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'What Lies In Your Past?' para Emiya, Edward y Eren

Archer

Un recuerdo de un pasado distante y al mismo tiempo cercano.

Como Counter-Force, Emiya no conocía desde hacía mucho (irónicamente) el concepto del tiempo. Sólo iba a dónde se lo necesitaba cuando lo necesitaba… y aún asi…

El tensar del arco, el viento en su cabello, y sobre todo aquel curioso ocaso tan hermoso dentro del caos que había, le traía un recuerdo tan mundano que, de no haber sido porque estaba a punto de matar a otro ser humano, le habría dado risa.

“Archer… No. Shirou sonreía a Sakura mientras se disponía a tensar el arco. Ella le había preguntado si podía acertar al blanco a ciegas, pues el sol del atardecer les estaba cegando. El pelirrojo asintió con una sonrisa antes de alzar el arco cerrando los ojos y girando la cabeza, soltando la flecha luego de, instintivamente, apuntar hacia su blanco.

Recta y directa, no acertó al centro, pero si lo suficientemente cerca como para, al abrir los ojos, ver a su mejor amiga sonriendo y aplaudiendo, y escuchar al mismo tiempo un grito ahogado de… ¿Sorpresa? ¿Felicidad? ¿Ambos? Y notar de inmediato por la ventana a alguien escondiéndose.

Shirou volvió a reír encogiéndose ligeramente de hombros”.

-Lo intenté… -susurró el peliblanco antes de soltar una flecha, cayendo en cuenta en ese instante que quien se había escondido probablemente fue Rin.

Edward

Era tanto el cansancio y había dormido tanto que el rubio no sabía si era muy temprano o demasiado tarde. Su hermano no estaba en ninguna parte, y el frío repentino le recordó que estaba en el Norte.

Mirando a la pared blanca y fría, el mayor de los Elric se enrolló aún más en sus mantas y suspiró. No recordaba la última vez que había dormido tanto pero lo agradecía enormemente. A veces sentía que dormía por él y por Al.

¿Cuándo había sentido un frío semejante? No estaba seguro. Y sin darse cuenta su mente comenzó a vagar, no acerca del frío, sino sobre el calor… Edward comenzó a recordar la última vez que sintió una calidez tal que llegó a su alma, y ya no podía parar de pensar en los abrazos de Trisha, en su risa… en su hermano y sus pequeños brazos colgándose de su cuello cuando era un bebé. Y finalmente en Winry. Era tortuoso la mera idea de que Winry existiera en su vida en ese instante, solo en el Norte y sin cumplir su promesa. Extrañaba su calidez, su risa, y sobre todo sus reclamos sin sentido.

Edward se sentía solo. Y sin darse cuenta un par de lágrimas rodaron por sus mejillas quemándolo como fuego. Ni siquiera se molestó en limpiarse, sólo se dio la media vuelta con la fiera promesa de que un día todo estaría bien. “Nunca más estaremos solos. Nunca. Arreglaré esto aunque me cueste la vida”.

Eren

Eren despertó sudando frío y con los ojos abiertos de par en par. El temor había nublado sus orbes normalmente turquesa con un color amarillento. Estaba además aferrado a las sábanas como un cachorro en una noche de tormenta, y se molestó consigo mismo por aún ser un cobarde en el fondo.

Aún así, por más que decidiera autoflagelarse a si mismo, el recuerdo había sido tan real que dolía. Ver de nuevo a su madre ser descuartizada frente a sus ojos… Eso era lo que en verdad le había hecho temer y odiar a los titanes. Temerles, porque lo hacían sentir insignificante, y porque eran máquinas de matar por mero vicio, pero también odiarlos porque le habían arrebatado todo lo que amaba; su hogar, su familia, su vida, todo se lo habían arrebatado en un parpadeo y jamás se los perdonaría.

El de ojos verdes estaba furioso y aterrado. No podía parar de pensar en su madre llorando y pidiéndole que se fuera, que viviera. Y que en su desesperación le había pedido a una niña que lo cuidada. Eren no podía soportarlo, ese recuerdo lo partía en pedazos… Y ahora ya no podía dormir más. Así que otra vez saldría a despejar la mente haciendo ejercicio. No podía perder la cabeza. No ahora.