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franciscoarayapizarro · 9 months ago

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ELLOS LOS INMORTALES

En lo más profundo de las colinas españolas, en un antiguo castillo de piedra, reside una sociedad secreta de cuatro inmortales. Durante siglos, ellos comparten sus conocimientos, ayudados por sus creadores, los misteriosos seres llamados “los Señores del Cielo”, que se han presentado a la humanidad como gigantescas máscaras de piedra tallada con ojos brillantes, cuyo interior alberga sabiduría y poderes inimaginables, compartidos con la humanidad en cierta medida, con los que han llegado a crear a estos inmortales. Juntos, estos inmortales habían jurado proteger al mundo de las fuerzas oscuras y garantizar la preeminencia del equilibrio.

Un día, estos inmortales se reúnen en un salón oscuro en un castillo en las colinas españolas, vestidos con trajes oscuros ajustados a su cuerpo, con la cabeza cubierta con capuchas. Ellos hablan, su paz se empieza a verse amenazada por la aparición de un quinto inmortal, un guerrero oscuro llamado Malaquías, quien tomó conciencia de su poder con los siglos y ha sucumbido a la tentación del mal. Uno de los 4 inmortales: Viktor había enviado un embajador, un sirviente mortal que trabaja para esta sociedad para invitarlo a ser parte. Por desgracia, Malaquías asesina al embajador rompiéndole el cuello. Esto ha hecho que se le considere alguien muy peligroso y que debe ser interceptado. Entre los inmortales presentes, esta situación produce estupor, ¿cómo detener a alguien que no puede ser liquidado como ellos? Todos reflexionan.

En un momento habla otro inmortal presente, León, que expone: “Tengo entendido que uno de nosotros fue y se presentó en el puerto de Lisboa. Alexander, el líder de la sociedad, se acuerda que era Viktor, acompañado de Isabella. Viktor se presentó ante este oscuro inmortal, quien dijo que no tenía interés en formar parte de nuestra sociedad y que estaba siendo pagado por el dictador vitalicio de Valaria, una nación de Europa Oriental, que tiene un conflicto con la vecina nación de Drosalia. El dictador de Valaria estaba dispuesto a pagar una fortuna por los conocimientos de Malaquías, recordando que la misma oferta fue aprovechada por otro dictador hace casi un siglo, Adolf Hitler. Gracias a Dios, la inestabilidad mental de Hitler le jugó mal y terminó muriendo en aquel búnker en Berlín.

Viktor admite: “Sí, me acuerdo, le corte el paso con mi vieja espada medieval y terminé luchando torpemente, me venció con unos brazaletes de hierro, con un golpe en el pecho me terminó sacando el corazón”.

Alexander pregunta: “¿Y qué pasó con Isabella?” Tengo entendido que te acompaño a Lisboa. En ese momento aparece Isabella con sus mallas y armadura hecha para el cuerpo de una mujer, está con moretones en la cara, adolorida y desangrándose con una herida en un costado. Ella cuenta: “creo que me sorprendió... Después de que Malaquías pusiera fuera de combate a Viktor, se fugo, yo fui a asistir a Viktor que estaba mal herido, el me pidió que lo siguiera, así que le seguí la pista a un barco que se dirigía al puerto de Varna, me subí a la embarcación junto con él, sin que se diera cuenta, ya en alta mar, el hombre estaba en la cubierta y me dirija a sorprenderlo, hasta que de pronto, el hombre habla, sabe estaba detrás de él, rápidamente se da media vuelta, y lo tengo frente a frente, empiezo a tener una pelea, lucho, sus golpes eran fuertes, casi me rompen los huesos, en un descuido me rompe los dientes, con un pedazo de metal acuchilla mi costado, ya en el piso de la cubierta le pregunto: ¿¿ porque ayudar al dictador de una nación de Europa Oriental ??, el con su sonrisa fanática y sus ojos llenos del fuego del mal me declara: el hombre pagara mucho más de lo que pago Hitler por mis conocimientos, además, lo traicionare, cuando logre su cometido y yo me haré de un ejercito con que hacerme el amo del mundo, me levanta como un saco de papas y me arroja por la borda… Inconsciente logré llegar a las costas de España.

Esta declaración deja a todos los inmortales asombrados. Alexander ordena a León preparar a los sirvientes del castillo. Alexander presume que no es tonto y se dio cuenta de que existen otros inmortales como él, y vendrá a terminar con la Sociedad de los Inmortales. León asegura que desde el comienzo de la reunión cada sirviente está armado y listo para defender el castillo. Viktor acompaña a Alexander a la capilla para contactar a los Señores del Cielo. De pronto, se sienten ruidos a lo lejos, gritos, espadazos y disparos, después un golpe donde el cadáver de uno de los sirvientes del castillo cae muerto ante los pies de Alexander. Es Malaquías quien hace su aparición y declara: “Veo mi camino al poder, obstruido por ustedes, tenemos que acabar de una buena vez”. En el preciso momento en que los inmortales se ponen en guardia, se siente en el ambiente el sonido de una voz grave cantando, aparece uno de los Señores del Cielo que declara con una voz profunda y que hace eco en la habitación: "¡¡ ya basta, esta guerra no la pueden acabar ustedes",... ¡¡ Malaquias, no eres digno de ayudar a la humanidad como tus hermanos, por ende, te despojamos de la inmortalidad que te hemos dado !!. En ese momento una energía sale del cuerpo de Malaquías, después el señor de los cielos desaparece tal cual como apareció. Viktor agarra apresuradamente su espada. Malaquías se dirige con su mirada y sonrisa fanática, y cuando están frente a frente, Malaquías muere atravesado por la espada de Viktor y cae al suelo, todo desangrado.

La escena quedó así. Viktor deja caer su espada y todos los inmortales en el lugar observan el cuerpo de Malaquías, con una mirada reflexiva, ya que todos ellos sienten la tentación del poder como inmortales de usar sus conocimientos acumulados durante siglos para sus beneficios personales, pero ninguno sucumbe, ya que la humanidad, el punto de origen de todos ellos, debe ser reconocido en ellos y protegido.

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