#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ mirror ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ hades ⠀ ❫
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El rey del inframundo se encontraba nervioso. Habían pasado algunos días desde que cometió un acto que seguramente arriba, allá donde no podía ir nunca, estaría ocasionando un revuelo. Deméter estaba completa y absolutamente loca, ahora, sin su preciado hijo en la tierra seguramente estaría perdiendo los estribos, exigiéndole a Zeus que buscase a su preciado príncipe de la primavera por todos lados hasta devolverlo a sus apretados brazos. Podría tener un poco de ventaja por el momento, sin que ellos sepan donde se encontraba Perséfone ahora, pero esa ventaja se acabaría pronto. Hades juega con los anillos en sus dedos, especialmente con la calavera sobre su pulgar y siente el empujón desde uno de los tres hocicos de Cerbero, queriendo que avance un poco. - —¿Puedes darme un segundo, Cerbero? — -sisea, regañando entre dientes a su can por la presión que estaba sintiendo en ese instante. Hades sabía que no fue la forma correcta de hacer que Perséfone estuviese con él, pero secuestrarle fue la única forma en que Deméter no se interpondría entre ellos y le daría tiempo a solas con su preciado hijo. Por ende, el monarca avanza entre los campos de asfódelos donde Perséfone podía pasar el rato cuando no estaba en su habitación. No sabía cómo reaccionaría a su presencia, por lo que a unos�� metros de distancia carraspea para llamar su atención, la gran armadura negra y los broches dorados que indicaban su estatus como Hades, le hacían lucir más intimidante. - —Aquí no pueden crecer flores de colores u olores, los asfódelos son lo mejor que puedo ofrecerte… para que no eches de menos tu casa — -Hécate seguramente le diría que era patético, pero él deseaba que estuviese feliz a pesar de que le secuestró y le trajo a un lugar lúgubre y horrible en contra de su voluntad.
#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dialogue ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ yong junseong ⠀ ❫#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dynamic ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ junseong & hanbin ⠀ ❫#smileflowcr#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ mirror ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ hades ⠀ ❫#hola tenía muchas ganas de escribir esto fdjksdlsdsd#weno es que mi hijo es patetico porque está enamorado#entiende si hanbin lo odia por ahora(?)#espera que puedan bondear en lo que su mamá busca por cielo mar y tierra y crea desastres(???)#s*
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No quiere poner en tela de juicio la sinceridad de su amor, pero Perséfone es una entidad del Olimpo, ellos carecían de honestidad y sus encuentros íntimos con otros Dioses eran constantes. Hades se muerde la mejilla interna, sacando sangre, puesto que no quería meter en el mismo saco a Perséfone que a todos los demás Dioses, y pensar siquiera en que su esposa no fuese a amarlo con esa intensidad y sinceridad toda la vida, le hace juzgarse a si mismo por siquiera cuestionar en su mente el afecto de este. - —Lo sé, lo siento. He sido débil y he sido injusto contigo al querer conseguir amor e intimidad en una persona que no eres tú, mi esposo, el amor de mi larga vida… — -le da su espacio, aunque le piquen las manos para tocarlo. Sonríe suavemente ante la mención de Afrodita, sabiendo que era cierto que la mujer aquella no aceptaba que nadie fuese considerado más hermoso que ella. - —No me importa, es la verdad — -Hades se pone nervioso cuando le ve volver a sentarse, creyendo que por fin tendrían una conversación con el ónix y el cuarzo rosado de sus ojos encontrándose, no obstante, se esconde de él, rompiéndole el corazón en miles de pedazos al ser él, quien juró protegerle y amarle por toda la eternidad, presa del desdén de Perséfone. - —Y no hay tiempo suficiente para que pueda recompensarte por la penuria en que te he hecho pasar estos días, desde ese momento mi amor… — -no puede quedarse de brazos cruzados, no cuando Perséfone se culpaba por un error suyo y solo estrujaba aún más su corazón en el pecho. - —Perséfone, mi reina, por favor mírame… — -sus manos son rápidas en tomar las del otro, queriendo apartar esos brazos que rodaban sus piernas, ocultándolo de sus ojos. Es suave en sus movimientos, aunque esté frenético en sus pensamientos y palabras. - —No es tu culpa mi cielo, lo que hice fue un error mío y de nadie más. Te amo los trecientos sesenta y cinco días del año, inclusive cuando no estas conmigo y el frío del inframundo me consume. Recibo tus flores que corren por el río de Aqueronte, pequeños retazos de ti como una afirmación de que piensas en mi tanto como yo en ti cuando no estas entre mis brazos. No eres tu Perséfone, nunca vas a ser tú, he sido yo y mi estupidez y lo lamento como te he hecho sentir.
La sinceridad era algo valioso para él, en especial proviniendo de entidades poderosas que no dudaban ocultar sus errores o culpar a otros y Perséfone no era diferente, pues castigó a una ninfa en lugar de lastimar a su esposo, al parecer es incapaz de lastimarlo a pesar de la molesta situación. Una amarga sonrisa se traza en sus rosados labios, sintiendo sus ojos arder y un nudo en la garganta comenzó a formarse, como si cada palabra que quería pronunciar fuera a romperse antes de salir. “Supongo que no estamos ajenos a caer en la tentación al ser seres que vivirán eternamente en un enorme mundo pero… yo nunca he deseado a alguien que no fueses tú, Hades.” Sincera, las largas y afiladas uñas se clavan en la palma de su mano cuando las hace un puño, no había llorado tanto como quisiera en su distanciamiento, rehusándose a derramar lágrimas y que otros le viesen con la cara roja. Quiere pedir que siga tocándolo cuando se detiene, así como también que se aleje y no le hable en semanas. “Afrodita debe tener tu nombre en una lista negra, mi señor.” La memoria de su primera conversación en ese mismo lugar es algo que jamás olvidaría, el cómo sus manos parecían estar hechas para sujetarse entre sí o la sensación de enamoramiento que experimentó cuando el más alto confesó su amor por él. Perséfone vuelve a levantar el torso pero evita mirarle a los iris, sabiendo que de hacerlo no tardará en lanzarse en sus brazos y en lugar de eso, rodea sus propias piernas con los delgados brazos. “Lo que me hiciste sentir esa vez que los encontré… por un momento pensé que mi amor no era suficiente. Que tus ojos y pensamientos podían ir a otro lado en cualquier momento… que me dejarías sola en este lugar— para siempre.” La voz se quiebra cuando termina de hablar y se oculta en ese pequeño escondite en su cuerpo y que no le vea. "No lo entiendo, Hades, ¿Qué hice mal para merecer esto?"
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Small Update!
🍒: I’m slamming my face against this mirror if Mammon doesn’t get his shit together-. I swear, I just want to spend some time with my fellow friends and just enjoy their company…totally not bullshitting-. *grins* Anyways we’re going to an arcade cause Greed is a bitch and wouldn’t agree to do anything else for late human holidays.~ 🥰
💸: I’ll slam your face in for you. 😐 Why are you even in here with me-. I’m trying to get ready for your bitch ass. *rolls his eyes grumbling* I just wanted to spend the day in playing video games and napping what did I do to deserve this. *sighs* I’m so close to going out in my boxer shorts.
🍒: You go out in just boxers and I’m making sure your eternal life is a hellfire-. Stop being so negativeeee! I’m doing this for your health! This is one of the few times Hades lets us go out into the human world, enjoy it.
💸: I go into the human world more then you. Not my fault your dangerous. Plus we aren’t alone, we have to go with Plague and Crow. *glares at him* also you’re not my friend.
🍒: *dramatic gasp*
🦊: I can hear those two arguing from here-. *shakes his head* Anyways, I’m always up for a day out. I just don’t know what to wear or if I should let the hair down or tie it up. *purses his lips* Or if I should wear makeup…What exactly do you do at an arcade. I realized I never asked them…they started to fight that’s why-. Is it like a club? Someone please tell me I need to know what to wear and if I need to be sexy or casual!
🩵🩵: @monsterhigh-cb [🐟🤍💍 && ⚡💙 && 👻💜 && 🐺💕 && 🎤💖 && 👑💛] @evicted-oc [☕️🤎 && 🐼🖤 && 🔦💛 && 🧊🩵 && 💄🖤] @theinvitation-bot [🐭🩶💒] @welcome-to-maniac [🐇🖤 💍 && 🌻❤️ && 🌕❤️🔥 && 🐿️❣️] @fantasyaespa [🐈 💚💍 && ☀️🩵] @k-venturetime [🍓❣️] @multi-joong [🌧️🧡💍 && 🎨💚] @kardpackcb [🌙💝 && 🐺❤️🔥]
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Hades mastica mentalmente la pregunta que le hace, porque son inseguridades que él mismo sembró y debería tener las respuestas para eliminarlas. No obstante, carece de ellas, porque no hay certezas en un mundo donde los inmortales como ellos existen. Por ende, y como siempre lo ha hecho con Perséfone, decide ser lo más honesto posible. - —No hay manera en que pueda asegurarte, a ciencia cierta, que eso no volverá a suceder. Si existiese una magia o una pócima que me hiciera ver el futuro y pudiese observar que ninguna vez sucederá, te lo juraría… — -pero no lo hay. - —Y sé que pedírtelo en la posición en que estoy es idiota, pero ante la incertidumbre que proviene de entes inmortales como nosotros, te pido que confíes en mi — -no vuelve a tocarlo, aunque se muera de ganas de pasar sus manos por las pantorrillas, debajo de la túnica y encontrarse con los preciosos muslos de su esposo, pero ha notado como se tensó ante su toque y prefiere no molestarlo más de lo que ya se encontraba. - —Lo siento Perséfone, lamento hacerte sentir de esta manera — -repite lo que ha dicho infinidad de veces, pero comprende que tiene el corazón roto y ningún “lo lamento” va a solucionarlo de la noche a la mañana. Le gustaría reírse un poco con la ultima pregunta, pero sabe que es una inseguridad genuina y no un berrinche hecho con el labio inferior abultado. - —No hay nadie más lindo, en el inframundo o el terreno superior de donde has nacido, que se equipare a tu belleza. Te lo dije la primera vez que te traje aquí, ni siquiera Afrodita hace una sombra a la belleza con la cual has nacido, mi amor.
Su corazón late un poco más rápido por lo sincero que se escucha, sabe que Hades sigue invadido por la culpa, después de todos es alguien muy gentil como para ignorar los sentimientos de su esposa, pero la imagen de Minte y de cómo se sonreían antes de ser descubiertos no desaparece de su mente y tanto su orgullo como dolor se niegan a perdonarlo. Se queda oculto, arrancando una flor de raíz para llevarla a sus labios y besarla, dudando si continuar la plática o marcharse a un lugar más solitario. “Cómo puedes estar seguro que no volverá a pasar cuándo hay tantas criaturas hermosas en el mundo.” Sus vocablos son firmes pero sus iris reflejan la tristeza que le hace compañía antes de dormir, agradecido que el otro no pueda verlos por la posición y flora que rodea. El cuerpo se tensa cuando siente el toque que ha extrañado y un escalofrío lo paraliza, aunque quiera mover sus piernas lejos de él. “¿Qué consigo con gritar, mi rey? ¿Podré retroceder el tiempo, hacerte entrar en razón y así evitar que la desees? ¿O seré capaz de envolver en una coraza mi frágil corazón que está hecho pedazos ahora mismo?” los celos llevaron al enfado y después, el enfado produjo una profunda herida en su órgano y que ha intentado sanar por su cuenta en la soledad voluntaria durante días. Los pétalos del asfódelo son arrancados por sus manos sin mucho cuidado para desahogarse, dejándolos caer sobre la túnica de color más oscuro que cubría su pecho y parte del vestido blanco bajo esta. “¿Acaso era ella más linda que yo, Hades?”
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Conocía a Deméter, su temperamento fuerte y la manera en que difícilmente se podía dialogar con ella por su testarudez. No le sorprendió cuando se enteró que fue madre y sobreprotegía a la criatura, especialmente de su padre Zeus. Hades nunca prestó atención al Dios de la primavera, porque difícilmente se enfocaba en sus hermanos y parientes, puesto que estaban completa y absolutamente locos. No obstante, cuando sus ojos cayeron en el muchacho, no pudo sacárselo nunca más de la cabeza y ahí estaban ahora. - —Tu madre es… difícil — -pero Perséfone lo sabía mejor que nadie. No se enfoca en sus desagradables hermanos, como tampoco en el mundo de arriba, o como el flujo de almas humanas incremento seguramente por la locura de Deméter. Porque escucha una risa, y observa una sonrisa hermosa que se dibujaba con facilidad en facciones preciosas. Los labios de Perséfone parecían pintados de rojo granada, un jugo exquisito tentándolo a probarlos. - —No te defraudaré de darme esta confianza, te prometo que haré que este sea un lugar que puedas llamar hogar, que mi cuerpo sea donde puedes reposar y mis manos sean donde puedas apoyarte — -no pone resistencia cuando se hinca más cerca del otro, soltándolo a regañadientes porque al parecer el pelirosa tenía una idea en mente. - —Zeus no me mandó a hacer nada, repartimos las tierras entre los tres dioses mayores y mi reino se volvió la tiniebla y la oscuridad. No puedo ser cruel y frío con almas que ya han muerto, no me gusta galardonarme de mieles y prefiero que lo veas tu mismo… — -a diferencia de los otros dioses, Hades prefería que su trabajo y sus habitantes, hablasen por él. - —pero soy altruista y en términos generales, gentil — -habla mientras le observa trabajar, bajando la cabeza cuando nota lo que quiere hacer y no tenga que estirarse demasiado para acomodar las dos flores sobre las hebras oscuras. Lo que no espera es que vuelva a tomarlo del rostro, que hable tan cerca que puede sentir su aliento y no puede evitar el retumbar del órgano en su pecho. - —Creo que ya te he conquistado un poco… — -dice a forma de broma, ladeando un poco la cabeza mientras una pequeña sonrisa se dibuja en su cara porque nada le estaba haciendo más feliz, que saber que Perséfone estaba hablando con él, tratándolo, tocándole de esa manera tan suave. No querría asustarlo, no obstante, se inclina un poco más para sentir sus narices rosarse, optando por dejar un beso sobre el lunar debajo de su ojo y tomar un poco de distancia luego de eso porque no quiere asustarlo. - —¿Quieres conocer a Cerbero, mi reina? — -pregunta, conforme se ponía de pie y extendía una de sus manos al pelirosa, esperando que aquello sea el inicio de su relación en buenos términos.
No tarda en sentir algo de culpa por hablar de esa forma sobre los territorios, quizás estaba siendo muy duro con sus palabras o era la soledad hablando por él, entendiendo que no podría apreciar los rayos del Sol por ahora.Los labios rojos de Perséfone se separan por un instante, dejando fluir una ligera risa por el prado ante la forma que se refiere a ambas dioses pero en especial a su madre y cómo parecía estar listo para luchar por él. “De seguro debe estar marchitando la vegetación a su alrededor… rara vez hemos discutido en voz alta pero siempre ha sido así. Las flores no tienen la culpa de las acciones de los dioses, pero supongo que ser testarudo y negar tus propios errores es algo que todos compartimos.” Deméter jamás asumiría que aislar a su hijo durante años estuvo mal (haya sido o no por su propio bien) y él, con su talento para hacer crecer nuevas y coloridas formas de vida a partir de tierra marchita, no dudaba en repoblar el bosque, su hogar. Su delicado corazón se estruja cuando presta atención cómo Hades se derrite ante el calor natural de alguien nacido entre la naturaleza y la sonrisa en su rostro se vuelve más notoria y no se opone cuando su mano es sujetada. Una piel llena de vida como la propia intenta reconfortar a una que ha pasado muchísimo tiempo alejada de la superficie. “Tu rostro y forma que hablas sin miedo me hacen comprender que dices la verdad. Confío en ti, señor, por favor cuida de mi durante este tiempo.” Quiere creer en las palabras del contrario y en la forma que su pecho da brincos cuando nuevas caricias son dejadas en su pálida tez, jalando del agarre para que se acerque un poco más ahora que están hablando sobre sentimientos y amor sin incomodidad de por medio. Lamenta un poco no poder hacer crecer algo con un pigmento llamativo para regalar, sin embargo eso no evitaría que una idea aparezca en la mente del dios de la primavera y que podía ser el inicio de un cambio tanto para Hades como para él. Perséfone libera ambas extremidades solo para cortar con cuidado un par de asfódelos, manteniendo el tallo intacto y entrelazándolos con rapidez y habilidad natural de una criatura acostumbrada a manejar la vegetación como si fuese una extensión de sí mismo. “Ella nunca ha hablado bien de alguien además de mí, me ha dicho que eres un dios cruel y frío y que por eso Zeus te mandó a gobernar sobre este sombrío lugar. Dice que todos los hombre son iguales, dioses o mortales sin discriminar, que debo mantenerme alejado de ambos o podría caer en las manos equivocadas. Pero quiero creer que existe algo dentro de ti que te hace único…” el tono de su voz se endulza mientras se inclina hacia adelante, pasando el improvisado adorno por el cabello ajeno y detrás de las orejas para que no pueda escaparse. Cuando regresa a su posición original es que acuna por completo el rostro del más alto, manteniendo solo una pequeña separación para perderse en esos orbes oscuros y donde puede ver reflejados los rosados propios. “Conquístame, Hades, descubramos si en este inframundo también puede florecer algo tan bello como el amor. Toma mi corazón por completo y para siempre, trátalo con gentileza, soy una pequeña e inocente rosa, después de todo.”
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Honestamente, le duele escucharlo tan frustrado con estar encerrado en la oscuridad, porque hubo un tiempo donde el mismo Hades pensaba lo mismo. Pero fue el paramo de tierra que sus hermanos le “heredaron” para gobernar y con el paso de los milenios, las cosas se volvieron más agradables para él. El silencio, la serenidad que traía la muerte y sus pocos, pero confiables amigos hicieron todo mucho más llevadero. - —Lo sé, lo siento. No puedo ofrecerte otro tipo de aposentos puesto que este es mi territorio… — -no va a mencionarle como podría cortejarle entre el sol y las flores, pero su madre nunca se lo permitiría. Deméter y él han tenido problemas desde que convivieron como hermanos, ahora su relación estaría completamente acabada por la abducción de su hijo. Que no se aleje y el color que pinta esa bella cara, le dan un rayo de esperanza en la oscuridad, sintiendo su propio corazón latiendo de forma desenfrenada cuando Perséfone menciona con todas sus letras, lo que realmente sentía. - —Estoy enamorado de ti — -es liberador poder decirlo, mientras un gentil resoplido escapa de entre sus labios. - —La ira de Afrodita no se asemeja a la ira de Deméter luego de… todo esto, por ti, no le temo a ninguna de las dos — -el toque de sus manos que huelen a flores y rocío de la mañana, le hacen inhalar y quedarse con el oxigeno en sus pulmones. Es la primera vez que alguien le toca de esa forma, Hécate no contaba puesto que sus caricias nunca fueron gentiles como aquellas, así que se enfrasca en el calor que emana y la energía propia de un dios de arriba. Perséfone no es tan fuerte como sus pares, porque su madre lo ha sobreprotegido y lo alejó del Olimpo —junto con el rechazo de los mismos por no ser parte de su panteón—, pero para Hades su energía entera era tan fuerte como el sol mismo. Escucha y no interrumpe, dejando salir un suspiro mientras cerraba los parpados cuando es tocado más directamente, su mejilla se aprieta en contra de la palma y su mano libre se alza para sostener la extremidad en contra de su rostro. - —No tienes que amarme ahora, Perséfone. No me conoces, no sabes quien soy, me sorprendería que dijeras que tienes sentimientos por mi… no quiero presionarte. Traerte aquí en contra de tu voluntad, es la primera y ultima cosa que haré sin tu consentimiento, ¿puedes confiar en mi con eso? — -cuestiona, devolviendo sus ojos negros como la noche hasta los contrarios, decidiendo tomar ambas manos del otro y poder juntarlas entre las suyas, besando los nudillos una vez más. - —No soy como el resto de dioses de los cuales tu madre te ha advertido, que seguramente voy incluido en el saco. No sé que concepto tienes de mí, pero te prometo que conseguiré que te enamores de mí, que te cases conmigo. Puedo darte todo esto, hacerte mi reina, gobernante y juez supremo de los muertos… — -no sabe que tan “buen premio” sería eso, si Perséfone le temía el inframundo justo ahora. Pero es porque no lo conocía, porque no había visto a la gente que pasaría toda la eternidad ahí y claro, a los habitantes más destacados. - —Dame una oportunidad… es lo único que te pido. Te prometo que yo mismo te llevaré a casa si no he logrado tocar tu corazón, su tu alma no se entrelaza con la mía.
Si el gobernante supremo de dicho lugar decía que no había problemas en que tuviese compañía entonces podía aceptarlo, aunque no sabe de qué podría hablar con criaturas que han pasado cientos de años allí abajo. Como un dios criado entre la naturaleza, es normal que se sienta más cómodo con estas en silencio que platicando con otros. Cuando el contrario hablar del perro es que tiene toda su atención, pensando en si podía encontrar algún punto débil a las cosquillas como tienen los otros animales que había acariciado en el bosque. Sin embargo sus pensamientos cambian de inmediato cuando ve que se pone a más o menos su altura y siente la calidez de la mano ajena sobre la suya en un tímido roce que provoca latidos acelerados en el corazón del joven de cabellos rosados. Quiere creer en sus palabras y que lo dejará libre pronto, así que no aleja su mano como símbolo de confianza. “Es difícil para mí estar aquí. En la superficie mis días estaban llenos de luz, risas y el suave susurro del viento entre las flores. Aquí en cambio, la oscuridad me envuelve como si estuviera atrapado en un sueño del que no puedo despertar.” comenta, su tono se quiebra un poco por la atmósfera del lugar y la cercanía que comparten al fin, desviando la mirada al prado de asfódelos, inquieto. No había descansado bien, ni siquiera soñado aunque su cama fuese cómoda y tuviese todas las atenciones necesarias. Aislarse es su método de defensa y lo único que podía hacer hasta ahora, pero a pesar de eso Hades no se rendía, sentía su mirada a la distancia cada vez que recorría el palacio para distraer su mente y no caer en la locura. Nuevamente es traído de regreso al presente cuando su piel experimenta algo nuevo, un cálido beso que, junto con la forma tan bonita y romántica que le describe, no tarda en poner coloradas las mejillas del más bajo, de una tonalidad similar a las rosas rojas que solía cortar y usar en sus vestidos. “¿Te has enamorado de mi, señor? Espero que eso valga la pena por la ofensa a belleza de Afrodita.” Dice con gracia, moviendo el pulgar hasta tocar el mentón del dios con delicadeza, sintiendo su corazón más expuesto y vulnerable ante la cercanía. Debió espiarlo muy bien, porque ni él ni sus compañeras lo percibieron. “Yo jamás lo he hecho… mi madre tampoco me ha platicado del tema, he crecido en una enorme burbuja alejado de todo y por lo mismo, tal vez, es que este lugar me aterra. Y lamentablemente no puedo asegurar que me sienta de la misma forma.” La angustia y la confusión se evidencian en sus palabras al no querer herir al otro pero no sabe mentir. Perséfone toma un largo suspiro antes de hablar, alzando la mano libre lo suficiente para acaricia, era vez, la mejilla del mayor. “Si soy una bendición para entonces demuéstralo, hazme comprender que lo que percibes en tu pecho es real, que no soy un tesoro más a tu colección, que mi corazón sienta que pertenece a este lugar y que mi presencia tiene un sentido.”
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Si Hades tuviese orejas de perro como el mismo Cerbero, seguramente se hubiesen agachado en ese momento por tajante respuesta negativa con respecto al refrigerio que le había traía a su esposa. Pero no insiste más con el tema, dejando la bandeja en un lado mientras que, con cuidado de no lastimar los asfódelos, se sienta en el prado. Observa sus manierismos, como gruñe y sabe que de alguna manera recapitula lo acontecido hace semanas, obligando al dios del inframundo a morderse el labio inferior. - —Lo lamento Perséfone, siento mucho el como mis acciones te hicieron sentir. Todo este daño, toda esta ruptura de confianza, es mi culpa y de nadie más — -no se imagina en la misma posición, porque se volvería completamente loco de pensar que su preciosa ninfa, aquella de rosados cabello y blanca tez, pudiese desear a otra persona. Más que celos enfermos, se le rompe el corazón y tiene certeza de que fue lo que le hizo a su esposa cuando intento acercarse a Minte. - —Te juro que no volverá a pasar mi amor, mi más bello asfódelo… — -dice, teniendo tan cerca uno de sus pies descalzos que extiende las yemas de sus dedos para tocar la pulsera en el tobillo, rozando con el dorso de sus dedos el pie del otro. - —¿Necesitas gritarme? Puedes hacerlo, ¿quieres que me arranque el corazón y te lo dé en una bandeja de plata para que sepas que mi amor es eternamente tuyo y no le pertenecerá a nadie más?
Perséfone arruga la nariz cuando el otro menciona el primer motivo de su presencia, sintiendo mariposas en el estómago al ser tan amable y bueno con su persona a pesar que no ha hecho más que ignorarlo de día y noche. “No tengo hambre, puedes dejarla a un lado, comeré más tarde.” Responde, una mano juguetea con las plantas más pequeñas, tocando sus pétalos como solía hacer con las flores de la superficie los seis meses que debía permanecer como parte del trato. Ellas eran su compañía, escuchaban a la diosa de la primavera durante horas y horas sobre cómo extrañaba a su esposo hasta que su madre iba por él y seguía a regañadientes. Ahora la situación es distinta, porque el dueño de su amor está presente y debería estar feliz, sin embargo no puede olvidar el dolor punzante en su pecho al recordar cómo alguien más tenía la hermosa mirada de Hades encima, haciendo que la reina del Inframundo gruña. Y de la misma forma que él ignora su pregunta es que Perséfone pasa por alto la cuestión sobre cómo se ha sentido, volviendo a recostarse sobre el prado. “Pues ya me has visto, ahora vete a espiar alguna tonta ninfa sin que mi madre o cualquier otro dios te descubra, adiós.” La zurda se alza y la agita unos segundos, realmente espera que eso sirva. El enfado aún sigue presente en él y no quiere gritarle como sucedió esa vez.
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El peso en su corazón solo incrementa cuando ve lo acongojado que se veía el otro con respecto a su estadía. Sabía que no sería sencillo, puesto que era muy diferente su espacio de tierra al inframundo donde habitaba él, pero no deja de producirle tristeza el hecho de que era miserable en su presencia. - —Pueden visitarte, no tiene que ser todo el día. Te aseguro que Hécate gustará de compartir palabras con alguien más que no sea yo — -ofrecería a Caronte, pero el barquero seguramente le dedicaría una mirada vacía antes de resoplar y montarse a su gran barco, seguramente riéndose de su rey por siquiera considerar que él sería el “niñero” de un Dios de arriba. No obstante, Perséfone acepta la compañía del can y eso le da un poco de alivio, sus ojos iluminándose y sus facciones suavizándose en lo más parecido a una especie de sonrisa, asintiendo. - —Tiene tiempo, y mucha curiosidad — -Cerbero no le dejaría escaparse nunca, también eso le servía para mantener Perséfone en el inframundo hasta conseguir externar sus sentimientos y conquistar su benevolente corazón. Se pone nervioso de nuevo, jugando con el anillo cuando el otro extiende la flor y le hace preguntas directas, que podían arruinar o no lo poco que llevaba avanzado. Hades respira, hincándose en una sola rodilla para quedar más a su altura y con la diestra, alcanza la flor ofrecida, rozando con los dedos enguantados las manos desnudas del otro y la sostiene junto con la flor. Tiene espacio de arrebatarse si es lo que desea. - —Primero que nada, Perséfone, te dejaré volver a tu casa. Si decides, luego de un tiempo que no quieres estar aquí, yo mismo te llevaré de regreso… — -tomaría las consecuencias de haberle raptado, enfrentarse a la ira de Deméter y aceptar cualquier tipo de castigo. Quiere que sepa que no es “para siempre” aquello, pero Hades tiene fe y esperanza de que su amor y devoción, lograrían tocar aquel corazón puro e inocente consiguiendo “un felices por siempre” como añora. Mueve su mano en el agarre que tienen, ahora tomando las falanges del otro y llevarlas hasta sus labios, dejando un beso mientras conservaba el contacto visual con él. - —Te he visto… cantar y charlar con las ninfas cuando recolectabas flores y hojas. Como eras hábil con tus manos y creabas cosas hermosas entre el verde del pasto y el rojo del rosal, te encontré fascinante. Más bello que Afrodita y más trabajador que tu propia madre… he sido hechizado por ti, ninfa, pero no encuentro mi afecto como un maleficio o una desgracia. Eres una bendición, un bálsamo para mi corazón, la casualidad más bella.
Una extraña sensación recorre su cuerpo al escuchar lo preocupado que está Hades de su comodidad y si sería capaz de brindarle una calidez similar a la que tenía allá arriba. ‘Es imposible’, se responde a sí mismo de inmediato, la tristeza se asienta en su pecho mientras que el recuerdo de su hogar lo abraza con fuerza, arrancando una flor de raíz y llevarla a su corazón, cerrando ambos párpados. “Todos tienen una tarea que cumplir, ¿Verdad? Entonces no quiero ser un obstáculo… estaré bien por mi cuenta, este lugar me ayuda a no sentirme perdido.” Su voz tiembla ligeramente al pronunciar esas palabras y sus manos acarician los pétalos con nostalgia, buscando el toque de algo familiar. El contraste entre la vida que conocía y la frialdad del inframundo duele en su corazón, haciéndole sentir una punzada de soledad. Tampoco está seguro si miedo es la palabra correcta para definir cómo se sentía allí, sabiendo que ni las almas ni cualquier criatura que habitase en aquel lugar le haría daño. Pero se siente sofocado, aislado, como una luz que se ha perdido en medio de la oscuridad, algo curioso pues es Perséfone quien destaca sobre todas las cosas por su colorida apariencia. Regresa a mirar al Rey cuando escucha el nombre del enorme perro que ha llamado su atención desde que llegó. “La compañía de Cerbero sería agradable, siempre y cuando tenga tiempo libre, muchas gracias por tu amabilidad.” Una sonrisa casi invisible aparece en sus labios de imaginar las aventuras que tendría con una mascota tan única como el can. En un intento de aliviar el ambiente, el príncipe de la primavera extiende la flor que tenía en sus brazos por el suelo, dándole una señal al contrario que es libre de tomarla o no. “Hades… ¿Puedo saber porqué me trajiste aquí?” pregunta con timidez, en sus ojos se ve reflejada la vulnerabilidad que siente estando en un lugar desconocido a merced de alguien poderoso, incapaz de huir o pedir ayuda, pero también tiene una chispa de curiosidad y conocer los verdaderos motivos por los cuales le trajo hasta ahí. Su madre no le permitía hablar con otros dioses o ir al Olimpo, por lo tanto, no logra comprender cómo llegó a encontrarlo o siquiera, interesarse en su persona. “Si no me dejarás regresar al menos dime tus razones, por favor.”
#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dialogue ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ yong junseong ⠀ ❫#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dynamic ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ junseong & hanbin ⠀ ❫#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ mirror ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ hades ⠀ ❫#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dynamic ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ hades & persefone ⠀ ❫#smileflowcr#DIOS EL SIMP-ATICO HIZO SU APARICIÓN#ME POSEYÓ Y ESCRIBÍ MUCHO#pero weno en fin así soy yo y me tienes que querer(?)#esperemos que no le asuste#lo único que quiere es ser honesto 🥺#t*
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Hades no podía justiciar sus acciones, decir que fue solo un momento de debilidad porque no sería honesto de su parte, no sería justo para Perséfone. Lo que había sucedido fue una situación que llevo tiempo para hacerse realidad, Minte rondaba su cabeza cada que se escabullía de vez en cuando al mundo superior, le veía cerca de los claros de agua, alisando su larga y oscura cabellera. No iba a decir que se enamoró, porque la única persona que tenía servido su corazón en una bandeja de oro, era Perséfone. Pero si se ilusionó, se dejó embelesar y las consecuencias fueron más brutales para la ninfa que para él… aunque Hades sintiera que moría al estar lejos de su esposa. Por ello es que ahora, se mueve por los campos de asfódelos, en una bandeja llevaba algunas granadas, galletas y unas rodajas de queso, al igual que una copa de vino. Observa lo adorable que se veía el otro saliendo como un rosal desde las flores más oscuras, su corazón apretándose al pensar que debería estarle sosteniendo cerca en ese momento y no estando tan lejos. - —Traje algo de comida… — -ignora la pregunta, como él estaba ignorando por ahora sus responsabilidades como ultimo juez. - —Quería verte, te he echado de menos mi amor.
Pasaron semanas desde aquel suceso, donde perdió el control ante la ira y dejó salir los celos de una manera despiadada contra una ninfa, convirtiendo a quien era objeto de admiración de su esposo en una planta de menta. Perséfone es una entidad bondadosa incluso en el Inframundo, disfrutando platicar con las almas o jugar con Cerbero aportando así su grano de luz en la oscuridad, sin embargo todo lo bueno de su persona desapareció durante días, refugiándose en los preciosos asfodelos que lograban entender el enojo de la diosa, descansando entre ellos y buscando el calor que ha evitado durante las noches al dormir separada de Hades. Lo ha evitado desde que presenció a su reina envuelta en la locura, intentando así lastimarlo con palabras aunque cree que lo merece por el intento de infidelidad, pero ahora los pasos son cada vez más cercanos y Perséfone sale de su pequeño escondite de mala gana, asomándose entre las flores. "¿Sucede algo, mi rey? ¿No deberías estar juzgando almas?"
#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dialogue ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ yong junseong ⠀ ❫#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dynamic ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ junseong & hanbin ⠀ ❫#smileflowcr#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ mirror ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ hades ⠀ ❫#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dynamic ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ hades & persefone ⠀ ❫#está que se arranca al cora y se lo sirve en esa misma bandeja#ESO LE HARÍA FELIZ?!?!?!#eso le haría volver a sus brazos?!? ;;;;#entiende que las cagó ok(?)#pero está tristeeeee#t*
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Esta acostumbrado a ese tipo de miradas, desprecio y apatía venían comúnmente de la mano en las reuniones que solía tener con el Olimpo. La burla es otra muy común, proveniente del Dios de dioses, su hermano y la razón por la cual estaba encarcelado a aquel agujero por toda la eternidad. Pero cuando es el otro quien lo mira de esa forma, su corazón no tarda en romperse y hacerse pequeño en el pecho. Tal vez fue muy pronto el acercamiento, pero temía que no tuviesen mucho tiempo. - —Entiendo, me esforzaré más para conseguir un poco de color… — -sabía que no podría suceder, porque en el inframundo no crecía la vida, solo se celebraba a quienes se tenía que celebrar y se les daba rutina y la vida después de la muerte a quienes lo merecían, por los pecadores ni hablaba en ese momento. Pero el esfuerzo haría, porque quería verle sonreír exactamente igual que cuando le observaba en la superficie, con un brillo natural y una gracia divina. - —Lamento escuchar que tus aposentos no sean de tu agrado, ¿qué podría hacer para que fuesen más cómodos? ¿necesitas compañía? Hécate podría estar contigo si se lo pido, las almas del prado de asfódelos son criaturas interesantes para conversar… — -aunque esos que no fueron ni buenos ni malos, perdían su identidad al beber del río Leteo, aun recordaban sus aventuras como humanos y, por ende, eran entes entretenidos. Hades se muerde la mejilla interna, sin saber como ofrecer su propia compañía, optando por negar con la cabeza, saliendo de cavilaciones ante un retumbar del ladrido de Cerbero, quien parecía entusiasmado con su amo acercándose a la persona dueña de sus afectos. - —Oh… esta Cerbero — -comenta, volviendo a observar a la hermosa ninfa de colores claros, reposada entre el manto de asfódelos. - —Tiene labores que hacer, pero es una buena compañía también. Lo que tú quieras, que esté en mis posibilidades dentro de Inframundo, te lo daré.
La radiante sonrisa que solía decorar el rostro de Perséfone se desvaneció desde que llegó a un sitio que jamás esperó conocer. Su madre le había comentado lo oscuro y tenebroso que podía ser el inframundo y él, un joven lleno de vida y con decoraciones de diversos colores en sus cabellos rosados que le daban un aura más bella, creyó cada una de sus palabras. Extraña su hogar, extraña caminar descalzo por el pasto y sentir la brisa del viento, extraña la luz natural que le acompañaba en las largas caminatas con una canasta llena de plantas y flores, cantando. Pero al parecer no regresará en un tiempo y el único consuelo que tiene son los asfódelos que lo rodean mientras está sentado de rodillas, algunos de ellos entrelazados en sus hebras como un recordatorio de las flores que solía usar en la superficie aunque para su desgracia, estas no poseían las tonalidades que ama, acompañando el vestido blanco con un lazó dorado alrededor de su pequeña cintura. Perséfone alza la vista del paisaje cuando escucha un ruido y se encuentra con la figura imponente del Gobernante de dicho lugar. Y aunque su rostro se mantiene con calma son los iris propios quienes reflejan una mezcla de sorpresa, miedo y odio. “Hades.” Su tono es más neutral de lo que él esperaba, pero no puede ocultar el matiz de resentimiento en cada letra. Mira rápidamente a la mascota del contrario a distancia que parecía ansioso por lo que sea que fuese a suceder. “Aprecio el esfuerzo pero… este sitio no se siente como mi hogar.” Es sincero y puede que eso le meta en problemas, después de todo no es nada comparado al Rey y sus poderes, sin embargo no podía mentir, no cuando las memorias de su vida arriba siguen frescas. Las delicadas manos acaricias los pétalos de algunas plantas, buscando consuelo. “Es sombrío y frío, los asfódelos me hacen compañía por ahora pero sé que cuando regrese a la… morada que me brindaste, estaré solo otra vez.”
#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dialogue ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ yong junseong ⠀ ❫#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dynamic ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ junseong & hanbin ⠀ ❫#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ mirror ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ hades ⠀ ❫#smileflowcr#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dynamic ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ hades & persefone ⠀ ❫#pobrecito es tan patético dfkjsdldsñds#hecate en algún lado: pfft stupid ass idiot#me da pena que no quiera nada con él aun#pero él no se va a rendir diría spirit#t*
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