#Carmín Tropical
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Personajes LGBTTTIQ+ en el cine mexicano:
1939: La casa del ogro, Dir. Fernando de Fuentes.
1951: Muchachas de uniforme, Dir. Alfredo B. Crevenna.
1977: El lugar sin límites, Dir. Arturo Ripstein.
1977: Alucarda, la hija de las tinieblas, Dir. Juan López Moctezuma.
1985: Doña Herlinda y su hijo, Dir. Jaime Humberto Hermosillo.
2014: Carmín tropical, Dir. Rigoberto Perezcano.
2017: Sueño en otro idioma, Dir. Ernesto Contreras.
2017: Ayer maravilla fui, Dir. Gabriel Mariño.
2017: Los días más oscuros de nosotras, Dir. Astrid Rondero.
2020: El baile de los 41, Dir. David Pablos.
#La casa del ogro#Muchachas de uniforme#El Lugar sin Límites#Alucarda#Doña Herlinda y su hijo#Carmín tropical#Sueño en otro idioma#Ayer maravilla fui#Los días más oscuros de nosotras#El baile de los 41#cine mexicano
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Mil veces
Mil mariposas sobre la pared mientas la sombra avanza cuando el Sol ya va caer con él se va mi esperanza.
Mil flores en el jardín mueren al frío del invierno más tus labios de carmín en mi mente no han muerto.
Mil aves vuelan al sur buscando el calor tropical no está en mi la virtud de lamentarme y escapar.
Mil horas ya han pasado desde el último adiós mil veces he pensado salir a encontrar tu amor.
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SUEÑO DEL MARINERO
16 enero 2022
Yo, marinero, en la ribera mía,
posada sobre un cano y dulce río
que da su brazo a un mar de Andalucía,
. sueño ser almirante de navío,
para partir el lomo de los mares
al sol ardiente y a la luna fría.
. ¡Oh los yelos del sur! ¡Oh las polares
islas del norte! ¡Blanca primavera,
desnuda y yerta sobre los glaciares,
. cuerpo de roca y alma de vidriera!
¡Oh estío tropical, rojo, abrasado,
bajo el plumero azul de la palmera!
. Mi sueño, por el mar condecorado,
va sobre su bajel, firme, seguro,
de una verde sirena enamorado,
. concha del agua allá en su seno oscuro.
¡Arrójame a las ondas, marinero:
-Sirenita del mar, yo te conjuro!
. Sal de tu gruta, que adorarte quiero,
sal de tu gruta, virgen sembradora,
a sembrarme en el pecho tu lucero.
. Ya está flotando el cuerpo de la aurora
en la bandeja azul del océano
y la cara del cielo se colora
. de carmín. deja el vidrio de tu mano
disuelto en la alba urna de mi frente,
alga de nácar, cantadora en vano
. bajo el vergel azul de la corriente.
¡Gélidos desposorios submarinos,
con el ángel barquero del relente
. y la luna del agua por padrinos
!El mar, la tierra, el aire, mi sirena,
surcaré atado a las cabellos finos
. y verdes de tu álgida melena.
Mis gallardetes blancos enarbola,
¡Oh marinero!, ante la aurora llena
. ¡y ruede por el mar tu caracola! Rafael Albertti
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La niña Carmela
Bajo la bochornosa luz de las cinco de la tarde, la niña Carmela fregaba con letanía sus trapos y mejunjes, entre los empolvados geranios y un rumor de radio, sonando las canciones enrevesadas de estática y solemnidad. Todos los días a las cinco de la tarde hago mis quehaceres, enjuago mi ropa, barro el comedor…, mientras se hacía un té de mil olores, come flor, come miel.
La niña Carmela a veces se creía perder el juicio, cuando entre trementinas, vapor de arte, desenmascaraba la verdadera cara de su óleo, dos y tres veces, se sonreía en pequeño momento de aprehensión, sólo para oír a la guacharaca Lola haciendo estropicio afuera de la ventana, tres pisos abajo, a través del corredor de árnicas, revoltijo de alas, goznes, pico y bullicio.
¡Ya basta!, vociferaba la niña, manos en la cintura y la frente borrada en color carmín, ¡Lola, vieja loca, ya basta!, abría cortina quitaba seguro exhalaba brisa dominical, y abajo, el ave torpe hervía en fiesta, picoteando flor y helecho, dañando las lechosas.
No podía sino relajar el ceño, exhalar su aliento de hierbabuena, tibio, dar los pasos, regañar al pájaro travieso, e iba a hacerlo, pues, mecánica, rodó del banquito oxidado al trapo, lavando sus manos de dedos largos, uñas pulidas, dirigiéndose descalza entre su bruma de telas transparentes, telas frescas.
Se adivinaba su juventud entre las curvaturas sabrosas, higo en mano, y la brisa le daba, apretó las piernas en colorido dolor, el frío piso y el cabello que le hacía cosquillas en la cintura. Vivía en su paraíso frutal, creyéndose niña infinita, besando mangos, peleándose con Lola, su fortaleza tropical, bañándose desnuda en el estanque del patio, sonriéndole al roce del nenúfar con sus senos, que le dolían de duros los pezones, erizados, tibios, el dolor ahí en el centro, ay.
A la niña Carmela le gustaba jugar a solas, entre la sombra de los aromáticos pasillos se acariciaba las orejas, se apretaba la nariz, rozaba su cuello con los plumeros, así así, hasta no soportar el calor que se le abría del vientre, le removía las entrañas, la ponía tonta, y se tocaba detrás de las rodillas, se sentía derretir, toda ella jugos y sabores, hasta rendirse, tirada en el piso, gimiendo al nacimiento de un sollozo.
Le gustaba pintar, llenarse de fruta, andar descalza en la casa, clarividente en su libre encierro, tomaba el agua de las lluvias, hablaba en sueños y se vestía con las más livianas telas.
Se abrazaba, enfebrecida, el abdomen, raspaba su suave espalda con las uñas, su piel siempre besada de sol, y añoraba algo que no sabía, no creía, no imaginaba; sus labios, llenos y mojados se apretaban, se los mordía, cuando adivinaba en los reflejos su silueta de apacible leona, los muslos duros, la cintura virgen, imposible casi, capaz de ahuyentarle el sueño hasta a los viajeros más nobles.
Se tumbaba al sol, risueña, entre los mullidos jazmines, embriagándose de olor, glotona, sintiendo caliente, abriendo las caderas, invitando al viento a pasear entre sus más profundos recovecos, humos de almizcle, aguardando inocente entre los arbustos alguna magia que pusiera freno a sus alucinaciones, que le hacían crujir el cuerpo, suplicante. A veces, adivinaba sensualidad en los más absurdos lugares, mirase complaciéndose ante la suave textura de la nube esponjosa, la apacible calma del oleaje entre sus sábanas, la traviesa curva de aquella colina, que la invitaba a tenderse, meterse, jugar a los amantes.
Carmela se complacía jugando los más coloridos juegos, se columpiaba con las piernas abiertas, mostrábale a las flores la suya propia, golpeando su lindo botón en cada vaivén con algún fruto que colgaba entre las ramas bajas, hasta girar, reír, temblar casi, sintiendo abrirse toda su magia cálida desde su centro hasta cada esquina. También, cuando la luz de la tarde se volvía azul, podías encontrarla, la niña Carmela, tan bella, rozando sus labios con los delicados pétalos en el pasillo de árnicas, hasta que le cosquilleaban, le picaban, se derretía, volvía a ella la fiebre y el calor, y en su abanico de transparencias coloridas, corría a zambullirse al estanque, para sentir el agua tocándola, rozándola, haciéndola pedir, suplicante.
No fue hasta el día que encontró, chorreando entre sus piernas, el primer recuerdo de la violencia de su humanidad, que comprendió el grito de fuego que la consumía desde las entrañas. La habían mantenido niña los tés de hierbas mágicas y su constante baile, escapándole y burlándose de su condición de ser del más acá. Ese día, pues, no pudo jugar sin llenar de estropicio los frutos, el suelo del pasillo floral, la gota roja, viva, en el pétalo más blanco del jazmín, y entonces no pudo evitar sentirse tímida, su sangre gritando tras cada cosquilleo, llenándole los dedos, los helechos, las piernas, el alma.
Empezó a ocultarse para practicar sus rituales, y su bosque, entristecido de ya no ser partícipe del disfrute de la niña, empezó a perseguirla entre sus sombras y desvaríos. Encontrábase Carmela plácida en su banquito oxidado, caderas partidas, para rozar con la punta del pie una tímida flor entre los maderos de su habitación, que se asomaba, curiosa, cosquilleándole los dedos, veíase también, bajo la sombra del almendro en la esquina más alejada de su estanque sintiendo su fuego hervir el agua, para ser besada por un nenúfar en el hombro, con un sonido de burbujita de amor, y hasta Lola, la guacharaca tonta, caminaba como triste entre los geranios, sin asomo de la vieja fiesta.
La hojas empezaban a caer, enamoradas, sobre los hombros de Carmela a las cinco de la tarde, el viento le soplaba, anhelante, sus cabellos aromáticos, para hacer volar su frescura sobre el despechado jardín, y mientras ella lavaba sus ropajes, delicada, inaudita, comprendía que su fuego no podría ser aliviado a solas, sus dedos de artista, los plumeros cosquilludos, los frutos duros que colgaban de ramas bajas, y todos aquellos simples divertimientos de niña floral, no saciarían jamás su anhelo, su hambre, su necesidad.
Los altos helechos, junto a los árboles floridos, curiosos, escucharon las ansias que nacían del corazón de Carmela, y cuando ella se retiró, inocente, a su cuarto de arte y ardor, flores, frutos, suculentas, árboles y helechos, idearon un plan.
Despertó Carmela al día siguiente siendo rodeada por el más suave abrazo, gimió, complacida, entre sueños y sonrisas, sintiendo el delicioso beso que se deslizaba por su cuello, sus hombros, su garganta, bajaba lento, hasta aprisionar uno de sus dulces pezones en el más esplendoroso beso, chupaba suave, mojaba, y Carmela se removía entre sus sábanas, decidida a nunca abandonar este sueño, no abrir�� los ojos, no los abriré, mientras el roce de una mano se deslizaba por su abdomen, cosquilleaba su ombligo, aprisionaba su cintura, le hacía temblar tras el roce en su espalda baja, ella toda erizada, dichosa, gozando.
La dulce boca se deslizó, pues, dejando los más suaves besos en su camino, que le ardían a Carmela en la piel como pequeñas fogatas, trazando un sendero de estremecimientos, anhelaba ella la llegada al destino, y probase entonces la floral boca la más dulce miel, que nacía entre las piernas de Carmela, ella abriéndose toda, llorando casi, y la boca en el botón, la lengua cosquilleando, traviesa, los dedos adentro, haciéndola vibrar.
Sintió Carmela entonces como si las nubes la hubiesen levantado, escogido, porque se volvió toda lluvia, gemidos, llovía ella en el jardín, temblaba, se estiraba sintiendo ese caluroso cosquilleo no sólo en ella, sino alrededor y todo le supo a fruta todo le olió a flores, sólo veía colores, y se dejó caer, siendo toda ella no más que una gota de fuego, líquida, animal, que se abrió en los más hermosos pétalos al tocar el suelo, y su fragancia la más divina, ella la flor más salvaje del jardín.
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carmín tropical (2015)
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Algunos poemas de Rafael Alberti
Sueño del marinero
Yo, marinero, en la ribera mía,
posada sobre un cano y dulce río
que da su brazo a un mar de Andalucía,
sueño en ser almirante de navío,
para partir el lomo de los mares
al sol ardiente y a la luna fría.
¡Oh los yelos del sur! ¡Oh las polares
islas del norte! ¡Blanca primavera,
desnuda y yerta sobre los glaciares,
cuerpo de roca y alma de vidriera!
¡Oh estío tropical, rojo, abrasado,
bajo el plumero azul de la palmera!
Mi sueño, por el mar condecorado,
va sobre su bajel, firme, seguro,
de una verde sirena enamorado,
concha del agua allá en su seno oscuro.
¡Arrójame a las ondas, marinero:
-Sirenita del mar, yo te conjuro!
Sal de tu gruta, que adorarte quiero,
sal de tu gruta, virgen sembradora,
a sembrarme en el pecho tu lucero.
Ya está flotando el cuerpo de la aurora
en la bandeja azul del océano
y la cara del cielo se colora
de carmín. Deja el vidrio de tu mano
disuelto en la alba urna de mi frente,
alga de nácar, cantadora en vano
bajo el vergel añil de la corriente.
¡Gélidos desposorios submarinos
con el ángel barquero del relente
y la luna del agua por padrinos!
El mar, la tierra, el aire, mi sirena,
surcaré atado a los cabellos finos
y verdes de tu álgida melena.
Mis gallardetes blancos enarbola,
¡oh marinero!, ante la aurora llena
¡y ruede por el mar tu caracola!
Salinero
...Y ya estarán los esteros
rezumando azul de mar.
¡Dejadme ser, salineros,
granito del salinar!
¡Qué bien, a la madrugada,
correr en las vagonetas,
llenas de nieve salada,
hacia las blancas casetas!
Dejo de ser marinero,
madre, por ser salinero.
Catalina de Alberti, italo-andaluza
(Siglo XIX)
Llevaba un seno al aire, y en las manos
-nieve roja- una crespa clavelina.
Era honor de la estirpe gongorina
y gloria de los mares albertianos.
Brotó como clavel allá en los llanos
de Córdoba la fértil y la alpina,
y rodó como estrella y trasmarina
perla azul por los mares sicilianos.
Nunca la vi, pero la siento ahora
clavel de espuma y nácar de los mares
y arena de los puertos submarinos.
Vive en el mar la que mi vida honora,
la que fue flor y norte de mis lares
y honor de los claveles gongorinos.
Elegía del niño marinero
A Manuel Ruiz Castillo
Marinerito delgado,
Luis Gonzaga de la mar,
¡qué fresco era tu pescado,
acabado de pescar!
Te fuiste, marinerito,
en una noche lunada,
¡tan alegre, tan bonito,
cantando, a la mar salada!
¡Qué humilde estaba la mar!
¡Él cómo la gobernaba!
Tan dulce era su cantar,
que el aire se enajenaba.
Cinco delfines remeros
su barca le cortejaban.
Dos ángeles marineros,
invisibles, le guiaban.
Tendió las redes, ¡qué pena!,
por sobre la mar helada.
Y pescó la luna llena,
sola, en su red plateada.
¡Qué negra quedó la mar!
¡La noche, qué desolada!
Derribado su cantar,
la barca fue derribada.
Flotadora va en el viento
la sonrisa amortajada
de su rostro. ¡Qué lamento
el de la noche cerrada!
¡Ay mi niño marinero,
tan morenito y galán,
tan guapo y tan pinturero,
más puro y bueno que el pan!
¿Qué harás, pescador de oro,
allá en los valles salados
del mar? ¿Hallaste el tesoro
secreto de los pescados?
Deja, niño, el salinar
del fondo, y súbeme el cielo
de los peces y, en tu anzuelo,
mi hortelanita del mar.
Yo era un tonto, y lo que he visto me ha hecho dos tontos
Yo era un tonto, y lo que he visto
me ha hecho dos tontos
Pues para entrar donde quiera,
¿qué más hay que hacerse tonto?
Sermones y moradas
Ya es así Cada vez más caído, más distante de las superficies castigadas por los pies de los combatientes, o más lejos de los que, apoyándose en voz baja sobre mis hombros, quisieran retenerme como pedazo vacilante de tierra. Veo mi sangre a un lado de mi cuerpo, fuera de él precipitarse como un vértigo frío. Y esta lengua, esta garganta, constituida ya para ahogar ese poco de agua que se oye siempre en todos los adioses, esta lengua y esta garganta me hacen pesado el mundo, huir y enmudecer antes de tiempo. Allá abajo, perdido en esa luz que me trata lo mismo que a un muerto más entre las tumbas junto al peligro de los nombres que se pulverizan, con la lejana tristeza del que no pudo hablar de sus viajes, a derecha e izquierda de los demasiado solos te espero.
Con los zapatos puestos tengo que morir
(Elegía cívica – 1 de enero de 1930)
Será en ese momento cuando los caballos sin ojos se desgarren las tibias contra los hierros en punta de una valla de sillas indignadas junto a los adoquines de cualquier calle recién absorta en la locura. Vuelvo a cagarme por última vez en todos vuestros muertos en este mismo instante, en que las armaduras se desploman en la casa del rey, en que los hombres más ilustres se miran a las ingles sin encontrar en ellas la solución a las desesperadas órdenes de la sangre. Antonio se rebela contra la agonía de su padrastro moribundo. Tu eres el responsable de que el yodo haga llegar al cielo el grito de las bocas sin dientes, de las bocas abiertas por el odio instantáneo de un revólver o un sable. Yo sólo contaba con dos encías para bendecirte, pero ahora en mi cuerpo han estallado 27 para vomitar en tu garganta y hacerte más difíciles los estertores. ¿No hay quien se atreva a arrancarme de un manotazo las vendas de estas heridas y a saltarme los ojos con los dedos? Nadie sería tan buen amigo mío, nadie sabría que así se escupe a Dios en las nubes ni que las mujeres recién paridas claman en su favor sobre el vaho descompuesto de las aguas mientras que alguien disfrazado de luz rocía de dinamita las mieses y los rebaños.
En ti reconocemos a Arturo.
Ira desde la aguja de los pararrayos hasta las uñas más rencorosas de las patas traseras de cualquier piojo agonizante entre las púas de un peine hallado al atardecer en un basurero. Ira secreta en el pico del grajo que desentierra las pupilas sin mundo de los cadáveres. Aquella mano se rebela contra la frente tiernísima de la que le hizo comprender el agrado que siente un niño al ser circuncidado por su cocinera con un vidrio roto. Acércate y sabrás la alegría recóndita que siente el palo que se parte contra el hueso que sirve de tapa a tus ideas difuntas. Ira hasta en los hilos más miserables de un pañuelo descuartizado por las ratas. Hoy sí que nos importa saber a cuántos estamos hoy.
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(vía https://open.spotify.com/track/3jqKtEfi2sPHj3TgD2f6ah?si=JKdwf__aT4i0FYZfoCEDog)
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CARMÍN TROPICAL: Un thriller de temática muxe
De 4 de noviembre 2015
Carmín Tropical se enfoca en Mabel, una mujer muxe1 que ha regresado a su pueblo natal después de que su amiga Daniela –también muxe- ha sido brutalmente asesinada. Ante la falta de interés por parte de las autoridades correspondientes por resolver el caso, Mabel hará sus propias investigaciones con tal de comprender lo que sucedió con Daniela.
Dentro de las constantes historias dramáticas que se observan en las cintas nacionales, Carmín Tropical (Rigoberto Perezcano, México, 2014) destaca por ser un thriller que recuerda vagamente a Terciopelo Azul o a Twin Peaks de Lynch, pero cuya evocación es diminuta en comparación. Si destaca de entre otros thrillers mexicanos es porque, además de sutil, narra imágenes que se ahorran la violencia, el melodrama estilo Televisa o el sexo gráfico.
Sin embargo, esta película no termina de cuajar. Este intento cuesta trabajo de seguir y de descifrar. La falta de estructura del guión establece cabos que se explican forzadamente con los diálogos. El espectador se confunde. Los tintes de falso documental sobran, pues sólo consiguen confundir más. A pesar de que la secuencia final estremece por una voz emblemática que canta en paralelo a un segundo asesinato, la tensión nunca se eleva por completo.
Si acaso, algo que habría que mencionar al respecto, es lo curioso del fenómeno muxe en un país incongruente y contradictorio donde, a pesar del arraigo del catolicismo, a puertas cerradas se practica la prostitución y el travestismo en los table dance. En una región donde los transgéneros no son marginados ni discriminados, la cinta advierte que el odio y la intolerancia es algo que puede estar presente en quienes menos pareciera.
1En la región del istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, los muxes han sido parte de la cultura zapoteca desde hace cientos de años. Muxes se refiere a personas transgénero que son aceptados socialmente; son considerados el tercer sexo dentro de esta área del país y cumplen con funciones sociales y laborales como cualquier otro hombre o mujer.
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Invita Cineteca Alameda a taller de guión y dirección cinematográfica
Invita Cineteca Alameda a taller de guión y dirección cinematográfica
Cineteca Alameda refuerza su oferta académica con la realización del Taller de Guión y Dirección Cinematográfica “Del guión a la realización”, el cual será impartido por el reconocido director Rigoberto Perezcano. Esta actividad será completamente gratuita y tiene un cupo limitado. Se realizará en coordinación con la Universidad Autónoma de San Luis Potosí a través de la División de Difusión Cultural y la Facultad de Ciencias de la Comunicación. El objetivo es brindar a los participantes conocimientos primordiales para escribir un guión filmable y la elaboración del mismo, así como identificar las dificultades y las diferencias entre escribir un guión y la realización de un corto. Las actividades se focalizarán en la preparación de un cortometraje, desde el guion hasta su realización. El maestro Rigoberto Perezcano realizó estudios de Cinematografía en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC-UNAM). Su obra ha recorrido más de diez festivales alrededor del mundo, entre ellos tres ediciones del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). En el 1er FICM obtuvo el premio a Mejor Mediometraje Documental por XV en Zaachila (2002), nominada al Ariel por Mejor Cortometraje Documental en la 46ª entrega de los premios Ariel. En el 7° FICM compitió con su ópera prima Norteado (2009), por la que obtuvo, entre otros reconocimientos, el Premio Cine en Construcción de la Industria en el 56° Festival Internacional de Cine de San Sebastián, España; el Premio a Mejor Director en el 50° Festival Internacional de Cine de Tesalónica (TIFF por sus siglas en inglés), Grecia; el Premio KNF del Círculo de Periodistas Fílmicos en el 39° Festival Internacional de Cine de Rotterdam (IFFR por sus siglas en inglés), Países Bajos; y los premios Estrella de Oro, Grand Prix y Mejor Película en el 9° Festival Internacional de Cine de Marrakech (FIFM por sus siglas en francés), Marruecos. Su largometraje de ficción Carmín Tropical (2014) formó parte de la Selección Oficial del 12º FICM, donde obtuvo el premio a Mejor Largometraje Mexicano. Mayores informes en las redes sociales Facebook Cultura UASLP Twitter @UASLPCultura y en los telefoos 826 23 00 ext. 1269 y 1233. -
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MG Awards 2015 Película Iberoamericana 600 Millas Carmín Tropical Güeros Las Oscuras Primaveras La Tierra y la Sombra Trash
#Film#Cine#600 Millas#Carmín Tropical#Güeros#Las Oscuras Primaveras#La Tierra y la Sombra#Trash#Película Iberoamericana#Movies#MG Awards 15#MGA15
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Carmín Tropical (2014).
Rigoberto Pérezcano.
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Carmín Tropical (2014), dir. Rigoberto Perézcano
A Mexican muxe returns to her village of birth in Oaxaca to investigate the death of one of her fellow muxe friends.
#Carmin Tropical#Carmín Tropical#Rigoberto Perezcano#muxes#muxe#third gender#cine mexicano#mexican cinema
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4ª Semana De Cine Queer
4ª Semana De Cine Queer
Del 25 al 31 de marzo, No te pierdas la 4ª semana de cine QUEER. Estas son las películas que forman este ciclo: 1. VIVA 2. TEENAGE KICKS 3. UN BACIO 4. ESTEROS 5. CLOSET MONSTER 6. DEPARTURE 7. CARMÍN TROPICAL. Pasa la voz con tus conocid@s y amig@s de nuestras actividades. ¡No dudes compartir tu experiencia en redes sociales utilizando #DisfrutoCinetecaAlameda! ? Recuerda consultar la cartelera en cinetecaalameda.net y también en Twitter @CinetecaSLP -
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