Tumgik
#CASA LLUVI
ernestdescalsartwok · 2 years
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EXPOSICIO-PINTURA-ART-SANT IGNASI DE LOIOLA-MANRESA-RETRAT-CASA LLUVIÁ-FOTOS-ARTISTA-PINTOR-ERNEST DESCALS- por Ernest Descals Por Flickr: EXPOSICIO-PINTURA-ART-SANT IGNASI DE LOIOLA-MANRESA-RETRAT-CASA LLUVIÁ-FOTOS-ARTISTA-PINTOR-ERNEST DESCALS Foto en la Exposició de Arte y Pintura sobre SANT IGNASI DE LOIOLA y su Legado en la ciudad de Manresa, Catalunya, junto con otros artistas he expuesto el retrato del Santo en la Casa Lluviá para recordar el paso del personaje por Manresa, a lo largo del tiempo he pintado mucho con los lugares y sus vivencias, aquí en esta exposición he mostrado uno de los retratos del místico. Pintura del artista pintor Ernest Descals en la inauguración de la Muestra Artística.
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rubelangel-foh-evah · 5 years
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LUCHEMOS POR ESTO
Capítulo 116 Narrado por Rubius
Cuando estás con quien amas... las cosas brillan con más resplandor.
-La lluvia... ¿Desde cuando se volvió tan especial? – Tantas cosas increíbles que habían sucedido bajo sus gotas, aquellas que envolvían un sentimiento tan puro, tan irreal y a la vez tan palpable.
-Supongo que dehde el día en que decidimoh que fuera así- Sus ojos... su alma. Miguel Ángel Rogel, cuando fue que te convertiste en esto para mí.
-¿Y si algún día no podemos disfrutarla más, juntos?- Cuando la vida decida que es tiempo de alejarnos.
-Quizáh en cada gota habrá un poco de nosotroh... ¿No eh así cuando alguien se va? Cada parte de esa persona queda impregnada en esah cosah bellah que fueron parte importante de suh vidah y de lah nuehtrah- Si Mangel no está...
////  https://www.youtube.com/watch?v=ultDedZdUD0 Kujikesou ni Naru Watashi wo Sasaete Kudasai////
Miré al horizonte, sin poder evitar que una lágrima sucumbiera por mi mejilla... Si Mangel no está... ¿Qué sería de mí? -Pero, Rubiuh... aquí o en la eternidáh, jamáh dejaría de soltar tu mano, de eso ehtoy completamente seguro- Su mano, aquella que abrazaba mi corazón, lo entibiaba y lo amaba con locura, con sinceridad... como nadie más me había podido amar, mirando dentro de mí, mirando quien soy y no lo que pretendo ser. Mangel... eres tanto, maldita sea. Eres ese pequeño haz luminoso que me guía. Joder, que fuerte saber que mi corazón explota por una sola persona. Y es por este gilipollas.
-¿Crees que algún día podremos ser realmente felices?- Aún estando con él ¿Por qué tantas cosas se interponían?... ¿No merecemos tanta dicha?
-¿Acaso ya no lo ereh? Tan solo míranoh... mira a nuehtro alrededor. Eh todo nuestro; el mundo eh nuehtro- Lo miré, para luego clavar la mirada en el horizonte, aquel iluminado por colores hermosos y brillantes entre mezclados, formando la postal más bella que podría jamás haber visto. Su mano tomó la mía, apretándola con delicadeza, sin despegar la vista de aquel amanecer... ¿o anochecer? Que se presentaba ante nosotros. Sin duda la vida es hermosa con este idiota a mi lado.
-Si, soy muy feliz... no puedo quejarme- Desde aquella vez en que me confesaste tus sentimientos, en que fuiste leal a tus ideales y me buscaste... Que sería de mí si, simplemente optaras por la rendición cada vez que la tormenta se acerca. Eres muy fuerte, más fuerte de lo que yo nunca pude ser en todo este tiempo. El final de esta historia no puede ser otra en la que vivamos nuestras vidas juntos... no puede existir otro final que ese.
-Entonceh... solo déjate llevar y ya. El sol se ehconde y el tiempo se acaba... se acaba Rubiuh, tiempo que nunca máh volveráh. Sólo ámame- ¿Se acaba?
-¿Qué quieres decir?- No quiero que acabe. No tiene porqué
-Que se acaba... algún día no podremoh seguir juntoh, y ese día no puede ser hoy- Repentinamente aquel horizonte de tonalidades pasteles, comenzó a oscurecerse... ¿Esto es real?
-P-pero Mangel... no se tiene que acabar. Y-yo estoy contigo- Sentí una desesperación oprimir mi pecho, como si una tormenta se acercara con furia, solo para atemorizarme.
-Se acabará- Su mano se alejó de la mía con brusquedad, apartando la mirada de aquel bello fondo que había desaparecido en un montón de niebla. -A no ser que seah capáh de afrontar ehto- Con esa frase terminó cualquier intento de seguir hablando. Se acercó a mi rostro y, besándome la frente se alejó, perdiéndose en una niebla espesa que solo reflejaba mis peores miedos... no poder estar nunca más con Mangel.
-¿Rubiuh?- Sentí su voz en la lejanía, removiéndome lentamente en lo que, a mi parecer, era mi cama. Un sueño... uno de tantos que había tenido ya hace un tiempo.
-Buenos días Mangel- Saludé, acercándome para robarle un beso adormilado. Estaba despertando al igual que yo, podía notarlo en su cabello revuelto, aquel que últimamente me parecía lo más delicioso de mirar en las mañanas. Si, dije delicioso... Joder.
-¿Otra veh con tuh pesadillah?- Preguntaba mientras rebuscaba, sin mirar, en la mesita de noche. Deduje que buscaba sus anteojos. Verlo tan ciego y perdido mientras pegaba manotazos por doquier, buscando los benditos anteojos.
-Tío… estoy con un enredo en la cabeza que me parto la polla, en serio- Tomé su mano deliberadamente, posándola en mi cabeza para que revolviera mi cabello. Suspiré.
-¿Qué soñahte?- Siguió tocando mi cabello, jugueteando con aquellos mechones que ya debían ser perfilados. Inhalé con pesadez, seguido de una exhalación aún más densa, la que denotó que no me parecía del todo tener que expresar aquel sueño que me había parecido hermoso… y terrorífico a la vez. ¿Existía la minúscula posibilidad de que yo, a estas alturas, fuera capaz de vivir sin Mangel? Me había robado cada suspiro del alma, cada palpitación de mi corazón que ya, lamentablemente, estaba rendido a sus pies.
-Cosas… gilipolleces. ¿Quieres desayunar? - Intenté desviar el tema, pero el muy cabezotas no apartaba su vista de mí. Lo sentía penetrante por el rabillo del ojo.
-Rubiuh… ya ehtaba dehpierto dehde anteh que tú… te vi alterao’. Cuéntame…- me mordí el labio superior, haciendo una mueca de resignación. Apreté el rostro y lo miré, dedicándole una expresión que debe haber dicho demasiado, puesto que él solo atinó a acercarse a mí y dedicarme un abrazo, esos que llenan el alma.
-Es solo que…- Sentí un nudo en la garganta. -Es solo que no sé como coño vivir sin ti- sentí una presión casi incontenible en mi pecho, lo que se traducía levemente en esas lágrimas que cada vez aparecían con mayor frecuencia. Odiaba esto, porque quería… necesitaba ser feliz con Mangel pero no a costa de sentirnos odiados por otros… Odiaba no poder sentir que estaba en lo correcto, no poder sentir que daba igual lo que hiciera con mi vida, porque al fin y al cabo quien es el resto para juzgarme. Yo solo quería y necesitaba de él… porque el camino se tornaba difícil, porque Youtube era mi pasión, mi trabajo y no sabía a que coño iba a deparar mi futuro si no afrontaba de la mejor manera el como iba a declararle esto a millones de personas. -Tengo miedo, joder- Apreté los dientes, intentando mantenerme firme… no podía desmoronarme, mucho menos frente a Mangel… mucho menos frente a él, quien había tenido que soportar el desprecio de su padre.
-Yo también… pero no dejeh que eso arruine ehto. Ehtamoh juntoh, compartiendo la mihma cama, siendo solo un alma. Jamáh pensamoh que podríamoh ahpirar a más. Jamáh pensamoh que tendríamoh la oportunidad siquiera de poder vivir todo ehto. No te quiero trihte Rubiuh, te quiero fuerte, te quiero feliz y te quiero valiente. No permitamoh que toda ehta mierda noh siga destruyendo- Sentí la calidez de su abrazo fundirse en mi cuerpo, sus brazos eran mi hogar, y no quería salir nunca de aquí… pero debía. Debía dar la cara por él, por nosotros. Estoy harto de sentirme débil, no más. Sequé mis lágrimas con dignidad, levantándole el rostro, aquel que había escondido en mi pecho para hacerme sentir mas suyo.
-Gracias. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida- le susurré, besándolo en esos cálidos labios, aquellos que me mantenían firme ante toda la mierda que nos había tocado vivir.
Tuvimos una mañana tranquila, bastante reflexiva… al menos de mi parte. Me entraron muchas ideas fugaces a la mente, ideas ridículas que desafiaban la valentía que podía reflejar. -Eres un idiota- Me repetía, no por Mangel, sino por mí. Él estaba en la computadora editando un video que había traído a medio editar. Necesitaba avanzar en sus proyectos, y yo necesitaba con urgencia ponerme al día con todo lo que tenía acumulado… Es solo que, me costaba tanto concentrarme frente a la pantalla. Sentía esa sonrisa incrustada en mi rostro, una sonrisa falsa, que ocultaba tantos miedos… Yo, simplemente soy Rubén. Rubius no es ni una pizca de lo que realmente Rubén es. Tímido, gilipollas, cobarde e indeciso.
-Tengo que hacerlo- Me dije a mi mismo, a Rubén, a ese tío escondido entre cuatro paredes, temeroso… -Tengo que hacerlo, coño- Me lo dije con más fuerza, tanto que temí que Mangel creyera que estaba perdiendo la razón. Al parecer no escuchó nada de mi monólogo de tío esquizofrénico.
Me levanté del sofá en el cual me estuve dando vueltas bastante tiempo, y caminé donde Mangel. Necesitaba moverme rápido
-Eh… Mangel. Tengo que salir. No me esperes, llegaré tarde- Mi novio-amigo-follador-compañero se giró en la silla, mirándome detenidamente.
-Tu ehtáh muy raro tío. ¿Ahora a donde se supone que vas?- Suspiró, quizás un poco cansado por mis imprudencias, me importaba una polla.
-Confía en mí-
-Eh que no confío, en serio. Siempre que haceh cosah a la rápida terminah haciendo gilipolleceh, y eso que te lo ehtoy diciendo yo… el idiota mayor- refunfuñé, no dándole importancia.
-Estás en tu casa, haz lo que quieras, no folles sin mi. O bueno, tienes prohibido follar. Solo te permito eso cuando esté presente… y sobre mí- Intenté aligerar el ambiente. Acercándome a su silla, ya que el culo gordo no quiso ni levantarse, besándole la frente. -necesito hacer esto…- Le revolví el cabello, alejándome rápidamente a mi habitación, tomando un bolso cualquiera, metiendo mis pertenencias más útiles, el cargador del móvil y mucha valentía… la iba a necesitar. Sentí como Mangel se levantaba de la silla, acercándose a mí. Nunca lo vi, solo sentí sus pisadas, las cuales terminaron a mis espaldas, para sentir como sus manos se colaban por mi cintura.
-Ten cuidao’, y si necesitah algo, llámame. Suerte- Sus palabras me hicieron sonreír levemente, agradecía que confiara en mí y en mi nula sabiduría. Respiré con fuerza, mirando frente a mi, mientras el cálido abrazo de Mangel cobijaba mis temores.
Salí raudo del piso, encontrándome nuevamente con un clima poco favorable, un frío de la hostia y unas nubes que deseaban con mucha ansiedad liberar un poco de agua. Llevé mi paraguas en caso de que me pillara la lluvia, aún así ya me importaba tan poco mojarme, habían sido tantas, pero tantas las veces que se me había ocurrido hacer escenitas románticas bajo la lluvia, tanta ropa mojada y tantas gripes que ya me daba igual repetir esas escenas una vez más. Mi destino quedaba bastante lejos, así que decidí hacer parar un taxi que me llevara directamente a la estación de trenes. Esto se iba a poner realmente serio… necesitaba prepararme mentalmente para lo que vendría más adelante.                     Luego de un viaje de no más de 20 minutos, el taxi me dejó a las afueras de la estación. Pagué, me bajé y me dirigí a comprar un boleto, esperando que todavía pudiese encontrar alguno. Sabía que eran más de 7 horas de viaje, y sabía que esto no valdría la pena si no lo hacía ahora que me sentía firme y dispuesto.
-Hola, buenos días. Un boleto a Algarinejo, porfavor- Nombrar aquella ciudad me produjo un malestar estomacal repentino, como si mi cuerpo estuviera a la defensiva, esperando cualquier momento de dificultad para salir cagando hostias.
Todo fue bastante expedito, tuve la gran dicha, ¿o desdicha? De encontrar con rapidez un pasaje. Sabía que llegaría tarde, sabía que quizás tuviese que quedarme allí, sabía que podía no ser recibido y peor aún, que todo se fuera a la mierda.
-Tengo que hacerlo… por Mangel- Me repetía una y otra vez, mientras caminaba al tren o, incluso, cuando ya me había sentado y no había vuelta atrás. Comenzó a llover… una lluvia suave que alimentaba la vegetación que tanto anhelaba un poco de agua. Me acomodé en mi asiento, mirando mi móvil de vez en cuando, pensando en que sería lo que diría, como lo diría… que coño tenía pensado hacer realmente. Eran dudas que me nublaban en intertantos, dudas que me alteraban y me ahogaban, a veces casi al punto de sentir que no podía respirar.
-Tengo que calmarme- sentía ese sudor frío de terror, como caía por mi frente, como si mi cuerpo ya estuviese en posición de defensa. Sería un largo viaje, un viaje en el cual podría realizar un guion en lo profundo de mí, tocando tema por tema todo lo que quería expresar, aunque sabía y tenía más que claro que, llegado el momento, olvidaría todo y me paralizaría como muchas veces me ha pasado.
“Rubén no es ni una sombra de lo que es Rubius… Rubén tiene miedo, miedo de no ser aceptado, miedo de no cumplir, miedo de no poder hacer feliz a quienes más ama. Rubius es solo el cascarón de un pequeño niño, escondido en lo más profundo de sus miedos; Rubius es su escudo, la silueta de un corazón herido que intenta huir… simplemente huir”
La tarde comenzó a caer antes de lo previsto. Las nubes ocultaron de forma veloz el cielo, tornando el ambiente en algo frío y tétrico. Me preparé para bajar del tren, en dirección a la casa de los padres de Mangel. No había coordinación previa, ni saludos, ni explicaciones, solo estaba yo, solo, frente a mis peores miedos. Inhalé, bajando del tren, del cual bajaron varias personas más. En otras circunstancias habría estado con Mangel, habríamos tenido largas conversaciones, me habría dormido en su hombro. Habríamos llegado a Algarinejo con este secreto que abrazábamos con fervor, habríamos fingido que no pasaba nada, cuando realmente en esas noches cálidas nos entregábamos el uno al otro, a escondidas de todos, para amanecer un día más como si simplemente fuésemos los mejores amigos del alma.
-No quiero que siga siendo así- me repetía, una y otra vez, recordando cual era mi objetivo dentro de todas mis acciones: ser aceptado por el padre de Mangel; poder ser libres de todas estas malditas ataduras y, poder decirle que su hijo era todo lo que mi vida necesitaba.
Salí de la estación, buscando un taxi. En cuanto pillé uno le di la dirección de la casa de los padres de Mangel, poniéndome cada vez más nervioso.
-Por ti…- Susurré, mirando mi móvil con dedos inquietos, deseosos de pasar de una vez por todo toda esta mierda que se avecinaba. Mangel me mandó un par de mensajes por Whatsapp, a los cuales no quise contestar; sentía que si comenzaba a hablar con él, mis inseguridades me consumirían y no lograría seguir avanzando. Solo atiné a escribirle
“Estaré ocupado, si no contesto el móvil es por eso. No me llames, yo te llamaré cuando esté listo. Te amo”.
Que idiota me veía escribiendo esas finalizaciones de oración. Que idiota y enamorado me sentía.
-Llegamos- Escuché al conductor hablarme, sacándome de mi ensimismamiento.
-Vale, gracias- Le pagué lo que debía y, despidiéndome, me bajé del taxi. No corría mucha brisa, lo cual me hizo pensar que quizás, solo quizás, me tocaría otra escenita bajo la lluvia. Era de esperarse…- porqué coño no se me ocurrió hacer esto en verano- refunfuñé, mirando hacia el frente. Aquella casa que conocía hace ya bastante tiempo, la cual nunca me había dado tanto terror. Sentí como unas gotas débiles caían sobre mi cabello. -Bien, gilipollas, agarrarás otra gripe- Me resigné, entrando a la casa de los Rogel.
Toqué la puerta, con la mano temblorosa. Tenía los labios apretados, el corazón paralizado y la piel fría. Mi golpe fue tan débil que sabía que nadie me había escuchado. Toqué una vez más, esperando que fuese suficiente para llamar su atención. El horario no me convenía, ya eran poco más de las siete de la tarde, sabía que podían estar todos en casa, quizás tenían visitas… -Que mala idea, debería devolverme- Lo pensé y al instante lo deseché, ya no había vuelta atrás, estaba aquí por algo, estaba luchando de una vez por todas por esto que tenía con Mangel...
-Espero que me abra su madre- Me repetí, no sabiendo como podría enfrentarme a su padre, con esa mirada fría y penetrante. Sentí que alguien se acercaba a la puerta.
-¿Rubén?- El padre de Mangel se quedó boquiabierto al verme, y creo que yo sentí un leve infarto al ver que era él quien me recibía. La última vez que nos habíamos visto las cosas habían terminado de forma estrepitosa, prácticamente habíamos huido de su casa.
//// https://www.youtube.com/watch?v=yodaZdoVWx0 (I will go to you like the first snow – Ailee) ////
-Hola- dije, tímido. No quería mostrar debilidad, pero después de saber todo lo que él pensaba sobre lo que teníamos, era difícil mantenerse firme.
-¿Qué haces aquí?- Esas 3 palabras salieron filosas como cuchillos. Me entumecí.
-Necesito que me escuche, por favor- Pedí, humilde.
-No tengo nada que hablar contigo. Supuse que había quedado todo claro- Noté como su rostro se endurecía, esto no estaba bien…
-Por supuesto que no ha quedado claro. Necesito que me escuche, que entienda todo lo que pasó. Mangel está muy herido con todo lo que sucedió- Detestaba verlo así.
-No me interesa- Abrí los ojos de par en par. ¿Qué? Recordé las palabras dolorosas que le dijo aquel día
“-No me digah así Miguel Ángel… no te atrevah a decirme “papá”.”
-Sé que no es así, sé que le interesa, ustedes siempre han sido unidos, son una hermosa familia, y no tiene porqué terminar todo así.
-Rubén, ehcucha. Te lo diré una última véh, bahta de tuh jueguitoh, bahta de entrometerte. Ereh amigo de mi hijo, perfecto. Quédate hahta ahí, porque no tieneh derecho alguno de venir aquí e intervenir en nuehtra vida.
-Es que no es solo su vida, yo soy parte de la vida de Mangel, y él es parte de mi vida. Mi familia acepta a Mangel, y yo necesito que ustedes me acepten, no como su amigo de la infancia, sino como su novio, porque eso es lo que somos- Dije, intentando mantener la entereza, cuando realmente sentía que me temblaba el mentón mientras hablaba.
-¿Novioh?... por favor Rubén otra veh con eso.
-¿Otra vez con qué? ¡Es la verdad! Yo a su hijo lo amo, realmente lo amo, y si estoy aquí hoy día es para demostrárselo a usted y a cualquier persona que tenga que demostrárselo. Yo soy capaz de dejar todo por Mangel, porque vale mucho, porque es una increíble persona y porque es la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida- Dije todo de golpe, casi sin respirar. Sentí una presión tan fuerte en el corazón, porque realmente quería que él entendiera las cosas maravillosas que su hijo me hacía sentir. Como ese gilipollas movía mi mundo y me motivaba a construir el mejor futuro posible junto a él. Hubo un silencio muy largo y muy incómodo, el cual solo era interrumpido por las gotas estrepitándose contra el cemento de la calle. La lluvia comenzó a expresarse y yo, obviamente, me comencé a mojar.
-Detente, Rubén- Lo vi… ¿afectado?
-Yo lo amo, entienda por favor. Dejé todo lo que me ataba para poder construir una vida junto a él. Lo amo, lo amo, en serio lo amo. Necesito que lo entienda, necesito que me crea, que crea que esto no es un capricho. ¡Necesito que sepa y que, de una vez por todas, acepte que nos amamos, que esto se nos ha hecho muy difícil, que hemos llorado tantas veces que a veces creemos no merecernos el uno al otro! Por favor, se lo ruego, le ruego que nos acepte, que acepte que nos amamos, que acepte que yo quiera construir un futuro con Mangel, porque no quiero que tenga un futuro con nadie más, quiero ser yo el que le entregue cada minuto de felicidad, aquel que sostenga su mano cuando se sienta mal, cuando ya no tenga ganas de seguir caminando. Mi amor es sincero, es lo mas jodidamente sincero que he sentido en la vida- Mis lágrimas corrían raudas por mi mejilla, pero la lluvia era mi aliada esta vez, ocultándolas de la mirada del padre de Mangel. -tuve tantas novias, tantas chicas que no lograron hacerme sentir absolutamente nada comparado con el amor que me entrega su hijo. Yo mismo no le creí, yo mismo pensé que él estaba loco, que toda esta mierda era parte de su imaginación y que simplemente no funcionaría, pero ¿sabe? Su propio hijo logró que mi mundo cambiara por completo, logró que mi corazón latiera de una forma tan diferente a como lo había hecho alguna vez, ninguna mujer, se lo repito ¡ninguna! Logró lo que él logró en mí. Y ha sido un camino tan jodido, tan malditamente jodido- me detuve, mordiendo mi labio inferior, recordando las malditas pesadillas que habíamos vivido, el dolor acumulado que tenía en mi interior lo estaba expresando en esas lágrimas que no paraban de caer. No podía seguir hablando… me costaba tanto seguir hilando palabras. -Tan jodido… pero aquí estoy, siéndole sincero, dejando todo orgullo de lado para que usted, solo usted, nos permita ser felices. Porque es tan profundo lo que siento que mi corazón quema, quema tanto y no sé como soportarlo; no tengo puta idea como poder controlar este sentimiento que me descontrola por completo. Porque… su hijo es mi mundo, y necesito que él sea feliz para yo poder serlo. -Por favor, créame… y si quiere culpar a alguien que sea a mí. No odie a Mangel, no lo evite… él no es culpable de absolutamente nada, al contrario, él solo ha hecho las cosas para evitar causar daño a alguien. Ódieme a mi, se lo pido- Me acerqué a él, tomando sus manos. -ódieme a mi, pero no haga sufrir a Mangel por favor- Me temblaba todo el cuerpo, había tenido un momento absoluto de adrenalina pura. Estaba empapado de pies a cabeza, mientras el padre de Mangel se había cobijado en un pequeño techo que tenía en la puerta principal. No sabía que estaba ocurriendo a mi alrededor, tenía miedo de mirar, quizás el padre de Mangel ni siquiera había prestado atención a mis palabras.
-Te creo- levanté la cabeza, mirándolo fijamente acercarse a mí, para dedicarme un abrazo que me tomó tan por sorpresa que, sentí como las lágrimas me invadían nuevamente. Era como esos abrazos que me daba mi madre cuando era un niño, cuando todo desaparecía si me escondía en sus brazos. -En serio te creo. Solo dame tiempo- Se alejó levemente de mí, revolviéndome el cabello como si estuviese hablando con un niño. -Discúlpame… y no sufran más- Me miró fijamente, haciéndome entender que estaba siendo sincero. Estaba un poco perdido, no entendía del todo lo que acababa de pasar, pero… ¿El padre de Mangel había logrado creerme? Quizás… sólo quizás, él se vió reflejado en mí, como un chico enamorado, con el corazón adolorido, intentando explicar una sensación tan nueva, tan potente, que es capaz de mover el mundo bajo nuestros pies. Eso era Mangel… y estaba dispuesto a llegar lo más lejos posible, solo por él.
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Holaaaaa!!!! que tal!!!!! Estoy de improviso aquí, sin avisarle a nadie, con un nuevo capítulo de Luchemos Por Esto!!!!! Ayyyy Rubiuh! Tu valentía me llena mi corazoncito de shipper deseosa de amorsh! <3 ¿Se solucionaron todos los problemas finalmente? ¿Maggie terminará de una maldita vez LPE? ¿Ya no recuerdan que pasó en los capítulos anteriores? Tooodo esto y mucho más en los casi nada de capítulos que faltan :C
Dios mío cuanto tiempo ha pasado!!! Estoy tan feliz de estar de vuelta con esta historia que me ha traído tantas pero tantas alegrías. Soy el terror de cualquier lector: la escritora que actualiza cada 700 años, pero quiero que sepan de todo corazón que esta historia tendrá un final SI O SI (tampoco es que falte mucho para eso) pero ha sido un camino tan largo. Esta historia tiene vida hace ya más de 4 años y es un orgullo inmenso ver que su apogeo fue en la época más bonita del Rubelangel. Adoro ver nuevas escritoras y ver como, el parte, una fue pionera de que todo esto naciera. Hablo como si este ya fuera el final, pero la verdad es que faltan un par de capítulos para eso... quizás yo misma lo alargo porque me da pena que se acabe x'D (o quizas es porque deberías darte mas tiempo para escribir). Si, ambas, lo admito. Deseo que disfruten este capítulo, que les produzca emociones que es lo que siempre busco y que tengan en su corazoncito este relato de su humilde servidora. Espero vernos pronto por aquí (a pronto no me refiero a un año D:) y espero que esta sorpresa les haya alegrado el día. Un besote enorme a la distancia a todos quienes me leen <3
////Este capítulo fue publicado el 13 de Abril de 2019////
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reynaroja666-blog · 5 years
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Se encienden las farolas del dolor
y mi casa sostenida bajo el hilo de la memoria
tiembla
se desmorona
Recuerdo a las niñas flacas de mi infancia
aquéllas que treparon naranjos
y el frio
y cortaron café hasta que la lluvi
les hicieron recordar el hambre Rememoro los espantos debajo de mi cama, los duendes sedientos buscando
la sal y la morfına de mi inocencia
Invoco los poderes del ajo y el agua bendita
en cada esquina de mi cama
en cada orilla de mi pena
Invoco los dones curativos de la abuela
en este cuarto de las dilataciones
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conchitaherves · 7 years
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Beth Hart - Caught Out In The R
Atrapada en la lluvia
Estoy bajo tu hechizo No es asunto de nadie Estoy allí ya No es asunto de nadie. Amor...di... Cada vez que sale por la puerta
Me pregunto si va a volve
rNo puedo evitarlo pero amo el sabor del peligro, amor
y el cómo y el cuándo y la tosquedad, amor. Estoy atrapada en la lluvia
e este hombre Estoy atrapada, atrapada Atrapada en la lluvia. Le oí llorar en su sueño la otra noche Ningún hombre quiere que se diga que ha estado llorando.Cuando se levanta le digo que todo va a ir bien pero sé que sabe que sólo estoy apoyándole.Oí que disparó a un hombre en la calle y desgarra su alma aparte
La otra noche cuando estaba haciéndome el amorHabía otra mujer en su casa. Estoy atrapada en la lluvia Si muero no me importa, estoy enamorada Estoy enamorada, estoy enamorada de este hombre Estoy atrapada, atrapada Atrapada en la lluvia.En la lluvia... Estoy atrapada en la lluviaSi muero no me importa, no me importa Estoy enamorada, estoy enamoradaEstoy atrapada, atrapada Atrapada en la lluvi aEn la lluvia... Su nombre Su dolor No es asunto de nadie No es asunto de nadie, nadie, nadie. No quiero besar y decir.Tengo un hechiz
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