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Del 21/09/2022:
Solo el recordar otros tiempos,
hace que lento me redefina,
que tenga un sentido menos
prófugo, más lento, de identidad.
Aunque sea mediante las citas,
la música, los olores candentes
o las investigaciones caídas
de adolescente en febril eco,
las que hayan figurado un ambiente
de infancia pura. Un general
estado aislado de la mente
que solo se ve en sí misma.
Solo eso puede acabar haciendo
que me considere un ser que existe,
sola al margen de los demás,
en una realidad que se resiste al plan,
que dura insiste en hacerme olvidar.
Solo eso puede acabar con los cielos
turbios, con esta sensación triste
que inunda y desborda siempre.
Cada instante que dudo entre
el principio y el fin del momento,
que estrangula las caras posibles
y la frágil percepción de personalidad,
que manipula la partícula y la unidad,
las hace demasiado visibles,
para mi gusto, al resto.
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Del 18/09/2022:
No quiero ser ni vista
ni reconocida hoy,
quiero estar a secas,
pasar a medias por la vida
sin ser identificada.
Mantener un perfil bajo
y no volver a destacar.
Irme a cualquier sitio,
hundirme en la fosa
y no volver a despertar
del larguísimo letargo
interrumpido en el que vivo
a veces sumida.
Si tuviera la alegre opción
de un único espacio
en el que estar sin la presión
de ser por nadie observada,
de ser alegremente yo
y un simultáneo yo contrario.
Si tuviera la oportunidad
de que no quedasen resquicios
ni evidencias de esta existencia
tan intensamente vergonzosa;
en mí misma me encerraría
hasta que el día se consumiese,
hasta que las amargas sienes
doliesen solo una pizquita.
Si no estuviese por la mitad
de sequía o de rabia llena,
si tuviese un fijo principio
que me centrase, una forzosa
identidad que hiciese
que el ser que está mañana soy
tuviera al menos un poco de sentido.
Cuánto de mí dejaría tirado,
cuánto hueco, cuánto vacío
hubiese ya llenado
de algo que me gustase más.
Cuánta de mi fugaz
energía hubiera acumulado
para obtener la capacidad
de no ser este bicho,
este parásito herido,
esta fierecilla domada
siempre por la enfermedad.
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Soy gusano y querría ser babosa,
para dejar un rastro y no perderme.
Una pista para llegar a casa, a la fosa,
volver por donde vine hasta regresar
y reconocer mi cuerpo como mío.
A base de ensayo y error se aprende
a ser uno, río, a ser todo, mar.
Algún día el cielo será claro
y revolotearé por dentro
de pensamiento turbio
a pensamiento despejado.
Soy basta y estoy cubierta de lodo
porque me revuelco en el barro
cuando nadie me mira.
Soy huraña y tosca,
pero seré delicada y limpia,
cuando este impuesto prefacio pase.
Seré ligera al acercarme a un sentimiento,
no daré más manotazos al agua rogando aire,
lo prometo. Me implicaré en la vida,
aunque me niegue a destacar.
Destaparé el velo que cubre el Todo.
Veré más allá del tristísimo espacio,
ese en el que no vivo,
y me asomaré desde una esquina
del precipicio dibujado en tinta
de las cicatrices de mi cuerpo.
Necesito irme sola, a otra ciudad,
a otro campo. Degustar por unos instantes,
paladear el sabor de la libertad,
del control total sobre una misma;
máximo exponente de la capacidad
de decisión. No ser, por unas horas,
un títere, sino sentirme yo entera.
Viajar lejos, muy lejos, a la estepa,
y no volver jamás. Empezaré a caminar
dirección este y juro que no retrocederé
hasta tocar el sol y entrar, por fin, en calor.
Me aferro a la fantasía
porque no tengo nada, —y la desidia
puede que me haga cometer una tontería
cualquier mañana de diciembre—.
Tendré una permanente sensación de disgusto
en la boca del estómago, y puede que el frío
me aplaste el pecho,
Pero haré de mi pena un poema,
y parece lo justo no retocar
demasiado las palabras huecas
que se me salen a pulso del vientre salado.
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Espero, si alguien me lee, que también le calme las heridas.
Άλλά παν τολματον έτει και πενητ
(pero a todo hay que atreverse, cuando nada se tiene...)
[Safo de Lesbos, citada por Longino]
Inmarcesible, o que no se puede marchitar.
Así debería ser el espíritu de las cosas. Pero no lo es. Todo se va consumiendo, cansádose del peso del mundo y de la vida misma sobre sus cabezas. Yo creo que por eso nos empequeñecemos con el tiempo.
Y sin embargo, Safo, no soy nada ni nada tengo, a nada me atrevo.
Acerca de la presión, del 27 de octubre de 2020:
He decidido escribir este post porque estoy segura de que no soy la única que ya no puede soportar los distintos tipos de presión que se nos imponen. He decidido escribir este post como parte de una terapia de apertura.
Se trata de una especie de antología de la ansiedad, de la presión, que he ido escribiendo a lo largo de estos seis meses de cerramiento total. Procedo, pues:
Del 4 de junio de 2020:
“Me siento seca y secamente avanzo en el camino, con arrastre lento. Torpemente, me inclino y me rebelo de los hombres y sus pecados. Duermo pobre y el ánimo se levanta cansado, nublado.
El corazón es fuerte o la piel débil; cada latido una tentativa de escape de la prisión de las costillas."
Del 5 de Junio de 2020:
“Si es para ti, estoy húmeda y como el musgo que indica el norte en la corteza de los árboles yo te indico el camino. Eres la casa, el hogar, el rastro siempre lleva a ti porque yo quiero, porque me sacudes libre de esta vida seca.
Poco a poco los poros se van abriendo. Poco a poco la suciedad deja de empañar la vista."
“El carácter de una persona lo determinan los problemas que no puede eludir y el remordimiento que le provocan los que ha eludido.”
Arthur Miller
Soy consciente de que se ve, en estos dos extractos de mis reflexiones intencionadas, cómo busco un intento de salida, como focalizo mi atención en cualquier pensamiento que no sea mi deplorable estado mental. Pero, ahora lo veo, no hace falta buscar una salida. Hace falta quedarse quieto, hasta que el depredador se rinda ante el camuflaje. Y luego retomar la marcha, avanzando siempre de poco en poco, como arrastrando esta pesada pocilga de vida.
Del 8 de julio del 2020:
“El ansia me recorre violenta y devastadora. Deja a su paso el corazón asalvajado y los nervios tristes. La cabeza cansada y los pies fríos, como acostumbrándose ya a la tierra. Se va con pulso temblante y respiración acelerada. Pica, la ansiedad. Supongo que escuece porque no puedo seguir rascando de dentro a fuera.“
Pero siempre se recae, siempre vamos a alternar ratos buenos y malos. Más intensos o más débiles, más cortos o más largos. Lo importante está en ver el resquicio de crecimiento que aporta la revisión de las anteriores reflexiones, de las anteriores versiones de uno mismo. Y siempre puede uno caer más bajo. Revisando libretas encontré una particularmente perturbadora. Páginas llenas de lamentos, de idealización suicida, de alienación de grupos sociales a causa de sus teatros, oscurecidos por mi escasa inteligencia emocional.
Poco a poco he cambiado. Puede que siga lamentándome, idealizando el suicidio y la evasión y también puede que siga sin pertencer a ningún grupo definido. Tampoco ahora es una de mis caraterísticas la empatía, ni las conversaciones. Pero ahora mis quejidos son sonoros y valientes, porque los escribo y evolucionan, porque mis pensamientos acompañan al ruido de las teclas y todo fluye más naturalmente.
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Releer lo que se ha escrito es matar el sentimiento de gracia obtenido al escribir. Corregirlo es todavía peor, los impulsos no hay que domesticarlos.
Decir esto es sencillo cuando una tiene a las musas danzando a su alrededor. El pétalo del estímulo es necesario para la narración.
Es nuestra naturaleza codiciosa la que hace que el borrador sea la esencia del descarte.
Del 19 de Abril de 2020.
Acerca de río y los cantos (I):
"El tiempo es un río infinito, una sustancia extraña que se alimenta de sí misma y nunca se consume."
[Julio Llamazares, La lluvia amarilla (1988)]
Sólo somos tiempo. Segundos y minutos que no parecen nada, pero que se acuñan hasta formar milenios de evolución. Cada pedacito de este compendio temporal influye en el total, nos hace no indispensables, pero sí más importantes de lo que algunos creen. Tampoco habrá que llegar al otro extremo de la orilla y enzarzarse con la psicología positiva. No somos esenciales en nosotros mismos, pero sí formamos una gran colonia, un amasijo de individualidades conectadas entre ellas. Una poderosa red natural. Somos cantos rodados en el fondo del poderoso río que es el tiempo.
En estos tiempos líquidos que corren, lo definido y sólido ha pasado a ser voluble, porque todo cambia a una velocidad cada vez más precipitada. [Zygmunt Bauman]
¿No parece esta época tan acelerada, sospechosamente prolífica para algunos? ¿No hay cantos que, por su zona o condición privilegiada, reciben más agua, erosionan mejor?
La teoría de Darwin hablaba sobre la resiliencia, sobre la adaptación al cambio. Pero, si son cada vez estos cambios más deprisa, ¿no tendremos nosotros que procesar los estímulos más deprisa? Y no solo los estímulos externos, quiero decir. Todos nuestros sentimientos, ¿no tendrán, con motivo de nuestra supervivencia, que ser "superados" antes?
Cada vez estaremos, por tanto, más aislados de nosotros mismos, más afanados en nuestra tarea. Menos conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor y en nuestro interior. Se hará negocio de todas las consecuencias negativas del propio sistema. Se nos volverá más competitivos, individualistas, en una carrera por llegar a ninguna parte.
Todos acabaremos en la orilla, y aún así, pretendo aportar todos mis granos a la apertura de mentes, a la duda.
Los cantos rodados como nosotros tenemos eso, que rodar. Pero no hay meta, la verdad. No hay que llegar a ningún sitio, no se puede evitar la muerte, no tiene sentido querer erguirte sobre los demás, anclarte a una zona y negar el cambio.
Pero sí tiene sentido la lucha, día a día. Segundo a segundo que somos, debemos estar en contra, siempre, de a donde quieran dirigir el río del tiempo, de las nuevas y perecederas estructuras que creen para este fin.
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Del 13 de Abril de 2020.
Acerca del grupo:
"El mismo sentimiento de no pertenencia, de juego inútil, donde quiera que vaya: simulo interesarme por lo que no me importa, me afano por automatismo o por caridad, sin involucrarme jamás, sin estar nunca en ninguna parte. Lo que me atrae está en otro lado, y ese otro lado no sé qué es."
[Émil Cioran, Del inconveniente de haber nacido (1973)]
El complicado entresijo de las relaciones sociales puede poner en peligro la salud de individuos que, como yo, no hemos aprendido al mismo ritmo que los demás.
Desconfiamos de quien las domina a la perfección, de quien reconoce las máscaras de los demás.
Desconfían de nosotros porque hablamos a destiempo, o porque decimos lo que no quieren escuchar.
Eduardo Punset dice que es terrible, lo peor que puede pasar, que nos expulsen del grupo. Como condenada al ostracismo puedo asegurar que el abandono por parte de una colectividad deja una serie de secuelas, una especie de ingenuidad persistente. En los demás se traduce como un ligero rechazo hacia el marcado, una cautela excesiva y una tendencia a malinterpretar y juzgar. Cuanto más incluido se siente una persona en un grupo, más recelo le causará el extranjero. Supongo que por duda propia de sus capacidades. No está centrado el tema en ellos.
Sin embargo, el ser apartado no se libra de los sentimientos universales, de los pensamientos a los que cualquiera que indague un poco llega; véase el vacío o la soledad (Inconsciente colectivo, teoría desarrollada por el psiquiatra Carl Jung). Sólo, y probablemente, sea más propenso a ellos y a que estos le paralicen, le impidan conseguir esa sociabilidad que caracteriza al miembro de un grupo, entrando en un desesperado ciclo de mofas y autoengaño. Pero no hay colectivo sin individuos, y no hay individuos sin esas relaciones entre ellos.
Exploto los pensamientos hasta que se vuelven delirios.
Es fundamental para una persona, a mi modo de ver, encontrar el grupo. Ser y sentirse querido y valorado por otros, pues son nuestro reflejo, y somos su reflejo. Antes o después. Cada persona es un mundo, se suele decir. Mi mundo necesita una valoración externa, tal es la desconfianza ante mis propias intuiciones. Gente más confiada puede que no.
Al final llegamos a lo de siempre: todo pasa, todo fluye y se consume. El tiempo cierra y abre heridas a nuestro antojo, en base a decisiones acertadas y erróneas. La perspectiva temporal es indispensable para que esta reflexión pueda profundizar más.
"Tal vez la felicidad sea esto: no sentir que debes estar en otro lado, haciendo otra cosa, siendo alguien más."
[Isaac Asimov (1920-1992)]
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Del 12 de Abril de 2020
Acerca del Sol I
"¡Cuán hermoso es el sol cuando fresco se levanta, como una explosión dándonos su buen día!"
[Charles Baudelaire, Las flores del mal (1857)]
Nosotros también nos elevamos deslumbrantes y tremendos como el sol.
[Walt Withman, Hojas de hierba (1855)]
El día empieza hermoso cuando el sol brilla. Se manifiesta así su epifanía uránica, su simbolismo de conocimiento intelectivo. Supongo que es por eso que sientan tan bien al levantarse los minutos junto a la ventana, metáforas de la amplitud mental y de la fertilidad, en mi caso, creativa. Esa luz que emite, que es ciertamente la única barrera entre el abismo de la ignorancia y el hombre, es también el punto de referencia para la medida del espacio y del tiempo.
Sin embargo, poco a poco vamos aprendiendo que el poder creativo acarrea con él uno destructor. De ahí también el principio de la sequía asoladora, de los estragos que produce demasiado sol. Es interesante ver cómo se opone a este dominio solar, en zonas como Camboya, el influjo de la lluvia (fecundadora). En muchos rituales dedicados a la fertilidad fue necesario el sacrificio de un animal considerado como solar.
"Fue el principio del fin, la iniciación del largo e interminable adiós en que a partir de entonces, se convirtió mi vida. Como la luz del sol, cuando se abre una ventana después de muchos años, rasga la oscuridad y desentierra bajo el polvo objetos y pasiones ya olvidados, la soledad entró en mi corazón e iluminó con fuerza cada rincón y cada cavidad de mi memoria."
[Julio Llamazares, La lluvia amarilla (1988)]
Ojo del cielo para muchas culturas (para la mayoría el derecho) el sol simboliza la eternidad, la resurrección. Para mí, la capacidad de anteponerse a las cosas sin luchar contra ellas. Esto es, dejar ir, analizar y ver que todo lleva su propio ritmo, que todo acaba, que todo empieza.
Aunque el ocaso augure la muerte, tengamos en cuenta que resurgirá siempre, como metáfora de la vida. Los días viven y luego mueren, los hombres, también.
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Del 26 de Marzo de 2020.
Acerca de la memoria, el mar y la muerte:
"La memoria guardará lo que valga la pena. La memoria sabe de mí más que yo; y ella no pierde lo que merece ser salvado."
[Eduardo Galeano]
"No invento nada, Mauricio, la memoria sabe lo que debe guardar entero"
[Julio Cortázar]
Sí, confío en la memoria. En la mía, incluso. Pero también sé con certeza que desde hace tiempo me someto al más duro castigo; erradicar la mía. La he ido minando (con ayuda) hasta convertirla en un campo de concentración, un lugar de tortura y hambre. Mis recuerdos son traslúcidos fantasmas pululando alrededor del yo observador, sin forma definida, sin fundamento en la realidad.
La erradicación de la memoria de una persona la convierte, así mismo, en un cadáver comatoso. Un pelele sin identidad ni experiencias.
"La identidad, que es la muerte, es la aspiración del intelecto"
[Miguel de Unamuno]
Olvidar puede ser también, contradictoriamente, autoayudarse, una forma de cuidado de uno mismo. Entramos ahí en el macizo errante del sueño.
Si recordase todo, si recordase alguna cosa, sería mucho más difícil fluir.
Me desestabilizo yo solita, porque soy agua. Soy la reencarnación de Tiamat, poderosa, y un escupitajo al mismo tiempo. El mar es, según la tradición bíblica, símbolo de la hostilidad de Dios.
Pero mi interpretación favorita del mar es la de los místicos, para quienes simboliza el corazón humano, con su crecer y decrecer. El ritmo de la vida de una persona, el presente: unos lo consiguen y otros no.
El mar se sitúa entre nosotros y Dios. El creador delante. La muerte acecha en él. El sueño perpetuo de la consciencia puede significar una liberación para unos y un peso en el alma para otros.
Son, quienes más peso llevan, los avocados al fondo, al hoyo.
[Dedo de la muerte o "brinicle", fenómeno submarino que congela todo a su paso]
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Del 25 de Enero de 2020
"Para que el suceso más trivial se convierta en aventura, es necesario y suficiente contarlo. Esto es lo que engaña a la gente; el hombre es siempre un narrador de historias; ve a través de ellas todo lo que sucede, y trata de vivir su vida como si la contara"
[Jean Paul Sartre, La Náusea.]
No existe elección para mí, ya que no hay límites entre yo y el mundo. Para vivir hay que contar (que dejar marca hendida en el tronco del que se procede) y para contar hay que dejarse arrasar por la experiencia. La cosa entonces está en el público. Escribir, sí, pero, ¿quién existe que esté preparado para oír lo que mis sienes susurran? La respuesta se antoja ambigua.
El dilema ha sido anunciado como un rayo partiendo el olmo seco de Machado, enrevesado. ¿Saldrán hojas verdes de mis cuadernos, de mis bolígrafos? ¿Sucumbirá un ejército de hormigas a mi encanto, colonizando las ruinas y devolviéndome a una vida, una función distinta?
"Mi corazón espera,
también, hacia la luz y hacia la vida
otro milagro de primavera."
[Antonio Machado, A un olmo seco. Campos de Castilla (1907-1917)]
Soy agua turbia y me reconozco en las ciénagas. El color sucio empaña la vista y deforma la realidad, pero:
"Deliciosamente serena, contemplo el cielo a través de la superficie del estanque. La luz del sol nunca resulta tan hermosa como vista desde debajo del agua."
[Amélie Nothomb, Metafísica de los tubos (2000)]
Busco personas miopes, que vean la realidad desde el charco, con un tono parduzco, que la moldeen al antojo (consciente o inconsciente) del Dios Tubo que todos llevamos dentro. Por esto he decidido buscarlas encarecidamente, encontrar un público ausente que desfigure mis palabras hasta hacerlas suyas, tal como yo hice con Sartre, Machado y Nothomb.
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