmos 56:3-4
3 En el día que temo, Yo en ti confío. 4 En Dios alabaré su palabra;En Dios he confiado; no temeré;¿Qué puede hacerme el hombre?
Salmos 34:15
15 Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos.
Mateo 6:33-34
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Filipenses 4:6
6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Tema Principal:
Sustento de Dios
Versículos Temáticos:
«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.» Isaias 41:10
«Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.» Mateo 5:11-12
«En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.» Juan 14:2-3
«El ánimo del hombre soportará su enfermedad;
Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?» Proverbios 18:14
«Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.» 2 Samuel 7:19
«Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo;
Como con un escudo lo rodearás de tu favor.» Salmos 5:12
«La bendición de Jehová es la que enriquece,
Y no añade tristeza con ella.» Proverbios 10:22
«Oh Jehová, fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción, a ti vendrán naciones desde los extremos de la tierra, y dirán: Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en ellos provecho.» Jeremias 16:19
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Las raíces metafísicas de las revoluciones (aproximaciones desde Spinoza y Tolstoi) JIMM
(Ponencia que presenté el viernes 13 de abril del 2018 para el coloquio El intempestivo habitar de la filosofía: crisis políticas y culturales, en el Anexo ASV de la FFyL, CU, UNAM)
Abstract. La pregunta a la cual me enfrento es ¿cómo la metafísica puede devenir política revolucionaria? Aunque la respuesta a esta pregunta siempre nos evade, el mero hecho de plantearla y aproximarnos a ella a través de distintas formas de pensamiento ya nos muestra su importancia filosófica. En este caso la abordaré a través de las ideas de Spinoza y la miniciosa exposición cultural que de ellas hace Jonathan I. Israel en su libro La ilustración radical. Pero antes mostraré por qué cualquier aproximación histórica a la pregunta que nos ocupa es cuestionable desde la perspectiva de Lev Tolstoi, quien no es reconocido normalmente como filósofo de la historia a pesar de ostentar profundas indagaciones al respecto. Al final se reinstaurará la cuestión, es decir, permanecerá abierta; pero por lo mismo se reivindicará la importancia filosófica de la metafísica en la historia.
Palabras clave: Revoluciones, Poder, Spinoza, Tolstoi, Jonathan I. Israel., Ilustración radical, metafísica de la historia.
*
(Ponencia)
El objetivo de esta ponencia es suscitar una pregunta que quedará abierta. Bajo la tesis de que en las raíces de toda revolución yace una nueva concepción metafísica, la pregunta es ¿cómo la metafísica puede devenir política revolucionaria? Para que esta pregunta tan general y vaga nos diga algo, hay que adentrarnos en ella y, antes aún, divagar en torno a ella y aclarar nuestra manera de aproximarnos.
Cuando hablo de revoluciones no sólo me refiero a revoluciones “del pensamiento”, como si el consagrado pensamiento permaneciera aislado en los elitistas círculos intelectuales o académicos de su época, y su movimiento trastocara sólo a quienes pueden darse el lujo de sumergirse en sus complicadísimos conceptos. Me refiero, en cambio, a verdaderas revoluciones vitales; aquellas que cimbran a todo y a todos, desde las íntimas convicciones tuyas o mías, hasta las formas sociales y políticas de nuestras naciones.
Ya que esta es la cuestión, me permitiré una pequeña digresión sobre un texto que se acerca a ella. Me refiero a la 2ª Parte del “Epílogo” de La guerra y la paz. Ahí, Lev Tolstoi, como historiador y como filósofo de la historia, se pregunta: ¿cuál es la fuerza que mueve los acontecimientos? Ya no podemos explicarla con causas divinas, como en la antigüedad, y los historiadores, según Tolstoi, ahora sólo conocen otro concepto de la causa de la historia: el poder. En su análisis, el escritor ruso concibe tres clases de historiadores. 1º) Los historiadores particulares, que se refieren al poder de los héroes –Napoleones, Alejandros, etc.– que se transfiere, quién sabe cómo, a los pueblos. 2º) Los historiadores generales, que se interesan en los pueblos, las naciones o las masas, y conciben a las interacciones de sus individuos no destacables como las condiciones de posibilidad de los acontecimientos; aquí lo que no queda claro es cómo estos movimientos adquieren la forma de la autoridad humana y real. 3º) Los historiadores de la cultura, que conciben a los movimientos intelectuales y los conjuntos de ideas que en estos se generan, como las principales causas históricas; pero ¿cómo es que los ideales provocan los acontecimientos, y por qué se deforman hasta provocar masacres? Según Tolstoi, hasta ahora ningún historiador ha sido capaz de determinar de manera convincente en qué consiste el poder, o sea, la causa de los acontecimientos.
Para ponerlo más claro, el escritor nos regala una sugerente metáfora (con la que inicia el cap. III de la 2ª Parte de su “Epílogo”): “Una locomotora marcha y uno se pregunta por qué. El labriego afirma que es el diablo quien la hace marchar; otro dice que la locomotora camina porque se mueven las ruedas, y un tercero opina que la causa del movimiento reside en el humo que se lleva el viento.”1 No es difícil descubrir de qué clase de historiadores se burla él en cada caso.
Sin embargo, aquí es donde nos tenemos que distanciar del escritor ruso. Las manifestaciones de la fuerza intelectual no son simplemente un producto de la cultura como humo que se llevará el viento del devenir postrero. Prueba viviente de ello es la filosofía, y el hecho de que inclusive hoy hayamos quienes nos dediquemos a ella. Pero para mostrar esto vayamos a un caso particular de historia de la cultura.
En su obra La Ilustración radical, Jonathan I. Israel defiende una tesis muy fuerte: la principal causa intelectual de la convulsión histórica que llamamos Ilustración es la obra de Spinoza. Para llegar a ese punto, Israel distingue dos formas de Ilustración, la Ilustración moderada y la Ilustración radical. Estas se explican históricamente por que antes de la Ilustración, gracias a la Reforma protestante, la principal preocupación intelectual era la cuestión confesional, es decir, ¿cuál es la mejor interpretación religiosa de la palabra de Cristo? o, en palabras más llanas, ¿a qué iglesia hay que pertenecer?, pero ni de broma se ponía en duda la idea cristiana de Dios. Esto se explica si atendemos (aunque suene algo rebuscado) a la idea spinoziana de idea; el filósofo holandés nos dice: “por ideas no entiendo imágenes como aquellas que se forman en el fondo del ojo o, si se quiere, en el medio del cerebro, sino los conceptos del pensamiento.” (Ética 2, prop. 48 esc.) y la definición que Spinoza nos da de idea es: “Por idea entiendo el concepto del alma, que el alma forma, porque es cosa pensante.” (Ética 2, def. 3). Ser pensante es ser viviente, y la vida no está desligada de la vida que la circunda. No somos entes aislados; vivimos en sociedades. Así, ni las causas ni las consecuencias de nuestros actos están aisladas. Pero nos estamos adelantando un poco; para entender esto mejor, volvamos a la exposición de Jonathan I. Israel.
El primero en poner en duda, después de mucho tiempo, la idea cristiana de Dios en un texto filosófico, fue Descartes, y aunque supuestamente lo hizo sólo de manera metódica, especulativa y provisional, casi como en un ejercicio teatral de sus Meditaciones metafísicas, tan sólo esa sugerencia abre nuevas sendas para el pensamiento y la manera de conducirnos. La nueva filosofía cartesiana era tan atractiva que se enseñaba a escondidas en las universidades. Parte de su seducción consistía en socavar la aprehensiva autoridad de las iglesias, no como instituciones estatales que participaban del monopolio de la violencia, sino como instituciones metafísicas que nos dicen cuáles son los principios de nuestro actuar, pensar y sentir. Pero mientras que Descartes no elevó explícitamente sus principios a una dimensión política, Spinoza sí, pues no hay idea sin volición –i. e., las ideas no son como pinturas; (cf. Ética 2, escolios de las props. 43, 48 y 49)–, y no hay voliciones humanas que no tengan que ver con otros seres humanos. Es por eso que el principal interés de Spinoza fue hacer una Ética y una política; sólo por eso tuvo sentido para él la metafísica. Entonces, la metafísica no se queda oculta en los libros que casi nadie lee, sino que expresa lo más profundo de nuestras vidas, aunque su expresión pura y escrita sea tan desafiante.
Es aquí, con el arribo de la metafísica de Spinoza, que el historiador inglés distingue entre Ilustración radical e Ilustración moderada. Muy pronto las distintas iglesias y figuras de autoridad se dieron cuenta de que no podían resistir la fuerza de las nuevas ideas ilustradas, así que debieron transformarse ellas mismas adaptándose a una Ilustración moderada, donde cabrían figuras que no cuestionaban abiertamente sus principios, como Descartes, Locke, Leibniz, etc.
Es entonces que el verdadero quehacer filosófico, que es político, se vuelve un peligro radical para todo lo cómodamente instituido en la autoridad. A fin de cuentas, las afirmaciones de la autoridad que ya no representan espiritualmente nada para nosotros más allá de la fuerza coercitiva y violenta con la que se instituyen y autolegitiman, no son más que atajos del pensamiento, dogmas que de manera misteriosa sustentan nuestras costumbres más arraigadas y que, por lo tanto, es vitalmente peligroso derrumbar, sobre todo para quien pretende derrumbar dichas supersticiones.
Mas, cuando es preciso hacer esto, si se quiere proceder de manera filosófica, es decir pensada radicalmente, lo primero que hay que realizar es una adecuada metafísica de las costumbres. Una que sea más que mera ciencia formal de la moral, y que, en el caso de Spinoza, es filosofía afectiva y activa que no puede quedarse encerrada en la esfera del yo (como en el caso de la moral provisional de Descartes, o de la distinción maestra de los estoicos que busca dejar atrás lo que no depende de mí, por dar algunos ejemplos), ni elevarse a la figura impersonal de un sujeto trascendental cuyas estructuras tengan que ser aclaradas (como en el caso de Kant), ni convertirse en espíritu que se autodescubre en los infinitos desenvolvimientos de la conciencia (como sucede en distintas fenomenologías). En pocas palabras, una adecuada metafísica de las costumbres no puede ser, de manera exclusiva, egológica ni trascendental ni especulativa. En el caso de Spinoza –y esta es también una de las posibles claves para leerlo– este proyecto ético se realiza desmembrando e inutilizando las formas de la superstición, pues ésta es el principio efectivo de toda autoridad externa en el pensamiento.
La superstición se basa en el miedo y la esperanza. Así, por ejemplo, el concepto de un paraíso o un infierno extraterrenal no sólo es una imagen cualquiera cuando se cree en su posibilidad, pues entonces representa una verdadera amenaza o promesa que incide en nuestros actos. Aquí se puede ver por qué las ideas de Spinoza, para sus contemporáneos, no sólo representaban un giro conceptual, sino una revolución ética: ya no era preciso creer en un Dios “cristiano”, ni en sus amenazas o promesas, para ser feliz o tener una forma de vida correcta y justa (como bien notó Pierre Bayle); y, por lo tanto, ya no era necesario someterse a las instituciones “cristianas”. Por eso, muchos identificaron a Spinoza como su principal enemigo. Tan sólo mencionemos dos ejemplos que Israel nos menciona2:
el abad François Pluquet, en su Examen du fatalisme de tres volúmenes, confirmó, como tantos otros antes que él, que en efecto había un cambio del tamaño del mar en la vida intelectual y la cultura francesa desde finales del siglo XVII, y que la incredulidad filosófica incuestionablemente había penetrado en enorme escala. Lo que estaba en juego eran dos visiones opuestas del mundo: una basada en la Revelación, la religión y los milagros, y otra que los rechazaba en favor de un determinismo y materialismo filosóficos arraigados en la idea de que no existe un gobierno divino del mundo ni un más allá.
y más abajo menciona que “...todo el edificio de la incredulidad moderna [cuyos exponentes el abad identifica con La Mettrie y Diderot], con todas sus implicaciones sociales y culturales, se deriva de Spinoza.”3
Otro ejemplo surge en la controversia que causó el teólogo zelandés Leenhof, predicador protestante, que supuestamente estaba contaminado con las ideas de Spinoza, y que para redimirse (pues ser considerado spinozista era muy, muy peligroso), tuvo que firmar los Artículos de satisfacción de Zwolle de 1704, que, nos dice Israel4:
representan un intento extraordinario de fortalecer la religión frente a la filosofía radical al erigir una muralla entre las enseñanzas de la Iglesia y el spinozismo”, así, estos Artículos “representan una extraordinaria proeza de comprensión espiritual. En particular, llama la atención el artículo 3, que enlista 17 principios centrales de Spinoza identificados como fundamentalmente contradictorios con el cristianismo.
Dado que siquiera nombrar extensivamente estos 17 principios nos llevaría más tiempo del que aquí tenemos, sinteticémoslos en una lista5 (cf. Ídem. ss.): 1) Sólo existe una sustancia que abarca todo, inclusive a Dios. 2) No hay distinción entre Dios y la naturaleza. 3) Todas las criaturas pertenecen a ese todo. 4) Sólo hay un orden infinito de las causas que determina todo. 5) En esta causalidad, la naturaleza se produce y crea a sí misma. 6) El cuerpo y el alma no están separadas; son la misma cosa. 7) No hay en el entendimiento humano una distinción innata entre bien y mal. 8) Como todo se deriva del orden causal natural, no hay responsabilidad moral (y así no podemos colocarnos bajo la ley de Dios). 9) Todos los humanos tenemos el mismo “juego” de pasiones, por lo tanto, nuestro estatus moral siempre es el mismo. 10) Como todo es causalidad natural, no tenemos voluntad. 11) El autocontrol que tenemos de nosotros mismos sólo puede llevarnos a la autoconservación en la alegría y el disfrute. 12) La muerte es el fin del individuo, sin resurrección, etc. 13) No hay revelación divina, y por lo tanto, no hay autoridad política religiosa. 14) La escritura y profecía bíblicas son productos de la imaginación. 15) Sólo existe una religión universal filosófica, y ésta permite la libre expresión de todos los puntos de vista y se basa casi exclusivamente en el amor a Dios y al prójimo. 16) La gracia es la aceptación del orden eterno de Dios. 17) Es permisible decir mentiras para preservarse.
Obviamente, no es hacerle justicia a Spinoza aceptar sin más esta síntesis de los principios de su filosofía, por adecuada que ésta fuera. Y aquí es donde la metafísica filosófica se distingue de aquella que pudiera atisbar la historia o cualquier otra ciencia por sí sola. Pues mientras que desde un punto de vista histórico o científico particular la metafísica sólo puede ser vista como un conjunto de tesis cuya fuerza vital permanece oculta, la filosofía no se puede acercar a ningún principio metafísico sino cuestionándolo. ¿Por qué Spinoza concebía a la sustancia como una?, ¿qué quería decir esto para él y qué quiere decir para nosotros? Estas son la clase de preguntas que debemos hacernos desde la filosofía, sabiendo que su respuesta no puede manifestarse en ningún objeto específico que pueda atisbar la historia o las ciencias. Por lo tanto, la metafísica, para la filosofía, no es una visión del mundo, sino una forma de ser en él. Así, cada uno de sus principios se convertirá en una pregunta, a la cual se enfrentará el filósofo al tratar de descubrir la unidad de la filosofía (lo cual es, esencialmente, descubrir la unidad de su vida). Ninguno de estos principios, o de cualquiera otros, son absolutamente satisfactorios por sí mismos, y así, casi podemos decir que las afirmaciones de la filosofía no son ontológicas, sino históricas en un sentido vital.
Hacer metafísica, por lo tanto, no es adentrarse en una meditación sin fin en búsqueda de lo más profundo de nuestro ser, como esperando por fin encontrar algo, sino, al contrario, ir hacia la vida mediante el pensamiento. Y es en este punto en el que creo que la filosofía se debe reconciliar con todas las disciplinas que la superan.
En conclusión, es de vital importancia hacer metafísica si queremos conocer la fuerza que mueve nuestros acontecimientos. Sólo en este sentido podemos comenzar a responder la pregunta que nos planteamos al principio: cómo la metafísica puede devenir política revolucionaria.
*
Bibliografía.
Israel, Jonathan I. La ilustración radical. Fondo de cultura económica. Ciudad de México, 2017.
Spinoza, Baruj. Ética demostrada según el orden geométrico. Editorial Trotta. Madrid. 2009.
Tolstoi, León. La guerra y la paz. Editorial Porrúa. México. 2011.
*
Notas
1 Tolstoi, León. La guerra y la paz. Editorial Porrúa. México. 2011. p. 1172.
2 Israel, Jonathan I. La ilustración radical. Fondo de cultura económica. Ciudad de México, 2017. p. 115
3 Ídem.
4 Ibíd. p. 520
5 Cf. Íbid. pp. 520, ss.
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Note
Hola, Rebe.Ya sé que tus respuestas siempre es con respecto a lo que dice la Biblia, pero me gustaría que por favor me lo explicaras con tus palabras es que a veces no me queda muy claro. La cuestión es que tengo novio, ya de hace tiempo y no he querido tener relaciones sexuales por temor a Dios, igual evito cualquier cosa sexual pues no quiero que Dios se enoje conmigo. Lo cierto es que cada vez se vuelve más difícil para mi y siento que en cualquier momento voy a caer y tengo miedo de que pase
Hola :)
La Biblia habla de los recursos que tenemos para vencer nuestra pecaminosidad:(1) El Espíritu Santo – El Espíritu Santo es un don que Dios nos ha dado (a Su iglesia) para ser victoriosos en el vivir cristiano. En Gálatas 5:16-25, Dios hace un contraste entre las acciones de la carne y el fruto del Espíritu. En ese pasaje, somos llamados a caminar en el Espíritu. Todos los creyentes ya poseen el Espíritu Santo, pero este pasaje nos dice que necesitamos caminar en el Espíritu, dejando bajo Su control nuestra voluntad. Esto significa que deberíamos llevar a la práctica lo que el Espíritu Santo nos induce a hacer en nuestras vidas, en lugar de seguir los deseos de la carne.La diferencia que el Espíritu Santo puede hacer en la vida del creyente se demuestra en la vida de Pedro, quien antes de ser lleno del Espíritu Santo, negó a Jesús tres veces, habiendo dicho antes que seguiría a Cristo hasta la muerte. Una vez lleno del Espíritu, Pedro habló del Salvador a los judíos en Pentecostés de manera fuerte y abierta.Uno camina en el Espíritu tratando de no bloquear lo que él mismo nos induce a hacer (“sin apagar al Espíritu” como dice en 1ª Tesalonicenses 5:19) y buscar más bien, ser lleno del Espíritu (Efesios 5:18-21). ¿Cómo se llena uno del Espíritu Santo? Primero, es elección de Dios igual que lo era en el Antiguo Testamento. Dios elegía a individuos específicos en el Antiguo Testamento para llenar a estos individuos que él escogía para llevar a cabo una obra que él los quería hacer (Génesis 41:38; Éxodo 31:3; Números 24:2; 1ª Samuel 10:10; etc.) En Efesios 5:18-21 y Colosenses 3:16, hay evidencia de que Dios escoge llenar a aquellos que se están llenando de la Palabra de Dios. De manera que eso nos lleva a nuestro siguiente recurso.(2) La Palabra de Dios, la Biblia – 2ª Timoteo 3:16-17 dice que Dios nos ha dado Su Palabra para equiparnos para cada buena obra. Esto nos enseña cómo vivir y qué creer, nos revela cuando hemos escogido senderos erróneos, nos ayuda a regresar al sendero correcto, y nos ayuda a permanecer en ese sendero. Como nos comparte Hebreos 4:12, la Palabra es viva y eficaz, y capaz de penetrar en nuestros corazones, para arrancar los problemas más profundos que humanamente hablando no se pueden vencer. El salmista habla acerca de este poder que puede cambiar vidas en Salmos 119:9, 11, 105 y otros versículos. A Josué se le dijo que la clave del éxito para vencer a sus enemigos (una analogía para nuestra batalla espiritual) no era olvidar este recurso, sino más bien meditar en la Palabra día y noche, de manera que pudiera cumplirlo. Él lo hizo, aún cuando lo que Dios le ordenó no tenía sentido militar, y esta fue la clave para su victoria en Su lucha por obtener la Tierra Prometida.Este comúnmente es un recurso que lo tratamos de manera trivial. Damos prueba de ello al llevar nuestras Biblias a la iglesia o leer el devocionario diario o un capítulo diario, pero fallamos en memorizarla, en meditar en ella, en buscar la aplicación para nuestras vidas, en confesar los pecados que nos revela, en adorar a Dios por los dones que revela habernos dado. A menudo nos volvemos, o anoréxicos o bulímicos cuando se trata de la Biblia. Al alimentarnos de la Palabra, aspiramos lo suficiente como para mantenernos vivos espiritualmente, pero lo hacemos solamente cuando vamos a la iglesia (pero nunca ingerimos lo suficiente para ser cristianos saludables y prósperos); o a menudo nos alimentamos, pero nunca meditamos el tiempo suficiente, como para obtener de ella una nutrición espiritual.Si usted no ha hecho un hábito de estudiar la Palabra de Dios sobre una base diaria de una manera significativa, y de memorizarla mientras pasa a través de los pasajes que el Espíritu Santo deja grabado en su corazón, es importante que desde ya comience a hacer de ello un hábito. También le sugiero comenzar un diario (puede ser en el computador si usted puede tipiar más rápido que escribir) o en un cuaderno espiral, etc. Tenga como un hábito no dejar la Palabra de Dios hasta que haya escrito algo que lo beneficie. A menudo, yo anoto oraciones que hago a Dios, pidiéndole que me ayude a cambiar en las áreas en las que El también me ha pedido hacer. ¡La Biblia es la herramienta que utiliza el Espíritu en nuestras vidas y en las vidas de otros (Efesios 6:17), una parte indispensable y primordial de la armadura que Dios nos da, para pelear nuestras batallas espirituales (Efesios 6:12-18)!(3) La oración – Este es otro recurso esencial que Dios ha dado. Nuevamente, este es un recurso que los cristianos mencionan pero no lo ponen en práctica, le dan un uso muy pobre. Tenemos reuniones de oración, tiempos de oración, etc., pero no encontramos el uso que le daba a ella la iglesia de la antigüedad, como puede ver en estos ejemplos en Hechos 3:1; 4:31; 6:6; 13:1-3, etc. Pablo repetidamente menciona cómo oró por aquellos a quienes ministró. Nosotros tampoco utilizamos de la manera correcta este gran recurso que está a nuestra disposición. Pero Dios nos ha dado promesas maravillosas concernientes a la oración (Mateo 7:7-11; Lucas 18:1-8; Juan 6:23-27; 1ª Juan 5:14-15, etc.). ¡Y nuevamente Pablo incluye esto, en su pasaje referente a cómo prepararse para la batalla espiritual (Efesios 6:18)!¿Cuán importante es esto? Al observar nuevamente a Pedro, se puede ver palabras de Cristo para él en el Huerto de Getsemaní antes de que lo negara. Ahí, mientras Jesús está orando, Pedro está durmiendo. Jesús lo despierta y dice, “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41). Usted, como Pedro, quiere hacer lo que es correcto, pero no encuentra la fortaleza. Necesitamos seguir la recomendación de Dios de mantenernos buscando, llamando, pidiendo… y El va a darnos la fortaleza que necesitamos (Mateo 7:7). Pero necesitamos no solamente mencionar, sino poner en práctica este recurso.No estoy diciendo que la oración es mágica. No lo es. Dios es formidable. La oración es simplemente reconocer nuestras propias limitaciones, y el poder inagotable de Dios, y volvernos a El por esa fuerza, para hacer lo que EL quiere que hagamos (no lo que NOSOTROS queremos hacer) (1ª Juan 5:14-15).(4) La Iglesia - Nuevamente, este último recurso es uno que tendemos a ignorar. Cuando Jesús envió a Sus discípulos, los envió de dos en dos (Mateo 10:1). Cuando leemos acerca de los viajes misioneros en el libro de los Hechos, vemos que no salía un misionero a la vez, sino en grupos de dos o más. Jesús dijo que donde están dos o tres congregados en Su nombre, allí está El en medio de ellos (Mateo 18:20). El nos manda a no dejar de congregarnos como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras (Hebreos 10:24-25). El nos manda confesar nuestras ofensas unos a otros (Santiago 5:16). En la literatura acertada del Antiguo Testamento, se nos dice que hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo (Proverbios 27:17) “Cordón de tres dobleces no se rompe pronto”. Hay fortaleza en el número (Eclesiastés 4:11-12).Hay hermanos y hermanas en Cristo, que se comunican a través del teléfono o en persona, y comparten su caminar cristiano, sus luchas, sus problemas, etc., se comprometen a orar unos por otros, y son responsables de sostenerse unos a otros para aplicar la Palabra de Dios en sus relaciones, etc.Algunas veces los cambios vienen rápidamente en unas áreas, y lentamente en otras. Pero Dios nos ha prometido, que mientras hacemos uso de sus recursos, El VA a producir cambios en nuestras vidas. ¡Persevere sabiendo que El es fiel a Sus promesas!
Te mando un abrazo y que Dios te sorprenda.
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Ángelus: “La fe es la seguridad de la presencia del Señor en nuestras vidas”
Ciudad del Vaticano (AICA): “La fe no es una escapatoria a los problemas de la vida, sino que nos sostiene en el camino y le da un sentido”, dijo el papa Francisco en el mediodía de este domingo 13 de agosto, en sus palabras previas al rezo de la oración mariana del Ángelus. Desde la ventana del Palacio Apostólico, el pontífice reflexionó sobre el Evangelio del día que describe el episodio de Jesús que camina sobre las aguas del Mar de Galilea e invita a Pedro a que venga a su encuentro.
“La fe no es una escapatoria a los problemas de la vida, sino que nos sostiene en el camino y le da un sentido”, dijo el papa Francisco en el mediodía de este domingo 13 de agosto, en sus palabras previas al rezo de la oración mariana del Ángelus. Desde la ventana del Palacio Apostólico, el pontífice reflexionó sobre el Evangelio del día que describe el episodio de Jesús que camina sobre las aguas del Mar de Galilea e invita a Pedro a que venga a su encuentro. “Esta narración -explicó el Santo Padre- contiene un rico simbolismo y nos hace reflexionar sobre nuestra fe, sea como individuos, sea como comunidad, también la fe de todos los que estamos hoy, aquí en la plaza. La comunidad eclesial, esta comunidad eclesial, ¿tiene fe? ¿Cómo es la fe de cada uno de nosotros y la fe de nuestra comunidad?, preguntó el Papa. “El Evangelio de hoy –continuó Francisco–, nos recuerda que la fe en el Señor y en su palabra no nos abre un camino donde todo es fácil y tranquilo, que no le quita tormentas a la vida”, sino que “la fe nos da la seguridad de una presencia que nos lleva a superar las tormentas existenciales, la certeza de una mano que nos aferra para ayudarnos a afrontar las dificultades, indicándonos el camino también cuando hay oscuridad”. El pontífice señaló que “la fe nos da la seguridad de una presencia” –y añadió- “una presencia que nos impulsa a superar las tormentas existenciales, la certeza de una mano que nos aferra para ayudarnos a afrontar las dificultades, indicándonos el camino incluso cuando está oscuro. La fe, finalmente, no es una escapatoria a los problemas de la vida, sino nos sostiene en el camino y le da un sentido”. El Papa concluyó rogando a la Virgen María “nos ayude a permanecer firmes en la fe para resistir a las tormentas de la vida, a quedarnos en la barca de la Iglesia rechazando la tentación de subirse en los botes fascinantes pero inseguros de las ideologías, de las modas y de los eslóganes”. Palabras del papa Francisco “Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Hoy, la página del Evangelio (Mt 14,22-33) describe el episodio de Jesús que, después de haber orado toda la noche en la orilla del lago de Galilea, se dirige hacia la barca de sus discípulos, caminando sobre las aguas. La barca se encontraba en medio del lago, bloqueada por un fuerte viento contrario. Cuando ven venir a Jesús caminando sobre las aguas, los discípulos lo confunden con un fantasma y se aterrorizan. Pero Él los tranquiliza: «¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!» (v. 27). Pedro, con su típico ímpetu, le dice: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua»; y Jesús lo llama «Ven» (vv. 28-29). Pedro, bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero a causa del viento se agitó y comenzó a hundirse. Entonces gritó: «Señor, sálvame». Y Jesús le tendió la mano y lo sostuvo (vv. 30-31). Esta narración del Evangelio contiene un rico simbolismo y nos hace reflexionar sobre nuestra fe, sea como individuos, sea como comunidad, también la fe de todos los que estamos hoy, aquí en la plaza. La comunidad eclesial, esta comunidad eclesial, ¿tiene fe? ¿Cómo es la fe de cada uno de nosotros y la fe de nuestra comunidad? La barca es la vida de cada uno de nosotros, pero es también la vida de la Iglesia; el viento contrario representa las dificultades y las pruebas. La invocación de Pedro: «Señor, mándame ir a tu encuentro» y su grito: «Señor, sálvame» se asemejan tanto a nuestro deseo de sentir la cercanía del Señor, pero también el miedo y la angustia que acompañan los momentos más duros de nuestra vida y de nuestras comunidades, marcadas por fragilidades internas y por dificultades externas. A Pedro, en ese momento, no le bastó la palabra segura de Jesús, que era como la cuerda extendida a la cual sujetarse para afrontar las aguas hostiles y turbulentas. Es lo que nos puede suceder también a nosotros. Cuando no nos sujetamos a la palabra del Señor, sino que para tener seguridad, para tener más seguridad se consultan horóscopos y adivinos, se comienza a hundir. La fe no es tan fuerte. El Evangelio de hoy nos recuerda que la fe en el Señor y en su palabra no nos abre un camino donde todo es fácil y tranquilo; no nos quita las tempestades de la vida. La fe nos da la seguridad de una presencia – no olviden esto: la fe nos da la seguridad de una presencia, esa presencia de Jesús – una presencia que nos impulsa a superar las tormentas existenciales, la certeza de una mano que nos aferra para ayudarnos a afrontar las dificultades, indicándonos el camino incluso cuando está oscuro. La fe, finalmente, no es una escapatoria a los problemas de la vida, sino que nos sostiene en el camino y le da un sentido. Este episodio es una imagen estupenda de la realidad de la Iglesia de todos los tiempos: una barca que, a lo largo de la travesía, debe afrontar también vientos contrarios y tempestades, que amenazan con hundirla. Lo que la salva no es el coraje y las cualidades de sus hombres: la garantía contra el naufragio es la fe en Cristo y en su palabra. Esta es la garantía: la fe en Jesús y en su palabra. Sobre esta barca estamos seguros, no obstante nuestras miserias y debilidades, sobre todo cuando nos ponemos de rodillas y adoramos al Señor, como los discípulos que, al final, «se postraron ante Él, diciendo: “Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios”» (v. 33). Qué bello es decir a Jesús esta palabra: “¡Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios!”. Digámoslo todos juntos. Todos. Fuerte: “¡Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios!”. Una vez más… “¡Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios!” La Virgen María nos ayude a permanecer firmes en la fe para resistir a las tormentas de la vida, a quedarnos en la barca de la Iglesia rechazando la tentación de subirse en los botes fascinantes pero inseguros de las ideologías, de las modas y de los eslóganes”.
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Francisco: "Los mártires no combaten por sus propias ideas, aceptan morir por el Evangelio".
Miercoles 28 Jun 2017 | 08:19 am
Ciudad del Vaticano (AICA): “Desde los primeros cristianos, se ha denominado la fidelidad a Jesús con la palabra ‘martirio’, es decir, testimonio. Los mártires no viven para sí, no combaten para afirmar sus propias ideas, sino que aceptan morir solo por la fidelidad al Evangelio. Por eso, no se puede utilizar la palabra mártir para referirse a los que cometen atentados suicidas, porque en su conducta no se halla esa manifestación de amor a Dios y al prójimo que es propia del testigo de Cristo¨, destacó el papa Francisco en su catequesis durante la audiencia general. El papa Francisco destacó que la esperanza cristiana es “la fuerza de los mártires”, durante la audiencia general de este miércoles ante miles de peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro. El pontífice indicó que “hoy reflexionamos sobre la esperanza cristiana como fuerza de los mártires. Jesús advierte a sus discípulos que serán odiados por seguirle”. “Los cristianos son hombres y mujeres ‘contracorriente’, que siguen la lógica del Evangelio, que es la lógica de la esperanza”, sostuvo, y explicó que “esto se traduce en un estilo de vida concreto: deben vivir la pobreza, recorriendo su camino con lo esencial, y con el corazón lleno de amor; deben ser prudentes y a la vez astutos; pero jamás violentos”. El Papa puntualizó que “el mal no se puede combatir con el mal. La única fuerza del cristiano es el Evangelio”, y aseguró que “en el momento de la prueba el cristiano no puede perder la esperanza, porque Jesús está con nosotros; él ha vencido el mal y nos acompaña en todas las circunstancias que nos toca vivir”. “Desde los primeros cristianos, se ha denominado la fidelidad a Jesús con la palabra ‘martirio’, es decir, testimonio. Los mártires no viven para sí, no combaten para afirmar sus propias ideas, sino que aceptan morir solo por la fidelidad al Evangelio. Por eso, no se puede utilizar la palabra mártir para referirse a los que cometen atentados suicidas, porque en su conducta no se halla esa manifestación de amor a Dios y al prójimo que es propia del testigo de Cristo", destacó. Tras recordar la solemnidad del 29 de junio de los apóstoles san Pedro y san Pablo, patronos de la Iglesia de Roma, Francisco rezó para que por su intercesión, Dios "conceda el don de la fortaleza para seguirle y ser sus testigos viviendo la esperanza cristiana, sobre todo en ese martirio continuo y escondido de hacer bien y con amor nuestras obligaciones de cada día". Texto completo de la catequesis del Papa Francisco Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Hoy reflexionamos sobre la esperanza cristiana como fuerza de los mártires. Cuando, en el Evangelio, Jesús envía a sus discípulos en misión, no los ilusiona con quimeras de fácil suceso; al contrario, les advierte claramente que el anuncio del Reino de Dios implica siempre una oposición. Y usa incluso una expresión extrema: «Serán odiados – odiados – por todos a causa de mi Nombre» (Mt 10,22). Los cristianos aman, pero no siempre son amados. Desde el inicio Jesús nos pone ante esta realidad: en una medida más o menos fuerte, la confesión de la fe se da en un clima de hostilidad. Los cristianos son pues hombres y mujeres “contracorriente”. Es normal: porque el mundo está marcado por el pecado, que se manifiesta en diversas formas de egoísmo y de injusticia, quien sigue a Cristo camina en dirección contraria. No por un espíritu polémico, sino por fidelidad a la lógica del Reino de Dios, que es una lógica de esperanza, y se traduce en el estilo de vida basado en las indicaciones de Jesús. Y la primera indicación es la pobreza. Cuando Jesús envía a sus discípulos en misión, parece que pone más atención en el “despojarlos” que en el “vestirlos”. De hecho, un cristiano que no es humilde y pobre, desapegado de las riquezas y del poder y sobre todo desapegado de sí, no se asemeja a Jesús. El cristiano recorre su camino en este mundo con lo esencial para el camino, pero con el corazón lleno de amor. La verdadera derrota para él o para ella es caer en la tentación de la venganza y de la violencia, respondiendo al mal con el mal. Jesús nos dice: «Yo los envío como a ovejas en medio de lobos» (Mt 10,16). Por lo tanto, sin fauces, sin garras, sin armas. El cristiano mejor dicho deberá ser prudente, a veces también astuto: estas son virtudes aceptadas por la lógica evangélica. Pero la violencia jamás. Para derrotar al mal, no se puede compartir los métodos del mal. La única fuerza del cristiano es el Evangelio. En los momentos de dificultad, se debe creer que Jesús está delante de nosotros, y no cesa de acompañar a sus discípulos. La persecución no es una contradicción al Evangelio, sino que forma parte de este: si han perseguido a nuestro Maestro, ¿Cómo podemos esperar que nos sea eximida la lucha? Pero, al centro de la tormenta, el cristiano no debe perder la esperanza, pensando de haber sido abandonado. Jesús conforta a los suyos diciendo: «Ustedes tienen contados todos sus cabellos» (Mt 10,30). Para decir que ningún sufrimiento del hombre, ni siquiera el más pequeño y escondido, es invisible a los ojos de Dios. Dios ve, y seguramente protege; y donará su rescate. De hecho, existe en medio de nosotros Alguien que es más fuerte que el mal, más fuerte que las mafias, que los oscuros engaños, de quien lucra sobre la piel de los desesperados, de quien aplasta a los demás con prepotencia… Alguien que escucha desde siempre la voz de la sangre de Abel que grita desde la tierra. Los cristianos deben pues encontrarse siempre del “otro lado” del mundo, aquel elegido por Dios: no perseguidores, sino perseguidos; no arrogantes, sino humildes; no vendedores de humo, sino subyugados a la verdad; no impostores, sino honestos. Esta fidelidad al estilo de Jesús – que es un estilo de esperanza – hasta la muerte, será llamada por los primeros cristianos con un nombre bellísimo: “martirio”, que significa “testimonio”. Habían tantas otras posibilidades, ofrecidas por el vocabulario: se podía llamar heroísmo, abnegación, sacrificio de sí. En cambio, los cristianos de los primeros tiempos los han llamado con un nombre que perfuma de discipulado. Los mártires no viven para sí, no combaten para afirmar sus propias ideas, y aceptan deber morir sólo por fidelidad al Evangelio. El martirio no es ni siquiera el ideal supremo de la vida cristiana, porque sobre ello está la caridad, es decir, el amor hacia Dios y hacia el prójimo. Lo dice bien el Apóstol Pablo en el himno a la caridad, es decir el amor hacia Dios y hacia el prójimo. Lo dice bien el Apóstol Pablo en el himno a la caridad: «Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada» (1Cor 13,3). Disgusta a los cristianos la idea que los terroristas suicidas puedan ser llamados “mártires”: no hay nada en su fin que pueda asemejarse a la actitud de los hijos de Dios. A veces, leyendo las historias de tantos mártires de ayer y hoy – que son más de los mártires de los primeros tiempos –, nos quedamos sorprendidos ante la fortaleza con la cual han enfrentado la prueba. Esta fortaleza es signo de la gran esperanza que los animaba: la esperanza cierta que nada y nadie los podía separar del amor de Dios donado en Jesucristo (Cfr. Rom 8,38-39). Que Dios nos done siempre la fuerza de ser sus testigos. Nos done vivir la esperanza cristiana sobre todo en el martirio escondido de hacer bien y con amor nuestros deberes de cada día. Gracias
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"Por tanto, acerquémonos con confianza al Trono de la Gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna."
Hebreos 4:16
Como creyentes, atribuimos fácilmente nuestra salvación a la Gracia de Dios, pero ¿qué significa para nosotros “esta Gracia en la cual estamos firmes” (Ro 5.2)? ¿Cómo funciona en la vida diaria, especialmente cuando pasamos por períodos de prueba o sufrimiento?
1. La Gracia del Señor libera su poder sobrenatural en nosotros para que podamos sobrellevar las dificultades de la vida y regocijarnos en lo que Él está haciendo en nosotros por medio de la adversidad.
2. La Gracia edifica nuestra confianza en el Señor soberano. Nada luce irremediable cuando nos enfocamos en Él, en vez de hacerlo en nuestros problemas.
3. Descubrimos la seguridad de la presencia sustentadora de Dios, ya que Él camina con nosotros en cada paso del camino.
4. Porque hemos experimentado el amor que Dios nos tiene, somos capaces de sentir empatía y amor por los demás cuando enfrenten tiempos difíciles.
5. En las pruebas, la Gracia transforma nuestro carácter, y ayuda a que otros puedan ver a Jesús reflejado en nosotros.
Las dificultades son inevitables. Por eso, necesitamos una dosis diaria de la Gracia de Dios, si queremos atravesar las pruebas con la confianza de que habrá una recompensa. Si confiamos en nuestras fuerzas, los obstáculos parecerán insuperables, dejándonos desanimados y prontos a renunciar.
Muchas veces, confiamos en Cristo para salvación, pero luego tratamos de vivir sin su ayuda. Si la Gracia de Dios fue necesaria para salvarnos, también será necesaria para el resto de nuestra vida. Solo mediante la inyección continua de su poder podremos tener una vida cristiana victoriosa.
Señor, que nunca falte en mi vida, el premio de Tu Gracia, para poder afrontar las batallas que encuentro en el camino. Que pueda confiar siempre, no en mi prudencia, sino en Tu cuidado para transitar siempre el camino de la victoria. Amén.
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