psicjordicuellar

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Ya no vale la pena insistirle a quienes no demuestran que quieren tenerte en sus vidas. Aferrarse a lo que claramente no tiene futuro solo desgasta. Se aprende que no se merece mendigar cariño ni atención. No tiene sentido seguir buscando a quien no quiere salir, a quien ni siquiera se toma el tiempo de mandar un mensaje. Quien quiera estar, que lo demuestre con hechos, no con palabras vacías. Porque ya no se trata de rogar por un lugar donde no se es valorado.

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No sé en qué momento se volvió tan normal que la gente desaparezca sin decir nada. Que te hablen bonito, que parezca que les importas, que te digan cosas que incluso te hacen sentir especial… y después simplemente se vayan. Como si nada. Como si tú no sintieras. Como si no merecieras ni una explicación.

Ghostear no está bien. Decir algo y luego no volver a aparecer, tampoco. No se trata de obligar a nadie a quedarse, pero sí de tener la madurez de cerrar las cosas con respeto. Porque cuando alguien se va sin decir nada, deja al otro con dudas, con ideas revueltas, con un nudo en el pecho que no sabe cómo desatar.

Las palabras no son juego. Si vas a decir algo, que sea desde la verdad. Y si ya no quieres estar, dilo. Pero no uses el silencio como salida fácil. No desaparezcas como si el otro no valiera. Porque al final, lo que duele no es que alguien se aleje… lo que duele es la forma en la que lo hacen.

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Créditos: a quien se lo merezca.

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Si una persona evita sus propias emociones, ¿Qué te hace pensar que tendrá responsabilidad afectiva con las tuyas?

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Hay personas que no se atreven a acercarse con claridad, pero están siempre al pendiente, escondidas detrás de gestos aparentemente inocentes. Te buscan, preguntan por ti, se interesan en lo que haces… pero no porque realmente les importes, sino porque tienen un propósito: sembrar la duda, desestabilizar, generar caos.

Son esas personas que no se alegran por tu felicidad. Que no soportan verte bien con alguien más. Y entonces, cuando tú empiezas a notar que hay movimientos raros, cuando intentas saber quién está detrás de todo, cuando haces preguntas o te acercas con sinceridad… ellos no dan la cara. En lugar de eso, corren con tu pareja. Le cuentan su versión, una distorsionada, cargada de intención, diseñada para hacer daño.

Lo peor es que, muchas veces, logran su objetivo. La relación se tensa, las discusiones aumentan, la confianza se tambalea. Y sin que tú hayas hecho nada malo, el amor que costó tanto construir empieza a romperse desde dentro.

Y ahí están ellos. Tranquilos, satisfechos. Porque aunque no te lo digan, aunque se escondan tras máscaras de “preocupación” o “cuidado”, en el fondo, lo único que querían era eso: ver la relación fracasar.

Lo más triste es que a veces ganan.

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Qué confuso puede ser el amor.

Un día te dicen que jamás te van a dejar, que está profundamente enamorada de ti, que te quiere para siempre. Te promete una vida juntos, una familia, momentos felices, y un "nosotros" que parecía inquebrantable.

Y tú le crees. Porque lo sientes. Porque todo parece sincero. Porque sus palabras te abrigan y te hacen imaginar un futuro real.

Pero de repente, todo cambia. Sin razón clara, sin aviso, te dejan. Te apartan como si nada de lo dicho hubiera tenido peso, como si aquellas promesas fueran palabras al viento.

Y entonces te preguntas si todo fue mentira, si de verdad sintieron lo que decían, si en algún momento fue real. Te duele, no solo la pérdida, sino la traición a lo que parecía tan cierto.

Duele sentir que te arrancaron un pedazo de vida que apenas comenzabas a construir.

Lo más duro no es que se hayan ido…

Es que lo hicieron después de jurarte que nunca lo harían.

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Las relaciones son un trabajo duro y eso es algo para lo que nadie te prepara. Dos personas son dos mundos diferentes y tratar de conectarlos requiere tiempo, interés, madurez, inteligencia y bastante amor, así como paciencia.

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Algún día estaré contigo, con el amor de mi vida.

Y espero que ese día no tarde mucho en llegar, porque cada momento sin ti se siente más largo que el anterior. Te espero con paciencia, sí, pero también con el corazón lleno de anhelos.

Quiero verte volver, quiero abrazarte y no soltarte más. Quiero que por fin empecemos nuestra vida juntos, sin pausas ni despedidas, sin distancias que nos separen.

Hay tantos sueños que construimos en palabras, y quiero verlos tomar forma a tu lado. Un hogar, risas compartidas, noches de calma, metas cumplidas, aventuras inesperadas… todo eso contigo.

No sé cuándo será, pero sé que llegará. Y cuando pase, todo habrá valido la pena.

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Sí, los hombres también merecemos que nos llenen de detalles. Merecemos regalos, sorpresas, palabras bonitas y gestos sinceros. No solo estamos para dar, proteger o resolver. También nos gusta recibir, sentirnos valorados y especiales.

Queremos que nos pregunten cómo estuvo nuestro día, que nos abracen fuerte, que nos hagan sentir importantes. Que nos preparen una sorpresa, nos regalen algo que les recordó a nosotros o simplemente tengan un gesto atento sin que sea una fecha especial.

No se trata de orgullo ni de ego. Se trata de equilibrio, de que el cariño sea mutuo, de que también se note que les nacemos, que les importamos. Porque sí, los hombres también merecemos que sean detallistas, atentas y amorosas con nosotros.

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Desde el 2023, mi corazón le pertenece a la misma persona. Cuando nos conocimos, la vida nos jugó en contra y no pudimos estar juntos. Pero el tiempo nos dio otra oportunidad, aunque esta vez con kilómetros de por medio. Ahora tenemos una relación a distancia: ella está en Estados Unidos y yo aquí, sin una fecha clara para vernos, porque está decidiendo quedarse allá, y mis posibilidades de ir son mínimas.

A pesar de todo, seguimos soñando juntos. Hemos hablado de casarnos, de formar una familia, de construir una vida juntos. Me ha dicho que espere cinco años para estar juntos, pero cinco años se sienten como una eternidad. Si ella decidiera regresar, en esos cinco años que tendríamos que esperar podríamos construir tantas cosas juntos, crecer de la mano, aprovechar el tiempo en lugar de verlo pasar desde lejos.

Yo daría lo que fuera porque ella decidiera venir, para darle todo lo que merece, para que nunca le falte nada. Porque mi amor por ella sigue intacto desde aquel primer día, y lo único que deseo es que el destino, de alguna forma, nos termine uniendo sin fronteras de por medio.

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A veces, el corazón sabe dónde realmente pertenece, y no siempre es donde estamos ahora. Aquí, contigo, todo sería más fácil, más bonito y más nuestro. Juntos podríamos construir algo increíble, sin la distancia de por medio.

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Si en lo realmente importante no sabemos ser y estar, ningún lazo será sincero y se romperá, más tarde que temprano o viceversa. Muchos o la mayoría de nosotros queremos personas que nos acepten como somos, que nos ayuden a crecer, que nos apoyen, que nos respeten. Pero la verdadera pregunta es: ¿Qué estamos dando nosotros a cambio? y esa es la cuestión, si buscas una reina, la reina quiere un rey y el rey quiere una reina, y lo mismo en todo tipo de relaciones mujer-mujer, hombre-hombre.

Por eso es ¿Qué estamos dispuestos a mejorar en calidad de vida y persona si queremos algo de calidad de vida y de persona? Y más que en hábitos me refiero a como tratamos a los demás, como cuidamos sus inseguridades, sus miedos y su compañía, por que le amamos.

El amor siempre es más profundo de lo que se piensa o de lo que se cree, por eso muchas relaciones no funcionan o al primer: No me gusta esto de ti, no me gustan ciertos hábitos de ti, no me gusta tal reacción que tienes antes ciertas cosas o cierta cosa, no eres muy responsable y me gustaría que fueras más responsable, que te cuides, que veas por ti, etc. nos parece aterrador y se huye al primer comentario de esa índole y claramente estar en una relación de pareja, amistad o lo que sea es justamente eso, alguien que influye, te motiva, te acepta pero también no te aplaude todo con tal de quedar bien contigo, te dice, te hace cuestionar tus comportamientos, actitudes, hábitos y todo para que avances, no para que retrocedas (ojo ahí) solo para adelante. Y está bien por que no es "aceptame así" o "yo así soy y si te gusta", no, la realidad es que si quieres un compromiso, una relación fuerte, larga, duradera o incluso un para siempre, los cambios, los compromisos, el trabajo personal y laboral es la verdadera construcción. O si no mejor se sigue disfrutando de la soltería. Por eso muy pocas relaciones duran mucho por qué es un trabajo y una construcción diaria de ambas partes y requiere compromiso absoluto, y todos quieren una persona que se comprometa de verdad pero... ¿Tu que estas dispuesto a hacer por la relación que deseas?

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“Creo que es justo admitir que el amor es frágil, y por eso necesita que dos personas lo cuiden, por eso las relaciones requieren de compromiso, de saber escuchar, de aprender a llevarse bien, de aprender a resolver los problemas, de aprender que se debe lastimar al otro lo menos que se pueda. Y te digo lo último porque las peleas son inevitables, los malos momentos son inevitables, las crisis son inevitables, y por eso el amor requiere que en esos momentos no olviden hacia donde van, no olviden los planes, no olviden las sonrisas y cada uno de los pequeños momentos que se han dedicado. Tal vez el secreto es encontrar una persona que sepa que el amor es como un barquito en medio del mar, y que va a haber días soleados y también tormentas, que van a tener que repararlo un millón de veces y preguntarse un millón más si están en el barco correcto. Por eso el amor es encontrar alguien que quiera compartir ese viaje a donde quiera que vaya, como quiera que sea y que la respuesta a cualquier duda siempre sea «vamos a salir de esta»”.

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A lo largo del tiempo, se ha esperado que los hombres sean proveedores, protectores y figuras de fortaleza inquebrantable. En ese proceso, muchas veces se olvida que ellos también necesitan ser cuidados, comprendidos y felices. No basta con permitir que hablen de sus emociones; también es fundamental asegurarnos de que se sientan valorados, amados y apoyados en su bienestar emocional.

La salud mental masculina no solo se trata de evitar el sufrimiento, sino también de fomentar su felicidad. Es importante recordar que ellos también merecen recibir el mismo esfuerzo, amor y dedicación que muchas veces se espera que brinden. Así como se les exige estar presentes para los demás, también es justo que sientan que hay personas dispuestas a darlo todo por ellos, a escucharlos sin minimizar sus emociones y a validar sus necesidades sin convertirlas en motivo de conflicto.

Cuidar de los hombres no significa restar importancia a los demás, sino reconocer que su bienestar también es una prioridad. Merecen sentirse apoyados, comprendidos y felices, no solo por lo que hacen, sino por quienes son. La verdadera igualdad emocional radica en brindarles el mismo amor y compromiso que ellos han aprendido a ofrecer.

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En una relación, siempre habrá momentos en los que nos enfrentemos a cosas nuevas, situaciones que no hemos experimentado antes o acciones que no estamos acostumbrados a hacer. Sin embargo, el amor también se demuestra en esos pequeños esfuerzos por salir de nuestra zona de confort, por hacer algo especial por la persona que amamos.

No se trata de cambiar nuestra esencia, sino de estar dispuestos a intentar, a sorprender, a aprender y a demostrar con hechos lo importante que es nuestra pareja. A veces, será probar una nueva actividad juntos, expresar sentimientos de una manera diferente o simplemente estar ahí cuando más se necesita. Cada primer paso que damos en nombre del amor fortalece la relación y hace que el otro se sienta querido, valorado y especial.

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En muchas relaciones, las emociones y sentimientos de los hombres suelen ser ignorados o minimizados. Existe una tendencia a priorizar las necesidades emocionales de la mujer, dejando de lado la salud mental masculina. A menudo, se espera que los hombres sean fuertes, que no expresen su vulnerabilidad y que asuman el papel de soporte emocional sin recibir el mismo nivel de comprensión a cambio.

Este desequilibrio puede generar frustración, aislamiento y un impacto significativo en el bienestar psicológico de los hombres. La salud mental no debería tener género; es fundamental reconocer que todos, independientemente de su sexo, necesitan ser escuchados, validados y apoyados en sus emociones. Construir relaciones más equitativas implica romper con estos estereotipos y dar el mismo valor a los sentimientos de ambos.

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Si eres de las personas que en una relación dice "yo soy así" "yo no hago eso", dejame decirte que eres una persona egoísta. Nada te cuesta esforzarte por hacer algo que a tu pareja la hará sentir bien, por ser mejor persona y dar más de lo que acostumbras a dar. Todos tenemos heridas y miedo, pero hacer algo diferente por tu pareja y esforzarte en hacer cosas que no haces, vale muchísimo.