#COMPAÑERO CONNOR KENWAY
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a donde hay un ratonhnhaké:ton cuando lo necesitas?
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Hablar de Assassin’s Creed en pleno 2019 es hablar de una de las sagas de videojuegos más aclamadas de los últimos años, y uno de los grandes aciertos de Ubisoft en su última década. Probablemente, como jugador, no haga ni falta comentar nada sobre qué es esta serie de juegos, en qué consisten o por qué ha alcanzado el éxito que tiene en la actualidad, aunque igualmente lo haremos. Assassin’s Creed nace en el año 2007 con el lanzamiento de su primer juego, de título homónimo. Fue lanzado para Xbox 360, PS3 y PC, siendo un verdadero éxito y pasando a considerarse la evolución natural de la saga de Prince of Persia, sobre todo por la cantidad de similitudes en su jugabilidad y el “parkour”. En dicho título, nos llevaban a la época de la Tercera Cruzada a través de la mente de Desmond Miles, nuestro personaje en la era actual. A través del Animus podíamos acceder a sus antepasados y recrear su vida y acciones en busca de un artefacto capaz de controlar (o destruir) el mundo: el Fruto del Edén. La posibilidad de recorrer lugares y momentos históricos, así como de interactuar con personajes icónicos de aquel entonces junto al mundo abierto, su historia de enfrentamiento entre templarios y asesinos que perdura hasta nuestros días y su revolucionaria jugabilidad, hicieron de esta saga lo que hoy conocemos. El Renacimiento Italiano, la Revolución Francesa, la Revolución Industrial o la Guerra de la Independencia Americana (lugar en el que ocurre el juego que analizamos en estas líneas: Assassin’s Creed III Remastered), son algunas de las localizaciones que visitamos y que son perfectamente recreadas por Ubisoft, llegando al punto de que, en la actualidad, se están utilizando partes de los propios videojuegos para enseñar de una manera más interactiva cómo era la vida en esas distintas épocas, incluido el ofrecimiento por parte de la compañía para que se puedan utilizar sus datos y recreaciones en la reconstrucción de la Catedral de Notre-Dame, terriblemente afectada por un grave incendio meses atrás.
Como ya hemos nombrado, y a pesar de que podríamos seguir hablando extensamente de cómo la saga ha ido evolucionando (tanto para bien como para mal, todo sea dicho) y su importancia en la industria, lo que hoy nos compete de manera directa es la llegada de la serie Assassin’s Creed a Nintendo Switch con Assassin’s Creed III Remastered, la compilación de Assassin’s Creed III y Assassin’s Creed Liberation remasterizados y con todos sus DLCs que llega, además de a la consola híbrida, a Xbox One, PS4 y PC. ¿Cómo les sienta el lavado de cara a Connor y Aveline? Y lo más importante, ¿cómo le sienta a Nintendo Switch la llegada de la saga? ¡Dentro análisis!
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Bienvenido al Animus… de nuevo
Para poder hablar con propiedad de Assassin’s Creed III Remastered es necesario contextualizar cada juego por su parte. Por un lado tenemos Assassin’s Creed III; por el otro, Assassin’s Creed Liberation. Aparte de esto, es necesario recalcar que, a nivel historia general de la saga, es una continuación directa de los hechos ocurridos en Assassin’s Creed Revelations, por lo que a pesar de poder jugarse ambos juegos sin problemas (además de incluir un vídeo-resumen al inicio), es recomendable haber disfrutado de los anteriores para comprender del todo el contexto en el que ocurren los hechos.
En el primer título comenzamos como Desmond Miles llegando a una nueva localización, el Gran Templo, junto a sus compañeros. Aquí volveremos a entrar en el Animus para revivir, en esta ocasión, a dos antepasados situados en el siglo XVIII, en plena Guerra de la Independencia Americana: Haytham Kenway y Connor Kenway, siendo este segundo el verdadero protagonista del juego e hijo del primero. Como Connor, nuestro objetivo es proteger a nuestro pueblo nativo americano de los británicos que buscan robarnos las tierras, misión que acaba convirtiéndose, como no podía ser de otra manera, en la lucha como asesino contra los templarios por el control del país y el resto del mundo. En el segundo juego controlamos a Aveline de Grandpré, asesina franco-africana que lucha contra el mercado de esclavos en el estado de Luisiana y en la misma época en la que transcurren los hechos de Assassin’s Creed III. Como curiosidad, en esta ocasión no sabemos quién es la persona sentada en el Animus y la que nos lleva hasta las vivencias de Aveline de Grandpré, por lo que todo transcurre íntegramente en dichos recuerdos.
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Ambas historias, al igual que ocurría con sus antecesores (y varios predecesores), gira en torno a la lucha entre asesinos y templarios, teniendo lugar al mismo tiempo que los acontecimientos históricos del momento. Tanto en uno como en el otro, su narrativa es muy buena y hace despertar en nosotros el interés por saber cómo irá evolucionando todo hasta que explote, además de ser una época realmente atractiva para ser jugada. Sin embargo, en el caso de Assassin’s Creed III, esta historia tarda bastante en arrancar (tomando “arrancar” como el punto en el que controlamos a Connor y nos convertimos en asesino), siendo entendible para su contextualización pero que, de igual manera, nos hace tener la sensación de que hay un relleno innecesario para alargar un poco más el juego. Con Assassin’s Creed Liberation es todo lo contrario. La historia entra de primeras y de manera directa, sin rodeos, en parte también por no tener que depender de los hechos que tienen lugar en la “vida real” (entiéndase vida real como los eventos ocurridos fuera del Animus).
En ambos títulos contamos con la ya nombrada historia principal, pero también con un gran número de misiones secundarias y coleccionables de lo más variado que alargan la aventura en bastantes horas, cosa que es de agradecer. Además, dichas misiones y coleccionables no se hacen ni repetitivas ni tediosas debido a la variedad que existe entre ellas, por lo que siempre vienen bien para “perdernos” por los Estados Unidos cuando queramos descansar de nuestra misión principal. Entre ellas se incluyen las ya más que conocidas Atalayas, pero también plumas, páginas de libro perdidas de nada más y nada menos que Benjamin Franklin o cofres realmente jugosos, entre otras muchas cosas. En el caso de las misiones, tenemos desde la eliminación de objetivos concretos hasta el espionaje, la gestión de recursos económicos o las batallas navales (sí, navales), por nombrar algunas de las que nos encontraremos por el mapa. Si queremos conseguir el 100% y descubrir toda la verdad sobre los asesinos y templarios, Ubisoft ha preparado una verdadera cruzada, a la que sumar las aproximadamente 2 horas del DLC “La Tiranía del Rey Washington” para Assassin’s Creed III.
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En tu prisa por salvar el mundo, ten cuidado de no destruirlo
Pero, si venimos de los juegos anteriores a Assassin’s Creed III, ¿qué novedades incluyen estos títulos? Para empezar, el número de armas y cómo utilizarlas, dado que podemos hacer uso de dos al mismo tiempo e intercalarlas entre sí para el combate a distancia o cuerpo a cuerpo. El propio sistema de combate también sufrió cambios, eliminando la fijación de un enemigo y pasando a ser algo automático, haciéndolo más fluido, así como incluyendo nuevas opciones de pelea como utilizar a un rval a modo de escudo humano o poder hacer combos de asesinatos múltiples. Por otra parte, se añadieron nuevos entornos que podemos trepar y escalar, tales como los árboles y rocas, limitaciones de movimiento afectadas por el clima, como ocurre cuando corremos por la nieve, o nuevas funciones de sigilo y acción. Por último, una de las mayores novedades fue la introducción de los barcos que manejamos y utilizamos para luchar contra otros veleros tanto a lo largo de la historia principal como en las misiones secundarias. En el caso de Assassin’s Creed Liberation, existe la canoa (no todos podían tener grandes barcos para su uso personal).
¿Qué ocurre si hablamos del salto entre los títulos originales y esta remasterización? Pues que las mejoras también están ahí y van algo más allá de lo gráfico. Siendo redundantes, en el apartado gráfico se nota un salto de calidad notable, mejorando las texturas de los entornos y personajes, viéndose todo más pulido y cuidado, incluido el movimiento de nuestros protagonistas, más fluido que en su original. El sistema de sigilo también mejoró, añadiendo nuevas formas de ocultarnos o plantear estrategias para eliminar enemigos, como poder silbarles para atraerles, escondernos en arbustos (no muy bien, dicho sea, dado que se nos ve más de medio cuerpo, pero sigue colando y funcionando para nuestro cometido) o asesinar a dos rivales a la vez. Los combates también fueron rediseñados para mejorar su experiencia.
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Sin embargo, no todo ha quedado tan bien como se esperaba. A pesar de la gran mejora gráfica claramente visible, existen otros aspectos que no han sido tan cuidados, como la carga de los entornos que están relativamente más alejados y que “mágicamente” aparecen al acercarnos. Lo mismo ocurre con ciertas rocas, hierbajos o suelos, no del todo renderizados, así como la iluminación de determinadas salas y localizaciones, mucho más oscuras que las originales incluso. El sistema de combate es más de lo mismo. A pesar de las mejoras (las cuales se agradecen), sigue teniendo pequeños fallos que desesperan y complican las peleas más de lo que debería. Por último, la IA podría haberse trabajado más de cara a Assassin’s Creed III Remastered, dado que realmente hay situaciones tan absurdas que son para llevarse las manos a la cabeza: personajes que se quedan atascados o que giran en torno a su propio eje, guardias que no nos ven si estamos en determinados sitios “totalmente visibles” pero que de repente, estando fuera de su rango de visión y de espaldas nos detectan, personajes con los que nos chocamos o pegamos frente a ellos y que, en cuestión de segundos pasan de estar alarmados a hacer vida normal… y un largo etcétera.
Tus palabras pueden ser sinceras, pero no significa que sean ciertas
Algo que ha acompañado también en muchas ocasiones a Ubisoft en general y a la saga de Assassin’s Creed en particular han sido los numerosos bugs que podemos encontrarnos (todos los fans recordarán aquellas “no caras” de Assassin’s Creed Unity junto a otros muchos errores que hacían infumable al título el día de su lanzamiento). Pues bien, Assassin’s Creed III Remastered no se escapa tampoco de dichos fallos del juego. A lo largo de ambos títulos nos encontramos con diversos errores que van desde pequeños atascos o interacciones extrañas, como abrir puertas desde encima del tejado, hasta algunos verdaderamente gordos como atravesar una pared y salirnos, literalmente, del mapa, quedándonos flotando en el aire y observando la estructura de todo el complejo desde una zona a la que no deberíamos haber podido acceder. Este error en concreto nos obliga, como era de esperar, a reiniciar el juego. Algunos de estos bugs ya vienen desde sus versiones originales, por lo que haberlos corregido no hubiese estado de más.
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Sí, podemos correr como Naruto
Assassin’s Creed III Remastered se mueve, por lo general, en torno a los 25-30 fps en todas las consolas. Sin embargo, en Nintendo Switch, pueden llegar a caer incluso más, siendo lo peor en el modo portátil. En Modo Dock, la tasa de refresco se mantiene estable la mayor parte del tiempo, cayendo algo cuando aparecen excesivos elementos en pantalla o se cambia de ventana (al finalizar una misión y entrar en la sala del Animus, es decir, la sala de carga), pero sin ser algo realmente preocupante. Sin embargo, si hablamos del Modo Portátil esto sí llega a ser un problema en muchos momentos de juego. Los cuadros por segundo tienen caídas constantes, y los tirones de carga ralentizan totalmente al título incluso a nivel sonoro. Si esto además tiene lugar cuando estamos en medio de una persecución, ya pod��is imaginar el resultado. Correr detrás de alguien montado a caballo y teniendo que esquivar objetivos mientras notas que el juego no da más de sí no es la mejor de las situaciones para cumplir con nuestra labor como asesinos.
El apartado sonoro no debería ser necesario ni nombrarlo, puesto que a estas alturas todos deberíamos conocer la gran maravilla de banda sonora que posee la saga en general (y, como no podía ser de otra forma, el juego en particular). Los efectos también están llenos de vida, facilitándonos mucho nuestra inmersión en la vida de ese momento histórico. Los vendedores ambulante, los NPCs hablando de sus problemas personales y sociales, las protestas, cada sonido al romper o pisar distintos elementos… todo está perfectamente trabajado y sincronizado para que tanto la música como los efectos sonoros estén a la par que los hechos que acontecen. Mención especial al gran elenco de actores y actrices (Iván Muelas, Guillermo Romero, Laura Pastor…) de doblaje en español que acompañan con sus voces a los diálogos que tienen lugar en ambos juegos, siendo todo un acierto que ayuda aún más a dicha inmersión en la historia.
¿Espiderman o Spider-Man?
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Assassin’s Creed III Remastered – La verdad y la realidad no siempre coinciden
Que una saga como Assassin’s Creed haya dado el salto a Nintendo Switch siempre es una buena noticia. Que su Modo Portátil no sea tan fluido como en el Dock o las otras consolas después de llegar más tarde a las tiendas para mejorar esta versión, una pequeña decepción. Sin embargo, y a pesar de dichas caídas, Assassin’s Creed III Remastered es un acierto. Poder vivir las aventuras de Connor y Aveline donde queramos, incluso con los tirones de carga y fps por debajo de lo deseado en ciertos momentos, merece la pena. Las mejoras se notan y agradecen, y aunque algunas podrían haberse hecho mejor, son dos juegos que se disfrutan en ambos modos.
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Hemos analizado Assassin’s Creed III Remastered gracias a un código digital cedido por Ubisoft España. Versión analizada: 1.0.1
Análisis de Assassin’s Creed III Remastered – Nintendo Switch. Nada es verdad, todo está permitido Hablar de Assassin's Creed en pleno 2019 es hablar de una de las sagas de videojuegos más aclamadas de los últimos años, y uno de los grandes aciertos de…
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