#¿Has visto cómo llueven las flores?
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cafeentresuenosdepapel · 7 years ago
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HarperCollins Ibérica, Novedades Diciembre 2017
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Novedades HarperCollins
Molly’s Game, Molly Bloom
Fecha de publicación: 12 de diciembre 2017 Precio: 17,90 € Longitud: 288 páginas Formato: 14 x 21,5 cm con solapas Género: Memorias
SINOPSIS
De la élite de Hollywood al Billionaire Boys Club de Wall Street. Mi aventura de alto riesgo en el mundo del póquer clandestino.
Durante su infancia en una pequeña ciudad de Colorado, Molly Bloom vio a sus…
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sleepwalkerwaltz · 5 years ago
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Mis pies se movían solos queriendo encontrar lo que aún no he visto. Me tropecé con edificios que emitían sombras que daban motivos para quedarse alucinado, y emití suspiros ante ellos intentando entender qué había detrás de aquellas piedras.
Decidí sentarme a descansar las piernas y procesar las historias que estaba viviendo en aquél momento, desde lejos. El cigarro se hacía cada vez más pequeño y quemaban las últimas caladas. Todo parecía ajeno y a la vez familiar. Como ese Marlboro Light en mi mano, que me recordó a películas del Hollywood de los 60. Pero quizá esa auto-contaminación ya no iba conmigo, o sí... Qué más daba... No podía creer que esto estuviera tan dentro y tan fuera de mí al mismo tiempo. Cómo podía ver las cosas objetivamente y no quererlas en mi vida. Con lo que yo había sido. Puede que la resaca melancólica que deja un chute de dopamina me ayudara a pensar así. Aún no sé muy bien cómo funcionan las cabezas.
Sólo sabía que estaba otra vez frente a esta ciudad de recursos variados, que abre sus puertas a todo el mundo pero que a su vez cierra los ojos de otros tantos. Y me repetí a mí misma y en voz alta que yo fui la que decidí alejarme. Desocuparme. Despreocuparme. Dejar atrás. Pero me pregunto si fue la decisión correcta, si de verdad era yo. Aún no sé eso tampoco. 
De pronto, unos veinte asiáticos me asaltaron e interrumpieron mi quebradero de cabeza. Ocuparon el resto de escalones vacíos que quedaban a ambos lados, bajo una iglesia barroca bañada en sombras con arcos de una magnitud impresionante. Una señora con banderín rojo y gorro noventero se acercó y comenzó a susurrar palabras en un idioma que no podía entender. Casi ni siquiera podía escucharla. Y miré a mis lados, volviendo otra vez a la realidad, y me encontré con personas de ojos rasgados sonriendo atentos, que escuchaban el silencio de la mujer y sacaban fotos. Click Click, Click Click.  Me incomodó el hecho de no estar sola, de no ser la única capaz de observarlo todo. Retomé mi rumbo, con el objetivo de perderme por callejuelas oscuras que olían a pis y por las que no andaba ni un alma. Y en mis ansias por dejarme llevar, me encontraba todo el rato en calles que conocía y que me llevaban a mi destino. ¿Debía volver a casa?  Sant Felip Neri ha cambiado. Aunque su esencia sigue estando latente. Del cielo llueven flores amarillas y huele al cloro de la fuente. Últimamente por las mañanas sólo hay turistas buscando fotos para actualizar Instagram. Ayer, como acto de denuncia, nos tumbamos en el suelo a observar los árboles y contemplamos el silencio inmenso de su historia. Me pareció graciosa la iniciativa. Este lugar es increíble. Siempre encontraré un hogar aquí.  Aunque yo ya no sea. Aunque ya no esté. _2019
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luzbel13 · 6 years ago
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Dejarnos olvidados, como descubrimiento secular en hojas hechas huesos por la historia, bañados en hilos de polvo y sol que descienden a un mueble de ébano donde un arcoíris nos firma un adiós. Así se acaba ¿Ahora cómo te explico que tu figura desnuda se desvanece en un diván hasta volverte reminiscencia de museo? Que con el tiempo fuiste óleo sobre mis sabanas. Eso eres cuando abro mi pluma, eso eres cuando usan pinceles. Pero por qué nos extraviamos: cesura amorosa de huellas a la orilla del planeta; caminamos mientras olas de árboles nos borran la sombra; elucubramos la fórmula poética que nunca intenté escribir. Hemistiquios somos, susurré a la Cóclea del viento, infinita. Metaplasmo tu esencia, tu risa, metamorfosis austral, mi razón extrema y media, en un digito, tú. Escalímetro lirico para medirnos en sueños. Ahora te odio: nunca me tomaste de la mano —pensé—, ni para contar en mis dedos lo nuestro ¿así, así me aturdo obsecuentemente Tratando de explicar lo que es, lo que fue y será atreves de la retórica? ¿En qué escala nos abrazamos? ¿Ahora recuerdas cuando te dije que aunque no tengamos química, existe la literatura, el lenguaje, fórmulas matemáticas, la física, biología, artesanía manifestaciones artísticas: una mirada? Como estar desnudos para siempre a la sombra de la tierra y trepar todas las ramas hasta llegar a la copa de vino. ¿Y en qué materia nos amamos? A veces en astronomía, cuando la luna de ganas gigante orbita en tus pezones cribando astros y flores. En dibujo, cuando mi dedo juega a ser el lápiz y… ¡oh!, divina proporción, me digo, la pintura, cuando mis manos croman tu sombra de auroras. ¿A esta hora nos reprobamos? Mira, enarbolo lo misceláneo del ciclo y no logro expresar en números dorados un alejandrino. Catorce años en silabas nos odian. Números ortográficos. Sinalefa que acaba en cero. Pero nos va bien en climatología cuando una precipitación de besos atípicos te empapa las cartas. Clitoria de fuego, derrites los Andes en abril. Me pregunto ¿cómo bailaba sola tu falda en primavera, no hubo un verso que te la levantara? Ojalá y en la metafísica pudiera tocar tu ayer, con una danza seglar de rostro efebo que seca mis labios ¡Ay! No soy médico, dolor me da esta endogamia de celos, de lugares y naciones apócrifas; los senderos que no hicimos. Pero también somos para el cielo números primos, que llueven en secuencia Fibonacci, inmarcesible entre tus piernas, siete veces siete me quedo ahí. Oye, hay todo tipo de herramientas para intentar crearnos en este juego, de inmortalizarnos en todas las materias. ¿En una fotografía fuiste de mis ojos, las niñas de mis de mi mano? Es mi insistencia caprichosa de usar códigos mágicos para esbozarte, en la armonía te calzas de hembra, tú, entera en infinito como antipartículas, irrazonable sucesión inmarcesible de sonrisas, caricia; intenté no solo la química, mecánica cuántica, poesía, mitos, antropología pero siempre termina tu lengua y la mía en teología y anatomía; en Biología, sí, en una flor te he visto crecer. También la escultura ha tocado tu imagen para asemejarse a la deidad. ¿Tenemos química? Hoy somos letras, ya lo nuestro es un verso imperecedero, como tus ojos y el color que le das a la Existencia. Sexología: los orgasmos en tu jardín, que no explica la anatomía, lo he visto en manantial, roca mía, que no entiende la geología. Eres el coño de mi mundo. Te ríes de esta estrofa que se me atora en la garganta, como la lengua de la noche al entrar en mi boca. Podemos intentar con la alquimia y la filosofía. La equivalencia de intercambio, protociencia, tu ombligo. Se devanea el tiempo y no entiendo, por ahora seguiré con mi apostolado... un derviche que ignora la devoción.
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