Tumgik
#Aguas Abiertas
copomipics · 11 months
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Aguas abiertas a la gloria.
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shufa1982 · 2 years
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Comfortably Numb
Creo que la mejor temporada para nadar es en invierno. Las personas dejan de usar la alberca y eso nos da oportunidad de nadar a nuestras anchas. Hoy en la mañana tuve un carril para mi solo. 
Pero sinceramente extraño cuando nado con otras personas, teníamos una misma rutina y la seguíamos, nos turnabamos para salir en punta, comentabamos los ejercicios...en fin era diferente, lo extraño. 
Ahora nado solo...no me molesta, pero a veces añoro nadar con alguien mas. 
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metagoles · 2 years
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🏊 Cassini y Biagioli ganaron el bronce en aguas abiertas
🏊 #Odesur #Natación - Cassini y Biagioli ganaron el bronce en #aguasabiertas...
Los nadadores argentinos Franco Ivo Cassini y Cecilia Elizabeth Biagioli consiguieron la medalla de bronce en la competencia de 10 kilómetros de los XII Juegos Suramericanos de Asunción 2022, que se llevó a cabo en la Playa San José de Encarnación. (more…)
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mate-y-viajecito · 2 years
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Hoy el universo no solo me cago a cascotasos, sino que también se encargó de mojar todos mis dispositivos electrónicos así que ojalá que mi notebook no esté arruinada por siempre
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dreaming-star20 · 4 months
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Aniversario
Una soleada tarde de primavera, una leve brisa entraba por las ventanas abiertas del apartamento de Michael. El hombre yacía boca arriba sobre su cama destendida, con nada más que un suspensorio puesto. El cuerpo de Michael estaba bañado en sudor, resultado de su rutina de ejercicio matinal y el calor de la tarde. La luz de la habitación hacía los músculos de Michael resaltar aún más.
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La habitación estaba bastante ordenada, a excepción de un poco de ropa sucia desperdigada por el suelo. El aroma masculino de Michael era perceptible en toda la habitación. Era el resultado de la mezcla de colonia, desodorante y sudor. A la mayoría le hubiera parecido un olor demasiado intenso, a algunos incluso repugnante, pero a Ernesto le encantaba ese olor. Lo único que Ernesto amaba más que el olor de Michael, era usar el cuerpo de Michael.
En la habitación contigua al cuarto, Ernesto se daba un baño refrescante. Por más que amara utilizar a Michael, el calor del ambiente hacía sofocante estar dentro de él por mucho tiempo. Para poder regular su temperatura, Ernesto tenía que salir un par de veces al día del interior de su anfitrión para darse un respiro. El agua tibia resbalaba por su rostro redondo y de barba desaliñada, hasta llegar a su abdomen globoso, y luego a sus piernas regordetas. La luz del sol que entraba al baño hacía relucir la pálida piel de Ernesto, haciéndole ver algo fantasmal.
Ernesto cerró la regadera y secó rápidamente su piel con la toalla de Michael. Michael estaba comenzando a despertar. Estaba desorientado, su memoria era muy nubosa. Lo último que recordaba era estar en una fiesta y tomar un par de cervezas, pero ahora estaba en su apartamento. Aunque, a decir verdad, de no ser por los muebles que reconocía a la perfección, no habría sabido en donde estaba. Todo el lugar estaba organizado de una manera diferente. Desde su closet, que ahora estaba empotrado al muro, hasta su cama, que antes estaba junto a la pared. Pero ahora estaba justo en el centro de la habitación, debajo de una extraña estructura de metal que seguramente serviría para sostener algo.
Aun tratando de entender el cambio en la habitación, Michael notó un cambio aún más importante. Recordaba perfectamente haberse afeitado el día anterior. A las chicas siempre les gustaba más su rostro limpio y cuerpo liso. Pero de alguna manera, todo su cuerpo se había cubierto de vello de la noche a la mañana. Había pelo por todos lados, incluso en sus axilas y entrepierna. Siempre había odiado tener un cuerpo tan peludo. Ahora tendría que salir a comprar crema para afeitar y varios rastrillos para poder eliminar todo el desastre que había sobre su piel.
Michael comenzó a frotar su cuerpo, notando aún más cambios. Su cuerpo parecía un poco más grande de lo que recordaba. Sus pectorales se habían vuelto más voluminosos. Sus piernas se notaban un poco más gruesas. Las venas de sus brazos eran más visibles de lo que recordaba. Era el avance de meses de ejercicio, pero de alguna manera lo había logrado de un día para otro. Como cereza del pastel, Michael vio dos enormes tatuajes, cada uno en un brazo diferente. El nunca marcaría su piel de manera permanente. Por alguna razón, los tatuajes no se veían recién hechos, por el contrario, cualquiera diría que les hacía falta un retoque.
Michael se bajaba de la cama cuando escuchó el ruido de la puerta del baño al abrirse. “Seguramente mi nena de ayer sigue aquí. Ya que no recuerdo nada de anoche, creo que una ronda matutina no estaría mal”, pensó Michael, emocionándose un poco. Su pene había comenzado a llenarse de sangre. El hombre abrió sus ojos como dos platos cuando del baño no salió una chica joven y sexy, sino una bola de grasa desnuda, bajita y muy blanca, parada despreocupadamente frente a él.
"Veo que estás despierto”, Dijo Ernesto en voz alta. “Bueno, disfrútalo. No volverá a ocurrir en mucho tiempo". Antes de que Michael pudiera reaccionar, Ernesto se lanzó contra él y lo tacleo, haciéndolo caer de nuevo a la cama. Michael trató de luchar, pero aún en su condición física, Ernesto era mucho más fuerte y ágil. Ernesto se levantó y tomó las piernas de Michael con sus manos. En un solo movimiento, el cuerpo musculoso de Michael quedó boca abajo. Las redondas y peludas nalgas de Michael estaban apuntando al techo, totalmente expuestas ante el pervertido hombre detrás de él.
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“Esta pelea ha hecho que me emocione”, Dijo Ernesto mientras acariciaba su creciente miembro con una mano. Ernesto jaló a Michael al borde de la cama y se lanzó sobre su ancha espalda, usando su barriga para aprisionarlo contra el colchón. Aún contra tanto músculo, Ernesto no tuvo problemas para someter a Michael gracias a su peso. Ernesto alineó su pene ya erecto con el ano sudoroso de Michael, e inmediatamente comenzó a presionar hacia adentro. El agujero de Michael solo había sido utilizado por Ernesto, aún si el primero no lo sabía. Para Ernesto fue muy fácil abrirse paso por la estrecha entrada, introduciendo todo su miembro de un solo golpe.
Un gemido de dolor y placer se escapó de los labios de Michael. Ernesto movió sus caderas de adelante hacía atrás. Su pene por debajo del promedio casi se sale del ano de Michael en más de una ocasión. Michael se sentía asfixiado por el peso de Ernesto sobre él. Ernesto lograba tocar el punto G de Michael en algunos momentos, y de vez en cuando un leve gemido salía de los labios de Michael. Antes de que Michael siquiera se diera cuenta, las piernas de Ernesto ya se habían fusionado con las suyas. Solo las tonificadas y peludas piernas de Michael quedaron apoyadas en el piso a un lado de la cama.
Ernesto siguió empujando su cadera, y de un momento a otro, su pelvis se perdió en la de Michael. Ahora la cadera que se movía era la de Michael, y el placer que sentía se había incrementado exponencialmente. Su verga, hasta ahora flácida, había comenzado a levantarse dentro del suspensorio, y liberaba hilos de líquido preseminal en la tela. Michael ya no controlaba la mitad inferior de su cuerpo, pero podía sentir cada movimiento que esta hacía bajo el mando de Ernesto. En lo más profundo de su mente, una débil y familiar voz comenzó a resonar, le decía que este era su papel en el mundo, y que no le quedaba más que disfrutarlo.
El roce de las suaves sábanas de la cama estimulaba a Ernesto y Michael por igual. Ernesto bufó como toro al sentir la potencia del poderoso miembro que ahora controlaba. El pene de Michael era lindo, a Ernesto le gustaba verlo desde afuera, pero le encantaba poder sentir placer con él. A la vez que los bufidos de Ernesto se hacían más intensos, los gemidos de Michael también aumentaban en volumen y frecuencia. La cabeza de Michael era un desastre. Los instintos más básicos de su mente le decían que debía liberarse y correr. Al mismo tiempo la voz se hacía más y más intensa. La voz le repetía a Michael una y otra vez que debía dejarse llevar por el placer, que era su deber entregarse totalmente al desconocido.
Con un solo movimiento, Ernesto fusionó su gran vientre con el firme torso de Michael. La gran barriga de Ernesto se hundió dentro de Michael como si nunca hubiese existido. Ernesto empujó un poco más y logró dejarse caer completamente sobre los anchos hombros de Michael, y al hacerlo, también logró controlar sus brazos y sus manos en un solo movimiento. Ernesto usó los grandes y fuertes brazos de Michael para levantarse de la cama. Ahora el cuerpo de Michael tenía dos cabezas, por un lado estaba su cabeza original, y del otro estaba la del ladrón de cuerpos. Michael podía ver y sentir cómo su cuerpo se movía bajo la voluntad de Ernesto.
Ernesto caminó usando sus nuevas piernas gruesas para dirigirse hasta el espejo de cuerpo completo que tenía en el cuarto. Se paró frente a él y admiró su adquisición. Sin duda Michael había sido la mejor opción de todas las que tenía disponibles. Casi todas las partes del viril cuerpo de Michael estaban bajo el control de Ernesto, quien comenzó a flexionar sus brazos y a apretar sus pectorales peludos, enmarcando aún más la masa magra que ahora poseía.
La cabeza de Michael estaba inmóvil, pero con los ojos bien clavados en su reflejo. De vez en cuando, un gemido de placer salía de su garganta. En el interior, la conciencia de Michael no podía concentrarse en otra cosa que no fuera la voz. Era su propia voz hablándole en el interior. Decía que estaba siendo un buen contenedor para el amo. Decía que su deber era servir a su maestro sin importar qué. Decía que su cuerpo ahora era única y exclusivamente propiedad de su maestro. Michael ya no luchó más. Solo podía pensar en complacer a su raptor.
"Gracias por darme este gran cuerpo. Hoy es un día especial, así que te dejaré estar consciente. Así podrás ver cómo me hago cargo de él jeje", las bocas de Ernesto y Michael dijeron al unísono. Ernesto bajó las manos de Michael por todo su cuerpo. Una vez en sus caderas, tomó el elástico del suspensorio y lo dejó caer hasta sus tobillos. Con toda su gloria masculina al descubierto, Ernesto comenzó a masturbar su verga, que estaba tan firme como un mástil. Ambas cabezas comienzan a gemir y bufar a la vez. La mente de Michael aún era semi independiente, pero el resto de su cuerpo ya había sucumbido al control del ladrón.
“Hora del gran final", dicen Ernesto y Michael a la vez. Aún frente al espejo, Ernesto continuó masturbándose, usando su verga robada. El sudor salía de cada poro de la piel de Michael, y escurría por todas partes, funcionando como lubricante. Después de un par de frotamientos más, Ernesto pudo sentir que estaba a punto de correrse, y antes de soltar su carga, empujó su cabeza contra la de Michael, tomando el control total al mismo tiempo que dejaba su leche caliente y espesa por todo el espejo. Ernesto se dejó caer de rodillas y usó la lengua de Michael para limpiar hasta la última gota de semen del espejo. "Delicioso", dijo en voz alta para sí mismo.
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El cuerpo de Michael estaba bañado en sudor. Ernesto se levantó del piso, tomó la toalla que había usado para secarse previamente y se quitó el exceso de sudor de la piel. Rápidamente se vistió con un conjunto que tenía preseleccionado. Este era el comienzo de un gran día, un día de celebración. Después de todo, justo hace un año, Ernesto había dejado su trabajo como conserje y había robado el cuerpo y la vida del adinerado Michael, el DILF del edificio en el que trabajaba. Casi nadie notó la ausencia del conserje latino del edificio, y a los pocos días contrataron uno nuevo. Ernesto ya no tenía que preocuparse nunca por el dinero o tener un trabajo que involucrara esfuerzo físico. Sin duda, robar el cuerpo y vida de Michael fue la mejor idea que pudo haber tenido.
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xlemonciel · 1 year
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❝ Back door ❞
Los días después de la emisión del programa fueron una auténtica locura, Felix ni siquiera quería entrar más a internet, había sido un caos y se notaba en las actividades del grupo pero no solo en eso, el discurso de Felix había levantado ampollas en todo el país y había alimentado muchos movimientos de omegas a favor y de alfas en contra acusándole de echar mierda a estos últimos, la empresa le obligó a hacer un comunicado de disculpa por eso, pero aquello no calmó demasiado las aguas, el ambiente estaba tenso y varias actividades que tenía se habían cancelado por ello. Felix se sentía terriblemente mal por ser un inconveniente para el grupo aunque ninguno de los miembros le culpaba de lo ocurrido, a la vez no podía evitar que ver a tantos omegas alzando al fin la voz por el trato que recibían le hiciera sentir menos solo.
Ahora mismo no era i de lejos el favorito de la empresa y por eso cuando Minjoon le convocó para aquella reunión Felix se temía lo peor, al menos Bangchan había sido tan terco que había conseguido acompañarle a esta, era el único miembro al que habían permitido asistir para darle la noticia... Estaba suspendido. Era una suspensión, no una expulsión, debería de sentirse agradecido por ello, pero esta vez no estaba simplemente confinado en casa. No, lo enviaban de vuelta a Australia hasta que “se calmaran las cosas” lo que dejaba la fecha al aire y era peligroso. Obviamente el líder entró en cólera al respecto pero eso solo empeoró el trato de Minjoon hacia ellos amenazándole también.
Tras la reunión MinJoon se encargó personalmente de escoltarle hasta el aparcamiento donde Seonghwa le esperaba con u coche para enviarle a casa a empacar, su vuelo salía pronto a la mañana siguiente y ni siquiera le habían dejado avisar a los demás miembros aún, así que Bangchan seguramente se encargaría de darles la noticia, le habían confiscado el teléfono y pasó todo el trayecto en coche llorando silenciosamente bajo la mirada preocupada del alfa de seguridad. Cogió la maleta de su habitación pero se dio cuenta rápidamente de que no había nada allí que quisiera empacar, todo estaba en la de Hyunjin así que la llevó allí. Pensó que no tenía ya mas lágrimas que derramar tras pasarse la tarde llorando con Kkami preocupado a su alrededor pero era mentira. Estaba sentado en el suelo con la maleta abierta, un revuelo de ropa por toda la habitación, suelo, cama y sillas, y Kkami tumbada dentro de la maleta como si estuviera dispuesta a irse con él. No pudo contener el siguiente sollozo al pensar en marcharse, echaba de menos a su familia, si, pero separarse de Hyunjin y de los miembros era doloroso, casi físicamente doloroso. No escuchó la puerta del apartamento por sus sollozos por eso cuando la puerta de la habitación se abrió Felix casi dio un brinco alarmado.
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verystrxxwberry · 2 months
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Hola!. Soy muy fan de tu blog, es dificil encontrar contenido de eldarya que aun siga publicando ;).
¿Podrias hacer headcanons de los chicos de eldarya en la primera cita y que tipo de cosas les gustan hacer a estos en esos momentos?. Gracias!
ELDARYA; primera cita
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𝐂𝐨𝐧𝐭𝐞𝐧𝐭: fluff, sfw, primera cita y confession (en algunos casos) ↝ 𝐂𝐫𝐞𝐚𝐭𝐨𝐫'𝐬 𝐧𝐨𝐭𝐞: ¡Buenas! Buah, volví por el simple hecho de que echaba de menos escribir acerca de Eldarya, así que cualquier cosa me puedes solicitar algún pedido cuando tenga las reqs abiertas :). No he sabido hacerlo en formato de headcanons así que he hecho un poco hc y un poco scenario, un poquito raro pero nose. ¡Disfruta!
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EZAREL
Un caos.
Ezarel nunca ha tenido una cita con nadie puesto a que no llegó a sentir la necesidad de tenerlas anteriormente a ti. Tuvo aquella relación con Eweleïn, sí… pero no dejó de ser una relación de encuentros puntuales en la cama y nada más allá que una amistad. Por consecuencia, Ezarel nunca pensó en las maneras que podría llevar a alguien de cita.
Fue la mismísima Eweleïn quien le dio la idea de llevarte a una cita más seria para ir directo al tema (declararse), la idea de una cita romántica. La cosa es que Ezarel tampoco sabía cómo declararse, así que siguió las pautas de Eweleïn para planificar la cita… pero decidió que la declaración tendría un gran toque de su esencia. Iba a hacerlo de manera impulsiva, según la cita se daba.
Ya te resultó extraño que Ezarel te invitara a cenar una noche, ya que él siempre bromeaba con que tu tendrías que invitarle a cenar a él. Pero ahí estaba, dispuesto a gastar de más solo por ti.
El día anterior a la ‘cita’ no pudo conciliar el sueño. El pensamiento de tener que abrirse a ti al día siguiente lo mantenía inquieto. Ni siquiera tú sabías que era una cita.
Pero llegó el día y él, por primera vez en mucho tiempo, fue el primero en llegar al lugar acordado para luego ir hacia el restaurante. Raro, ¿no?
En cuanto el silencio incómodo se formó entre vosotros dos, podías sentir como el tiempo avanzaba incluso más lento de lo normal. Estabais esperando a que el camarero os trajera las bebidas y ni siquiera habías escuchado a Ezarel formar una frase bien estructurada que no fuera “un agua” para hacer su pedido. Le mirabas fijamente y veías que tenía la barbilla apoyada sobre su mano, mirando a través de la ventana como si simulara estar pensando. Pero la verdad es que su cabeza no era capaz de formular un pensamiento coherente debido a la adrenalina en su estómago. Podrías apreciar un leve ceño fruncido y un rubor bastante extenso en sus mejillas, incluso la punta de sus afiladas orejas estaban rojas. 
–Ez… –Tu voz irrumpió aquel tenso silencio, cosa que paralizó a Ezarel; aunque tu no dejabas de pensar que te estaba ignorando–. ¡Ezarel! Con un pequeño salto plantó su atención en ti. Sus pupilas estaban bastante dilatadas y parecía un poco sorprendido por la manera en la que alzaste la voz, musitando; – ¿Qué?
–Hombre, por fin hablas. ¿Me vas a decir qué te pasa? Llevamos veinte minutos juntos y ni siquiera me has mirado–. Tu frustración fue delatada por tus palabras, haciendo que Ezarel respondiera con un tembloroso suspiro, como si hubiera estado conteniendo la respiración por mucho tiempo. Apartó su mirada nuevamente, mirando la mesa que os separaba y buscando una respuesta en su nublada mente. Había un gran dilema en su mente, si decirtelo ya o esperarse a cuando estuvierais fuera del restaurante. ¿Sería muy lanzado besarte ya? ¿Tendría que mirarte fijamente?
Tomando una gran bocanada de aire, finalmente decidió actuar. Sin importar que su mano estuviera algo sudada de los nervios, agarró la tuya. Podías notar la calidez de su tacto y un leve temblor en su mano. Inconscientemente formó un agarre firme, aunque no era su intención en lo más mínimo. Conociendo a Ezarel, te sorprendió que iniciara ese contacto tan espontáneo contigo; pero fue algo que aceleró los latidos de tu corazón.
–Perdón, no sabía que había pasado tanto tiempo. A ver… es difícil… –Se murmuró así mismo. Intentaba mentalizarse de que si se sacaba este sentimiento de encima, la ansiedad se le pasaría, aunque la posibilidad de tu rechazo era algo que lo echaba hacia atrás. Sabía que al ser rechazado las cosas serían incómodas entre vosotros. Pero la vida es solo una–. Me encantas. Me pareces absolutamente fascinante y te quiero, te quiero en mi vida y no simplemente como una amistad.
Lo último que te esperabas en tu vida era ver a Ezarel tomando la iniciativa para declararse. Aunque tu corazón fuera tan rápido que lo sentías en tu garganta, no podías evitar pensar lo adorable que era verlo tan nervioso y serio acerca de un tema como este. Una sonrisa apareció en tu cara, en un principio era tímida pero comenzó a extenderse poco a poco hasta que soltaste una abierta y cálida carcajada, causando confusión y vergüenza al pobre elfo.
–¿Has estado tanto tiempo callado pensando en decir eso? –Le hiciste burla sin malicia, provocando que ese rubor se intensificara.
–Vale, no te voy a hablar nunca más…
–¡Es broma! Yo también te quiero, y afortunadamente no como un amigo.
Después de esto le contaste lo sucedido a Nevra y se pasó un par de semanas molestando a Ezarel con su terrible confesión. Y cada vez que se acuerde, también.
Realmente Ezarel se quedó muy satisfecho con su acto. Es genuinamente lo más bonito que ha hecho por alguien jamás. Y sí, él pagó la cena. Aunque iba a marcarse un sinpa.
Cuando era el momento de despedirse de ti, no se contuvo. Acurrucó tus mejillas para poder darte un pequeño beso en la frente. Ya fue cosa tuya si dejarlo en un simple beso en la frente o darle vuestro primer beso :^.
NEVRA
Después de años con rollos de solo una noche, conocerte a ti hizo que se cansara de estar metido en todo ese lío. Mientras mantenía una amistad contigo, también mantuvo contacto con esas chicas a las que solo llevaba a la cama por ciertos temas y luego chao pescao. Pero dejaba de resultar algo placentero contra más cercano se hacía a ti.
Se sentía mal cuando tu aparecías en su cabeza cuando él estaba en mitad del acto, tanto por ti, por él y por la chavala. Esos encuentros cesaron por completo y se enfocó en ti. Tenías algo que hacía que su atracción por otra gente fuera nula. En su cabeza solo estabas tú y no de manera sexual.
Antes de ir a una cita propiamente dicha, ya hubo cierto ligoteo entre vosotros.
Cuando te pidió la cita, no fue sutil con ello; fue directo al tema y te preguntó si te gustaría tener una cita con él, si es que no te molestaba.
Cómo decirle que no a este hombre. 
El vampiro esperaba aquella cálida mañana en la zona del cerezo centenario, su cabeza recurriendo a pensamientos donde se planteaba el riesgo de tu ausencia a la cita. Sabía la fama que tenía de mujeriego, y temía que pensaras que hacía esto para jugar contigo. En un principio habría sido probable que hubiera tenido contacto contigo por el mero hecho de tener sexo, pero no era así. Una marca rojiza apareció en sus dedos debido al firme agarre con el que sujetaba una pequeña bolsa de papel, donde miraba fijamente. Cuando llegaste, te hizo gracia ver que estaba tan desconectado de la realidad que ni sus agudos sentidos vampíricos detectaron tu presencia.
–¿Nevra? –Intentaste llamar su atención, e inmediatamente lo conseguiste. Sus ojos recorrieron tu silueta, una sonrisa apareciendo en su rostro al ver que verdaderamente te habías preparado para esa cita junto a él. 
–Ah… te ves increíble… –Murmuró, cogiendo tu mano con delicadeza y guiándola a sus gélidos labios para asentar un pequeño beso–. Gracias por venir.
–¿Por qué no iba a hacerlo? Es un detalle bonito que me invites a una cita –Te sentías feliz de saber que te había escogido a ti sobre otras personas.
–Bueno… cuando veo algo muy bonito, no puedo evitar quererlo todo para mí. Lo mismo con las personas, sobre todo a ti. Te quiero para mi–. Te sorprendió lo directo que fue con sus palabras, y es que Nevra es honesto con estas cosas, no es algo que le dé vergüenza. Se le hacía raro sentir este afecto, pero le gustaba lo genuino, lo inocente y lo sencillo que era. Era natural.
Algo que te encantaba de Nevra era la facilidad que tenía para expresar lo que pensaba, para hacerte reír y generar una atracción hacia su carisma que simplemente complementaba con su belleza natural. El tiempo con él se te pasaba volando, y la conversación surgía con tanta sencillez que cada vez sentías más comodidad. Y lo mismo le ocurría a él. Era una cita tranquila, sentados en aquel pequeño banco de la plaza donde tan solo los pájaros os hacían compañía mientras estos cantaban entre ellos. Sus ojos no se apartaban de ti, toda su atención era hecha para ti y no había nada que pudiera distraerlo en aquel momento. Sentías que alguien te escuchaba con su presencia, y realmente lo hacía ya que estaba muy interesado en ti. La cercanía te permitía oler la colonia tan agradable que Nevra se había echado para la ocasión, y realmente no se cortaba ni un pelo en estar cerca de ti. Mientras estabais sentados en aquel banco, su brazo estaba justo alrededor de tus hombros. Contra más cómodo estaba, más cerca estaba, hasta que tu cabeza descansaba en su hombro. Entonces se formó el silencio.
–Esta es la parte en la que te beso, ¿no?
Durante la cita se muestra atento y juguetón, aunque llegando a hacer preguntas significativas para tener conocimiento de tus gustos románticos. Combina muy bien el tonteo para avergonzarte con preguntas casuales pero profundas.
Por más que sea directo con su atracción hacia ti, tomaría las cosas ‘lentamente’ porque tampoco quiere que sea una decisión apurada para ti. Así que la primera cita llevaría a una secuencia de dos o tres citas hasta que finalmente tomó el pasó de declararse. No puede resistir las ganas de besarte cada vez que te ve (lo quiere muchomuchomucho).
Cuando te acompañó hasta el punto de despedida, no se fue sin antes entregarte la bolsa que había traído a la cita. Se trataba de una pequeña caja que contenía un collar, la cadena dorada sujetando un pequeño rubí en su extremo. Era un collar elegante y bonito a la misma vez.
El día que se declaró a ti te explicó que decidió regalarte aquel collar ya que la joya estaría cerca de tu corazón, que era justo lo que él quería conquistar (y lo logró).
Tal y como se estaba despidiendo preguntó “entonces… ¿para cuándo una próxima cita?”.
VALKYON
Años de amistad junto a Valkyon pasaron hasta llegar a tener una cita. Por más que la atracción fuera física, Valkyon necesita una conexión emocional más profunda para llegar a sentir interés por alguien. Y se le había pasado por la cabeza el preguntarte si te gustaría ser su amigo/a con derechos.
Pero sabía con certeza que una noche contigo no le llenaría física y mentalmente. A ti no te quería por mera satisfacción física.
Un día, mientras él forjaba una de las tantas armas que tenía pendientes, te preguntó si aquella misma noche te apetecía ir con él al bosque. No hay nada más relajante que caminar por el bosque bajo el estrellado cielo nocturno.
Era una costumbre ir a pasear con Valkyon por el bosque y hablar de aquello que os perturbaba, o incluso de los cotilleos del cuartel. Con estas conversaciones habías conseguido quitarte muchos pesos de encima e irte a dormir con calma. Vuestros pasos generaban un agradable sonido entre la tierra y las hojas crujientes bajo los pies, la brisa nocturna siendo tan ligera que acariciaba vuestra piel con una suavidad tranquilizadora. 
–Siento que cuando estoy contigo puedo bajar la guardia completamente. –Valkyon continuó la conversación, resultando en una sonrisa satisfactoria por tu parte–. Eres la primera y única persona que me hace sentir tan… cómodo en mucho tiempo.
–Me halagas. –Tus palabras sonaban agradecidas, cierto orgullo despertó hacia tu propio ser por conseguir que Valkyon pudiera sentirse de dicha forma contigo–. Puedo decir lo mismo, haces que todos los problemas desaparezcan.
–Eres muy fuerte. –Dijo con cierta admiración, su mano aterrizando en tu espalda mientras seguíais caminando, dejando atrás los árboles y vislumbrando la cima, que os dejaba una gran visión al nocturno cielo estrellado–. Espero que nunca dejes de luchar por tus sueños, no desperdicies tus talentos. 
–Gracias. –Susurraste esta vez, mirando hacia el cielo. No había ni rastro de ansiedad en ti, al menos ahora. Y mientras admirabas los pequeños astros brillantes, sentiste un pequeño toque en tu cabeza. No te tocó con sus dedos, sino con sus labios. La calidez de saber que se había tratado de un pequeño beso hizo que la sangre se subiera a tu cabeza de la vergüenza–. ¿Y eso…? ¿Otro halago? –Una pequeña y profunda risa escapó de sus labios ante tu tímida pregunta.
–Si saber que estoy enamorado de ti te halaga también, pues sí, definitivamente te estoy halagando. –Tu sangre se congeló al escuchar esto, mirando hacia él para ver si había algún rastro de ser una broma o estaba siendo honesto. Su cara era neutra, pero sus ojos expresaban sin duda la honestidad de sus palabras.
–¿Me estás diciendo que estás enamorado de mi?
–¿Acaso te sorprende?
Pues sí, era sorprendente ver a alguien como Valkyon tan coladito por alguien. Pero como era difícil percibir sus sentimientos, no te habías dado cuenta hasta el momento. 
Realmente eras la única persona a la cual Valkyon trataba con tanta cercanía, paciencia y afecto. Difícilmente miente, y no tendría motivo alguno para mentir respecto a un tema tan delicado como los sentimientos.
LEIFTAN
Este cielito de criatura es definitivamente quien mejor organiza las citas. Ya llevaba tiempo teniendo la idea de llevarte a una cita, pero quería que fuera una sorpresa para ti. 
Con antelación te preguntó si aquel mismo viernes tenías algo que hacer, puesto a que quería reservar una parte de tu día con él.
Y procuró que aquel día todas las cosas estuvieran preparadas para cuando tu llegaras. Quedó contigo en la entrada del bosque, y te guió de la mano hasta llegar a un extenso lago. Justo al lado de este pudiste admirar lo que parecía ser una manta beige en el suelo, la cual contenía un par de pequeñas y cómodas almohadas y una cesta.
–Esto es increíble, Leiftan. –Expresaste con sorpresa e ilusión, acercándote a la manta para admirar lo bien preparado que estaba. Las almohadas colocadas de manera que el sentarse ahí fuera cómodo. La cesta contenía frutas, algunos dulces y bebidas; era media tarde así que tampoco era una comida muy pesada. Además, había varios lienzos bien colocados junto a pinceles. Como siempre, Leiftan haciendo todo muy bonito.
–¿Te gusta? –Su suave y melódica voz sonó a tus espaldas, mientras miraba por encima de tu hombro al propio picnic que él había preparado. Tomaste asiento al lado izquierdo, mirando la cesta y luego el lago; era un lugar precioso y sereno.
–Me encanta. –Respondiste con simpleza, pero sin esconder tu emoción. Leiftan se sentó al otro lado y miró alrededor al igual que tu.
A medida que comenzaba a pasar el tiempo, hablabais mientras picoteabais de la fruta y algunos dulces que Leiftan preparó en la cesta. Si eres una persona que se divierte creando arte, los lienzos serían utilizados para dibujaros el uno al otro o el propio paisaje. Pero sin duda el paisaje más bonito para él eras tú. Tras hacer un precioso retrato de ti, te lo regaló. 
Tu cabeza llevaba varios minutos descansando en su regazo, recibiendo las caricias de sus dedos por tu cuero cabelludo mientras hablabais de cualquier cosa que se os viniera a la cabeza. El sonido del agua del lago moviéndose hacía la situación más íntima y bonita entre vosotros.
–Leiftan, ¿por qué has decidido hacer este picnic? –Preguntaste tan repentinamente que Leiftan se atragantó en el zumo de naranja que estaba bebiendo. Tenía las mejillas algo rojizas por el rubor que adquirió por timidez.
–Bueno… me apetecía traerte a un pequeño rincón cómodo en el mundo. Sé que necesitabas distraerte de estos días tan estresantes. –Explico de una forma genuinamente adorable. Leiftan era un buen amigo, y siempre procuraba tu bienestar frente al suyo. Pero su nerviosismo no te convencía del todo. Su mano libre seguía jugando con tu pelo, haciendo minúsculas trenzas para relajar la ansiedad creciente en él. 
Ya previno que no sería capaz de declararse en la primera cita, pero viendo que te había gustado la primera cita en aquel formato de picnic, decidió hacerlo de costumbre una vez por semana.
Cada vez te quedaba más claro que realmente estabas yendo a citas con él, hasta que finalmente, un día que se despedía te dio una carta. En aquella carta expresaba honestamente sus sentimientos por ti; proponiendote que él te esperaría enfrente de aquel lago por la noche en caso de que aceptaras sus sentimientos.
El verte llegar allí aquella noche le hizo el hombre más feliz del mundo, acercándose a ti sin miedo alguno para abrazarte y repetir en suaves murmullos “Gracias. Muchas gracias…”
LANCE
Es un hombre simple y práctico, por lo que sus citas serían igual de simples. No esperabas que Lance fuera a pedirte una cita, y más después de pasar algunos días distante frente a ti. Pero no te odiaba, no era capaz de sentir nada negativo hacia ti. Simplemente era extraño para él sentir tanto cuando estaba contigo, por eso se distanció.
El día que ibas a enfrentarte a él, porque ya comenzabas a cansarte del silencio entre vosotros, fue el día que él te pidió la cita. Fue tan de repente, tan de golpe que te dejó sin palabras. Aunque querías decirle que no por haberte ignorado, era una oportunidad que no podías dejar pasar.
Fuisteis al festival del mercado que se realizó una noche en la ciudad de Eldarya. Ver a Lance tan bien vestido aquella noche te hizo perder todo el enfado de días anteriores. Con aquella camisa negra, ajustada adecuadamente a sus músculos, y esos tejanos que sin duda dejaban el apetito despierto a cualquiera… Bof.
Había más puestos de los que acostumbrabas a ver en tus días. Puestos de libros, de joyas, de comida, de pociones, de manualidades… y todo era visualmente satisfactorio. Además el puesto de incienso ayudaba a que el ambiente tuviera un aroma agradable. La cantidad de gente era lo único molesto, pero lo ignorabais. Os parasteis frente al puesto de libros, y comenzaste a observar los libros en venta con cierto interés.
–¿Hay alguno que te llame la atención? –Preguntó Lance, mirando por encima de tu hombro a los libros que estabas mirando. Hiciste una mueca, intentando decidirte por cuál libro comprar.
–Creo que me voy a decantar por fantasía. –Musitaste con una pequeña sonrisa, como si fueras un niño pequeño haciendo una travesura. Lance soltó una pequeña risa, asintiendo con la cabeza y sacando su monedero.
–Lo que tu quieras. ¿No quieres alguno más?
–Es mucho dinero, Lance. No voy a dejar que gastes tanto por mi. –Miraste hacia arriba para encontrarte aquellos azulados iris enfocados en ti. Alzó ambos los hombros con indiferencia.
–Creo que te lo debo. –La manera tan casual de hablar te hizo rodar los ojos. Pero tardaste en darte cuenta de que él ya estaba entregando las monedas al vendedor y recibiendo una bolsa con aquellos libros que él mismo vio que te interesaban. Estaba un poco loco. Para seguir vuestra ruta por el mercado, agarró tu mano y te guió entre la gente por tal de no perderte. Cuando estabais más lejos de la multitud, mirasteis los puestos de comida. Lance era demasiado generoso, invitándote a literalmente todo.
–Lance, Lance… creo que te estás pasando un poco. –Suspiraste, tomando asiento sobre una roca que descansaba en el suelo. Lance te miró confundido, negando con la cabeza.
–¿Eso por qué?
–¿Qué se supone que me debes? ¿El tiempo que has estado ignorándome? –Alzaste una ceja para poner en duda sus intenciones, cosa que sorprendió un poco a Lance–. Me gustaría saber por qué hiciste eso.
–Por qué… el porqué es… algo que aún no sé. –Murmuró, claramente nervioso acerca de esa pregunta–. Actué mal, ignora eso. Tonterías mías, probablemente.
–No. Si te pasa algo conmigo, prefiero que me lo digas en vez de quedarme con la sensación de que te has enfadado conmigo. –Dijiste en cierto tono defensivo. Lance se temía esto, y más en la primera cita que él quería tener contigo. Vaya cliché.
–No estoy enfadado. Lo único de lo que te puedo culpar es de que hayas robado mi corazón, pero sé que no es tu culpa. –Se cruzó de brazos, mirándote fijamente para ver si captabas lo que intentaba decir.
Y tanto que lo captaste. Lance vio que te quedabas en silencio, nuevamente sin palabras ante su confesión. Ni siquiera él esperaba que fuera a confesarse tan pronto, pero lo vio necesario si quería una segunda cita contigo. 
En silencio te levantaste y le diste un abrazo. A pesar de que los sentimientos fueran mutuos, Lance no quería apresurar nada para ninguno de los dos; ambos necesitabais tiempo para poder asentar vuestra relación.
Pero de las citas a las que ibas con él siempre conseguías algún detalle de su parte. Y nada de culpabilidades, él se siente bien dándote regalos; más cuando puede ver lo feliz que te hacen.
Es todo un caballero. Paciente, servicial y respetuoso con tus preferencias.
MATHIEU
Para él las mejores citas son aquellas dinámicas. En el mundo humano él hubiera propuesto ir a hacer cosas que den adrenalina, una tarde de videojuegos, una mañana de escalada…
Pero tuvo que adaptar dichos deseos en Eldarya, y quería llevarte a una cita en bote a través de un gran río. Su manera de llamar tu atención era mediante hacer cosas únicas que creará grandes recuerdos entre vosotros; ya no solo por el hecho de que era junto a ti, si no porque mediante esas experiencias tendríais un montón de bromas internas que nadie más podría entender.
–¡No te muevas tanto! –Gritaste, escuchando como respuesta una fuerte carcajada mientras el bote se tambaleaba por culpa de Mathieu, quien había decidido hacer tonterías (como siempre) por tal de ver tu molestia. Sentías tus pies mojados ya que el agua entraba por culpa del tambaleo, cosa que te hizo gritar por la desagradable frialdad que emanaba.
–¡Venga, déjate llevar! –Eso es lo que siempre decía antes de que algo saliera mal… Y salió mal. El bote se estaba tambaleando tanto que en cuestión de segundos este se volcó y el frío agua que antes empapaba tus pies, finalmente te empapó por completo. Mathieu se encargó de empujarte a la superficie, y tosiste ante la cantidad de agua que sin querer habías tragado. Estabais completamente empapados, y veías a Mathieu reírse a carcajadas sin cesar–. ¡Dios mío, ha sido increíble!
–Increíble el resfriado que vamos a pillar… –Tus palabras le hicieron seguir riendo, aunque intentaba calmarse. Abrió sus ojos y secó algunas pequeñas lágrimas de la risa, mirándote mientras flotabais en el agua.
–Bueno, algo que no olvidaremos, sin duda. –Dijo más tranquilo, pero aún divertido por la situación. Tenía la cara colorada de tanto reír, hecho que te sacó una sonrisa. Su mano peinó un poco tu cabello, el cual estaba ciertamente desordenado al haberse mojado–. Hasta así te ves genial, es increíble.
–Venga ya, Math… Me ves con muy buenos ojos. –Miraste a tu alrededor y luego al bote, el cual estaba completamente girado–. Vamos a tener que girar esto si queremos volver a tierra…
–Si tu lo dices… yo creo que podríamos nadar. –Sugirió en un tono juguetón, comenzando a nadar lentamente de espaldas. Era incitador seguir su inmadurez, pero te querías resistir.
–¡Math! No podemos dejar el bote aquí. –Aunque querías mantener un tono serio, su expresión tan feliz y relajada era contagiosa.
–Déjate de broncas. Ya volverá solo. –De repente sentiste una mano agarrando tu muñeca y atrayéndote con facilidad hacia él, sujetándote en sus brazos mientras nadaba hacia atrás. Estabas prácticamente descansando sobre su torso mientras te guiaba hacia el exterior, aunque sería un largo camino…– Admite que te lo estás pasando bien.
–Tienes suerte de que sí. –Confesaste, dejando que tu cabeza se apoyara sobre su pecho, mientras sentías el agua pasar con cada movimiento.
–Pero mira que eres adorable. –El brazo que sujetaba tu cintura te agarró con un poco más de firmeza, mirando a su alrededor antes que a ti. Sus ojos observaron cada pequeño detalle de tu cara, y sentías que realmente no era una mirada que normalmente los amigos se darían entre ellos, puesto a que los segundos con los que analizó tus labios no fueron cortos. No pudiste evitar hacer lo mismo–. Me dan ganas de besarte y todo.
Ya era tu decisión si en la primera cita habría el primer beso, pero sin duda no sería la última cita. Mathieu tenía claro que estas experiencias contigo eran las mejores, y tenía muchas ganas de pasar tiempo contigo.
No fue muy reservado con sus sentimientos, pues los habló sin ni siquiera pensarlo bien. Tampoco se arrepintió de haberlos soltado con naturalidad.
✰; recuerda rebloggear y dar like para apoyar mi contenido. ¡Espero que te haya gustado!
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elbiotipo · 3 months
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"Llevo mi sombra alerta sobre la escama del agua abierta, Y en el reposo vertiginoso del espinel,"
2002. A Luna-Soyuz spacecraft, launched by the Space Shuttle Atlantis, approaches the International Lunar Base, the 43th Interkosmos mission.
Darío asks to excuse himself to the living module to take a breath, at least as anyone can take a breath inside a pressurized spacecraft. Baikonur and Houston bounce the suggestion between themselves and they finally agree, he's just there to mind the payload after all, so might as well take it easy. He leaves his fellow astronaut and cosmonaut behind, and they resume bantering about the engineering of the Shuttle and the Buran, as they have done through all the trip.
"Sueño que alzo la proa y subo a la luna en la canoa, Y allí descanso, hecha un remanso mi propia piel."
On his mind, Darío knows the rotation of the craft. He knows where the spherical module of the Soyuz is heading. Looking through the viewport, like a sailor looking at a stormy sea, something he never experienced, he sees Earth rising over the horizon of the Moon.
"Calma de mis dolores, ay, Cristo de los pescadores, Dile a mi amada que está apenada esperándome,"
The craters of the Moon fly below him, endlessly repeating in a fractal landscape untouched by erosion. Darío remembers the countless lagoons of Corrientes like little dots, the first time he saw them when flying a Pucará over the green marshes.
His attention turns to the Earth. He can't see those lagoons from here. He can't even tell where Corrientes is. The picture is big, bigger than he ever imagined. The Atlantic glistens as its hit with the noon Sun, and the American continent spreads from pole to pole in its glory. He has to look up, as there is no South or North in space, to see the emerald Amazon, the spine of the Andes, and the endless Pampas. He can't tell where each land starts and ends, as clouds swirl over them.
The barren Moon is right below him, calling with her presence. It's real, close to him. That fishing village he thinks about, the living Earth above him, might as well be a fantasy.
"...Que ando pensando en ella mientras voy vadeando las estrellas, Que el río está bravo y estoy cansado para volver."
Darío narrows his eyes, trying to find the glint of a golden river.
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mayhemlovesenvy · 2 months
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Hola papus
Hace mucho escribí esta cosa de Freddie teniendo un flashback en la playa con su papá. Está bonito y no recuerdo haberlo mostrado en ninguna parte todavía, así que ni modo disfruten
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No pasa nada malo solo Freddie siendo Freddie
Con el sonar de olas, ese ruido...
Vuelve a sentir la arena bajo sus pies, el agua tocando sus talones cuando las olas tomaban fuerza, el ritmo perfecto de la naturelza, se movía a su alrededor y él es parte de ella. A él también lo mueve el viento, tan fresco a la orilla del mar.
Podía cerrar los ojos e inhalar el aroma de la playa, tan lejano que le era imposible poder describirlo otra vez.
Solo escuchaba a las aves volar sobre el agua, que hacía un vaivén infinito.
Se sentía libre.
Se sentó en ese mismo lugar, dejando el agua bañarlo ahora hasta el torso...
El agua lo abrazaba, ahora cálida sobre su piel, extrañaba cuando esta dejaba de acariciar su espalda, pero sabía que pronto volvería. Su remera ya estaba empapada...
Suspiró.
Buscó entre la arena pequeñas almejas, todas ya abiertas y partidas, y las ponía en pares en una fila. Eran tan pequeñitas, y se preguntaba qué hicieron en vida. Ahora estaban varadas y escondidas para que los niños las tomen.
Cuando consiguió una cantidad considerable, las colocó formando un círculo; y dentro de este iba a colocar un castillo.
Mamá siempre dijo que los castillos eran grandes y seguros y que tienen todo lo necesario para vivir.
Iba a construir un castillo para ambos, donde puedan vivir seguros protegidos por centenares de almejas, un gran río rodeando todo y altas montañas para que nadie los vea. Ningún hombre podrá cruzarlo, y si lo hacen, un gran oso los atacará, mutilará y no les tocará ni un pelo.
Bueno, excepto uno, tal vez uno pueda visitar.
ㅡ ¿Qué haces? ㅡ Una sombra tapó el sol, devolviéndole al agua y al aire su frío inicial. Freddie iba a alzar la cabeza, pero el intruso se sentó rápidamente sobre la arena.
ㅡ Castillo. ㅡ Musitó.
Y le explicó su plan arquitectónico.
ㅡ Vaya ㅡ Le sonrió el hombre, ahora acostado y mirando al niño ㅡ ¿Ya no podré visitar a tu mamá?
ㅡ No...! ㅡ Freddie respondió nervioso.
ㅡ No encontrarás nuestro castillo... si lo haces, te ahogarás en el río...
Pero recordó que ese hombre sabe nadar. Y que le enseñó a él.
ㅡ Las almejas te pincharán ㅡ Explicó, y tomó una de ellas, poniéndola sobre el adulto. Luego puso otra, y otra, y así hasta llenar toda la cicatriz rara que tenía en el pecho. Y el maldito se reía, diciendo que el ataque almejil le daba cosquillas.
Pero Freddie no se reía con él.
ㅡ El oso te va a comer...
ㅡ ¿Acaso no tiene que ser un dragón?
ㅡ ¡No! ¡No son reales! ¡Los osos sí! ¡Y sí comen gente! ¡Y sí atacan! Y-
ㅡ Ok, ok, tienes razón... Mira, un caracol ㅡ El mayor se dió la vuelta (tirando todas las almejas) y tomó el caracol en sus manos. Se la ofreció a Freddie, acercándola a él.
ㅡ ¡Puede ser tu oso!
Freddie negó con la cabeza.
ㅡ Es un caracol.
ㅡ Oh.
Tenía que admitirlo, a mamá le gustaba.
Por algo lo invitó, por algo vino con ellos, por algo está intentando hablar con él.
Y estaba bien, cuando solo se veían en el trabajo o venía a comer. Estaba bien si mamá salía y no tenía quien lo cuide. Pero si querían salir con él, si mamá quería que él y Freddie se lleven bien, es por algo.
Freddie no quería a nadie más entrando a su lugar seguro... no quiere volver al juego de adivinaza, averiguar qué cosa hizo mal hoy que se merite una cachetada.
Porque sabe que así será, siempre empiezan buenos. Y termina mal. Quiere que él su mamá estén felices y a salvo.
Pero si su mamá es feliz con este hombre, qué puede hacer Freddie? No le puede hacer cambiar de opinión, no puede convertirse en un oso y alejarlo.
O... tal vez sí...
Si es insoportable, sí, si le muestra de una vez lo horrible y molestoso niño que es... tal vez le haga pensar que estar con su mamá no vale la pena, porque su hijo es horrible y nadie quiere niños horribles.
Tal vez.
Nadie quiere un niño roto, ¿verdad?
Volvió la mirada a su castillo, tenía el ceño fruncido, el agua ya no le daba tranquilidad- lo molestaba.
Tenía una idea, pero, ¿Va a arruinar todo su esfuerzo?
ㅡ ¿Quieres que te consiga más almejas?
Ya. Ya no soportaba.
Aplastó su castillo con sus manos, ayudó a la marea llevarse la arena, las almejas, arrastró todo hasta que ya no había rastro alguno de "un castillo".
Eran tonterías, ¿No?
ㅡ Ve-
ㅡ ¿Qué hacen?
Se dio la vuelta para ver a su mamá.
Venía del mar, secandose el pelo con las manos; se veía tan bonita en la luz de la tarde. El naranja del sol combinaba con ella.
Su mamá era hermosa.
Miró de reojo al hombre, los lentes de sol tapaban sus ojos pero tenía una sonrisa- le daba miedo, la verdad.
Se levantó en seguida para recibir a su madre, se agarraron de las manos, y Freddie se quedó solo con su castillo roto.
Mamá prefiría al extraño antes que él.
Y eso estaba bien.
Y las ruinas del castillo se inundaban más, el agua salada de sus lágrimas uniéndose con la del mar dentro de la arena.
Debería sentirse tonto, por haber desperdiciado ese momento siendo rencoroso con su papá.
Pero, la verdad, no sentía nada.
Solo sentía las lágrimas deslizarse por sus mejillas y caer en el colchón de la cama.
Hace años que no ve el mar, y hace años que no ve a su padre, juntando almejas muertas mientras le hablaba a su esposa, sus lentes de sol no dejaban ver sus ojos, pero su labio temblaba en impotencia.
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flan-tasma · 7 months
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Buenas noches (Genshin men x Reader) Spanish ver.
💖~ Estos hombres están ocupados y puede que no estén contigo físicamente, pero te recuerdan y se aseguran de estar contigo cuando vayas a dormir, de una forma u otra.
I didn't have enough space to post the translation;;;;; then it will be in another post
Warning: Nope 💖, Fem!Reader
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Tighnari tiene un marcapáginas hecho con tu flor favorita. Cuando es muy tarde en la noche y siente sus ojos cansados, se toma un tiempo para acariciar la flor con las yemas de sus dedos. La caricia es distraída, su cola y orejas están bajas, pruebas de su cansancio. La textura del marcapáginas le recuerda que estás dormido ahora, siendo abrazada por las sábanas, bajo una calidez que no es la suya. Siente celos por un momento, celoso de tu sueño y celoso de la cama que te acompaña ahora, y decide que es buena idea irse a dormir.
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Albedo está acostumbrado a pasar toda la madrugada junto a sus experimentos y notas, pero casi nunca se une a ti para dormir. Suele despedirte luego de cenar, te acompaña un rato luego de que termines de lavarte y besa tu mejilla cuando le dices que te vas a dormir, pero su presencia no suele estar contigo. Si dejas la puerta abierta, puedes escuchar el sonido de la candela crujir, probablemente hirviendo agua para más café. Puedes escuchar los talones golpear contra el suelo, las hojas pasar y el cristal chocar entre sí. Y puede que Albedo un día se sienta triste, que deseé estar contigo más tiempo, y es en ese momento cuando entra a tu habitación y te abraza. Siempre es un placer despertar contigo entre sus brazos.
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Alhaitham tiene la costumbre de leer antes de ir a la cama. Puedes estar junto a él leyendo, cada uno en su respectivo sillón, acompañados con algo de beber, no le importa, es bueno saber que estás ahí. En algún punto de la noche tu voz lo llama para decirle que te vas a dormir y él te despide, espera a que te metas en las sábanas y sigue con su libro unos minutos más. Debe levantarse temprano para trabajar, cierra su libro mientras recuerda las cosas que hará en la mañana y elige ordenar todo antes de acompañarte a dormir.
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Cyno tiene una gran responsabilidad y lo sabías, por eso no es raro despertar en la madrugada para ir a baño y notar que estaba junto a ti, a pesar de que no había llegado para la cena. Lo frecuentas más en las mañanas, pero en las noches solo lo notarás si en la madrugada sientes un peso nuevo en el colchón, unos brazos atraerte y un hombre cansado que cae dormido junto a ti. Puede que sus fuerzas le valgan para hablar un poco contigo, te escuchará y te dirá si tiene planes tomarse un día libre mañana, todo mientras su voz adormilada se iba perdiendo en tus oídos, mientras tu pareja dormía profundamente junto a ti.
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Ayato considera que la disciplina es esencial para su puesto como jefe del clan Kamisato. Su rutina está repleta de trabajos, documentos y mensajes que debe leer, analizar, aceptar o rechazar, y todo eso es muy tardado, pero es un trabajo que hace minuciosamente. Y a pesar de que siempre intenta dedicarte tiempo en medio de toda su agenda, hay veces en las que debes acostarte sola, sabiendo que en su oficina el hombre estaba revisando aún los últimos documentos del día. Desearía dejarlos para mañana y acostarse contigo, pero entre más serio es el tema, más aleja esa idea de su cabeza. Y no es hasta que por fin logras conciliar el sueño que él llega, por fin, se recuesta junto a ti y te admira antes de soñar con un nuevo día libre, planeando llevarte a un pícnic alejado de todos.
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wosohavemyheart · 1 year
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PINK
No me convence mucho pero ahí está
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-¿Cuando piensas teñirte el pelo otra vez?- Pregunto girando la cara para poder mirarla aunque el sol molestaba un poco
Estábamos en Ibiza de vacaciones con algunas de las chicas antes del Mundial.
-Sii, ¿cuándo? Estas rara de morena. Mapi León de rubia es mejor ya sabes... Por el León- Suelta la coña Leila que estaba a mi lado tomando el sol conmigo y Pina.
Mapi estaba en el agua con Ale y Patri cada una en una colchoneta.
Mi novia tiene la magnífica idea de salpicar a Leila pero acaba mojandome a mi también
-María!- Exclamo cuando el agua entra en contacto con mi piel caliente
-Lo siento amor, fallo en los cálculos- Me hace un puchero.
¿Cómo puedo enfadarme con esa carita?
-Gobernada- Dice Leila
Mapi le saca la lengua y ambas se ponen a hacerse burla
-Vaya par de niñas- Suelta Alexia en voz alta y ambas la miran con la boca abierta indignadas.
-¿Perdona? Me lo esta diciendo la que se va a teñir el pelo de rosa cuando salga Barbie?- Dice Mapi y Leila la apoya.
-Eso es una coincidencia, no voy a hacerlo por la película
Y aunque parezca increíble las tres se ponen a burlarse y meterse entre ellas.
Y yo para fastidiar más a todas me levanto y me tiro en bomba dentro de la piscina salpicando a todas y ahí empezamos un guerra.
Vamos a aceptarlo, todas somos una niñas pequeñas.
-Aahahhhh ayuda mapiiii- Per esta en vez de ayudarme se une a Alexia para hundirme
Así nos pasamos unas cuantas horas hasta que volvemos tumbarnos a tomar el sol.
-Ahora enserio, ¿porqué no te tiñes de rosa?- Le pregunto a mi novia y todas me miran. Algunas raras y otras divertidas.
-¿Qué? ¿Cómo hemos pasado de rubio a rosa?- Pregunta incrédula.
-Siii es una buena idea, t/n- Me da la razón Patri.
-Ale y tu de rosa- Dice ahora Clau.
-Piénsalo, vaya dúo rosa sexy. Una en Barcelona y la otra en el culo del mundo
Me mira un poco mal
-Vamos Mapi- La anima Alexia
-No no no, ya sé. Nos teñimos todas de rosa
-Eso ya me gusta más - Dice mi novia
-Pero que me estas contando? No, ni de coña
Se niegan las tres que estaban molestando antes.
-Si si- Asiento con la cabeza.
Mapi me mira y yo a ella y al final sabe que vamos a terminar todas con la cabeza rosa.
-Pero tu piensas con la cabeza, t/n? -Me pregunta Patri- ¿Cómo nos van a tomar en serio si vamos 5 de 11 con el pelo rosa en un partido?
-Eso, a Ale todavía se lo pasan por qué es la reina pero a nosotras no- Intenta persuadir Claudia
-¿Solo 5? Ja- Me rio- Cuando empezemos la pretemporada somos más.
-Tú estas loca- Dicen todas menos Alexia a la vez.
La capitana solo nos mira divertida y mete mierda de vez en cuando
-Lo estoy- Les doy la razón- Pero sabéis que al final seremos 6 Barbies futbolistas
Bufan
-Si tenéis suerte el tinte se va antes de que empezemos la pretemporada- Intento consolarlas.
Y ahí estábamos, todas con un peluquero amigo de Alexia preparadas para el cambio de look o por lo menos yo y Ale.
-Amor enserio, todavía podemos dar marcha atrás... - Me suplica Mapi sentada en la silla de peluquería- Me tiño de rubio
Ya estaban tintadas Ale y Leila y ahora le tocaba a Mapi.
-Mi amor, te va a quedar genial. Nos va a quedar genial.
-Sigo sin estar convencida
-Vamos a ser la pareja fresa más sexy del mundo.
Frunze el ceño pero no dice nada más así que el amigo de Alexia empieza a hacer su trabajo.
-¿Cuánto dura el tinte?
-Poco, 1 mes por ahí... - Contesta el peluquero
-¿Qué? ¿Tanto?- Pregunta Claudia escandalizada.
-Es poco Clau, hay algunos que duran 3 meses. No soy tan mala
1 hora después todas tenemos el pelo pintado de rosa.
-¿Qué? ¿Cómo te ves, amor?- Se está mirando en el espejo después de que se haya aclarado el pelo.
-Psssss- Se mira y luego me mira a mi
-Vamos, acéptalo. Di "Amor, me queda genial. He echo berrinche para nada" Vamos...
Me saca la lengua a través del espejo y yo me río dándole un beso en la mejilla.
-Venga, posa.
Saco la cámara y nos hago unas cuantas solas y luego con todo el grupo.
-Estamos preciosas. Somos unas barbies divinas- Dice Leila y la miro mal.
-¿Tanto escándalo para que?
-Solo se quejan las niñas- Dice Alexia- Vámonos T/n
-Quien llegue última paga los helados- Chillo corriendo hacia un puesto de helado.
La última en llegar es... Mapi
-Oye no es justo, Patri me ha empujado
Esta le saca la lengua
-Yo lo quiero de vainilla y avellana, amor- Le pido.
-Yo de fresa- Dice Pina.
Y así todas decían su sabor.
-Debería de pagar Ale, es la millonaria aquí
Esta le saca el dedo
-Lo estaré pero os ha ganado una lisiada así que merezco que me inviten
Nadie le rebate el argumento
-Venga que te ayudo a traer los helados, amor- Me levanto de la silla.
-Gracias, amor- Me agradece y en la cola me besa
-Mmmh, solo era un excusa para estar a solas, Rosita- La beso de vuelta.
-¿Nuevo apodo? Inventate algo mejor
-Mmmmh rosileon o no no rosapi
-Prefiero amor, eh- Me besa- Puede que tu punto más fuerte no sea el poner apodos.
Hago un puchero
-Ya me inventaré uno
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mara242526-blog · 2 months
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el parto de la maestra 3
Una vez que la clase se retiro pude hacerlo yo también me costaba caminar pues el sexo solo hizo que dilatara más y el bb se desprimiera más tratando de no ser vista pude llegar a las duchas. Al cabo de unos minutos ya estaba sin mi vestido sabía que iba a tener a mi bb aquí así que intente ponerme lo más cómoda posible ya no importaba si alguien me veía . Me senté en uno de los bancos de metal pues el frío se sentía bien otra contracción me golpeó me sente con ambas piernas una a cada lado del banco y me recosté mi enorme vientre sobresalía demasiado. Está posición se sintió bien pues tenía mis piernas bien separadas y le frío del banco era reconfortante otra contracción me hizo gemir y comenze a tocar mi clítoris pues en la biblioteca había funcionado para sobrellevar el dolor. Comenze a jugar con mis dedos cuando escuche la puerta abrirse. -te estás divirtiendo sin mi - puede ver cómo se le hizo agua la boca al verme Acostada desnuda y abierta mientras trabajaba para tener a su bb eso me hizo sentir sexy a pesar del dolor que estaba sintiendo .Ven vamos a romper esa bolsa y traer a este bb me dijo de un momento a otro se sentó en la banco y me hizo subirme sobre el con las piernas bien abiertas pude sentir como se hundía en mi y solo puede gemir se sentía tan bien comenze a dar pequeños brincos sobre el pude ver cómo le gustaba la sensación de mi coño todo mojado y dilatado por su bb de pronto una contracción me hizo quedarme quieta y apoyarme en el comenzó a moverse rápidamente sintiendo como mis paredes lo apretaban se sentía tan bien casi pude olvidar el dolor siguio moviéndose rápido y fuerte hasta que ambos llegamos y finalmente mis aguas se rompieron con el en mi interior eso hizo que tuviera otro orgasmo puede sentirlo bien duro dentro de mi. Sin la bolsa de por medio todo se acelero pude sentir como mi bb bajaba por el Canal de parto estaba lista para pujar. El me.llevo hacía las duchas y me puso dejabo del chorro de agua caliente se sintió bien cuando otra contracción llego estaba lista así que me puse en cuclillas y di mi primer empujón se sintió realmente bien pude ver cómo se acercó con toallas y un pequeño kit médico supuse que no era la primer maestra que pasaba por esto. Se acercó a mi y metió un dedo - puedo sentirlo está justo ahí tienes que empujar bien fuerte y saldrá - cuando otra contracción llego hizo todo mi esfuerzo no puede evitar gritar cuando sentí que la cabeza salía de mi coño no podía creer que estaba teniendo a mi bb en las duchas del gimnasio. Otra contacion y la cabeza salió por completo. Luego el avance se reventizo con su ayuda logre pararme a pesar de tener la cabeza de mi bb entre mis piernas comenze a caminar y a pujar de pie apoyada en el esto funciono pos al cabo de dos contracciones más sentí como giraba listo para salir volví al suelo pero esta vez a cuatro pastas - tranquila estoy listo para recibir a este bb - luego de esas palabras di un gran empujón y el resto mi bb salió hacia las manos de su padre - es una niña y es idéntica a ti - con Algo de dificultad me sente y agarré a mi bb rápidamente busco mis pechos así que comenzó a lactar la sensación era .y extraña pero agradable. Luego de un rato me vesti y el me.llevo a mi casa en mi auto. Ahora era madre de una hermosa bb tal vez más adelante podría darle un hermano .
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shufa1982 · 2 years
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Coach
A veces no tenemos días buenos y nos dan ganas de no entrenar, pero una de las razones por las que retomé la natación fue por una cirisis que tuve hace dos años...
No es que haya nadado muy fluido, pero tuve la suerte de conocer a un nadador de nivel internacional olimpico, Francisco, creo que se llama. Le pregunté sobre el tipo de ejercicio de pesas en el gimnasio, me dijo que era mejor hacer muchas series con un 60% de peso que hacer pocas series con peso máximo,   esto para tener músculos mas fuertes y resistentes en lugar de que crezcan. 
También me recomendó dos competencias; una en Canadá y otra en Argentina. 
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esuemmanuel · 9 months
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Vi sus ojos, los vi como si fuesen dos espejos que reflejaban la luz del sol sobre mí… Eran dos ventanas abiertas a una playa solitaria, cálida y hermosa; la brisa me besaba la piel como pétalos de rosas lanzados al viento por una ráfaga tibia y húmeda… Me sentí absorbido por esa realidad que me invitaba a sumergirme en el agua, en la cual mis pies se adentraban con la soltura de la confianza. De pronto, ya no le tenía miedo al mar, ahora lo que quería era ser consumido por sus aguas, por su voz, la que se arremolinaba en mis orejas, empapándome los tímpanos de sosiego. Me encontraba atrapado en el oleaje de mí mismo… y sus ojos, sus divinos y profundos ojos, me estaban haciendo sentir que había encontrado la razón de mi existencia.
I saw her eyes, I saw them as if they were two mirrors reflecting the sunlight on me... They were two windows open to a solitary, warm, and beautiful beach; the breeze kissed my skin like rose petals thrown to the wind by a warm and humid gust... I felt absorbed by that reality that invited me to submerge myself in the water, in which my feet entered with the ease of confidence. Suddenly, I was no longer afraid of the sea, now what I wanted was to be consumed by its waters, by its voice, which swirled in my ears, soaking my eardrums with calmness. I was trapped in the swell of myself... and her eyes, her divine and deep eyes, were making me feel that I had found the reason for my existence.
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belencha77 · 1 month
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CAP 35 - AMIGOS Y AVENTURA
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Al llegar al tren, cada uno fue a su habitación para recoger las cosas necesarias para pasar la noche bajo las estrellas. La emoción del viaje llenaba el aire y todos estábamos ansiosos por comenzar nuestra aventura.
Me sentía más relajada solo con estar cerca de todos mis amigos. Al entrar a mi habitación, me di cuenta de lo mucho que había necesitado un descanso así. Llené mi maleta con lo esencial: una linterna, una manta abrigada, ropa cómoda, y por supuesto, algunos bocadillos. Mientras organizaba mis cosas, Chance, mi leal amigo de cuatro patas, me observaba con curiosidad.
|| Voy a extrañarte esta noche, amigo || le dije mientras acariciaba su pelaje. Le dejé comida y agua en su plato y avisé al personal para que lo cuidaran mientras yo no estaba.
Una vez lista, me dispuse a descansar un poco hasta la hora del encuentro. Acostada en mi cama, con el tren detenido y la tranquilidad de la estación, la compañía de Chance me ayudó a relajarme.
**
<<Punto de vista de Drake>>
Cuando llegó la hora, nos reunimos en la limusina y nos dirigimos hacia nuestra pequeña aventura. Junto a todos parecía que cualquier problema desaparecería, por lo menos por algunas horas.
El viaje en auto fue una mezcla de risas y conversaciones. Las ventanas abiertas permitían que el aire fresco nos envolviera mientras cruzábamos paisajes pintorescos. Pasamos por verdes praderas, pequeñas aldeas con casas de piedra y campos dorados por el sol del atardecer. Maxwell no dejaba de contar chistes, haciendo que todos riéramos sin parar, mientras Riley y Liam compartían historias de sus viajes pasados.
Finalmente, llegamos al punto donde la carretera se terminaba y comenzaba el sendero hacia el acantilado de Étretat. Aparcamos la limusina y comenzamos la caminata. El sendero era estrecho y serpenteaba entre árboles frondosos, cuyas hojas empezaban a cambiar de color con la llegada del otoño. Cada paso nos acercaba más al sonido relajante de las olas rompiendo contra las rocas.
La caminata fue ardua, pero valió la pena. Al salir del bosque, el paisaje se abrió ante nosotros, revelando las majestuosas formaciones rocosas y los impresionantes arcos naturales por los que Étretat es famoso. El océano Atlántico se extendía hasta donde alcanzaba la vista, su superficie ondulante reflejando los colores del cielo.
Después de una larga caminata, finalmente arribamos a un acantilado con vista al océano. La vista era impresionante. Nos sentamos en rocas altas y colocamos mantas a cuadros en un círculo alrededor de la fogata que estaba armando. El atardecer pintaba el agua de colores naranja y amarillo, y a lo lejos se podía observar un faro al otro lado del acantilado.
|| Podría acostumbrarme a esto || dijo Liam respirando el aire fresco y estirando sus brazos.
|| ¡HOLAAAAA! || gritó Maxwell para que su voz resonara por todo el valle del otro lado || Esto es tan genial ||
Pero, aunque fuera una hermosa vista, necesitaba encargarme de prender el fuego. Concentrado en mi tarea, apenas noté que Riley estaba hablando hasta que ella se acercó.
|| Drake, deberías contemplar la vista || exclamó emocionada.
|| Sí, es realmente bella || respondí, pero mi mirada volvió a concentrarse en la fogata.
|| Drake, ¿no sugeriste venir aquí para apreciar la vista? Porque ahora ni siquiera la estás mirando || insistió.
|| Lo sé, Brown, y prometo que la miraré más tarde... Pero ahora mismo, necesito asegurarme de que tengamos calor. La noche puede llegar a ser demasiado fría || le respondí. Hana intervino riendo.
|| Estoy de acuerdo con Drake. Quizás sus instintos cavernícolas están entrando en acción || Y sus palabras me hicieron reír.
|| Exacto Hana… Proteger y calentar a la tribu es mi misión. Estoy a cargo de eso || Le dije y Liam, que había estado desempacando comida y poniéndola en bandejas, también intervino.
|| Tranquilas chicas, así es como se pone cuando va de campamento. Es mejor dejarlo trabajar en lo suyo ||
|| Exactamente, escúchenlo. Él lo sabe || exclamé apoyando a Liam. Después de unos minutos, finalmente tenía la fogata encendida y el grupo tenía calor || Muy bien, chicos. Como este viaje fue idea mía, era mi responsabilidad asegurarme de que todos sobrevivieran aquí || dije con una sonrisa de satisfacción.
|| No te preocupes, Drake. Yo creo que estaríamos bien por nuestra cuenta aquí. Soy muy ingenioso || exclamó Maxwell, encogiéndose de hombros.
|| Vamos, Maxwell, no te engañes. Tú serías el primero en rendirte || le dije mirándolo con atención || ¿O no recuerdas cuando nos fuimos a acampar por los valles de Cordonia? ||
|| Bueno, esa vez fue diferente... || Maxwell se puso nervioso, una risa incómoda escapando de sus labios.
|| ¿Diferente? Te pusiste nervioso porque escuchaste un búho y pensaste que era un oso || continué, recordando vívidamente la noche en que Maxwell había estado convencido de que un pequeño búho era una amenaza peligrosa || Terminaste durmiendo en la camioneta mientras todos nosotros estábamos perfectamente bien bajo las estrellas ||
El grupo estalló en risas, recordando aquella anécdota con cariño. Maxwell, aunque un poco avergonzado, se unió a la risa, aceptando la broma con buen humor.
|| Está bien, lo admito. Tal vez no soy tan ingenioso como pensaba || dijo Maxwell con una sonrisa resignada. || Pero no te olvides de la vez que tú ayudaste a Liam || exclamó, intentando defenderse. Liam se puso rojo e intentó replicar.
|| Olvídalo, Maxwell, eso no tiene nada que ver || dijo con seriedad Liam.
|| ¿Y qué fue lo que pasó? || preguntó Riley, curiosa. Antes de que Liam o yo pudiéramos responder, Hana gritó fuertemente.
|| ¡MAXWELL! ¡Tienes un animal en tu camisa! || señaló con terror mientras Maxwell se congelaba en su lugar.
|| ¡Santo cielo! ¡Santo cielo! ¡Santo cielo! ¡Nadie se mueva! Puedo sentirlo moverse... Creo que ha llegado mi momento de morir... || gritó Maxwell, cerrando los ojos, completamente desesperado. Me costó no reírme, pero Liam no pudo evitarlo, negando con la cabeza mientras se acercaba a él. Con calma y cuidado, Liam agarró el animal de la camisa de Maxwell y lo colocó delicadamente en su mano, mostrándonoslo. Maxwell respiró aliviado || ¡Qué alivio! Gracias, Liam... || exclamó Maxwell, mirando la pequeña lagartija. || Hola, pequeño amigo... Déjame decirte que no es bueno quedarte en un grupo donde no fuiste invitado. ||
|| ¿Es venenosa, Liam? || preguntó Hana, retrocediendo por miedo.
|| No lo creo, Hana. Tranquila, || respondió Liam con calma mientras la lagartija se acurrucaba en su palma.
|| Viéndolo con más calma, parece inofensiva, || comentó Maxwell, extendiendo su dedo para acariciar al animal. Sin embargo, la lagartija se tambaleó rápidamente hacia él y le mordió la punta del dedo, haciendo que Maxwell gritara de dolor.
|| Seguro que sí... Muy inofensiva, || dijo Riley riendo.
|| Imagínate Maxwell, ese pobre animal te conoce unos minutos y ya te odia... || añadí en tono burlón, sin poder evitar reírme grandemente.
|| ¡Hey, él no me odia! Tan solo siente que soy una amenaza aterradora, || respondió Maxwell, con una cara de enojo que más bien parecía de consternación. Liam soltó a la lagartija en el suelo, y el pequeño animal se escabulló entre los arbustos, desapareciendo de nuestra vista.
|| Está bien, está bien... Ahora que la visita de la lagartija se acabó, || dije aplaudiendo para llamar la atención. || Continuemos comiendo. ||
**
La camaradería y el buen humor aliviaron cualquier tensión restante. La fogata crepitaba, y la tarde se llenó de risas y recuerdos compartidos, haciendo que la pequeña aventura fuera especial. Poco a poco, los rayos de sol se ocultaban, tiñendo el cielo de tonos cálidos y nostálgicos.
|| Gracias, Hana, por proporcionarnos la comida, || dije con sinceridad, apreciando el esfuerzo que había puesto en preparar todo.
|| Fue un placer, Drake. Aunque el viaje fue un poco imprevisto, pude empacar lo necesario. ¡Gracias por organizarlo! || Hana respondió, sonriendo ampliamente.
|| ¡Hana, todo lo que trajiste es perfecto! || exclamó Riley emocionada.
|| Chicos, ¿hay algo que Hana no pueda hacer? || preguntó Maxwell con admiración hacia Hana || ¿Qué más podría pedirle a la vida? Tengo comida, naturaleza, buenos amigos y a la chica más linda de todas ||
|| Awwww, Max, eres un encanto || respondió Hana mientras Maxwell dejaba escapar un gran suspiro, apoyado contra una de las rocas y le daba un beso en su mano. Liam observó a Riley y le dedicó una sonrisa.
|| Tienes razón, Maxwell, ¿qué más se puede pedir? || exclamó Liam mientras miraba a Riley con adoración. Rápidamente aclaré mi garganta.
|| Por favor, por favor... Pueden dejar a un lado la miel || dije tratando de no parecer demasiado disgustado. Por un momento, me sentí como un plato de segunda mesa, observando cómo todos parecían estar perfectamente emparejados || Me alegra que todo esté funcionando || comenté, tratando de mantener un tono ligero.
Pero por dentro, la sensación de exclusión se intensificaba. No era fácil ver a todos tan felices y emparejados, especialmente a Riley con Liam. Cada mirada y sonrisa entre ellos era un recordatorio doloroso de lo que no podía tener. Aun así, me forcé a sonreír y a disfrutar del momento, porque, al fin y al cabo, había organizado este viaje para todos, especialmente para Riley. Verlos felices, aunque me sintiera un poco al margen, era suficiente recompensa.
|| Estoy muy feliz de estar con todos ustedes. Honestamente, es muy liberador poder compartir este momento lejos de todo el drama del tour || exclamó Liam mientras se acercaba a Riley y colocaba su mano cerca de la de ella. Observé cómo sus manos se encontraban de manera natural, y sentí cómo algo se apretaba en mi pecho. Maxwell y Hana parecían inmersos en su propio mundo, ajeno al torbellino de emociones que yo estaba experimentando. De repente, Riley inclinó la cabeza hacia Liam, compartiendo risas y miradas que hablaban de una complicidad profunda. Me quedé allí, observando en silencio. Era evidente que Riley estaba completamente entregada a Liam, y eso me provocaba una mezcla de admiración y resignación. Ambos rieron, y sentí que no podía soportarlo más. Me levanté rápidamente y me dirigí al borde del acantilado. No puedo negar que mi herida seguía abierta, y necesitaba encontrar un rincón donde pudiera olvidar, al menos por una noche, lo que mi corazón realmente deseaba.
Después de algunos instantes, la voz de Riley me sacó de mis pensamientos.
|| ¿Así que finalmente estás contemplando la vista? || preguntó Riley, mirando al horizonte como yo. La miré suavemente y luego volví a admirar el hermoso atardecer.
|| Sí, finalmente. Ahora que me he ocupado de lo básico, puedo hacerlo || respondí, intentando ocultar cualquier emoción.
|| Nunca había visto algo tan hermoso || dijo, llena de emoción. Ambos observamos cómo las hojas se balanceaban con el viento y el sol poniente pintaba los árboles en tonos de rojo, amarillo y naranja. Los acantilados como estos son increíbles para contemplar, especialmente en momentos como estos. || Es muy hermoso, para ser sincera, y me alegra que hayamos venido para verlo || añadió, sonriendo ampliamente. Nos quedamos en silencio por un momento, absorbidos por la tranquilidad del entorno. Después de un rato, ella rompió el silencio con otra pregunta|| ¿Qué te llevó a elegir este lugar para visitar hoy? || preguntó, curiosa por conocer más de mis pensamientos.
|| Bueno, necesitaba un descanso de la ciudad y había oído hablar de lo impresionante que es este lugar al atardecer. Además, pensé que sería agradable compartirlo contigo en tu cumpleaños || respondí, tratando de transmitir la sinceridad de mis sentimientos mientras encontraba en su mirada una calidez reconfortante.
|| Me alegra que lo hayas elegido. Ha sido un buen día para desconectar || comentó Riley, mientras seguía disfrutando del momento || Gracias por hacer esto, Drake, significa mucho para mí || añadió, colocando su suave mano en mi brazo. Su toque envió una oleada de emociones a través de mí, y sentí una conexión profunda en ese instante. Justo cuando abría la boca para contestarle, Liam la llamó desde la distancia:
|| ¡Riley, ven a ver esto! ¡Es increíble! || Su voz rompió el cálido momento que estábamos teniendo, llevándose a Riley consigo. Ella se volvió hacia mí, sonriendo disculpándose:
|| Parece que me necesitan || me dijo. Rápidamente asentí, forzando una sonrisa.
|| Ve, Brown, no te preocupes… Yo seguiré admirando la vista || le respondí. Observé cómo se alejaba hacia Liam, sintiendo cómo la distancia entre nosotros crecía, no solo físicamente, sino también emocionalmente.
Mi mente se llenó de preguntas sobre qué podría haber sido si las circunstancias hubieran sido diferentes, si Riley hubiera sentido algo más por mí. Esas reflexiones persistían mientras los observaba, compartiendo risas y gestos cómplices. Liam le susurró algo al oído que hizo que Riley riera con verdadera alegría. Desde mi lugar, vi cómo Riley y Liam se abrazaban, compartiendo una mirada cargada de complicidad mientras contemplaban el horizonte. Verlos avivó sentimientos que deseaba compartir con ella. Sentí una mezcla de nostalgia y resignación al aceptar que lo que anhelaba con Riley nunca sería posible.
En ese preciso instante comprendí que debía enfrentar la realidad: el amor que sentía por Riley estaba destinado a permanecer oculto. Decidí entonces que era momento de seguir adelante. Debía buscar nuevos caminos, tratando de llenar el vacío que Riley había dejado en mi corazón. Desvié la mirada hacia el horizonte, buscando encontrar algo de paz y comenzar a sanar las heridas que aún mantenía.
Principio del formulario
Final del formulario
**
<<Punto de vista de Riley>>
Después de unos minutos, cuando el último rayo de sol se desvanece y la luz de la luna comienza a reflejarse en el agua, casi todos hemos terminado de construir nuestras carpas a la perfección. Liam me mira y se acerca con una sonrisa traviesa.
|| ¡Vaya! Parece que sabías lo que hacías || me dice mientras se mueve detrás de mí, acercándose a mi oído || Y no puedo negar que estoy impresionado. Pensé que aquí iba a poder presumirme frente a ti. || Su voz suave hace que mi respiración se ralentice; me encanta cuando está tan cerca. Giro mi cabeza para mirar sus labios.
|| ¿No me digas? Quién sabe, quizás encuentres otra manera de impresionarme ||
|| No lo sé, eso lo veremos más tarde || murmura mientras sus dedos rozan mi barbilla y me obliga a mirarlo a los ojos. Le sonrío como una boba. De repente, Drake aclara su garganta y nos mira a todos con atención.
|| Muy bien todos, es hora de descansar. Mañana regresaremos a primera hora al amanecer… No queremos que empiecen a buscar a su rey desesperadamente || dice, luego posa su mirada en mí y, con una ligera sonrisa, exclama || Brown, espero que hayas disfrutado de esta pequeña escapada al aire libre. ¡Feliz cumpleaños! ||
|| ¡Feliz cumpleaños! || gritan los demás al unísono.
|| Gracias, chicos. Han hecho de este día uno que jamás olvidaré || respondí, sintiendo una profunda gratitud. Luego, todos nos levantamos y nos dirigimos a nuestras tiendas para descansar.
**
Cuando la oscuridad cayó sobre el campamento, los grillos comenzaban a cantar y la luz del faro iluminaba partes del océano. Dentro de la mía, la luz del fuego parpadeaba constantemente. Podía escuchar claramente cómo todos comenzaban a cerrar las cremalleras de sus tiendas de campaña para pasar la noche. Me recosté en mi cama, pensando en los eventos de mañana. A pesar de todo lo que hemos descubierto, todavía me siento perdida y no puedo negar que tengo un poco de miedo. De repente miro mi reloj y me doy cuenta de que es la hora de mi encuentro con la única persona que me hace sentir segura: Liam. Decido colarme en su tienda. Lentamente, abro la cremallera de mi tienda con cuidado y veo que la suya está ligeramente abierta. Me aseguro de que no haya nadie alrededor y me deslizo suave y lentamente hacia su tienda. Al entrar, lo veo colocando su saco de dormir en el suelo.
|| Toc – Toc || susurro, y él me mira con una gran sonrisa.
|| ¡Riley! Llegaste || Me dice y sin querer, lo miro de pies a cabeza, ya que se encuentra solo con sus calzoncillos. No puedo negarlo, ¡qué hermosa vista!
|| Estaba ansiosa por estar contigo || digo, mientras me acerco lentamente hacia él. De un solo tirón, me hala hacia su abrazo.
|| Riley, debo confesar que yo también moría de ganas por estar a solas contigo. ||
|| Y aquí estoy, Liam, solo para ti. || le susurré mientras acariciaba suavemente su brazo. || No hay otro lugar en el que prefiera estar esta noche. || Mi mano recorre los músculos de su hombro hasta su mano y los entrelazo. Liam me hace espacio, abriendo su saco de dormir y tirando las mantas. Colocada entre sus brazos, lanzo un suspiro que venía conteniendo || Entonces, ¿te gustó escaparte esta noche? ||
|| Seguro que sí. Esto me hace recordar cuando los tiempos eran simples, esos tiempos cuando Drake, Maxwell y yo podíamos escapar de la corte por una noche sin que nadie dijera nada… Sin embargo, este viaje en particular tiene sus méritos... || Coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja. No puedo evitar dejar escapar una pequeña respuesta de gemido || Tu presencia es una magnífica adición ||
|| Yo digo lo mismo y, ¿sabes? Estoy feliz de estar aquí… Aunque no sabía que ustedes solían acampar… Por cierto ¿A qué historia se refería Maxwell hace un momento, que no le dejaste hablar? || pregunto curiosa.
|| Bueno, pues es porque es un poco vergonzosa, se podría decir… Pero te la voy a contar || Me abraza y automáticamente me acurruco en él, sumergiéndome en su cálido toque || No tengo muy clara la edad, pero creo que tenía alrededor de doce o catorce años cuando me perdí en el bosque. Drake, Maxwell y yo nos escapamos a uno que queda junto al palacio para pasar la noche. Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, me levanté a buscar agua. No tuve problema en encontrar el arroyo, pero al regresar, comencé a andar en círculos y no podía encontrar mi camino de vuelta al campamento. Para cuando salió el sol, estaba completamente perdido || exclama con una risa, mientras yo me espanto ante la historia.
|| ¿Y cómo encontraste el camino de regreso? || pregunté asustada.
|| Nunca lo hice. Fue Drake quien me encontró, || respondió con una sonrisa || Había seguido mi rastro desde las carpas y me encontró vagando entre los árboles, a más de veinte minutos de nuestro campamento. Mientras tropezaba en el bosque, me sentía completamente solo, pero cuando Drake me encontró, me di cuenta de que, incluso cuando pensaba que estaba solo, él siempre me respaldaba. Drake jamás se burló de mí; solo me llevó de vuelta. Cuando llegamos a casa, ninguno de ellos mencionó esto a nadie. Es por eso que esta noche me ha recordado mucho a esa aventura. No por perderme, sino por ese sentimiento de saber que tengo personas en las que puedo confiar y contar. Personas por las cuales me preocupo y que me importan más allá de todo el drama cortesano. || El relato de Liam me conmovió profundamente. Sentí una calidez en mi corazón al escuchar la importancia de la lealtad y la amistad en su vida. Verlo hablar con tanto cariño y gratitud hacia Drake y Maxwell, me hizo darme cuenta de lo afortunada que era de estar rodeada de personas tan especiales. Liam continuó, su mirada se suavizó mientras hablaba de sus amigos. || Drake y Maxwell son como hermanos para mí. Drake siempre ha estado ahí, como un guardián silencioso, asegurándose de que nunca me pierda, tanto literal como figurativamente. Maxwell, con su ingenio y humor, siempre sabe cómo sacarme una sonrisa, incluso en los momentos más oscuros. Ambos me han enseñado lo que significa la verdadera amistad. ||
|| Me alegro de que hayamos venido entonces || le digo, mirándolo fijamente. Ver la emoción en los ojos de Liam mientras hablaba de sus amigos me llenó de ternura. Agradecí en silencio tener la oportunidad de ser parte de este círculo tan unido y lleno de cariño.
|| Yo también me alegro || dice Liam, inclinándose lentamente para presionar sus labios contra los míos en un beso prolongado. Sus manos se deslizan suavemente por mi cintura mientras nos fundimos en ese momento íntimo. Cuando nos separamos del beso, susurra cerca de mi oído, con su voz ronca y llena de deseo || Quédate aquí conmigo esta noche || Le sonrío con picardía y asiento con la cabeza.
**
Después de perdernos el uno en el otro durante un rato, apoyé mi frente contra la suya, sintiendo un hormigueo en los labios mientras mantenía los ojos cerrados.
|| Deberíamos dormir un poco || susurré a Liam. Él asintió con la cabeza. Nos acostamos uno al lado del otro, y bajo la tenue luz de la luna, pude verlo sonreír mientras descansaba la cabeza en la almohada. Rápidamente me incliné sobre el espacio entre nuestras almohadas y rocé mis labios suavemente contra los suyos. Liam correspondió inclinándose hacia el beso, deslizando una mano por mi cabello. Luego, con ternura, me rodeó con su brazo, atrayéndome hacia él || Gracias por el final perfecto para un día perfecto, mi Rey || susurré y pude verlo sonreír. Luego me acurruqué entre sus brazos y rocé suavemente su nariz con la mía || Buenas noches, mi amor || murmuré.
|| Buenas noches, mi Reina || respondió Liam en un susurro. Juntos nos sumergimos en un sueño cálido y confortable, donde todas las preocupaciones del mundo se desvanecieron mientras dormíamos juntos, abrazados en la tranquilidad de la noche.
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Mi compañero de piso
Primera parte
El día de la mudanza llegó con el sol brillando intensamente sobre la ciudad. Había decidido buscar un compañero de piso para ayudarme a pagar la hipoteca, ya que mi sueldo en la tienda de ropa no daba para mucho. La idea de compartir mi espacio con alguien nuevo me llenaba de cierta inquietud, pero también de expectativa.
Erik llegó temprano, vestido con un chándal grande y cómodo. Era un morenazo de 25 años, recién independizado y que teletrabajaba como informático. En contraste con mi atuendo habitual de traje y corbata para trabajar, su estilo relajado me llamó la atención de inmediato.
—Hola, Frank —dijo Erik con una sonrisa amplia, extendiendo su mano.
—Hola, Erik. Te ayudo con las cajas —respondí, estrechándole la mano.
Desde el primer encuentro, cuando vino a ver el piso, nos caímos bien. Y mientras Erik desempaquetaba sus cosas y las acomodaba en su nueva habitación, no podía evitar observarlo. Había algo en su presencia que me atraía.
Después de unas horas de trabajo, terminamos de acomodarlo todo. Erik se dejó caer en el sofá, sudando ligeramente por el esfuerzo, y me di cuenta de que su ropa, aunque grande, no lograba ocultar completamente una ligera redondez en ciertas zonas de su figura. Fue entonces cuando entendí por qué había traído consigo tal cantidad de comida. La nevera, que solía estar medio vacía con mis fruta y verdura, ahora estaba repleta de paquetes de comida preparada, quesos, leche entera y varios tipos de salsas. Los armarios se llenaron de pasta, arroz, bolsas de patatas, galletas y otros snacks.
—Vaya, parece que tienes buen apetito —comenté, tratando de sonar casual mientras observaba sus provisiones.
Erik rió.
—Sí, me gusta comer.
No podía negar que todo aquello me sorprendía, pero decidí no darle más vueltas y simplemente acepté que mi nuevo compañero de piso tenía un estilo de vida diferente al mío.
Una noche, semanas más tarde, llegué a casa tras una mala cita. Me sentía decepcionado y frustrado. Para mi sorpresa, encontré a Erik sentado en el sofá con dos cajas vacías de pizza a su lado.
—Hola, Frank. ¿Qué tal la cita? —me preguntó con una sonrisa despreocupada.
—No hubo chispa —dije encogiéndome de hombros.
Erik me observó con interés.
—Igual no era tu tipo —dijo con una mirada comprensiva—. A veces cuesta encontrar a alguien que realmente encaje con nosotros.
Me dejé caer en el sillón frente a él, sintiéndome un poco mejor al escuchar sus palabras. Siempre tenía una manera de hacerme sentir comprendido y menos solo.
—Puede que tengas razón —admití dejando escapar un suspiro.
Mientras hablábamos, noté algo diferente en Erik. El chándal ya no le quedaba tan holgado como cuando se había mudado. De hecho, la sudadera parecía esconder una panza creciente. Era evidente que estaba disfrutando de la comida y su cuerpo lo reflejaba. Se levantó y caminó hacia la cocina. Los pantalones de chándal se ajustaban a su trasero redondo de una manera que no había visto antes. Abrió uno de los armarios y sacó un bote enorme de proteína en polvo, lo cual me sorprendió.
—¿Has ido al gimnasio? —le pregunté, intentando comprender por qué necesitaba un batido de proteínas después de dos pizzas.
Erik rió y negó con la cabeza.
—No, no voy al gimnasio —dijo como si la idea le resultara divertida.
—Ah. Bueno, creo que es hora de irme a la cama.
—Buenas noches, Frank.
Tal vez tenía razón. Tal vez el chico delgado con el que había salido simplemente no era mi tipo. Siempre me había fijado más en hombres corpulentos, en osos.
Una noche calurosa de finales de primavera, me desperté sediento. Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina para beber un vaso de agua. Al llegar a la puerta, me detuve en seco. La escena ante mis ojos me dejó paralizado. Erik estaba de pie, iluminado únicamente por la luz de la nevera abierta. Llevaba puestos solo unos slips que se le clavaban en la piel, marcando sus curvas y dejando al descubierto la creciente redondez de su cuerpo. Su barriga se derramaba ligeramente sobre la goma elástica y sus muslos se veían más gruesos, pero lo que más llamaba la atención era su trasero. Aquel culazo redondo y prominente llenaba completamente los calzoncillos, haciendo que la tela se tensara al máximo. Erik tenía una caja de donuts sobre la encimera y comía uno tras otro con una voracidad insaciable usando la mano izquierda. La mano derecha estaba metida en sus slips, moviéndose rítmicamente mientras se masturbaba. El placer en su rostro era innegable. No pude evitar quedarme allí, observando en silencio. La visión de Erik dándose placer de esa manera, disfrutando de la comida y de su propio cuerpo, era hipnótica. Sentí mi erección crecer rápidamente.
Me alejé de la puerta con cuidado de no hacer ruido y regresé a mi habitación. La imagen de Erik seguía en mi mente: su cuerpo cada vez más relleno, sus manos ocupadas con los donuts y su polla, la expresión en su cara. Sabía que algo había cambiado dentro de mí y que mi atracción por Erik había crecido de una manera que no podía ignorar.
Segunda parte
Con la llegada del verano, el calor se hizo insoportable en nuestro apartamento. Erik empezó a pasearse por casa solo en calzoncillos y cada vez que lo veía, mi corazón latía con más fuerza. Su físico había cambiado notablemente. Su barriga había crecido más y sobresalía con orgullo. Y su culo se había vuelto todavía más grande y redondo. Los slips apenas podían contener sus nalgas. La integridad de la tela se ponía a prueba con cada movimiento. Erik parecía estar cómodo con su cuerpo. Verlo así, tan natural y despreocupado, me volvía loco.
Una tarde, sentados en el sofá viendo la televisión, no fui capaz de contener mi curiosidad. Lo miré fijamente y le pregunté:
—Erik, ¿estás... engordando a propósito?
Erik permaneció en silencio por un momento y luego una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro.
—Sí, Frank, lo estoy haciendo a propósito.
—¿Por qué?
—Siempre me ha excitado la idea de engordar, de sentir mi cuerpo crecer, mi barriga expandiéndose y mi culo volviéndose más grande. Y me encanta ver cómo la ropa me queda cada vez más ajustada.
Mis ojos se abrieron de par en par. No podía creer lo que estaba oyendo y al mismo tiempo me sentía increíblemente excitado. Su confesión solo había intensificado mi deseo.
A la mañana siguiente, al dirigirme a la cocina para hacerme un café, noté que la puerta del baño estaba entreabierta. A través de la rendija de la puerta podía ver a Erik en la ducha. El agua caía sobre su cuerpo desnudo, resaltando cada curva, cada pliegue de su piel. Ver cómo sus manos recorrían su barriga gorda con movimientos deliberados, su pecho y sus enormes nalgas me fascinaba. Me aferré a la puerta. Mi erección crecía dolorosamente. Sin darme cuenta, una mancha húmeda empezó a formarse en mis calzoncillos, signo de mi excitación extrema. Erik me descubrió. No dijo nada, pero su sonrisa y la forma en que sus ojos brillaban lo decían todo. Abrió la cortina de la ducha e hizo un gesto para que me uniera a él. Sin pensarlo dos veces, entré en el cuarto de baño. Me quité los calzoncillos rápidamente, dejando que cayeran al suelo, y me acerqué. Se giró, ofreciéndome su espalda. Mi mirada se fijó en su trasero redondo y firme, un espectáculo que no podía resistir. Comencé a acariciarlo. Erik se estremecía bajo mis caricias. No podía esperar más, mi polla palpitante buscaba su objetivo. Alineé mi cuerpo con el suyo y con un movimiento lento y deliberado, lo penetré. La sensación era increíble. Un gemido escapó de mis labios. Erik se arqueó hacia atrás, apoyando las manos en la pared de la ducha mientras yo comenzaba a moverme dentro de él. Mis manos agarraron sus flancos y aumenté el ritmo. Las embestidas se volvieron más fuertes, más desesperadas, y Erik respondía a cada una de ellas con gemidos de placer. Sentía cómo su respiración se entrecortaba a medida que nos acercábamos al clímax. Finalmente, con un grito ahogado, me corrí dentro de él. Erik se estremeció y gritó también, su propio orgasmo siguiendo al mío. Nos quedamos así, unidos y jadeantes, mientras el agua seguía cayendo, lavando el sudor y la pasión que habíamos compartido.
Esa noche, después de un largo día en el trabajo, no podía dejar de pensar en la experiencia de la mañana. Al llegar a casa, me encontré con Erik en la sala, relajado sobre el sofá. Me acerqué a él y me senté a su lado.
—Erik, hay algo que tengo que decirte —comencé, tratando de mantener mi voz firme—. Me encanta lo gordo que te estás poniendo. Especialmente tu culo. Me vuelve loco. Y quiero verte engordar aún más.
Erik sonrió, su cara redondeada llena de satisfacción.
—Me gusta lo que oigo, Frank.
Me levanté y fui a la cocina, donde saqué una tarrina de dos litros de helado del congelador. Regresé al sofá y la coloqué frente a Erik, que ya había cenado dos platos enormes de pasta. Su mirada se iluminó al ver el helado. Me senté a su lado y empecé a darle de comer. El helado se derretía en su boca. Sus labios se movían con deleite tragando cada cucharada. Mi mano se deslizó por su vientre, sintiendo la plenitud y la calidez de su carne bajo mis dedos.
—Eso es, Erik —le susurré al oído, acercándome para besar su cuello—. Quiero que te lo comas todo. Quiero verte crecer.
Después de lo que parecieron horas, Erik terminó el helado. Se recostó en el sofá, su respiración pesada y su mirada fija en la mía.
—Gracias, Frank —murmuró con gratitud y deseo.
—Esto es solo el comienzo.
Me arrodillé ante él y deslicé mis manos por sus muslos gruesos. Luego mis dedos acariciaron sus pezones y jugué con ellos suavemente, a la vez que besaba su barriga. Erik jadeaba mientras mi boca bajaba por su cuerpo. Mordisqueé su polla a través de los slips, sintiendo su dureza contra mis dientes. Con un movimiento rápido, deslicé la prenda hacia abajo, y liberé su erección. Mi lengua recorrió su longitud, saboreando cada centímetro antes de tomarlo en mi boca. Mis manos seguían explorando, acariciando sus muslos y sus huevos. Erik gemía y se retorcía. Y con un grito de placer, se corrió en mi boca. Sus chorros de semen caliente llenaron mi garganta.
Tercera parte
Habían pasado unos meses y Erik estaba gordísimo. Me desperté una mañana y lo primero que vi fue su culo enorme, redondo y lleno de grasa gelatinosa descansando en la cama junto a mí. Admiré su tamaño. La celulitis de sus muslos y las estrías en sus flancos también me encantaban. Me acerqué a él, aún adormilado, y coloqué mis manos sobre sus nalgas, meneándolas suavemente. La carne se balanceaba. Una imagen que me excitaba como nada en el mundo. Bajé la tela de sus nuevos calzoncillos XXL y mis labios besaron sus nalgas con devoción.
—Has engordado tanto, Erik —murmuré contra su piel—. Y me pone tan cachondo verte así.
Erik gimió en respuesta y mis caricias se volvieron más atrevidas. Apreté y amasé sus nalgas, sintiendo la grasa bajo mis palmas, mientras mi lengua exploraba cada rincón también.
—Me encantas así, tan grande, tan sexy —le susurré.
Erik se retorció de placer.
—Frank, tráeme el desayuno a la cama —pidió, su tono cargado de necesidad—. Quiero empezar el día bien alimentado.
Me levanté rápidamente, mi erección pulsando con anticipación dirigiéndome a la cocina. Preparé una bandeja con todo lo que sabía que a Erik le gustaba: muchas tostadas con mantequilla, una tortilla francesa con queso derretido, dos cruasanes enormes rellenos de chocolate y... un batido de proteínas gigante hecho con leche y nata a partes iguales.
Cuando regresé a la habitación, Erik me esperaba, recostado en la cama con una sonrisa satisfecha en su rostro. Coloqué la bandeja delante de él y observé cómo sus ojos se iluminaban al ver la comida.
—Perfecto —dijo Erik.
Me senté junto a él. Empezó a comer con entusiasmo. La manera en que disfrutaba de cada bocado, la alegría en su rostro mientras se alimentaba, llenaba mi corazón de una satisfacción profunda. Pensé en lo increíble que era ver su cuerpo expandirse, cada vez más lleno de grasa, cada vez más hermoso. Y sabía que Erik también lo disfrutaba, cada bocado, cada caricia, cada mirada de deseo.
Cuando terminó el desayuno, me quedé en la cama observándolo levantarse y caminar hacia el baño. Su cuerpo había cambiado tanto en los últimos meses que era un espectáculo embriagador.
—Eres un cerdo gordo, Erik —le dije deslizando mi mano por mi propio cuerpo—. Mira cómo se mueve toda esa grasa. Joder, estás tan obeso.
Erik se detuvo y se volvió hacia mí, sus ojos brillando de excitación. Sabía que le encantaba cuando le hablaba así. Empecé a pajearme observando cada movimiento de su cuerpo.
—¿Te gusta estar así de gordo, verdad? —continué, mi voz ronca.
Erik gimió suavemente, sus manos acariciando su barriga hinchada, sus dedos recorriendo las estrías que la adornaban.
—Sí, Frank. Dímelo —pidió con deseo—. Dime lo gordo que estoy, lo mucho más que me vas a engordar.
—Eres insaciable —le dije, mis palabras un susurro lleno de lujuria—. Voy a seguir alimentándote. Quiero que seas el gordo más grande que jamás haya visto.
Mis manos se movían con más urgencia, mis ojos fijos en el cuerpo de Erik.
—Estás tan sexy lleno de comida —le dije sintiendo mi propia excitación llegar a su punto máximo—. No hay nada que me guste más que ver cómo te conviertes en un cerdo obeso y satisfecho.
Erik se mordió el labio y vi cómo su propia erección crecía bajo la piel de su barriga.
—Sí, Frank, hazme más gordo —respondió—. No puedo esperar a ver cuántos kilos más voy a engordar para ti.
Con esas últimas palabras me corrí, mi semen disparándose por toda la habitación.
Parte final
Era sábado y decidí que teníamos que ir a comer a un bufet. Erik estaba sentado en el sofá en sus ahora extremadamente pequeños calzoncillos XXL, su enorme barriga descansando sobre sus muslos. Lo observé por un momento antes de decirle:
—Hoy vamos a un bufet y quiero que te pongas algo ajustado. Quiero que todo el mundo vea lo grande que te has puesto.
Erik asintió con una chispa de emoción en sus ojos. Se fue a su cuarto y lo seguí, sabiendo que escogería la ropa más ajustada que tenía. Optó por una camiseta que se pegaba a su barriga, resaltando cada lorza, y unos pantalones que apretaban sus muslos y su enorme culo. Me sentí instantáneamente excitado al verlo así.
Llegamos al bufet, un paraíso de comida grasienta y abundante, y tomamos asiento.
—Quiero que comas sin parar. ¿De acuerdo? No te detengas hasta que te lo diga.
Erik asintió, se levantó y se dirigió a las mesas del bufet. Volvió con algo para mí y con un plato lleno de pizza, patatas fritas y pollo frito para él.
Lo observé comer, disfrutando de cada bocado que tomaba. Cuando terminó, le dije:
—Ve por más.
Erik se levantó y fue a buscar otro plato. Esta vez volvió con hamburguesas, aros de cebolla y más patatas fritas. El placer evidente en su rostro mientras llenaba su cuerpo con más y más comida aceitosa.
—Eres un cerdo obeso —le susurré habiendo acabado—. Come más, quiero ver cómo te pones aún más grande.
Erik obedeció sin cuestionar, levantándose nuevamente para buscar más comida. Lo observé caminar, su culo redondo y enorme balanceándose con cada paso. Regresó con un plato de macarrones con queso y costillas. La barriga ya le asomaba por debajo de la camiseta.
—Más, Erik. No pares —le ordené con el último bocado.
Obedeció de nuevo, levantándose con dificultad, su ropa ajustada marcando cada centímetro de su grasa. Volvió con varios trozos de tarta.
Volvimos a casa horas después. Entramos y Erik se dejó caer pesadamente en el sofá. Me acerqué a él, mi excitación palpable.
—Eres puro sebo, Erik —le susurré comenzando a desvestirlo.
Primero le quité la camiseta, dejando al descubierto su pecho amplio y sus pezones ensanchados. Mis dedos los acariciaron. Erik gimió.
—Mírate, con estas tetas enormes y esa barriga tan redonda. Estás hecho un glotón.
Le quité los pantalones con dificultad. La tela se aferraba a sus muslos gruesos y a su culo que parecía dos balones de playa. Se quedó solo en calzoncillos, los cuales bajé lentamente, revelando su miembro erecto pero medio enterrado en la grasa de su pubis.
—Me encanta lo enorme que te has puesto.
Mis manos recorrieron su cuerpo, manoseando su carne blanda. Acaricié su barriga hinchada, sintiendo su calidez y su suave textura. Luego dirigí una mano hacia su polla y empecé a masturbarlo. Cada movimiento hacía que todo rebotara, especialmente sus pezones, que se balanceaban con cada vaivén.
—Eres tan sexy, tan obeso. Mañana volveremos al bufet —murmuré, aumentando el ritmo de mis movimientos.
Erik gimió más fuerte y llegó al clímax, su semen caliente brotando en mis manos. Se lo di para que se lo tragara. Luego lo besé sintiendo una profunda satisfacción al saber que había ayudado a que se convirtiera en el hombre que tanto deseaba ser.
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