#Cosplay señor de los anillos
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Elven Rainbow Moonstone Circlet Tiara. Owieru elvish art.
Elven Rainbow Moonstone Circlet Tiara. Precious metal Sterling Silver 925. Medieval tiara. Owieru elven art.
The Owieru Elven Art Circlet Moon stone is a beautiful piece of fantasy jewelry inspired by the elvish aesthetic of Tolkien's The Lord of the Rings. Crafted from sterling silver and set with a Rainbow Moon stone measuring 14x10 millimeters. This stone is very beautiful because it has different reflections and shades that change depending on how you look at it. The tiara is open at the back so that it is adjustable with satin ribbons according to the environment of the tiara, with which they can be tied or braided to the hair. This elven circlet is sure to bring an air of majesty and mystery to any costume or fantasy look. Whether you are looking for an accessory for your next LARP event or simply want to add a touch of elven elegance to your wardrobe, the Owieru elven art will make you look and feel like a true elven!
🔸 Store Mano Artesana.
*The stone has different characteristics that make each one unique.
*Please, if you have any questions, ask us and we will help you.
*The exposed photos are indicative, since the work is personalized and may have slight differences.
*Please note: Colors may vary depending on the type of computer screen you are using.
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Model: Undomiel
Photo by MidouCloud Photography
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Mucho se perdió entonces...
Pero nadie vive ahora para recordarlo
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Elf Fantasy Fair 2008
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yo nunca nunca he hecho cosplay del señor de los anillos
"Sí lo he hecho y quiero agregar un marco contextual: fuimos a la última Comicon con Iris y no quería que pase vergüenza vestida de Nymphadora Tonks; me vi en la obligación moral de asistir como Faramir. Ya saben, como soporte moral.”
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Llevaba tiempo dándole vueltas al concepto que he desarrollado en este oneshot SasuSaku de universo alternativo. Lo encuentro adorable y una vez terminado no puedo dejar de darle vueltas. Quiero seguir jugando con Sasuke y Sakura en este mundo.
Fandom: Naruto
Pareja: Sasuke y Sakura (AU: Convención de Cómics)
Trigger warning?: No
45. The Eye of the Storm
Aunque a Sasuke se le había pasado la época de hacer cosplay cuando iban a convenciones de cómics, parecía que no era así para el resto de su grupo de amigos. Trató de alejarse un poco de ellos mientras posaban con sus elaborados disfraces de los personajes de El Señor de los Anillos para una foto con dos chicas vestidas de elfas del Lineage.
A sus veintidós años y a punto de acabar la carrera, Sasuke no le veía mucho sentido ya a aquella dedicación exhaustiva a su afición. Seguía leyendo cómics, claro, pero había otras cosas en su vida, como llegar a fin de mes, conseguir que Naruto hiciese las tareas de la casa que le correspondían cada semana o decidir qué quería hacer con su futuro una vez abandonase la dulce rutina de la Universidad. De hecho, aquel aspecto le traía un poco por la calle de la amargura últimamente. Su padre esperaba que siguiese la brillante trayectoria de su hermano mayor realizando la misma clase de cursos de posgrado y Sasuke se veía dividido entre su interés por aventurarse en un campo diferente y el deseo que albergaba desde niño de agradar a su padre. Había esperado que su visita a la convención le ayudaría a despejarse. Necesitaba sacarse de la cabeza aquella clase de dilemas.
-¿Va a seguir poniendo cara de culo cada vez que nos hagamos una foto? –Oyó que preguntaba Shikamaru como si él no estuviera allí-. Porque podría haberla puesto igual vestido de Legolas.
El grupo parecía incompleto sin Sasuke disfrazado del paradigmático elfo de la saga. Itachi tenía por ahí un par de fotos escabrosas de sus primeras incursiones en el disfraz, completo con orejas de felpa y una peluca, que no dudaba en rescatar para hacerle chantaje cuando lo necesitaba. Recordarlo hizo que agriara aún más la expresión.
-Pensaba que vuestro estúpido cartel suplía mi ausencia –replicó.
En efecto, después de que anunciase que no iba a unirse al cosplay grupal aquel año y tras soportar a Naruto dándole la brasa durante semanas para tratar de convencerle de que cambiase de opinión, su compañero de piso, camarada de aficiones y mejor amigo en general había ideado aquel cartel con el que posaban en todas las fotos y en el que se leía la frase “Se buscan elfos. Razón aquí”. De momento les estaba dando resultado: casi todas las fotos que se habían hecho antes todavía de alcanzar la entrada del pabellón en el que tenía lugar la convención habían sido con cosplayers de elfos de la misma saga o de otras, sobre todo chicas. Al final iban a tener que darle las gracias y todo.
Al entrar en el pabellón se detuvieron un instante ante el concurrido plano de la convención. Había muchísimos stands plagados de merchandising, un amplio escenario en el que se desgañitaban toda clase de aficionados al anime, contentos de poder cantar a voz en grito los openings de sus series predilectas; una zona de descanso que seguramente ya estaría a rebosar; la típica cafetería con precios escandalosamente elevados y una serie de cabinas en la que autores consagrados y noveles firmaban sus obras. Naruto se hizo con un puñado de programas y los repartió entre sus amigos, aunque Sasuke se metió el suyo en el bolsillo trasero del pantalón sin dedicarle ni una mirada. De entre todos los asistentes, ellos formaban parte del reducido grupo que sentía más interés por obras extranjeras que nacionales, y eso solía reducir considerablemente el número de actividades que podían llegar a interesarle realmente incluso en una convención general como era aquella. Las especificas dedicadas al manga ni las pisaba.
-¿Qué queréis hacer primero? –Preguntó Kiba.
-Tiendas –dijeron los demás casi al unísono.
Sasuke se mostró de acuerdo:
-Hn.
El primer día era el mejor para las compras, sobre todo si se iba en busca de piezas concretas. Sasuke había memorizado los números de un par de ediciones vintage que le faltaban para completar su colección y había decidido que no iba a marcharse sin los cómics de su nuevo videojuego favorito, The Witcher. El grupo se puso en marcha entre los stands, deteniéndose de vez en cuando para sacarse fotos o charlar con asistentes que se interesaban en sus disfraces. Al torcer la esquina de un concurrido stand con máquinas de gashapones raros, Sasuke les perdió de vista. Exhaló un discreto suspiro de alivio. “Por fin solo.”
Los stands de tiendas especializadas en material de importación solían colocarse año tras año en el mismo lateral de la convención, y por lo general había menos público merodeando en torno a ellos que en el resto del pabellón. Sasuke se dirigió a los mismos sin dar rodeos, y una vez allí admiró en asombrado silencio las piezas más vistosas que podían adquirirse: réplicas de las varitas de la saga Harry Potter, recopilaciones ilustradas de novelas de Star Wars, figuras de edición limitada de los Vengadores, antiguas revistas de aficionados a Star Trek, primeras ediciones de famosas series de Marvel y DC y camisetas con un sinfín de eslóganes tomados de Fallout, Call of Duty y Assassin’s Creed. Era el paraíso, y Sasuke se había pasado un mes y medio acompañando a Naruto en su dieta de ramen instantáneo para aquel momento. Se dirigió a la caja de cartón en la que se alineaban los cómics.
-¿Tiene los números más recientes de Saga? –Preguntaba alguien al dueño del stand a tan solo un metro de Sasuke.
-Sí, claro.
-No, me refería a la edición de lujo –especificó la clienta-. Creo que el último salió hace dos semanas en Estados Unidos.
Un tipo a la izquierda de Sasuke chasqueó la lengua con displicencia. Siempre había alguno de esos en las convenciones, de los que contemplaban con un estúpido complejo de superioridad a las chicas que se atrevían a internarse en su pequeño mundo de masculinidad artificial aficionándose a los cómics y los videojuegos. Sasuke le lanzó una mirada de desinterés y se volvió hacia su derecha.
La chica en cuestión hojeaba el volumen que había pedido. Su mirada repasaba, ávida de detalles, las ilustraciones y los globos de diálogo en inglés. Acabó decidiéndose:
-Me lo llevo.
Se lo devolvió al dueño, que se dispuso a meterlo en una bolsa con el logotipo de su tienda. Anunció el precio y la chica –cabello rosa, rostro suavemente redondeado, ataviada con unos pantalones vaqueros, una camiseta blanca y una sobrecamisa a cuadros verdes- pagó utilizando su teléfono móvil. Al recibir la bolsa su mirada se cruzó con la de Sasuke. Le sonrió, afable, y él preguntó:
-¿Es bueno? ¿Cómo has dicho que se llama, Saga?
-Eso es. Sí, es muy bueno –contestó ella. Lo extrajo de la bolsa y se lo tendió-. ¿Quieres echar un vistazo?
Sasuke se apartó del stand y tomó el volumen de manos de la joven. No era raro que los encuentros entre fans en las convenciones tendiesen a esa clase de generosidad espontánea. Sin embargo, sus intenciones no eran tanto familiarizarse con una nueva serie como robar unos instantes junta a esa chica. Era preciosa.
-Por desgracia mi nivel de inglés no es lo bastante bueno como para entender lo que está pasando –admitió Sasuke.
-De todas formas está bastante avanzado en la historia, aunque estuviera en japonés no entenderías nada. Eso, o te estarías llevando un buen montón de spoilers –bromeó ella.
Sasuke la miró de refilón. Tenía los ojos más verdes que había visto en su vida. Cerró el volumen y se lo devolvió.
-Tiene buena pinta. Me lo apuntaré.
-Siempre lo recomiendo –respondió la chica.
Tuvo que poner mucho cuidado en no quedarse mirando a aquel chico demasiado tiempo, aunque era tan guapo que le estaba costando. No solían verse tipos tan atractivos en las convenciones. Sin embargo aquella conversación estaba llegando a su fin, pero no quería que terminase, así que se atrevió a preguntar:
-¿Cuál me recomendarías tú?
Él se metió las manos en los bolsillos. Aunque su rostro tenía un rictus serio, no parecía en absoluto contrariado por la pregunta.
-Depende. ¿Cómo llevas los cómics de superhéroes?
Ella hizo una mueca.
-Tengo mis reservas. No suelen representar a los personajes femeninos de una forma que me agrade.
Sasuke esbozó media sonrisa y se adelantó de nuevo hacia el stand. Buscó hasta dar con el tomo inaugural de Batwoman, Elegy, e hizo entrega del mismo a la chica.
-No te defraudará.
-¿Me lo prometes? –Preguntó ella, su tono levemente juguetón. Sasuke asintió con la cabeza. Ella acababa de pagar cuando le dijo-. A propósito, no me he presentado. Me llamo Sakura.
Omitió el apellido. Mejor. Le gustaba la manera en que sonaba su nombre.
-Yo me llamo Sasuke –se presentó a su vez.
Hizo una rápida compra y se alejó del stand a la par que Sakura. Al parecer tenían mucho de qué hablar.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
No llevaban charlando ni dos horas y ya quería besarla. Bueno, y otras cosas. Pero seguían en una convención llena de gente y Sakura había dejado caer que no podía marcharse hasta el final del día. Tenía un compromiso. Sasuke había preferido no preguntar si había un chico en alguna parte de dicho compromiso.
Llevaba algo más de un año sin novia. Las chicas solían aburrirle soberanamente porque iban tras el sólo por su aspecto, algo que su hermano llamaba con muchísimo sarcasmo “la Maldición de los Uchiha”. La mayoría no se interesaba por hacer nada con él que no fuese practicar sexo –ninguna queja en aquel sentido, todo había que decirlo- y pasearle por los rincones más chic de la ciudad como si fuese un accesorio de moda. Sakura era la primera chica con la que había conectado gracias a sus hobbies, y aunque había estado con chicas mucho más atractivas, había algo en ella que encontraba seductor de una forma muy sutil, inocente, incluso.
Podría pasarse el resto del día, el resto de la convención, sentado con ella en aquella mesa apartada de la cafetería encadenando refrescos que costaban tres veces lo que se pagaba fuera del pabellón. Hablando con ella y observando con detenimiento el contraste entre su pelo y sus mejillas, la caída de sus párpados en aquel gesto levemente tímido cada vez buscaba sus ojos con los suyos, sus labios llenos, la manera en que evitaba tener las manos quietas jugueteando con la lata de refresco, colocándose el flequillo rebelde tras la oreja, rascándose discretamente la nuca.
Sasuke Uchiha estaba teniendo un flechazo y la experiencia era increíble. Cinco sobre cinco, lo recomendaría a conocidos, familiares y amigos.
No podía irse de allí sin la promesa de que iban a volver a verse.
Se llevó la mano al bolsillo para buscar su móvil y pedirle su dirección de correo electrónico, pero el de ella empezó a sonar antes. Se rebuscó entre la ropa hasta dar con él y descolgó:
-¿Sai? -Sasuke la miró discretamente. Así que, después de todo, había un chico. Maldijo su suerte. Sakura palideció al teléfono-. ¿…Ahora? Oh… no, no, es que… Mmm… ¡Claro que voy! Deja de intentar sacarme de mis casillas. Estaré ahí en cinco minutos.
Colgó. Sasuke sabía lo que iba a decir, así que se adelantó:
-Que te vas, ¿no?
No había pretendido sonar tan árido. Ella trató de componer una expresión cordial, pero el efecto de su tono resultaba evidente en su semblante.
-Siento dejarte tirado –se excusó-, pero esto es importante.
-Hn.
Ella respiró hondo antes de enunciar:
-Me lo estaba pasando muy bien contigo.
-Hn –repitió Sasuke, y añadió con tono llano-. No ha estado mal.
Así como las chicas le aburrían, nunca le habían puesto en una situación como aquella. Sabía que no tenía derecho a tener aquel estúpido equivalente a una rabieta, pero era incapaz de controlarse. Le decepcionaba demasiado cómo habían salido las cosas. Sakura carraspeó, incómoda, y se despidió dejándole solo en la cafetería de la convención. Se sintió ridículo en el instante que ella se fue, así que se puso de pie también y sacó su teléfono para tratar de localizar a sus amigos. No obstante, no llegó a llamar: Chôji le había visto y Naruto gesticulaba como un loco desde los asientos frente al escenario vacío. Sasuke se dirigió hacia ellos.
-Me estoy asando –se quejó Kiba desabrochándose la capa de su disfraz de hobbit.
-Es que solo a ti se te ocurre dejar a tu madre que te cosa una capa de fieltro –le reconvino Shikamaru.
-Encima que me hizo el favor…
-Yo estoy bien –intervino Shino, que iba vestido de Gandalf. Su disfraz era, sin lugar a dudas, el que más capas tenía.
-Tu podrías estar en el desierto vestido de esquimal y estarías bien de todas formas –soltó Naruto, que se volvió hacia Sasuke y le preguntó-. Qué, ¿te lo has pasado bien dándonos esquinazo?
-No tengo otro propósito en la vida –replicó en tono monocorde-. He encontrado unos cómics que quería.
-Nosotros también hemos triunfado –comentó Naruto señalando la pequeña montaña de bolsas a poca distancia de ellos-. Además nos hemos sacado suficientes fotos para llenar un álbum entero y el cabrón de Shikamaru ha ligado y todo.
El aludido levantó el pulgar con aquella expresión aburrida que tenía siempre. Chôji se explayó:
-Una chica se ha puesto a discutir con él acerca de no sé qué y ahora van a tener una cita.
-Pues si la perspectiva de ver unas bragas no consigue que te cambie la cara, definitivamente nada lo hará –repuso Sasuke, ácido.
-No todos tenemos el poder de hacer que a las tías se les caigan las ídem al suelo con tan sólo mirarnos, Sasuke –contestó Shikamaru-, y está claro que quienes lo tienen no se lo merecen…
-¿Qué hacías en la cafetería, Sasuke? –Se interesó Kiba-. No me irás a decir que este año tienen precios normales.
-Eso, ni que cagaras dinero –apostilló Naruto.
-Estaba… -Empezó a decir Sasuke, pero se detuvo. Prefería no contarles lo que había pasado a aquellos cenutrios. Capaces eran de reírse de él hasta el día del Juicio Final, y en aquel momento no estaba de humor para esa clase de pullas-. Hay demasiada gente. Sabéis que odio las multitudes.
-Siempre ha habido la misma cantidad de gente en las convenciones –arguyó Shino.
-Sí, pero tu amor por los cómics siempre vence tu odio por las multitudes, ¿no? –Intervino Naruto.
Sasuke hizo una mueca.
-No lo llames así. Me da grima esa expresión. Da igual, el caso es que tengo casi todo lo que había venido a buscar. Más tarde daré otra vuelta para ver si encuentro el resto y seguramente eso sea todo.
-¿No vas a venir con nosotros mañana? –Se sorprendió Naruto, un poco dolido.
-No se me ha perdido nada aquí sin cosplay –repuso Sasuke.
La verdad era que un veterano de las convenciones como él conocía una de las reglas de oro de aquella clase de eventos: por mucha gente que haya, siempre te acabas reencontrando con los mismos. Así era como los grupos de amigos que se separaban acababan volviendo a unirse, pero el reverso tenebroso para Sasuke en aquel momento era que, si se quedaba, acabaría volviendo a encontrarse con Sakura y seguramente la próxima vez estaría con su novio, y eso era algo que no quería ver.
-Bueno, ahora íbamos a las cabinas de firmas –comentó Chôji-. Hay un autor que me gusta y me he traído todos sus cómics para que me los rubrique.
Abrió su morral de Sam Gamyi para mostrar un buen puñado de volúmenes de una editorial indie. Naruto soltó una risotada al ver la cantidad:
-¡Tío, Chouji! ¡Que te van a llevar a aparte los de seguridad por meter cómics de estraperlo!
-Sobre todo si lo anuncias a voz en cuello, melón –le regañó Shikamaru.
El grupo recogió sus bolsas y se puso en movimiento. Naruto se puso a la altura de Sasuke, insistió en hojear los cómics que se había comprado y le habló de aquella figura de Spiderman tan molona que costaba como la totalidad del dinero que le enviaban sus padres al mes multiplicado por siete pero por la que estaba dispuesto a donar tres cuartas partes de sus órganos internos. Sasuke rio entre dientes y se maravilló de que su amigo se hubiese parado a hacer las cuentas de lo que tendría que gastar para comprarse la figura. Discutieron un poco de broma como solían, y cuando quisieron darse cuenta ya estaban ante las cabinas de firmas. Algunas estaban precedidas de largas filas de entregados fans, mientras que en otras los autores miraban con desamparo al gentío desinteresado. Chouji correteó hasta dar con la fila correspondiente a su autor y los demás le acompañaron para hacer bulto con esa lealtad que sólo tienen los verdaderos amigos. De camino Sasuke paseó la mirada por las cabinas. Se detuvo en seco al vislumbrar una cabeza rosa tras una de ellas. Entrecerró los ojos, pensando que le engañaban, pero no: era ella, Sakura, firmando cómics en una de las cabinas. Alguien le empujó y no pudo ver el cartel promocional que acompañaba su cabina. Al llegar a la altura de sus amigos, se acordó del panfleto que Naruto le había dado al llegar. Se alcanzó el bolsillo trasero de los vaqueros y lo desplegó ante sus ojos.
“Después de ganar el Concurso para Autores Noveles de la Editorial Koko-Roko con el primer volumen de su saga de fantasía urbana Fuera del Tiempo, Sai Yamamoto y Sakura Haruno presentan en exclusiva el segundo volumen: EL OJO DE LA TORMENTA”
Sasuke alzó la mirada y preguntó, señalando la imagen de Sakura y Sai superpuesta a la portada de su cómic en el panfleto:
-¿Os habéis leído alguno este?
Sus amigos cerraron filas en torno al panfleto.
-Mi hermana me lo prestó –dejó caer Kiba-. Está bastante bien. De la forma en que empieza parece que va a ser un cómic bastante moñas para chicas, pero de repente empiezan a pasar un montón de cosas y hay mucha acción y suspense. Eh, no sabía que presentaban aquí el segundo volumen. Le voy a preguntar si lo quiere.
Sacó el móvil y escribió un rápido mensaje. Shikamaru, por su parte, trasteó hasta dar con su propio panfleto y lo estudió antes de comentar:
-No parece la clase de cómics que te van, Sasuke.
-Estoy abierto a descubrir títulos nuevos –soltó el interpelado con toda la tranquilidad del mundo.
El teléfono de Kiba soltó un alegre pitido.
-Dice que sí, y que lo quiere firmado… Uf, ¿y ahora tengo que hacer cola en esa cabina? Menudo coñazo –protestó.
-Iré yo –se ofreció voluntario Sasuke. Al ver las expresiones pasmadas de sus amigos, especificó-. Me lo iba a comprar de todas formas.
Sin darles tiempo a soltar algún otro comentario, dio media vuelta y se dirigió al stand más cercano, donde adquirió dos copias del volumen que presentaban Sakura y Sai. Se encaminó a continuación a la fila ante su stand, que por suerte estaba lejos de ser la más larga.
Su espera fue de unos veinte minutos, aunque le parecieron muchos más. Cuando al fin fue su turno y le tocó acercarse a los autores pudo observar cómo Sakura alzaba la mirada para dar la bienvenida a otro fan y sus ojos se abrían de par en par al reconocerle. Un leve rubor cubrió sus mejillas en un instante. Su compañero de cabina, el tal Sai, reparó en aquel cambio de expresión y soltó una risita mordaz. Sakura le taladró con la mirada.
Sasuke no se anduvo con rodeos:
-¿Tu novio?
-¿Él? Más quisiera –dijo ella con desdén.
-Me ofende, señor lector. Yo tengo buen gusto –repuso Sai.
-Nuestra relación es puramente profesional. Él dibuja, yo escribo –explicó Sakura. Sus ojos verdes se clavaron en el rostro de Sasuke cuando añadió-. No tengo novio.
“Bien. Joder, bien”, pensó Sasuke, que dejó los dos volúmenes que acababa de comprar en la mesa ante los autores. Sai abrió el primero mientras Sakura alcanzaba el otro y preguntó:
-¿A quién se lo dedico?
-Uno a mí, Sasuke Uchiha. El otro a Hana Inuzuka.
Sakura tragó saliva y firmó con los ideogramas de su nombre completo.
-¿Tu novia? –Preguntó al fin.
Sasuke experimentó un siniestro placer al oír aquella pregunta. Decidió responder con honestidad:
-La hermana de un amigo. Quien me recomendó vuestro cómic, en realidad. –Indirectamente, pero ese detalle no era relevante. Por si acaso, aclaró-. No tengo novia.
Sakura notó calor en el rostro cuando se le aceleró el pulso ante aquellas palabras. ¿Se había puesto colorada? Sería tan embarazoso… No quería hacerse ilusiones, porque cabía la posibilidad de que él no hubiese sentido la química que había percibido Sakura mientras charlaban en la cafetería, pero resultaba difícil al verle allí delante con dos volúmenes de su cómic para que Sai y ella los firmasen. Se los intercambiaron y repitieron las firmas. Sakura se armó de valor y preguntó:
-¿Vas a venir mañana?
-No lo he decidido todavía –contestó Sasuke. Ella pareció desinflarse-. ¿Quieres que venga?
Sasuke recogía sus libros mientras Sakura enrojecía como la grana. La siguiente persona en la fila carraspeó para denotar que Sasuke se estaba propasando en su tiempo ante los autores. Él se giró para lanzar una mirada intimidante. Aquel breve impás permitió que Sakura se recompusiera. Cuando Sasuke se volvió hacia el frente, ella respondió:
-Sólo si no tienes nada mejor que hacer.
No se le ocurría nada mejor en lo que invertir su tiempo que ella.
-Estoy disponible –respondió. Miró de refilón a Sai, que contemplaba la escena con gesto irónico. Podía ver por qué Sakura no le tragaba. Solo había estado delante de suyo diez minutos y ya le encontraba insufrible-. Te veré mañana entonces.
-Claro. Adiós –se despidió Sakura. El corazón le latía tan fuerte que pensaba que se le iba a salir del pecho.
Sasuke correspondió con un cabeceo. Ella le contempló sin pestañear hasta que desapareció entre la multitud.
-¿Qué decía tu horóscopo para hoy? –Preguntó Sai-. ¿“Éxito profesional, cuidado con las inversiones inciertas, conocerás al hombre tus sueños, tu color de la suerte es el verde”?
-Cierra el pico –le conminó Sakura.
Una sonrisa floja no se le acababa de descolgar de los labios. Dejó que el siguiente fan pensase que se debía a él y extendió el brazo para recibir y firmar un nuevo ejemplar de El Ojo de la Tormenta.
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Wargames, juegos de mesa, modelismo y cosplay en el Pabellón de Cristal
Wargames, juegos de mesa, modelismo y cosplay en el Pabellón de Cristal
Personajes de Star Wars, Harry Potter o El señor de los anillos se pasearán por Freak Wars 2019, la feria de wargames (juegos de tablero con miniaturas), modelismo y cosplay (disfraces) que este fin de semana, 14 y 15 de septiembre, mostrará sus últimas creaciones en el Pabellón de Cristal del Recinto Ferial de la Casa de Campo.
Los aficionados a los wargamesencontrarán actividades para todos los…
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