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Wallflower
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sooffsepulveda · 5 years ago
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Hoy incluso me dormí un tanto temprano...pero a eso de la 1am desperté de golpe, sin sueño y mi cerebro no para, lo que no me permite acurrucarme en los brazos de Morfeo, así que nuevamente me tienen aquí escribiendo, esperando como siempre, realizar una concientización en los demás.
Como algunos sabrán yo vivía ya de manera independiente pero debido a esta situación de salud que estamos atravesando, tomé la decisión de regresar a casa de mis papás (aunque en realidad fue un pretexto para pedirle con mucha pena a mi mamá el privilegio de vivir con ellos nuevamente, los extrañaba mucho) y el hecho de pasar tanto tiempo aquí encerrada (#cuarentena) me ha estado removiendo sentimientos y muchos recuerdos que ni por asomo tenía presente.
Les comparto que uno de los temas con los que he batallado durante TODA MI VIDA es el del aspecto personal y el "peso ideal"...
Desde pequeña he tenido problemas con mi peso; mientras mis padres y mi hermana gozaban de un físico privilegiado (el cuál en su momento envidiaba) yo era esa..."la gordita".
Y tengo infinidad de recuerdos nada gratos de como, con mucho amor y preocupación, mi mami me apoyo de una manera incondicional:
Comenzó con terribles regaños por el hecho de que me comía TODO, pero luego prosiguió a llevarme con varios especialistas, hasta fuimos a parar con los WW (Weight Watchers) en dónde me sentía ridícula, súper fuera de lugar y muy, muy, muuuuuy avergonzada, porque ahí estaba yo con mi problema de peso a una edad de entre de 8 y 10 años en medio de un grupo de sólo señoras arriba de los 40... sentía muchísima pena.
Tuve dietas espantosas, rutinas de ejercicio que odiaba, "postres" bajos en azúcares y grasas que sabían a cartón y bullying, muuuuuuucho bullying. Bullying al nivel de que entre 3er y 4° grado de primaria no tenía amigos, me decían Godzilla (porque AH CLARO, no solo era gorda si no que también ya medía casi lo que mido ahora y todos seguían siendo unos enanos) y me sentaba sola en los recreos a platicar con la señora que hacía el aseo en los baños del colegio. Chayito era un dulce 💙.
Incluso, una prima que adoraba en ese entonces me decía (y a la fecha) "gordita", pero no se engañen, lo hacía con un cariño excepcional, pero para mí siempre fue una palabra de exclusión. Ahora no me quejo cuando me llama así, pero en ese entonces, aunque fuera de cariño, el hacer esa distinción me dolía.
Y en realidad no "me daba cuenta" del dolor que sentía por dentro, simplemente me comía todos esos sentimientos:
• Esos celos que tenía por el aspecto físico de mi familia cercana, me los comía.
• Ese odio y sufrimiento por el bullying que me realizaban en el colegio, me lo comía.
• Esa vergüenza de ir a grupos con señoras cuarentonas y yo siendo una escuincla, me la comía.
Mi mamá criticó mucho a una nutrióloga con la que fuimos, primero porque qué asco con las recetas que nos mandó y segundo porque fue LA ÚNICA que me preguntó "¿Oye pero...sabes porque comes tanto? ¿Te sientes bien? ¿Eres feliz?". Mi mamá lo tomó a mal porque tal vez no se percató jamás del nivel de tristeza y estrés en el que yo estaba viviendo, creyó (y no la culpo) que la doctora me estaba juzgando y criticando por mi peso.. son especulaciones mías, pero creo que se acercan a la realidad.
Seguramente ella además de nutrióloga también tenía conocimientos en psicología infantil y ahora con 27 años estoy muy segura que ESO era lo que en realidad necesitaba: Terapia.
Soy 100% partidaria de la terapia y de pedir ayuda, y se lo difícil que es eso, el "pedir ayuda":
Yo tarde dos largas décadas en solicitarla, cuando estaba en medio de una gran depresión mis papás no entendían mis arranques de enojo hasta que durante uno de ellos les grité "¿Que no ven que me quiero matar? Por favor mándenme a un psicólogo", sí, fui muy ruda, pero es que no me escuchaban, sólo reaccionaban ante mis terribles arranques de ira.
Porque esa es otra de las cosas que acarreó el bullying y el deseo de verme perfecta: Odio. Enojo. Intolerancia. Arranques agresivos ante cualquier situación que no me pareciera o me contradijera; ese es otro de mis demonios con el que he combatido gran parte de mi existencia, y con el que estoy tratando de entablar amistad.
Fui a terapia y gracias, muchas gracias Dr. Emilio Peñafiel, me salvaste la vida 💜.
Pero entre muchos problemas que tratamos durante la terapia, nunca se manejaron los temas principales, mi enojo y mi alimentación compulsiva (en ese entonces no era precisamente delgada pero estaba bastante bien por lo que no indagó mucho en ese tema) además, uno como paciente es mañoso, sabe perfectamente que es eso que te arde en la llaga más profunda y dolorosa de tu ser, y lo omites.
Por lo que así he estado toda la vida, subiendo, bajando, subiendo, bajando y sieeeempre buscando la aprobación externa, porque aunque estuviera delgada y en mi peso ideal, en mi mente seguía siendo "la gordita" y eso me hacía sentir triste, y ¿que creen? esa tristeza también me la comía.
A la fecha aún me descubro buscado nuevamente dicha aprobación, ya menos que antes, pero hay ocasiones en las que mi alma anhela y necesita palabras amables: Sentirme reconocida, que se percaten de que soy inteligente, que soy graciosa (aunque mi humor sea sarcástico), que sepan que no es que no quiera hablar contigo, es que me da ansiedad social y me siento estúpida, el que observen que no estoy tan mal, al menos soy un poco bonita... y quiero hacer un paréntesis aquí, el que suba selfies no siempre significa que estoy buscando aprobación, a veces simplemente las comparto porque siento que me veo genial y ustedes mortales necesitan ver mi bello y angelical rostro. ¡Ahveda! (aquí actuó el sarcasmo eh...).
Hace poco, buscando estabilidad y paz mental, comencé nuevamente a llevar terapia sólo que en esta ocasión fue por decisión propia (y no por depresión) lamentablemente no he podido continuarla por, ya saben... "El Gran Confinamiento", pero creo que ahora soy lo suficientemente madura y fuerte como para no ceder a tragarme el refri entero y enojarme injustificadamente con todo y todos.
Me doy cuenta a todos nos persiguen demonios y la gran mayoría tenemos luchas internas, unas son un simple duelo de espadas pero otras son los orcos atacando el Abismo de Helm (referencia a LOTR), y quiero darles algunos consejos que a mi (corta) edad he descubierto:
1.- No juzguen tan duros a sus padres:
Ellos tuvieron acceso a algún tipo de educación por parte de nuestros abuelos, algunos mejores que otros, pero me he percatado que (de manera empírica, platicando con amigos y conociendo a sus padres) a la gran mayoría no les inculcaron de una manera adecuada el manejo de emociones y, corrijanme si no, casi toda la generación de nuestros padres llaman al psicólogo "el loquero".
No hay una escuela para "ser papás" y aún asi (si gozaron la suerte que yo) siempre buscan maneras para apoyarnos para salir adelante.
Yo le agradezco infinitamente a mi mami ❤️ su apoyo y más con mi eterno problemita con la comida, buscando siempre lo que considera lo mejor para mi, y eso es tenerle un chingo de amor a su hija.
2.- Como mencionaba hace unas cientos de palabras: Todos tenemos demonios que nos atacan, todos libramos batallas internas, todos tenemos inseguridades. Considero entonces que es primordial ser más empático.
Intenten no juzgar inmediatamente cuando alguien les responde mal, les trata mal o si se ve enojado o triste, ya que posiblemente se sienta muy mal internamente... y bueno, somos seres egoístas y prestamos más atención a lo que esa persona nos hizo sentir y surgen pensamientos como "es un culero, me respondió horrible", "pinche geniecito que se carga", "siempre se ve triste y ni habla, que flojera", y (la gran mayoría) tenemos esta tendencia de quejarnos con los demás a espaldas de esta persona, en lugar de preguntarnos "¿Porque es así?"...no juzguen, mejor (si les nace) ofrezcan ayudarle. Si después de mucho insistir los ignoran y sigue reaccionando de la misma manera o peor, tal vez nos enfrentamos a un verdadero hdp o es alguien en negación que siente que no necesita ayuda de tu parte. Si resulta lo último, es mejor retirarse y seguir trabajando en nosotros mismos.
Retomando el tema, al reencontrarme con todos estos recuerdos me doy cuenta de algo: Por primera vez en mi vida no me puse a dieta, comencé a tomar terapia y a hacer ejercicio por mandato paternal o por querer verme "esbelta y buena", esta vez lo estoy haciendo por salud física y mental:
No quiero tener diabetes ni hipertensión, no quiero estar esbelta y mentalmente sentirme gorda, no quiero comerme cada sentimiento negativo que aparece, ni quiero romperme nuevamente un pie por un mal paso y exceso de peso...
También por primera vez en mi vida me miro al espejo con gusto, no estoy aún como deseo verme pero me siento muy bien por dentro, mentalmente estoy tranquila y feliz, y creo que más que por la reducción de peso que he tenido estos meses, la buena salud mental es la que está haciendo que al ver mi reflejo ya no vea a "la gordita" si no que me mire tal cuál soy y sepa que me veo bien porque me siento bien 😀.
No les cuento todo esto para que me vean con lástima y piensen "pobrecita por todo lo que sufrió" o "que valiente por compartir algo tan íntimo" o "que chingona por todo lo que ha logrado" o "ahí está esta niña queriendo llamar la atención otra vez..." Nah, escribo esto para que sepan que ESTÁ BIEN SENTIRSE MAL y que está bien necesitar ayuda... y que está cabrón pedirla.
Quiero decirles que no están solos, que no todo está tan mal, y como me escribí hace 5 años "todo con el tiempo se cura".
No les voy a pedir que pongan en los comentarios un "." o un "💛" y luego por inbox les mande una cadena para hacer una red de apoyo (cosa que me parece muy bonita) porque no es el enfoque de esta publicación que parece ya un libro de 3 tomos. Sólo les pediré un par de cosas:
• Sean paciente con ustedes mismos y que busquen por todas las maneras que les sean posibles quererse un chingo, porque esa autovaloración es la que les puede ayudar con sus demonios, sean similares a los míos o no.
• Intenten no ser tan egoístas y (como mencioné hace 84 años) piensen dos segundos en que estará sintiendo esa otra persona que los dañó; tengan más corazón.
Se que escribí muchísimo pero adoro redactar 🤷🏻‍♀️, creo que es algo genético (mis papás escriben genial). Pinto y dibujo horrible, me defiendo cantando pero meh, pero lo mío lo mío es escribir.
Así que si leíste todo esto (como en otras ocasiones en las que he realizado publicaciones eteeeernas de índole personal) ¡Gracias!
Si quieres ayuda y sientes la necesidad de ser escuchado (o leído) aquitoy 🧡.
Por su atención, gracias. Buenos días.
- Sofi Sepúlveda, 17 de Abril del 2020.
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sooffsepulveda · 6 years ago
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Resiliencia.
Este año es de los más heavys que he tenido en mis 26 primaveras y como es costumbre hago un resumen de lo bueno y lo malo que me dejó en el corazón, con la esperanza de hacer conciencia o dejar algún aprendizaje en ustedes:
Me enseñó la importancia de tener valor y arriesgarlo todo, mostrándome un enorme dolor al dejar ir oportunidades que me pudieron cambiar la vida.
Este año viajé más que en ningún otro: Tanto viajes de trabajo como de placer; trabajé muchísimo, como loca y recordé lo mucho que me sanan los conciertos y la música. Lo viajes me hicieron descubrir que en cualquier lugar puedes conocer gente nueva y muy chida, siempre y cuando traigas buena vibra y seas chido.
Encontré el año pasado un empleo poca madre y después de 12 meses me doy cuenta que estoy súper agradecida. Un empleo que me volvió más responsable, inteligente y me enseñó el significado de la humildad y el compañerismo; me hizo encontrar una nueva familia que me ayuda a crecer personal y laboralmente cada día a la cual le tengo mucho cariño y admiración.
Este año se me resquebrajó el alma, lloré como jamás lo había hecho y he vivido rodeada de altibajos; he tenido noches cansinas de sollozar hasta quedarme dormida así como días excelentes llenos de luz y carcajadas, y por fin entendí al buen Cerati cuando nos cantaba que "del mismo dolor vendrá un nuevo amanecer".
Me acerqué mucho más a mis pocos amigos, dejando de lado mi timidez y me sentí muy apapachada, aceptada, querida y cuidada. Me llenan de calorcito el corazón y ese resquebrajo que traigo de a poquito se sana cada que los siento cerca.
Este año entendí que aunque estés hecho mierda por dentro los demás no tiene la culpa, que no es justo desquitarse con las personas, que no tienes porque ser cruel ni herirlos con tus pésimas actitudes, que NO se debe de jugar con los sentimientos de los demás para compenzar tu vacío interno, que es tu obligación arreglar tus mierdas. Que te tienes que amar un chingo...y que jamás quiero volver a romper un corazón porque se siente bien cabrón.
Tuve unos meses muy intensos y algo perdidos, con peda diaria y muchas cosas que no me enorgullecen; y aunque la neta disfruté como loca, reí como loca y enfiesté como loca... al llegar a casa el vacío era infinito. Hasta que me di cuenta que no valía la pena y que aunque es terriblemente difícil, es mejor trabajar sanamente en uno mismo en lugar de callar los sentimientos y el dolor con banalidades.
Este año conocí la terrible dulzura de un primer y último beso.
Descubrí que a veces la distancia hace que las amistades se vuelvan más fuertes y duraderas...y que a veces no.
Este año me he tenido más amor y cuidado personal y mental que nunca. Supe que tenía que meterme a la cabeza que soy lo más importante que tengo y si yo no estoy bien, ¿cómo espero que mi relación con los demás lo esté?
Entendí que todos tenemos demonios dentro, que todos tenemos debilidades, que todos sufrimos en silencio. Que hay que tener empatía y amor por los demás. Que somos responsables tanto de nosotros mismos como de los que nos rodean. Que a todos nos falta un chingo de cariño...pero lamentablemente la gran mayoría carecemos de esa capacidad de permitir recibir amor por no querer salir de una zona de confort, por falta de compromiso, por conformismo, pero más que nada por miedo al dolor.
Este año amé más que nunca a mi familia porque por fin han respetado mis decisiones sin herirme con duros comentarios y me han mostrado un amor y un apoyo incondicional, y que ellos junto con mis amigos son lo más bonito de mi vida.
Pasaron acontecimientos terribles y otros maravillosos y encontré mi nueva palabra favorita, una palabra que no conocía y ahora la llevo tatuada en el corazón: Resiliencia.
Este fin de año les quiero agradecer a todos por su compañía, sus sonrisas, sus abrazos, sus pláticas, sus consejos, sus silencios, sus regaños, sus desprecios, sus miradas, sus hipocresías, sus caricias, sus mentiras, sus crueles verdades, su amistad, sus prejuicios, sus envidias, su amor, su permanencia y hasta por su ausencia. Les agradezco por hacerme crecer y sobre todo les agradezco si leyeron todo esto ya que escribí un buen y pues que flojera.
Yo termino este año muy triste pero también llena de amor; así que les deseo de todo corazón que terminen súper chingón su 2019 y aprovechen este último mes para volverlo extraordinario.
-Sofi Sepúlveda.
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sooffsepulveda · 6 years ago
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Cuento "corto".
Es abril. Una tarde de sábado que yo esperaría que fuera lluviosa pero no, únicamente se encuentra una bruma sobre la ciudad y un calor insoportable.
Me encuentro amorosa y desafortunadamente secuestrada en casa de mi mamá. Hace menos de un mes tuve una muy buena fiesta combinada con unas muy malas escaleras que me llevaron a estar a las 4am en la sala de urgencias de la Cruz Roja con el peroné fracturado, por lo que mi muy querida madre abrió las puertas de su casa estas 5 semanas de martirio para cuidarme y demostrarme como siempre la maravillosa bondad que hay en su corazón.
Hablando de corazones…me parece que el mío se encuentra más roto aún que el peroné de mi pierna derecha.
Es abril del año 2019 y en definitiva ha sido el mes más tortuoso de mi vida (hasta ahora, supongo). No por mi fractura. No por la oportuna infección respiratoria que me atrapo durante 7 días en la primera semana después de mi fractura, no por estar ausente de mi hermosa y añorada independencia. No. La vida se encargo de rematar estos lindos días con el acontecimiento más desastroso para un alma tímida. La vida…se lo llevo. Lo reclamo como suyo. Y yo nunca tuve el valor de confesarle lo mucho que lo amaba.
Todo esto es una simple historia de amor no confesado que data de mis años de adolescencia. No es una historia impactante. No es “La Lista de Schindler” o un poema de Benedetti. Esto una historia real sobre el amor y sus variantes con una clara enseñanza: Ser valiente. Vivir plenamente. Amar hasta consumir todo.
Recapitulemos.
Mi cuerpo y yo estábamos descubriendo a las terribles hormonas, era mi segundo año de secundaria en una escuela de religiosas. Tengo que hacerles saber que hay una gran cantidad de personas que nos educamos en escuelas de monjas que nos volvimos por algún tiempo unos malditos rebeldes. Pensando en cómo era yo en ese entonces podría describirme a mi misma como: Una vil perra. Presumida, presuntuosa, “promiscua�� y con unas estúpidas ganas de ser adulto.
Como toda adolescente siempre los chicos de años mayores forman parte de nuestros sueños; son más grandes, según nosotras “más experimentados”, más deseables y difíciles de conseguir. Y ahí estaba él, un curso arriba del mío, “Pedro”. Lo llamo así por algo bastante tonto y la razón por la cual comencé a tener una atracción por él, la cual explicaré a continuación:
Sus ojos me recordaban a los de Pedro Infante, y vaya que me gustaba Infante. Veía con gusto sus películas, suspiraba al escucharlo cantar, a la fecha mi familia sabe que tengo una marcada afición por sus películas que hasta me las han regalado. Y tan sólo imagínense, una niña de 14 escasas primaveras suspirando por Pedro Infante, tantos años después de su trágica muerte volando… 
Retomando el tema de mi Pedro, la verdad es que toda la vida estuvimos cerca uno del otro. Teníamos casi de la misma edad, estábamos en la misma escuela desde niños, incluso vivíamos en la misma calle. Así que era una cara recurrente en mi día a día. Pero entre la mezcla de hormonas, mi amor por Infante y reconocer que sus ojos me cautivaban por la extraña semejanza que les encontré, sin admitirlo me empezó a gustar.
Yo, siendo la niña “promiscua” que era, le coqueteé una única vez y no hubo respuesta por lo que no volví a intentarlo, y siendo un alma tímida, no volví hablarle jamás. La vergüenza es algo que me ha acompañado toda la vida y que siempre he intentado evitar.
Pasé a tercer año y no lo vi más, él estaba en la preparatoria así que solo por ocasiones le veía en nuestra calle.
En esos años de secundaria conocí a mi mejor amiga que casualmente se llama igual que yo, razón determinante por la que le comencé a hablar y es una amistad que conservo hasta ahora y la amo con todo mi ser. Tiempo después por arte de la casualidad, quiero creer, conocí a su hermana y su papá el día que fui aplicar el examen de admisión a la preparatoria de mi elección, ansiaba tanto estudiar ahí y lo que me hizo decidirlo fue el grupo musical que tenía esa escuela, un conjunto enorme lleno de personas talentosas, era maravillosa la música que hacían, sus cantos estaban tan llenos de energía y yo quería formar parte de ellos. Me enamore perdidamente de esa preparatoria.
Me aceptaron, dije adiós a mi odiosa escuela de monjas en la que estuve tantos años con las mismas personas, las mismas maestras y la monotonía cancina de las alabanzas, los rezos y los prejuicios.
Eran mis primeros días de estudios preparatorianos y yo estaba feliz. Conocía cada día a muchísima gente tan distinta a mí y tan interesante, estaba fascinada. Un buen día, salí a uno de los recesos con mis nuevos compañeros…y ahí estaba él, Pedro. Pedro y sus ojos maravillosos. Pedro y…” mejor te ignoro y me voy porque qué vergüenza, adiós”.
Era amigo de “chicos populares” o así los veíamos desde mi generación, por lo que si de por si no le hablaba ahora menos. “Alma tímida” por siempre.
Un buen día sus ojos se fueron y ni por mi calle se asomaron. No supe que paso, solo no lo vi más. De manera recurrente veía a su hermano o a sus papás que me saludaban como los educados vecinos que fueron siempre, pero a Pedro no le vi más. Lo recordaba muy eventualmente, únicamente cuando veía a su familia, por lo que su ausencia no causo gran impacto en mi.
En esos años de preparatoria conocí a miles de personas, hice muchas amistades, me enemisté con algunas personas, probé la marihuana y me encanto, probé el alcohol y no me fascino. Conocí el sexo, el amor y triste filo de la decepción. Tuve a mi primer amor y me rompieron por primera vez el corazón. Ella era realmente hermosa y como buena mujer, tenía un master degree en chantaje emocional.
Terminaron tristemente por correrme de mi hermosa escuela dado a mi excelente desempeño académico, por lo que termine mis estudios preparatorianos en una pintoresca escuela privada que se encargaba de aceptar a todos los niños “ricos” que las demás preparatorias estaban gustadas de expulsar. No fue maravilloso, pero no estuvo tan mal. Me calmé y decidí que mis papás merecían mucho más de la lastimera faceta que les había estado mostrando esos últimos años. Elevé mi promedio, tuve una relación heterosexual que no vale la pena mencionar por que sinceramente, no recuerdo ni su nombre.
Terminé mis estudios y mis papás estaban orgullosos, terminé mi relación y estaba aún más felices. En esos entonces yo me debatía sobre qué carrera estudiar. Me atraía el diseño gráfico y la gastronomía, pero jamás supe realmente que era lo mío o para que “era buena”. Un día, fui a los laboratorios de una universidad que llamaba mi atención y experimenté otro tipo de amor: Los olores, los aparatos, los estudiantes ojerosos en bata de laboratorio corriendo porque se les había terminado el alginato y no hicieron bien la mezcla. Sin pensarlo bien decidí estudiar Odontología.
Yo nunca me destacado por pensar bien las cosas, soy muy decisiva pero necia y caprichosa, aunque normalmente me salen bien las cosas, en esta ocasión, lamentablemente ya casi terminando la carrera me di cuenta de lo triste, cansada y desmotivada que me sentía de la vida, atravesé una profunda depresión. Consecuencias de no pensar bien. Pero de eso hablare después.
Durante esos años, cuando aun no sabía bien lo que estaba haciendo, me fue bastante bien en temas escolásticos, baje mucho de peso, ya no era una perra y tenia muchos amigos. Estaba feliz.
Entonces conocí a mi segundo amor. De él he escrito una cantidad enorme de penosos y ridículos poemas sobre la desastrosa historia de conocerlo. De hecho, justo ahora que escribo esto, aún me encuentro escuchando música que el me mostró. A mi parecer fue lo único bueno que me dejo, su música.
Con él experimente algo en lo que no creía, el amor a primera vista. Lo conocí así: Estábamos mis amigos y yo una noche de verano en un pequeño concierto de “Tecnicolor Fabrics” y “Caloncho”. Fue bastante divertido y era la primera vez de Caloncho en mi ciudad por lo que estábamos felices, por que “nadie lo conocía” y eso es algo bastante común que hacemos lo jóvenes, el presumir el hecho de “Yo lo conocí cuando nadie más lo hacía” digamos que te hace sentir importante e interesante, es estúpido, pero casi todos lo hemos hecho, espero…
Terminó de tocar Caloncho y subió hacia la terraza en donde nos encontrábamos, estaba fumando mota y nos acercamos, nos tomamos fotos y fumamos con él. Para esto, había un grupo bastante entusiasta de personas, unos chicos atractivos, vaya, eran niños fresas pero no los típicos mirreyes, era una especie de grupo “hípster”; minutos después cuando la marihuana ataco nuestro sistema nervioso, mis amigos y yo nos sentamos debido a que era “Good Shit” y ahí sentada, sentí una mirada profunda que no se desviaba, la busque y encontré un par de ojos igual de rojos que los míos, igual de tristes que los míos y al hombre más desaliñado y atractivo que había visto en mi vida. Me enamoré enseguida.
Citando a uno de esos penosos poemas de cuando le amaba: “No sabía exactamente si estaba muy lejos o cerca de mí, yo ya andaba muy high, pero sus ojos fueron y han sido mi perdición desde ese momento. Los quería para mí y sabía que no iba a poder seguir sin ellos, que me habían atrapado y que eran mi nueva droga perfecta. Una nueva y hermosa adicción.”
Lo que el amor, la inocencia y la estupidez le hace escribir a uno…
Vamos a llamarle Cristóbal, sin un motivo significativo ni una historia detrás, simplemente Cristóbal.
Estuvimos algunos años con intermitencia, pero “juntos” al final de cuentas. Pero una de las anécdotas, que en realidad no es tan importante, pero que me hace recordar que el destino siempre me prepara cosas muy extrañas fue la siguiente: Estábamos en esa etapa en la que no conoces tan bien a la persona pero lo único que quieres hacer comértelo a besos, una etapa muy bonita en realidad, llena de ignorancia, y un día me llevo a casa de unas amigas suyas y estaba ahí uno de esos “chicos populares” de mi primer preparatoria y junto a él estaban esos ojos que había olvidado tantos años atrás, los ojos de Pedro. Recuerdo que me puse nerviosa y no pude ni hablar, pero extrañamente también estaba feliz. Y tan rápido como ese momento llego, se fue. Y no le volví a ver en años, de nuevo.
Cristóbal y yo tuvimos una insana relación, parecía un juego de poder. Y me enamoré como loca, él no.
Y esa relación cambio todo de mí. Antes de él, sí era tímida pero no insegura. Sí me gustaba la marihuana, pero no era una yonki. Sí me gustaban las fiestas, pero a las que el me llevaba eran muy intensas.
Fue el clásico amor que te destruye pero no te puedes alejar. Simplemente te aferras.
Amaba su voz, su mirada, sus ojos tristes, su bigote, sus manos, su piel, su energía, pero he de admitir que me caía muy mal. Era realmente insoportable, promiscuo, irrespetuoso, en varias ocasiones me humillo, se hacia el gracioso con sus amigos diciendo cosas sobre mí. Se besaba con otras frente a mí, y aunque en realidad, no éramos nada, yo sentía que éramos todo. Yo soy enemiga de los engaños, respeto un chingo y aun así un día me encontré intimando con su mejor amigo. Fueron unos años en los perdí mucho, hasta a mí misma, pero le agradezco, porque gracias a este tipo de experiencias, me convertí en la persona que soy ahora, la cuál me cae bastante bien.
En esos años mi mejor amiga se mudó a otra ciudad y me dejo una profunda ausencia en el corazón, la extraño siempre. Así que tenía el corazón triste por un patán y por una amiga.
Gracias a Cristóbal y el corazón destrozado que me dejo su indiferencia, conocí a una persona genial, divertida y sincera. No eran amigos ellos dos, pero en busca de un clavo para sacar a otro clavo, le encontré. Y lo que encontré era algo aún mejor que un simple clavo: Encontré un amigo. Un mejor amigo. Gracias Cristóbal, no regreses nunca.
Mi mejor amigo me mostró otro mundo lleno de personas amables y divertidas, que casualmente, eran “los chicos populares” de mi primera preparatoria. Como da vueltas la vida.
Cabe destacar que encontré en ese grupo al menos 3 personas que gustosa puedo llamarles amigos.
Un buen día, en una de sus reuniones, estaba hablando con uno de tantos de ese grupo y me comento muy emocionado que su primo iba a ir, no tenia idea de quién era su primo ni porque me estaba hablando, pero ansiaba conocerlo por como hablaba de él. Y llegó. Era Pedro.
Me emocioné y descubrí que era un poco “pesadito”, molestaba siempre y no me cayo bien. Era realmente la primera vez que hablaba con él y rompió mi pequeña ilusión de secundaria. Pasaron los meses y hubo varias ocasiones en las uno de mis amigos lo llevo a mi casa, nunca supe porque, pero lo llevaba. Confieso que me ponía nerviosa, pero seguía sin caerme bien. En ocasiones muy escasas me coqueteo, pero seguía siendo insoportable, por lo que tarde años en admitir realmente que me gustaba.
Y así fue pasando el tiempo, encontrándolo en fiestas, en reuniones insignificantes en realidad. No podía hablarle, me asustaba. Y cuando lo hacíamos, me caía mal.
Para ese entonces, comencé a atravesar la peor depresión que he tenido. Como había comentado, mi carrera me tenia desmotivada, triste, no le veía sentido a nada. Tenia deseos de morir, por lo que, sin decirles a mis padres lo de la universidad, les comenté lo que sentía: Los deseos de morir. Me llevaron con un excepcional psicólogo que, me convenció de quedarme en esa carrera que no me llenaba, pero logro curarme el alma. Me sentía triste, pero ya no me quería morir, incluso mi cabello lo teñí de un precioso violeta, mi color favorito. “Cerrar ciclos” le dicen hoy en día.
Más o menos por esa época, mi mejor amigo se independizo. Nos la pasábamos en su nueva casa, haciendo nada y festejando todo. Tengo muy buenos recuerdos e incluso me encuentro sonriendo al recordar. En una ocasión me llamó y me comentó “Oye, le vamos a hacer una despedida a Pedro porque se irá a vivir a otro país”. Sin pensarlo, como ya saben que soy, fui. Simplemente fui. Y me hablo, platicamos bastante, como nunca lo habíamos hecho antes y ya no me cayó tan mal, de hecho, me encantó. Pero no podía hacer nada ya, el destino que nos había vuelto a reunir por un tiempo un poco más largo que antes se estaba encargando de volvernos a separar.
Recuerdo que el día que se fue, lloré…
Un mes después la suerte no le fue tan favorable y regresó. Desde Cristóbal que no experimentaba una sensación de felicidad genuina como ese día que supe que ya estaba en mi ciudad. Sentí alivio y calor.
Pero de igual manera, paso el tiempo y nuestra “amistad” si podemos llamarle así fue sumamente distante, coqueteos muy ocasionales e insignificantes, platicas escasas y distancia.
Yo estaba ya en mi último año, después de la terapia y comenzaba a experimentar de nuevo esas ganas de besar a la muerte, pero paso algo que cambio todo en mi vida y la de mi familia.
Era el cumpleaños de mi papá, estábamos toda la familia en su casa, estaba el esposo de mi hermana, pero ella no llego por que estaba trabajando. De la nada, mi papá y mi cuñado se ausentaron durante casi todo el festejo. Llego mi papá ya empezando la noche, ya se habían ido mis familiares y nos comentó a mi mamá y a mi que mi querida hermana se había intentado suicidar.
La sensación de impotencia al ver a mis padres desesperados en la sala de emergencias del hospital es algo que no le deseo a nadie, la incógnita de “¿Qué es lo que le esta pasando a mi hermana para haber tomado esa decisión?” era y sigue siendo algo que duele en lo más profundo. Más porque no puedes hacer nada, solo estar presente y apoyar.
Decidí que era una estupidez quererme morir y digamos que “me curé a huevo” de la depresión.
Fue otro mes terrible, explicare la secuencia de lo sucedido:
1.      Primer intento de suicidio
2.      Una semana después, segundo intento de suicidio
3.      Una semana después del segundo intento, tuve perdida total de mi preciosa camioneta Voyager ’95, un vejestorio que, a pesar de ser un objeto material, adoraba.
4.      Una semana después del choque, tercer intento de suicidio
Mi mamá, con su corazón bondadoso de siempre, tomo la decisión de llevarse a su niña de vuelta a la casa, pero en realidad, mi hermana es una persona muy difícil y comenzó a sacarnos de nuestras casillas. Además, con mucha vergüenza he de admitir algo que solo mi mejor amiga sabe, que yo fingía ir a la escuela, pero tenia meses sin presentarme. Así que, entre las mentiras, el tener de nuevo a mi insoportable y grosera hermana en la casa, el humor y estrés que se cargaban mis papás, yo me estaba volviendo loca. Y también, mi mejor amigo después de años de amistad decidió no hablarme ni hacerse presente sin explicación alguna. Me rompió el corazón.
Así que decidí por un fin de semana huir con la única persona que sabia que me iba a hacer sentir bien, mi mejor amiga. Fue un fin de semana hermoso, nos pusimos borrachas el primer día y el segundo fuimos a la ciudad que hasta la fecha para mi es la más mágica que he conocido: Tepoztlán, Morelos.
Me cargue de energía y disfrute como nunca, regrese un poco cambiada a mi ciudad, “terminé” mi carrera, mintiéndole a todos, fingiendo como siempre, sintiéndome una mierda.
Conseguí un trabajo mediocre y un buen día de enero mi mejor amigo vino a mí y me pidió disculpas por haberse alejado, al parecer, su novia la cual fingió ser mi amiga, le prohibió verme y hablarme. Me enoje, pero lo amé mucho por sincerarse conmigo y admitir sus acciones, lo perdone en seguida, claro que lo moleste por meses por “haberme abandonado”, pero no era algo en serio, realmente le perdone porque, a pesar de todo, es mi hermano.
Hay alguien muy importante en mi vida que aún no he mencionado, no por restarle importancia, si no porque aún duele su partida. Mi perro Dante. El estuvo en todo este proceso desde la preparatoria hasta mi “fingida graduación”. Era un perrito y fue el ser más humano que he conocido. Un precioso pastor alemán que se que me amo más que a nadie en el mundo. El me cuidaba y me ayudaba con los ataques de ansiedad. Mi mejor amigo no humano. Lo perdí en abril del año pasado, 2 semanas antes de independizarme y mudarme con mi mejor amigo.
El independizarme fue por dos razones:
1.      Yo soy el pilar emocional de mi familia, me cuentan todo y buscaban siempre mis palabras y mi amor. Yo en cambio, en ese entonces no podía contarles nada por miedo a decepcionarlos. Entonces en primer lugar me fui de la casa familiar porque me estaba volviendo loca por no poder sincerarme y porque mi hermana hacia la convivencia insoportable. Me fui por vergüenza de mis mentiras. ¿Cómo seguir viviendo con las personas que me apoyaron tanto tiempo, que se desvivieron por pagarme la carrera? Las personas que estaban rebosantes de orgullo por “su dentista” y que estaban viviendo una mentira. Realmente hui.
2.      En segundo lugar: Siempre quise independizarme.
La verdad es que soy valiente para muchas cosas, pero al decepcionar a alguien, soy la más cobarde de todas. Ya había hecho mi cagadero de mentiras ahora tenía que afrontar las consecuencias y valerme por mí misma.
En ese pequeño departamento vivíamos 3 personas. Fue maravilloso. Mi nueva familia chiquita. Es increíble que todo eso paso hace apenas un año, siento que fue hace milenios.
Claro que fue difícil, extrañaba como loca a mi mamá. Tenia que hacerme todo yo, cocinarme, cuidarme, limpiar, ir de compras al mercado. Tuve que ser más responsable y creo que lo estoy logrando.
Por fin pude admitirle a mi mejor amigo que me gustaba Pedro, por lo que lo invitaba cada que podía al departamento y yo estaba encantada. Y Pedro comenzó a hablarme mucho. Cada que iba, hablaba más conmigo que con nadie y por primera vez comencé a conocerle realmente. Supe que era extremadamente inteligente y tenia una plática muy interesante, me fascinaba hablar con él y que se quedara a dormir en el sillón de nuestra pequeña salita.
Mientras tanto en mi familia no iban las cosas muy bien, mi hermana tuvo un cuarto intento de suicidio por lo que en su trabajo decidieron recluirla un tiempo en el hospital psiquiátrico. Un día después de que mi hermana fue internada, mi papá se puso mal de la próstata por lo que también lo internaron. Tenía peligro de cáncer.
Todo volvía a estar mal. Lloré muchas noches.
Mi mejor amigo no estuvo mucho porque la hermosa vida hizo que se enamoran él y mi mejor amiga por lo que viajaba mucho a su ciudad. Son la pareja más bonita que conozco. Imagínense, mis dos mejores amigos ahora se aman, me da mucho orgullo que dos personas tan maravillosas se encontraran así.
Pero entonces, comencé a sentir la soledad y la impotencia de no poder hacer nada por mi hermana ni por mi papá. Pero ya era otra persona, no le permití a la depresión hacerse presente.
Mi papá se salvó, lo operaron y un mes después de la biopsia nos compartieron que ya no había peligro de cáncer. Mi hermana salió del psiquiátrico con el diagnostico de “Síndrome de la Personalidad Limítrofe”, ¡CON RAZÓN ES TAN MALDITA! Por lo que hemos y seguimos aprendiendo a convivir con ella.
Mientras tanto en mi familia chiquita, nuestro otro roomie se fue, por lo que mi mejor amigo y yo buscamos a alguien que viviera en nuestro departamento y ahí fue cuando Pedro se mudó con nosotros.
Cambié de empleo a uno que me pagaban mejor y permitía tener las tardes libres, así que mis tardes eran enteramente de él. Fueron los meses más hermosos de mi vida. Veíamos la tv, pero no la veíamos realmente, porque platicábamos toda la tarde. El destino nos juntó otra vez, otra maldita vez. Y mientras más lo conocía, más me gustaba.
Después de Cristóbal me volví sumamente insegura y sumémosle que subí muchísimo de peso lo cuál no ayuda a mi seguridad, por lo que a Pedro yo no le coqueteaba. Y a pesar de ser una persona que “no piensa las cosas” con él pensaba todo: “¡Vivimos juntos!”. “Será super incomodo si pasa algo entre nosotros”. “¿Y si no le gusto?”. “Tal vez sólo es amable conmigo”. “Seguro solo es eso, que le caigo bien”. “Tal vez así es siempre, lindo y amable”. “Tal vez que ponga el cabello detrás de mi oreja es algo muy insignificante para él”. “Tal vez que me haga piojito es algo normal que hace con todas las mujeres”. “El que me ponga Desecuentro de Residente y se siente casi encima mío esperando mi respuesta al conocer esa canción no significa nada, no te esta coqueteando, lo estas imaginando Sofía”.
Me gustaba como me miraba, me hacía sentir hermosa, feliz y segura, así que sin darme cuenta, me enamoré
Debí haberlo besado cuando me dio la oportunidad. Porque no se volvió a presentar. El hecho de “no haber hecho nada” en esa especial ocasión hizo que se alejara. Al día siguiente no me miraba ni mucho menos me hablaba. Así estuvo como un mes, las tardes ya no eran nuestras. El se encerraba en su habitación y salía hasta que llegaba mi mejor amigo de su trabajo. Yo no le bese, no porque no quisiera, si no porque paso algo que jamás con ningún hombre o mujer me había pasado: Me asuste. Me aterro el hecho de que para mí ese beso podría significar todo y para él nada. Pensé demasiado.
En ocasiones volvía a ser el mismo Pedro de siempre, haciéndome tés o cafés, hablándome de libros complicados que yo no entendía y yo hablándole de musicales y poemas que no le gustaban. Teníamos nuevamente tardes juntos, pero ya se sentaba del otro lado del sillón.
Yo comencé a salir con otras personas y obviamente el también, supongo que siempre lo hizo. Todos los días eran raros porque no sabía cómo estaríamos Pedro y yo.
Pasaron los meses y así siguió esa intermitencia.
En diciembre del año pasado mi mejor amigo nos anuncio que se iba a mudar a otra ciudad, y mi egoísta yo pensó “No otra vez, mi mejor amigo se va”. Pero a la vez, ya más madura que cuando se fue mi mejor amiga, estaba feliz por él, porque lo vi emocionado por su nueva vida. Pero he de recalcar que el mundo comenzaba a venirse debajo de nuevo, tenía que buscar un roomie, no me iban a salir las cuentas, Pedro también estaba por irse a vivir su carrera, incluso pensé en regresar a casa de mi mamá…
Y un día Pedro me hablo, me dijo que no importaba que el se fuera que me seguiría apoyando con la renta porque quería tener sus cosas ahí para cuando viniera a la ciudad y que constantemente iba a estar regresando, y que cuando tuviera que irse definitivamente, me avisaría con mucho tiempo de anticipación. Lo quise tanto por ser tan humano y por apoyarme.
Entonces encontré mi empleo actual, uno maravilloso en el cual ya no me siento una mediocre, ni una mierda, ni un desperdicio de la sociedad. En donde estoy siendo sumamente exitosa. Todo comenzaba a calmarse.
Tuve el segundo viaje laboral dentro de la firma y cuando regresé…ya no tenía roomies. Todos viajamos ese mismo día a nuestros destinos y regresar a una casa vacía, es de las cosas más tristes que he vivido.
Estos últimos meses han sido tan raros, yo ya me admitía que amaba a Pedro, pero ya no estaba entonces la oportunidad de confesarme se veía cada vez mas distante. Venia ocasionalmente y me regalaba fines de semanas maravillosos. Pero no le decía nada.
El día que me fracture fue un día muy difícil. Después de meses de alejarme de mis amigos porque la soledad me estaba consumiendo, decidí salir y me divertí muchísimo. Vi a tantos amigos de antaño, de hecho, muchos de ellos piensan que soy dentista. Ya no me dio pena admitir que no lo era, porque por fin siento que tengo otra oportunidad de demostrarme que soy una chingona.
Pero, bajando unas escaleras en la madrugada me resbale y bueno, ya saben, acabe en la Cruz Roja, que de hecho me lleve yo misma porque mis amigos estaban muy ebrios.
Esa madrugada les hablé a todos los pocos amigos que me quedan en esta ciudad, incluso sabiendo que no estaba aquí le hablé a Pedro. Los busque para que estuvieran conmigo.
Nadie fue, solo mi papá.
Mientras me ponían el yeso, hablaba con Pedro y me dijo “Este será el último mes en el que podré apoyarte con la renta, iré por mis cosas en unas semanas”, estaba realmente decepcionada y enojada con todos. Entonces mi mamá tomo la decisión de secuestrarme y cuidarme.
Lo de mi vivienda lo resolví ese mismo día, una amiga muy querida, de las pocas que me quedan aquí, me había comentado que una conocida suya buscaba una roomie y su casa está a la vuelta de mi oficina, así que hablé con ella y ya esta arreglado todo. De hecho, el contrato de mi departamento se vence el 1° de Mayo, así que todo estuvo terriblemente calculado y sin querer para dejar mi hermoso departamentito.
A los días, me hablo mi mejor amigo preguntándome si sabía algo de Pedro porque había desaparecido. Todos nos asustamos porque estudió para piloto aviador.
Y al igual Infante que un 15 de abril se nos fue, Pedro partió volando un 7 abril para no volver jamás...
Nos enteramos 10 días después.
Lloré todo ese día. Lloré lo que no le había llorado a nadie. Sigo sin poder creerlo, no ha pasado ni un mes desde que se fue. Ni un pendejo mes. Y el amor que le tenía, quedará callado por siempre.
Como mencione antes ya casi no tengo amigos aquí y me he apoyado en mi familia. Pero aun así me siento más sola que nunca. Y el sentimiento de cobardía me carcome. Tal vez, si le hubiera dicho no me hubiera correspondido, pero no importaría porque ¡Le hubiera dicho! Ya no hubiera quedado en mí. Pero él hubiera no existe…
El fin de semana siguiente a la noticia fui con un amigo a mi departamento, pensé que iba a llorar peor que nunca, pero no fue así. Fui a su habitación, lloré un poco y le dije adiós. Sentí una indescriptible paz, fue como una brisita primaveral que se metió en mi pecho y me dijo “Tranquila, pasará”.
Esta semana, el miércoles llego su mamá aquí, a casa de mi mamá. Destrozada. Buscándome para hablar sobre las cosas de su hijo. Confeso que lo pudo identificar y que si era él. Otro golpe de realidad. Me agradeció por haberlo aceptado en mi casa…
Al día siguiente, fuimos con su papá y su hermano a mi departamento por sus cosas. Su papá me cae bien, ya habíamos platicado en varias ocasiones. El señor me dijo: “Gracias por haber cuidado a mi niño. Él siempre me hablaba de ti, te quería mucho” Su papá no se dio cuenta, pero me alivió un poquito el corazón.
Obviamente no voy a malinterpretar las cosas que me dijo el señor, ni pensaré que Pedro me quería de alguna forma que no fuera más que amistad. Se que él no me quiso como yo le quise a él, solo fuimos amigos y con eso me quedo tranquila, porque me compartió un cachito de su vida, cosa que agradeceré por siempre.
Fui a su misa en muletas, fui sola. Estaban sus amigos, estaba sola. Le hable a mi mamá y le pedí que me sacara de ahí. No había nadie con palabras de consolación para mí. No iba a llorar frente a sus amigos, no quería ni tenía porque explicarles que lloraba así porque lo amaba. Hui.
Y ahora, 27 de abril, me encuentro compartiendo esto. Describiendo como la vida y el destino durante años me hizo presente a alguien que terminé amando y que amaré por siempre.
Les pido lo siguiente: Amen.
Y les aconsejo: Sean valientes, no sean como yo. Si sienten amor dejen que esas llamas consuman todo. Nuestra vida es tiempo prestado y no esta hecha para los cobardes.
Por mi parte tengo que aprender de esto, a no ser más un alma tímida. Ya decidí qué si la vida es amable y me vuelve a enamorar, no me acobardaré y lo daré todo…pero eso será en mucho tiempo, porque ahora, queridos amigos, sólo me consume el dolor de perderlo y la tristeza de no haber sido sincera.
Y si leyeron este pequeño cuento de mi vida, gracias. Los quiero infinitamente. No se mueran nunca.
-Sofi Sepúlveda.
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sooffsepulveda · 8 years ago
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Brisita veraniega.
Yo me iba a ir, tan solo llevando una pequeña miradita de reojo hacia atrás, pero me iba a ir.
Y entre los fríos aires otoñales aproximándose, se coló una tenue brisa veraniega. Se coló por bosques y cerros, se coló por ciudades y pueblos, se coló por el boulevard hacia mi habitación. Se coló en mis pensamientos y pareciera que poco a poquito se quiere colar en mi corazón.
Y en serio que me iba a ir, estaba por huir, estaba por volar. Pero esta brisita por si sola logro hacerme volar, me eleva, me llena y me hace respirar. Transforma mi vida en suspiros.
Y es que... ¡Es taaaan bella!
¡Tan tibia!
¡Tan fuerte!
No puedo irme echando miraditas de reojo cuando quiero verla toda, de frente, completa.
Tan bella, tan tibia y tan fuerte.
Y es que ya no necesito irme, ya no quiero huir. Ojalá piense quedarse mucho tiempo, mi bella brisita veraniega.
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sooffsepulveda · 8 years ago
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Tienes la capacidad de volverme arena suave y piedra de rio.
Y sabes perfectamente que tras mi máscara de frialdad hay un volcán latente, que lleva años emergiendo. Que lleva años erupcionado.
Sabes jugar al frío y al calor. Sabes ser tempano y tropical.
Sabes derretir mis glaciares...
Y gozas, te pavoneas con esos poderes que solo el universo te ha otorgado.
Poderes que no debería de otorgar. Poderes que deberías saber apreciar.
Eres mi hoy, mi ayer y desafortunadamente y por mi propia mano, mi futuro. Porque no te dejo ir. Porque no me dejas ir.
¿Porque el universo nos junto? Sólo se burla de los dos... aunque más bien, se burla de mi, porque la verdad es que jamás podrás igualar la manera como yo te quiero a ti.
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sooffsepulveda · 8 years ago
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JAJAJAJA, MI TUMBLR ES SUPER EMO. QUE OSO.
Sofi Sepúlveda
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sooffsepulveda · 8 years ago
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D & A
Algunas veces es débil, tan débil que llega a ser imperceptible.
Otras veces tiene la fuerza de gigantescas olas imposibles de evadir, inmensas, voraces, de esas que destruyen ciudades. De esas que ahogan.
Pero conmigo siempre va, tomando firmemente mi mano, mi fiel compañera que no le importan las jacarandas, ni la lluvia, ni el olor a pasto recién cortado, que no le importan las carcajadas, los amaneceres, ni el sexo.
Y a la muy perra egoísta no le gusta venir sola, llega con su amiga, la que me presento al tabaco, la que dobla y rompe servilletas una y otra y otra vez.
Mis peores mejores amigas.
Y tienen juegos muy peculiares, me hacen creer que hay días perfectos, que puedo ir a la guerra sin armas, desnuda.
Pero regresan…y al hacerlo llegan llenas de energía, fuertes e indestructibles, una se transforma en mi cama y la otra en luces apagadas.
Son inquilinas que se rehúsan a abandonarme, casi como si me amaran.
Y creo que, también las amo. Cada quien ama de manera distinta…
Pero ojala pudiéramos tener un amor de lejos, mandarnos cartas de vez en cuando, solo para recordarnos que juntas hemos crecido, y que hay amistades que deben recordarse, pero jamás frecuentarse.
Últimamente han traido ganas de jugar, y me tienen débil, frágil, totalmente a su merced.
Cada vez es mas difícil no presentarlas en sociedad. Ellas quieren estar ahí, junto a mi, dentro de mi. Pasar desapercibidas y luego hacer una gran entrada.
Las muy perras están jugando a ganar…
Sofi Sepúlveda.
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sooffsepulveda · 8 years ago
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Inked.
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sooffsepulveda · 8 years ago
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Hey ;)
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sooffsepulveda · 8 years ago
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Nicolas Jaar.
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sooffsepulveda · 9 years ago
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New haircut 💅
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sooffsepulveda · 9 years ago
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Me ✌😌✌
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sooffsepulveda · 9 years ago
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Al mirarte se me vuelan mil canciones por todo mi universo.
Sofi Sepúlveda.
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sooffsepulveda · 9 years ago
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Tengo tres suspiros atorados en el alma.
Tengo tres suspiros atorados en el alma:
El primero es por ese que no fue, el segundo es por ese que espero y el tercero aún está buscando su sueño.
1
Trato de no pensar en el que no fue.
Trato de no fijarme al manejar que con tal solo virar una cuadra a la izquierda y dos a la derecha llegaría hasta él.
Trato de no dejar que las dudas ataquen mi calma, llenándome de cuestionamientos incoherentes como ¿que hice mal?
Pero no es más que una torturita entre el “tratar” y el “dejarlo ir”.
Me costo $700 y 1 hora de terapia entender que el del problema era él.
2
Me enternece tanto ese que espero. Se me vuelan mil canciones por mi universo cuando pienso en él.
Es tan dulce, tímido, responsable, exitoso, frágil y fuerte a la vez.
Es oler la fragancia de tu perfume favorito. Es un cálido abrazo en diciembre y un delicioso helado en abril.
Es una incógnita.
Es lo que aún desconozco en la realidad y conozco tanto en lo virtual. Es ese triste compañero de las redes sociales. Es esa pantalla que no te deja ver sus verdaderos defectos.
Es ese que esperas que al conocerse se entiendan. Es el miedo de que yo no le guste a él y el terror de que él no me guste a mi.
Es mi cielito de virtual felicidad, que espero se culmine en una realidad.
3
Me aterra pensar en el último. El “mero, mero”.
¿Acaso llegará en algún momento? ¿Podré ser capaz de mantener eso? ¿Podré dejar mi exigencias y estándares altos? ¿Podré dejar mis prejuicios e inseguridades?¿Realmente le podré amar?
Yo en realidad nunca he amado. Por supuesto que las mariposas han poblado mas allá de mi estómago, pero, ¿amor? No.
Desilusiones si, una tras otra, tras otra, tras otra. Pero algo tan duradero y profundo como amor, jamás.
Tengo miedo de ser incapaz de amar.
Y ahi está, el suspiro perdiéndose en quimeras, el que me acecha en cada esquina, el que yo acecho, impaciente.
El suspiro de los sueños, ese que me vuelve cobarde y valiente todos los días.
Sofi Sepúlveda.
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sooffsepulveda · 9 years ago
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¿De que hablamos cuando hablamos de amor?
Fragmento del libro "¿De que hablamos cuando hablamos de amor?
"Podía escuchar mi corazón latiendo. Podía escuchar el corazón de todos. Sentados allí, podía escuchar el sonido humano.
Ninguno de nosotros se movía, ni siquiera cuando el cuarto oscureció.
Y creo que escribir eso, es escuchar el latir del corazón.
Y cuando lo escuchamos nos corresponde a nosotros descifrarlo.”
-Raymond Carver.
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sooffsepulveda · 9 years ago
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Ex.
Llevo un aproximado de 5mn indagando en como comenzar este escrito, supongo que esta fue la mejor manera que mi cerebro encontró. Y quería decirte algunas cosas, empezando con un: LO SIENTO TANTO. Lo siento por haberte lastimado. Se que ha pasado mucho tiempo y también se que he intentado de mil maneras justificarme, explicarme y dar razón a mis acciones pasadas, pero eso ya esta de más. Solo quedó en mi un profundo y melancólico recuerdo de esos días. Lo siento tanto, porque recibiste lo peor de mi, cuando merecías lo mejor. Tengo la esperanza de que ahora seas verdaderamente feliz. Y quiero que sepas, que no estoy buscando nada de ti, ni que tu vida tenga algún cambio gracias a esto que te escribo. Solo quiero que estés enterado del gran sentimiento de arrepentimiento que tengo por haberte tratado de la manera en que lo hice. Lo siento, con toda el alma. Se feliz, sigue siendo feliz, sigue siendo tan genial como siempre lo has sido, a tu manera. Fue un gusto tan enorme tenerte por momentos en mi vida, y fue un disgusto aún mayor haberlo arruinado todo. Te reitero, no busco nada, sólo que sepas, que "la cague", en todos los sentidos. Y por primera vez en mi vida, te he podido entender un poquito. Y espero que nadie, NADIE te vuelva a hacer lo mismo que yo. Perdón también por hacerte perder tu tiempo leyendo esto. Perdón por tardar tanto para encontrar una disculpa sincera. Perdón por disgustar tu vida. No cambies jamás. Sofi Sepulveda Villicaña.
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sooffsepulveda · 9 years ago
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Estrella fugaz.
Hay algo que odio más que los amores eternos y tortuosos: Los amores fugaces.
Porque te encandilan con una luz esperanzadora y cálida.
Porque que te hacen sentir que no todo está tan mal, que eso que sufriste tanto en el pasado se puede cobijar con abrazos y besos encantadoramente nuevos.
Esos con calidad de estrella fugaz, que llegan tan rápido como se van.
Realmente los odios, porque no sabes que pasó, no sabes porque de la nada ya no hubo besos, abrazos ni mundos nuevos.
Los odio con cada fibra de mi ser.
Tienen la facultad de derribar con luz propia esos muros de protección que tardaste tantas tardes llorando en construir, y te dejan cegada por su incandescencia, te abandonan en la oscuridad fría y triste de la incertidumbre.
Dos maravillosos meses de un mundo nuevo que estabas dispuesta a descubrir.
Dos maravillosos meses de emoción y adrenalina que llevabas lo que parecían décadas sin disfrutar.
Dos maravillosos meses que ahora quisieras borrar.
Y tengo la esperanza de que esos amores fugaces tengan algún propósito, algún motivo, alguna enseñanza que Dios o el universo me quieran dejar.
Estoy exhausta de esta vida llena de estrellas fugaces.
Sofi Sepúlveda.
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