#¿hacia dónde puedo mirar para encontrarme contigo?
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Contigo aprendí, que nadie vale tu paz y que si alguien te la quiere arrebatar… pues que arda Troya, y que desaparezca todo lo que no conviene.
Lumiusier
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Monomanía
“La encarnación de las flores” Así te llamaría, pero al viento que nos encuentra le corresponde un atardecer que se esconde en tus manos, entonces te pierdes, y no vuelvo a encontrarte. ¿A dónde fuiste? Seguro que a donde van a parar los barquitos de papel que hacíamos cuando éramos niños. Pero aún más importante, ¿hacia dónde voy yo ahora? Quizás debería de forzar tus delicadas manos, liberar el paisaje que tanto deseo disfrutar junto a ti, pero sé, que tú ya no quieres tener más caminatas conmigo. Tal vez debería solo limitarme a seguir tu sombra, como siempre, como el perro faldero que soy. – Ah, ya no puedo con esto – digo apenas, hasta mis labios pesan últimamente; Últimamente hasta tengo el mismo sueño, en donde no soy mas que un muñeco de trapo que arrastra un baúl lleno de sueños frustrados donde tú eres la protagonista. Camino sin fin, atado a las cadenas de la lujuria por un bosque árido sin la esperanza de hallar un futuro prometedor. – ah, debería dejar de escuchar música mientras intento dormir sin ti… –.
Ahora bien, mientras admiro como subes a ese vagón de metro repleto de gente observando sus teléfonos, un escalofrío recorre por todo mi cuerpo. Estaba harto de no poder ser notado, harto de no poder expresarte cuanto quiero hacer barquitos de papel contigo, por estar aterrado de pies a cabeza. Las emociones que provocas en mi mente son tantas que siento como mi cráneo sucumbe ante la presión, va a explotar. – Estoy harto de ti… – me decía a mi mismo mientras las causalidades volvían a encaminarme hacia tu nombre una y otra vez.
Vuelvo a darle vueltas al asunto, a como siempre te escribo, y visto las heridas del cielo con pequeñas estrellas que te dediqué a ti. ¿Tal vez te has escondido allí? No lo sé. Las multitudes son despiadadas. Podrías estar frente a mí y convertirte en el camino que sé que no tomaré, un cielo nocturno que no me corresponde, pero es difícil saberlo, siempre es difícil. Entonces vuelvo a mirar la hora; – Siete y media… dale… 20 minutos más… -, luego guardo mi celular, y levanto la cabeza hacia las abarrotadas puertas del metro que se abren frente a mí, quizás hoy tendría suerte. Bueno, creo que en realidad no. Una multitud de gente sale de las puertas y debo luchar por poder entrar, la atmosfera pesada me envuelve y me hace anhelar tu aroma a shampoo de coco. Todos parecen cansados, exhaustos, igual que yo; Aunque creo que mis lamentos amorosos no son un buen pretexto para definirme de esa manera, como sea – ¡ESTOY EXAHUSTO! – Sin darme cuenta había gritado lo que pensaba. Se sentía tan bien, pero a la vez estaba tan avergonzado que deseaba ser tragado por el suelo del vagón. Aunque si lo pensaba bien, nadie había prestado atención a la liberación de mis sentimientos, pase desapercibido – supongo que un vagón de metro puede ser indiferente a la gente extraña…hoy soy un extraño… –.
Las puertas se habían cerrado y el metro entro en marcha. Había un asiento vacío y me quedaba algo de Coca-Cola. Un golpe de suerte sin duda alguna, bueno, esperaba que esta vez si lo fuera; Pero de nuevo mi naturaleza de ser yeta me jugo en contra. La Cola-Cola estaba caliente y un solo sorbo era como estar bebiendo alquitrán, se quedaba en mi garganta por un rato y dejaba un sabor horrible impregnado – Que asco… – dije apenas, mi garganta creo que se había dañ- “¡BAAM!” un disparo suena y siento como alguien se desploma junto a mí. La mujer que hace unos minutos enviaba memes por WhatsApp se volvió un saco de carne y sangre que teñía de carmesí todo mi hombro. Supongo que a veces la suerte si nos puede abandonar a todos.
“Así, dejé de aferrarme a la realidad, y el mundo me volvió a abandonar.” Aquella oración se repetía en mi mente, no paraba de sonar en diferentes tonos, inundando mi cabeza. Pero la oración desapareció cuando me puse a observar el cuerpo de aquella mujer. Tenía un aroma irreal, cárnico y sensual. Sus vísceras descompuestas rebozaban de gusanos pálidos que bailaban como estrellas en un cielo moribundo. También, parecía cantar su sufrimiento de la misma forma que los ángeles cantan a la vida, o yo a tu recuerdo, mientras su rostro podrido desprendía trozos de carne renegrida, como una flor que dejaba caer sus pétalos sobre mi invierno. A mis ojos, era hermosa. Me detuve a tocar su pecho corrompido, , y encontré, detrás de miles de mentiras, un corazón, entonces lo arranqué, y lo colgué en mis sueños. Estaba dispuesto a dejarlo todo atrás, abandonar mi cordura y envolverme en la locura que nacía en aquel vagón de metro. Pero aquel corazón comenzó a latir, aquel latido, tímido y tan confortable, me recordó la única espina que perturbaba mis sueños, la única que no quería abandonar, tú.
– ¿seré capaz de olvidarte a ti, de dejarte atrás ? – La pregunta se incrustaba en mi cerebro, como una bala perdida encuentra a un inocente. Sim embargo, no tarde mucho en volver a prestarle atención a la escena del crimen. Ya que, frente a mí, un demonio que tenía esmeraldas por ojos se acercaba lentamente. En un tono que no podía describir, estaba aterrado, me murmuraba – ¿anhelas la muerte, lo haces tanto como yo? –. No entendía que ocurría, el aroma metálico que desprendía la sangre me mantenía en un trance extraño, mis sentidos estaban perturbados, como si estuviera drogado, dejándome llevar por los leves latidos del corazón en mi mano, que, de manera insólita, era lo único que me mantenía cuerdo. Colgado a mis sueños, me hacía no querer renunciar mi humanidad. –¿anhelas la muerte? – Volvía a escabullirse entre mis pensamientos aquella pregunta, ya ni siquiera podía escuchar el grito de la gente aterrada en el vagón.
– ¿muerte…? – digo para mí; – está mal buscar en la muerte los significados que no hay en mi vida; Pero entonces…si no encuentro un significado en mi vida, ¿me convertiré en un monstruo? Como si…es casi…fingir ser humano – . Las voces bajo mi piel lo sabían, mis ojos, mi boca, mi nariz. Yo mismo lo sabía. – Tú eres el único significado que le da sentido a los delgados hilos que unen mi mundo, mi entorno se distorsiona…es tan patético ser dependiente de una estrella, estás tan lejos…mis manos fueron desprendidas de tu fantasma y el mío es demasiado débil para mantenerme a flote…morir no soluciona nada, no anhelo desaparecer… – susurraba para mí. El demonio sujetó mis manos de manera brusca y guio mi mirada hasta encontrarme con la suya. Sus ojos eran como un abismo, sentía que me iba a tragar y que jamás volvería a verte, hasta en mis últimos momentos me obligas a rendirte tributo. – te odio, te odio, te odio tanto – Mi voz estaba rota, mis manos se liberaron y el demonio cayó hacia atrás, entre sollozos. Mi vista se había dañado, ya no sabia quien estaba en el suelo del vagón, si un demonio de ojos esmerarla o la chica que me enamoraba con su llanto.
Cerré mis ojos y respiré profundo. El metro seguía avanzando, a nadie le importaba la chica que ya no estaba allí. Mi cuerpo gritaba por ayuda, mis manos temblaban. Podía ver el reflejo de mi cara en las ventanas del metro, llorando con un hombro lleno de sangre y un corazón que me guiaba hacia la locura. – ya es hora... – Un carabinero me sujeta el hombro con fuerza y vuelvo a ser jalado hacia atrás, hacia el abismo. Con los ojos entrecerrados, espiando la grotesca escena. mi vida ya no tiene sentido, ya no quiero pensar en cómo no me ves de la manera que quiero; ya no quiero ser la persona que está ahí simplemente porque te da pena abandonarla; ya no quiero arrepentirme, quiero ser aquel que posea un sueño, quiero ser aquel que te posea a ti.
“realmente fue un error…” una nueva oración toma asiento en mi mente. Hay flores afuera. Pequeñas gotas lagrimean de sus hojas, y los pájaros tímidos se acercan a nuestro cielo. El mundo ahí fuera es el mismo. La gente es la misma. Mis miedos son los mismos. Entonces, ¿Por qué es tan difícil?
Sigo el camino que me ordena el carabinero, distraído, contando las baldosas del piso hasta que una voz me encuentra. Hago oídos sordos, no quiero ser visto en tan lamentable situación, pero ya es demasiado tarde - ¿Puedo preguntar a qué viene esto, te vas preso? –. Era Juancho, un viejo amigo mío. De alguna forma no me sentía capaz de decirle, no me sentía lo suficientemente fuerte para enfrentarlo, por lo que solo guardé silencio. – Oye po’… - me dice en un tono más agresivo. No soy de los que hablan de sus cosas, así que solo lo ignoro, y el suspira diciendo – Ya… no me digai’. Igual yo encuentro que deberiai’ dejar de hacer eso. Si lo haci esperando encontrar a alguien, mejor olvídate, la ciudad es despiadada, y a los que se traga no los devuelve más -.
“La ciudad es despiadada”. Del suelo emergieron deformes imitaciones humanas y el mundo volvía empezar, devorando todo lo que conocía. . huyo hacia el vagón del metro que se acaba de detener y me arrastro desganado a un asiento vacío. La monotonía en el traqueteo del metro, el bailar de las luces tras las ventanas, las luces fugaces que aparecen por la ventana a ratos. Quiero olvidar, imaginar que Juancho no fue devorado junto a aquel carabinero. Pensar en ti me calmaba, en tu reflejo similar a un copo de nieve; pálido, frágil, diferente, algo que solo puedes ver en invierno porque se derrite en verano. El fin del verano se acercaba. Una gota de esperanza, otra vez tú era mi única gota de esperanza – ¿Por qué…? –. Ya no puedo ver las luces. Mi reflejo invade la oscura ventana, con mi cara demacrada. – te perdí, perdí a mi amigo, perdí mi cordura…¿Por qué no estoy llorando? ¿Por qué sigo tan calmado? -. Mi reflejo se distorsiona y toma su lugar aquel demonio, con sus ojos clavados en mí. - ¿la deseas tanto como yo? Morir, claro -. Me daba nauseas, lo odiaba, lo odiaba tanto que la ventana exploto en miles de pedazos, cortando mi cara junto con la de la gente perdida en su propia discordia, dejando un agujero oscuro sin luces que se colaran para calmarme. Me absorbió. Mientras caía podía ver como se alejaba la ventana del metro, visto desde afuera si poseía luz, una que había abandonado. Así es el mundo del otro lado, o así lo era para mí. El punto final se encontraba al final de la caída, pero siempre se hace más difícil llegar al fondo, ¿Por qué?
–Las flores están bonitas – sonaba entre los ecos de los cristales cayendo detrás de mí; - Aunque, siempre he creído que los Girasoles guardan cierto encanto secreto -.
No hay final, no hay caída, no hay golpe, solo una voz que me encuentra, y sigue hablando –Tienes razón…no lo había visto así…aunque lo pienso todavía. No sé, de niña pensaba que los girasoles eran igual que las estrellas, y que los pájaros tenían casas de nubes, y plantaban esas luces en sus jardines… je… es bastante tonto decirlo en voz alta –.
La sangre es densa, y mis oídos se retuercen por un dolor ajeno. El tiempo se detiene, la gente deja de respirar, y solo estoy yo frente a dos estrellas fugaces que te roban lejos de mí. Todo es nada, no es oscuro ni blanco. No es silencioso ni ruidoso. Es la nada. El olor de mi sangre ya no existe, no puedo sentir las yemas de mis dedos entrar en contacto con algún fondo. ¿había caído o seguía cayendo?
ya no podía escucharte. Finalmente, ya no podía escucharte, ya no puedes atormentarme. Has desaparecido, has desaparecido junto con mis ganas de soñar, mis ganas de disfrutar el olor del pasto en las mañanas, mis ganas de pensar en que tema de conversación usar cuando nos quedemos solos. – quiero una tumba llena de girasoles…extraño a mi hámster…–. Soy un estúpido y finalmente me rendí.
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Capítulo 13
El golpe del sol en la cara me despertó al día siguiente. Me tomó un par de minutos volver a la realidad y reconocer dónde estaba, hasta que recordé a Bucky, y me di cuenta de que no estaba de nuevo.
Cuando finalmente me resigné a ponerme de pie, me deslicé con lentitud hacia afuera de mi habitación, tratando de recordar dónde diablos había dejado la caja de medicinas y deseando, de corazón, que las pastillas para el dolor de cabeza no hubieran caducado.
Salía del baño cuando algo en la mesa del comedor llamó mi atención. Me había dejado un poco de fruta, pan y jugo de naranja, todo perfectamente acomodado junto a mi teléfono celular y una caja de aspirinas.
Buenos días dormilón, decía el primer mensaje. Tuve que dejarte un momento para ir al trabajo, pero estaré contigo en unas horas. Lo prometo.
Respondí enseguida ─Me siento como una mierda ─Admití mientras me tallaba los ojos─. Y gracias por el desayuno.
─¿Por la bebida o por lo estúpido que te comportaste anoche? ─Contestó, después de unos segundos.
─Ambas ─Acepté, dándole un bocado a la fruta picada y tomándome una aspirina enseguida.
─Me alegro ─Envió.
─¿No te quedaste anoche? ─Pregunté.
─Solo un rato. Me necesitaban esta mañana en el trabajo. Pero no te preocupes. Desayuna, relájate un poco y después vístete. Paso por ti a las 4. Tenemos una cita ─Envió una selfie que me hizo sonreír como estúpido. Se veía feliz, como si nada hubiera estado nunca mal entre nosotros.
***
Unas horas más tarde estábamos en su auto transitando por la autopista, alejándonos de la ciudad. Yo vestía jeans de color azul y una camiseta de botones a cuadros y él llevaba jeans negros y una playera gris oscuro que contrastaba con sus ojos azules.
─James… ─dije, al mismo tiempo que me preguntaba qué planeaba─ ¿Hacia dónde vamos?
Solo sonrió al principio, sin dejar de mirar el camino al conducir con una naturalidad y agilidad envidiables ─A un lugar que creo que te gustará. Pero antes… creo que debemos hablar sobre ayer.
Tragué saliva. Una parte de mí quería evitar esa conversación, quería evitar que las cosas se hicieran más complicadas entre nosotros. Pero otra parte sabía que estábamos irremediablemente jodidos por todo lo que habíamos hecho y todo lo que estábamos sintiendo.
Este último día y medio nos empujó casi más allá de la fase de pretender, más allá del lugar donde podíamos solo imaginar nuestro futuro. Y lo odiaba. Porque más allá de ese lugar estaban todas las decisiones que no quería tomar y las discusiones que podrían terminar con mi vida, pieza por pieza.
─Estuve con mis padres ─dijo al cabo de unos minutos─. Apenas volvía del trabajo cuando los hombres de mi padre fueron por mí a casa y no me dieron la opción de rechazar la invitación, o de llevar el teléfono. Solo tuve tiempo de enviarle un mensaje a Steve y por eso no respondí tus llamadas.
Recordé a las personas de las viejas fotografías que había visto en internet. Gente de un mundo muy diferente al mío. Un mundo en el que predominaba el dinero y las apariencias.
─Mi padre es Senador y está buscando postularse para un cargo de gobernador en las próximas elecciones ─continuó─. De alguna manera supo que regresé al país y que tengo un nuevo empleo, así que le pareció conveniente que su hijo apareciera para ayudar en su campaña. Ya sabes, el respetado Senador Barnes con un exitoso hijo en las fuerzas de seguridad del país.
Noté el sarcasmo en su voz. Era evidente que estaba acostumbrado a eso.
─Cree que podría ayudarle a ganar puntos en las encuestas y que se veía muy bien que yo lo acompañara a las entrevistas y hablara por él en algunos mítines.
─Creí que tus padres no te aceptaban ─Intervine, confundido.
─No lo hacen, pero ahora les puedo servir y no quisieron dejar pasar la oportunidad de convencerme.
─Y si aceptas… ¿qué pasaría con tu empleo? ─Pregunté tontamente, sabiendo que él no aceptaría algo como eso. No era su estilo.
─Papá sobornaría a quien fuera para que eso no sea un problema ─Encogió los hombros. Eso tampoco le sorprendía─. El punto es que me quedé en casa porque mi madre me lo pidió. Estuvo horas hablando de lo fuerte que se ha vuelto su imagen en los últimos años y sobre lo bueno que sería que me mude con ellos ahora que están buscando las elecciones. Por un momento le creí cuando dijo que se preocupaba por mí y por lo que he estado haciendo, pero cuando le dije que estaba con alguien… con un chico, su mirada de preocupación cambió a decepción. Me quedé esa noche, pero al día siguiente entendí que mi familia no va a cambiar por mucho que yo quiera. Así que los mandé a la mierda y les dije que no me interesa actuar para su beneficio.
La sonrisa en sus labios contrastó con la tristeza en sus ojos y entendí, que al igual que a mí, esa parte de su vida siempre le dolería. Y yo quería hacer cualquier cosa, posible o imposible, para evitarle ese dolor.
Giré mi cuerpo hacia él y puse mi mano sobre la suya, queriendo transmitirle todo lo que sentía. Pero al final fue él quien tomó mi mano para atraerla a sus labios y dejar un beso en ella.
Estuvimos en silencio por un rato, solo con el ruido de la radio de fondo, hasta que recordé que yo también tenía muchas cosas que decirle.
─Un chico estuvo ayer en la iglesia y preguntó por ti ─se lo describí lo mejor que pude, pero insistió en no reconocerlo─. Pensé que era alguien que salió contigo alguna vez… y pensé que estabas con él ─admití apenado.
─¿Por eso la bebida y tu enojo anoche?
Asentí, aunque no me atreví a comprobar si volteó a verme o no. De lo que sí estuve seguro, es de que mis mejillas enrojecieron por la vergüenza.
─No sé quién sea ─aseguró─. Nunca he tenido una relación seria con nadie más que contigo y tampoco tengo demasiados amigos, así que… no lo sé. Seguro no es nada. Y sé que no nos hemos conocido por mucho tiempo, pero no debes preocuparte porque pueda engañarte. No va a pasar. Punto.
─Lo sé, lo siento ─De nuevo me giré hacia él y lo miré suplicante─. No quería pensar en eso, sé que no harías nada para herirme. Es solo que no dejo de pensar en que podría perderte o perder mi trabajo. O ambos.
─No me perderás ─Insistió, dando un vistazo─. Y no perderás tu trabajo. A menos que lo quieras.
Recosté mi cabeza contra el cristal de la ventana. Ahí se encontraba de nuevo. La elección. Frío o caliente. Blanco o negro. Bucky o Dios.
─Aunque admito que tus celos son adorables ─dijo.
Hice un puchero con la boca. Tenía razón. Imaginarlo con otra persona que no fuera yo, hacía que la sangre me hirviera.
─Steve y Tony saben sobre nosotros ─Agregué de la nada.
Chasqueó la lengua ─Debí imaginarlo ─Encogió los hombros y pude escuchar cierta incomodidad en su voz─. Nunca le hablé de nosotros a Steve, si eso te preocupa. Es solo que… ese tipo sabe todo sobre mí de alguna manera. Pero no te preocupes. Hablaré con él y me aseguraré de que no abran la boca.
─No van a decirle a nadie. Tony me lo aseguró.
─Los mataré si lo hacen.
Le dirigí una mirada de reprimenda y después sonreí.
Unos metros después, arrojó el coche de forma ágil y rápida hacia un lado de la carretera. Antes de que pudiera preguntarle qué hacía, estacionó el auto y se lanzó hacia mí, lo cual hizo que mi pene brincara con interés.
Sus labios se encontraron con los míos con urgencia, con un hambre determinada, caliente, y sus manos por todas partes, mi pecho, mi cabello, jalando impacientemente la bragueta de mis pantalones.
─Te amo ─Tuve que decir. Respiré una y otra vez y la tensión del viaje desapareció─. Maldita sea, James. Te amo y siento mucho todo lo que ha pasado.
Atraje su mano hacia mi entrepierna y presioné, ansiando fricción, deseando que sintiera lo mucho que lo deseaba. Pero antes de que hiciéramos algo más se apartó de mí, respirando con fuerza, sin dejar de mirarme.
─Yo también te amo. Y tenemos un gran día por delante ─Ahora la felicidad también se reflejaba en sus ojos y me sentí orgulloso de ser el causante─. Pero no sabes lo que me haces cuando dices que me amas.
─Es la verdad ─susurré, tomando ambos lados de su cara y mandando a la mierda todo lo malo que se hallaba en esa verdad─. Me preocupo demasiado por ti y solo quiero que estés bien. Quisiera que fuera así todo el tiempo, como ahora. Solo tú y yo, sin decisiones, sin problemas, solo nosotros.
Me besó la frente con ternura ─Bueno, si es escape lo que quieres, creo que te gustará esta noche.
***
Un par de horas después estacionó el auto en un callejón y me indicó que bajara con un gesto.
─Escucha ─dijo al llegar hacia mí─. Quiero que te diviertas esta noche, conmigo. No te preocupes por nada. Nadie aquí nos conoce. Estaremos bien.
Me preocupé. ¿A qué clase de sitio me había traído si tenía que darme esas advertencias? Me tomó de la mano y caminamos hacia una pequeña puerta custodiada por dos hombres, con los que Bucky intercambió un par de palabras que no pude entender antes de que nos dejaran entrar a un pasillo oscuro.
─Buck… no sé si…
─Relájate ─Rio, apretando mi mando en la oscuridad─. ¿Nunca antes fuiste a un antro?
Una chica nos interceptó antes de que pasáramos otra puerta y nos ofreció un par de antifaces. Genial, pensé, temiendo encontrarme a algún feligrés ahí, aunque lo creía poco probable.
Bucky y yo estábamos perfectamente encubiertos cuando entramos a otra sala llena de luces neón, gente bailando, bebiendo y haciendo cualquier otro tipo de cosas que no me atreví a mirar.
La música llenó mis oídos y apenas pude escucharlo cuando se acercó a decirme que lo siguiera mientras íbamos por algo de tomar.
Caminamos hacia la barra abriéndonos paso entre la gente, a la que parecía no molestarle lo pequeño del lugar. Una chica puso sus ojos en Bucky cuando llegó a la barra y bajó su mirada con lentitud hacia donde nuestras manos se unían. Casi entré en pánico cuando me miró, temiendo que pudiera saber quién era y a qué me dedicaba, pero solo me sonrió y siguió hablando con sus amigas.
Bucky me ofreció una cerveza poco después, ajeno a las miradas que atraía, incluso en medio de la parcial oscuridad. Envolvió mi cintura con sus brazos y me atrajo hacia él, dejando un corto beso en mi mejilla antes de beber.
Miré a mi alrededor un poco más, aún nervioso y él reparó en eso.
─No te preocupes por nada, Helmut ─Me dijo al oído, gritando para hacerse escuchar sobre la música─. No estamos en la iglesia. No tienes tu uniforme. Hoy solo somos tú y yo ─Y antes de que pudiera responderle atrapó mis labios entre los suyos. No era un beso demandante, sino más bien para tranquilizarme.
Y entonces la música se cortó solo por un segundo y cambió a una más intensa y electrizante, afectando a todos los que presentes, incluso a Bucky.
─Ven conmigo ─dijo, llevándome en medio de la multitud, empezando a saltar al ritmo de la música, olvidándose de todo excepto de mí. Por un segundo dudé en seguirle el paso, pero luego vi la felicidad en sus ojos mientras me cantaba Ignite de Alan Walker y en ese momento decidí olvidarme de que era Sacerdote y fui solo un chico enamorado bailando en una discoteca.
***
Salimos de ahí un poco más tarde, después de haberme tomado cuatro o quizás seis cervezas. Lo suficiente para animarme más de la cuenta y empezar a bailar sin querer despegar mi cuerpo del de Bucky.
Cuando me di cuenta tenía su pecho pegado a mi espalda, mientras sus manos recorrían mi abdomen con impaciencia. Escuché sus suspiros en mis oídos, antes de que decidiera besarme el cuello. Y entonces decidí que era momento de irnos.
Poco después ingresamos al estacionamiento subterráneo de un hotel.
─¿En serio, James? ─Lo miré indignado.
Una carcajada salió de su boca mientras aparcaba el auto ─Esta también es parte de la sorpresa ─dijo cuando bajó y lo seguí apresurado, moviendo las piernas para tratar de hacer un poco de espacio en mis pantalones y para que no se me notara la semi erección.
─Mi padre es el dueño de este lugar ─Puso una mano en mi espalda baja mientras me guiaba al elevador─, y el gerente me debe un favor. Me dijo que puedo quedarme aquí cuando quiera. Y quiero en este momento.
Apenas tuve tiempo para procesar todo antes de que las puertas del elevador se cerraran y me besara, tanteando mi entrepierna con su mano. Dios mío, pensé, con el calor acumulándose en mi cuerpo. Necesitaba tenerlo enseguida o me volvería loco. Cuando las puertas del elevador se abrieron en un vestíbulo, apenas estaba controlando mi respiración y Bucky pidió que lo esperara mientras él iba a la recepción por nuestra tarjeta-llave.
Cuando regresó, abordamos el ascensor de nuevo y fuimos disparados hacia el piso 20.
─Oh por Dios ─dije cuando pasó la tarjeta-llave por la ranura de la puerta y nos encontramos en una suite por la que nunca hubiera podido pagar solo con mi sueldo de Sacerdote.
Una sala de estar frente a la cama y la hermosa vista de la ciudad desde las alturas me llenó los ojos, mientras Bucky se quedó de pie, solo observando mi reacción.
─Es todo nuestro hasta mañana ─Cerró la puerta.
─¿Todo esto es por mí? ─La impresión aún no abandonaba mi rostro cuando lo miré.
─Llevo unos días planeándolo ─admitió.
Me lancé a besarlo con urgencia, rodeando su cuello con los brazos, mordiendo sus labios y explorando su boca como si de eso dependiera mi vida. Y así era, en ese momento mi vida dependía únicamente de Bucky Barnes y de la forma en que me besara.
Caminé a ciegas sin abandonar sus labios, hasta que cayó sentado en un sofá, llevándome consigo, afianzando sus manos en mis caderas, dejándome sentado en su regazo, presionando mi culo contra su entrepierna, que empezaba a endurecerse. Me acarició la espalda mientras me besaba el cuello y tuve que apoyar las manos en sus hombros para no derretirme sobre su cuerpo.
─Apuesto a que haces esto con todos los chicos con los que sales ─dije suspirando, a modo de broma, mientras él comenzaba a desabotonar mi camisa.
─Solo contigo ─dijo con voz ronca, pegándome más a él, haciéndome gemir en voz baja─. Sabes… ─ronroneó en mi oído─ eres el único que hombre que me ha hecho querer hacer muchas cosas.
Ahora fui yo quien tomó las orillas de su playera, levantándola sobre sus hombros para luego arrojarla detrás del sofá.
De inmediato sus manos bajaron a mi cinturón, desabrochándolo junto con mis pantalones. Me quedé mirando la acción, hipnotizado. Y cuando por fin metió la mano en mi ropa interior, sujetando mi miembro, ya húmedo por el deseo, dejé escapar un suspiro tembloroso que no sabía que estuve conteniendo.
Él también suspiró cuando me presioné contra su miembro, moviendo hacia arriba sus caderas, con pequeños estremecimientos en su mano y yo empezaba a perder de vista todo lo que no fuera su cuerpo bajo el mío.
Me puse de pie y me deshice de la camisa, mis pantalones y mi ropa interior antes de volver a su regazo. Nuestros ojos estaban al mismo nivel y mantuve su mirada mientras tomaba sus manos para ponerlas sobre mi trasero. Me moví sobre él, esta vez con más fuerza, preguntándome cómo me tomaría, si podría hacerlo perder la razón hasta que nuestra lujuria me hiciera olvidar mis pecados.
Volvió a tomar mi erección sin soltar mi trasero y me hizo estremecer. Porque mierda, me encontraba al borde y cualquier movimiento o mirada suya podría hacer que me corriera ahí mismo.
─¿Quieres meter tus dedos dentro de mí? ─Pregunté ansioso, deseando que se apresurara.
Asintió, llevando sus manos a mi trasero, separando mis nalgas, moviéndolas a su antojo para que mi entrada estuviera completamente expuesta, rogando por sus dedos o su pene.
─Esto va a gustarte ─dijo con picardía.
Respiré duro. Me encontraba a dos segundos de rogarle.
Envolvió un brazo alrededor de mi cintura y me levantó solo un poco para hacerme caer. Dos dedos me esperaban. Grité y él sonrió, empujándome hacia abajo un poco más y yo buscaba molerme sobre él. Sus dedos se movieron un poco, encontrando el punto que sabía que me llevaría aún más al borde.
─Buck... por favor ─Jadeé, necesitado.
─¿Quieres que haga que te corras? ─Susurró, moviéndose más fuerte contra mí, mi cuerpo temblando sobre el suyo, mi miembro palpitando contra su estómago.
Golpeó más fuerte, concentrándose en mi próstata y yo tuve que esconder mi rostro en su cuello mientras me retorcía y lloriqueaba de placer.
Dejó un camino de besos húmedos en mi pecho y agregó un tercer dedo a la acción, follándome con más fuerza y haciéndome jadear apresurado.
Y entonces ocurrió, me vine con un grito agudo, presionando alrededor de sus dedos y él me sostuvo con más fuerza, trabajándome más duro hasta que saqué la última gota de mi cl��max sobre su estómago.
Mientras me vine, mi cuerpo se relajó contra el suyo, pero él no se sentía ni cerca de relajado. Bajé de su regazo y separé sus piernas para colocarme entre ellas. Llevé mis manos a la cremallera de sus pantalones y la bajé, sintiendo su miembro palpitar bajo mi toque.
─¿Quieres que la ponga en mi boca? ─Pregunté, mirándolo por debajo de mis pestañas, haciéndolo olvidar su capacidad de pensar de forma coherente.
Terminó de desabrochar sus pantalones él mismo, poniendo su erección a la vista, justo frente a mí, llamándome. Bucky tomó mi cabello mientras yo lo miraba con reverencia, como miraría al altar en la iglesia y me jaló hacia adelante.
Cuando estuve ante él, con su miembro a tan solo milímetros de mi boca, sonreí con malicia, desafiándolo, orillándolo a forzarme. Por alguna razón deseaba que lo hiciera, lo necesitaba.
Así que tiró de mi de nuevo. Ahora mi boca presionaba contra la parte inferior de su pene, mi aliento rozando su piel, lo suficiente para impacientarlo.
─Chupa ─ordenó─. Puedes hacerlo por tu cuenta o puedo hacer que lo hagas. Así que a menos que quieras eso, mejor abre esa linda boca y chúpamela.
Mi piel se erizó y mi miembro reaccionó cuando, con impaciencia, él metió un dedo entre mis labios y los forzó a separarse.
─Ponme en tu boca ─dijo─, o juro que te haré ver el infierno.
No hacía falta ser un observador astuto para notar la llamarada extra de interés en mi rostro ante esa idea; yo quería ese infierno, pero también lo quería chupar, así que finalmente coloqué mis labios en la punta, buscando sus ojos cuando lo hice, y deslicé mi boca hacia abajo, pasando mi lengua contra su eje.
Manteniendo su mano en mi cabello, se echó hacia atrás para ver el espectáculo, para ver mi boca moverse mientras lo trabajaba. Sus ojos azules me miraron con una mirada que me pondría duro en la ducha durante los próximos años. Se mordió los labios al observarme, al sentirme, y cuando lo hizo, me di cuenta de que era lo único que necesitaba, complacer sus deseos perversos y placeres diabólicos.
Fui arriba y abajo, a veces ondeando mi lengua, a veces dirigiéndola en una amplia línea caliente bajo su eje. Se empujó a mi encuentro, golpeando la parte posterior de mi garganta y, perdiendo cualquier atisbo de paciencia, volvió a aferrarse a mi cabello para impedirme alejarme. Sostuvo mi cabeza con ambas manos y bombeó en mí durante varios segundos, follando mi garganta como follaba mi culo, duro y sin disculpas.
─¿Te gusta eso? ─Preguntó. Yo trataba de respirar con cuidado a través de mi nariz y no podía hablar, así que habló por mí─. Sé que lo haces. Te gusta cuando te trato de esta manera. Te pone duro ¿no es así?
Gemí de placer sobre su miembro y fuera lo que fuera lo sentí tensar su estómago, mientras sus manos se hundían en mi cabello y sus bolas se apretaban con la necesidad de liberarse. Pero no quiso correrse en mi boca.
─Retírate ─Ordenó.
Obedecí, sacando su pene de mi boca con los ojos llorosos y con una sonrisa maquiavélica en mi rostro.
─Voy a follarte ─dijo. Y antes de que pudiera responderle, me tomó por la cintura y me llevó hasta la cama, arrojándome sobre el colchón y quitándose el resto de la ropa.
Se lanzó a besarme, separó mis muslos y arqueé la espalda, deseando más contacto entre nuestros cuerpos. Deseando que me jodiera.
─Eres mío, Helmut ─Anunció. Joder, sí que sonaba bien. Sonaba demasiado bueno para ser verdad. Él también era mío, mi Bucky, un hombre hecho por Dios mismo y diseñado para mí.
Deslizó una mano entre nuestros cuerpos y volvió a penetrarme con sus dedos. Me hundí en un gemido y me apreté a su alrededor.
─Lo haces tan bueno para mí ─susurró, empujándose de nuevo, tan duro que me hizo levantar las piernas, sus dedos llenándome, aunque no lo suficiente, haciéndome desear más.
Y en ese momento, con el amor y la lujuria florando entre nosotros y con un futuro que era tan efímero como inexistente, cambió sus dedos por su pene y entró en mí y fue como si no hubiera ningún pecado ahí. Esto era amor, era sacrificio, lo contrario del pecado y tal vez era una mierda pensar que Dios se encontraba aquí con nosotros, pero si lo hacía, me alegraba que fuera testigo de este momento en que nos entregábamos uno al otro, con lo mejor y lo peor de cada uno.
De repente, al sentirlo moverse contra mí, mi pecho se apretó y mi cabeza nadó con la potencia del aire, sintiéndome como un hombre que quería gritar a los cuatro vientos que estaba enamorado y que quería unirme a Bucky por lo que me quedara de vida.
Si bien esto no era considerado un matrimonio, era más vinculante e íntimo. Era un compromiso, una promesa, un juramento.
Me perdí mientras Bucky escribía la historia de mi cuerpo, mientras me reclamaba y marcaba como suyo, y después, cuando se liberaba sobre mi pecho. Sea lo que sea, tal vez mi culpa, o la sensación de pecado. Algo cambió.
Después de limpiarnos se deslizó a mi lado en la cama y me envolvió en sus brazos, tirándome hacia él, besando la parte superior de mi cabeza mientras mirábamos las luces de la ciudad por la ventana ─Te amo ─Susurró, haciéndome estremecer─. Y no importa lo que haga, Helmut Zemo. Creo que no voy a dejar de amarte.
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Un poco Desvergonzado
19/22
Armie nunca había estado tan impaciente por llegar a casa, Siempre había vivido solo y nunca nadie había estado esperándolo cuando regresaba de sus viajes de trabajo, de modo que la impaciencia que le inunda la piel mientras se encuentra sentado en el taxi es una sensación más que extraña, sintió que su piel se arrastra en ella y se sorprendió tamborileando los dedos sobre el asiento de la cabina, finalmente, llegó el taxi.
Después de pagarle al conductor y sacar su equipaje, salió del coche, su corazón se tambaleó dentro de su pecho cuando vio a Timmy corriendo hacia él.
- ¡Armz!
Se quitó las gafas de sol y sonrió ampliamente, abriendo sus brazos justo cuando Timmy chocó contra su pecho, lo rodeo con los brazos abrazándolo con fuerza, inclino su rostro enterrándolo en el cuello del niño… Mierda, fue consciente de todo el número que montaron al percibir un movimiento en su visión periférica, Thomas Holland se encuentra de pie en la entrada de su casa observándolos fijamente, su cuerpo se tensó en el acto, momentáneamente molesto y enojado porque no puede ser él mismo ni en su propia casa.
Se pregunta como fue posible que no notará el automóvil de Thomas estacionado frente a su entrada, o al chico parado en sus escalones de entrada, pero es muy consciente de que tiene una relación estrecha cuando Timmy se encuentra cerca; no observo hacia Thomas, fingiendo no verlo, tomo una bocanada profunda de aire, adentrándose al papel del Armand Hammer que el chico conoce, El de un hombre amable que le había brindado un hogar a un niño sin techo por la bondad de su corazón.
- Bien, déjame mirarte - Dijo retrocediendo para mirar a Timmy de la manera más paternal posible - ¿Has crecido otra pulgada en una semana? A este ritmo, serás más alto que yo muy pronto – Para su suerte, Tim no pareció darse cuenta de que se suponía que debía desempeñar un papel de hermandad, y sus ojos de cierva verdes lo miran ávidamente.
- Te he extrañado mucho – Declaró el niño apretando nuevamente los largos brazos alrededor de su pecho, susurrando apenas de manera audible, aferrándose a él como si pensara que desaparecería en cualquier momento - Llévame contigo la próxima vez, por favor – Como pudo trago la repentina opresión en su garganta, forzándose a sonreír volvió abrazarlo de manera más suave, depositando un beso en la parte superior de la cabeza del niño.
- Yo también te extrañe, ricitos – Respondió tratando de mantener su voz ligera y divertida para el beneficio de Thomas, aunque tiene la sensación de que no tuvo un éxito total… el chico le dedicó una débil sonrisa.
- Hola - A regañadientes se vio obligado a soltar a Timmy de sus brazos, para encaminarse hacia Thomas.
- Hey dulce, tenía planeando llamarte, no esperaba que me encontraras aquí, no es que no esté contento de verte - Completamente consciente de la mirada de Timmy en su espalda, se inclinó para acariciar los labios de Thomas con los suyos, pero el chico volvió la cabeza para que su beso aterrizara en la mejilla, retrocedió enseguida, estudiando al chico con el ceño fruncido- ¿Todo está bien? - Thomas cruzó los brazos sobre su pecho.
- Yo... no creo que quiera ser tu novio – Puede contar con sus dedos la cantidad de veces que había estado tan sorprendido y esta sin duda, se agregaría a esa corta lista.
- ¿Puedo preguntar por qué? – Thomas se encogió de hombros con algo incómodo en su expresión.
- Yo solo... He tenido una racha de malas relaciones, mi primer novio resultó estar casado y con niños, mi segundo novio me abandonó por alguien más pervertido cuando me negué a hacer algunas de las cosas que quiso practicar, el tercero se asustó y me abandonó cuando le dije que en realidad no quería nada casual y deseaba una familia en algún momento; el cuarto se asustó cuando se enteró quién era mi padre – le dedicó una sonrisa torcida - y mi padre siempre tenía cosas mucho más importantes que hacer que ser un padre para mí, seguramente ya sabes el camino hacia dónde voy.
Lo miró fijamente; a pesar de que había investigado extensamente el pasado de Thomas Holland, no se había dado cuenta de cuán profundamente era ese deseo de compromiso - Quieres a un hombre completamente comprometido contigo.
- Quiero un hombre que escuche mis pensamientos, un hombre que me ponga en primer lugar en su vida y me cuide – Respondió el chico en voz baja - Realmente me gustas, Armie, pero parece que tú tampoco eres ese hombre – Joder; por instinto su mirada se dirigió a Timmy.
- ¿Esto es por Tim? No es lo que parece, solo es un niño.
– Él ya no es un niño, Armie - Replicó Thomas con una sonrisa - Abre los ojos, sólo tiene un par de años menos que yo, y realmente no importa, de todos modos, incluso si realmente no es lo que parece, es extremadamente importante para ti, y tal vez sea egoísta de mi parte, pero estoy cansado de recibir migajas de la atención y los afectos de los demás, he estado en eso, he hecho eso; creo que merezco algo mejor… Todos lo merecen… Tú también.
Tuvo que reprimir el impulso de maldecir… Nunca había fallado en una misión tan estrepitosamente, o puesto en peligro tanto, ya podría comenzar a imaginar la reacción de Greta cuando descubriera por qué Thomas Holland rompió los lazos con él; pero no hay nada que pueda hacer al respecto, tiene que jugar su papel hasta el final, se inclinó y se besó al chico en la mejilla.
- Realmente me gustas, hoyuelos, si cambias de opinión, sabes dónde encontrarme - Asintiendo, Thomas se alejó.
- Gracias por todo, Armie – Le dijo en voz baja - Realmente lo siento si te hice ilusiones, no pretendía hacerlo, tenía fe en que podríamos funcionar, que podría enamorarme de ti – El chico le dio una sonrisa torcida - Eres todo lo que he buscado en un hombre, pero estoy empezando a ver que no es suficiente, así que, sí, lo siento si involuntariamente te ilusioné – Resoplo en un intento por parecer una reacción genuina e involuntaria.
- Tener a un chico lindo y dulce en mis brazos no fue exactamente un problema para mí.
- Siempre halagador – Thomas soltó una risita, mientras se estiraba para besar su mejilla - Tengo que irme antes de que tu Timmy me mate por tratar de robarle a su “Papito”.
– Ja Ja, hilarante – Respondió inexpresivo; el chico solo sonrió, se despidió de Tim con la mano y subió al coche - Esperó a que el automóvil desapareciera de su vista antes de permitirse maldecir en voz alta, aunque no le sirvió de nada para librarlo de la frustración que empapo su cuerpo.
- ¿Qué sucedió? – Se rió entre dientes al escuchar la voz de Tim a su lado.
- Acabo de fallar asquerosamente en la misión, eso es lo que ha sucede Bambi… - Levantando su maleta de la acera y se dirigió hacia la casa, tratando de contener su ira, en su mayoría, siente ira consigo mismo, pero también tiene ira irracional hacia Timmy.
- ¡¿Qué?! – El niño lo siguió dentro pisándole los talones -… ¿Por qué? – Dejo caer su maleta sobre el sofá, giro sobre sus talones y caminó hacia él delgado cuerpo del niño, en su lenguaje corporal debe representar mas salvajismo del que piensa de la que piensa, ya que los ojos de Timmy se volvieron cautelosos y sus rasgos rebelaron algo más que preocupación, lo vio dar un paso atrás, luego otro, y otro, hasta la pequeña espalda se golpeó contra la puerta principal - ¿Armie? - Inquirió el niño con incertidumbre en lo que apenas es un susurro.
- ¿Por qué crees? – Contra preguntó colocando la palma de su mano contra la puerta, justo sobre la cabeza del niño, inclinándose sobre él, observo el rostro confundido de Timmy, él quiere... Los dedos de su mano libre se flexionaron, con ganas de tocar, acariciar y marcar - Él me dejó, porque aparentemente piensa que estoy demasiado apegado a ti como para ser un buen novio para él - La manzana de Adán de Tim se movió y las cejas pobladas de alzaron con sorpresa.
- ¿Quieres decir que fallaste en la misión por mi culpa? - Sus labios se torcieron en una mueca.
- Fallé la misión porque Greta pensó que era una gran idea asignarme a una misión de Sugar Daddy y comprometer mi cubierta, luego fallé en hacer creer a Thomas que te di un hogar porque sentí lástima por ti, que simplemente eres un niño por el que siento pena - Se rió entre dientes con amargura - Thomas quiere ser la prioridad de su pareja, quiere un hombre que lo ponga en primer lugar, y en vez de convencerlo de poder ser ese hombre para él, le dije que tu presencia en mi casa no se encuentra disponible para discusión - Soltó una carcajada, incapaz de creer que realmente hubiera dicho eso - Es como si yo no pudiese pensar cuando... no tengo idea de cómo voy a explicar esto a los altos mandos - Y para empeorar las cosas, no tiene ganas de ir a la sede y dar el informe, como debería haber hecho desde el principio, tendría que alejarse de Timmy por eso; presionó su nariz contra el costado del rostro del niño, tomando una profunda y codiciosa respiración - ¿Qué has hecho conmigo bambi?
No puede creer lo que les ha sucedido a sus prioridades, todo lo que quiere en ese momento es absorber a Timmy por completo, tocarlo en todas partes, presionar sus cuerpos más cerca y enterrarse en él, está inhalando el aroma del niño como un hombre obsesionado, su barba dejando rastros rojizos en la lechosa mejilla de Timmy.
- Armie… - Puede sentir como la respiración del niño se vuelve irregular.
- ¿Qué ricitos? – Quiere arrastrar su boca por el largo cuello de Tim, chupar esa piel perfecta y suave, marcarlo para que todos puedan ver que el niño le pertenece y no se atrevan a tocarlo.
- Me estás confundiendo - Declaró Timmy, apretando y soltando los dedos enganchados a sus cabellos; él se río sobre la cálida piel.
- Ya somos dos -Había pensado mucho desde su llamada mientras estaba en Francia, pero todavía no tiene idea de qué es lo que realmente siente, innegablemente tiene una vena posesiva en todo lo referente al niño, apenas puede negarlo cuando odia la mera idea de que hombres que no sean él, toquen a Timmy; y ahí está la otra cuestión, ya no puede pretender que su necesidad de tocar a Tim es platónica, no es así, parece que se aferró tan emocionalmente al niño que quiere estar físicamente pegado a él, su sexualidad está condenada - Joder - Exclamó contra la suave mejilla - ¿Tienes alguna idea de cuánto me has arruinado?... Lo arruinaste todo - Sus prioridades, su sexualidad, sus emociones, Timmy lo a cambiado todo, el niño se metió tan profundamente bajo su piel que ni siquiera le importa que recibirá la reprimenda de su vida por no controlar su mierda.
Timmy no dijo nada, pero lo sintió muy quieto contra él, cuando levantó su cabeza, vio que el rostro de Tim se encuentra más pálido que de costumbre y en totalmente en blanco, antes de que pudiera preguntarle qué pasa por su mente, su teléfono comenzó a sonar; haciendo una mueca, se alejó y respondió la llamada
- 011 – Saludó teniendo en cuenta de qué se trata, el automóvil de Thomas se encuentra intervenido y hay cámaras de vigilancia fuera de su casa, no existe probabilidad de que el IC no se encuentre enterado sobre lo que ha sucedido.
- En mi oficina, diez minutos - Imperó la voz helada de Greta antes de que la línea se cortara.
Suspirando se volvió para informarle a Tim que tendría que irse, pero no lo encontró, en cambio obtuvo la vista de la puerta abierta de par en par, con las cejas fruncidas, consideró primordialmente seguirlo, pero no tiene tiempo de averiguar de qué se trata su malestar, Greta ya se encuentra lo suficientemente furiosa, no necesita llegar tarde y darle más motivos para joderlo.
_______________________
Caminó… Ni siquiera sabe hacía donde se dirige, solo sabe que tiene que alejarse de los acusadores ojos azules, aunque Armie no lo culpó directamente por el fracaso de la misión, ese sentimiento se encuentra implícito, puede sentir el resentimiento, la agresión en el lenguaje corporal del Agente, tal vez Armie no lo había dicho abiertamente, pero claramente lo culpa por aún mantener su estúpido apego hacía él, que básicamente es lo mismo que tener la culpa del fracaso de la misión.
Y tiene toda la razón al culparlo, el hombre aún no sabe que Thomas había hablado con él varias veces mientras Armie estuvo de viaje, está tan jodido, sabe que no había logrado contener por completo sus celos, había sido grosero y agresivo con el chico, solo queriendo que se fuera de su hogar, probablemente le había dejado claro que no es un simple chico heterosexual sin hogar que se preocupa por la persona que lo dejó vivir en su casa.
El Agente seguramente lo descubriría pronto, y luego lo culparía de nuevo, si no lo hace, probablemente lo resentiría por crearle problemas con en el trabajo; sin duda, Greta aprovecharía esta oportunidad para hacer que Armie se viera muy mal y poco profesional, después de fracasar en una misión tan importante, no hay manera de que 011 sea nombrado como jefe del IC… Y todo es por su culpa.
Parpadeó rápidamente para alejar la humedad de sus ojos, tragar el doloroso nudo que se formó en su garganta fue más difícil; se sentó en un banco cerca del parque, enterrando las manos en su cabello mirando fijamente las bonitas botas negras nuevas que Armie le había comprado, el hombre lo había cuidado, facilito su educación y sobre todo, le dio un hogar cálido, mientras él le había traído a Armie nada más que problemas desde que se aferró a él como una especie de parásito… un jodido parásito… Eso es lo que es, no otra cosa.
El Agente había gastado una ridícula cantidad de dinero en él y todo lo que recibió a cambio fue una misión fallida, cortesía suya, por supuesto, y no se trata de cualquier misión menor, se trataba de una misión de alto perfil para la que Armie había pasado años construyendo la cubierta perfecta, y el fracaso de esa misión retrasaría al IC por varios años más.
¿Cuántas personas morirían por eso? ¿Cuántas personas morirían por su culpa? ¿Cuántas personas morirían antes de que Armie se diera cuenta de que él nunca valdría la pena por las vidas perdidas? todavía puede recordar con perfecta claridad la mirada en los ojos del hombre cuando le contó sobre la misión en que había fracasado porque comenzó a ponerse sentimental y se negó a matar a una mujer embarazada.
- Me llevó once meses infiltrarme en esa red de tráfico sexual; después de que mi cubierta falló, le tomó al IC otros dos años para conseguir otro agente que lo lograra - La voz de Armie era hueca - Había niños entre las trabajadoras sexuales, el más joven tenía ocho años, el niño superviviente más joven – recuerda como lo miro y sonrió, una sonrisa que no resultaba agradable - ¿Todavía crees que hice lo correcto?
Incluso si el Agente no lo culpa ahora, a la larga, cuando las consecuencias de su misión fallida sean más claras, lo terminaría haciendo, así como aun lamenta claramente elegir la vida de esa mujer embarazada en lugar de la de esos pobres niños; la corporación comercial de Dominic Holland también es sospechosa de trata de personas entre otras cosas
Claro, Armie le tiene cariño, pero a los ojos del hombre, el apego que desarrollo hacía él fue lo que comprometió su misión… ¿Cuántos días le llevarían antes de que el Agente comenzara a arrepentirse de darle un hogar? … Con los ojos escocidos, apretó sus temblorosos labios con fuerza… Quizás deba irse, no sería capaz de soportar ver el arrepentimiento y resentimiento en la mirada del hombre, no quiere seguir siendo un parásito pegajoso, y tampoco es como si tenga la opción de significar algo más para el hombre.
011 le había dejado en claro un millón de veces que no lo quiere de esa manera, realmente no, desde luego, él es posesivo, protector y le tiene cariño, pero esas emociones no son amor, alguien puede ser cariñoso y protector con un niño; alguien puede ser posesivo con un juguete comprado.
La posesión no tiene nada que ver con el amor, Armie tiene una mujer a la que ama esperándolo para formar su propia vida, lo que sea que 011 sienta por él claramente no es lo suficientemente serio como para evitar que se reuniera con su chica francesa.
Thomas Holland lo había interpretado terriblemente mal, definitivamente él no es la prioridad en la vida de Armie, y nunca lo sería, si se queda, sería él quien rogaría por las migajas del afecto del hombre, como un cachorro estúpido y enfermo de amor que constantemente se interpondría en su camino, del cual el Agente no se deshacía por lástima y cariño erróneo, debe irse antes de volverse más patético de lo que ya es, antes de que el poco cariño que 011 le tiene, sea reemplazado por arrepentimiento y resentimiento, antes de que se convirtiera en una carga mayor.
- ¿Tienes alguna idea de cuánto me has arruinado? Lo has arruinado todo- Limpiándose los ojos con la maga de su sudadera, se levantó y continúo caminando, alejándose de la casa del Agente, sabe que bien puede regresar para recoger sus cosas, está casi seguro que 011 ya se ha marchado para conseguir la venganza de Greta, pero se siente demasiado asustado para hacerlo, tiene miedo de no ser lo suficientemente fuerte como para irse si se encuentra rodeado de todo lo que le recuerda a Armie, tener su aroma rodeándolo, tentado a vestirse con una de las enormes camisas y esperarlo acurrucado en el mullido sofá, no, no, no, tiro de los borde de las mangas de la sudadera y continuo caminando.
Él no quiere ni necesita posesiones materiales, de todos modos, sus labios se torcieron en una sonrisa amarga, siempre puede robar lo que necesita, después de todo, es para lo único que parecer ser bueno.
A medida que crece la distancia entre él y la casa del agente, el dolor en su garganta se vuelve casi insoportable, nunca más volvería a ver a Armie, la idea se siente como un golpe en el estómago, haciéndolo tambalear y detenerse abruptamente en busca de un apoyo, con los ojos muy abiertos y sin aliento… Él no puede hacerlo… Simplemente no puede - Puedes, maldita sea Chalamet -Se susurró, clavando sus uñas en las palmas de sus manos.
Apretó los dientes, mientras se obliga a seguir caminando, se siente como si caminará contra un viento fuerte, cada paso y esfuerzo debilitando más su cuerpo, haciéndolo temblar e incrementando las ganas de rendirse y volver, ignoró a la pequeña y necesitada voz en el fondo de su mente susurrando que no puede simplemente marcharse sin decirle nada al hombre, no puede permitir que lo influya, no puede hablar con el Agente, una mirada del hombre y provocaría que su resolución se desmorone, además, no necesita ver a Armie para informarle que se va.
Sacó su teléfono, el único vínculo que hay entre él y Armie, escribió un mensaje rápido, le debe mucho al hombre, n o se iría sin agradecerle.
Lo siento mucho. Gracias por todo. Por favor no me busques.
Observo el texto, dudando un momento, quiere decirle de una manera tan fuerte al hombre que lo ama, puede ser que nunca tenga el amor de Armie, pero no quiere que lo recuerde como el estúpido niño gay enamorado, un enamoramiento es algo emocionante, divertido, juvenil y fugaz, la sensación que aprieta su pecho cuando mira fijamente la fotografía que había establecido como fondo de la pantalla no es ninguna de esas cosas.
Había tomado esa foto hace unas semanas, 011 había estado hilarantemente gruñón ese domingo por la mañana, negándose a levantarse de la cama y mirándolo adormilado por haberlo despertado temprano, él le había dicho al hombre que la imagen era demasiado graciosa como para no ser su fondo pantalla, lo que no le había dicho, es que lo hace sonreír cada vez que la ve.
Mordiéndose con tanta fuerza su labio inferior que puede saborear el óxido de su sangre, envió el mensaje sin agregar nada más de lo que pueda lamentarse más tarde, apagó el teléfono y lo arrojó al cubo de basura más cercano.
___________________
No volvió a la pandilla de Ansel, incluso si así lo hubiese querido, lo cual no es el caso, no puede volver allí, Armie lo podría encontrar fácilmente si lo hace, se entregó a la idea de ser independiente solo por un par de días, no importa cuánto le gustase ir por su cuenta, no sería inteligente de su parte, tarde o temprano, Ansel lo encontraría, necesita protección de otra pandilla.
La pandilla de Saoirse Ronan opera en el extremo opuesto de la ciudad, en el que opera Ansel, lo que le sienta perfectamente, Saoirse no hizo muchas preguntas y lo aceptó en su pandilla con el entusiasmo suficiente, él aún tiene una reputación respetable, como uno de los mejores ladrones., el trato es simple, le debe dar el setenta por ciento de sus "ganancias" a Saoirse a cambio de protección y un techo sobre su cabeza, estuvo de acuerdo sin pedir más, conoce lo suficiente de la reputación de la rubia, como para tener en cuenta que no es una buena idea intentar regatear el porcentaje de “cuota”.
Esa primera noche, permaneció despierto durante mucho tiempo, sin poder dormir, no se trata de la dureza de la cama o el desagradable olor de la habitación que le habían otorgado, ha dormido en peores lugares que aquel, es la ansiedad y la incapacidad para relajarse con los sonidos de las idas y venidas de las personas desconocidas dentro del edificio.
No, la puerta no tiene ningún tipo de cerrojo, no cuenta con alguna clase de restricción para acceder al interior de la habitación, y es dolorosamente consciente de eso, las paredes son muy delgadas, haciéndole estremecer cada vez que alguien se ríe o grita.
Cuando la gente comenzó a tener sexo en la habitación a su izquierda, escondió su rostro debajo de la almohada, tratando de no escuchar o preguntarse si el sexo es consensual o no, no es como si pudiera hacer algo si no fuera así, aún no tiene amigos ni aliados en esta pandilla y no tiene ilusiones sobre su destreza física.
Cuando la mujer gimió de placer, él suspiró con alivio quitándose la almohada de la cara, observo el techo oscuro, deseando poder relajarse y tener algunas horas de sueño, pero no puede hacerlo… No se siente lo suficientemente seguro como para dormir… Él quiere a su Armz.
Asqueado de su dependencia, se situó bocabajo, pero su nueva postura le pareció demasiado expuesta por lo que al acto volvió rodar sobre su espalda, su piel arde con inquietud mientras preguntándose qué hace Armie en estos momentos ¿Aun estaría en la oficina central tratando de resolver el desastre en que se convirtió la misión Holland? ¿O quizás lo esté buscando?
Suprimiendo su deseo traidor de ser encontrado por el hombre, comenzó a pensar en lo que debe hacer para evitar ser encontrado, tal vez deba cortar su cabello y teñirlo no suena como una mala idea; también tiene que evitar las cámaras CCTV por un tiempo, seguramente el Agente dejaría de buscarlo después de unas semanas.
Ignoro la patética esperanza que aun vibra en su pecho, de ser más importante para el hombre que simplemente buscarlo por un par de semanas, se volvió hacia un lado y abrazó su delgada almohada, no se siente solo, no se siente acongojado, no tiene miedo, él solo quiere a su Armz, no puede imaginar no volver a verlo nunca más, no volver a sentir sus brazos alrededor de él, nunca más sentir el rastro de barba sobre sus mejillas cuando es besado, no tener más de esas ardientes caricias mientras…
- Cállate, cállate, cállate - Susurró con voz ronca, sus respiraciones ahogadas y húmedas se convirtieron en lágrimas, su cuerpo se estremeció mientras intenta desesperadamente respirar profundamente, con los ojos apretados, él es fuerte, no iría corriendo hacia Armie él es fuerte.
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Hace un rato que he salido de El Dragón Errante, despidiéndome de la amable posadera, que me ha recordado que tenía que pasarme por alguno de esos lugares, a lo que yo he respondido con una sonrisa y un "ya iré antes de marcharme". Me he puesto un auricular para escuchar música, pero solo en un oído, porque mi madre siempre se ha encargado de recordarme, que no puedo salir a la calle sin todos mis sentidos puestos en ella. Y en este momento, camino por Condor Place, la plaza del Cóndor, un nombre que sin duda alguna me ha parecido muy bonito, porque me ha recordado mucho al de una de mis canciones favoritas. Sonriendo, con las manos dentro de los bolsillos de mi forro polar negro, miro al cielo despejado, antes de mirar a mi alrededor. Al hacerlo, veo a una niña caminando por Orchid St. de camino a la plaza, y decido acercarme a ella, con una sonrisa, a la vez que me quito el único auricular que llevo puesto. —Perdone, ¿puedo hacerle una pregunta?
Mis pasos ya se han acostumbrado tanto al suelo empedrado de este pueblo, que sé que no soy capaz de caminar por otro lugar que no sea este. En mi ciudad me sentí extraña, aquí me siento yo... plena y feliz. Hace un bonito día que ni las aburridas clases de hoy han podido ensombrecer. Un bonito día para caminar, para sonreír, para ser feliz, para ver a mis amigos, para abrazar a mis seres queridos, para jugar con Venus. Un bonito día para vivir. Mi camino por la calle Orchid me lleva hasta la plaza del Cóndor y, cuando escucho una voz tan cerca de mí, me vuelvo para encontrarme con alguien desconocido. Un chico con un bello rostro angelical, que, con una sonrisa, me pregunta si puede hacerme una pregunta. Y eso me hace reír. Me doy cuenta de que está escuchando música. Es la tercera persona que conozco escuchando música y eso me hace sonreír. Parada a pocos pasos de él, respondo. —Claro, ¿en qué puedo ayudarle?
Sonrío al escuchar tu risa, una risa limpia y pura. La risa que tenemos todos cuando somos niños, es algo que deberíamos conservar para siempre. Me quito el auricular para poder hablar contigo mejor cuando me respondes parada a escasa distancia de mí. —No hay cine aquí, ¿verdad? —Pregunto aunque estoy más que seguro de que de haber cine en Godric's Hollow, lo habría visto, aunque por si acaso no me he fijado o está medio escondido, he decidido preguntarte.
Veo que te quitas el auricular, sin dejar de sonreír en ningún momento. Tal vez, una sonrisa, sea lo más hermoso que una persona puede mostrarnos de sí mismo, aunque sea un desconocido. Eres nuevo por aquí, estoy segura. Y es algo que me queda más claro aún, con esa pregunta tuya. Una pregunta curiosa pero, siendo un forastero, no tanto. —¿Cine? —Niego con la cabeza sonriendo.
—No hay... —Aprieto mis labios. —Si quiere ir al cine, tendría que ir a Ivybridge, que está muy cerca de aquí. —Te respondo por si no sabes a dónde ir. —O a Exeter, que queda más lejos, pero tiene de todo. —Respondo guardando las manos en los bolsillos de mi abrigo gris. Siento cierta timidez, porque no te conozco y eso siempre me crea algo de vergüenza. Pero disfruto conociendo a las personas.
Río al escuchar tu respuesta, y asintiendo con la cabeza miro por encima de mi hombro hacia el final de la plaza. —Me lo imaginaba... —Me alzo de hombros y vuelvo a mirarte, entrecerrando un poco los ojos. —Ivybridge, es la ciudad que está más cerca de aquí, ¿no? —Pregunto rascándome después la frente con las yemas de los dedos de mi mano izquierda, antes de bajar la mano y meterla en el bolsillo de mi forro polar negro.
—Conociendo a “Dean”
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ALMAS Y FLORES ~ CAPÍTULO 7
(GIF no me pertenece, crédito para el que lo hizo :D)
Park Chanyeol x Lectora
Número de palabras: 3530
Capitulo anterior / siguiente
Advertencia: Sangre, pelea, vómito *si alguna de estas cosas te molesta es mejor que no leas a partir de que el personaje se enoja*
Capitulo narrado por ella/tú
*Los sucesos pasan justo donde se quedo el capítulo de ella y el siguiente dia es el cual Chanyeol vive en su capitulo, así que ella aun no sabe nada de la decisión de su Alma Gemela ni lo sucedido con Suho*
Lo siento si no funciona el “leer mas”/ I swear I put the Read More... sorry if is not working
El silencio en el coche no era incómodo, sino que podía notar como Suho estaba pensando la manera de ordenar sus ideass para hacerme entender lo que estaba pensando, y la verdad es que no sabia si estaba lo suficientemente preparada para escuchar lo que él tenía para decirme.
—Si a mi me dijeras que sacrificara todo lo material que tengo para pasar mi vida junto a ella, con los ojos cerrados lo haría, lo triste es que Clío cree que soy el equivalente a un resfriado, vengo cada año, vive la enfermedad y cuando esta bien se levanta, lava su cara y vuelve a regresar con la recarga de vida que me ha quitado— todo lo dijo mirando hacia el frente, note que estaba afectado por la manera en la que apretaba el volante
—Al menos tu eres una gripe y no un cáncer, ¡ja! Ni siquiera llego a ser cáncer eso todavía es bueno, da oportunidad de pelear, soy lepra, ántrax — una lagrima escapó, pero la limpie rápidamente con vergüenza que me viera quebrarme.
—No hagamos un concurso de quien tiene la historia más triste porque créeme que te ganaré— no dije nada, pero hice una mueca sabiendo que yo podía ser una contendiente para la victoria, si supiera toda la verdad de quien era.
—Quisiera cerrar los ojos y abrirlos para encontrarme con que todo es una pesadilla, que mi alma gemela me ama, solo me gustaría que eso fuera la único que si saliera bien en mi vida—me abrace a mi misma y recordé que no podía quebrarme enfrente suyo.
—Llora, enójate, golpea, grita, pero cuando te hayas cansado de todo, comienza a preguntarte a dónde quieres caminar, no diré nada más respecto a Chanyeol, no soy como Baekhyun que esta dispuesto a astillarse con los bordes sin pulir de Chanyeol, lo mas probable es que mañana esté Baekhyun en la florería dispuesto a recitarte millones de cosas buenas de su mejor amigo en todo este universo, pero yo, lo mas que puedo decirte es que, al menos, cuando Clío regresa y me da esos días donde fortalezco su sistema hace que valga la pena, se que es enfermo, pero la amo, ni siquiera dudo en decírtelo, la amo y seguiré esperando— me dejo enfrente de mi casa, me quede afuera pensando en lo que me había dicho.
¡Que patético es Suho!, ¡Que patética soy! ¡que patéticos somos!, esperando por migajas de personas que no están interesadas en compartir con nosotros su vida
Me recosté en la puerta sin estar dispuesta a entrar, las lagrimas surgieron, respiré el perfume de las flores en el jardín delantero, puse mi cabeza entre mis rodillas comencé a respirar tratando de tranquilizarme, se escapó un sollozo, luego otro y otro pero no me quebré.
¡No lloraré! ¡No lloraré! ¡No lloraré! ¡No lloraré!
Mi visión se volvió borrosa, abrí la puerta, subí a mi habitación, conté hasta cien para tranquilizarme pero me quede dormida en el número 345.
¿Alguna vez han tenido ese momento donde todo les parece que está mal?, ¿que por más que respires para tranquilizarte nada ayuda?, el aire fresco se siente como si te ahogara, el sol te quema sin piedad, las nubes simulan un pedazo de algodón usado, decidí tomarme un respiro para llegar a la tienda, tener todos estos pensamientos encontrados, tanto sentimientos que me decían cosas contrarias lograban darme un dolor de cabeza taladrante.
Pasé el desayuno solo asintiendo y hablando cuando era necesario, estoy segura de que mis padres se dieron cuenta de mi humor, pero decidieron no hacer algún comentario al respecto, sabiendo muy bien que significaba el que me comportara de esa manera, habían tenido que lidiar con eso desde mis 20 años, caminé despacio hacia todos lados con ninguna intención de realmente llegar a mi destino, abrí la tienda, tenía todo este proceso tan aprendido que lo hice automáticamente.
Mis papás siempre hablaban de como las flores resentían nuestras emociones así que tenía que tener cuidado con ellas; en el estado de ánimo en el que me encontraba, se marchitaron más de la mitad de las flores que había manejado en tan solo este día, con la esperanza de que los girasoles no murieran en mis manos los llevé al frente de la tienda.
—Maldito día—fue la veinteava vez que lo había dicho, cerré mis ojos y masajeé mis sienes, a veces extrañaba poder ir a las habitaciones de destrucción para romper cosas, pero nunca iba sin Sooyeon.
La hora de cerrar llegó, mire hacia la tienda de tatuajes con miedo de ver a Chanyeol, pero a la vez mi lazo moría por siquiera estar en la misma habitación, caminé sin mirar mas que al piso, esta vez con cuidado de no golpearme contra nada, llegué segura a la parada de autobús para regresar a mi casa.
Me di por vencida, por la nota de mis papás habían ido al grupo de terapia de familias con algún integrante con cáncer, abrí el refrigerador, me serví un poco de pasta fría que mi mamá había preparado, pero después de tres bocados, me di por vencida, escupí el poco de comida que tenía en la boca eliminándolo en el triturador, subí a mi cuarto y apague las luces.
Al quinto día de tener una rutina similar, había logrado desarrollar un super poder para evitar a cualquier persona que venia de la tienda de tatuajes, Baekhyun trato 6 veces hablar conmigo pero desaparecía antes de que siquiera pudiera decir "Hola", mis papas ahora me estaban vigilando para ver que estaba comiendo, no se si era el efecto de mi lejanía con el lazo o mi estado de ánimo pero todo sabia cartón, temblaba haciendo que mis trabajos en la florería no me hicieran sentir orgullosa.
Al entrar en casa, me encontré con el plato para que me calentara mi comida, rápidamente lo hice y huí a mi cuarto, poniendo la banda más deprimente que conocía en mi adolescencia, mientras lloraba porque ahora entendía sobre la tristeza de que tu alma gemela jugara contigo.
"No hay algo mas que llene este vacío
Serás para siempre el peor fracaso de mi vida
Te tenía en mis manos, pero decidiste mejor cerrar la puerta
Estaré acá sentado bajo la lluvia viendo como la vida pasa sin ti"
Lloraba mientras metía otra cucharada de sopa, y cantaba, fue hasta que escuche un golpe en la puerta que entendí que me llamaban, abrí la puerta mi papá entro al cuarto, no hizo preguntas, se sentó junto a mí en el piso, escuchando el álbum, que se llamaba "Cartas a una idea" cuando terminó el álbum me pidió que pusiera a una cantante antigua que se había caracterizado por cantar a la esperanza.
"Se que, en esta vida, no va a ser posible estar juntos
Pero, Cariño, besó tus manos y tu frente, despidiéndome
Porque créeme que
En otro tiempo, otro lugar
Estamos juntos"
—¿Mal día? — pregunto con voz suave mi papá
—Mal todo— respondi limpiándome una lagrima
—A veces la vida es así querida— tomo mi mano siguiendo, escuchando la canción
—Siento que estoy en el mar, y que una ola arrastra mi cuerpo, vuelvo a respirar y otra vez me vuelve a jalar hacia la profundidad— dije con cierto miedo
—Al menos estoy aquí para ayudarte— guiñó su ojo ¿sí, pero por cuánto tiempo más papa? Me avergoncé de mis pensamientos, y me concentre en las llaves del coche que se posaban en sus manos
—¿A dónde quieres ir? - pregunte emocionada
—Haremos ese viaje que tu mama nos ha fastidiado, respiraremos el aire del bosque y toda esa mierda— papá sonrió realmente feliz cosa que desde que le habían detectado su enfermedad era más raro
—¡Oh dios te va a convertir en un amante de lo natural!— fingí ser hippie a lo que el solo rodó sus ojos
—Vamos Botón, hay que dormir para mañana hacer todo, el doctor me dio un medicamento para que pueda soportar el viaje al 100% — por primera vez asentí con ganas, lave mi plato, no tuve que contar esta vez para dormir terminé frita en el sillón.
¿Saben? Cuando subimos en el coche tuve una mala sensación pero la ignoré ya que las sonrisas de mis papas eran hermosas, el viaje estaba siendo un sueño, tomamos fotos casi del mosquito que pasaba enfrente de nosotros, mi papa se reía con un señor que conocimos en el campamento, logre meterme en un pequeño riachuelo que me había hecho olvidarme de todo, comimos malvaviscos casi quemados en su totalidad por culpa de que mi mama platicaba demasiado, mi celular estaba apagado ya que realmente quería disfrutar.
Fue hasta en la madrugada que mi mama comenzó a gritar desesperada porque mi papá estaba muy frío que volví a entender mi vida estaba yendo demasiado rápido para mi gusto, entré en modo de supervivencia (cosa que no hacía desde hace más de 1 año, desde que mi papá estaba mejorando), marque al 911, seguí las instrucciones de la operadora para mantener caliente a mi papa, le di un malvavisco, el intentaba decir que se sentía bien pero tanto mi mamá como yo sabíamos que no era verdad.
Nada dolía, todo pasaba, rasque mis muñecas y mi marca, cada que escuchaba algo extraño revisaba a mi papá, para después volverme a deshacer en la silla incomoda, el doctor dijo que fue demasiado para mi padre el viaje, a quien se le había ocurrido llevar a un enfermo a un viaje tan cansado, le dije una grosería con ganas de darle una cachetada por hacer que mi mamá comenzara a llorar.
—Papá dijo que usted le dio un medicamento para esto— le respondi lo más tranquila que podía
—Tu padre no ha venido aquí desde la ultima cita— me dijo mirando el expediente como si fuera más importante, cerré mis ojos mientras ponía mis dedos en el tabique de mi nariz esperando que eso ayudara a que no explotara por ser tan crédula con las mentiras de mi papa, bueno siquiera ya sabía de donde había sacado yo, el masoquismo de hacer sentir bien a todos —Sabemos que fue lo que causo este ataque— el doctor se fue sin una pizca de comprensión y simpatía hacia nosotras
—Lo siento tanto— mamá se limpiaba las lagrimas
—Basta, no llores más, ve a dormir a casa tranquila, yo me quedaré— miré mi reloj de mano notando que eran las 3 de la mañana —Llega temprano para que pueda ir a la florería— dije seria, sabia que mi tono de voz no era el más placentero, pero alguien tenía que ser la fuerte en esta situación.
Tomé mi celular que tenía más de 10 mensajes de Sooyeon molesta ya que pensaba que evadía hablar con ella, llamé a un taxi, saqué dinero de mi bolsillo dándoselo a mi mamá, ella me dió un beso, volvió a recordarme que buena hija era, me senté en la silla mientras peinaba el cabello de mi papa, recordando la canción que habíamos escuchado la última vez.
Exactamente a la hora planeada mi mama llego, me dio una bebida energética junto con una hamburguesa, entendía que esta era mi rutina cuando papá necesitaba de nosotras, no era la mas sana pero me hacia seguir caminando y ser útil, bese su frente diciéndole que vendría después de trabajo para estar un rato e irme a dormir para poder ayudarla, ella asintió.
Fui al escritorio a hablar con las secretarias encargadas, quería ver mas o menos cuanto tendría que trabajar para cubrir los gastos, hice una mueca ante la cantidad, pero cerré los ojos rindiéndome a tener que vivir con esta deuda hasta volver a estar libre.
Seguía en mi extraño humor, fue cuando vi a Sooyeon enfrente de la florería viendo con rareza los claveles casi tirados por el piso que se veía de la ventana, donde supe que no acabaría bien, podía sentir la electricidad en mis manos, olía en el aire la inminente pelea y trate de calmarme.
Quería que la pelea fuera privada fue imposible ya que Sooyeon desde que me vio cruzó sus brazos y subió una ceja esperando que le diera una respuesta, mi humor comenzó a empeorar, ella sabia cuanto odiaba cuando la gente me tratara con cierta actitud
—Te iba a reclamar porque no te has contactado, pero te ves como la mierda— si hubiera estado de buen humor hubiera reído e ignorado su comentario, me repetí en la mente que ella no sabia lo que me estaba pasando ni tampoco cuan cerca de romperme estaba.
—Lo sé, vamos a adentro— noté los ojos de muchas personas viendo nuestro encuentro, mi lazo lamió mi estomago demostrándome que Chanyeol estaba mirando todo esto, de reojo note que estaban adentro de la tienda viendo desde la gran ventana
—No, la calle es más cómoda, pareces salida de una mala película de Tim Burton, te mande más de 20 mensajes y por el teléfono que tienes en tus manos, creo, que no se te descompuso— cambio su peso a su otra pierna, haciendo que su actitud me estuviera tentando diciéndome "ven, se que quieres explotar, vamos" Primer Strike
—Sooyeon, dame un momento, por favor— dije tranquila, mi estomago estaba haciéndose nudos, tome un poco de la bebida energética, pero se cayó de mis manos cuando ella me dio el primer empujón.
Algo que tienen que saber es que Sooyeon nació siendo rica, mimada y con el mundo a sus pies, se que deben de pensar que es una perra pero créanme que es una buena persona, solo que, cuando se enoja regresa a pelear como lo haría una niña de 5 años cuando su papa decide no cumplirle su capricho de un pony.
—¡No!, faltaste a nuestro desayuno ayer ¿sabes lo vergonzoso que es tener un plato de panqueques y una taza de café enfriándose mientras la gente susurra que estas siendo plantada? — dijo ella con mas veneno en sus palabras
—¿Sí? Lo siento lo olvidé— después de eso cerré los ojos y comencé a buscar las llaves, mi estomago dolía, esta vez el lazo dormía como si supiera que este asunto estaba siendo mas importante, estaba segura después de lo que dije el enojo de Sooyeon se hacia mayor
¿Qué era peor que no le cumplieras el capricho?... Que la ignoraras o no recordaras algo
—¿acerca de hoy? ¿Volviste a olvidar que venia a comenzar las ideas para los arreglos? — el truco siempre mis amigos es entender los tonos y por el tono de Sooyeon mi estomago estaba mas nervioso, había olvidado por completo eso, carajo, ni siquiera recordaba cuándo hicimos la cita
—Sooyeon escucha, estoy teniendo un mal día...carajo...creo que una mala semana, mejor dicho ¿podemos hablar después? — las llaves se enterraban en mis muñecas, solté un suspiro mientras me acomodé el cabello añadiéndole más leña al fuego ya que es una de las cosas que mi amiga más odiaba.
Eso es lo chistoso, siendo amigas desde niñas sabemos que cosas nos hacen sacar humo del enojo, y aun así lo hice, tal vez, solo tal vez, muy secretamente realmente quería pelear.
Me volvió a empujar
—¡No!, ¿qué hay acerca de mis flores? — junto con otro empujón
—Vamos a vernos mañana— esta vez algo en mi cabeza gritaba que tomara el anzuelo, que explotara, pero seguí manteniendo la calma
—¡NO!, ¿qué pensaste de las flores? — sabía que ella ya había entendido que no tenía nada para enseñarle
—Lo olvide ¿ok? Pero mañana checamos esto —dije intentando meter la llave en la puerta
—Dilo, dilo, eres una cobarde— gritó haciendo que mi jaqueca empeorara
—No sé de lo que hablas— la volví a ignorar, escuché como aspiró aire y escupió las palabras
—Te encuentras celosa de que me voy a casar— su voz era tan chillona que podía apostar que las ratas en la coladera podían haberla escuchado, me empujó y reboté en la puerta Segundo Strike
—Deja de empujarme, aprende a hablar como una persona de tu edad— respondí
—Eres una envidiosa, te carcome saber que mi alma gemela se va a casar conmigo y tu estas atascada con un exodus— cuando una persona va a pescar hay un fenómeno, tiras la carnada, el pescado toma el anzuelo, dejas que agarre tantita velocidad y luego lo jalas, en términos coloquiales o como dice mi papá "el pez se la come todita y tu solo esperas para jalar" eso pasó exactamente ahorita.... Tercer strike y...
—Jódete— la empujé de regreso, escuché la campanilla de la tienda de tatuajes sonar —Jódete Sooyeon — me convertí en un perro de pelea cuando huele la sangre, quería ir por mas
—¿Perdona?, creo que no escuche, ¿qué dijiste? — contesto ella sabiendo a donde iba a parar esto
—Púdrete Sooyeon, este mundo no gira a tu alrededor, por una vez calla tu maldita boca y déjame de estar jodiendo — el perro mordía mas mi interior, alguien pedía que nos calmáramos ¿era Suho? No lo sé.
—Vaya, si que eres madura, cuando algo no sale como a ti no te gusta comienzas a culpar a los demás, solo dí que no quieres el trabajo, sé que lo necesitabas, pero está bien iré con otra persona— Estas fuera
—Toma tus cosas y lárgate de aquí antes de que te golpee, no tienes ni idea de lo que tengo encima y vienes a hacer llover en mi puto desfile— dije herida, pero aun tratando de luchar
—¿Sí? Te dejaré con tu exodus y toda tu patética mentira que algo mejorará, pensé que éramos amigas, ya vi que solo yo doy en esta relación, trayéndote clientes para que pagues las cuentas, llamándote e invitándote para que no estés sola en casa, pero está claro que yo soy la egoísta ¿cierto? — Me miraba a los ojos.
La cereza en el pastel, tu amiga te pone la corona enfrente de todos dando a entender que eres la reina de la tragedia, las lagrimas querían salir, las detuve, ¡no lloraré! ¡no lloraré! ¡no lloraré! ¡no lloraré!
Me pedían bajar las llaves que tenia en mi puño, demasiado cerca de la cara de Sooyeon, y yo había comenzado a sangrar de los rasguños que me había hecho en la muñeca por estar demasiado ansiosa con las llaves.
—Cuando vuelvas a estar sentada enfrente de un plato enfriándose mientras la gente habla de ti, piensa que tal vez tu amiga esta consumiéndose en la miseria, te necesita pero sabe que tu ahora estas en una etapa feliz y no quiere arruinar tu buen humor, tal vez cuando la veas notes que se ve como si la tierra la hubiera tragado y escupido y aun intenta parecer que está bien— la respuesta fue fría, como si miles de agujas pudieran ser escupidas a través de mis palabras
Recordé como había golpeado a alguien por primera vez cuando éramos pequeñas y le prometí que todo estaría bien, que equivocada estaba ahora.
Mas tarde me golpearía en la frente porque en mi enojo había roto el cristal principal de la puerta con mí celular junto con las llaves.
—Vamos Sooyeon ya está abierto, ven, siéntate y hablemos de flores, mientras mi papá esta de regreso al hospital, mi mamá debe de estar jodidamente feliz de no haber podido dormir sabiendo que ha puesto más carga en mis hombros y yo estoy preocupada por saber como pagaré otra noche del hospital, espera... ¿Qué tal si, para que me des más clientes y después me lo restriegues en mi cara, me tomo un té y comienzo a halagar tu boda?— limpié mi sangre en mi pantalón, ella estaba mirándome como si me hubiera vuelto loca, tal vez sí, pero seguí quieta esperando a que brincara a atacarme alguien me toco el hombro pero rápido lo separe de mí, cuando estuve calmada recordé que había sido Yume.
—Yoo...n—oo—noo, lo siento— Sooyeon trató de tocarme, solo me voltee vomitando la hamburguesa y la bebida energética junto con un líquido amarillo al lado de su auto último modelo por el enojo.
Escuche una maldición, reconocí la voz de Baekhyun, aproveche la distracción y salí corriendo, ignorando como Sooyeon pedía que me quedara, que lo sentía, justo como cuando la niña se da cuenta que su papá la castigará quitándole algo más preciado debido a su berrinche por no comprarle un pony aun sabiendo que su papá no tenía para el animal.
Cuando me detuve en un callejón, mi estomago gruño, creí que volvería a vomitar solo para alzar la mirada, encontrándome con la mirada de Chanyeol el cual me ofrecía un pañuelo.
Se sentó junto a mí, no importándole mi aliento asqueroso
—¿Cuál es tu color favorito? — preguntó calmado, después de mucho tiempo, me di cuenta de que había tomado su mano y clavado mis uñas en ella.
—Azul— respondi
Los dos suspiramos al mismo tiempo
—El mío es rojo— cerré los ojos dejando que el lazo lavara mis heridas
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Otra historia de amor con un desenlace fatal
Nunca había entendido cuando hablaban de esto, solía pensar que era un invento de los cantantes, de los poetas y de los autores para vender una nueva novela. Los corazones rotos venden y si, mucho.
Pensé que después de mis dolores de cabeza y los innumerables pinchazos no existiría un dolor que me estuviera matando de tal manera. No se si has sentido alguna vez en la vida algo similar, no se si pensaste dos segundos en como me podía estar sintiendo en ese momento. Pero aquí te va un poco de 3 meses después de ti.
Todos los días desde que abría mis ojos hasta la hora de volver a dormir, cargaba en el alma un dolor que me impedía todo. Imagino no sabes que es eso. Cuando caminaba por las tardes al trabajo y regresaba por las noches procuraba no ver nada más allá del piso porque te miraba en todas partes. Recuerdo bien que dijiste que no había lugar en la ciudad que no tenga tú nombre y entre todo lo que sabias decir, esto era lo más serio. Como una maldición echada por ti y te funciono muy bien,
Tampoco se si recuerdas que no podía dormir y que tu eras lo único que tenía. En esas tantas noches me pasaba imaginando hablar contigo, contarte todo lo que había pasado, renegar de la vida y de lo injusta que era, gritarte todos los dolores que llevaba encima. Sabia que tendrías algo que decir, siempre tenias algo que decir. Mientras transcurría mis madrugadas me puse a pensar que nunca existió algo tan fundamental en mi vida, nunca llore tanto, hasta tú te hubieras sorprendido de ello. Se me estaba yendo la vida. Por primera vez sentí que el dolor era diferente , era algo perverso. No podía escuchar una maldita moto, ni una alarma similar a la de tu carro porque sentía que iba a verte y no estabas. Terminaba caminando y buscándote en la gente. Así de idiota estaba.
Te comento que el 22 de Febrero no podía más, no sabia como hacer que vuelvas y llorar no me estaba sirviendo. Quería estar a tu lado, y mientras lloraba porque todo iba mal, porque la universidad es una mierda, porque mi mamá no me hablaba, porque el dolor de cabeza no paraba. Quería en ese momento que me contestarás y me explicaras por qué no podías confiar en mi, como no habías notado cuanto amor tenia para darte. Pasaban los días pero el dolor no daba tregua y yo sentía que me iba a morir.
26 de Febrero, comencé a tomar pastillas para dormir y uuf si que fue un alivio al menos por las noches. Me acostaba pensando; ¿cuan torpe y ciego puede ser? pensaba tal vez nunca lo quisieron tanto, creo que no supo que hacer con tanto amor que tenia para el. Y mientras me dormía, llegaba a mi cabeza nuestros planes, ok, ok seamos claros, eran mis planes, yo te los había metido en la cabeza, siempre lo repetías, son tus planes. Pues bien yo pensaba: ¿Dónde se quedaron los sueños de comernos el mundo, nuestra casa, nuestros gemelos, los perros, los gatos, los autos, los viajes, la luna de miel, el matrimonio en Rusia e irnos a vivir juntos en un maldito año? Hoy ya no existía nada, me dolía el alma y aunque tú mamá solía decirme que nadie muere de amor, yo sentía que me estaba muriendo.
Casi un mes sin ti, seguía sin entender, que hice mal todo este tiempo. ¿A caso no basto todo lo que hice por permanecer a tu lado? Yo estuve cuando nadie más estuvo, seque tus lagrimas cuando todo se caía entre nosotros, yo te abrazaba tan fuerte cuando dormías intentando acabar con todo lo malo, yo te consolaba cuando eras tú el que me hacia daño. Espero encuentres a otra persona que te cubra cuando haga frío, que te calme en una de tus tantas pesadillas, que te calme cuando tus manos dañen todo. No tengo nada malo que desear, por el contrario tengo una memoria selectiva que solo recuerda los buenos momento juntos.
Bien, nuestra relación fue lo más toxico que he vivido nunca, era insostenible. Llevo unos días tratandome de todas mis locuras. Y entendí que no eras el único que hacia daño, sino yo también. Me estaba convirtiendo en algo que no era, tenia dudas todo el tiempo, quería que hables solo conmigo, que no mires mujeres, que no tengas amigas. Era una versión femenina y machista de ti. Y estaba mal. Lo nuestro estuvo demasiado mal desde que empezó y obviamente iba a terminar así.
Espero de todo corazón no volver a encontrarme contigo, no sabría como que hacer ni como actuar, tampoco quiero caer otra vez en lo mismo, quisiera tener el poder del tiempo, saltarme algunos meses del calendario y poder comprobar si es verdad que el tiempo lo cura todo. Tampoco quiero conocer a nadie más, porque no quiero volver a entregar todo con otra persona, no quiero estar con nadie más en la vida, tengo una idea errónea de que nadie caminara a mi ritmo como lo hacías tú, nadie me va a mirar como tú, ni si quiera puedo imaginar hacer las cosas que hacia para ti, como el desayuno, preguntar que querías almorzar, esas cosas que no valieron nada para ti. va más allá de eso no entiendo porque no estas más en mi vida.
Por otra parte me duele porque se que estas mal y te niegas a recibir ayuda. No quiero que sigas sufriendo por lo mismo, no quiero verte caer, ni escuchar que sigues diciendo que todas las mujeres somos iguales. Quiero que encuentres un amor bonito que te llene totalmente, que nunca más duermas asustado pensando que te van a fallar, que puedas confiar en tu nueva novia y no te sientas inferior, que ames con todo tú corazón, que seas muy feliz, que vuelvas a reír, que vuelvas a sonreír, que la lleves de la mano, que le cocines. que bailes y que cantes como lo hacías conmigo. Que esos ojos tan grandes vuelvan a iluminarse, y ojalá vuelvas a temblar cuando vayas a buscar a tu nueva ilusión.
Porque de lo contrario seria peor verte regresar a mi. Sabría que nada salió como pensabas y tú derrota no me haría feliz.
Aquí me despido.
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Tus Ojos Brillan Diferente - Capítulo 17
Capítulo Anterior.
...
Capítulo 17: "Futuro inmediato"
Un fin de semana sin pensar.
Un fin de semana sin una etiqueta, eso quería Guillermo, él debía seguir sintiéndose inseguro, a pesar de lo que le había dicho, quizá no era suficiente para él. Además, su ex novio, el idiota ese parecía seguir molestando, no se cansaba aún, o por lo menos no pensaba dejarlo ir tan fácilmente. Maldije mil veces en mi mente, detesté el hecho de escuchar a todos hablar bien de él, de lo perfecto que era, lo bien que, hacia todo, y peor ver que mi padre le tenía tanto aprecio. El hijo de puta había engañado a Guillermo, y quien sabe por cuánto tiempo... --¡Samuel! –Frank me dio un golpe ganando mi atención, yo había perdido mi mirada en el lago –ve por Guillermo, dile que te diga dónde están las galletas, creo que necesitamos más –asentí tontamente, me levante y camine con pesadez hasta la casa.
Estaba tirado sobre el sofá más grande, una mano cubría su mano, parecía molesto, poco me importo en ese momento. Seguía sintiendo la molestia de escuchar tantas cosas buenas de ese idiota, y también me pegaba el hecho de que nadie supiera de su ruptura, intente asimilar eso, pero saber que lo llamó casi enseguida, no me gusto ni un poco –Te busca tu padre –dije con mi tono de voz más serio, incluso yo mismo me percaté de la molestia tan obvia que sentía. Me di la vuelta unos segundos después, él ni siquiera respondió, mientras pensaba que así sería mejor, tomo mi mano y me hizo entrar en el reducido espacio del closet que adornaba el pasillo de entrada, se aseguró de que nadie nos viera, quise moverme de allí –déjame ir, te están esperando –me excuse, de verdad me sentía muy molesto, tanto que quite su mano del agarre y evite mirarlo.
Suspiro mirándome fijamente –pueden esperar un poco. Sam, mírame –me negué, no quería mirarlo, de verdad que no.
--No quiero hablar contigo ahora.
--Pero yo sí, así que escúchame. Te pedí este fin de semana sin pensar en nada más, como si nada hubiera pasado... así que olvidemos esto ¿sí? –seguí mirando a otro lado, específicamente al suelo, yo sabía que eso de "como si nada hubiera pasado" quería decir que no nos preocuparíamos de nada, que solo disfrutaríamos --¿Sam? –pero con un demonio, yo necesitaba hablar, quería saber tantas cosas. Levanto con suavidad mi barbilla, obligándome a mirarlo, y cortando toda línea de pensamientos que tenía en mi cabeza. Lo mire a detalle, ahora siendo forzado a analizar todavía más esa mirada que me otorgaba, como el brillo de sus ojos seguía disperso, parecía estar bien conmigo, sin embargo, él continuaba dudando. Y eso no me gustaba ni un poco –sé que puedo ser egoísta, pero dame unos días ¿está bien? –al menos en eso estaba siendo sincero, de verdad quería descansar.
--Aceptaré tus condiciones entonces –termine por aceptar, en realidad no podía exigirle algo, no podía estar molesto cuando él fue muy claro desde el inicio. No éramos nada.
Me miro a los ojos y esbozo una sonrisa, para luego atacar mis labios sin decoro, trate de detenerlo ya que alguien podía entrar, pero su lengua ya rozaba la mía, haciéndome perder la cordura. Mi mano derecha se aferró a su cintura y lo pegué a mi cuerpo de inmediato, pequeños gemidos inundaron nuestro beso, mi boca comenzó a dejar mordidas en su labio inferior, provocando que sus manos se apoderaran de mi espalda baja. El pequeño espacio de closet nos estaba siendo perfecto, tan perfecto que sus manos ya jalaban mi camisa, su cuerpo se empujó contra el mío, demostrándome lo dispuesto que estaba. Sin embargo, cuando mi espalda toco la pared helada, caí en la realidad de nuestra posición. Un closet sin puerta, en la entrada de su casa, donde todos estaban fuera esperándonos.
Lo separé de inmediato, admirando su cara de confusión –necesitamos regresar –solté con seriedad. Él sonrió y bajó la mirada a nuestras entrepiernas –mierda –tanto el como yo... no estábamos tan dispuestos a salir.
--Piensa en otra cosa, piensa en otra cosa –se dijo para sí mismo, mientras miraba al techo, suspiré y comencé a aplicar sus palabras. Con éxito pude salir de ese closet antes que él, lo miré y seguía perdido en susurros, me pareció tierno. Abrió los ojos y salió del pequeño lugar, donde regreso para acomodar los sacos y abrigos que quedaron aplastados
--¡Felicidades!
--¿Ah?
--Saliste del closet –me miro con seriedad por solo unos segundos, antes de golpear mi pecho y reírse por el pésimo chiste, pude sentir escalofríos por el recuerdo de las muchas veces que esa risa me hacia el día.
La fogata fue más tranquila, los demás contaron historias, Carolina contó muchas experiencias del lugar donde vivía y estudiaba, en realidad estábamos pasando un muy buen rato. Conseguí olvidarme un poco del asunto de su ex-novio, además de que cada que nuestras miradas se cruzaban él parecía demostrarme el interés en nuestra situación, lo que no hacía más que calmarme. El padre de Guille comenzó con las historias de terror, sobre fantasmas que habían visto en el bosque, y por si fuese poco, mi padre se unió a sus experiencias, debido a que ellos habían ido a la misma universidad cuando eran jóvenes. Hasta ese día desconocía si esas historias eran reales, o simplemente se habían puesto de acuerdo para molestar a los demás. Ya que todos, estaban aterrados con lo que comentaban, para hacer todo más real, hicieron un ruido con la madera, todos se asustaron. Y cuando creí que no podía ser más tierno, allí estaba Guillermo con una cara de auténtico temor.
--Y esa fue la última vez que supieron del fantasma, incluso dicen que sigue vagando por allí –estaba quedándome dormido cuando terminaron de contar esa historia, tome lo que quedaba de mi lata de cerveza y me reí un poco de las expresiones de todos.
--Ahora a dormir, que mañana iremos a pasear por el pueblo –no sé cómo mi padre pensaba que de verdad descansarían, luego de haberlos asustado así. Una cosa era contar esas historias en nuestra casa, donde estábamos rodeados de ciudad y de más personas, pero allí, en pleno bosque y sin vecinos, los asustaron aún más.
Me quede de pie frente al lago, mirando como todos se iban de regreso a la casa, los autores de las historias reían a la vez que recogían la madera --¿te gusta el lago, Samuel? –me pregunto el padre de Guillermo, yo asentí --¿has escuchado de los fantasmas del lago?
--Él no caerá Esteban –dijo mi padre.
--Tienes razón, siempre ha sido muy maduro desde niño –comentaban a mis espaldas, yo me gire riendo y les ayude un poco.
--En cambio mi Guille mantendrá la luz encendida toda la noche.
--¿Les toco compartir no, hijo?
--Si... --dije con naturalidad, mientras terminaba con la madera.
Caminamos hasta la casa, con la basura en una bolsa y todo limpio, como si nada hubiese pasado, Esteban me tomo del hombro mientras caminábamos de regreso –asegúrate de que no tenga miedo esta noche –asentí estúpidamente, ya que mi mente había tomado eso de la peor forma. Seguía con la idea de que su padre parecía muy tranquilo con nosotros juntos, me puse a dudar de que supiera de mi orientación. O tal vez continuaba viéndonos como dos niños, inocentes y puros.
Cuando llegué a nuestra habitación, todo ya estaba callado y apagado, supuse que todos intentarían dormir, abrí la puerta para encontrarme con la luz encendida y con Guillermo sentado en el piso --¿estás bien?
--Te estaba esperando, no me asuste tanto –me reí y camine hasta donde él, deje mi espalda resbalarse por la pared y quede a su lado.
--¿Podrás dormir?
--Si, te digo que no tengo miedo –lo mire con duda –de verdad Sam.
Tome su mano derecha y la acaricie con suavidad –¿recuerdas la primera vez que contaron la historia del fantasma en tu casa? –asintió recargando su cabeza en mi hombro –dormiste durante cinco días en mi casa porque tenías miedo de ir a la tuya, tus padres comenzaron a creer que no volverías. Incluso yo y mis padres lo creíamos, lucías bastante asustado, así que dudo que unos años hayan cambiado a ese niño miedoso.
--Tu sabes que creo en todo eso... --susurro en voz baja.
--Lo sé, lo sé –sus dedos buscaron entrelazarse con los míos, sonreí y nos quedamos así por unos minutos. Absorbiendo el silencio del lugar, de la casa, del mismo bosque. Gire para mirar si estaba despierto aún, sus ojos se encontraron con los míos de prisa, pellizque su mejilla y me acerque lentamente, provocando sus ojos se cerrarán –busca tu abrigo –dije en sus labios, a milímetros de tocarlos. Abrió los ojos y me miro mal, sin embargo, se levantó y me siguió –espera, toma –le entregué una cobija y yo tome otra, sostuve su mano con fuerza y lo guíe por las escaleras, en el mayor silencio que podíamos conseguir. Abrí la puerta de la cocina con cuidado, él continuaba aferrado a mí, sin siquiera hacer una pregunta lo llevé de vuelta a la parte trasera de la casa. Caminamos por la misma orilla que ya conocíamos, mirando de lejos la pequeña casa de pesca --¿no tienes miedo? –le susurre mientras abría la puerta y lo dejaba pasar primero.
--No, porque estoy contigo –sonreí como tonto, agradecí un poco la oscuridad que nos abrazaba, así no me miraba fijamente. Lo solté un momento y le deje la cobija que yo cargaba, quite las cortinas que adornaban las puertas con cristal del frente de la casita, dejando entrar un poco de la luz de la luna, pude ver su rostro con un poco de trabajo. Busqué en una de las cajas por un pedazo de tela, el cual encontré fácilmente, limpié la cama que habíamos encontrado y un poco alrededor. Desde que habíamos llegado allí, había pensado en lo útil que podría sernos –lo tenías planeado –se sentó en la cama, la cual no hizo ni un ruido, y era sumamente dura, acomodo una cobija ligera abajo y puso nuestros abrigos como almohadas –ven aquí, que hace frío –asentí y me asegure de que la puerta estuviera bien cerrada, para evitar alguna ventisca.
--Es bastante acogedor ¿no? –asintió levantando una cobija para cubrirme, él se pegó a la orilla de la pared, dejándome la otra orilla, a pesar de que la cama fuese individual, parecía que cabíamos muy bien.
--Ahora si me siento más tranquilo.
--¿Aunque pueda salirnos un fantasma del lago? –me dio un golpe en el pecho –tu padre me dijo que esa historia era muy fuerte para ustedes...
--Basta, Sam –sonreí como niño por su expresión de terror –todavía puedo regresar corriendo a la casa.
--Pero tendrás que dormir solo... y puede salir otro fantasma –hizo ademán de levantarse, lo tome del hombro y lo regrese a su lugar, me miro con indignación.
Pase mi mano por su mejilla, su rostro estaba muy cerca del mío, nuestros propios cuerpos estaban muy juntos, entre cobijas, la calidez del momento era perfecta. Sus ojos me miraban con intensidad, note un brillo diferente en ellos, el brillo que buscaba y que tanto extrañaba, la mirada que quería que tuviera siempre. Roce sus labios con mi pulgar, eran tan suaves, sentí como su respiración era entrecortada, me acerque todavía más, dejando que mis labios apenas rozaran los suyos. Él no se movía, mis labios solo hacían presión con los suyos, sintiendo la suavidad tan dulce que tenía, comencé a besarlo con paciencia, demostrándole que no había prisa y que solo estábamos los dos, sin nadie alrededor, nadie que pudiera entrar a descubrirnos. Lo bese con el amor que sentía y que moría por demostrarle, mientras sus manos me abrazaban con la misma parsimonia que yo le mostraba, dejando a un lado nuestra prisa y lujuria de los besos anteriores. Sentí como su corazón y el mío se detenían, encerrándonos en ese momento, ese preciso momento que quería alargar con desespero.
Nos separamos por la necesidad de respirar, volvió a mirarme fijamente, yo lo abracé con fuerza, sintiendo como su mano también se aferraba a mi espalda. Si ya había sentido antes lo débil que él podía ser, en ese momento se sentía mucho peor, imagine cuantos hombres pudieron besarlo de la misma forma, cuantos más le prometieron la luna y las estrellas, y sobre todo a cuantos les creyó como a mí.
Cuando supe sobre Madrid, mi único temor fue encontrarlo de nuevo, quien iba a decirme que unos meses después estaría tan enamorado como hace años de él, que lo tendría en mis brazos y aun así sentiría que podría irse en cualquier momento.
Sentí temor, muchísimo más temor. Porque Guillermo no era mío, porque él seguía temiendo de mis palabras, con todo el derecho, él seguía dejando todo esto como una 'prueba', que por más que yo le dijera que lo quería enserio, el continuaría sintiendo duda.
Una maldita duda que yo provoque en él.
--¿Qué piensas? –sus palabras me regresaron a la realidad, donde él estaba mirándome con curiosidad, yo continuaba mirando al techo, tan solo sintiendo su mirada en mí.
--Tonterías.
--Las tonterías no te provocan estar así de pensativo, ¿sigues molesto? –negué deprisa --¿entonces?
--Pienso en el pasado. Pienso en el mal que te hice, en lo poco que merezco estar aquí contigo, pienso en todo lo que viviste sin mi...
--También he pensado en eso, tu sabes que fue de mi luego de tu partida, pero yo no sé qué pasaba contigo. Y creo que nadie lo sabe.
Suspire pesadamente. Nadie sabía, yo nunca quise compartir esos primeros días que pasé lejos de todo, ni siquiera Frank, nadie... --no tiene sentido que alguien lo sepa, no es nada como lo que tu viviste Guille.
--Es importante para mí.
--Esta noche no... esta noche solo déjame estar a tu lado.
Tomo mi mano con fuerza y se acurruco en mi pecho, me gire para dejar un beso en su cabeza, por solo esa noche, sin historias dolorosas, sin el pasado.
Así lo necesitaba, y él a mí.
...
El sonido de mi alarma me despertó, la apagué prontamente, para evitar despertarlo. Sin embargo, él ya tallaba sus ojos mientras luchaba por mirarme, le sonreí y pellizque una de sus mejillas --¿Qué hora es? –pregunto con pesadez, había olvidado su difícil despertar.
--Casi las seis diez –cerró sus ojos y se acurruco de nuevo en mis brazos –está bien, quedémonos un poco más. Aunque yo quería que nos montáramos en el bote...
--Quiero vivir todavía –susurro sobre mi pecho, provocándome reír –unos minutos más y salimos –asentí y lo abracé con fuerza.
La verdad es que poco pude dormir, me quedé pensando en un montón de cosas mientras escuchaba sus ligeros ronquidos, debía estar cansado. En mi mente me dedique a idear excusas buenas de porque estábamos fuera a esas horas, por si es que alguien nos llegaba a ver, lo cual no creía, ya que dijeron que visitaríamos el pueblo más allá de las once, así que planeaban desayunar tarde. Además de que si nos veían en el bote no pasaría nada, a menos de que entraran a la casita y se encontraran con la cama medio deshecha, eso se podría malpensar.
--Piensas demasiado –su voz me asustó un poco –vamos ya, que me da cosa que nos encuentren –se separó de mí y se levantó con cuidado. Estiro sus brazos con pereza hacia todos lados, yo tan solo lo admire, aun recostado y acobijado –vamos, que no pienso subir solo –se acercó por completo a mí y me dio un suave beso en los labios, por supuesto, dejándome con ganas de más. Jalé su brazo y pude deleitarme con su corta risa, regreso a mí con una sonrisa coqueta y me beso con más intensidad. Joder. Podía vivir solo de sus besos.
--Hmm –se quejó cuando lo jalé con más fuerza, provocando que se acercara más. Un par de golpes en la puerta lo hicieron alejarse con rapidez, tanto él como yo nos quedamos mudos. Nos miramos sin tener una idea de que hacer, los golpes se repitieron, ambos nos hicimos señas para no hacer ni el mínimo ruido, pensamos que se irían.
--Abran, sé que están allí –se oyó en un susurro, era Frank –no me hagan buscar la forma –Guillermo se levantó y le abrió, mientras yo me senté en la cama –joder, hace frío fuera –entro y nos miró con detenimiento.
--¿Cómo sabías que estábamos aquí?
--Ya busqué por toda la casa, este era el último lugar –se dedicó a mirar todo a nuestro alrededor –y bueno... ¿ya son novios? –cerré los ojos demostrándole lo incorrecto que había sido su comentario, Guillermo solo tosió un poco –vale...
--¿Despertaron todos?
--Solo Carol y yo, tuve que decirle que ustedes estaban muy dormidos.
--¿No te siguió? –murmuro Guillermo mientras buscaba a través de los pequeños cristales, le extendí una cobija y se cubrió un poco.
--No, se quedó hablando por video llamada con alguien –mientras el menor nos daba la espalda, Frank me pregunto con señas que pasaba, solo negué y él asintió. Ya tendría mucho que contarle más tarde –vine porque me preocupo que los demás despertaran, por eso los busque.
--Gracias Frank.
--Solo tengan más cuidado, si no han definido nada entre ustedes, imaginen que sería si sus padres los cuestionan. No sería una linda sorpresa, y lo saben los dos –ambos asentimos, ese era un punto que llevábamos tiempo evitando, y tenía toda la razón. Luego de esto nos dijo que nos daría un momento, que regresáramos a la casa en unos diez minutos, él nos cubriría.
--¿Nuestros padres no estarían contentos verdad? –solté sin pensarlo dos veces, estaba provocando que pensáramos en algo más, cuando no debíamos hablar de eso. Bajó la mirada y se recargo en el mueble de madera.
--No lo estarían... sin embargo, no es como que tendríamos que decirles –por un momento, solo por unos segundos creí que quería que nos ocultáramos o que hiciéramos una vida en otra parte. Pero no, él no se refería a eso, él no me veía como una pareja formal, a pesar de que decíamos que no lo estábamos pensando demasiado, la verdad era que lo hacíamos, y mucho.
Y en sus pensamientos estaba yo, en su futuro inmediato me veía así, como una pareja casual. Cuando yo lo miraba con seriedad, cuando yo por la maldita primera vez miraba a alguien y pensaba en una vida llena de compromisos. Una vez más estaba siendo egoísta, al pensar que todo lo conseguiría cuando yo quisiera, y que sería sencillo convencerlo de estar a mi lado.
Era tiempo de caer en esa realidad, en la realidad donde las cosas no serían así de perfectas.
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𝐁𝐮𝐭 𝐬𝐮𝐜𝐤𝐬 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐢𝐧'𝐭 𝐠𝐢𝐯𝐞 𝐚 𝐟𝐮𝐜𝐤 𝐚𝐧𝐝 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞𝐫𝐞𝐝 𝐚 𝐬𝐩𝐞𝐫𝐦 𝐝𝐨𝐧𝐨𝐫 𝐧𝐨𝐰
┊𝖧𝖾𝗒 𝖣𝖺𝖽, 𝗂𝗍'𝗌 𝗆𝖾, 𝗎𝗆... 𝖮𝗁, 𝖨'𝗆 𝖳𝗒𝗅𝖾𝗋, 𝖨 𝗍𝗁𝗂𝗇𝗄 𝖨'𝖽 𝖻𝖾 𝗒𝗈𝗎𝗋 𝗌𝗈𝗇. 𝖲𝗈𝗋𝗋𝗒, 𝖨 𝖼𝖺𝗅𝗅𝖾𝖽 𝗒𝗈𝗎 𝗍𝗁𝖾 𝗐𝗋𝗈𝗇𝗀 𝗇𝖺𝗆𝖾, 𝗌𝖾𝖾, 𝗆𝗒 𝖻𝗋𝖺𝗂𝗇'𝗌 𝗌𝗉𝗅𝗂𝗍𝗍𝗂𝗇𝗀 "𝖣𝖺𝖽" 𝗂𝗌𝗇'𝗍 𝗒𝗈𝗎𝗋 𝗇𝖺𝗆𝖾, 𝗌𝖾𝖾 "𝖥𝖺𝗀𝗀𝗈𝗍'𝗌" 𝖺 𝗅𝗂𝗍𝗍𝗅𝖾 𝗆𝗈𝗋𝖾 𝖿𝗂𝗍𝗍𝗂𝗇𝗀, 𝖬𝗈𝗆 𝗐𝖺𝗌 𝗈𝗇𝗅𝗒 𝗍𝗐𝖾𝗇𝗍𝗒 𝗐𝗁𝖾𝗇 𝗒𝗈𝗎 𝖺𝗂𝗇'𝗍 𝗁𝖺𝗏𝖾 𝖺𝗇𝗒 𝖿𝗎𝖼𝗄𝗌 𝗍𝗈 𝗌𝗉𝖺𝗋𝖾
Downtown, L.A.
Sábado 9:23 AM
Era día de abrir la tienda de Rakim, hace ya unas semanas le tocaba esa labor a Leonie ya que la esposa de Rakim estaba nuevamente embarazada, y con algunas dificultades considerando que cargaba gemelos de siete meses tenía que mantenerse en cama por ordenes del doctor. Rakim estaba al lado de su mujer todo el tiempo, por lo que la tienda estaba a cargo de Leonie la mayoría de la semana y, como el día de hoy, también de Noah; que era el segundo o tercer trabajo que mantenía. —Noah, es una tienda, no restaurant como para que vengas aquí a tomar desayuno. —Dijo la voz de Latiffa, mujer de Rakim por el walkie-talkie que mantenía la unión entre ellos, que vivían en el piso de arriba, con la tienda. —Lo siento, pero me estaban llamando. —Dijo Noah después de tragar un bocado de una Donna aún tibia de la mañana. —Eh, hombre, no dejes todo sucio, joder. —Se quejó Leonie soltando una carcajada después que el muchacho le haya salpicado de migajas dulces que comía. La campana de la puerta resonaba de vez en cuando por compras matutinas de la gente del barrio. Leonie se sentó tras la caja registradora mientras Noah hacía el inventario de vegetales a sus espaldas. Entro un hombre, que en tal momento Leonie no prestó atención. Puso una barra de Snicker frente a ella y la chica marcó unos números en la caja registradora. —0.71, señor. —¿Eres Leonie Vaudémont? —Dijo el hombre, titubeante, acento fuerte y marcado; no supo definir de dónde en aquel minuto. La chica alzó la mirada para encontrarse con un hombre en sus cercanos cuarenta y tantos con unos ojos cargados de azul. La rubia asintió y señaló la placa de metal en su pecho con el nombre “Leonie” grabado. —¿Quién pregunta? —Dijo la chica despreocupada. —Yo…mmh. Soy tu padre. —Admitió sin apartar la vista de la chica. Se escucharon cosas caer a sus espaldas, el shock no era solamente de Paris. Noah había dejado caer la caja con cosas al suelo; igual de paralizado con la vista puesta en el hombre. Paris pudo sentir su boca secarse, dejó caer la mandíbula del asombro. Pero no tardó en fruncir el ceño, ¿quién era él, que llegaba de la nada con tal estupidez? —No, no lo eres. —Dijo la chica incrédula, dejando escapar una carcajada sin gracia alguna. —He venido desde Eslovaquia, estoy aquí con mi mujer hace unos meses. He intentado buscar a Alexandra pero no he dado con ella… —Si lo haces, pues avísame —Admitió con gracia esta vez. Alexandra había desaparecido hace unos días, lo usual en casa de los Nichols. —Quería saber de ti, supe que naciste en América y sé que Alexandra se aseguró de no dejar rastro de su huida de vuelta en casa- Leonie le mantuvo la mirada, se le formaba un nudo en la garganta, sin saber exactamente cómo describir lo que sentía. El hombre hablaba y hablaba contando la historia de él y su madre pero hace ya un rato Paris había dejado de escuchar, pasaba la mirada por los rasgos fuertes del hombre, el acento cargado se notaba en su inglés previamente preparado. Una mano tocó su hombro y de pronto salió del trance, volvió la vista para mirar a Noah. No se dijeron nada pero el chico le observaba con preocupación. Click, de vuelta a la realidad. —No eres mi padre, es más, hombre; no te conozco. ¿Me has estado siguiendo? Joder, que eso es un delito aquí en América, soy menor de edad y tú un hombre viejo que me sigue. —Dijo atropelladamente, de pronto sintió el calor subirle a las mejillas, se sentía extrañamente nerviosa. Le salió una carcajada con una gracia que no correspondía al momento. —Eh, hombre, estamos trabajando. Le pediría que se retirara. —Sentenció Noah suavizando la voz. —Pero he venido aquí para hablar con mi hija. —¿17 años después? Joder, ¿quieres un puto premio por encontrarme? No eres mi padre, no me llames hija que para mi conocimiento no eres más que un donador de esperma. —Dijo la chica, volviendo la mirada al hombre. Había algo allí que le hacía sentir ansiedad recorrerle el cuerpo, extrañamente lo podía creer cierto, pero no lo admitiría en voz alta. —Por favor, tiene que irse. —Reiteró Noah, esta vez con la voz más grave y pesada. El hombre hizo de sus labios una línea, frunció el ceño y salió de la tienda. Entonces Leonie comenzó a temblar de pies a cabeza, pudo sentir su respiración acelerarse, de pronto le inundaron las gana de llorar. Hace tiempo no le pasaba, parecía ser la gota que derramó el vaso. Kane le hablaba pero los oídos de Paris se taparon escuchando sólo un pitido agudo. Se sujetó del mesón para ponerse de pie, pero el suelo pareció mejor idea. Se sentó de espaldas al mesón; Noah se arrodilló frente a ella con sus ojos cargados de preocupación. —Llamaré a Ian. —Dijo el chico atropelladamente. Paris le apretó la mano para detenerlo, él se quedó allí hasta que Leonie recuperó la respiración con normalidad. —No, aún no. —Paris, puedes marcharte a casa. —Dijo la voz de Latiffa, mucho más suave de lo normal. El Walkie talkie estaba encendido y probablemente había escuchado todo. —Loni ¿estás mejor? Puedo acompañarte a casa. De pronto todo hizo nuevamente click, había tenido un ataque de pánico, presa del shock ante el reciente testimonio. La chica se puso de pie y salió de la tienda, corrió buscando al hombre de hace unos minutos. —Eh, ni siquiera has dicho tu nombre. —Gritó al hombre que subía las escaleras hacía el metro. —Boris. —Bien, Boris ¿traes dinero contigo? —Dijo la chica, con voz dura y determinada. El hombre pareció desconcertado por una milésima de segundos hasta que comenzó a buscar en sus pantalones por dinero. —Porque me debes 17 años de pensión alimenticia, cabrón. Noah no tardó en llegar a su rescate, tiró del brazo de Leonie para volverla hacia él. —No es el mejor lugar para esta conversación, te llevaré a casa. —Dijo el chico aún con la mirada afligida puesta en su amiga. Paris estaba aún aturdida por lo que accedió, Kane fulminó con la mirada al hombre y se volteó para llevar a Paris de vuelta a casa. […] No estaba segura en cómo tan pronto todo se salió de control. Noah se había encargado de soltarle la noticia a Ian, pronto llegó a casa al igual que sus hermanos. Paris no había dicho una palabra. De pronto gritos llenaron el primer piso de la casa, gritos femeninos y masculinos en otro idioma. Que gracias a las enseñanzas de su madre desde niña podía comprender como el Eslovaco. Paris salió de su habitación y bajó con sigilo. Alexandra había vuelto a casa, Ian estaba afirmado en el mesón de la cocina continuamente intercambiando la mirada entre mamá y Boris, que ahora al parecer, tenían su reencuentro. La cara de su madre estaba roja de los gritos en lenguaje extranjero, no la veía perder así los cabales desde hace muchísimo. Los mellizos estaban en el segundo piso mirándolo todo desde la escalera. —Vayan con Richie, ¿sí? —Les dijo con voz suave a sus hermanos, ellos la miraron y asintieron. —Basta, por favor. —Dijo en un desgastado eslovaca que conocía. Los gritos cesaron y las miradas se fueron directamente a ella. Sintió unas horribles ganas de llorar, de esas que no te dejan hablar. Odiaba que los problemas se resumieran a ella. —No quiero más gritos aquí, hombre, ¿quieres irte? Ya no fuiste mi padre por 17 años, no esperes que lo serás ahora. La única ayuda que necesito es económica, y si no la tienes, sinceramente, no me importa porque no quiero saber de ti. ¿Dijiste que viniste aquí con tu mujer? Pues vete de vuelta con ella, Los Ángeles es bastante grande —Soltó una carcajada sin gracia. — Ya tenemos los suficientes problemas en esta casa, no necesito otro. —Admitió finalizando el discurso, salió por la puerta trasera y se sentó en las escaleras que daban al patio. En algún momento se había puesto a llorar, tenía las mejillas húmedas y ahora podía soltar un suspiro pesado. Afirmó la cabeza en sus rodillas y lloró allí en silencio hasta que volvió a escuchar los gritos de vuelta en casa. Levantó la cabeza al momento en que alguien se sentaba a su lado, era Gerald. Destapó dos cervezas y le dio una a la chica, quién la recibió con gusto saciando la sed de su garganta apretada. —Es un puto cabronazo, se perdió a una gran chica. —Tengo entendido que Alexandra huyó de él. —Aclaró Paris. —Hablo de ti, cielo. —Mencionó el hombre volviendo la mirada hacia los ojos océano de la joven. Le miró con ternura, una que siempre le ofreció a Paris, sin ser su hija, y como el puto desastre que era Gerald, aún así era la más genuina imagen paterna que la chica tenía. —No quiero causar más problemas, ¿sabes? —Dijo con la voz quebrada.— Ya tenemos los suficientes. —Susurró para volver a echarse a llorar, Gerald le abrazó acurrucándola y dejando un beso en el cabello grisáceo de la muchacha. —Los problemas vienen con el ser un Nichols-Vaudémont. —Mencionó volviendo a beber un sorbo de la botella.— Siempre estuve dispuesto a darte mi apellido, desde que te vi nacer supe que serías mi hija ¿sabes? Pero Alexandra quiso mantener su apellido en ti, eres sus raíces. Ese hombre de allí dentro puede que te haya dado la vida- —Alexandra me dio la vida, él sólo dio esperma. —Corrigió. —Cierto. El punto es; que no necesitas abrumarte porque tu padre haya aparecido. Eres una Nichols-Vaudémont hecha y derecha, ninguna paternidad a estas alturas cambiará eso. —Y eso es bueno —Dijo la chica con un deje de luz en su voz. Extrañamente las palabras de Gerald siempre parecían encajar, tenía el don de las palabras y por eso le hacía un buen y jodido estafador. Pero ahora, le agradecía que estuviera ahí.
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Capítulo 4: Bienvenida.
Por las noches me suelo dedicar a crear una charla perfecta cuando llegue el momento exacto de aparecer en Alexandria de nuevo. ‘Hola Rick, ¿Me recuerdas? Me colé hace algunos días a tu comunidad.’ ‘Me llamo Loee, nunca antes te había visto.’ ‘Así está la cosa, tu hijo junto a tu gente me tiene literalmente encantada y no pienso alejarme otra vez.’
¡Maldición, no!
Todo sonaba para la mierda y esa era la razón de estar retrasando tanto ese encuentro.
“Eres la persona más auténticamente extraña del maldito planeta.”
Me giro para mirar el techo en la oscuridad. “¿Ahora por qué?”
“No lo sé. No he superado el hecho de que fueras tan estúpida como para irte sin mí cuando habíamos quedado en algo. Sin mencionar tu absurda manera de ponerte en riesgo por alguien que creí ya habías superado.”
“¿Por qué creerías eso?”
“Cielos, ¡Por todo! En Terminus cuando pudimos haberlos ayudado tú dijiste que podrían solos y sería una clase de karma por nadie habernos ayudado cuando perdimos a Phoenix.”
Resoplo. “No lo entenderías, y no quiero hablar de ello.” Cierro los ojos.
“¿Podrías una vez en la vida evitar toda esta mierda y ser sincera?”
“Soy sincera.”
“Loee, nunca hemos compartido una plática de más de cincuenta palabras de tu parte.”
Lo miro. “¿Pondrías tu vida en riesgo por mí?”
“Sí.” Responde sin pensarlo.
“¿Por qué?”
Bufa una risa. “Eso no se responde, es sentido común, cuando has compartido tanto con una persona se vuelve vital para ti.”
Le asiento. “Ahí tienes tu respuesta.”
“Es totalmente diferente con ellos. No has compartido siquiera tu nombre con esa gente.”
“Cuando necesitaste mi ayuda no te cuestioné el nombre.”
“Sabes a lo que me refiero.”
“Y tú a lo mío. Jesus, lo de Terminus fue por una razón, lo de Alexandria por otra.”
“Explícame.”
Vuelvo a mirar el techo. “No quiero hacerlo, es difícil para mí… Va contra mi naturaleza.”
“¿El dar una explicación? Woah, cada día aprendo algo nuevo de ti.”
“Simplemente es algo tan personal que no quiero romper, no soy más la chica de antes y hasta que no haya necesidad, continuará igual.”
Luego de un momento de silencio él suspira volteándose al lado contrario de la cama. Chasquea la lengua y dice: “Será mejor dormir, ante las nuevas tareas que nos ha dado Gregory tendremos que salir muy temprano por la mañana.”
No respondo, sólo retomo mi posición inicial sin mejor intención. Volver fue lo que necesité para tener a todos sobre de mí reclamándome cada cosa que no hago bien y el extremado perfeccionismo de Paul Rovia.
[…]
“Háblame más de esa gente, es decir, si valieron salvarles la vida debió ser por algo.”
Caminamos sin rumbo por las calles de Washington, nunca antes he visitado esta zona y dada la pasividad es obvio que no muchos han recorrido estos lugares tampoco.
Gregory nos ha enviado afuera para buscar provisiones, y, su mayor talento, el buscar comunidades bastas para el intercambio de bienes mutuos.
“En realidad no conocía a la mayoría, jamás pude ver a cierta parte del que era su grupo. Tan sólo Rick, su hijo, la mujer de la catana, el chico asiático y la de cabello platinado.”
Asiente con las cejas alzadas. “Debieron perder a muchos en este tiempo.”
“No lo sé, de cualquier manera Rick siempre encuentra la manera de hacer funcionar las cosas con gente nueva.”
Ríe. “Ahí es donde entras tú, ¿Cierto?”
Encojo un hombro. “No pienso remplazar a ninguno de ellos. Intento tantear mis posibilidades estando ahí, ya que, es obvio que en Hilltop no lo hago.”
Inclina la cabeza de lado. “Supongo que encajarás con ellos, es como que ese ha sido tu propósito desde un principio y tienes pinta de formar parte de una gran comunidad, porque no quiero despreciar Hilltop y mi propia familia, pero seamos honestos y no tenemos gente de ese tamaño.”
Palmeo su hombro. “Que alegría que lo reconozcas.”
Poco después decidimos cortar camino entrando al bosque y con lo poco que nos dejan ver los arboles identificamos una gasolinera, de las mayores saqueadas en estos días. Quise parar un momento por el perro que nos acompaña, Sídney olfatea algo dudoso y eso en evidencia es vital para nosotros. Jesus se adelanta un poco para chequear la zona. Cuando menos, el canino jala de la correa con la que lo sostengo haciéndome ver que el estúpido de mi compañero ha emprendido a correr a la dirección que antes mencionamos sin decirme una mierda y Sídney lo está siguiendo, por lo tanto tengo que correr también.
Al aproximarme a la gasolinera puedo ver que se ha cubierto la cara con una especie de bandana y ha chocado con un hombre vivo. Eso sólo indica una de sus conocidas tácticas y que seguramente le ha robado algo sin que éste lo note.
“Hola.” Escucho que dice él antes de que yo pueda atravesar el callejón por completo.
“¡Retrocede ahora!”
“Las manos en alto.” Dicen aquellos hombres hasta que intervengo yendo directamente con Jesus y encarándolo con enojo.
“¿Qué mierda pretendes?” Escupo parándome a su lado sin mirar a los sujetos, que, maldición ya sé muy bien quienes son.
“Tranquilos chicos, sólo estaba huyendo de los muertos.” Dice mi compañero para todos.
Me niego a mirar a la cara a los otros dos pero puedo asegurar que uno de ellos me apunta con su arma.
“¿Cuántos?” Pregunta Rick.
“Diez, tal vez más.” Miente. “No voy a arriesgarme, una vez que comienzan con dos dígitos comienzo a correr.”
“¿Dónde?”
“Alrededor de medio kilómetro atrás.” Y el bastardo finge perder la respiración como si un maratón hubiera corrido. “Se dirigen hacia aquí, probablemente tengan unos once minutos.”
Y Rick flaquea.
“Bien, gracias por avisarnos.” Baja su pistola.
“Sí. Hay más de ellos que de nosotros, ¿No? Hay que permanecer juntos.” Me mira un momento dándome toda indirecta del mundo haciéndome querer golpearlo.
Mis malditos planes para un buen encuentro con el grupo de Rick se han ido al caño por culpa de la presunción de mi estúpido camarada.
Finalmente volteo para encontrarme con que, en efecto, el sujeto con cabello largo sigue apuntándome, le doy mi mejor cara de pocos amigos antes de mirar al líder, que, al verme saca el aire por la boca, sorprendido. “Tú.”
“Yo.” Me cruzo de brazos.
“¿La conoces?” Susurra apenas su otro hombre. Él lo ignora. El tipo rudo baja también su arma, no muy convencido.
“¿Tienen un campamento?” Sigue hablando Jesus luego de bajar las manos en rendición, algo que yo ni siquiera me molesté en hacer.
“No.” Elevo las cejas. “¿Y ustedes?” Continúa Rick.
“No.” Juega el mismo juego Paul. “Disculpen habernos topado con ustedes, nos vamos ahora.” Toma mi brazo obligándonos a caminar junto a él. “Si este es el nuevo mundo, espero que sea bueno con ustedes, chicos.”
“Soy Rick, él es Daryl. ¿Cómo se llaman?”
Nos detenemos volviendo a mirarlos. Mi chico se deja ver el rostro por fin. “Paul Rovia. Pero mis amigos suelen llamarme Jesus.”
Quiero reírme tanto como lo hice la primera vez que me dijo lo mismo hace dos años.
“Tú eliges.” Sonríe.
“Loee.” Digo sin más.
“Dijiste que no tenían un campamento. ¿Están por su cuenta?”
“Sí. Pero aun así, mejor no intentar nada.”
“Mejor no hacer amenazas que no puedes mantener.” Nos dirige por primera vez una oración el otro hombre.
“Exactamente.” Me atrevo a responder yo, si de altanería se trata, puedo hacer mi mejor jugada.
Paul sonríe dándome una mirada para que continuemos y vaya que no entiendo su plan y por qué me trajo a ellos cuando no resolveríamos nada de lo que siempre quise.
“¿Cuántos caminantes…?”
“No, estos tipos no.”
“¿Cuántos caminantes han matado?” Continúa Rick elevando la voz.
“Lo siento, tenemos que correr. Deberían hacerlo ustedes también. Creo que tienen como siete minutos.” Llegamos al final de la caseta de gasolina ocultándonos detrás de esta, ellos ya no nos escuchan ni nosotros a ellos.
Le tiro un golpe al pecho con la palma. “¿Qué jodidos planeas?”
Sigue sonriendo. “Salimos para buscar provisiones para Hilltop, y al parecer ellos tienen un camión repleto de algo bueno.”
Abro la boca. “¿Planeas robar a mi futuro grupo?”
“Oh, ya he robado a la chica.”
Suenan algo como si fueran balas, lo miro exigiendo una respuesta y alzando las manos dice; “Hace como una hora en una parada encontré petardos en una tienda.”
“Por supuesto, mientras Sídney y yo te salvábamos el trasero de caminantes, tú afanabas petardos.”
“Cállate y vámonos, sube al camión ahora.”
Y es que confío tanto en Jesus que sé tiene un plan para hacernos ganar a todos.
“¡Lo siento!” Les grita una vez arrancando el vehículo haciéndome una seña con la mirada de que arroje fuera su mochila, así lo hago.
Un largo tramo más adelante nos obligo a detenernos y quitar la cadena con la inservible máquina de golosinas que estuvimos arrastrando por todos esos minutos. Continuamos nuestro recorrido luego de eso, teniendo un montón de preguntas pero dejándome llevar por Jesus… literalmente.
Es entonces cuando falla el camión.
“Me voy a la mierda contigo.” Azoto la puerta y doy la vuelta para sentarme en el piso junto a la carretera mientras que él también baja e intenta averiguar cómo arreglar lo que sea que haya fallado.
“Ya sé que pasó.”
Resoplo abrazando mis piernas. “Ellos tiene armas, cuando lleguen acabarán con esto.”
“Nosotros tenemos dos piernas y dos brazos, Loee. ¡Y también más experiencia!”
No objeto ello.
Minutos después hubo completado la misión con éxito, va a la caja para guardar la llave con la que había arreglado los problemas de un neumático pero antes de poder dirigirse al frente, Rick ya lo ha tomado por la espalda.
“Quédate quieto y puede que no te lastimemos.”
Daryl me apunta una vez más con su pistola y comienzo a cansarme de ese hecho. Levanto la mirada encogiéndome de hombros. “No me mires así, él es el del problema.”
En unos segundos Paul ya se ha deshecho de Rick y Daryl con simples golpes en las zonas indicadas hasta que el líder lo taclea junto a mí. No hago nada más que mirar sabiendo que Jesus se está dejando vencer y supongo que de ello se basaba su plan que aún no logro comprender.
Claro que las pistolas están en nuestra dirección por tercera vez en el día.
“Esto se terminó.”
El gemido de un caminante acercándose nos hace mirar atrás, sin preocuparme sigo abrazando mis piernas con aburrición. Este asunto básicamente no me incluye y puedo estar segura de que ninguno de ellos dos nos dejaría morir a manos del muerto.
“¿Todavía tienen munición?” Habla el chico a mi lado.
Ambos, como los estúpidos que son, gastan dos balas en el problema intentando demostrar un punto. “Uhg.” Llevo mi cabeza atrás maldiciendo la hora en que tuve que reunirme con tres hombres completamente competitivos.
“De acuerdo. ¿Nos van a disparar por un camión?”
“Hay mucha comida en ese camión.” Rick obvia. “Las llaves, ahora.”
“Creo que saben que no somos unos malos tipos.” Se defiende.
“¿Sí? ¿Qué sabes de nosotros? Dame las llaves.” Quita el seguro del arma. “Es la última vez que las pido.”
Teniendo sus malditas llaves de vuelta, se aseguran de amarrarnos de pies y manos con cuerdas tan mal aseguradas que incluso un niño de cinco años podría deshacer. El castaño me indica con la mirada que le siga la corriente.
“¿Van a dejarnos aquí así? ¿De verdad van a hacer eso?”
“Los nudos no están tan apretados. Deberían ser capaces de liberarse después de que nos hayamos ido.” Finaliza Rick en atar las cuerdas.
“Deberíamos hablar ahora.”
“No.”
“Tomen. En caso de que les dé sed.” Daryl nos lanza una lata de gaseosa, haciendo sonreír a Jesus y demostrar más mi ira con ese sujeto tan molesto.
“Mi perro sigue adentro.” Menciono sólo una vez, el líder abre la puerta y Sídney baja de inmediato llegando a nosotros oliendo las sogas.
No pasa ni un minuto de que ellos suben al camión cuando nosotros ya hemos desatado los nudos.
“Vamos.”
“¿Ahora qué mierda planeas?” Gruño cansada de la misma cantaleta.
“Subimos al camión y llegamos a su comunidad. El resto se emparejará en un dos por tres.” No me da tiempo a responder cuando él ya ha trepado a la parte superior del vehículo.
“Sí, no lo creo.”
“Loee.”
“Los alcanzaré luego.” Hago una mueca, retándolo.
“Mald- ¡Loee!” Grita bajito cuando se pone en movimiento. Lo saludo con una mano y Sídney ladra viéndolo irse.
Esto ha sido más desastroso de lo que imaginaba.
[…]
Un trote rápido y atajos por el bosque, nos hacen llegar justo al lugar que estaba segura llegarían, pues, es obvio que si buscaban comida, un granero en un campo vacío sería su siguiente parada. Y tuve razón. Sídney recorre el lugar por su cuenta centrándose en los caminantes que están al parecer atados con cuerdas a algunos autos chatarra, mientras yo miro sus juegos de niños sentada sobre la hierba sin cortar; Jesus había caído del camión, él corría, Daryl lo perseguía a pie, Rick en el camión… Fantástico.
“¡Llegamos a una conclusión, estúpido!” Gritonea Daryl. “¡Lo tengo!” Se dirige a Rick cuando hubo bajado por fin.
Los caminantes se sueltan haciendo huir a mi perro y cuando se da cuenta de que Jesus y Daryl corren cuales infantes, se une a ellos juguetón de un lado a otro. El cabecilla mientras tanto mata a los muertos vivientes y yo sigo disfrutando el show barato.
Dura un poco más aquello siendo cuando Jesus logra entrar al camión pero forcejea con Daryl y mi visión no identifica lo que ocurre ahí dentro, cuando escucho un disparo me pongo de pie caminando de brazos cruzados hasta donde Rick se encuentra, le ayudo a matar dos caminantes y al mismo tiempo vemos que el problema inicial llamado camión se hunde en el profundo lago a un costado.
Nos acercamos rápido, cada uno a su respectivo compañero. El suyo está bien pero el mío al parecer inconsciente. Ni siquiera me molesto en culpar al otro idiota.
Suspiro despejando su cabello del rostro, estará bien en un par de horas. Los otros dos hablan de algo que no logro escuchar, lo único que percibo es que Daryl dice algo como que nos dejarían arriba de un árbol a cambio de que él le salvó la vida.
El mismo toma a Paul de los brazos comenzando a arrastrarlo por la tierra. “Debes estar bromeando.” Digo.
“Si permaneces callada tal vez tengas la misma suerte.”
Ruedo los ojos.
Ese dúo dinámico encuentra un auto servible y dado que el desmayado y yo no somos de fiar, Daryl sube detrás con nosotros, Jesus en medio de ambos y claro que la puerta de mi lado tiene seguro. Mi perro con preferencia viaja como copiloto de Rick. A mí me colocan una venda en los ojos. De todas maneras incluso el desmayo ha sido planeado por mi amigo y tengo que fingir ser una chica inservible más.
“Recibió un golpe bastante fuerte.” Escucho decir a Rick. “Denise tiene que revisarlo.”
“Sí.”
“No lo habrías superado, no lo habrías dejado.”
“Claro que sí, justo arriba de un árbol.”
Bufo.
“Lo hubiera hecho.” Continúa Daryl.
“No, lo sé. Casi al momento de volver a Alexandria lo entendiste. Lo viste… tú… Michonne, Glenn, todos trataron de decirme.”
“Entonces cállate.”
“Porque finalmente estoy escuchando.”
Interrumpo el significativo momento balbuceando. “Uhm, ¿Rick? Es un poco patético que me cubras los ojos cuando sabes perfectamente que sé exactamente el sitio donde duermes cada noche.”
Él no dice nada, el que habla es el otro hombre. “Creí que permanecerías callada.”
Me encojo de hombros sin más qué hacer.
El resto del camino es callado, Jesus tiene su cabeza recargada en mi hombro y no intento moverlo. Aunque estoy segura de que la comunidad de Alexandria es buena, no pondría en riesgo a mi…
“¿Sabes? Estaba pensando antes de que fuéramos a la cantera.” Dice Daryl en voz baja creyendo que yo duermo por mis respiraciones calmas. “La mañana después de lo de Reg y Pete. Dijiste que no deberíamos buscar a personas nunca más. Tenías razón.”
Me petrifico.
“No… Estaba equivocado.” Contradice Rick. “Tú tenías razón.”
Por el sonido de unas rejas moviéndose, puedo identificar que hemos llegado. Un minuto después tengo que fingir haber estado dormida cuando me quitan la venda. Sacan a mi compañero del auto, cada uno sosteniendo sus pies y brazos respectivamente y a su vez mirándome.
Suspiro. “Sólo llévenos a donde tengan qué hacerlo, si hubiera querido escapar ya lo hubiera hecho.”
El líder asiente, ambos comienzan a caminar los pocos metros de distancia a donde puedo reconocer, es la enfermería de la otra vez. El primero toca a la puerta y mientras esperamos a ser atendidos no puedo evitar echar un vistazo a la nueva zona segura que es su comunidad. En definitiva todo luce mejor que la última vez.
“Lamento despertarlas.” Miro a la casa donde ya ha abierto esa chica rubia médico.
“¿Quién es él?” Lo observa primero, después a mí, su sorpresa es bien vista pero no menciona nada.
“Vamos, es pesado.” Interviene el otro. “Esa cosa… no se resolvió. Fue por culpa de estos idiotas, perdona.” ¿Qué?
“Recuéstalo en la cama.” Indica ella.
“Bien, vigílalos. Aunque no se van a quedar.”
Una vez Jesus es revisado por la doctora y su veredicto jacta que él estará bien, nos llevan a otra casa, donde al parecer es una especie de prisión dada la protección de la entrada.
Ambos seguimos atados con nuevas cuerdas y tal parece que siguen sin aprender la lección. Nos dejan en una habitación oscura y sin nada más que un viejo colchón en el suelo, Sídney siendo el único libre de inmediato se echa en un rincón tan tranquilo como siempre, incluso él sabe que estaremos a salvo con esas personas. El castaño y yo somos depositados en el colchón, Daryl nos deja un vaso con agua en el suelo y Rick se acuclilla a mi lado para hablar en voz baja. “Están a salvo, cuando él despierte y se recupere hablaremos. Dile eso.”
No respondo nada. Ellos salen hablando de algo como que estarán vigilando desde afuera si es que intentábamos cualquier movimiento.
La puerta se cierra y yo miro a Jesus. “Que gran día, ¿huh? Cuando tengas un nuevo maravilloso plan será mejor que me avises antes, idiota. Al idear algo para dejar impresionados a la familia de Rick jamás me imaginé que sería esta clase de impresión.” Tuerzo los labios. “¡Abre ya los ojos! Sé que estás despierto.”
Ríe sin volumen por algún rato dándome tiempo para quitar los nudos y también los de él hasta que hubo calmado su gran diversión.
“¿Cuándo supiste que no estaba más desmayado?”
“Desde que el auto paró y te sacaron cargando, eres un gran actor, ni siquiera la doctora detectó que estuvieses mintiendo.”
“Bueno, no desperdiciaría un viaje en brazos de unos idiotas.”
“También eres tú un idiota.”
Se encoge de hombros. “Vamos.”
Nos ponemos de pie saliendo de la habitación, revisando primeramente la casa y la gran longitud de ella. Por las ventanas podemos ver a primera vista algunas cosas y yo le explico algunas otras según pude darme cuenta hace unas semanas cuando casi morimos todos. Salimos por la puerta trasera, él riendo por la tan poca vigilancia a unos presuntos ladrones.
Con sigilo podemos chequear algunos lugares importantes que no lucieran como casas, así topándonos con una armería y estupefactos ante tantas armas de fuego, decidimos que era tiempo de hablar entonces.
De la misma manera que son nuestros movimientos, nos introdujimos sin problema alguno a la que es casa de Rick y que no nos costó ningún trabajo darnos cuenta de ello.
Subimos las escaleras creyendo y acertando que la primera habitación sería la del líder. Abrimos la puerta viendo la escena. “Te dije que terminarían juntos.” Susurro.
Nos paramos al pie de la cama, Rick y la que supimos es Michonne, duermen plácidamente desnudos y cubiertos únicamente por una sabana. “Rick.” Habla Paul.
“Rick, despierta.” Digo en un tono más fuerte haciéndolos levantar en un instante y siendo apuntados por armas, otra maldita vez en un solo día.
“Debemos hablar.”
[…]
“¡Mira esto!”
“No toques.”
“Sólo lo estoy viendo.”
“A Gregory no le gusta que nadie toque sus cosas.”
“Pero Rick no es Gregory.”
“¿Qué demonios hacen en nuestra casa?” Miramos arriba al hijo de Rick, con una venda cubriendo su ojo pero de igual manera me alegra verlo con vida… aunque éste grupo se caracteriza en apuntarte a la cabeza con pistolas.
Jesus y yo estamos sentados en un peldaño admirando un cuadro que él ha tomado, esperando al líder y viendo muchas cosas de esa casa; es buena.
“Estamos… sentados en los escalones… mirando este cuadro… esperando a que tu mamá y papá se vistan…” Le tiro un golpe discreto en el pie. “Hola, soy Jesus y ella es Loee.”
“Carl, oye…” Aparece Rick todavía sin camisa y Michonne detrás recién vestida. Poco después un gran porcentaje de su grupo también aparece subiendo las escaleras, incluyendo a Daryl.
Quiero burlarme de su tardanza en descubrir que nos hemos escapado.
“Dijeron que deberíamos hablar. Así que hablemos.”
El sol comienza a salir anunciando una nueva mañana y con ella uno de los días en los que estaría más agradecida de vivir sin siquiera planearlo.
Pasamos al comedor, sentándonos a la mesa junto a los demás que aparentemente son importantes en esto de las charlas con otra gente.
“Y, ¿Cómo escaparon?” Inicia el cabecilla.
“Un guardia no puede cubrir dos salidas, o las ventanas del tercer piso.” Responde mi amigo. “Desatamos los nudos y abrimos las cerraduras. La entropía viene del orden, ¿No?”
“Así es.” Incluye Daryl.
Nos quedamos unos segundos en silencio todos, yo no dejo de mirarlo con mala cara.
“Encontramos su arsenal.” Continúa. “No hemos visto nada como eso en un largo tiempo. Están bien equipados, pero sus provisiones son pocas. Muy pocas para la cantidad de personas que tienen… ¿Cincuentaicuatro?”
“Más que eso.”
Él sonríe. “Bueno, apreciamos las galletas. Mis cumplidos a la cocinera.”
“Sí, ella no está aquí.”
“Mira, comenzamos con el pie izquierdo. Pero estamos del mismo lado… el lado de los vivos. Rick y tú tenían todas las razones de dejarnos ahí, pero no lo hicieron. Soy de un lugar que es muy parecido a este, parte de mi trabajo es buscar otros asentamientos para comerciar. Yo tomé su camión porque mi comunidad necesita cosas y ambos parecían ser un problema.” Me da una mirada rápida. “Estaba equivocado. Son buenas personas, y este es un buen lugar. Creo que nuestras comunidades podrían estar en condiciones de ayudarse”
“¿Tienen comida?” Habla por primera vez el chico asiático que también parecía no haberme visto jamás, por suerte.
“Hemos comenzado a criar ganado, buscamos comida y cultivos, todo desde tomates hasta cereal.”
“Dinos por qué deberíamos confiar en ustedes.” Rick.
“Te lo mostraré. Si tomamos un auto, puedo llevarlos a casa en un día y pueden ver por ustedes mismos quiénes somos y lo que tenemos para ofrecer.”
“Espera, están buscando más asentamientos. ¿Quieres decir que ya han comerciado con otros grupos?” Menciona la chica más joven.
Jesus vuelve a sonreír con autosuficiencia. “Su mundo está por hacerse mucho más grande.”
No hubo más necesidad de palabras cuando ellos hubieron aceptado el trato de mi compañero, es entonces cuando comprendo todo el teatrito de Paul Rovia; básicamente buscaba hacernos ganar a todos, por ello todas las preguntas que me hizo sobre Alexandria y su gente. Lo único que falta es mi afinación con el grupo.
Alexandria se pone de acuerdo en cómo y qué hacer para llegar a Hilltop. Se puede decir que conviviendo cercanamente con el grupo finalmente, lo que siempre noté desde lejos es verdad, sumando el hecho de que con el tiempo y las pérdidas claramente te hacen menos vulnerable y a su contrario; siempre fueron personas capaces.
Admirable.
Con Jesus nos mantienen totalmente vigilados pero sin parecer dementes, nada comparado a las miradas extra acosadoras de la gente de Gregory. A pesar de todo ello, parecen buenos sujetos la mayoría intentando hacernos charlar pero de todas maneras pretendo mantenerme acorde a la situación y no caer ante lindas voces, en cambio Paul les habla sobre toda su estancia en Hilltop hasta la mierda.
La casa rodante donde aseguraban todos cabríamos está lista, el hombre pelirrojo dice que es momento de subir así que obedecemos. A pesar de ser yo la más desapercibida en toda mi vida, parezco ser de alto riesgo al estar rodeada de sólo hombres fuertes que esperan un ataque de mi parte, haciendo hincapié en quien se había presentado como Abraham, y Daryl por supuesto. ¿Mi posición en ese vehículo? Fácil, en medio de ambos.
Y estamos en marcha directo de vuelta a Hilltop.
En mi lugar me mantengo ajena a las conversaciones del resto, no quiero parecer entrometida además de que sigo casi perpleja de estar en un mismo lugar que las mismas personas que busqué por tanto tiempo. Sídney está echado en el suelo.
“¿Loee?” Me llama Michonne estando de copiloto. “¿Cómo… nos encontraste? Y lo más importante, ¿Por qué esperar tantos días para volver a nosotros y hablarnos de esto?”
Encojo un hombro. “Supongo que encontrarlos en aquella situación fue sólo una coincidencia.” Bufo. “No quiero sonar como una perra pero conseguí a cambio ataduras de manos a pies y cuatro amenazas con armas en un día.”
“Lamentamos eso.” Me sonríe no siendo correspondida.
Rick manejando comienza a disminuir el paso captando nuestra atención y llevándonos a ver a través de las ventanas qué sucede afuera. “Rick, ¿Qué pasa?” Daryl dice.
“Tenemos un accidente adelante. Parece que acaba de ocurrir.”
Conforme nos acercamos, Jesus se pone de pie exaltado. “Es uno de nosotros.” Bajamos todos encontrándonos con que en efecto el auto está volteado y destrozado con un par de muertos vivos atrapados ahí, puedo reconocerlos de inmediato.
“Si es una trampa, no acabará bien para ustedes.” Rick saca su arma apuntándole al castaño, pasando un momento yo en el olvido.
“Mi gente está en problemas.” Se defiende preocupado. “No tienen… n-no tenemos muchos luchadores. Sé lo que parece, pero me la jugaré. ¿Puedo tomar un arma?”
“No. Tenemos huellas justo aquí.” Señala Daryl conduciéndonos a unos cuantos metros donde se localiza un edificio cerrado.
“Tienen que estar dentro.”
“¿Entramos o qué?” Vigila Abraham.
“¿Cómo sabemos que no son petardos en un cubo de basura?” Rebusca Daryl haciéndome rodar los ojos y cruzar los brazos, el chico tiene serios problemas de rencor en su vida.
“No lo saben.”
“Iremos por su gente, te quedarás aquí con uno de nosotros.” Finaliza el líder.
“Es el trato.” Interviene Michonne cuando él busca ayuda con la mirada.
“¿Te quedarás?”
Titubea en responder hasta que me canso y doy un golpe seco en mis piernas con las palmas. “Iré yo, ¿De acuerdo? Dos de los míos con uno de los tuyos, entraremos por esas personas y punto final.” Cuento también a mi perro, ¿Por qué no iba a hacerlo?
“Vayan, sólo cuídense.” La chica, Maggie, cierra el trato.
“Vamos a cuidarnos.”
“Sólo apúrense.” Rick ata con una cuerda sus manos, sin aprender todavía el que si hubiésemos querido ellos estarían en defecto perdidos.
“Si me escuchas silbar, le disparas.”
“Lo haré.”
Gruño. “¿Vamos a entrar o tomar el té afuera, señoritas?” Me introduzco luego de que Daryl abra la puerta, y claro que Rick se adelanta mirándome mal por lo hecho.
Dentro se escuchan unos cuantos caminantes, que, con cuchillos acabamos con ellos. Me aseguro que no fuera ninguno de Hilltop. Nos dispersamos yo estando con Glenn y Daryl, este último quedando algunos pasos detrás de nosotros vigilando las espaldas y muy seguramente que yo no intente algo.
“Sé quién eres.” Susurra apenas el pelinegro sin mirarme porque sigue buscando de puerta en puerta algún rastro.
“¿Qué?”
Me da una mirada. “Gracias por eso.”
Sólo asiento antes de matar a un caminante saliendo por la puerta que aún no mirábamos. Él suspira. “Y por eso.”
Daryl nos alcanza entrando por una de esas puertas que no tiene seguro al escuchar ruido dentro. Movemos una silla encontrando a uno de Hilltop resguardándose en una esquina; el doctor Carson.
“Loee.” Exhala al verme pero sin dejar de levantar las manos en rendición por las armas de los otros.
“Vamos, estamos con Jesus, sólo vámonos.” Glenn dice firme volviendo por esa puerta al pasillo y reencontrarnos con los otros que seguramente ya habrían encontrado algún otro sobreviviente.
“N-no puedo seguir, estoy buscando a mi amigo. Está cerca y está herido por el accidente.”
Miro a los otros dos deteniéndonos al instante, les hago una seña con la cabeza y no optaron por lo contrario e irse, por lo que continuamos por ese pasillo oscuro buscando señales del otro sujeto.
“¡No!” Detenemos justo a tiempo a Abraham intentando atacar a Freddie, -a quien buscamos-, por creer que era un muerto.
“¿Lo tienes? Vámonos.”
Resoplo. “Y ni siquiera son mi gente.” No puedo evitar decir sin dejar de correr hasta la salida. Juntos a toda prisa también hallando a Rick y Michonne con algunos otros de Hilltop.
Volvemos a la casa rodante a salvo, Jesus se alegra en demasía por ver con vida a su auténtica familia y eso salda mi antiguo enojo al arriesgarme por personas que nunca me aceptaron conformes en su comunidad.
Harlan es probablemente el único por quien estoy satisfecha de haber salvado.
No transcurre tanto tiempo para haber llegado, el vehículo termina atascado a poco de la colonia pero no hay problema, seguimos a pie y yo no puedo creer qué mierda es cada vez volver a pisar estas tierras.
“Vamos, Síd.” Llamo al border collie quien mueve la cola felizmente de llegar a su actual hogar junto a tantas personas que alagan su valentía y ternura por primera vez; eso me hace pensar en qué haría si Rick terminaba por no aceptarme en su lugar, era algo que no habíamos tratado aún.
“¡Alto ahí!” Los mismos imbéciles vigías apuntando con sus lanzas. “Jesus, ¿Qué diablos es esto?”
“Abre el portón, Kal. Freddie está herido.” Y claro que la gente de Alexandria también apunta con sus armas. “Miren, lo siento, chicos. Se ponen nerviosos estando arriba todo el día sin hacer nada.” Los mira con recelo mi compañero.
“Cuando entreguen las armas abriremos las puertas.”
“¿Por qué no bajan por ellas?”
“Caballeros, miren, respondemos por esta gente, ¿De acuerdo? Nos salvaron allá afuera, bajen esas lanzas.” Pide tan amablemente Harlan.
No me voy a ir con rodeos. “¿Abrirán esas mierdas o me obligarán a subir por ustedes, cobardes?”
“No es asunto tuyo, Loee.”
“Puedo hacerlo tan mío como quiera.” Reto.
Rick baja la voz. “Miren, no nos arriesgaremos. Díganle a su chico Gregory que venga aquí.”
“No. ¿No ves lo que acaba de pasar? Permitiré que se queden con sus armas. Mira… hace meses nos quedamos sin municiones.” Jesus continúa. “Me gusta tu gente, confío en ti. Confía en nosotros.” No hace falta respuesta para que el líder haga que los demás bajen sus armas. “Abre las puertas, Kal.” Es cuando reaparece el Paul Rovia que hace semanas no veía de nuevo; seguro y fuerte.
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Le dije que tuviera un buen viaje, pensando que la vida entendería que me refería a las vacaciones que tanto había planeado. Nunca me lo regresó.
Sir. Samuel
#solxs#diciembre2023#sir. samuel#escritos#notas#frases#citas#pensamientos#escrituras#sir. poesía#samuel ruiz#hoy quiero hablarle a papá#¿cómo estarás?#¿mirando desde arriba?#siempre se te dio eso de observarme sin que me diera cuenta#y ya no puedo darme cuenta#¿en dónde estarás?#¿hacia dónde puedo mirar para encontrarme contigo?
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[01/12/2016]
Si me miras, podría hacerte saber la honestidad de mis palabras pues mi amor se desborda por mis pestañas, un mentiroso por más bueno que sea mintiendo, no puede fingir el calor del amor en una mirada, pues un corazón helado no es capaz de formar tibieza en la mirada. Cuántas veces he escrito sobre amor, y pensé que lo había entendido pero, cuando te vi a ti, esa sensación que me invadía (muy diferente al resto) me hizo entender lo equivocado que estaba. Que no sabía lo que era el amor. Que no lo había hecho nunca en mi vida. Cuando te vi entendí cuán peligroso era la caída hacia el abismo, me acerqué para contemplar la distancia, pero no importaba cuánto mirara, no sabía hasta dónde llegaba. Sin embargo, cerré los ojos y me lancé sin expresión en el rostro, con vértigo intacto y sueños a flor de piel: supe entonces que me abrazarías fuerte. Sentí un apretón en mi espalda, unas manos suaves que me recorrían las mejillas y unos labios húmedos rozando por pocos milímetros los míos. En aquél momento fui feliz, me colgué de sus parpados para siempre mirarle los ojos café; que de vez en cuando sabían contarme historias preciosas. Me deslizaba por su nariz hasta caer en su boca y sentir el beso más apasionado que me habían dado. No importa cuánto soñara con ella, aunque me parecía un acto hermoso, lo único heroico era ella convertida en realidad, sin mirar hacia atrás. No sabía lo que era el amor, hasta que te conocí queriéndote sin querer. Porque a veces así pasa: de repente te das cuenta que estabas mirando hacia otras orillas de playas lejanas cuando, en definitiva, pasaban cosas maravillosas por delante de tus ojos. Tenía un secreto oculto; encontrar a alguien con quien pudiera yo formar lazos verdaderos y duraderos; esa chica que un día conocí impactó en mí por lo muy dispuesta que estaba de ver cada linda parte de mí, a veces descubría cosillas y se sorprendía de esa forma tan linda de ser mía (según ella). Sólo quería una chica con la cual compartir mi corazón, ya la encontré. No sé si pueda olvidar el perfume que está marcado en mi ropa permanente o las canciones y frases que nos hemos dedicado algún día por razones de estar perdidamente enamorados el uno del otro, las conservo como una huella de todo lo que hemos pasado juntos. No te prometo que podré lograr todo, porque todas las cosas no son mi fuerte, no te puedo prometer todo lo que quisieras tener porque no tengo las cualidades de un chico perfecto, pero prometo que lo intentaré, prometo que pondré todo lo que de mi parte funcione, para que las cosas vayan por donde queremos que vaya. Creo que primero debemos seguir por siempre decir la verdad, no hay mejor manera de llevarnos más que decir lo que sentimos y lo que queremos pero siempre con el mejor de los entusiasmos, siempre con la mejor actitud y buscando acuerdos que nos den remedio. No puedo prometer dar lo que no tengo, tengo que ser sincero y ofrecerte hasta donde puedo y hasta donde tengo, aunque de mi parte yo te daría todo, yo te daría hasta lo imposible, pero no puedo dar todo pero si lo mejor de mí, la verdad es que hay una realidad que podemos aplicar para salir adelante. Cuando las cosas no te gustan es muy sencillo que puedas buscarte a una persona que si llene las expectativas o que pueda conseguir lo que para ti es tan esencial, yo puedo prometer poner lo mejor de mi parte y de mi persona pero si eso para ti tampoco es suficiente entonces el problema no es mío, lo más probable es que pueda ser tú quien necesite buscarse a otra persona, pero sería lo que al final no deseo que pase. No puedo prometer ser perfecto, porque no lo soy, así como nadie lo es, pero como sabemos bien el secreto está en saber vivir y apreciar la vida en medio de sus imperfecciones. Cuando se ama todos los días es el primer día... Si el amor es verdadero ningún día se vuelve a repetir y eso no es algo que yo diga, eso es algo que las personas con amores verdaderos lo afirman, puede que la rutina propia sea pesada y aburrida, pero nuestra relación ayuda a que ese día se vuelva maravilloso. Ninguna relación es perfecta, no hay relaciones donde no haya malos días, en los que las peleas o discusiones no estén, por supuesto que las hay, pero cuando se enfrenta todo eso, aparece un hermoso y fascinante día lleno de sorpresas. La fascinación del amor es inmensa, convierte el día más horrendo en el más divertido y espontáneo pasamos de sentirnos mal a estar tan felices, Natalia por Dios tú y yo si que sabemos de esto. Supongo que así son las cualidades del amor y cuando lo estamos sientiendo nos damos cuenta de que mirarnos es cada día es emocionante, hasta la acción más simple y rutinaria, como saludar al iniciar el día, es como el primer día en el que lo hicimos. Y esto no termina hasta que uno quiere, eso no acaba hasta que cada quien le da fin, porque no es que sea costumbre ser así o que se vuelva rutina, porque la rutina termina con muchas cosas incluso con el amor, solamente es la disposición de en verdad querer vivir al máximo este amor tan bello que tenemos en frente. Todos merecemos ese tipo de relaciones, no es difícil encontrarlas, es difícil mantenerlas, pensarlas bien y darse cuenta que no sólo es merecer y esperar. Es merecer, buscar y hacerlo realidad. Sigamoslo haciendo cada día una y otra vez. Hay un momento entre los dos, que no se puede decir, porque puede ofender, hay un momento entre tú y yo que se vuelve perfecto, pero que no es simple de formar, ese momento se crea a partir de un pequeño lapso de tiempo en el que nos concentramos, en que lo dejamos todo y nos perdemos en donde por fin nos hayamos. Formamos un momento de distracción para poder sentir lo que el cuerpo no puede formar por sí sólo. Un pedazo de mi cuerpo se entume, mi cara se vuelve otro rostro, mi voz es tuya y tu respiración es mía, es un momento especial un momento exclusivo de dos, que podría compartirse con muchos; con todos, pero no hay encanto en eso, hay encanto cuando ocurre con nosotros 2. Quédate aquí, porque aquí es el lugar. Desapareceré solo para encontrarme aquí otra vez, me muero y me muero por un minuto pero vuelo a nacer, renazco con cada repetición que si bien cansa pero tiene recompensa. Tanto te deseaba, creía que no existías, pero aquí estás, lo supe desde que te vi, sabía que podía amarte e incluso lo hice antes de conocerte. Pero te seguía con el olfato, te seguía mi alma, porque en verdad deseaba encontrarte, aquí estás, es un placer tenerte, un placer encontrarte y perderme. Ya no temo que el tiempo pase, puedo mirarme frente al espejo y sentirme bien con eso. Existiendo tantas formas de decir “te amo” y contigo yo no quiero utilizar sólo un par de ellas, no tengamos limites que nos detengan en el momento de amar, dejemos que siga creciendo, que florezca, cuidemoslo, protejamoslo juntos, porque esto se trata de tú y yo, de dos. El amor es bicolor... No importa lo que este pensando o ocurriendo, terminas por ser la razón para comenzar mi día, sin importar el dolor ahí estás tú, mi inspiración y mi alegría. Te doy lo más que puedo, te doy mi vida para que no te haga falta nada, te doy mi alegría para que no te quedes sin eso. No somos la pareja perfecta porque no somos idénticos, pero como polos opuestos nos podemos dejar de atraernos, es naturaleza en nosotros. Te amo casi todo el tiempo pero el odio también aparece a ratos, te regalo mi corazón, mis ganas de amar y si es necesario te traería cualquier constelación; siempre que lo pidas, siempre y cuando lo necesites. Pero tú también haces las cosas de forma diferente, siempre vas en contra de la corriente, te gusta amarme cuando nadie se lo espera y me odias a momentos, cuando menos me lo espero. El secreto es no tener que ser iguales pues así tenemos variedad en nuestros días, nuestras diferencias después de todo son ellas las que nos dejan conocernos en verdad, esas diferencias son las que nos hacen felices, disfrutamos del momento, del reto que me das y que te doy. No somos tan diferentes, sólo somos un par de polos opuestos que se atraen; naturalmente. Te pido que te quedes, sólo si quieres hacerlo... Extrañarte por momentos es algo soportable, pero el no saber nada de ti es muy complicado. Quisiera acercarme y decirte al oído aquellas cosas que en voz alta no se puede. Me gustas no puedo evitarlo, me provocas tantas cosas… Amarte, quererte, desearte, extrañarte, abrazarte y besarte. Todas esas cosas lindas que riman con pensarte. Eres tú quien hace que mi sonrisa salga, eres tú quien de nuevo me vuelve feliz. No puedo ignorar la intensa mirada que tienes, esa que se escapa hasta llegar a mis huesos. Tu voz que llega hasta mi cerebro, tu elegante sonrisa; eres la mujer perfecta, para el hombre más imperfecto, pero es que así pasa cuando sé es tan opuesto. Me cubriré con la piel de tu cuerpo, me cobijare bajo tus brazos y haré que te atrevas a atreverte, no pierdes nada más que un par de horas de sueño. Mirare tus pupilas brillantes y te confesare que inevitablemente me enamoraste ¿Quién se lo hubiera imaginado? Hoy me he acostado y levantado con las ganas más profundas de seguir amándote más y que sé que estás a mi lado, no quisiera que eso cambiar, eres totalmente especial, necesaria e importante en mi vida, encuentro las razones suficientes para quedarme así que QUÉDATE. Estoy delante de ti ahora, allí donde estés quizá despeinada porque te acabas de levantar (quisiera verlo) anhelo poder ser y seguir siendo necesario, fundamental en tu vida, que me sigas queriendo. Te amo nunca pero escúchame nunca lo olvides.
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