#* / gio – camo jacket robbing corner stores.

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se había esforzado por llevar a la selección a la final y habían logrado ganarla. estaba en una auténtica nube y tardaría en bajar de ellas. a fin de cuentas acababan de conseguir el máximo honor para una selección y ahora solo quería festejarlo con sus compañeras de equipo. en la fiesta después de recibir las copas y las medallas, se acercó a la heredera al trono con su camiseta en la mano para entregársela, sobre todo por tener un gesto y porque después de que alicent le dijese que la conocía, le llamó la atención. "las chicas y yo queremos que tengas esto de recuerdo." comentó acercándose a ella. "sé que no es muy chic y que está toda sudada pero bueno, así no olvidarás que nos hicimos campeonas mundiales aquí." // @qvimcra

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"nyra me contó que una vez te agobiaste tanto que acabaste tirando el teléfono por la ventana. ¿es cierto?" cuestionó riendo mientras alzaba una ceja. una de las cosas que más agradecía de su relación con maia era la buena comunicación que tenían y como respetaban los tiempos que tenían en base a sus ajetreadas agendas. tomó un poco de vino y se sentó frente a ella, acercando su mano con timidez a la de la contraria para acariciarla, mirándola también expectante esperando a que le gustase la cena. al escuchar su respuesta le fue imposible no sonreír. "¿en serio te gusta?" le fue imposible no mirarla con ilusión. "puedo hacerlo más picante si quieres, eh." y es que no le costaba nada y quería mimar a maia todo el tiempo que estuviesen juntas. "entonces ya puedo decir que he cumplido dos de mis promesas: la de darte el balón y la de hacerte la mejor cena del mundo."

"no te disculpes, yo soy igual. ya sabes que no me gusta demasiado las tecnologías y cuando me empiezan a salir notificaciones en el móvil termino apagándolo y pasan los días y ni me acuerdo de que lo había apagado." comentó dejando escapar una pequeña carcajada, y es que entendía de sobra que se hubiese tomado unos días de descanso tras el mundial, el viaje y la celebración, de ahí que ni se hubiese molestado por el hecho de que no le hubiese respondido a algún mensaje, porque a ella le ocurría lo mismo. a sus palabras, no pudo evitar reír y asentir, recordando las conversaciones con rhaenyra sobre su relación con alicent en sus inicios. "qué cruel." comentó riendo con suavidad y negando con suavidad. le acompañó hasta el jardín y ante aquel beso, una sonrisa se dibujó en sus labios y se quedó por unos segundos embobada, mirándole con dulzura. "qué aproveche." comentó con una sonrisa en sus labios y no tardó en probar la pasta. "mhm." le miró mientras saboreaba la comida. "dios mio." comentó cubriéndose la boca y asintiendo con suavidad. "bua, increíbles."

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"sí, tengo la mala manía de desaparecer por unos días, perdóname." ya que lo último que quería era que pensase que le estaba haciendo ghosting. "pero en mi defensa diré que estaba completamente agotada y necesitaba desconectar lo máximo posible." siempre que acababa una competición se iba a su ciudad natal a desconectar y descansar y sus padres y hermanos ya estaban acostumbrados a verle dormir durante días. "además, las del ghosting son elles, no yo." bromeó, pues conocía los inicios de la relación de ambes. "que va, puedo llevarlo yo, tranquila." aseguró, llevando sin problema los platos y su copa de vino. "no, no. me parece un plan perfecto." aseguró con una sonrisa. tras besar sus labios con dulzura, rozó su nariz con la de ella y finalmente se sentó a cenar. "a ver si te gusta."

no pudo evitar reír y asentir con suavidad al escuchar aquello, y es que realmente le sorprendía como ella y sus compañeras habían sido capaces de mantener el ritmo a pesar de la alteracion en sus horarios de sueño. "te puedes creer que esos días me emparanoie muchisimo porque de repente dejaste de responder a los mensajes." comentó. "luego rhaneyra me dijo que alicent le había dicho que eso era algo común en ti después de los campeonatos y ya me quedé más tranquila." explicó tras darle un trago a su copa de vino. aprovechando la situación, no pudo evitar sacar su movil y hacerle unas cuantas fotografías, antes de asentir a sus palabras y caminar tras ella una vez dejó a super mario en el suelo. "¿no quieres que te ayude a llevar algo?" cuestionó al verle llevar todo, pero claramente tenía la habilidad para llevarlo asi que le dejó. "aunque podemos hacer cualquier otra cosa, eh." a fin de cuentas, lo único que quería era estar a su lado. al escuchar sus palabras, asintió dejando escapar una pequeña carcajada antes de llevar las manos a sus mejillas y corresponder el beso con suavidad.

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"sí que lo es." no iba a negar que ver a maia sentada con super mario en su regazo era la imagen más adorable que había visto nunca y es que desde que la conoció se había imaginado esa estampa miles de veces y ahora que la tenía delante, no podía evitar sentirse de lo más feliz. "¿tienes mucho jet lag?" preguntó por curiosidad mientras le servía una copa de vino y ella se echaba otra al tiempo que iba preparando todos los ingredientes de la salsa y ponía a hervir el agua para echar la pasta. "mañana no tengo entrenamiento así que podemos hacer lo que te apetezca durante todo el día." y es que iba a aprovechar cada segundo de esa visita. tras poner la pasta fresca en la olla, se puso a preparar la salsa, echándole un poco de chili extra para que estuviese más picante para maia. "no me puedo creer que estés aquí."

siempre había tratado de mantener a un margen todo lo que tuviera que ver como emociones y sentimientos personales, sobre todo porque era consciente de quién era, de cual era su posición y de lo que suponía ser una heredera. sin embargo, en esos momentos, quería saber lo que era ser una persona lo más corriente posible, sin preocuparse de lo que significaba el trono y sus responsabilidades. aunque se moría de ganas por perderse en sus labios, no podía negar que ver a super mario le hizo especial ilusión. "es el perro más bonito de mundo, sin duda." de ahí que cuando lo tuvo por fin en brazos, no pudo evitar reír cuando le lamió de aquella manera. "oh, lo tengo más comprobado." comentó guiándole un ojo a la rubia. a sus palabras, caminó tras ella mientras seguía mimando al can, y una vez en la cocina se sentó en una silla con super mario en su regazo. "no me puedo creer que por fin haya conocido a super mario." y es que era todavía más bonito que a traves de una pantalla.

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era consciente que verse con maia no era como salir con una persona normal. había normas que debían seguir y ser discretas, pero verdaderamente no le importaba lo más mínimo tener que hacer todo aquello o ir con perfil bajo, porque lo que la neozelandesa le gustaba simplemente no estaba escrito. quiso alargar un poco más el beso pero al escuchar las patitas de su perro, se separó riendo. "es todo un roba corazones." aseguró riendo, agachándose para poder cogerlo en brazos y pasárselo a maia, que ya había captado toda su atención. "super mario, te presento a la chica más increíble que vas a conocer nunca." y al acercárselo, el can no dudó en lamerle la mejilla. "perdón, es que los italianos somos muy lanzados." bromeó, dejando que lo cogiese en brazos. "ponte cómoda, por favor. como si estuvieses en tu casa." le pidió con una sonrisa mientras ella iba a la cocina para ponerse a preparar la cena.

antes de marcharse, se abrazó a rhaenyra y alicent para darles las gracias de nuevo por lo que estaban haciendo por ella, y tras ello se marchó junto a gio. estaba deseando hacer todos los planes que habían estado hablando durante aquellos meses, pero también era consciente de que tendría que ausentarse en algunos momentos para cumplir con la agenda institucional que sus padres habían establecido, al igual que debía de mantener las distancias con gio cuando estuviesen en público. una vez en el coche, le miró con una amplia sonrisa y dejó escapar una pequeña carcajada. "pues aquí estoy. aunque también debo decir que me ha costado mucho el no decirte nada." reconoció sin borrar la sonrisa de sus labios y disfrutando del cosquilleo que la mano ajena produjo al apoyarse en su pierna. "me prometiste la mejor cena del mundo, así que tienes carta blanca para ello." le guiñó un ojo y dejó escapar una pequeña carcajada. caminó tras ella hasta su casa y una vez entraron y cerraron la puerta, suspiró al encontrarse con sus labios y acaricio sus mejillas con suavidad. sin embargo, al escuchar los ladridos y las patitas de super mario corriendo a recibirlas, ladeó su mirada con una amplia sonrisa. "hola." habló al can mucha ternura, agachándose para dejar que le oliese y tras ello comenzar a acariciarle. "hola, super mario. he oido mucho hablar de ti pero se han quedado cortisimos al no decirme lo guapo que eras."

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había estado pensando en un montón de planes que hacer con maia cuando viniese a visitarla y ahora que estaba ahí se moría de ganas por hacerlos. era consciente de que tendrían que ir con perfil bajo por la posición de la neozelandesa, pero no le importaba en absoluto. cuando llegó hasta sus amigues y ella, se despidió de elles prometiéndoles cuidar bien de maia y después la guió hasta el coche. tras abrirle la puerta del asiento del copiloto y después se subió ella. "no me puedo creer que estés aquí." reconoció riendo, apoyando la mano con cierta timidez sobre su pierna mientras iba conduciendo en dirección a su casa. "justo hoy hice pasta fresca, ¿te apetece cenarla con una salsa de arrabiata? sé que te gusta el picante así que si quieres puedo hacerla extra picante." le propuso con una sonrisa. cuando llegaron a la casa, aparcó en el parking y le guió dentro del hogar. una vez estuvieron solas, no se pudo contener más y se lanzó a besarla, solo que super mario vino corriendo a recibirlas.

les entregó a su equipo de seguridad el balón, pidiéndoles que lo guardasen con cuidado antes de dejarles que se marchasen. le hacía una gran ilusión que por fin estuviese en londres junto a gio, y aunque se moría de ganas por hacer una infinidad de planea a su lado, era consciente de que tenía responsabilidades que cumplir con respecto a sus obligaciones, sobre todo para no levantar sospechas a sus progenitores. el rubor se hizo más notorio en sus mejillas, pero supo disimularlo y se quedó junto alicent y rhaenyra hasta que se marcharon. al ver a gio llegar, esbozó una sonrisa y caminó junto a ella hacia el coche. "mhm... no sé, eh. la equipación te queda muy bien." comentó dejando escapar una pequeña carcajada. al notar el roce de su mano, lo correspondió ligeramente, pero terminó por apartar la mano para disimular por si había cámaras y asintió con suavidad. "yo te sigo." comentó sin poder borrar la sonrisa de sus labios.

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cuando le dio el rotulador con el balón, no dudó en dedicarle el esférico y firmarlo antes de dárselo de vuelta. "no me enfado, más bien todo lo contrario." reconoció con una sonrisa de oreja a oreja y es que nada le hacía más feliz que tener a maia delante en vez de verla a través de una cámara. ahora que estaba allí se le ocurrían un montón de planes para hacer juntas ya que quería pasar con ella el mayor tiempo posible antes de que se tuviesen que separar de nuevo. "claro, enseguida vengo." se atrevió a dejar un beso en su mejilla y se fue al vestuario. tras vestirse y cambiarse de ropa, cogió su mochila y fue al punto donde habían quedado. "ahora mucho mejor, ¿no?" bromeó, pues ya no estaba sudando y apestando. se acercó hasta maia y rozó su mano con la contraria mientras sacaba las llaves del auto. "mi coche está ahí aparcado. ¿vamos?"

cuando le entregó la pelota, no pudo evitar sacar un rotulador de su chaqueta y ofrecerle ambas cosas para que las firmase, sonriendo ampliamente y terminando por reír al ver el gesto que le hacía a su prime y a la esposa de este. "técnicamente no te he mentido, así que no puedes enfadarte conmigo." comentó riendo con suavidad. a sus palabras, un ligero rubor inundó sus mejillas y asintió con suavidad. "me muero de ganas por conocerle finalmente." reconoció, pero realmente de lo que más tenía ganas era de pasar tiempo junto a gio y recuperar el tiempo que no habían podido disfrutar antes. si bien era cierto que acordar ciertas horas para hablar había hecho todo mucho más ameno, añoraba con cada ápice de su ser la cercanía de la rubia. ante el gesto de su prime, esbozó una sonrisa y tomó su mano para dejar un pequeño apretón en esta a modo de agradecimiento. "voy a hablar con los de seguridad para que se marchen. dame un segundo." le pidió a gio antes de acercarse a su equipo de seguridad, informándoles de que por el momento podrían marcharse hasta nuevo aviso porque se quedaría con rhaenyra y su esposa. tras ello, volvió junto a su prime y alicent, mirando a gio con una sonrisa. "si quieres ve a cambiarte y a despedirte y te esperamos abajo."

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lo suyo con maia no había sido solo sexo. habían conectado de una manera muy especial y eso había hecho que esos meses le hubiese sido imposible no pensar en ella a todas horas. la diferencia horaria había sido una auténtica pesadilla pero por suerte las dos habían puesto todo de su parte para ir charlando y viéndose por videollamada. al ver de nuevo a maia tuvo que aguantarse las ganas de darle un beso ya que estaban en público y no quería meterla en líos, por lo que se quedó a una distancia prudente mientras le daba la pelota. "anda que como eres, eh." bromeó, haciéndole el corte de manga a alicent y a rhaenyra cuando empezaron a reírse. "si no recuerdo mal, te debo una cena, ¿no?" cuestionó arqueando una ceja. "tengo el coche aquí al lado, déjame invitarte a cenar a casa y así de paso conoces a super mario." le propuso con una sonrisa de oreja a oreja. "nosotres te cubrimos." aseguró nyra, dándole unos golpecitos en el hombro a su prima.

aquellos meses realmente habían sido de lo más agoradores en cuanto a viajes y actos, pero siempre había tratado de sacar un rato para poder hablar con gio y poder ponerse al día. la tecnología realmente no era lo suyo, sobre todo porque prefería evitar ver lo que la prensa comentaba sobre ella o su familia. convencer a sus padres para viajar a londres no había sido fácil, pero la idea de dany para que ese viaje sirviese para mejorar la formación de ambas herederas fue lo que convenció a los progenitores de ambas. le había contado a gio que aquel día debía de acudir a un acto y que no sabía cuanto duraría, por lo que le deseo suerte para el partido, mientras ella se dirigía hasta el estado. tras saludar a las autoridades se quedó junto a su prime y su espose, disfrutando del partido, y cuando le enfocaron, saludó con una amplia sonrisa, sobre todo al ver el gesto de gio. disfrutó del partido y cuando este terminó, aguardaron a la gente de fuese marchando y salir por otra parte del estadio y esperar allí a gio. sin embargo, cuando escuchó la voz de la italiana, se giró con una sonrisa en sus labios y se dejó abrazar, correspondiendo el abrazo con cariño, pero manteniendo las formas al encontrarse rodeada de tanta gente. "hace un par de horas han venido alicent y rhaenyra a buscarme al aeropuerto." explicó riendo con suavidad al ver su gesto de sorpresa. "y de hecho estoy en ese acto, solo que no podía decirte mucho más." comentó riendo con suavidad.

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por mucho que hubiese querido disfrutar de la celebración de la victoria al máximo le fue imposible. estuvo todo el rato pensando en maia y los siguientes meses se sucedieron igual. sabía que a ella no le gustaban demasiado las tecnologías pero al menos pudieron ir hablando casi cada día y salvando más o menos las distancias. además, también empezó de vuelta con los entrenamientos y es que en esa temporada podía hacer historia, así que también decidió centrarse en eso. como de costumbre alicent y rhaenyra fueron a verla jugar pero cual fue su sorpresa, que mientras estaba el partido parado por una falta, escuchó el nombre de maia en los altavoces y al mirar a las pantallas, la vio. la felicidad que le entró en esos momentos fue prácticamente indescriptible y aunque era arriesgado, no dudó en hacer un corazón con las manos para que le viese. si ya estaba jugando al máximo, recordó su promesa y pudo cumplirla: hizo un hack trick. al acabar el partido cogió la pelota y tras meterse unos minutos en los vestuarios, se fue sin cambiarse de ropa hasta el palco. "no me lo puedo creer." a pesar de que estaban en público, le dio la pelota delante de todos y se lanzó a abrazarla. "¿cuándo has llegado? pero si pensé que hoy tenías un acto."

no podía explicar la sensación agridulce que se instaló en su cuerpo tras la partida de gio. sin embargo, lo único capaz de hacer sus días más amenos, era el tiempo que ambas sacaban para poder hablar por llamada, además de estar intercambiando todo el tiempo mensajes. gracias a rhaenyra y dany, logró convencer a sus padres para dejarle viajar a londres con intención de mostrar una buena relación entre las herederas de ambas coronas, a cambio de que dany viajase una temporada a nueva zelanda. rhaenyra y alicent acordaron acompañarle a ver uno de los partido de gio, coincidiendo con el primer partido de la temporada. todavía estaba acostumbrándose al horario, pero llegado al momento fue junto a su prime y su esposa hasta el estadio, pasando directamente al palco llevando una camiseta del equipo de gio y es que no podía negar que estaba emocionada por volver a verla, y realmente esperaba que a gio también. estaba hablando alicent acerca del embarazo, cuando escuchó que nombraban su nombre a través de los altavoces y no pudo evitar mirar a la pantalla y saludar con una sonrisa en sus labios.

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era consciente de que dependían completamente de lo que los padres de maia dijesen y eso se le hacía insoportable. si fuesen dos personas con vidas normales podrían decidir ellas mismas cuando sería la próxima vez que se verían pero por desgracia estaban sujetas a la decisión de los progenitores de la contraria. "tengo otra, no te preocupes por eso." explicó riendo mientras terminaba de atarse las deportivas. después se aseguró de que había guardado todo en su maleta y al cerrarla, se acercó de nuevo a maia, pasándole los brazos por la cintura para atraerla a su cuerpo. "me están esperando abajo, tengo que irme..." pronunció con amargura, no dudando en besar sus labios muy despacio. "tienes mi número de teléfono así que no dudes en escribirme, por favor." ella también lo haría. "me has hecho muy feliz esta noche, maia. muy feliz."

"lo sabía." murmuró dejando escapar una pequeña carcajada cuando le dio la razón, asintiendo después con suavidad a sus palabras con una pequeña sonrisa en sus labios. no podía evitar admirar a gio por todo lo que había conseguido por sus propios medios, y es que sin duda alguna se merecía haber ganado aquel mundial junto a sus compañeras. asintió con suavidad a sus palabras, confiando en tener la suerte de que sus padres le diesen el permiso para poder viajar junto a sus primas, aunque lo dudaba bastante pero no podía evitar aferrarse a la esperanza. no dudó en pasarse el resto del tiempo disfrutando de ella hasta no poder más, y es que quería grabar a fuego casa instante junto a ella ante la incertidumbre de no volver a saber cuando se encontrarían de nuevo. cuando le enviaron el mensaje, no pudo evitar suspirar con levedad, levantándose de la cama y comenzando a vestirse pero cuando le dio su chaqueta, no pudo evitar sonreír y querer ofrecérsela de vuelta. "¿no la vas a necesitar mañana?" cuestionó con curiosidad y a sus palabras, dejó escapar una carcajada.

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"lo he sido, eso no te lo voy a negar. sobre todo cuando llegué a roma. venía de estar toda la vida en venezia y fue un cambio muy grande, pero luego ya me centré de nuevo y la verdad, solo entrenaba y entrenaba." le explicó entre risas. al llegar a londres en cambio lejos de dejarse tragar por la gran ciudad, se centró en su carrera para poder hacer historia y por ahora lo estaba consiguiendo, pero conocer a maia había sido como una bocanada de aire fresco. "soy muy paciente, no te preocupes por eso." y lo decía muy en serio. además, sabía que no le quedaba otra que esperar a que maia pudiese ir a verla, por lo que hacer una pataleta no le iba a servir de nada. se pasó el resto de la noche entregándose a ella, queriendo atesorar todos esos momentos para luego sobrellevar su ausencia. cuando finalmente le avisaron de que se iban al aeropuerto, comenzó a vestirse. "toma." le dio su chaqueta de la selección, poniéndose ella una sudadera. "así tienes que venir a verme para darte los pantalones." y es que ya le había dado su camiseta, así que le faltaba poco para tener la equipación completa.

"¿no? te tenía por una persona de lo más rompecorazones." murmuró riendo con suavidad. por su parte en ese sentido también se veía identificada y es que al ser quien era, su vida era completamente diferente a la del resto del mundo, incluides sus primes. aquel momento junto a gio había sido la primera vez que se sentía libre de aquella carga, y podía disfrutar de ser una persona viviendo sin miedo y sin preocupación aquella experiencia. al encontrarse con sus labios, se recostó sobre el colchón y giró su cuerpo ligeramente para dejar a la rubia sobre ella, rodeando su cintura con sus piernas y profundizando el beso pero manteniendo la suavidad de este mientras sus manos seguían enredadas en su cabellera. a su respuesta, se mordió el labio con suavidad juntando su frente con la ajena, y es que no podía pedirle que dejase a un lado sus responsabilidades cuando ella no podía hacerlo tampoco. "lo haré..." susurró en un jadeo al notar los carmines ajenos. "pero no puedo prometerte que sea pronto..."

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"no lo niego, pero no suelo corresponderlos." reconoció entre risas. siempre había estado demasiado centrada en su carrera deportiva y apenas había dejado tiempo para los placeres más mundano, de ahí que caer prendida por maia le había resultado de lo más sorprendente además de agradable. "yo también." a fin de cuentas, de no ser por alicent y rhaenyra nunca habría tenido el placer de conocer de esa forma a maia, así que en cuanto volviese a londres les iba a invitar a cenar a modo de agradecimiento. cuando volvió a besarla, no dudó en profundizar un poco más el beso, recostándose ligeramente sobre ella y poniéndose de nuevo encima. "no puedo...tengo la pre temporada..." si por ella fuese se quedaría ahí con maia, pero tenía responsabilidades que cumplir y no podía irse así sin más. "diles a tus padres que quieres ver a tus primes o algo así..." le propuso, empezando a besar poco a poco su cuello.

a sus palabras, tan solo pudo suspirar totalmente perdida en su mirada y en la sensación de aquellas caricias. "estoy convencida de que ha sido responsable de una infinidad de flechazos." comentó con total seguridad mientras una pequeña risa escapaba de sus labios. era cierto que se iba a morir de las ganas por volver a verle, pero eso solo hacía que las ganas por volver a reencontrarse fuesen creciendo. su mano terminó deslizándose por su costado hasta llegar a su mejilla, acariciándola con suavidad. "cada día estoy más agradecida al destino de que alicent y mi prime se hayan encontrado." reconoció riendo con suavidad antes de perderse de nuevo en sus labios, llevando la mano hasta su cabellera y atraerle con suavidad para prolongar el beso, además de apegar su cuerpo al ajeno. "vuelve cuando acabes la celebración..." susurró sobre sus labios con cierta desesperación, y es que aunque tenía una infinidad de asuntos que tratar, podría sacar tiempo para estar junto a ella con la excusa de que su prime y su esposa estaban de viaje en el país.

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después de la tensión del mundial ahora estaba completamente relajada gracias a las caricias que maia iba dejando en su espalda. ella no dudó en mantenerla entre sus brazos y seguir acariciándole la cintura y el costado además de la mejilla. le miró con dulzura a los ojos y rió un poco a sus palabras. "he tenido flechazos, sí. pero ninguno tan intenso como este." explicó riendo. maia le había dejado completamente embelesada y verdaderamente se moría de ganas por pasar más tiempo con ella ya que quería conocerla a fondo y compartir momentos con ella. "tengo que darle las gracias a tu prime y a alicent. les invitaré a comer cuando volvamos a londres." reconoció entre risas, no dudando en acercarse a besar de nuevo sus labios con dulzura. "¿cómo se supone que me tengo que volver a casa sin ti?" cuestionó suspirando y es que si por ella fuera, se quedaría ahí más días con maia.

todavía estaba entre los brazos de la italia y ya estaba sopesando cuándo sería la próxima ocasión en la que se verían porque se moría de la curiosidad por conocer más sobre ella y por querer pasar más tiempo junto a ella. no duó en dejar que los dígitos de su mano recorriesen su espalda con suavidad, dibujando patrones irregulares por toda esta mientras se perdía en su mirada y dejaba un suave beso en su pulgar. a sus palabras, asintió con suavidad mirándole a los ojos totalmente embobada y no pudo evitar sonreír con suavidad. "yo tampoco." sin embargo, frunció el ceño con suavidad. "no me creo que nunca hayas tenido un flechazo antes." reconoció riendo con suavidad. "si hasta yo he tenido flechazos." claramente ninguno había sido correspondido, pero en muchas ocasiones se había imaginado como habría sido su vida si hubiese nacido en una familia normal y no en la realeza.

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haber conocido a maia había sido simplemente increíble pero al mismo tiempo odiaba no saber cuándo sería la próxima vez que se verían. la distancia entre sus residencias era muy grande como para hacer una escapada de fin de semana pero si tenía algo claro era que iba a esperar a que volviesen a verse con ansias. mientras acariciaba su cintura, su otra mano le acariciaba el rostro y no dudó en pasar el pulgar sobre sus labios mientras le miraba con dulzura. "está bien. esperaré." y lo decía muy en serio. a fin de cuentas se había quedado completamente prendada de ella y sabía que sacarla de su cabeza iba a ser tarea imposible. "nunca me había sentido así con nadie, ¿sabes?" le confesó. "de hecho, pensé que eso de los flechazos era una mentira colectiva pero claramente me he equivoqué porque me has dejado encantada."

en esos momentos no podía evitar pensar que tal vez no había sido buena idea que rhaenyra y alicent hubiesen tomado la decisión de presentarse a gio justamente esa noche. ahora tendría que aguardar a la siguiente oportunidad que tuviese de viajar a londres o que la rubia volviese a nueva zelanda y después de lo que acababa de vivir, era lo último que quería. a sus palabras, tan solo pudo negar mientras reía con suavidad, pero al encontrarse con sus labios, no dudó en prolongar el beso unos segundos.al final terminó por dejar que fuese ella a coger la toalla, agradeciendo que le ayudase a limpiarse y tras ello se acomodó a su lado, entrelazando su pierna con la ajena y dejando que su mano recorriese la línea de su mandíbula mientras le miraba a los ojos y correspondía aquel beso. un suspiró escapó de sus labios mientras acariciaba su pecho. "nada me gustaría más, te lo prometo." susurró. "pero no puedo." y aquello realmente le fastidiaba, porque nada le gustaría más que recorrer aquel país a su lado. "te prometo que algón día iré contigo." aseguró mirándole a los ojos con toda la dulzura del mundo.

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¿cómo se suponía que tenía que volverse a roma y londres después de lo que acababa de vivir? quería seguir conociendo a maia y pasando tiempo con ella ya que conocerla había sido un auténtico flechazo. no le importó lo más mínimo la forma en la que había alcanzado el orgasmo, es más, le había encantado, de ahí que no dudase en seguir sujetándola y estrechándola contra su cuerpo. "no lo sientas, ha sido increíble." le hizo saber, no dudando en besar una vez más sus labios. "si es que eres alucinante para todo." y lo decía muy en serio. lejos de dejar que se levantase, la dejó tumbada en la cama y fue ella la que fue al baño a por una toalla y a tirar el profiláctico a la basura. al volver, secó a ambas con cuidado y dejó el trapo sobre el colchón para poder tumbarse a su lado, llevando una de sus manos a su cintura y la otra a su mejilla para poder besarla una vez más. "vente a roma conmigo." le pidió sin pensarlo ni ser consciente de las responsabilidades que podía tener. "solo por unos días. podemos escaparnos y te llevo a conocer el país."

decir que estaba totalmente fascinada con gio era quedarse corta, y es que apenas le habían bastados un rato hablando con ella para ser consciente de lo increíble que era. por no hablar de lo atractiva y guapa que era, cosa que había hecho que su curiosidad y atracción creciesen a pasos agigantados. no era capaz de expresar lo mucho que estaba odiando que tuviese que marcharse en apenas un par de horas, pero iba a aprovechar y disfrutar de aquel momento al máximo. agradeció que le ayudase a marcar el ritmo y a guiar el movimiento de sus caderas, porque el placer no hizo más que aumentar. a medida que el placer comenzaba a acumularse, mas le costaba acallarlos gemidos y corresponder los besos, pero cuando sintió que ella también alcanzaba el clímax, se dejó llevar alcanzando de nuevo el orgasmo mucho más intenso que el anterior, eyaculando sobre ella. se abrazó a su cuerpo con la respiración totalmente acelerada, y al ser consciente de lo que acababa de pasar fue a disculparse, pero al encontrarse con sus labios, correspondió el beso con la misma pasión, enterrando sus dígitos en su cabellera. "joder..." susurró. "tú también." dejó un último beso en sus labios antes de centrar su mirada en la ajena. "joder, lo siento." murmuró al ver lo que había provocado. "puedo decir lo mismo y es que ni tan siquiera sabía que podía hacer eso." murmuró un tanto ruborizada, buscando separarse para ir al baño a por una toalla.

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todo aquello estaba siendo todavía más increíble que ganar el mundial. la atracción que sentía hacia maia era simplemente impresionante y verdaderamente no recordaba haber tenido esa conexión con nadie antes, definitivamente el volverse a europa iba a ser de lo más difícil porque después de estar con ella no iba a querer acostarse con nadie más. le pasó un brazo por la cintura para ayudarla a marcar el ritmo mientras seguía estimulando sus pechos con la boca, no dudando en dejar algunas marcas por la zona. saber que estaba tan cerca del orgasmo hizo que ella misma se acercase a alcanzarlo y es que estaba disfrutando muchísimo. solo le hicieron falta un par de embestidas más para acabar culminando mientras apegaba el cuerpo contrario al propio. ni si quiera se tomó unos segundos para respirar ya que enseguida volvió a besar sus labios con desenfreno. "joder eres increíble." murmuró disfrutando de la dulzura de los carmines ajenos, dejándose caer finalmente sobre el colchón para que maia pudiese acurrucarse sobre ella. "nunca había disfrutado tanto y no lo digo por quedar bien." le advirtió risueña. "creo que me has encantado."

entre todas las sensaciones que estaba experimentando, estaba plenamente convencida de que ninguna de ellas podía compararse a lo que sentía cada vez que escuchaba gemir a gio, y es que podía convertirse fácil en su sonido favorito. a medida que las embestidas iban creciendo, mayor era el placer que estaba experimentando y aquello se veía reflejado en los gemidos que escapaban de sus labios y morían en los ajenos o la forma en la que sus dígitos se hundía en su piel. sin embargo, cuando creía que estaba sintiendo el mayor placer posible, sintió los dígitos ajenos comenzar a estimular su punto más erógeno. "oh, joder... n-no pares, por favor... joder." estaba totalmente nublada por el placer, había perdido por completo la noción de lo que podría suceder fuera de aquella habitación. sus labios besaban los ajenos con ganas, ahogando los gemidos en estos mientras disfrutaba de la firmeza y el ritmo de las embestidas, y cuando cambió las posiciones, no dudó en mantener el ritmo de sus caderas, aunque con una ligera torpeza por la falta de costumbre. sin embargo, se apoyó en el cabecero mientras la otra mano se perdía en su cabellera, descendiendo la mirada a la ajena y al verle estimular su pecho, le hizo saber que no iba a poder contenerse mucho más el orgasmo.