#Anábasis de Jenofonte
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ANTE LOS NUEVOS EJÉRCITOS DE MERCENARIOS General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Todos ustedes saben que finalizada la Guerra del Peloponeso unos 12.000 hoplitas se encontraron sin trabajo ni futuro estable. Su vida se había convertido en un constante guerrerar después de haberse educado en las campañas contra el medo y en su propia guerra civil de manera que no tenían claro aquello de la «globalización» que se avecinaba en el reducido mundo de entonces. Para aquellos…
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Jenofonte
Jenofonte fue un historiador, militar y filósofo griego del siglo V a.C., discípulo de Sócrates, conocido por obras como La Ciropedia, Anábasis y Económico. En Económico, uno de los primeros textos sobre administración del hogar (de ahí el origen etimológico de la palabra “economía” del griego oikonomikos), Jenofonte explora la gestión de los recursos familiares y las finanzas, extendiéndose también a la administración de grandes propiedades y haciendas.
Jenofonte veía la economía como la administración eficiente de los recursos, promoviendo la organización, la disciplina y la ética en la vida doméstica y agrícola. Consideraba que la economía de una casa o finca tenía implicaciones para el bienestar de toda la sociedad. Sus ideas representan una temprana reflexión sobre la economía como un campo de conocimiento, enfocándose en la gestión racional de los recursos para mejorar la prosperidad individual y comunitaria.
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Jenofonte
Jenofonte de Atenas (430-354 a. C.) fue contemporáneo de Platón y compañero de estudios de Sócrates. Es conocido por sus escritos, especialmente su Anábasis, Memorabilia y su Apología (los dos últimos tratan de Sócrates y, además de los escritos de Platón, son la base de lo que conocemos de Sócrates), aunque las fuentes antiguas afirman que escribió más de cuarenta libros que fueron muy populares (incluido un importante tratado sobre los caballos). Su Anábasis ha sido muy leída y admirada durante siglos. Las descripciones de Jenofonte sobre el terreno y la batalla son tan precisas que la Anábasis fue utilizada por Alejandro Magno como guía de campo para su propia conquista de Persia.
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No sé qué decir... ¿o sí? (Javier Reverte)
No sé qué decir… ¿o sí? (Javier Reverte)
DVD 508 (29-07-11) Entrevista con el escritor Javier Reverte. © Samuel Sánchez Hace un par de horas recibí un mensaje de un amigo que me contaba que en la feria de libros usados de Barcelona, él y un par de amigos suyos, habían comprado libros de Javier Reverte, muy anotados algunos de ellos, una Anábasis de Jenofonte, por ejemplo. La verdad es que me quedé rumiando la noticia, recordando con…
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Cartas del Desierto
Guillermo Pareja Herrera
Saludo al mar
Los humanos nos saludamos: buen día buena tarde,buena noche, buen viaje, bienvenido.
Los humanos cuando niños saludamos al árbol, al cielo estrellado y a las olas del mar.
Los adultos también dejamos salir del corazón ¡un saludo al mar!
Recordemos la marcha ‘hacia delante’ o Anábasis de los diez mil guerreros comandados por Jenofonte escapando de la muerte y jurando que volverían al hogar.
Batallas, llanuras infinitas, escarpados montes, hambre, sol, frio.
Un día, un puñado de exploradores, de los diez mil, llegaron a una colina y desde ahí dejaron salir del alma el grito más celebrado en la historia griega: ¡Thalatta, thalatta! ¡El mar, el mar.!
Para un pueblo navegante, por excelencia, el mar es el hogar. Muchos siglos después este grito halló eco en el poeta Heinrich Heine con su poema ‘Meergruβ’ «Saludo al mar». Aquí, un fragmento.
¡Thalatta, sí, thalatta!
¡Oh mar, oh eterno mar, yo te saludo
Diez mil veces, oh mar, mi labio rudo
te aclama, como un día,
cuando el hogar cercano aparecía,
tras larga, ruda y desigual agonía,
los diez mil combatientes…
¡Thalatta!, un grito salvador
¡Thalatta!, sinónimo de hogar cuando a la orilla acudo.
¡Oh mar, eterno mar, yo te saludo!
hasta tu playa, oh mar, me perseguían;
hasta tu playa, donde al fin aliento,
el grito de victoria doy al viento:
¡Thalatta, , Thalatta! ¡oh mar libertador!
Este grito es clásico en la literatura griega; es el que mejor ha reflejado el amor de los griegos por el mar a lo largo de su historia. Después de meses de fatiga, los griegos alcanzan a ver el mar, en el que ellos están y estarán a salvo.
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Reseña de libro El Banquete, de Jenofonte
Alejandro Cruz Lozano
De la antigüedad podemos decir muchas cosas características de la época, sin entrar en detalles se puede afirmar que esta fue una época de esplendor para la humanidad, pero sobre todo para el gran país de Grecia, cuna de grandes pensadores que implementaron nuevas maneras de aprender y de ver su entorno, grandes personajes que en este gran periodo de la historia humana desarrollaron grandes disciplinas que permitieron ampliar su conocimiento como civilización y les permitió trascender en la historia como una de las civilizaciones más cultas de su tiempo y que sin duda nos dejaron un legado que hasta el día de hoy sigue enseñándonos en diversos ámbitos de la educación. Dentro de estas materias esenciales para la educación surgen las matemáticas, la filosofía, la sociología, surgieron artes como el teatro, la danza y se le dio un nuevo matiz a la música, siendo los griegos quienes implementan instrumentos tan icónicos como son la flauta y el arpa. Sin embargo, de todas las disciplinas anteriormente mencionadas la que ocupa el tema central de esta reseña es la literatura, disciplina que se enfoca en la escritura y la creación literaria, de todos aquellos textos hechos por los grandes pensadores de la antigua Grecia, quienes con sus creaciones se ganaron un lugar en la historia. De todos los grandes pensadores y escritores sobresale uno que le dio renombre la palabra escritor, el polígrafo Jenofonte, este gran personaje no solo escribió literatura, sino que también escribía sobre acontecimientos históricos, políticos, morales y técnicos. Jenofonte llevó una vida de todo menos aburrida y calmada, al ser un escritor griego del siglo IV a.C. fue un hombre dedicado a la literatura así como de la vida acelerada y llena de emociones. A la par de ser un hombre de letras Jenofonte también fue un militar de grandes capacidades e inteligencia, tal como nos lo relata el mismo en su libro Anábasis o La expedición de los diez mil, expedición en la que el propio Jenofonte participó y posteriormente dirigió, la anterior mencionada es la obra por la cual es más conocido este autor pues en ella relata con precisión experta los acontecimientos que se llevaron a cabo por el deseo de Ciro de derrocar a su hermano del poder, a pesar de esto el fragmento que relata el liderazgo de Jenofonte se enfoca en los personajes que lo acompañaron durante esta expedición la historia es del todo interesante y está narrada de una manera que uno no puede perderse aquello que acontece en la historia.
Ya se ha mencionado la obra más célebre del gran historiador y hombre de letras que fue Jenofonte, sin embargo la Anábasis no fue la única obra que este personaje escribió, como gran polígrafo que fue, se tienen registro de otras obras de la mano del mismo autor que la expedición de los diez mil, una de estas obras reconocidas es El banquete, obra corta pero eficaz que relata los diálogos entre diversos hombres griegos en un banquete propuesto por un griego llamado Calías, quien, viendo terminada una carrera de caballos a la cual asistió y en la cual participa un joven de quien está enamorado, decide realizar un banquete en honor a la carrera e invita a varios de los presentes en dicha carrera, de entre los invitados destaca uno que a menudo se es mencionado como gran maestro y filósofo de la antigua Grecia: el sabio Sócrates, quien en un principio rechaza la invitación de Calías, pero después se ve obligado a asistir al banquete por evitar dar una mala imagen, por lo tanto a dicho banquete asiste el ya mencionado Sócrates y sus acompañantes, así como el joven ganador de la carrera de caballos y de quien Calías está enamorado, así como al padre de este. El banquete se enfoca principalmente en el diálogo entre estos personajes después de haber degustado de la comida, y como era tradición en la antigua Grecia realizar tertulias sobre temas complejos o mundanos, lo que encontramos en este diálogo enriquece tanto al lector como a los mismos personajes. El tema que desencadena todos los pensamientos y los grandes diálogos de esta tertulia es el amor, el amor como ese sentimiento a veces efímero o a veces longevo.
Los propios diálogos dentro de la obra están estructurados de manera que la fluyen de manera sencilla y con total naturalidad, como si los propios personajes fueran viejos conocidos, estos se expresan con rasgos que les caracterizan a todos y cada uno de manera distinta: tenemos el afecto y pedantería de Calias, quien jugando su rol de anfitrión busca sobreponer su voz a la del resto, tenemos también la rudeza de Antístenes al que los puntos de vista de sus compañeros le irritan y quiere sobreponer su opinión a la del resto; hay la seriedad de Hermógenes a quien se le escucha dar su opinión en contadas ocasiones y solo si le es requerida; la desenvoltura de Critobulo, las bromas del bufón Filipo, la grosería del siracusano y, sobre todos ellos, Sócrates, personaje que juega el papel de interlocutor a veces con una actitud de seriedad, de enojo o incluso bromista y dado que Sócrates es quien más carácter tiene de los presentes en el banquete se le es respetada su opinión y se le trata con un profundo respeto sobre aquellos temas en los que decide opinar, y aunque por momentos es motivo de risas por sus inclinaciones o ideologías nunca retira una palabra de lo que ha dicho y reafirma su seguridad con diálogos contundentes a la vez que sabios. A la par de los diálogos que se llevan a cabo en la narración, también se nos presentan a un hombre de Siracusa en compañía de una bailarina y un joven músico y bailarín a quienes los presentes en la tertulia observan varias veces para admirar y recalcar los atributos de belleza tanto en sus expresiones artística así como en su propia belleza.
Lo acontecimientos que toman lugar en este banquete son del tipo de banquetes en los que uno se puede enriquecer por cada diálogo, declaración o argumento que tome lugar en este tipo de eventos, por esto el libro de Jenofonte es uno que es rico en todos los aspectos tanto literario como filosófico, pues lo que se ha narrado se puede tomar como un análisis de los acontecimientos de la vida diaria y también como un referente a la hora de analizar a la sociedad de ese entonces y compararla con la nuestra, pues aunque los temas no sean los mismos este tipo de eventos sigue siendo una práctica relativamente común en nuestros días, en cuanto a temas puede que no se encuentre una similitud directa, pero la esencia del evento sigue ahí, lo que se ha aprendido del banquete también se puede aprender en tertulias actuales. Finalmente cabe mencionar la gran tarea de Jenofonte al escribir este libro, puesto que el mismo era un infante cuando los sucesos ocurridos en el banquete tuvieron lugar el hecho de relatar y dar personalidad a cada uno de los personajes recalca las grandes capacidades como autor que este personaje de origen ateniense tuvo en su época y que lo hizo trascender en la historia, situándolo junto a grandes mujeres y hombres de la antigua Grecia.
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Jenofonte de Atenas
Soldado y mercenario nacido en Atenas en el 431 a.C.
Participó en la Guerra del Peloponeso, formando parte de las fuerzas ecuestres.Representante junto con Tucídides del estilo ático. Intentó orientar con su obra la confusión política e individual que siguió a la derrota de Atenas en la guerra del Peloponeso. Sin embargo, Jenofonte no fue tanto un logógrafo como un hombre de acción que reflejó sus experiencias personales en sus obras o tratados.
En su libro más célebre, la Anábasis, narra la retirada de un ejército de mercenarios conocido como la Expedición de los Diez Mil al servicio de Ciro el Joven, príncipe de Persia, en 401 a.C., en la campaña contra el rey Artajerjes II, hermano de Ciro.
Falleció en el 354 a. C.
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Jenofonte fue uno de los discípulos más destacados de Sócrates, aunque hoy es claramente menos famoso que su par: Platón. Al contrario que otros seguidores de Sócrates, que se dedicaban a conversar en la plaza y eran más bien hombres "contemplativos", Jenofonte fue en gran medida un hombre de acción, como su Anábasis lo demuestra. En dicha obra, Jenofonte narra la expedición en la que participó para ayudar al príncipe persa Ciro el Joven para derrocar a su hermano Artajerjers II. Si bien en un principio Jenofonte se unió a esta expedición en calidad de soldado, los azares del destino lo llevaron a ser comandante del ejército (casi 12 mil soldados). La Anábasis pone de relieve lo que haría una persona instruida en el socratismo (Jenofonte) en una de las situaciones prácticas más difíciles que pueden vivir los seres humanos: la guerra.
A diferencia de Platón, quien se concentró en gran medida en las cuestiones teóricas de la enseñanza socrática (qué es la ciencia, qué es la verdad, cómo accedemos al conocimiento, qué son las ideas, por mencionar ejemplos), Jenofonte fue una persona que se concentró específicamente en el aspecto práctico de las enseñanzas del maestro Sócrates. Esto se ve claramente en su obra Memorabilia ("Recuerdos de Sócrates"), que fue escrita por Jenofonte a manera de remembranza de diversas situaciones de la vida cotidiana en que Sócrates estaba presente.
Otra diferencia crucial entre el discípulo famoso de Sócrates (Platón) y el otro menos famoso (Jenofonte) es la prosa. A diferencia de Platón, los textos de Jenofonte son sumamente digeribles. Alguien podría decir que esto se explica por el "nivel" de temas de los que se ocupan uno y otro. Podría decirse que Platón es más "elevado", pero en cuanto uno lee con atención a Jenofonte, se da cuenta que sus textos contienen reflexiones sumamente intrincadas sobre las cosas de la vida cotidiana. Si el Sócrates de Platón nos enseña qué es el conocimiento y nos ayuda a acceder al mundo de las ideas, el Sócrates de Jenofonte nos enseña cómo podemos ser mejores personas en el día a día en concreto.
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DIARIO PA2.NARRACIÓN Y GAMIFICACIÓN
¿QUÉ IDEAS NUEVAS ME HA SUSCITADO EL BLOQUE? El bloque me ha hecho volver a 1982. Movida madrileña. Me quedaban pocos meses para cumplir 17 años. Hacía 3º de BUP con buenas notas pero con mala gana. Cola del cine Covadonga metro Alfonso XIII, cine que se quemó, dicen, para cobrar el seguro. Recuerdo a un punki que durante la espera se perforó la mejilla con un imperdible gigante. No sangró y parecía no dolerle, como un faquir. Nada que temer porque yo iba con una de las pandillas con las que me juntaba aunque con ninguna estaba a gusto. Íbamos a ver “The warriors (Los amos de la noche)”, una película de macarras. Yo era un outsider, más que aquel punki, pero peinado a raya y con jersey de pico de seminarista porque soy hijo de maestros rurales. Mis padres no podían dejarme su maestrazgo en herencia y por eso no me entendía con la pandilla del instituto (hijos de tenderos metidos en grupetes de música). Tampoco me entendía con la pandilla de pijos: Jugaba al fútbol para ellos y ellos se limitaban a pagar mis servicios dejándome acompañarles a las discotecas de moda. Con los que mejor me lo pasaba haciendo el borrico era con mis amiguetes de FP. Admiraba que supiesen lo que querían hacer y sólo les quedasen 1 ó 2 años para acabar de estudiar y trabajar de lo suyo (entonces la FP se hacía de 14 a 19 años) pero ya hacían chapuzas, ganaban su dinerito y yo no. Yo ya había dicho en casa que no quería seguir estudiando. Así estaba, hecho un lío. Mientras me acomodaba estaba deseando cumplir los 17 años para irme de voluntario al Aire y así quedarme en Madrid un año y medio de mili con pase pernocta, echarme una novia mientras tanto, casarme de penalti para salir de casa cuanto antes y trabajar de cualquier cosa: en un bingo o instalando lavadoras… Cuando se apagaron las luces, comenzó aquella película alucinógena. Me quedé de piedra cuando vi el logotipo de la pandilla de macarras protagonista dibujado en sus chalecos: Una calavera con un tocado de jefe indio, el mismo logotipo del grupo de música que me había cautivado un año antes: “Adam and the ants”. Su lema: “Sex music for ant people”. Su cantante, un sueño para mí: Un paseador de perros que se pone a saltar como un mono y sus colegas dándole a dos baterías, un bajo y una guitarra. A sus conciertos iban el príncipe Carlos y Andrés de Inglaterra. Pero volvamos a la película. ¡Qué bonita y qué rara es!. Todavía hay alumnos que tienen su logotipo en camisetas. Y cuando yo muera se seguirá recordando porque lo que se cuenta en ella es universal, atemporal. Es la lucha, es la derrota… Las ideas se me agolpan. Las letras de las canciones de Adam and the ants hablan de piratas, bandidos, vaqueros…De una época en la que era más fácil subir de clase social que ahora aunque fuese haciendo el indio. Ahora ni matándote a estudiar puedes ser maestro. Los sindicatos han blindado las oposiciones para los interinos pero cuando vi “The warriors” todavía podías aprobar unas oposiciones desde fuera. Por eso, cuando salí del cine a la amarillenta luz de la asquerosa noche madrileña decidí matarme a estudiar. No quería cualquier trabajo, quería un buen trabajo. No quería una novia, quería una buena novia. Algo parecido pensaría Jenofonte, un alumno de Sócrates, cuando se unió a los 10.000 mercenarios griegos que iniciaron la expedición de Ciro el Joven en el año 401 a.C. Una idea, una imagen: Un Jenofonte de 17 años esperando la cola de un cine cutre con el torso flaco desnudo pero vestido con uno de los chalecos de los warriors. ¿Cuántos Jenofontes hay?. Tantos como alumnos. Todos se creen únicos pero unos lograrán volver a casa y otros se quedarán por el camino. ¿HABÍAS USADO ANTES TÉCNICAS DE NARRACIÓN (STORYTELLING)? Continuamente. En la época de la movida no había móviles y en las pandillas no había chicas. Si tenías alguna novieta estabas deseando dejarla en el portal para volver con los colegas que era con quien realmente te lo pasabas bien. Para descansar después de hacer el borrico contábamos chorradas en el parque, chistes, películas... Con mis alumnos hago algo parecido. Una técnica muy sencilla de narración es cambiar el argumento de la típica película que gusta a todo el mundo porque tiene sexo y violencia para transformarla en bondadosa. Para hacer esto ayuda ser católico o, al menos, pertenecer a la cultura católica. Un católico no tiene ningún problema en rezar a un santo que de joven no fue precisamente un palomo blanco. Si eres calvinista, no te sale. De hecho, cuando se estrenó The Warriors (1979), la película funcionó genial en Méjico pero se topó con la moral WASP que no soporta que el macarra se regenere. Una película del cine Covadonga que me impactó quizás más que The Warriors fue “La naranja mecánica”. Pude verla antes de que la propia madre de su director, Stanley Kubrik, le hiciese prometer que no permitiese su exhibición en cines. Cuando me leí el libro descubrí que, en realidad, Alex, el protagonista, acaba normalizado cuando loga procrear sin embargo un final así no se podía admitir en una película yanqui. Ahora bien, por mucho que en la vida real hay muchos antiguos Alex que cogen el metro para ir a currar no se me ocurriría utilizar “La naranja mecánica” en clase. “The Warriors” es otra cosa. Es bestia pero buena. Trataré de explicarme más adelante. Un par de ejemplos de pasar de forma imaginaria una película con maldad pero de buena de calidad a videojuego bueno puede ser: “El padrino II”. En vez de extorsionar y matar, formas hermandades de socorro mutuo como las universitarias en las que sus miembros hacen turnos para ir a clase a tomar apuntes. “Scarface”: Al Pacino acaba muriendo solo por malo. El videojuego comenzaría con un protagonista que tiene, como en los dibujos de Tom y Jerry, un angelito y un diablito en cada hombro. Desde que entra en el instituto comienzan las opciones: Haces pellas, el diablito engorda y el angelito adelgaza. Explicas algo a un compañero, el angelito engorda y el diablito adelgaza.
¿SE TE HA OCURRIDO LA HISTORIA QUE DÉ SENTIDO A TU PAISAJE? La historia sería la adaptación del guión de la película The Warriors (Los amos de la noche) estrenada en 1979, dirigida por Walter Hill y basada en la novela de Sol Yurick (1.965). En argot de wikipedia, es una película de culto, cristalización cinematográfica de una subcultura que ignora los estándares de la cultura principal. Para que nos entendamos: Si eres un macarrilla y la cultura estándar te dice: “No estudies y quédate en instalador de lavadoras” tú le dices a la cultura estándar: “Estudiaré, te quitaré el trabajo y me casaré con tu hermana”. La novela de Sol Yurick es la adaptación a las pandillas de Nueva York de la “Anábasis” de Jenofonte, discípulo de Socrates, que participó como aventurero y posteriormente como comandante en la marcha conocida como “La retirada de los Diez Mil” desde Mesopotamia hasta el Mar Negro. En la Anábasis se narra la expedición militar de Ciro el Jóven contra su hermano, el rey de Persia Artajerjes II, y el posterior retorno de los mercenarios griegos que estaban a su servicio tras la derrota y muerte de Ciro. Por su interés histórico y por la sencillez de su estilo. La Anábasis se usa a menudo en Secundaria como texto de iniciación a la traducción del griego clásico. ¿CÓMO LO VAS A GAMIFICAR? Cómo no lo voy a gamificar es como se gamificó en el videojuego que salió en 2005. Aunque tiene su gracia con combates por parejas, de cinco contra cinco y de nueve contra nueve macarras utilizando medios de circunstancias como bolas de billar, el videojuego real es una basura moral aunque funcionó bien comercialmente. Simplificando. En la película, los warriors luchan para sobrevivir, nunca buscan la pelea. En el videojuego, los warriors provocan peleas. Esto se ve en el logotipo de los chalecos que cambia en el videojuego (una cobra en llamas). Ahora soy un profesor de 51 años. Debo obviar el videojuego, hacer buena la película sin desbravarla y esperar a la jubilación para poder tener tiempo y disfrutar de la novela. Para gamificar la historia debemos fijarnos en su enorme carga ética. Una ética un poco bestia porque no hemos de olvidar que la historia clásica en la que se basa es antes de Cristo. Antes de la “pietas”, antes de la humanización, de la suavización de las cosas. Te atrapa porque es real. No sólo los malos mueren, también hay buenos o no malos que mueren. Me impactó que en la primera escaramuza muriese el jefe warrior (trasunto de Ciro el Joven). Los warriors son macarrillas con pocos músculos, como con pinta de pobre. Lo mejor es cómo deben aprender a organizarse sobre la marcha improvisando una cadena de mando hasta Ajax (Jenofonte). Cómo me mola el tío normal que se mete a jefe y lo hace bien. Cómo me mola el líder de andar por casa. Todos mis alumnos deben querer ser líderes. Si les toca acabar barriendo, hacerlo perfecto. Para que los niños no se caigan en los parques porque han derrapado en la arena sobre el asfalto y para que los abueletes no se rompan la cadera. Los personajes, que deben volver a su barrio, acusados injustamente de la muerte de un líder carismático, deben atravesar territorios de otras bandas y seguir principios morales sencillos para sobrevivir: No luchar entre ellos. No separarse. No rendirse. No seguir al violento. No distraerse con la lujuría. No odiar. Protegerse los unos a los otros. Proteger a una chica. Dignificarla. Ser sigilosos. Ser observadores. Ser disciplinados… Para volver a casa, al mar. Cuando salí del cine decidí estudiar en serio pero no entendí del todo la película. Creí que el mar era “El buen trabajo” y que los casilleros en los que luchan con otras bandas eran los fines de semana entre estudio y estudio. El videojuego imaginario que estoy maquinando se traslada desde el plano del metro de Nueva York hasta el tablero de la oca. La Oca es mucha Oca y no hay tiempo ahora para hablar de la Oca y los templarios o de la Oca y el camino de Santiago. Quizás toque este palillo en la siguiente tare. Lo que está claro, al menos para mí, es que la última Oca, el mar, el finis terre, es la salvación eterna, la “salus animarii”. Estoy aprovechando este curso para proponer al director un nuevo “Plan de Autoprotección”. Lo tengo todo en la cabeza y mi idea es matar tres pájaros de un tiro: Ir preparando ya la “Batalla final” de este curso en línea (que algo me dice que será una especie de caso práctico o proyecto en el que se aplicará todo lo que estamos viendo) adaptando el argumento de “The warriors” (El Mar Negro de Jenofonte, el Finisterre del camino de Santiago, la playa de Conney Island de Ajax, el jefe warrior… serán el punto de reunión en la evacuación del IES. “Carlos Mª Rguez de Valcárcel���). Aplicar la “Batalla final” del curso en línea a la arquitectura de mi centro y recintos para redactar un nuevo “Plan de Autoprotección del IES. “Carlos Mª Rguez de Valcárcel” (y marcarme un buen tanto con mi director que nunca viene mal). Impartir el Plan en clase dentro del módulo FOL para que en el futuro mis alumnos sepan organizarse para sobrevivir Me jubilo o muero pero te paso el testigo, la bandera, el chaleco warrior… Pasa hoy en un cine cutre y pasa mañana cuando ya no eres un macarrilla, sales del metro, ves la estatua de la ciudad Universiaria de la Complutense y vas comprendiendo mejor las cosas. Sócarates, maestro de Jenofonte, sucesor de Ciro… Sucesión en la cadena de mando ¿Acaso no es esta la esencia de la enseñanza?.
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ANABASIS-ARTE-PINTURA-JENOFONTE-SOLDADOS-GRIEGOS-HISTORIA-EPOPEYA-EJERCITO-GRECIA-CUADROS-ARTISTA-PINTOR-ERNEST DESCALS por Ernest Descals Por Flickr: ANABASIS-ARTE-PINTURA-JENOFONTE-SOLDADOS-GRIEGOS-HISTORIA-EPOPEYA-EJERCITO-GRECIA-CUADROS-ARTISTA-PINTOR-ERNEST DESCALS- A través de la lectura de la ANÁBASIS de JENOFONTE me introduzco en esta aventura extraordinaria en la que un pequeño Ejército de Soldados Griegos situados en el corazón del Imperio Persa emprende el viaje en busca de su patria, perseguidos por los ejércitos persas y cruzando territorios desconocidos de naturaleza hostil, un verdadero relato lleno de épica y constantes peligros que superaron con la decisión que proviene del instinto de supervivencia. Son los primeros Cuadros que realizo sobre este capítulo de la antigua Grecia y que seguró iré ampliando en una nueva colección. Aquí muestro las Pinturas con el Soldado Griego siempre preparado para luchar, la inmensidad de los paisajes extranos con altas montañas que cruzaron en su viaje, una verdadera Epopeya humana. Con Pintura al oleo sobre papel de 50 x 65 centímetros estoy intentando reflejar la angustia de los Diez Mil atrapados entre muchos peligros. Obras del artista Pintor Ernest Descals con los asuntos históricos que rezuman emoción.
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Trebisonda
Trapezus (en griego: Τραπεζοῦς) o Trebisonda fue una ciudad griega situada en la orilla sur del Mar Negro. Según el autor cristiano Eusebio, que escribe más de un milenio después, Trapezus fue fundada en el año 756 a.C., en el país que se llamaba Cólquida. Sus primeros pobladores procedían de Sinope (Jenofonte, Anábasis, 4.8), una ciudad griega situada en la orilla sur del Mar Negro, a unos 400 kilómetros al oeste. Como esta ciudad era hija de Mileto, que a su vez se creía que era una colonia de Atenas, el erudito trebero Cardenal Bessarion aún presumiría de ser ateniense en la época del Renacimiento.
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