#**mira a la distancia**
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des-vanecido · 10 months ago
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| Mi Instagram//
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greatkinglulu · 8 months ago
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okokok vi el post de juanicar, YO SUGIERO (humildemente) un imagina así bien cute donde en un stream revela q está en una relación amorosa y tdo eso para luego presentarlx (fem, male o gn) al chat recibiendo mucho amor y apoyo x parte del chat
Sorpresa
Imagina Juani Caruso x fem!character
Warning: Ninguno? Fluff.
Conteo de palabras: 850.
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27 de febrero, 2024
Mensajes nuevos: Juanicar 🎀
16:27 holaa locurasss
16:27 hoy prendo a las 18, atentiss
16:29 los espero con una sorpresa 💋💋
Así se comunica Juani habitualmente en su canal de difusión de Instagram. Cada mensaje que manda, ansiosamente esperado por sus fans, recibe incontable cantidad de reacciones con emojis, a modo de respuesta. Por supuesto, hoy no fue la excepción con miles de corazones de diferentes colores, caritas felices, enamoradas y banderas de diversos países entre otros adornando cada uno de sus textos. Mucho menos cuando en el último que envía antes de desaparecer hasta el horario pactado, promete esperarlos con “una sorpresa”.
¿Una sorpresa? Esto puede significar cientos de cosas distintas. ¡Qué manera de generar suspenso este pibe!
Algunas de las hipótesis que rondan las mentes de los integrantes del fandom: ¿Anuncia una canción?, ¿Alguna participación en otra película?, ¿Capaz una serie?, ¿Y si invita a alguno de los chicos del cast hoy? ¿¡Y si aparecen todos!?
¿Y si está de novio?
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Los minutos pasan, más lento para algunos, más rápido para otros y poquitos minutos pasadas las 18:00 llega la noti de Twitch del amigo más personal de todos.
No puede y no falta el recordatorio en el canal de ig.
Mensajes nuevos: Juanicar 🎀
18:06 bebyyyysss 
18:07 ESTAMOS AO VIVO EN TWITCH.tv/juanicar_
18:07 los veo ahí para charlar un ratoo
Entrando al stream, aparece Juani con su fondo habitual, solo y con música para ambientar de su playlist de spoti, Juanicar musiquette🎀. Tiene puesta una de las musculosas que acostumbra, color blanco, que no deja mucho a la imaginación con sus brazos al descubierto. El sol que entra por la ventana le baila en la cara a medida que él se mueve y charla con miles de espectadores del otro lado de la pantalla y sus icónicos rulos se están formando después de una ducha; tiene el pelo húmedo todavía.
Después de semejante anuncio apenas hora y media antes por insta, el chat está revolucionado y quiere respuestas, pero Juani trata de no darse por aludido. Los mensajes preguntando por la sorpresa no paran de llegar y solo siguen aumentando a medida que más gente se prende al vivo.
A Juani se lo nota algo distraído, fuera de lo habitual; incluso hasta un poco nervioso. Se le escapan risitas sin motivo aparente y mira demasiado hacia un costado fuera de cámara; está pendiente del vivo y del chat, por supuesto, pero algo más llama su atención. Mira como expectante hacia un lugar que la cámara de su celu no llega a enfocar sea a propósito o sin intención.
El chat enloquece todavía más viendo esto, pero nadie está preparado para lo que se escucha apenas de fondo, mientras Juani está respondiendo alguna pregunta que se quedó muy arriba, sobre el detrás de escenas de la peli.
“Amor, ¿no viste la crema de peinar? No la encuentro.” 
Seguido una sombra apenas visible por la rapidez de su caminata, pasa por detrás de él de una esquina de la pantalla a la otra y desaparece. Juani sonríe una sonrisa enorme, se le sube un poco el color a los cachetes y solo puede asentir, tapándose un poco la cara con las manos, cuando los mensajes del stream le pegan a la sorpresa: “JUANI ESTÁS DE NOVIO?”, “JUAN IGNACIO CARUSO CÓMO NO NOS CONTAS QUE SOMOS TUS AMIGOS MÁS PERSONALES???” Son tantos, tan rápido que no llega a leerlos todos.
“¡Tranqui, ya la encontreeeé!” La voz femenina alarga la última vocal de la palabra, con un tonito algo cantado.
“Bebé,” llama él, mirando para un costado, sonriendo embobado otra vez. “¿venís un toque?” 
Se escuchan pasos a la distancia cada vez más sonoros hasta que aparece en pantalla una castaña desenredándose el pelo mojado, con una remera manga corta blanca, visiblemente grande para ella y un short azul. Él la abraza por la cintura y gesticula que se siente sobre sí. Ahí cae en cuenta: miles de personas la están viendo. “Ay no, no no. ¡Qué vergüenza! Estoy así nomás, desarreglada, amor.” Se señala de pies a cabeza. “¿Cómo me vas a pedir que aparezca así?” La chica se tapa la cara con las manos y Juani aprovecha a sentarla en sus piernas, riendo. 
Le da un beso en la frente “¿Pero qué decís? Si sos hermosa vos, bombón.” 
La observa con ojos amorosos y niega incrédulo, mordiéndose el labio; no puede creer que ella le haya dado bola. El chat no para, explota. Aman a la pareja. Exigen un nombre para formar el ship. Es hermosa. Él repite el beso, pero no en la frente.
“Sí, chicos.” Vuelve su atención a la cámara, risueño. “No, no es una canción, ni otra peli, ni serie. No viene Blas, ni Fran, ni Enzo. Sí, estoy de novio y con esta belleza. no, yo tampoco lo puedo creer. Se las presento.”
Agradece todos los buenos comentarios y deseos que llega a leer de parte de los fans, se despide y promete volver mañana.
juanicar_ ya no está en vivo.
Taglist al 08/03/2024 para fluff con Juani: @thqueerestmf @motherandloverofallfandoms @sotsfan @motley-baby @dark-122-blog @f1lover55 @jaspimirandera
N/A: Hola, Nonnie! Cómo estás? Disculpá la tardanza, lo prometido es deuda. Espero que te guste, estoy medio oxidada porque hace muchísimo no escribo, pero le puse toda la onda :).
A aquellas personas que dejaron un mensajito en el form del taglist: muchísimas gracias por sus palabras ❤️.
Nos leemos pronto!
Si querés estar en el taglist, anotate acá.
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cncowitcher · 5 months ago
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🥴┊PROCRASTINANDO !! +18
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ᡣ𐭩 ─ matías recalt × leitora.
ᡣ𐭩 ─ gênero: smut. 🥂
ᡣ𐭩 ─ número de palavras: 805.
ᡣ𐭩 ─ notas da autora: oioi meus aneizinhos de saturno, como vão? eis aqui o meu primeiro smutzinho do mateuzinho recalque da silva júnior 🙌🏽🥺🤧 espero que gostem viu? se cuidem e bebam água, um beijo. 😽💌
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O início daquela tarde na cidade do Rio de Janeiro estava ─ além de muito quente ─ absolutamente abafada, fazendo Matías, namorado de S/n, soltar reclamações uma atrás da outra.
─ Ay, mi reina, não tem absolutamente nada pra fazer. Esse calor infernal dos quintos dos infernos está me matando aos poucos! ─ Recalt reclama pela terceira vez.
Ele senta no sofá, segurando uma garrafa de água gelada ─ que logo foi ingerida por alguns goles ─ e a coloca fechada no chão da sala.
S/n que estava na frente do ventilador ─ sentada no chão do mesmo cômodo ─ concordou e começou a se abanar.
─ E pensar que a casa já era pra estar limpa e a louça toda guardada, não é Matías? ─ A brasileira fala amarrando seu cabelo e olhando para o argentino, que fez um biquinho fofo e em instantes já estava sentado ao lado de sua garota com as pernas abertas.
─ Eu sei, amorzinho. Mas não tem condições de fazer nada nesse calor. ─ Reclama novamente Matías e passa sua mão entre os fios de cabelo, um pouco molhados por conta do suor.
A garota respirou fundo e deitou sua cabeça no ombro do argentino ─ que surpreendente não reclamou ─ e sentiu a pele do mesmo se arrepiar.
Sorrateiramente, a mulher observou o peito desnudo do garoto e desceu seu olhar até o samba-canção que ele usava, observando o contorno do mastro dele bem marcado na peça de roupa.
Tendo um breve pensamento de que usava somente uma calcinha por baixo da regata larga, a brasileira não tardou em distanciar um pouco o ventilador e montar no colo de Recalt, fazendo o garoto arregalar os olhos por um momento e, depois de entender a situação, dar um sorrisinho de lado.
─ Mira… acho que temos condições de fazer uma coisinha que nada nos impede de fazer, né? ─ Fala Matías levando suas mãos até a cintura de sua mulher.
O casal começou a pegação com um beijo molhado. A língua do garoto nem pediu permissão para entrar na boca de sua namorada e a mesma nem conteve o sorriso e levou uma mão até a nuca dele, aprofundando o ósculo e começando a se esfregar no colo do argentino.
Matías que prontamente já estava duro, levou uma mão até a boceta coberta da garota e afastou a calcinha dela para o lado com um dedo.
─ Senta logo no meu pau logo, vai. ─ Disse ele desesperado entre o beijo, já levando a sua outra mão que estava na cintura dela para retirar seu membro de dentro do samba-canção.
A cabecinha inchada e cheia de pré-gozo não demorou muito para ser engolida pela boceta molhada daquela mulher, que gemeu abafado sentindo o pau do seu namorado entrar de uma vez só naquela intimidade encharcada.
─ Caralho, caralho, caralho, nena… Puta merda, porra… ─ Matías se distancia da boca de sua mulher para a elogiar e morde os lábios com força, sentindo ela cavalgar tão gostoso em seu pau que, por um momento o garoto até cogitou de que esta era a sensação de estar no paraíso.
Os gemidos conforme S/n sentava com gana, o suor escorrendo do corpo de ambos, as encaradas que eles lançavam um para o outro junto com um sorriso mais cafajeste possível já visto eram sinônimos de luxúria, prazer, tesão e desejo.
Até os tapas que Matías recebia no rosto o excitava tanto que ele descontava o tesão que sentia apertando com força as coxas macias de sua mulher.
Quando a moça aumentou o ritmo da cavalgada, o garoto não resistiu. Começou a gemer mais alto, jogou a cabeça para trás e fechou os olhos, aproveitando aquela sensação incrível que é de sentir um orgasmo chegando.
─ Eu vou gozar, porra. Não para, não para, não para. ─ Recalt anuncia segurando firmemente a cintura de sua namorada, começando a ajudá-la nos movimentos precisos.
Sorrindo do desespero do seu namorado mas também ansiosa para gozar, S/n levou uma mão até seu pontinho melado e sensível e começou a estimulá-lo rapidamente.
─ Matías! ─ Gritou ela enquanto gozava ao redor daquele pau que a preenchia tão bem. Os olhinhos se reviraram e seu interior pulsava até não aguentar mais.
Matías também acabou gozando quase no mesmo instante que ele e lutou contra a vontade de fechar os olhos só para ver a expressão de prazer que sua garota fazia quando gozava para ele.
Exausto e com a respiração ofegante ─ assim como a brasileira ─ Matías Recalt abraçou ela e depositou um beijinho no pescoço da mesma.
─ A gente pode ficar uns minutinhos aqui e esquecer das tarefas de casa? Tá tão gostosinho assim, mi reina. ─ Indaga manhoso o argentino e recebe como resposta sua mulher retribuindo o abraço.
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pedriscroquettes · 9 months ago
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𝐌𝐄𝐑𝐂𝐀𝐃𝐎𝐍𝐀 ✵ SIMÓN HEMPE
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❛ 𝔱𝔲 𝔫𝔬𝔳𝔦𝔞 𝔪𝔢 𝔬𝔡𝔦𝔞, 𝔞 𝔱𝔲 𝔪𝔞𝔪𝔞 𝔩𝔢 𝔢𝔫𝔠𝔞𝔫𝔱𝔞 ❜ `✦ ˑ ִֶ 𓂃⊹
18+
smut, infidelidad, p in v sex, cornudos, mi primer fic en español.
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el humo del cigarrillo llena el aire del cuarto de simón mientras te acuestas a lado de el. ya se había hecho costumbre pasar cada minuto del día con el hablando pavadas y fumando. lo veías atentamente mientras te contaba sobre otra pelea con su novia y como ya no la aguantaba a la pobre mina. también ya se había hecho costumbre fingir que te importaba su relación cuando a ti nunca te callo bien la mina.
“pero boludo ya corta con ella si no te llevas bien con ella!” lo regañas.
“amiga o hater?” el bromea.
“bue! tu me pediste mi opinión y te la di.” te quejas.
esta vez no dice nada y nada más te mira atentamente mientras piensa. te pone un poco nerviosa y no aguantas mirarle a los ojos. en un cerrar de ojos se acerca a ti hasta estar encima tuyo. el acto te toma por sorpresa y te acuestas en su cama esperando que te trague el colchón. no ayuda que hace un calor inmenso y no trae la remera puesta. aunque nada más eran amigos no podías negar que simón era un hombre muy guapo.
“a ti nunca te ha caído bien mi novia. porque?” te reta.
“por favor simón.” no lo puedes tomar en serio. “si ella no te caí bien a ti como me va caer bien a mi? deja de fumar te está haciendo mierda la cabeza nene.”
te mira fijamente analizando tu rostro determinado si te cree o no. es un poco intimidante lo bien que te conoce. no tarda en reírse de tu reacción.
“mentira. estas celosa.” se reí como que si hubiera hecho un gran hallazgo.
“pero dale! estas loco nene.” le das un codazo para que se quite de encima.
pero el no se mueve es más se acerca más a ti para tentarte. su cara está a centímetros del tuyo y juras que puedes sentir su respiración mientras el tuyo se corta. es un acto tan intimo y doméstico que te tiene mareada. la proximidad te vuelve loca y te acuerdas de las noches donde dejaban de hacer amigos y ves en sus ojos como el los recuerda también. te trae loca el pelotudo, no lo aguantas más. el comienza a cerrar la pequeña distancia entre los dos y justo cuando se acerca a darte un beso mueves tu cabeza al otro lado.
“simón tienes novia.” le dices para recordarle a él y a ti sobre su novia.
“una novio que no quiero.” murmura.
hay un momento de silencio donde los dos se miran. en solo un instante pierdes tus morales y lo besas. el mueve sus labios contra los tuyos y recuerdas las noches donde te metía a su cuarto a escondidas. entrelazas tus manos en su pelo tratando de acercarte a él. sus manos sostienen tus caderas mientras te come la boca. por un segundo casi pierdes la respiración por cómo los dos se besan como si fuera la última vez.
“estas tan linda.” te dice cuando se separa de ti. elogio te hace sonrojar.
“y tu tan feo.” lo molestas. el simplemente te besa otra vez.
no sabes si es la temperatura o el hecho de que simón te está comiendo la boca pero se siente muy caliente. no aguantas más las ganas y te quitas la blusa exponiendo tu brassiere a tu amigo. ya ni sabias que era simón en tu vida porque los amigos no se comían a besos ni se desquitaban las ganas así. el procede a besar tu cuello, explorando la piel expuesta. no puedes sostener tus gemidos mientras deja marcas en tu cuello.
“simón…” te muerdes los labios tratando de evitar más gemidos.
el se aparta para quitarse la remera exponiendo su pecho a ti. no era una vista que no habías visto antes pero se sentía así. te besa otra vez mientras tus manos exploran su espalda tratando de acercarlo más a ti. la acción causa que su erección rozará contra tu centro. ambos gimieron al placer que causaba y sentías como te mojabas por el.
“dale nena ya no aguanto déjame cogerte.” murmura contra tus labios mientras repite los mismos movimientos para darse placer.
“pero te sales.” lo adviertes y él sonríe. gil.
el no aguanta las ganas y en segundos se baja los pantalones y a ti tus shorts y los panties que traes puestos. dirige su pija hacia tu centro y te mira a los ojos otra vez para asegurase que todavía estás de acuerdo con el. le ofreces una simple sonrisa y el no gasta más tiempo enterrándose adentro de ti. los dos gimen al contacto, tú nunca te habías sentido más llena antes. simón se queda quieto unos segundos asegurándose de que te ajustes a él. lo necesitas y envuelves tus piernas alrededor de su cintura para darle el permiso a moverse.
se mueve para atrás casi sacándose completamente afuera de ti y se meti adentro de ti otra vez para comenzar sus movimientos. no puedes evitar el grito que sueltas a su acción ni como dejas la boca abierta mientras te comienza a coger. sus manos encuentran tu cintura ora asegurase que pueda estar lo más cerca de ti. su cabeza termina en tu cuello mientras se mueve adentro de ti y aprovecha para marcarte más. sus labios contra tu cuello, sus manos enterrándose en tu cintura, y los movimientos de él adentro de ti son intensos y ya puedes sentir como te acercas.
“más rápido simón porfa…” le murmullas a lado del oído.
él obedece y acelera sus estocadas. en el proceso encuentra tu punto g. lo toca una y otra vez mientras te penetra. es todo un montón y en segundos te encuentras corriendo contra su miembro. el siente como lo aprietas duro y se da cuenta que él ya no aguanta más. rápido se salí y termina de pintar tu vientre de su semen. admiras su cuerpo sudoroso y sus jadeos mientras se recupera del sexo.
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sientes como alguien se presiona atrás tuyo mientras pones el helado de vainilla en el vaso. sus manos te agarran por tu cintura y te besa las mejillas.
“simón basta. estamos en la cocina.” lo regañas sabiendo que en cualquier momento podría entrar alguien.
“y que? ya lo hemos hecho antes aquí.” te guiñe el ojo.
“que han hecho antes aquí?” su mamá entra por la puerta trasera agarrándole a los dos por desapercibidos.
“una torta de chocolate.” eres rápido en responder.
“y no me dejaron ningún pedazo?” finge estar dolida.
el timbre suena y simón aprovecha a irse a responder al visitante. su mamá nada más se ríe y te dirige una sonrisa pura. te cae muy bien. aunque su sonrisa se va a notar que había llegado la novia de su hijo. igual que a ti. la tensión crecí y notas como la novia te da un look feo. si ella supiera.
“vos deberías ser la novia de mi hijo no esa maleducada.”
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monicalestrange4 · 4 days ago
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El fin de semana conocí a Mónica, era un día normal en el colegio... Teníamos un evento musical y todo se estaba preparando en el patio, sabía que vendría una universidad a hacer una presentación y a cubrir toda la logística pero nunca me imaginé toparme con ella, ahí estaba, armando el escenario, tomando fotografías, haciendo lo suyo, creyendo que nadie la reconocería, pero ahí estaba yo, sin saber si hablarle o no, decirle que la conozco por su Tumblr o Twitter sería muy incómodo para mí y para ella, supongo. Me armé de valor y la saludé, no fue nada incómodo, ella aunque estaba ocupada siempre me prestó atención, aunque sorprendida y algo apenada de que alguien la reconociera y sobre todo un fracasado como yo jaja ella siempre me trató bien, dejó de hacer lo que hacía para mirarme a los ojos y prestarme atención, lo admito no pude sostenerle la mirada por mas de dos segundos, ella de alguna forma te hace sentir feliz, me hizo sentir que valia algo y que a alguien le importaba lo que decía aunque a pesar de los nervios que tenia seguro hable puras estupideces jaja me preguntaba que si me queria sentar mientras ella preparaba todo, que si estaba bien, que donde estaban mis amigos, se preopupaba por mí, SI SI se muy bien que no es porque le guste se que Monica es así con todo el mundo pero nunca lo había sentido en persona, logré congelar este recuerdo en una foto que ella con todo el amor del mundo se tomó, me dejó tomarle la cintura, tomaron la foto, le agradecí y la dejé seguir en su trabajo... Al final del evento ella se despidió de mi a la distancia, moviendo su pequeña mano con entusiasmo, diciendo "Bye rarito" con cariño. Es el texto más SIMP que haya escrito en mi vida, solo tengo 16 años y aquí nadie me conoce pero AMO a Monica y le agradezco mucho por tratarme con humildad y sinceridad.
PD: te dije que haría una FanPage tuya y no me creíste! jajaja bueno, aqui esta
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Oh por dios! Que es esta carta haha oww que lindo de tu parte!! No tenías que hacerlo (En serio no tenias que hacerlo, mira donde tengo los pantalones, estoy super mal vestida!!!) hahaha Y no hice nada, solo hable con alquien que me saludó y te traté bien 😅 Amm y en cuanto a la fanpage espero que no te pongas triste si nadie te sigue hahahaha 🤣🤣 Gracias por este lindo ask, pero repito, no hice nada especial me gusta tratar bien a las personas. 💜
English: The weekend I met Monica, it was a normal day at school…. We had a musical event and everything was being prepared in the courtyard, I knew that a university was coming to make a presentation and cover all the logistics but I never imagined running into her, there she was, setting up the stage, taking pictures, doing her thing, thinking that no one would recognize her, but there I was, not knowing whether to talk to her or not, telling her that I know her from her Tumblr or Twitter would be very uncomfortable for me and for her, I guess. I got up the courage and greeted her, it wasn't awkward at all, she even though she was busy always paid attention to me, although surprised and somewhat embarrassed that someone would recognize her and especially a loser like me haha she always treated me well, she stopped what she was doing to look me in the eyes and pay attention to me, I admit I couldn't hold her gaze for more than two seconds, she somehow makes you feel happy, she made me feel that I was worth something and that someone cared about what I said even though I was so nervous I was sure I was talking stupid shit haha she asked me if I wanted to sit down while she prepared everything, if I was ok, where were my friends, she worried about me, YES YES I know very well that it is not because she likes me, I know Monica is like that with everyone but I had never felt it in person, I managed to freeze this memory in a photo that she with all the love in the world took, she let me take her waist, they took the picture, I thanked her and let her continue in her work …. At the end of the event she said goodbye to me from a distance, waving her little hand enthusiastically, saying “Bye weirdo” with affection. This is the most SIMP text I have ever written in my life, I am only 16 years old and nobody knows me here but I LOVE Monica and I thank her very much for treating me with humility and sincerity.
PS: I told you I would make a FanPage of yours and you didn't believe me! hahaha well, here it is!
Oh my goodness! What is this letter haha oww how nice of you!!!! You didn't have to (Seriously you didn't have to, look where my pants are, I'm super underdressed!!!) hahaha And I didn't do anything, I just talked to someone who said hi and treated you nice 😅 Amm and as for the fanpage I hope you don't get sad if no one follows you hahahaha 🤣🤣 Thanks for this nice ask, but I repeat, I didn't do anything special I like to treat people nice. 💜
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silvertice · 16 days ago
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Winter Falls.
Hugh Jackman x Fem!reader.
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Summary: Hugh y ella son amigos desde hace un año, con una tensión subyacente entre ellos. Una salida juntos transforma su relación, llevándolos a explorar nuevos sentimientos.
Category: Slow Burn Romance, Friends to Lovers, First Date, 2000s Nostalgia, Fluff and Tension {TW: Light Humor, Emotional Moments, Friendship Dynamics}.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⏱︎
El reloj en la pared marcaba las 7:20 am. Con el cabello medio seco y la camisa mal abotonada, el café en la encimera quedó olvidado. La promesa de salir temprano se desvanecía rápidamente. Tenía un plan: un atuendo decente, un desayuno tranquilo, pero el cansancio acumulado se burlaba de cualquier intento de organización.
Un suspiro salió mientras el número de Hugh aparecía en la pantalla del teléfono. Seguramente él ya estaba listo, probablemente en camino al trabajo, con esa actitud despreocupada que siempre resultaba irritante, aunque, de algún modo, también reconfortante. Pedirle un favor no era lo ideal, pero llegar tarde y enfrentar las miradas de reprobación de los compañeros tampoco era una opción. Con un leve tamborileo de dedos en la encimera, se marcó su número.
La llamada sonó un par de veces antes de que su voz resonara al otro lado de la línea, relajada y casi burlona.
—Vaya, ¿madrugando, princesa? —dijo, y se podía imaginar esa sonrisa que siempre usaba para molestar.
Se rodaron los ojos, pero una pequeña sonrisa se asomó. Su actitud siempre tenía el poder de aliviar un poco la tensión de las mañanas.
—¿Podrías pasarme a buscar? Estoy… un poco retrasada.
Hubo una pausa. En esos breves segundos, la duda surgió. Pero Hugh nunca dejaba colgado a nadie.
—Cinco minutos y estoy allí. —Su tono cambió, y luego añadió—: Ah, y trata de no causarme problemas tan temprano.
Un suspiro escapó, una mezcla de alivio y exasperación. El último sorbo de café se apresuró mientras se recogía el bolso. Era evidente que él haría algún comentario sobre el aspecto apresurado, pero eso ya formaba parte de su dinámica. Hugh tenía la habilidad de convertir cualquier situación en algo menos grave de lo que parecía.
Apenas terminé de poner los zapatos cuando el sonido del auto estacionándose afuera resonó. Al mirar por la ventana, allí estaba él, con gafas de sol y una expresión divertida, esperándola. Con un último respiro hondo, salió, lista para lidiar con los inevitables comentarios que vendrían en el camino.
Apurada, subí al auto y cerré la puerta con un golpe. El motor no rugió como esperaba. Miré a Hugh, que se había quedado mirando al frente con una sonrisa divertida en su rostro.
—¿Qué pasa? ¿Vamos a llegar tarde? —pregunté, tratando de contener la frustración mientras lanzaba un vistazo al reloj.
Sin embargo, en lugar de arrancar, se volvió hacia mí. La distancia entre nosotros se redujo cuando se acercó, y el corazón comenzó a latir un poco más rápido. Sin decir una palabra, tomó el cinturón de seguridad y lo pasó por mi cuerpo, asegurándolo en su lugar. Su cercanía era electrizante; podía sentir el calor que emanaba de él, y un pequeño nudo se formó en el estómago.
—Ah, ya veo. ¿Te puse nerviosa, linda? —dijo con esa voz burlona, un destello de diversión en sus ojos.
El comentario lo acompañó una sonrisa que me hizo desear poder esconderme. No sabía si quería reírme o simplemente querer que el momento se detuviera. La cercanía de Hugh siempre había tenido un efecto extraño, una mezcla de nerviosismo y emoción que nunca había experimentado con nadie más. Intenté ignorar el sonrojo que comenzaba a extenderse por mis mejillas.
—Claro que no —respondí, tratando de sonar segura, aunque la voz casi me falló. —Solo… solo apúrate y arranca.
Él se echó a reír mientras finalmente giraba la llave en el encendido, y el motor vibró a la vida. Con una última mirada hacia mí, puso el auto en marcha. El trayecto hacia el trabajo había comenzado, pero la tensión en el aire se sentía más palpable que nunca.
Mientras el auto avanzaba por la carretera, robé una mirada de reojo a Hugh. Su expresión estaba concentrada en la carretera, pero había algo en su forma de manejar que me hizo pensar, aunque rápidamente traté de alejar esa idea. Era un buen amigo, y pensar en él de esa manera no era lo que debía hacer. Sin embargo, había algo en la forma en que se movía, en su confianza al volante, que lo hacía parecer... bien, por así decirlo.
—¿Tienes en mente lo que vamos a hacer hoy? —preguntó Hugh, rompiendo el silencio y sacándome de mis pensamientos.
—Sí, solo lo básico —respondí, tratando de mantener la voz casual. —No creo que sea un día tan complicado.
Él sonrió, esa sonrisa que siempre tenía para hacerme sentir a gusto.
—Eso espero. Aunque tengo un par de ideas que podrían hacer el día un poco más divertido —dijo, levantando las cejas de forma juguetona.
No pude evitar sonreír. Esa era la parte de Hugh que siempre me hacía sentir cómoda, incluso cuando había una ligera tensión en el aire. Era como si supiera exactamente cómo hacer que el día se sintiera menos pesado.
—Bueno, solo asegúrate de que no sean ideas descabelladas. El jefe no se tomaría eso muy bien —le advertí, un tono de broma en mi voz.
Él se echó a reír, y el sonido resonó en el auto, llenando el espacio con una energía amistosa.
—Prometo que no te meteré en problemas... por ahora —dijo, guiñando un ojo mientras el semáforo cambiaba a verde.
La normalidad de la conversación me tranquilizó, aunque sabía que había algo más debajo de la superficie. Era como si la tensión que solíamos ignorar comenzara a hacerse más presente en cada pequeño intercambio. Pero por ahora, me contentaba con disfrutar de su compañía.
Al llegar a la oficina, Hugh aparcó el auto frente al edificio, y la rutina del día a día nos recibió con los brazos abiertos. Salí del vehículo y estiré los brazos, tratando de despejar la mente antes de entrar.
—¿Listos para otro emocionante día en la sala de guionistas? —bromeó Hugh, con una sonrisa amplia.
—Oh, sí, totalmente —respondí con un tono sarcástico. —No hay nada más emocionante que discutir si un personaje debe llevar sombrero o no.
Ambos reímos mientras caminábamos hacia la entrada. La oficina, decorada con afiches de películas y papeles esparcidos por todos lados, siempre había tenido un aire caótico, pero también creativo. Al abrir la puerta, el bullicio habitual de colegas hablando y riendo nos dio la bienvenida.
Tomé un respiro profundo antes de entrar y sentí cómo la energía del lugar me animaba.
—Primero café, luego guiones —declaró Hugh, llevándome hacia la máquina de café. —No podemos empezar el día sin nuestro combustible.
—No me obligues a recordar cómo sobrevivir sin mi dosis matutina de cafeína —dije, mientras me servía una taza. El aroma a café recién hecho me envolvió, y por un momento, todo parecía más fácil.
Mientras esperábamos, intercambiamos comentarios sobre las tramas que estábamos desarrollando y algunas anécdotas divertidas del fin de semana. Todo parecía fluir con naturalidad, sin que ninguna de las conversaciones tocara la ligera tensión que existía entre nosotros.
Finalmente, después de un rato, nos dirigimos a la sala de guionistas. Mientras nos acomodábamos en nuestras sillas, Hugh se giró hacia mí con una mirada intrigante.
—Oye, a las 8 pm te voy a pasar a buscar. Ponte linda. —dijo, su tono ligero, pero las palabras parecían cargadas de un significado que no podía ignorar.
Me quedé un momento en silencio, sorprendida. La normalidad del día se desvaneció por un instante, y todo lo que quedaba era esa invitación inesperada que llenaba el espacio entre nosotros. La idea de salir con él, de verlo vomo mi compañero de trabajo en un contexto diferente, hizo que mi corazón se acelerara, esta vez parecía algo totalmente diferente.
—¿A las 8? —repetí, tratando de sonar despreocupada, pero sabía que mi voz había traicionado mi sorpresa.
—Sí, no tienes excusas. —Hugh sonrió de una manera que me hizo cuestionar si realmente lo decía en serio o solo estaba bromeando.
Mientras continuábamos con nuestra jornada laboral, no pude evitar pensar en lo que eso significaba. La tensión que habíamos estado ignorando de repente estaba a la vista, y yo solo podía esperar que la noche revelara lo que realmente había entre nosotros.
Al llegar a casa, la familiaridad del lugar me envolvió, pero mi mente seguía atrapada en la conversación de esa mañana. Me dejé caer en el sofá y saqué el teléfono, buscando el contacto de mi mejor amiga. Después de un par de tonos, su voz familiar resonó al otro lado.
—¡Hola! ¿Cómo va todo? —preguntó ella, con ese tono entusiasta que siempre me hacía sentir mejor.
—Hola, tengo que contarte algo —dije, sintiendo que la emoción comenzaba a brotar. — Hugh... me invitó a salir esta noche.
—¿Qué? ¡Eso es genial! Ya era hora igual. —exclamó, y su entusiasmo fue contagioso.
—Sí, pero... no sé, estoy tratando de convencerme de que solo es una salida entre amigos —respondí, tratando de mantener la calma mientras me pasaba una mano por el cabello. —Llevamos trabajando juntos durante un año, y siempre ha sido amistad, pero esta salida, es diferente, ¿sabes?
—Claro, hay tensión entre ustedes. He notado cómo se miran en la oficina —dijo, y no pude evitar sonreír. —Así que, ¿qué piensas hacer?
—No lo sé. Por un lado, quiero ir porque ma hace sentir algo, pero también tengo miedo de que sea solo una cena entre amigos y que me haya confudido, agh—confesé, sintiendo un ligero nudo en el estómago.
—¿Y si no es solo eso? —me preguntó. —Tal vez él también siente lo mismo, pero no sabe cómo decírtelo, nadie invita a su compañera de trabajo un viernes a las 8 pm, amor.
Su comentario resonó en mi mente, y un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo. La idea de que Hugh pudiera tener sentimientos más profundos era tentadora, pero también aterradora. ¿Y si las cosas se volvían incómodas? ¿Y si la salida no iba como esperaba?
—No sé, tal vez debería jugarlo de manera segura —dije finalmente, tratando de convencerme. —Solo disfrutar de la cena y ver a dónde lleva la conversación.
—Eso suena a un buen plan —respondió mi amiga. —Pero recuerda, si hay algo más, no tengas miedo de explorar eso. La vida es demasiado corta para dejar pasar oportunidades.
Terminé la llamada con una mezcla de emoción y nerviosismo. La cena con Hugh podría ser solo una salida entre amigos, pero había un trasfondo de posibilidades que no podía ignorar.
Mientras el sol se ponía, me apresuré a prepararme. No quería verme como si hubiera salido de una revista, pero tampoco quería parecer descuidada. Opté por un vestido azul que resaltaba mis curvas de manera sutil, algo que me hacía sentir cómoda y segura. Me eché un vistazo rápido al espejo, dándome cuenta de que me veía bien, y eso me ayudó a calmar un poco los nervios.
Justo cuando estaba terminando, el teléfono fijo sonó. Sabía que era Hugh. Contesté rápidamente, sintiendo un ligero cosquilleo de emoción.
—¿Hola? —dije, intentando sonar tranquila.
—Hey, ¿lista para la noche? —su voz sonaba juguetona.
—Casi, estoy bajando ahora —le respondí, mirando el reloj.
—Perfecto. Nos vemos en un minuto —dijo, su tono despreocupado y familiar me hizo sonreír.
Colgué y respiré hondo. La idea de salir con Hugh ya no era solo una salida entre amigos; había una tensión palpable entre nosotros que no podía ignorar. Con una última revisión al espejo, me dirigí hacia la puerta, para bajar.
Cuando lo hice, la brisa fresca de la noche me recibió como un abrazo suave. Al abrir la puerta, me sorprendí al ver que Hugh no estaba en su auto habitual, sino que se encontraba de pie en la entrada, con una sonrisa en el rostro que iluminaba la penumbra. Llevaba una camisa de botones que acentuaba su figura y unos jeans que parecían un poco más cuidados de lo habitual.
—Hola —saludé, sintiendo una mezcla de nervios y emoción.
—Hola. Te ves hermosa—dijo, su mirada recorriéndome de manera sutil, pero sincera, lo que me hizo sonrojar un poco. Su tono era tan despreocupado, como si fuera lo más natural del mundo decirlo.
—Gracias, tú también... estás un poco más arreglado de lo normal —respondí, intentando mantener la conversación ligera y no dejar que mi nerviosismo se notara.
Él sonrió con complicidad y me hizo un gesto con la mano para que lo acompañara. Empezamos a caminar, el sonido de nuestros pasos resonando suavemente en la acera. Hugh caminaba con las manos en los bolsillos de sus jeans, su postura relajada, como si no hubiera nada más importante que el momento que compartíamos. La calle estaba tranquila, iluminada por las luces cálidas de las farolas, y el aire fresco hacía que el momento se sintiera especial.
—¿A dónde vamos? —pregunté, curiosa por lo que había planeado.
—Eso déjamelo a mí. No te preocupes, no te voy a defraudar —dijo con confianza, una sonrisa juguetona asomándose en sus labios.
Caminamos un rato en silencio, pero la tensión entre nosotros era palpable. A veces, nuestras miradas se encontraban y rápidamente desvíaba la vista, sintiendo un ligero cosquilleo en el estómago. Era como si el mundo se hubiera desvanecido, y solo existiéramos él y yo, en este momento.
De repente, Hugh rompió el silencio. —¿Sabías que desde que empezamos a trabajar juntos, he estado esperando una ocasión así? —dijo, girando ligeramente la cabeza para mirarme, sus ojos brillando con una chispa traviesa.
—¿Ah, sí? ¿Y por qué es eso? —pregunté, intentando no sonar demasiado interesada, aunque mi corazón latía más rápido.
—Porque, sinceramente, me gusta pasar tiempo contigo —respondió, su tono sincero y relajado. Su declaración me tomó por sorpresa, y no pude evitar sonreír mientras un calor agradable me envolvía.
Seguimos caminando, y mientras él hablaba, la tensión que había estado acumulándose entre nosotros se sentía como una burbuja lista para estallar. Era un juego sutil de palabras y miradas, pero ambos sabíamos que algo más profundo se estaba formando entre risas y complicidad.
Después de unos minutos de caminar y charlar, llegamos a una pista de patinaje sobre hielo iluminada con luces brillantes y música suave que llenaba el aire. La vista era mágica; el hielo relucía bajo las luces, y la risa de la gente patinando creaba un ambiente animado y festivo.
—¿Patinaje sobre hielo? —pregunté, con los ojos iluminados de emoción y sorpresa.
—¿Te gusta? —me miró, sus ojos brillando con diversión.
—Siempre he querido hacerlo, pero nunca tuve la oportunidad —admití, sintiendo un cosquilleo de anticipación.
—Perfecto, entonces hoy es el día —dijo, con una sonrisa amplia, y se acercó a la entrada para comprar las entradas. Mientras esperaba, no podía evitar notar cómo la emoción brillaba en su rostro.
Entramos a la pista, y él se aseguró de que me pusiera los patines correctamente. Mientras me ayudaba, sus manos rozaban suavemente mis brazos, y cada contacto provocaba un escalofrío agradable.
—Listo, ahora solo tienes que seguirme —dijo, tomando mi mano de forma despreocupada mientras caminábamos hacia el hielo.
Al dar mis primeros pasos sobre el hielo, perdí el equilibrio y me tambaleé un poco. Hugh se rió suavemente y me sostuvo antes de que pudiera caer.
—Vas a tener que hacer más ejercicio para eso —bromeó, guiándome con firmeza mientras me enseñaba a deslizarme.
La música de fondo mezclada con las risas y gritos de los demás patinadores creaba un ambiente de alegría que era contagioso. Mientras patinábamos, la cercanía de su mano en la mía me hizo sentir más segura, y poco a poco, empecé a disfrutar del momento.
—Mira, no está tan mal, ¿ves? —dijo, deslizándose con facilidad y gracia por el hielo, mientras yo trataba de imitarlo.
—Sí, claro, porque tú eres un experto —respondí, riendo mientras me esforzaba por mantener el equilibrio.
Él se detuvo frente a mí, mirándome con una sonrisa traviesa. —Dame la mano, vamos a intentarlo juntos —dijo, y, sin pensarlo, extendí la mano hacia él.
Juntos, comenzamos a deslizarnos, y la risa llenó el aire mientras tratábamos de mantenernos en pie. La tensión entre nosotros se sentía cada vez más cómoda, cada momento se cargaba de una complicidad que parecía florecer a medida que avanzábamos.
—Este es un buen comienzo para una cita, ¿no crees? —dijo Hugh, mirándome de reojo mientras patinábamos.
—¿Una cita? —repetí, sorprendida pero divertida.
—Solo estoy diciendo que podríamos hacer esto más a menudo —respondió, y en ese instante su mirada se detuvo en mí, el ambiente se volvió más íntimo.
Mientras patinábamos, me sentía cada vez más segura, pero justo cuando comenzaba a disfrutar plenamente, perdí el equilibrio y empecé a tambalearme hacia un lado. El hielo se volvió traicionero bajo mis pies, y antes de que pudiera reaccionar, me vi girando sin control, preparándome para caer.
De repente, sentí una mano firme en mi cintura. —Te tengo —dijo Hugh, con una sonrisa que mezclaba diversión y tranquilidad mientras me estabilizaba.
—Gracias, me salvaste de hacer el ridículo —reí suavemente, sintiendo la cercanía entre nosotros.
Él sonrió, esa calidez que siempre me hacía bajar la guardia iluminaba su rostro. —No te preocupes, es mi trabajo asegurarme que no caigas... y si caes, que sea por mí —añadió, guiñándome un ojo con un toque de nerviosismo que me hizo sonreír aún más.
Antes de que pudiera responder, un niño pasó a nuestro lado rozando sin querer a Hugh, lo que hizo que ambos perdiéramos la poca estabilidad que habíamos recuperado. Nos desplomamos torpemente en el frío y húmedo hielo.
—Parece que el primero en caer no fui yo —comenté, soltando una risa leve por la situación.
Hugh rió también, y luego su mirada se fijó en mí, notando algo en mi mejilla. Con un gesto suave, se acercó y quitó una pizca de nieve que se había quedado pegada. —Tienes un poco de nieve aquí —dijo, pero en su mirada había algo más que diversión.
El momento se volvió extraño, como si el tiempo se detuviera entre nosotros. Mis mejillas ardían con su cercanía y el toque de sus dedos. Ambos nos incorporamos después, algo nerviosos, ignorando la tensión que parecía envolvernos.
—Bueno, ¿quieres seguir patinando? —preguntó él, su sonrisa todavía en su rostro.
—En realidad, prefiero que no. Tengo un plan perfecto para continuar la noche —le respondí, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza. —¿Qué te parece si dejamos el hielo por ahora y hacemos algo diferente?
Hugh levantó una ceja, claramente intrigado. —¿Y cuál es ese plan? Me tienes con curiosidad —dijo, con esa sonrisa juguetona que conocía tan bien.
—Déjame sorprenderte —dije, tirando suavemente de su mano hacia la salida de la pista. —Confía en mí.
Nos reímos mientras salíamos del hielo y nos dirigimos a la entrada para quitarnos los patines y devolver lo que habíamos rentado. Lo que fuera que ocurriera después, sabía que la noche estaba lejos de terminar.
Mientras caminábamos de regreso, el aire frío de la noche contrastaba con el calor que aún sentía después de patinar. Hugh y yo avanzábamos en silencio, pero no era incómodo, al contrario, había algo en esa calma que me hacía disfrutar cada paso. Nuestras manos iban balanceándose a los lados, rozándose de vez en cuando, como si algo nos empujara a tomarnos de las manos, pero ninguno se atrevía a dar ese paso.
Cada pequeño roce me hacía consciente de su presencia de una forma que normalmente no permitía. Era como si el simple contacto de nuestras manos fuera suficiente para hacer que mi pulso se acelerara un poco más. No podía evitar preguntarme si él sentía lo mismo, si cada vez que nuestras manos se tocaban, ese pequeño cosquilleo también lo recorría a él.
Miré de reojo, observando su perfil mientras caminábamos. Hugh tenía las manos ligeramente abiertas, como si estuviera a punto de tomar la iniciativa, pero algo lo detenía, o tal vez estaba esperando a que yo lo hiciera. El pensamiento de entrelazar mis dedos con los suyos era tentador, pero, al mismo tiempo, intimidante.
—¿Te cansaste de patinar? —preguntó de repente, rompiendo el silencio con una sonrisa cómplice.
—No tanto como pensé, la verdad, fue divertido, me gustó mucho—respondí con una ligera risa, tratando de ignorar el hecho de que nuestras manos volvían a rozarse por un segundo más largo. Sentía que el simple hecho de no apartarla lo decía todo.
Seguimos caminando sin prisa, y el silencio volvió a instalarse entre nosotros, aunque esa energía entre ambos seguía ahí, suspendida en el aire frío de la noche. ¿Acaso él también estaba pensando en dar ese paso? O tal vez simplemente esperaba a ver si yo lo hacía primero.
Finalmente, me armé de valor, o al menos lo intenté. Mi mano dejó de balancearse tanto, acercándose más a la suya, pero en el último segundo, justo cuando estuve a punto de hacerlo, sentí cómo su mano se retiraba un poco, ajustándose el abrigo.
Me reí internamente, aliviada y frustrada a partes iguales. Claramente, no era tan fácil como parecía.
Después de un rato caminando en silencio, la ciudad nocturna empezaba a adquirir un ambiente más acogedor bajo las luces tenues de las calles. Las manos de ambos aún rozaban de vez en cuando, pero ahora, en lugar de centrarse en eso, se me vino a la mente un pequeño lugar no muy lejos de allí, uno que solía visitar cuando era niña, que era perfecto para la ocasion.
—¿Conoces el mejor chocolate de aqui, que está a unas cuadras? —pregunté, rompiendo la calma mientras nos acercábamos a la esquina.
Hugh me miró con curiosidad y negó con la cabeza.
—No, no creo haber estado por aquí muchas veces y nunca tome chocolate —admitió, levantando una ceja. —¿Por qué?
—Es uno de esos lugares que guardan historias —dije, sintiendo una pequeña sonrisa asomarse en mis labios. —Solía ir allí de pequeña con mi familia, especialmente en noches frías como esta. Sirven el mejor chocolate caliente de la ciudad, o al menos eso pensaba cuando era niña.
Él sonrió ante mi entusiasmo, asintiendo lentamente. —Entonces, ¿me estás invitando a tu lugar secreto? —preguntó, en tono juguetón.
—Bueno, no tan secreto, pero sí muy especial para mí, no puedo creer que no hayas probado el chocolate —respondí, sin poder evitar notar lo cálido que se sentía hablar de algo tan personal.
— y yo no puedo creer que no hayas patinado antes.— me contratacó sonando dulce pero sarcástico a la vez lo cual me hizo soltar una risa suave. —pero suena perfecto, confío en ti —dijo, mientras ajustaba el ritmo de sus pasos para seguirme.
Caminamos juntos hasta la cafetería, una pequeña joya escondida entre edificios más modernos, con luces amarillentas que hacían que se viera como un refugio acogedor en medio de la noche fría. Al entrar, el cálido aroma a cacao y pasteles recién horneados nos envolvió de inmediato. Todo en ese lugar se sentía exactamente igual que cuando era pequeña, desde las mesas de madera gastadas hasta la campanilla que sonaba al abrir la puerta.
Nos sentamos en una de las mesas junto a la ventana, y sin pensarlo dos veces, pedí el clásico chocolate caliente. Hugh me siguió el juego, observando con una mezcla de curiosidad y diversión mientras me perdía en mis recuerdos.
—Así que este es tu refugio —comentó Hugh, mientras la mesera dejaba frente a nosotros dos tazas humeantes y llenas de crema batida en la parte superior. —Tiene ese aire nostálgico.
—Sí, no ha cambiado mucho desde la última vez que vine —admití, sintiendo cómo una parte de mí volvía a ese tiempo de niñez en el que todo parecía más simple.
Tomé un sorbo, el sabor cálido y dulce inundó mis sentidos, haciéndome cerrar los ojos por un segundo. Cuando los abrí, Hugh estaba mirándome con una sonrisa suave.
—¿Qué? —le pregunté, sintiendo que el rubor subía ligeramente por mis mejillas.
—Nada, solo... te ves bien cuando estás feliz —respondió con una sinceridad inesperada, y aunque su tono tenía esa actitud despreocupada, había algo más profundo detrás de sus palabras.
El momento se quedó suspendido, y aunque el chocolate caliente estaba ahí para distraerme, no pude evitar sentir cómo esa tensión entre nosotros, la que había estado presente durante meses, se hacía un poco más evidente.
Mientras tomaba otro sorbo de mi chocolate, observé de reojo cómo Hugh se llevaba la taza a los labios. Fue un segundo después, cuando la taza ya estaba en la mesa, que noté algo que me hizo sonreír.
—¿Qué pasa? —preguntó él, levantando una ceja al ver mi expresión.
—Nada, es solo que... —No pude evitar soltar una pequeña risa, inclinándome hacia él mientras le señalaba la parte superior de su labio. —Tienes un poco de crema... justo aquí —dije, haciendo un gesto alrededor de mi propio labio para que lo entendiera.
Hugh frunció el ceño, confuso al principio, y luego, al darse cuenta de lo que había pasado, se pasó la mano rápidamente por la boca.
—¿Ya? —preguntó, pero todavía quedaba un rastro blanco en su labio superior.
Negué con la cabeza, riéndome un poco más. —No, todavía no —dije, alargando la mano para señalarle el punto exacto.
Él me miró, mitad avergonzado y mitad divertido, antes de intentarlo de nuevo. —¿Y ahora?
Suspiré, divertida. —A ver... no, no, déjame —dije finalmente, acercándome y, con una leve sonrisa, pasé mi pulgar suavemente por la zona afectada, limpiando los restos de crema batida. La cercanía entre nosotros me hizo sentir un ligero cosquilleo en el estómago, pero me obligué a mantener la calma.
—Gracias, supongo que ahora sí me salvaste a mí del ridículo —bromeó él, con una sonrisa encantadora que me desarmó un poco.
—Es lo justo, ¿no? —respondí, recuperando mi mano con una risa suave.
El ambiente volvió a relajarse después de ese momento, pero la tensión no desaparecía del todo. Seguía ahí, flotando en el aire, en esos pequeños momentos en que nuestras miradas se cruzaban, en la forma en que nuestras conversaciones parecían deslizarse entre lo cómodo y lo cargado de significado.
Después de terminar nuestros chocolates y dejar algunas monedas sobre la mesa, nos levantamos y salimos de la cafetería. El aire nocturno estaba fresco, pero no incómodamente frío. Mientras caminábamos, nuestras manos continuaban balanceándose levemente a los lados, rozándose de vez en cuando, pero ninguno hacía el primer movimiento para entrelazarlas.
Conversamos sobre cosas triviales, historias del trabajo, alguna que otra broma, y de repente me di cuenta de que habíamos tomado un rumbo conocido. Levanté la vista y me sorprendí al ver que estábamos justo frente a mi edificio.
—Bueno... —dije, deteniéndome en la entrada de mi casa. —Parece que llegamos.
Hugh se detuvo también, levantando una ceja al ver dónde estábamos. —Vaya, el tiempo pasó rápido —dijo, metiendo las manos en los bolsillos y acercándose un paso más, pero sin invadir mi espacio personal. —No me di cuenta de que estábamos caminando hacia acá.
Solté una risa suave. —Sí, yo tampoco...
Nos quedamos en silencio por un momento, mirándonos bajo las luces de la calle. Sentía que había algo más que ninguno de los dos estaba diciendo, algo que flotaba en el aire entre nosotros, pero también algo que no queríamos apresurar.
—Bueno, entonces... —Hugh rompió el silencio, pero sus palabras parecían colgar en el aire sin una dirección clara.
—Sí, bueno... —me mordí el labio, sintiendo ese nerviosismo que solía ocultar tan bien a su alrededor, pero que ahora me parecía imposible de ignorar.
Nos quedamos así, de pie, casi riendo por lo incómodo y emocionante que se sentía el momento, como si ambos supiéramos que esa noche había sido diferente, pero ninguno supiera cómo terminarla.
Hugh rompió el silencio, mirándome directamente a los ojos con una leve sonrisa en los labios. —La verdad, la pasé muy bien esta noche... —Su tono era más bajo, casi susurrante. Entonces, agregó—: Y, por cierto... te ves muy linda esta noche.
Sentí cómo mi corazón dio un pequeño salto, y no pude evitar sonreír ante el comentario. Era esa manera suya, siempre lanzando algo sutil pero directo, dejándome en ese limbo de no saber si bromeaba o si hablaba en serio.
—¿Ah, sí? —respondí, levantando una ceja, intentando mantener la calma mientras me mordía ligeramente el labio. —Entonces, ¿al final sí era una cita?
Hugh soltó una risa suave y se acercó un poco más, aunque manteniendo las manos en sus bolsillos. —¿Qué crees tú? —preguntó, su mirada fija en la mía, dejando la pregunta flotando entre nosotros. La forma en que lo dijo, con esa mezcla de desafío y diversión, me hizo sentir un leve escalofrío.
—No sé Hugh... —respondí, juguetona, ladeando un poco la cabeza y encogiéndome de hombros. — Pues pensaba que no, como no lo habias dicho...
Hugh mantuvo su mirada en la mía, y su sonrisa se tornó más suave, casi cómplice. Dio un pequeño paso hacia mí, quedando lo suficientemente cerca como para que nuestras manos se rozaran. —Pues si... —dijo en voz baja, con esa seguridad suya—. Era una cita.
Su respuesta me tomó por sorpresa, y sentí mi respiración volverse un poco más pesada al notar lo cerca que estaba. Nuestras manos seguían rozándose sutilmente, como si la energía entre nosotros nos empujara a cruzar esa línea.
Sentí cómo el calor se extendía por mis mejillas. La sinceridad en su voz, el toque sutil de nuestras manos, todo contribuía a un momento cargado de algo más que palabras.
Hugh no dejó que el momento se desvaneciera. Lentamente, deslizó su mano hasta tomar la mía con firmeza, entrelazando nuestros dedos. Ese simple gesto hizo que mi corazón diera un vuelco. Sin decir nada más, me acercó un poco más hacia él, hasta que el espacio entre nosotros se desvaneció casi por completo.
—Te ves hermosa —repitió, su voz apenas un murmullo, pero lo suficientemente clara para que cada palabra calara profundo.
Mis ojos no se apartaron de los suyos, y aunque mi mente me gritaba que debía decir algo, hacer algo, simplemente me quedé ahí, sintiendo su mano cálida sobre la mía y cómo el mundo a nuestro alrededor parecía desvanecerse. Las luces de la calle, el sonido distante del tráfico, todo desapareció en ese instante.
Nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su respiración, y mis propios pensamientos empezaron a volverse un caos. Pero en ese caos había algo cierto: no quería que ese momento terminara.
Hugh sostuvo mi mirada por unos segundos más antes de inclinarse lentamente hacia mí. Apenas me dio tiempo de procesar lo que estaba sucediendo cuando sus labios rozaron los míos en un suave y sutil beso. No fue intenso ni apremiante, fue delicado, como si estuviera explorando la idea de lo que podría ser. Mi corazón se aceleró, y aunque el beso duró apenas un suspiro, dejó una sensación cálida que se expandió en mi pecho.
Cuando se apartó solo lo suficiente para mirarme de nuevo, una sonrisa juguetona apareció en sus labios. —No quería que esta cita terminara sin algo memorable, ¿no crees?
Mi respiración se entrecortó un poco, todavía sintiendo el cosquilleo de sus labios sobre los míos, y antes de poder decir nada, él añadió con una mirada traviesa: —Aunque, si lo prefieres, podríamos hacer esto más seguido. Solo dime cuándo.
Me quedé un segundo en silencio, tratando de procesar sus palabras y lo que acababa de pasar. Todavía sentía el calor en mis labios, y aunque mi corazón estaba latiendo a mil por hora, intenté mantener la compostura.
—¿Y si te digo que no necesito pensarlo? —le respondí, con una pequeña sonrisa, tratando de igualar su tono juguetón. Sentí que el rubor en mis mejillas se hacia mas intenso, pero no me importaba. Estaba cómoda en la cercanía entre nosotros.
Hugh soltó una risa baja, complacido con mi respuesta. Se tomó un momento para mirarme de nuevo antes de finalmente dar un paso atrás. —Entonces, lo tomaremos como un sí.
Con una última sonrisa, se giró hacia la calle. —Nos vemos mañana —dijo, mientras retrocedía unos pasos más, sus manos en los bolsillos de su abrigo. —Descansa bien, linda.
Y con eso, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la dirección opuesta, dejándome ahí, aún procesando la suavidad del beso, el calor de su cercanía, y la promesa tácita de que esto no era solo un encuentro casual.
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reverieact · 3 months ago
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* SENTENCES STARTERS
¡Atención! Si gustan pueden especificar al inicio de cada uno de los starters en qué locación se encuentran, para ayudar a sus compañeres ubicarse. Sin embargo, esta vez no será obligatorio.
El Faro
"¿Por qué hay tantas marcas en las paredes?"
"Escucho un susurro… ¿viene de arriba?"
"No deberíamos estar aquí sin protección."
"La luz del faro nunca se apaga, ni siquiera en tormentas."
"Estas velas llevan encendidas días, pero nadie sube."
"Mira estos símbolos, parecen… advertencias."
"No toques nada, podrías activar algo."
"Este lugar da la sensación de que estamos vigilados."
"Dicen que el faro ha guiado almas perdidas, no solo barcos."
"No es seguro quedarse demasiado tiempo aquí."
"¿Quién enciende las velas si nadie vive aquí?"
"El eco del faro hace que parezca que alguien está respirando cerca."
"¿Y si esta es la fuente de todo lo que está pasando?"
"Es extraño que nunca se hayan documentado estos rituales."
"Tenemos que salir antes de que alguien nos vea aquí."
La Costa Rocosa
"El viento aquí suena como lamentos."
"¿Viste esas huellas que se desvanecen en la arena?"
"No deberíamos estar tan cerca del agua al anochecer."
"¿Por qué hay talismanes colgando de las rocas?"
"Dicen que el mar reclama a los que rompen las reglas del pueblo."
"El silencio aquí es demasiado profundo."
"Algo se mueve entre las olas, pero no es un animal."
"Esta parte de la costa se siente… maldita."
"No hay ningún camino marcado para llegar aquí, es como si lo ocultaran."
"¿Por qué los aldeanos evitan este lugar?"
"No hay rastros de turistas, a pesar de lo hermoso que es."
"Algo huele raro en el aire, como si fuera azufre."
"Esa figura en el horizonte… ¿es un barco o algo más?"
"Podríamos estar más seguros lejos de la orilla."
"No me gusta estar aquí después del atardecer."
El Hostal Stille Frihed
"¿Por qué las ventanas nunca dejan de crujir?"
"Siento frío aunque todas las ventanas estén cerradas."
"A veces oigo pasos por el pasillo, pero no hay nadie."
"Este lugar nos rechaza, lo siento en los huesos."
"No he dormido bien desde que llegamos."
"¿Alguien más escuchó esos susurros en la pared?"
"La puerta de mi habitación se abre sola por la noche."
"Es como si las paredes estuvieran vivas."
"Algo se mueve en la oscuridad, pero no sé qué."
"El ambiente se siente pesado, como si fuera difícil respirar."
"No me gusta estar aquí solo."
"La casa parece observarnos, ¿lo sientes?"
"Cada objeto aquí tiene un aura extraña."
"Podríamos estar en peligro si nos quedamos más tiempo."
"Necesitamos encontrar una manera de purificar este lugar."
La Plaza del Pueblo
"Todos se reúnen aquí, pero nadie dice mucho."
"El líder siempre sube a esa plataforma para hablar."
"Estas reuniones parecen más ceremoniales que sociales."
"Hay un orden rígido en cómo se sientan."
"¿Por qué todos llevan talismanes en estas asambleas?"
"El ambiente aquí es tenso, como si algo estuviera a punto de pasar."
"Siento que nos vigilan desde cada esquina."
"¿Ves cómo el líder siempre empieza hablando con esa frase?"
"Nadie se atreve a interrumpir cuando él habla."
"Parece que están esperando una señal para actuar."
"El silencio aquí no es natural."
"¿Viste cómo todos se inclinan al final de la reunión?"
"Es como si se estuviera realizando un juramento invisible."
"Aquí no hay espacio para la duda, todos parecen seguir un guion."
"Deberíamos estar atentos a lo que no se dice en voz alta."
La Casa del Líder del Pueblo (Exterior)
"Nadie se atreve a acercarse demasiado a la casa."
"Siempre hay alguien vigilando desde las ventanas."
"La puerta principal está custodiada por talismanes."
"Dicen que solo los elegidos pueden cruzar ese umbral."
"Las cortinas siempre están cerradas, incluso de día."
"Algo en esa casa te hace sentir frío, incluso a la distancia."
"He oído que a veces salen cánticos por la noche."
"No importa cuántas veces pases, nunca verás a nadie entrando o saliendo."
"Hay un camino desgastado hacia la puerta, pero nadie lo usa."
"Los aldeanos ni siquiera la mencionan en voz alta."
"No podemos ni imaginar lo que ocultan dentro."
"Se siente como si esa casa fuera el corazón oscuro del pueblo."
"El líder da órdenes desde ahí, pero nunca invita a nadie a entrar."
"Si te acercas mucho, es como si algo te empujara hacia atrás."
"Es mejor no llamar la atención cerca de este lugar."
El Cementerio
"Nadie visita estas tumbas, están completamente abandonadas."
"Las lápidas tienen símbolos extraños en lugar de nombres."
"El silencio aquí es tan profundo que se siente antinatural."
"Parece que las tumbas están desordenadas, como si alguien hubiera cavado recientemente."
"Los amuletos colgados en los árboles parecen advertencias."
"Hay flores secas que parecen haber sido dejadas hace mucho tiempo."
"Este lugar no figura en los mapas del pueblo."
"Las leyendas dicen que algunos nunca salieron de este cementerio."
"Algo cruje bajo los pies, pero no son ramas."
"Este sitio parece estar congelado en el tiempo."
"La brisa aquí siempre es más fría, incluso en pleno día."
"El camino hasta aquí está casi cubierto de maleza, como si el pueblo quisiera olvidarlo."
"Dicen que algunas noches, las velas se encienden solas entre las tumbas."
"El ambiente se siente pesado, como si las almas atrapadas aquí no descansaran en paz."
"Las tumbas más antiguas parecen haber sido abiertas y luego selladas de nuevo."
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neuroconflictos · 3 months ago
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Cuando me llamas amor
Te lo diré claro
Lo hare hoy.
Ahora cuando me miras, cuando somos dos
Te lo diré
Adoro que me llames amor.
Porque me entregas el alma al decirme eso que te recorre el cuerpo, tú cariño.
Dios
Si supieras la distancia que borras, la tranquilidad que otorgas, las sonrisas que formas, el lenguaje único que creas.
Te lo diré de más formas, a esta hora
Que cuando me dices mi amor, me vuelvo ternura y se me alegra el corazón.
Cherryofsaturn
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gayforeplaying · 1 year ago
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Shy At First Seducing Despite Shyness: Learning To Love Each Other Film Script Concept - Homoerotic Institute
Hiking alone, the handsome European men see each other from a distance.  Yohahn, being shy, peaks looks towards Caesar. Yohahn hides his erection currently covered by his jeans. Caesar, aroused, realizes he needs to get Yohahn out of his shell. He smiles and waves his country hat without success.
Caesar’s waiting for Yohahn to open up wasn’t happening yet, so he walks towards him, and pulls his zipper halfway down so to slow things down.  Yohahn turns slightly away, feelling he is too attracted to the younger adonis.  Caesar slowly moves more forward until the two meet a meter apart. Their sexy bodies breathing, turning each other on.
Caesar lightly waves his had across Yohahn’s bulging crotch. Yohahn’s penis jerks but he doesn’t move away, and he’s curious what may next happen. 
The shirtless men discuss how lucky they are to meet where few other guys might meet, that most visitors are straight couples. While developing raport, he gently glides his hand over the other’s crotch, then returns and lands gently on the top of Yohahn’s zipper this time. Slightly the pressure increases into Yohahn’s bulge, while bringing the zipper down just 2 CM.
Next Caesar takes his other hand, slowly slipping down from the top of Yohahn’s jeans. It’s as if Yohahn was begging to be reached in this foreplay. Just as Caesare arrives onto his moist cock, Yohahn reaches for Caesar’s hard moist crotch. He slips two finger in, and through the white underwear. They unbuckle the top of each other’s jeans while their bulges grow. 
And then…! Use your imagination. www.Homoerotic.Org
SPANISH:
Caminando solos, los apuestos hombres europeos se ven desde la distancia. Yohahn, siendo tímido, picos mira hacia César. Yohahn esconde su erección actualmente cubierta por sus jeans. Caesar, excitado, se da cuenta de que necesita sacar a Yohahn de su caparazón. Sonríe y saluda a su país sin éxito.
Caesar estaba esperando a que Yohahn se abriera aún, así que camina hacia él y se baja la cremallera hasta la mitad para frenar las cosas. Yohahn se aleja un poco, sintiendo que se siente demasiado atraído por el adonis más joven. Caesar avanza más hasta que los dos se encuentran lentamente a un metro de distancia. Sus cuerpos sexys respiran, excitándose el uno al otro.
Caesar agita suavemente su mano sobre la abultada entrepierna de Yohahn. El pene de Yohahn se sacude pero no se aleja, y siente curiosidad por lo que puede pasar a continuación.
Los hombres sin camisa comentan lo afortunados que son de encontrarse donde pocos hombres podrían encontrarse, que la mayoría de los visitantes son parejas heterosexuales. Mientras desarrolla el informe, desliza suavemente su mano sobre la entrepierna del otro, luego regresa y aterriza suavemente en la parte superior de la cremallera de Yohahn esta vez. La presión aumenta ligeramente en el bulto de Yohahn, mientras baja la cremallera solo 2 cm.
A continuación, Caesar toma su otra mano, deslizándose lentamente hacia abajo desde la parte superior de los jeans de Yohahn. Es como si Yohahn estuviera empezando a ser alcanzado en este juego previo. Justo cuando Caesare llega a su polla húmeda, Yohahn alcanza la entrepierna dura y húmeda de Caesar. Desliza dos dedos dentro ya través de la ropa interior blanca. Se desabrochan la parte superior de los jeans mientras sus bultos crecen.
Y luego…! Use su imaginación.
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de-letras-somos · 6 months ago
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Supe que iba a ser tuya cuando deshielaste mi corazón.
Cuando tus pupilas coincidieron con las mías y como quien mira una obra de arte, me percaté de una salpicadura de estrellas en tu rostro.
Supe que serías mi preferido, la sonrisa que se enmarca en el más calido recuerdo.
Sé que me robarías el aliento un sinfín de veces desde el primer beso, mi favorito aunque vinieron otros a instalarse en el podio pero siempre son tuyos.
Y aquí habitas, en el rincón más luminoso, donde mi oscuridad no se anima a mancharte la risa ni la ternura de tus "Te amo" al caer el atardecer.
Supe que serías mis primeras veces aún después de una vida.
Que por vos me juego el alma y el suspiro por tan solo una de tus miradas.
Aquí me tienes, en entrega absoluta.
En tus brazos está mi confort, la cuna de mi nacimiento.
En honor a las letras que conforman tu nombre escribo poesía como si el paraíso me abriera sus puertas.
Me sacaste del sepulcro, reviviste un anhelo y ya no imagino cómo sería encontrarme con el amor.
Lo encontré y lo supe desde el momento en que hiciste una pregunta, acortaste las distancias y me besaste como quien halla un tesoro oculto, como quien descubre todos los secretos del universo allí en un solo beso.
Emilia R.B
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des-vanecido · 10 months ago
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Aveces el silencio es la única salida.
— Mi Instagram//
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yungbeefz · 4 months ago
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Dani humedece los labios, da un trago al vaso de gin tonic y luego mira alrededor. No extrañará a la universidad ahora que ha firmado el precontrato para irse a Estambul. No extrañará a nadie, ni a Craven, ni a Quarshie, a nadie. Tras la confesión de Émile, las autoridades universitarias buscaron calmar la situación con una fiesta, por lo que se despide del establecimiento sin mediar palabra, tan sólo bebiendo un poco de gin tonic y jodiendo al dj para que pase la música que a Dani le gusta. No puede concentrarse del todo, sin embargo, menos cuando nota a Cléo, que es tan víctima como él dentro de esta cuestión. Detesta sentirse como víctima y reconocerse como tal, se pregunta si para la francesa será lo mismo. —Vekemans—suelta. Las últimas conversaciones con Cléo afirmaron cierta distancia: Covarrubias le dijo que no sería amigo de ella jamás, que ésto, que lo otro, que qué tal. Se muerde el interior de la mejilla. —, ¿ya sacaste pasaje de vuelta a Francia? @extrvagancias
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tormentadepensamientos · 6 months ago
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La maté. No fue fácil: cuando estás tan cerca de terminar con la vida de quien amas, sabes que inevitablemente se morirá con una parte de la tuya. En ese sentido, deshacerse de alguien es deshacerse de uno mismo, y no hay nada que me dé más vértigo que el abismo que se abre ante la perspectiva de un olvido. Ni el tiempo ni la distancia logran fraguar la estocada adecuada para que un alma se libre de otra y quedar intacta. Porque no hay alma que resista tal golpe, ni arma capaz de propinarlo.
Pero la maté, como se mata un gorrión mientras vuela: sintiendo por adelantado todo el asco que podría sentir cualquier ser humano por mancillar una belleza ajena y frágil. Supongo que las decisiones difíciles no están hechas para alguien con sangre en la cara. Se necesita algo más que determinación, se necesita algo más que frialdad: una absoluta certeza que se obtiene sólo cuando se mira a la muerte a los ojos y es capaz de sostenerle la mirada hasta que uno de los dos tiene que bajar la vista. Y yo la obtuve. Me abracé a la resignación de dejar una parte de mí sobre este pavimento infinito. Por eso la maté, sabiendo que una parte de mí moriría con ella, sabiendo que aquel era un camino inexorable, que una vez que daba un paso al frente, ya no habría marcha atrás.
No hay muerte peor que el olvido, o que la superación. Podría resumirlo en un acto de indiferencia profunda, pero nadie que sepa de olvido sabe que la indiferencia es suficiente. Se necesita desprecio. Así que comencé a desprenderme de los ideales que antes defendía, me libré de las ataduras de la moral imperante, y solté por el camino las promesas que me hice a mí mismo. Me traicioné en más de una ocasión. Así que no me siento culpable. Antes de matarla, tuve que matarme a mí. Dejé morir al poeta y rescaté al hombre, al escritor maldito. Cuando vi a aquel que fui con ella, me fue inevitable sentir lástima, pero también sentí un desprecio venenoso, corrosivo, que me hizo comprender por fin lo grave que hubiera sido seguir por ese camino. Y me sentí aliviado. Fue una especie de redención un tanto irónica: ambos compartíamos la identidad, pero sólo uno de los dos iba a disfrutar del futuro. Era él o yo. Y por primera vez en mi vida, tuve los huevos suficientes para elegirme a mí.
Sólo de ese modo pude comprobar que hay vida después del olvido. Una vez que solté la responsabilidad de cargar con mis propias expectativas, el vuelo se volvió más ligero. Ni ideales, ni principios, ni reglas: ningún camino que dirige a la libertad está plagado de cadenas que impiden llegar a ella. Lo comprendí después de tantos años, pero estuve a tiempo. Ahora sólo busco esa soledad placentera de aquellos que forjan su propia ruta. Una vez que matas, que olvidas, que te llega a dar igual el fantasma del pasado, lo único que buscas es no perder todo el progreso conseguido. Murieron dos aquel día, pero nació un hombre más fuerte, que juega con sus recuerdos como si fuesen piezas de dominó sobre un tablero. Y es el hombre que siempre debió haber existido.
Heber Snc Nur
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blogdeunamujer · 6 months ago
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No fue el momento ni el lugar
Hay personas que llegan a tu vida, cuando estas en la misma mierda y te ayudan a ver todo tan diferente, te escuchan, te apoyan en lo que pueden y te hacer ver que no todo es tan malo y que las personas son diferentes.
Yo conocí a cierta persona hace un tiempo (creo que hable de el en notas anteriores), llego en el momento que mas frágil me sentia y sola, pero me ayudo tanto, me dio amor, atención y buenas cosas para yo estar bien, y sentí que había sanado un poco y le dio algo de luz a mi corazón, porque lo tenia vuelto mierda, me dio una perspectiva de el que me encantaba y me gustaba muchísimo estar con el, la vida nos puso un gran obstáculo y nos separamos. Con el tiempo decidí volverle a escribir y saber como estaba, porque no quedamos en malos términos, esperaba algo diferente a lo que me mostró cuando hablamos, note una frialdad y repudio un poco, capaz eran ideas mías pero asi lo sentia, y pues esa persona siento que me ama muchísimo y por eso me distancia de su vida, porque asi mismo me lo dijo, que ya lo de nosotros fue y no hay marcha atrás y que el no mira para atrás, palabras que me dolieron un poco pero acepte todo esto y seguir nada mas quedaba.
Lo que quiero decir en todo esto, es que cuando llega esa persona ideal o perfecta para ti en tu vida, la misma vida te lo vuelve a arrebatar y te quedas en shock porque fue alguien que te ayudo tanto y sentías que se iba a quedar para toda la vida pero no fue asi y ahora actuán como si fueran un par de extraños, que ironico un dia estas con esa persona diciéndole TEAMO y al otro NO TE QUIERO EN MI VIDA, pero buen que se le hace así pasa, y si las cosas pasan por algo es porque DIOS te cuida (creeme) ten paciencia las cosas buenas se hacen esperar.
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diamantar · 9 months ago
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PERLA EN BRUTO
→ Laenor Velaryon x fem!OC
✦ Sinopsis: Gracias a los rumores en Marcaderiva, la recién casada inmediatamente desiste en crear una verdadera relación con su esposo.
Por otro lado, el corazón de Laenor puede que los lleve a nuevos puertos.
✦ Advertencias: Matrimonio arreglado / Fluff
✦ Palabras: 2407
✦ Pedido: Si, de Wattpad.
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Erguida junto una de las ventanas del largo pasillo, Rhaenyra observó junto a su mejor amiga como un joven hombre de plateados cabellos reía y posaba un brazo en los hombros de otro muchacho. Ambos tenían las ropas desarregladas y mojadas, claramente volviendo de pescar por las pesadas bolsas de arpillera que sostenían.
—¿Aquel es…? —intentó preguntar la Targaryen.
—Joffrey, el amante —asintió, enseguida suspirando aliviada—. Me alegra que regresaran bien.
—No pareces molesta —reconoció intrigada.
—Prefiero vivir sin amargura —inclinó la cabeza y cruzó los brazos hundiéndose en pensamiento—. Antes del casamiento me advertiste de sus preferencias y pude imaginar el futuro que tendría, así que no es impactante. Además Laenor es increíblemente considerado y amable, tengo suerte de poseer un buen amigo como esposo.
—Desearía tener tu positividad —murmuró Rhaenyra en el proceso de colocar el peso en la cadera izquierda.
—Cuando oyes que hay hombres que golpean, humillan y abusan, ¿cómo podría quejarme? —volteó el rostro con una sonrisa—. ¿Tu padre sigue presionando en que encuentres esposo?
—Cada día. Puede que no lo diga, pero cuando me mira veo la esperanza, ese brillo que suplica que me apresure y reafirme mi herencia al trono —cerró los ojos y abatida la abrazó en busca de consuelo—. Extraño cuando vivías en el castillo como mi dama de compañía, aquellas épocas eran felices.
—Lejos de responsabilidades, cuando las obligaciones irían a un hermano varón que te dejaría libre de hacer lo que quisieras —explicó sabiendo muy bien la verdad atrás del asunto.
—¿Por qué puedes leer a las personas tan bien? —preguntó mientras se alejaba y la sostenía de la cintura, una ligera expresión de berrinche pintando su rostro.
—Te conozco, nada más.
Enganchando brazos abandonaron el puesto y fueron hacia las escaleras principales del castillo. Descendieron y en el camino señaló a la invitada ciertas decoraciones que podrían llamarle la atención, en abajo encontrándose con su suegra y los hombres.
—¿Consiguieron la cena? —bromeó Rhaenyra viendo lo que transportaban.
—Princesa —reverenció Jofrrey mientras Laenor se acercaba animado y tomaba la mano de su esposa.
—Lamento la tardanza, el mar estaba agitado.
—Sé que no hay nadie mejor en el agua que los Velaryon, sin embargo, me preocupé al ver que nubes cubrieron el cielo —dijo afectuosa, tanta cercanía casi quemando las fosas nasales por el olor a pescado.
—Deberían asearse, la peste quedará en nuestras ropas —quejó la joven Targaryen moviendo una mano frente la nariz.
—Tomen la ganancia y preparen los baños —ordenó Rhaenys a los sirvientes presentes.
—Conseguí tu favorito, así que pediré que cocinen el plato que te gusta —informó Laenor antes de alejarse, expectante apreciando la reacción complacida de la chica.
—Gracias, aguardaré ansiosa la cena —prometió inclinándose a besarle la mejilla.
Aquellos gestos eran pan de cada día para mantener las apariencias, aunque el muchacho no dejaba de poner expresión sorprendida cuando en soledad solía poner distancia. Secretamente adoraba ver las reacciones desprevenidas e inocentes, suponía que el afecto le daba timidez, porque entendía que ella no era de preferencia.
—Iré a asearme y continuaré con estudios pendientes, nos vemos en unas horas —despidió el príncipe inclinándose a besarle el dorso de la mano.
Asintiendo y dejándolos libres, Rhaenyra apretó el agarre y la llevó fuera del castillo ignorando como el Caballero Lonmouth codeaba a Laenor y sonreía burlón.
Soportaron el viento y caminaron una considerable distancia hasta la guarida de los dragones, donde la heredera intentó que se familiarizara con Syrax.
—Adora que la acaricien aquí —señaló un grupo de escamas cerca de la barbilla.
—No estoy acostumbrada a pasar tiempo con ellos —comentó en señal de que prefería irse, especialmente cuando Bruma y Meraxes se unieron a la reunión.
—Temer es impropio de una mujer casada con un descendiente Targaryen, los dragones deberían ser aliados y no extraños.
—Fácil decirlo —regañó tocando con duda a la dorada criatura.
—Me ofende que Laenor no se encargara de acercarte a Bruma, es lo mínimo que podría hacer como esposo. ¿Qué pasaría si un día deben huir y su dragón no te acepta?
—Respeta que prefiero mantener distancia, son… mucho para mí.
—La actitud que posees tampoco es adecuada —chasqueó la lengua.
—¿Por qué no buscamos a Laena? —retrocedió empezando a mirar la salida de la cueva con anhelo.
Rodando los ojos, Rhaenyra bufó y la siguió de vuelta. Entre muros se escudaron y aguardaron a la cena, donde la femenina disfrutó lo que el joven Velaryon pescó para ella.
—¿Te gusta? —preguntó expectante después de los primeros bocados.
—Es excelente, gracias por conseguirlo —asintió cubriendo su boca al aún deber terminar de tragar—. Lo aprecio mucho, hacia bastante que no probaba esto.
—Me encargaré de generar reservas, es época —sonrió complacido agarrando el tenedor y continuando la degustación.
—Eres el mejor —halagó contenta enfocándose en los distintos platillos, aunque debajo de la mesa le apretó la rodilla como último agradecimiento.
Laenor apenas se removió en el asiento y miró el mantel con un ligero escalofrío, la zona tocada quedando sensible por largo rato. Laena miró de reojo y Rhaenyra inclinó la cabeza en confusión ante las pequeñas reacciones del chico, aunque terminó por encoger los hombros y conversar con la Velaryon sentada al lado.
—Esta noche… —empezó a decir en tono bajo—. ¿Podrías venir a mis aposentos?
El requerimiento la hizo ahogar y rápido agarró la copa, al beber aliviando el nudo de comida.
—¿Estás bien? —preguntó Corlys.
—Si, lo siento, tragué demasiado rápido —mintió, aunque la pena de interrumpir la cena era real.
—Con cuidado, el pescado no huirá al mar —rió inclinándose a agarrar pan.
Aguardó unos momentos a que el ambiente se estabilizara y luego miró a Laenor, el cual lucía como quien cometió un error. Disimulada llamó su atención y nervioso él aguardó respuesta, con una simple señal informando que iría.
—La noche se podrá fría, usa más ropa —recomendó el muchacho intentando cambiar de tema y huir del momento.
Dándole el espacio que claramente necesitaba, fingió enfocarse en lo servido y silenciosa consideró las distintas posibilidades. Rara vez compartían tiempo fuera del dominio del sol y la sospechosa actitud de Laenor ayudaba a generar las más extrañas ideas, aunque su instinto tenía el particular presentimiento de que nada malo ocurriría.
El tiempo pasó y finalmente tuvieron permiso de levantarse de la mesa, la cena quedando terminada. Abandonaron el salón e intercambiaron palabra con las jóvenes hasta que fueron a sus propias habitaciones, una vez solos él amagando a iniciar conversación cuando Joffrey surgió de las sombras.
—Lamento interrumpir, pero, ¿sería posible robar un poco de su tiempo? —preguntó en referencia al Velaryon.
—¿Puede esperar a mañana?
—No sería lo mejor —reconoció, entonces realizando una pequeña expresión que pareció alertar al hombre de a qué se refería.
—Iré por abrigo y te buscaré en unos momentos, así que hablen —sonrió comprensiva, rápido entendiendo que no debía estar allí.
—Gracias, señorita —reverenció Joffrey.
—Esperaré —aclaró Laenor no queriendo que malinterpretara y abandonara el plan inicial.
Sonriendo cortés los dejó y fue en dirección a donde dormía, una sirvienta hallándola en el camino y siguiéndola.
—Necesito un abrigo, pero nada exagerado —mencionó viendo que la chimenea estaba prendida y la cama aguardando a que la usara.
—Disculpe la intromisión, pero, ¿planea salir? —inquirió yendo al gran armario postrado en un rincón.
—Visitaré a mi esposo.
Evitó mirarla y revisó los libros en el escritorio, el ambiente cambiando a numerosas emociones al aquella ser la primera vez que iría desde la ceremonia matrimonial. Silenciosa levantó los brazos y dejó que la femenina la deslizara dentro de la piel, la nueva capa protegiéndola de los fríos muros. No era usual en ese sector, pero recordaba el camino de cuando Rhaenys le enseñó el lugar, y cuando llegó no le sorprendió hallar al Caballero Lonmouth saliendo de la habitación del príncipe.
—¿Llegué temprano? —preguntó casual manteniendo las manos escondidas en las largas mangas.
—Para nada, querida, ya terminamos de conversar —sonrió Laenor luciendo relajado.
—Gracias por otorgarme este momento. Tengan buena noche —deseó empezando a retirarse.
Nuevamente solos, miró al Velaryon y este hizo un movimiento que la invitaba a ingresar. Por primera vez puso pie en los aposentos del heredero de Marcaderiva y enseguida absorbió cada detalle, especialmente la caña rota que colgaba enmarcada en una pared.
—Recuerdo de mi primer gran pesca, tuve el botín pero acabó con mis instrumentos.
—Debió ser un animal gigante.
—Absolutamente, terminé utilizando una lanza para obtener el enorme pez una vez que se quebró la madera.
—¿Continúas buscando desafíos?
—En lo posible. La adrenalina que aparece cuando surge el tire y afloja revitaliza el espíritu. Es una buena sensación, mejora mi humor cuando un supuesto día ordinario trae tal sorpresa.
—Has pasado mucho tiempo en el mar durante las últimas semanas, ¿has hallado aquella agitación? —indagó queriendo entender lo que le gustaba.
—A decir verdad… De eso te quería hablar —aclaró la garganta regresando a la actitud tímida de la cena.
—¿Qué pasó?
Laenor inspiró y volteó a buscar una bolsa de terciopelo azul, cordones dorados cerrando el extremo que no estaba cocido.
—Últimamente mis viajes no son a razón de un reto marítimo, más bien a causa de un duelo personal.
—Lamento no entender a qué te refieres —cruzó los brazos e inclinó la cabeza, ocasionalmente viendo el objeto que sostenía.
—Nuestro matrimonio es un arreglo, pero en estos meses he desarrollado afecto por ti. Sé que no hemos pasado demasiado tiempo juntos y parece irrazonable, aún así… apreciaría que consideraras mis sentimientos y pudiéramos tener una mejor relación —explicó intentando ocultar el pánico que le daba expresarse en voz alta.
Anonadada dejó de pestañear y por unos segundos su mente se apagó, al reaccionar pareciendo que hubiera despertado de un sueño.
—Me tomas desprevenida —sacudió la cabeza aún intentando ubicarse en el presente.
—Entiendo que estas emociones pueden incomodarte y representar un problema...
—No es eso —interrumpió—. Desde el inicio evité imaginar un panorama como este por… um… lo que se dice de ti.
—¿Rumores? ¿Cuáles? —frunció el ceño.
Verdaderamente esperaba que él supiera y no tuviera que decirlo, pero la fortuna no estaba de su lado y lamentó introducir el tema.
—Antes que nada, lo que menos quiero es ofenderte o ser irrespetuosa —aclaró, el labio inferior temblando en evidentes nervios.
—Está bien, solo quiero saber.
—Oí en varias oportunidades que… tienes interés por… los hombres —murmuró dubitativa, inconscientemente dejando de cruzar los brazos y yendo a jugar con sus dedos—. Especialmente Joffrey.
El joven quedó estupefacto y entreabrió la boca mientras distintos colores lo pintaban, incluso debiendo voltear para recomponerse.
—No pensé que tales palabrerías llegarían a ti.
—Lo siento, aquella es la razón por la que he preferido mantener distancia. No deseaba entrometerme y ponerte en una posición incomoda, mientras pudiéramos sustentar las apariencias… todo estaría bien.
—Aprecio la consideración, solo es impactante tener que hablar de eso ahora —suspiró enfrentándola de vuelta, las mejillas aún estando sonrosadas.
—Estamos en completa privacidad, no hay mejor momento para aclarar nuestra situación —animó aferrándose rápido a la oportunidad de eliminar cada duda existente.
—Tienes razón —asintió esforzándose en relajar la postura, acto seguido inspirando profundo y cerrando los ojos—. Desde joven he tenido curiosidad por mi mismo género, y al crecer entendí que siento más atracción por los hombres que las mujeres.
—¿Entonces Joffrey es...?
—No —rechazó rotundo—. Poseemos preferencias similares y debido a eso surgieron rumores, pero es mi mejor amigo.
La femenina asintió aún sospechando, aunque por el momento decidió creerle al ser un buen muchacho que merecía confianza.
—Dijiste que desarrollaste afecto por mí, ¿qué significa? —indagó cruzando nuevamente los brazos.
Laenor entró en calor y tantas emociones en tan poco tiempo lo dejaron mareado, hasta el punto de casi pedir un descanso para sentarse.
—Me gustas, física y emocionalmente —contestó, ansioso sintiendo un nudo en el pecho—. Llegué al punto donde no podía pretender más y por eso planeé confesarme.
—¿Pensaste este momento? —elevó ambas cejas.
—Si, debido a eso Joffrey quería hablar conmigo —miró la bolsa aterciopelada—. Quería obsequiarte algo realizado, en su gran mayoría, por mí. Durante semanas fui al mar para conseguir los materiales y cumplir con las especificaciones del artesano.
—Tomaste muchas molestias —dijo apenada y, por alguna razón, ligeramente culpable.
—Fue un placer, además de mi idea —sonrió antes de ofrecer el paquete—. Se suponía que Joffrey buscaría el trabajo y lo dejaría en mi habitación, pero las sirvientas cerraron con llave y no pudo ingresar.
—¿Por eso apareció luego de la cena? —preguntó mientras agarraba la felpa y apreciaba que guardaba una firme caja en el interior.
—Exacto. Debía darme el regalo antes de que te trajera aquí y liberara mis sentimientos.
Sin comentar más quitó la suave bolsa y reveló una preciosa madera tallada. Analizó y tocó los relieves antes de levantar la tapa, inmediatamente abriendo bien los ojos.
—¡Un collar de perlas!
—Imagino que no será el primero que tienes, pero esperaba que poseyeras algo que al usarlo te recordara a mí.
—Debió ser difícil encontrar tantas ostras con nácar… Gracias, me encanta —acarició las blanquecinas esferas, pronto tomando la pieza y dejando el resto de lado.
—¿Te ayudo? —ofreció emocionado de que lo luciera.
Asintiendo, ella quitó el adorno que ya le decoraba el cuello y volteó dejando que él pusiera el regalo. La sonrisa que la pintaba permaneció mientras comprendía la extensión de sus acciones, como también la consideración de pescar su carne favorita y otros pequeños gestos que hasta entonces no pensó que tenían especial intención.
—Usaré el espejo —avisó yendo hacia un muro.
—No es porque participara en crearlo, pero se ve bien—comentó mientras se aproximaba y quedaba parado atrás.
—Puedes estar orgulloso, es precioso —halagó viéndolo por el reflejo, entonces apenas dejándose caer y chocando con su pecho.
Laenor tensó el cuerpo, aunque rápido utilizó una mano para sostenerla de la cintura y evitar que se alejara.
—No espero una respuesta inmediata a mi confesión, pero, ¿podrías considerar que seamos una pareja de verdad?
—Unicamente si logramos compartir tiempo de calidad, me gustaría conocerte a fondo.
—Absolutamente, es todo lo que quiero —respondió, sus cejas juntándose de tal manera que lo hacían ver como un cachorro desesperado.
Sonrió ante la sinceridad y giró el rostro, así besando la mejilla más cercana en una silenciosa promesa de un magnifico futuro juntos.
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victormalonso · 1 year ago
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ARAÑA NEGRA DE MIS NOCHES (XI) un diario de sueños
la luz de la tarde cae sobre la línea curva del crepúsculo, cae sobre ti, que miras al mar, en la distancia de la oscuridad desde donde yo te miro; tu cabello vuela con el viento, en la distancia de oleaje que nos separa, sobre el sonido oloroso de la sal, que yo imagino sobre tu piel, y el movimiento de las olas, que nos mueve como barcos imaginarios a la deriva, oblicuos a la línea del infinito, al horizonte lírico de tu ojos. la noche se cierra sobre nuestros cuerpos, tan lejos yo de tu boca, tan lejos yo de las curvas del deseo que ofrece tu silueta: violín sonoro sobre el eco de la cúpula marina en esta cabriola mía de recordar el futuro en el espacio/tiempo de tu boca en mi boca.
BLACK SPIDER OF MY NIGHTS (XI) a logbook of dreams
the light falls on the curved line of twilight, falls on you, who looks at sea, in the distance of darkness from where I watch at you; your hair flies with the wind, in the distance of waves that separates us, over the smelling sound of salt, which I imagine on your skin, and the movement of the waves, which moves us like imaginary boats adrift, oblique to the line of infinity, to the lyrical horizon of your eyes. the night closes over our bodies, while I am so far from your mouth, so far from the curves of desire that your silhouette offers: sonorous violin on the echo of the marine dome in this caper of mine to remember the future in the space/time of your mouth in my mouth.
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